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TEMA : PLANOS SIMBÓLICO, POÉTICO Y SOCIAL EN LA CASA DE

BERNARDA ALBA.

En La casa de Bernarda Alba no hay personajes sobrenaturales, no hay coros, no


hay danzas simbólicas, ni romerías, ni nada ritual. No hay tampoco, excepto en dos
canciones fragmentarias, un solo verso. No queda ningún elemento de la tragedia
griega. Pero parece bastante indudable, según el parecer de los más destacados
estudiosos, que esta obra continúa la línea del teatro poético lorquiano y, en
consecuencia, no cabe ver el carácter realista que algunos críticos le han adjudicado.
Analicemos ahora tres planos importantes de la obra.

2.1. PLANO SIMBÓLICO.

Los símbolos constituyen uno de los pilares creadores en la producción dramática y


lírica de Lorca. Llamamos símbolo a un elemento físico que alude a la experiencia
psíquica interna (un sentimiento, un estado de ánimo, un instinto…). Dentro de la obra
de Lorca, un mismo símbolo puede aludir a más de un campo; así por ejemplo, la luna
se relaciona con la muerte, el erotismo, la fecundidad, y la belleza, según el contexto en
el que se encuentre. Veamos algunos de los valores simbólicos más interesantes:
Los nombres propios de los personajes ayudan al lector a reconocer algunos de sus
rasgos:

NOMBRE POSIBLE SIGNIFICADO SIMBÓLICO


Bernarda Bernarda: ‘con fuerza o empuje de oso’
Alba Alba: ‘blanca’. Puede relacionarse con su obsesión por la castidad.
Angustias Personaje triste, apagado, que suscita odios por su carácter.
Magdalena Personaje que tiene tendencia a llorar. Conscientemente resignada a su
suerte.
Martirio Fea, enferma, jorobada, acomplejada, que siempre se muestra agresiva.
Adela Nombre que significa “hermosa por dentro y por fuera”, ‘de carácter
noble’.
Poncia Equivalente a Poncio Pilatos, que “se lavó las manos” y también es el
ama, la gobernanta de la casa.
María Josefa María, “la elegida” + José.

Los objetos.
- El bastón de Bernarda. Simboliza el poder, la autoridad. Bernarda se sirve de él para
imponer silencio y para golpear a sus hijas. Por eso, cuando Adela se enfrenta a su
madre y rompe el bastón, proclama su victoria sobre la autoridad materna.
- El abanico de flores y el vestido verde de Adela. Son signos de su rebeldía, de su
oposición a las normas emanadas del poder autoritario. El verde en Lorca como color
simboliza, a veces, la muerte
- El retrato de Pepe el Romano que tiene Angustias simboliza el deseo y la frustración
de las hermanas. Es de Angustias, quien, en realidad, “ha perdido” ya al Romano;
Martirio lo esconde porque ella no puede aspirar a conseguir el original.
- Las flores en el pelo y la oveja de Mª Josefa. Las flores son símbolo de rebeldía, de
libertad, de amor, de pasión. La oveja que lleva en sus brazos admite varias
interpretaciones. Puede entenderse como un signo de locura; puede, también, aludir al
instinto maternal de las mujeres frustrado por la imposibilidad de conocer varón.
- El caballo representa la pasión sexual, el instinto.
Los colores también tienen un valor simbólico. El contraste entre el negro y el blanco
es muy revelador
El blanco simboliza la vida, la alegría el amor, la libertad; por eso son blancas las
sábanas que cosen y bordan las muchachas, los encajes para la boda, las enaguas de la
Criada y de Adela, las estrellas, el pelo y la oveja de Mª Josefa y el caballo garañón. En
las paredes representa la pureza. La pérdida de esa blancura simboliza la pérdida de la
pureza. El negro simboliza la tristeza, el odio, la represión y la muerte; así los trajes
son de luto y los abanicos son negros, Adela muere de noche.
Los decorados.
Si nos fijamos, los tres actos coinciden en la sencillez y sobriedad de sus elementos.
Los tres tienden a fortalecer la sensación de monotonía y enclaustramiento.
En el primer acto destaca la blancura de sus “muros gruesos” que evitan que las
cosas de dentro puedan salir al exterior. Incomunicación. El mobiliario sugiere la
ausencia de calor de hogar.
El segundo acto Se da un movimiento simbólico hacia el interior de la casa. Tiene
valor simbólico la menor blancura de las paredes.
El tercer acto en el patio interior de la casa. Apenas hay luz. Es de noche. Presagio
de tragedia
El espacio visible: la casa.
La casa es el lugar central de la obra; en cierto modo, el verdadero protagonista. La
casa simboliza el espacio cerrado, el lugar inhóspito en donde han de vivir recluidas,
encerradas, las hijas de Bernarda. Por eso la casa recibe denominaciones peyorativas en
boca de los personajes: es un infierno para Angustias; es un convento y una casa de
guerra para Poncia; y es un presidio para Adela.
Dentro de la casa están las cadenas, el calor, el odio, el silencio, el negro de luto.
El espacio aludido: el mundo exterior.
En la obra se alude en numerosas ocasiones al mundo exterior: el pueblo, el río, el
olivar, el campo; lugares en los que se manifiesta el erotismo, según la poética
lorquiana. La ventana y el corral son los lugares de encuentro con el mundo exterior. El
corral el lugar del amor prohibido, de las relaciones eróticas condenadas por la moral.
La ventana es para el amor de los novios permitidos y es allí donde tienen lugar las
conversaciones entre Angustias y Pepe y donde esperó Martirio inútilmente a Enrique
Humanes. Las mujeres acuden a mirar por la ventana a través de la cual se establece el
contacto con el mundo exterior y con el hombre.

2.2 PLANO POÉTICO.

En La casa de Bernarda Alba se combinan realidad y poesía. Los personajes, la


situación dramática, el espacio simbólico, todo está contemplado desde una dimensión
poética. La hipérbole en la descripción de los caracteres, la acentuada diferencia de
edad entre Angustias y Pepe, la proliferación de metáforas e imágenes en el habla de los
personajes, la estructuración de la obra en un doble plano (real e imaginado), el dominio
de la antítesis, nos hablan, en definitiva, de la poetización de una realidad. El mayor
mérito reside en haber integrado el lenguaje poético en el habla de los personajes, de
manera que parezca real y espontáneo.
Es, sobre todo, en el tercer acto donde se introducen elementos poéticos: la noche
estrellada, la persecución misteriosa en la semioscuridad del patio, la plasticidad de la
imagen de la anciana con la oveja en sus brazos. En definitiva, la obra ha ido perdiendo
realismo en beneficio del carácter poético
En el habla de los personajes conviven rasgos del lenguaje coloquial con exquisitas
figuras literarias. Entre estas destacan las siguientes:
a. Comparaciones: “Los segadores son como árboles quemados”.
b. Imágenes y metáforas. La identificación de la casa con un convento, con un
presidio, con el infierno, con la guerra.
c. Hipérboles: “salía fuego de la tierra”, “siegan entre llamaradas”.
d. Paralelismos semánticos (o repetición de una misma idea en varios lugares
distintos): Martirio en el segundo acto avisa ya que Pepe no será ni de ella ni de
Adela.
Respecto al lenguaje de los personajes, podríamos distinguir el de Bernarda de
todos los demás. En ella predominan las intervenciones rápidas, secas y cortantes. Son
los suyos, como se ha dicho antes, unos parlamentos autoritarios, bruscos y agresivos.
Por eso se sirve constantemente de la modalidad oracional imperativa y en segundo
lugar la interrogativa. Se trata en ambos casos de una manifestación de la función
apelativa. Veamos algunos ejemplos:
- Imperativos: “¡vete!”, “¡Contesta!”, “matadla”…
- NO + presente de subjuntivo: “Magdalena, no llores”.
- Preguntas inquisitivas: “¿Hay que decir las cosas dos veces?”.
- Locuciones adverbiales: “¡Fuera de aquí todas!”.
- Futuro: “¡nadie dirá nada!”.
Angustias, Magdalena y Amelia se caracterizan por la monotonía y el tedio de sus
palabras. Martirio, por su parte, abusa de las amenazas y de las insinuaciones. Frente a
ellas, Adela se caracteriza por la fuerza y violencia verbal: empleo de imperativos y
frases cortantes y enérgicas. El lenguaje de Poncia es extremadamente rico y variado:
posee la gracia del lenguaje popular -coloquialismos, expresiones populares y rurales,
vulgarismos-; es maestra en las insinuaciones, provocativa, tentadora, tiene sentido del
humor, y a la vez su lenguaje está dotado de un cierto encanto poético. El lenguaje de
Mª Josefa es una mezcla de lenguaje infantil y de habla perturbada: junto a disparates y
a juegos lingüísticos absurdos, utiliza expresiones infantiles (diminutivos como
“ovejita”, “hormiguita”, onomatopeyas como “mee”) y sentencias graves.

2.3. PLANO SOCIAL.

Resulta obvio que Lorca tenía gran conciencia social, pero de ahí no se puede
concluir que Bernarda Alba sea una obra política.
El subtítulo de la obra, “Drama de mujeres en los pueblos de España” ha
originado ciertos problemas. No es un intento de presentar las mujeres de todos los
pueblos españoles. Debemos recordar que Lorca es muy aficionado a los extremos.
Bernarda, como Yerma y otros casos, es un caso extraordinario dentro del marco del
“fenómeno andaluz”.
No hay duda de que hay crítica social, pero no tiene como blanco la sociedad
española, ni siquiera toda la sociedad andaluza. Bernarda es estricta, tradicional,
intolerante hasta el máximo, pero no representa a España., ni siquiera representa a su
pueblo. Sólo representa lo que es, una mujer desgraciada cuya razón de ser es el odio y
la represión que impone a los otros, una mujer que emplea el código socio-moral de su
sociedad para estos fines. Es un ser malévolo en su manera de emplear su propia
autoridad. Actúa mal en el modo de emplear el poder que la jerarquía y el código social
le confieren. La crítica social en la obra se dirige contra la perversión y el abuso de
poder, y contra la hipocresía.
Bernarda es el personaje de autoridad y ley social. Al otro extremo, al lado de la
individualidad y ley natural, está Adela. El conflicto de Bernarda y Adela es un
conflicto universal. La lucha entre la ley individual anárquica manifestada sobre todo en
la sexualidad de Adela y la ley social, la necesidad autoritaria de Bernarda de reprimir
esta individualidad, no puede ser más universalmente humana. Lorca estudia aquí el
problema moral y humano, critica las dos fuerzas, lo que interesa es la lucha misma en
su fuerza teatral.

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