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4 Para empezar, usted pudiera preguntarse: ¿Cuál es mi actitud hacia la obra de estudios
bíblicos? ¿Realmente quiero tener un estudio? ¿Considero que este rasgo del ministerio es
importante y necesario para salvar vidas, en vista de que la mayoría de las personas del mundo
están ‘muertas en sus ofensas’? (Efe. 2:1.)
5 Tanto publicadores como precursores han escrito a la Sociedad para relatar cómo Jehová
contestó su oración fervorosa cuando pidieron específicamente que les ayudara a hallar a
personas interesadas en la verdad con quienes conducir estudios bíblicos. (Rom. 12:12; 1 Tes.
5:17.) ¿Ha hecho eso usted? ¿Le ha suplicado a su Padre celestial que le dé el privilegio de hallar
y enseñar a alguien que sinceramente busca la verdad? (Eze. 9:4.)
“¿Cree usted que estas palabras se cumplirán algún día? [Lea Isaías 33:24, y permita que
responda.] Permítame mostrarle algo interesante sobre el tema.” Entréguele a la persona el libro
Enseña y remítala al párrafo 22 de la página 36. Lea la pregunta al pie de la página y pídale que
busque la respuesta a medida que usted lee el párrafo. Luego, vuelva a hacer la pregunta y
escuche sus comentarios. Lean juntos otro de los textos. Deje una pregunta pendiente para la
siguiente visita, y haga planes concretos para volver. ¡Acaba de iniciar un estudio bíblico!