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Cine Clásico

Para comenzar a hablar sobre cine clásico creo que vale la pena aclarar el término “clásico”.
En lo que al concepto de clásico se refiere, Wikipedia lo define de la siguiente manera:

 Clásico significa digno de imitación (del latín classicus: perteneciente a una clase,
particularmente a una clase superior respecto de una inferior; o sea, lo que debe tomarse
como modelo por ser de calidad superior.
Sin limitarse a ninguna época o civilización en concreto, se reserva el calificativo
de clásicas a las producciones culturales que alcanzan el rango de lo sublime.

Se concluye entonces de esta definición que tiene más que ver con su calidad que con su
temporalidad.
Aquí otras definiciones de “clásico”.

 Relativo a la literatura o al arte de la antigüedad griega y romana, y a sus imitadores.


 Que se adapta a lo marcado por la costumbre o la tradición.
o Clásico americano (término comúnmente utilizado para designar los productos
culturales estadounidenses considerados sublimes).
 Se aplica a la música de tradición culta, por oposición a la ligera o moderna
 Que, por su importancia o valor, ha entrado a formar parte de la historia:

Respecto a la primera definición vale la pena subrayar que siempre se alcanza a detectar un rasgo
de antigüedad en lo que a clásico se refiere, a pesar de que en la pasada definición se elimina la
temporalidad. Esto me parece se explica por el a posteriori. Una película no se gesta como un
clásico, el “rango” de clásico se colorea una vez realizada la película. Como ejemplo está “The
Godfather” (el padrino); según se cuenta el director George Lucas se asocia con un tal Francis
Ford Coppola para crear su propio estudio de producción (“American Zoetrope”), pero al fracasar
económicamente con algunos proyectos ambiciosos tienen que hacer películas no tan ambiciosas
pero de donde podrían sacar algo de dinero para saldar sus deudas. Resulta que a Coppola le
proponen hacer “una película de Gangsters de bajo presupuesto” llamada “The Godfather”.

Esta segunda definición también problematiza la definición de Clásico, pues delimita a una
espacialidad. También se podrá hablar de cine clásico Americano, o cine clásico Mexicano.
Así se puede categorizar como cine clásico películas como “El día de la independencia”. ¿Qué
puede ser más clásico que una película donde se celebre el día de la independencia mundial en un
cuatro de julio con juegos artificiales, salvando al planeta, encontrando la manera de derrotar al
mal, la tierra entera agradeciendo a los Estados Unidos por su conocimiento científico y su
valentía? Solo faltó que le llevaran la democracia a los extraterrestres. O “La Ley de Herodes”
puede ser una película clásica mexicana por mostrar la codicia y la corrupción de los gobernantes
con poder, aunque este sea solo en un pueblo casi sin habitantes.

Me parece que lo que se distingue aquí es “la realidad social”. ¿Será que viendo una película de
cierto país o cierto tiempo se pueda entender su realidad social? Desde esta definición de clásico
así se puede entender y son este tipo de películas las que se convierten en Iconos de una cultura.
Sobre la tercera definición se entiende que la palabra clave es “culta”; concepto también
problemático del que no se puede ahondar mucho en este momento pero solo cabe decir que a
veces solo porque una película no se comprende ya se coloca como “culta” y claro que hay
muchas películas incomprensibles que no por ello son cultas. Claro que hay mucho de culta en una
película clásica por el rasgo mencionado del alto nivel de técnica con que es hecha. Y en
contraposición una película que no pretende ser culta pone mayor interés en que la historia
simplemente llegue a mayor cantidad posible y en algunos casos se convierta en un kitsch
alejándose radicalmente de la posibilidad de ser un clásico. También llama la atención que la
definición coloca lo culto como contraposición a lo moderno; otro hecho problemático, pues ni que
no se hicieran obras cultas y modernas.

En cuanto a la cuarta y última definición que aquí tomo en cuenta resalto la frase “formar parte de
la historia”. Una época puede ser recordada por una película en específico y viceversa una película
nos puede hacer referencia a una época pero lo verdaderamente importante es que el film es
recordado.

Además yo agregaría otra característica que puede empujar una obra al lugar de lo clásico, y este
es el del carácter revolucionario. A lo largo de la historia del cine han existido nuevas técnicas tanto
en lo que tiene que ver con lo técnico como con la manera de contar una historia, en este sentido
han quedado marcadas en la historia películas como King Kong por sus efectos especiales, Toy
Story por su animación 100% a computadora, Matrix por el famoso “Bullet Time”, y las que están
tan de moda el llamado género “What is Real?” como desde “el sexto sentido”, “los otros”, o más
reciente “El origen”.

Entonces; una película no es clásica por el hecho de ser antigua o por reflejar una tradición, ni por
ser culta o formar parte de la historia, así como tampoco por ser solamente de gran calidad.

Incluso diría yo que ni aun cumpliendo con todas las características se puede hablar de una
película estrictamente clásica.

¿Entonces que más se necesita para llegar a ocupar este lugar?

Yo pienso que no todas las películas que cumplen estas características son clásicas, pero un
clásico debe cumplir estas características más (y esta es las condición que desde mi punto de vista
crea la excepción) el carácter de sublime en un sentido Psicoanalítico.

Los sublime se relaciona con la belleza, ¿Pero qué hace la diferencia entre estos dos conceptos?
En primer lugar; la belleza tiene como resultado una tranquilidad, conforta, da placer, y se concibe
como una armonía, mientras que lo sublime es el punto de ruptura en la belleza, cabe resaltar que
no es lo contrario, solo el punto donde se quiebra porque la sublimidad excita, agita, desconcierta,
se vincula con fenómenos caóticos, aterradores, ilimitados, pero aun así provocan placer, pero un
placer solo a través de la mediación de displacer.

Según Kant: lo sublime se puede describir de esta manera: es un objeto (de la naturaleza) cuya
representación determina a la mente a que contemple la elevación de la naturaleza fuera de
nuestro alcance como equivalente a una presentación de las ideas.

Y Lacan en “la ética del psicoanálisis”: un objeto elevado al nivel de la Cosa (imposible).

A que más se puede acercar esto si no es a lo Real


Es una relación entre el mundo interior con lo real inalcanzable, como un intento de simbolizar lo
no simbolizable, pero sobre todo nos remite a este fracaso. Cabe aclarar, lo sublime no es el
intento, sino el fracaso de ese intento, más aun, la imposibilidad de representar, de simbolizar la
Cosa, pero sin embargo este constante fracaso nos permite intuir la verdadera dimensión de la
Cosa Real.

¿Qué es esa Cosa Real, que tiene que ver con nosotros, porque su importancia, porque lo sublime
que lo bordea nos provoca placer y displacer?

Provoca displacer por confrontarnos con la Cosa, por animarnos a acercarnos a ella, como un
vértigo, pero por su carácter de fracaso, ya que esta confrontación siempre será fallida nos
recupera placer, de un lado de la brecha nos invita a presentir la grandeza de la cosa, pero con
esta brecha de por medio.

¿Cuántas veces no hemos salido del cine o sacado el disco del DVD aturdidos por la película que
acabamos de ver? Y repasamos le película, le damos vuelta, tratamos de recordar los mínimos
detalles, nos distrae de las actividades cotidianas, nos angustia, le ponemos otros tintes, las
llevamos a nuestras actividades, la pensamos como algo personal… se convierte en una pregunta,
aparece la falta, nos confronta con el núcleo duro constituido como un vacío, lo real que nos habita.

Aquí quisiera recordar la película “Play It Again, Sam” (Sueños de un Seductor) escrita por Woody
Allen. La película comienza con la escena final del clásico “Casablanca” en la que se despide el
protagonista de su amada para que ella tome un avión que la libere de Casablanca y la una con su
esposo. El protagonista de esta película, interpretado por Woody Allen sale del cine conmovido
casi hasta las lágrimas a pesar de haber visto esa película ya varias veces. A lo largo de la película
Humphrey Bogart, protagonista de Casablanca y galán seductor de Hollywood se le aparece a Woody Allen
confrontándolo con su severa timidez e incapacidad para seducir a una mujer. El punto máximo de este
trastoque en la vida del protagonista se da cuando tiene que despedirse de esta mujer en un aeropuerto
alentándola a que tome el avión en el que va su esposo porque si no “se puede arrepentir por toda su vida”
repitiendo textualmente las palabras de la película “Casablanca”.

¿Qué es esa cosa real que habita en el sujeto, a que se acerca una película sublime?

Dije hace unos momentos que una película se convierte en una pregunta, y quisiera partir de aquí.
En “el sublime objeto de la ideología” de Slavoj Zizek cita a Aron Bodenheimer, quien formula la
tesis de que “hay algo obsceno en el acto mismo de preguntar” no tiene que ver con el contenido
de la pregunta, el puro hecho invade la intimidad, expone, y un ejemplo claro de esto es la
pregunta de un niño a su padre, una pregunta como “¿Por qué el cielo es azul?” al niño después
parece importarle poco el cielo, más bien le interesa encontrar la falta en el gran Otro. Lo que
produce en el padre es vergüenza porque apunta a lo más interno, a lo más íntimo. Ese extraño
objeto en mi interior “en mi más que yo”.

Para concluir con esto y dar consistencia a este asunto de lo Real en el sujeto habrá que recordar
que para Lacan, el sujeto tiene un grado pre-simbólico (por tanto Real), vacío, algo que ha estado
antes de cualquier simbolización y que posteriormente es llenado, un agente que al irse llenando
de esta manera trata de expresarse en el lenguaje, pero que también vale decir nunca el lenguaje
logra dar en el clavo de este punto pre-simbólico y siempre dirá demasiado poco o en exceso.

Entonces para concluir; se puede crear un debate en el que se discuta si una película se convierte
en clásica por tener grandes dotes técnicos o por ser sublime en el sentido apenas expuesto, pero
este debate es el que abre la posibilidad de una respuesta, no para quedarse con una postura o la
otra, sino porque un film que tiene estos dos elementos llega al grado de Clásico.

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