Con su concepto de “shock cefálico”, Bob Lewis propone un modelo de comprensión
de los traumatismos en el desarrollo (1976,.1984,.1986,.1998) que voy a resumir. Tienen como causa un funcionamiento maternal no empático y disonante “en el holding y en el handling” (tanto cuando agarra al bebé, como cuando no lo agarra). La acumulación de estos estados de shock repetitivos constituye la experiencia traumática:
- el lactante desarrolla fuertes tensiones musculares en la nuca, en la base del cráneo: la
percepción de su cabeza aparece disociada de la percepción del cuerpo;
- al tener que atenuar el impacto de su madre inadecuada, el lactante, prematuramente,
lo consigue, enderanzando su cabeza, desarrollando un estado de vigilancia y una percepción anticipadora: desarrolla prematuramente su actividad mental.
El Si-mismo se construye así a partir de un núcleo mental disociado de las experiencias
sensoriales y emocionales. Es un si-mismo localizado en el espíritu, el pensamiento, y disociado del cuerpo propio. Este niño que se ha convertido en adulto vive en y por su cabeza, tanto en el sentido literal como en el figurado. El proceso terapeútico tiene por objeto reestablecer una relación de apego terapeútica segura que permita al paciente aflojar su cabeza y su nuca disociada del cuerpo, cruzar las angustias primitivas para liberarse y construir un Si-mismo seguro.
Paradigmas para el Análisis Bioenergético al Alba del Siglo 21, Guy Tonella, Sevilla, 2007