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¿Qué es un masoquista?

Se llama masoquista a quien practica el masoquismo, es decir, la práctica de


infringirse a voluntad dolor (físico o emocional) por propia mano o
por mano de otros, obteniendo de ello placer o goce de algún tipo, en especial
de índole sexual. Puede emplearse junto al término “Sado” (de sádico), es
decir, sadomasoquista, cuando también se obtiene placer del dolor infringido y
no sólo del padecido.

La palabra masoquista proviene del apellido de Leopold von Sacher-


Masoch (1836-1895), escritor austríaco cuyas novelas, especialmente Venus
de las pieles (1870), generaron escándalo en la sociedad de la época al
representar a personajes adictos al dolor físico y al sufrimiento emocional, la
humillación o la opresión, por parte de sus consortes femeninas. La primera vez
que se usó este término con este significado fue en el ensayo La psicopatía
sexual (1886) del psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing.

En líneas generales, las personas masoquistas disfrutan sexualmente del


dolor o la dominación a la que otros puedan someterlos. De otro modo, su
experiencia sexual es incompleta o insatisfactoria. Esto a menudo implica
situaciones de sometimiento físico y/o emocional, como ataduras, maltrato
físico, amordazamiento, inmovilización o simplemente relaciones sexuales
agresivas.

Por ello la pareja ideal de un masoquista suele serlo una persona con
tendencias sádicas, ya que uno disfruta del dolor recibido y el otro del dolor que
ocasiona. A este tipo de parejas o de relaciones se las suele denominar sado-
maso o bondage, y en sus encuentros es usual el empleo de juguetes sexuales
como cadenas, látigos, sogas, velas, etc.

El orgasmo, finalmente, suele entregarse al sometido como recompensa, tras


haber soportado el castigo. En algunos casos, los miembros de este tipo de
vínculo sexual intercambian sus posiciones, lo que es conocido en el argot
sadomasoquista como switch.

El masoquismo en la cultura
El masoquismo ha existido desde tiempos antiguos, como parece indicar la
presencia de representaciones de escenas de flagelaciones en el ámbito sexual
en la Antigua Grecia y en el período Etrusco italiano. Algunas de ellas parecían
dedicadas a dioses específicos (Artemisa, por ejemplo). A menudo dichas
representaciones iban de la mano del sadismo, como es el caso de la obra del
Marqués de Sade, escritor francés de cuyo nombre proviene justamente dicho
término.
La lógica del masoquismo ha sido ampliamente estudiada por las diversas
escuelas del psicoanálisis, las cuales han dado con diversas explicaciones y
tratamientos posibles para ello, pero con el paso del tiempo la sociedad se ha
vuelto más tolerante hacia este tipo de parafilias sexuales,
desincorporándolas del compendio de enfermedades psicológicas o trastornos
que ameritan atención urgente.

Los encuentros masoquistas en la actualidad son relativamente aceptados por


la opinión pública. Suelen variar en intensidad, sentido y narrativa
específica, a menudo reproduciendo situaciones traumáticas de la infancia o
la adolescencia, brindándole al sujeto sometido la oportunidad de purgar
culpas, de ceder el control o simplemente de revivir situaciones de opresión que
le resultaron secretamente placenteras. Sin embargo, cada caso específico
obedece a razones y a una lógica particular. Uno de los masoquistas más
conocidos de la historia fue Lawrence de Arabia, un famoso militar, aventurero
y arqueólogo inglés.

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