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LA EUTANASIA: UN PROBLEMA DE IDEOLOGIAS

Diversos casos de eutanasia están dejando sus huellas en el mundo, las cuales cierran y
abren debates entre organizaciones como el Vaticano quien salió a remarcar su postura al
respecto: “El suicidio asistido no es una muerte digna, es algo absurdo. Y la iglesia está en
contra porque no es admisible el acto de quitarse la vida. No juzgamos a las personas,
pero el gesto en si debe condenarse”.

Los conflictos y desacuerdos en el tema de la eutanasia suceden a raíz de la constante


lucha entre la ciencia y la religión, en como ambas se han tomado el derecho dentro de
nuestras vidas de calificar lo que es bueno o malo, lo que es pecado o delito, simplemente
juzgando lo que hacemos por convicción propia. Desde siempre, los médicos han
participado en la toma de decisiones sobre el fin de la vida y actualmente es común
suspender o no aplicar tratamientos en determinados casos, provocando la muerte rápida y
sin dolor, a este acto se conoce como eutanasia agresiva.

En un contexto jurídico; la eutanasia se encuentra despenalizada en muchos lugares y en


diferentes situaciones, por lo que este derecho debería asegurar los mecanismos para
regular el acceso de los pacientes interesados a este método; que cumplan los requisitos
especificados legalmente, así como la transparencia de los procedimientos.

La Asociación Médica Mundial condena la eutanasia, recomendando a sus profesionales


utilizar en vez de este método, cuidados paliativos (son las atenciones, tratamientos
médicos y farmacológicos que se dan a los enfermos terminales o en fase avanzada, con
el objetivo de mejorar su calidad de vida y conseguir que el enfermo esté sin dolor).

La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque sea
por voluntad propia o a petición de sus familiares; es contraria a la ética, pero esto no
impide al médico respetar el deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la
muerte siga su curso en la fase terminal de su enfermedad. Se han revelado casos de
médicos que han admitido haber causado o acelerado el deceso del paciente sin que éste
lo pidiera, por diferentes razones, desde la imposibilidad de tratar el dolor, la falta de
calidad de vida o por el hecho de que tardara en morir.

En conclusión, el derecho a morir dignamente no es una salida o un escape de nuestros


problemas de la manera más sencilla, como suele sentenciar los dogmas de la iglesia, sino
que por el contrario es la decisión más difícil que se puede llegar a tomar en la vida,
porque estamos eligiendo terminar tal vez con nuestro sufrimiento, con nuestro dolor, con
nuestra existencia y sobre todo con la angustia incesante de nuestros seres queridos.
INTEGRANTES:

- Junior de la Cruz Tushupe.


- Angelica Ramos Saboya.
- Jhoysi Leon Flores.
- Sheyla Surco Tapara.
- Liseth Ramos Carrillo.
- Adrian Lino Navarro.

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