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Caballero Soria Santiago de Jesús

Licenciatura en Derecho
Filosofía del Derecho
9601 SUA y ED
FES Aragón

LA FILOSOFÍA DEL DERECHO

La filosofía del derecho es una rama de la filosofía que tiene como objeto de
estudio el ser del derecho con respecto al espíritu del hombre en determinado
tiempo y lugar.
La filosofía del derecho abarca la visión total del fenómeno jurídico en búsqueda
de las condiciones morales, lógicas e históricas que hacen posible el Derecho.

En este sentido, la filosofía del derecho tiene como objeto de reflexión una visión
global del fenómeno jurídico, tomando en cuenta su dimensión humana, social,
moral e histórica y su relación con la ética y la filosofía moral.

De esta manera, la filosofía del derecho tiene 2 funciones principales:

 Función crítica: supervisando el uso de conceptos y métodos del derecho


 Función orientadora: mostrando lo que no debe ser y cómo no se debe
construir los saberes jurídicos.
En este sentido, la filosofía del derecho estudia 3 temas fundamentales que
abarca: los últimos fines formales del derecho, la posición del derecho en el ámbito
de los valores culturales y la influencia del derecho sobre la conducta de los
ciudadanos.

Filosofía del derecho de Hegel


El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) en su tratado
“Filosofía del derecho” de 1821 buscó sentar las bases para la investigación y
desarrollo del derecho como ciencia.
En este sentido, Hegel define conceptos que determinarían la forma de la
racionalidad en que los principios filosóficos deberían aplicarse a las leyes para
identificarse con sus habitantes.
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Friedrich Hegel definía la libertad como la autoconciencia para determinar la forma


de obrar y moldear el contenido de su voluntad, por lo tanto, definía una ciencia del
Estado, forma en que se debería concebir el Estado como hijo del tiempo en que se
sitúa y nunca como un modelo, un ideal o como una forma de gobierno establecido.
De esta manera acuña el término “Estado ético”.

Por otro lado, el filósofo prusiano Karl Marx (1818-1883) complementa y debate
el pensamiento de Hegel publicando en 1844 su obra “Crítica de la filosofía del
derecho de Hegel”.

Filosofía del derecho y ciencia del derecho


La filosofía del derecho y la ciencia del derecho comparten el derecho como objeto
de estudio pero se diferencian en el ámbito de la realidad estudiada. La filosofía del
derecho estudia el Derecho con respecto a la vida en general mientras que, la
ciencia del derecho, se enfoca en el Derecho con respecto a la vida jurídica.

Puede definirse también la Filosofía en general como el estudio de los


primeros principios, porque a estos, precisamente, corresponde el carácter de
universalidad. Los primeros principios pueden referirse ya al ser y al conocer, ya al
obrar; de aquí la división de la Filosofía en practica y teorética. La Filosofía teorética
estudia los primeros principios del ser y del conocer, y se divide a su vez en las
siguientes ramas: ontología o metafísica (que comprende también la Filosofía de
la religión), gnoseologia o teoría del conocimiento, lógica, psicología, filosofía de
la estética. La Filosofía práctica estudia los primeros principios del obrar y se divide
en Filosofía moral y Filosofía del Derecho. A menudo se adopta también para la
denominarla la palabra ética: mas conviene advertir que a veces se entiende esta
denominación en sentido lato, en cuyo caso es sinónima de Filosofía practica; y a
veces en sentido estricto, en cuyo caso es sinónima de filosofía moral.

El estudio del derecho en sus ingredientes universales constituye el objeto de


la filosofía jurídica. Pero el Derecho puede ser estudiado en sus aspectos
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particulares: en este caso es el objeto de la ciencia jurídica o jurisprudencia en


sentido estricto.

La diferencia entre ciencia y filosofía del derecho radica cabalmente en el


respectivo modo como una y otra consideran al Derecho: la primera en particular, la
segunda en universal.

En todo tiempo y en todos los pueblos se da un sistema positivo de derecho. Se


da así una serie múltiple de sistemas, a tenor de los diversos pueblos y tiempos.

La ciencia del Derecho tiene por objeto los sistemas particulares considerados
singularmente para cada pueblo en una época determinada. Pero además, una
ciencia jurídica no suele comprender propiamente todo un sistema, sino que
procede con ulteriores especificaciones y distinciones, considerando una parte
singular del sistema en cuestión (derecho publico o derecho privado). Pero estas
divisiones no han de entenderse de modo absoluto, siendo numerosas las
conexiones e interferencias entre las distintas ramas, y no excluyéndose la creación
de otras nuevas.

Claro esta que ninguna ciencia jurídica en sentido estricto puede explicar que sea
derecho en universal, sino únicamente lo que es el derecho (o una parte del
derecho) en un cierto determinado tiempo. La definición del derecho in genere es
una investigación que trasciende de la competencia de todas y cada una de
las ciencias jurídicas particulares: y constituye precisamente el primer tema de la
Filosofía del Derecho. Como lo dijo con gran justeza Y. Kant, las ciencias jurídicas
no responden a la cuestión "quid jus?" (que es lo que debe entenderse in genere
por derecho), sino únicamente a la pregunta "quid juris?" (que ha sido establecido
como derecho por un cierto sistema).

Si queremos conocer el derecho en su integridad lógica, esto es, saber cales son
los elementos esenciales comunes a todos los sistemas jurídicos, debemos
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forzosamente superar las particularidades de estos sistemas y mirar


al concepto universal del derecho.

Importancia de la Filosofía en el Derecho

Es tan importante conocer la importancia existente en el Derecho por parte de la


Filosofía como lo es el cuestionarnos acerca del concepto de lo que nos
encontramos estudiando: Derecho. Primero señalaremos un panorama de la
Filosofía y después veremos cómo se va a ir aterrizando para llegar al Derecho.

Resulta algo desalentador observar cómo se va desenvolviendo el entorno no


únicamente jurídico sino también el normal, siendo éste, grosso modo, de la
siguiente manera: Cada día, las personas van realizando sus respectivas
actividades, como despertarse, desayunar, bañarse, ir al trabajo o escuela según
sea el caso, comer, regresar a casa para posteriormente dormir. La pregunta
inicial sería la siguiente: ¿En algún momento de su vida del día se cuestionaron de
alguna actividad de lo que llevaron a cabo? La interrogante indirecta podría ser el
cuestionarse de si les fue o no necesario hacerlo, mas de este punto se hable
posteriormente.

Así opera el mayor número de las personas que integran una sociedad,
principalmente porque son educados de esa manera, educados de una forma en
la que se imprime la idea de que todo debe ser muy mecánico, bastando elaborar
cada actividad sin que se deba interrogar acerca delo que se materializa. Es triste,
tal y como se dijo, porque cerrarse ante todo lo que nos rodea es como no ver
nada, poniéndose un límite que de primera impresión resulta invisible salvo que se
posean los conocimientos necesarios para retirar esta obnubilación.

La Filosofía aparece ante lo explicado en los dos párrafos precedentes como un


medio, como un arma, como un amigo, listo para detener el tiempo y poder forzar
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con este alto el que seamos capaces de reflexionar del entorno del que estamos
rodeado. Surgiendo de esta forma las ideas acerca de qué es la vida, cómo es que
estamos presentes, cuál es nuestro origen, si tenemos un fin para el que hemos
venido a esta vida, entre muchas otras. Tales cuestiones no son nunca tratadas
por ninguna disciplina, lo que de cierta manera es incorrecto porque necesitamos
de esas interrogantes para visualizar más allá de lo que el mundo empírico nos
ofrece, aportándonos más medios para enfrentarnos para aquel momento en el
que las disciplinas empíricas nos ponen un alto y no podemos pasar de
determinado punto. Por ejemplo, en la Medicina se habla de que siempre debe
cuidarse la vida, no importa que se deba sacrificar alguna parte del miembro del
cuerpo de una persona que se halla en momento crítico mientras ésta puede
seguir viva. Aquí se aprecia claramente una ponderación entre qué vale más, o
una parte o el todo; pero para los médicos es notorio que tengan interrogantes
sobre la ponderación correcta que deban hacer, pues a ellos se les enseña cómo
opera la sistematización del cuerpo para tutelar la vida, mas no se les enseña qué
es la vida. Se les exige que en algún momento de su ejercicio profesional hagan
una ponderación, pero no se les educa para saber qué es una ponderación.

Por otra parte podemos señalar el caso en concreto de los estudiosos del
Derecho. En esta hipótesis nos encontramos ante un mar de incertidumbres
que no se resuelven por cuestiones que tienen su origen desde la enseñanza del
Derecho. Veamos algunos ejemplos. En la mayoría de los casos, se nos indica
que el Derecho es un conjunto de normas, tendientes a regular la conducta
humana, grosso modo es la definición que se nos suele indicar. ¿Qué es un
conjunto? ¿Qué es una norma? ¿La conducta humana es una cuestión ética o
moral? ¿Quién las elabora? ¿Qué es lo humano? ¿Quién establece los
parámetros a regular? Son pocas las ocasiones en que en determinadas materias
se intenta indicar una posible noción de lo que hemos anotado, pero por regla
general el alumno no tiene el hábito de cuestionarse aspectos como los indicados,
por lo que en la hora de poner en práctica los conocimientos tiene severos
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problemas, no se vincula y no es lo mismo tener una definición de “memoria” que


poder comprender la esencia de una norma y tener la habilidad de poder aplicarla
al caso en concreto. De ahí que se estime incorrecta la forma de enseñar la
Ciencia Jurídica. Un examen en el que se solicite escribir cinco definiciones de
una rama jurídica o escribir lo que señala la ley para poder constituir un sindicato
no es una manera de analizar, mediante la Ciencia Jurídica, al Derecho. Carece
de herramientas para comprender el significado de lo que se encierra en cada
norma. Es dable señalar que en este punto saldrá a la luz ideas de las escuelas o
corrientes jurídicas, como Positivismo, Iusrealismo, entre otras. Obviamente cada
una de ellas tendrá su punto de vista de lo que hemos señalado respecto del
contenido que encierra cada norma; pero este no es el momento adecuado ni el
ensayo adecuado para desarrollar tales ideas, por lo que nos debe bastar el tener
la noción de que en cada norma siempre existe un valor que es tutelado, no
únicamente la conducta humana y el principio de imputación que nos señala
Kelsen. Por tener la mente tan estrecha como en el caso que hemos señalado,
existen problemas para poder resolver cuestiones jurídicas, porque existe una
multi-disciplinariedad que no debe ser obnubilada para el estudio de cualquier
disciplina, para que de esta manera podamos profundizar en el estudio en
cuestión. Las ideas anotadas demuestran no la herramienta de repetir lo que dicen
los libros, sino una conjugación de los conocimientos adquiridos para ver el
Derecho de una perspectiva diferente a como suele enseñarse en las aulas. A
esto nos referimos cuando intentamos decir que no reflexionar sobre nuestro
entorno es colocarnos un muro por delante que nos impide visualizar todo el
Universo que se encuentra tras éste.

Lo escrito en el párrafo precedente nos remite a analizar la manera en que se


hallan acomodadas las materias en el plan de estudios de la Facultad de Derecho.
Así vamos a reforzar el punto de la importancia entre la Filosofía y el Derecho.
Como introducción a este punto basta señalar que algunas materias de índole
filosófica se encuentran dispersas, y cabe la posibilidad de ver si es conveniente
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adquirir este conocimiento previo a profundizar en el estudio del Derecho o una


vez que se tenga ya cimientos de esta disciplina. Cuestión difícil de responder en
virtud del subjetivismo que posee en sí misma.

En las primeras lecciones que se imparten en materia jurídica se encuentran


Introducción al Estudio del Derecho, Teoría del Estado, Metodología Jurídica y
Teoría del Derecho. Ambas poseen un valioso contenido filosófico, van
introduciendo al alumno en cuestiones intelectuales que no se enseñan en un
curso de Derecho Romano o Acto Jurídico y Personas. Aquí es de importancia
interrogarse si es didáctico esta conjugación entre materias filosóficas y otras no
filosóficas. Con base en la observación, podemos apreciar cómo la mayoría de los
alumnos de nuevo ingreso que son sometidos a temas de alta complejidad como
enseñarles postulados contenidos en el Contrato Social de Rousseau o la
mayéutica de Sócrates, terminan cansados y aburridos de cuestiones de esta
índole. Lo que ellos buscan es aprender de manera rápida aspectos jurídicos, lo
que demuestra su ignorancia para aspectos de reflexión. No podemos enseñar a
reflexionar a alumnos sobre cuestiones que aún no conciben en tiempo y espacio;
resulta lo mismo que enseñar a un niño de tres años el cuestionarse sobre el
infinito y sus alcances. Un alumno de Derecho de nuevo ingreso no tiene
concepción alguna sobre el Universo jurídico, ergo, mucho menos la tendrá de
algo más elevado como la vida, pues en la vida se halla todo, en la vida
encontramos todo, en tanto que ella no se encuentra en nada. Aquí puede quedar
demostrado de cierta manera cómo enseñar aspectos filosóficos para alguien
novato en la materia termina siendo inútil, porque para llegar a aspectos
intelectuales más complejos es indispensable ir formando conocimientos sencillos.

En contra de los argumentos pasados puede señalarse que también es


necesario enseñar a los alumnos a poseer razonamientos que permitan ir
cuestionando su entorno jurídico conforme van creciendo en el ámbito jurídico.
Sería como el equivalente a enseñar a un niño valores como la tolerancia, respeto
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y solidaridad; es más fácil que un niño aprenda y conciba estos valores para
ponerlos en práctica conforme vaya avanzando que los adquiera y ponga en
práctica un adolescente, quien si ya se encuentra viciado, difícilmente podrá
despojarse de tales aspectos negativos. Por ello resulta complicado saber qué es
mejor, enseñar a pensar desde el principio con las dificultades señaladas o
intentar colocar caracteres de índole filosófico en alumnos que ya se encuentran
viciados por la monotonía.

Prosiguiendo con el temario de nuestra Facultad, se observa que Filosofía del


Derecho está en sexto semestre, Lógica Jurídica y Argumentación Jurídica en
octavo semestre, por lo que ya escribimos que las materias filosóficas se hallan
dispersas. Puede ser que el hecho de dividir materias filosóficas sea una noción
correcta para la educación del pensamiento, aunque los inconvenientes ante los
que nos encontramos son el perder la secuencia de lo enseñado en los primeros
semestres y por tanto no ejercitar lo enseñado en los primeros contactos con el
mundo jurídico. Se propone que durante el tiempo de un año se enseñen materias
únicamente de carácter jurídico, y a partir del tercer semestre se comiencen a
incluir materias de reflexión filosófica, mínimo una por semestre. De tal manera
que el alumno tendrá primero un acercamiento al Derecho, interés que presenta
desde el primer día de clases. Luego que posea una noción muy somera de
cuestiones jurídicas, se le podrá ir enseñando la armonización necesaria para
entender que no todo lo que se encuentra escrito es como debe ser. El alumno
podrá ir teniendo ideas acerca de posturas propias, o inclinándose por ajenas,
pero siempre partiendo de interrogantes que él mismo se vaya elaborando. Esta
manera de pensar no podría ser enseñada en cualquier Facultad, en virtud de que
la sociedad en múltiples ocasiones es quien va formando la manera en que se va
a enseñar alguna disciplina, ya sea por las necesidades presentes, ya por la falta
de hábito de reflexionar nuestro entorno. Intentar cambiar esta última cuestión
resultaría complicado, sería llevar una pelea contra la mayoría de los integrantes
de una sociedad. Penoso es que a las personas se les indiquen proposiciones
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tendientes a cambiar la perspectiva rutinaria que tienen de la vida y que éstas se


molesten y nieguen a querer cambiar su estilo de vida intelectual.

Su enojo demuestra el grado promedio de la sociedad, esta apatía general que


no podrá ser extirpada de manera fácil, quizá nunca se pueda. Ante lo demás se
nos presenta un panorama obscuro, y así debe ser, equiparado a intentar
erradicar el SIDA en el mundo. La ventaja y esperanza que se nos revela son
aquellas personas que, aunque son pocas, continúan en la interesante labor de
fomentar cuestiones filosóficas, gente que conoce que prescindir de la Filosofía en
la vida llevaría a perder la posibilidad de tener conciencia de cada ser humano en
el mundo. Si esto lo transportamos al Derecho estaríamos ante la similar situación.
Es decir, todavía existen profesores que se encargan de fomentar un pensamiento
más profundo que conduce a los alumnos de Derecho a formar un criterio, a
cuestionar la Axiología y el Derecho, la validez de las normas, la interpretación
desde puntos de vista positivos, en fin, un sinnúmero de temas que actualmente la
mayoría de los juristas no se interrogan.

Vemos que la Ciencia Jurídica, encargada de estudiar al Derecho, no se trata de


una visión mecanicista, rutinaria y aburrida. En el Derecho se encuentra la
voluntad de las personas, la creencia de que las normas de cada sistema jurídico
son lo más correcto para llegar a la máxima felicidad común, y para ello
únicamente se podrá tener acceso mediante un conocimiento profundo de aquella
disciplina que se encarga del estudio del Universo y todo cuanto hay, es decir, la
Filosofía. 1
1 Ortega y Gasset, José, ¿Qué es Filosofía?, sexta edición, México, PORRÚA,
2012, p. 43.

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