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INTRODUCCION

El Opus Dei es una parte de la Iglesia Católica. Técnicamente, una prelatura personal, cuyo

fin es promover entre católicos de todas las clases sociales una vida totalmente acorde con

su fe. Ayuda a sus miembros y a otras personas a convertir su trabajo y el resto de actividades

que forman el día a día de sus vidas en ocasiones de amar a Dios y de servir a sus semejantes,

hombres y mujeres, recordándoles que todos los bautizados están llamados a buscar la

santidad y a extender el Evangelio. Hoy día cuenta con más de 80.000 fieles de 90

nacionalidades: 47.000 en Europa, 28.000 en América, 5.000 en Asia, el Pacífico y Australia,

y 2.000 en África. Según Vittorio Messori, el periodista italiano que colaboró con Juan Pablo

II en el best seller “Cruzando el Umbral de la esperanza”, “la importancia eclesial del Opus

Dei y su proyección social están empezando a notarse ahora. Sólo el tiempo la dará a conocer

en toda su amplitud.
DESARROLLO

El Opus Dei ayuda a encontrar a Cristo en el trabajo, la vida familiar y el resto de actividades

cotidianas.

Cristianos en medio del mundo

La llamada divina al Opus Dei es la misma para todos sus miembros. Existen simplemente

modos diversos de vivir la misma vocación cristiana según las circunstancias personales de

cada uno.

Nos ha elegido el Señor antes de la creación del mundo para que seamos santos en su

presencia”. Con estas palabras de san Pablo, san Josemaría resume el mensaje del Opus Dei:

ser santos en medio del mundo.

El Opus Dei está constituido por un prelado, un presbiterio o clero propio y laicos, tanto

mujeres como hombres. En el Opus Dei no existen distintas categorías de miembros. Existen

simplemente modos diversos de vivir la misma vocación cristiana según las circunstancias

personales de cada uno: Hombres, mujeres, solteros o casados, sanos o enfermos, etc.

El espíritu del Opus Dei lleva a que cada uno cumpla las tareas y deberes de su propio estado,

de su misión en la Iglesia y en la sociedad civil, con la mayor perfección posible buscando la

identificación con Jesucristo en medio del mundo, en sus circunstancias y en su profesión.

Ambiente de familia

Una característica de la fisonomía del Opus Dei es el ambiente de familia cristiana. Ese tono

familiar está presente en todas las actividades que organiza la prelatura. Se materializa
también en el calor de hogar de sus centros, en la sencillez y confianza en el trato, y en las

actitudes de servicio, comprensión y delicadeza en la vida cotidiana que se procuran vivir

siempre. Todos colaboran de algún modo en el cuidado material de los centros, pero

contribuye especialmente el trabajo de quienes se ocupan de la administración doméstica.

Incorporación a la Obra

1. Cristianos en medio del mundo

Dios ha querido el Opus Dei para fomentar en el mundo la conciencia a la santidad,

proporcionando, a todos los fieles que lo deseen, formación cristiana y ayuda espiritual para

llevar a cabo este ideal, tan lógico entre los católicos. Para que se cumpliese esta finalidad,

la Iglesia ha creado la prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, compuesta por sacerdotes y

laicos, que cooperan orgánicamente, bajo la guía pastoral del Prelado.

Esta Prelatura, como cualquier otra circunscripción eclesiástica, facilita una particular

comunión de los santos, en la que toman parte de algún modo todas las personas dispuestas

a mejorar su vida cristiana siguiendo este camino específico.

Pertenecer a esta Prelatura lleva consigo un modo concreto de ser cristianos corrientes en

medio del mundo, y por eso no consiste en comprometerse a realizar sólo determinadas

prestaciones, sino que supone un empeño de toda la vida: se trata, como afirmaba San

Josemaría, de hacer el Opus Dei siendo uno mismo Opus Dei, a través de la actividad

ordinaria, individual, familiar y profesional.

Los fieles de la Prelatura adquieren el derecho a recibir la ayuda espiritual (medios de

formación colectivos e individuales, algunos sacramentos, especialmente el de la Penitencia


y la Eucaristía, la palabra de Dios adaptada a las circunstancias) y están bajo la jurisdicción

del Prelado en todo lo referente a la misión de la Prelatura.

Las personas que, sin ser de la Obra, participan en sus actividades apostólicas, se benefician,

en efecto, de los bienes espirituales del Opus Dei y pueden contribuir a incrementarlos con

sus buenas obras, así como ayudar en su misión con su apostolado en medio del mundo.

Quienes se incorporan lo hacen por estar convencidos de haber recibido una llamada divina.

Por tanto, la incorporación a la Prelatura se lleva a cabo de modo voluntario, con libertad y

responsabilidad personales.

Los sacerdotes incardinados en las diversas diócesis no son fieles de la Prelatura; pueden, en

cambio, incorporarse al Opus Dei a través de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, que

es una asociación de clérigos propia e intrínseca a la Prelatura.

2. Requisitos para la incorporación al Opus Dei

Como la incorporación al Opus Dei comporta un empeño de carácter vocacional, no puede

depender exclusivamente de la voluntad del interesado, sino que la Iglesia debe tratar de

discernir si tiene las condiciones que permiten pensar que ha recibido esta llamada, de modo

semejante a quienes aspiran a llegar al sacerdocio en una diócesis.

A estos efectos, los Estatutos de la Prelatura establecen algunos requisitos generales para la

incorporación y prevén su concesión por parte del Vicario Regional.

Se requiere:
a) Ser fiel católico laico con uso de razón y haber cumplido los dieciocho años de edad es

decir, la mayoría de edad canónica.

b) Querer asumir las obligaciones propias de la pertenencia al Opus Dei como numerario,

agregado o supernumerario (estas distinciones entre fieles se refieren en particular a su

distinta disponibilidad habitual para dedicarse a las actividades apostólicas de la Prelatura,

derivada de las distintas circunstancias permanentes de cada uno, sin que comporte gradación

de pertenencia al Opus Dei).

La incorporación se realiza mediante una declaración de voluntad por parte del interesado y

una declaración por quien representa a la autoridad de la Prelatura en ese acto, en presencia

de dos testigos:

a) El fiel manifiesta que se empeña a permanecer bajo la jurisdicción del Prelado para

dedicarse al único fin espiritual de la Prelatura y a cumplir todos los deberes que comporta

la pertenencia al Opus Dei como numerario, agregado o supernumerario;

b) El representante de la Prelatura declara que ésta proporcionará al interesado una asidua

formación doctrinal-religiosa, ascética y apostólica, y la cura pastoral por parte de su clero,

y que cumplirá las demás obligaciones atribuidas respecto a sus fieles.

Con la incorporación, el fiel pasa a formar parte del Opus Dei. El vínculo de comunión con

la Prelatura que ha contraído no afecta su relación jurídica con la diócesis a la que pertenecía

y sigue perteneciendo, ya que la incorporación no cambia ni su posición de fiel corriente en

la Iglesia ni su condición de ciudadano corriente, y por tanto no se distingue de los otros

católicos, sus iguales.


3. Pasos de la incorporación

Siguiendo la experiencia de la Iglesia, tanto para garantizar la libertad del interesado, como

para discernir si reúne las condiciones personales necesarias, la incorporación a la Prelatura

se realiza según un procedimiento escalonado que se expone a continuación.

1) La admisión: para incorporarse a la Prelatura, es necesario en primer lugar pedir la

admisión. Sólo se tiene en cuenta la petición hecha por escrito con el acuerdo del director o

la directora del centro del Opus Dei respectivo, dirigida al competente Ordinario de la

Prelatura (al Prelado o al Vicario Regional).

Esta petición supone la respuesta afirmativa a la llamada divina que la persona ha recibido;

por eso, a partir de este momento, el interesado se considera como un fiel de la Prelatura y

procura comportarse como tal, si bien no ha adquirido todavía ningún compromiso de

carácter jurídico.

Cuando alguien pide la admisión en la Prelatura, da un paso de gran trascendencia en su vida,

pues responde afirmativamente a lo que está convencido de que es un querer divino para sí

mismo. Su petición exige la decisión de asumir el deber moral de fidelidad a la propia

vocación, que de suyo decae solamente en el caso en que al interesado considere en

conciencia que en realidad no era ésa la voluntad de Dios.

Es decir, cuando alguien solicita la admisión en el Opus Dei está respondiendo a una llamada

para siempre, pero el deber de fidelidad es sólo con Dios, sin que contraiga aún ningún

vínculo con la Prelatura. Pero el fiel, desde la petición de admisión, vive de hecho como un

miembro del Opus Dei, y tiene derecho a recibir por parte de la Prelatura la atención pastoral
y la formación adecuada para cumplir con su propósito (y, en la medida en que lo hace, se

sujeta, lógicamente, de modo análogo a cualquier otro fiel con su diócesis, etc., al régimen

de la Prelatura).

Pasados seis meses desde la petición, el Vicario regional puede conceder la Admisión. Antes,

la Prelatura se cerciora de que el interesado actúa con plena libertad. Ha de constar

expresamente, además, que ha entendido que la vocación al Opus Dei es de naturaleza

secular, propia de fieles corrientes, sin cambio de estado, y que la búsqueda de la santidad

comporta un compromiso de trabajo serio, que asegura la propia sustentación y permite

contribuir al sostenimiento de las labores apostólicas.

2) La oblación: una vez admitido, ha de pasar un año antes de que el Vicario Regional

conceda la incorporación a la Prelatura (que al inicio es sólo con carácter temporal). Por lo

tanto, desde que el interesado pide la admisión en el Opus Dei hasta que efectivamente llegue

a estar bajo la jurisdicción del Prelado pasa por lo menos un año y medio.

La primera incorporación –llamada en los Estatutos “oblación"– es de carácter temporal, por

las mismas razones relativas a la garantía de la libertad e idoneidad del interesado: es válida

hasta el siguiente 19 de marzo (fecha elegida en honor de San José), y ha de renovarse

anualmente. Para su renovación –que ha de hacerse el 19 de marzo– es necesario el permiso

del Vicario (que se presume). Basta el acto interno de voluntad de renovarla y comunicar, a

través del director del centro de la Obra, que así se ha hecho.


Para la oblación se requiere la mayoría de edad canónica (dieciocho años). Por tanto, la

petición de admisión puede hacerse desde los dieciséis años y medio. Hasta los dieciocho

años no se puede realizar esa petición sin el permiso explícito de los padres.

3) La fidelidad: después de cinco años de la incorporación temporal, el Vicario Regional

(con la confirmación del Prelado) puede conceder la incorporación definitiva, llamada

“fidelidad".

El carácter definitivo del vínculo de comunión con la Prelatura materializa el deseo expresado

desde el inicio y lo determina jurídicamente. San Josemaría previó que, antes de hacer la

fidelidad, el fiel declare expresamente ante dos testigos que se compromete, por su honradez

de cristiano, a unas obligaciones, ya implícitas en el deber de fidelidad a la vocación, que

tienen una especial relevancia para el Opus Dei; concretamente:

a). A defender la unidad espiritual, moral y jurídica de la Obra;

b). A ayudar a los demás, también a los directores, con la corrección fraterna;

c). A esmerarse aún más en ser fiel a la doctrina de la Iglesia y al espíritu de la Obra,

formándose una recta conciencia mediante la petición de consejo cuando sea menester, y

actuando siempre con plena libertad y responsabilidad personales.

Todos los bautizados están llamados a seguir a Jesucristo, a vivir y a dar a conocer el

Evangelio. La finalidad del Opus Dei es contribuir a esa misión evangelizadora de la Iglesia

Católica, promoviendo entre fieles cristianos de toda condición una vida coherente con la fe
en las circunstancias ordinarias de la existencia y especialmente a través de la santificación

del trabajo.

Algunos rasgos del espíritu del Opus Dei son los siguientes:

-Filiación divina. Es el fundamento del espíritu del Opus Dei. Desde el bautismo, un

cristiano es un hijo de Dios. La formación que proporciona la prelatura, fortalece en los fieles

cristianos un vivo sentido de su condición de hijos de Dios y ayuda a conducirse de acuerdo

con ella: fomenta la confianza en la providencia divina, la sencillez en el trato con Dios y

con los demás, un profundo sentido de la dignidad de la persona y de la fraternidad entre los

hombres, un verdadero amor cristiano al mundo y a las realidades creadas por Dios, la

serenidad y el optimismo.

-Vida ordinaria. Es en medio de las cosas más materiales de la tierra donde debemos

santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres, decía san Josemaría. La familia, el

matrimonio, el trabajo, la ocupación de cada momento son oportunidades habituales de tratar

y de imitar a Jesucristo, procurando practicar la caridad, la paciencia, la humildad, la

laboriosidad, la justicia, la alegría y en general las virtudes humanas y cristianas.

-Santificar el trabajo. Buscar la santidad en el trabajo significa esforzarse por realizarlo

bien, con competencia profesional, y con sentido cristiano, es decir, por amor a Dios y para

servir a los hombres. Así, el trabajo ordinario se convierte en lugar de encuentro con Cristo.

-Oración y sacrificio. Los medios de formación del Opus Dei recuerdan la necesidad de

cultivar la oración y la penitencia propias del espíritu cristiano. Los fieles de la Prelatura

asisten diariamente a la Santa Misa, dedican un tiempo a la lectura del Evangelio, acuden con

frecuencia al sacramento de la confesión, fomentan la devoción a la Virgen. Para imitar a

Jesucristo, procuran también ofrecer algunas pequeñas mortificaciones, especialmente


aquellas que facilitan el cumplimiento del deber y hacen la vida más agradable a los demás,

así como el ayuno y la limosna.

-Unidad de vida. El fundador del Opus Dei explicaba que el cristiano no debe “llevar como

una doble vida: la vida interior, la vida de relación con Dios, de una parte; y de otra, distinta

y separada, la vida familiar, profesional y social”. Por el contrario, señalaba san Josemaría,

«hay una única vida, hecha de carne y espíritu, y ésa es la que tiene que ser en el alma y en

el cuerpo— santa y llena de Dios».

-Libertad. Los fieles del Opus Dei son ciudadanos que disfrutan de los mismos derechos y

están sujetos a las mismas obligaciones que los otros ciudadanos, sus iguales. En sus

actuaciones políticas, económicas, culturales, etc., obran con libertad y con responsabilidad

personal, sin involucrar a la Iglesia o al Opus Dei en sus decisiones ni presentarlas como las

únicas congruentes con la fe. Esto implica respetar la libertad y las opiniones ajenas.

-Caridad. Quien conoce a Cristo encuentra un tesoro que no puede dejar de compartir. Los

cristianos son testigos de Jesucristo y difunden su mensaje de esperanza entre parientes,

amigos y colegas, con el ejemplo y con la palabra. Afirma el fundador: «Al esforzarnos codo

con codo en los mismos afanes con nuestros compañeros, con nuestros amigos, con nuestros

parientes, podremos ayudarles a llegar a Cristo». Este afán de dar a conocer a Cristo es

inseparable del deseo de contribuir a resolver las necesidades materiales y los problemas

sociales del entorno.

-La finalidad de la doctrina social de la iglesia no es intelectual. Es una manera práctica y

personal de destacar la dignidad del hombre. Su finalidad es la promoción y liberación

integral de las personas, reconociéndolas como hijos de Dios.


¿Qué es la doctrina social de la iglesia?

Es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica

de la humanidad basados en el Evangelio y en el magisterio de la Iglesia, está compuesta por

nosotros que, no vivimos aislados de la gente sino que vivimos en sociedad y a veces en esta

sociedad se dan situaciones de injusticia, la doctrina social de la iglesia nace a partir de que

nuestra fe católica se choca constantemente con las injusticias que suceden en nuestro mundo.

Ejemplos de la presencia actual de la injusticia en la realidad: Muchas personas consideran

inaudito que en una sociedad algunas personas cuenten con muchos recursos y otras no

tengan nada. La violencia escolar, la cual sucede de manera frecuente en la actualidad, son

ejemplos debido a la vulnerabilidad especial de los niños o las guerras que son claramente

injustas para las personas afectadas que hay en cada una de ellas.

Qué se entiende por evangelización: como definición se entendería como enseñanza y

propagación de la doctrina cristiana en aquellos lugares que las personas desconocen o no la

practican. Es decir la evangelización, nos ayuda a encontrar la libertad, a liberarnos de la

injusticia y defiende que una fe que ignora el sufrimiento de los demás es una fe inventada

por nosotros mismos, que es totalmente opuesta a lo que defiende la iglesia católica, la cual

dice que si defendiéramos esta idea nuestra fe estaría incompleta.

Cuál debe ser la relación adecuada ante la fe y la realidad, lo individual y lo social: La

fe defiende que las personas tenemos que intentar erradicar el sufrimiento que otras personas

tienen, lo individual no tiene sentido si nos ayudamos a lo social a crecer. Esto quiere decir,

que nuestra fe tiene que impulsarnos de manera individual a contribuir con nuestra ayuda a

las personas necesitadas de ella.


Objetivo último de la DSI: (Doctrina social de la iglesia):Es liberar a las personas en todas

sus dimensiones, en lo espiritual y lo no espiritual, en lo individual y lo social.

Jesús no opta solo por vivir que se centra en lo individual, sino en convivir que está centrado

en convivir y esta convivencia tiene que admitir a todas las personas sean las que sean.

Vivimos como hijos de Dios y convivimos como hermanos. Y que una convergencia total

del evangelio no puede quedarse en uno de los niveles, sino que tiene que abarcar ambos. En

conclusión, no podemos quedarnos indiferentes antes las injusticias que los demás padecen

y es tarea nuestra ir allí donde se producen y contribuir a la liberación de las personas.


Mapa conceptual sobre la DSI:
CONCLUSION

Para concluir se puede decir que desde el punto de vista espiritual, el Opus Dei es un camino

de santificación en el trabajo personal y profesional; en el cumplimiento de los deberes

ordinarios del cristiano.

El Opus Dei está formado por personas de todas las profesiones (agricultores, enfermeras,

arquitectos, amas de casa...), que tienen en común la búsqueda de la santidad en esa vida

corriente. En cuanto a la actuación, el Opus Dei es una gran catequesis, pues ofrece formación

cristiana a quien lo desea.

El Opus Dei se ha convertido en una familia. Apuntan hacia a la caridad cristiana llena de

afecto y simpatía acogedora que el Opus Dei enseña en sus medios de formación.

Desde el punto de vista jurídico, de organización eclesiástica, el Opus Dei es una Prelatura

personal de la Iglesia católica. (Simplificando un poco, una Prelatura personal viene a ser

una diócesis con unas características peculiares).


OPUS DEI Y DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

PRESENTADO POR:

ANGIE LISSETH MURILLO GALINDO

PRESENTADO A:

DOC. LUCY CARRILLO SANCHEZ

MATERIA:

RELIGION

GRADO:

11°

AÑO:

2019

BARRAQNUILLA, ATLANTICO
A) 2 TIMOTEO 2:25

“Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda

que se arrepientan para conocer la verdad”.

B) 1 TIMOTEO 4:16

“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te

salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”.

C) JUAN 20:31

“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y

para que creyendo, tengáis vida en su nombre”.

D) 1 CORINTIOS 1:21-24

“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la

sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.

Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;

Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente

tropezadero, y para los gentiles locura;

Más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría

de Dios”
E) 1 PEDRO 3:15-16

“Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados

para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande

razón de la esperanza que hay en vosotros;

Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de

malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en

Cristo”

F) 2 TIMOTEO 3:14-15

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has

aprendido;

Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer

sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”

G) COLOSENSES 2:2-4

“Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las

riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de

Cristo,

En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas”


En las anteriores citas bíblicas se logra observar la relación que existe con la Doctrina social

de la iglesia, donde solamente nos indica cómo debemos actuar en esta sociedad; entendiendo

que esta doctrina proviene de la biblia y hay un pequeño límite entre lo que dice la biblia y

lo que se logra entender, cuando se da un inadecuada interpretación acerca de la palabra de

Dios se conlleva a que se practiquen injusticias dentro de la comunidad católica-cristiana.

Estas citas nos muestran cómo debemos vivir y actuar, siguiendo el ejemplo de Jesús. Quien

demostró que si se puede vivir conforme a la palabra y al hacerlo conllevo un vida de

santidad en todas las áreas de la vida. El señor Jesús era el único que cumplía con la ley

descrita en el antiguo testamento, entendiendo que ningún hombre podía llegar a las altas

expectativas de Dios, como vivir en obediencia absoluta a él, teniendo una naturaleza

pecaminosa que nos llevaba a la muerte, por lo cual Jesús murió en la cruz para podernos

hacer hijos adoptivos de Dios y librándonos del poder del pecado que nos lleva a la muerte.

Mostrándonos así la inmensa misericordia, gracia y amor de Dios para con el mundo.

El reto que tenemos hoy en día es vivir en santidad, conforme a la palabra de Dios, justicia y

paz mostrando las calidades de Jesús en nuestras vidas.

La vocación cristiana tiene implicaciones sociales, ya que Jesús nos ordenó a continuar su

misión de propagar el reino de amor, justicia y paz.

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