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“Actos de significados” (Jerome Bruner)

• Bruner va a decir que somos seres socialmente constituidos a través del intercambio social, y el
entramado es entre el sujeto, la cultura y el significado. Respecto al significado, Bruner le da suma
importancia a la creación e interpretación de significados. Y va a decir que esa creación depende de
la negociación de los significados, esto es: lo que uno negocia en la temprana infancia, le ve a servir
para negociar en su vida adulta. Y esa negociación permite crear cultura. El proceso de la
negociación se denomina proceso transicional.

Por otro lado, Bruner habla del self en el cruce de la intersubjetividad, y por ende, en el proceso
transicional (negociación de significados) con el otro. Es decir, Bruner va a decir que el self es un
producto de nuestras formas culturales de dar significado y de dar sentido. Y Bruner sostiene que los
niños a su primer año de vida tienen una mutualidad en la acción, es decir, entienden que lo que el
otro hace tienen por detrás un proceso de creación, y por ende, una intención. Es decir, la
mutualidad en la acción hace referencia a n espacio de significados compartidos, y ese espacio
anticipa la comunicación. Por ejemplo: el papa le dice “allí esa el juguete”, y el niño entiende que allí
es donde señala el papa, y no en cualquier lado. Y en ese momento el niño puede tomar la
perspectiva del otro.

• La intersubjetividad proviene de esa posibilidad de comprender que los demás tienen una mente
que interpreta de la misma manera que nosotros. Es decir, los otros tienen mente, y nosotros
podemos entender lo que los demás piensan ya que alguna vez nosotros también lo pensamos así. Y
esto permite el intercambio permanente. Por está razón, para Bruner la intersubjetividad es
sumamente importante ya que la intersubjetividad nos permite acercarnos al otro y comprender su
mirada sobre el mundo. En este punto, Bruner se acerca a la teoría de Mead, quien sostiene que la
persona se forma a partir de la internalización de los roles ajenos.

• Capítulo 4: “La autobiografía del Yo”

- Bruner sostiene que la concepción del Yo es clara, es decir, quizás no sabemos cómo definirlo, pero
al hablar del Yo todos sabemos a que nos estamos refiriendo. Pero Bruner va a definir al Yo como lo
que somos, más lo que los otros creen de mi. Es decir, Yo = lo que soy + lo que creen de mi. Sin
embargo, no necesariamente es real lo que yo creo de mi, sino que es una perspectiva personal, por
lo tanto, otra persona puede tener otra forma de caracterizar mi yo.

- La concepción clásica del Yo veía al Yo como algo fijo, estático, inmutable, observable y estudiable.
Pero Bruner quiere romper con esta idea, y para eso, propone una idea diferente del Yo: el Yo
transaccional. De esta manera, se habla de una evolución del Yo, es decir, de diferentes Yo:

1) Yo esencial → es un Yo real y directamente observable. El Yo es visto como una sustancia que


existe. Es aquel que podemos hacer el esfuerzo de escribirlo. Dicha concepción es la concepción
clásica del Yo, la cual proviene del esencialismo que estudiaba al Yo como si fuera una sustancia que
había que inspeccionar para poder describir.

2) Yo conceptual → es un Yo que se relaciona con la construcción. Y para conocerlo, se hace a través


de la reflexión ya que el ser humano es capaz de reflexionar, lo cual le permite resignificar nuestro
pasado. Es una construcción teórica.

3) Yo transaccional → es un Yo que depende del diálogo entre las personas involucradas; del
compromiso entre uno y el otro; y la valoración del contexto. Es decir, es un Yo que se forma en la
interacción con el otro ya que la transaccionalidad es ese ida y vuelta con el otro, lo cual es necesario
para que se forme nuestro Yo.

Bruner se va a ubicar en el Yo transaccional diciendo que es dinámico, y por lo tanto, se va


desarrollando a lo largo del tiempo y en función de las experiencias e interacciones con el otro. Y en
cada experiencia e interacción, se muestra un aspecto diferente del Yo ya que no hay un solo Yo,
sino que hay muchos, razón por la cual se habla de una multiplicidad de yoes. A su vez, ese Yo
construye nuestra identidad. Y nuestro yo está distribuido entre los interlocutores, es decir, entre las
personas que nos rodean. Por otro lado, va a decir que la construcción de este Yo es desde adentro
hacia afuera (desde la mente hacia la cultura), y desde afuera hacia adentro (desde la cultura hacia la
mente).

- Bruner define la identidad del Yo diciendo que el Yo es teleológico (es decir que apunta hacía el
futuro), está lleno de deseos, de intenciones, de aspiraciones y persigue objetivos. El Yo es sensible a
los obstáculos y responde tanto al fracaso como al triunfo, y le molestan los resultados inciertos.
Pero también el Yo puede ir cambiando: cambiando sus aspiracione, sus ambiciones, etc. Y esto
muchas veces lo lleva a que cambie sus grupos de referencia, es decir, aquellos grupos que toma
como referentes (grupos de amigos,...). Las personas (es decir, el Yo de cada uno) tienen memorias
selectivas que van adaptándose al pasado y al presente, y a las expectativas futuras. Y en este
sentido el Yo es posesivo y extensible ya que puede incorporar más significados que hagan a su
propia identidad. El Yo es continuo ya que la percepción de uno mismo es continua, es decir, uno se
vive en continuidad desde aquel que fue, aquel que es y aquel que aspira a ser. Dicho de esta forma,
uno es capaz de reconocerse a lo largo de la vida. El Yo es sensible, emotivo, caprichoso y siempre
busca la coherencia. Y buscar la coherencia define muchos de nuestros comportamientos ya que el
Yo necesita vivir en un mundo coherente, y cuando las cosas son incoherentes, busca una línea que
le de sentido y entenderlo.

- A fines de los años 70, surgió la idea del Yo narrador, el cual existe en el accionar permanente con
el otro, no en nuestra mente. Este yo construye autobiografías y relatos, en los cuales no solo cuenta
las historias, sino que también se justifica a si mismo y al otro. Es decir, es un Yo que se va narrando
según su propia perspectiva y según para quién lo hace, razón por la cual cuando narramos creamos
diversos Yo de nosotros mismos. Por ejemplo: en un mismo relato, me puedo presentar cómo la
heroína o cómo la víctima.Bruner sostiene que este concepto surgió por la teoría literaria y por las
nuevas teorías sobre el conocimiento narrativo.
• Investigación sobre la construcción de los Yoes

- El marco teórico de la investigación era la psicología cultural, y el objetivo de la investigación era


dar cuenta de la construcción de los Yoes en la interacción con el otro. Para eso tomaron como
muestra a los seis miembros que conforman la familia Goodhertz, es decir: el padre, la madre y los
cuatro hijos (dos mujeres y dos varones). Y en este punto Bruner elige una familia como muestra de
su investigación ya que sostiene que es un microcosmo/muestra de la cultura. El procedimiento fue
el siguiente: primero se realizaron varias entrevistas individuales, las cuales eran semidirigidas ya
que primero el sujeto hablaba libremente y luego, el entrevistador hacía preguntas en función del
objetivo. Y al cabo de un año, se realizaron tres sesiones grupales de tres horas cada una, en las
cuales se hablaba sobre en qué consiste ser un Goodhertz. Al finalizar la investigación, se llegó a la
conclusión de que el Yo es una construcción que se forma en la interacción con el otro. Por lo tanto,
no es un Yo individual, sino que es un Yo social. Es decir, la identidad del sujeto no viene dada, sino
que se va construyendo en la interacción. Y este Yo, es un Yo transaccional.

• Un eje central en esta familia fue la distinción de lo privado y lo público ya que ellos veían a lo
privado como la protección y el refugio, es decir, donde uno podía volver ante cualquier cosa que
nos pase en el afuera; mientras que veían a lo público como algo peligroso. Esta distinción entre lo
público y lo privado es una distinción cultural, pero la familia la incorpora. Y por lo tanto, en la
construcción de sus Yoes.

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