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Sexo anal

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Vaso griego del 510 a. C.

El sexo anal es una práctica sexual consistente en la introducción del pene (o de un juguete
sexual en el caso de la masturbación anal) en el ano o el recto de la pareja. Otros términos
sinónimos son «sodomía», «coito anal» y «pedicación». Además de en los seres humanos, se
conoce la existencia de esta práctica entre primates y otros mamíferos.1

Muchas personas encuentran placentero el sexo anal, y algunas pueden alcanzar el orgasmo
mediante la estimulación a través del ano del punto G y del clítoris en las mujeres, así como
mediante la estimulación de la próstata en los hombres.2345 Sin embargo, muchas personas lo
consideran doloroso, en ocasiones de forma extrema,67 lo que en algunos casos puede ser de
origen psicosomático.7

Es posible también que una mujer penetre analmente a un hombre o a otra mujer por medio
de una prótesis, que comúnmente va sujeta a su pubis por medio de un arnés. Esta variante
del sexo anal recibe el nombre de pegging. En un enfoque ampliado la sexualidad anal abarca
diversas formas de estimulación, desde la masturbación anal con los dedos al sexo oral-anal,
conocido también como anilingus.[cita requerida]

Índice

1 El sexo anal en la historia

1.1 Prevalencia

2 Sexo anal en la cultura

2.1 Sexo anal en la literatura

2.2 Sexo anal en el cine

3 Términos relacionados

4 El deseo de sexo anal y su estímulo

5 Sexo anal seguro e higiene

5.1 Riesgos del sexo anal

5.2 Higiene

5.2.1 Lubricación

5.2.2 Relajación del músculo del ano y dilatación del esfínter


6 Práctica

6.1 Práctica de la penetración anal

6.1.1 Placer en la fase de penetración

6.2 Masturbación anal

7 Posturas más frecuentes para la práctica del sexo anal

7.1 Back swinging

7.2 Postura del perrito o coito a tergo

7.3 Coito anal con la persona penetrada sentada encima del pene de su pareja

7.4 Con las dos personas tumbadas de costado

8 Otras prácticas relacionadas

9 Referencias

9.1 Bibliografía

9.2 Enlaces externos

El sexo anal en la historia

Hombre y joven (1750), obra de Suzuki Harunobu. Se encuentra en el museo Victoria and
Albert (Londres).

Hace el amor a un niño y toma del brazo a otro, pintura sobre seda; China, mediados del siglo
XIX.

«El emperador Adriano y su amante Antínoo en Egipto». Se trata de la plancha VII de las
ilustraciones (1907) realizadas por el pintor francés Édouard-Henri Avril (1848-1928) para la
obra Sobre las figuras de Venus (1824).

En la antigua Grecia, la superioridad masculina se trasladaba asimismo a la práctica sexual,


tomando el hombre a la mujer por detrás, teniendo esta que adoptar una posición sumisa. Su
práctica era tan extendida que incluso ha llegado hasta nuestros días con el nombre de
«griego»,[cita requerida] haciendo referencia directa al sexo anal, aunque en el coito a tergo
puede ser tanto anal como vaginal en el caso de las parejas heterosexuales.

Aunque en Roma no estaba permitido —ni por consiguiente bien visto— que un ciudadano
romano mantuviera sexo anal (poedicare) con otro ciudadano romano, no había ningún
impedimento si lo hacía con un esclavo o esclava. Horacio (65-8 a. C.), poeta lírico y maestro
de la sátira, se hace eco de esta situación tan ubicua:
Cuando la entrepierna azuza y tienes a mano un esclavo y una esclava, ¿sobre quién saltas
enseguida? ¿No preferirás que se te reviente, no? ―Por supuesto que no. Me gusta el sexo
fácil y asequible.

Sátiras 1.2.114-9

El sexo anal ha sido considerado tabú en muchos países occidentales desde la Edad Media
cuando se rumoraba que miembros varones de movimientos heréticos lo practicaban entre
ellos.

Durante la Edad Media, la mayoría de los clérigos cristianos no eran del todo célibes, pero las
órdenes más elevadas de algunos credos heréticos sí, lo que generaba el rumor de su atracción
hacia miembros de su mismo sexo. Algunos retablos y drolleries medievales en madera
retratan a personas realizando anilinguo con un demonio mitad cabra, mitad hombre.

Esta práctica ha sido condenada en los últimos dos mil años por la mayoría de las religiones:
tanto por ser infértil (es una de las prácticas naturales más típicas para el control de la
natalidad, en cuanto coito sustitutivo del vaginal), como por conllevar serios riesgos higiénicos.
Aún en 2007 la pedicación se considera delito en ciertos estados de Estados Unidos de
América, incluso dentro de matrimonios legalmente constituidos.

La persistencia del tabú a lo largo de los siglos ha difundido la idea de que el coito anal sería
«antinatural», frente al coito vaginal. Sin embargo, hay que considerar que en el proceso
evolutivo la vagina es un conducto de muy reciente aparición, y que en la etapa en que se
desarrollaron los reptiles el conducto receptor del semen fue la cloaca, por lo que ambas
prácticas sexuales se dan en la naturaleza, y en realidad el sexo anal se viene dando desde
muchos millones de años atrás. Hay que considerar también que la sexualidad humana tiene
fines más amplios que el meramente reproductivo, y en este sentido, en tanto que esta
práctica también puede considerarse un juego sexual, tiene también pleno sentido biológico.

Prevalencia

Actualmente, el sexo anal está considerado una de las prácticas sexuales más extendidas en
parejas homosexuales y también heterosexuales. Diversos estudios revelan que, hoy en día,
mujeres y hombres confiesan disfrutar del sexo anal. Aproximadamente el 40 % de las parejas
heterosexuales lo han intentado al menos una vez y, según atendamos a unos u otros estudios,
entre el 10 y el 20 % de las parejas lo practican con regularidad. Incluso en algunos países de
Latinoamérica la práctica es realizada por el 20 % de las mujeres y el 24 % de los hombres,
siendo la práctica más común tras el sexo vaginal y el oral.8

Sexo anal en la cultura

Sexo anal en la literatura


Además del Marqués de Sade, muchos autores como Bocaccio, Chaucer, Petronio o Rabelais
han descrito este tipo de prácticas en sus obras. Entre los autores del siglo XX que han
introducido escenas de sexo anal en sus escritos, se encuentran Guillaume Apollinaire y Pierre
Louys. En idioma español, Eso no de Marcelo Birmajer es una colección de relatos centrados
todos en el sexo anal, fundamentalmente heterosexual.

Sexo anal en el cine

Se considera que el primer coito anal del cine convencional lo protagonizó Gunnel Lindblöm,
quien mostró que era posible practicar el coito en otro lugar que no fuera la alcoba con la luz
apagada y por otra vía que no fuera la vagina. El coito anal filmado en la película El silencio
(1963) de Ingmar Bergman se lleva a cabo en las butacas de un cine semivacío.

También se podría indicar Querelle de Rainer Werner Fassbinder (1982).

Otros títulos en los que se practica el sexo anal son:

El último tango en París (la famosa escena de la mantequilla entre Marlon Brando y Maria
Schneider);

En cuanto al cine porno, las escenas que contienen sexo anal se han vuelto omnipresentes, al
ser una práctica muy demandada. En dichas escenas es común que, en ocasiones, las nalgas y
el ano de la persona penetrada estén afeitados o depilados, así como los testículos y el pubis
de la persona que penetra, para una mejor visualización de la penetración. El director y actor
francés Pierre Woodman siempre incluye en sus vídeos el sexo anal.

Términos relacionados

El carácter tabú de esta práctica ha provocado que aparezcan palabras alternativas, con
distintas utilidades, para identificar y, en su caso despreciar, su realización por parte de
homosexuales. Tal es el caso de la palabra «sodomizar», usada para suavizar el significado
griego o, por el contrario, para remarcar peyorativamente el hecho, al tratarse de una rotura
de tabú.

El origen del término «sodomía» proviene de Sodoma, ciudad de Canaán que —según el
capítulo 19 del libro del Génesis, en la Biblia— el Dios Yahveh destruyó por medio de una lluvia
de fuego para castigarla por el pecado (a pesar de que el vulgo cree que fue la práctica de la
homosexualidad -la misma que quisieron realizar a la fuerza con unos visitantes, que a la
postre resultaron ser ángeles enviados por Yahvé, que fueron a avisar a Lot del inminente
cataclismo). De su gentilicio «sodomita» surge la palabra ,ahora sinónima, de homosexual.
En la Italia de finales del Renacimiento, al pintor Giovanni Antonio Bazzi lo llamaban «Il
Sodoma» («el sodomita» u homosexual).

El término bujarrón (utilizado solo en España) y los términos lunfardos «bufarrón» y «bufa»
(empleados en Uruguay y Argentina) se originan en la Europa medieval como un insulto
utilizado para describir las supuestas prácticas homosexuales de los herejes de la secta
neomaniquea de los bogomilos búlgaros.[cita requerida]

El deseo de sexo anal y su estímulo

Con independencia de la llamada al deseo que puede originar el poder romper un tabú, existen
razones antropológicas por las que la visión de un trasero provoca deseo sexual.

Ernst Gräfenberg, el investigador alemán que descubrió el punto G y le da nombre, creía que la
postura ideal para estimular esa zona -y obtener la máxima excitación- era la penetración por
detrás, como lo hacen todos los cuadrúpedos. Muchos estudiosos siguieron considerando que
la postura cara a cara era exclusivamente humana y por lo tanto «antinatural», pero las
últimas investigaciones con bonobos nos han revelado que ellos también practican la
penetración cara a cara y que las hembras tienen asimismo el clítoris fuera de la vagina.

El comportamiento sexual de los bonobos, que practican besos con lengua, penetración por
delante y por detrás, felaciones, cunnilingus, frotamientos, masturbación y tocamientos
diversos (y todo esto indistintamente del sexo del otro bonobo, es decir, ya sea entre machos,
entre hembras, a solas, acompañado/-a o en grupo) revelaría que la naturaleza de estas
prácticas podría no estar ligada a la cultura, sino a la naturaleza de la especie.

Con independencia de que se produzca la penetración, la visión de un ano, su caricia y sobre


todo el contacto del pene con uno puede provocar fácilmente la erección. Los glúteos
humanos son de hecho proporcionalmente más grandes que los de otros primates. En parte
por el bipedismo pero, según algunos estudiosos, también para fomentar la atracción sexual.

Puesto que el valor evolutivo del sexo es fundamentalmente reproductivo, eso explicaría el
relativo mayor tamaño de las nalgas femeninas. La utilidad social del sexo —al igual que ocurre
en los bonobos— explicaría el deseo de penetrar a individuos del mismo sexo.

Asimismo, los glúteos son muy sensibles y, si la experiencia de las caricias estimula el deseo
sexual, en algunas posturas de práctica del coito lógicamente también se produce un contacto
rítmico con los glúteos, lo que es un fuerte estímulo sexual para ambas partes.
En cuanto a cuál es la morfología de los glúteos que se considera más deseable, esta ha
variado con la cultura: en algunas épocas se preferían prominentes y en la actualidad se valora
que sean visibles, pero a la vez firmes y armoniosos.

Sexo anal seguro e higiene

Riesgos del sexo anal

La mucosa rectal es frágil y sensible a las infecciones por virus y bacterias. La mucosa absorbe
las sustancias depositadas en el recto, fenómeno aprovechado para la administración de
medicamentos, como es el caso de los supositorios. Esta capacidad de absorción puede
aumentarse involuntariamente mediante una penetración brutal, que puede provocar
pequeñas microheridas y ocasionar hasta hemorragias. Por tanto, es un terreno propicio para
la propagación de infecciones de transmisión sexual (ITS, antes llamadas "enfermedades de
transmisión sexual" o ETS), ya sean virales como el VIH (virus de inmunodeficiencia humano),
el papiloma humano (VPH), todos los tipos de hepatitis (a excepción de la hepatitis A) los
herpes genitales y otras también famosas pero de causa bacteriana como la gonorrea, la sífilis
y otras, incluso en el caso de que no haya eyaculación.

Por otro lado puede producirse un prolapso rectal si no se toman las medidas necesarias de
seguridad.9

Higiene

En consecuencia siempre se aconseja la práctica del sexo anal utilizando un condón (la
pedicación sin condón es también muy arriesgada para el amante «activo»).

Si la práctica de la pedicación o sexo anal se efectúa sin condón, en todo caso es —aunque
parezca obvio— imprescindible el máximo nivel de higiene del ano y del recto, así como del
pene en el momento de la penetración.

La higiene es importante para una buena salud del ano y para la práctica del sexo anal y aún
más si se efectúa sin condón.

El cuidado normal facilita que exista una hidratación natural que permite que la piel que le
rodea esté suave y elástica.

Lubricación

Contrariamente a la vulva y la vagina, el ano y el recto no segregan lubricación natural que


facilite la relación sexual. Estos músculos normalmente tienen una elasticidad que les permite
dilatarse naturalmente. Aun así, por esto puede haber desgarros y fisuras anales lo cual puede
requerir una nueva lubricación.

Por este motivo, cuando se practica sexo anal, suele usarse algún lubricante para facilitar la
penetración. En cuanto a los lubricantes naturales, son muy frecuentes el uso de la saliva o
bien practicar la penetración anal después de la vaginal. Pero, como ambos líquidos se
evaporan rápidamente, la penetración tendría que ser inmediata. Aun así, no suelen ofrecer
gran garantía.

La aplicación del lubricante debe conllevar su morbo y su parte de excitación sensorial.101112

Relajación del músculo del ano y dilatación del esfínter

Como normalmente el músculo del ano (esfínter anal) se encuentra cerrado, el sexo anal
podría ser doloroso si previamente no se tiene la precaución de distender este músculo.

Práctica

Práctica de la penetración anal

Placer en la fase de penetración

Ilustración de los Sonetos de Pietro Aretino debida al artista Édouard-Henri Avril.

En el caso de que se practique el coito anal o pedicación con una mujer, ésta obtiene en gran
medida su placer al ser estimulado el útero, el cual frecuentemente es poco estimulado en el
coito vaginal.[cita requerida] El hombre lo obtiene a través de la estimulación de su próstata.

La penetración anal exige generalmente la elección de un ángulo apropiado, pues el ano es


más apretado y menos flexible que la vagina.

Usualmente la persona penetrada complementa el coito anal con la masturbación, lo que


contribuye a una multiplicación del placer y a relajarle la musculatura anal, con la consecuente
facilitación y mejoramiento de la penetración anal. En el momento en el que la pareja «pasiva»
(la persona penetrada) logra el orgasmo, contrae fuertemente la musculatura anal,
provocando una fuerte presión sobre la pareja «activa», lo que le facilita a esta el orgasmo.

El placer procurado por el coito anal no solo deriva de las sensaciones físicas, sino también de
las subjetivas («romper un tabú», por ejemplo) y, según el psicoanálisis, también de una
reminiscencia de la fase o estado anal.
Sin embargo, tanto la mujer como el hombre a menudo se encuentran desde la infancia
condicionados para considerar como «negativo» el coito anal, de modo que un intento
compulsivo de llevarlos a un coito anal puede ser percibido como una especie de violación.
También se debe a los riesgos de debilitamiento o rotura de la musculatura perianal o de las
paredes del recto. De esto se entiende que tanto el coito anal como cualquier tipo de relación
sexual se llevará a cabo previo acuerdo con la pareja, con la mayor comunicación posible.

Resultados de la investigación en el estudio sobre sexo heterosexual anal, [8/2010 (n=214)]


participantes femeninos indicaron que estímulacion a múltiples zonas erógenas
simultáneamente (el clítoris, el punto G, el ano, y otras zonas erógenas) permitió a la mujer
disfrutar penetración anal con menos molestia comparado a la penetración anal solamente.
"Mujeres que tuvieron orgasmos durante sexo anal reportaron que un orgasmo durante sexo
anal fue una experiencia de cuerpo completo que un orgasmo clitoral".13

Masturbación anal

La masturbación anal es la estimulación manual o mediante objetos en el área del ano. Los
métodos más comunes para la masturbación anal incluyen la inserción de uno o más dedos,
algún tipo de juguete sexual e incluso elementos no específicos. De todos ellos, el sistema más
común suele ser el uso de los dedos. Algunas personas disfrutan la sensación de un dedo -
propio o de su pareja- insinuado en el orificio anal y rotado suavemente.

Las técnicas más comunes incluyen tocar el orificio anal mientras se masturban o manipulan
los genitales propios o de la pareja; o estimular el ano de su pareja durante el coito, o el
método oral-genital. Es decir la masturbación anal suele ir acompañada de estimulación
genital, con el propósito de aumentar la excitación e incluso provocar el orgasmo.

Aunque es menos frecuente, la misma estimulación múltiple se puede obtener en sexo en


grupo mediante la ayuda de una tercera persona, comúnmente mediante el uso de uno o dos
dedos en el ano del hombre o la mujer mientras se practica la penetración, o bien mediante
sexo oral e incluso con la práctica de una doble penetración vagino-anal.

La masturbación anal puede aplicarse en hombres y mujeres de cualquier orientación sexual,


ya que el ano contiene numerosas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas. Estas
terminaciones nerviosas siguen en gran medida la misma vía anatómica que las del clítoris. En
los hombres, la masturbación anal es especialmente placentera, ya que delante del recto se
encuentra la próstata, que también contiene terminaciones nerviosas. Existen, además, en el
mercado algunos juguetes sexuales cuyo objetivo es la estimulación de la próstata. En las
mujeres, la inserción de un objeto en el ano puede estimular directamente la vagina. La
estimulación anal puede, tanto en hombres como en mujeres, intensificar notoriamente el
orgasmo.
El uso de enemas, por razones de higiene, suele ser el paso previo a la masturbación anal, pero
también puede ser una forma de masturbación en sí misma: es lo que se conoce como
clismafilia. Sin embargo, se debe tener en cuenta que el abuso de enemas puede llevar con
frecuencia a una dependencia física para el correcto funcionamiento del intestino.

Posturas más frecuentes para la práctica del sexo anal

Así como la lubricación y la relajación del esfínter son esenciales para iniciar un buen sexo anal,
es conveniente elegir una postura apropiada. Es importante que la persona penetrada elija la
postura que pueda facilitar una penetración más suave. Existen multitud de posturas.
Señalamos a continuación algunas de las más frecuentes.

Back swinging

El back swinging (lit. «zarandeo de espalda»). La persona que recibe se encuentra tumbada
boca abajo y la persona que penetra en la parte superior. La penetración es menos profunda,
pero el ritmo lo controla la persona que penetra, lo que, unido a la fuerte presión que ejerce el
ano sobre el glande, puede provocar un orgasmo intenso.

Postura del perrito o coito a tergo

Es una de las más conocidas. La persona que va a ser penetrada se apoya con sus rodillas y
brazos en una posición alta (generalmente en una cama). Cuanto más agache su espalda, más
deja al descubierto su ano. La persona que penetra puede estar situada también de rodillas en
la cama, o bien de pie fuera de ella. En cualquiera de esos dos casos, es el "activo" quien lleva
el control y el ritmo de la penetración, aunque el "pasivo" puede jugar con los testículos de su
pareja. En esta postura, el ano de la persona penetrada tiende a estrecharse, por lo que la
penetración puede llegar a ser dolorosa. A diferencia de la penetración vaginal, la denominada
"postura del perrito" o doggy requiere generalmente que el pene esté en una posición más
elevada.

Postura del perrito.

Coito anal con la persona penetrada sentada encima del pene de su pareja

Bien de cara a la pareja o bien de espaldas, en este segundo caso la estimulación visual
proviene de observar el trasero penetrado mientras que la ventaja de hacerlo de cara es ver la
expresión de la otra persona, poder besarla en los labios, mejillas, cuello, tocarle y olerle los
cabellos y, en caso de ser mujer, cómo se ven y cómo se mueven sus senos; además, estos
rozan con el cuerpo del hombre. La penetración que permite es muy profunda y la ventaja que
tiene es que la persona penetrada tiene control de los movimientos, con lo cual puede regular
tanto el ritmo como la profundidad de la penetración. Suele ser una postura poco dolorosa,
por lo que a veces puede resultar interesante comenzar por ella para adaptar los músculos del
recto al tamaño del pene.

Con las dos personas tumbadas de costado

En este caso la profundidad de la penetración es mucho menor y existe el riesgo de que el


pene del hombre que penetra se «escape» en varias ocasiones del recto de su pareja. En
cambio, es una postura muy sensible y con mucho contacto físico entre los dos involucrados.
Permite además a la persona que penetra jugar con los genitales de su compañero(a).

Sexo anal.

Otras prácticas relacionadas

Fisting o Fist fucking: consiste en la introducción de un puño, e incluso el brazo, dentro del ano
y recto de la persona penetrada. Es una práctica muy propensa a los desgarros anales, fisuras y
roturas de esfínter. Por ello, la fase de dilatación puede durar horas. Por otro lado, con esta
práctica se incrementa significativamente el riesgo de contraer infecciones de transmisión
sexual, ya que el sangrado es frecuente.

Clismafilia: placer sexual obtenido al inyectar líquido en la cavidad anal; esta práctica incluye el
uso de enemas.

Andromimetofilia y ginemimetofilia: una mujer representa y se comporta sexualmente como


hombre y el hombre adopta el rol de la mujer. En la penetración anal, el sujeto "pasivo" será el
hombre y la "activa", la mujer.

Doble penetración: la doble penetración es una práctica sexual que consiste en que dos
personas penetran simultáneamente a una tercera; una de las personas penetrando el orificio
vaginal y la otra penetrando el ano. La doble penetración también puede ser en un mismo
orificio: el ano o la vagina.

Doble penetración.

Pegging.

Anilingus.

Referencias

BITACORAS.COM. «Las seis costumbres sexuales más «humanas» de los animales». ABC.es.
Consultado el 11 de abril de 2019.
.

«Estudio nacional de comportamiento sexual», artículo del año 2000 en el sitio web Inlatina
(Chile). Consultado en marzo de 2010

Secretaría de Salud - México (2008). «Manual sobre salud sexual anorrectal» (pdf). ISBN 978-

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Esta página se editó por última vez el 8 oct 2019 a las 23:18.

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