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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para la Educación Universitaria

Fundación Misión Sucre-Aldea Universitaria Brión

Municipio Brión- Estado Miranda

Unidad Curricular: Periodismo en situación de conflicto

¿Que entendemos por situación de conflicto?

Facilitador: Triunfadores:
Armando Esteves Mayra Díaz C.I: 27.282.809
Yvan Sánchez C.I: 25.000.855
Génesis Moreno C.I 23.711.728

Higuerote octubre de 2019


Tanto la paz como la guerra son nobles o innobles según su especie y según
la ocasión

JOHN RUSKIN

La dualidad del alma humana hace del hombre un ser entre animal y divino, capaz
de crear o destruir según las pulsiones dignas de su especie, poseedor de ese
vital don que constituye el pensar se debate en todo momento entre la nobleza y la
codicia de sus actos. Desde tiempos inmemoriales es posible evidenciar la disputa
que mueve todas las cosas, tal como refleja el Génesis en la afrenta del hombre a
Dios al desobedecer su mandato o en el asesinato de Abel a manos de su propio
hermano Caín, movido por el celo que puede generar el desagrado.

De ahí que el conflicto este arraigado en el corazón, la historia y destino del


hombre, significando un aspecto con el cual lucha internamente para controlar ese
instinto primitivo que lo vuelca a derruir y oprimirse, oponiendo así los medios
racionales, éticos y morales que le permitan alcanzar un estado de paz
imperfecta.

En la cual la disputa, el debate y el disenso constituyen una base primordial de


nuestro mundo y cotidiano vivir, abrigado por la sospecha política, en la que los
hombres agrupados en torno a un territorio, historia y valores compartidos,
constituyen órganos públicos para representar sus intereses colectivos
contrapuestos a otros de su misma índole, evidente en la guerra económica que
cifra la disputa alrededor de los recursos que dispone el hombre para su
subsistencia y controversial en la religión, elevación espiritual que siendo un
dogma encuentra en espíritus radicales la ilegitimidad para imponer sus ideas por
sobre otras revelaciones.

Así se dirimen los asuntos del orbe en un fluctuante e incesante vaivén que como
el ying y el yang se imbrican en un círculo eterno que nos lleva de periodos de
crecimiento a la decadencia, florecer para marchitarse como la naturaleza que
puebla nuestro habitad y nuestra mente.
De ese modo ciertos autores exploran los mecanismos que mueven la historia de
nuestros conflictos modernos, contraponiendo ideas, conceptos y diversos
paradigmas de abordaje.

Tras décadas de conflictos entre las dos superpotencias del mundo, los Estados
Unidos en representación del bloque capitalista y la Unión Soviética del bloque
comunista, el 25 de diciembre de 1991 acabo por disolverse la URSS finiquitando
la guerra fría y debilitando la esfera de influencia soviética. En este marco en 1992
sale a la venta un polémico libro titulado El fin de la historia y el último hombre por
Francis Fukuyama, exponiendo la tesis de que con la caída del comunismo y tras
el triunfo de la democracia liberal se marca el comienzo de la etapa final en la que
no hay mas lugar para tantas batallas ideológicas, siendo así el “fin de la historia”,
fin de las guerras y revoluciones sangrientas, satisfaciendo el deseo económico
obviando el plano político-militar.

Pero el marco expuesto por Fukuyama resultaría muy estrecho para las
complejas variaciones que se darían en la realidad, surgiendo así en 1996 de la
mano de un intelectual ingles una obra que generaría controversia y asombro por
su claridad de exposición, titulada el Choque de Civilizaciones por Samuel P
Huntington, en ella estructura una nueva tipología de conflictos caracterizados por
la lucha intercivilizatoria, las oscilaciones entre civilizaciones externas, conflictos
por fractura y el escenario de una 3 Guerra Mundial. Aunque potente en sus
alegatos sobre el estado actual de la civilización moderna que transita por la
globalización, el mismo grado de intereses obvia y desprestigia su teoría como
una fabula de difícil comprobación por algunos así como consigue ser vista como
un poderoso argumento en favor de la liberación de los pueblos por otros.
Incurriendo en la misma segmentación de la que es participe nuestro mundo.

Aunque pudiendo ser apreciada cierta comprobación disfrazada para algunos en


la última obra de Henry kissinger, denominada Orden Mundial del 2014, en la que
el intelectual y ex secretario de estado de la administración Nixon uno de los
artífices de algunos de los movimientos más osados de los Estados Unidos en la
guerra fría, expone la tesis de que las potencias se están reagrupando en nuevas
configuraciones inestables; movidos por intereses multifactoriales, hasta que se
consolide un nuevo orden mundial.

Hecho que nos lleva a vislumbrar en el análisis de uno de las más importantes
estrategas del bloque occidental, las condiciones para una fase de luchas
prolongadas, las cuales ya se evidencian en las noticias diarias y sus
consecuencias migratorias, sanitarias y hasta culturales que se pierden de vista en
la marea caótica que se avecina.
Hallamos así en los conflictos, crisis, emergencias y desastres la mano del hombre
que agrede, viola, asesina, masacra y da muerte a sus similares produciendo un
estado de indefensión, crisis humanitaria y ayuda humanitaria.

Reconociendo que cada conflicto posee características peculiares que le hacen un


suceso extraordinario, es posible hallar en todos las mismas causas históricas,
ideológicas, políticas, económicas y tecnológicas que movilizan contingentes a
favor o en contra de ciertas doctrinas, generándose un cumulo de actores que se
involucran de forma directa o indirecta en el conflicto, contribuyendo estos a
enriquecer o envilecer la disputa con el aporte de una retorica propia que busca
acercar al mayor cumulo de simpatizantes dispuestos a perecer en pro de ciertos
ideales.

Cargando inevitablemente con unas consecuencias que pueden variar según la


intensidad y duración del conflicto, constituyéndose en ocasiones en sucesos
traumáticos capaces de marcar a una nación en su devenir histórico, requiriendo
en su mayoría de mecanismos de reconciliación o sucumbiendo en otros
escenarios a la vil retaliación.

En ese complejo escenario es indispensable considerar que el comunicador social


en su rol de actor imparcial comprometido con la verdad, nunca debe concomitar
con ninguna fuerza de poder, ya que siendo el mismo el cuarto poder posee el
derecho y el deber irrenunciable para con los ciudadanos que nutren su conciencia
de su pluma hábil y responsable, dando forma a la realidad y asegurando la
libertad, fraternidad e igualdad, valores máximos que cualquier tiempo futuro
requerirá para alcanzar la tan ansiada paz perpetua.

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