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Sobre La Analogia. Sintesis Del Pensamiento Del Padre Ramirez, FR Alejandro Del Cura OP PDF
Sobre La Analogia. Sintesis Del Pensamiento Del Padre Ramirez, FR Alejandro Del Cura OP PDF
I. NOCION DE ANALOGIA
1. DEFINICIÓN NOMINAL.
a) Definición etimológica.
"Analogía" es un nombre griego compuesto del prefijo "ana"
y el sustantivo "logia", de "logos". Ana equivale al latino sicut
—como, así como—, y logos equivale al latino ratio —razón—.
Logos o razón es la conmensuración o adaptación entre dos can-
tidades homogéneas; por ejemplo, entre dos y cuatro. Analogía
será, pues, la comparación entre dos "razones" o logos, es decir,
su conmensuración o conveniencia, tanto entre números —can-
tidad discreta— como entre cantidades continuas.
RAMIREZ, De a n a l o g í a .
Los latinos tradujeron "analogía" por: "proportio", "com-
paratio", "conrationalitas".
Por lo tanto, "análogo" es lo mismo que "proporcionado",
"ajustado". Sin embargo, entre los latinos prevalece el nombre
de "proportio", es decir, pro-portio, que equivale a "pro rata
parte", "pro rate portione", y que en español decimos "a pro-
rateo". (Cuando hay que repartir las ganancias entre varios so-
cios se hace a prorateo, es decir, a cada uno según su parte en
el negocio, o lo que es lo mismo, a todos "igual proporcional-
mente".)
No obstante, parece que, entre los latinos, "proportio" tra-
ducía el "logos" griego o comparación entre dos cantidades:
en cambio, analogía griego era traducido por proporcio-
nalitas, que expresa la comparación de dos o más proporciones:
b) Definición vulgar.
En el lenguaje corriente, analogía significa semejanza. Asi,
en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
se dice: "Analogía: Relación de semejanzas entre cosas distin-
tas". Así, se habla de analogías entre el español y el italiano,
entre el sodio y el potasio, entre el genio y la locura; hay si-
tuaciones análogas, casos análogos, hechos análogos, que a veces
son realmente semejantes, pero que otras los fingimos nosotros
así por nuestras opciones personales, por nuestra imaginación
o por nuestras situaciones psicológicas.
Pero siempre entendemos por analogía "la semejanza entre
cosas distintas". Dos cosas, pues, en el sentido vulgar del len-
guaje corriente: semejanza y desemejanza.
En las Ciencias de la Naturaleza, se usa con mucha frecuen-
cia el razonamiento "por analogía", que es el fundamento de
las "hipótesis" científicas y cuya fecundidad tiene un valor in-
calculable, aún cuando no engendra certeza, sino probabilidad.
La comprobación experimental de la hipótesis, por la que se
abandona la probabilidad y se llega a la certeza física, confirma
la analogía.
En los casos de las analogías científicas, se trata de seme-
janzas siempre reales, no fingidas por la imaginación del expe-
rimentador, aunque ella haya sido la que le ha puesto en la pista
del descubrimiento. Es más, en estos casos científicos las "ana-
logías" son verdaderas identidades específicas o genéricas de
cosas distintas solo individual o específicamente.
2. DEFINICIÓN REAL.
A) Proceso inductivo.
Hemos ya dado los primeros pasos, al conocer el origen del
nombre y su significado tanto en el lenguaje corriente, como en
el empleo que de esta noción se hace en las ciencias experimen-
tales.
Analogía, hemos visto, es semejanza entre cosas distintas,
proporción. (Recordemos los dos ejemplos que ya vimos en Santo
Tomás: "visión" —sensible, intelectual—, "luz", material, inma-
terial). Ahora bien, el lugar propio de las proporciones, es decir,
de las "porciones" o "partes" es la cantidad, cuyo estudio per-
tenece a las matemáticas. Por consiguiente este será también el
primer paso científico para llegar a la noción de la analogía me-
tafísica.
Este proceso inductivo tiene como tres escalones:
1. Saber qué es la proporción matemática.
2. Trasladar la noción de proporción así obtenida a cosas no
matemáticas o no extensas.
3. Finalmente aplicarlo al ser.
En cierto modo, este es un proceso normal en nuestro cono-
cimiento científico y metafísico. Y lo realizamos por los dos ca-
minos de la abstracción: la total para obtener la noción universal
de proporción, aprehendiendo lo que de común tienen todos los
modos de proporción. Y luego el camino de la abstracción for-
RAMIREZ
mal para aprehender lo que es propio de cada una de las pro-
porciones, y por lo tanto lo que es propio de la analogía meta-
física. Como todo proceso de abstracción formal, este se realiza
también abandonando todo lo que haya de potencial, material e
imperfección en las otras nociones de proporción o analogía y
separando lo que hay de perfección o actualidad en ellas.
Primer paso: proporción matemática: Estamos ante una pro-
porción unívoca. La cantidad es el fundamento de la igualdad o
la desigualdad. A la cantidad pertenece "el orden de las partes
en el todo", la extensión. Por lo tanto es divisible y ocupa lugar,
es decir, es conmensurable. La "mensuración" o "numeración" se
hace por los números y las medidas, y finalmente por la unidad,
que es el principio del número. De esta "mensuración" resultan
las razones entre dos c a n t i d a d e s , o las proporciones entre
dos r a z o n e s . Así sabemos que las partes son igua-
les o desiguales, mayores o menores unas que otras. Aún cuando
sea de dos clases la "proporción" matemática: simple (razón) y
compuesta (proporción propiamente dicha), en ella siempre se
trata de proporción unívoca; es decir, entre dos o más cantida-
des homogéneas y además según una determinada medida de
una cosa a otra: "certa habitudo unius quantitatis ad aliam".
El signo de igualdad en matemáticas es siempre el mismo: dos
rectas paralelas de la misma longitud \
Resumiendo, pues; lo propio de las proporciones matemá-
ticas es el que se dan entre cantidades homogéneas y según una
medida fija o determinada y cierta: 4 es el doble de 2, exacta-
mente; son también y con la misma exactitud
el doble.
El segundo paso del proceso inductivo consiste en trasladar
o transferir los conceptos del orden de la cantidad —orden ma-
temático— a otros órdenes de cosas. La igualdad o desigualdad,
en rigor, pertenecen al orden de la cantidad. A esta cantidad los
escolásticos acostumbran a llamar "cantidad dimensiva" o "can-
tidad de mole" (quantitas molis). Pero los términos y concep-
tos cuantitativos los empleamos después en otros órdenes aje-
nos a la cantidad dimensiva. Así decimos: Santo Domingo fue
un santazo; Santo Tomás fue sapientísimo; el Cid tenía muchí-
simo valor y era un político muy experto. Usamos, pues, térmi-
nos cuantitativos para realidades no cuantas, abstractas o es-
pirituales. Es más, las usamos en el mismo orden de la divinidad:
Dios es el Sumo Ser, el Sumo Bien; siempre hablamos de Dios
SANTO TOMAS escribía: Proportio dicitur dupliciter: Uno modo, certa habitudo
unius quantitatis ad alteram, secundum quod duplum, triplum et aequale sunt spe-
cies proportionis. Alio modo, quaelibet habitudo unius ad alterum proportio vocatur
et sic potest esse proportio creaturae ad Deum (1,12,1 ad 2). Proportionalitas (en
matemáticas) est aequalitas duarum proportionum (In V Ethic, c. 5). Proportionali-
tas (en Metafísica) est duarum proportionum similitudo.
en grado superlativo. ¿Qué sentido tiene esta traslación? ¿Cómo
se realiza?
Los escolásticos hablan ahora de cantidad en un sentido, nue-
vo sí, pero no totalmente nuevo. Hablan de "cantidad virtual"
(quantitas virtutis).
En efecto, a la cantidad la podemos considerar no solo como
dimensional, en cuanto al efecto formal primario que consiste
en hacer que la sustancia sea extensa —habeat partes extra par-
tes— sino también como accidente que mide a la sustancia y así
le da una determinación nueva, que ella de suyo no tiene, y por
lo tanto, de alguna manera, la completa y la perfecciona. Esta
complementación y perfeccionamiento es como algo formal y
actual si lo comparamos con la pura dimensionalidad. Esta men-
suración mayor o menor de la "mole" perfecciona a la sustancia
tanto intrínsecamente como en sus efectos. Así a mayor canti-
dad de una misma sustancia corresponde mayor perfección en
ella: más agua, mayor monte, mejor mozo, más dinero, más
calor. La cantidad, pues, es perfección de la sustancia. Por con-
siguiente, ahí tenemos un verdadero y real fundamento para
realizar una abstracción formal, mediante la cual abandonamos
lo que es material, potencial e imperfecto en la cantidad —habere
partes extra partes— y tomamos y consideramos solo lo que en
ella hay de actual, de vigor, de energía; en una palabra, de per-
fección o, como decían los escolásticos, de virtud (virtus). De esa
manera y en este sentido empleamos los términos cuantitativos,
sacados originariamente de las cosas dimensivamente cuantas,
para hablar de cosas no dimensivamente cuantas, significando
con ellos su mayor o menor perfección. Es que de la "quantitas
molis" hemos pasado a la "quantitas virtutis". Del orden de la
cantidad sensible hemos subido al orden de la sustancia o de las
cualidades no sensibles y hasta inmateriales. Y hablamos de mul-
titud y magnitud en ellas: "Abraham vió tres ángeles y adoró
a uno". En Dios hay tres Personas. Dios es grande, tanto que no
cabe ni en los cielos ni en la tierra.
Habremos notado que en este estadio hemos superado la
univocidad. Las cosas que comparamos ahora se comportan entre
sí de una manera muy distinta. Ya no hay un preciso y deter-
minado exceso o adecuación exacta, sino alguna, una cierta —ali-
qualis— igualdad, que más bien llamamos semejanza. Estamos
ya en terreno plenamente metafísico, aunque todavía no hemos
llegado a la cumbre.
El tercer paso en este proceso consiste en llegar a la cantidad
transcendental. Alguna clase de transcendentalidad ya hemos
obtenido al pasar de la estricta cantidad —quantitas molis—
recluida en el mero predicamento de cantidad, a la cantidad vir-
tual que hemos dicho es perfección. Ahora bien, lo más perfecto
de todas las cosas, la perfección de todas las perfecciones y la ac-
tualidad de todos los actos de las cosas, lo más íntimo a todas
ellas, pues las penetra y envuelve hasta lo último, es el ser su
ser.
"Ser" es, pues, la máxima perfección de las cosas. Mayor ser
—esse— significa mayor perfección. Por eso "cada cosa es per-
fecta en cuanto es, imperfecta en cuanto tiene deficiencia en el
ser". (Unumquodque in tan turn est perfectum in quantum est;
imperfectum vero in quantum non est). Y por eso Dios —Esse
Subsistens— es total y absolutamente perfecto, en cuanto que a
su Ser infinito no le falta ninguna de las perfecciones de S e r .
Pero "ser" es perfección de todo lo que es, de todas las cosas;
y lo es en la medida y en el modo en que cada cosa es. La per-
fección "ser" es, por consiguiente transcendental. Sí, pues, per-
fección era sinónimo de cantidad virtual, la más excelente de
las cantidades virtuales es, sin duda alguna, el hecho de ser,
el ser, aquello por lo que cada cosa es "ente".
Ahora bien, hemos visto ya que la proporción se da donde
hay cantidad; proporción matemática o unívoca entre cantida-
des homogéneas y mensurables, proporción análoga entre can-
tidades virtuales. Por lo tanto también habrá proporciones aná-
logas entre los distintos modos de ser, entre los diversos entes,
en virtud de su cantidad virtual; es decir, entre las distintas
"perfecciones" de los seres. Y podremos pasar, en virtud de estas
proporciones, del conocimiento de un ente al conocimiento de
otro con el que guarde alguna clase de proporción o analogía.
Por consiguiente, la analogía metafísica es la proporción entre
dos perfecciones, entre dos formas, entre dos seres o entre mu-
chos, aunque sean de orden distinto. Conveniencia en alguna
perfección, habiendo diversidad en lo demás. "Proportio nihil
aliud est quam habitudo duorum ad invicem convenientium in
aliquo".
Como la proporción matemática, también la proporción me-
tafísica o trascendental puede ser doble:
simple o sencilla, que es la que responde al nombre de pro-
porción, y se da cuando son dos cosas las que se comparan entre
sí; por ejemplo, la materia y la forma, el acto y la potencia, la
esencia y la existencia, la sustancia y los accidentes, la causa y
el efecto, Dios y las creaturas; son binomios entre cuyos tér-
minos respectivos se da alguna semejanza, siendo entre sí cosas
tan diversas;
compuesta, que se llama más bien proporcionalidad y es "pro-
SANTO TOMAS
porción de proporciones", "semejanza de proporciones". Se da
cuando se comparan dos o más proporciones entre sí, en virtud
de la "semejanza proporcional":
esencia potencia materia
existencia acto forma
Tal "proporcionalidad" importa semejanza entre cosas dese-
mejantes, pero una "semejanza proporcional"; es decir, la
"igualdad" entre las proporciones no es igualdad matemática,
sino igualdad relativa, en algo.
Resumiendo todo el proceso inductivo, decimos: Considerada
la cantidad matemática, y tomando de ella su parte actual o per-
fección, pasamos a la cantidad virtual, como sinónimo de per-
fección y de aquí a la cantidad trascendental, que se da en todo
ente por el hecho de ser y según su modo propio de ser.
De donde resulta que:
Analogía es la comparación entre cosas diversas que convienen
en algo;
semejanza entre cosas diversas;
semejanza proporcional o proporción semejante.
La proporción metafísica, de modo "proporcional" o "análo-
go" a la matemática importa:
1. Que no puede darse en una cantidad o en un ser consigo mis-
mo; es comparación entre dos o más.
2. Que estos seres no sean completamente iguales; habría iden-
tidad, no proporción.
3. Que no sean seres completamente diversos o desiguales, pues
no se podrían comparar y habría "desproporción".
4. Que haya al mismo tiempo igualdad y desigualdad, unidad y
diversidad j u n t a m e n t e .
B) Proceso deductivo
Hemos obtenido una definición más o menos aproximada, de
la analogía, ascendiendo desde la proporción matemática o pro-
pia a la proporción en sentido menos propio y a la proporción
trascendental. Pero podemos seguir un camino inverso y partir
de lo más general para descender por vía de análisis a describir
Consúltense los siguientes lugares de SANTO TOMAS Metaphys.
R A M Í R E Z .
el modo propio de decirse, de predicarse y de ser que llamamos
analogía. Los nombres significan las cosas mediante los con-
ceptos.
Analicemos, pues, el nombre analogía; de ahí pasemos al con-
cepto formal o predicabilidad de la analogía —aspecto lógico—
y finalmente lleguemos a su concepto objetivo o significado real
—aspecto metafísico—. Anticipemos que la conclusión es la mis-
ma entre los tres aspectos del análisis; la analogía es algo inter-
medio entre la univocidad y la equivocidad.
3. D E F I N I C I Ó N DE ANALOGÍA.
c) Fundamento de la analogía.
Con esta breve investigación terminamos de alcanzar la no-
ción real de analogía y unimos el término con el principio, es
decir, con el planteamiento del problema de la analogía.
Decimos, pues, que el fundamento de la analogía es la seme-
janza objetiva de las cosas diversas.
Semejanza es la unidad en la cualidad, lo mismo que iden-
tidad es la unidad de la sustancia e igualdad es la unidad en la
cantidad. Ahora bien, como la cualidad es una forma acciden-
tal, por analogía se traslada después el concepto de semejanza
para designar la relación entre otras formas, aunque sean sus-
tanciales. Así, dice Santo Tomás:
"Similia sunt quae conveniunt in aliqua forma".
Ahora bien, en los unívocos la "forma" es totalmente igual.
Los unívocos son perfecta y totalmente semejantes en la forma
unívoca: dos hombres en su humanidad; un hombre no es más
"animal racional" que otro hombre. Conocido un hombre cono-
cemos a todos los hombres, en cuanto tales.
En los equívocos las formas son totalmente distintas y sus
razones o contenidos son totalmente diferentes: un "gato" de
casa y un "gato" de taller son formas totalmente distintas. Por
uno no podemos pasar al conocimiento del otro.
En los análogos, la forma no es totalmente semejante, pero
tampoco totalmente desemejante. Es esencialmente compuesta
de semejanza y desemejanza. Es menor semejanza que la seme-
janza en los unívocos y menor desemejanza que la de los equí-
vocos: "visión": sensible e intelectual; "vida": vegetativa, sen-
sitiva, intelectiva; "verdad": creada, divina; "sano": animal,
color, medicina, clima, alimento. Conocido uno de ellos podemos
pasar al conocimiento de los otros, pero ese conocimiento nunca
puede ser perfecto.
Por consiguiente, la forma análoga nunca es igual en los
analogados; se verifica siempre secundum magis et minus, se-
cundum prius et posterius, como puede apreciarse en los ejem-
plos puestos. Santo Tomás, cuando habla de la verificación o
predicación de la forma unívoca, emplea siempre palabras de
igualdad: aequalitas, paritas, uniformitas, conformitas, simul-
taneitas. En cambio, cuando habla de la predicación análoga,
siempre acentúa el "prius et posterius", desde sus Comentarios
a las Sentencias hasta la Suma Teológica15.
A) Advertencias previas.
1. La división —"oratio rem vel nomen per suas partes dis-
tribuens"— es efecto de la segunda operación de la mente, del
juicio. Toda división importa actualidad, pues puede ser con-
siderada como el "acto" propio de algo "divisible" en cuanto
tal. Lo divisible, lo que es dividido, es como una "potencia", cuyo
acto es la misma división. Por lo tanto, la división tiene que
acomodarse y responder al todo divisible, de la misma manera
que el acto se conforma con la potencia.
En estos momentos queremos dividir la analogía, ese todo
especial que estamos estudiando y que llamamos analogía. Ya
conocemos su naturaleza, qué es. Preguntamos ahora: ¿de cuán-
tas clases es? ¿Hay muchos modos de analogía? Si los hay,
tendrán que responder y acomodarse a la naturaleza de la ana-
logía.
La división consta de estos tres elementos:
1. Todo divisible.
2. Fundamento según el cual se hace la división.
3. Partes en las que se divide.
2. La naturaleza de la analogía, que es el todo dividendo,
no puede ser olvidada en la división. Ya hemos dicho que en
la analogía entran esencialmente:
SANTO TOMAS
RAMÍREZ.
a) la unidad relativa o proporcional —eadem secundum
quid—, y
b) la diversidad esencial o formal —simpliciter diversa—.
Por consiguiente, cada una de las clases de analogía, por el
hecho de ser analogía tendrán que salvar eso que es esencial a
la analogía. Cada una será analogía, pero lo será de un modo
simpliciter diverso y secundum quid igual que las otras. Ahora
bien;
a) La unidad proporcional puede ser:
1. Simple, si se da sólo entre dos términos: materia:
forma.
2. Compuesta, si son, al menos, cuatro: materia: for-
ma:: potencia: acto.
b) La diversidad formal, que se llama también distancia en-
tre los analogados, puede ser:
1. Finita, determinada. Esto sucede cuando los analo-
gados pertenecen a la misma línea u orden. Por ejem-
plo, ente dicho de la cantidad y la cualidad; en los
dos casos es accidente.
2. Infinita, no determinada, cuando los analogados no
pertenecen a la misma línea u orden; entre ellos no
puede haber "medida" común. Por ejemplo, visión,
corporal - intelectual; bondad, divina - creada. Esta
distancia "infinita", como aparece por los ejemplos
puestos, puede entenderse de dos maneras:
a' Infinita categorematice, simpliciter, es decir, per-
fecta y ontológicamente infinita, cuando uno de
los analogados es Infinito ontológico —Dios o algo
divino—. Por ejemplo, generación del verbo men-
tal y del Verbo divino.
b' Infinita syncategorematice, secundum quid, es
decir, indefinida. Por ejemplo: generación dicha
de la acción del padre que engendra a su hijo y
de la acción del entendimiento que concibe el
verbo mental.
3. La proporción, como ocurre en matemáticas, puede
ser:
a. Directa u ordenada. V. gr.:
ojos entendimiento
visión intelección.
b. Inversa o permutada. V. gr.:
ojos visión
entendimiento intelección
Es directa cuando se comparan varias cantidades proporcio-
nadas —varias "razones" en matemáticas— en las cuales la re-
lación se establece entre antecedentes y consiguientes: 4: 8::
10: 20. Es permutada cuando la relación se establece entre los
antecedentes entre sí y los consiguientes entre sí: 4: 10::
8: 20.
essentia esse
c) Continua. V. gr.:
esse agere
essentia potentia materia
d) Discreta. V. gr.:
esse actus forma
Es continua cuando el antecedente de la segunda razón es
el mismo consiguiente de la anterior: Discreta,
cuando no se continúa:
La proporción metafísica, sin embargo, no es unívoca con la
proporción matemática. Es análoga y, por ello, simpliciter di-
versa. Por eso, no es de extrañar que en las proporciones me-
tafísicas no puedan darse generalmente las continuas ni las in-
versas y sean sólo directas y discretas. Entre las diversas espe-
cies y mucho menos entre los distintos géneros e infinitamente
menos entre los trascendentales no puede haber continuidad y
menos permutación; hay verdadero y real hiatus, salto formal.
En metafísica y en teología sólo es posible la permutación den-
tro del mismo orden y con distancia finita
4. Las partes en que se divide la analogía, es decir, las di-
versas clases de analogía, no pueden ser tomadas como si fueran
especies que participaran igualmente del mismo género analo-
gía. Son modos distintos.
B. La división de la analogía.
1. Supuestas estas "advertencias previas" es ya fácil de en-
tender la división de la analogía, que presentamos en el si-
guiente esquema:
SANTO TOMAS
a') Entre especies supremas del mismo gé-
nero generalísimo: sustancia en sus dos
especies cuerpo-espíritu.
b') Entre especies subalternas del mismo gé-
a. Entre especies propias nero subalterno: cuerpo animado-inani-
ANALOGIA
mado.
1. En sentido amplio = Analogía de c') Entre especies ínfimas del mismo género
DESIGUALDAD : Secundum esse ínfimo: animal de hombre y bestia.
et non sec. intentionem.
a') Analogía puramente física: tristeza del
bien (envidia) y del mal (misericordia).
b. Entre especies impro-
b') Analogía físico-matemática :
pias.
Geometría en Astronomía y Optica.
Aritmética en Música y Poesía.
LA
simple (unius ad
unum). Anal, de atribución De uno
intrínseca. Sec. Con distancia infi-
2. En sentido riguroso. intentionem e t De muchos nita : Cat. y Syn-
sec. esse. categ.
a) Analogía de desigualdad.
1. El nombre se lo puso Cayetano, para quien no es ana-
logía más que de modo "abusivo: "alienus ab analogia omnino
e s t " . Santo Tomás decía que era analogía "secundum esse et
non secundum intentionem". De aquí que se la llame también
analogía física. Y como las cosas así análogas están compren-
didas dentro del mismo "género lógico", se la llama también
analogía prope genus.
2. Qué sea esta analogía podemos describirla diciendo que
"las cosas así análogas son aquellas cuyo nombre es común y
la razón significada por ese nombre es lógicamente idéntica, pero
realmente distinta". (Ea quorum nomen est commune, ratio
vero per nomen significata est logice (sec. quid) eadem, diversa
tamen realiter (simpliciter).)
Por ejemplo, animal: Si lo miramos desde el punto de vista
lógico, lo colocamos en el primer predicable, es decir, en el gé-
nero. Ahora bien, el género expresa una intención universal
idénticamente predicable de todas sus especies: "Omnia ani-
malia parificantur in animalitate". Esto es en el orden lógico,
que prescinde de la existencia real, aunque en ella se funda;
considera sólo las "intenciones" y, por ello, esta analogía es
univocidad secundum intentionem. Pero estamos en el orden
metafísico, en el que tenemos que considerar no tanto las "in-
tentiones" cuanto las "cosas", medidas por el "esse". Pues bien,
en la realidad, en su ser, un animal de una especie es esencial-
mente, formalmente distinto de los de otra especie. El "animal"
hombre es formalmente distinto del "animal" asno. Por eso,
aunque entran dentro del mismo género "lógico", las especies
tienen diferencias formales que las hacen diversas "secundum
RAMIREZ
De nominum analogia Zammit, Roma
SANTO TOMAS
esse", es decir, son "análogas secundum esse". Por eso, bien po-
demos decir que el género es uno lógicamente, pero no física,
metafísica o teológicamente; es decir, no realmente. Así lo en-
tendieron San Alberto y Santo Tomás, que decían que las cosas
así análogas son "ea quorum nomen est idem et ratio eadem se-
cundum intentionem, diverse secundum esse". Cayetano había
dicho algo parecido, aunque con menos exactitud: "ea quorum
nomen est conmune, ratio est omnino eadem» inaequaliter par-
ticípate ».
Por lo tanto, la analogía de desigualdad es verdadera ana-
logía, aunque no tan propia y rigurosamente como las otras
clases de analogía. En efecto, en ella la razón o forma análoga
(animal):
a) No es una físicamente, secundum esse.
b) Se verifica "secundum prius et posterius".
c) Es "simpliciter diversa" en cada una de las especies. Es
que las diferencias entre las especies son formales, esen-
ciales: simpliciter. Pues provienen de la forma, no de la
materia como las diferencias individuales, que por eso
son sólo diferencias materiales.
Podemos distinguir cuatro modos de diversidad o desigual-
dad: individual, especifica, genérica, supragenérica.
La desigualdad individual lo es por diferencias "materiales";
las otras, por diferencias "formales". Por consiguiente, la pri-
mera desigualdad corresponde a las cosas unívocas. Las otras
son entre cosas análogas. Y, dentro de la analogía, la desigual-
dad específica es la que da lugar a la analogía de desigualdad;
las otras son propias de la analogía de atribución y de propor-
cionalidad.
3. Las clases de analogía de desigualdad están determina-
das por las diversas especies de los géneros distintos del Arbol
de Porfirio. Como estos géneros son tres:
Infimo — animal hombre asno
Subalterno — cuerpo animado inanimado
Supremo — sustancia corporal espiritual
Tres son también las especies:
Infima: hombre — asno.
Subalterna: animado — inanimado.
Suprema: cuerpo — espíritu.
Por lo tanto, tres son también los modos de la analogía de
desigualdad, según la desigualdad entre las especies propia-
mente dichas. Pero observemos la graduación, el "prius et pos-
De nominum analogía.
terius", pues no son igual los tres "grados". El "ínfimo" es casi
univocidad; el "supremo" es casi analogía rigurosa.
Los otros dos modos de analogía de desigualdad, que apa-
recen en el esquema, los constituyen las quasi especies, que son
como las materias a las que se aplica o extiende el género. Así,
el género "tristeza", si se dice del bien ajeno, es "envidia"; si
del mal, "misericordia". Y en otro orden, la astronomía y la
óptica son quasi especies de la geometría, como la música y la
poesía lo son de la aritmética.
1. Analogía de Atribución
a) El nombre de analogía de atribución ya se encuentra en
Averroes y de él lo tomaron Santo Tomás y luego Cayetano, que
R A M Í R E Z .
expresamente le cita. "Atribución" es la relación de una cosa a
otra; en lógica, "la relación del predicado al sujeto". Se llama
de "atribución" porque en ella la forma o razón análoga común
a dos o más sujetos desde uno de ellos se "atribuye" a los de-
más
Esta analogía se llama también, por eso mismo, analogía
de simple proporción, porque, por mucho que se multipliquen
los términos o sujetos comparados, siempre es uno el término
de la comparación. Por eso mismo es frecuente el que se la
denomine ab uno o ad unum, como ya la había llamado Aris-
tóteles.
b) Lo esencial en esta analogía es el ser proporción simple,
es decir, el tener un solo término de comparación. Este término
se llama "famoso analogado", "Príncipe de los analogados",
"Sumo analogado", "analogado principal". (Famosum, princeps,
summum, principale analogatum). Aristóteles le llamaba "to
proton kai kyrios". Y es así, porque en él la forma o razón aná-
loga se verifica de un modo primordial, perfecto, como en sujeto
propio y además de él reciben los otros su ser analogados. Por
lo cual, estos otros se llaman analogados menores (minora ana-
logata). El analogado principal, al menos en cuanto a la razón
análoga, es independiente; los menores, en cambio, por lo me-
nos también en cuanto a la razón análoga, dependen del ana-
logado principal y no son tales si no es por él. Por eso, el nom-
bre y la razón análoga convienen al principal por virtud propia;
a los menores se les atribuye por virtud o comunicación del
analogado principal, por participación.
c) Cuatro condiciones son necesarias para que se de ana-
logía de atribución:
1. Un analogado principal.
2. Analogado o analogados menores.
3. Comunicación de la intención análoga del principal a los
otros.
4. Alguna conveniencia entre todos los analogados en virtud
de la intención análoga.
Si faltan las tres primeras, no habrá analogía de atribución,
aunque puede haber otras clases de analogía. Si falta la última
condición, no puede haber analogía.
d) Las clases de analogía de atribución se obtienen:
a\ Del distinto modo de comportarse el analogado principal
con los analogados menores. Esta es la división quasi esencial
SANTO TOMAS
de la analogía de atribución. Las otras divisiones son quasi ac-
cidentales. Se hacen atendiendo:
b'. Al número de analogados menores: uno, o muchos.
c'. A la distancia entre éstos y el principal = finita-infinita.
a'. División quasi esencial.
La referencia de los analogados menores al analogado prin-
cipal puede verificarse de dos maneras muy distintas:
1) Extrínsecamente, cuando esa referencia no es real, sino
sólo denominativa, en virtud de otras relaciones que tengan los
menores con el principal: Analogía de ATRIBUCION EXTRIN-
SECA.
2. Intrínsecamente, cuando esa referencia es real, por cuan-
to el analogado principal es causa y no sólo razón de la forma
análoga de los menores: Analogía de ATRIBUCION INTRIN-
SECA »
RAMÍREZ.
d'. Toda analogía intrínseca queda englobada, en Cayetano,
en la analogía de proporcionalidad.
e'. SUAREZ —"anticayetanista hasta la manía"— niega
todo valor científico a la analogía de proporcionalidad
propia; la proporcionalidad sólo vale en matemáticas.
Fuera de ellas proporcionalidad es lo mismo que metá-
fora.
f'. ARAUJO y los COMPLUTENSES dominicos acuñaron en
en siglo XVII el nombre de Analogía mixta. Esta ana-
logía sería analogía de atribución mezclada con la de
proporcionalidad propia.
g'. "Nada de mixturas, ni de composiciones, ni de compo-
nendas: además de que en los escritos del Angélico no
hay el menor rastro de semejante distinción. Todo re-
sulta obvio y claro: la analogía de atribución tiene dos
modos; la de proporcionalidad, otros dos. Pero unos y
otros según el tipo fundamental de atribución de uno
o de muchos ad unum vel ab uno, y de proporcionalidad
de dos o más ad duo vel ab plura"
h'. "Verdad es que, en gran número de casos, una misma
realidad es susceptible de ambos modos: uno vertical (as-
cendente o descendente: ad unum vel ab uno) y otro ho-
rizontal (duorum ad duo vel plurium ad plura), como
ocurre con la noción de ente dicho de la sustancia y del
accidente, o de Dios y de las creaturas; pero no siempre
ni necesariamente". La atribución intrínseca funda la
proporcionalidad propia, pero no al revés.
i'. "CAYETANO restringió demasiado el ámbito y la virtua-
lidad de la analogía de atribución a expensas de la ana-
logía de proporcionalidad propia; SUAREZ, al contrario,
sacrificó la analogía de proporcionalidad propia, a expen-
sas de la analogía de atribución por participación intrín-
seca y formal. SANTO TOMAS es mucho más completo y
equilibrado superando a uno y a otro: al de Gaeta y al
de Granada, a este sobre todo. Porque Cayetano admite
en realidad toda la doctrina de Santo Tomás, aunque no
logró interpretarla en todo conforme a la mente de su
autor; Suárez, en cambio, al negar obstinadamente toda
analogía de proporcionalidad propia (Disputationes Me-
taphysicae,
seccionó de su tronco la mayor y mejor parte de la Ana-
2. ANALOGÍA DE PROPORCIONALIDAD.
2. Propiedades lógicas.
1.a La analogía tiene un concepto formal análogo. Por lo
tanto, un solo concepto formal imperfecto y tantos conceptos
formales perfectos cuantos sean los analogados.
En efecto, el concepto formal es correspondiente al concepto
objetivo» cuya imagen expresiva es; el concepto objetivo es aque-
llo que se representa en el concepto formal. Si, pues, el concepto
objetivo, lo representado, es esencialmente diverso y múltiple,
no podrá ser perfectamente expresado por una imagen. Reque-
rirá, pues, tantas imágenes cuantos sean los analogados para
representar a cada uno de ellos de modo perfecto. Pero como
se da también una unidad o semejanza proporcional entre las
diversas analogías —semejanza relativa, secundum quid—, se-
gún esta semejanza todos los analogados, los modos de analogía,
pueden ser así, imperfectamente, representados en un solo con-
cepto formal, en una sola imagen de "analogía". Nuestra misma
experiencia nos lo confirma: cuando pienso "ser", "analogía",
"vida", formo una sola imagen perfectamente una psíquica-
mente; pero no es perfectamente representativa de los analo-
gados en sí mismos.