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(COORDINADOR)
SOCIOLOGÍA
Una apuesta al conocimiento científico
Héctor Barroso,Irene Di Martino, Inés García, Claudia Laniella,
Gabriela Lariño, Fabiana Mc Donald, Edda Oliva,
Roberto Pérez Lalanne, Liliana Ráminger, Silvia Schwartz
LEUKA
2001
2
PROLOGO I
La presente obra es el resultado de un proceso que se inició hace más de una década
en esta Escuela de Ciencias, Artes y Técnicas, y que tenía por objeto brindar a los
cursantes de la materia Sociología, material de apoyo complementario para facilitar un
aprendizaje eficaz.
Es un trabajo de recopilación de experiencias y no simple trasvasamiento
bibliográfico; y en esto reside en gran medida su originalidad y su verdadero valor, pues
está dirigido principalmente a estudiantes, que se pretende sean creativos y reflexivos,
más que eruditos.
Además, y aunque no se lo hubieren propuesto, crean un estímulo para aquellos
profesores, que poseyendo adecuada preparaciòn y motivaciòn suficiente, partan en
busca de expresar en forma sistemática y didáctica sus conocimientos, válidos al
principio de establecer una enseñanza provechosa.
El libro es un elemento clave de todo proceso educacional de nivel superior. No
existe nada que lo reemplace: ni la palabra galana del profesor, ni el uso de las técnicas
de enseñanza más avanzadas, ni el empleo de refinados métodos didácticos, ni las
experiencias vividas en el terreno, en los laboratorios y talleres.
Todos estos recursos son importantes y a veces imprescindibles, pero ninguno
excluye la lectura de las obras de quienes han investigado, trabajado y pensado
acabadamente los temas que se tratan
El equipo docente del área de Sociología de esta escuela, ha dado forma a una obra
de su especialidad, que con las características de un texto de carácter introductorio y
general, está destinado a los alumnos de primer año que deben cursar la asignatura en
varias de las carreras que se brindan.
Debemos saludar la aparición de este libro en el àmbito de nuestra institución,
producto del esfuerzo de este grupo humano y profesional de reconocida idoneidad
docente y calidad humana, que ofrecen este aporte bajo la experta conducción del Lic.
Roberto Pérez Lalanne, Coordinador de esta asignatura en nuestra escuela, desde hace
casi dos dècadas.
Han respondido con un hecho tangible, a la impronta señalada por el Rector y
Fundador de esta Universidad, el Dr. Miguel Herrera Figueroa, quien reclamaba
permanentemente que sus docentes realizaran el esfuerzo intelectual de investigar y
volcar en obras escritas el producto de sus saberes y experiencias, destinándolas en
forma prioritaria a los estudiantes que la institución se ha comprometido en “tutelar”.
Con seguridad, el horizonte en el que se sitúa este trabajo posee una línea
“humanística”, si sirve esta expresión para cifrar un constante cuidado por la persona
del profesor y del alumno, y una positiva esperanza en que son las ideas, las actitudes y
los valores, los que justifican y cualifican el quehacer educativo.
Las páginas que siguen a este prólogo son el resultado de una construcción
acumulativa en el tiempo, maduradas en la reflexión que surgió desde sus primeras
publicaciones como ensayos y separatas, que fueron aplicadas en forma prudente y
progresiva, acompañando el desarrollo de las clases que este grupo de docentes tuvo a
su cargo.
Hace un cuarto de siglo que conozco al Lic. Roberto Pérez Lalanne y en ese extenso
lapso he podido comprobar la solidez de su formación científica, su vocación por la
investigación y la enseñanza, dispuesto siempre al servicio de la comunidad educativa
de esta escuela, con total probidad y notable eficiencia.
3
Similar concepto hago extensivo al equipo profesional que lo acompaña desde
hace muchos años y que se ha destacado por una eficaz labor educativa, recibiendo por
ello el reconocimiento de sus discípulos.
Como Director de la Escuela de Ciencias, Artes y Técnicas deseo agradecer a este
grupo académico y humano al que conozco y valoro por sus condiciones profesionales y
personales, el esfuerzo realizado, y en nombre de los estudiantes que se beneficiarán
con esta producción elaborada a la medida de sus necesidades, felicitarlos por la
decisión de haber aceptado este desafío, latente siempre en las entrañas de esta
institución universitaria argentina.
Y para sintetizar lo que este trabajo representa, sólo quiero plasmar su mèrito, en
una frase de Antonio Machado, que dice: “ caminante, no hay camino, se hace camino
al andar”.
Jorge A.A.Bonapace
Director
4
PROLOGO II
In memoriam
Miguel Herrera Figueroa
6
PRESENTACION E INTRODUCCION
PRIMERA PARTE
LA CIENCIA DE LA SOCIOLOGÍA
Y
LA SOCIOLOGÍA DE LA CIENCIA
9
Capítulo 1
CONSIDERACIONES SOBRE
EL NACIMIENTO DE LA SOCIOLOGIA
1
Portantiero, Juan Carlos (Introducción y selección de textos): La sociología clásica: Durkheim y
Weber, Buenos Aires, Ceal, 1977.
10
Simultáneamente se produce un importante proceso migratorio interno: grandes
contingentes de población - en procura de fuentes de trabajo -, se trasladan del campo a
las ciudades. Como consecuencia de ello, se acelera el proceso de urbanización y
empeoran las condiciones de vida de la población: insalubridad, hacinamiento,
enfermedades, mortalidad, etc. Este desplazamiento de población provocó un aumento
de la oferta de mano de obra, que sumado a la expulsión que la incorporación de la
maquinaria había generado no sólo provocaba desocupación sino que además obligaba a
hombres, mujeres, niños y ancianos a trabajar, en condiciones paupérrimas y por
salarios miserables, jornadas de trabajo que no reconocían límites ni horarios fijos: el
llamado capitalismo salvaje se hallaba en todo su esplendor.
Por otra parte, tanto la urbanización como la industrialización produjeron la
aparición de una inmensa burocracia (especialmente pública), que proporcionara los
servicios que las nuevas condiciones capitalistas requerían.
Todos estos procesos políticos, económicos y sociales generaron importantes
modificaciones en la moral y en la religiosidad de la población y una pérdida de
consenso, de integración y de cohesión. De golpe, toda Europa se vio sacudida por
situaciones de crisis y de tensiones, que hasta ese momento jamás había vivido. Desde
luego que el principal de los conflictos reconocía como estelares protagonistas al
capital y al trabajo, a los burgueses y asalariados.
Para dar cuenta de estos problemas es que nace la Sociología. Precisamente, la
preocupación fundamental de sus precursores y padres fundadores, el leiv motiv esencial
que guiará las investigaciones y elaboraciones teóricas será el orden, el consenso, la
integración, o mejor dicho, su restablecimiento.
2
Bourdieu, P., Chamboredon, JC. y Passeron, JC.: El oficio de sociólogo, Buenos aires, 1975.
3
Véase en este libro el capítulo 3: “Reflexiones sobre la ciencia.
11
A esta altura del análisis es conveniente explicitar una premisa o un supuesto a
partir del cual se está construyendo el presente discurso. Ningún conocimiento - en
general -, y menos aún una Ciencia, nace por obra y gracia del azar o de la casualidad.
Una ciencia no se crea porque alguien es tocado por una “barita mágica” ni es
desarrollada por alguien que no sabe qué hacer con su “tiempo libre” y decide ocuparlo
en tal cometido.
Cualquier conocimiento es un producto social. Esto significa que primero se
plantea histórica o socialmente la necesidad de un determinado conocimiento para que
luego se proceda a su producción. Dicho de otro modo, primero se identifica la
existencia de un problema que merezca ser abordado en forma autónoma, y luego
nacerá la disciplina científica que implementará dicho abordaje.
Retomando el tema que nos ocupa, el de los antecedentes teóricos o -como lo
denomina Ritzer-, 4 el de las fuerzas intelectuales que nutren el nacimiento de la
sociología, se podría hacer referencia al surgimiento de otras ciencias sociales que la
precedieron. Precisamente, existe una famosa frase de Maquiavelo (el fin - el éxito -,
justifica los medios) que permite ilustrar como a partir de ese momento lo político y por
lo tanto, su tratamiento se “independiza” de lo ético, de lo religioso y de lo filosófico.
Nace de esta manera, desprendiéndose de la Filosofía, la actual Ciencia Política para dar
respuesta - como ya se ha dicho -, a una serie de interrogantes que requerían “respuestas
autónomas”.
Posteriormente, y ya con la revolución industrial en marcha, serán los problemas
económicos los que demandarán atención, que le será brindada por la Economía
Política o Ciencia Económica, que no casualmente nace en Inglaterra (cuna de la
industrialización). Luego le tocará el turno a la Antropología, a la Psicología y por
último a la Sociología para completar el espectro de las principales ciencias sociales
que aportarán diferentes enfoques para el abordaje de un mismo fenómeno u objeto de
estudio: el individuo y su relación con los demás.
Ahora bien, por qué se menciona como antecedente a estas otras disciplinas?
Porque muchos de sus exponentes (Montesquieu, Rousseau, Hobbes, Locke, Smith,
Ricardo, etc.) fueron leídos, participaron en la formación y, por lo tanto, están presentes
en la obra de la mayoría de los precursores, padres fundadores y exponentes de la
Sociología.
Otro movimiento intelectual a tener en cuenta es el Iluminismo o Filosofía de la
Ilustración o Racionalismo al cual pertenecían algunos de los autores arriba
mencionados. El Iluminismo nace por oposición a lo que se llamó el Oscurantismo,
nombre utilizado para identificar la filosofía dominante, el proyecto político que durante
todo el medioevo implementó la Iglesia Católica. Dicho proyecto giraba en torno a un
teocentrismo. La religión estaba presente en todos los ámbitos de la vida del individuo.
De hecho y de derecho, no existía la distinción entre lo público y lo privado. Dios era
la fuente de todo conocimiento, o en su defecto algunas intuiciones de Aristóteles o de
algún integrante de la escuela escolástica. De esta forma, la Iglesia basaba y elaboraba
su versión oficial de los hechos y todo aquel que decidiese apartarse u osara dar otra
versión, era considerado un hereje y como tal era juzgado y condenado. Como
consecuencia de ello, durante varios siglos Europa vivió sumida en la chatura, en la
ignorancia, en la falta de libertad y de creatividad, o sea, en la obscuridad. No obstante,
y como se verá enseguida, no todo fue negativo e incluso algunas posturas o sus
resultados, van a ser destacados y revalorizados luego de las revoluciones antes
mencionadas, por integrantes de distintas escuelas sociológicas.
4
Ritzer, George: Teoría sociológica clásica, Madrid, McGraw Hill, 1993.
12
Entonces, en contraposición a ese oscurantismo nace el Iluminismo, que
reemplazó el teocentrismo por un antropocentrismo. Y ya no fue Dios la fuente de todo
conocimiento sino que ahora pasó a ser la razón (de ahí el nombre de racionalismo). Si
bien, el Iluminismo no constituyó un movimiento homogéneo, dado que muchos de sus
integrantes aceptaban y proponían a la experiencia como complemento de la razón, en
su expresión más radicalizada se apostaba a la existencia de una razón que trascendía a
la propia realidad, que no podía subordinarse a los hechos y que le permitía afirmar que
todo presente era perfectible y por lo tanto, criticable.
El Iluminismo fue y es una filosofía revolucionaria. En efecto, al afirmar que todo
lo porvenir era superior a lo dado, era mejor que lo existente, alentaba, fomentaba los
cambios. El Iluminismo fue el mentor ideológico, el inspirador de la Revolución
Francesa. Esas banderas oportunamente enarboladas de Libertad, Igualdad y
Fraternidad, le pertenecían. El Iluminismo expresaba el ansia de libertad del individuo
y en especial, de la burguesía, cuyo crecimiento se veía obstaculizado por la mayoría de
las reglamentaciones feudales. En su afán, por impulsar las transformaciones, el
Iluminismo llevó a cabo una crítica despiadada, destructiva de la mayoría de las
Instituciones feudales y clericales. Por tal motivo, fue tildado de filosofía negativa. Y
es así como, en contraposición, a ese negativismo ilumnista, surge el Positivismo.5
El positivismo - tal como se manifestó en las ciencias sociales -, presenta aspectos
favorables y desfavorables. Entre los primeros, cabe señalar que terminó con la
especulación filosófica del racionalismo, obligando de alguna manera a poner los pies
sobre la tierra. En efecto, ya no va a ser la razón la fuente de todo conocimiento sino
que ahora lo es la experiencia. Y en tal sentido, sólo será válido aquel conocimiento
que hubiese sido probado, verificado o como señala Bunge 6 que hubiese aprobado el
exámen de la experiencia. De esta manera la preocupación ya no será por las causas
últimas e inmanentes sino por la relación entre los hechos existentes.
Pero como contrapartida, al proponer la unidad metodológica de las ciencias,
tomando como modelo a las ciencias naturales, existe en el positivismo una tendencia a
naturalizar lo social. Y ello provoca dos consecuencias: una en el campo propiamente
científico y otra en el plano político-ideológico. A nivel científico, al naturalizar lo
social - tal como lo señala Guber- 7 paradójicamente lo desnaturaliza, negando la
especificidad que lo hace diferente al objeto de estudio de las ciencias naturales.
Por su parte y en el plano ideológico, se toma lo social como algo “natural”
coartando de esta manera - como bien apunta Portantiero-, 8 toda posibilidad de cambio,
de transformación. Pero eso no es todo; esta faceta conservadora no termina ahí sino
que además está ideológicamente orientada. Dado que en este caso, cuando se habla de
lo social no se lo hace en abstracto, de manera genérica sino que se está haciendo
referencia a un determinado tipo de sociedad o de orden social, que es el
correspondiente al sistema capitalista. Y esto último tiene su interpretación: una vez
hecha la revolución francesa (burguesa) e instaurado el nuevo sistema capitalista, había
que terminar con las críticas destructivas del Iluminismo. Había llegado el momento de
construir. Porque además, si continuaba el oleaje revolucionario de la Ilustración se
corría el riesgo de que esas mismas banderas de libertad, igualdad y fraternidad, fueran
enarboladas ahora por los asalariados - como ya lo estaban haciendo -, poniendo en tela
de juicio al propio sistema capitalista -como también igualmente lo estaban haciendo-.
5
Véase Zeitlin, Irving: Ideología y teoría sociológica, Buenos Aires, Amorrortu, 1979.
6
Bunge, Mario: La ciencia, su método y su filosofía, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1977.
7
Guber, Rosana: El salvaje metropolitano, Buenos Aires, Legasa, 1991.
8
Portantiero, J. C.: op. cit.
13
Para terminar con estas breves consideraciones sobre los antecedentes teóricos,
habría que mencionar a las ciencias naturales, denominadas en su conjunto ciencias
positivas. Estas ciencias (física, química, biología, astronomía, etc.) dado la
metodología empleada (observación, experimentación) habían alcanzado un notable
desarrollo que además le había proporcionado a los científicos un reconocido prestigio.
Esto llevó a los primeros sociólogos a tomarlas como modelo con el propósito de lograr
diferentes cometidos, algunos explicitados y bien intencionados y otros, no tan
manifiestos y más egoístas. En efecto, por un lado se procuraba un mayor desarrollo de
la nueva disciplina y la obtención de un pronto reconocimiento de su status científico;
mientras que por el otro, algunos especulaban con gozar del mismo prestigio (y poder)
que sus colegas de las ciencias naturales.
Por otra parte, en estas ciencias naturales se hallaban en boga las teorías
evolucionistas, que hablaban de un progreso indefinido que consistía en ir de las formas
de vida más simples e inferiores a las más complejas y superiores. Esto - trasladado a
las ciencias sociales -, posibilitaba justificar la superioridad del capitalismo con respecto
al régimen anterior pero también dejaba abierta la puerta para que otros pudieran
imaginar uno que lo sucediera y fuera mejor.
Además, formando parte de las concepciones evolucionistas se encontraban las
posturas de Darwin y de Malthus. Entre otras cosas, Darwin había desarrollado su
teoría sobre la evolución de las especies (que chocaba de frente con algunos dogmas de
la Iglesia) y hablaba también de una lucha por la supervivencia (en la cual los más
aptos, fuertes e inteligentes iban a sobrevivir). Por su parte, Malthus alertaba sobre una
posible escasez de alimentos debido a que mientras éstos crecían en progresión
aritmética, la población lo hacía en forma geométrica. Más allá de la validez o no de
estas ideas, lo que importa es que - como se verá más adelante -, no sólo van a ser
utilizadas por algunos sociólogos en sus análisis de los fenómenos sociales sino que
también van a servir para justificar lo injustificable.
3. A modo de síntesis
10
Zeitlin, I.: op. cit.
11
Nisbet, Robert: La formación del pensamiento sociológico, Buenos aires, Amorrortu, 1977.
12
Moya, Carlos: Teoría sociológica: una introducción crítica, Madrid, Taurus, 1971.
13
Ver bibliografía general.
14
Moya, C.: op. cit.
15
Lores Arnaiz, María del Rosario: Hacia una epistemología de las ciencias humanas, Buenos Aires,
Belgrano, 1986.
17
Bibliografía
Aron, Raymond: Las etapas del pensamiento sociológico, Buenos Aires, Siglo Veinte,
1981.
Bottomore, T. y Nisbet, R.: Historia del análisis sociológico, Buenos Aires, Amorrortu,
1988.
Bourdieu, P., Chamboredon, JC. y Passeron, JC.: El oficio de sociólogo, Buenos Aires,
Siglo Veintiuno, 1975.
Bunge, Mario: La ciencia, su método y su filosofía, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1977.
Comte, Auguste: Discurso sobre el espíritu positivo, Madrid, Sarpe, 1984.
Guber, Rosana: El salvaje metropolitano, Buenos Aires, Legasa, 1991.
Hobsbawm, Eric: En torno a los orígenes de la revolución industrial, Buenos Aires,
Siglo Veintiuno, 1972.
Light, D. y otros: Sociología, Colombia, McGraw Hill, 1991.
Lores Arnaiz, María del Rosario: Hacia una epistemología de las ciencias humanas,
Buenos Aires, Belgrano, 1986.
Marx, L. y Engels, F.: Manifiesto del partido comunista, Pekín, 1968.
Marx, Karl: Introducción general a la crítica de la economía política, Córdoba, Pasado
y Presente, 1972.
Moya, Carlos: Teoría sociológica: una introducción crítica, ;adrid, Taurus, 1971.
Nisbet, Robert: La formación del pensamiento sociológico, Buenos Aires, Amorrortu,
1977.
Portantiero, J.C. y De Ipola, E.: Estado y sociedad en el pensamiento clásico, Buenos
Aires, Cántaro, 1987.
Portantiero, Juan Carlos (Introducción y selección de textos): La sociología clásica:
Durkheim y Weber, Buenos Aires, Ceal, 1977.
Ritzer, George: Teoría sociológica clásica, Madrid, McGraw Hill, 1993.
Rocher, Guy: Introducción general a la sociología, Barcelona, Herder, 1980.
Saint-Simon, Claude Henri: Catecismo político de los industriales, Buenos Aires,
Aguilar, 1964.
Smelser, N. y Warner, R.: Teoría sociológica, Madrid, Espasa-Calpe, 1982.
Sorokin, Pitirim: Teorías sociológicas contemporáneas, Buenos Aires, Depalma, 1951.
Timasheff, Nicholas: La teoría sociológica, México, FCE, 1961.
Zeitlin, Irving: Ideología y teoría sociológica, Buenos Aires, Amorrortu, 1979.
18
CAPÍTULO 2
1. El concepto de paradigma
16
Kuhn, Thomas: La estructura de las revoluciones científicas, México, FCE, 1971. Para un análisis
más exhaustivo del concepto de paradigma véase también Chalmers, A.: ¿Qué es esa cosa llamada
ciencia?, Madrid, Siglo Veintiuno, 1986; Newton-Smith, W. H.: La racionalidad de la ciencia,
Barcelona, Paidós, 1981; Hacking, I.: Revoluciones científicas, México, FCE, 1985 y Pérez Ransanz, A.
R.: Kuhn y el cambio científico, México, FCE, 1999.
17
Véase en este libro el capítulo 3: “Reflexiones sobre la ciencia”.
18
Gouldner, Alvin: La crisis de la sociología occidental, Buenos Aires, Amorrortu, 1979.
19
1.1. Paradigmas primitivo y técnico
Refiriéndose ya no tan sólo a los científicos sino a los individuos en general, Lores
Arnaiz 19 señala que cada persona es poseedora de dos paradigmas: el primitivo y el
técnico. El paradigma primitivo es el fruto de la socialización primaria. 20 Se modela de
acuerdo a como haya sido nuestra crianza, las características del núcleo familiar, los
agentes socializadores de esa instancia. Tiene que ver con las valoraciones, creencias,
estereotipos, pautas ideológicas, actitudes, etc. que hayamos incorporado en esta etapa.
A ese paradigma se le superpone luego, el técnico; producto de la socialización
secundaria: de la capacitación y/o profesionalización, Este paradigma se conforma
según los roles que se desempeñen, las instituciones en las que se participe, el momento
histórico en que se lo haga, etc. Nos remite a la división social del trabajo y a la
distribución social de los conocimientos.
Ambos paradigmas podrán reforzarse mutuamente como también podrán entrar en
conflicto. Puede ocurrir, por ejemplo, que un conocimiento adquirido en la Universidad
entre en colisión con otro que se ha internalizado en el seno del grupo familiar.
Ahora bien, cuál es la función básica de ambos paradigmas? Recortarnos la
realidad. Hacernos ver determinadas cosas - que resultarán paradigmáticas -, mientras
que otras no las vamos a ver, por más que “pasen frente a nuestras narices”. Por otra
parte, las cosas que se observen, serán vistas de determinada manera.
Supóngase - a modo de ilustración -, que un individuo relata a otros su sueño de la
noche anterior, en el cual dice haber estado hablando con la Virgen María. Si entre los
presentes, se encuentra alguien creyente - que ha sido socializado en una familia muy
devota (paradigma primitivo) -, seguramente se mostrará interesado en dicho relato. En
cambio, para otro de formación (primitiva) atea o agnóstica, tal vez le resulte poco o
nada interesante y por lo tanto el sueño pasará desapercibido o simplemente anecdótico.
Imaginémonos ahora, que ese relato el individuo lo realiza en una de sus sesiones
terapéutica. Si el profesional que lo escucha es un psicoanalista (paradigma técnico)
seguramente prestará atención y tratará de interpretarlo. En cambio, si es un psicólogo
conductista probablemente no lo tenga en cuenta, dado que ese relato no le resultará
paradigmático. Con otras palabras, ambos paradigmas - primitivo y técnico -, van a
condicionar el conocimiento y a limitar la objetividad del mismo.
Por otra parte, si dos personas - pertenecientes a paradigmas opuestos -, discuten
entre sí, difícilmente podrán ponerse de acuerdo. Al menos, que uno de ellos decida
renegar de su propio paradigma o “flexibilizarlo” o renunciar a alguno de sus supuestos
básicos subyacentes. De ahí, que muchas discusiones se tornen estériles o bizantinas, y
no tenga sentido, continuar perdiendo el tiempo en ellas.
19
Lores Arnaiz, María del Rosario: Hacia una epistemología de las ciencias humanas, Buenos Aires,
Belgrano, 1986.
20
Cfr. Berger, P. y Luckmann, T.: La construcción social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu,
1979. Véase también en este libro el capítulo de Fabiana McDonald.
20
1. Una cosa es el modelo tal como se lo concibe teóricamente y otra cosa es como se
manifiesta en la realidad (que de hecho siempre es más compleja que la teoría).
2. Un mismo autor puede reunir rasgos de paradigmas diferentes - con predominio o no
de alguno de ellos -, o también en el transcurso de su vida pudo haber pertenecido a
distintas corrientes de pensamiento.
Desde sus propios albores la Sociología cobijó esta diversidad. Tal como sucede
cuando se distingue entre la escuela clásica y la crítica: 21
ESCUELAS
Características
Clásica Crítica
Sin embargo, la escuela clásica no resulta ser homogénea. Dentro de ella, por
ejemplo, encontramos a Spencer, Durkheim y Weber. Veamos brevemente sus
principales postulados: 22
Herbert Spencer (1820-1903). Perteneciente a la Escuela de la Sociología Inglesa,
Spencer es un claro ejemplo para ilustrar dos cuestiones: por un lado, como posturas
teóricas que en su momento (década del 40 del siglo pasado) se creyeron perimidas, en
los años 90 (del siglo pasado) han retornado - salvando las distancias -, con suma
fuerza; y por otro, como una teoría que se pretende científica puede reflejar los
intereses de una clase: la burguesía liberal inglesa.
Políticamente Spencer era un liberal acérrimo (por lo menos, lo fue en gran parte de
su vida). Además era evolucionista y organicista. A diferencia de lo que pensaba
Comte, para Spencer el mundo social formaba parte de la naturaleza y por lo tanto, se
regía por sus propias leyes. De esta manera, así como la naturaleza tiene su propio
equilibrio ecológico lo mismo ocurre en la sociedad. Y así como nadie se rasga las
vestiduras cuando el pez chico se come al grande - recordemos la lucha por la
supervivencia de la que hablaba Darwin -, ni aun cuando esto ocurre en reservas
controladas por el ser humano, lo mismo debe suceder en el campo social. Por tal
motivo, el individuo no debe intervenir; el gobierno no debe regular la jornada de
trabajo ni los salarios ni los precios; el estado no debe hacer beneficencia, ni ocuparse
de la salud, alimentación o educación de los pobres. La ley natural - con el tiempo -,
los haría desaparecer recobrándose el equilibrio ecológico.
Por otra parte, si era cierto lo que Malthus afirmaba acerca de que llegaría un
momento en el cual los alimentos no iban a alcanzar, entonces era lógico que Inglaterra
21
Ver capítulo anterior.
22
Para los tres autores, la reseña que se realiza es parcial y producto de una interpretación que apunta a
destacar elementos de sus obras que permitan establecer diferencias paradigmáticas entre los mismos.
Para un mayor y mejor desarrollo remitirse a la bibliografía de referencia.
21
- potencia hegemónica en el mundo, por aquel entonces -, explotase a sus colonias -
los pueblos más débiles -.
Es interesante destacar, tal como lo hace Ritzer 23 - y contrariamente a lo que
muchos autores sostienen -, que si bien Spencer compartía la idea de Darwin de que el
proceso de la selección natural de la “supervivencia del más apto” también se producía
en el mundo social, fue él quien acuñara dicha frase varios años antes de que apareciese
la obra del naturalista inglés.
Spencer es el punto de partida de la corriente denominada darwinismo social. Fiel
reflejo del capitalismo salvaje de su época que - repito, salvando la distancia -, recobró
vigencia en las políticas que implementaron - en los años 80 -, Reagan y Tatcher en los
EE UU e Inglaterra, respectivamente, y que 10 años después, comenzaron a implantarse
en América latina. Para terminar con este autor - y para que cada uno saque su propia
conclusión -, veamos como se expresaba Spencer:
23
Ritzer, George: Teoría sociológica clásica, Madrid, McGraw Hill, 1993.
24
Citado en Ritzer, G.: Op. cit.
22
A su vez la sociedad se hallaba representada por el Estado. Pero como entre el
Estado y el individuo había mucha distancia se hacía necesario que alguien mediatizara
esa relación. Ese papel de intermediario debían cumplirlo las Instituciones. Por tal
motivo, Durkheim define a la Sociología como la ciencia que estudia el origen y
desarrollo de las Instituciones y las relaciones que éstas mantienen con los individuos.
De todas las instituciones, Durkheim privilegió dos: la educativa y la gremial. La
educativa -y cuando habla de educación lo hace en un sentido amplio, que incluya lo
que tiene que ver con la socialización y su agente principal, la familia o, dicho de otra
manera, se refiere tanto a la educación formal como a la informal-, porque restablecer
y/o fortalecer la moral implicaba llevar a cabo un proceso de enseñanza-aprendizaje. Y
la gremial porque de la misma forma en que reconoció el papel desempeñado por la
religión, y por ende, la Iglesia, Durkheim también rescató la función que en el
medioevo habían cumplido las corporaciones artesanales. Concretamente, él pensaba
que los individuos debían agremiarse de acuerdo a sus oficios; para luego los
representantes de cada corporación “negociasen” los derechos y obligaciones de sus
representados. De esta forma se llegaría a una concertación o pacto que establecería
los “límites” a las ambiciones individuales y neutralizaría los conflictos. De alguna
manera - aunque sin nombrarlo expresamente -, lo que Durkheim proponía era una
sociedad corporativa.
Ahora bien, para que exista un orden institucional debe existir previamente un
ordenamiento jurídico. Y es precisamente esta integración normativa, el derecho - o el
respeto y cumplimiento de la norma jurídica -, lo que garantiza el orden moral que para
Durkheim era sinónimo de orden social.
Max Weber (1864-1920). Perteneció a la Escuela de la Sociología Alemana. A
diferencia de Durkheim, Weber era subjetivista e historicista. A diferencia de lo que
ocurría en Francia e Inglaterra, en las ciencias sociales de la Alemania de su época
predominaban las corrientes historicistas. En esta disciplina existía una vieja tradición
(que entre otros, había acuñado el historiador Wilhelm Dilthey), que distinguía entre
Ciencias de la Naturaleza y Ciencias del Espíritu. Weber parte de esta diferenciación y
por lo tanto, se niega - en oposición a las posturas positivistas y objetivistas -, a
homologar el estudio de lo social al mundo natural.
Según Weber, a diferencia de lo que ocurre en el mundo natural (con los minerales,
vegetales y animales), el comportamiento del ser humano tiene un sentido, un
significado, un motivo, que no pueden ser abordados con los mismos procedimientos
que utilizan las ciencias naturales. Por otra parte, a diferencia de lo que ocurre en estas
ciencias, en las ciencias sociales los científicos son de la misma naturaleza que su objeto
de estudio: son tan humanos como los seres que estudian. Además, cuentan con la
ventaja de que poseen la misma subjetividad; cosa que no ocurre ni aún aceptando la
hipótesis de que los animales también tienen subjetividad: ésta sería diferente. El hecho
que la subjetividad sea la misma posibilita de que el científico pueda imaginarse cómo
se comportaría él, estado en una situación similar el individuo estudiado. De esta
manera, Weber reivindica la “subjetividad” como herramienta válida para acceder al
conocimiento de lo social. Y si bien, no reniega de la explicación de los fenómenos
introduce la comprensión como paso previo y complementario de aquélla. Por tales
motivos, Weber define a la Sociología como la ciencia que estudia la acción social,
procurando comprenderla e interpretarla en sus motivaciones y significados, para luego
llegar a explicarla.
De esta manera, Weber introduce una nueva metodología comprensiva que en
alemán se denomina verstehen. ¿Qué diferencia existe entre explicar y comprender?
23
Mientras que la explicación apunta a determinar las “causas externas” que provocan
determinados comportamientos y que pueden ser estudiadas con las mismas
metodologías y técnicas de las ciencias naturales (observación, experimentación, etc.);
la comprensión está dirigida a los estados subjetivos de las personas. ¿Y cómo se
comprende? A través de la empatía (que implica ponernos en el lugar del otro e
imaginarnos la situación, es decir, una especie de revivencia psicológica) y la razón. O
sea, que la misma hermeneútica que el método histórico utiliza para descifrar e
interpretar un texto o documento, Weber la traslada al campo social para comprender
cualquier acción o interacción humana.
Con otras palabras, el ser humano no se comporta como un autómata; no actúa
mecánicamente; si no que más allá de los factores externos que puedan condicionar o
determinar su comportamiento, hay todo un proceso en su interior que tiene que ver con
los motivos (para y porque), con los significados que le otorgan a sus actos, a los de sus
semejantes y a los objetos que le rodean, con su reflexividad. Y negar esto último, es
despojarlo de su especificidad que lo diferencia del resto de los animales; o sea, que si
se lo naturaliza paradójicamente se lo desnaturaliza. 25
En lo que respecta a la problemática del orden - y así como Durkheim ponía énfasis
en la autoridad moral -, Weber puso énfasis en la legitimidad. Para que un orden fuese
respetado debía ser percibido como legítimo. Según Weber hay tres fuentes de
legitimidad: la tradición, el carisma y la ley. Las sociedades occidentales marchaban
hacia este último tipo de legitimidad: el orden legal, racional o burocrático. 26 De esta
manera, y tal como señala Portantiero, 27 aunque partiendo de premisas diferentes,
Durkheim y Weber arriban a conclusiones similares: la norma jurídica como garante
del orden social.
3. La diversidad paradigmática
Como se señaló al principio del apartado anterior, existen diferentes criterios para
identificar distintos paradigmas o escuelas sociológicas: filosóficos, epistemológicos,
metodológicos, teóricos, ideológicos, etc. A continuación se presentará un listado de
los principales y luego algunas consideraciones sobre los mismos: 28
29
Cfr. Fernández Sobrado, J. M.: La búsqueda del objeto: la eterna cuestión de la sociología, Madrid,
Reis/67, 1994.
30
Al respecto, véanse Vasilachis de Gialdino, I.: Métodos cualitativos I, Buenos Aires, Ceal, 1992 y
Cook, T. D. y Reichard, Ch. S.: Métodos cualitativos y cuantitativos en investigación evaluativa, Madrid,
Morata, 1997.
31
El concepto variable polar supone un contínuo que reconoce posiciones extremas e intermedias, tal
como lo indica McKinney, John:Tipología constructiva y teoría social, Buenos Aires, Amorrortu, 1968.
32
Fernández Sobrado, J. M.: Op. cit.
25
33
cuestionan tales relaciones sociales. Esta postura, en términos generales, ha sido
denominada concepción estructuralista u objetivista.
b. Cuando se habla de acción social se alude a los actores tanto individuales como
colectivos (grupos, movimientos, instituciones, etc.) que en tanto sujetos se caracterizan
por su reflexividad, por tener motivos (para y porque) y por asignarle significado a su
accionar.34 Quienes toman partido por asignarle prioridad a la acción participan de la
visión interpretativista o subjetivista.
c. Por su parte, la dualidad conflicto/orden nos remite, por un lado, a la concepción
(supuesto) que a priori se tiene de la realidad que se pretende abordar y por el otro, a la
“finalidad” o “intención” con la que se encara el estudio. La postura conflictivista
supone un enfoque dialéctico que concibe al fenómeno (sociedad, grupo, etc.) como
algo que se halla en constante devenir. Y precisamente el motor de ese movimiento es
el conflicto, las contradicciones, la lucha entre opuestos. A medida que los conflictos se
resuelven se producen los cambios. Se privilegia el cuestionamiento y la
transformación del orden existente.
d. La perspectiva consensualista parte de la hipótesis de que la sociedad es un todo
integrado y armónico, en la cual el orden hace posible el progreso (recordemos a
Comte). Por tal motivo, apunta a proteger (no cuestionar) dicho orden procurando la
adaptación de los individuos al mismo. Cabe agregar al respecto, que cuando se habla
de “orden” se lo hace en abstracto y por lo tanto es aplicable tanto al orden feudal,
capitalista o socialista – en un enfoque macro -, como al orden existente en una
institución o grupo – en un enfoque microsocial -.
Retomando lo anterior y cruzando ambas variables se obtiene una tipología de
cuatro paradigmas:
33
Véase también Bourdieu P. y Wacquant, L.: Respuestas. Por una antropología reflexiva, México,
Grijalbo, 1995 y Bourdieu, P.: Cosas dichas, Barcelona, Gedisa, 1993. También en este libro los
capítulos referidos al análisis de la estructura social.
34
Véase en este libro el capítulo de Claudia Laniella.
26
ESTRUCTURA ACCION
Marx Berger
Engels Luckmann
Trosky Touraine
CONFLICTO Bourdieu Iluminismo
Socialismo teórico Anarquismo
Materialismo dialéctico Existencialismo de Sartre
Constructivismo
38
Véase el capítulo siguiente: “Reflexiones sobre la ciencia”.
39
Guber, R.: Op. cit.
40
Fernández Sobrado, J: M.: Op. cit.
41
Coser, Lewis: Nuevos aportes a la teoría del conflicto social, Buenos Aires, Amorortu, 1967.
28
es posible apuntalar el orden existente. Además, es posible que desde el paradigma
del conflicto se cuestione el orden existente en un determinado momento promoviendo
el cambio para luego, una vez ocurrido éste, se defienda el nuevo orden manteniendo la
pertenencia paradigmática o, incluso, cambiando dicha pertenencia. Por otra parte,
dentro de los tipos posibles de triangulación se encuentra la convergencia de marcos
teóricos y de investigadores. Esto significa que un mismo fenómeno puede ser
abordado por un mismo investigador o por diferentes analistas, desde distintas
perspectivas teóricas.
42
Al respecto véase el capítulo siguiente: “Reflexiones sobre la ciencia”.
43
Durkheim, Emile: El suicidio, Madrid, Akal, 1992.
44
Cfr. Gonthier, Fredéric: Algunas reflexiones metodológicas sobre la idea de suicidio en sociología,
Madrid, Reis/81, 1998.
29
sociológico (que es un discurso de y sobre el sentido). Es un caso límite para la
objetivación sociológica que lo convierte en problema antes de darle sentido. Es una
“zona de sombra” que se impone primero como un enigma a priori, una duda que
amenaza con la ausencia de respuesta por parte de la teoría social. La idea del suicidio
constituye desde un punto de vista epistemológico el dilema (¿aporía, paradoja,
antinomia?) por excelencia de la sociología que la induce al “error”: lo individual vs. lo
social, lo subjetivo vs. lo objetivo, la acción vs. la estructura. La idea del suicidio es de
las que obliga al investigador a asumir el riesgo por la fertilidad que la misma supone,
a extremar la imaginación sociológica, la audacia teórica para demostrar la presencia
(determinación) de lo social en un hecho tan “individual” como el suicidio, asumiendo
los riesgos que supone probar una hipótesis en las condiciones más desfavorables. 45
4. Y es la teoría sociológica de Durkheim la que fundamenta la idea del suicidio, la que
le da consistencia, asignándole un lugar en sus tésis teóricas. La que vincula la idea
sociológica del suicidio con el hecho social. A diferencia de la perspectiva weberiana,
que postula que todo hecho social es ipso facto un hecho sociológico para Durkheim la
conexión entre lo social y lo sociológico no queda certificada de manera inmediata sino
que se articula (construye) teóricamente: no puede decirse nada sociológico sobre el
suicidio sin haber formulado previamente una teoría sociológica que lo defina como
objeto teórico. No se trata de “atomizar y luego sumar” - como lo pretende el estilo
empirista inductivo ingenuo (y no tanto) - para llegar al hecho científico, se trata de
“conquistar, construir y comprobar” el hecho científico. Sólo la construcción teórica
permite resolver la antinomia entre individuo y sociedad posibilitando que la razón
sociológica tome conciencia de sí misma y se impongan como tal en el ámbito
científico.
B. Eje técnico-metodológico. Este eje es el que forma al sociólogo en y para la
investigación. 46 Comparativamente – con el resto de las ciencias sociales o humanas -,
tal vez sea el sociólogo el profesional que egresa de la Universidad con mejor
formación en el área de la investigación (metodologías, técnicas, procedimientos
estadísticos, etc.). Y precisamente, es esta formación la que lo habilita para insertarse
profesionalmente en un muy amplio y variado campo laboral. A modo de ejemplo y sin
pretender ser exhaustivo, puede hacerlo en salud, política, viviendas, comunicaciones,
marketing, educación, comunidades, población, adicciones, religión, trabajo, familia,
economía, etc., etc. En algunos casos, su inserción será en forma individual y en otros,
integrando grupos interdisciplinarios o intradisciplinarios. Esto es así porque la mayoría
de los problemas que pueden existir en cualquier tipo de sociedad permiten un abordaje
sociológico; ya sea para analizar sus causas, sus características, sus consecuencias, sus
soluciones, etc. Y si no son problemas serán entonces “oportunidades”. Por otra parte
y volviendo a la formación del sociólogo, existe otro eje curricular, que se desprende
de los dos anteriores, que tiene que ver con la especialización o con el perfil profesional
y que hace al desempeño laboral. La propia amplitud del campo de la Sociología
tornaría imposible que un mismo sociólogo pudiese desempeñarse eficazmente, en
semejante espacio. Por tal motivo, es que existen orientaciones con sus diferentes
posturas paradigmáticas.
Con el propósito de ilustrar lo anterior, haré referencia a una participación que tuve
en la evaluación de un programa (subvencionado e implementado por el estado
nacional, a través de uno de sus ministerios) de construcción de viviendas comunitarias
para poblaciones aborígenes con el propósito de preservar dichas culturas ancestrales.
45
Véase Wainerman, C. y Sautú, R.: La trastienda de la investigación, Buenos Aires, Belgrano, 1998.
46
Véase Pérez Lalanne, Roberto: Investigación social, Buenos Aires, UNLZ, 2000.
30
Las viviendas habían sido diseñadas por arquitectos desde Buenos Aires, con
criterios y estilos urbanísticos propios de esta ciudad, que - aun a riesgo de ser injusto -
, poco se preocuparon por sus futuros moradores como así también poco se interesaron
en supervisar la obra y sus “alrededores” dado que para su aprobación final y envío
correspondiente de los fondos, se evaluaba el “producto” en función de los planos
originales. Así fue como se construyeron las viviendas, siguiendo al pié de la letra su
diseño arquitectónico. No es necesario tener mucha imaginación para saber qué fue lo
que pasó. Entre otras cosas, la comunidad había construído baños externos (en el
exterior de las viviendas) en lugar de utilizar los construídos (internos) porque según sus
pautas culturales ese tipo de necesidades debían realizarse afuera y no dentro de la casa.
Lo cual tiene su lógica, pero aunque no la tuviera, si se trata de preservar la cultura
aborígen hay que empezar por no cambiarle sus estilos de vida. Tal vez, el ejemplo
pueda parecer algo grotesco o ficticio; sin embargo, la realidad suele superar a la ficción
(y no tan solo a la imaginación). Seguramente, si desde los comienzos, es decir, en el
diseño del programa (y por ende, de las viviendas), hubiera participado un sociólogo, el
mismo se habría diseñado e implementado de manera diferente. Cabe señalar, que lo
anterior no sólo vale para la sociología sino también para el resto de las ciencias
sociales, en tal caso, la diferencia –como se apuntó-, pasaría por la formación técnico-
metodológica.
Para finalizar, dos últimas reflexiones:
1. Pensando en el campo de lo social en su cojunto, considero que correspondería hablar
de una única ciencia social de la misma manera en que es única la realidad social que
se pretende estudiar. Pero sólo es una idea, que no es original, por cierto...
2. Pensando a la sociología en su conjunto, existe un objetivo primordial en cuyo logro
confluyen todos los ejes mencionados. Parafraseando la cita transcripta en el comienzo
del libro: la misión y función básica de la sociología es liberar al hombre de la ilusión
de la libertad, porque sólo denunciando las libertades ilusorias y las condiciones que
las engendran, y contribuyendo a construir aquéllas que lo posibiliten, será realidad la
plena y efectiva libertad.
31
Bibliografía
El presente trabajo forma parte de la tesis de investigación que el autor está realizando para la Maestría
en Metodología de la Investigación Científica de la Universidad Nacional de Lanús.
47
Durkheim, Emilio: Las reglas del método sociológico, Buenos Aires, La Pléyade, 1976.
48
Veáse Galtung, Johan: Teoría y método de la investigación social, Buenos Aires, Eudeba, 1978.
34
antes dicho -, tiene que ser social y que es, en última instancia, el que consensúa
dicho conocimiento (tal como cuando se trate la problemática específica de la ciencia,
se explicitará). Asimismo, esta relación sujeto – objeto también constituye la totalidad
o mejor dicho, el sujeto en tanto artífice, es uno de los elementos - sino el principal -,
de dicha totalidad. Y esto es sumamente importante, especialmente como se verá más
adelante, en lo que compete a la ciencia, que para algunas concepciones, se convertirá
en una ciencia sin sujeto (con todo lo que esto significa) y por lo tanto, sin conciencia
(con todo lo que esto también implica). Por otra parte, que se trate de un sujeto social
no significa negar la competencia y participación del actor individual: por ejemplo del
científico o investigador, ni su capacidad o creatividad. Apelando a la metáfora de la
manzana de Newton, seguramente más de uno seguirá durmiendo bajo el árbol aunque
se le caiga ya no una, sino varios cajones o manzanos enteros, que ni se le pasará por su
mente el tema de la gravedad (y si, en cambio, el de las dolencias si es que logra
despertarse). Tampoco significa que el autor haya sido la sociedad británica en su
conjunto, que al ver caer la manzana y luego de deliberar y reflexionar sobre el caso
elaborara la ley y/o teoría de la gravedad. Sin embargo, con o sin Newton, en algún
momento la misma hubiera sido descubierta. Se trata de que Newton si hubiera sido un
robinson (cosa por otra parte, imposible) jamás hubiese descubierto la ley porque otra
hubiese sido su preocupación, y aún suponiendo que lo hiciera, nadie se habría enterado
y otro, ocuparía en este momento su lugar. Dicho de otro modo y en tren de comenzar a
desmitificar la ciencia, o mejor dicho, de hacer otra lectura de la ciencia, aquí también
se podría trazar un paralelo con lo que ocurre con cierta versión de la historia, que sólo
apela en su relato a ciertos nombres de patriotas (y por supuesto, villanos) como si sólo
ellos hubieran hecho la historia mientras que el pueblo - como sucede casi siempre en
estos tipos de relatos -, permanece como mudo testigo o simple convidado de piedra.
Precisamente, ésta es una de las brechas que separa a filósofos y sociólogos, es decir, en
la diversa concepción del sujeto cognoscente y el conocimiento que produce. La
mayoría de los filósofos continúa la tradición platónica de concebir el conocimiento
como un atributo de un sujeto individual, aislado y ejemplar (una mente), mientras que
para los sociólogos el conocimiento es un hecho social que se produce en una
comunidad. De esta manera, se termina con la falsa dicotomía entre lo racional y lo
social, el sujeto cognoscente es naturalmente miembro de una comunidad social, que es
necesaria para la producción de conocimiento y para la definición sustantiva de lo que
se acepte como racional. Como bien lo señala Durkheim: “Los hechos sociales no son
el simple desarrollo de los hechos psíquicos, sino que estos últimos son, en gran parte,
la prolongación de los primeros en el interior de la conciencia. Esta proposición es muy
importante ya que el punto de vista contrario expone al sociólogo, a cada instante, a que
tome la causa por efecto y recíprocamente”.49
En cuarto lugar, si de conocimientos y creencias se trata, no se puede pasar por alto
el tema de su distribución y apropiación, que por supuesto es plenamente social, tal
como lo demuestra los análisis sobre el proceso de socialización primaria y secundaria50
y de los paradigmas primitivo y técnico. 51 En definitiva y aunque resten algunos otros
aspectos, que serán abordados más adelante, podemos afirmar que todas las creencias y
49
Durkheim, Emilio: La división social del trabajo, Barcelona, Planeta-Agostini, 1985.
50
Cfr. Berger, P. y Luckmann R.: La construcción social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu, 1979.
También sobre el proceso de socialización ver en este mismo libro el tratamiento que realiza Fabiana
McDonald.
51
Cfr. Lores Arnaiz, María del Rosario: Hacia una epistemología de las ciencias humanas, Buenos Aires,
Belgrano, 1986.
35
conocimientos se hallan contextualizados socialmente y por lo tanto, requieren el
tratamiento sociológico. Con otras palabras, la construcción de los conocimientos que
tenemos del mundo es un proceso social; no es un suceso psicológico que sólo después
deviene en conocimiento compartido; es social desde su misma constitución. Uno de los
pioneros y que hiciera una contribución fundacional, a la Sociología del Conocimiento
fue Karl Manheim52 siendo precisamente su tesis central que la variedad cognitiva es un
efecto natural de las diversas posiciones estructurales de los sujetos, quienes lo
producen activamente de acuerdo a sus intereses particulares y situados en contextos
concretos.
Hasta aquí, se han visto diferentes razones por las que las crencias y conocimientos
son intrínsecamente sociales. Ahora habría que agregar, que esas creencias o
conocimientos no son siempre los mismos, no son inmutables. Y este es otro dato: la
contextualidad histórica. En efecto, el sujeto de todo conocimiento no sólo es social
sino también histórico como lo son sus manifestaciones y entre ellas, las ideas. Si se
acepta que esta ideas - tal como oportunamente, lo afirmara Marx -,53 no cambian por sí
mismas ni se reproducen a sí mismas, sino que cambian en la medida en que los
hombres cambian su forma de pensar y que a su vez, estas manifestaciones de la
conciencia dependen de su existencia, de sus condiciones de vida, entonces, no caben
dudas, que cualquier cambio se enmarca y se halla condicionado por las relaciones
histórico sociales bajo las cuales se desarrollan las prácticas sociales. Es este
contextualismo socio histórico, este sujetamiento del sujeto, el que caracteriza el
relativismo de cualquier conocimiento y constituye el primer a priori de inteligibilidad
y es la razón por la que, ningún conocimiento o creencia, independientemente de cual
sea su origen, naturaleza, alcance, validez, etc. pueda quedar exento de explicación
sociológica. Como afirma Bloor, el componente social está siempre presente y es
constitutivo del conocimiento. Esto no significa que sea el único factor, ni siquiera el
primordial o el desencadenante, bien puede ser una condición de fondo.54
Pero hay un tercer dato, muy caro a la sociología e intimamente relacionado con los
dos anteriores, y que sin embargo, suele ser escamoteado, “olvidado” o relegado en el
análisis: el poder y una de sus ramificaciones colaterales, el interés. Tal vez, esto ocurra
porque una de sus características es no aparecer como evidente y ocultar su esencia en
acuerdos aparentemente ascépticos e ilusoriamente consensuados. En efecto, y aunque
pueda resultar paradójico, detrás de cada consenso/disenso, orden/conflicto, detrás de
cualquier relación/acción, incluso de aquellas que aparentan ser o se declaran como las
más “desinteresadas” subyace el poder (en cualquiera de sus tipos y manifestaciones).
Ni qué decir, si se trata - como es en el tema que nos ocupa -, de creencias o
conocimientos consensuados. En uno de sus libros,55 Esther Díaz señala que la idea de
un conocimiento desinteresado, movilizado únicamente por el deseo de saber y exento
de cualquier mecanismo de poder, se originó en la antigüedad clásica. Por supuesto,
que esto ya lo había planteado Marx refiriéndose a la primer gran división social del
52
Karl Manheim (1893-1947) nacido en Budapest, Hungría, aunque habitualmente ubicado dentro de la
escuela de la sociología alemana. Una de sus obras fundamentales para el tratamiento de este tema es
Ideología y utopía. Introducción a la sociología del conocimiento, México, FCE, 1941. También veáse
Horowitz, I. L.: Historia y elementos de la sociología del conocimiento, Buenos Aires, Eudeba, 1979.
53
Cfr. especialmente Marx, Karl: “Prólogo a contribución a la crítica de la economía política” en
Introducción general a la crítica de la economía política, Buenos Aires, Pasado y Presente, 1972 y de
Marx, K. y Engels, F.: La ideología alemana, Buenos Aires, Cartago, 1985. También en este libro el
tratamiento sobre Marx, de Edda Oliva.
54
Bloor, David: Conocimiento e imaginario social, Barcelona, Gedisa, 1998.
55
Díaz, Esther (editora): La posciencia, Buenos Aires, Biblos, 2000.
36
trabajo, que separaba el trabajo manual del intelectual, haciendo posible que mientras
algunos pocos (filósofos, ideólogos, intelectuales en general) en complicidad con ciertos
sectores dominantes (señores) de la época, monopolizaron el trabajo intelectual,
dedicando gran parte o casi toda la jornada a filosofar (entre otras cosas ocupando dicha
jornada con sus famosos diálogos), otros muchos (por lo general, esclavos) “dedicaban”
la misma jornada a trabajar (manualmente), a producir (materialmente), pero no para
ellos mismos sino para los primeros, que mientras tanto producían saberes, pero también
pensaban cómo apropiarse de lo producido por aquéllos, cómo hacer para que esa
apropiación resultara “natural”, es decir, cómo legitimarla, de manera que la situación
fuese aceptada por todos, en definitiva, cómo garantizar la reproducción de dicha
relación social. Por supuesto - señala E. Díaz -, que esto no le “quitaba mérito al saber”
de aquellos filósofos, pero tampoco, “... le quita mérito al poder, en la medida en que se
constituye en productivo y genere espacios de conocimiento...”, y yo agregaría,
especialmente cuando esto no ocurre. Una pregunta interesante (con respuesta incluída)
que se realiza esta autora es “... por qué Occidente se tomó - y se toma – tanto trabajo
para ocultar lo que ya desde la antigüedad fue obvio para muchas personas (por
ejemplo, los sofistas). Esto es, para ocultar que la verdad se impone siempre y cuando
esté sujeta a algún tipo de poder...”. 56 En ese sentido, un caso sumamente interesante,
resulta ser el de Galileo. No hay dudas, al respecto que su figura constituye el
paradigma de la modernidad y de la relación entre conocimiento y poder (en este caso el
de la Iglesia, vía la Inquisición) y que por tal motivo, ha sido y es largamente
reivindicado como expresión de libertad, dignidad, neutralidad científica, etc. Sin
embargo, en otro capítulo del mismo libro, E. Díaz relata cómo Galilei frente a la falta
de recursos económicos para continuar sus investigaciones astronómicas, apelaba a los
señores poderosos de su época, tratándolos de convencer “con la posible aplicación de
sus estudios a la tecnología bélica...”. 57 Como Cervantes le hacía decir al Quijote:
cosas verédeis Sancho, que jamás creyéreis. Pero es así (... y sin embargo, se mueve...):
es histórica, empíricamente comprobada y documentada - tanto como siniestra y
solapada -, la íntima interrelación y retroalimentación entre poder y saber (o verdad).58
Precisamente y en relación con lo anterior, una de las ideas que fue mudando
históricamente - desde la antigüedad y que por cierto, continúa siendo tema de debate,
por todo lo que ella encierra y por todo lo que se halla en juego -, es la idea de ciencia,
tanto en lo referente a sus contenidos y clasificaciones internas, como a los criterios
para su demarcación y distinción, con respecto a cualquier otro tipo de creencia o
conocimiento. Brevemente, y dado que escapa a la finalidad de este trabajo, la historia
de la ciencia occidental arranca con los griegos. Como bien señala Lloyd 59 dos
importantes características marcan la ruptura con las creencias anteriores: el
“descubrimiento de la naturaleza” y “el ejercicio de la crítica racional”. La primera
permitió separar el mito (que daba cuenta de lo sobrenatural) del logos, la razón lógica
56
Díaz, Esther: “El conocimiento como tecnología de poder” en op. cit.
57
Díaz, Esther: “Investigación básica, tecnología y sociedad: Kuhn y Foucault” en op. cit.
58
Son innumerables los autores que han tratado el tema desde distintos ángulos y con diferentes
propósitos: Weber, Marx, Foucault, Bourdieu, etc. Motivo por el cual me remito a la bibliografía
general, pero en especial al análisis que sobre la problemática del poder en este libro realiza Inés García.
59
Lloyd, G. E. R.: De Tales a Aristóteles, Buenos Aires, Eudeba, 1977.
37
(que se encargaría de lo empírico-natural). La segunda, posibilitó separar la Doxa
(opinión o conocimiento no fundamentado, espontáneo y acrítico) de la Episteme (saber
demostrado, reflexivo y crítico que apunta a conocer la verdad de las cosas). La
conjunción de logos y episteme (conocimiento fundamentado lógico-racional)
caracterizaba a la ciencia de aquel entonces e inauguraba la creencia en la racionalidad
de la realidad y que llevó a matematizarla (a partir de los pitagóricos). Durante la edad
media, con la consmovisión cristiana teocéntrica del mundo se produce el “giro
teológico” y la razón termina subordinándose al dogma de la fe. Como diría Vico, en
un nuevo recorzi de la historia, se re-unifica lo que los griegos habían separado (mito y
logos) y se “instaura” una nueva “racionalidad” construída a partir del a priori de
inteligibilidad de la existencia de un orden divino. En los albores de la modernidad se
produce el renacimiento metafísico iluminista que proclama la existencia de una “razón
trascendente” y como resultado de la controversia entre racionalistas y empiristas, nace
la “razón científica instrumental lógico-positivista” inaugurando el concepto moderno
de ciencia, que vapuleado desde distintos lados, aún sobrevive y resiste a los embates de
la historia, de esa historia que tantas veces se empeñó en negar y que ahora ha
comenzado ha pasarle “las facturas pendientes”.
Pido disculpas por el muy breve racconto, en esta historia de bolsillo, de lo
sucedido con la ciencia en la antigüedad y el medioevo, pero vale recordar que el
objetivo del presente trabajo es llegar a analizar la problemática de la ciencia en la
actualidad.
60
Putnam, Hilary: “What Theories are Not” , en Nagel, Suppes y Tarski (eds.): Logic, Methodology and
Philosophy of Science, Stanford, University Press, 1962. Posteriormente, el mismo fue traducido con el
título “Lo que las teorías no son” e incorporado en Olivé, L. y Pérez Ransanz, A.R.: Filosofía de la
ciencia: teoría y observación, México, Siglo XXI, 1989.
61
Véase por ejemplo Bloor, David: op. cit.; Echeverría Javier: Filosofía de la ciencia, Madrid, Akal,
1998 y Introducción a la metodología de la ciencia, Madrid, Cátedra, 1999; Olivé, León (comp.): La
explicación social del conocimiento, México, UNAM, 1994 y también, el ya citado de E. Díaz.
38
vez, en su afán de negar dicho pasado, haya sido el reemplazo por el término “neo
positivismo”, como algo nuevo con respecto a su antecesor.
Básicamente, los rasgos distintivos de esta concepción y el contexto que la hace
posible, son: 62
1. La modernidad constituye un lento pero inexorable proceso de desacralización o
secularización que transcurre desde los siglos XIV hasta el XIX. Como se apuntó en
apartados anteriores, 63 comienza a producirse una constante y cada vez más compleja
separación de ámbitos dentro de la cultura y la sociedad: la separación entre lo público y
lo privado, entre la sociedad política y la sociedad civil, entre lo sagrado (lo religioso) y
lo profano (lo mundano), entre la Iglesia y el Estado, entre la religión y la ciencia y
mutatis mutandi, en la estructura de poder y en los principios vigentes de autoridad.
Acompañando este proceso se produce un giro en el pensamiento: el que va del
teocentrismo (preocupado por lo sagrado, en donde el tiempo divino al ser eterno no era
susceptible de medición) a la centralidad de los problemas práctico-mundanos (el
mundo y su tiempo medible y divisible en siglos o saecula, es decir, por los problemas
seculares), que trajo aparejado el nuevo sistema capitalista.
2. En consonancia con lo anterior, se amplía la idea de “ciencia” dado que ni en la
antigüedad ni en el medioevo la razón (logos) o el conocimiento científico (episteme) se
habían identificado con saber empírico y técnico. Como señala Gianella 64 uno de los
aportes de las grandes civilizaciones orientales, en especial la egipcia, es el carácter
práctico y empírico de sus conocimientos, frente al carácter general y abstracto del
conocimiento que cultivaron los griegos. Esta reunificación (recorssi) de lo teórico y lo
práctico - cuya separación paradójicamente había sido uno de los méritos de los
griegos, en su afán por generalizar, racionalizar, argumentar, etc., y que constituyó uno
de sus grandes legados -, tiene su explicación en las necesidades del sistema capitalista
(y de su clase hegemónica, la burguesía) en poner la ciencia al servicio de sus intereses,
es decir, la aplicación de los conocimientos en la resolución de problemas,
especialmente, los de índole económica y los de la expansión europea y su dominio
colonial del mundo. Este es un dato que explica el “giro” que se produce hacia la
“razón instrumental” y no se encuadra, dentro de los límites estrictos de la ciencia
siendo su explicación sólo posible cuando se encara un análisis contextualizado de la
misma. De esta manera, entonces, se produce la convergencia de la conceptualización
teórica y la investigación empírica, naciendo la nueva ciencia (positiva) moderna como
un saber racional referido exclusivamente (y fundado en) la experiencia. Bacon, Hume,
Descartes, Kepler, Copérnico, Bruno, Galileo, Newton, Kant, se constituirán en sus
principales pilares.
3. Sintéticamente, este programa de la modernidad, cuyo a priori de inteligibilidad es la
racionalidad plena de la realidad, implica las siguientes creencias:
a) El mundo posee un orden racional matemático. Retomando el antiguo legado
pitagórico-platónico, Galileo proclama que “la naturaleza está escrita en caracteres
matemáticos”, y ésa ha de ser su clave para interpretarla. Pero esto no significa - como
a veces se sostiene -, que la necesidad de la medida y de las matemáticas se funda en lo
“matemático de la ciencia moderna” (lo cual es obvio) sino que dicha racionalidad
obedecía, por un lado, a la necesidad de construir una alternativa (abstracta y
62
Aunque con algunas diferencias y otros agregados, se sigue en esta síntesis el trabajo de Pardo, Rubén:
“Verdad e historicidad, el conocimiento científico y sus fracturas” en Díaz, Esther: op. cit.
63
Véase en este libro el capítulo: “Algunas consideraciones sobre el nacimiento de la sociología”.
64
Gianella, Alicia: “La epistemología y la metodología como disciplinas” en Scarano, Eduardo (coord.):
Metodología de las ciencias sociales, Buenos Aires, Macchi, 1999.
39
descomprometida) a la racionalidad teológica y, por el otro, a las necesidades de
medición y cuantificación propia de la lógica y espíritu capitalista expansionista.
b) Esto implicaba una confianza absoluta en el poder de la razón (devenida ahora en
teórico-práctica), es decir, surge una creciente certeza en la capacidad no sólo de
conocer, sino y sobre todo, en el poder de dominio y transformación de la naturaleza
(razón instrumental). Así “...la razón moderna es, en sus inicios, determinación de los
primeros principios que rigen el mundo (dicta fines y valores), luego, deviene mero
cálculo de medios (para alcanzar un fin dado) y, en su últma transformación, se reduce
a control práctico o manipulación (vale decir, técnica)”. 65
c) De lo anterior se deduce el ideal de alcanzar un conocimiento universal y necesario
del mundo, es decir, que existía una apuesta inherente de conocimiento y verdad “muy
fuerte”, dado que se confiaba en la posibilidad de determinar las leyes que - desde
siempre y necesariamente (para siempre) -, han regido y regirán la naturaleza. En tal
sentido, la física newtoniana (construída sobre leyes conservatistas, reversibles y
deterministas, que planteaban un mundo mecanicista, en el que el tiempo no afectaba las
trayectorias de los cuerpos, en donde pasado y futuro se hallaban contenidos en el
presente), resultará paradigmática. Pero no tan sólo, por lo que significó en el ámbito
científico, sino que su filosofía experimental – convertida en nueva ideología en la
versión cristianizada elaborada por Voltaire -, se constituyó en un antídoto inmejorable
contra la irreligiosidad, el ateísmo y toda clase de fanatismos, sirviendo para legitimar a
la Iglesia y el Estado de la Restauración monárquica en Inglaterra. 66 Nuevamente
(como ocurrió con Darwin, Spencer y tantos otros), éste es otro ejemplo de cómo una
teoría científica (en este caso física) bien puede representar y reflejar los intereses de
determinados grupos sociales, conviertiéndose en ideología hegemónica.
d) Para lograr tal cometido (el de la universalidad) – que constituyó uno de los
principios básicos del positivismo -, era necesario, además, separar el objeto del sujeto,
dado que sólo es posible la viabilidad de un saber absoluto sobre la realidad bajo la
condición de que se suponga un sujeto de conocimiento que – al modo de un observador
neutral y externo -, sea capaz de determinar lo observado sin estar implicado en la
observación. De esta manera, se niega uno de los fundamentos sociales del
conocimiento mencionado al comienzo, pero además y como más adelante se verá, se
levanta la bandera de una “objetividad” y de una “verdad” imposible de ser sustentada,
apelando a una base empírica neutral.
e) Consecuentemente con lo anterior, se proclama la unidad metodológica de las
ciencias, admitiéndose como único método válido, el de las ciencias naturales, basado
en la observación, experimentación y construcción de modelos matemáticos. Como
consecuencia de este reduccionismo, lo social se homologa a lo natural. Dado que esta
equiparación no siempre es posible por las características intrínsecas del objeto de
estudio de las ciencias sociales, nace la distinción entre ciencias duras (las naturales)
que aportaban datos cuantitativos, legalinformes, explicativos y predictivos
contundentes, y ciencias blandas (las sociales) que no cumplían con tales exigencias. 67
f) En concordancia con lo anterior, en 1938 otro representante de esta tradición
heredada, Hans Reichenbach,68 diseñó la distinción entre los contextos de
65
Pardo, Rubén: op. cit.
66
Es sumamente interesante el análisis que al respecto realiza Alberto Elena: A hombros de gigantes,
Buenos Aires, 1997.
67
Para mayor información véase el capítulo anterior Pérez Lalanne, R.: “La sociología: ciencia
multiparadigmática e interparadigmática” y la bibliografía en él citada.
68
Reichenband, Hans: Experience and Prediction, Chicago, University of Chicago Press, 1938.
40
descubrimiento (hallazgo de un nuevo conocimiento o formulación de una nueva
hipótesis) y justificación (puesta a prueba de la hipótesis o validación de la teoría).
Mientras que el contexto de descubrimiento se refiere a las circunstancias personales,
valorativas, ideológicas, históricas y socioeconómicas, es decir, es de índole empírico-
descriptivo y por lo tanto es materia de análisis de la Psicología, Sociología, Historia,
etc., al contexto de justificación le interesa lo concerniente a la verdad, los
razonamientos, métodos, demostraciones y predicciones, siendo de naturaleza lógico-
normativa y, por lo tanto, materia de estudio de la Filosofía de la ciencia y de la
Epistemología. De tal forma, sólo se reconoce status científico al contexto de
justificación y se le asigna el monopolio de su tratamiento a las disciplinas
mencionadas. Esta dicotomía supone la existencia de una racionalidad ahistórica en el
contexto de justificación y una irracionalidad histórica en el contexto de
descubrimiento. Fue así como durante muchos años (y aún en la actualidad, aunque ya
no con la misma fuerza), representantes de esta corriente (la mayoría proveniente del
campo de la lógica y la filosofía, que en igual lapso alimentaron sus espíritus y sus
bolsillos) y muchos oportunistas devenidos en condones protectores (al mejor estilo
lakatosiano), sistemáticamente se encargaron de coartar y/o descalificar el ingreso al
campo epistemológico de cualquier análisis que intentara realizar un enfoque alternativo
y que pudiese contaminar la neutralidad valorativa de la ciencia. 69 Sin embargo, como
lo anterior no bastaba para “salvaguardar” la ciencia de los “malos usos” que se hacían
de los conocimientos, se inventó el contexto de aplicación, a los efectos de conservar la
neutralidad valorativa y desligar a la ciencia (y por ende, a los científicos) de cualquier
responsabilidad. En nuestro país, Gregorio Klimovsky se convirtió en un fiel defensor
de esta nueva maniobra positivista. 70 En la misma línea, se distinguió entre ciencia
básica y aplicada, siendo que la primera se dedicaba a la construcción de los grandes
modelos teóricos (puros, libres de cualquier “impureza”) sin pretensiones de aplicación
inmediata de los mismos, mientras que la segunda se ocupaba de resolver los problemas
concretos. Precisamente, esta última (la investigación aplicada) va a devenir en
tecnología, que con el correr de los días, ya no va a depender de la investigación básica,
sino que va a adquirir vida propia, cortando el “cordón umbilical” que la ligaba a su
origen y con cierta “complicidad” maternal en el no reconocimiento de la criatura. En
ese sentido, la informática y la biotecnología, resultan ser paradigmáticas.71 De igual
forma, otro representante de la tradición heredada, Imre Lakatos, 72 con intenciones
semejantes, declaró la existencia de dos historias de la ciencia: externa e interna. La
historia externa se encarga del desarrollo de las teorías científicas en relación con las
prácticas sociales que las hicieron posibles mientras que la historia interna –
despreocupándose de lo anterior -, se “preocuparía” por la “reconstrucción puramente
racional” de la ciencia. No es difícil darse cuenta, que -“gatopardismos” mediante -, se
trata del mismo “perro” con distinto collar. Considero, que no se trata de proclamar una
doble vida o una vida paralela para negar u ocultar la única existente, tampoco se trata
de reivindicar el contexto de descubrimiento 73, o de agregar nuevos contextos 74; sino
69
Véase Pérez Lalanne, R.: Investigación social, Buenos Aires, Universidad Nacional de Lomas de
Zamora, 2000.
70
Véase Klimovsky, G. y Varsavsky, O.: Ciencia e ideología, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974 y más
recientemente, Klimovsky, G. y Hidalgo, C.: La inexplicable sociedad, Buenos Aires, A-Z, 1998.
71
Véase por ejemplo Maddox, John: Lo que queda por descubrir, Madrid, Debate, 1999; y Rifkin, j.: El
siglo de la biotecnología, Barcelona, Crítica, 1999.
72
Lakatos, Imre: La metodología de los programas de investigaicón científica, Madrid, Alianza, 1983.
73
Cfr. Klimovsky, G. y Schuster, F.: Descubrimiento y creatividad en ciencia, Buenos Aires, Eudeba,
2000.
41
75
que se trata de denunciar cualquier intento de mistificar la realidad con artilugios
clasificatorios, que podrán ser efectivos a los fines analíticos pero que de ninguna
manera pueden reemplazarla ni menos aún, presentar en fragmentos su totalidad.
g) Al ideal de un conocimiento universal se le suma el proyecto de la formulación de
una ética de validez igualmente universal fundada en la pura razón, que por tal motivo,
excluiría la influencia de cualquier elemento sustantivo derivado de la tradición o la
costumbre, y, por lo tanto, podría ser considerada como válida para todo ser racional.
De tal forma, el proyecto kantiano de una ética formal del deber, se convierte en el
paradigma del mundo occidental.76
h) Finalmente, otro de los ideales esenciales es la creencia en el progreso social como
consecuencia inexorable del desarrollo de la ciencia, dando lugar a un orden social
mejor y más justo (tal como en la Sociología lo pregonan desde su fundador en adelante,
independientemente de su postura paradigmática) 77 con el agregado - muy discutido en
la actualidad -, de que todo proceso de innovación científica, es intrínsecamente, bueno
y trae aparejado un progreso social universal.78
De esta manera, se construyó el perfil de la ciencia moderna como conjunto de
conocimientos sistemáticos, racionales. legales, ciertos (o probables), universales,
objetivos, metódicamente adquiridos, etc.
Uno de los representantes de la tradición heredada, más reconocido en nuestro país,
es Mario Bunge,79 quien sistematizó una clásica clasificación de las ciencias, que
expondremos brevemente, a modo de colorario final de esta concepción, para luego
proceder a efectuar una revisión crítica de la misma.
Teniendo en cuenta el objeto de estudio, el método, la clase de enunciado y el tipo
de verdad alcanzado, Bunge distingue entre ciencias formales y fácticas, y luego a estas
últimas en naturales y sociales, tal como lo muestra el cuadro siguiente:
74
Cfr. Echeverría, Javier: Filosofía de la ciencia, Madrid, Akal, 1998.
75
Cfr. Varsavsky, Oscar: Ciencia, política y cientificismo, Buenos Aires, Ciencia Nueva, 1975.
76
Véase Kant, Immanuel: Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Madrid, Espasa-Calpe,
1983.
77
Véase en este libro, Pérez Lalanne, Roberto: “Algunas consideraciones sobre el nacimiento de la
sociología”.
78
Para mayores detalles sobre el proyecto de la modernidad, véase en este libro el capítulo de Fabiana Mc
Donald.
79
Buenge, Mario: La ciencia: su método y su filosofía, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1977;
Epistemología, Barcelona, Ariel, 1980; Seudociencia e ideología, Madrid, Universitaria, 1985; Ciencia y
desarrollo, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1984.
42
80
Al respecto y para una ágil y amena lectura véase Moledo, Leonardo: De las tortugas a las estrellas,
Buenos Aires, A-Z, 1994.
81
A modo de ejemplo, se puede decir que la lógica binaria se basa en el axioma del “tercio excluso” o
tercero excluído: una proposición sólo puede ser verdadera o falsa. El teorema de Gödel prueba que,
incluso en sistemas lógicos consistentes y completos como la aritmética, surgen proposiciones de un
tercer tipo: indecidibles, essto es, que no se pueden demostrar dentro del mismo sistema. Por otra parte,
en la práctica cotidiana la lógica binaria es sólo un caso especial de una lógica multimodal en la que, por
ejemplo, la identidad “A es igual a B” es un caso extremo de un rango que incluye “A se parece a B”, “A
tiene cosas en común con B” o “A me recuerda en algo a B”, etc. Para mayor información véase Latour,
B. Y Woolgar, S.: La vida en el laboratorio. La construcción de los hechos científicos, Madrid, Alianza,
1995.
82
Gould, Stephen J.: La vida maravillosa. Burgess Shale y la naturaleza de la historia, Barcelona,
Crítica, 1991.
83
Howsbawm, Eric: Historia del siglo XX, Buenos Airees, Crítica, 1998.
43
de procedimientos científicos perfectamente deterministas, sino la extraordinaria
universalidad de formas y modelos de la naturaleza en sus manifestaciones más dispares
y aparentemente inconexas. La teoría del caos rompió los lazos entre la antigua
causalidad y la predicción, sosteniendo que los efectos provocados por causas
específicas no se podían predecir. En 1977, y retomando el segundo principio de la
termodinámica que estipula que la energía –si bien se mantiene constante-, está afectada
de entropía, tiende a la degradación, a la incomunicación, al desorden, Ilya Prigogine
gana el Premio Nobel de Química, por sus investigaciones sobre estructuras disipativas.
Como bien señala E. Díaz, 84 se trata de un modelo de análisis que puede ser aplicado a
distintas disciplinas (física, química, ciencias sociales) y representa una perspectiva
científica optimista. Pues en una situación caótica, la conducta imprevisible de un
elemento del sistema en crisis puede orientar una nueva evolución hacia la
comunicación y el establecimiento de un nuevo orden. La degradación no
85
necesariamente conduce al exterminio. Además, Prigogine destaca la artificialidad de
los procesos pretendidamente reversibles (como lo había afirmado la mecánica
newtoniana), pues en los acontecimientos naturales (y obviamente, en los sociales) el
tiempo corre en una sola dimensión: la flecha del tiempo. Este concepto permite
diferenciar entre un “antes” y un “después” respecto de cualquier acontecimiento. Entre
otras cosas, esto significa que el tiempo (la historia) es una variable a tener en cuenta.
Forma parte (y por lo tanto, formamos parte) del proceso que se analiza. De esta
manera, se diluye la imagen de un investigador no comprometido con el mundo que
estudia. Además, Prigogine, propone que el científico debe abandonar el ideal de la
ciencia moderna de dominio de la naturaleza, para dedicarse a dialogar con ella, a
interpretarla. Sin embargo, cabe señalar que según Bourdieu esta interpretación puede
prestarse a cometer (especialmente en el campo de las ciencias sociales) lo que el
considera el más profundo y peligroso de los errores gnoseológicos, que es el sesgo
intelectualista, que lleva a concebir el mundo como un espectáculo a ser interpretado y
no como un conjunto de problemas concretos que reclaman soluciones prácticas. 86
Volviendo a Prigogine y como una síntesis de lo anterior, en 1996, en su libro El fin de
las certidumbres (título por cierto, significativo), afirma que:
84
Díaz, Esther: op. cit.
85
Véase Prigogine, I. y Stengers, I.: La nueva alianza. Metamorfosis de la ciencia, Madrid, Alianza,
1983.
86
Bourdieu, P. y Wacquant, L.: Respuestas. Por una antropología reflexiva, México, Grijalbo, 1995.
44
menudo de “caos determinista” . en efecto, las ecuaciones de sistemas caóticos
son tan deterministas como las leyes de Newton. ¡Y empero engendran
comportamientos de aspecto aleatorio! [...] Lo que hoy emerge es po lo tanto
una descripción mediatriz, situada entre dos representaciones alienantes: la de
un mundo determinista y la de un mundo arbitrario sometido únicamente al
azar. Las leyes no gobiernan el mundo, pero éste tampoco se rige por el azar.
Las leyes físicas corresponden a una nueva forma de inteligibilidad, expresada
en las representaciones probabilísticas irreductibles. Se asocian con la
inestabilidad y, ya sea en el nivel microscópico o en el macrocóspico,
describen los acontecimientos en cuanto posibles, sin reducirlos a
consecuencias deducibles y previsibles de leyes determinadas. 87
En definitiva y desde una perspectiva sociológica, la concepción heredada de la
ciencia, resultaba ser especulativa, idealista, normativa y legitimadora, y, por lo tanto,
insastisfactoria en términos científicos. Por otra parte, y parafraseando a Barnes, 88 pese
a ser una creación humana directa, el conocimiento de lo natural resulta ser tan
indeterminado cono el de lo social, debido a que es auto-validador: sólo se sabe aquello
que se cree que se sabe. Dicho de otra manera, nuestra Naturaleza es nuestro
conocimiento sobre la Naturaleza, de la misma forma que nuestro Mundo Social es el
conocimiento que tenemos acerca de él.
87
Prigogine, Ilya: El fin de las certidumbres, Santiago de Chile, A. Bello, 1996.
88
Barnes, Barry: La naturaleza del poder, Barcelona, Pomares-Corredor, 1990.
89
Kuhn, Thomas: La estructura de las revoluciones científicas, Buenos Aires, FCE, 1966.
90
Hacking, Ian: Revoluciones científicas, México, FCE, 1985.
45
particular, las naturales y las sociales; el hecho de muchos avances científicos pese a,
y contra las reglas aceptadas en su tiempo; 91 y el enigma de por qué se consideraron
aciertos tiempo atrás lo que hoy se creen errores. Tal como señala Pérez Ransans, 92
existe un supuesto básico en el análisis kuhniano: la existencia de un patrón general en
el desarrollo de las diversas disciplinas científicas. Como afirma el propio Kuhn, su
modelo intenta describir “la estructura esencial de la contínua evolución de una
ciencia”. Esta estructura (a ello obedece el título de su libro) se refleja en una serie de
fases o etapas por las que atraviesa cualquier disciplina a lo largo de su evolución.
Si para describir dicho patrón o estructura, nos remontamos al nacimiento u orígen
de una ciencia, se debería, entonces, comenzar por una etapa “preparadigmática” o
precientífica. Esta fase se distingue por la no existencia de un paradigma consolidado
que logre captar la adhesión o consenso mayoritario de los científicos o “porque
coexisten diversas ‘escuelas’que compiten entre sí por el dominio en un cierto campo de
investigación. Entre estas escuelas existe muy poco acuerdo con respecto a la
caracterización de los objetos de estudio, los problemas que hay que resolver, las
técnicas y los procedimientos que deben utilizarse, etc. Lo característico de esta etapa
es que las investigaciones que realizan los distintos grupos no logran producir un cuerpo
acumulativo de resultados. Este período de las escuelas termina cuando el campo de
investigación se unifica bajo la dirección de un mismo marco de supuestos básicos, que
Kuhn llama ‘paradigma’. Los investigadores llegan a considerar que uno de los
enfoques competidores es tan prometedor que abandonan los demás, y aceptan ese
enfoque comola base de su propia investigación. Esta transición, que ocurre sólo una
vez en la vida de cada disciplina y es por tanto irreversible, crea el primer consenso
alrededor de un paradigma y marca el paso hacia la ciencia madura”. 93 (cursivas mías).
Si bien Kuhn, en sus diferentes escritos, brinda distintas versiones acerca de lo que
es un “paradigma”, según Pérez Ransanz, básicamente se pueden especificar dos
sentidos:
1. Como logro o realización concreta, es decir, soluciones exitosas y sorprendentes de
ciertos problemas, las cuales son reconocidas por toda la comunidad pertinente. Son
aplicaciones de determinados marcos teóricos que funcionan como ejemplares, que
deben seguirse en investigaciones posteriores.
2. Como conjunto de compromisos y presupuestos básicos compartidos por la
comunidad científica en cuestión (matriz disciplinar). Incluye la aceptación de leyes
teóricas fundamentales, de postulaciones sobre entidades y procesos, de procedimientos
y técnicas experimentales, criterios de evaluación, etc.94
Este consenso (en ambos sentidos) –al que se volverá en el punto siguiente-, indica
la existencia de un paradigma consolidado y por lo tanto, el inicio de una etapa de
“ciencia normal” o período paradigmático. La ciencia normal consiste, básicamente, en
una actividad de “resolución de rompecabezas” (puzzle-solving). En esta etapa, los
científicos no se dedican ni a verificar ni a falsar sus teorías ni hipótesis, dado que
trabajan convencidos en la utilidad de las mismas. Por el contrario, se esfuerzan por
desarrollar y enriquecer el enfoque teórico del paradigma aceptado, su potencial
91
Al respecto, véase Feyerabend, Paul: Contra el método, Buenos Aires, Hyspamérica, 1984. Cabe
agregar, que fue precisamente Feyerabend, uno de los autores con quien Kuhn compartió inicialmente su
postura, más allá de la distancia que luego, ambos epistemólogos toman, por motivos que escapan a los
alcances de este trabajo.
92
Pérez Ransanz, Ana Rosa: Kuhn y el cambio científico, México, FCE, 1999.
93
Ibidem, p. 29/30.
94
Para un análisis adaptado a las ciencias sociales, véase el capitulo anterior: “La Sociología: ciencia
multiparadigmática e interparadigmática”.
46
explicativo y predictivo. Son las aplicaciones y ejemplos exitosos los que muestran la
conexión entre la teoría y la experiencia. Por lo tanto, el contenido cognitivo de una
disciplina no se encuentra tanto en definiciones y reglas explícitamente formuladas, sino
que está incorporado, principalmente, en sus ejemplares paradigmáticos. Los fracasos
en la resolución de problemas se toman, regularmente, como falta de habilidad de los
científicos y no como contraejemplos a la teoría vigente. En esta etapa, se trabaja todo
el tiempo con las mismas reglas de juego, y esto permite que los resultados se
produzcan en la misma dirección y sean claramente acumulables. Es en esta fase, donde
se puede hablar estrictamente de progreso dado que su medida y sentido están bien
definidos por la comunidad de especialistas. No obstante, es una etapa conservadora
pues el objetivo no es la búsqueda de novedades, ni en el nivel de los hechos ni en el de
la teoría. Como afirma Hacking, los científicos son premiados “por hacer más de lo
mismo” y hacerlo cada vez mejor.
Antes de continuar con el desarrollo de Kuhn, vale hacer mención acerca de una de
las vertientes que nutren su pensamiento:95 la historia “social” de Ludwik Fleck, médico
judío polaco, que en 1935 publicó La génesis y el desarrollo de un hecho científico,96 en
donde, como bien señalan Iranzo Amatriain y Blanco Merlo, 97 su concepto central no
era lógico sino sociológico: el colectivo de pensamiento que se forma cada vez que dos
o más personas intercambian ideas. Cuanto más duradera y recurrente es la interacción
más se consolida el estilo de pensamiento que comparten, y que supera siempre lo que
sabe cualquier individuo del colectivo. Refiriéndose al campo científico, Fleck afirma
que no es posible comprender y evaluar una idea científica salvo en el contexto de su
estilo. Su origen reside en un estilo anterior, del que conserva vestigios, y en un
descubrimiento singular. Un verdadero descubrimiento –no un experimento con un
resultado previsto- es un proceso de aprendizaje perceptivo y conductual. El ánimo
psicológico individual y las asociaciones colectivas de estilo elaboran una percepción
nueva (una solución) a partir de la confusión perceptiva inicial. Así se adquiere una
experiencia o destreza que vuelve a aplicarse hasta regularizar su éxito, y que se
extiende a otros problemas hasta transformarla en un estilo de pensamiento. Ningún
estilo es autónomo; dependen de estilos colaterales cuyos avances absorben y a los que
participan sus logros; pero se distinguen con claridad una vez identificado su colectivo
de pensamiento –tarea compleja porque un individuo puede pertenecer a varios estilos
simultáneamente-. Esto último que menciona Fleck es importante si se lo piensa en
términos de convergencia paradigmática.98 Por último, cuando un estilo surge y se
consolida, los investigadores se dividen en miembros y ajenos. Como el conocimiento
es la creación social por excelencia y la comunicación estriba en el intercambio de los
significados sancionados por los estilos compartidos, se establece una diferencia
cognitiva entre ambos grupos que dificulta la comunicación. 99 Como se puede apreciar,
existen algunas similitudes con el análisis de Kuhn. Como señalan Atienza, blanco e
Iranzo, una de las diferencias más importantes entre Fleck y Kuhn, es que mientras
95
Por supuesto, que existen otros aportes e influencias. A la ya mencionada de Feyerabend, habría que
agregar por ejemplo, la renovación filosófica del último Wittgenstein y sus seguidores. Al respecto,
véase Wittgenstein, Ludwing: Investigaciones filosóficas, Barcelona, Crítica-UNAM, 1988.
96
Fleck, L.: La génesis y el desarrollo de un hecho científico, Madrid, Alianza, 1986.
97
Iranzo Amatriain, J.M. y Blanco Merlo, J.R.: Sociología del conocimiento científico, Madrid, CIS,
1999.
98
Véase el capítulo anterior sobre la sociología como ciencia interparadigmática.
99
Para mayor información sobre Fleck, véase Atienza, J., Blanco, R. e Iranzo, J.M.: Ludwik Fleck y los
olvidos de la sociología, Madrid, Reis 67, 1994 y la bibliografía allí citada. También en el mismo
número: Fleck, L.: Sobre la crisis de la “realidad”.
47
Fleck apuesta por una teoría sociológica del conocimiento, Kuhn no encuentra
atractivo (incluso desestima) este planteamiento. 100
Retomando el análisis kuhniano, la “investigación normal”, con su creciente
especialización y extensión del área de aplicaciones, lleva tarde o temprano al
planteamiento de “anomalías”, es decir, problemas para los cuales el paradigma vigente
no tiene respuestas satisfactorias. Si bien es cierto que nunca existe una total
concordancia entre el modelo teórico y el real 101, que siempre y desde un prncipio
existen enigmas o problemas no resueltos, el surgimiento y aumento de ciertas
anomalías hace poner en dudas, la eficacia y corrección del paradigma establecido,
inaugurando una etapa de “crisis paradigmática”. Esta fase –que Kuhn denomina
también de “ciencia extraordinaria”-, se caracteriza porque los científicos comienzan a
poner en tela de juicio el modelo de análisis y a trabajar en procura de un nuevo
paradigma, o sea, a proponer estructuras teóricas alternativas que implican un rechazo o
una modificación de los supuestos aceptados. Sin embargo, en contraposición a las
posturas verificacionistas y falsacionistas, y cuestionando el concepto lógico-
justificacionista de racionalidad que ellas plantean , los científicos no abandonan un
paradigma hasta tanto no exista otro alternativo, que le permita resolver dichas
anomalías.
Como señala Pérez Ransanz, 102 esta “crisis paradigmática” puede saldarse de
diversas maneras: 1. el paradigma en tela de juicio se muestra finalmente capaz de
resolver los problemas que provocaron la crisis; 2. ni los enfoques más radicalmente
novedosos logran dar cuenta de las anomalías, por lo cual éstas se archivan en espera de
una etapa futura donde se cuente con mejores herramientas conceptuales e
instrumentales; 3. surge un paradigma alternativo que parece ofrecer una solución a las
anomalías, y comienza la lucha por lograr un nuevo consenso.
A esta última alternativa de cambio científico y trazando un paralelo con las
revoluciones sociales,103 Kuhn la denomina “revolución paradigmática” . Al describir
un cambio de paradigma como una revolución –que inicialmente fue subversión,
especialmente, si se lo mira desde la perspectiva del “oficialismo” dominante dentro de
la comunidad científica y por que además, no hay revolución sin revolucionarios que
por otra parte, se atribuyen buenas razones para el cambio-, Kuhn nuevamente está
cuestionando la visión de la tradición heredada, que sostenía que la elección entre
teorías rivales –integradas en paradigmas opuestos- se pueda resolver mediante algún
procedimiento efectivo (algorítmico) de decisión: ni apelando a la lógica y a una
experiencia, observación o tribunal neutral (como pretendían los empiristas lógicos), ni
tampoco mediante decisiones claramente gobernadas por reglas metodológicas (como
proponían los popperianos). Las teorías pertenecientes a paradigmas rivales son
inconmensurables, es decir, si bien pueden comprenderse, aunque más no sea
parcialmente, no son completamente traducibles entre sí y por lo tanto, no se pueden
comparar de manera directa y puntual. Esta incompatibilidad impide al acuerdo acerca
de un argumento decisivo, a favor o en contra de alguna de ellas. Dicho de otro modo,
no existe un común denominador que sea indicador de éxito o que permita inclinar la
balanza hacia alguna de los paradigmas alternativos. Las diferencias que implica la
inconmensurabilidad, son diferencias en los compromisos básicos: en los criterios sobre
la legitimidad y el orden de importancia de los problemas, en las leyes que se
100
Atienza, Blanco e Iranzo: op. cit.
101
Véase Pérez Lalanne, Roberto: Investigación social, op. cit.
102
Ibídem.
103
Cfr. E. Díaz: op. cit.
48
consideran fundamentales, en la red conceptual a través de la cual se estructura el
campo de investigación y se organiza la experiencia, en los supuestos sobre qué
entidades y procesos existen en la naturaleza, en los criterios de evaluación, en los
valores epistémicos (fecundidad, verdad, simplicidad, consistencia, alcance, etc.). Todo
esto justifica la afirmación de Kuhn sosteniendo que cuando se produce una revolución
paradigmática, los científicos viven en mundos diferentes.104 Por supuesto, que el
mundo es único y sigue siendo el mismo, lo que cambia es la representación que se
tiene del mismo. En efecto, el nuevo paradigma da lugar a nuevos fenómenos y
problemas, algunos de los viejos problemas se olvidan, y algunas soluciones dejan de
ser importantes o incluso inteligibles. Por tal motivo, el desarrollo de una disciplina
científica, a través del cambio de paradigmas, no puede ser acumulativo ni
necesariamente progresivo. Por otra parte, al no haber criterios independientes o
tribunales arbitrales neutrales, el único camino que queda es la persuación: los
partidarios de teorías rivales esgrimen argumentos de plausibilidad, es decir, de razones
que pudieran convencer a los otros de cambiar su marco de investigación. La ausencia
de argumentos concluyentes hace que no se pueda tildar de ilógico o de irracional a
quien se niegue a aceptar el nuevo paradigma; y por lo mismo, esta aceptación no ocurre
de manera simultánea. Cuando finalmente, después de un proceso de debate y
deliberación, se conforma un nuevo consenso alrededor de uno de los paradigmas o, lo
que sería similar, cuando el nuevo paradigma logra desplazar al anterior y captar la
adhesión de la mayoría de la comunidad científica, comienza una nueva etapa de ciencia
normal. De esta manera, una vez que una disciplina científica ha alcanzado la madurez,
pasa repetidamente a través de la secuencia: ciencia normal – crisis – revolución –
nueva ciencia normal.105
Como era de esperar, el análisis de Kuhn fue duramente criticado por parte de los
partidarios de la tradición heredada. Fue tildado de irracionalista, relativista, anarquista,
historicista, y hasta de ¡sociologista!. A muchas de estas críticas, el propio Kuhn se
encargó de contestar, pero frente a otras tantas, fue contemporizador y hasta llegó a
arriar sus propias banderas.
Sin embargo, en el campo de las ciencias sociales –a pesar que sólo realizó
comentarios marginales y en algunos casos, menospreciativos- sus ideas tuvieron
amplia acogida. En tal sentido, considero que el análisis de las repercusiones de Kuhn
en las ciencias sociales debería distinguir entre las reacciones que provocaron la
caracterización que hizo de estas ciencias, cómo fue su incorporación a las mismas y los
motivos por los cuales sus conceptualizaciones tuvieron amplia difusión y aceptación.
Con respecto a su caracterización, no hay dudas, que por lo menos, inicialmente, él
consideró que las ciencias sociales –a las que les prestó poca dedicación, puesto que
estudió básicamente a las naturales-, se hallaban atravezando la etapa previa de
inmadurez o de preciencia, más allá de que algunos puedan objetar que esta etapa
resulta algo confusa y difusa. Lo cierto es que esta concepción sirvió de argumento a
algunos integrantes de estas disciplinas, para justificar su incredulidad y en versiones
más “posmodernas” y/o “nietzscheanas” equipararlas a cualquier manifestación artística
o literaria. Otros, acordando con ese diagnóstico que refiere a la existencia de una
104
Cfr. Kuhn, T.: op. cit.
105
Pérez Ransanz: op. cit. (cursivas mías).
49
diversidad de escuelas, plantearon que estas ciencias no se desarrollaban porque cada
escuela dilapidaba su tiempo y esfuerzos intelectuales procurando socabar los supuestos
de las rivales. 106 Como solución a dicho desgaste bizantino, propusieron terminar con la
polémica estéril y proclamar como “vencedor” a su propia corriente de pertenencia. A
ello contribuyó, también, la aparición del texto de Francis Fukuyama que declaraba el
fin de la historia y de las ideologías. Para ello, incluso, algunos se valieron de la
distinción lakatosiana de paradigmas progresivos y regresivos.107 Por supuesto que
también, estuvieron aquéllos que si bien aceptaban algunos ingredientes del análisis
kuhniano lo adaptaron a la realidad de las ciencias sociales. En este sentido –que
particularmente comparto-, se consideró que las ciencias sociales estaban lo
suficientemente maduras y que por lo tanto, habían dejado su etapa precientífica. La
diferencia –que hasta puede resultar una ventaja comparativa, -, con respecto a las
ciencias naturales, es que las ciencias sociales se caracterizan por ser
multiparadigmáticas e interparadigmáticas. Esto último, cuestionaría las tesis kuhniana
de la inconmensurabilidad (razón por la que ha sido acusado de irracionalista) y la que
postula la existencia de un único paradigma consolidado. Algunos, llevando el análisis
un poco más lejos y a modo de “contragolpe”, se han atrevido a conjeturar, que esta
realidad es el destino que les espera a las ciencias naturales. Por último, cabría
mencionar algunas opiniones críticas a su análisis. En tal sentido, Bloor108 haciendo un
análisis comparativo sostiene que mientras la teoría de la refutación despiadada de
Popper es el darwinismo social en el campo de la ciencia, la versión lakatosiana una
hipóstasis de la competencia monopolista capitalista, la de Feyerabend una idealización
extrema de la democracia política liberal, la versión kuhniana de la ciencia retomaría los
temas disidentes del Romanticismo: creatividad, indeterminación, irracionalidad,
agonismo, etc. Sobre esta interpretación de Bloor, considero que el análisis de Kuhn es
francamente monopólico por el papel que le asigna dentro de la ciencia al único
paradigma hegemónico. Desde otra perspectiva, Bourdieu 109 señala que el análisis de
Kuhn (que pretende ser descriptivo) es una prescripción larvada cuando sostiene que la
existencia de un paradigma es un signo de madurez científica y es también normativa
cuando afirma que la adhesión dogmática a una tradición es favorable a la investigación.
En cuanto a los motivos de la amplia acogida de las ideas kuhnianas por parte de
los cientistas sociales, no hay dudas que el factor primordial fue la diferencia –con
respecto a la tradición heredada-, en lo que hace a los criterios de demarcación y
validación. En efecto y tal como se señaló al principio del apartado anterior, su postura
relativista producto de la incorporación de la historia y del consenso en el análisis
epistemológico, no sólo constituyó su aporte “sociológico” principal sino que se
convirtió en una suerte de boomerang que abrió la puerta para algo seguramente
impensado, y por lo tanto, inesperado por Kuhn: el análisis sociológico de la legitimidad
y legitimación de los conocimientos científicos. En definitiva, Kuhn no fue
consecuente con su “mirada sociológica” aunque sí fue coherente con su propia postura.
Si bien había introducido la historia y el consenso, había dejado afuera uno de los temas
centrales en el análisis de cualquier práctica social: la problemática del poder y en este
caso particular, su relación con el saber.
106
Véase Lores Arnaiz, M. del R.: op. cit.
107
Cfr. Lakatos, I.: op. cit.
108
Bloor, David: op. cit.
109
Bourdieu, P.: Intelectuales, política y poder, Buenos Aires, Eudeba, 1999.
50
7. Los supuestos y los modos del conocimiento
110
Gouldner, Alvin: La crisis de la sociología occidental, Buenos Aires, Amorrortu, 1979.
111
Shapere, Dudley: “The character of scientific change” en Th. Nicles (conp): Scientific Discovery,
Logic and racionality, citado en Schuster, F. y Klimovsky, G.: op. cit.
112
Wallace, Walter: la lógica de la ciencia en la sociología, Madrid, Alianza, 1980.
113
Samaja, Juan: Epistemología y metodología, Buenos Aires, Eudeba, 1999.
51
está señalar, que este fue el criterio al que apeló y apela la Iglesia al manejarse con
verdades reveladas, la biblia o las intuiciones de Aristóteles. Sin embargo, lo llamativo
–tal como enseguida se verá- es su vigencia en el ámbito académico y científico.
El modo místico (incluyendo su variedad alucinatoria) está parcialmente
relacionado con el autoritario, en la medida en que ambos pueden solicitar conocimiento
de profetas, mediums, divinidades, dioses y otras formas sobrenaturales, pero en este
caso, el énfasis está puesto en el “estado de gracia” y psicofísico personal del
consumidor del conocimiento, en su “creencia a ciegas”, en su “dependencia” con
respecto a la fuente productora; por ejemplo, el tarot, el horóscopo, la borra de café, las
entrañas de los animales y en algunos casos, en una versión mucho más aggriornada y
profesionalizada, la consulta terapeútica.
En el modo lógico-racional, el juicio sobre los enunciados propuestos como
verdaderos, descansa principalmente en los procedimientos lógicos formales empleados
para producirlos. Este modo se relaciona con el autoritario y el místico, ya que pueden
proporcionar bases para aceptar tanto las reglas como los axiomas o “primeros
principios”. Pero una vez que se aceptan estas bases, por las razones que sea, se
sostiene que una estricta adherencia al procedimiento correcto es infalible para generar
conocimiento válido. Este método denominado también apriorístico o metafísico si bien
puede conducir de múltiples maneras a fracasos, resultaba para Pierce más intelectual y
respetable porque a falta de un recurso mejor, se basaba en el “instinto de la razón”.
Por último, el modo científico se diferencia de los anteriores en que pone como
presupuesto la noción de lo real: de algo permanente y externo, sobre lo cual nuestro
pensamiento no puede incidir y por lo tanto, es el único que admite su corrección desde
el exterior. En la versión de la tradición heredada, se combinaba una confianza primaria
en los efectos observacionales de los enunciados en cuestión, con una confianza
secundaria en los métodos y procedimientos utilizados para su producción. Hasta que
apareció el planteo relativista de Kuhn que se intentará complementar desde una
perspectiva sociológica.
Como se señaló al comienzo de este trabajo, nadie podría –con razones fundadas o
argumentos plausibles-, poner en dudas que la ciencia forma parte de la cultura,
conformando una subcultura, y que por lo tanto, sociológicamente puede ser estudiada
como cualquier otro elemento cultural. Ahora bien, pero qué es esa cosa llamada
ciencia? 114
Sociológicamente y en un sentido amplio, la ciencia es lo que la comunidad o la
sociedad en un determinado momento histórico considera que es o, dicho de otra
manera, la ciencia son aquellos conocimientos y prácticas que han sido sancionados o
institucionalizados como científicos, independientemente, de cuáles sean sus contenidos
sustantivos, sus estructuras lógicas y lingüísticas, los valores epistémicos en juego
(alcance, fecundidad, objetividad, verdad, etc.), sus procedimientos y técnicas, etc.
Como se ha visto, esta consideración por parte de la comunidad fue cambiando
históricamente, motivo por el cual, lo que hoy podemos aceptar como ciencia, mañana,
bien podría no serlo. Al mismo tiempo, en cualquier período que se analice, también
existe -aunque pueda resultar una verdad de perogrullo-, la consideración acerca de lo
114
Aunque pueda resultar obvio y hasta una falta de respeto, lo cursivo corresponde al título de un clásico
en el tema: Chalmers, Alan F.: ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, Madrid, Siglo veintiuno, 1986.
52
que no es ciencia o no se acepta como conocimiento científico. Esto último es
sumamente importante -especialmente para contrarrestar con el mismo argumento y por
supuesto, en el mismo sentido amplio, en el que la cuestión se está tratando-, a aquellas
posturas que suelen equiparar el conocimiento científico con cualquier otro tipo de
conocimiento. Insisto y quiero en esto ser claro, si se acepta como ciencia, a las
prácticas y conocimientos, reconocidos históricamente como tales, también debe
aceptarse que en el mismo contexto socio-histórico, a otras prácticas y conocimientos
no se les reconocía tal status epistemológico o gnoseológico. No caben dudas, que de lo
anterior se desprende que el sujeto que emitía tal juicio y que a su vez era portador y
productor de dicho conocimiento, era la comunidad. Colateralmente, también puede
desprenderse, la legitimidad y justificación de una sociología del conocimiento o de una
epistemología social. Hasta aquí en un sentido sociológico amplio.
En un sentido –también sociológico- pero ahora restringido, convendría repasar y
detenernos en cada uno de los puntos anteriores. Por los objetivos del presente estudio,
sólo lo haremos focalizando el análisis en la actualidad o a lo sumo en forma
prospectiva.
Si bien no es el propósito de este trabajo el tratamiento de la problemática de la
cultura, que por otra parte, será objeto de análisis en un capítulo posterior de este
libro,115 no obstante, se podría señalar, que independientemente de cual sea el concepto
de cultura (o de subcultura) que se maneje –especialmente en estas épocas globalizadas-
, la ciencia suele exceder sus límites o, dicho de otra manera, la ciencia (o su
equivalente) no sólo es algo constitutivo de cualquier cultura, lo que en términos de
Herskovits conformaría un universal,116 sino que –y como tal vez, no ocurre con ningún
otro elemento cultural-, algunos conocimientos son considerados científicos en
diferentes culturas, que incluso, a su vez, integran distintas civilizaciones. Esto último
resulta ser un dato que no sólo habla del potencial de la ciencia y de su universalidad,
sino que también puede servir para distinguir entre lo que es y no es un conocimiento
científico. Sin embargo, y aunque pueda resultar contradictorio con lo anterior, la
ciencia en su conjunto o como totalidad y en tanto ciencia, continúa siendo algo relativo
a cada contexto socio-histórico.
El segundo punto que considero sumamente importante dilucidar es la diferencia
entre el llamado conocimiento vulgar o de sentido común y el científico. Aquí las cosas
-en el campo de las ciencias sociales-, están bastante divididas observándose una
multiplicidad de opciones, que van desde aquéllas que niegan cualquier diferencia entre
ambos tipos de conocimiento a quienes sostienen exactamente lo contrario, pasando por
puntos de vista intermedios que señalan que la diferencia estaría en el juicio o
calificación (o en quienes lo realizan), o que la diferencia sería de grado o de matices y
no sustantiva, intrínseca y cualitativa. Dado que cualquier clasificación que se elaborara
–amén de resultar complicada-, terminaría siendo sumamente arbitraria y mutiladora, y
en vistas, de que en la mayoría de las posturas existen elementos rescatables, considero
necesario repasar críticamente algunas de ellas, realizando los comentarios
correspondientes.
En tal sentido, existen en la ciencias sociales corrientes contemporáneas –con
predicamento, particularmente en el ámbito de la sociología y antropología del
conocimiento o de la epistemología social-, que con el propósito de desmistificar y/o
desacralizar el conocimiento científico, a los efectos de su abordaje, lo equiparan a
cualquier creencia o conocimiento compartido, asignándole el mismo status
115
Véase en este libro el capítulo de Irene Di Martino.
116
Cfr. Herskovits, Melville: El hombre y sus obras, México, FCE, 1981.
53
117
epistemológico. Al respecto, considero que el hecho de que la ciencia pueda ser
estudiada como cualquier otro elemento cultural no resulta un argumento válido para
equipararla a cualquiera de ellos, como tampoco sirve el argumento inverso y más
grotesco, que afirma que para estudiar la ciencia de la misma forma que cualquier otro
elemento cultural hay que comenzar por igualarlos. Por otra parte, no entiendo por qué
motivo, hay que asimilar aquello que la misma comunidad, se empeña en separar, en tal
caso correspondería realizar un estudio empírico para desentrañar las razones que la
gente tiene para evaluarlo de esa manera. Lo cierto es que no se trata de un elemento
cultural como cualquier otro, sino de un bien cultural al cual se le asigna un mayor
capital simbólico, pero además se trata de un conocimiento institucionalizado, que a su
vez, lo convierte en diferente a otros conocimientos que no lo están. Con esto quiero
decir, que sociológica o antropológicamente hablando, no son igualables un grupo, una
organización y una institución, o un uso, una costumbre y una norma, aunque el
tratamiento científico sea el mismo en todos los casos. Podrá decirse, que existen otras
creencias que también están institucionalizadas como las religiosas, pero ese tampoco
constituye un argumento para asimilarlas con las creencias científicas, ya que aquéllas
se manejan con criterios dogmáticos enraizados en la fe, y que por tanto, a priori,
renuncian a cualquier tipo de evidencia racionalmente construída. Particularmente,
considero que por tratarse de una institución, la ciencia es un conocimiento especial, sin
que ello suponga su sacralización (como no debe ocurrir con ninguna otra institución).
Una cosa es desmistificar o desacralizar la ciencia, en el sentido de mundalizarla
(porque de hecho, es un producto mundano, y esto tampoco la convierte en similar, de la
misma forma como tampoco basta –como hace el naturalismo-, con definirla como un
proceso social), y otra cosa es vulgarizarla o bastardearla. Dicho con otros términos,
aunque puedan existir elementos comunes (en la génesis, en las estructuras linguísticas,
en los razonamientos, en los valores epistémicos, en la forma de legitimación, etc.),
considero que, tomados como totalidades, son cualitativamente e intrínsecamente,
diferentes.
Esta dicotomía sagrado vs. profano es uno de los dilemas por el que transita el
pensamiento social desde sus inicios. En el campo de la sociología (para no hablar de la
filosofía), tal como se ha visto en un capítulo anterior,118 existió desde sus fundadores
esta tendencia a la sacralización de la ciencia. Saint Simon propuso el reemplazo de los
sacerdotes por los científicos y de la religión por la ciencia. Así incluso la consideró el
propio Comte, quien la definió como una nueva religión. Posteriormente, fue Durkheim
quien también empleó dicha dicotomía, y terminó sacralizando a la sociedad y a quienes
hacían de mediadores: las instituciones (siendo una de ellas, la ciencia). 119 Siguiendo
una línea de pensamiento similar –aunque salvando algunas distancias-, los cancerberos
de la tradición heredada, al oponerse a que la ciencia sea estudiada como cualquier otra
actividad humana terminaron convirtiéndola en un tabú o cuerpo sagrado de
conocimientos, y al mejor estilo de los monjes budistas, la preservaron de cualquier
contacto con la realidad que pudiera contaminarla. De esta manera la reificaron y
mistificaron instituyendo la demarcación entre lo sagrado (la ciencia) y lo profano (lo
social, lo ideológico, el error, el prejuicio, la mera creencia, etc.). Con el agravante de
que muchas veces y en especial, en el campo de las ciencias sociales, por aferrarse al
manojo de procedimientos lógico-prescriptivos, cercenaban a priori la libertad de
117
Cfr. por ejemplo Bloor, D.: op. cit.; Barnes, B.: op. cit., y T.S. Kuhn y las ciencias sociales, México,
1986 y Sobre ciencia, Barcelona, Labor, 1987; Olivé, L.(comp.): op. cit..
118
Véase en este libro el capítulo Pérez Lalanne, R.: Algunas notas sobre la sociología.
119
Véase también Durkheim, Emilio: Las formas elementales de la vida religiosa, Madrid, Akal, 1982.
54
investigación que terminaban realizándose en función de la causa lógica-
metodológica, haciendo recordar (ya que de lo profano se está hablando) a la conducta
del borracho que, habiendo perdido la llave de su casa, la busca sin embargo con
obstinación, bajo la luz de un farol, ya que alega que allí se ve mejor.120
Es particularmente interesante agregar, que este correcto propósito de desacralizar
la ciencia (incluídos los científicos y profesionales, en especial, los médicos, venidos
doctores cuando a duras penas son licenciados en ciencias de la salud), ha servido para
que otras corrientes de pensamiento, transformadas en cruzados morales,121 pasaran a
endemonizarla, brindando una versión apocalíptica o pesimista de la misma, y al mejor
estilo de la inquisición la responsabilizaran de todos los males habidos y por haber,
convirtiéndola en chivo expiatorio y condenándola a la hoguera de la redención. 122 En
una línea “semejante” de pensamiento, se ubican algunas posturas nihilistas, de origen
nietzscheano y posmodernosas, que abjurando de toda posibilidad de conocimiento
científico del mundo proponen reemplazarlo por el conocimiento artístico, literario,
ensayista, bestsellerista, etc., del cual por supuesto, ellos se reconocen como autores,
representantes y editores.123 Como diría Marx: “Semejantes frases literarias, que, con
arreglo a una analogía cualquiera, clasifican todo dentro de todo, pueden hasta parecer
ingeniosas cuando son dichas por primera vez, y tanto más cuanto más identifiquen
cosas contradictorias entre sí. Repetidas, e incluso con presunción, repetidas como
apotegmas de valor científico, son tout bonnement (campechanamente) necias. Sólo
buenas para cándidos literatos y charlatanes visionarios, que enchastran todas las
ciencias con su empalagosa mierda”. 124 Lo paradójico de esto último, es que algunos
integrantes de estas corrientes, son renegados ex – miembros de la misma tradición
heredada que como bien lo planteara en su momento Merton, suelen comportarse frente
a sus ex – grupos de pertenencia en forma más crítica que aquéllos que nunca han sido
miembros, con el consecuente despestigio que esto supone, para la ya alicaída corriente
empirista-lógica.125
Como podrá verse, en este y en los temas subsiguientes, hay todo un laberinto de
intereses en juego. Pero el problema no son los intereses sino el laberinto solapado de
“buenas intenciones desinteresadas”.
Existen otras posturas que trazando un paralelo con el análisis que realiza Beckert
sobre la desviación 126 afirman que los conocimientos (vulgar y científico) son
intrínsecamente iguales, siendo que la diferencia está en el juicio o en quien realiza la
evaluación. 127 Si bien en algunos casos, este argumento puede resultar válido, en otros
casos no lo es. Es cierto que la certificación o el reconocimiento de un conocimiento
como científico no deja de ser una convencionalidad que depende de la evaluación que
realice la comunidad (tema al que enseguida se volverá). Sin embargo, este argumento
resulta ser circular, dado que el juicio no modifica la naturaleza de los conocimientos, a
120
Kaplán, Abraham citado en Bourdieu, P., Chamboredon, J. y Passeron,J.: El oficio de sociólogo,
Buenos Aires, Siglo veintiuno, 1975.
121
Cfr. Bécker, Howard: Los extraños. Sociología de la desviación, Buenos Aires, Amorrortu, 1983.
122
Cfr. Howsbaum, E.: op. cit.
123
Véase Hughes, J. y Sharrock, W.: La filosofía de la investigación social, México, FCE, 1999.
124
Marx, Karl: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, Buenos Aires, Siglo
veintiuno, 1971.
125
Véase Merton, Robert: Teoría y estructuras sociales, México, FCE, 1980.
126
Cfr. Béckert, Howard: op. cit. Véase también en este libro el capítulo de Silvia Schwartz sobre
conducta desviada.
127
Véase Iranzo Amatriaín y Blanco Merlo: op. cit.
55
lo sumo lo hará en la percepción que se tenga, y porque además, ese juicio se emite
de acuerdo a cuáles sean las características intrínsecas de los mismos.
Otras posturas 128 sostienen que la diferencia entre el sentido común y el científico
es de grado, proponiendo una suerte de continuidad (o “destilación”) entre los mismos e
incluso afirmando que el primero es la base o el origen del segundo. 129 Esta última
afirmación, al menos que alguien pretendiera que el conocimiento científico se traiga al
momento de nacer (a modo de pan bajo el brazo), resulta simplemente obvia y pueril.
Bastaría para ello con releer cualquier texto que desarrolle el proceso de
socialización.130
Retomando el tema de la diferencia entre el conocimiento vulgar y el científico, en
1961, Nagel, integrante de la tradición heredada, afirmó que la ciencia era el sentido
común organizado pero el menos común de los sentidos.131 Si bien esta frase ha sido
interpretada de distintas maneras, no caben dudas por quien fuera el autor, que no estaba
en su ánimo indicar la similitud entre ambos conocimientos y ni siquiera la continuidad.
Parafraseando a Aristóteles una cosa es el género próximo y otra cosa es la diferencia
específica. En síntesis, la cuestión es si la ciencia genera sistemáticamente
aseveraciones que son lógicamente inconsistentes o sustantivamente incompatibles con
las realizadas por el sentido común, o simplemente se trata de una mera “traducción”
que la ciencia realiza de las categorías cotidianas y ordinarias del conocimiento vulgar.
Tomando como referencia los escritos de Marx, Durkheim, Bachelard y Bourdieu,
considero que existe una ruptura epistemológica entre el conocimiento común y el
científico y que este quiebre es precisamente lo que hace que ambos conocimientos sean
radicalmente diferentes. Como afirma Bourdieu, esta vigilancia epistemológica se
impone particularmente en el campo de las ciencias sociales, en donde la separación
entre la opinión común y el discurso científico es más impreciso que en otros casos.132
Innumerables son los argumentos a los que se podrían apelar para justificar dicha
ruptura.
Un buen punto de partida, es establecer con Bachelard, la jerarquía epistemológica
de los actos científicos: el hecho científico se conquista, construye, comprueba.133 Esto
significa que a diferencia de las posturas convencionalistas que comienzan con la
construcción del conocimiento, hay que comenzar desenmascarando a la sociología
espontánea que no reconoce que el primer obstáculo epistemológico es la familiaridad
de lo social y que es preciso romper con “la ilusión de la transparencia del mundo
social”. En contraposición a ciertas posturas que atribuyen el orígen del conocimiento
científico a la percepción y –a través de ella-, a las nociones del sentido común, se trata
de romper con las relaciones más aparentes, que son las más familiares, que lo real le
propone a la percepción, sustituyéndolas por las construcciones teóricas “provisorias”,
las que suelen “reunir lo que vulgarmente se separa o a distinguir lo que vulgarmente se
confunde”134 Como el propio Durkheim lo afirmaba, “las representaciones que hayamos
podido hacernos de ellos [los hechos] en el curso de nuestra vida, por haber sido
formadas sin método ni crítica, carecen de valor científico y deben ser descartadas”.135
128
Véase la bibliografía citada en la nota 63.
129
Cfr. Samaja, Juan: op. cit. quien a su vez toma, entre otros, como referencia a Ladrière, Jean: El reto
de la racionalidad, Salamanca, UNESCO-Sígueme, 1997.
130
Cfr. nuevamente Berger y Luckmann: op. cit. y en este libro el capítulo de McDonald.
131
Nagel, Ernest: La estructura de la ciencia, Barcelona, Paidós, 1981.
132
Bourdieu y otros: op. cit.
133
Bachelard, Gastón: La formación del espíritu cientifico, México, Siglo veintiuno, 1984.
134
Fauconnet, P. y Mauss, M. : Sociologie citado en Bourdieu y otros: op. cit.
135
Durkheim, Emilio: Las reglas del método sociológico, Buenos Aires, La Pléyade, 1976.
56
Desde una posición más crítica e irónica, Bachelard afirmaba que la utilidad de las
intuiciones residía en que servían para ser destruídas. Tal como él se encargó de
demostrarlo, la máquina de coser se inventó sólo cuando se dejó de imitar los
movimientos de la costurera. Por eso, las analogías no son siempre heurísticamente
fructíferas. Como señala Bourdieu, hay que subvertir el mundo cotidiano de lo que se da
por supuesto o producir un golpe de estado teórico. En definitiva, entonces, se trata de
reconocer la existencia de dos tipos de saberes: el saber para actuar, propio de la vida
cotidiana, que se adquiere en la “universidad de la calle” y el saber para teorizar, que es
el conocimiento científico, que se adquiere en los ámbitos académicos, como lo son las
universidades y los centros e institutos de investigación, sin que ello suponga,
desconocer el primero, que a veces, puede ser tan útil y efectivo como el segundo; sin
embargo, son dos saberes cualitativamente diferentes, aunque en algunos contextos, el
conocimiento experto que otros actores no científicos han adquirido sobre su entorno
resulta ser más adecuado que el de la ciencia hasta que ésta cambiando o revisando los
supuestos previos, logra incorporarlo en sus propios términos.
Consecuentemente con lo anterior, y relacionado con la “ilusión de la
transparencia”, está el denominado principio de no conciencia.136 Contrariamente a lo
que sostienen algunas escuelas psicosociales e incluso sociológicas cualitativas, este
principio afirma que las relaciones sociales no pueden reducirse a relaciones entre
subjetividades animadas de intenciones o motivaciones porque ellas se establecen entre
condiciones y posiciones sociales, que son más reales que los propios sujetos
relacionados y que determinan las representaciones que los actores tienen de las
mismas. Precisamente Durkheim reconocía a Marx el mérito de haber roto con esta
ilusión: “Creemos fecunda la idea de que la vida social debe explicarse, no por la
concepción que se hacen los que en ella participan, sino por las causas profundas que
escapan a la conciencia”. 137 Con otras palabras, esto significa que las nociones de
sentido común que los actores poseen se hallan condicionadas por la posiciones que
ocupan en la estructura social o como diría Marx por las relaciones determinadas,
necesarias, independientes de su voluntad, que mantienen en la producción social de su
existencia. Dicho de otro modo, el sentido y los significados que los sujetos le asignen a
sus acciones más personales y más “transparentes” no les pertenencen sino que
obedecen al sistema total de relaciones en las cuales, y por las cuales, se realizan. Esta
falta de conciencia constituye otro motivo por el cual se justifica la necesariedad de la
ruptura con el conocimiento vulgar y la lógica necesidad de estudiar las condiciones
objetivas que lo hacen posible.138
A lo anterior, hay que agregar que el sentido común (incluyendo el del científico)
también es materia de estudio por parte de la sociología del conocimiento. En efecto, si
se acepta que el conocimiento vulgar es cualitativamente diferente al científico y se
tiene en cuenta, que se manifiesta mediante la misma terminología , entonces forma
parte de la vigilancia epistemológica para la superación de los obstáculos de tal
naturaleza, el saber distinguirlos para evitar -mediante una tarea de reflexión y
autorreflexión permanente-, que se filtre por la ventana aquello cuyo ingreso se acaba de
impedir por la puerta. Una de las “maldiciones” que según Bourdieu, tienen las ciencias
sociales, es que trabajan con un objeto de estudio que habla, corriéndose el riesgo de
136
Cfr. Bourdieu y otros: op. cit.
137
Citado en Bourdieu y otros: op. cit.
138
Véanse en este libro los capítulos referidos al análisis de la estructura social de Pérez Lalanne y de
Oliva.
57
sacar los conceptos teóricos de boca de sus informantes, sustituyendo sus
prenociones por las de quienes estudia o por una mezcla eclética de ambas.139
Retomando el desarrollo de la frase de Bachelard (el hecho científico se conquista,
construye y comprueba), habría que distinguir entre dos categorías que son
epistemológicamente diferentes: el objeto real (preconstruído por la percepción) y el
objeto construído (concebido como sistema de relaciones conceptuales preconstruídas
teóricamente y provisoriamente). A diferencia de lo que sostiene el empirismo, la
ciencia no trabaja con datos experienciales sino con hechos científicos diseñados
deliberada y metódicamente en función de un sistema de hipótesis (o modelo teórico)
previamente explicitado. De esta forma el modelo teórico es inseparablemente
construcción y ruptura. Parafraseando a Kuhn, no se puede romper con el sentido
común si previamente no se tiene un modelo teórico con el cual reemplazarlo, pero
lógicamente para que ello suceda tiene que haber –como lo afirmaba Marx-, conciencia
y voluntad de cambio, es decir, de ruptura. Este problema de la construcción del objeto
no puede resolverse nunca de antemano y de una vez para siempre, porque el modelo
teórico no sólo implica construcción sino también comprobación. Aquí suele plantearse
la relación experiencia – razón o empiria – teoría. Sin entrar a enumerar los argumentos
que históricamente se expusieron en esta polémica entre empiristas y racionalistas –no
porque el tema no lo amerite, sino porque se trata de una discusión filosófica y no es
objeto del presente trabajo-, sólo me limitaré a hacer algunas breves disgregaciones.
Trazando un paralelo con el viejo dilema del huevo y la gallina, algunos autores 140
pretenden saldar la cuestión, remontándose a una suerte de percepción o imagen,
extraída de los griegos (que siempre son fuente inagotable de pensamientos), extraño
engendro o “híbrido teórico-empírico” que en un análisis dialéctico sui generis se
convertiría en una síntesis inicial; y en una vuelta de hoja (pero hacia atrás), se remiten
a algún antecedente evolutivo del mundo de la vida. Con respecto al tema de la
evolución, Maturana y Varela, sostienen que los huevos y las gallinas son ciclos
autorreproductivos que surgen y duran gracias a que evolucionan conservando –a
menudo inintencionadamente-, su acoplamiento estructural con el medio del que extraen
los recursos precisos para su autoproducción y su autorreproducción. 141
Particularmente, no creo que este círculo vicioso revista interés para la ciencia. Por otra
parte, pedirle a la razón –porque de eso se trata-, que reflexione sobre su orígen, es
como dejarle encargado al lobo las ovejas. O, por ventura, existe la ingenuidad de creer
que vaya a negarse a sí misma? O acaso, no lleva todas las de ganar? Es tan redundante
como preguntar por el color del caballo blanco de San Martín. En definitiva, sólo la
razón puede dar cuenta de su pasado originario, que obviamente comienza en la medida
en que es conciente de sí misma. En lo que respecta a la ciencia y si se trata de hacer
una síntesis entre experiencia y razón (pero que sea para adelante), ésta se concreta en la
práctica científica, con la importante salvedad, que la misma se halla orientada por la
razón. Y esto ya lo planteaba –aunque en otro contexto- el propio Lenín, cuando
afirmaba que sin teoría no hay práctica revolucionaria. Bachelard y Bourdieu lo
denominan racionalismo aplicado: “el único capaz de restablecer totalmente la verdad
de la práctica científica vinculando intimamente los valores de la coherencia teórica y la
fidelidad a lo real” (Bourdieu); “por tanto es en el cruce de caminos entre el realismo y
el racionalismo que debe mantenerse el epistemólogo ... el doble movimiento por el cual
139
Bourdieu y otros: op. cit.
140
Véase por ejemplo Samaja, Juan: op. cit.
141
Maturana, H. y Varela, F.: El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del conocimiento
humano, Barcelona, Debate, 1990.
58
la ciencia simplifica lo real y complica la razón” (Bachelard); “en la alternativa de la
audacia sin rigor o del rigor sin audacia, el proyecto propiamente científico se sitúa de
entrada en condiciones en que todo aumento de audacia en las ambiciones teóricas
obliga a un aumento de rigor en el establecimiento de las pruebas a las que se debe
someter” (Bourdieu). Se suele afirmar que lo especial que tiene la ciencia es su
versatilidad y eficacia en la aplicación de procesos operativos estandarizados y no los
“hechos” o las “leyes generales” que construyen con ellos. Sin embargo es al revés, su
vesatilidad y eficacia es posible gracias a los hechos y leyes construídas.142
A modo de síntesis de lo anterior y para pasar al tercer punto del “sentido amplio”
de ciencia con el que se comenzó este apartado, se transcribirán algunas frases de Marx
de su célebre Introducción:
“... el método que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto es para
el pensamiento sólo la manera de apropiarse de lo concreto, de reproducirlo
como un concreto espiritual. Pero esto no es de ningún modo el proceso de
formación de lo concreto mismo (...) La totalidad concreta, como totalidad
del pensamiento, como un concreto del pensamiento, es in facta un producto
del pensamiento y de la concepción, pero de ninguna manera es un producto
del concepto que piensa y se engendra a sí mismo, desde afuera y por
encima de la intuición y de la representación, sino que, por el contrario, es
un producto del trabajo de elaboración que transforma intuiciones y
representaciones en conceptos. El todo, tal como aparece en la mente como
todo del pensamiento, es un producto de la mente que piensa y que se
apropia el mundo del único modo posible, modo que difiere de la
apropiación de ese mundo en el arte, la religión, el espíritu práctico. El
sujeto real mantiene, antes como después, su autonomía fuera de la mente,
por lo menos durante el tiempo en que el cerebro se comporte únicamente
de manera especulativa, teórica. En consecuencia, también en el método
teórico es necesario que el sujeto, la sociedad, esté siempre presente en la
representación como premisa”. 143
Precisamente el tercer punto, es el sujeto del conocimiento. Como se ha dicho al
comienzo, en un sentido amplio dicho sujeto es la sociedad, que por otra parte, es la
condición de posibilidad de todo acto cognoscente y la que tiene la autoridad de
sancionar e institucionalizar ese conocimiento. Sin embargo, en un sentido restringido,
y remitiéndonos exclusivamente a lo que pasa en la actualidad, el sujeto del
conocimiento es la Comunidad Científica. Esto es así, al menos que a alguien se le
ocurra, por ejemplo, continuar sosteniendo la populista y demagógica postura de
vertiente maoísta (que ni los propios chinos creían), que sirvió para vender trasnochadas
ilusiones, de que el sujeto productor del conocimiento es el pueblo. 144 De la misma
forma, tampoco es aceptable, la variante más aggiornada de convertir al científico en un
intérprete del pueblo,145 tal como se ha desarrollado a propósito de la ruptura
epistemológica. El hecho de que se afirme que el conocimiento científico es un
producto histórico y social, situado y sujetado, no da lugar ni justifica tal expresión de
deseo. Como se desprende del análisis de Canguilhem frente a la pregunta sobre qué es
el microscopio, el lego diría que es un artefacto que permite la ampliación de la vista (lo
142
Véase por ejemplo Iranzo Amatriaín y Blanco Merlo: op. cit.
143
Marx, K.: Introducción general a la crítica de la economía política, Buenos Aires, Pasado y
Presente, 1972 (cursivas mías).
144
Véase por ejemplo, Fals Borda, O. y otros: La ciencia y el pueblo, Lima, Mosca Azul, 1973.
145
Véase nuevamente, Samaja, Juan: op. cit.
59
cual, a “simple vista”, es cierto), sin embargo, en esencia es un artefacto en el que se
concreta la ampliación de la inteligencia.146
Afirmar que el conocimiento es una construcción social significa que es la
comunidad de especialistas pertinente, situada históricamente, el sujeto que conquista,
construye y comprueba el hecho científico.
Uno de los principios sobre los cuales la tradición heredada edificó su
epistemología del conocimiento fue el de objetividad. Este principio suponía la
existencia de criterios independientes para constatar la veracidad o validez de un
enunciado. Dicho de otro modo, que existían enunciados observacionales neutrales a
partir de los cuales evaluar y elegir entre teorías rivales. En tal sentido, la objetividad se
entendía como copia fiel, correspondencia o adecuación de la teoría a los hechos sin
interferencia ni participación de ningún tipo de sujeto o subjetividad. Sin embargo, en
1958, Hanson proclamó la denominada carga teórica de la observación.147
Básicamente, sostenía que el campo visual se organiza desde un punto de vista
conceptual, por lo tanto, la observación científica no es inmediata ni ingenua sino que
está cargada conceptualmente y determinada por el contexto en el cual tiene lugar. Esto
no significa tan sólo que el mismo dato pueda ser interpretado de distintas maneras, sino
que del mismo hecho observado se pueden obtener datos radicalmente diferentes.
“Existe una gran diferencia entre un estado físico y una experiencia visual ... Si no
hubiera ningún sentido en el que las observaciones fueran distintas, no podrían ser
usadas de forma diferente ... La visión es una acción que lleva una carga teórica ... El
lenguaje o las notaciones usados para expresar lo que conocemos, y sin los cuales habría
muy poco que pudiera reconocerse como conocimiento, ejercen también influencias
sobre las observaciones”.148 Con otras palabras, el lenguaje observacional no se reduce
a imágenes ni a sensaciones: cada uno de sus términos posee un componente teórico y
conceptual. Ver, observar, es una conducta compleja que no puede completarse sin
“inteligir” lo que se está viendo. Esta cuestión se manifiesta en mayor medida, cuando
se trata de hechos que no son directamente observables, como sucede por ejemplo, con
la noción de causalidad. Como bien afirma Echeverría esta tésis de Hanson hizo
fortunas y terminó siendo aceptada por la mayoría de los epistemólogos ulteriores.149
Precisamente, Kuhn fue uno de ellos, y la utilizó para plantear la inconmensurabilidad
de los paradigmas y justificar su afirmación acerca de los mundos diferentes.
Ahora bien, si no existen criterios independientes y neutrales, cómo se certifica la
validez de una teoría? Cómo se resuelve el problema de la objetividad y de la verdad
científica? Más allá de los diferentes significados que ambos términos sugieren, 150 la
cuestión tiene que resolverse por consenso entre los científicos. Precisamente, este es el
otro elemento –eminentemente social-, que introduce Kuhn: la adhesión al paradigma
por parte de la comunidad científica. En tal sentido, la objetividad del conocimiento
puede concebirse como una sanción convencional que se atribuye a una imagen
específica de la realidad a partir de la aprobación colectiva de los procedimientos
metodológicos usados en la investigación, replicación y/o explotación y extensión de
sus resultados. Parafraseando a Wallace,151 se podría decir que los procedimientos
empleados conjuntamente con las evidencias obtenidas –en la medida en que son
146
Canguilhem, Georges: La connaisance de la vie, texto ilustrativo en Bourdieu y otros: op. cit.
147
Hanson, N.R.: Patrones de descubrimiento. Observación y explicación, Madrid, Alianza, 1985.
148
Hanson: ibidem.
149
Echeverría, Javier: Introducción a la metodología de la ciencia, Madrid, Cátedra, 1999.
150
Cfr. Rudner, Richard S.: Filosofía de la ciencia social, Madrid, Alianza, 1973.
151
Wallace, Walter: op. cit.
60
reconocidas por la comunidad de expertos-, convierten las parcialidades individuales
en parcialidades com-partidas. En pocas palabras: la objetividad también es una
construcción social, tanto en lo que se refiere a sus causas como a su naturaleza.
Aunque luego, se la despersonalice por la propia impersonalidad de la institución
sancionadora, dado que por su carácter colectivo e intercambiable de sus miembros, no
puede pensarse en que dicho conocimiento sea subjetivo. Sin embargo, lo sigue siendo,
aunque sea intersubjetivo. A ello se le suma el agregado, de que esta evaluación local y
situada, sobre la verdad o falsedad de un conocimiento, o su sanción como ciencia o
ideología, está siempre guiado por determinados intereses, tal como enseguida se verá.
La alternativa de la adhesión o consenso por parte de los científicos trae aparejado
otra disyuntiva que no ha sido lo suficientemente explorada, en especial, en el campo de
las ciencias sociales, donde no existe un único paradigma consolidado: vigencia vs.
validez. En efecto, un paradigma o eventualmente una teoría, podría llegar tener
vigencia sin que ello implique que sea válida y viceversa. La historia de la ciencia
presenta innumerables ejemplos de ambas situaciones. Precisamente, un caso
“paradigmático”, sería en psicología, el psicoanálisis, y en sociología, el marxismo,
ambos con sus diferentes ramificaciones. De hecho, con ambas escuelas, ocurre que la
adhesión que despiertan suele variar en diferentes contextos culturales e históricos. Por
supuesto, frente a ello, Kuhn respondería que ello se debe, al estado de inmadurez de
estas ciencias. Sin embargo, en el campo de la salud, por ejemplo, existen ciertos
tratamientos antitumorales, que aún a sabiendas que no son efectivos o mejor dicho, que
se ha demostrado su escasa efectividad (e incluso invalidez), no obstante, continúan
gozando del consenso (aunque sea simplemente mayoritario) de los especialistas.
Lógicamente, y como ya se ha dicho, es razonable, que los mismos no sean
abandonados si no se cuenta con tratamientos alternativos para reemplazarlos. En
definitiva, frente a esta cuestión, una de las salidas propuestas para superarla o por lo
menos, evitarla, ha sido dar por sentado, que la adhesión implica validez.152 Se podría
conjeturar, que la cosa dista de ser tan sencilla, en el sentido, que el consenso entre los
científicos, en la mayoría de los casos, sería simplemente la punta del iceberg, mientras
que en las profundas aguas de la comunidad, lo que prevalece es el disenso. Lo cierto es
que aquí también subyace la relación entre saber y poder (o interés). Como señala
Barnes, el juicio local y situado sobre la verdad o falsedad de un item de conocimiento,
o su sanción como ciencia o ideología, está siempre guiado por dos grandes intereses:
un interés manifiesto en la predicción y el control de los fenómenos naturales
[incluyendo los sociales] y un interés, casi siempre oculto en la legitimación de algún
orden social actual o imaginado. Ninguna comunidad cognitiva estabiliza e instituye
un conocimiento que resulta insatisfactorio con respecto a alguno de estos intereses. La
declaración de objetividad es lo que certifica que un conocimiento va a considerarse, a
todos los efectos, como válido, más allá de toda duda razonable en el momento
presente. Esta negociación o “fumata” que precede a dicho consenso, ocurre
normalmente en la intimidad de los foros de argumentación científica y participan de
ella sólo los expertos acreditados, si bien en algunas ocasiones el círculo de discusión se
amplía, participando expertos legos, los medios de comunicación, etc. y el debate
ocurre a la vista de todos.153
152
Véase Iranzo Amatriaín y Blanco Merlo: op. cit.
153
Barnes, Barry: Sobre ciencia, Barcelona, Labor, 1987.
61
154
Aquí creo conveniente introducir el análisis que realiza Ziman. En efecto,
para este autor la ciencia es un conocimiento público; por tal razón, se inclina hacia el
polo consensual más que al veritativo. Ahora bien si el conocimiento es un emergente
social debe especificarse bajo qué condiciones se sanciona su legitimidad. Son los
científicos más acreditados quienes poseen la autoridad para dictar que controles de
calidad deben superar los métodos y los resultados de investigación y para certificar
cuándo lo logran con éxito o cuándo fracasan. Pero una cosa es afirmar que la ciencia es
un conocimiento público y otra cosa es distinguir entre lo publicado y lo no publicado.
La ciencia no es sólo conocimiento o información publicado. Sus hechos o teorías
deben pasar por un período de estudio crítico y de prueba, en manos de otros individuos
competentes e imparciales [que en realidad no lo son tanto] y deben resultar tan
convincentes que puedan ser casi universalmente aceptados. Pero aunque los agentes
cognitivos compartan una percepción homogénea esa vivencia subjetiva todavía no es
conocimiento científico. Antes de llegar a serlo debe ser construída, interpretada,
comunicada, comprobada, articulada y formalizada. La ciencia es conocimiento de gran
credibilidad debido a que sus asertos están com-probados. De hecho, no es concebible
un criterio de objetividad empírica más riguroso que el acuerdo intersubjetivo sobre los
hechos. El grado de objetividad de una creencia científica consiste en la amplitud de la
intersubjetividad racionalmente lograda sobre ella. Sólo si se ignora la estructura social
y de intereses de la comunidad científica resulta posible afirmar, por tanto, que esa
objetividad tiene algúnn significado epistémico meta-humano. La verdad es una
creencia compartida. No hay un papel tornasol de la verdad. La ciencia no es infalible
pero sí es digna de confianza. Una comunidad puede equivocarse igual que un
individuo. La ciencia es indeterminada y falible porque sus reglas de validez y las
normas que rigen su produción y distribución no trascienden sus circunstancias
históricas y su medio social.155 En tal caso, la sociología debe distinguir entre las
normas proclamadas y las pautas de conducta sancionadas positivamente y lo que los
científicos hacen realmente en su práctica. Una cosa es el interés de la Ciencia en tanto
institución y otra cosa son los intereses específicos de los científicos en tanto agentes
sociales. A ello habría que agregarle -más allá de la correcta distinción entre lo
publicado y lo no publicado-, que el hecho de que la ciencia sea un conocimiento
público, no debe impedir señalar que paradójicamente, en la mayoría de los casos se
trata de un conocimiento privado, con el agravante que, las más de las veces, ni siquiera
le pertenece a sus autores (investigadores y/o instituciones). Al respecto, se podrá decir
que ello ocurre, por lo general, con los resultados o productos de la investigación
aplicada, en relación, por ejemplo, a la problemática del patentamiento. En ese caso, lo
que no se dice expresamente –como lo hace notar Chomsky-, es que muchas
investigaciones se desarrollan con el apoyo del sector público, quedando luego
registradas a nombre de empresas privadas.156 Por otra parte, no en vano, numerosos
autores157 se niegan a calificar a la investigación básica como “pura”, por su
connotación, precisamente, que no suele estar librada en la mayoría de los casos, de
alguna contaminación. Un caso paradigmático -que todavía no está totalmente resuelto,
154
Véase Ziman, J.: El conocimiento público, México, FCE, 1972; La fuerza del conocimiento, Madrid,
Alianza, 1980; La credibilidad de la ciencia, Madrid, Alianza, 1981.
155
Cfr. Iranzo Amatiraín y Blanco Merlo: op. cit.
156
Chomsky, Noam: La globalización tiene poco de libre mercado, Buenos Aires, Clarín, 02/02/01.
157
Cfr. Díaz, Esther: op. cit.
62
más allá del acuerdo celebrado entre Clinton y Blair-, es el Proyecto Genoma
Humano.158
Suele decirse que el conocimiento “corresponde” con el mundo, pero tal vez sea
más adecuado decir que se “adapta” a él, o como diría Bachelard que se aproxima de
manera rectificada, porque la correspondencia connota singularidad mientras que son
viables varias formas de vida igualmente adaptadas a un entorno dado y, de hecho, es
posible establecer un número indefinido de relaciones cognitivas estables con la
realidad. La verdad, en última instancia, es una racionalización consensuada de la
evidencia disponible o como diría Bachelard, la teoría de la verdad, es la teoría del error
rectificado. Y esa racionalización obedece al proceso socialmente sancionado de
producción, evaluación, transmisión y socialización de los sujetos involucrados y de
acuerdo a los recursos congitivos disponibles. Dicho de otra manera, no se trata de
negar la verdad, sino de afirmar que la ciencia puede prescindir de ella como
mecanismo regulador o como retórica de prestigio, tampoco se trata de negar la
objetividad, sino de afirmar que su naturaleza es distinta a la que se presumía: es
social.159
En definitiva, y de acuerdo al análisis realizado hasta aquí, se puede afirmar que
todos los elementos de un paradigma son productos sociales contingentes. Por lo tanto,
hay que pasar del análisis kuhniano de conflictos holísticos entre paradigmas, al análisis
del conflicto interno en cada paradigma y cómo se generan los mecanismos de ese
supuesto consenso, o dicho de otra manera, analizar la estructura interna de la
comunidad científica. En tal sentido, creo conveniente retomar algunos lineamientos
del análisis que realiza Bourdieu.160
Según afirma este autor, “el universo ‘puro’ de la ciencia más ‘pura’ es un campo
social , con sus relaciones de fuerza y sus monopolios, sus luchas y sus estrategias, sus
intereses y sus beneficios, pero donde todos estos invariantes revisten formas
específicas”. 161 Dicha especificidad obedece principalmente, a la creciente autonomía
que el campo científico ha adquirido en el espacio social y con respecto a otros campos,
de manera tal de poder refractar, con su propia fuerza de gravedad, la influencia de
cualquiera de ellos. Sin embargo, considero que esa autonomía no convierte al campo
científico en “impermeable”, sino que a lo sumo lo convierte en algo menos permeable
que los demás. Básicamente, este campo se caracteriza por la disputa de dos formas de
poder correspondientes a dos tipos o especies de capital, que se hallan íntimamente
entrelazados:
1. el poder político, institucional e institucionalizado, que está ligado a la ocupación de
posiciones eminentes en las instituciones científicas (universidades, institutos, centros,
laboratorios, departamentos de investigación, comités, etc.) y al control sobre los
medios de producción (contratos, créditos, puestos, etc.) y reproducción (facultad de
nombrar y promover carreras);
2. el poder simbólico, el prestigio personal o reconocimiento del conjunto de los pares o
fracción más consagrada, que otorga autoridad legítima, que sería el capital científico
158
Al respecto véase el análisis que realiza Maddox, John: Lo que queda pòr descubrir, Madrid, Debate,
1999.
159
Iranzo Amatriaín y Blanco Merlo: op. cit.
160
Para un análisis más pormenorizado de las herramientas teóricas de Bourdieu, véase en este libro el
capítulo de Pérez Lalanne: “El enfoque de Pierre Bourdieu”.
161
Bourdieu, Pierre: “Le champ scientifique” publicado inicialmente en Actes de la recherche en
sciences sociales, 1976, edición en castellano Bourdieu, P.: Intelectuales, política y poder, Buenos Aires,
Eudeba, 1999 y también en Bourdieu, P.: Los usos sociales de la ciencia, Buenos Aires, Nueva Visión,
2000.
63
“puro”, y que se obtiene de acuerdo a los aportes realizados al progreso de la ciencia,
las invenciones o los descubrimientos.
La relación entre ambos tipos de capital es evidente, especialmente si se tiene en
cuenta, que una de las cosas que está en juego en este campo, son las propias reglas de
juego, es decir, la certificación de lo que es y no es ciencia, con todo lo que ello supone.
Como se ha visto, en épocas anteriores (y no tanto), eran mucho más “notorias” las
influencias provenientes de otros campos (religiosos, políticos, económicos, etc.) en la
definición de estas reglas de juego. Lo que caracteriza al campo científico en la
actualidad (especialmente en el mundo occidental) es el alto grado de autonomía que la
ciencia ha adquirido, de manera tal, que sólo la comunidad científica está habilitada
para ejercer dicho poder de censura y legitimización del saber. Incluso está muy mal
visto y es reprobado, cualquier intento de apelar a otras latitudes para resolver esta
disputa. De ahí, la importancia del poder político-institucional, que requiere estrategias
“políticas” específicas, que demandan inversión de tiempo, presencia en congresos,
participación en comisiones, jurados, coloquios, etc. y que no siempre se corresponde,
con la posesión de capital científico “puro”, que remite estrictamente a los
conocimientos.
Es importante destacar a los efectos de su pleno reconocimiento y demistificación,
el funcionamiento de ambos planos y su retroalimentación. En primer lugar, hay que
señalar que la prioridad en el análisis la tienen las posiciones objetivas e históricamente
relacionadas existentes en dicho campo (y los intereses objetivos generales y
específicos, que ellas suponen), que bien pueden cartografiarse al márgen de los
individuos que circunstancialmente las ocupen y que obedecen a la dinámica propia del
campo, para luego, ocuparse o preocuparse de quienes se ubiquen (temporalmente) en
ellas y de sus intereses subjetivos específicos, dado que son las primeras las que
condicionan las tomas de posición o puntos de vista singulares. En segundo lugar,
considero que es en el plano político-institucional donde el campo científico tiene
menor autonomía o por donde puede “filtrase” la influencia de otros campos, y es –a su
vez-, desde donde se ejerce el mayor poder de “persuación”, en la construcción del
consenso comunitario.
En un análisis más pormenorizado, quienes ocupan las posiciones
institucionalizadas dominantes, conjuntamente con sus aliados internos, concentran
honores y recursos, transmitiendo sus competencias en forma más eficiente y a un
mayor cantidad de discípulos, presionando y marginando a los novicios reacios a seguir
la línea de pensamiento de los maestros, ejerciendo –en un proceso que puede ser
irreversible-, lo que tan apropiadamente denominara Merton el efecto Mateo y el efecto
trinquete. 162 En efecto, este fenómeno de concentración acumulativa de ambos tipos de
capital (político y científico) -al cual Marx llamó reproducción ampliada del capital-,
fue bautizado por Merton como efecto Mateo por la cita evangélica donde se dice que al
que tiene se le dará y al que no tiene hasta eso se le quitará; por su parte, al fenómeno
de irreversibilidad lo denomina efecto trinquete, y se sintetiza en el lema: “un Nobel es
para siempre”, 163 y en una forma menos académica: “quien me quita lo bailado”.
En definitiva, quienes ocupan estas posiciones tienen la capacidad de convocatoria
y la autoridad para organizar y legitimar congresos y otros eventos, para otorgar (y
otorgarse) distinciones; además, suelen manejar o acceder en forma directa a los
diferentes medios de comunicación especializados de la comunidad científica, gozan
del privilegio de la “noticia”, así como también influyen en las políticas editoriales de
162
Merton, Robert: Sociología de la ciencia, Madrid, Alianza, 1985.
163
Cfr. Iranzo Imatriaín y Blanco Merlo: op. cit.
64
las diferentes empresas; son los que fraguan concursos que en apariencia constituyen
un mecanismo idóneo para la “selección pura” de aspirantes, siendo que el jurado, los
requisitos y el diseño del puesto han sido elaborados en función del perfil del candidato
deseado. Son los referentes y representantes del campo científico, aunque más no sea
de puertas para afuera, por más que, de puertas para dentro, no sean quienes mejor
califiquen considerando los criterios estrictamente científicos.
En algunos casos, suelen utilizar inescrupulosamente los puestos que ocupan como
“trampolines” para saltar hacia otros escenarios, en los cuales, al estilo de los mejores
paracaidistas suelen caer siempre bien parados y en condiciones ventajosas. Al mismo
tiempo, suelen atrincherarse y atornillarse, al estilo de los mejores burócratas, en los
sillones que ocupan, estrechando filas y cerrando el acceso a las nuevas camadas. Y de
hecho, se burocratizan al punto tal, de acomodarse y adaptarse a los cambios con tal de
no ceder posiciones, o lo que es más grave aún, de impedir cambios aunque los mismso
sean beneficiosos para la población en general, en la medida que estos cambios los
obliguen a hacer “renunciamientos patrióticos” que de por sí, sus intereses
“desinteresados”, no están dispuestos a conceder. En otros casos, al mejor estilo
“cabaretero” disputan entre sí problemas de carteles o de marquesinas. Parafraseando a
Weber,164 se podría hacer la distinción entre aquellos científicos que hacen política con
la ciencia y viven de ella y a pesar de ella, de aquéllos cuya política es vivir para y por
la ciencia. Los primeros son científicos doblemente interesados mientras que los
segundos tienen interés y vocación de científicos, sin que esto último, los convierta en
santos o libres de cualquier pecado, como para que estén en condiciones de arrojar la
primera piedra. Los científicos no constituyen una comunidad de carmelitas descalzas,
y si bien es cierto, como decía Sarmiento, que las ideas no se matan, no menos cierto es
que algunas ideas se pueden comprar o silenciar.
Al respecto, no debe perderse de vista, que los científicos –al igual que los
profesionales, artistas e intelectuales en general-, por el mero hecho de serlo, por tener –
como afirman Barnes y Edge-, la licencia de la comunidad científica para interpretar la
naturaleza, integran en el espacio social, las clases dominantes. Por supuesto, que
aquellos que ocupan las posiciones privilegiadas dentro del campo científico, a su vez,
forman parte de los estamentos dominantes de dicho campo y por ende, en el espacio
social se hallan instalados en estratos superiores que los colegas subalternos. Pero del
mismo modo, y teniendo en cuenta la complejidad de cualquier sistema de clases o de
estratificación, los científicos de mayor reputación a su vez, son dominantes
dependientes, de quienes en esta estructura ocupan las más altas posiciones de poder,
que en esta sociedad capitalista globalizada, están relacionadas con el capital
económico. Por lo tanto, si se acepta esta dependencia relativa, pero dependencia al fin,
entonces debería aceptarse del mismo modo, la insalvable afinidad, lealtad,
subordinación, alianzas non sanctas, etc. con quienes ocupan estas posiciones máximas
en la pirámide social. 165 En suma y como se señaló más adelante, existe un intrincado
laberinto de intereses. Seguramente, habrán muchas voces, que se alzarán cuestionando
este diagnóstico. Tan seguro como que la obediencia por parte de los dominados o la
raíz de la sumisión, es la expresión de la somatización de las relaciones sociales de
dominación.166 En definitiva, aquí es donde –considero- se manifiesta la mayor
vulnerabilidad o falta de autonomía del campo científico. No obstante, esta limitación
164
Weber, Max: El político y el científico, Madrid, Alianza, 1995.
165
Para mayores detalles sobre esta problemática del poder y la dominación véase en este libro el capítulo
de Inés García.
166
Bourdieu, P. : Respuestas..., op. cit.
65
no logra vulnerar, la autonomía propia de la esfera en la que se debaten estrictamente
las cuestiones intrínsecas referidas al conocimiento, en procura del consenso
mencionado por Kuhn.. Aquí, necesariamente, las estrategias tienen que ser otras, más
acordes a las reglas que rigen en este campo.
Según Merton, el ethos científico se compone de varios imperativos morales que
regulan la competencia científica. Los que Merton propuso originalmente son el
comunalismo (que obliga a los autores a publicar sus hallazgos sin exclusión y sin
demandar una retribución material específica por ello), el universalismo (que obliga a
juzgar impersonalmente los aportes, las oportunidades de acceso a los medios de
investigación, etc.), el desinterés (que no obliga a renunciar a las ventajas materiales de
un descubrimiento –altruismo-, sino a ser “socialmente” neutral), el escepticismo
organizado (suspensión temporal de la valoración de una novedad mientras se reúne la
evidencia decisiva sobre ella) y por último, la originalidad (que es el primer criterio de
evaluación de cualquier trabajo de investigación. Esta última para Merton era la
contrapartida en el plano institucional, de lo que es el interés por el reconocimiento en el
plano psicológico o motivacional, constituyendo una de esas felices circunstancias en la
que se funden el propio interés y la obligación moral.167 No hay dudas que esta versión
mertoniana del ethos científico es normativista y resulta ser una expresión de deseos.
En efecto, los cudeos 168 serían más bien un ideal inalcazado, una utopía que se reactiva
en las ocasiones ceremoniales como “ideología oficial” de la comunidad científica y no
un factor autónomo y relevante en la explicación de las prácticas sociales dentro del
campo de la ciencia, que resultan ser significativamente diferentes.
Un análisis sociológico de la ciencia debería no sólo cubrir el análisis de Kuhn, que
principalmente dio cuenta de las grandes revoluciones científicas o cambios
paradigmáticos –que por otra parte, son los que ocurren con menor asiduidad-,
afirmando que las mismas se producían cuando el paradigma vigente se hallaba
agotado, cuestión por cierto discutible, sino que –a los efectos de llevar a cabo la
demistificación-, debería preocuparse especialmente por los períodos de ciencia normal,
que no sólo es donde se incuban (o se frustran) las posibles revoluciones sino donde se
manifiestan los conflictos que, al resolverse, las desencadenan, pero además, por ser
éstos, los períodos que predominan en la historia de la ciencia y en los cuales, transcurre
la vida de los científicos y donde se “cocinan” los acuerdos y se “blanquean” los
desacuerdos, donde se negocian y redefinen los consensos. Por otra parte, si bien es
importante contar con una estructura explicativa que de cuenta de la historia de los
cambios científicos (en forma retrospectiva), más aún lo es, poder contar con las
herramientas conceptuales que permitan explicar los conflictos y los sucesivos
realineamientos que se producen en el interior de la comunidad científica, que provocan
“cambios dentro del sistema” (Coser 169) o “revoluciones permanentes” (Bourdieu 170).
Como ya se ha observado, una de las particularidades que caracteriza al campo
científico, especialmente cuando goza de la autonomía que tiene en la actualidad, es que
sólo los científicos tienen los medios para evaluar los méritos de teorías rivales. De esta
manera, un científico sólo puede obtener el reconocimiento por sus aportes (prestigio,
reputación, competencia, etc.) de sus pares o colegas que, a su vez, son sus
167
Merton, R.: op. cit. Véase también Iranzo Iramatriaín y Blanco Merlo: op. cit.
168
“Cudeos” es el acrónimo habitual de Comunalismo, Universalismo, Desinterés, Escepticismo
organizado y Originalidad.
169
Cfr. Coser, Lewis: Nuevos aportes a la teoría del conflicto social, Buenos Aires, Amorrortu, 1970.
Sobre los cambios “dentro y de sistema” véase también en este libro el capítulo de Silvia Schwartz.
170
Bourdieu, P.: “El campo científico” en op. cit.
66
competidores, y que por lo tanto, son los menos propensos a otorgárselos sin
discusión o exámen previo. De esto se desprende, por un lado, que nadie es buen juez
porque no hay juez que no sea juez y parte. Por el otro, que dicha evaluación va a
depender de cuáles sean las reglas y los criterios para efectuarla, es decir, de la
definición vigente acerca de lo que se considera ciencia en ese momento, que como se
ha visto, a su vez, depende de aquellos que ocupan las posiciones de poder en dicho
campo. Por tal motivo, afirma Bourdieu, “la definición de lo que está en juego en la
lucha científica forma parte de lo que está en juego en la lucha científica ... No hay otra
instancia que legitime las instancias de legitimidad”.171 De esta forma, la “ficción
oficial” de la que habla Merton, no tiene nada de ficticio, porque su eficacia, apelando a
la violencia simbólica, se demuestra cuando otorga (o no) legitimidad a un determinado
conocimiento, es decir, que cumple una función similar a la que la ideología liberal le
hace cumplir a la opinión pública. En esos casos, sólo resta la revolución (o por lo
menos, el intento) y cambiar las reglas de juego. Pero como se señaló más arriba, para
eso hacen falta revolucionarios con conciencia y voluntad de cambio. En tal sentido,
Bourdieu señala que las posibilidades que un agente singular o grupal tiene de plegar las
fuerzas del campo a sus deseos son proporcionales a su fuerza sobre él, vale decir, a su
capital de crédito científico, más precisamente a su posición en la estructura de la
distribución del capital. Esto es cierto salvo en los casos, completamente excepcionales,
en que, gracias a un descubrimiento revolucionario, idóneo para cuestionar los propios
fundamentos del orden científico establecido, un científico redefine los principios
mismos de la distribución del capital, las reglas mismas del juego.
Más allá de las reglas específicas del campo científico (que hacen a los diferentes
supuestos arriba mencionados), y que –como se ha visto-, implican procesos sociales, y
por ende, resulta pertinente su estudio por parte de la sociología, cualquier abordaje de
este tipo sobre la comunidad científica y ya no tan sólo sobre la ciencia, debería
contemplar un conjunto de prácticas sociales, que servirían para entender y
desenmascarar su real funcionamiento. Una lista no exclusiva ni excluyente debería
contener los siguientes: el “criterio de autoridad”, la “condición estamental”, la
“sociedad de aplausos mutuos”, la “ignorancia interpares”, los “conflictos
generacionales”, los “golpes de efecto o cuestiones de prioridad”, el “interés por el
desinterés”, las “revoluciones permanentes”, el “gatopardismo científico”, las
“estrategias de subversión vs. sucesión”, los “consensos en los desacuerdos”, etc.,
además de los ya mencionados “efecto Mateo” y “efecto trinquete”. Brevemente, a
continuación se repasarán algunas de estas ilustres y cotidianas prácticas.
Criterios de autoridad
En páginas anteriores, se hizo referencia a este criterio. Resulta llamativo el
análisis de su presencia en los ámbitos científico-académicos, incluso en los
proclamados intercambios o debates democráticos de ideas. Al respecto existen
múltiples indicadores de este autoritarismo: la autoridad del autor que se cita para
fundar una afirmación (lo dijo Freud, Marx, etc.) como si los mismos no pudieran
haberse equivocado en su momento o lo que es más plausible, estarlo en la actualidad;
la autoridad del profesor (que los alumnos reverencian reproduciéndolo cuasi “de
memoria” y sin ningún tipo de cuestionamiento), reforzando lo anterior, la autoridad de
la publicación (porque la reverencia suele aumentar en forma proporcional a si lo dicho
es meramente verbal o se halla impreso y publicado en un artículo, libro, etc.). En tal
sentido, un caso paradigmático de capital científico objetivado resulta ser el clásico
171
Ibídem.
67
“manual” al que se apela, desde los niveles de formación primaria hasta llegar por
supuesto a los estadios universitarios. Precisamente, su papel en este ámbito fue
analizado por el mismo Fleck (antes que Kuhn) cuando se refirió a la extensión y
difusión (proselitismo e imposición) de un nuevo estilo de pensamiento. Tal como
señalan Iranzo y Blanco172 los neófitos se someten a una iniciación dogmática –para el
inexperto no hay conocimiento, sólo aprendizaje-. Durante esta formación, las palabras
que carecen de significado fijo, adquieren su sentido en el marco del estilo o paradigma.
Cuando se lo ha interiorizado éste produce nuevo conocimiento de modo natural y el
sujeto olvida que ha sido instruído irracionalmente y en forma autoritaria. Los manuales
–en cualquiera de sus aggiornadas versiones-, son esenciales en esta iniciación. Un
manual constituye una selección parcial y oficial de la ciencia que establece los
conceptos básicos, los problemas válidos, los métodos estándares, los criterios de rigor
y las líneas de exploración más prometedoras. La ciencia de manual es más simple y
apodíctica y menos esotérica que la de revista especializada. En definitiva, un manual
refleja en cada momento la que se pretende sea la imagen canónica de un estilo de
pensamiento y por lo general, brinda la “versión” de los “vencedores”, pero demás está
decir, que siempre hay, por lo menos, otra versión: la de los “vencidos”, que
obviamente, el manual no comunica y, más bien, oculta o tergiversa. Otros indicadores
de autoritarismo que se pueden mencionar son: el abuso en el uso de la palabra, la
“dictadura del micrófono”, etc.
La docencia
Relacionado con el punto anterior pero mereciendo un párrafo aparte, es interesante
señalar el papel que cumplen los docentes en la consolidación de un paradigma. Ni aún
en los sistemas más “puros” de selección es posible garantizar la imparcialidad de los
jueces que al igual que se afirmó con respecto a la objetividad de los conocimientos, son
jueces y partes, comprometidos en el juego del campo científico. Los docentes
contribuyen enormemente a la difusión, reproducción, perpetuación del paradigma y a
la captación “forzada” de sus “adherentes” inculcándoles sistemáticamente el hábitus
científico mediante su acción pedagógica. En tal sentido, Boudieu 173 afirma que el
cargo docente, en cualquier nivel que se considere, es muy difícil de compatibilizar con
el de investigador. Si bien existen puestos de investigador docente y hay cierta cantidad
de instituciones, en las que las estructuras pedagógicas están integradas a la
investigación, lo cierto y por desdicha, lo que habitualmente se entiende por enseñanza
corresponde a lugares de transmición codificada, rutinaria del saber, y una parte
considerable de la inercia de los campos científicos obedece al retraso estructural
resultante del hecho de que la gente que enseña está en general desconectada de la
actividad investigativa y hasta, se podría agregar, desactualizada. En ese sentido, los
docentes, tienen intereses -muchas veces- inconcientes favorables a la inercia
burocrática y, por ende, al mantenimiento del paradigma vigente. Parafraseando a
Weber, Bourdieu señala que así como el sacerdote, convierte en rutinario el mensaje del
profeta, el profesor rutiniza, trivializa el discurso del creador, en especial porque
provoca la desaparición de lo fundamental, a saber, el problema tal como se lo planteó
el creador.
172
Iranzo Amatriaín y Blanco Merlo: op. cit.
173
Bourdieu, P.: op. cit.
68
La condición estamental
Adaptando el análisis que oportunamente hiciera Weber sobre la estratificación174
la comunidad científica se caracteriza por constituir un estamento y, tal vez, por ser uno
de los más cerrados e internamente jerarquizados. Como ocurre con cualquier
estamento sus miembros comparten valoraciones, estilos de vida, intereses y, además,
gozan de ciertos privilegios, prestigio y honor o poder social. El paradigma típico de un
estamento, para Weber, lo constituían las castas. En tal sentido, y salvando algunas
distancias, los científicos, conforman una casta privilegiada. Al punto tal, que si bien no
son hereditarias y endógamas, en el sentido estricto de ambos términos, no obstante,
presentan características similares, tal como se verá enseguida con el “régimen
sucesorio” que rige en los mismos. Por otro lado, el principio de no contaminación y
discriminatorio, también se manifiesta cuando, por ejemplo, se analizan las relaciones
entre los científicos y legos, e incluso, internamente, cuando se ocupan posiciones que
implican jerarquías diferentes. Otro rasgo que caracteriza al estamento y que permite
apreciar a simple y “corta vista” las diferencias estamentales son los símbolos externos
de status que en el campo científico, están a la orden del día. Precisamente, los títulos
honoríficos y “nobiliarios” que se otorgan al igual que los diplomas, certificados y
condecoraciones, las reverencias, las togas y birretes con sus colores distintivos, los
matrimonios que se consuman, así lo demuestran.
174
Weber, Max: Economía y sociedad, Bogotá, FCE, 1977. Ver también en este libro el análisis que
sobre la estratificación social realiza Liliana Ráminger.
175
Cfr. Bourdieu, P.: op. cit.
69
176
del comisario” o estando dispuesto a vender el alma a algún diablo. Cuando se
adoptan estas estrategias conciliadoras y más de una vez, oportunistas, las innovaciones
científicas deben estar acotadas a los límites que la ciencia oficial les impone, en una
suerte de gatopardismo, de manera tal de cambiar algo para que nada cambie. Por su
parte, las estrategias de subversión constituyen apuestas infinitamente más riesgosas y
más costosas que en nada aseguran los beneficios prometidos a las palomas y a los que
únicamente se llega al precio de una redefinición radical de los principios de
legitimación de la dominación. Como señala Bourdieu, los recién llegados que
rechazan las carreras trazadas no pueden “vencer a los dominantes en su propio juego”
puesto que tienen contra ellos toda la lógica del sistema. Estos alcones herejes no
aceptan entrar en el ciclo del intercambio de reconocimiento que asegura una
transmición reglada de la autoridad científica entre los poseedores y los pretendientes,
ni tampoco aceptan participar de conflictos generacionales, que es como muchas veces
se disfrazan los verdaderos conflictos, apelando a la lógica diferencia de edades entre
los viejos y los jóvenes, sino que como diría Merton177 son rebeldes en el cabal sentido
del término, que plantean de frente su disconformidad, procurando un cambio de
sistema que suponga una salida colectiva y no una simple vía de escape individual.
Pero con respecto a esto último, vale hacer tres especificaciones. La primera y
pensando en el campo científico, que no es necesario apostar a la gran revolución
paradigmática al mejor estilo kuhniano, que por otra parte, sucede en contadas
situaciones, y cuya ausencia podría llevar a una actitud pesimista y desalentadora, sino a
generar revoluciones permanentes o como las llamaba Bachelard revoluciones
ordenadas que motoricen la dialéctica del cambio científico y no simples
gatopardismos, provocando rupturas ordinarias (por contraposición a las
extraordinarias) en su inercia burocrática y orden instituído. Estas pequeñas
revoluciones permanentes, además, permitirían superar la disyuntiva entre estrategias
de sucesión versus estrategias de subversión. La segunda consideración, es que estas
revoluciones no son cosas de desposeídos sino de quienes poseen un mayor capital
científico entre quienes ocupan las posiciones dominadas en tanto recién llegados. La
tercera, es que son las posiciones que se ocupan en el campo científico las que
posibilitan y explican las diferentes estrategias conservadoras, sucesorias o subversivas.
176
Al respecto de esto último, recuerdo una conferencia de prensa, realizada en nuestro país en la década
del 70, en la cual quien era en ese entonces ministro de educación de la nación, frente a las críticas que los
periodistas le realizaban en relación a medidas adoptadas –que por cierto, eran y resultaron ser nefastas-,
dirigiéndose a sus interlocutores les replicó que los periodistas eran peores que las prostitutas puesto que
mientras estas últimas se vendían de la cintura para abajo, ellos lo hacían desde la cintura para arriba. Si
bien esto no es generalizable a todos los profesionales de la comunicación social, no caben dudas –más
allá, de quien haya sido el autor de este razonamiento, con quien práctica y absolutamente nada comulgo-,
que algo de verdad contenían sus palabras. Y por supuesto, considero es extensible –en los mismos
términos y con las mismas limitaciones-, a todos los intelectuales.
177
Merton, R.: Teoría y estructuras sociales, loc. cit.
178
Bourdieu, P.: op. cit.
70
Esta sería una de las diferencias más radicales entre el “capitalista científico” y el
capitalista a secas. De ello se deduce que las estrategias de los agentes siempre tienen,
una doble cara, son ambiguas: interesadas y desinteresadas. Y pueden prestarse a dos
descripciones opuestas pero igualmente falsas, por ser unilaterales: una hagiográfica e
idealizada (el científico encerrado en el laboratorio, desconectado del mundo,
preocupado exclusivamente por alcanzar valores epistémicos que permitan “salvar” a la
humanidad o, al menos, hacer progresar a la Ciencia) y, la otra, cínica y reduccionista,
que hace del “capitalista científico” un capitalista como los demás (egoísta, movido sólo
por fines especulativos economicistas). En tal sentido, el campo científico tiene la
propiedad de convertir el interés social por el reconocimiento (capital simbólico) –
dejando incluso de lado el capital económico-, en “interés por el conocimiento” o
“amor puro por la verdad”. 179
179
Bourdieu, P.: “La causa de la ciencia” en Intelectuales..., loc. cit.
71
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76
SEGUNDA PARTE
EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN:
PERSONA, GRUPOS E INSTITUCIONES
77
Capítulo 4
ALGUNAS CONSIDERACIONES
SOBRE EL PROCESO DE SOCIALIZACION
Introducción
Los individuos nacen dentro de una estructura social formada por grupos
sociales e instituciones, es decir, formada por espacios comunes donde los individuos
establecen relaciones de diversa naturaleza. En este contexto cada persona va definiendo
su identidad tanto individual como social, o sea, va construyendo su biografía
individual, tal como la denomina W. Mills.180
El objeto de estudio de la sociología es la reflexión sobre las relaciones sociales,
o mejor dicho, sobre las estructuras ocultas que subyacen a dichas relaciones
permitiendo la conservación y modificación de las sociedades.
Una de las principales preocupaciones de los funcionalistas estructurales fue
analizar los requisitos que necesita un sistema social para sobrevivir. Para Parsons una
sociedad debe disponer, en primer término, de un método adecuado para relacionarse
con su entorno, tanto con la ecología como con otros sistemas sociales. Por otro lado,
debe disponer de una diferenciación adecuada de roles así como de un mecanismo
apropiado para asignar personas a dichos roles. Dicha diferenciación adopta la forma de
estratificación social. Otro requisito es la existencia de un sistema de comunicación o un
sistema simbólico compartido como elemento cultural que permite mantener la cohesión
social, el mismo se aprende durante el proceso de socialización. Además, las personas
deben compartir una visión del mundo similar. Esto les permite predecir lo que piensan
y hacen los demás. También se necesita de un conjunto de metas compartidas y de un
método que regule los medios para alcanzarlas.
Por lo tanto, de lo dicho anteriormente queda implícito que la sociedad necesita
de la socialización de los nuevos miembros para sobrevivir. Las personas deben
aprender: su lugar en el sistema de estratificación, el sistema de valores comunes, las
metas aceptadas, las normas que definen los medios apropiados para alcanzarlas, etc. En
otras palabras, para Parsons el proceso de socialización tiene una importancia crucial
para la integración. En este punto cabe aclarar que aunque la socialización genera
conformismo, no desaparecen las diferencias individuales.
Una de las primeras preocupaciones de los precursores de la sociología fue
definir si el individuo era un producto social o si la sociedad era un producto del
individuo.
180
Mills, W, La imaginación sociológica, Fondo de Cultura Económica, México, 1967.
78
lo tanto, entiende que dichos fenómenos son externos al individuo. Pero, ¿qué
entiende por el concepto de hecho social? .
Para Durkheim un hecho social es:
“(...) modos de actuar, de pensar y de sentir exteriores al individuo y que poseen
un poder de coerción en virtud del cual se le imponen.”181
“(...) Llamamos hecho social a todo modo de hacer, fijo o no, que pueda ejercer
sobre el individuo una imposición exterior, o también, que es general en extensión de
una sociedad dada, al mismo tiempo que posee existencia propia, independientemente
de sus manifestaciones individuales.182
Por lo tanto, Durkheim entiende por hechos sociales al conjunto de creencias,
tendencias y prácticas sociales grupales que poseen un significado social, es decir que
poseen un carácter colectivo por el hecho de ser comunes a todos los miembros de la
sociedad.
Entonces, podemos decir que para Durkheim los hechos sociales constituyen
pautas de comportamiento que modelan la conducta del individuo dentro de la sociedad.
Cabe preguntarnos ¿cómo es posible que los individuos internalicen dichas pautas de
comportamiento? .
Durkheim considera que la educación cumple la función de imponer a los niños
modos de ver, de sentir y de obrar. Es decir, que la educación cumple la función de
integrar a los miembros de una sociedad socializándolos a partir de pautas de
comportamiento comunes, a las cuales no podría haber accedido en forma espontánea.
El carácter coercitivo que ejerce la sociedad sobre sus miembros se pierde de
vista paulatinamente cuando se originan los hábitos, es decir, cuando los
comportamientos pautados se hacen frecuentes y van adquiriendo una apariencia
natural. Sin embargo, en este punto es necesario aclarar que por el simple hecho que un
fenómeno posea la característica de repetirse no lo convierte automáticamente en un
hecho social. Lo fundamental es que posea un carácter general, es decir, que sea común
a un número significativo de miembros de la sociedad.
La finalidad de la sociedad es crear miembros a su imagen, donde los padres y
los maestros son representantes e intermediarios. Por otro lado, la mayoría de los hechos
sociales surgen antes de nuestra aparición dentro de la sociedad y aprendemos a
respetarlos por medio de la educación.
En síntesis, para Durkheim las instituciones que conforman una estructura social
son concebidas como cosas externas al individuo, que se le imponen y que no puede
cambiar según su voluntad. Por lo tanto, para este autor el individuo es un producto de
la sociedad.
El proceso de socialización
183
Mills, W., Op.cit.
184
Berger P. y Luckmann T., La construcción social de la realidad, Amorroutu Editores, 1997.
80
Se refieren al proceso por el cual la vida colectiva de los individuos genera
significados que se nos presentan como una realidad de naturaleza social que es
conocida y aceptada por los miembros pertenecientes a una determinada estructura
social. En este punto nos detendremos a aclarar que estos autores entienden por
realidad a todo fenómeno que es independiente de la voluntad del individuo.
Socialización primaria
La socialización primaria se da en los primeros años de vida y nos remite al
núcleo familiar. Constituye la base de la socialización secundaria y se caracteriza por
una fuerte carga afectiva. En esta etapa de la socialización, el niño reconoce a los
mediadores de la realidad, es decir, identifica a sus agentes socializadores, y en esta
identificación el niño es un reflejo de lo que los otros quieren que sea.
En tanto los padres son los mediadores de la lectura del mundo, la socialización
primaria está doblemente filtrada. Los padres seleccionarán aspectos relevantes o
significativos para transmitir a sus hijos de acuerdo ala posición que ocupen dentro de la
estructura social ya partir de su idiosincrasia.
Esta etapa de la socialización recorre un camino que va de lo concreto a lo
abstracto. Esto sucede como correlato de la capacidad de aprendizaje del niño, que varía
a lo largo de su desarrollo psicoevolutivo. Con respecto al desarrollo cognitivo del niño,
Piaget187 señala que la formación intelectual del niño es un proceso que va de lo simple
o concreto hasta lo complejo o abstracto. Sin detenernos demasiado en este punto,
simplemente diremos que la adquisición de conocimientos por parte del sujeto pasa por
diversos estadios, en cada estadio el individuo construye una estructura mental sobre la
185
Mills, W., Op. cit.
186
Berger P. y Luckmann T., Op.Cit.
187
Avolio de Cols, S., Los proyectos para el trabajo en el aula, Marymar Ediciones, Buenos Aires, 1996.
82
base del estadio anterior, pero abre la posibilidad de nuevos aprendizajes y
pensamientos.
Volviendo al tema que nos ocupa, desde sus comienzos el niño va incorporando
pautas para el desempeño de sus roles, tanto presentes como futuros.
Cuando el niño incorpora la noción del "otro generalizado", es decir que el niño
internaliza la norma y su justificación ideológica, la socialización primaria cede el paso
a la secundaria.
Socialización secundaria
El origen de esta segunda etapa lo podemos situar cuando el individuo comienza
a internalizar a los submundos de las instituciones. El individuo para poder participar en
las instituciones necesita aprender el lenguaje específico de las mismas y las pautas de
los roles que se desarrollan en ellas.
La socialización secundaria se diferencia de la etapa anterior por varias razones:
En la socialización primaria el sujeto desempeña un "rol pasivo", en el
sentido que internalizan el mundo mediatizado por sus padres sin cuestionarlo.
En la socialización secundaria el sujeto desempeña un "rol activo". En esta
etapa el individuo reconoce que el mundo de sus padres no es el único. Por lo tanto,
aparece la duda, el cuestionamiento, la comparación. La lectura del mundo transmitida
por los padres se compara con otras lecturas (incluso con la personal) y hasta puede
originarse un rechazo total a la lectura original.
Por otro lado, habíamos mencionado que la socialización primaria se
caracteriza por una fuerte identificación por parte del niño de sus agentes socializadores,
es decir, de sus otros significantes.
En la socialización secundaria, quienes encarnan los roles permanecen en el
anonimato. Las relaciones ya no son cara a cara sino que muchas veces se establecen a
partir de escalafones o jerarquías.
Además, la carga afectiva característica de la socialización primaria que
permitía la internalización en forma automática es reemplazada por técnicas
pedagógicas que faciliten el aprendizaje durante la socialización secundaria, técnicas
que le den una apariencia natural y familiar a esta etapa permitiendo la internalización
de los submundos institucionalizados.
Cuando hablamos de la realidad objetiva, mencionamos que con el origen de las
instituciones se producía la división del trabajo. Por lo tanto, esta etapa de la
socialización que implica la participación del individuo en el mundo institucional va a
estar caracterizado por la división social del trabajo y por la distribución social del
conocimiento.
El proceso de socialización nunca termina, la socialización primaria es la base
para la socialización secundaria. Ambas etapas podrán complementarse o entrar en
conflicto, pero más allá de esto la sociedad no es posible sin el proceso de socialización.
Ego Alter
1. INTERACTUAN
2. Existen expectativas previas de comportamiento.
3. Se establecen pautas de comportamiento y se hacen recurrentes. Las
personas desarrollan y usan tipificaciones en el mundo social.
INSTITUCIONALIZACION
4. Las conductas se independizan de las personas que las crearon. Las
personas tienen una tendencia fenomenológica a considerar los procesos subjetivos
como realidades objetivas. El actor percibe la realidad social como independiente de
su propia aprehensión.
OBJETIVACION
5. Se transmiten las pautas sociales por el proceso de socialización. Las
personas adquieren y almacenan tipificaciones.
(SOCIALIZACION PRIMARIA Y SOCIALIZACION SECUNDARIA)
6. Identificación con los valores y las instituciones. Creación de la
personalidad individual y social. INTERNALIZACION
7. Interacción con la sociedad. EXTERNALIZACIÓN.
Teniendo en cuenta lo expresado anteriormente Berger y Luckmann, en su libro,
nos dicen:
“(...) La sociedad es un producto humano. La sociedad es una realidad objetiva.
El hombre es un producto social. (...)"188
El mundo social que fue creado por los individuos y que sólo puede seguir
existiendo en tanto el hombre lo siga creando se convierte en una realidad independiente
de los sujetos que lo instituyen. Entonces el individuo en tanto pierde la capacidad de
verse como lo instituyente, es decir, como su productor debe salir a conocer el mundo
social para luego internalizarlo.
En este proceso dialéctico el individuo cumple un triple rol: es objeto, es sujeto y
es agente de socialización. Es objeto porque sobre él recae la socialización; es sujeto
porque participa de su socialización y es agente de socialización porque participa de la
socialización de los demás modificando las pautas de comportamiento social.
188
Berger p. y Lluckmann T., Op.Cit.
84
El paradigma trialista
189
Herrera Figueroa, M., Vocablos intrivitriales, Ed. Leuca,
190
Sarlo, B., Escenas de la vida posmoderna, Ariel, Buenos Aires, 1997.
191
Tedesco, J.C., El nuevo pacto educativo, Grupo Anaya, Madrid, 1995
85
tipo ideal) y la realidad descripta en forma similar por Sarlo y Tedesco. Existe un
quiebre de los esquemas rígidos de socialización.
Los roles asignados en el hogar cumplían un papel central en la socialización
primaria. Allí, mediante lazos afectivos, se transmitía una visión totalizadora de lo que
era el mundo social, los valores fundamentales y los sentidos de pertenencia para cada
familia. En este plano se recibía la primera visión total de mundo (aunque parcial, al
mismo tiempo, porque representa la cosmovisión de ese grupo pero que, sin embargo,
era el trabajo de asimilación de lo social formado en la interacción con los demás
actores). Además, conformaba la base mínima de identidad que nos permitirá
reconocernos y confrontarnos con otros modelos/paradigmas fuera del hogar.
La escuela tradicionalmente cumplía un rol esencial para la segunda etapa del
proceso de socialización del niño. Era la poseedora de los saberes socialmente
legitimados, más allá de las clases sociales, grupos y/o razas en las que se divide la
sociedad. Por sobre los particularismos culturales se alzaba un núcleo sólido que
representaba simbólica y realmente el sentir nacional, y éste iba a estar íntimamente
ligado a la división social del trabajo propia de la zona, siendo la escuela la principal
fuente de capacitación para el cumplimiento de los roles que iban a desempeñarse luego.
Todos iban a recibir las mismas "herramientas" que permiten el acceso al mundo
social, es decir, así como con la socialización primaria el niño se siente miembro de su
entorno más próximo; con la escuela se insertaba en la comunidad como miembro
pleno, o sea, como ciudadano. La escuela permitía la internalización de los valores y los
saberes universales que por un lado, garantizaban la existencia de la Nación y de la
democracia y por el otro, potenciaban la integración de los individuos aun orden social
establecido. Sobre este tema nos dice Tedesco en su libro:
“(...) lo propio de la formación del ciudadano en el período de construcción y
consolidación de los estados nacionales y la democracia fue el énfasis en los aspectos
simbólicos, en los rituales y en la autoridad con la cual fueron dotados los actores y las
instituciones encargadas de difundir las pautas de cohesión social, es decir, de
aceptación de las reglas de la disciplina social”192.
Este esquema propio de una etapa histórico -social representada por los fuertes
vínculos establecidos en la formación de los estados nacionales, en donde el apego a la
comunidad es mayor al apego a otras comunidades externas (no queremos decir con
esto que no existían vínculos estrechos y permanentes entre ellas, sino que en esa
comunicación se reconocen como comunidades con un perfil propio y regional), esto se
ha ido debilitando gradualmente.
Estamos viviendo un profundo proceso de transformación social, nos hallamos
ante la aparición de nuevas formas de organización social, económica y política que
caracterizan la conformación de una nueva estructura social. Los rasgos básicos de los
cambios se pueden describir a partir de tres áreas. En primer lugar, se pueden mencionar
los cambios en el modo de producción que a partir de la rápida transformación
tecnológica, la globalización y la competencia exacerbada por conquistar mercados se
han ido modificando. El cambio que se produce consiste en el pasaje de un sistema de
producción para el consumo masivo a uno para el consumo diversificado. Junto a este
cambio aparece la idea de fábrica flexible y de calidad total. Este último concepto
introduce la necesidad de una nueva forma de distribución de la inteligencia, la cual
debe estar presente en todas las fases del proceso productivo. Este uso intensivo del
conocimiento sólo asegura condiciones de plena realización a una minoría de
192
Tedesco, J.C., Op. cit.
86
trabajadores. En segundo lugar, las nuevas tecnologías de la información, las cuales
modifican las nociones de espacio y tiempo a partir de la posibilidad de construir
espacios virtuales. Por último, el fin de la democracia política que plantea interrogantes
sobre las formas de participación ciudadana del futuro. Las identidades políticas
tradicionales pierden solidez en tanto las fronteras nacionales se diluyen y los espacios
donde se ejerce la ciudadanía se amplían.
Históricamente, la educación estuvo íntimamente ligada a la construcción de la
nación, de la democracia y del mercado. La educación, entendida como proceso de
socialización tuvo una enorme importancia en la consolidación de la nación
democrática. Dado que la Nación y la democracia son construcciones sociales, era
necesario que la escuela se encargara de difundir las pautas de cohesión social, es decir,
generar la aceptación de las reglas de la disciplina social tales como los aspectos
simbólicos, los rituales, la autoridad con la que fueron dotados los actores y las
instituciones. En este sentido la preocupación de Durkheim consistía en brindarle a cada
uno la educación que le correspondía de acuerdo a su lugar en la escala social.
La cohesión social promovida por el proceso de socialización escolar tuvo un
triple carácter jerárquico: a) de niveles crecientes de complejidad, b) de niveles
crecientes de autoridad y c) de escala de posiciones sociales. En otras palabras, el
sistema educativo legitimaba y, de algún modo, garantizaba la movilidad social
existente. En este sentido, la acción educativa fue interpretada como reproductora del
orden social dominante.
Hoy, este nuevo capitalismo ha trastocado, en primer lugar, la división social del
trabajo y las formas de producción e inserción de las naciones. Dichos cambios han sido
generados por las innovaciones tecnológicas, por las innovaciones telecomunicativas y
por los cambios geopolíticos (caída del bloque comunista), entre otros fenómenos. En
segundo lugar, y como consecuencia de lo mencionado anteriormente, prima la
incertidumbre, ya que la realidad no se muestra como se había de esperar; es caótica, no
responde a los esquemas que al individuo le han servido para insertarse en ella.
El quiebre en la estructura valorativa de la sociedad genera importantes cambios
en lo considerado como tradicionalmente legítimo.
Por un lado, la familia deja espacios libres en la socialización de sus hijos, ya
que los roles no se pueden desempeñar de la misma forma en que lo hacían
tradicionalmente. Este hecho generó un cambio en la carga afectiva con que se
transmiten los contenidos de la socialización primaria.
Esta crisis no sólo se refleja en la erosión de la capacidad socializadora de las
instituciones escolares, sino también en el conjunto de las instituciones clásicamente
responsables de esta función. Vivimos en un período donde las instituciones educativas
tradicionales (particularmente la familia y la escuela) están perdiendo la capacidad de
transmitir eficazmente valores y pautas culturales de cohesión social.
La hipótesis de Tedesco sobre el rol que cumple la televisión en la socialización
del individuo es que ante el déficit que presenta la familia en este aspecto, la televisión
tiende a reproducir los mecanismos que eran utilizados por esa institución en la primera
etapa de la socialización: socializa a través de gestos, de climas afectivos, de
tonalidades de voz, y promueve creencias, emociones y adhesiones totales. En otras
palabras, para este autor el problema no reside en los contenidos que transmite (los
mensajes) sino en la forma en que lo hace: crea ídolos y divinidades a través de las
telenovelas y los espectáculos que movilizan sentimientos, afectos y emociones;
contrariamente a la lectura que estimula la racionalidad y la reflexión. La televisión está
87
reinstalando pautas de comportamiento más bien religiosas, por lo tanto esta nueva
tecnología estaría ocupando la función de los sacerdotes de la sociedad tradicional.
Si bien, en la actualidad, durante la socialización primaria se produce una
modificación significativa a partir del acceso a nuevas tecnologías de la comunicación
(televisión, informática, teléfono) desde temprana edad; estos nuevos agentes de
socialización no han cubierto el déficit de socialización en tanto no han sido diseñados
como entidades encargadas de la formación moral y cultural de las personas.
En este sentido, en el marco de un creciente individualismo, se amplían las
posibilidades de elección de un estilo de vida, por lo tanto, es necesario aprender y
enseñar a no ser manipulados por los medios de comunicación (sobre todo teniendo en
cuenta que el niño está relativamente solo frente a los mensajes que recibe). Por otra
parte, Berger y Luckmann planteaban que durante la socialización primaria no se
producía ningún choque entre la lectura del mundo de los padres y otras lecturas
posibles; en este caso, el acceso a la información se adelanta y se pueden comparar
diversas versiones del mundo.
Los cambios en la composición y el funcionamiento de la familia como la
incorporación de la mujer al mercado de trabajo, la reducción del número de hijos, el
aumento de las separaciones y el número de hijos que viven solos o con uno de los
padres; producen una transformación significativa en el proceso de socialización
primaria. Al disminuir el tiempo real que los adultos pasan con sus hijos, ese tiempo,
ahora, es ocupado por otras instituciones (es reemplazado por instituciones tales como:
escuelas, guarderías, salones comedores, clubes, etc.) o por la exposición a medios de
comunicación. Por lo tanto, los contenidos de la socialización primaria son transmitidos
con una carga afectiva diferente a la del pasado.
Siguiendo esta línea de análisis, el autor, menciona la hipótesis de Neil
Postman193 quien observa una tendencia hacia la desaparición de la niñez. Su
argumentación se basa en que el rápido acceso a la información produce la pérdida de
secreto, la pérdida de tabú y la incorporación de incertidumbre; provocando la
evaporación de la niñez como una categoría especial o diferente. Tradicionalmente, el
niño no podía acceder al mundo adulto hasta obtener la capacidad de la lectura;
permitiendo a los adultos controlar la difusión de la información. En la actualidad, la
televisión revela los "secretos" del mundo adulto sin discriminar edades ni
sensibilidades.
Contrariamente a esta visión un poco pesimista, hay una línea de análisis que
considera que el conocimiento es infinitamente ampliable. Una misma información, un
mismo conocimiento puede ser utilizado de diversas maneras por diferentes personas,
en función de sus capacidades para el manejo del mismo. Por lo tanto, la capacidad
cognitiva se complementa con la creatividad, la imaginación y la libertad. Entonces, las
jerarquías en los diversos ámbitos sociales se definirán a partir de la acumulación de
información y de competencias.
Estos cambios afectan las relaciones entre la familia y la escuela. Los
educadores perciben que los niños llegan a la escuela y desarrollan su escolaridad sin el
apoyo familiar tradicional. Esta disociación entre familia y escuela no sólo se expresa en
la falta de tiempo de los padres para ayudar a sus hijos en las tareas escolares sino
también porque los niños llegan a la institución escolar con una personalidad que se
caracteriza por la carencia o distorsión de los marcos de referencia para los cuales la
escuela se ha preparado.
193
Postman, Neil. The Dissapearance of the childhood, Vintage Books, Nueva York, 1982.
88
Por otra parte, la escuela ha perdido su papel hegemónico como institución
acaparadora de saberes que permitían la adecuación de los individuos al mundo social.
Hoy, como ya mencionamos, muchos canales de acceso a la información están fuera de
la escuela y de las instituciones de enseñanza en general. Esto, sumado a otros factores
como por ejemplo que ya no garantiza la movilidad social, ha desencadenado un
proceso de desprestigio y escepticismo que no sólo afecta al ámbito de la enseñanza.
Para Berger y Luckmann, la socialización secundaria es una etapa que se
caracteriza por el desarrollo de competencias, donde la carga afectiva es reemplazada
por técnicas pedagógicas y motivacionales (etapa de premios y castigos).
Frente a los cambios mencionados anteriormente (en la familia y en la escuela),
las tendencias organizacionales en el ámbito laboral, centran su atención en los rasgos
personales de sus empleados; existe un resurgimiento de las unidades laborales
pequeñas donde los grandes aparatos burocráticos desaparecen y dan paso a las
relaciones cara a cara, donde se privilegian valores como la solidaridad, el trabajo en
equipo y la integración.
A partir de lo dicho anteriormente, Tedesco presento su hipótesis central sobre el
proceso de socialización; según este autor, estaríamos presenciando una secundarización
de la socialización primaria y una primarización de la socialización secundaria.
Esta hipótesis se apoya por un lado en el temprano ingreso a instituciones por
parte del niño, donde la carga afectiva propia de la primera etapa de la socialización
cambia significativamente (y en algunos casos desaparece) y por otro lado, en la
incorporación de mayor carga afectiva en algunas instituciones secundarias (como por
ejemplo la emotividad generada por la televisión o los rasgos personales requeridos para
el desempeño laboral).
Tanto B. Sarlo como Tedesco, plantean que en la actualidad existe un fuerte
debilitamiento de los principales factores de socialización lo que produce, por un lado,
un efecto liberalizador democrático respecto de los autoritarismos y rasgos culturales
arcaicos pero, por otro lado, produce un contexto de inestabilidad e incertidumbre en
medio del cual se reproduce el proceso de conformación de identidades. Antes el sujeto
incorporaba sistemas que existían en forma independiente, mientras que ahora debe
incorporar fragmentos dispersos de la realidad y es él el que debe reconstruir el sistema.
Pero esta participación más activa en la construcción de su identidad le provoca nuevas
tensiones, puesto que lo priva de la protección que le otorgaba la pertenencia a una
identidad fija, donde la responsabilidad y el desarrollo de las conductas estaban
determinado desde afuera.
La sociedad se va disgregando y desarticulando poco a poco y no asoman
nuevos lazos de integración como lo fuera la transmisión de valores y símbolos por
parte de la dupla Hogar – Escuela, que en su momento funcionó y se complementó
exitosamente. El entorno más inmediato deja de ser el territorio de uso y pertenencia,
porque el individuo se abre y va más allá de las fronteras a través de los medios
audiovisuales, internet, e-mail, etc.
89
Bibliografía
Avolio de Cols, Susana, Los proyectos para el trabajo en el aula, Marymar Ediciones,
Buenos Aires, 1996.
Berger P. y Luckmann t., La construcción social de la realidad, Amorroutu editores,
Buenos Aires, 1997.
Durkheim, Emile, Las reglas del método sociológico, Premia, México, 1984.
Herrera Figueroa, Miguel, Vocablos intrivitriales, Editorial Leuca.
Mills, W., La imaginación sociológica, Fondo de Cultura Económica, México, 1967.
Sarlo, Beatriz, Escenas de la vida posmoderna, Ariel, Buenos Aires1997.
Tedesco, Juan Carlos, El nuevo pacto educativo, Grupo Anaya, Madrid, 1995.
Weber, Max, Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1964.
90
Capítulo 5
Héctor D. Barroso
Status y roles
ROLES
ALUMNO PROFESOR
COMPORTAMIENTOS
Prestigio y estima
Las pautas de comportamiento definen los modos de actuar de las personas y las
conductas aprobadas y desaprobadas, para cada persona que ocupa determinada
posición social.
La sociedad jerarquiza las posiciones sociales considerándolas superiores o
inferiores, buenas o malas, altas o bajas. Por lo tanto, una posición –status- considerado
como alto o superior, conferirá mayor prestigio a quien los ocupe y viceversa. Cuando
varios ocupantes de una misma posición –con igual prestigio-, son evaluados por el
desempeño de su rol, la valoración resultante es denominada, estima.
El grupo humano
194
Desmond Morris: “El mono desnudo”. Editorial Plaza & Janés. Barcelona. 1978
195
Ralph Linton: “ Cultura y personalidad”. Editorial Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 1983.
93
Como una segunda naturaleza, ya que la primera es la biológica – que
compartimos con los animales -, la cultura constituye la mediación que nos pone en
contacto con el mundo, y al mismo tiempo con nuestros semejantes, sin los cuales, el
recién nacido no podría sobrevivir. En este contacto con los otros, el bebé humano
incorpora las pautas, hábitos y costumbres, las reglas de juego para relacionarse con los
demás, incorporándose a la sociedad.
Podemos considerar, analíticamente, dos planos simultáneos e interdependientes de
la vida humana: El plano social y el plano cultural. El primero está constituido por los
individuos, que forman grupos y el conjunto de éstos constituye la sociedad. El
segundo, cuya base son las pautas de comportamiento (normas), que se integran en
instituciones, cuyo conjunto forma la cultura.
PLANO PLANO
SOCIAL CULTURAL
GRUPO Institución
SOCIEDAD Cultura
Controles informales
DARIOS
GRUPO
SECUN
Empleado-
S
196
Kingsley Davis: “La sociedad humana”. Ed. EUDEBA. Buenos Aires. 1986.
99
Los grupos en los que participamos "nosotros", aquéllos que yo puedo identificar
como "mi familia', "mis amigos", "mi barrio", "mi profesión", son los que se denominan
grupos de pertenencia. Ya sea por relación de origen (adscripción) o por incorporación
voluntaria (adquisición), el grupo de pertenencia es aquél del cual soy miembro -
reconocido por los demás miembros - y que puedo distinguir de los otros grupos.
Robert K. Merton desarrolló - en su obra "Teoría y estructuras sociales" - tres criterios
para la definición de los grupos de pertenencia: El primero, común a casi todas las
definiciones sociológicas del concepto de grupo, indica “' ... un número de personas
que actúan entre sí de acuerdo con normas establecidas" . El segundo criterio agrega “...
que las personas que actúan entre si se defínan como miembros”. Y el tercer criterio
aporta “... que las personas que interactúan sean definidas por otras como pertenecientes
al grupo”. Los límites de los grupos no son fijos; dependen generalmente de la situación
específica y cambian de manera dinámica. De esta manera, podernos identificar,
analíticamente, diferentes grados de pertenencia en los grupos informales. Un miembro
real, pleno, es el que participa activamente de todas las actividades del grupo y es
reconocido por los otros como tal. Un miembro nominal es aquél definido como
miembro pero que no interactúa con los demás. Un miembro periférico es el que
participar mínimamente hasta el punto en que los otros miembros sólo controlan una
parte pequeña de su conducta. Así, tomando corno ejemplo un partido o agrupación
política, un miembro real será aquél afiliado que participa activamente en las acciones y
decisiones - según su status- en el grupo. Un afiliado que no participa será un miembro
nominal y aquél que, afiliado o no, participa ocasionalmente de actividades políticas
con el grupo será un miembro periférico. Los grupos en los que actuamos proporcionan
los marcos normativos y de valores con los cuales desarrollamos nuestra vida en
sociedad. Además de "nuestros" grupos, "otros" grupos nos orientan a actuar con sus
100
pautas de comportamiento. Denominamos grupos de referencia a aquéllos que nos
sirven de referencia o nos proporcionan modelos para nuestra conducta. Alguna vez de
niños - o no tanto- hemos escuchado a nuestros padres decir: "Qué bien se portan los
hijos de Fulano, deberían imitarlos" O al maestro remarcando las virtudes de los
próceres, o a nosotros mismos queriendo parecernos en algo a algún futbolista o estrella
del rock, adoptando su vestimenta, modos de hablar o imitando su comportamiento.
Actúan como agentes de socialización anticipatoria, proponiendo normas, valores,
estilos, códigos, a los individuos que desean incorporarse, quienes las adoptan antes de
su ingreso, aún cuando éste sea difícil o imposible. El individuo internaliza las normas y
valores del grupo al que desea ingresar, disminuyendo la distancia social entre éste y el
grupo ajeno, haciendo precaria su posición en el grupo propio. No sólo podernos
encontrar grupos de referencia positiva, definiéndolos como modelos motivados de
conducta y valores deseables e imitables, sino que podemos encontrar grupos de
referencia negativa. Ciertas actitudes, valores y conocimientos socialmente aceptables,
pueden ser rechazadas sólo porque están identificados con un grupo de referencia
negativa. Así, las afirmaciones de alguna persona que adhiere a un partido diferente al
nuestro son descalificadas, aún cuando si las escucháramos sin conocer su origen, nos
parecerían correctas. Según Merton, “... el grupo de referencia negativo comprende el
rechazo motivado, es decir, no sólo la no aceptación de las normas, sino la formación de
contranormas".
B C D
Bibliografía
197
Jacob.L.Moreno: “Fundamentos de la Sociometría”. Editorial Piados. Buenos Aires. 1962
103
198
Johnson, Harry: Sociología, Buenos Aires, Paidós, 1979.
105
Consecuentemente con lo anterior, se distingue entre institución y asociación.
Mientras que a la Institución no se puede pertenecer sino que se está sujeto a ella a la
asociación se pertenece como ocurre con cualquier grupo secundario. Mientras que las
instituciones están estructuradas por sistemas de pautas, valores, etc. las asociaciones
están compuestas por grupos de personas.
En cambio para el análisis dialéctico existencial, los actores son parte integrante de
las instituciones, son los que las crean y las recrean. Son externas pero también
internas, en tanto que están internalizadas por los individuos. Es el grupo el que decide
pertenecer/participar o no de las mismas.
199
Lapassade, Georges: Dialéctica de los grupos, organizaciones e instituciones, Buenos Aires, Gedisa,
1977.
106
A los efectos de ilustrar este momento Lapassade da como ejemplo al conjunto de
individuos que haciendo fila aguardan la llegada del colectivo.
Es de este estado de serialidad de donde se supone que surgirá el grupo, en la
medida que haya algo que lo convoque: una tarea, un objetivo, etc. Pero recordemos
que no necesariamente los grupos deben “nacer” de dicha situación. De hecho, muchos
grupos se han “desprendido” de otros grupos.
El grupo en formación
Este momento se caracteriza porque existe entre los individuos algo en común que
los “aglutina”. Hay idea de un nosotros, cierto sentido de pertenencia; una temperatura
que posibilita una acción mancomunada. Pero aún, el grupo es un proyecto que como
tal puede no concretarse o tener una existencia efímera.
Continuando con el ejemplo anterior, supongamos que se produzca un accidente y
que algunos de los que aguardaban el autobús acuden en auxilio de los accidentados.
En esa instancia, se estarían en presencia de un grupo en formación, que cumplida la
tarea de socorrer a los heridos, seguramente retornaría a la serialidad.
Esto significa que así como la “temperatura“ aumenta también puede disminuir, y
el grupo como tal , desaparecer. Para que ello no ocurra, es necesario que los
individuos se lo propongan.
El juramento
La organización
El juramento hace posible la organización que sería el momento ideal del grupo.
Esta etapa se caracteriza porque primero el grupo se trabaja para adentro para después
trabajar hacia afuera. Este trabajo interno implica una activa participación de todos los
miembros. Un autoanálisis, una autocrítica, una distribución democrática de las tareas y
de las responsabilidades. Cada integrante se convierte en un miembro funcional al
grupo.
En esta instancia todavía no es posible hablar de autoridad ni de poder constituido
porque los individuos aun conservan parte de su soberanía. En tal caso, el poder está en
el grupo. A lo sumo habrá liderazgos informales.
Es en este momento en que se produce la síntesis dialéctica, que significa que cada
miembro hará las veces de uno, podrá ponerse en el lugar del otro y al mismo tiempo
hacer de tercero sintetizando el interés de ambos. Precisamente, es esto último lo que
permite afirmar que el grupo – cuando exista como tal (cuando se produce la síntesis) -,
va a existir en cada uno de sus miembros, y nunca por encima de ellos.
Tomemos a modo de ilustración un caso simple (y cuando digo simple, me refiero
sólo a la cantidad de integrantes) como es la pareja. Para que una pareja no sea en
realidad una despareja, cada uno de los miembros tendría que poder representar el
interés de ambos. De esta forma la pareja como tal, estará presente en cada uno de
ellos. Obviamente, que esto no siempre es fácil. Cuántas veces, por ejemplo, hablamos
horas con otra persona y nos vamos con la sensación de no habernos entendido. Es más,
cuántas veces dos personas pasan juntos sus vidas y “se van”, sin haberse comprendido.
Veamos otro ejemplo. Con frecuencia se escuchan o se leen declaraciones de
quienes practican deportes colectivos, especialmente futbolistas, señalando que el
equipo no apareció en la cancha o que fue una suma de individualidades. Esto está
haciendo referencia a que el grupo como tal no existió. Algo similar ocurre, cuando se
afirma que no se pudo plasmar en el juego, el trabajo realizado durante la semana. Ese
trabajo es el “trabajo interno” del que se hablaba antes: trabajar hacia adentro para
después trabajar hacia fuera.
Ahora bien, la organización es uno de los tantos momentos de la dialéctica de los
grupos; y por lo tanto, no hace desaparecer la tensión o el conflicto que la motoriza.
Esto significa que continúa acechando el temor por la disgregación y el afán por
trascender.
El terror
La institución
La burocracia
200
Coser, Lewis: Nuevos aportes a la teoría del conflicto social, Buenos Aires, Amorrortu, 1967.
201
Weber, Max: Economía y sociedad, Bogotá, FCE, 1944. Véase también en este libro el capítulo de
Inés García.
202
Lapassade, G.: Op. cit.
109
indicadores se podrían establecer distintos grados de burocratización (que irían del
más leve al más grave).
A esta altura, convendría mencionar algunos de los síntomas:
Cuando se toma la organización como un fin en sí mismo y no como un medio
para...
Cuando nos atenemos exclusivamente al reglamento...
Cuando se deshumanizan y despersonalizan las relaciones...
Cuando se cae en la rutina...
Cuando se pierde participación o existe indiferencia u apatía...
Cuando no hay creatividad o capacidad para sorprender al otro..
Cuando se produce un distanciamiento entre quienes conducen y quienes son
conducidos...
Etcétera...
La burocracia es la figura terminal de la dialéctica de los grupos, organizaciones e
instituciones. Con la burocracia el individuo o el grupo se ha sacrificado por la
organización o la institución. Y resulta ser una figura dramáticamente paradójica.
Dado que el grupo en su afán por trascender, por llegar a ser una totalidad, crea la
institución. Pero luego, en la medida que ésta se burocratiza y no se toman los recaudos
necesarios para evitarlo o para romper con la trampa, el grupo como tal ha
desaparecido, ha vuelto a la serialidad inicial o, lo que es lo mismo, se ha convertido en
un grupo esclerosado, fosilizado, cosificado.
Supongamos que en una fiesta conocemos a alguien con quien charlamos, bailamos
y simpatizamos. Seguramente, existiría el deseo de un nuevo encuentro. En la medida
en que se llega a un acuerdo, se habría producido un juramento. Supongamos ahora,
que el acuerdo se prolonga con la decisión de comenzar “a salir” o “ponernos de
novios”. Estaríamos en presencia de otro juramento que implica mayor compromiso
que el anterior, por lo menos en lo que a la “fidelidad” se refiere. Algunas parejas –
por motus propio o por “presión del medio” -, suelen “formalizar” su compromiso y
muchas otras – por motivos similares a los mencionados -, suelen “institucionalizarse”
contrayendo matrimonio. Habrá matrimonios que vivirán felices sus días, otros que al
no poder superar momentos de terror terminarán separándose y otros que se
burocratizarán. Con respecto a estos últimos, pensemos en cuántos matrimonios
“subsisten” en “beneficio” o para “salvaguardar” la institución, mientras que ellos como
grupo hace rato que han dejado de funcionar. Para terminar con este ejemplo,
recordemos algo que hemos señalado al principio: no es necesario que el grupo
atraviese por todas las secuencias ni que éstas tengan que respetar cierto orden
cronológico. No es necesario, por ejemplo, que la pareja contraiga matrimonio para
burocratizarse.
Otro ejemplo interesante que permite visualizar las distintas secuencias es el caso
de Las Madres de Plaza de Mayo. Si tuviésemos que analizar sus orígenes, deberíamos
remontarnos a la época en que las madres deambulaban de una dependencia policial o
ministerial a otra en procura de información sobre sus familiares desaparecidos (estado
de serialidad). Seguramente, ese ”tránsito” les habrá permitido contactarse y
reconocerse con intereses comunes (grupo en formación). Uno de los principales
juramentos que las Madres fueron renovando y cumpliendo en forma permanente, fue el
110
encuentro de los días jueves para dar la “ronda” en la Plaza de Mayo. Luego las
Madres se organizaron; se trabajaron internamente para poder trabajar más eficazmente
hacia afuera. Entonces, cada Madre ya no buscaba información sobre el destino de su
familiar sino sobre los desaparecidos (momento de síntesis), y el hallazgo de cualquiera
de ellos ya no era el triunfo de una Madre sino el triunfo de toda la Organización.
Seguramente, las madres habrán experimentado momento de pánico. Recordemos que
estamos en plena época del Proceso o dictadura militar, de terrorismo de estado, de
infiltraciones, etc. Frente a ese temor por “desaparecer”, las madres procuran
institucionalizarse, y lo logran cuando comienzan a ser reconocidas por los Organismos
Internacionales de Derechos Humanos. A partir de ese momento, el Régimen ya no
podrá quitarse la Organización “de encima”. Finalmente y lamentablemente, con el
transcurso de los años, comienzan a aparecer signos de burocratización (se producen
divisiones internas, hay un distanciamiento entre quienes conducen y quienes son
conducidas, la organización comienza a utilizarse para otros fines que los inicialmente
previstos, etc.).
Para finalizar, digamos que existe otra forma de aplicar este dispositivo dialéctico.
En este caso, no es tomando un grupo y analizar su evolución; sino escogiendo una
situación en la que participen diferentes grupos y especificar en cuál secuencia se
encuentra cada uno de ellos. Tomemos el encuentro al que nos tienen acostumbrados los
Jubilados, los días miércoles en la Plaza de los Dos Congresos. De su análisis, podemos
destacar lo siguiente:
Existen varias Organizaciones de jubilados (dos por lo menos), que se disputan su
representación. Ninguna de ellas se halla institucionalizada y sí , en cambio, con
atisbos de burocratización.
No todos los jubilados marchan o manifiestan encolumnados en algunas de ellas.
Algunos lo hacen por su cuenta, en forma aislada, desde la serialidad.
Como también desde la serialidad, suelen participar muchos “curiosos”, transeúntes
o turistas que hacen “huevo” en el Congreso.
Otro grupo que se hace presente todos los miércoles es la Policía. Se trata de una
Institución burocratizada, que a veces le “mete miedo” a los viejos con su represión
(terror serializante?).
También son Instituciones burocratizadas las Cámaras de Diputados y Senadores; el
Poder Ejecutivo; el ministerio de Economía; el Pami y otros organismos del estado
involucrados en los reclamos e insultos de los ancianos.
De vez en cuando, suelen hacerse presentes algunos partidos políticos,
organizaciones sindicales y estudiantiles, que también - en su mayoría -, son
Instituciones u organizaciones burocratizadas.
Obviamente, tampoco faltan los medios de comunicación (nuevamente,
instituciones burocratizadas).
Etc., etc., etc.
4. El abordaje institucional
A los efectos de analizar una Institución hay que distinguir niveles y sustratos. Por
un lado, tenemos tres niveles: universalidad, particularidad y singularidad.
El nivel de la universalidad se refiere a la institución en abstracto al margen de los
individuos que participan en ella. Toda institución (en abstracto) supone un sistema de
status y roles, de derechos y obligaciones, de pautas, fines y valores.
111
El nivel de la particularidad nos remite al momento en que el grupo decide
formar parte o recrear esa institución.
Mientras que el nivel de la singularidad apunta al funcionamiento cotidiano del
grupo en esa institución.
A veces la “falla” está en la institución (en abstracto) y lo pertinente es tratar de
modificarla. Pero otras veces, la “falla” no es de la misma si no del grupo y, entonces,
habrá que ver, si proviene del momento de la particularidad o de la singularidad.
Sustrato material:
Infraestructura edilicia: cantidad y estado de las dependencias policiales.
Equipamiento: móviles, armamentos, uniformes, comunicaciones, etc.
Sustrato simbólico:
Organización actual vs. anterior.
Burocracia administrativa y judicial.
Reglamentos internos.
Estructuras jerárquicas.
Relaciones con el poder judicial
Código de ética.
Manual de procedimientos
Jefatura civil o policial
Escalas salariales.
Sustrato morfológico:
Cantidad de personal policial y administrativo.
Distribución según género, edad, jerarquía, antigüedad, nivel de instrucción,
estado civil, etc.
Capacitación.
Perfiles sociodemográficos.
Especializaciones.
Relación personal/cantidad de habitantes
Cobertura geográfica.
Sustrato ideológico:
Conocimiento de los deberes de funcionario público.
Perfiles psicográficos.
Grado de profesionalización.
Compromiso con la Institución y el rol a desempeñar.
Imagen en la comunidad.
Nivel de satisfacción.
Tipos ideales y reales.
113
Bibliografía
TERCERA PARTE
EL ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA SOCIAL
Y LA ESTRATIFICACION SOCIAL
115
Capítulo 7
INTRODUCCION AL ANALISIS
DE LAS ESTRUCTURAS SOCIALES
203
Al respecto véase el capítulo 2.
204
Nuevamente, nos encontraremos con diferentes dilemas u oposiciones, que como oportunamente se ha
dicho, en algunos casos, llevan a falsas dicotomías o que no son necesariamente mutuamente
excluyentes.
116
h. Las estructuras sociales que existen en la actualidad, son pasibles de ser
cambiadas? Y, en caso afirmativo, quién tiene que ser el sujeto de dicho cambio y
cuáles serían las posibles alternativas de reemplazo?
i. Es lícito que la sociología –en tanto ciencia-, emita un juicio de valor sobre dichas
estructuras o simplemente se debe dedicar a su análisis?
Como se puede apreciar, la cosa dista de ser sencilla. En los capítulos siguientes, se
intentará dar respuestas a estos interrogantes, repasando diferentes posturas
paradigmáticas.
117
Capítulo 8
ESTRUCTURA SOCIAL
- PERSPECTIVA FUNCIONALISTA -
Liliana Ráminger
Introducción
205
Etimología Estructura deriva del latín structura, derivada del verbo struere, construir. Tiene un
sentido arquitectónico (la manera en que está construido un edificio). Pero desde el S. XVII se amplió en
dos direcciones: hacia cuerpo del hombre (comparado con una construcción o una coordinación de
órganos) y, hacia las obras del hombre, en particular su lengua (coordinación de las palabras en el
discurso).
206
París, Coloquio sobre el término Estructura (Enero/59). Se somete a critica el término “estructura” con
el patrocinio de la UNESCO y en ocasión de redactar el Diccionario Terminológico de las Ciencias
sociales. Participantes: C. Levi-Strauss, R, Bastide, D. Lagache, H Lefebvre, R Aron, L. Golman,
Gurvitch, Merleau Ponty, etc.
207
A. Comte en su Curso de filosofía positiva (1830 - 1842).
208
Herbert Spencer en su Principios de sociología (1876 – 1896): “Así como las sociedades y los
organismos crecen de tamaño, así también aumentan en complejidad y estructura, (...) La evolución crea
para las sociedades y para los organismos diferencias de estructura y de función...”. Identificó el término
estructura con el de “organización social”.
209
Polisemia, al contrario de la expresión “unívoco”, se entiende como la pluralidad de significados en
una palabra.
210
a) Estructura social como superficie morfológica o ecológica de la sociedad (aspecto morfológico); b)
Estructura social como tipos generales, lo cual supone las formas de solidaridad “mecánica” y “orgánica”
(aspectos interaccionales) y c) Estructura social como base sobre la cual se organiza el consenso, base
constituida por los valores y las normas compartidas por la comunidad (aspectos culturales).
118
ésta no debe dejar de contemplar (haciendo referencia explícita o implícita) los
elementos constitutivos o la forma específica de las relaciones de interdependencia211.
Dejando atrás las implicaciones teóricas que el término de estructura comprende, de
aquí en más se desarrollará la noción de estructura social desde el punto de vista
funcionalista y más específicamente tal como lo plantea Gino Germani212
211
Luciano Gallino: Diccionario de sociología, Siglo XXI, Madrid, 1993.
7
Gino Germani: (1911-1979), sociólogo italo-argentino, fue impulsor de la sociología en Argentina
(1950/60); creó la carrera de sociología en 1957, en ámbito de la Facultad de Filosofia y Letras de la
UBA. Estudió el proceso de transformación de la sociedad tradicional a la sociedad moderna en los países
latinoamericanos. Desarrolló su labor docente e investigadora en las Universidades Nacionales de Buenos
Aires y La Plata. A su muerte, la Universidad de Buenos Aires creó un Instituto de Investigación
Sociológica dedicado a su memoria.
213
Robert K Merton: Teoría y estructura sociales, Fondo de Cultura Económica, México 1965.
119
proveniente del exterior, en un sistema social que, por lo general, está bien
equilibrado. Por el contrario, para K. Marx, la historia de la sociedad es la historia de
las luchas entre los explotadores y los explotados, es decir, entre la clase social
dominante y las clase social oprimida; inmediatamente se evidencia, en su análisis, la
importancia otorgada al conflicto, el que no aparece como algo externo, sino originado
en el seno mismo de la sociedad.
Según la teoría funcionalista, la sociedad es un organismo y cada parte cumple una
finalidad o, lo que es lo mismo, realiza una función, se prioriza la estructura sobre el
individuo. Todos los miembros de la sociedad cooperan para cubrir sus necesidades
porque tienen objetivos y valores comunes. Los funcionalistas tienden a considerar al
sistema social como un todo que existe en un estado de equilibrio. Estudian las
relaciones que existen entre las partes del señalando que los componentes del sistema
contribuyen a su funcionamiento y que los cambios se producen, al contrario que Marx,
de manera ordenada y no revolucionaria.
Gino Germani toma de Parsons la definición de “sociedad”, quien la define como
una pluralidad de individuos que interactuan entre sí conforme a distintos roles y status,
participando de los diferentes grupos e instituciones, procurando aumentar sus niveles
de gratificación, compartiendo la misma cultura y territorio, sobre el cual se ejerce un
control, además, posee una duración suficientemente larga como para trascender la
vida de los individuos (Parsons, 1966). Coincidentemente, la idea de Pareto supone a
“La sociedad como sistema social en equilibrio que se mantiene en proceso de
alteración como equilibrio dinámico, en el cual los factores desintegrativos son
compensados por los integrativos, compuestos por una compleja interrelación de
moléculas humana; quedando así claro que existe entre ellas interdependencia”214
Tomando como base la definición anterior, Germani advierte que para abordar el
estudio del “mundo social” se debe recurrir a tres niveles (inseparables), señalando que
toda estructura se debe analizar simultáneamente en tres dimensiones, sin perjuicio de
que se haga hincapié en algún nivel en particular, de acuerdo a la perspectiva
considerada. Los tres aspectos que constituyen la unidad del mundo sociocultural (la
estructura social) son las siguientes:
Dimensión organizacional: el conjunto de normas, valores, conocimientos
y significados de los elementos creados y transmitidos por el hombre. La organización
social es una “dimensión inmaterial” no manifiesta del mundo sociocultural,
conformado por las normas, los patrones de comportamiento, los valores, los
conocimientos, abstrayéndolos de los portadores humanos” (desencarnados)215. El
mismo entraña un sistema de roles y status, con abstracción de los sujetos que los
ocupan y desempeñan.
Dimensión morfológica: compuesta por el elemento humano, que es
portador de cultura, es decir, está constituido por individuos socializados y grupos
sociales en sus múltiples interacciones como así también su volumen, composición y
estructura. La morfología social consiste en una dimensión material, es el aspecto
demográfico y ecológico216 (grupo humano). Está vinculado con lo manifiesto, esto es,
214
Wilfredo Pareto: “Formas y equilibrios sociales”, Revista de Occidente, Madrid, 1967.
215
Gino Germani, Política y sociedad en una época de transición, Paidos, Buenos Aires, 1979.
Ibib., pag 24.
216
Ecología humana es un término que fue retomado por un grupo de sociólogos de la Escuela de
Chicago, equivale a morfología social, tiene relación con el estudio de la estructura de los asentamientos
humanos en términos del agotamiento del espacio, sin considerar las relaciones sociales, la cultura o la
historia.
120
cómo la población ocupa los espacios de esa estructura y qué características posee
dicha población. Por ejemplo, las autoridades, docentes, alumnos, etc. en una escuela.
Dimensión psicosocial: o de la personalidad, en ella adquieren realidad
psicológica los contenidos de la cultura. El orden psicosocial implica la estructura de
contenidos psicosociales. Hace referencia a cómo los integrantes de la organización
social internalizan (en diferente grado, desde un mínimo o falta de internalización hasta
un máximo) el sistema de normas, roles, status, relaciones constantes recurrentes, etc.
Tal como lo señala Germani, es la dimensión organizacional la permanece “en el
centro de la estructura social”, no obstante, en circunstancias de cambio puede suceder
que fenómenos morfológicos o psicosociales tengan consecuencias en ella, por
ejemplo, un aumento de la población (orden morfológico), debido a la introducción de
medidas sanitarias, puede repercutir en la estructura de roles (organización social), es
decir, si las personas gozan de una expectativa de vida mayor debido a los avances
médicos, se supone que habrá un reacomodamiento de los abuelos - se alteran los roles -
en la estructura familiar. También sirve de ejemplo el hecho de que, a veces, los medios
de comunicación masiva modifican actitudes (orden psicosocial), las cuales pueden
oponerse a los patrones de comportamiento generalmente aceptados (organización
social).
De la misma forma, si aplicamos este análisis a una institución, podremos notar:
El plano de la organización social: en el que la institución se presenta como un
conjunto relativamente unificado de normas, valores y conocimientos, como un sistema
de status con sus correspondientes roles en el orden de lo abstracto.
El plano morfológico: la institución constituida por individuos (el personal) y por
los objetos materiales.
El plano psicosocial: las normas, valores, roles y conocimientos que se han
internalizado en diferente grado, desde un mínimo o falta de internalización hasta un
máximo de fusión.
En tanto perspectiva funcionalista, es necesario tener presente que se inclina
fundamentalmente hacia el ajuste de las estructuras, al correcto funcionamiento del
accionar de las instituciones, como garantía de asegurar el sistema y reafirmarlo en el
poder lo cual, por otra parte, asegura el orden.
Para desarrollar su noción de estructura, Germani comienza definiéndola como “un
conjunto, o totalidad de partes vinculadas entre sí”217, refiriéndose con ello
indistintamente, a la “sociedad global”, estructura social o sociedad. Es más, en su
obra “Política y Sociedad en una época de transición”, también alude a la estructura
social como Estado-Nación, subrayando que es por cuestiones metodológicas218. Para el
análisis, parte de los siguientes supuestos:
La estructura social (sociedad) está constituida por partes (sectores o
unidades) y cada una de ellas puede ser analizada por separado en función de
las tres dimensiones (organización social –inmaterial-; dimensión material –
morfología- y dimensión psicosocial). Como entre dichas partes existe una
interdependencia -sin que prevalezca ninguna de ellas-, si se modifica
alguna, se modificarán las restantes.
Las partes, se hallan en recíproca dependencia, desde un mínimo
(independencia) hasta un máximo de interdependencia. Como ejemplos de
217
Gino Germani: Política y sociedad en una época de transición, Paidos, Buenos Aires, 1979.
218
“A los fines de circunscribir el trabajo empírico a un sector de la realidad susceptible de ser analizado
con cierto rigor”. G.Germani, 1979.
121
cuasiestructuras en una sociedad podríamos mencionar a los grupos,
instituciones, categorías sociales, regiones, etc.
Sin perjuicio de pertenecer a un Estado nación, puede haber múltiples pertenencias
respecto a las cuasi estructuras, por ejemplo, estaremos todos de acuerdo en que es
posible pertenecer al estado argentino y además profesar alguna religión, sin dejar de ser
de un grupo étnico particular y sin dejar de sustentar determinada ideología, etc.. El
hecho de ser católico, por ejemplo, no reviste ningún conflicto con el Estado nación, al
contrario, ambas pertenencias se refuerzan mutuamente. El caso no es el mismo si se es
un Skin heard o un testigo de Jehova; pertenecer a estas estructuras parciales supone un
conflicto con la sociedad global, son estas las ocasiones donde una cuasiestructura entra
en conflicto con la pertenencia a un Estado Nacional.
Es requisito necesario para analizar una estructura definir claramente cual es la
unidad de análisis referida, la misma puede ser un país, un grupo, una sociedad, etc.,
cualquiera sea es fundamental explicitarla antes de su estudio, lo que evitará
confusiones respecto a los niveles de análisis. Una posible síntesis esquemática de lo
que Germani entiende como estructura social se encontrará al finalizar este trabajo.
El análisis funcional
ANALISIS FUNCIONAL
Para completar este punto, habría que agregar que, para Germani se pueden
distinguir dos tipos de conflictos:
124
o Los Conflictos institucionalizados: son aquellos previstos,
esperados dentro del marco normativo. Aquellos que no atentan contra el orden de la
estructura, sino que son manifestaciones de un funcionamiento normal de la misma, no
implican cambio de sistema. Una estructura integrada no significa ausencia de conflicto.
223
Ver definición citada más arriba. Wilfredo Pareto.
125
DIMENSIÓN ORGANIZACIONAL
DIMENSIÓN MORFOLOGICA
DIMENSIÓN PSICOSOCIAL
UNIDAD EQUILIBRIO
ASEGURA
EL ORDEN
MULTIPLE
PERTENENCIA
CUASI
ESTRUCTURAS
IDEALMENTE SEPARABLES DE
LA ESTRUCTURA PUEDEN ENTRAR EN CONFLICTO CON EL
SECTORES ANALIZABLES DESDE ESTADO NACIONAL
3 DIMENSIONES
INTERDEPENDENCIA
DE UN MINIMO A UN MAXIMO
126
Bibliografía
Barbano, Filippo; Barthes, R.; Bourdieu, P.; y otros: Estructuralismo y sociología, Ed.
Nueva Visión, buenos Aires, 1973.
Bastide, R.; Levi-Strauss, C.; Lagache, D.; Lefebvre, H. y otros: Sentidos y usos del
termino estructura: (En las ciencias del hombre), Ed. Paidos, Buenos Aires, 1978.
Gallino, Luciano: Diccionario de sociología, Siglo XXI, Madrid, 1993.
Germani, Gino: Política y sociedad en una época de transición, Ed. Paidos, Buenos
Aires, 1979.
Giddens, Anthony: Sociología, Alianza Universidad Textos, Madrid, 1992.
Marx, Karl: El Capital, Ed. FCE, México, 1968.
Marx, K. y Engels, F.: La ideología alemana, Ed. Ateneo, Buenos Aires, 1971.
Merton, Robert K: Teoría y estructura sociales, Ed. Fondo de Cultura Económica,
México 1965.
Ritzer, George: “Teoría sociológica contemporánea”, Ed. Mc Graw-Hill, Madrid, 1996;
Zeitlin, Irving: Ideología y teoría sociológica.
127
Capítulo 9
Edda Oliva
224
Lefevre, H.: El marxismo, p.17
225 Lefèbvre,H.: op. Cit.:19
128
la Crítica de la Economía Política. Extraeremos de dicho Prólogo tres ideas
fundamentales que brinda su autor a fin de poder analizarlas:
“Las ideas de las clases dominantes son las ideas dominantes de cada
época (...) la clase que ejerce el poder material dominante de la sociedad es,
al mismo tiempo, su poder espiritual dominante...
“La clase que tiene a su disposición los medios para la producción
material dispone de los medios para la producción espiritual, lo que hace
que se les sometan las ideas de aquellos que carecen de los medios
necesarios para producir materialmente.
“Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las
relaciones materiales dominantes, concebidas como ideas...Los individuos
que forman la clase dominante tienen también conciencia de ello y piensan a
tono con ello; por eso, en cuanto dominan como clase (...) se comprenden
que lo hagan en toda su extensión y por tanto que determinen como
pensadores, como formadores de ideas, que regulen la producción y
distribución de las ideas de su tiempo, y que sus ideas sean, por ello mismo,
las ideas dominantes de la época...” 226
226
Marx, K. y Engels, F.: La ideología alemana, p.48
136
LA TEORIA DE LA PLUSVALIA
Como hemos visto en los puntos anteriores, Marx reveló el carácter antagónico
entre el trabajo y el capital, relaciones que constituyen el eje alrededor del cual gira el
sistema capitalista. Sus estudios sobre la plusvalía le permitieron dar una explicación
científica al proceso de explotación ya descripto.
El análisis de Marx parte de un hecho sencillo: los dueños de las fábricas
compran primero mercancías para la producción y luego venden los artículos fabricados
por una cantidad mayor a la suma que invirtieron.
En la producción mercantil simple, el dueño de la mercancía la vende para
adquirir otra mercancía, su mete final de la producción mercantil simple es la
satisfacción de sus necesidades y su fórmula es mercancía-dinero-mercancía (M-D-
M).
Distinto es el proceso de circulación cuando la mercancía es adquirida, no para
la satisfacción de necesidades, sino para la venta. Su fórmula es dinero-mercancía-
dinero (D-M-D).
Comprar para vender sólo tiene sentido si se vende mas caro. Este incremento de
la suma inicial de valor lo convierte en capital. El capital es un valor que se incrementa
por sí mismo: su primera forma es el dinero.
El proceso de producción capitalista comienza con la adquisición de medios de
producción y de fuerza de trabajo, es decir que el capital pierde su forma inicial y se
convierte en capital productivo. Las mercancías producidas en el proceso de trabajo son
vendidas por el capitalista en el mercado, con lo que convierte al capital productivo en
capital monetario: el capital recobra su carácter original, pero el industrial obtiene más
dinero del que había invertido antes del comienzo de la producción (D-M-D). La
pregunta que formula Marx es ¿cómo puede el capitalista que compra y vende
mercancías por su valor, obtener de la circulación un valor mas elevado?.
Sólo es posible porque encuentra en el mercado una mercancía especial que al
ser consumida origina un valor nuevo: la fuerza de trabajo, que posee una propiedad
particular, su valor consiste en el tiempo de trabajo necesario para la producción de su
propio sustento.
Sigamos la exposición de Marx sobre este tema:
LA ALIENACION
227
Marx, K.: El Capital, p. 255.
228
Mandel, E.: introducción a la teoría económica marxista, p. 13.
138
objetividad debe superarse mediante la apropiación del mundo por parte del arte, la
religión o la filosofía. Entonces, al proceso de alienación ha de corresponderle otro, en
sentido inverso, de recuperación de lo alienado, de reconciliación del Espíritu consigo
mismo.
Será tarea del hombre, pues, reconocer al mundo de la cultura como producto
necesario de la naturaleza humana pero que, una vez creado, se distanció, se exteriorizó
del hombre y hubo de dominarlo; deberá entonces “reconciliarse” con esa cultura
volviéndola humana.
Feuerbach se basa en Hegel pero critica su idealismo, especialmente su
concepto de “idea” o “el espíritu”, sosteniendo que debe partirse del hombre concreto y
sensible.
Si Hegel sostenía que la naturaleza era forma alienada del espíritu, Feuerbach
acentuará la originalidad de esa naturaleza. En este sentido, confina a la alienación al
ámbito religioso y la entenderá como una proyección que el hombre hace de productos
de su propia actividad y de su propia esencia para tomarla después como cosas en sí y,
posteriormente, someterse a ella.
Karl Marx, cuyo pensamiento estuviera profundamente influenciado por la
filosofía hegeliana tal como señaláramos al principio de este capítulo, critica la
concepción idealista con la cual Hegel rodea a la alienación al tiempo que considera
como insuficiente el materialismo de Feuerbach. Niega la existencia de una esencia
humana universal e inmutable ya que aquello que los hombres sean, lo serán en tanto
producto concreto de las condiciones concretas de producción.
Por este motivo, la raíz de toda alienación no será la propia y universal
naturaleza humana sino que deberá buscarse su origen en las condiciones económicas
concretas del proceso de la producción. La alienación surgirá como producto necesario
de la actividad productiva del hombre bajo determinadas condiciones históricas; así la
alienación religiosa no es mas que una de las distintas formas de alineación.que el
hombre padece.
Entonces, si lo fundamental es la alienación económica ,esta será propia del
sistema capitalista dada la contradicción entre las relaciones de producción y las fuerzas
productivas, entre los que poseen los medios de producción (burgueses) y aquellos que
sólo son propietarios de su fuerza de trabajo.
Marx presenta estas ideas en los Manuscritos económicos-filosóficos de 1844
donde plantea que también se supone una escisión (Zersetzung) donde la alienación se
articula de forma siguiente:
objetivación del trabajador en el producto de su trabajo, pero
en esta objetivación se produce una alienación ya que el producto de su
trabajo no le pertenece al trabajador sino que le es expropiado por la clase
dominante; por eso se produce
el dominio del objeto sobre el hombre, el trabajador se convierte en “ siervo”
de la mercancía que él mismo ha creado. El trabajo alienado hace que todo el
hombre resulte alienado.
Así, lo alienado no es sólo el producto del trabajo sino el trabajador mismo pues
al ser desposeído de su producto, de su mercancía, es desposeído de sí mismo: el obrero
deviene una “cosa mas”, el capitalismo lo ha “reificado”.
De la alienación económica, y de acuerdo a su tesis principal del predominio
causal de las relaciones económicas, surgirán sus distintas manifestaciones:
la alienación social, que se expresa a través de la lucha de clases,
139
la alienación política, producto de la separación entre la sociedad
civil y el Estado,
la alienación filosófica-ideológica, que se manifiesta en una visión
ideológica del mundo o falsa visión, y
la alienación religiosa.
Finalmente, y en obras posteriores como en El Capital , Marx añade la noción de
fetichismo de la mercancía, que estaría en la base de toda forma de alienación.
140
Bibliografía
Martínez Riú A., Cortés Morató J., Diccionario de filosofía, Ed. Herder, Barcelona,
1996.
Glazerman, G,: El materialismo histórico, Ed. Estudios, Bs. As., 1973.
Landi, O.: El materialismo histórico, Ed. CEAL, Bs. As., 1973.
Lefèbvre, H.: El marxismo, Ed. Carlos Pérez, Bs. As., 1970.
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As.,1968.
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Presente, Córdoba, 1971.
La ideología alemana, Ed. Pueblos Unidos, Montevideo, 1959.
El capital, F.C.E., México, 1968.
Formaciones económicas pre-capitalistas, Ed. Ateneo, Bs, As., 1972.
Carta a P.V. Annenkov, Ed. CBC,Bs. As., 1996.
Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, Ed. Pueblos Unidos,
Montevideo, 1966.
Zeitlin I.: Ideología y teoría sociológica, Ed. Amorrortu, Bs. As.,1974.
141
Capítulo 10
LA ESTRATIFICACIÓN SOCIAL
Liliana Raminger
Entrando en tema
Para definir las desigualdades que presenta una sociedad debemos apelar a la noción
de “estratificación social”, entendida como el proceso por el cual los individuos,
familias, o grupos sociales se ordenan jerárquicamente en una escala.229La desigualdad
tiene un carácter universal, existe en todos los tipos de sociedad, no sólo en la sociedad
actual en la que se presenta de manera manifiesta, sino también en las comunidades más
simples. En las sociedades primitivas, por ejemplo, alguno puede gozar de mayor status
por el simple hecho de lograr una especial intrepidez para la caza, o por comunicarse
con los espíritus (brujo, chaman, etc.).
Recurriendo a la definición que aporta Giddens, definimos estratificación como:
“las desigualdades estructuradas entre diferentes agrupamientos de individuos”230. Esto
significa, toda manifestación de desigualdad social, en la que inciden varios fenómenos
o variables y que dan como resultado el status o situación del individuo dentro del
sistema social. Para ampliar el concepto podemos considerar otra descripción, la cual
señala que la estratificación social es: “La disposición objetiva o la clasificación
subjetiva, de arriba hacia abajo y viceversa, de una población de individuos o
colectividades (...), o bien de posiciones sociales o papeles en franjas continuas y
superpuestas (...) las cuales se distinguen entre sí por el distinto monto de riqueza, de
poder, de prestigio o de cualquier otra propiedad socialmente relevante que cada uno de
ellos posee” 231.
En otras palabras, la definición anterior alude a una disposición de capas de
población que se hallan unas sobre otras, la distinción (desigualdad) entre grupos que
poseen similares características, y que se distinguen de los demás, se realiza en función
de alguna propiedad o variable (a las que referiré más adelante) “socialmente
relevante”.
Las oposiciones entre dichas capas son asimétricas, dicha asimetría supone que
mientras hay quienes detentan el poder, existen otros que no lo poseen, frente a los que
poseen medios de producción están los que ofrecen su fuerza de trabajo, etc.. En todas
las sociedades existen grupos y categorías de personas que están “por encima” (arriba),
mientras otras están abajo. Por lo tanto, tratar el tema de la estratificación social
implica abordar conceptos tales como: “diferenciación“ y “desigualdad”.
Si se entiende a la estratificación como los estratos geológicos de las rocas sobre la
superficie de la tierra232, las sociedades pueden percibirse como una pirámide
conformada por “estratos”, “capas” o “clases”, dispuestos jerárquicamente, con los más
favorecidos en la cima y los menos privilegiados acercándose a la base. Esta sería una
229
Stavenhagen, R: Clases sociales y estratificación, Ed. De Bolsillo, Buenos Aires.
230
Anthony Giddens, Sociología, Alianza Universidad Textos, Madrid, 1992.
231
Gallino, Luciano: Diccionario de sociología, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1995.
232
El término estratificación proviene de la geología, donde designa: conjunto y la posición de los
estratos de terreno y de roca, y de la arqueología, donde designa el conjunto de los estratos sucesivamente
depositados en un sitio, cada uno de los cuales indica un tipo y un período de asentamiento humano.
142
imagen que respondería a una sociedad industrializada.
Pese a que muchos estudiosos estiman como alternativos los términos
“estratificación social” y “estructura de clases”, existen otros que los consideran
totalmente incompatibles. Una actitud diferente encontramos en aquellos que proponen
utilizar la expresión “estratificación social” para designar los sistemas de
desigualdades estructurales de una sociedad y por otro lado, hacer uso del término
“estructura de clase” para designar sólo las formas específicas que asume la estructura
social en un momento histórico determinado.
Para utilizar correctamente el concepto de estratificación social lo adecuado es
explicitar las propiedades o criterios que permitirán establecer quienes se ubicarían en
los niveles superiores, medios e inferiores. Y, para tener una noción de cómo se
establecen esas propiedades mencionaré someramente233 (a modo de ejemplo), lo que
plantea la teoría funcional de la estratificación.
Para la corriente funcionalista no hay sociedad que funcione sin un sistema de
estratificación, el cual se entiende como una necesidad funcional de la estructura social
(carácter teleológico234). Una de las principales cuestiones funcionales que había que
esclarecer era ¿cómo es que la sociedad motiva a sus miembros a ocupar una posición
“adecuada” en el sistema (estructura social)?. Si bien aquí no podemos ocuparnos en
desarrollar dicha argumentación, se puede señalar que, algunos funcionalistas235
marcaron su norte en las posiciones funcionalmente más importantes, presumiendo que
son, a la vez, las posiciones “menos agradables”236 y que requieren de un mayor grado
de capacitación y aptitud de competencia, estas posiciones se ubicarían en el nivel
superior de la escala. Para que las personas (en cantidad suficiente) quieran acceder a
dichas posiciones, la sociedad debería recompensarlas, otorgándole más prestigio, mejor
salario, conveniente ocio, etc.
Si la sociedad no garantizara la cantidad suficiente de posiciones superiores
(médicos, empresarios, abogados, etc.), estaría en riesgo de desintegración.
Ciertamente, esta teoría ha sido muy criticada, entre otros aspectos, por el interrogante
que suscita el hecho de establecer a ciencia cierta que un barrendero es menos
importante que un gerente de marketing para la supervivencia de la sociedad o que, una
enfermera es menos importante porque tiene menos poder, menor salario y menos
prestigio que un jugador de fútbol?... Este ejemplo trata de resaltar que las propiedades
o variables, presentes en la orientación funcionalista. Para diferenciar cada clase (estrato
o capa social), cuyos componentes comparten un nivel o situación aproximada dentro de
la estructura social las variables consideradas son, entre otras, la importancia -de la
posición- para la supervivencia de la sociedad; la capacitación y la aptitud.
Encontrar el criterio adecuado para realizar una estratificación conveniente y
apropiada para una sociedad concreta, no es una cuestión sencilla. No sólo hay que tener
en cuenta que cada sociedad puede tener “propiedades relevantes” diferentes (incidirá
en ello la cultura, la historia, etc.), sino que además, el tiempo también es un factor que
puede hacer variar el tipo de sociedad y por ende su estratificación llegado el momento.
Una de las alternativa a partir de la cual se pueden evaluar las diferencias entre una
y otra capa social es recurrir a un solo indicador - objetivo –, como por ejemplo el
233
Para ampliar este tema ver: Ritzer, George: “Teoría sociológica contemporánea”, Ed. Mc Graw-Hill,
Madrid, 1996; Morre, Wilbert: “Historia del análisis sociológico”, Buenos Aires, Amorrortu, 1988;
Merton, Robert K: “Teoría y estructuras sociales”, Fondo de Cultura Económica, var. Eds.
234
Considera al mundo social con un propósito o meta.
235
Kingsley Davis, Wilbert Moore, etc.
236
Por lo prolongado y costoso –en tiempo, esfuerzo y dinero- que resulta para una persona, ya sea
concluir una carrera o llegar a determinada posición.
143
ingreso. Esta única propiedad bastaría para ubicar las unidades en uno u otro nivel
en la escala. Pero el ingreso permitiría una clasificación (estratificación) que, no
obstante ser objetiva, tendría poca utilidad para establecer formas de comportamiento,
actitudes políticas, etc.. En tal sentido, se podría ubicar, por ejemplo, en el estrato
inferior a los que ganan hasta 5.000 pesos al año; en el estrato medio los que perciban
más de 5.000 y hasta 20.000 y los que perciben más de 20.000, en el estrato superior.
No obstante, dicha distribución no deja de ser arbitraria debido a que, en principio, el
límite entre un estrato y otro no se efectúa en función de alguna diferencia
sociológicamente relevante, en segundo lugar, el ingreso lo establece el investigador
según su juicio. Pero, aunque dicho juicio sea muy razonable, ¿es real la diferencia entre
un individuo que recibe 5.000 pesos al año y otro que recibe 5.500 ?
Para superar lo anterior una posibilidad sería apelar a varios indicadores, tales como
el prestigio, el nivel de instrucción, el ingreso, etc.. Pero aquí también sobrevienen las
dificultades, si una persona no tiene instrucción, pero gana mucho y su prestigio no es ni
alto ni bajo, ocurre que no se sabrá dónde ubicarla correctamente. Paralelamente, se
podría optar por considerar unidades individuales o colectivas, lo que significa resolver
si se va a estimar el prestigio, ingreso, educación, etc., de un individuo o de su grupo
familiar.
En todos los casos, ya sea que se trabaje con un sólo elemento o varios combinados
para establecer la estratificación, por lo general, se valorizan ciertos elementos sobre
otros. Esto es así aunque se tome (para establecer una escala) el punto de vista del
investigador o se considere al individuo (que se defina él mismo como perteneciente a
determinado estrato o que defina la posición de los otros) o, se estime la aceptación de
la sociedad respecto a dichas posiciones.
A esta altura el lector se habrá advertido la indiscutible complejidad que envuelve el
tema que nos ocupa237. Esto se debe, entre otras cosas, a la implicancia de los valores
que se ponen en juego a la hora de efectuar un estudio de esta naturaleza. Al respecto y
sin pretender ser exhaustivos, podríamos hacernos las siguientes preguntas:
¿Cuáles son las ocupaciones mas importantes en la sociedad?
¿Quién o quiénes las consideran así y por qué?
¿Las propiedades consideradas relevantes por el investigador, son
realmente las que la sociedad considera como tales?
¿Los criterios que se utilizan para distinguir quienes se ubicarían en los
niveles superiores, medios e inferiores, se podrían utilizar separados de un
juicio de valor?
Cuando se estratifica, la cantidad de niveles que se establecen, es la
suficiente?
¿Los criterios, varían con el tiempo y/o las diferentes sociedades?
¿A la hora de ubicar a las unidades en determinado nivel, se deben
considerar unidades individuales (personas) o colectivas (grupo familiar)?
La movilidad social
Tipos de estratificación
238
Por ejemplo: Seymour M. Lipset y Reinhard Bendix, realizaron un estudio en 1959 sobre movilidad
sin encontrar pruebas para determinar que EE.UU era más flexible que otros países europeos.
239
Significa tendencia o raza, surgió aproximadamente hace 3.000 años cuando grupos nómadas arios
llegaron del norte a la India hacia el 1500 a.C.; y se instituyó para crear una barrera entre ellos y los
pueblos aborígenes.
145
El sistema de castas pasó a formar parte de la ley religiosa hindú pues
pretendía ser una revelación divina. Pese al tiempo transcurrido, este sistema ha
persistido debido a las creencias en la reencarnación (samsamara). Según estas
convicciones religiosas, todas las personas se reencarnan repetidamente en la Tierra y
tienen la posibilidad de nacer en una casta más alta si en su vida anterior han respetado
las reglas de la casta a la que pertenecían. Esto funciona como freno para intentar
ascender, en vida, a una casta superior.
Este sistema se ubica en el extremo opuesto al de las sociedades occidentales, las
cuales se caracterizan por una gran movilidad social. Desde hace un tiempo a esta parte,
cada vez es más fuerte la tendencia a erradicar los aspectos sociales más injustos del
sistema de castas, mediante, por ejemplo, reformas educativas. En 1948 se publicó el
borrador de la Constitución de la India, el cual incluía una cláusula especial que
enunciaba: "Queda abolida la intocabilidad y prohibida su práctica bajo cualquier
forma".
El sistema estamental: a diferencia de la “clase social” (que tiene que ver con un
orden más dinámico de la estructura social), la noción de “estamento” sugiere un
sistema más rígido -aunque no tanto como el sistema de castas- en cuanto a la
movilidad. El estamento alude más al prestigio social del grupo, sin depender tanto de lo
económico. Ejemplo de estamentos eran los del feudalismo europeo. La aristocracia
europea constituía por la realeza, la nobleza y el clero, seguidos por los mercaderes y
artesanos, campesinos libres, los plebeyos y siervos. En un sistema estamental se tolera
la movilidad entre estratos hasta cierto punto, por ejemplo: cuando los mercaderes
accedían a títulos de nobleza.
El sistema de clases: Ya desde la Ilustración comienza a generar análisis acerca de
los mecanismos estructurales que determinan las diferencias de posiciones y a hacerse
hincapié en la idea de clases sociales, la misma era entendida como grupos que a partir
de la posición que ocupan (sobre todo en el sistema económico), extraen ventajas o
desventajas determinantes para sus condiciones de existencia. A partir de entonces el
término estamento fue utilizado principalmente vinculado a la posición privilegiada por
derecho o por prestigio, mientras que clase connotaría, más bien, desigualdades en el
orden de lo económico. De todos modos es posible encontrar estratificaciones que no se
apoyan en las relaciones de clase, por ejemplo: ciertas jerarquías basadas en la
pertenencia racial o étnica o lugares (Ej.: Beverly Hills).
A pesar de ser uno de los conceptos utilizados con más frecuencia en sociología, no
hay una definición unívoca de “clase social”. Por consiguiente y para evitar
confusiones, efectuemos la siguiente distinción: mientras que la clase está regida
fundamentalmente por una ordenación de tipo económico, la casta se basa en una
reglamentación de tipo religioso, y el estamento por una de tipo más social (de
prestigio). Asimismo podemos agregar que los sistemas de estratificación por clases se
diferencian de los otros por varias razones:
Porque la pertenencia a una clase social no se basa, forzosamente, en una posición
heredada
Porque la clase, no necesariamente es adscripta, sino más bien adquirida, lo que
produce una movilidad social más frecuente que en los otros tipos de estratificación (la
movilidad individual de una casta a otra es prácticamente imposible);
En los sistemas de clase, el factor que predomina y del cual dependen las diferencias
de las distintas categorías de individuos, es el factor económico.
Algunas de las realidades asociadas al concepto de clase las podemos percibir en
nuestra vida cotidiana; cada tanto, los diarios revelan los salarios de los ejecutivos de
146
diversas jerarquías en las grandes empresas, al mismo tiempo que hacen referencia
de las penosas pensiones que cobran los jubilados.
Por otra parte, aunque cada vez son más las personas que tienen acceso a la
educación (incluida la enseñanza superior), las diferentes clases sociales no tienen las
mismas condiciones (aunque se diga lo contrario) de acceso a oportunidades y
privilegios. Los hijos de aquellos que pertenecen a los grupos con mayor poder
adquisitivo van a escuelas distintas, obtienen calificaciones escolares superiores,
disponen de diferentes oportunidades de trabajo y estudio o gozan de mejores
condiciones de vivienda, etc., etc.
Asimismo, aunque no tengamos un conocimiento idóneo sobre el tema, podemos
sospechar que la tendencia, en los países capitalistas, se inclina hacia una mayor
desigualdad entre los diferentes sectores de la sociedad, o lo que es lo mismo, cada
vez son menos los que tienen más y, más los que tienen menos. Pareciera que el
abismo existente hacia la mitad del siglo XVIII, respecto de las diferencias de riqueza,
rango y prestigio, que se observaba entre los estratos superiores y los inferiores, han
vuelto (esperemos que no sea para quedarse...). La dinámica del sistema de
estratificación de clases de alguna manera nos dice que, en la medida que en el
sistema económico se sigan produciendo cambios, esto traerá aparejado
transformaciones, en mayor o menor grado, en la estructura de clases.
Existen desigualdades de salud y educación que están fuertemente relacionadas
con la posición de los individuos en la clase social en la que han nacido. Vivimos en
un mundo donde el trabajo en relación de dependencia sigue siendo el prevaleciente,
pero, al decir de algunos optimistas, mientras los puestos de trabajo se han reducido,
surgen otras ocupaciones (sobretodo en el área de servicios -más de clase media-) que
están –en parte- ocupando ese vacío.
Actualmente, los países más desarrollados, al aumentar la edad de la enseñanza
obligatoria, han retrasado la incorporación al mercado de trabajo de las nuevas
generaciones. Además, no sólo es cada vez más escaso, sino que se han producido
cambios en la noción clásica de trabajo (hoy existen ocupaciones que pueden
realizarse tanto fuera como dentro del hogar). Del mismo modo, se está variando la
idea tradicional de familia, hábitos de consumo, etc. .
Otra cuestión que hace al fenómeno de la desigualdad es el aumento del número
de mujeres que trabaja (fuera del hogar) y que estudian, y que hasta el momento no se
las había tenido en cuenta, pues su posición ha quedado subordinada (en los estudios
de estratificación) a las de su padre o marido, pero es indudable que últimamente, el
incremento de casos en los que la mujer es la fuente principal de ingresos en el hogar.
Esta señal de cambio, así como las otras, antes mencionadas, ¿pueden provocar una
transformación o una nueva concepción acerca de estratificación social?
Otro punto a considerar es el hecho de distinguir las subclases constituidas dentro
de una misma clase social o estrato. Si se toma en cuenta por ejemplo, la utilización de
recursos como fuente de diferenciación, cabe preguntarse si aquello que comúnmente
llamamos clase media, es realmente una clase media homogénea. ¿Existe diferencia
entre los que priorizan la educación al esparcimiento, alimentación u otras actividades ?.
Ciertamente, entre nosotros podemos encontrar familias que anteponen la educación de
sus hijos a gastar en otras cuestiones. Prefieren enviar a sus hijos a un “buen colegio”
privado y no gastar por ejemplo, en vacaciones, en el club, restringiendo los costos de
comida, vestimenta, etc.. ¿Pertenecen estas familias a la misma clase media que, en
cierta forma, rechaza la educación porque igual “no sirve para nada” ?...
147
En síntesis y como señala Stavenhagen, mientras los estratos son categorías
descriptivas, estáticas, las clases sociales son categorías analíticas y, sobre todo,
categorías históricas que se forman, se desarrollan y se modifican con el tiempo, a
medida que la sociedad va evolucionando.
Bibliografía
Capítulo 11
1. Introducción
243
Citado en Bourdieu, P.: Op. cit..
244
Gutierrez, Alicia: Pierre Bourdieu: las prácticas sociales, Buenos Aires, Ceal, 1994.
245
Cfr. Guber (1991)
153
246
estructural-funcionalistas. A renglón seguido se los define como “... una
pluralidad de actores individuales que interactúan los unos con los otros en una
situación que presenta por lo menos un aspecto físico, o ambiental y en la cual los
actores mismos están motivados en términos de una tendencia hacia la optimización de
gratificaciones y cuya relación con respecto a la situación en que se encuentran
(incluyendo sus recíprocas relaciones), se define en términos de un sistema de símbolos
estructurados culturalmente y compartidos”. 247
Así concebidas, las sociedades resultan ser entelequias abstractas, virtuales,
homogéneas, armónicas e integradas; que gozan de buena salud y de una cultura y
lógica común. Sin embargo, la realidad nos muestra que la cosa es mucho más
compleja. Precisamente, uno de los propósitos que persigue Bourdieu es terminar con
esta noción “hueca” de sociedad, introduciendo la noción de Campo social.
No existe “una” sociedad o estructura social argentina sino “varias”. O con otras
palabras, existen “espacios sociales o campos de juego” (que incluso exceden los
propios límites “societales o nacionales”) que son relativamente autónomos, se rigen por
su propia lógica o “reglas de juego”; que no podrían reducirse a una lógica societal
única, ya sea del capitalismo, de la modernidad o de la posmodernidad.
Un Campo “... está integrado por un conjunto de relaciones históricas objetivas
entre posiciones ancladas en ciertas formas de poder (o de capital)...”.248 “... cada
campo prescribe sus valores particulares y posee sus propios principios regulatorios.
Estos principios definen los límites de un espacio socialmente estructurado donde los
agentes luchan en función de la posición que ocupan en dicho espacio, ya sea para
modificarlo, ya sea para conservar sus fronteras y configuración”. 249
De esto último se desprende que todo campo posee las siguientes características:
1. Es un sistema estructurado de fuerzas objetivas dotado de una “gravedad” capaz de
imponerse a todos los objetos y sujetos que penetran en ella y de “refractar” las fuerzas
o influencias externas. Son “espacios de juego” históricamente constituídos con sus
instituciones específicas y sus propias reglas de funcionamiento más allá de que existan
leyes generales, invariables, válidas para cualquier tipo de campo (económico, político,
religioso, etc.).
2. En su aprehensión sincrónica, los campos se presentan como sistemas de posiciones
y de relaciones entre posiciones, a las cuales están ligadas cierto número de propiedades
que pueden ser analizadas con independencia de quienes las ocupan.
3. Simultáneamente, es un espacio de conflictos y competición, en el que los agentes
rivalizan por establecer un monopolio sobre el tipo específico de capital y/o de poder.
A medida que se modifica la distribución y el peso relativo de las formas de capital se
modifica la estructura interna del campo.
4. Cualquier campo representa una gama de probabilidades, de recompensas,
ganancias o sanciones, que siempre implica cierto grado de incertidumbre, de
dinamismo histórico que escapa al rígido determinismo del estructuralismo clásico.
5. Un campo se define, identificando el capital que está en juego que a su vez engendra
el interés que le es propio y que es la condición de su funcionamiento (no reducible a
los compromisos o intereses de otros campos). Los campos pueden ser considerados
como mercados de capitales específicos.
246
Cfr.Germani, Gino: Política y sociedad en una época de transición, Buenos Aires, Paidós, 1977.
Véase también el capítulo de Liliana Ráminger.
247
Parsons, Talcott: El sistema social, Madrid, Alianza, 1975.
248
Bourdieu, P. y Wacquant, L.: Respuestas. Por una antropología reflexiva, México, Grijalbo, 1995.
249
Ibídem.
154
6. Pero para que un campo funcione como tal, es necesario además que existan
“jugadores” que estén dispuestos a jugar o interesados por competir y se hallen dotados
de los “habitus” que implican el conocimiento y el reconocimiento de las reglas de
juego y de lo que está en juego.
7. Los agentes o jugadores comprometidos tienen en común intereses fundamentales,
cierta complicidad básica. No obstante, luchan para conservar o transformar la
estructura del juego o para redefinirlo o para establecer los triunfos necesarios para
dominar ese juego; otorgándole un dinamismo histórico que va modificando los límites
de cada campo, sus relaciones con los demás campos y su autonomía relativa.
En el punto 6, se habló de la necesidad de la existencia de jugadores dotados de un
“hábitus”. Para Bourdieu, es el “mecanismo estructurante” de la acción. Es un
conjunto de relaciones históricas internalizadas bajo la forma de esquemas mentales y
corporales que condicionan las percepciones, apreciaciones y acciones. El Hábitus
opera desde adentro de los agentes, aunque no sea, ni estrictamente individual ni por sí
sólo determinante de las conductas. Es el principio generador de las estrategias que
permiten a los actores enfrentar situaciones muy diversas. Son las estructuras externas
internalizadas. Lo social hecho “cuerpo”. Es un “colectivo individualizado” o un
“individuo biológico colectivizado” por la socialización. “Es una matriz generativa
históricamente constitutiva, con arraigo institucional y por tanto, socialmente
diferenciada” 250 De alguna manera, el hábitus se relaciona con los paradigmas
primitivo y técnico que desarrolla Lores Arnaiz. 251 El hábitus es un operador de la
racionalidad, pero de una racionalidad de sentido práctico, inmanente a un sistema
histórico de relaciones sociales, y por ende, trascendente al individuo y que lo convierte
en un producto social. Pasado, presente y futuro se interpretan en el hábitus, que puede
comprenderse como un “acto en potencia”, alojado en lo más profundo del cuerpo y en
espera de ser reactivado.
De esta manera, Bourdieu rescata al individuo pero en tanto agente socializado, es
decir, trata de aprehenderlo a través de aquellos elementos objetivos que son producto
de lo social pero al mismo tiempo respetando el margen lógico de libertad que le
corresponde y que hace también a la especificidad del ser humano.
Con otras palabras, a la hora de analizar la acción “individual” del actor habría que
considerar tres niveles:
La posición objetiva que ocupa (referida al campo en el que participa) con sus
respectivos intereses (tal como enseguida se tratará).
La disposición (hábitus) para actuar de determinada manera, que también es un
producto histórico-social.
La toma de posición (comportamiento individual final).
En síntesis, - y parafraseando a Bourdieu -, se podría decir que los puntos de vista de
los actores constituyen vistas tomadas desde algún punto que ha sido internalizado
socialmente de una determinada manera. Dicho de otra manera, existiría un doble
condicionamiento de la conducta del individuo o de su margen de libertad, tal como lo
demuestra el esquema siguiente:
250
Gutierrez, A.: Op. cit.
251
Lores Arnaiz, María del Rosario: Hacia una epistemología de las ciencias humanas, Buenos Aires,
Belgrano, 1986.
155
necesariedad libertad
252
Al respecto, ver en este libro el capítulo de Gabriela Lariño y su análisis sobre la pobreza y las
estrategias de supervivencia de los distintos tipos de pobres
157
tengan diferentes orígenes (legítimo y no legítimo, por ej.) le aportarán a sus
portadores distintos volúmenes de capital simbólico.
Como se señaló con anterioridad, directamente relacionado con los conceptos de
campo y de capital encontramos el concepto de interés. De hecho, para que un campo
funcione tiene que haber interés por parte de los jugadores. Para que un bien se
convierta en capital debe despertar el interés de los agentes. De acuerdo con
Wacquant253 el uso que realiza Bourdieu del concepto interés - también llamado illusio
y libido -, responde a dos objetivos:
1. Reconocer - en concordancia con lo visto para los tipos de capital -, las diversas
formas de ganancias no materiales que motivan a aquellos agentes presuntamente
“desinteresados”.
2. Sugerir la idea de que los individuos son motivados, es decir, atraídos de un estado
de indiferencia por los estímulos provenientes de diferentes campos.
Por lo tanto, la noción de interés se opone no solamente a la de desinterés o
gratuidad, sino también a la de indiferencia. Pero al mismo tiempo, no se trata de una
noción abstracta o universal válida para todo el género humano. Lejos de ser un
invariante antropológico es un arbitrario histórico, y por ello, una construcción histórica
que sólo puede ser conocida por el análisis empírico de sus condiciones de producción.
Todo campo, en tanto que producto histórico, engendra y activa una forma específica de
interés, “una illusio específica”, que es la condición de su funcionamiento. Hay tantos
intereses como campos y quienes participan de los mismos no pueden decir que lo
hacen de manera “desinteresada”.
Por otra parte, pueden distinguirse dos tipos de intereses:
a. Genéricos: intereses fundamentales ligados a la existencia misma del campo y que
son compartidos por todos los agentes comprometidos en dicho campo. Es decir, un
acuerdo acerca de lo que merece ser objeto de competición, las apuestas, etc.
b. Específicos: ligados a cada una de las posiciones relativas de ese campo. A su vez, se
dividen en objetivos y subjetivos. Los objetivos, no necesariamente son concientes, y se
definen no en relación a la subjetividad de los actores, sino en relación a la posición
social ocupada. Son imputados por el investigador a los agentes en función de los
elementos sociales objetivos. Mientras que los subjetivos son concientes o
intencionales, son los que declara tener el actor, son los móviles de sus prácticas aunque
no los explicite, y que por estar ligados a su subjetividad, no son susceptibles de un
estricto y riguroso control metodológico como ocurre con los objetivos. Ambos tipos
de intereses se relacionan aunque no necesariamente tiene que existir correspondencia
entre ellos.
Hipotéticamente se presume que cada actor tiene el interés por reproducir o mejorar
su posición, conservando o aumentando el capital específico que está en juego en el
campo social que es objeto de análisis.
253
En Bourdieu (l995: 28)
158
cultural, simbólico y social del que puede disponer un agente o grupo de agentes
determinado.
Otro es la Estructura del Capital: conformada por las diferentes maneras de
distribución del capital global entre los distintos tipos de capital. Es la composición
patrimonial que se constituye según el peso relativo de cada uno de los capitales que la
forman.
Ambos conceptos representan las dimensiones fundamentales en las que se
distribuyen los agentes en el Espacio social global y también son los factores que tienen
el peso funcional más fuerte en la construcción de las clases sociales, dado que
condicionan la influencia que otros factores – lugar de residencia, edad, género, etc. -,
tienen sobre las prácticas sociales.
Las distintas especies de capital – y sus subespecies -, son poderes que definen las
probabilidades de obtener un beneficio en un campo determinado. Ahora bien, qué tipo
de capital es el más importante? En principio, el que está en juego en cada campo en el
momento en que se efectúa el análisis. Sin embargo, a nivel global – considerando el
espacio social en su conjunto, en el que coexisten los diferentes campos sociales y entra
a jugar la autonomía relativa de cada uno de ellos -, el capital económico constituye la
especie dominante y por ello, el campo económico tiende a imponer su estructura sobre
los otros campos.
Existen tres criterios o principios de distribución del capital que definen posiciones
específicas en cada campo:
1. Posesión o no: del capital que está en juego en cada campo o de poseer el poder de
administrar un capital.
2. Posesión mayor o menor: volumen de capital acumulado (propio o administrado).
3. Carácter legítimo o no legítimo de la posesión: se relaciona con el reconocimiento
social (capital simbólico).
Estos criterios determinan también las relaciones que se establecen entre las
posiciones, que son básicamente relaciones de poder, relaciones de dominación –
dependencia, que se establecen entre los actores que compiten por el capital que se
disputa en cada campo.
El primer criterio de diferenciación permite establecer una primera relación entre
posiciones dominantes (aquellas ocupadas por quienes poseen capital acumulado) y
posiciones dominadas (ocupadas por quienes no poseen ese capital). Pero a su vez,
también se establecen relaciones de dominación-dependencia -en la medida en que
pueden diferenciarse posiciones diversas -, entre aquellos que poseen el capital, según el
grado mayor o menor de su posesión y según el grado de legitimidad social. Algo
similar podría agregarse para las posiciones dominadas.
Cabe señalar, que estas relaciones de poder se establecen - en un primer momento -,
entre posiciones sociales y no entre individuos, por lo cual las propiedades ligadas a
cada una de ellas, pueden ser analizadas (cartografiadas) independientemente de quienes
las ocupan. Por eso, en su momento se distinguió entre los intereses específicos
objetivos que corresponden a cada posición y los intereses específicos subjetivos de los
agentes que ocupan esas posiciones.
Sólo a partir del espacio social y los distintos campos que en él se encuentran es
posible definir la clase. Ese espacio (de múltiples dimensiones) se construye sobre la
base de los principios de diferenciación o de distribución. Estos principios son las
propiedades obrantes en un universo social concreto. Las propiedades confieren a su
detentador una determinada fuerza, poder dentro de tal universo. Están representadas
sobre el espacio por unas posiciones relativas, no siendo posible ocupar varias
159
posiciones al mismo tiempo. De esta manera y nuevamente, Bourdieu rompe con
las teorías “esencialistas o sustancialistas”, proponiendo un enfoque relacional.
Los agentes se distribuyen en este espacio según el volumen de capital que se posee
y según sea su composición. Ahora, la forma del espacio social no es la misma a lo
largo de toda la historia ni de todas las sociedades sino que dependerá de qué ocurra
dentro de cada campo y de la distribución de los mismos en el espacio. Esta forma
suele estar jurídicamente garantizada y socialmente reconocida entre los agentes
definidos por su posición relacional.
El conocimiento de la posición ocupada en el espacio social nos da la información
sobre las propiedades intrínsecas (condiciones materiales de existencia y de prácticas
sociales) y las relacionales (lugar ocupado con relación a los otros) de los agentes. A
partir de la situación en el espacio social, el sociólogo puede construir las clases sobre
papel, las cuales son algo completamente distinto de las clases movilizadas para un
determinado tipo de acción social, y en concreto para defender los intereses de grupo.
Les classes sur le papier son las “clases probables”, construídas por el
investigador social a partir de determinados indicadores. Todas esas clases tienen
exclusivamente una existencia teórica, es decir, son producto de una clasificación
explicativa. Y les classes mobilisées son efectivamente grupos movilizados, dotados de
portavoces y de instituciones específicas (sindicatos, partidos, etc.) y reconociéndose
como tales. Y esta movilización puede responder a múltiples factores que no
necesariamente se tienen que corresponder con las condiciones objetivas de existencia.
Esta distinción entre clase sobre papel y clases movilizadas implica una ruptura con
el realismo inteligible (que defiende la existencia de unas clases objetivas estructuradas
en base a las condiciones, y si no actúa de acuerdo con tales condiciones es debido a una
“falsa conciencia”), al igual que con el relativismo nominalista, para el que las clases no
existen, se reducen a puros artefactos teóricos.
También significa una ruptura con la clásica diferenciación marxista entre clase en
sí y clase para sí, que incluso puede llegar hasta ser peligrosa en la medida en que
conduce inevitablemente a la idea de que la adecuación entre la clase en sí y la clase
para sí es cuestión de maduración y de “toma de conciencia”, basándose en un intenso
trabajo de “concientización” de los trabajadores. Esta tarea de explicación pone de
relieve la necesidad de una organización militante que se cree a sí misma como la
fracción más avanzada, la más ilustrada de la clase en sí y la verdaderamente
representativa de esa clase (y que por lo general, histórica y paradójicamente se ha
nutrido de individuos provenientes de otras clases). Esta concepción intelectualista y
voluntarista de la clase corre el riesgo de alimentar una doble fetichización:
fetichización de la clase y de la organización militante.
Fetichización de la clase porque se da por válida la existencia objetiva de tal clase,
como una realidad discernible en las relaciones de producción, cuando la pertenencia a
una clase no se puede reducir al único criterio económico, aunque sea muy importante.
Es decir, se cree en la existencia de una clase que solamente existe – como tal -, “en el
papel”. Y fetichización de la organización militante porque la presenta como una
necesidad absoluta. Necesidad que se traslada a sus decisiones, a sus partidarios, a su
pedagogía y a toda su maquinaria. De ver a la organización como un medio eficaz a
verla como un fin en sí misma no hay nada más que un sólo paso (con la consecuente
burocratización y autoritarismo). 254 Si cambiar el mundo tiene un sentido, entonces
entre otros cambios, hay que combatir el principio mismo de producción del
consentimiento de la dominación que asegura la hegemonía de los poderosos.
254
Al respecto, véase de este autor el capítulo sobre la dialéctica de los grupos.
160
Lo que hace el sociólogo es estudiar la clase probable, en base a las posiciones
situadas en el espacio social, e indicar la probabilidad que existe de que dos personas se
asocien, la cual está en relación directa con la posición ocupada en dicho espacio. Ello
no quiere decir que no lo hagan personas situadas en posiciones distintas, pero la
estabilidad de las relaciones es inversa a su distancia en el espacio. Bourdieu afirma
que cuanto más cerca estén las personas en el espacio social, mayores serán las chances
de que lleven a cabo una acción conjunta y formen grupos sociales (flias., clubes,
asociaciones e incluso movimientos sociales) 255, y que la probabilidad de movilización
en fuerzas organizadas, dotadas de un aparato y un discurso, etc. (aquello por lo que se
habla de una clase), será inversamente proporcional a su separación en ese espacio. 256
Lo que está afirmando Bourdieu en el fondo es la necesidad de integrar el “enfoque
objetivista” con la “representación que los agentes se hacen del mundo social”, pues la
acción de los mismos está condicionada por la percepción que tienen de ese mundo, y
tal percepción si bien se halla determinada por las estructuras objetivas no deja de ser
subjetiva, admitiendo cierta ranura por la cual se filtran concepciones que se sintetizan
en frase como por ejemplo: “esto es” o “esto no es” para nosotros.
En consonancia con lo anterior, y retomando el análisis diacrónico, introduce el
concepto de trayectoria de clase (que no es sinónimo de movilidad social). Según
señala, la posición de un individuo o de un grupo social en la estructura social no puede
ser definida completamente (en contraposición a las posturas funcionalistas) desde un
punto de vista estrictamente estático, es decir, como posición relativa en una jerarquía
de superior, inferior o media, en una estructura dada y en un momento dado de un
tiempo. 257 Este tipo de análisis deja afuera el aspecto de las trayectorias sociales de
esos individuos o grupos en un determinado espacio social: “... deja escapar todo lo que
concretamente define la experiencia de la posición social como etapa de una ascensión o
de un descenso, como promoción o regresión”. 258
Esto significa que los miembros de una misma clase pueden tener disposiciones
radicalmente distintas respecto a su futuro como clase, según pertenezcan a una fracción
globalmente en ascenso o en declive. 259 Es distinto pertenecer a un grupo porque su
familia ya pertenecía a ese grupo, de ser un advenedizo en ese grupo o de ser un
desclasado. 260 A pesar de existir la posibilidad individual de una llegada rápida, el
desplazamiento de los individuos no se realiza al azar, sino que sigue una trayectoria
según su procedencia.
En definitiva, no se puede hablar de homogeneidad interna de una clase sino que
habrá que distinguir entre fracciones de clase, que pueden obedecer a diferentes
especies específicas de capital o de trayectorias y/o antiguedades distintas. De la misma
manera, tampoco es posible establecer límites precisos entre las clases; si no que el
sociólogo, en función de los intereses de estudio, marca unos determinados límites y
aún dentro de los mismos realiza las segmentaciones y/o perfiles pertinentes. Pensar lo
contrario, sería caer en un pensamiento sustancialista o esencialista que nada tiene que
ver con la realidad.
255
Véase en este libro el capítulo sobre los movimientos sociales de Silvia Schwartz.
256
Véase Alvarez Sousa, Antonio: El constructivismo estructuralista: la teoría de las clases sociales de
Pierre Bourdieu, Madrid, Reis/75, 1996.
257
Véase el tratamiento que al respecto hace Castón Boyer, Pedro: La sociología de Pierre Bourdieu,
Madrid, Reis/76, 1996.
258
Bourdieu cit. en Castón Boyer, P.: Op. cit.
259
Nuevamente véase el capítulo de Gabriela Lariño y su análisis sobre “los nuevos pobres”.
260
Véase también el lúcido e irónico tratamiento que sobre el “medio pelo” hiciera Jauretche en
Jauretche, Arturo: El medio pelo en la sociedad argentina, Buenos Aires, Peña Lillo, 1967.
161
Una tipología dentro de la que se podría ubicar el pensamiento de Bourdieu es
la que realiza Wrigth, 261 quien sistematiza los estudios actuales de las clases,
diferenciando tres grupos de teorías: las que se centran en los intereses materiales, las
que se centran en las experiencias vividas y las que se centran en las capacidades
colectivas. De las que se centran en las experiencias vividas considera que el principal
representante es Bourdieu.
Y efectivamente, para Bourdieu, es necesario tener en cuenta toda una serie de
variables para analizar la clase social que – como se acaba de ver en el nivel
metodológico -, tienen que ser variables tanto objetivas (bienes o capitales) como
subjetivas (conciencia) como prácticas (movilización); pero al mismo tiempo hay que
incorporar en el estudio el aspecto diacrónico (trayectoria). 262 No obstante lo anterior,
Bourdieu le da más peso a la categoría ocupacional, que se convierte en el indicador de
clase por excelencia, pero siempre combinado con otros indicadores, cuyo peso varía
según el objetivo del estudio. 263
Tal como se acaba de expresar, las clases son el resumen del lugar que se ocupa en
el espacio social, ubicación que equivale a las condiciones sociales de existencia del
individuo, y que están condicionando el hábitus que es la mediación que existe entre la
sociedad y las prácticas del actor.
No se puede entender la práctica social sin entender al mismo tiempo la estructura
que la posibilita, y las peculiaridades del agente que la realiza. Este actor obra debido a
un hábitus, que es fruto de unas condiciones de existencia que objetivamente son
propias de una determinada clase. El hábitus es una estructura mental que al mismo
tiempo condiciona las prácticas así como los gustos de los actores que perciben o
aprecian las prácticas tanto de su propia clase como de las otras clases, de donde
resultan estilos de vida diferenciados en base a las prácticas como signo distintivo.
Estos hábitus reflejan divisiones objetivas tanto de clases sociales como de grupos de
edad, de género, de religiones, nacionalidades, etc. El hábitus varía en función de la
posición que la persona ocupa en el mundo social, que viene dada por tales propiedades.
Al mismo tiempo, los que tienen posiciones similares suelen tener hábitus similares.
El hábitus es lo que permite a los agentes dar sentido al mundo social. Ahora bien,
no se imponen al actor desde una estructura cerrada y uniforme, sino que existe una
multiplicidad de hábitus, lo que significa que el mundo social y sus estructuras no se
imponen de una forma predeterminada sino que hay un margen de libertad. El hábitus
es el eje de la dialéctica cruzada o de las coordenadas entre comportamientos de clase
objetiva/subjetiva, es la bisagra entre el individuo y la sociedad. 264
En síntesis, las condiciones de existencia determinan un hábitus, que a su vez
induce a unos esquemas mentales y unos gustos y éstos condicionan unas prácticas que
equivalen a unos estilos de vida. Los estilos de vida ayudan a configurar la clase, al
mismo tiempo que son condicionados por la clase. De esta manera, se produce una
261
Wright, E. O.: “Reflexionando una vez más, sobre el concepto de estructura de clases” en Carabañas,
J. y De Francisco, A.: Teorías contemporáneas de las clases sociales, Madrid, P. Iglesias, 1993.
262
Cf. Alvarez Sousa, A.: Op. cit.
263
Al respecto véase Pérez Lalanne, Roberto: Investigación social, Buenos Aires, UNLZ, 2000.
264
Recuérdese el esquema anterior.
162
relación dialéctica y querer escapar de este doble juego es no querer entender el
funcionamiento de la sociedad.
Además de las condiciones de existencia, un elemento fundamental para entender
el estilo de vida es el gusto, pues éste unifica los estilos de vida de las clases y más en
concreto, de las fracciones de clase. Al mismo tiempo que los agrupa, los diferencia de
otras clases y fracciones de clase. Estas distinciones según los gustos varían también
de una clase a otra: son de naturaleza más estética-ética en la clase dominante, apelan a
la voluntad cultural en las medias y se remiten a los bienes necesarios en las populares.
Tal vez, lo que subyace en este último planteo es una referencia a un cierto orden
jerárquico de las necesidades al igual que en su momento lo hiciera Maslow, 265 pero la
diferencia con Bourdieu es evidente: mientras que para éste las necesidades están
construídas socialmente sobre una arbitrariedad, aunque algunos pretendan que es
debido a la naturaleza para legitimar el ejercicio de la dominación de los que se pueden
dedicar a las necesidades más altas sobre los que se tienen que preocupar por las más
bajas; en cambio Maslow considera precisamente que tales necesidades obedecen a un
esquema natural, que se presenta en todas las culturas, aunque su forma de satisfacción
sea distinta.
No resulta frecuente que desde el campo de la Sociología – en especial de la
sociología académica -, se centre la preocupación en los estilos de vida, el
comportamiento del consumidor, satisfacción de necesidades, etc. temáticas que por lo
general, son abordadas por los estudios de mercado, marketing, y/o publicitarios. Sin
embargo, como se señaló anteriormente, Bourdieu ha realizado profundas
investigaciones –tanto cuantitativas como cualitativas-, acerca de estas problemáticas.266
Básicamente, su tesis afirma lo siguiente: existe una clase dominante (y lo mismo
podría afirmarse para la dominada), la cual constituye un espacio relativamente
autónomo cuya estructura se define por la distribución entre sus miembros de las
diferentes especies de capital que a su vez, originan distintas fracciones que se
corresponden con el predominio del capital económico, cultural y social. Estas
fracciones poseen diferentes estructuras patrimoniales y trayectorias sociales, lo que
conlleva distintos hábitus y, por lo tanto, diferentes sistemas de elecciones y gustos que
se reflejan en distintas prácticas y sus consecuentes estilos de vida.
Desde esta óptica, analiza por ejemplo el consumo de alimentos y sus
consecuencias en la conformación del cuerpo. Se trata de una necesidad que en
principio, siguiendo la terminología de Maslow, se la considera básica y que por tanto,
cabría esperar una cierta similitud entre las personas. Sin embargo, la práctica real es
bien distinta; esta necesidad cobra diferente significado y forma según la clase social de
pertenencia, al estar asociado con distintas disposiciones hacia los alimentos según sea
“... el gusto creado para crear los alimentos, que, creando el cuerpo, crea la distinción de
los cuerpos” 267
Pero también el gusto por los alimentos depende de la idea que cada uno se hace del
cuerpo y de los efectos de la alimentación sobre el mismo, es decir, sobre su fuerza, su
salud y su belleza, y de las categorías que emplea para evaluar estos efectos, pudiendo
ser escogidos algunos de ellos por una clase o fracción e ignorados por otras, o
estableciéndose distintas jerarquías entre dichos efectos: así miembros de las clases
populares, más atentos a la fuerza del cuerpo (masculino y hasta femenino) que a su
forma, tienden a buscar productos más baratos y nutritivos mientras que profesionales
265
Cfr. Maslow, A.: Motivación y personalidad. Barcelona. Sagitario. 1963.
266
Véase Bourdieu, Pierre: La distinción. Criterios y bases sociales del gusto, Madrid, Taurus, 1991.
267
Alvarez Sousa, A.: Op. cit.
163
liberales (también de ambos géneros) preferirán productos sabrosos, buenos para la
salud, ligeros y que no engorden. Esto es, “... cultura convertida en natura, incorporada,
clase hecha cuerpo, el gusto contribuye a hacer el cuerpo de la clase: principio de
enclasamiento incorporado que encabeza todas las formas de incorporación, elige y
modifica todo lo que el cuerpo ingiere, digiere, asimila, fisiológica y psicológicamente.
De ello se deduce que el cuerpo es la más irrecusable objetivación del gusto de clase,
que se manifiesta de diversas maneras...”. 268
Pero esta representación “casi” conciente del cuerpo no es lo único que influye en
el consumo de alimentos, sino que existe un elemento mucho más profundo: el esquema
corporal, “... y en particular la manera de mantener el cuerpo en el acto de comer...”. 269
A modo de ilustración, se refiere al pescado y los hombres de las clases populares: no
sólo existen dificultades para comerlo porque sea una alimentación ligera sino debido a
la forma de presentar el cuerpo a la hora de comerlo; se trata de algo que hay que
comer de una manera delicada, con preparación minuciosa antes de llevarlo a la boca,
con precaución al masticarlo (en trocitos) por si le encuentran espinas, etc. Todo ello
hace que no sea un alimento propio de un hombre que tiene sus manos encalladas, come
con toda la boca, todos los dientes y a grandes bocados.
A las formas de considerar el cuerpo y de mantener el esquema corporal, que es
todo un lenguaje social, hay que añadir las correcciones mediante la cosmética,
vestidos, cirugías, etc., signos distintivos del sistema de posiciones sociales. Así el
cuerpo es portador y productor de signos, que se ve modificado socialmente en la
tonalidad de la piel, la espesura de los labios, etc. que van configurando una figura
adaptada a los que tienen el poder de decir la figura que se debe adoptar. La biología
considerada natural se convierte de esta manera en un producto socialmente constituido
por y a la medida de los que tienen el poder creador de imágenes. Así se dibujan unos
cuerpos a la medida de la clase o fracción. El cuerpo reproduce en su espacio el
espacio social. Incluso las taxonomías aplicadas al cuerpo percibido cambian en el
espacio y tiempo: no es igual la valoración que se le da a la gordura o delgadez
femenina en la edad media, en la modernidad o posmodernidad, en una época histórica
de hambruna o de no- hambruna, en una clase que en otra.
Frente a los clásicos análisis realizados sobre la movilidad social, desde 1927 en
adelante 270 – especialmente aquellos efectuados desde la perspectiva funcionalista 271 -,
con un perfil cuantitativo y basados fundamentalmente en encuestas individuales o
datos secundarios, Bourdieu se inclina por su modelo de “las trayectorias de clase”, de
naturaleza cualitativa y que tiene que ver con la historia de vida de los agentes.
Como se señaló anteriormente, a los efectos de estudiar los estilos de vida no basta
con analizar la situación en el momento presente, es decir, realizar un análisis
sincrónico sino que también es necesario realizar un análisis diacrónico. En este
contexto, habla de las trayectorias de clase, considerando que “... los individuos no se
desplazan al azar en el espacio social, por una parte porque las fuerzas que confieren su
268
Bourdieu, P.: Op. cit.
269
Ibídem.
270
Cf. Sorokin, Pitirim: Estratificación y movilidad social, México, Instituto de Investigaciones Sociales
de la Universidad Nacional, 1961.
271
Véase el capítulo de Liliana Ráminger.
164
estructura a ese espacio se imponen a ellos (mediante, por ejemplo, los mecanismos
objetivos de eliminación y de orientación), y por otra porque ellos oponen a las fuerzas
del campo su propia inercia, es decir, sus propiedades, que pueden existir en estado
incorporado, bajo la forma de disposiciones, o en estado objetivo, en los bienes,
titulaciones, etc. A un volumen determinado de capital heredado corresponde un haz de
trayectorias más o menos equiprobables que conducen a unas posiciones más o menos
equivalentes – es el campo de los posibles objetivamente ofrecido a un agente
determinado -. 272
De todos modos, pueden producirse cambios: un paso de una trayectoria a otra,
debidos a acontecimientos colectivos (guerra, crisis, etc.) o individuales (amistades,
protecciones, etc.). Pero estos cambios tampoco son fruto de un puro azar, sino que
dependen de la posición social previa; así la suerte con el capital sólo puede correrla
quien ya tiene un capital.
Se puede hablar de una trayectoria modal en la clase de origen que hace que los
individuos se ajusten de antemano a un destino. Incluso se puede hablar de
envejecimiento social, que en el fondo no es otra cosa que el ajuste de los sueños, de las
inquietudes a las posibilidades sociales de cada uno, la necesidad de admitir las
condiciones sociales objetivas, a devenir lo que son, a contentarse con lo que tienen,
aunque sea esforzándose en engañarse ellos mismos sobre lo que son y sobre lo que
tienen, con la complicidad colectiva, para fabricar su propio duelo.
Importa aclarar que no sólo se debe observar la trayectoria individual, sino también
la trayectoria colectiva que se refiere al conjunto de una clase o a una fracción de clase
que ocupan una posición idéntica. Incluso puede darse el caso de que algunos
miembros de una clase pueden estar embarcados en una trayectoria individual de
sentido opuesto a la de la fracción en su conjunto, no estando, por tanto, sus prácticas
marcadas por el destino colectivo de su clase de procedencia.
Para finalizar y a modo de síntesis, digamos que no se puede explicar la acción de
una persona desconectada del resto de sus acciones como de las otras personas de su
clase social que, a su vez, no se comprenden sin tener en cuenta su situación en el
espacio social en relación con las otras clases y, al mismo tiempo sin tener en cuenta la
capacidad de reflexión del sujeto en cuanto ser pensante y con capacidad de innovación
en cada caso concreto de actuación y en la dirección general de su estrategia ante el
mundo.
272
Bourdieu, P.: Op. cit.
165
Bibliografía
CUARTA PARTE
PODER, ESTADO
Y
PROCESOS SOCIALES
167
Capítulo 12
Cuando Weber define el concepto de Estructura Social señala que es una unidad de
poder divisible –sólo a los fines del análisis científico- en tres ámbitos: la dimensión
económica, la dimensión social y la dimensión política. La Estructura Social queda
diseñada de acuerdo a las relaciones de poder establecidas por la interacción constante
de los sujetos o actores sociales en cualquiera de sus dimensiones.
Todas las relaciones sociales entrañan una red de poder que las orientan y
determinan. El poder es el factor que se encuentra presente inevitablemente en las
168
relaciones humanas y, según sean los motivos que cada individuo o grupo persiga,
éstos determinarán una estructura acorde a dichas voluntades.
Weber interpreta a la realidad social como una estructura que se va determinando de
acuerdo al protagonismo de los individuos y las relaciones de poder que ellos mismos
generan. El poder se encuentra distribuido en forma desigual y asimétrica y, al mismo
tiempo, al haber diferentes motivos entre los hombres para dominar u obedecer será,
pues, lógico encontrar una infinidad de posibilidades diversas de Estructuras.
Siendo ello así, el objeto de estudio de la sociología -para Weber- ha de ser
comprender e interpretar la acción social a través de los sentidos que los individuos
imprimen en su actuar; los motivos, intereses o valores que orientan la conducta de los
hombres cuando se relacionan entre sí, una vez determinados se podrá comprender el
tipo de Estructura Social establecida.
Comprensión quiere decir en todos estos casos comprensión interpretativa. La
interpretación siempre busca la evidencia. Pero ninguna interpretación de sentido, por
evidente que resulte, puede aspirar, por su esencia, a ser interpretación causal válida. Es
sólo una hipótesis causal de evidencia puntual.
La sociedad no es una coraza pre-moldeada que se nos impone sino, dice Weber,
será fruto de las conductas de los individuos que en ella participan. No es en lo
“objetivo” sino en lo “subjetivo” donde está la clave para comprender y analizar a una
sociedad.
Weber habla de dos tipos de éticas plasmadas en los individuos: una, la de querer
alcanzar los fines en forma absoluta, lo querido o deseado más allá de las consecuencias
que ello puede acarrearle o a los demás; otra, la ética de la responsabilidad, aquella que
le permite al sujeto ver las consecuencias posibles. Esta última actúa como un freno,
como una instancia de reflexión y balance de los pro y contra de una determinada
acción. Ambas éticas no son irreconciliables, están presentes en todos los sujetos y
actúan, según las características de su personalidad o las circunstancias del entorno,
prevaleciendo la una sobre la otra. En los individuos se encuentra el fenómeno, llamado
por Weber, de dualismo moral, y es dentro de este dilema donde surgen las causas de su
acción.
Las relaciones sociales le permiten a Weber diseñar Tipos Ideales: modelos
construidos desde la racionalidad pura. No se trata de una realidad concreta sino que son
instrumentos, por él elaborados, en los que se basa para efectuar luego el análisis
sociológico. Pero, ¿de qué manera es posible penetrar -en forma científica e imparcial-
en las mentes o los sentidos de los individuos?. Ello puede lograrse utilizando el
método o técnica de la empatía por la cual el científico se ubica en el papel del actor
social y procura comprender los elementos internos (sentimientos, pensamientos) que
se exteriorizaron en el hacer (acción) propiamente dicho.
Cada tipo de interés, motivación o sentido será traducido en un tipo de acción
social. La variedad de intereses o motivaciones no es tan amplia en los hechos y se los
puede reagrupar cuando los fines son similares o generan un mismo tipo de conducta
social.
Las categorías o tipos se construyen basándose en una serie de características muy
puntuales que no se repiten en otros modelos. Una vez determinadas, se tratará de
evaluar cuánto se asemeja la realidad a ellas, en cuanto se acercan o se alejan los
fenómenos reales a este modelo ideal producto de la razón.
La realidad será, pues, una amplia gama que se distribuirá entre los diferentes
modelos establecidos. Cabe aclarar que, éstos modelos no se construyen en forma
caprichosa y apartada de la realidad misma, por el contrario, emanan del pormenorizado
169
estudio histórico-comparativo de los fenómenos sociales que se pretenden analizar.
Sobre esta base, el científico social, encontrará las diferencias y similitudes que le
permita reagrupar y caracterizar a cada “tipo ideal” a los fines de alcanzar la
comprensión de la sociedad.
Al decir del propio Weber: “En lugar de enmascarar los juicios de valor bajo un
ropaje científico, las ciencias sociales deben hacer explícitas las opciones de valor que
están detrás de las controversias públicas de la sociedad moderna y permitir que la gente
tome decisiones adecuadas en función de sus propios valores, evitando así sugerirle de
una manera semiautoritaria soluciones cuasi-objetivas de los problemas sociales”273
El analista social tratará de que los individuos sean conscientes de los valores que
imprimen en sus conductas, así como mostrar cuáles son las consecuencias en que se
traducen: los posibles inconvenientes o conflictos que pueden generarse debido a la
distribución desigual del poder. De este modo, mostrándoseles los diferentes valores o
las motivaciones posibles, los individuos podrán optar por ellos racionalmente de
acuerdo a lo que consideren conveniente en cada ocasión. “La decisión entre valores
alternativos –explica Torre- queda en los individuos: la ciencia social (...) sólo puede
ayudarlos y nunca sustituirlos”.274
Más allá de las diferentes corrientes de pensamiento es bueno destacar que el Poder,
dicen Boudon y Bourricaud,: “remite a tres nociones conexas, que permiten precisarlo
un poco. No hay poder sin asignación de recursos, cualquiera sea la naturaleza de dichos
recursos. Hace falta, además, cierta capacidad para utilizarlos (...). La utilización de los
recursos supone un plan para su empleo y, previamente, una información mínima
referente a las condiciones y consecuencias de ese empleo. (...) equivale a reconocer el
carácter estratégico del poder y que éste se ejerce eventualmente no sólo contra la
inercia de las cosas, sino contra la resistencia de las voluntades adversas”.275
En términos de interacción social, el poder es una relación asimétrica entre por lo
menos dos actores sociales. Poder, para Weber, son todas aquellas relaciones sociales,
donde existe la posibilidad de imponer, por consenso o por la fuerza, la voluntad o
mandato de un individuo o grupo a otro individuo o grupo. El poder es central en la
constitución de una sociedad, del estado. El poder es el organizador. De las relaciones
sociales de poder surgen las estructuras de dominación que representa el esquema
básico de reglas que permiten la convivencia y el desarrollo social.
Para Weber, como dijimos, el poder es la posibilidad de influir en la conducta del o
de los otros, aún en contra de su o sus voluntades. Las relaciones de poder más estables
son las legítimas, es decir aquellas en donde aquel que obedece lo hace convencido de
que es la conducta que responde a su interés. Las relaciones de poder surgidas por
imposición son las ilegítimas, pues no tiene validez el mandato que no responde a la
voluntad de cumplimiento, quien obedece no autojustifica su acción al obedecer, no
siente que lo haga como si así lo hubiera hecho de todas formas.
No se trata de dos fuerzas en equilibrio, una tendrá más peso o más capacidad que
la otra para imponerse o convencer. Los recursos con los que cuenta el más poderoso no
se limitan al puro ejercicio de la fuerza física, es decir, el uso de la coerción física o
273
Mommsen, W. J., Ob. Cit. en Bibliografía.
274
Ciencia y Política. Ob. Cit. en Bibliografía, pág. 18
275
Diccionario Crítico de Sociología. Ob. Cit. en Bibliografía, pág. 497.
170
material. El recurso más preciado en una relación de dominación -porque la hace
duradera- es la capacidad de convencer, de crear los canales adecuados de legitimación
de esa relación. El poder legítimo es aquel que posee o alcanza la capacidad de lograr
que se acepten sus decisiones como bien fundadas y cuyos mandatos contienen la
adhesión o, por lo menos, el consentimiento de parte de aquellos hacia quienes se
destinan.
Como podemos apreciar, la temática del Poder está íntimamente ligada al concepto
de dominación, puesto que el poder real se da cuando hay una correspondencia: un actor
social que obedece. Por lo tanto, y con las mismas palabras del autor: “...Debe
entenderse por dominación (...) la posibilidad de encontrar obediencia dentro de un
grupo determinado para mandatos específicos o para toda clase de mandatos...”276
Esta relación de dominación o autoridad descansará sobre diferentes intereses o
motivos de sumisión, desde los estrictamente emocionales e inconscientes a los
puramente materiales y racionales. “Los órdenes estatuidos en una sociedad pueden
nacer: a) por pacto libre, b) por otorgamiento -imposición- y sometimiento.”277
Siempre, para que las relaciones de dominación sean legítimas debe de haber por lo
menos un mínimo de voluntad de obediencia en los individuos, un motivo personal o
grupal por responder a ese mandato. Es así como estamos ante una autoridad o
dominación “legítima”, emanada del consenso de los actores que participan de dichas
relaciones de poder. En el caso concreto de esta dominación, puede descansar en los
más diversos motivos de sumisión: desde la habituación inconsciente hasta lo que son
consideraciones puramente racionales. Un mínimo de voluntad de obediencia es
esencial en toda relación auténtica de autoridad.
No ocurre lo mismo cuando las relaciones de dominación se diseñan e imponen por
sobre la voluntad de los actores más débiles. Tal es el caso de las relaciones que Weber
denomina “ilegítimas”, cuya estructura se desarrolla sobre la base de la imposición de
un modo de proceder que no responde a lo deseado o valorado positivamente por
aquellos a los que se busca someter. El sujeto queda a merced de una relación de
dominación totalmente ajena a su voluntad, a sus valores o intereses particulares.
Si bien es cierto que Weber considera, como la mayoría de los sociólogos, que el
poder está distribuido asimétricamente (en forma desigual) entre los individuos que
interactúan socialmente, sostiene que siempre son los individuos -por más escasas que
fuesen sus cuotas de poder- los que determinan, en el actuar, los tipos de relaciones de
dominación que conforman la estructura en la que se mueven. Aquellas dominaciones
ilegítimas, que le quitan al individuo su esencia de libertad para ejercer su voluntad,
para Weber no merecen más que la simple mención. Las considera como relaciones de
dominación muy efímeras puesto que no se sostienen por la voluntad de las partes. No
se detiene en el análisis de sus estructuras puesto que perduran brevemente, pronto se
disuelven, nos diría, o quienes ostentan el poder trataran encontrar un tipo de
dominación legítima que las reemplace y les garantice la permanencia.
Una vez creados los lazos de dominación, se hace necesario que los mismos se
consoliden; que sea imperiosa la creación de instituciones u organizaciones que den
curso y reproduzcan los acuerdos establecidos en la relación. Sin acuerdo, las
instituciones creadas serán cáscaras que no tardarán en resquebrajarse, reagrupándose
las fuerzas del poder de tal manera que permita revertir la situación que es contraria a la
voluntad de la mayoría de los actores.
276
Weber, Max. Economía y Sociedad. Ob. Cit. en Bibliografía, pág. 170.
277
Weber,Max. Economía y Sociedad. Ob. Cit. en Bibliografía, pág. 40.
171
En una sociedad será el Estado el ente responsable de coordinar las voluntades
de los actores partícipes de la misma. El Estado coordinará y regulará, no sólo aquellas
relaciones propias de la dimensión política sino, también, las emanadas de las
dimensiones económica y social. El Estado representa a la estructura social en su
conjunto, las relaciones motivadas en el actuar económico, político o social.
“Por estado debe entenderse un instituto político de actividad continuada, cuando y
en la medida en que su cuadro administrativo mantenga con éxito la pretensión al
monopolio legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden”. 278 La
coacción física no es el único medio, ni el normal, los dirigentes utilizaran todos los
medios posibles para coordinar y controlar al orden establecido en forma voluntaria. La
coacción se mantiene amenazante, es el recurso en última instancia para imponer la
voluntad de la mayoría cuando ella se encuentra perturbada.
El Estado responde y encuadra en su representación a la totalidad de las relaciones o
interacciones de poder que se dan en el ámbito generado y limitado por los propios
actores intervinientes en dicho intercambio humano. Expresa la síntesis de las
voluntades globales vigentes, representa la estructura de poder y las posiciones de los
individuos de acuerdo a la cuota de poder alcanzado.
Sin embargo, cuando Weber habla de Estado sólo hace referencia al
desenvolvimiento, en una forma dada, de la acción social -sea ésta real o construida
como posible- de algunos individuos. Un estado es válido cuando se construye sobre
una relación de poder/dominación legítima. Esta relación le da su razón de ser, el
ordenamiento o aparato administrativo y de control nace en función del desarrollo y
consolidación de las relaciones mencionadas. Por lo tanto, no se debe confundir el
término legítimo con el término legal. La legitimidad hace referencia a la voluntad de
los actores de responder a un determinado tipo de dominación. La organización o el
mecanismo que la misma genera, para su efectiva puesta en acción, será –para un estado
moderno- legal o no si representa el verdadero sentir o interés de aquella voluntad que
le dio origen.
(Solo) “los que actúan socialmente pueden otorgar validez legítima a un orden dado:
a) en virtud de la tradición: validez de lo que existió siempre;
b) en razón de una creencia afectiva: validez de lo nuevo revelado o de lo ejemplar;
c) en virtud de una creencia racional con respecto a valores: validez de lo que se cree
absolutamente valioso;
d) en virtud de lo establecido positivamente, en cuya legalidad se cree.
Esta legalidad puede valer como legítima:
a) en razón de un acuerdo entre los interesados;
b) en razón de su sanción por una autoridad concebida como legítima y del
sometimiento correlativo”279
La tipología de las relaciones legítimas de dominación se basa en un criterio
organizacional: la tradicional, la racional, la afectiva. Cada una tiene un principio de
validez distinto y una estructura organizativa para funcionar –una forma de gobierno-
donde se consolidan los poderes de mandos. “La Legitimidad de una dominación hay
que concebirla como sólo una posibilidad, la de que se la trate como tal prácticamente y
como tal se la mantenga en una proporción importante. (...) Su pretensión de legitimidad
(...) reafirma su existencia y codetermina la naturaleza del medio de dominación.”280
278
Weber, Max. Economía y Sociedad. Ob. Cit. en Bibliografía, pág. 44
279
Weber, Max. Economía y Sociedad. Ob. Cit. en Bibliografía.
280
Weber, Max. Economía y Sociedad. Ob. Cit. en Bibliografía.
172
Cada Estructura Social representará la cristalización del fruto de las voluntades
básicas y fundamentales de la sociedad tanto en lo político, como en lo social y en lo
económico; luego, para que las mismas se puedan reproducir, desarrollar y articular en
la práctica cotidiana será necesario de una organización o coordinación política
adecuada a cada tipo de dominación. Siendo así, ningún estado montado sobre
relaciones de dominación ilegítima tendrá la suficiente solidez como para sostenerse en
el tiempo.
Son muchos los autores que han desarrollado y definido este tema en las Ciencias
Sociales. Si bien es cierto que Weber ha sido y continúa siendo uno de los pilares
esenciales en dicha temática, nos parece oportuno agregar –en forma sintética y previo a
continuar con el desarrollo de la postura weberiana- otras visiones destacadas.
Para la sociología marxista, contrariamente a lo sostenido por Weber, el poder es
una relación estructural, que existe con independencia de las voluntades de los
individuos. Los conceptos de acción e intencionalidad en el actuar no son relevados en
la definición. El poder existe como una consecuencia de la estructura de clases sobre la
que se edifica la sociedad y, como es sabido, la estructura de clases resulta de las
relaciones sociales de producción (infraestructura).
El poder es la capacidad de una clase de realizar sus intereses en oposición a otras
clases. La clase dominante es la que tiene la facultad de imponer sus valores y sentidos
(generados por su posición de clase) al resto de la sociedad. Para lograrlo, crea los
Estados de apariencia (superestructura). De apariencia, precisamente, porque se muestra
ante nuestros ojos como un Estado que está por encima de cualquier interés sectorial,
aparece como un Estado garante de los derechos de todos, como un Estado que
representa los valores básicos de la sociedad en su conjunto pero que, sin embargo, dice
Marx, estos Estados son en esencia, la encarnación de los intereses de una sola clase -la
dominante- que se imponen como si fuesen los intereses de la sociedad global.
El poder desde la concepción marxista tiene los siguientes rasgos:
El poder no puede separarse de las relaciones económicas y de clase;
El poder implica conflicto. Es el espacio que se disputan las clases sociales
antagónicas para: o bien conservar el orden (tesis) o para cambiarlo (antítesis). Se trata
de una lucha de clases y no de simples conflictos o voluntades individuales;
Por ende, no se puede analizar al poder sin previamente determinar y caracterizar el
Modo de Producción y la Estructura de Clases sobre el que se sostiene.
Desde la corriente funcionalista, opuesta a la marxista, Talcott Parsons define al
poder de la siguiente manera: “El poder es, en general, la capacidad de asegurarse el
cumplimiento de obligaciones por parte de las unidades de un sistema de organización
colectiva, en el cual las obligaciones son legítimas en base a su relevancia para el logro
de objetivos colectivos, y en el que, en caso de negativa, existe una expectativa de
imposición de sanciones situacionales negativas, sea cual fuere el sujeto que dispone
concretamente tal imposición”.281
Como podemos apreciar aquí, esta concepción responde a una sociedad
relativamente armónica, con valores considerados por todos -sin distinción de clases-
como esenciales para el desarrollo de las relaciones sociales. Poder es la capacidad de
281
Sociología del Poder.... Ob. Cit. en Bibliografía, pág. 64.
173
mantener los engranajes sociales lo suficientemente aceitados y coordinados para
que la estructura social funcione de acuerdo a lo previsto, eliminando y controlando los
factores disfuncionales a la misma.
Otro autor al que no queremos dejar de mencionar, por sus aportes hechos a la
temática, es a Michel Foucault. En primer lugar, Foucault quiere dejar en claro que el
poder no es una cosa o atributo que se posee. Critica a la teoría jurídica clásica que
define al poder como un derecho del que el hombre es, por naturaleza, poseedor y que,
como tal, como cualquier otra propiedad, éste puede cederlo, detentarlo o arribar a
contratos. Mucho menos considera que el poder social es la suma de los poderes
individuales que la mayoría cede, parcial o totalmente, a otros para contribuir a la
constitución de un estado soberano.
Si el poder fuese esto, dice Foucault, quedaría limitado a una simple transacción
jurídico-comercial (“cedo esto a cambio de tales cosas”): “... la apropiación y el poder
no se dan, no se cambian ni se retoman sino que se ejercitan (...) el poder no es
principalmente mantenimiento ni reproducción de las relaciones económicas sino ante
todo una relación de fuerza. (...) ...el poder es esencialmente lo que reprime. El poder
reprime la naturaleza, los instintos a una clase, a los individuos.”282
Definido de esta forma, el poder sólo se da en la acción. El poder es el despliegue
de una relación de fuerza, y no una cesión o contrato. Dado, entonces, que el poder es
una relación de fuerza, debe ser analizado en términos de lucha, de conflicto, de guerra
constante. Por lo tanto, el más poderoso es aquel o aquellos que manejan el control
social, aquellos que pueden reprimir las acciones, inadecuadas a sus intereses, en los
demás. Es el que gana la capacidad de “vigilar” y “castigar”, el que se ubica en el centro
de la sociedad “panóptica”.283
“... Esto quiere decir tres cosas: en primer lugar, que las relaciones de poder tal
como funcionan en una sociedad como la nuestra se ha instaurado, en esencia, bajo una
determinada relación de fuerza establecida en un momento determinado, históricamente
localizable de la guerra. Y si es cierto que el poder político hace cesar la guerra, hace
reinar o intenta hacer reinar una paz en la sociedad civil, no es para suspender los
efectos de la guerra o para neutralizar el desequilibrio puesto de manifiesto en la batalla
final; el poder político, según esta hipótesis, tendrá el papel de reinscribir,
perpetuamente, esta relación de fuerza mediante una especie de guerra silenciosa, de
inscribirla en las instituciones, en las desigualdades económicas, en el lenguaje, en fin,
en los cuerpos de unos y otros. (...) la política sería la corroboración y el mantenimiento
del desequilibrio de las fuerzas que se manifiestan en la guerra”.284
282
Un diálogo sobre el poder y.... Ob. Cit. en Bibliografía, pág. 135.
283
Foucault toma el concepto de sociedad panóptica de un estilo o diseño particular de cárcel.
Imaginemos una rueda en donde el centro es ocupado por aquel que venció en la lucha por el poder y
donde, a su alrededor, se halla otro círculo mayor dividido en celdas y en ellas ubicados sus oponentes. El
carcelero controla a todos con un simple golpe de vista; los contactos entre las celdas son prácticamente
nulos, se hace imposible interactuar sin alertar al poderoso. Es el control de la situación lo que acrecienta
su poder, al mismo tiempo, tiene la posibilidad de comparar los comportamientos de cada uno de los
individuos bajo su órbita mientras que éstos ignoran qué hace cada cual. El panóptico es graficado como
un gran ojo que está observándolo todo; la sociedad panóptica es aquella en que todos los individuos son
controlados, primero por aquellos que ejercitan mayor poder pero, también, donde cada uno de sus pares
ejercen un control permanente.
284
Un diálogo sobre el poder y ... Ob. Cit. en Bibliografía, págs. 135 y 136.
174
Tipos de dominaciones legítimas
La dominación ilegítima.
Una de las viejas temáticas que ha tomado vigencia en estos últimos tiempos es
aquella concerniente al estudio de los liderazgos y que, por estar muy emparentada a la
problemática del poder y la dominación, me pareció prudente agregar algo al respecto.
Hemos dicho que, más allá de los tipos ideales de dominación propuestos por
Weber, en la realidad notamos que en un análisis puntual de situación pueden hallarse
rasgos que convivan con los diferentes tipos establecidos. También debemos ser
conscientes de que, amén de ello, es un tipo de dominación la que está predominando
por sobre otras. Pero aún teniendo bien en claro al tipo de dominación que responden
los que obedecen, tendremos que son muchas las formas de liderazgo que podemos
encontrar en cada una de ellas. Una cosa es por qué se obedece, otra de qué manera se
180
ejerce el mandato. Por ejemplo, una dominación legítima-legal, como es nuestra
democracia, puede ser ejercida por líderes autoritarios o populistas o claramente
democráticos; y esto sucede en los demás modelos de dominación.
Es por ello, que intentaremos completar, con la temática de líderazgo, una caja de
“herramientas de análisis” para encarar la realidad social del poder. Pretendemos,
tomando la metodología empleada por Weber, esbozar algunos tipos de liderazgo que,
más allá de la estructura de dominación que lo ha generado, nos permita tener un
análisis más acabado.
Autores como Likert, Mayo o Mc Gregor –siguiendo la concepción weberiana-
enfocan al liderazgo como una relación dual: por un lado, el líder y, por el otro pero no
en forma independiente, el grupo que comulga con dicho líder. Por lo tanto, cuando
hablamos de liderazgo debemos señalar que es una relación construida entre un
influyente y uno o más influenciados.
No se puede estudiar y determinar al líder separado del grupo con el que interactúa
porque, como dijimos anteriormente, el que domina encarna y desarrolla rasgos que son
deseados y esperados por aquellos que son sus adeptos.
Un o una líder es aquella persona a quien, por algún motivo, su grupo de
pertenencia la constituye como ejecutora de acciones colectivas, la constituye en el
centro del poder y permiten voluntariamente que ella oriente los objetivos del conjunto.
No hubiera existido Ghandi, Napoléon, Juana Azurduy, Hitler o Perón sin un grupo que
los acepte y lo siguiese, por mencionar algunos ejemplos.
Más allá de cuáles son los nombres empleados para denominarlos, de acuerdo con
la bibliografía consultada, podemos resumir que existen por lo menos cuatro estilos de
liderazgo bien definidos en la historia: el autoritario (o déspota, totalitario, autocrático,
absolutista, etc.), el paternalista (o populista), el permisivo (o laissez faire) y el
democrático (o participativo, mediador, etc.). Veamos, pues, características de cada uno
de ellos.
EL LIDER AUTORITARIO. Es aquel que toma todas las decisiones que competen a su
grupo, desde las más simples a las de mayor peso. Y lo hace sin tener en cuenta, puesto
que ni siquiera se lo plantea, las opiniones de los demás integrantes. No admite la
discusión, el debate. Establece las metas e impone las ordenes que deben cumplirse de
acuerdo con sus criterios.
Tampoco suministra información a su grupo o, si lo hace, la transmite luego de que la
misma pasa por los mecanismos de filtros y controles, censurando lo que le resulta
inconveniente a su voluntad.
Se cree, y hace creer, que es imprescindible para la toma de decisiones, sin su
protagonismo todo sería un caos; se considera el/la que más sabe, quien todo lo puede.
Todas las sanciones, tanto negativas (castigo) como positivas (recompensa) son
otorgadas en forma arbitraria de acuerdo a “su” escala de valores. Todo aquel que no la
comparte es considerado como un oponente, un subversivo y -como tal- debe ser
eliminado. No sólo es su enemigo sino que es el enemigo del grupo, aquel que amenaza
con destruir el orden.
El grupo, frente a este tipo de liderazgo, puede reaccionar de las siguientes maneras: a)
lo obedece ciegamente convencidos de su utilidad; b) conspira, se rebela y genera
subgrupos opositores al líder entablando la lucha o la defensa; o c) producto de su falta
de poder, por interés y/o por desconocimiento total o parcial de la realidad, cae en un
estado de apatía. Se mantiene pasivo, sin capacidad de reacción –el miedo paraliza- y
cumpliendo los mandatos como si fuesen un “mal necesario”; de este modo, despeja el
181
camino, quita los escollos que pudieran entorpecer el libre desarrollo de la relación
de dominación.
EL LÍDER PERMISIVO. Este se halla opuesto a los tipos de liderazgo que hemos visto
hasta ahora. Es aquel totalmente pasivo, el que no se compromete con nada, no se juega
por una postura o ideología definida, no formula objetivos y, por ende, no toma
decisiones de relevancia. Se lo puede considerar como a un tipo de líder de transición,
que se ajusta a lo meramente formal dando cumplimiento a un cargo.
Otorga plena libertad de acción, y dichas acciones no son controladas en ninguna forma,
es la anarquía, es un estado de acefalía pero con la paradoja de que un miembro de ese
grupo se halla ocupando un rol mandante o de liderazgo ficticio. Representaría la figura,
por así decirlo, del antilíder.
Este tipo de liderazgo provoca la desintegración del grupo como totalidad –comienzan a
gestarse subgrupos con líderes con otras características- provocan o son afines al
desorden y al caos general, dirían Durkheim o Comte.
El rol ejecutivo, en tal caso, lo toma un grupo de funcionarios o asesores que indican los
pasos a seguir y, la figura del líder, se limita a hacer lo que se le dice.
Bibliografía
¿Qué es el estado?
Término que se aplica a la comunidad política a partir del siglo XVI, época en que
nace el concepto de Estado por obra de las teorías de Maquiavelo y de los movimientos
de transformación política de Europa en esta época. Con anterioridad, se utilizaban los
términos polis, entre los griegos, y civitas, entre los romanos, y regnum o imperium,
entre los medievales. Ni la polis griega ni la civitas romana, ni tampoco, aunque por
razones distintas, las organizaciones políticas feudales del mundo medieval, eran
Estados en el sentido moderno; carecían de los tres atributos fundamentales - según los
teóricos del derecho político- del Estado: 1) disponer de poder político distribuido en
diversas instituciones (el poder legislativo, ejecutivo y administrativo), cuya principal
manifestación es el poder coercitivo, que se ejerce en un 2) territorio sobre el que se
establece una población a la que se da el nombre de sociedad, cuyos miembros tienen la
voluntad de compartir de una forma estable un conjunto de ideas políticas, que
configuran una 3) cultura política, sustancialmente especificada en la constitución. La
aparición histórica del Estado se produce en una época en que moral - la manera como
regula el individuo su conducta- y política - la manera como se rige una sociedad- se
separan y hacen autónomas (separación que no se daba en la polis o en la civitas). La
institución del Estado supone la creación de un ámbito de la vida humana
específicamente político, con sus conceptos y principios nuevos: el ámbito de lo
político.
Toda estructura social tiene un orden, el cual es definido como orden social;
entendiendo por el mismo un conjunto de normas y comportamientos sociales más o
menos estables en el tiempo que regulan las relaciones sociales. Sin embargo, la
estructura social no es inmutable, es decir, como contrapartida al orden social existen
los conflictos. En este contexto el Estado puede ser definido como una manera peculiar
y específica de organizar la sociedad y la convivencia de sus miembros dentro de la
misma, es decir, su objetivo es la preservación de cierto orden social.
Sintéticamente podemos decir que la existencia del Estado se debe
fundamentalmente a tres razones: a) la debilidad del hombre en la convivencia, b) la
satisfacción de necesidades que implica la organización de los individuos a fin de
asegurar la producción y la distribución de los recursos, c) la convivencia debe asegurar
la organización de los esfuerzos colectivos. Por lo tanto se produce un proceso de
transferencia del poder a través del cual los actores sociales renuncian a la posibilidad
de administrar sus recursos de poder y se lo otorgan a otros actores sociales en función
del bien común. Estos últimos se caracterizan por la concentración de poder y por la
capacidad de administrar los recursos ajenos en una dirección determinada.
185
¿Qué es la nación?
Hasta el momento hemos definido al Estado Nación como una organización política
de población homogénea que comparte la cultura y la lengua, gobernada por individuos
que pertenecen a dicha población y que sirven a los intereses de ésta.
El Estado moderno como sistema de dominación organiza a un tipo particular de
estructura social caracterizada por relaciones específicas, es decir, por relaciones de
clase basadas fundamentalmente en la burguesía y el proletariado.
El surgimiento del Estado moderno lo podemos ubicar junto a dos aspectos: por un
lado, un cuerpo particular de ideas que atacaron el antiguo régimen y que generalmente
se las conoce como racionalismo. Y el segundo aspecto se refiere a un conjunto de
cambios a nivel económico que conmovieron las instituciones básicas de la sociedad.
Las nuevas técnicas productivas que modificaron la base productiva recibieron el
nombre de capitalismo.
El racionalismo en tanto corriente crítica del antiguo régimen fue el fundamento
filosófico para que se pudieran reemplazar los viejos vínculos míticos de origen divino
por una organización social basada en un contrato limitado y racional entre gobernantes
y gobernados. Por lo tanto cualquier hombre podía ser soberano. De este modo no solo
se atacaba al derecho divino sino también al sistema de privilegio, es decir, el ataque se
dirigía no solo a la cabeza sino también al corazón del antiguo régimen.
La nueva institución política, históricamente independizada de la religión y de la
Iglesia, encuentra primeramente justificación teórica en El príncipe de Maquiavelo,
quien la vincula a la figura del gobernante y a su habilidad y sagacidad. Durante los
siglos XVII y XVIII, las teorías del contrato social procuran una base racional mejor
para justificar el hecho de que un ciudadano, o un grupo de ciudadanos, ejerza un poder
- que no es suyo- sobre otros. El gobernado renuncia a algunas de sus libertades
otorgándoselas al soberano a cambio de seguridad y orden. Estas teorías contractualistas
se oponen a la visión aristotélica del origen de la sociedad como fin pretendido por la
186
naturaleza, a su concepción del hombre como naturalmente sociable y a la idea
tradicional del origen divino del poder.
Por otro lado, en Europa a mediados del siglo XVIII se producirían importantes
transformaciones económicas y sociales a partir de la Revolución Industrial que
permitieron la expansión industrial, la integración de los mercados locales, la aparición
del comercio internacional junto a los avances tecnológicos en materia de transportes,
movimientos demográficos que condujeron a la urbanización, etc. Dichos cambios
contribuyeron a modificar las relaciones de producción del Antiguo Régimen,
beneficiando de este modo el surgimiento del Estado Nacional.
Nacido el Estado para proteger la seguridad de los ciudadanos, se le añade pronto
como misión propia la defensa de sus libertades. Surgen así los principios del Estado de
derecho, o Estado protector de las libertades públicas, y las diversa maneras como se
entenderán éstas dentro - y fuera- de las democracias liberales, que se establecen
durante los siglos XIX y XX.
El surgimiento del Estado Nación no implica sólo destrucción de las viejas
relaciones e instituciones sociales sino que conserva y modifica algunos aspectos del
antiguo régimen, construyendo o creando nuevas. Con el Estado Nación surge la noción
de ciudadano y las condiciones para su existencia (hombres libres para vender su fuerza
de trabajo), además de las condiciones para la comunicación masiva entre ellos; surge
un sistema de derecho uniforme y de igualdad ante la ley (fenómenos conocidos como
aspectos de la racionalización del derecho); aparece la toma de decisiones centralizada;
creó la necesidad de control continuo, lengua y sistemas de educación comunes, tarifas
aduanera estatales y burocracias y ejércitos nacionales.
Dentro de este contexto se puede caracterizar al Estado Nación de la siguiente
manera:
a. Es soberano, es decir, goza de la mayor capacidad política en términos de poder. Por
un lado, posee la máxima capacidad jurídica y fáctica de disponer del mando en una
sociedad dada y por lo tanto de hacerse obedecer en el interior de su propio territorio.
Por otro lado, la soberanía interna se complementa con la externa, es decir, la capacidad
de autodeterminarse dentro del sistema de relaciones internacionales. Esta capacidad
organizativa puede traducirse como externalización del poder a nivel internacional.
b. Tiene la capacidad de institucionalizar su autoridad, imponiendo una estructura de
relaciones de poder que garanticen el monopolio del uso legítimo de la violencia. En
otras palabras, la utilización de la fuerza le permite cumplir con su función represiva. En
este contexto el poder militar se subordina al poder político.
c. El Estado aparece dentro de la estructura social como una institución particular y con
características específicas (distintas al resto de los actores sociales). Por lo tanto el
origen del Estado está asociado a la separación entre lo público y lo privado.
d. El derecho racional no solo tiene como función ordenar a la sociedad civil sino
también buscará organizar y regular a las instituciones que conforman el Estado.
e. Para cumplir con la función de ejecutar las decisiones del poder político aparece la
burocracia pública que asume la forma de cuadro administrativo regulado por normas
racionales.
g. Por último, el Estado moderno se caracteriza por tener la capacidad de representar
una identidad colectiva, emitiendo símbolos que refuerzan los sentimientos de
pertenencia y solidaridad social.
A modo de introducción cabe aclarar que tanto los elementos componentes del
Estado como sus formas jurídicas y los mecanismos de funcionamiento son producto de
un proceso histórico, pero se han ido complejizando en el período contemporáneo como
187
resultado de la ampliación de sus funciones. En este sentido la aparición del Estado
moderno coincide con el desarrollo del capitalismo, lo cual implica una interrelación
entre los aparatos estatales y el proceso productivo.
Población
Las primeras formaciones estatales en la antigüedad contaban con un conjunto
de individuos que habitaban en un espacio geográfico durante un período de tiempo más
o menos prolongado.
Con la aparición del Estado moderno la población se define en función de la
nacionalidad, entendiendo por esta última un lazo histórico social que reúne a grupos
humanos, es decir, sentimientos, valores e historia comunes además de una existencia
colectiva.
Guillermo O’Donnell285 define a la Nación como un arco de solidaridades que
permite identificarnos como un nosotros frente a un ellos de otras nacionalidades.
Por lo tanto la noción de Nación supone no solo un conjunto de habitantes sino
también una estructura social con proyectos colectivos.
Algunos autores se han referido a la población como pueblo. Sin embargo, esos
autores no tienen en cuenta que la unidad de la población está dada por dos aspectos:
por un lado, por una entidad ideológica (la Nación) y por el otro, por una forma jurídica
consagrada por el principio de igualdad de todos los individuos ante la ley. Pero, esta
situación planteada en estos términos supone una homogeneidad que se solo se da en el
nivel ideal o en la teoría pues en realidad la población de un Estado está dividida en
clases sociales. Por lo tanto la unidad de la población deriva de la dominación o de la
hegemonía de una clase social sobre las otras. Por eso el arco de solidaridades que
aparece representando un interés general, no es más que el interés particular de la clase
dominante.
De lo dicho anteriormente Guillermo O’Donnell entiende que la noción de
pueblo no se la puede identificar con la de Nación, dado que el primero sería una
subcomunidad dentro de la segunda formada por los menos favorecidos, es decir,
aquellos que reclaman por principios de justicia no resueltos.
Territorio
La población se ubica en un espacio geográfico específico. El territorio
constituye la base sobre la cual opera la centralización del Estado transformando en
unidad coherente a una población hasta entonces dispersa286.
El territorio determina la extensión y los límites del poder estatal permitiendo la
distinción entre ciudadano y habitante. Las normas jurídicas que regulan las relaciones
entre el Estado y su territorio y entre la población y el territorio del Estado van a estar
enmarcadas en los límites de un espacio geográfico definido en términos de límites y
fronteras.
285
O’Donnell, Guillermo, El estado burocrático autoritario, Ed. De Belgrano, Buenos Aires, 1982.
286
Fernandez, Arturo, El estado, el estado – Nación y el estado democrático en Estudios sobre la
sociedad y el estado, EUDEBA, Buenos Aires, 1986.
188
Poder institucionalizado
Una sociedad estatal surge cuando se crea un poder institucionalizado capaz de
cohesionar a la sociedad global.
El poder institucionalizado en el Estado es una combinación de consenso y
coerción, es decir, el sistema de dominación estatal no solo se basa en la coacción
ejercida por el Estado y sus normas jurídicas sino que es necesario que la población
internalice ese sistema de dominación.
En otras palabras, el Estado en tanto poder institucionalizado debe contar con la
capacidad de convencer o persuadir al que obedece de las ventajas materiales y/o
morales que pueden derivarse del acto de sumisión. Pero esta capacidad debe
complementarse con la de ejercer la fuerza o generar el temor a la sanción por no
obedecer. En este sentido, el Estado para mantener la cohesión interna ejerce por una
lado el control social ideológico a través de instituciones (como la familia, la escuela, la
prensa, etc.) y por el otro lado el control social represivo a través de las instituciones
militares (policía, fuerzas armadas).
El Estado en tanto poder institucionalizado encuentra su legitimidad en la
medida que revierte su esencia en apariencia, es decir, no deja entrever que se
encuentra al servicio de los intereses particulares de una clase y “hace creer” que
gobierna para todos los que obedecen y en función de un interés general. En este
contexto, el Estado integra a la sociedad buscando preservar un orden social
determinado.
287
En cuanto a la articulación interna del concepto bloque histórico se partirá del análisis de dos
elementos de la superestructura: la sociedad civil y la sociedad política o aparato del estado; para luego
analizar el vínculo entre estructura y superestructura.
En cuanto al aspecto dinámico del bloque histórico se analiza qué se entiende por la noción gramsciana de
hegemonía y el rol de la capa social encargada de la función hegemónica.
189
Al analizar la superestructura del bloque histórico se puede distinguir que
Gramsci contrapone dos elementos constitutivos: la sociedad civil y la sociedad política.
Entendiendo por la primera: “el conjunto de los organismos vulgarmente llamados
privados... y que corresponden a la función de hegemonía que el grupo dominante ejerce
en toda la sociedad”288; este concepto constituye la base para el segundo elemento.
El campo de acción de la sociedad civil es la ideología; la cual es definida como
la concepción del mundo de la clase fundamental a nivel económico. La misma se
expresa en el arte, la ciencia, la actividad económica, el derecho, etc. Dicha concepción
del mundo debe difundirse en toda la sociedad; dicha difusión no es homogénea, es
decir, el autor distingue diferentes grados cualitativos de la concepción del mundo
(filosofía, religión, sentido común y folclore) que será más elaborada en las capas
sociales dirigentes.
Gramsci define la filosofía como “la elaboración individual del pensamiento”
mientras que entiende que el sentido común es un conjunto de “caracteres difusos y
dispersos de un pensamiento genérico de cierta época y de cierto ambiente popular”289.
La filosofía tiene un rol esencial en el seno del bloque histórico que se manifiesta en el
sentido común, es decir, en la concepción del mundo de las clases auxiliares y
subalternas. Por sentido común entiende las distintas formas que adquiere la
concepción del mundo de la clase dirigente en las distintas capas de la sociedad, es
decir, se puede definir al sentido común como “el folklore de la filosofía”. En la medida
que el sentido común es una fusión de las ideologías tradicionales y de la ideología de la
clase dirigente surge el buen sentido.
La ideología es definida por el autor como estructura en tanto la clase dirigente
cuenta con una organización material destinada a difundir y conservar la ideología de la
clase dirigente. Las instituciones encargadas de tal función son la Iglesia, la
organización escolar y los medios de comunicación social (prensa, bibliotecas, etc.), es
decir, aquellos instrumentos sociales que pueden influir sobre la opinión pública.
El segundo elemento de la superestructura es la sociedad política entendida
como el “aparato coercitivo para conformar a las masas del pueblo de acuerdo al tipo de
producción y de economía de un momento dado”290. En otras palabras, la sociedad
política consiste en los mecanismos de coerción necesarios para la conservación del
orden establecido. Si bien el monopolio de la violencia no deja de estar presente en todo
momento (de manera latente) durante la dominación de la clase fundamental, dichos
mecanismos son utilizados como mecanismos de control fundamentalmente en dos
situaciones: a) frente a los grupos que no consienten con la dirección de la clase
fundamental y b) ante una crisis orgánica donde la clase dirigente intenta mantener su
dominación.
Ahora bien, presentada la sociedad civil como la dimensión del consenso y la
sociedad política como la de la coerción es necesario señalar que entre ambas se
establece un vínculo dialéctico en tanto constituyen una unidad, dado que la existencia
de un sistema social no se puede basar en el puro consenso ni en la total coerción. La
clase dominante para ejercer su hegemonía utiliza tanto consenso como coerción,
combinando ambos elementos para conservar su dominación. En este sentido es que
Gramsci define al Estado como la sumatoria de sociedad política y de sociedad civil, en
Por último se esbozará los conceptos de crisis y de formación de un nuevo bloque histórico.
288
Gramsci, A. Los intelectuales y la organización de la cultura, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1972.
289
Gramsci, A. El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Ed. Nueva Visión, Buenos
Aires, 1971.
290
Gramsci, A. Cartas desde la Cárcel, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1970.
190
291
otras palabras como “la hegemonía revestida de coerción” . Por lo tanto el Estado
se caracterizaría por la articulación y el equilibrio de estos dos elementos, los cuales
pueden ser definidos como dos elementos de la hegemonía de la clase dominante. Si la
sociedad civil y política poseen un desarrollo similar y están ligadas, la clase dominante
podrá utilizarlas de manera alternativa para conservar su dominación.
Hegemonía y Estado
La vinculación entre estructura socio – económica y superestructura ideológica y
política es garantizada por los intelectuales, fundamentalmente en el ejercicio de la
hegemonía. La hegemonía puede ser definida como la potencialidad de un grupo social
para dirigir (ideológica y culturalmente) a otros grupos sociales y su rasgo esencial
consiste en poseer la capacidad del monopolio intelectual, es decir, los representantes de
291
Gramsci, A. Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado Moderno, Ed. Lautaro, Buenos
Aires, 1972.
292
Gramsci, A. El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Ed. Nueva Visión, Buenos
Aires, 1971.
191
la clase dirigente generan atracción entre las otras capas de intelectuales y de este
modo se crea un bloque ideológico. Dicho bloque es un factor de hegemonía dentro de
un sistema hegemónico en un doble sentido: por un lado, los representantes de la clase
dirigente orientan a los de los otros grupos sociales y por el otro, posibilita a la clase
dirigente controlar a las otras capas sociales.
Gramsci distingue entre hegemonía y dictadura del mismo modo que los hizo
con sociedad civil y política. La hegemonía se da a nivel de la sociedad civil, en tanto la
clase fundamental (a nivel estructural) dirige la sociedad por consenso a partir del
control que ejerce sobre la sociedad civil. Si tenemos en cuenta que la hegemonía se
manifiesta históricamente a través de los aparatos hegemónicos o instituciones de la
sociedad civil, la clase fundamental podrá (a través de ellos) difundir su concepción del
mundo entre los distintos grupos sociales y de este modo ejercer el control sobre la
sociedad civil, constituyéndose un bloque histórico. Al aumentar el control ideológico
se debilita el represivo o coercitivo; este último rol que corresponde a la sociedad
política tiende (en este contexto) a reducirse a una función de apoyo a la sociedad civil.
En caso contrario, es decir, que prevalezca la coerción sobre el consenso, se produciría
una dictadura; la cual puede ser definida como dominación de un grupo social no
hegemónico, es decir, domina por la sola coerción.
Así como habíamos mencionado anteriormente que el Estado no es solamente ni
consenso ni coerción sino una combinación de ambos, del mismo modo en un sistema
hegemónico, la clase dirigente no sólo dirige a las clases auxiliares y aliadas sino
también a las opositoras, por lo tanto deberá valerse tanto de la hegemonía como de la
dictadura.
Ahora bien, no se puede confundir el concepto de hegemonía con el de alianza
de clases. Pues si bien el concepto de hegemonía supone la existencia de una clase
dirigente y de clases dirigidas, la mera existencia no implica alianza. La clase dirigente
posee una posición dominante tanto a nivel estructural porque es la clase fundamental
en términos económicos como a nivel superestructural porque posee la dirección
ideológica a través del bloque intelectual. En cambio, los grupos aliados tienen una
posición secundaria dentro del bloque histórico (en ambos niveles). Por ello es que no
podemos referirnos en términos de alianza de clases; pero además porque la asociación
no es total dado que las clases subalternas permanecen excluidas.
Ya sea que la clase dirigente opte por la hegemonía o simplemente por
neutralizar a los otros grupos, su función directiva requiere una amplia base social, es
decir, ortos grupos deberán asociarse a la clase dirigente con el fin de reforzar el poder
de la clase fundamental. Por lo tanto, dada la importancia de las clases auxiliares, la
clase fundamental no podrá simplemente controlarlos ideológicamente sino que deberá
tener en cuenta sus intereses específicos. En este sentido, la función del grupo
dominante consistirá en crear el equilibrio entre los intereses propios y los de las clases
subordinadas, en tanto esta es la base para la solidez de la hegemonía.
Grupo hegemónico es aquel que representa los intereses políticos del conjunto
de grupos que dirige.
Para Gramsci una sociedad histórica no es ni un modo de producción ni una
formación social (como articulación de modos de producción); es un sistema
hegemónico, es decir, un modo particular de articulación entre estructura y
superestructura. Este vínculo se refleja en las capas de intelectuales, los cuales son
agentes de la superestructura, es decir, es una capa social encargada de administrar la
superestructura y ligada a la estructura (es decir, a las clases fundamentales en el campo
192
económico). Los intelectuales le darán homogeneidad y dirección a las clases
fundamentales dentro del bloque histórico.
Bibliografía
Silvia Schwartz
294
Portantiero, Juan Carlos (Introducción y selección de textos): La sociología clásica: Durkheim y
Weber, Buenos Aires, Ceal, 1977.
295
Lores Arnaiz, María del Rosario: Hacia una epistemología de las ciencias humanas, Buenos Aires,
Belgrano, 1986.
198
produciría cuando las clases dominadas , según Marx lideradas por los trabajadores
asalariados, (proletarios) entraran en contradicción (conflicto) con sus verdaderos
oponentes las clases dominantes, constituidas por los capitalistas o burgueses propietarios
de fábricas, herramientas, etc. Esta situación de confrontación era inevitable desde la
óptica marxista.
Con lo expresado en párrafos anteriores quiero dejar en claro que el conflicto social
siempre ha sido un tema central en la discusión sociológica.
Una definición unívoca de un concepto en ciencias sociales tiene sus serias cuando
no insalvables dificultades, ya que parafraseando a Guillermo O’Donnell (2000)
deberíamos aplicar en el concepto, las condiciones históricas de surgimiento de los
distintos tipos de casos y de los usos lingüísticos de dicho término
Si tomamos una definición que puede encontrarse en cualquier libro introductorio se
puede inferir que el conflicto social es una forma de interacción social (una relación entre
dos o más personas en un momento determinado en donde cada estímulo encuentre una
respuesta) en la que dos o más personas o grupos tratan de excluirse mutuamente reducién-
dose a la inacción y hasta pudiendo llegar al aniquilamiento del contrario en casos
extremos.
Al igual que todo término en ciencias sociales, presenta diferencias de acuerdo al enfoque
(paradigma) de quien lo analice.
Hemos mencionado que hay distintas opiniones para tratar el conflicto social. Aún
autores que no le dan la importancia esencial de considerarlos como el motor de un cambio
absoluto y necesario del sistema social, le encuentran aspectos funcionales. Por ejemplo en
el libro de L.Coser, Nuevos aportes a la teoría del conflicto social, encontramos que el
conflicto social sirve para:
- evitar la osificación del grupo, es decir mediante el dinamismo que crea el conflicto en el
interior del grupo impide que éste se institucionalice,
- revitalizar las fuerzas creativas del grupo, ya que en el momento de conflicto se crean
nuevas normas y nuevas instituciones,
- fijar las fronteras del grupo, está claro que en momentos de conflictos el que no está
conmigo es mi enemigo.
En muchos casos el conflicto del grupo con un enemigo externo lleva a la cohesión
interna (unión interna), es por eso que muchas veces se crean conflictos irreales para unir
al grupo.
Hay otros autores que consideran que también cumple la función de:
- descarga social, alivia tensiones y de alguna manera puede equilibrar posteriormente al
sistema social.
Existen muchas formas de resolver conflictos mencionaremos algunas de ellas:
-dominación: una parte se impone a la otra,
-transacción: negociación de las partes, ambas sienten que han perdido, en muchos casos
es una tregua,
-integración: es el proceso por el cual ambas partes obtienen lo que quieren (es la fórmula
más difícil de encontrar en la realidad social).
199
Cambio social:
Bibliografia
-COSER, Lewis. Las funciones del conflicto social. México. FCE. 1956.
-COSER, Lewis. Nuevos aportes a la teoría del conflicto social. Bs. As. Amorrortu. 1967.
--DAVID, Pedro. Criminología y Sociedad. Bs.As. Editorial Pensamiento Jurídico.
-GERMANI, Gino. Estudios de Psicología Social. México. UNAM. 1956.
-GERMANI, Gino. Política y Sociedad en una época de transición. Bs. As. Ed. Paidós.
1979.
-LORES ARNAIZ, Ma. del Rosario. Hacia una epistemología de las ciencias humanas. Bs.
As. Editorial de Belgrano. 1986.
-MERTON, Robert K. Social Problems and Social Theory. en Contemporay Social
Problems. USA. 1962.
-O·DONNELL, Guillermo.El Estado Burocrático Autoritario 1966-1973. Bs.As. Ed. de
Belgrano. 1982.
-O·DONNELL, Guillermo. Teoría democrática y política comparada. Bs. As. Desarrollo
Económico. vol. 39, Nº 156. 2000.
-PORTANTIERO, Juan Carlos. La sociología clásica: Durkheim y Weber. Bs. As. CEAL.
1977.
-REX, John. Problemas fundamentales de la teoría sociológica. Bs.As. Amorrortu. 1977.
205
Capítulo 15
LA ACCIÓN SOCIAL
Claudia Laniella
Consideraciones previas
Bibliografía
ARON, Raimond “Las etapas del pensamiento sociológico” Siglo XX Buenos Aires
1981
DÍAZ, Ester “La ciencia y el imaginario social” Biblos Buenos Aires
GERMANI, Gino “Política y sociedad en unaépoca de transición” Paidós Buenos Aires
1968
GIDDENS, Anthony “La teoría social hoy” Alianza Buenos Aires 1995
HABERMAS, Jurgen “Teoría de la acción comunicativa” Taurus Buenos Aires 1998
ROCHER, Guy “Introducción a la sociología” Herder Barcelona 1973
WEBER, Max “Economía y sociedad” F.C.E. Bogotá 1977
214
Capítulo 16
MOVIMIENTOS SOCIALES
Silvia Schwartz
Aspectos funcionales:
Participacion social
Caracteristicas:
Tipos de participación:
QUINTA PARTE
CULTURA, POSMODERNIDAD
Y
PROCESO DE GLOBALIZACIÓN
224
Capítulo 17
PAUTAS DE COMPORTAMIENTO
Héctor D. Barroso
Así como la persona es el elemento básico del plano social, la pauta constituye la
unidad del plano cultural. El individuo humano no nace, social, se hace social. Ningún
recién nacido puede sobrevivir solo, al margen de cuidados en sus primeros años de
vida. A diferencia de otras especies que viven en colectividades (insectos, lobos,
monos) la relación con el medio ambiente no deriva de respuestas innatas, fijas,
incorporadas a su información genética, sino de respuestas aprendidas de sus semejantes
a través de estímulos significativos. Se incorpora al grupo (y a la sociedad)
incorporando las formas de hacer las cosas que han desarrollado otros seres humanos.
Estas formas de hacer las cosas son modos estandarizados de conducta que
denominamos pautas de comportamiento.
PLANO PLANO
SOCIAL CULTURAL
PERSONA Pauta de comportamiento
GRUPO Institución
SOCIEDAD Cultura
Los tres párrafos anteriores, citados de "Las reglas del método sociológico" de
Emile Durkheim, nos permiten observar algunas características de las normas y los
comportamientos estandarizados.
Los "deberes" son definidos externamente, por el derecho y las costumbres, aún
cuando son percibidos internamente - internalizados- por el aprendizaje. Ejercen presión
sobre el individuo y existen independientemente de su voluntad. Si el individuo no se
somete, a ellos, será castigado de acuerdo a la importancia de la norma violada. En la
vida social actuamos de diversas maneras y esperamos que los demás actúen como
nosotros de una manera determinada en situaciones específicas. Estas expectativas
sirven para regular la propia conducta y prever el comportamiento de los demás. El no
actuar de acuerdo a esa conducta esperada, o el no cumplir con esas expectativas,
supone algún tipo de sanción por parte del grupo.
Entonces, las pautas constituyen conductas esperadas por parte de los miembros del
grupo cuyo no-cumplimiento implica una sanción. Son uniformidades de obrar y de
pensar que se producen regularmente en un conjunto de personas. Son comportamientos
generalizados y estandarizados que sirven de modelo o guía de lo que en una sociedad
es aceptable o no.
Las pautas de comportamiento no son sólo una forma de conducta. Implican
también una regla, un principio que orienta y obliga. Este componente normativo de las
pautas no es necesariamente un mandato exterior que obedecer. Forma parte del modo
normal de comportarse y muchas veces ni siquiera es percibido como una regla.Sin
embargo, la idea de norma implica obligatoriedad. En la situación específica, el
individuo debe comportarse de manera determinada, observando las reglas. Para ello
debe realizar algún esfuerzo por observarla. Si este no fuera necesario, tampoco existiría
el sentimiento de obligación para cumplirla. La conducta se desarrollaría
mecánicamente y no requeriría castigos o recompensas. Por lo tanto sería innecesaria la
pauta.
Para la jurisprudencia y también para la filosofía del derecho (Kelsen), el concepto
de norma sólo es aplicable a la norma jurídica. Es Durkheim quien ubica a las normas
del derecho en un universo mucho más amplio, del que son parte importante, pero no
única. La violación de una norma jurídica provoca una respuesta coercitiva por parte del
Estado, en forma de "sanción". El no-cumplimiento de una pauta social (con su
componente normativo) implica también la aplicación de sanciones, aún cuando éstas
adquieran diversas formas, desde la risa o desaprobación hasta el ostracismo (exclusión
del contacto con otros seres humanos).
En su obra Economía y sociedad, Max Weber, critica a Rudolf Stammler
(Economía y derecho - 1907), quien confunde el concepto de norma en su sentido
226
sociológico (aquello que realmente sucede según una regla) con el de norma ética
que se debe cumplir.
En la vasta literatura sociológica existente, pautas de conducta, pautas de
comportamiento, esquemas de comportamiento, normas, pautas culturales, patrones
culturales, aparecen indistintamente para definir estos modelos de actuar, sentir y
pensar.
"Un modelo cualquiera puede ser consciente o inconsciente sin que esta definición
afecte su naturaleza. Sólo es posible decir que una estructura sumergida en forma
superficial en el inconsciente hace más probable una estructura que la oculta, como
una pantalla, a la conciencia colectiva. Los modelos conscientes -que se llaman
comúnmente normas- se cuentan - entre los más pobres, debido a que su función no
consiste en exponer los resortes de las creencias y los usos, sino en perpetuarlos"
(Claude Lévi-Strauss: “Antropología Estructural”).
Analíticamente, y para aportar algo más de precisión, podemos definir a las normas
como las reglas conscientes, escritas o no, que orientan y subyacen a los modelos de
conducta que denominamos pautas de comportamiento. Si la regla es no robar, el
modelo de comportamiento aceptable y deseable será procurarse el sustento trabajando
y no robando.
Tipos de pautas
"Es gracias a las costumbres (folkways) que se da satisfacción a los deseos y a las
necesidades humanas encontradas en la sociedad, con ayuda de las creencias, las
nociones, los códigos y los modos de vida que los son vinculados y tienen, por
consiguiente, con ellos, un lazo genético. Por intermedio de tales creencias y de tales
códigos, las costumbres dan sus características propias a una sociedad o a un periodo
histórico. Penetran nuestros modos de pensar y consiguen controlarlos, pasando, así,
del mundo de la abstracción al de la acción, imponiéndose concretamente como guía "
" Las costumbres son rituales sociales de los que todos participamos de forma
inconsciente. El horario de trabajo, o de las comidas, la vida en familia, las relaciones
sexuales, la propiedad, los placeres, los viajes, los días de la semana, la educación, la
utilización de los periódicos y de las bibliotecas aparecen, así, como hábitos
controlados por un ritual. Cada uno actúa de la misma manera que los otros ... Las
costumbres (folkways) son del mismo modo instrumentos de disciplina, que nos hacen
aceptar la rutina y el hábito '
" Las costumbres llegan hasta nosotros, viniendo del pasado. As! como la atmósfera,
preexisten al individuo. Así como un bebé es incapaz es incapaz de analizar la
atmósfera en que comienza a respirar, as! también un individuo se revela inepto para
analizar o criticar las costumbres. "
"Aprendemos las costumbres tan inconscientemente como aprendemos a andar, a
comer y a respirar, Las masas nunca aprenden a andar, a comer y a respirar ellas
227
nunca saben por qué razones las costumbres son lo que son ... Las costumbres
contienen nociones, doctrinas y máximas., por lo que son, ... antes que todo, hechos".
(William G. Sumner: "Folkways")
Las teorías definen sus conceptos, y como parte de ellas, sus significados. Por ello
es que aún en los conceptos más difundidos de la sociología aparecen diferencias no
228
poco importantes. En las diversas interpretaciones y traducciones de los mismos
términos encontramos también diferencias: Folkways es interpretado y traducido por
algunos como uso y por otros como costumbre, de la misma manera que mores (como
costumbres, reservando folkways para usos). Estas diferencias en la terminología
aparecen si se compara a distintos autores y textos como por ejemplo: K.Davis:"La
sociedad"; R.Biancucci: "Introducción a la sociología"; J. Fichter: "Sociología"; Stewart
y Glynn: "Sociología", Light, Keller y Calhoun: "Sociología"
La Ley
Las leyes que, basadas en las costumbres, son formalmente decididas y aplicadas
por un poder constituido, pero que se basan en los juicios anteriores y sus fallos
(jurisprudencia), suelen denominarse leyes consuetudinarias. En los países anglosajones
son parte de la "ley común" (common law). La ley promulgada es aquella que surge de
la elaboración deliberada y aplicación consciente y voluntaria por aquellos funcionarios
designados por el poder político y se orienta hacia el futuro; su disposición regirá desde
el momento de su promulgación.
232
Bibliografía
Liliana Raminger
Max Weber, “Economía y Sociedad”, Segunda parte: La economía y los órdenes de poderes sociales, 1.
Orden jurídico y orden económico, pag. 259., F.C.E., México, 1992. (e.o. 1922)
296
Citado en Delito y Sociedad Nº 8. También adhiere a esta postura Homans: “El control social no es un
comportamiento separado de la vida grupal; en lugar de ello, el control ya sea en un mayor o menor
grado, es inherente en las relaciones cotidianas entre los miembros de un grupo” (1951).
234
Sirvan los anteriores como ejemplo de las idas y vueltas que ha tenido el uso
del concepto control social a lo largo de la historia de la Sociología, pero el propósito
de este capítulo no es describirlas, una adecuada descripción de las mismas merecería
un espacio que escapa a los alcances del presente. La cuestión que nos ocupa es
provocar una reflexión acerca del concepto más allá del desarrollo intelectual que ha
tenido, aunque, veremos, hoy sigue teniendo ciertas ambigüedades. El objetivo será
entonces, señalar los lineamientos que han predominado tratando de plantear los
aspectos cuestionables inherentes al mismo, además de considerar conceptos que son
solidarios con el de control social.
Uno de los significados propuestos para control social supone todos los fenómenos
o procesos que tienden a regular y organizar el comportamiento humano de acuerdo a
metas colectivas, en especial, mantener el orden social297. Esta definición es tan amplia
que, al considerarla sin cuidado, se puede llegar a confundir el estudio del control social
con el estudio de la vida social, y al respecto, muchos autores coinciden en no hacer
equivalentes ambos términos pues se estaría corriendo el riesgo de homologar control
social con organización social. Esta acepción de control social supone una concepción
ultrasocializada298 del hombre y, el poner el acento tan enfáticamente en la socialización
se deja de lado la racionalidad del individuo para medir las consecuencias posibles de su
comportamiento, lo cual se considera la función objetiva del control social. En estos
términos predominó el concepto en EE.UU. en la década de 1940, desapareciendo y
reapareciendo en ciertos periodos.
Otra manera de interpretar el control social es aquella que lo designa como todos los
medios y formas de influencia mutua entre personas y grupos. Algunos consideran que
esta acepción no es menos estrecha que la anterior debido a que se ponen en juego
varios aspectos. En principio, si se tiene en cuenta la influencia directa de un grupo
sobre cada elemento del mismo o, la influencia de un sujeto sobre otro, puede ocurrir
que se confunda el estudio del control social con el estudio de los fenómenos de
interacción299 los cuales, más allá de poseer otra connotación, tienen como esencia la
influencia que los individuos tienen sobre otros. En segundo lugar, y como otras
variantes, se puede considerar la influencia que, sobre una colectividad o población
relativamente grande, pueden ejercer los grupos de poder y/o de clase mediante el
manejo de alguna situación. De esta manera, el estudio del control social se convertiría,
prácticamente, en el estudio de fenómenos políticos que, por supuesto, son relativos al
poder, a la autoridad, a la influencia, a las instituciones. Si bien el control social
coexiste y se transforma en relación con estos elementos de la vida social, confundirlo
con ellos sería oscurecer aún más el concepto en cuestión.
297
Emile Durkheim (1858 - 1917) reconoce una “regulación inmanente” que impregna la existencia
social, en otros términos, el control social es una parte integrante de toda sociedad “ ; Willan Graham
Summer (1840 - 1910) y Charles H. Cooley (1864 - 1929), suponían también que el control social
constituye un autocontrol de la sociedad que surge de su propia organización. Estos como otros autores
(G. Gurwitch, T. La Piere, etc.) adhieren a la idea de control social como la capacidad de la sociedad de
regularse a sí misma de acuerdo a los valores deseados
298
Según Talcott Parson, el sistema social y cultural impregna al individuo de tal manera que es
imposible visualizar en su personalidad aspectos que no sean producto de su socialización, por lo tanto, si
la socialización es adecuada existirá una conformidad perfecta entre el comportamiento del sujeto y las
normas y valores de su cultura. Esta noción fue tipologizada por R. Merton.
299
La interacción es la relación entre dos o más sujetos individuales o colectivos, puede ser de duración
breve o no y durante la misma cada sujeto modifica su comportamiento en virtud del comportamiento o
acción del otro.
235
Alrededor de 1930, Karl Mannheim, influenciado por la literatura
norteamericana, comienza a poner el acento en el papel de las instituciones
parlamentarias (en sociedades industriales avanzadas), subrayando que, para que el
control social sea efectivo debía descansar en ellas300. Esta concepción vincula el
análisis sociológico con elementos en materia de política social y, de alguna manera, la
intención que subyace es la de prestar atención a los problemas de la desviación. Los
elementos del orden social como núcleo, implícitamente (a veces no tanto), están
inmersos en estas cuestiones; de esta forma resignificaba la noción de control social
como “regulación social”.
En casi todas las sociedades encontramos formas de control social, estos procesos
son universales. Sin embargo los comportamientos sobre los cuales se ejerce una forma
de control social están siempre relacionados con la definición local del comportamiento
desviado, lo cual justifica su variación, a veces, de modo radical. Lo que provoca
aunque más no sea la burla, el desprecio o aislamiento social informal en una sociedad,
en otra puede ser sancionado con penas formalmente establecidas.
En general, tanto la formalización como la intensidad del control social, son
mayores en función de la gravedad considerada en la violación de la norma, es decir, en
los casos en que la violación de la norma sea definida por la sociedad como crimen, más
formalizada o codificada estará la misma. Esto lleva a reconocer (no obstante la
tendencia fuertemente orientada hacia lo formal) que existe un control social formal y
un control social informal. El primero (sin negar la presencia del segundo) constituye un
objetivo requerido por la mayoría de las sociedades. Sabemos, por ejemplo, que muchos
delitos tipificados en el código penal han sido, antes de su formalización, considerados,
informalmente, como una conducta desviada. La política criminal es la que toma en
cuenta las costumbres de la sociedad (entre otras cosas) a la hora de legislar.
Biancucci también ofrece una distinción entre control social formal e informal: El
formal, “indica todos los tipos de control social que se ejercen por la sociedad o una
institución a través de formas o medios muy definidos tales como las leyes”. Por su
parte, el control social informal “son todas las formas de control que se ejercen por
medios menos definidos y tangibles; como por ejemplo, los usos o la opinión pública.
(...) son formas de control más sutil pero igualmente efectivo”301. Reconoce además el
control social positivo del negativo. El primero alude a “la persuasión, la sugestión, la
recompensa” (ej,: la medalla al merito entregada a un alumno); mientras que el segundo
se manifiesta en “la amenaza, los castigos, la presión física o psicológica” (ej.: la
penitencia por no comportarse como corresponde).
Para otros autores, la represión, el ostracismo, el confinamiento, el encarcelamiento,
etc., no son el control social, sino más bien una consecuencia de este302, pues suponen
una sanción ante un comportamiento no esperado (desviado). En este orden, cabe
señalar que pese a que el control social se da en una instancia anterior a cualquier
sanción con mayor o menor grado de formalidad, no se puede dejar de admitir que el
hecho de que existan sanciones expresa también una forma de control social o bien
ayuda a afianzarlo, aunque sean una consecuencia. En términos de Biancucci, la
300
Idea admitida por Fine: “El control social deriva de una autoridad pública, representa el interés
universal de todos, se basa sobre el consenso general”. (1987).
301
Respecto a la opinión pública, Mills señala: “el hacer pública la opinión pública se ha convertido en el
objeto de intensos esfuerzos para controlar, manejar y, cada vez más, intimidar”.
302
Para T. Pitch son la manera en que se manifiesta la función del control social: “El orden se da porque
está supuesto y confirmado en la comunicación intersubjetiva. Pero es justamente cuando tal
comunicación se interrumpe, es perturbada o de cualquier manera cuestionada que, las funciones del
control social que le son inherentes aparecen en primer plano”. (1988).
236
persuasión ejercida mediante diferentes mecanismos para alentar al individuo a
comportarse de acuerdo a las expectativas de su sociedad señalaría un control social
positivo; mientras que el negativo o coactivo se manifiesta, por ejemplo, en el castigo
ante una conducta no aceptada. Veamos un ejemplo que, tal vez por su simpleza y
lejanía, pueda mostrar someramente cómo el concepto aquí tratado está íntimamente
ligado a otros que le son solidarios tales como: orden social, desviación y sanción, y,
que por lo general, se confunden pero que, desde ciertas perspectivas o niveles de
análisis, comprenden una secuencia y no una superposición.
En la comunidad inuit, entre otras cosas, el matrimonio se experimenta como una
necesidad para la supervivencia y está basado en una rigurosa división del trabajo: los
hombres construyen las casas, pescan y cazan; las mujeres cocinan, curten pieles y
fabrican las vestimentas. El imperativo es la obligación de ayudar a la parentela, aunque
los sentimientos no se pueden demostrar excesivamente. Esto hace referencia a un cierto
orden social universal no obstante que difiere en su forma de otras comunidades. Ahora
bien, ¿qué ocurre cuando uno de los miembros no cumple con la ley social básica ?. La
humillación, la burla, constituye una de las sanciones más habituales. De esta manera se
pone en juego el control social en dicha comunidad esquimal. Existe un orden - serie de
relaciones relativamente estables -, pero además hay algo que mantiene ese orden ya sea
mediante la prevención o la sanción ante una conducta desviada.
En cualquier sociedad el control social formal es más evidente debido a que las
reglas están explícitas, la sociedad posee instrumentos y/o mecanismos de persuasión
basados en una orientación normativa, por lo general, formalizada a través de códigos.
Menos obvia es la manera en que se puede advertir el control social informal. La
existencia del mismo se puede deducir de dos maneras: a) a partir de la quiebra del
orden, ¿cómo se quiebra el orden?, mediante la práctica de una acción extraña a las
reglas; b) a través de la imposición de la sanción. En tal sentido se hace referencia a una
dimensión negativa; en otras palabras, en el control social subyace la censura, la
prohibición (formal o informal) respecto a ciertos comportamientos no esperados.
La eficacia del control social (formal o informal) varía según las sociedades, las
áreas culturales y las épocas. Asimismo, los mecanismos de control se pueden encontrar
en diferentes niveles dentro de una sociedad. La multiplicidad de controles sociales
obedece al hecho que dentro de una sociedad existen instituciones, grupos mafiosos,
colectividades religiosas, asociaciones, en fin, grupos de todo tipo, que poseen
determinadas reglas que pueden o no estar en consonancia con la sociedad general y, lo
que no es impugnado por esta puede serlo dentro de un grupo menor y viceversa.
Resumiendo, el control social no se efectúa sólo en el orden de lo macrosocial, sino que
se suele ejercer también dentro de todos los grupos parciales de una sociedad (Gurvitch,
1945).
Para que los procesos o formas de control social se mantengan se presume como un
requisito necesario la capacidad de prever las consecuencias de la conducta desviada o,
lo que es lo mismo, anticipar las reacciones o sanciones por parte de los otros. Por lo
tanto, dichas conductas deben poseer tal significado que pasan a formar parte de los
modelos convencionales. Estos patrones se aprenden en el proceso de socialización
primaria o secundaria. Pero más allá del cómo se adquieren (esto es, de maneras
diversas y complejas) estos patrones culturales, siempre se obtienen en la interacción
con los otros. Por otra parte, el sujeto no sólo aprende lo relativo a las conductas
aceptadas o no, sino que interioriza el control de manera que al evaluar el costo de una
conducta desviada, las más de las veces, decidirá no llevarla a cabo, esto supone la
función que surge de la conformación de la conciencia denominada “otro generalizado”.
237
Merton señala que, el disidente, el inconforme, al no comportarse con las
expectativas del resto, activa mecanismos de control social porque, de alguna manera,
las normas morales internalizadas han sido violadas y por lo tanto el orden social se ve
amenazado, es esa “indignación moral” precisamente la que permite que los procesos de
control social sigan funcionando. Imagine el lector si los jóvenes, desde las escuelas,
fuesen incitados a cuestionar las pautas sociales establecidas, esto puede orientarse
hacia una creatividad de tal magnitud que desorganizaría cualquier sociedad.
Frecuentemente se ha considerado que el control social se encuentra sólo en
sociedades con regímenes represivos, lo que significa que el control social pasaría a ser
un factor del Estado exclusivamente. Esta noción hace pertinente la pregunta acerca de
quién es el sujeto y quién el objeto del control social. Al respecto se pude enumerar una
amplia gama de agentes de control ya sea en el orden de lo micro o de lo macro
(familia, vecinos, escuela, instituciones, pueblos, ciudades, leyes, tribunales
internacionales de arbitraje, etc.), pero lo importante es destacar que no es sólo la
mayoría de una comunidad la que lo ejerce en contra de minorías desviadas
(marginales), sino que, ocasionalmente, se despliegan procesos de control desde algún
grupo (ej.: grupos de presión) sobre todos los otros.
El control social es tal en tanto inhibe comportamientos no esperados. La
socialización del niño y la niña consiste en hacer que interiorice -en su estructura de la
personalidad- autocontroles que funcionan de manera automática y que son
experimentados individualmente por el sujeto. Así el individuo actúa, por lo general, de
manera que sus actos no provoquen reacciones negativas respecto a lo que es
comúnmente aceptado. En otras palabras, hacemos previsión de nuestros actos para no
recibir ningún reproche de parte de los demás. Norbert Elias303 en su análisis
sociológico de los procesos sociales y psíquicos que han moldeado la civilización
europea occidental, indica que todas las reglas de civilidad304 no son más que la
expresión de un control social creciente por parte de las "fuerzas sociales" que rigen el
proceso civilizatorio. A este “control social” le llama el "autodominio desapasionado",
el cual logra su perfección cuando se logra una correspondencia entre el aparato de
vigilancia y control de la sociedad y el aparato de control que se constituye en el espíritu
del sujeto. No obstante, y sin llegar a los extremos como aquellos que indican que el
control social esta desapareciendo gracias al libre mercado305 o bien aquellos que
piensan que el control social es el “equivalente moderno” del orden social306, en algunas
circunstancias, en mayor o menor medida, el control social pierde su efectividad debido
al surgimiento de conductas innovadoras que darán paso a un nuevo orden.
Evidentemente no se puede negar el cambio que se origina, llegado el momento, en
cualquier sociedad debido a las novedades que se producen en el orden de la sustitución
de valores viejos por otros nuevos más eficaces y con sentido (tema que, por razones
obvias, escapa a este capítulo). Un ejemplo que ilustraría lo antedicho es el comentario
realizado por el director del Instituto de estrategias económicas, el mismo señala que
durante décadas a los ejecutivos de Europa y Japón se los persuadía respecto a su
responsabilidad hacia la protección del empleo y la estabilidad social, hoy, estos
303
Elias, Norbert, El proceso de la civilización F.C.E. Madrid, 1989.
304
Según Elias, en el Renacimiento, las conductas se transforman de manera simultánea a la decadencia
de la nobleza feudal y el concepto de cortesía es sustituido por el de civilidad (civilité).
305
Idea admitida por Colin Summer (Instituto de Criminología de la Universidad de Cambridge) en el
seminario sobre “Control Social en el sin del milenio (1993).
306
Mac Iver, 1949.
238
mismos ejecutivos se dan cuenta que aquellos valores no se condicen con el
imperativo global (mucha competitividad y pocas obligaciones sociales).
En el mismo sentido, cuando Vance Packard en 1957 advierte que “la ocupación
futura de todos los chicos es llegar a ser hábiles consumidores”, descubría un nuevo
valor que se abría paso en la sociedad y que, hasta entonces, no era considerado como
tal. Hoy ya estamos educados tanto como consumidores como para el placer
vertiginoso, valores que son parte también de la lógica del mercado. Al respecto,
podemos preguntarnos si la Globalización, que mediante la persuasión sutil transforma
las culturas desde adentro, no tiene ningún efecto en términos de control social. Dejo al
lector la reflexión...
Un tema novedoso que provoca opiniones encontradas es el que atañe a las nuevas
tecnologías de la comunicación y la informática no sólo están permitiendo la aparición
de oleadas de aparatos cada vez más sofisticados, sino que paralelamente se aprovechan
para tener bajo control a la población civil, dejando atrás los métodos de represión ya
obsoletos, propios de las dictaduras. En estos momentos existen documentos que
revelan el uso masivo de estas tecnologías, asignadas a la vigilancia y manipulación
social y política. Debido a su novedad escapan a la regulación de los países -aún los más
democráticos -, en muchos casos, la imposibilidad de controlar la utilización de estos
sistemas es debido a que la mayoría de las comunicaciones entre los ciudadanos se
hacen vía satélite, lo cual esta fuera del espacio protegido por la legislación de cada
país.
Las ocultaciones que existen acerca de nuevas tecnologías para el control político y
social de la población se ha quebrado recientemente, a partir del traslado de la
utilización de estos nuevos sistemas al sector civil y a la difusión por Internet de la
existencia de documentos307 de carácter semi oficial que revelan datos tales como: una
guía de los adelantos tecnológicos recientes destinados al control político, una análisis
de las implicaciones de la globalización y la militarización del equipamiento para uso
policial, la concurrencia de los sistemas de control extendidos en todo el mundo, etc. De
los mencionados estudios surge además que este control global no tiene ningún control
y jamás se discutió su rol o función.
Ya sea a través del reconocimiento y seguimiento de voz o por determinada palabra
enunciada308, por una imagen virtual309 o el reconocimiento a través de los genes o del
olor personal310, de controles por videocámaras tan común hoy en día o a través de los
teléfonos móviles311, no cabe duda que se esta desplegando un control desde un
“panóptico tecnológico” de alcance invisible que atenta contra la libertad individual y
que promoverá nuevos procesos de control social. ¿Qué será lo aceptado por la
sociedad, que luego genere comportamientos tales que serán producto del autocontrol?
307
Por ej.: STOA (trabajo de asesoramiento científico) Nº PE 166 499, investigación realizada por Steve
Wright, a pedido del Parlamento Europeo cuyo título es: “An Apraisal of the technology of political
control” (Una aproximación a las tecnologías de control político).
308
El programa Tesaurus permite, por medio de palabras claves, controlar las conversaciones que se
producen sobre temas de interés, las que luego se analizarán para saber quién habla con quién.
309
El sistema Memex hace posible la construcción de una imagen virtual de cualquier persona y en
tiempo real, brinda un listado de todos los accesos electrónicos (tarjetas de pago, transacciones por caja,
etc.) de las últimas horas.
310
Los olores (feromonas) plasmados mediante diagramas son tratados como cualquier otra información
en un programa especial y permiten la ubicación de personas.
311
Cualquier aparato de telefonía celular sirve para localizar a su usuario sobre plano, con un error de
pocos metros
239
Finalmente, cabe señalar que no se debe perder de vista, al analizar el control social,
que si bien el concepto incluye esa capacidad de los grupos que constituyen una
sociedad para proceder de acuerdo a la concepción que atribuyen a los valores y metas
colectivas que se cultivan en la misma, también puede ser entendido (de hecho lo es)
como un control coercitivo, de tal manera que el orden social descansaría en un sistema
de control constituido por instrumentos de coerción limitados por un sistema de normas
(ej.: cuerpos y fuerzas que utiliza el Estado para asegurar el orden). Por lo tanto su
estudio no debería dejar de incluir tanto los mecanismos de persuasión interpersonales
como institucionales. Los primeros tendrán más que ver con una interacción “cara a
cara”; los segundos estarán basados en una orientación normativa formalizada.
240
Bibliografía
CULTURA Y SOCIEDAD
Irene Di Martino
Podemos partir de la idea de que todo lo que las personas hacen, dicen y piensan
dentro de una sociedad forma parte de la cultura de esa sociedad. Por sus experiencias
de vida las personas desarrollan un conjunto de pautas que junto con una serie de
valores que las apoyan constituyen lo que se llama: cultura.
El esquema conocido de:
PAUTA PERSONA
INSTITUCIÓN GRUPO
CULTURA SOCIEDAD
MUNDO SOCIOCULTURAL
Nos muestra que a cada sociedad le correspondería una cultura; cultura que
brevemente definiríamos como la configuración total de las instituciones de esa
sociedad; y a su vez instituciones que son combinaciones de pautas que forman los roles
sociales, relaciones humanas y procesos sociales. De esta manera podemos decir que la
pauta social es la unidad mínima de la cultura.
Estos conceptos pueden ser explicados en forma separada desde el punto de vista
analítico, pero en la realidad, concretamente, lo que vemos es una sociedad con su
cultura, por ejemplo, la sociedad argentina con la cultura argentina y no con la cultura
chima.
El término cultura
Definición de cultura
312
Goodenough,W., “Problemas de la concepción de la cultura”, en Kahn, J.S., El concepto de cultura:
textos fundamentales, Barcelona, Anagrama, 1975
243
pensamiento que le han permitido al hombre ser menos esclavo”; o la de A.
Einstein “La historia verdadera del hombre la constituye la cultura humana”; o la de
A.L. Kroeber “Parte de la cultura consiste en normas de conducta. Otra parte consiste en
ideologías que justifican determinadas conductas seleccionadas. Finalmente, toda
cultura supone unos amplios principios generales de selección y ordenación”; o la de la
Enciclopedia de Antropología que dice “La cultura es el comportamiento conforme a
determinados modelos que aprende cada individuo desde que nace y a medida que es
educado para llegar a ser, y así conservarse miembro del grupo particular en el que
naciera o al que se uniera”; y por último podría citar también a un diccionario de
Antropología que dice “Cultura es el patrón de comportamiento aprendido por los
hombres en calidad de miembros de un grupo social y transmitido de generación en
generación”. Como vemos hay muchas definiciones313, pero podríamos tomar la de
Guy Rocher314, que inspirándose en la definición de Tylor y ampliando con algunas
características atribuídas hoy a la cultura, entiende por cultura: “Un conjunto trabado de
maneras de pensar, de sentir y de obrar mas o menos formalizadas, que aprendidas y
compartidas por una pluralidad de personas, sirven, de un modo objetivo y simbólico a
la vez, para constituir a esas personas en una colectividad particular y distinta”.
Características de la cultura
313
Kahn, S., El concepto de cultura:textos fundamentales, Barcelona, Anagrama, 1975.
314
Rocher, G., Introducción general a la sociología. Barcelona, Herder, 1980, Cap. IV, pp. 111-112
244
a entidades parciales inmersas en las sociedades globales o cuando se desea resaltar
los vínculos entre una cultura mas reducida y otra mas extensa.
En las subculturas las pautas son diferentes con respecto a la cultura mayor, pero
cuando están en franca oposición con la cultura dominante ya no se habla de subcultura
sino de contracultura. Por ejemplo, las sectas religiosas, etc. Debería recordarse que
una contracultura rechaza algunas pero no todas,las normas de una cultura dominante.
Los hippies de la década del ‘60 y ’70, al mismo tiempo que rechazaban la mayor parte
de los valores de una sociedad materialista, buscaban generalmente los sistemas de
sonido mas fieles que pudieran encontrar. Estas incongruencias no demuestran falta de
sinceridad, sino que ponen de manifiesto que aún en las subculturas mas extremas hay
sólo un rechazo parcial de las normas de la cultura dominante. Las contraculturas
pueden introducir cambios sociales. Si son causa de cambios o simplemente reflejan los
cambios que ya se están dando, puede discutirse. Lo que puede decirse es que las pautas
de las contraculturas actuales bien pueden ser algunas de las normas culturales de
mañana.
Toda sociedad moderna incluye grupos de personas que tienen pautas, valores, que
no son compartidos por el resto de esa sociedad; el rico tiene un estilo de vida diferente
del estilo del pobre, esto sería una subcultura de clase. Otro ejemplo interesante para
describir sería la subcultura de los jóvenes, con sus estilos especiales de actuar, pensar,
vestir y un vocabulario que los adultos pueden traducir apenas, ya que las subculturas a
las que no pertenecemos nos plantean la existencia del otro, y a pesar de que
compartimos ciertos códigos generales, como el lenguaje por ejemplo, los adultos están
excluídos de ese ámbito subcultural. Los adultos han sido jóvenes, y éstos necesitan sus
propios códigos para poder identificarse con otros jóvenes, para adquirir identidad
social. Eso se ve claramente en el ámbito de la cultura de la noche, de la ciudad
nocturna de los jóvenes, la ilusión liberadora de la noche, donde los poderes que
importan (los padres, los adultos) duermen, donde los jóvenes pueden aplicar sus
propias reglas. Sin embargo, pese al esfuerzo, en la cultura de la noche no dejan de
estar presentes las formas de dominación y legitimación vigentes en la sociedad en
general: distinciones de clase, edad, sexo, raza, etc. En ciertos locales de la noche, los
jóvenes son excluídos por la vestimenta, el cuerpo, la etnia, etc., y esta exclusión se
convierte en un valor para esos locales y se genera un proceso de aculturación que se
inicia en los jóvenes antes del ingreso y al que éstos se avienen para ser aceptados, para
pertenecer, para no ser excluídos. O sea que esta cultura de la noche, que pareciera
crear un espacio propio para los jóvenes, no hace mas que repetir las normas vigentes en
los sistemas de dominación de la sociedad.
Siguiendo con el explicación de la definición de Rocher, otra de las características
importantes es la manera objetiva y simbólica con que la cultura contribuye a constituir
una colectividad particular y distinta.
El aspecto objetivo se puede ver en las formas de pensar, sentir y obrar que utilizan
las personas de una sociedad, que les sirven para relacionarse, por ejemplo: los gestos,
ademanes, un abrazo, y que cobran para ellas un sentido de realidad tan tangible y
concreto como puede ser un edificio público o un monumento.
Por esta objetividad que tiene la realidad cultural, es que los científicos sociales
pueden analizar el concepto de cultura, decir que la cultura trasciende a los hombres
utilizando esa normas, valores, etc.
También el aspecto simbólico de la cultura sirve para darle unidad a una
colectividad de personas.
245
La cultura aglutina símbolos, símbolos que básicamente son de comunicación y
participación. Los símbolos de comunicación, son los que posibilitan las relaciones con
los otros; el caso mas claro es el lenguaje, pero no sólo escrito u oral, también el
lenguaje gestual, por ejemplo: las señas en un partido de truco. Los símbolos de
participación configuran modelos a seguir, que la colectividad toma porque adhieren a
determinados valores que justifican esos modelos, y adhiriendo a ellos nos muestran y
demuestran su participación, su pertenencia a esa sociedad; así tanto los científicos
sociales, como los que están fuera o dentro de esa sociedad, observando la conducta de
las personas, pueden ver las pertenencias o no a distintos grupos y/o sociedades. Por
ejemplo: si en una convención política quiero demostrar mi adhesión a algún candidato
y eso se demuestra colocando un prendedor en mi pecho con su foto o nombre, si esa es
la conducta que observo, les estoy demostrando a los demás, mi participación en la
convención a favor de ese político, o sea que esa pauta externa observada por los otros,
va a constituírse en un símbolo de participación.
Funciones de la cultura
Procesos culturales
Deculturación
Es un proceso que se da por avasallamiento o translado de grupos humanos
arrancados de su territorio o de su sociedad, y por lo tanto de su cultura, y reclutados
como mano de obra en empresas ajenas; así se ven obligados a abandonar su propia
cultura, a aprender nuevas formas de hablar, de hacer; en la deculturación el énfasis está
puesto en la erradicación de las pautas culturales originales y en todos los problemas
que ello acarrea.
Aculturación
Es un proceso que da después de la deculturación; las culturas dominadas y
avasalladas, desvastadas por la deculturación, no tienen otra salida que esforzarse en la
cristalización de nuevas pautas culturales, de comprensiones comunes entre
dominadores y dominados, que tornen viable la comunicación entre ellos, la
convivencia social así como la explotación económica.
316
Ribeiro, D., Las Américas y la civilización,Buenos Aires, Ceal, l973.
247
Asimilación
Es un proceso que se utiliza para explicar la integración del europeo a las
sociedades neoamericanas, cuyas semejanzas culturales no justifican el empleo de
deculturación y aculturación, ya que aquí subyace la dominación y el poder de un
pueblo sobre el otro. En la asimilación se admite la integración gradual, las sociedades
receptoras aceptan diferentes grados de pertenencia, se conservan algunas pautas de la
propia cultura y voluntariamente se van creando nuevas pautas comunes. En los otros
procesos se da la integración a través de la fuerza y si bien pueden coexistir pautas de
ambas culturas, esto es siempre por conveniencia de la cultura dominadora, que es la
que se impone a la otra. Por eso Sapir habla de cultura auténtica y cultura espuria.
Las culturas auténticas son aquellas mas integradas internamente y mas autónomas
en el comando de su desarrollo; mientras que las culturas espurias son aquellas culturas
avasalladas, descaracterizadas, sometidas a vínculos con el exterior que las hacen
dependientes de las decisiones ajenas y cuyos miembros están mas sujetos a las ideas
que tiene el dominador sobre el mundo y sobre sí mismos, que a sus propios valores.
Los ejemplos mas claros que se pueden dar sobre los procesos de deculturación y
aculturación son la conquista y posterior colonización de América y sus pueblos por
parte de las distintas naciones europeas; y en cuanto a la asimilación el ejemplo serían
las corrientes inmigratorias desde Europa a América a finales del siglo pasado y
principios del sigloXX.
Es interesante también cómo se puede utilizar el ejemplo anteriormente citado, de
la subcultura de los jóvenes, para presentar el proceso aculturativo que sufren los
jóvenes para ingresar a ciertos círculos y lograr así la identificación necesaria con sus
grupos de pares y sentir la pertenencia para alejarse de la exclusión.
Utilizando el mismo ejemplo podemos tocar también el tema del etnocentrismo y
relativismo cultural.
Etnocentrismo
Sumner planteó el etnocentrismo como una forma de ver las cosas en la que el
propio grupo es el centro de todo, y todos los demás grupos se miden y clasifican con
referencia a él, o sea que cada grupo supone que su cultura es la mejor, y cierto grado de
etnocentrismo es necesario y existe en todas las culturas, el problema surge cuando se
cree que es superior a cualquier otra, hasta el punto de medir todas las culturas con los
valores de la propia y es así que son buenas o malas, progresistas o retrógradas, etc.
Sin embargo cierto grado de etnocentrismo es necesario para que los grupos puedan
sobrevivir y también reafirmar la pertenencia del individuo al grupo, ya sea que
hablemos de jóvenes o viejos, de conservadores, de marginados, de los menos instruídos
o los acaudalados. Los grupos etnocéntricos parecen sobrevivir mejor que los grupos
mas tolerantes; tomando esto, los estados en épocas de tensión o guerra, refuerzan la
propaganda etnocéntrica. Aunque es una protección contra el cambio y de esta manera
ayuda a la estabilidad, por otro lado puede llevar al fracaso de la cultura y a la extinción
del grupo, al no permitir las adaptaciones.
248
Relativismo
Esta teoría surge de la idea que si bien nuestros valores son importantes para
nosotros, es decir para nuestra cultura, aquí y ahora, no podemos analizar las acciones
de otros grupos en términos de nuestros valores y motivaciones si queremos entenderlos
y explicarlos. La cultura es un sistema en el que las pautas, los valores y las
instituciones se encuentran relacionadas, cada parte cumple una función y tienen un
significado relativos al ambiente cultural. Un valor no es bueno ni malo en sí mísmo
sino sólo en referencia con la cultura en la que tiene que funcionar. El concepto de
relativismo no significa que los valores sean relativos, ésta es la crítica mas común, que
“cualquier cosa puede ser buena en alguna parte”, sino que hay valores que si bien son
muy importantes para una cultura, pueden ser relativos para otra. El punto central del
relativismo cultural es que en un ambiente cultural particular, algunas características son
buenas porque funcionan bien en ese ambiente, en tanto que otras características son
malas porque entrarían en conflicto con otras partes de la cultura.
Cultura e ideología
Cultura y mundialización
Cultura mundializada
La mundialización se mueve por dos caminos simultáneos. Por un lado, la
desterritorialización: que forma un tipo de espacio racional, deslocalizado y abstracto;
y por el otro, trata de llenar ese “espacio vacío” con los objetos mundializados:
reconocibles por todos, que son como señales externas de esa culturización
mundializada, que a través de un par de zapatillas, una galletita, una gaseosa, o un jean,
van creando pautas de comportamiento y de pensamiento, en las distintas sociedades y
de esta manera se va conformando, pues difícilmente una cultura tuviera la posibilidad
de mundializarse sin esos objetos mundializados que llenen el espacio
desterritorializado. Es a través del consumo de esos objetos mundializados que dentro
de la cultura se forma una memoria internacional-popular, que le sirve de base a las
250
sociedades globalizadas, porque les proporcionan las referencias culturales
comunes, que permiten establecer las relaciones entre las personas y poder formar así
las identidades, intercomunicando a los individuos dentro de ese espacio globalizado;
esas referencias mundializadas que son dadas por los medios como el cine, la t.v., o las
historietas y que pueden ser: situaciones, imágenes, personajes, etc. Por ejemplo
entramos a esos espacios desterritorializados, que son un aeropuerto o un shopping, y
nos invade una sensaciómn de familiaridad, ahí están esos objetos que todos
conocemos.
Como anteriormente decíamos, a la cultura mundializada le corresponde una
sociedad global de consumo; hasta ahora nos basábamos en los análisis clásicos de las
ciencias sociales, y cuando hablábamos de integración social, se ponía el énfasis en que
eran las sociedades nacionales las que mejor podían dar la idea de solidaridad y
cohesión social. De esta manera debemos plantearnos nuevas instancias para lograr la
integración de las personas en estas sociedades globales. Si lo tradiconal y lo nacional
se vuelven insuficientes, podríamos ver por ejemplo instancias como la publicidad a
través de los medios de comunicación y se lograría así cierta estabilidad social, uniendo
los deseos atomizados de los consumidores.
En síntesis, hay una función de integración social a través del consumo, que excede
así lo meramente económico, y como diría Jean Baudrillard317 el consumo “es una
conducta activa y colectiva, una imposición moral, una institución. Es todo un sistema
de valores, con todo lo que el término implica, esto es su función de integración grupal
y de control social”
No sólo se están comprando y vendiendo productos, debajo hay un movimiento
mas amplio, en el cual una ética específica, valores de espacio y de tiempo son
compartidos por un conjunto de personas inmersas en la posmodernidad.
De esta manera los medios de comunicación y las grandes corporaciones tienen un
papel que supera la dimensión netamente económica y pasan a ser agentes de
socialización preferenciales de esa sociedad globalizada, ellos proveen a los hombres de
referencias culturales para la formación de sus identidades, referencias culturales que
están dentro de esa memoria internacional-popular.
El consumo sirve así para integrar a los hombres, el mundo es cada vez mas
idéntico debido a la globalización de los mercados, pero como dice Michael Porter, la
homogeinización y segmentación no son incompatibles; porque si bien se produce
homogeinización entre países, se da a su vez la segmentación dentro mismo de los
países. A través de la segmentación se pueden crear tipologías universales; lo que
importa es entender los segmentos mundializados que comparten las mismas
características, ahora las conductas se diferencian no por las territorialidades, sino en
función de segmentos de consumo. De esta manera el impacto de las culturas locales se
relativiza y aumenta el de la cultura mundializada.
El consumo mundial opera con tipologías transnacionales que son:318
-consumo internacional sofisticado: son los ciudadanos del mundo, viajeros que
se trasladan por todo el mundo y tienen sus vidas marcadas por las exigencias
mundializadas.
-consumo menos sofisticado: individuos abiertos a las cosas del exterior.
-consumo provinciano: los que se conforman con las oportunidades que ofrecen
sus localidades.
317
Baudrillard, J., Cultura y simulacro, Barcelona, Kairós, 1993.
318
Ortiz, R., Mundialización y cultura, Buenos Aires, Alianza, 1997
251
O sea que lo importante es que en el contexto de una sociedad globalizada, las
clasificaciones transnacionales sustituyeron a las divisiones de clase.
Es tiempo de entender que la globalización se realiza a través de la diferenciación.
Las personas que forman esos segmentos pueden ser diferentes pero piensan igual.
¿Qué pasa entonces con las divisiones que se hacen entre el “Primer Mundo” y el
“Tercer Mundo”? Se tornan inadecuadas, desde el ppunto de vista de una civilización
mundial; ya no es convincente la gradación que se hace utilizando algunos índices
económicos, sociales, etc. , que separan a los países en desarrollados y subdesarrollados;
el posmodernismo rompe con las barreras nacionales.
La mundialización está presente en las sociedades que llamamos “periféricas”, ella
se encuentra “dentro” de nosotros; la cultura mundializada tiñe todos los lugares,
independientemente del grado de desarrollo de los países, aunque por supuesto lo hace
de manera desigual. Las diferencias surgen en el interior mismo de los países, ya no es
necesario hablar del “Primer” o “Tercer Mundo”, por ejemplo, ¿no son parecidos los
espacios de pobreza y marginalidad del tercer mundo y los guetos del primer mundo?
La desigualdad se plantea mas entre “ellos” y “nosotros” que entre “dentro y
“fuera”.
252
Bibliografía
Gabriela Lariño
319
Para profundizar el tema ver en esta edición Pérez Lalanne, R., Reflexiones sobre la ciencia.
254
El relato moderno en la esfera política se asociará con la revolución, con el
cambio histórico, que pretenderá pensar la historia en un sentido unitario y teleológico,
y por lo tanto, universal. Los diferentes discursos emancipatorios, las llamadas utopías
en algunos casos, serán legitimadas a partir de una gran idea (libertad, igualdad, etc.),
cuyo valor intrínseco se funda en la universalidad, erigiendo así al sujeto como portador
de verdades absolutas basadas en enunciaciones racionales. Mediante la educación, la
ciencia, la política y el arte, se alcanzaría ese tan ansiado progreso que abarcaría a toda
la humanidad.
Sin embargo, no hay y nunca la hubo, una única y gran historia, sino una
multiplicidad de historias que convergen entre sí y se suceden y, nos permiten así
observar que la modernidad era poseedora de un doble rostro, un rostro ambiguo y
tensionado que nos hace cuestionarnos si quizá no habrán cohabitado diferentes
modernidades.
¿Es posible sostener valores universales? ¿Todos entendemos lo mismo cuando nos
referimos al progreso de la humanidad? ¿Aquello que es correcto para mí, también lo es
para el otro?
En realidad, los valores absolutos y universales proclamados por el proyecto
moderno eran los correspondientes al discurso hegemónico de los poderosos, que se
impartían, a veces descarnadamente, a través de una ética del deber ser, que no
garantizaba más que a unos pocos la felicidad, pero dejaba a todos la sensación
gratificante del deber cumplido. En todo caso, el placer devendría con el paso del
tiempo, en un futuro, y como recompensa por tanto sacrificio. El ahorro, el estudio, la
conformación de una familia, la práctica política o sindical, se llevaban a cabo como
inversiones a futuro, como apuestas a un mañana mejor.
Las instituciones por su parte, se encargaban de reforzar estas nociones controlando
el cumplimiento de las normas impuestas, mediante la implementación de diferentes
estrategias entre las que resalta la figura del panóptico. El panoptismo, vigente a través
de las torres visoras de las cárceles, de la disposición de los pupitres en las aulas de
clase, de los relojes fichadores de las fábricas, etc, reforzaba el mantenimiento del orden
burgués instituido vigilando a los potenciales transgresores, que en caso de serlo, eran
severamente sancionados.
¿En qué momento comienza a ser cuestionado el proyecto moderno? Resulta difícil
de precisar debido a la diversidad de opiniones respecto al tema, ya que para algunos
autores las primeras voces disonantes empezaron a escucharse en el siglo XIX, cuando
la modernidad empezaba a madurar. Así, mientras se consolida parte de sus postulados,
otros comienzan a ser criticados y replanteados, principalmente los relacionados con las
diferencias sociales surgidas a raíz del capitalismo. Marx, Nietzche, Kierkeggard, entre
otros, trataron de alertar mediante la deslegitimación o el nihilismo crítico, que las cosas
no podían marchar tan linealmente como se esperaba. Sin embargo, y paradójicamente,
hasta los teóricos críticos confiaban en el progreso y en la ciencia, es decir, proclamaban
los ideales de la modernidad.
Pero es promediando el siglo XX y a partir de hechos tales como la Segunda Guerra
Mundial, el nazismo, y posteriormente la guerra de Vietnam, Mayo del 68 y las
dictaduras latinoamericanas, entre otros, que se consolida el desencanto por las
promesas incumplidas. También agonizará el optimismo científico, que a partir de
Hiroshima y Nagazaki demostrará que la aplicación de la ciencia puede tornarse
sumamente destructiva. Muerte, sobrearmamento de los bloques, “guerra fría”,
degradación del medio ambiente, constituyen así la contracara del bienestar
proporcionado por los avances científicos.
255
Asimismo, se inicia un proceso de cambio a nivel mundial, tanto económico
como político, al surgir las sociedades postindustriales donde se desarrollarán las ideas
de la posmodernidad.
Si bien algunas posturas, entre las que resalta la del filósofo alemán Jürgen
Habermas, consideran que aún persiste la modernidad y que la actual sociedad
constituiría, por lo tanto, sólo una “vuelta de tuerca” de la misma, para la mayoría
habría finalizado a mediados del siglo XX
Si las instituciones modernas eran las encargadas de imponer las normas que el
hombre debía cumplir, en la posmodernidad esas mismas instituciones carecen de
influencia.
El Estado se contrae y deja de ocuparse de la regulación del mercado, dejando
vacante además la función de impartir justicia social.
Las grandes instituciones, como la Iglesia y los Sindicatos, pierden poder de
convocatoria y ya nadie cree en ellos. Similar destino conllevan la escuela, el trabajo, el
ejército, la familia y los partidos políticos.Paralelamente, estas mismas instituciones
cuyo discurso se "edulcoriza" cada día más, tratan de incitar a la participación.
"Quién cree aún en el trabajo cuando conocemos las tasas de ausentismo (...)
cuando el frenesí de las vacaciones, de los week-ends, del ocio no cesa de desarrollarse
(...)? quién cree aún en la familia cuando los índices de divorcio no paran de aumentar,
cuando los viejos son expulsados a los asilos (...) cuando las parejas se vuelven libres
(...)? Después de la Iglesia, que ni tan sólo consigue reclutar a sus oficiantes, es el
sindicalismo quien pierde igualmente su influencia..."320
Es en la institución escolar donde puede percibirse con mayor claridad el desfasaje
entre una institución moderna, cuyas formas y valores permanecen pero vaciados de
contenido y un entorno posmoderno al que ésta no llega a acomodarse.
La escuela moderna es la escuela disciplinaria. Surge con la obligación estatal de
educar al ciudadano primero y al trabajador más tarde, y contribuir a la construcción de
la identidad nacional. Aparece ligada al progreso y a la formación de la conciencia, y
debe por lo tanto, basarse en un sistema de reglas administradas en forma centralizada y
ejecutadas verticalmente. Muchas veces autoritaria y represiva, según los gobiernos de
turno, hizo del orden y la doctrina un estandarte.
"La indiferencia crece. En ninguna parte el fenómeno es tan visible como en la
enseñanza donde en algunos años (...) el prestigio y la autoridad del cuerpo docente
prácticamente han desaparecido. El discurso del Maestro ha sido desacralizado,
banalizado, situado en el mismo plano que el de los mass media y la enseñanza se ha
convertido en una máquina neutralizada por la apatía escolar, mezcla de atención
dispersada y de escepticismo lleno de desenvoltura ante el saber. Gran turbación de los
Maestros. En ese abandono del saber lo que resulta significativo, mucho más que el
aburrimiento, variable por lo demás, de los escolares".321
Desde el retorno a la democracia, en nuestro país, la disciplina y la pedagogía en
las escuelas se han vuelto "light". Asimismo, se percibe un doble discurso: valores
modernos se entremezclan con la inmediatez, la evasión y la apatía de la
posmodernidad.
Con relación al compromiso de los padres en la educación actual, Guillermo Obiols
(1992) sostiene que la nueva realidad de la institución educativa es ser una guardería, un
depósito de niños y adolescentes. La demanda social latente hacia la institución escolar
no está dirigida a sus funciones pedagógicas, sino a su función de agente socializador,
320
Lipovetsky,G., La era del vacío, Barcelona, Anagrama, 1993.
321
Lipovetsky,G., La era del vacío, Barcelona, Anagrama, 1993.
257
pero no ya como órgano de control de los deseos individuales y promotor de la
homogeneidad entre pares, sino como custodio.
La escuela es el ámbito donde los alumnos reciben educación sexual, información
sobre el sida y la drogadependencia, tramitan sus documentos, se proveen de ropa,
comida, vacunas, reflexionan con sus profesores y/o preceptores sobre la vida y
cuando queda tiempo, aprenden. Es así que permanece mayormente ligada a lo
socioafectivo mas que a lo cognoscitivo.
El lugar del profesor se ha desfigurado. Ya no es un especialista dedicado a enseñar
la disciplina en la cual se ha formado, sino una especie de animador cultural o guía
psicológico, que debe motivar a sus alumnos mediante clases dinámicas, divertidas,
escucharlo, comprenderlo y prestar más atención al vínculo docente-alumno que a los
conocimientos a transmitir
Para Beatriz Sarlo "Nuestra escuela corteja el mundo de los chicos en lugar de
ofrecerles la alternativa de conocer otros mundos. Nuestra escuela es juvenilista y se
considera tanto más avanzada cuanto más adula a sus jóvenes, a quienes llega a tratar
como clientes"322.
322
Sarlo, B., ¿La escuela debe entrar en el show-business?, en Página 30, Nº74, Buenos Aires, setiembre
de 1996.
258
Pero esta “adoración” del propio cuerpo y el incansable “mostrarse” o “estar en
vidriera”, propio de la cultura de la imagen en la cual estamos insertos, lleva a la
dificultad en el acercamiento con los otros. La inestabilidad de las relaciones de pareja y
la imposibilidad en algunos casos de asumir compromisos afectivos a largo plazo, pone
de relieve que tal como sucediera con Narciso, el contemplar con devoción la propia
imagen obstaculiza la consolidación de lazos con otros semejantes.
El aumento considerable de hogares unipersonales en los últimos años, que supera
el 30% en Buenos Aires, representa un indicador del creciente individualismo presente
en la sociedad. Y, como todo en la sociedad posmoderna, puede ser objeto de consumo:
boliches, empresas de turismo, consultoras matrimoniales, etc., dedicadas
exclusivamente a “solos” y “solas”, ofrecerán sus servicios para alivianar las molestias
que terminar con la soledad puede llegar a generar.
Paradójicamente la soledad desarrolla nuevas formas de interacción social, la
mayoría mediatizada por el accionar de los medios de comunicación de masas. Si hasta
hace unos años atrás Roberto Galán casaba a las parejas por televisión, ahora las
mismas se originan a través del correo electrónico, que permite “noviar” con alguien de
Singapur a quien probablemente nunca conoceremos personalmente, pero con el cual se
“chatea” varias horas por día. Eso sí, la relación nos asegura no tener que exponernos ni
afectiva ni sexualmente, ya que podemos desconectar y apagar la PC en cualquier
momento.
También a través de los medios de masas se consolidan novedosas variantes de
lazos sociales, ya que estos estimulan la solidaridad colectiva ante aquellas situaciones
que, debidamente editadas, posibiliten alcanzar un alto raiting. Accidentes, catástrofes,
desgracias privadas, conmueven al público que se moviliza, en muchos casos
espontáneamente. Pero esta solidaridad es efímera, circunstancial, y suele caer
rápidamente en el olvido, ya que no se fundamenta en ninguno de los dos sustentos
tradicionales que señalara Emilio Durkheim (1858-1917): la semejanza (solidaridad
mecánica) o la especialización dada por la división del trabajo (solidaridad orgánica).
323
Para profundizar el tema ver en esta edición Scharwtz, S., El proceso de globalización.
260
Bibliografía
Capítulo 21
EL PROCESO DE GLOBALIZACION
Silvia Schwartz
Introducción
Nos encontramos inmersos en un proceso que aunque parezca reciente, lleva años
de evolución e influye en cada uno de los aspectos de nuestra vida de relación, éste es:
el proceso de globalización.
Para entenderlo con mayor profundidad detallaremos sus orígenes, las
transformaciones que lo precedieron, sus aspectos determinantes, y las consecuencias
del mismo ya sea para el Estado-Nación, los trabajadores o cada uno de nosotros
dentro de un sistema democrático, por último esbozaremos algunas alternativas posibles
y las implicancias que tiene en nuestro país.
Es necesario para seguir avanzando en este tema dar una definición que permita
entender de qué estamos hablando: “...la globalización puede ser entendida como una
nueva fase de la internacionalización de los mercados, que pone en dependencia
recíproca a las firmas a las naciones, en grados absolutamente originales e inigualados
en el pasado...”324 (B.Coriat, 1994) Es decir estamos hablando de una integración, en
términos mucho más intensos que anteriormente, de los mercados de bienes y de
capitales,325 (Gerchunoff, 1998).
En este trabajo entonces distinguiremos a la globalización como proceso de
globalización y nó como ideología. Como un proceso que incluye una serie de
tendencias y originales realidades de una nueva fase capitalista y no orientar (en su faz
exclusivamente ideológica) sus requerimientos con las orientaciones y valores del
capitalismo salvaje, contraponiendo las actitudes que tengan que ver con cualquier tipo
de regulación como retrógradas y las de liberalización como modernas, presentando esta
etapa no sólo como la única, sino como la mejor.
Esta fase, que aún continúa, a la que algunos autores como Jeremy Rifkin la
consideran como el impacto significativo de la 3ª. Revolución industrial que había
hecho su aparición después de la segunda guerra mundial (Rifkin, 1997) motivada por
cambios tanto en las telecomunicaciones como en la informática, ha pasado por
diferentes etapas que mencionaremos en el próximo punto. Primero esbozaremos los
aspectos significativos de las dos revoluciones industriales anteriores. La primera
Revolución Industrial se ubica aproximadamente entre los años 1760 y 1860 y a partir
de ese momento hasta 1914 se la denomina Segunda Revolución Industrial. En la
primera se destacaba el uso del carbón y la máquina de vapor en cambio en la segunda
la electricidad y la máquina de combustión (el uso del petróleo). (McBurns, 1983)
324
Corita, Benjamín. Los desafíos de la competitividad, 1994,UBA, Bs.As., pag.3.
325
Gerchunoff, Pablo y Llach, Lucas, El ciclo de la ilusión y el desencanto. 1998. Ariel.Bs.As.
262
consideramos el proceso de interrelación entre los mercados, es posible observarlo
desde mitad de siglo. El mismo autor establece que ya a mediados del siglo XIX, se
desarrollaba un proceso de internacionalización de los mercados que tuvo una larga
pausa en el período de las dos guerras mundiales y en el de entreguerras.
El término globalización, según Rapoport (2000) fue incorporado como expresión
común ya a fines de los años 60 por Marshall McLuhan, cuando uso el concepto de
"global village" (aldea global aludiendo a los nuevos medios de información (la
televisión, primero y la informática e internet después). También, el mismo autor señala,
que surgió del mundo de los negocios tambien, para señalar un escenario económico
distinto dominado por las empresas transnacionales.
La globalización se puede describir como una etapa más en el proceso de expansión
internacional de las relaciones capitalistas de producción.326 (Baró Herrera),según el
mismo autor, éstas serían:
-internacionalización: desde el advenimiento del imperialismo a finales del siglo XIX
hasta la Segunda Guerra Mundial. (Coriat, la ubica hasta antes de la primera guerra
mundial). Sintetizando lo ocurrido en esta etapa: los Estados nacionales poseen el status
de Estados soberanos y todos los atributos de la soberanía económica, por ejemplo
emisión de la moneda, definición de la tasa de cambio, etc., hay intercambio
internacional de productos a partir de Estados-Nación.
-transnacionalización: desde la Segunda Guerra Mundial hasta las décadas del 70 y del
80. (Coriat la denomina mundialización). En este período las firmas multinacionales
comienzan a operar sobre una verdadera base mundial, plurinacional. Las compañías
establecen intercambios mundiales entre ellas mismas, es decir intra ramas.
-globalización: a partir de estas últimas décadas, encontrando atisbos de la mismas ya en
la década del 70. Adelantándonos al próximo punto, mencionaremos algunas
características específicas de esta última fase: a) la globalización financiera y la
desregulación general de los mercados financieros, "economía virtual" o "economía de
casino" con serios riesgos de inestabilidad financiera para el mercado mundial
(Rapoport, 2000); b) la regionalización (la formación de bloques o cuasi-bloques como
los denomina L.Thurow).
Dentro del proceso de globalización en su conjunto encontramos distintas
dimensiones además de la económica, la política, la cultural, en realidad todas ellas
forman parte del mismo fenómeno en donde lo económico marca lo político, es por eso
que la mencionamos en forma destacada y primero que a las dimensiones que luego
desarrollaremos: la cultural y la política.
Hay algunos aspectos, de la dimensión económica de la globalización, que no
podemos dejar de mencionar porque han servido para acelerar su evolución:
-La caída del Muro de Berlín. El 9/1/89 marcó el inicio de una nueva era donde
dejaron de existir dos sistemas ideológicos enfrentados y excluyentes y se pasa a un
mundo que deja de ser bipolar.
-La implosión del Estado de Bienestar. Se pasa de la participación directa del Estado
dentro de un modelo sustitutivo de importaciones ligado a la demanda interna, a una
apertura externa y a una liberalización comercial. Como veremos en un punto posterior
se redefine el rol del Estado.
-El desarrollo de la revolución científico técnica: (informática, robotización, etc.) con
sus derivaciones en el mundo de la producción, la gestión y la organización. Las
326
Baró Herrera, Silvio, Globalización y Desarrollo Mundial, Ed. de Cs. Soc., La Habana, 1997.
263
implicancias que esto produce en el mundo del trabajo (precarización,
flexibilización entre otras).
-Los cambios ocurridos en las condiciones de competitividad e inserción internacional
de los países: (relacionada con esta competencia implacable aparece asociada una
exclusión social creciente).
Los aspectos mencionados en el punto anterior, son algunos de los fenómenos que
impulsaron la globalización, fundamentalmente en su faz económica. Describiremos a
continuación las características más salientes del mismo327:
-Tendencia a la apertura de los sistemas económicos nacionales,
por ende disminución de políticas estatales reguladoras y/o proteccionistas. En
consecuencia, esto también está denotando una pérdida de soberanía de los estados.
-Notorio aumento del comercio internacional, firma de acuerdos para agilizarlo
-Expansión de los mercados financieros, donde cada vez hay una movilidad mayor.
-Reorganización espacial de la producción e interpenetración de las industrias a través
(y no obstante) de las fronteras nacionales.
-Incremento de la movilidad internacional de los factores de producción.
-Búsqueda permanente de la ventaja comparativa y de la competitividad (ya citada
anteriormente).
-Prioridad de la innovación tecnológica.
-Aparición de elevadas tasas de desempleo.
-Descenso de los niveles históricos de remuneración de la fuerza de trabajo.
Y como resultado de lo anterior:
-Aumento de la interdependencia entre países o economías diferentes.
-Consolidación de una definida tendencia a la formación de poderes económicos
regionales. Agunos autores destacan la regionalización en el marco de la globalización,
otros cuestionan la validez del concepto mismo de globalización ya que consideran que
es contrapuesto al de regionalización, que se estaría dando pruebas empíricas más
contundentes. (Rapoport, 2000).
Para Petrella, R (1966) la globalización tiene tres motores: la liberalización, la
privatización y la desregulación.
Este Nuevo Orden Mundial que esta sustituyendo al que funcionó después de la
Segunda Guerra Mundial, trae consigo una serie de consecuencias, a continuación
mencionaremos algunas de ellas y posteriormente profundizaremos en aquellas que nos
parezcan más significativas.
-El rasgo más sobresaliente es la concentración cada vez mayor de poder, hay un
reducido grupo de naciones y entidades internacionales o supranacionales
(corporaciones, organismos financieros, etc. ), que ejercen cada vez mayor control,
influencia, monopolio y el ejercicio progresivo del liderazgo internacional, además de
ser los propietarios más poderosos. Las empresas multinacionales han usurpado cada
327
A continuación nos referiremos a la caracterización de López, Ernesto, Globalización y Democracia,
1998, Editorial Página 12, Buenos Aires.
264
vez más el papel tradicional del Estado y ejercen un dominio sin precedentes sobre
la totalidad de los recursos mundiales, de los trabajadores y los mercados.328
Como corolario de este aspecto se pueden observar una serie de hechos
significativos:
-Repliegue en lo social: la política de internacionalización del mercado y las exigencias
de la competitividad traen aparejado una política de reducción de costos laborales,
mayor eficacia productiva, mayor flexibilidad y precarización del mercado laboral, se
acrecienta la desocupación. Si consideramos también, que el trabajo humano cada vez
más será reemplazado por máquinas y que las redes sociales ejercidas antes por el
Estado para salvaguardar las necesidades básicas de las personas están en proceso de
involución, el problema se hace acuciante.
-Cambios en las normas laborales. Según Rifkin: “La redefinición del papel del
individuo en una sociedad carente de trabajo en masa, es tal vez, el problema seminal de
los próximos años” (obra ya citada).
Encontramos entonces por un lado éxito económico y por el otro exclusión y
disgregación social. También aparecen las divergencias entre una mayor regionalización
(que de ningún modo quiere decir relaciones igualitarias a nivel cooperación) y por el
otro el reforzamiento de fuerzas localizantes, (James Rosenau, denomina fragmentación
a este tipo de hechos) es decir por ejemplo la exacerbación de los nacionalismos.
Surgen distintos ejes que García Delgado sintetiza en: eficiencia-equidad,exclusión-
inclusión y crecimiento-empleo.
La globalización es pues un fenómeno pluridimensional, es decir modifica la
totalidad de la vida social y tiene efectos en todo el mundo. En algunos casos se ha
llegado a denominar a esta fase de la evolución económica como “cambio civilizatorio,
por sus profundas implicaciones.
Hay dos aspectos dentro de las transformaciones producidas por la globalización
en los que nos detendremos con mayor detenimiento:
- La dimensión cultural: donde destacaremos la contradicción entre una “cultura
mundializada” y los localismos más profundos. Parecería que actuaran fuerzas
centrifugas de la globalización centrada en su parte económica y fuerzas centrípetas
ligadas mayormente a los aspectos político y cultural. Se puede producir lo que Samuel
Huntington denomina el “choque de civilizaciones”, para este autor el conflicto entre
civilizaciones será sumamente importante en los próximos tiempos, suplantando otros
problemas, inclusive los ideológicos. El eje central de la política mundial será encauzar
las relaciones entre civilizaciones, especialmente entre Occidente y el ”resto”
-La dimensión política: es posible observar que hay una desvalorización de la política y
una sujeción de la misma al mercado. Llegando a considerar a la misma como un
fenómeno social y económicamente condicionado. Destacaremos dos efectos que
consideramos determinantes:
-El nuevo papel del Estado: sobre todo el rol del Estado-Nación
-El rol actual de las democracias: ¿es posible en estas condiciones consolidar
democracias sustentables? (Przeworski). ¿Nos conformaremos con democracias
estrictamente delegativas? (O´Donnell).
Por supuesto que todas estos aspectos se hacen más extremos en los países o
mercados emergentes, es decir aquellos en los que ya se ha aplicado un ajuste
macroeconómico profundo, que han realizado una reconversión de su economía y una
cruenta reforma del Estado (tal como afirma López, en su libro ya citado), sociedades en
328
Rifkin, Jeremy, El fin del trabajo, Paidos, Bs.As. ,1997.
265
los que aún tiene sentido la dicotomía (cada vez más polarizada si seguimos el
pensamiento de Baró Herrera) entre centro y periferia.
Dimensión Cultural:
Esta dimensión de la globalización es una consecuencia de los progresos ocurridos
en las innovaciones tecnológicas en materia de comunicaciones, la naturaleza de las
políticas económicas en boga en el ámbito mundial y el aprovechamiento de éstas para
los fines particulares de los centros del poder mundial.329.Es debido al desarrollo de los
multi-medios que se difunden estos valores hasta las regiones más alejadas. El objetivo
sería la uniformidad de los patrones o estilos de vida de los habitantes del planeta para
transformarlos en consumidores de acuerdo a los fines preestablecidos en la
globalización
En esta transnacionalización se van achicando las diferencias culturales y en
realidad se produce una “americanización de la cultura” (García Delgado). De una
cultura más igualitaria (en el antiguo modelo de bienestar) se pasa a una cultura en
donde prima el individualismo competitivo. Hay un "vacío ideológico”, (se generaría un
desasosiego que deja sin sentido a la vida personal y comunitaria de quien lo padece).
Estamos frente al “fin de las ideologías” por lo tanto la única que se consolidaría sería la
actualmente predominante: la economía de mercado. Alejandro Szer en su artículo El
Proceso de Globalización, destaca dos etapas, en la primera pecan de optimismo luego
de destruido el Muro de Berlín, primaba esta idea mencionada en la frase anterior la
plena vigencia y generalización del fin de las ideologías, sin embargo en la actualidad
estaríamos en un segundo período, que sería el del "retorno a la historia”, menos
esperanzado que el anterior (ver el final de este trabajo sobre el Foro Mundial
Económico en Davos, enero 1999), ya no se aludiría como antes al nuevo orden mundial
al considerar a la economía mundial, sino al nuevo desorden internacional.
Los valores que están siendo promovidos son los característicos postmodernos: lo
subjetivo, frente a lo comunitario, la eficacia, el aquí y ahora, la crisis de las ideologías,
la exacerbación de lo privado frente a lo público, etc. Al desaparecer la economía de
bienestar, el individuo se vuelve enteramente responsable de su propia suerte. "...El
homo oeconomicus resurge con toda su fuerza y la economía pasa a tener primacía sobre
lo político".330
Como resultado de las contradicciones entre el consumo que publicitan los medios
y los salarios (depreciados) para poder alcanzarlos se pueden generar situaciones de
anemia, profundizadas por la individualidad cada vez mayor que no fomenta
participación social alguna y que deja a los individuos, en una situación de aislamiento
profundo.
Este retroceso en la participación, particularmente en nuestro país, fue fomentado
entre otros, por estrategias gubernamentales: en los 80 con la idea del retorno de los
militares y en los 90 con la vuelta de la hiperinflación. Era un asunto de suma
importancia para este proceso de globalización lograr que la democracia tuviera un
carácter cada vez más delegativo y en consecuencia aminorar la importancia de la
participación social. De un modelo comunitario de mayor compromiso ideológico, se
transformó en uno reservado para las elites profesionales, relacionado a otras formas
asociativas más ligado a temas puntuales vinculados a lo sociocultural.
329
Baró Herrera, p.29. op.cit.
330
Rapoport, Mario. Historia económica, política y social de la Argentina (1800-2000) Ed. Macchi.
Buenos Aires.2000. p.869
266
Por lo tanto la mundialización abarca aspectos tan generales como los de las
pautas o las expectativas de consumo, buscando lograr un acuerdo general sobre las
normativas que afecten todos los ámbitos de la acción política.
Dimensión política;
Se citaron en el punto anterior dos aspectos, que consideramos, más significativos
dentro del área política: el nuevo rol del Estado y el papel de las democracias,
comenzaremos entonces por el Estado.
El papel de la democracia:
En este proceso hay aspectos que ya se consideran supuestos, y así como en la
década pasada la estabilidad democrática se presentó como un hecho frente al cual no
hubo voces contrarias, en la actualidad sucede lo mismo con el tipo de participación en
el comercio internacional y la reforma del Estado (Gerchunoff).
La democracia aparece como más ligada a instituciones y procedimientos, a formas
más que a contenidos. Como consecuencia de ello se desalienta la participación directa
y se fomenta la delegación. Hay más elementos de libertad negativa (no interferencia,
control, responsabilidad) que de libertad positiva (participación). El modelo de
democracia es más estable pero vaciada de contenido (García Delgado).
El paradigma de democracia actual privilegia la fórmula “de mayoría” en donde el
partido gobernante, por supuesto mayoritario, gobierna con o sin el apoyo de las demás
fuerzas políticas en detrimento del modelo de democracia “consociativa”, que como su
nombre lo indica necesita del consenso para poder operar (Liphardt).
La pregunta que surge dentro de esta situación es: ¿Cuánto podrán sostenerse los
regímenes democráticos en este contexto social? Estaríamos frente a un descentramiento
de la política, (Lechner, 1996) frente a otras áreas de la vida social como por ejemplo el
mercado, que tendría consecuencias en la vida cotidiana de las personas (mayor apatía,
menos participación social, etc.), apelar a una "nueva ciudadanía" la llamaría Cheresky
(1999) más ligada al ciudadano que al pueblo, al consumidor, al contribuyente. En
realidad lo que se produce es una crisis de representación, la democracia en sí misma
no esta en tela de juicio, pero si se enfrentan a severas críticas (por cierto no infundadas)
las grandes estructuras de intermediación y por ello entendemos: partidos políticos,
parlamento, etc. Las expectativas de mayor confiabilidad se han trasladado desde estas
instituciones tradicionales depreciadas a los medios de comunicación.
La crisis de la representación unida al nuevo rol de la política precariza los
sistemas políticos y en consecuencia surge y se desarrolla: el clientelismo con los
sectores carenciados, la corrupción entre las elites políticas fuertemente ligadas a los
sectores empresariales y el desarrollo de formas delegativas de democracia. En forma
muy resumida diremos que las democracias delegativas: “...se basan en la premisa de
que la persona que gana la elección presidencial está autorizada a gobernar como él o
ella crea conveniente, sólo restringida por la cruda realidad de las relaciones de poder
existentes y, por la limitación constitucional del término de su mandato...”331, como una
lógica derivación, se promueve una ciudadanía de baja intensidad (O’Donnell).
Si la primera transición de los regímenes autoritarios a los democráticos tuvo su
objetivo principal en la instauración de la democracia, habiéndose cumplido, lo
importante en una segunda transición es fortalecerla. El margen de consolidación de
una democracia en este contexto es difícil, hemos hablado de los cambios en el papel de
la política, de la precarización de los sistemas políticos, de la concepción de la
democracia como un régimen estable pero devaluado en cuanto a los contenidos
sociales de la misma. El desarrollo de los trabajos sobre “democracias sustentables”, es
decir aquellas en las que su marco institucional promueve objetivos normativa y
políticamente deseados, con instituciones capaces de enfrentar las crisis que se puedan
producir si no llegan a cumplirse dichos objetivos (Przeworski), demuestra que es un
tema muy preocupante de nuestra realidad.
331
O’Donnell Guillermo, Contrapuntos. Paidós. Buenos Aires, 1997, pag.293.
268
Para cerrar esta reflexión es importante señalar, que el Estado efectivo, es
condición fundamental para la constitución del orden social, y para el desarrollo y
profundización de las democracias.
Alternativas
¿Frente a esta realidad que golpea duramente a nuestra sociedad, qué es posible
hacer? Cualquiera sea la respuesta, ésta tiene que surgir a partir de un acuerdo
internacional. No es posible regular acortando jornadas de trabajo por ejemplo para
crear más puestos laborales, o retomar políticas estatales sin lograr un compromiso
internacional porque sino los países que asumieran este camino disminuirían sus
posibilidades de competir con respecto a los demás.
Para López (1988) las propuestas serían:
-generar respuestas y vías a seguir de los actores sociales interesados en mejorar las
condiciones de vida de sus respectivas sociedades,
-volver a jerarquizar la cuestión social.
-recuperar la política, básicamente la función del Estado.
Otros autores, Rifkin entre ellos propone:
-el desarrollo del tercer sector (el de la economía social, el voluntariado, ese sector no
ligado al mercado) con empleos alternativos, para aquellos cuyo trabajo ya no es útil al
mercado. Se puede financiar con un salario fantasma (reducción de impuestos por hora
de voluntariado a quien ya tiene trabajo) y con un salario social (como alternativas a los
pagos y beneficios de la asistencia pública para los desempleados). El autor considera al
tercer sector como: “agente transformador para la era postmercado”.
-compartir las ganancias en productividad resultantes de la introducción de nuevas
tecnologías que permitan ahorrar en mano de obra. Compartir ganancias y reducir horas
trabajadas para generar más empleos.
Es necesario convergir eficiencia con equidad (el desafío de la integración),
gobernabilidad con participación (el desafío de la representación), e individuación y
universalización con un nuevo sentido de comunidad (el desafío de la identidad)
propuestas (G.Delgado 1994).
Es difícil modificar una situación que para algunos es tan positiva (repasar
estadísticas en este mismo punto), según Galbraith (1992) sólo habría tres posibles
detonantes para un cambio:
-un desastre económico generalizado,
-una actuación militar adversa asociada a un desastre internacional,
-y la irrupción de una subclase furiosa.
De estas tres opciones, la primera a partir de lo ocurrido con México, Asia y ahora
Brasil parecería la más cercana. En la última conferencia del Foro Económico Mundial,
(fines de enero de 1999) el gran tema ha sido la responsabilidad, ya no la celebración
de un dinamismo económico que se expandía sin restricciones por el mundo. Se habló
de las consecuencias nocivas de la desregulación y la libertad de los mercados, de la
posibilidad de dotar de estructuras nuevas a la economía internacional, de los
antecedentes de burbujas financieras y la responsabilidad ética de las empresas. Se están
escuchando voces que critican la globalización y piden mayor injerencia gubernamental
en la internacionalización de la economía de los países en vías de desarrollo. También
se observa en algunos países centrales una posición más crítica respecto de la
desregulación social e institucional. Las últimas crisis y las severas críticas ante la
269
inoperancia de los organismos internacionales como por ejemplo el FMI han
debilitado a la ortodoxia acérrima.
El Estado sigue siendo fundamental en su función de regulador del mercado sino se
puede caer en la versión más ortodoxa del neoliberalismo, concentrándose el poder
cada vez más en aquellos sectores económicos y financieros más favorecidos. La
política (y el Estado es parte importante de esta dimensión) debe recuperar su función
central que coincidiendo con Fitoussi y Rosanvallon consideramos que es: la de dar
sentido al porvenir.
270
Bibliografía
SEXTA PARTE
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORÁNEOS
272
Capítulo 22
CONSIDERACIONES ACERCA
DEL CONCEPTO DE DESVIACION SOCIAL
Silvia Schwartz
Según Merton: "La conducta desviada sobreviene en gran escala sólo cuando un
sistema de valores culturales ensalza virtualmente por encima de todas las demás, ciertas
metas de éxito comunes para la población en general, mientras que la estructura social
restringe con rigor u obstruye por completo el acceso a los modos aprobados de alcanzar
esas metas para una parte considerable de aquella misma población" (R,Merton, Social
Theory and Social Structure, hago la salvedad que este texto está tomado del libro de
Marshall, Clinard, Las implicaciones teóricas de la anomia y la conducta desviada por lo
tanto alguna traducción puede tener diferencias con el texto de Merton, por ejemplo
cuando habla de los "modos aprobados..." en el libro de Merton se lee "medios".
En esta definición, se está complementando el concepto de anomia con el de
desviación social, ya que para este autor la anomia es el resultado de una discrepancia
aguda entre las metas culturales y los medios legalmente institucionalizados para lograrlas.
Agrega además que los valores culturales pueden ayudar a producir conductas que se
enfrenten con los mandatos de los mismos valores
Como resultado, si se proponen metas culturales de manera absoluta y general y sin
embargo los medios legales para obtenerlas sólo pueden ser instrumentados por una parte
mínima de la población se producirá la desviación social. La desviación variará según
determinadas características que los individuos posean por ejemplo, la pertenencia a una
clase social, el status étnico, biológico, religioso, etc.
Antes de proseguir con la visión de Merton, es necesario profundizar un poco la idea
de anomia. Esta palabra fue acuñada por Emile Durkheim, y si bien Merton desarrolló
posteriormente una línea coincidente aparecen algunas diferencias significativas.
- Merton enfoca al orden social para explicarla y la discrepancia entre metas culturales y
medios socialmente institucionalizados para conseguirlas,
- Durkheim menciona como hecho importante el hombre y su ambición ilimitada y
fundamentalmente considera que la sociedad no ha sabido encontrar los mecanismos de
control social necesarios para frenar y contener los impulsos irrefrenables de los individuos
que la integran. No hay regulaciones adecuadas de las relaciones sociales.
En El Suicidio (Durkheim, 1897) el autor señala que la anomia es un fenómeno de
gravedad creciente en las sociedades occidentales que se da en todos los sectores de la
vida social (lo que generaliza una situación de inseguridad) y en particular en la esfera
económica, que el citado autor ejemplificó especialmente en lo relativo a los efectos
sociales de las crisis económicas y la desocupación en masa, señalamientos que podrían
273
hacerse también en la actualidad. Tomando como referencia el resumen que hace
Germani (1956) del texto de Durkeim, se produce anomia cuando:
a) los hombres no reconocen la justicia del método de reclutamiento para su admisión a las
distintas posiciones jerarquizadas, b) se ven en la imposibilidad de alcanzar el nivel
mínimo que correspondería a su posición y c) ven ampliadas sus posibilidades económicas
mucho más allá del horizonte tradicional, correspondiente a su situación.
Tendríamos entonces tres posibilidades (tomando la posición de G. Germani, Política
y Sociedad en una época de transición) dentro del marco normativo (entendiendo que están
incluidos todas las pautas (normas, valores, etc., del individuo o grupo y también sus
conocimientos, es el territorio ético del actor social) en el cual nos manejamos dentro de
una sociedad. Este marco normativo se constituye a través del proceso de socialización ya
sea como fruto de la socialización primaria o como adquisición de la socialización
secundaria, en esta época postmoderna las características propias de la socialización (por
ejemplo secundarización de la socialización primaria y primarización de la secundaria
entre otros aumentan la sensación de inestabilidad de valores, ya no más absolutos):
-un marco normativo rígido con acciones sociales prescriptivas propio de sociedades
tradicionales, nos estamos refiriendo a un entorno donde el margen de opciones es muy
limitado, el actor social (es decir cada uno de nosotros) tiene que actuar de tal modo en su
vida social que lo que desea hacer tiene que coincidir invariablemente con lo que tiene que
hacer de acuerdo a las normas establecidas.
-un marco normativo flexible con acciones sociales electivas característico de las
sociedades modernas, en este marco el tipo de accionar que pueden hacer las personas
sociales no sólo es más flexible, aunque también existe el marco normativo, sino que
permite cierta elección.
-y por última una situación de carencia o insuficiencia del marco normativo, anomia.
Esta última definición, fue ampliada por autores posteriores y se completó
estableciendo que también es el producto de:
- normas contradictorias;
-pautas que no tienen orden jerárquico;
-normas que están insuficientemente definidas.
La anomia puede ser:
- simple que como resultado deja a la persona al grupo o hasta a la sociedad (si es
generalizada) en un estado de confusión por estar sometida a sistemas de valores contra-
dictorios;
-o puede llegar a ser aguda y en ese caso se puede caer en el deterioro y en caso extremo
en la desintegración de los sistemas de valores que puede dar por resultado angustias
pronunciadas y hasta en procesos muy profundos, según Durkheim, a hechos irreversibles
como el suicidio.
Durkheim, en El Suicidio, relaciona de una manera empírica, el suicidio y la anomia.
Es decir para este autor el suicidio es el resultado de una falta de cohesión social
fundamental en esta sociedad moderna donde la solidaridad ya no surge espontáneamente
y por lo tanto nos encontramos frente a una confusión valorativa y normativa: la anomia. .
Cuando se dan cambios bruscos, se presenta un conflicto entre la nueva situación objetiva
y las normas sociales preexistentes, causando un estado de tensión (anomia) en los
hombres afectados por ese cambio, que puede llevar a la anomia.
Dentro de los tipos de suicidio Durkheim destaca tres, dos en los cuales no está
demasiado presente la sociedad y un tercero donde su presencia marca por demás la
vida de los individuos:
274
-suicidio egoista: es resultado de una independencia extrema del individuo con
relación a la sociedad, se siente aislado e incomprendido. Como ejemplo el autor daba a los
poetas, intelectuales.
-suicidio anómico: un cambio abrupto puede llevar a una situación donde el bagaje
normativo del individuo (marco normativo) no sea apto para adaptarse a una nueva situa-
ción. Por ejemplo movilidades sociales verticales bruscas, etc.
-suicidio altruista: el individuo tiene una dependencia extrema con la sociedad. Como
ejemplo diremos que los guerreros japoneses de la 2da. guerra mundial "los kamikaze",
consideraban que destruir el objetivo era más importante que su propia vida y por eso se
estrellaban con su avión sobre el blanco.
-Un último tipo de suicidio el fatalista fue mencionado por el autor pero sin llegar a una
mayor profundización, sería este suicidio el resultado de una disciplina tiránica y de una
excesiva reglamentación que no deja lugar a la expansión de las pasiones. Por ejemplo la
situación de esclavitud.
Siguiendo estos supuestos de un paradigma de orden, en el cual podemos encuadrar a
Durkheim y a Merton; G.Germani, caracteriza como causa de anomia cualquier cambio
brusco (en general) y por ende la falta de adaptación normativa al mismo. Estos cambios
pueden darse en los siguientes ámbitos:
-generacional: alteraciones demasiado rápidas para adaptarse a ellas dentro de una misma
generación. Por ejemplo: adecuarse a los cajeros automáticos, a navegar en internet,etc.
-ecológica: migraciones rural-urbana, de un país a otro, de una estructura social a otra.
-psicosocial: modificaciones individuales con relación a marcos normativos que no se
modifican (normativismo jurídico).
-conflictos entre normas o sistemas de normas vigentes en una sociedad , entre grupos y
normas o entre individuos y normas . Falta de equidad en el cumplimiento y sanción frente
al no cumplimiento de una norma, etc. Esta causa de anomia se la podría relacionar
también con el normativismo jurídico de Herrera Figueroa.
Es evidente, y volviendo a nuestro tema principal la desviación social, que siguiendo
esta postura una sociedad con objetivos precisos, claramente definidos, ayuda al individuo
a respetar la autoridad colectiva. Además si las metas económicas son más claramente
definidas y al alcance de las aspiraciones del individuo (Durkheim, 1897), esta será
entonces una sociedad estable. Por supuesto también tendrá fundamental importancia para
éste autor la solidaridad social mecánica u orgánica:
-la solidaridad mecánica: se produce en sociedades sencillas mas bien tradicionales donde
hay una situación de homogeneidad (entre sus integrantes) de intereses y sentimientos y
por lo tanto hay pocas posibilidades de conflicto,
-en cambio la solidaridad orgánica: es la propia de las sociedades industriales o modernas
más complejas, con grandes diferencias entre los individuos y sus funciones y por ende
mayores conflictos en donde es necesario una autoridad exterior o consenso externo que
los limite. Es una solidaridad que no surge espontáneamente como la anterior sino que
debe recrearse constantemente. Existiría una progresiva indeterminación de la conciencia
colectiva, ya no pesaría como en las sociedades primitivas (Durkheim, 1897).
Tendrá suma importancia para desarrollar esta solidaridad social, reforzar los lazos
esenciales de las relaciones sociales. Es decir habría una exigencia necesaria para un eficaz
control social y un adecuado marco normativo ya sea este rígido o flexible.
No podemos dejar de mencionar que el concepto de desviación social también tiene
que ver con lo jurídico. Cuando Pedro David menciona en su libro Criminología y
Sociedad que: "...el derecho es siempre una conducta que expresa normas, que realiza
275
valores, y que en caso de desviación de esas normas y de esos valores, es y debe ser
penada con sanciones...".
¿Qué está queriendo decir el autor con esta frase? En principio está describiendo el
concepto de integrativismo normativo contrastándolo con el de normativismo jurídico.
Pasamos a explicarlo, en la justicia debe existir una correlación entre la NORMA (la ley),
lo que sucede en la realidad HECHO, y los valores que la sociedad jerarquiza VALOR, un
tríptico donde los tres aspectos tengan la misma importante. Dice este mismo autor la
justicia debe tener una relación dialéctica con la realidad social (los hechos) debe ser
influenciada por ella.
No se puede legislar con leyes obsoletas, que no responden a lo que la sociedad siente,
y machismo menos a lo que se hace cotidianamente. Esta idea del derecho separado de la
vida cotidiana es lo que se denomina normativismo jurídico, en donde si nos imaginamos
ese tríptico ideal conformado por el hecho, el valor y la norma ya no estaríamos hablando
de tres aspectos de igual cuantía sino que destacaríamos arbitrariamente uno de ellos el que
corresponde a la norma. Es el derecho que debe actualizarse y flexibilizarse en cada caso
particular para no considerar exclusivamente los casos desviados a través de las normas de
la cultura mayor, sino reivindicar las características propias de cada subcultura. Estas
apreciaciones son atinentes porque muchas veces es tildado o sancionado como desviado
alguien que realmente no lo es si consideramos las normas de su propio subgrupo.
Antes de pasar a detallar el cuadro, habría que hacer una distinción entre marginal y
transgresor . Mencionamos que para Becker el marginal es aquel (como el desviado) que
no actúa de acuerdo a las reglas del grupo en cambio el transgresor no acepta esas reglas y
considera además que quienes lo juzgan no sólo no están capacitados para ello, sino que
tampoco están autorizados para hacerlo.
-El conformista por supuesto que no es un individuo desviado, ya que su conducta es
obediente y así es evaluada por el grupo;
-en cambio sí lo es el desviado puro cuyo accionar transgresor es percibido por el grupo
-el desviado secreto es aquel que accionando en forma contraria a las reglas grupales no es
detectado por el grupo como transgresor. Nuestra realidad social tiene numerosos ejemplos
sobre este tipo de desviado (algunos llegan a ser detectados y pasan a ser entonces
desviados puros).
-el acusado falsamente que es denostado como transgresor cuando en realidad no lo es,
puede llevar a una carrera de la desviación, es decir el inicio de una situación de
marginalidad tomando en cuenta factores tanto objetivos como subjetivos (no siempre
intencionales).
Según Becker la desviación puede ser estudiada desde dos perspectivas distintas:
-modelo simultáneo: se realiza el de la desviación a través del análisis de variables múlti-
ples, es decir considerando que todos los factores que actuaron lo hicieron
simultaneamente.
278
Sin embargo Becker no concuerda con este punto de vista y considera que no todas las
causas actúan al mismo tiempo y entonces considera,
-el modelo secuencial: es el producto de determinados hechos, es la consecuencia de ellos,
hay actos originales que van marcando todo un accionar posterior. Los patrones de
conducta se desarrollan en una secuencia ordenada y en cada etapa de esta carrera hay un
hecho determinante, que puede perder su importancia en un período posterior. La conducta
desviada es el resultado del análisis de todas las fases que ocurrieron previamente. Dentro
de este modelo es útil considerar el concepto, ya mencionado, de carrera de la desviación.
Mencionamos que es el poder el que permite en un grupo crear leyes e imponerlas, por
lo tanto es este mismo poder el que determina la regla con la que se medirá a los futuros
desviados. Esta separación entre quienes hacen las reglas y quienes las hacen cumplir,
confluyen en el concepto de instigadores de la moral, haciendo una distinción entre los:
-creadores de reglas: que van al espíritu de la ley, el contenido de la misma. Esta definición
no debe aplicarse exclusivamente al ámbito parlamentario como en nuestro país, sino que
hay que tomar en cuenta también por ejemplo el accionar de las organizaciones
intermedias que se constituyen para conseguir fines específicos por ejemplo la sanción de
determinadas leyes como la de Patria Potestad compartida. Es por eso que también son
llamados cruzados morales.
-impositores de reglas: tienen una diferencia esencial con los anteriores, mientras que los
creadores van hacia el espíritu de la ley, los impositores (agentes de control social) la
reinterpretan de acuerdo a las necesidades que consideran prioritarias en la realidad;
muchas veces sus decisiones son contrapuestas a las ideas originales de los creadores.
Debemos mencionar que existen influencias políticas o posibilidades personales que
pueden evitar la sanción de los impositores.
Resumiendo, hemos visto como es considerada la desviación social, su gestación,
las diferentes tipologías que la caracterizan y la evolución de la misma. Ya sea desde la
dicotomía contradictoria entre las metas culturales y los medios para conseguirlas, o a
partir de las reglas grupales el desviado, no importa el tipo o grado de desviación, es el
distinto, aquel que no comparte totalmente lo consensuado en una sociedad. En líneas
generales denota en gran medida la flexibilidad o la rigidez de la misma el considerarlo
tan sólo diferente y no llegar juzgarlo como a un enemigo.
"Si (los hombres más adictos al orden reinante de las cosas) tuvieran una gran fe en la
estabilidad por la cual manifiestan tanta ansiedad, también tendrían más libertad para
comprender y más moderación para tratar generosa honesta y eficazmente a aquellos a
quienes consideran imprudentes innovadores." (John Morley, On Compromise).
279
Bibliografía
Gabriela Lariño
Llevar a cabo una genealogía del desempleo, implica rescatar aquellos saberes y/o
conocimientos vulgares, valores, creencias, mitos, etc., que los sujetos poseen sobre éste
y que irá constituyendo una imagen o representación social del desocupado en el
imaginario colectivo, variando a través del tiempo.
Como patrón de regularidad, podemos decir que el desempleo siempre estuvo
asociado, en mayor o menor medida, con la pobreza.
En la Edad Media, y debido a la influencia del cristianismo, la miseria había sido
santificada y por consiguiente, la caridad hacia el pobre exaltada. A partir de la reforma
protestante, la pobreza es despojada de su sentido místico y pasa a designar un castigo
divino, a la vez que una alteración al orden social. De esta manera, el pobre ha dejado
de ser el representante de Dios sobre la tierra y ahora su existencia quedará a cargo del
Estado o la sociedad, que a partir del S. XVI decidirá el internamiento de pobres,
vagabundos, desocupados, insensatos, por igual.
Durante el S. XVII el confinamiento masivo en Europa será una medida adoptada
para terminar con el desempleo y la mendicidad, cumpliendo tanto funciones
asistenciales como represivas, ya que así se evitaban agitaciones y motines. Se trataba
pues, de ocultar la miseria.
En 1656, se funda en París el Hospital General, que no constituye un
establecimiento médico sino una estructura semijurídica dedicada principalmente a la
represión de todos aquellos que pudiesen llegar a alterar el orden monárquico - burgués
del momento. (Foucault, 1990)
Asimismo, y en épocas de recuperación económica, el internamiento permite
abaratar la mano de obra obligando a trabajar a los encerrados. Es por eso que las casas
de internación surgirán en los distintos países en los puntos más industrializados. Esto
sin embargo, se transformará en un círculo vicioso pues producirá un aumento del
desempleo en las ciudades vecinas.
Es a fines del S. XVIII y a medida que retrocede la práctica del internamiento, que
la pobreza pasa a ser considerada un hecho de índole económica y no moral, y la
población pobre que conforma la mano de obra barata empieza a ser vista como un
elemento esencial para el desarrollo productivo de las naciones.
Será el S. XX finalmente el que confirmará la categorización de problema social del
desempleo, no sólo por las grandes crisis acontecidas, sino también porque el trabajo
será asumido como status definitorio a partir del cual nos insertamos, nos reconocemos
y somos reconocidos socialmente.
281
Breve marco conceptual para el análisis del desempleo
A los fines de una mejor comprensión, es importante realizar una distinción entre
conceptos que numerosas veces son utilizados como sinónimos: actividad, trabajo y
empleo asalariado.332
Actividad: Este concepto es sumamente abarcativo ya que incluye no sólo al trabajo
sino también al resto de la dinámica humana, sea ésta doméstica, afectiva, sindical,
deportiva, etc. La actividad posee un sentido, una significación para aquél que la realiza,
e implica un esfuerzo. Se lleva a cabo para obtener un bien o servicio que satisfaga una
necesidad material o inmaterial o también para expresar un dinamismo propio de los
seres humanos. Por ejemplo, jugar un partido de fútbol con los amigos el domingo o
cortar el césped del jardín.
Trabajo: Modo particular de actividad, caracterizado por provenir de un esfuerzo
realizado por las personas con el fin de producir algo exterior a sí mismos, que está
orientado hacia otros y que posee una utilidad. Es por lo tanto socialmente necesario,
pues es creador o transformador de bienes y servicios sin los cuales no podría
mantenerse la sociedad. Desde este punto de vista, es que diversos autores (Neffa, J.
1998, entre otros) afirman que el trabajo como labor o esfuerzo nunca desaparecerá.
Esta actividad humana abarca múltiples dimensiones: corporales, cognitivas, psíquicas,
relacionales, etc. Es decir, no solamente es manifestación del esfuerzo físico de las
personas sino también expresión de un saber acumulado, habilidad personal,
responsabilidad, creatividad, capacidad de adaptación y relaciones interpersonales. Por
lo tanto, el trabajo implica tanto una actividad física y mental por parte del trabajador
como una actividad social donde intervienen factores culturales.
Empleo: No todo trabajo es un empleo. Por ejemplo, una esposa o madre de familia
que realiza las tareas domésticas de su hogar está trabajando y su trabajo es socialmente
necesario porque posibilita la reproducción cotidiana a la vez que la socialización de las
nuevas generaciones, y sin embargo no es considerada una empleada pues no percibe
una remuneración. Igual situación encontramos en un voluntario de una organización no
gubernamental. El empleo surge con el capitalismo. Su característica principal es
vincular el trabajo de una persona con una organización dentro de un marco normativo a
nivel social, tanto institucional como jurídico, entablando así una relación laboral donde
el trabajo de una persona se intercambia por un salario, que si está regularizado goza de
garantías jurídicas y de protección social.
Según cuál sea su situación en materia de inserción en el mercado laboral, la
población se clasifica en Población Económicamente Activa (PEA) : integrada por
personas que tienen un empleo o sin tenerlo lo buscan activamente, por lo tanto, se
compone por la población ocupada más la población desocupada y la Población
Económicamente Inactiva: compuesta por los niños y jóvenes que están en el sistema
escolar o universitario, los jubilados, los enfermos de larga duración y las mujeres amas
de casa.
Debido a dificultades para ser relevados, determinados sectores de la población que
residen en instituciones, quedan excluidos de las muestras de las encuestas de este tipo.
Por ejemplo: los presos, los seminaristas, los militares en actividad333.
332
Neffa, J., Actividad, trabajo y empleo. Algunas reflexiones sobre un tema en debate a partir de la
experiencia francesa, en 4º Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, Buenos Aires, ASET, 1998.
333
"La información sobre las fuerzas armadas se considera generalmente secreta; por otra parte, el grueso
de los miembros de las fuerzas armadas vive en cuarteles o zonas militares, instalaciones que por
282
A su vez, dentro de la Población Económicamente Activa (PEA) encontramos
dos categorías: los ocupados , que son los que trabajan y los desocupados, personas
que, no teniendo empleo lo buscan activamente.
Aquellos trabajadores que por distintas razones han dejado de buscar empleo
activamente, son considerados inactivos. Las personas que componen este grupo son
denominadas desempleados ocultos o trabajadores desalentados. Como ésta
categorización es sumamente subjetiva, resulta dificultosa su ubicación y posterior
cuantificación. ¿Dónde ubicar a un joven de 25 años que estudia y no trabaja? Es un
desempleado oculto o un estudiante inactivo? Esto dependerá exclusivamente de si
dicho joven busca activamente o no conseguir un empleo.
razones prácticas a menudo quedan fuera del alcance de las encuestas de hogares". Hussmanns, Mehran y
Verma, Encuestas de población económicamente activa, empleo, desempleo y subempleo, Ginebra,
Oficina Internacional del Trabajo, 1990.
283
Juventud y desocupación
Bibliografía
335
“fenómeno de segundo grado” en el sentido de que es producido por la interacción de una pluralidad
de procesos o factores, primarios o de primer orden.
288
la intimidad de su estructura. Campesinos e indígenas (...) han quedado al margen
del proceso de modernización, proceso éste desordenado pero (...) efectivo (...)” (1969).
Observamos en este párrafo influencias desarrollistas en cuanto a la mención a la
dualidad estructural: tradicionalidad - modernidad, identificando el sector tradicional
con los sectores marginados que no logran insertarse adecuada y eficazmente en la
modernidad, pero que sí lo lograrían en un mediano plazo gracias a las altas tasas de
crecimiento que derivarían del acceso al desarrollo.
La evolución posterior del sistema socioeconómico en Latinoamérica, demostró la
inexactitud de esta concepción: hasta los más entusiastas apologistas de esta teoría,
terminaron reconociendo que la alta tasa de crecimiento esperada no se produjo pese a
una industrialización, en muchos casos acelerada, y que la distribución de la renta no se
realizó de una manera equitativa que asegurase la integración al sistema de los sectores
marginados, sino por el contrario, se polarizó, mientras que la brecha con los países
industrializados no sólo no disminuyó sino que aumentó considerablemente, hecho
destacado también por Pablo VI y Juan Pablo II en sus encíclicas Populorum Progressio
y Sollicitudo Rei Socialis, respectivamente.
Observamos que lo constante en todas estas apreciaciones es considerar la
marginalidad como un estado de transitoriedad, mientras que las tendencias actuales la
relacionan como proceso resultante del desarrollo capitalista, acentuado por la
globalización de los mercados y por el predominio dentro de éstos del capital
especulativo.
En esto coinciden autores como Aníbal Quijano (“Notas sobre marginalidad”, 1966)
y José Nun con sus colaboradores Marín y Murmis (“Planteo General de la
Marginalidad en América Latina”, 1967), quienes recrean el concepto en el marco de la
“Teoría de la dependencia”. Así la desocupación y la subocupación común a amplios
sectores en América Latina, eran tomados anteriormente como indicadores de una
situación de marginalidad, mientras que para estos autores son considerados como
criterios determinantes; coinciden también en señalar a la marginalidad como una
manifestación del sistema capitalista en su etapa monopólica, lo cual significa que
puede observarse en los países centrales aunque en las sociedades dependientes y
periféricas alcanza niveles más significativos.
Para estas sociedades resulta interesante describir el análisis y la tipología que
efectúan Nun y colaboradores. Ellos distinguen tres tipos de marginalidad :
1.) “Comprende el vínculo que se ha mantenido en las formas de producción
precapitalista” (campesinos de subsistencia y artesanos).
2.) “Contingentes de mano de obra que ha perdido el vínculo con medios de
producción propios, que llegan a la ciudad pero aquí no consiguen insertarse en absoluto
en el proceso productivo, o sólo lo logran de manera intermitente y/o en actividades que
subutilizan su nivel de capacitación”.
3.) “Fuerzas de trabajo que ya estuvo integrada y luego queda
cesante de modo permanente o sólo puede conseguir empleos intermitentes y/u
ocupaciones que subutilizan su nivel previo de capacitación”.
Es coincidente con estos planteos el brasileño Fernando Cardoso (1971) para quien
“el fenómeno de la desocupación masiva en las ciudades o la marginalidad no es un
problema del subdesarrollo que estructuralmente no pueda ser superado sino que es
más bien la consecuencia de un determinado estadio del desarrollo capitalista”.
De todos estos enfoques sobre la marginalidad podemos extraer algunas ideas
generales a modo de síntesis :
289
1.) La marginalidad no implica un estado transitorio y previo a la
integración, sino que es un resultante del proceso de desarrollo capitalista, en tal
carácter puede darse en países industrializados, siendo preponderante tanto en sus
alcances como en profundidad en los países dependientes.
2.) La marginalidad en las sociedades latinoamericanas remite a la
desocupación y a la subocupación creciente, producto tanto de migraciones internas
forzadas con su consecuente escasa posibilidad de inserción en el aparato productivo,
cuanto al proceso de desindustrialización y creciente pauperización de las clases
populares que se viene desenvolviendo desde las décadas pasadas.
3.) La marginalidad no implica el sentido de la no pertenencia, sino
que se entiende como una forma peculiar de pertenecer y participar en la sociedad,
como señaló Cardoso: “la marginalidad (...) es una forma de integración que se
caracteriza por su relativa inestructuración y por su heteronomía”.
4.) Finalmente, y en su aspecto meramente descriptivo, el concepto
marginalidad alude a las condiciones en que desarrollan su vida amplios sectores de
nuestra sociedad, y que presentan como inherentes al propio concepto, indicadores de
deterioro generalizado tales como desempleo, subempleo, hacinamiento, falta de
viviendas adecuadas, falta de servicios básicos de higiene, contaminación, exclusión del
sistema educativo y desnutrición. En síntesis, la situación en que se inscribe mas de un
tercio de la sociedad argentina actual.
Para conocer mejor la situación de pobreza - marginalidad en que se desenvuelve la
Argentina en los ’90 nos remitiremos a los datos del Censo Nacional de 1980 336
“El concepto de pobreza es esencialmente normativo, se considera pobre a quien no
tiene ni puede procurarse recursos suficientes para realizar una vida mínimamente
decorosa según las pautas estandarizadas y predominantes en la sociedad”.
“La delimitación de situaciones de pobreza y la identificación de hogares privados
de bienes, recursos y oportunidades, puede llevarse a cabo recurriendo al concepto de
necesidades básicas (NB)”
“Existe pues un núcleo de necesidades básicas donde se pueden reconocer niveles
mínimos de satisfacción, por lo cual se dificulta o se ve amenazado el funcionamiento y
el desarrollo de la vida humana en sociedad”.
“El acceso a un empleo libremente elegido se inserta también entre las necesidades
básicas como medio y como fin que no sólo proporciona un ingreso sino que también es
esencial para la autoestima y la dignidad social del individuo”.
Como señala Quinti, el debate sobre la exclusión social comienza a tomar vigencia
a fines de la década del ’80 y a comienzos de los ’90 cuando las discusiones acerca del
modelo de desarrollo social y económico se enfrentaron a la crisis del “Welfare State”.
El Welfare State (Estado de bienestar o social) surge a partir de la crisis de 1930, en
un contexto internacional de bipolaridad y un contexto nacional caracterizado por una
industrialización por sustitución de importaciones.
El Estado benefactor promueve la incorporación de las masas al escenario político y
se construye así mismo como el garante de los derechos sociales y de la equidad social.
Si en el plano político la inclusión de las masas populares se tradujo en la
estructuración del “movimientismo”, en el plano económico el Estado tomó a su cargo
336
Cfr. Lariño: op. cit.
290
la producción de insumos básicos, el crédito, el comercio exterior, etc. Según
García Delgado “la empresa pública va a construir la unidad productiva característica”
de este modelo.” 337
Este tipo de Estado requiere el desplazamiento de los sectores rurales del interior
hacia zonas urbanas industriales: estas masa legitimaron al Estado y éste, a su vez, las
integró en lo económico, político y social.
Siguiendo a García Delgado, este tipo de Estado presentó tres etapas o fases:
nacional - popular, desarrollista y burocrático autoritario. Esta última fase se caracterizó
por la exclusión política de los sectores populares y el cuestionamiento y
desmantelamiento de las anteriores formas integradoras.
Este Welfare State entra en crisis a fines de la década del ’70: no queda ya lugar
para la industrialización sustitutiva ni escenarios públicos para el despliegue de masas
Desaparecen los rasgos fundamentales del viejo Estado Benefactor: la política del
pleno empleo, un sólido sistema previsional, servicios sociales públicos eficientes
(salud, educación, etc.).
Cómo impactan estas profundas modificaciones económicas y políticas en el plano
de lo social ?.
Siguiendo nuevamente a García Delgado observamos: “... hay pérdida de
homogeneidad social; la sociedad se presenta cada vez menos como organizada en
clases sociales claramente definidas. En su lugar encontramos una pluralidad de grupos
sociales y actores cuya desagregación no responde a posicionamientos funcionales o a
lógicas socioproductivas claramente identificables: informales, cuentapropistas, etc.
(...). El progresivo envejecimiento de la población implica un incremento considerable
en el número de perceptores de pensiones, usuarios de servicios sanitarios, con las
consiguientes tensiones presupuestarias que ello introduce en las instituciones estatales
de bienestar”.
“Las anteriores relaciones laborales, propias del fordismo, dan lugar (...) a la
conformación de otro mercado de trabajo y a otro contrato laboral que se produce
mediante la flexibilización y desregulación, la difusión de la precarización del empleo,
el autoempleo y el pluriempleo ...”.
“ Se asiste a la pérdida de la homogeneidad de la sociedad, del aumento de la
diferenciación y la desigualdad. La diferenciación pasa a ser parte del modelo; en algún
sentido se transforma en un valor. En contraste con el anterior modelo de acumulación,
que integraba e mundo industrial, el nuevo promueve una sociedad de dos velocidades:
los que están en el postindustrialismo y los que quedan afuera (...). Es que la expansión
del mercado por la economía transnacional implica un aumento de la estratificación,
diferenciación y complejidad social que termina por quebrar las expectativas del modelo
estatal intervencionista tendiente a la homogeneidad y a la universalidad...”.
“El paradigma del Estado de Bienestar periférico se derrumba así como también sus
imágenes y representaciones” ...338
Es en este escenario de crisis y posterior desaparición del Welfare State (y su
reemplazo por el Estado Neoliberal) donde surge con nitidez el tema de la exclusión
social.
Se comienza a percibir con claridad que no es solamente la pobreza el único factor
que inhibe a los individuos y a los grupos a acceder a una calidad de vida deseable sino
que aparecen diversos elementos asociados como el desempleo,, el acceso deficitario a
337
García Delgado, D. : Estado y sociedad, p. 56.
338
Ibídem, p. 56
291
los servicios sociales disponibles (salud, educación, seguridad, etc.), a la falta de
viviendas adecuadas, a la discriminación por la edad, género, condiciones físicas, etc.
Esta ampliación del concepto de pobreza que incluye ya no solo una distribución
desigual del ingreso sino que suma desventajas sociales, culturales y hasta legales,
conduce al concepto de exclusión social.
Para Villarreal la exclusión social “define un fenómeno que incluye a los pobres
(los de abajo) pero también a distintos tipos de marginalidad, que pueden estar
vinculadas al sexo, a la edad, a las condiciones de salud, a la ubicación territorial y a las
identidades culturales discriminadas por la cultura dominante.
Según cita Quinti, cuando se habla de exclusión social se identifican, básicamente,
cuatro mecanismos de exclusión social:
a) La exclusión de la información.
b) La exclusión de los procesos decisionales.
c) La exclusión del acceso de los servicios que podrían mejorar las
propias condiciones de vida.
d) La exclusión derivada de mecanismos de segregación, basados en
normas
El mismo autor nos proporciona una definición del concepto, básicamente
operativa: considera la exclusión social como un fenómeno de “segundo grado”
producido por una pluralidad de procesos o factores que afectan tanto a los individuos
como a los grupos humanos, impidiéndoles acceder a un nivel de calidad de vida
decente y/o a utilizar plenamente sus capacidades.
Así como también puede considerárselo “como un proceso que reduce el control
global que una sociedad tiene de los riesgos sociales, a través de la exclusión creciente
de sujetos del sistema de reglas, normas, acciones e inversiones, orientados al control de
los peligros”.
Los procesos que hacen a una situación de exclusión son múltiples y diversos,
pudiendo identificarse como factores de riesgo social tales como dificultades de acceso
al empleo, al crédito, al monto y calidad de los servicios sociales existentes; la pobreza,
el aislamiento territorial, discriminación por edad, género o condiciones físicas,
discriminación ideológica, política, riesgo epidemiológico, etc.
Algunos de estos factores son, por su naturaleza, tan graves (como la pobreza y/o el
analfabetismo) que suponen por sí mismos formas de exclusión: en este caso hablamos
de exclusión social directa. Cuando la situación de exclusión depende de la acumulación
y combinación de otros distintos factores sobre los mismos individuos o grupos
humanos hablamos de exclusión social indirecta.
A modo de síntesis podríamos agregar que la exclusión social ya no depende, como
la pobreza, de factores económicos sino que incluye a factores extraeconómicos que el
desmantelamiento del Welfare State exacerbó.
Como señala García Delgado: “El ajuste estructural da lugar a una economía
estabilizada y a un medio ambiente favorable para la inversión pero, al mismo tiempo, a
un crecimiento que reduce exportaciones, disminuyendo las posibilidades de entrada al
mercado de trabajo y concentra la riqueza. Todo esto hace continuar un proceso ya
iniciado desde fines de los ’70 de pérdida de integración social, expresado en un fuerte
contraste entre los que participan de los beneficios de la modernidad y los que se
encuentran condenados a la miseria. No es el dualismo tradición - modernidad, clase
trabajadora - burguesía, sino entre ricos y pobres, entre “Movicom”, “country”,
seguridad privada y “ghettos” suburbanos de marginados del crecimiento, entre
292
incluidos y excluidos. Hay una parte de la sociedad que se post-industrializa y otra
que se retradicionaliza...”. 339
339
ibídem, p. 89.
293
Bibliografía
García Delgado; D.: Estado y Sociedad, Ed. Norma, Buenos Aires, 1994.
Quinti, Gabriele: La exclusión social: el debate teórico y los modelos de medición y
evaluación, Cuadernos de Políticas Sociales Nº 3, Secretaría de Desarrollo Social de La
Nación, 1997.
Robinosa, M., Calparelli, G.: Turbulencia y Planificación Social, Ed. UNICEF XXI,
Buenos Aires, 1994.
Villarreal, Juan: La exclusión socia, Ed. Norma, Buenos Aires, 1996.
294
Capítulo 25
Uno de los problemas que se presentan cuando uno quiere acercarse al fenómeno
de la pobreza es que no existen criterios externos objetivos para reconocer con
seguridad este segmento de la población. Es por ello, que existe una variación muy
grande en las estimaciones del tamaño de la población pobre según sea la definición y la
metodología utilizada.
Entre las estrategias utilizadas para medir la pobreza, una es aquella que tiene en
cuenta el análisis de las necesidades básicas insatisfechas o NBI.
Se tiende a definir a las familias o individuos pobres como aquellos que no pueden
alcanzar niveles de satisfacción adecuados en el segmento de necesidades consideradas
básicas por la sociedad en la cual están insertos. Estas necesidades, tanto psicofísicas
como culturales, tienen relación con la obtención de los recursos necesarios para
posibilitar la subsistencia y desarrollo en condiciones mínimas acordes con la dignidad
humana. Por lo tanto, es menester identificar cuales son y definir el nivel mínimo de
satisfacción por debajo del cual se dificulta o imposibilita el normal desarrollo físico y/o
social de los individuos.
Según el INDEC existe un núcleo de necesidades básicas que incluye:
- Alimentación adecuada
- Vestimenta funcional y decorosa
- Alojamiento y equipamiento doméstico apropiado para el funcionamiento del hogar
- Agua potable y eliminación de excretas que aseguren estándares sanitarios mínimos
- Condiciones ambientales sanas, que posibiliten la realización de actividades esenciales
para el desarrollo pleno del individuo
- Acceso a medios de transporte para trasladarse a sus diferentes actividades
(trabajo, estudio, etc)
- Acceso a servicios de salud, educación y cultura en general
En cuanto al empleo, éste constituye tanto un medio como un fin para el
cumplimiento de las necesidades básicas, pues proporciona los ingresos necesarios para
su obtención y es vital para la autoestima e integración social del sujeto.
Otra posible medición de la pobreza es la que considera la variable ingresos, siendo
de esta manera pobres aquellos que perciben ingresos por debajo de un nivel
establecido.
Este tipo de medición tiene implícitamente incorporado el criterio de necesidades
básicas, ya que la línea crítica de ingresos estaría conformada por aquella que represente
la seguridad de adquisición de estas necesidades mínimas. Por ejemplo, en la
Comunidad Económica Europea se emplea un denominador básico que se llama umbral
de la pobreza y que determina que son pobres "aquellos que tienen unos ingresos netos
por persona inferiores a la mitad de los ingresos medios por persona de un determinado
país”340 En nuestro país, la línea de pobreza, señala que son pobres todos los hogares
cuyos ingresos per cápita son inferiores al valor de la línea de pobreza. Esta presupone
la determinación de una canasta básica de bienes y servicios, de acuerdo a las pautas de
340
Consejo de Ministros de la Comunidad Europea en su Segundo Programa de Lucha Contra la Pobreza,
1984, Art. 1.2.1.
295
consumo de una sociedad dada. El valor de la misma se establece así teniendo en
cuenta una canasta básica de alimentos, más el costo mínimo estimado para otros bienes
y servicios como traslados, vivienda, vestimenta, gastos en salud y educación, etc.,
variando el monto asignado según la edad y el sexo de los integrantes de la familia. A
modo de ejemplo, el gasto mensual estimado para un adulto varón entre 30 y 59 años es
de $154,84 , mientras que para un niño entre 10 y 12 años es de $128,51
aproximadamente.
Aunque el Indec no revela la cifra exacta, para una familia tipo del Gran Buenos Aires
(dos adultos y dos menores), la canasta oscilaría en los $ 460 mensuales.
A su vez, se define como línea de indigencia a la que establece la cantidad de
hogares que ni siquiera alcanzan a cubrir su dieta alimentaria básica. Se trata de una
línea elemental de supervivencia, cuyo costo se evalúa teniendo en cuenta una canasta
básica de alimentos capaz de aportar a un adulto varón de entre 30 y 59 años, las 2700
calorías diarias que necesita para realizar movimientos moderados. Dicha canasta
incluye productos como carne, leche, legumbres y verduras, aceite, arroz, harina y
fideos, entre otros, y al igual que la línea de pobreza varía según el sexo y la edad. En
este caso, el monto mensual establecido para un adulto varón entre 30 y 59 años es de $
65,89 y para un niño entre 10 y 12 años de $ 54,68. Si el adulto de igual edad es de sexo
femenino, el valor asignado desciende a $ 48,75.
Si combinamos ambos métodos de medición, necesidades básicas e ingresos,
podemos decir que los pobres estructurales son aquellos cuyos ingresos están por debajo
de la línea de pobreza y que, además, no ven satisfechas sus necesidades básicas. Los
pobres pauperizados o "nuevos pobres" en cambio, son aquellos que teniendo
satisfechas sus necesidades básicas, tienen ingresos por debajo de la línea de pobreza.
No hay duda que la raíz de la pobreza está en la desigualdad social y es
consecuencia de ella y, por lo tanto, está más allá de la voluntad de los que la sufren.
Pero si hay pobres es porque hay otros que no lo son, es decir que ésta es una definición
subjetiva con respecto a esas otras personas. Por ello, es necesario identificar los
indicadores que reflejen en mayor medida esta situación y el método a utilizar debería
ser la comparación de las características de toda la población. En este sentido, son los
datos censales el mejor parámetro de análisis.
Según datos proporcionados por el INDEC, el 29% de los niños que nacen en la
Provincia de Buenos Aires y el 15,1% de los nacidos en Capital Federal, pertenecen a
hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI). A nivel país, uno de cada tres
chicos de la Argentina nace en hogares de pobreza estructural.
Los datos registrados por la Encuesta Permanente de Hogares demuestran que, no
se registra una pauperización general de la sociedad, sino que la distribución de los
ingresos es cada vez menos equitativa.
Los jóvenes y las mujeres de toda edad constituyen la categoría más aquejada,
principalmente por la proliferación en la última década de los hogares monoparentales
constituidos por jefas de familia a cargo de sus hijos menores, ya sea por separaciones,
viudez o abandono, y que conforman un grupo vulnerable o en riesgo en la mayoría de
los casos.
Proceso de empobrecimiento
341
Beccaria, L., Cambios en la estructura distributiva. 1975-1990, en Minujin, A. y otros, Cuesta Abajo,
Buenos Aires, UNICEF/Losada, 1993.
342
Para profundizar el tema ver en esta edición Pérez Lalanne, R., El enfoque de Pierre Bourdieu.
298
Asimismo, el "capital cultural" incluye la educación recibida, las experiencias
vividas y principalmente el origen social, que conforman una mirada particular y
definida de ver el mundo y el lugar ocupado en él. Según Bourdieu (1991), esto
originará una mayor o menor disposición a demandar, a reclamar. Por ejemplo, una
mamá con estudios secundarios seguramente increpará el derecho a un buen trato para
sus hijos ya sea en la escuela o en la unidad sanitaria del barrio, porque se considera a sí
misma como legítima poseedora de ese derecho.
Para el sociólogo Gabriel Kessler (2000), la pauperización es una modificación
radical que desorganiza el mundo social, afectando la percepción del mismo y
trastornando por ende , la vida cotidiana de los individuos. Ante esta situación, los
sujetos intentarán un acomodamiento a partir de una interpretación del empobrecimiento
y la elaboración de estrategias que les permitan sobrellevarlo.
Kessler elabora así una tipología de los nuevos pobres, a los cuales clasifica en:
1) Meritocráticos: son aquellos que adherían a una visión individualista de la
movilidad social, al logro de la cual dedicaron todos sus esfuerzos, confiando en un
supuesto sistema que adjudicaba premios y castigos. Mayores de 45 años, profesionales,
comerciantes u obreros especializados, ante la caída se sienten excluídos de su grupo de
referencia, replegándose en un mundo privado que a su vez les impideimplementar otros
recursos. Solicitar ayuda y evidenciar el estado de necesidad los averguenza, y antes de
modificar su gusto, prefieren la nada. Ejemplo: “Si no puedo ir un mes o quince días de
vacaciones a Mar del Plata, como siempre lo hice, prefiero quedarme en casa”.
2) Solidarios: También para ellos la expectativa del progreso no se cumplió, pero a
diferencia de los meritocráticos, este constituía un objetivo colectivo. Fuertemente
ligados a su grupo de pertenencia que los contiene ante el empobrecimiento, utilizan
intensamente su capital social, que si bien no es muy diversificado ni muy alto, ayuda a
sostener la situación. El caso paradigmático es el de los empleados públicos, incluídos
los docentes, que ven degradado su salario y amenazado su empleo ante el recorte
estatal.
3) Luchadores: Es el típico caso del “sálvese quién pueda”, que considera que la
única manera de supervivencia es la lucha individual. No es un todos contra todos, si no
una excesiva atomización, un resquebrajamiento total de los lazos sociales. Sin una
actual ni anterior pertenencia grupal, como en el caso de los cuentapropistas o
asalariados de pequeños comercios, muestran un notorio desinterés por el prójimo, no
existiendo otros sujetos más allá de su núcleo familiar. De esta forma implementan
estrategias individuales, concentrándose en la supervivencia diaria, sin ningún proyecto
a futuro, realizando así un recorte temporal que les posibilita ejercer un control de la
situación.
4) Encapsulados: Provienen originariamente de las estratos más bajos, ex-pobres
estructurales que habían logrado un ascenso social y que la crisis hizo descender
nuevamente. Para estos, el mundo exterior es inquietantemente peligroso y la
inseguridad reina más allá de su hogar. Si los luchadores limitan temporalmente su
mundo, los encapsulados lo hacen espacialmente, concentrándose en su casa y sus hijos,
sobre los cuales ejercen un excesivo control. Su bajo capital social y cultural a su vez,
obstaculiza la búsqueda de otros recursos, debiendo limitar al extremo sus necesidades y
retrotrayéndose al único lugar que les parece confiable: su hogar.
5) Conversos: Nuevos pobres cuyo proceso de empobrecimiento fue sumamente
traumático al punto tal que se produjo en ellos, ya sea a partir de una terapia psicológica
o a diferentes prácticas religiosas, un “cambio de valores” que los lleva a aceptar, con
un dejo de resignación, la nueva situación.. Al igual que los solidarios, han conformado
299
un importante grupo de pertenencia, con otros miembros de la congregación
religiosa o con amigos y familiares que han pasado por experiencias similares, y que
comparten la misma escala de valores. Ejemplo: “A mi antes me interesaba lo material,
pero luego entendí que la salud y el bienestar de mi familia era lo más importante”.
6) Pragmáticos: Jóvenes y con un sólido capital cultural, se insertaron en el mundo
laboral en pleno proceso de pauperización. Con un amplio capital social, que sin
embargo no constituye un grupo de pertenencia y/o de referencia, los recursos
suministrados a través de este son aceptados con naturalidad, debido a una actitud
sumamente pragmática que no lleva a un individualismo extremo, pero les permite en
forma autónoma actuar sobre todos los recursos a su alcance. Pesimistas o escépticos
frente a la situación global, se muestran optimistas respecto a su futuro personal.
Para Minujin y Kessler "En la nueva pobreza, por su heterogeneidad, la miseria y la
exclusión son relativas porque, como vimos, hay quienes sufren la exclusión en algunas
esferas de su vida social mientras que en otras están aún incluidos".343
Algunos de ellos, los menos, en un pasado no remoto pueden haber pertenecido al
conjunto de los pobres históricos, al cual retornan. Los pobres estructurales son los que
históricamente fueron pobres. Nunca conocieron otra cosa que la miseria. Son los
habitantes de las villa de emergencia y asentamientos, que en su mayoría son
inmigrantes de países limítrofes y de provincias del interior de nuestro país.
Sus necesidades básicas insatisfechas abarcan todas las esferas de su vida: salud,
educación, vivienda, etc y su conformación en conglomerados sociales los vuelve
reconocibles e identificables. La marginación social padecida por los pobres
tradicionales radica en gran medida en este reconocimiento que tiene como
consecuencia la exclusión de posibles puestos de trabajo o vacantes en una escuela ante
la sola mención del lugar de domicilio o la vestimenta del candidato. Es por lo tanto,
una marginación total que abarca la integridad de la persona que la sufre generando un
círculo vicioso difícil de romper. La pobreza genera más pobreza. Los embarazos
adolescentes o la deserción escolar a edad muy temprana son ejemplos claros de esta
situación.
En cambio, la nueva pobreza aparece enmascarada. Cualquier barrio, cualquier
edificio, puede albergar hogares pauperizados, porque está dispersa, disimulada y
muchas veces solamente reconocida puertas adentro. Es una pobreza "privada" a la que
se intenta combatir mediante estrategias individuales. Vender el auto, cambiar los
chicos a una escuela pública, poner un kiosco con la indemnización o ir de remisero,
son algunas de las soluciones implementadas, no siempre acertadas.
Estos, son "rebusques" de los nuevos pobres, que los diferencias de las estrategias
llevadas a cabo por los pobres estructurales, que tienen generalmente un carácter
colectivo donde la pobreza declarada muchas veces lleva a la organización solidaria de
aquellos que comparten la misma situación: radios comunitarias que actúan como nexo
entre los vecinos, comedores infantiles, compras colectivas, son algunas de las
habilidades que proliferaron en los últimos años en villas de emergencias de Capital
Federal y Gran Buenos Aires.
343
Minujín, A. y Kessler, G.,. La nueva pobreza en Argentina, Temas de Hoy. Buenos Aires, Planeta,
1996.
300
Salud y Educación
Pobreza y alimentación
346
Meintel, D., ¿Qué es una minoría?, Revista Correo de la Unesco, Agosto de 1994.
347
Margulis, M., Discriminación y clases sociales en América Latina, mimeo, 1984.
304
Bibliografía
INDICE
Prólogo I ...............................................................................................................
Prólogo II ..............................................................................................................
PRIMERA PARTE
LA CIENCIA DE LA SOCIOLOGÍA Y LA SOCIOLOGÍA DE LA CIENCIA
Capítulo 1
CONSIDERACIONES SOBRE EL NACIMIENTO DE LA SOCIOLOGÍA,
por Roberto Pérez Lalanne ....................................................................................
1. Sobre los orígenes .............................................................................................
2. Acerca de los precursores y padres fundadores ...............................................
3. A modo de síntesis ...........................................................................................
Bibliografía .............................................................................................................
Capítulo 2
LA SOCIOLOGÍA: CIENCIA MULTIPARADIGMATICA
E INTERPARADIGMATICA, por Roberto Pérez Lalanne ..................................
1. El concepto de paradigma ..................................................................................
2. Los paradigmas sociológicos .............................................................................
3. La diversidad paradigmática ..............................................................................
4. La sociología: ciencia multiparadigmática e interparadigmática ......................
5. Sobre la formación y el rol del sociólogo ..........................................................
Bibliografía ..............................................................................................................
Capítulo 3
REFLEXIONES SOBRE LA CIENCIA,
por Roberto Pérez Lalanne .......................................................................................
1. Los fundamentos socio-históricos de la ciencia
o sus condiciones de pposibilidad .....................................................................
2. Breve historia antigua y medieval de la ciencia .................................................
3. La tradición heredada de la razón instrumental o
concepción moderna de la ciencia .....................................................................
4. La crisis de la tradición heredada ......................................................................
5. El giro histórico kuhniano .................................................................................
6. Kuhn y las ciencias sociales ..............................................................................
7. Los supuestos y los modos del conocimiento ...................................................
8. La razón histórica-crítica y el giro social de la ciencia .....................................
9. Algunas conclusiones provisorias .....................................................................
Bibliografía ...............................................................................................................
315
SEGUNDA PARTE
EL PROCESO DE SOCIALIZACION:
PERSONA, GRUPOS E INSTITUCIONES
Capítulo 4
ALGUNAS CONSIDERACIONES
SOBRE EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN,
por Fabiana M. Mc Donald ..................................................................................
Introducción ............................................................................................................
Durkheim: “el individuo es un producto social” ...................................................
Weber: “la sociedad es un producto de los individuos” ........................................
Una postura diferente .............................................................................................
El proceso de socialización ....................................................................................
Socialización primaria y secundaria ........................................................................
Socialización: un proceso dialéctico ......................................................................
El paradigma trialista ..............................................................................................
Socialización y posmodernidad: un paradigma alternativo ...................................
Bibliografía .............................................................................................................
Capítulo 5
STATUS, ROLES Y GRUPOS SOCIALES,
por Héctor D. Barroso ...........................................................................................
Status y roles .........................................................................................................
El grupo humano ....................................................................................................
Caracterización de los grupos ................................................................................
La clasificación de los grupos ................................................................................
Grupos de pertenencia y de referencia ....................................................................
El análisis sociométrico ..........................................................................................
Bibliografía .............................................................................................................
Capítulo 6
INTRODUCCION AL ANALISIS DIALECTICO DE LOS GRUPOS,
ORGANIZACIONES E INSTITUCIONES,
por Roberto Pérez Lalanne ......................................................................................
1. Algunas diferencias con el análisis funcionalista ...............................................
2. El análisis dialéctico existencial .......................................................................
3. Algunas consideraciones y ejemplos .................................................................
4. El abordaje institucional .....................................................................................
Bibliografía ...............................................................................................................
316
TERCERA PARTE
EL ANALISIS DE LA ESTRUCTURA SOCIAL
Y LA ESTRATIFICACION SOCIAL
Capítulo 7
INTRODUCCION AL ANALISIS
DE LAS ESTRUCTURAS SOCIALES,
por Roberto Pérez Lalanne .......................................................................................
Capítulo 8
ESTRUCTURA SOCIAL
-PERSPECTIVA FUNCIONALISTA-,
por Liliana Ráminger .................................................................................................
Introducción ...............................................................................................................
Estructura social y el funcionalismo ..........................................................................
El papel del cambio ....................................................................................................
El análisis funcional ...................................................................................................
Bibliografía .................................................................................................................
Capítulo 9
ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA
DEL ANALISIS MARXISTA DE LA ESTRUCTURA SOCIAL,
por Edda Oliva ............................................................................................................
a) Modo de producción asiático ..................................................................................
b) Modo de producción antiguo o esclavista ...............................................................
c) Modo de producción feudal ....................................................................................
d) Modo de producción capitalista o burgués .............................................................
La teoría de la Plusvalía ................................................................................................
La alienación .................................................................................................................
Bibliografía ...................................................................................................................
Capítulo 10
LA ESTRATIFICACION SOCIAL,
por Liliana Ráminger .....................................................................................................
Entrando en tema ...........................................................................................................
La movilidad social .......................................................................................................
Tipos de estratificación .................................................................................................
Modelos de estratificación social: Karl Marx y Max Weber .......................................
Bibliografía ....................................................................................................................
Capítulo 11
EL ENFOQUE DE PIERRE BOURDIEU,
por Roberto Pérez Lalanne ............................................................................................
1. Introducción .............................................................................................................
2. Camppos sociales y hábitus ....................................................................................
3. Tipos de capital e interés: la economía de las prácticas sociales ...........................
4. Hacia una teoría de la estratificación social .............................................................
5. La clase, el hábitus y los estilos de vida ..................................................................
6. Movilidad y trayectoria de clase ..............................................................................
317
Bibliografía ....................................................................................................................
CUARTA PARTE
PODER, ESTADO Y PROCESOS SOCIALES
Capítulo 12
LA ESTRUCTURA DEL PODER SOCIAL: TIPOS DE DOMINACION
Y DE LIDERAZGO DESDE LA PERSPECTIVA WEBERIANA,
por Inés Liliana García ...................................................................................................
La concepción social y la metodología de Weber ..........................................................
Conceptos de poder, dominación y estado .....................................................................
Otras concepciones sobre el poder .................................................................................
Tipos de dominaciones legítimas ...................................................................................
La dominación ilegítima .................................................................................................
Los liderazgos, esbozo de posibles tipos ideales ............................................................
Bibliografía .....................................................................................................................
Capítulo 13
NOTAS SOBRE EL ESTADO, EL ESTADO – NACIÓN
Y EL ESTADO CAPITALISTA,
por Fabiana Marta Mc Donald ........................................................................................
¿Qué es el estado? ...........................................................................................................
¿Qué es la nación? ...........................................................................................................
Surgimiento del estado nación .........................................................................................
Elementos del estado .......................................................................................................
Mecanismos de funcionamiento del estado .....................................................................
El rol de los intelectuales y el estado ..............................................................................
Cambio social y estado ...................................................................................................
Naturaleza social del estado ............................................................................................
El estado, espacio de conflicto ........................................................................................
Bibliografía ......................................................................................................................
Capítulo 14
REFLEXIONES ACERCA DEL CONFLICTO SOCIAL,
por Silvia Schwartz ..........................................................................................................
Funciones del conflicto social ..........................................................................................
Tipos de conflicto social ...................................................................................................
Cambio social ....................................................................................................................
Tipos de cambio social ......................................................................................................
Tipos de viiolencia social ..................................................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
Capítulo 15
LA ACCION SOCIAL, por Claudia Laniella ...................................................................
La accción y sus elementos ...............................................................................................
Hacia una nueva recategorización de la acción racional ...................................................
La tipología de la acción racional ......................................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
318
Capítulo 16
MOVIMIENTOS SOCIALES, por Silvia Schwartz ........................................................
Distintas interpretaciones del concepto ............................................................................
Características de los movimientos sociales .....................................................................
Tipos de nuevos movimientos sociales .............................................................................
Aspectos específicos de los nuevos movimientos sociales ...............................................
Aspectos funcionales .........................................................................................................
Participación social ............................................................................................................
Características ....................................................................................................................
Tipos de participación .......................................................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
QUINTA PARTE
CULTURA, POSMODERNIDAD
Y PROCESO DE GLOBALIZACIÓN
Capítulo 17
PAUTAS DE COMPORTAMIENTO, por Héctor Barroso .............................................
Tipos de pautas .................................................................................................................
La clasificación de las pautas de comportamiento ...........................................................
La ley ................................................................................................................................
Ley consuetudinaria y ley promulgada ............................................................................
Capítulo 18
APROXIMACION AL CONCEPTO “CONTROL SOCIAL”,
por Liliana Ráminger .........................................................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
Capítulo 19
CULTURA Y SOCIEDAD, por Irene Di Martino ...........................................................
El término cultura ..............................................................................................................
Definición de cultura .........................................................................................................
Características de la cultura ...............................................................................................
Funciones de la cultura ......................................................................................................
Otro concepto de cultura ...................................................................................................
Procesos culturales ............................................................................................................
Etnocentrismo ...................................................................................................................
Relativismo ........................................................................................................................
Cultura e ideología ............................................................................................................
Cultura y mundialización ..................................................................................................
Cultura mundializada .........................................................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
Capítulo 20
POSMODERNIDAD: LA ERA DEL DESENCANTO,
por Gabriela Lariño ...........................................................................................................
Apogeo y decadencia de la modernidad ............................................................................
319
La sociedad posmoderna: algunas carácterísticas ............................................................
El rol de las instituciones en la posmodernidad ................................................................
Navegando a solas por Internet .........................................................................................
¿El fin de la historia o la historia sin fin? ..........................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
Capítulo 21
EL PROCESO DE GLOBALIZACION,
por Silvia Schwartz ..........................................................................................................
Introducción ......................................................................................................................
Etapas del proceso de globalización .................................................................................
Características del proceso de globalización ....................................................................
Efectos de este proceso ....................................................................................................
Alternativas ........................................................................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
SEXTA PARTE
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Capítulo 22
CONSIDERACIONES ACERCA
DEL CONCEPTO DE DESVIACIÓN SOCIAL,
por Silvia Schwartz ............................................................................................................
Desviación social y anomia (Merton) ................................................................................
Tipos de adaptación individual ..........................................................................................
Desviación y reglas grupales (Becker) ..............................................................................
Tipos de conducta desviada ...............................................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
Capítulo 23
APROXIMACION A UN ANALISIS DE LA DESOCUPACION,
por Gabriela Lariño ...........................................................................................................
Breve marco conceptual para el análisis del desempleo ...................................................
Características del mercado de trabajo actual ...................................................................
Juventud y desocupación ...................................................................................................
Efectos psicosociales de la desocupación ..........................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
Capítulo 24
NOTAS SOBRE MARGINALIDAD
Y EXCLUSION SOCIAL, por Edda Oliva .......................................................................
Notas sobre marginalidad ..................................................................................................
Algunas notas sobre la exclusión social ............................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................
Capítulo 25
ANALISIS DE LA POBREZA ACTUAL,
por Gabriela Lariño ...........................................................................................................
320
Indicadores de análisis de la pobreza estructural ..............................................................
Proceso de empobrecimiento ............................................................................................
Caracterización de la pobreza urbana ...............................................................................
Salud y educación .............................................................................................................
Pobreza y alimentación .....................................................................................................
Pobreza, minorías y discriminación ..................................................................................
Bibliografía ........................................................................................................................