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Crecimiento económico:

El crecimiento económico es el incremento de la renta nacional o el PIB por persona de un país


o una región o un grupo de países, como en el caso de la Unión Europea, en un plazo de
tiempo. Lo más habitual es medirlo de forma anual, para comparar cómo ha crecido o no cada
año. Hacerlo por persona o per cápita sirve para poder establecer comparaciones razonables
entre países, porque si nos limitáramos a la renta total o el PIB en su conjunto, entonces
resultaría que China es el país más rico del mundo, no porque sus habitantes sean ricos sino
porque son muchísimos.

¿Por qué crecen los países? Lo primero es constatar que lo hacen, y lo han hecho de modo
muy acentuado desde la llamada Revolución Industrial del siglo XIX. Los datos del economista
Angus Maddison indican que el crecimiento económico en los últimos 200 años ha sido
espectacular: la población mundial se multiplicó por cinco, la renta por persona lo hizo por
ocho, el PIB mundial por 40 y el comercio mundial por 540. En todo este período los mejores
años son los que van desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis del petróleo en
la década de 1970. El segundo mejor período para el crecimiento fue de 1870 a 1913, y, el
tercero, el período actual hasta la crisis. Las cifras de los últimos dos siglos son muy superiores
a toda la historia anterior.

Los países que más crecen son los de Europa Occidental y sobre todo algunas de las antiguas
colonias como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Algunos continentes
cambian de ritmo de crecimiento. Por ejemplo, Asia ha crecido mucho más rápido que África
en el último medio siglo (esto explica por qué África es ahora el continente de la pobreza).

Las razones del crecimiento económico son diversas, pero entre ellas destacan el progreso
técnico, la inversión y la acumulación de capital, tanto capital físico como humano. También
cuenta la apertura a los mercados exteriores y son de sobresaliente importancia las
características de lo que se llama el marco institucional: en esencia el mantenimiento de unos
mínimos imprescindibles en términos de seguridad física y jurídica, paz y libertad.

¿QUÉ ES LA TEORÍA DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO?


El análisis del crecimiento económico ha desempeñado un papel cada vez más importante en
la economía durante las últimas tres décadas. Por una parte, la conciencia de los problemas de
los países en desarrollo y la incapacidad de los mecanismos convencionales para resolverlos,
condujeron al desarrollo de una parte de la economía, teórica y descriptiva, que se dedicara a
este tema en forma exclusiva. Por otra parte, el cambio de enfoque en el problema del
desempleo persistente en economías capitalistas industriales avanzadas hacia los problemas
del pleno empleo, por supuesto llevaron a la pregunta acerca de qué determina la tasa a la
cual crece una economía a través del tiempo. Algunos economistas consideran la tasa de
crecimiento de la fuerza de trabajo, la proporción del ingreso nacional que se ahorra y se
invierte y la tasa de mejoras tecnológicas (incluyendo incrementos en la captación de la fuerza
de trabajo y en la eficiencia administrativa) como los determinantes principales de la tasa de
crecimiento de la economía. Las teorías económicas del crecimiento son bastante abstractas y
formalísticas, y se ha dedicado mayor atención a las propiedades lógicas y matemáticas de los
distintos modelos de crecimiento que a su relevancia empírica, la cual es bastante baja.
La preocupación cotidiana acerca del crecimiento económico se debe a la idea de que a mayor
tasa de crecimiento de una economía, mayor será, permaneciendo otras cosas igual, el
incremento en el bienestar.

La teoría del crecimiento es la parte de la economía que analiza los determinantes del ritmo en
que crece la economía a través del tiempo. Por lo tanto, en una definición generalizada,
crecimiento de la economía significa el aumento de sus principales agregados económicos.

Otro punto importante en el estudio del crecimiento económico ha sido la concepción de


aspectos o características que lo integran. Así, las teorías del crecimiento económico se
encuentran clasificadas en (Jones, 1998):

a) Teorías Magnas del Crecimiento Económico. Se constituyen como aquéllas que captan
la esencia de los procesos de crecimiento de todas las sociedades a través de la
historia; sus principales teóricos son Smith, Ricardo, Malthus, Mill y Marx.
b) Teorías del Desarrollo Económico. Aquéllas que pretenden aplicarse a problemas
específicos de los países que se encuentran en desarrollo.
c) Teorías Modernas del Crecimiento Económico. Son las teorías desarrolladas en épocas
relativamente recientes; tienen que ver no sólo con el tiempo, sino con un
determinado estilo y método de análisis.

Como ha podido observarse, esta clasificación se encuentra en función de la evolución de la


concepción de crecimiento económico; así, se evidenció el papel de las teorías de desarrollo
económico y las teorías de crecimiento económico

III. LAS VISIONES EXÓGENA Y ENDÓGENA DEL CRECIMIENTO


ECONÓMICO
El estudio de las teorías modernas de crecimiento económico ha tenido dos vertientes,
tomando en consideración el periodo de estudio. De esta manera, se ha observado que el
periodo 1936-1970 es marcado por una visión exógena del crecimiento, mientras que el
periodo comprendido desde 1985 a la fecha se caracteriza por una visión endógena del
crecimiento económico.

Así, en los siguientes apartados se presentan algunos aspectos relevantes de la orientación


neoclásica y la postura de la nueva economía acerca del crecimiento económico de largo plazo,
a fin de observar sus exponentes principales, sus fuentes y diferencias entre ambas teorías.

III.1 Crecimiento Exógeno.


Desde una perspectiva keynesiana, Harrod (1939) y Domar (1947) enfatizan la importancia de
la inversión en el crecimiento económico.

Harrod (1939) planteó por lo menos tres conjuntos de cuestiones al analizar la problemática de
la economía del crecimiento:

1. la posibilidad de un crecimiento sostenido en un modelo con una razón capital-


producto fija, C, y una razón ahorro-producción fija, s;
2. trata de mostrar la irregularidad de una ruta de crecimiento sostenido; y
3. la inclusión de la mano de obra como uno de los requerimientos integrales de la
producción, y no solamente el capital (Sen, 1979: 9 y 13).
El modelo de Harrod-Domar tiende a poner en evidencia la inestabilidad del crecimiento:

Harrod indica que no existe ningún mecanismo seguro para evitar que una economía consiga
igualar las tasas natural y garantizada, al ser esta última básicamente inestable. Por su parte,
Domar señala que el problema radica en la existencia de una inversión con un nivel bajo para
las necesidades de la economía.

Posteriormente, la discusión acerca de las fuentes del crecimiento fue retomada por los
neoclásicos, siendo su máximo exponente Robert M. Solow, quien en su modelo de 1956, A
Contribution to the Theory of Economic Growth, desarrolla la hipótesis sobre la intensificación
del capital y su probable contribución a la productividad laboral, al eventual proceso de
inversión y al crecimiento.

Asimismo, en su modelo, Solow (1956) señala que los rendimientos decrecientes del capital
imponen un límite a la acumulación y al mismo crecimiento económico. Por lo tanto, sólo el
progreso técnico puede contrarrestar la tendencia decreciente del capital y propiciar que se
mantenga su crecimiento. El equilibrio en este modelo se establece cuando la tasa de
crecimiento del ingreso por habitante es igual a la tasa de progreso técnico, la cual depende
de la evolución de la tecnología y por tanto se fija fuera del modelo.

En otras palabras, el crecimiento supone un desarrollo del capital mediante la inversión y un


aumento de la población, aun cuando es considerado como limitado por un ritmo de
crecimiento natural considerado como dato exógeno. En el modelo de Solow se integra el
progreso tecnológico, A, para mejorar la productividad de los factores.

III.2 Crecimiento Endógeno


Los nuevos modelos de crecimiento económico desarrollados desde finales de los 80 se
encuentran inmersos en el análisis de las fuentes endógenas y los factores asociados a dichas
fuentes.

Antes de exponer los conceptos fundamentales que plantean las nuevas teorías del
crecimiento, habrá de comprenderse la noción “endógeno”.

De acuerdo con el diccionario Merriam Webster’s Collegiate Dictionary, endógeno significa lo


que es ocasionado por factores que se hallan dentro del organismo o sistema.

Luego entonces, es el análisis de las fuentes endógenas lo que marca la diferencia del enfoque
teórico del crecimiento endógeno. Esta nueva forma de concebir el crecimiento económico
tiene su base en los progresos registrados en las teorías de la economía industrial y del
comercio internacional.

En esta nueva concepción del crecimiento económico, el elemento clave es la endogeneización


del progreso tecnológico. Le reconocen un doble carácter al progreso tecnológico:

1. la acumulación del capital físico, y


2. la acumulación del capital humano.

El cambio tecnológico se expresa en las invenciones que se adicionan al conjunto de nuevos


equipos y maquinaria, aunque también se manifiesta en los efectos del aprendizaje derivados
de las innovaciones, los cuales se suman a la experiencia y conocimientos previos. También
posibilita variar las condiciones de vida de la población (alimentos, salud, educación, etc.), lo
que impulsa la inversión (la demanda) y favorece la acumulación de capital físico; por tanto, los
nuevos conocimientos adquiridos en el proceso de trasformación se incorporan a los ya
existentes, contribuyendo de esta manera a la acumulación del capital humano (Ibid: 40).

Por lo tanto, la característica fundamental de esta aportación es la de no considerar al


progreso técnico como un factor que está exógenamente determinado (Galindo, 1994: 104).

1. La inversión en capital físico y la acumulación de conocimientos.


Esta primera fuente endógena de crecimiento tiene su base en el modelo fundador de Romer
(1986). En su modelo, Romer (1986) plantea un modelo de crecimiento basado en las
externalidades positivas, derivadas de la acumulación del conocimiento, A, un factor de capital
y de la inversión de capital físico, K. Asimismo, el crecimiento económico es fruto del
incremento del stock de capital y, por tanto, de la intensidad del capital, con una población
constante, ello tiene que ver con la existencia de rendimientos constantes o crecientes a
escala. La productividad marginal del capital no decrece con la acumulación, de ahí el
reconocimiento de esta fuente endógena.

Por su parte, el conocimiento es producido en las empresas a partir del aprendizaje y de la


Investigación y Desarrollo y éste tiende a ser del dominio público. La base inicial de los
conocimientos se encuentra en la maquinaria y el equipo, es decir, en capital. En el proceso de
producción los trabajadores aprenden y se apropian de los conocimientos, sin embargo,
también generan nuevas ideas que contribuyen a mejorar el uso de los insumos (capital y
trabajo) y, por tanto, de la tecnología (Ibid: 43).

2. Investigación y Desarrollo
Básicamente se puede decir que la fuente endógena Investigación y Desarrollo, expresado en
la innovación tecnológica, se encuentra en los trabajos de Romer (1989) y de Aghion y Howitt
(1990).

Romer (1989) endogeniza el progreso tecnológico como consecuencia de considerar que los
investigadores buscan plantear nuevas ideas (constante innovación) y sacar provecho de las
mismas (ideas novedosas).

Al respecto, Romer señala que “... el cambio tecnológico –un mejoramiento de las
instrucciones para la combinación de las materias primas- se encuentra en la base del
crecimiento económico... El cambio tecnológico aporta el incentivo necesario para la
acumulación continua del capital, y la acumulación del capital y el cambio tecnológico en su
conjunto son responsables en gran parte del incremento del producto por hora trabajada”
(Romer, 1989: 1). De esta manera, si se quiere modelar el progreso tecnológico en forma
endógena se tiene que abandonar el mundo perfectamente competitivo y óptimo de Pareto
(que constituye la base de la teoría neoclásica) y propiciar la competencia imperfecta, ya que
una empresa en competencia perfecta no invertirá en investigación (su costo medio de
producir tecnología siempre sería mayor que el costo marginal).

3. Capital Humano
Robert E. Lucas (1988) define el capital humano individual como el nivel de capacitación
(calificación) general. Una ampliación a esta definición es la que señalan D. Guellec y P. Ralle
(1995): el capital humano define el stock de conocimientos valorizables económicamente e
incorporados en los individuos. No es solamente el nivel de calificación sino también (en
especial, en el caso de los países en vías de desarrollo) el estado de salud, la nutrición y la
higiene.
Para Lucas (1988), las fuentes de acumulación del capital humano son dos:

1. la educación, la que se adquiere en la escuela a través de la educación formal; y


2. el aprendizaje en la práctica (learning by doing), por medio del cual se incorporan
nuevos conocimientos (conocimientos técnicos).

A diferencia del capital tecnológico, donde el rendimiento de la acumulación es desde el


principio público, el rendimiento del capital humano es privado (Guzmán Chávez, 2000: 49).

En el modelo de Lucas (1988) se manifiesta que el capital humano acumulado en el tiempo


impacta la productividad actual o en periodos futuros; también se señala que un nivel bajo de
capital humano y capital físico puede mantener a un país rezagado económicamente.

Otro enfoque en relación con el capital humano como fuente de crecimiento es el expuesto
por R. Nelson y E. Phelps (1966), para quienes la educación es la que permite aumentar la
capacidad individual, para innovar (crear actividades, productos y tecnologías nuevos) y para
adaptar las nuevas tecnologías, con las cuales se acelera la difusión tecnológica a través de la
economía.

Para Nelson y Phelps (1966) el nivel educativo tiene un papel fundamental, y en consecuencia
el nivel del capital humano en el crecimiento. Por lo tanto, el nivel de escolaridad de la
población y, en específico, el número de investigadores, son factores importantes para el
crecimiento de un país.

4. Capital Público de Infraestructura


En su modelo de 1990, Barro revelaba que la red de comunicaciones o de telecomunicaciones,
servicios de información, carreteras, puentes, etc., favorece el crecimiento de la productividad
total de los factores del conjunto de las empresas. Es decir, la inversión en capital público
juega un papel importante para el crecimiento.

5. Comercio Internacional
Considerando una economía abierta, los modelos de crecimiento endógeno reconocen que no
solo existen intercambios de bienes, sino también intercambios de flujos de conocimientos
tecnológicos, patentes, habilidades laborales, los cuales pueden contribuir al crecimiento.
También la difusión (spillover) de tecnologías y de conocimientos entre los países engendra
externalidades positivas que favorecen el crecimiento económico de los países (Guzmán
Chávez, 2000).

Según Grossman y Helpman (1990), el comercio internacional permite el acceso a nuevos


cambios técnicos; la competencia internacional alienta u obliga a los empresarios a acceder a
nuevas ideas y técnicas, elevándose de esta manera la inversión en Investigación y Desarrollo,
factor importante para el crecimiento económico; asimismo, el comercio internacional permite
ampliar el tamaño del mercado para las empresas exportadoras.
El modelo de Harrod – Domar
El primer modelo que se tiene en cuenta en este análisis, es el modelo de crecimiento de
Harrod (1939) - Domar (1946), el cual amplía las ideas de Keynes, a través de la
macroeconomía dinámica, es decir, por medio del estudio global de la economía en términos
del monto total de bienes y servicios producidos, el total de los ingresos, el nivel de empleo, de
recursos productivos, y el comportamiento general de los precios, etc. El análisis de las fuerzas
determinantes de las tasas de aumento de las principales categorías de la demanda (bienes de
capital, exportaciones, etc.). En este sentido, según Galindo y Malgesini (1994), el modelo
plantea la importancia de las expectativas, como factor que podría influir sobre dichas
variables.

Harrod, elaboró un modelo que explica el crecimiento económico a largo plazo, de manera
equilibrada (regular). Es decir, su teoría como el matrimonio entre "el principio de aceleración"
y la "teoría del multiplicador" expresando con esto su posición keynesiana. Debido a esto, es
necesario utilizar, el principio de Keynes, en el cual "la inversión juega una doble función en la
economía", porque determina el ingreso y la demanda global, y por su característica del
multiplicador que influya en la demanda y por su apariencia de oferta aumenta la capacidad de
producción. De manera que la condición para un crecimiento regular y equilibrado en la
economía se realiza cuando el crecimiento de la oferta es igual al crecimiento de la demanda.
Este modelo, pretende dar un enfoque dinámico al aporte de Keynes, y establece un modelo
que iba a ser punto de base para desarrollos posteriores, que intentaron mejorarlo a través de
la introducción de nuevas hipótesis o variables. El modelo de Harrod - Domar se realizó de
forma paralela e independiente, pero ambos planteamientos llegaron a conclusiones muy
similares, aunque con algunas diferencias.

Los principales fundamentos del modelo desarrollado por Harrod son:

1) El nivel de ahorro agregado (s) ex - ante es una proporción constante de la renta


nacional (Y), de la siguiente forma:

Siendo s, la propensión media al ahorro.

2) La fuerza de trabajo crece a una tasa constante, pero sin que ello suponga la existencia
de rendimientos decrecientes, sino que por el contrario, son constantes; con esto
Harrod se aparta de los supuestos clásicos. Teniendo en cuenta esta circunstancia, se
establece que la eficacia laboral, es decir, el número de trabajadores en unidades de
eficiencia, aumenta a una tasa n ', lo que implica que:

3) Se supone que existe una única combinación de capital (K) y de trabajo (L) dentro de la
función de producción, no existiendo, además, progreso técnico que pudiese alterar
dicha relación, ni siquiera depreciación en el capital;

4) El capital es una parte del volumen de producción existente.


Donde v es la relación capital – producto

Donde ahora v sería la relación marginal capital - producto, por lo que se podría considerar
como el aumento efectivo en el stock de capital en un determinado período, dividido entre el
incremento efectivo de la producción.

Teniendo en cuenta este supuesto y el anterior, nos encontramos con que el stock de capital
que se genera debe ser aquel que los empresarios consideran adecuado en función de las
necesidades que se derivan del nuevo nivel de producción y de renta. Además, al no existir
depreciación, nos encontramos con que la tasa de variación del capital K sería igual al nivel de
inversión, por lo que la ecuación K=vY queda de la siguiente forma:

Ahora, teniendo en cuenta estos supuestos, podemos desarrollar el modelo propuesto por
Harrod. Para ello, hay que considerar la condición de equilibrio según la cual el ahorro es igual
a la inversión, es decir, I = S. Por tanto,

De vY=sY, se obtiene lo que Harrod denominó como ecuación fundamental,

Donde Y / Y es la tasa de crecimiento de la renta nacional, que debe ser igual a la relación que
existe entre la propensión media al ahorro y la relación capital - producto, v, siempre y cuando
se desee que la economía mantenga el equilibrio entre la inversión y el ahorro a lo largo del
tiempo. A este tipo de crecimiento (Y / Y) se le denomina como tasa de crecimiento efectiva
(G). En el caso de que se suponga que s y v sean constantes también lo sería G.

Por otra parte, si en vez de considerar v, incorporamos r v, es decir, el coeficiente de stock de


capital requerido por las empresas teniendo en cuenta el crecimiento de la renta (o lo que es
lo mismo, la relación marginal capital - producto), entonces tendremos:

Denominando ahora a s / r v como la tasa de crecimiento garantizada (Gw) que según Galindo
y Malgesini (1994) es: "aquel ritmo de crecimiento que de alcanzarse, dejará a los empresarios
en una actitud que les predispondrá a mantener una evolución similar". Al disponer de dos
tipos de tasa de crecimiento, lo que nos interesa saber es la relación que existe entre G y Gw,
que se expresa de la siguiente forma:

Así pues, para que ambas tasas de crecimiento coincidan, alcanzando un cierto equilibrio,
resulta necesario que se cumpla que v = r v. Ello implica que al crecer a un ritmo Gw, entonces
el incremento del stock de capital realizado por los empresarios debe ser igual al requerido, de
tal forma que consideren que el stock de capital obtenido sea el apropiado para satisfacer las
necesidades del nivel de renta. En definitiva, según Galindo y Malgesini (1994), de esta manera
se consigue que el stock de capital que se posee se ajuste al deseado, cuando la producción
aumenta siguiendo una tasa garantizada. Bajo estos supuestos se llega a que la tasa de
crecimiento de la renta nacional, debe ser igual a la relación que existe entre la propensión
media al ahorro y la relación marginal capital - producto.

Las principales conclusiones del modelo de Harrod, son las siguientes:

1) En principio se dispone de lo que se podría denominar "trayectoria de equilibrio" para


la renta que es la que se debería tratar de alcanzar y para la que existe una cierta
relación ahorro - renta. Una vez que se está en dicha senda, los empresarios estarán
conformes con su situación y llevarán a cabo las inversiones necesarias.
2) Cualquier desviación que se produzca de dicha trayectoria dará lugar a desviaciones
cada vez mayores de la misma, en lugar de acercamientos.
3) Existe un nivel de producto que crece a una tasa de crecimiento natural. Y para que
exista un crecimiento sostenido y equilibrado con pleno empleo, esta tasa tiene que
ser igual al crecimiento efectivo, que a su vez debe ser igual al crecimiento equilibrado.
4) El tipo de interés no tiene capacidad para corregir las desviaciones que se produzcan
respecto a la trayectoria de equilibrio.
5) Finalmente, la inclusión de la tecnología como variable no altera las anteriores
conclusiones.

De acuerdo al modelo de Harrod, el tipo de medidas que se podrían aplicar para mejorar el
crecimiento de una economía, no debe partir de una política mixta, es decir, la combinación de
medidas monetarias y fiscales. Lo principal, según este modelo, para generar una senda de
crecimiento sostenida en el largo plazo es disminuir el ahorro, en otras palabras, evitar la
existencia de un nivel de ahorro que esté por encima de las necesidades que la economía
presenta para conseguir el pleno empleo e introducir las innovaciones tecnológicas, ya que, el
proceso de Innovación tecnológica posibilita combinar las capacidades técnicas, financieras,
comerciales y administrativas y permiten el lanzamiento al mercado de nuevos y mejorados
productos o procesos.

Con respecto a la política fiscal, Harrod sugiere distribuir mejor el nivel de ahorro dentro de la
economía. El sector público tiene que ahorrar, si los agentes privados no lo hacen y llevar a
cabo las inversiones necesarias con un bajo volumen de dicha variable necesaria sin tener que
incurrir en una inflación de demanda derivada de una política fiscal expansiva.

Para que el Estado pueda ahorrar más debe detraer fondos de los agentes privados, por lo que
su demanda será menor y, en definitiva, los empresarios obtendrán menos ingresos. En esta
situación, según Galindo y Malgesini (1994), puede ocurrir que aquéllos no estén dispuestos a
invertir más, por lo que el esfuerzo habrá sido inútil.

La solución que ofrece Harrod a esta perspectiva es la implantación de lo que se denomina


como "planificación indicativa", es decir, establecer una tasa de crecimiento que podría
alcanzarse en cinco años, por ejemplo, y solicitar a los empresarios su opinión sobre ello,
tratando de conseguir que se comprometan a cumplirlo. Si están de acuerdo se sigue adelante
y el Estado garantiza que su demanda se mantendrá e incluso, llegado el caso, la aumentaría,
para que las expectativas no se viesen afectadas. Cuando hablamos de planificación indicativa
nos referimos a una forma de planificación económica aplicadas por un Estado en un esfuerzo
por resolver el problema ocasionados por la falta de información perfecta en la economía y así
aumentar el rendimiento económico.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta que, la planificación va más allá de la mera predicción o
pronóstico. Con la planificación no se pretende tan sólo anticipar el futuro, sino también labrar
el porvenir, esto es, transformar el futuro esperado en un futuro deseado. Según el plazo u
horizonte temporal, la planificación puede ser a corto, a medio y a largo plazo. Según la
naturaleza de sus objetivos, la planificación puede ser estratégica o táctica. Desde el punto de
vista geográfico o territorial, la planificación puede ser de ámbito nacional, regional, local,
etcétera La actividad humana, en general, y la actividad económica, en particular, es
esencialmente una actividad planificadora.

Bajo estos planteamientos, se deduce que la política fiscal y la política monetaria, unidas,
pueden asegurar un crecimiento de la demanda agregada acorde con el potencial de oferta de
la economía; pero no siempre pueden hacerlo sin llevar a una inflación de demanda, es en este
sentido, donde la planificación indicativa tal vez sea capaz de lograrlo.

Para entender mejor lo anterior podemos definir los siguientes términos:

La política fiscal es una rama de la política económica que configura el presupuesto del
Estado, y sus componentes, el gasto público y los impuestos como variables de control para
asegurar y mantener la estabilidad económica, amortiguando las oscilaciones de los ciclos
económicos y contribuyendo a mantener una economía creciente, de pleno empleo y sin
inflación alta.1 El nacimiento de la teoría macroeconómica keynesiana puso de manifiesto que
las medidas de la política fiscal influyen en gran medida en las variaciones a corto plazo de la
producción, el empleo y los precios.

La política monetaria es una rama de la política económica que usa la cantidad de dinero como
variable para controlar y mantener la estabilidad económica. Para ello, las autoridades
monetarias usan mecanismos como la variación del tipo de interés, y participan en el mercado
de dinero.

Las similitudes que presentan los modelos de Harrod y Domar, serían las siguientes:

1. En ambos casos se intenta dinamizar las ideas expuestas por Keynes. No aceptan
los postulados neoclásicos.
2. Ambos modelos implican la existencia de una serie de dificultades a lo largo del
tiempo que perjudican la posibilidad de alcanzar un crecimiento equilibrado con
pleno empleo. Harrod indica que no existe ningún mecanismo seguro para evitar
que una economía consiga igualar las tasas natural y garantizada, al ser esta última
inestable. Por su parte Domar, señala que el problema radica en la existencia de
una inversión con un nivel bajo para las necesidades de la economía.
3. Ambos incorporan una cierta inestabilidad en sus modelos. Para Harrod son las
expectativas y su influencia sobre la función de inversión las que dan lugar a dicha
inestabilidad. En el caso de Domar las limitaciones se ciernen sobre los incentivos
para invertir.
4. Ambos economistas llegan a la misma conclusión, según la cual nos encontramos
en una evolución de los países y de los acontecimientos que pueden conducirnos a
una situación de depresión a largo plazo que genere un volumen de desempleo
cada más elevado junto con una infrautilización de los recursos.
Frente a estos elementos similares en ambos modelos, se ha señalado también que existen
algunos aspectos diferentes, principalmente, el hecho que Harrod le interesa la propensión
media a ahorrar, en cambio en el modelo de Domar se considera a la propensión marginal
como relevante; Domar no determina de una forma implícita la función de inversión, mientras
que Harrod desarrolla la teoría a través del acelerador.

Respecto al período de largo plazo, los dos autores plantean dos dificultades distintas a
las que se tienen que enfrentar las economías. Para Harrod, va a ser la escasez de la mano de
obra la que puede perjudicar el crecimiento. En cambio, para Domar es la escasez de inversión
la que puede llegar a ser perjudicial. Finalmente, la visión respecto a la situación económica es
también diferente.

Mientras que para Harrod el paro es una de las situaciones habituales y el objetivo básico a
eliminar, para Domar va a ser la capacidad productiva no utilizada de forma eficaz la que
perjudica la evolución del país.

El modelo de Harrod se aproxima al problema del crecimiento económico con un tratamiento


más realista al asumir que el progreso técnico puede considerarse como una propensión
interna del sistema económico. El gran mérito del modelo de Harrod radica en no ser un
esquema de equilibrio; es más bien una proyección hacia el largo plazo de algunos de los
conceptos de la Teoría General de Keynes. La tasa de acumulación es una función de las
decisiones empresariales encaminadas a realizar ganancias, sin ninguna garantía de que el
nivel de inversión se ajustaría al requerido en una economía de libre mercado.

La tasa garantizada de crecimiento del modelo de Harrod está basada en la doctrina de la


demanda efectiva de Keynes; sólo puede entenderse en el contexto de la demanda efectiva
insuficiente y del desempleo voluntario. Pero la experiencia disponible para los países en
desarrollo sugiere que el desempleo no del tipo keynesiano y, si existe desempleo de tipo
estructural, es evidente que la formulación del modelo de Harrod no ofrecería un marco
conceptual adecuado para entender las verdaderas razones del desempleo.

El problema del desempleo que preocupaba a Keynes se caracterizaba por la existencia de un


exceso de capacidad instalada. El problema del desempleo de los países en desarrollo surge
porque la capacidad productiva y la demanda efectiva nunca han estado a un nivel apropiado.

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