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crisis de la transmisión

y declive de la institución
The Crisis of Transmission and the Decline of the Institution
Francois dUbEt
Universidad Victor Segalen, Burdeos
francois.dubet@sociologie.u-bordeaux2.fr

(Traducción: Celso Sánchez Capdequí)

Recibido: 30.11.09
Aprobado definitivamente: 7.4.10

RESUMEN
La crisis del sistema escolar no es un mero efecto de la crisis social de la educación. Es el resultado de
un profundo cambio en las formas de la transmisión institucional. Derivada de una forma de transmisión
religiosa, aquí llamada programa institucional, la institución escolar constituyó una economía simbólica
que definía las funciones de la escuela, la legitimación de la autoridad y los métodos y relaciones de ense-
ñanza. La masificación en la escuela, la emergencia de un sujeto autónomo y las influencias de la escue-
la sobre los destinos individuales ha ocasionado una crisis del programa institucional. Por este motivo,
las instituciones tienden a presentar un tono más político que moral y la experiencia personal sustituye al
modelo tradicional de educación.
PalabRaS clavE: Escuela, educación, institución, socialización, transmisión cultural y vocación.

abStRact
The crisis of school systems in not a simple effect of the social crisis on education. It is the result of a
profound change in the forms of institutional transmission. Derived from a form of religious transmission,
herein called institutional program, the school institution constructed a symbolic economy defining the
school functions, the legitimacy of authority and the teaching methods and relations. School massification,
the emergence of a more autonomous subject and the power of school on individual destinies have
induced a crisis of the institutional program. Hence, institutions tend to become more political than
moral, and personal experience substitutes itself to the traditional model of education .
KEywoRdS: School, education, institution, socialization, cultural transmission and vocation.

SUMaRIo
1. El programa institucional. 1.1. Un conjunto de valores y principios sagrados. 1.2. El trabajo sobre el otro
como vocación. 1.3. El santuario. 1.4. La socialización escolar es una subjetivización. 2. La fuerza de un
programa. 2.1. La legitimidad del trabajo sobre el otro. 2.2. La capacidad crítica. 2.3. La relación regula-
da. 3. El declive del programa institucional. 3.1. La poliarquía de los valores. 3.2. De la vocación al ofi-
cio. 3.3. El fin del santuario. 3.4. La afirmación del sujeto. 4. Crisis y decepción. 4.1. El oficio es difícil.
4.2. Decepciones. 4.3. ¿“Providencia” o liberalismo? 5. Del programa institucional a la experiencia social.

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“Institución” es uno de esos conceptos a 1. El PRogRaMa INStItUcIoNal


los que resulta difícil renunciar a pesar o a
causa de su contenido polisémico y de su gran En las sociedades modernas la socialización
caudal de ambigüedad. Al respecto, se pueden debe someter a los individuos a las coerciones
distinguir tres grandes registros semánticos. El sociales y debe alentar en ellos una “fuerza inte-
primero, objeto de la tradición antropológica, rior”, una distancia entre el personaje social
en concreto en la línea de Durkheim y Mauss, identificado con sus roles sociales y la subjeti-
define como institución todas aquellas prácti- vidad que le es propia. El propósito no es otro
cas sociales más o menos rutinizadas y rituali- que lograr que el individuo se gobierne desde su
zadas; todos los sistemas simbólicos, como las interior y actúe en nombre de principios genera-
religiones y las lenguas, que se imponen a los les que, simultáneamente, le permitan adaptarse
actores como “hechos” derivados de su acción. al mundo y criticarlo, formar parte de la socie-
En este caso, la lista de instituciones es casi dad y concebirse con distancia y sin plegarse a
infinita: las costumbres, los usos, los hábitos las expectativas sociales. La socialización debe
alimentarios y los códigos de la cortesía son ser una subjetivización, debe conciliar lo incon-
instituciones. El segundo registro semántico cebible, es decir, afirmar que la subjetivización
remite a la sociología política. Las institucio- resulta de la socialización sin, con ello, ser una
nes suponen un conjunto de marcos y procedi- clonación totalmente social.
mientos que conforman la soberanía, regulan La realización de esta socialización para-
los conflictos y sancionan decisiones legíti- dójica y, hay que decirlo, ciertamente milagro-
mas: las constituciones políticas, los parlamen- sa, remite a un dispositivo, una “técnica” de
tos, los procedimientos de arbitraje y los siste- socialización en la que los orígenes se encuen-
mas políticos figuran entre ellas. tran en la iglesia y, más en concreto, en la
En este trabajo vamos a emplear la noción forma escolar tal y como la inventó la iglesia.
de institución en un tercer sentido: el de la fun- Como señalan Durkheim (1990) y Dumont
ción de instituir y socializar. La institución se (1983), si la iglesia “ha inventado” la escuela,
define por su capacidad de promover un orden si ha racionalizado la pedagogía distanciando
simbólico y formar un tipo de sujeto amoldado a los alumnos de las familias y creando clases,
a cierto orden, en definitiva, de instituirle. En niveles, disciplinas, profesionales de la educa-
este sentido, la iglesia, la escuela, la familia o la ción, el cometido último era construir un tipo
justicia son instituciones porque inscriben un particular de sujeto: un creyente, un hombre
orden simbólico y una cultura en la subjetivi- capaz de actuar bajo la guía de la fe. Se impo-
dad de los individuos, porque “institucionali- nía la tarea de dirigir a los jóvenes hacia los
zan” valores y símbolos y porque “instituyen” valores universales formando auténticos cre-
una naturaleza social en la naturaleza “natural” yentes capaces de transformar los dogmas
de los individuos. generales en una fe personal. Para atender a
Si nos interesamos por las instituciones, y este objetivo, la iglesia inventó unas formas,
más particularmente por la escuela, es porque un dispositivo simbólico, un tipo de trabajo
hoy muchas de ellas parecen entrar en crisis. educativo que aquí denominamos programa
Nuestra hipótesis central es que tal crisis no res- institucional. Diríamos de entrada que si bien
ponde sólo a una dificultad de adaptación a un esta iglesia ha elaborado el programa desde el
entorno dinámico, sino que se trata de una crisis siglo IX, de igual modo se ha ido distanciando
del proceso de socialización mismo, una crisis paulatinamente de su dibujo inicial hasta el
inscrita en una mutación profunda del trabajo punto de haber sido retomado por aquellos que
sobre el otro. Esta mutación se encuentra vincu- han querido combatir a la iglesia como, por
lada a las transformaciones de la modernidad ejemplo, los republicanos franceses o los
que alteran el ordenamiento simbólico de la revolucionarios rusos. Con independencia de
socialización, la formación de los individuos y, los valores y los principios que anuncia, con
en definitiva, el modo de instituir a los actores independencia de los dioses o razones a los
sociales y a los sujetos. que se vincula, el programa institucional es un

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dispositivo simbólico y práctico venerado por aquéllos valores universales de la institución,


aquéllos que se encargan de su puesta en prác- que promovían también el espíritu crítico y la
tica. ¿Cómo definir el tipo ideal de este pro- libertad, eran relegados a la formación más
grama? (Dubet, 2002) instrumental.

1.1. UN CoNjUNTo DE VALoRES 1.2. EL TRABAjo SoBRE EL oTRo


y PRINCIPIoS SAgRADoS CoMo VoCACIóN

El primer elemento del programa institucio- En el programa institucional la principal vir-


nal reside en su identificación con un conjunto tud de los maestros radica en su vocación, en el
de principios y valores concebidos como sagra- hecho de que ellos creen en los principios de la
dos. Sagrado significa, en este contexto, que institución y además, los encarnan. Esto es evi-
estos valores se consideran como si estuvieran dente para el sacerdote, pero rige de igual modo
situados fuera del mundo, más allá del alcance para el maestro de escuela que encarna los valo-
de la sociedad e incuestionables en el marco de res escolares desde los que se enseña. De este
la institución. Pero la fuerza del programa insti- modo, Durkheim pudo afirmar que el maestro
tucional trasciende el cerco de lo sagrado pro- de escuela es tan sagrado como el sacerdote,
piamente religioso, tal y como indica de manera pues, como él, transmite los principios superio-
ilustrativa el caso de la escuela republicana res. Se enaltece al maestro de escuela y al pro-
francesa, empeñada en combatir la influencia de fesor porque representan los valores de la insti-
la iglesia. Al igual que la iglesia, cierto modelo tución al sacrificarlo todo por ellos y adoptar
de escuela afirma el carácter “sagrado”, innego- una vida virtuosa y ejemplar.
ciable, de un conjunto de valores concebidos En el programa institucional, la autoridad
como un a priori, como son los de la razón, la del maestro (maestro de escuela, médico, juez)
nación, el progreso y la ciencia. El carácter uni- es profundamente carismática en la medida en
versal y sagrado de los principios que orientan que la obediencia que reclama transciende a su
la institución no puede ser cuestionado sin gene- persona. Al obedecer al maestro, el alumno
rar con ello un escándalo y desatar la aparición obedece, primeramente, a todo lo que éste
de la violencia y la represión. representa y encarna. Sin duda alguna, este
Concebida como universal, la cultura esco- carisma se “rutiniza” y banaliza, pero perdura
lar se sitúa en los cimientos de la sociedad y, el maestro, sustentado sobre principios que le
durante largo tiempo, ha encumbrado la abs- trascienden. Al encarnar una figura sagrada,
tracción y la “inutilidad” social de aprendizajes obedeciéndole, se obedece a los valores mis-
que se distinguen netamente de la formación mos. De este modo, al someterse a una autori-
profesional que se imparte en la sociedad. En dad singular, el alumno se somete a la autoridad
otro tiempo, las lenguas muertas, las matemá- de los valores de la institución. En el programa
ticas y la filosofía comparecían como las disci- institucional la principal virtud del actor dedi-
plinas con más arraigo en la vida social, y, por cado a socializar al otro no consiste en una
ejemplo, la tecnología y las lenguas vivas dis- competencia técnica y profesional, sino en el
frutaban de una dignidad inferior. Constatamos hecho de que “cree”, en que el individuo socia-
que este tipo de jerarquía que desciende de la lizado no es concebido en el marco de una sim-
abstracción gratuita hasta la práctica “útil” ha ple relación particular, como en la familia, por
predominado durante prolongados lapsos de ejemplo, sino en una relación que lo transporta
tiempo en la escuela republicana y laica fran- hasta los valores que el maestro representa con
cesa; de la misma manera que la escuela reli- una majestad reconocida. Aunque esto no impi-
giosa se proponía elevar a los alumnos hasta de el recurso a la simpatía o, en ocasiones, a la
los altares de Dios, la republicana pretendió violencia, la fuerza de la vocación hace de la
impulsarlos hasta las cimas de la Razón y la educación algo más que un simple adiestra-
Cultura, de modo que los menos dignos de miento o una mera seducción.

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1.3. EL SANTUARIo obediencia, sino porque obedece a las reglas que


le permiten acceder a lo universal de la fe y la
En la medida en que los valores de la institu- Razón. Cuando asume estos principios universa-
ción se encuentran fuera del mundo, es necesa- les, cuando los hace suyos, los alumnos pueden
rio que la institución se sitúe fuera del mundo, prescindir de ritos, disciplinas y de la obediencia
que sea un santuario blindado a los desórdenes, ciega para así llegar a ser maestros de su propia
intereses y pasiones de la sociedad. La escuela acción. y se ensalza al buen alumno que termina
se entiende como un orden Regular, como un por no necesitar los ejercicios escolares porque
convento alejado de la sociedad. La disciplina estos ejemplos le han proporcionado los funda-
escolar se inspira, por lo demás, en la Regla de mentos de su libertad. De la misma manera, en el
los conventos, en su regularidad, en su dominio espacio religioso se considera habitualmente que
del tiempo y en los ejercicios escolares; por su la fe auténtica se vive como una creencia libre en
repetición y su precisión, se acompasa como los la cual el yo obedece más a su propia regla que a
ritos religiosos (Vincent, 1980). la de los ritos y rutinas religiosas.
La santuarización de la escuela exige que la El programa institucional descansa sobre un
naturaleza social del alumno también se santua- concepto fuerte de la socialización, esa que Pas-
rice. En la iglesia, durante la misa, los creyentes cal ya había descrito en la siguiente frase: “orad
se desprenden de sus adherencias sociales, sus y postraros, la fe vendrá por añadidura”. Por
pasiones y sus intereses; el rito se dirige a las obra de los ritos y las disciplinas se forja una
almas separadas de la sociedad y del cuerpo y libertad subjetiva, la de la fe, que es un senti-
esas almas iguales entre sí se dirigen a Dios. La miento personal. El mismo razonamiento lo
misma separación existía en la escuela republi- emplean los docentes cuando explican a los
cana francesa, que distinguía radicalmente los alumnos que su libertad, su inteligencia y su
niños y adolescentes envueltos en su psicología espíritu crítico brotan de su prolongado someti-
y en la sociedad de los alumnos, considerados miento a las disciplinas escolares.
sujetos que participan de la razón y son iguales
entre ellos, puesto que “ la razón es la cosa mejor
repartida” del mundo, como escribía Descartes. 2. la FUERza dE UN PRogRaMa
Así las cosas, el maestro, encarnando la razón, se
dirige a la razón de los alumnos haciendo abs- El hecho de que el programa institucional haya
tracción de sus singularidades psicológicas y desbordado sobradamente el marco de la iglesia,
sociales, y cada escolar está, en alguna medida, que se haya extendido a la escuela republicana y
santuarizado porque se escinde entre una parte a otras instituciones como el hospital y la justicia,
sagrada –el alma o la razón– y una parte profana indica que posee una fuerza y una plasticidad sin-
–las adherencias y los intereses sociales–. La gulares. Tres grandes características pueden expli-
santuarización exige una distinción latente entre car tal persistencia y extensión.
el sujeto y el individuo psicológico y social.

2.1. LA LEgITIMIDAD DEL TRABAjo


1.4. LA SoCIALIzACIóN ESCoLAR SoBRE EL oTRo
ES UNA SUBjETIVIzACIóN
La relación pedagógica, pero también la rela-
A primera vista, el programa institucional se ción asistencial o la relación de ayuda, implican,
presenta como una empresa de adiestramiento a la vez, una autoridad y una voluntad de liberar
religioso o laico. Esta es la interpretación deriva- al otro y de tratarle desde la igualdad. Esta para-
da de una lectura foucaultiana del programa ins- doja es superada por el programa institucional,
titucional. Se puede rechazar esta lectura en la que confiere una fuerte legitimidad a los profe-
medida en que esta obediencia y este adiestra- sionales de la educación y comporta el consenti-
miento tienen como objetivo la construcción de miento de los alumnos. Los maestros no tienen
la libertad y la autonomía del sujeto. Esto no es que hacer exposición pública de su personalidad
así porque el alumno acepte la libertad como y sus sentimientos porque están preservados por

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la institución y porque su rol es incuestionable. ción, perdura la “ilusión pedagógica” de la auto-


Además, están protegidos por el santuario esco- nomía de los docentes y de su crítica de los valo-
lar, que les dispensa de rendir cuentas a los usua- res de la sociedad y del mundo. El santuario per-
rios al no tener que dar explicaciones más que a dura, pues la escuela debe afirmar su distancia
sus superiores y, sobre todo, a su sola conciencia. respecto a los intereses sociales para funcionar
En este sentido, se comprenden los motivos eficazmente. Como en realidad la estructura del
por los que los docentes pueden adherirse a un programa institucional importa más que su con-
programa que les confiere un prestigio y una legi- tenido, el alcance crítico del análisis ha termina-
timidad que trascienden con frecuencia la cuantía do por diluirse en la defensa de una forma insti-
de sus emolumentos y sus condiciones de vida. tucional, a sabiendas de que lo esencial no es si
En gran medida, el programa institucional parti- se enseña a Racine o Beckett, a Kant o Nietzs-
cipa de un encantamiento carismático que silen- che, sino la forma de la transmisión.
cia la violencia real de las instituciones toda vez
que esta violencia es, en cierta manera, legítima.
No hará falta recordar que siempre ha existido 2.3. LA RELACIóN REgULADA
una cara sombría en las instituciones, la de los
golpes, las humillaciones y las exclusiones, que De manera general, el programa institucional
mayormente han sido aceptados porque estaban consiste en una economía simbólica y no sólo en
ocultados por los valores de la institución. un marco organizado. Esta economía estructura
radicalmente la subjetividad de los individuos.
Las relaciones entre los roles sociales y la per-
2.2. LA CAPACIDAD CRíTICA sonalidad se establecen con toda firmeza fijando
un predominio de los roles sobre las personali-
La fuerza del programa institucional también dades, a las que se imponen, pero forjando las
procede de su plasticidad, pues no cambia en lo subjetividades singulares en el marco de una
fundamental cuando cambian los valores que lo tensión entre la adhesión y la resistencia a los
presiden. Una de las ilustraciones más podero- roles sociales. El maestro y el alumno están
sas de esta resistencia puede tomarse de la con- detrás de sus roles y se construyen a al abrigo de
cepción de la escuela de Bourdieu y Passeron y bajo la protección de sus roles.
(1970). A priori, esta teoría supone un intento de El sistema de las motivaciones que compro-
crítica y un desencantamiento radical de la mete a los individuos está apuntalado por el sis-
escuela definida como un mecanismo de repro- tema institucional, que ofrece motivos y signifi-
ducción de las desigualdades sociales y de la caciones que trascienden las razones particulares
cultura dominante en el marco de un proceso de del actuar. La legitimidad de la cultura escolar se
adiestramiento de los individuos. Pero Bourdieu impone, por tanto, como la autoridad del maes-
y Passeron observan precisamente que la escue- tro. Sin duda, todas las instituciones conocen las
la distribuye “bienes de salud” y que tiene la desviaciones y deben dejarles espacio. Pero en el
capacidad de disfrazar su propio trabajo en programa institucional se podría decir que la
nombre de principios que la inspiran, por ejem- mayoría de estas desviaciones participan del pro-
plo, la “gratuidad” del aprendizaje y, también, el grama. Por ejemplo, la escandalera de los alum-
espíritu crítico ritual que ella misma promueve. nos es habitualmente tolerada, ya que se trata de
Una mirada más detallada muestra que la un ritual que funciona como una válvula de esca-
descripción de la institución escolar ofrecida por pe sin poner en peligro la institución.
los dos sociólogos se abre paso en el modelo del
programa institucional, como una visión crítica e
“invertida”, sin duda, pero una visión de la 3. El dEclIvE dEl PRogRaMa
escuela como institución. Allí donde los creyen- INStItUcIoNal
tes sitúan los valores y los principios sagrados,
también proyectan la “arbitrariedad cultural” Si en su versión republicana y laica el pro-
ocultando la cultura dominante tras la imagen de grama institucional ha participado del adveni-
la cultura universal. Allá donde existía la voca- miento de una modernidad que se podría carac-

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terizar de clásica, hoy este programa parece tica sociológica, la alta cultura que se impone en
sumido en un proceso de declive que afecta a la la escuela se percibe paulatinamente como un
propia naturaleza del trabajo sobre el otro y al conjunto de opciones de curricula más o menos
modo en que se desempeña la practica en el contingentes. De igual modo que el espíritu de
colegio, pero también en otras instituciones las Luces llegó a debilitar la autoridad de los
como el hospital. Desde hace 30 años, es evi- principios religiosos, la modernidad crítica ero-
dente que el modelo bosquejado anteriormente siona hoy los principios del progreso y la Razón.
se agrieta y se hunde. El análisis más comparti- La escuela debe instituir la nación pero, en
do en este dominio atribuye este declive a fac- Francia, en cualquier caso, la nación no se conci-
tores externos a la escuela. El relato canónico be como la expresión más acabada de lo univer-
tomado en toda su extensión, tanto a la derecha sal: no es creíble explicar a todos los alumnos de
como a la izquierda, en la cima como en la base Francia que sus ancestros eran los galos. La
de la institución, es el de la caída del templo de escuela ya no rige como el templo que vela por la
la cultura, la igualdad y la virtud republicana, construcción de una nación homogénea cuando
amenazado e invadido por la barbarie del las diversas minorías exigen que las singularida-
mundo. El capitalismo y sus crisis, los media, la des sean reconocidas en el espacio escolar, como
pobreza y el desempleo, las crisis de la familia demuestra el debate acerca del pañuelo islámico.
han terminado por hacer quebrar la alianza También desde este punto de vista la escuela pasa
entre la escuela y la sociedad. Como en todo por ser más democrática y menos republicana.
relato institucional, la institución es inmaculada Con la masificación escolar, las finalidades
y el mal procede del exterior, del “mundo”. de la institución se diversifican. La presión por la
Esta representación no es totalmente falsa: el igualdad se recrudece con el modelo de la igual-
mundo ha cambiado y no necesariamente para dad de oportunidades y el reforzamiento de la
bien. Por ejemplo, es cierto que la coincidencia lógica competitiva de la escuela (Dubet, 2004).
de una masificación escolar y una crisis social La necesidad de adaptar la escuela a las deman-
ha ocasionado a la escuela problemas que ya das del mercado de trabajo se acentúa y la insti-
había experimentado y que había tenido bajo tución funda menos su legitimidad sobre sus
control. Pero, en lo esencial, el deterioro del valores que sobre su utilidad. En otro orden de
programa institucional responde a un proceso cosas, los valores sagrados de la escuela han per-
endógeno inducido por el “virus” de la moder- dido su majestad a los ojos del mundo de los
nidad “nueva”, “tardía”, “post”, etc. media, que ofrecen imágenes del mundo alterna-
tivas, inconexas sin duda, pero muy poderosas y
pujantes. Siempre se puede pensar que estos
3.1. LA PoLIARqUíA DE LoS VALoRES media son vulgares, mediocres y anárquicos, que
actúan así desde hace mucho tiempo y que pro-
Independientemente de la manera en que se ponen a los alumnos otras maneras de tratar el
la concibe, la “modernidad tardía” ha destruido mundo distintas a las del colegio. Al final, el
la modernidad clásica. Como somos “cada vez relato weberiano de la modernidad se ha consu-
más modernos” nos despojamos de esa imagen mado en lo referido al desencantamiento del
según la cual nuestra acción se sustenta sobre un mundo y a la “guerra de los dioses”: los princi-
conjunto de valores sagrados y homogéneos. El pios del programa institucional no expresan ya la
“desencantamiento” del mundo no deriva de un unidad de la sociedad, no constituyen más que
declive de los valores, sino del declive de su un conjunto de principios entre otros y, en espe-
identificación con un conjunto de principios cial, no descansan sobre una visión homogénea,
sagrados, homogéneos y trascendentes que se vertical y trascendente de los valores.
imponen por doquier. De manera progresiva, el
espíritu crítico que anima la ciencia y la Razón
se vuelve contra la confianza en la ciencia y la 3.2. DE LA VoCACIóN AL oFICIo
razón mismas, asumiéndose que la autenticidad
de las creencias y de las convicciones tiene tanto Cuando sucumbe el carácter sagrado de la
valor como su autoridad. Bajo el peso de la crí- institución, la vocación se transforma. Ha deja-

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do de ser la vocación “católica” del sacrificio de general, los muros de la institución quiebran en
sí mismo en virtud de la cual el individuo parti- la medida que los alumnos pasan más tiempo en
cipa de lo sagrado que él encarna. ya no consis- la escuela.
te en la vocación del sacerdote o del monje que En especial, dejando a un lado la visión más
ligan su destino a una causa superior y se sepa- malthusiana de la escuela, ésta se ha convertido
ran de la sociedad. Hoy, la vocación de los pro- en una institución expendedora de diplomas,
fesionales del trabajo sobre los otros se semeja hasta el punto de que la carencia de diplomas
al beruf de la ética protestante: el individuo rea- constituye un verdadero hándicap social. La ten-
liza su vocación en el trabajo más que en la rela- dencia de los últimos años pone de manifiesto
ción directa con los ritos religiosos. Así las que la competencia escolar ha reforzado el sim-
cosas, la vocación deviene profesión y ésta ple hecho de la multiplicación del número de los
comparece como un modo de acceder a la pleni- concurrentes. Esto tiene dos consecuencias rele-
tud personal. El individuo quiere se cualificado vantes que los docentes critican pero que la
y competente y, más en clave subjetiva, quiere masificación, a su juicio, ha promovido: la for-
realizarse en su profesión. Este desplazamiento mación de un mercado escolar en el seno de la
de la vocación a la profesión y esta laicización escuela pública y el desarrollo de un utilitarismo
de la profesión quedan asociados a una transfe- de las familias y los alumnos que todos desa-
rencia de la legitimidad. El docente no separa su prueban pero del que todos participan. Los
autoridad de su vocación “sagrada” y del caris- docentes, sin embargo, no son los últimos en
ma que le acompaña, pero sí de sus competen- conducirse como los consumidores instruidos.
cias, sus cualificaciones y su eficacia. Su forma- Aunque el programa institucional pretende
ción se orienta al ejercicio de su oficio, a la protegerse de la demanda social e imponer sus
consecución de los mejores logros de los alum- reglas a sus usuarios, el proceso se invierte y es
nos y debe rendir cuentas en este registro a los la escuela la que debe responder a las múltiples
alumnos, a los padres y a la administración. demandas de la economía y de las familias que
buscan mayor rentabilidad escolar, así como de
las diversas comunidades culturales que ya no
3.3. EL FIN DEL SANTUARIo quieren perderse en el molde institucional.

El cambio más espectacular alentado por la


escuela misma se sustancia en el debilitamiento 3.4. LA AFIRMACIóN DEL SUjETo
del santuario ante los batallones de nuevos
alumnos resultantes de la masificación. En la La escuela ha conocido una profunda evolu-
medida en que la escuela promovía la movilidad ción con la transformación del estatuto del niño
social y la justicia en una sociedad injusta, era y del adolescente, que no ya no es disociado del
necesario extender a todos la oferta escolar que ostenta el alumno. Este es considerado
reservada durante largo tiempo a los Herederos como poseedor de una personalidad, un juicio y
y a los Becarios. Se pensaba también que el una singularidad que la escuela debe reconocer
incremento del nivel de escolarización fomenta- y cuyo desarrollo debe garantizar. En general,
ría el desarrollo del capital humano, convertido no se espera de la escuela que discipline a los
en el principal patrimonio de la sociedad moder- niños para promover su crecimiento, sino que
na. Esta política anuncia el final del mundo les ayude a transformarse en lo que ya, de
escolar y parece perdurar. La masificación esco- hecho, son. De igual modo, la relación del
lar ha hecho explotar literalmente el santuario maestro y del alumno ha cambiado de naturale-
escolar. Los problemas sociales no pueden que- za. Se insiste en la actividad de los alumnos, en
dar fuera de la escuela y la invaden. Las cultu- sus compromisos con el proceso de aprendizaje,
ras juveniles también han irrumpido en el tem- se espera que se expresen y que los conocimien-
plo provocando un desorden desconocido en él. tos ofrezcan sentido a su existencia. Todas las
La generalización de la mezcla ha hecho de la nuevas pedagogías cuestionan los procesos de
escuela un espacio juvenil a menudo distancia- aprendizaje automáticos, la memorización y el
do de los aprendizajes escolares. De manera conformismo. Este desplazamiento hacia una

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nueva pedagogía no es vivida por los docentes personalidad. Allá donde la subjetividad del
como un proyecto verdaderamente nuevo, sino maestro estaba ocultada por su rol, ahora pasa al
como una adaptación a las demandas de los primer plano provocando una toma de partido e
alumnos, que no aceptan por más tiempo jugar impidiendo que la clase degenere en rutina. Se
el papel tradicional de alumnos “pasivos” y puede hacer el mismo razonamiento para lo que
“fieles” porque su educación familiar y las corresponde al ámbito de la motivación de los
representaciones ideales del niño y del adoles- alumnos porque ésta no se adquiere en una
cente creativos e iguales ya no les seducen (de escuela masificada que prohíbe la selección pre-
Singly, 1993). El estilo disciplinario tradicional coz de los alumnos. La motivación para el tra-
y la distancia pedagógica se desmoronan cuan- bajo escolar deviene incierta cuando la cultura
do el alumno se considera como un sujeto, antes escolar entra en competencia con otras culturas
incluso de ingresar en la escuela. más seductoras, cuando la utilidad de los estu-
dios ya no es una garantía o se devalúa constan-
temente y cuando las diversas culturas juveniles
4. cRISIS y dEcEPcIóN y sociales irrumpen en la escuela. Es tarea del
maestro motivar a los alumnos y, aún más, per-
4.1. EL oFICIo ES DIFíCIL filar su personalidad. En definitiva, la apertura
del santuario escolar ha desarrollado una
En un contexto post-institucional, el profesio- demanda de accountability y los docentes deben
nal del trabajo sobre el otro no es un “monje” o rendir cuentas a los otros y a sí mismos. Esto se
un “sacerdote” obligado a velar por la economía vive como un fracaso estatutario, porque el esta-
simbólica de la institución; se convierte en un tra- tuto ha perdido su sacralidad, se ha debilitado al
bajador encargado de construir él mismo el igual que se ha producido una degradación
marco simbólico de su actividad. El vetusto desde el punto de vista material. No sólo el ofi-
acuerdo pedagógico diseñado por el programa cio es más difícil, además, ha perdido su aura.
institucional quiebra y la carga de trabajo se des-
plaza hacia los individuos. Parece evidente que
los oficios de la enseñanza han adquirido mayor 4.2. DECEPCIoNES
exigencia y sobrecarga cuando ya no reposan
sobre un sistema de creencias implícitas y com- A las dificultades profesionales se añade una
partidas por todos, cuando las demandas de la decepción profunda porque la escuela democrá-
sociedad se intensifican, cuando el usuario puede tica de masas está lejos de haber alcanzado sus
ofrecer resistencia legítimamente y cuando es promesas. Ha contribuido a destruir el programa
necesario convencer a los individuos del correcto institucional. La esperanza de formar un mundo
fundamento de su acción. El régimen de la justi- de cultura y justicia social parece traicionada en
ficación transita de la institución al individuo. los numerosos países donde la nación ha brin-
En Francia muchos de los docentes coinci- dado cuantiosos recursos a la educación. Las
den en que la escuela no está concebida para los desigualdades sociales hacen mella sobre las
alumnos de nuestros días y, con mayor consen- biografía escolares y, desde hace muchos años,
so aún, que estos alumnos no están concebidos se recrudecen. y en este asunto, la escuela no
para la escuela. No sólo es necesario adaptarse a puede considerarse inocente, víctima de las des-
estos alumnos percibidos cada vez más como igualdades sociales ya que las estrategias de los
enormemente diversificados, sino que este tra- centros, los estudios, la composición de clases
bajo no puede apuntalarse sobre el dispositivo parecen adaptarse a las desigualdades sociales
simbólico de la institución. Por ejemplo, el (Duru-Bellat, 2004). Muchos alumnos ya no
declive del programa institucional hace que la creen y, en especial, numerosos docentes han
autoridad del maestro no se apoye en un princi- perdido su fe “ingenua” en la justicia de la
pio superior, en el hecho de que el maestro escuela. En la escuela pública como en la priva-
represente una cosa más o menos sagrada a la da, los padres actúan como usuarios racionales
cual rendir obediencia. Es el docente el que ha en un mercado escolar y buscan los centros y los
de construir su autoridad atendiendo a su propia estudios más prestigiosos, más eficaces y más

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rentables. En gran medida también la escuela ha el declive del santuario enfrenta directa y bru-
desarrollado un espíritu que se ha vuelto contra talmente a las instituciones contra el mercado y
ella y muchos de los docentes se han visto afec- la sociedad. Estos análisis toman los efectos por
tados y difamados por las críticas que la socie- las causas pues, en lo esencial, el cambio insti-
dad ha dirigido contra la escuela. De igual modo tucional proviene de la misma modernidad y de
es cierto que las comparaciones internacionales la prolongada mutación social y cultural que
empiezan a contribuir a la desmitificación de las implica.
imágenes que los sistemas escolares pretenden Las instituciones escolares se han identifica-
ofrecer de sí mismos1. do constantemente con la modernidad, la ciencia
En la medida en que los profesores se identi- y la Razón, disponiendo el programa institucio-
fican con las disciplinas que enseñan, todo cam- nal al servicio de estos valores. Así mismo, estos
bio pesa como una amenaza más o menos encu- principios han socavado el programa institucio-
bierta contra el orden y la jerarquía que organizan nal al fomentar el espíritu crítico y la autonomía.
las disciplinas en la teología imaginaria de los Las cosas pasan como si el programa institucio-
saberes. En último término, la Razón y la Cultu- nal no hubiera podido hacer frente a la voluntad
ra se verían amenazadas. En Francia, donde el de la modernidad. Buena parte de las transfor-
programa institucional republicano ha sido inten- maciones de la escuela, por ejemplo, han proce-
samente reivindicado, su decadencia provoca dido de la propia escuela. La demanda de la pro-
desde hace años reacciones conservadoras que fesionalización proviene de los docentes y de sus
pueden compararse con ciertas formas de inte- sindicatos más que de la sociedad. La nueva con-
grismo católico defensoras de los ritos tradicio- cepción de los niños y de los adolescentes se
nales y la fidelidad. Estos movimientos de docen- labra en familias de clases medias escolarizadas
tes se denominan a sí mismos “republicanos” y se donde los docentes juegan un papel relevante. La
oponen a los “pedagogos”, que serían, a sus ojos, crítica de los valores es resultado de un mundo
los agentes de la destrucción de la escuela. Han intelectual producido por el colegio y que se
propuesto el retorno a la escuela del pasado, la de vuelve contra él. En el viejo lenguaje de la dia-
la obediencia y el santuario, contra los nuevos léctica, se podría decir que el programa institu-
métodos y la presencia creciente de las demandas cional ha entrado en contradicción con la moder-
de la sociedad. Pero ahora que, en general, los nidad a la que él sirvió inicialmente de igual
movimientos conservadores se sitúan prioritaria- modo que el marco nacional ha entrado en con-
mente a la derecha del espectro político, aquéllos tradicción con el mercado capitalista al que en
que se sitúan a la izquierda se pronuncian en sus inicios pretendió dar vida.
defensa del ideal de una institución que estuvo Se puede lamentar la quiebra del programa
identificada con una República progresista. institucional al definir el proceso como una
“fatalidad”. Al mismo tiempo, la vuelta al pro-
grama institucional exigiría enorme sacrificios
4.3. ¿“PRoVIDENCIA” o LIBERALISMo? de las libertades y de la autonomía a aquéllos de
entre nosotros que lo acogerían de buen agrado.
Muchos de los actores y sociólogos que ana- Después de todo, se trata de lo trágico de la con-
lizan las transformaciones de las instituciones dición moderna dominada por el cambio conti-
observan las tendencias que acabamos de des- nuo y por la nostalgia que los “padres fundado-
cribir. Sin embargo, la mayoría de ellos, al res” de la sociología habían vaticinado y
menos en Francia, las explican por la expansión descrito al hablar de la “tragedia de la cultura”,
del liberalismo, el mercado y la mundialización. la anomia y el desencantamiento del mundo. El
De esta forma, primeramente sería el cambio del sentimiento de crisis, por tanto, se impone como
entorno lo que “atacaría” al programa institucio- la manera más atinada de abordar la vida social,
nal. Este análisis vale desde el momento en que a la vez, inestable y efímera.

1 Con el objetivo de restaurar la dignidad del sistema escolar francés, algunos intelectuales se han planteado suprimir la esta-
dística escolar.

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5. dEl PRogRaMa INStItUcIoNal ha aceptado fácilmente las teorías que explicaban


a la ExPERIENcIa SocIal los fracasos escolares por las desigualdades
sociales porque así la escuela era consideraba
El trabajo de socialización se ha descentrado “inocente”. Pero cuando el santuario se erosiona
obligando de algún modo a los actores a realizar la culpabilidad recae sobre el trabajo; los usuarios
lo que la institución hacía por ellos en el pasado.2 se quejan legítimamente y los profesionales de
Así pues, la socialización institucional ya no con- las instituciones ya no disponen de un discurso
siste esencialmente en un aprendizaje de roles para legitimar sus responsabilidades
sociales –como los de alumno, maestro, enfermo Este trabajo es más difícil también porque la
o médico–, porque la institución como totalidad disolución del programa institucional introduce
ya no se cristaliza en ellos, o, en otras palabras, en los individuos una obligación de justificación
porque esos roles se fraccionan y deben ser habi- y de accountability. En el programa institucio-
tados por la persona cuando antes se esperaba que nal los profesionales del trabajo sobre el otro
el rol la conformara. Se puede ilustrar este cambio rendían cuentas a sus superiores jerárquicos que
retomando el problema de las motivaciones. compartían con ellos los valores de la institu-
junto a la afirmación del sujeto “por abajo” y ción y todo se resolvía “internamente”. Hoy,
el desencantamiento de los valores “por arriba”, cuando caen los muros del santuario, los actores
las motivaciones subjetivas y el sentido se abren se ven en la situación de rendir cuentas a los
paso por sí mismas, ya que los registros de este usuarios, los clientes y los financieros que no
sentido se multiplican y se fragmentan. Desde dejan de hacer grandes promesas en el mercado
hace tiempo, el trabajo en las instituciones (el de de la educación. La opinión espera transparen-
los docentes y los alumnos, el de los médicos y cia allí donde lo que impera es el secreto
los pacientes, el de sacerdotes y fieles) se despla- A fin de cuentas, el trabajo de socialización no
za desde las instituciones hacia unos individuos puede entenderse como un cumplimiento de los
que están menos influidos por el sistema simbó- roles sociales. Exige un compromiso de los acto-
lico de un programa. Esto no se manifiesta en un res abocados a socializarse a través de la cons-
declive de los roles sociales. No se trata de que ya trucción de su propia experiencia. La teoría de la
no haya más roles, sino de que ya no basta con socialización más cercana a este modo de socia-
representar el rol para que el trabajo de socializa- lización es, sin duda, la de Mead (1963) porque
ción se realice. Los individuos deben comprome- parte del postulado según el cual los actores actú-
terse subjetivamente en su trabajo, deben moti- an en un mundo heterogéneo en términos de nor-
varse y motivar a los otros cuando el sistema de mas, valores y roles sociales. En este sentido, el
motivaciones no es evidente ni unánimemente problema para los actores es el hacerse cargo de
compartido. Además, con el hundimiento del la construcción de la unidad de su experiencia y,
programa institucional, los individuos son priva- por ello, de construirse a ellos mismos. Los acto-
dos del consuelo que podían hallar en las creen- res se constituyen a través de “pruebas” que, a su
cias de la institución o en su clausura misma. Las vez, deben construir y superar. ¿Cómo movilizar-
“dotes” de los alumnos para el estudio no se con- se a sí mismo para conseguir hacer su trabajo más
ciben como fatalidades queridas por los dioses o allá de la multiplicidad de roles, previsiones y
por la naturaleza, y los usuarios, como los profe- alternativas a las que cada uno ha de hacer fren-
sionales, no las aceptan de buen grado. Las insti- te? El problema es el mismo por el lado de los
tuciones tenían la capacidad simbólica de presen- usuarios de las instituciones: ¿cómo movilizarse
tarse como espacios protegidos de las impurezas y construirse en las pruebas escolares?
del mundo y atribuían sus fracasos y sus debilida-
des a la sociedad. Por ejemplo, el mundo docente * * * * *

2 El “trabajo” de socialización no es una expresión corriente en el lenguaje de la comunidad sociológica española. Se ha con-
siderado la posibilidad de traducirlo como el “proceso de socialización”, de uso generalizado, pero finalmente se ha descartado
porque no refleja adecuadamente el sentido específico de actividad en curso –y en el seno de la institución– que parece tener para
el autor (nota del traductor).

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Si se admite que estamos inmersos inexora- el derecho soberano de los individuos. Por lo
blemente en un proceso de desencantamiento tanto, no estamos abocados a renunciar a todo
del mundo y de desaparición de lo sagrado, se acuerdo acerca de los valores y de la definición
ha de aceptar que las instituciones se enfrentan del bien supremo desde el momento en que
hoy al mismo problema afrontado por los regí- parece factible establecer acuerdos sobre unos
menes democráticos tras la caída de los regíme- principios de justicia abiertos a los intereses
nes monárquicos, cuya legitimidad se fundaba particulares y a las identidades múltiples.
en unos principios sagrados que establecían el En este sentido las teorías de la justicia pue-
origen divino de la autoridad del rey y de la que, den facilitar la definición de los marcos de una
a su vez, emanaba la autoridad del maestro. Por actividad institucional en la medida en que
lo demás se constata que las figuras republica- admiten generalmente que los principios de jus-
nas que han sucedido a este régimen han efec- ticia son heterogéneos y que las opciones demo-
tuado un desplazamiento de lo sagrado, que ha cráticas pueden permitir jerarquizarlos de forma
dejado de girar en torno a la “virtud”, la legítima. Evidentemente, desde el punto de vista
“Razón” y la “nación” para hacerlo en torno a la del programa institucional esta solución provo-
soberanía popular, en la que se encarnan tanto la ca vértigo, de igual modo que la democracia lo
unidad de los valores como la unidad del pueblo infundió a quienes veían romperse el lazo entre
pueblo (Renaut, 2004; Rosanvallon, 2001). Pero la soberanía y lo sagrado. El resultado de este
hoy, este desencantamiento ha dado un paso razonamiento es que las instituciones apenas
más porque la trascendencia de los principios tienen otra opción que la de ser más democráti-
republicanos (en Francia y en Estados Unidos cas y más políticas si no se quiere contemplar
los republicanos son los más fieles defensores cómo son arruinadas por la nostalgia de las eda-
del programa institucional) colisionan con la des de oro. La virtud nuclear de las instituciones
heterogeneidad de las demandas democráticas y no es la de ser sagradas, sino justas.

bIblIogRaFía

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