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2.

Mecanismos procesales para aclarar, adicionar, o modificar las partes


constitutivas de las sentencias de restitución de tierras.

Según lo expuesto en el numeral precedente, una sentencia de restitución puede ser


modificada o modulada siempre que no sea dentro del contenido esencial del fallo. No
obstante, se trata de una posibilidad que no opera según los caprichos de la autoridad
judicial, las partes, o los intervinientes dentro del proceso de restitución de tierras,
sino que ha de estar mediada por la clara, precisa y evidente necesidad de practicar
dicha actuación con base en la teleología de la L. 1448/11.

Por lo anterior, y ante la falta de regulación especial, la Sala ha considerado que la


aclaración, la corrección y/o la adición de sentencias según prevé el Código General
del Proceso (art. 285 y ss., L. 1564/12), son los mecanismos procesales a los que se debe
acudir primeramente para resolver las dudas, los errores, o los asuntos omitidos en el
fallo de restitución y que obligatoriamente debían ser considerados en el mismo.

Veremos cómo se han de empelar dichos mecanismos frente a la sentencia de


restitución, con el fin de que su ejercicio no resulte desnaturalizado, precisando qué es
lo que requiere acreditar para su procedencia material y formal.

2.1. Naturaleza procesal de la figura «aclaración».

La aclaración es una figura jurídica que permite a las partes dentro de un proceso judicial,
a un tercero reconocido en el mismo o a los ejecutores de una orden judicial
solicitar se aclare un concepto “que se preste a interpretaciones diversas o que
generen incertidumbres”

Pero esta incertidumbre o ambigüedad debe encontrarse en la parte resolutiva del


fallo. Esto, dado que la fuerza ejecutoria del fallo no puede verse dilatada por una mera
duda aparente o inocua. La duda por la parte motiva de la sentencia no puede ser objeto
de aclaración, salvo que sea absolutamente necesaria para la ejecución de la parte
resolutiva. Esto dado que la misma ha decidido el fondo de la materia, haciendo que
cualquier duda en la parte motiva sea inocua.

En consecuencia, para que una aclaración sea procedente, se debe demostrar


inequívocamente el concepto con la fuerza para crear la confusión, tanto como
explicar los motivos que lo sustentan, pues de lo contrario se retrasa
injustificadamente la ejecución de lo ordenado, y así, la aclaración se emplearía como
un recurso para que las órdenes emitidas dejen de cumplirse bajo la excusa de
estar esperando la respuesta a la misma.

2.2. Naturaleza procesal de la figura «adición».

Se trata de una figura jurídica que permite añadir por medio de sentencia
complementaria, la resolución de uno de los extremos de la litis o cualquier otro punto
que de conformidad con la Ley debía ser objeto de pronunciamiento. Por ejemplo, que
en un proceso de restitución con oposición la sentencia no haya decidido sobre la
buena fe exenta de culpa, o, que no haya dicho nada sobre un llamamiento en garantía,
asuntos que en sí mismos, no son de tratamiento postfallo, sino que inherentemente
corresponden a la litis que el Juez especializado debe resolver en la sentencia.
Como se ve, una adición versa sobre lo que debía ser objeto de la parte “i” de la sentencia
de restitución pero fue omitido en ella, esto es, su contenido esencial, la que
inexorablemente debe estar llamada a producir los efectos de cosa juzgada. Luego,
esta figura no puede ser óbice para quebrantar el principio de inmutabilidad de las
sentencias, por lo que bajo ningún motivo puede ser utilizada para pretender modificar
el contenido esencial de un fallo judicial

2.3. Naturaleza procesal de la «corrección».

La corrección no requiere mayor explicación, de manera que, puede concluirse que


su objeto está circunscrito a enmendar errores puramente aritméticos o de escritura,
visibles en la parte resolutiva de la sentencia o en su parte motiva, siempre que
los alojados en ésta última influyan en la primera.

2.4. Naturaleza procesal de la «modificación» y/o «modulación».

En principio, la figura de modificación de sentencia está prohibida. Así, el art. 285 CGP
afirma que: “La sentencia no es revocable ni reformable por el juez que la pronunció”.
No obstante, el ejercicio mismo de la ejecución de la sentencia de restitución de tierras,
ha demostrado que al dar una orden para garantizar el contenido esencial del
derecho, pueden presentarse obstáculos para su correcto cumplimiento, circunstancias
que exigen re-plantear o modular lo dispuesto instrumentalmente (parte ii) para
concretar la garantía del derecho fundamental a la restitución, el que corresponde
a los opositores que acreditaron buena fe exenta de culpa, o lo decidido a favor
de segundos ocupantes.

Para hacer frente a los diferentes obstáculos que puedan presentarse, el legislador
otorgó las ya mencionadas amplias facultades al juez de restitución de tierras, una
facultad que razonablemente puede delimitarse de la siguiente manera:

a. No legitima para alterar el contenido esencial (parte i) del fallo de restitución,


pues de lo contrario, se afectaría gravemente la seguridad jurídica de las decisiones
judiciales. Por ejemplo, impropio sería proteger el derecho de restitución y
posteriormente no; también reconocer una compensación con base en buena fe exenta
de culpa o simple, según el caso, y luego, determinar que no era procedente.

b. Se circunscribe a la posibilidad de modificar o modular los efectos de órdenes


que se dictaron en la sentencia siempre que se correspondan a su parte instrumental
(parte ii). Por ejemplo, hay eventos en que será necesario modificar una orden
que estando dirigida en principio a una entidad del SNARIV, requería finalmente
para su cumplimiento la participación de otras. Estas modulaciones o modificaciones
no afectan gravemente la seguridad jurídica de las decisiones judiciales, pues hace
frente a órdenes que resultan ineficaces, imposibles de cumplir, o que simplemente
de manera equivocada se plantearon, y que por tanto, por su estructura inicial, dificultan
el cabal cumplimiento del fallo.

c. No se debe confundir con los asuntos pos fallo propiamente dichos, esto es, todos
aquellos que surgen con posterioridad a la emisión de la sentencia, y que exigen
decisiones que: (i) coadyuven a impulsar su cumplimiento; (ii) resuelvan asuntos
relacionados con el goce efectivo de los derechos de las víctimas restituidas; (iii)
garanticen los pagos de compensaciones en dinero o en especie; (iv) verifiquen la
concreción de la restitución trasformadora; (v) se defina la calidad de una segunda
ocupación de un opositor vencido en juicio, etc.

En definitiva, en esta última delimitación de la facultad pos fallo, hay que caer en cuenta
que el Juez o Magistrado de restitución de tierras lo que hace es resolver situaciones que
surgen con posterioridad a la emisión de la sentencia, pero que no tenían que ver
inherentemente con la litis que debía zanjar. Luego, dichas situaciones exigen adoptar
nuevas decisiones u órdenes que no constituyen alguna adición a la sentencia original,
pues emanan del seguimiento mismo de la sentencia.

2.5. Término para el ejercicio de las figuras de aclaración, adición, corrección y


modificación contra las sentencias de restitución de tierras.

Lo expuesto hasta el momento en relación con las figuras procesales antedichas


corresponde a los requisitos materiales que cada una debe satisfacer para ser
procedente, por lo que tendrá que complementarse ahora, con lo que se estima es el
requisito formal que están llamadas a satisfacer en su legítimo ejercicio.

Veamos:

A diferencia de la «corrección» que puede realizarse en cualquier tiempo e incluso


de manera oficiosa; en lo que respecta a la «aclaración» y la «adición» se exige que su
uso se haga dentro del término de ejecutoria de la sentencia. Y dado que una
vez emitida la sentencia de restitución de tierras no existen recursos en su contra
al ser el culmen de un trámite de única instancia, el término de su ejecutoria
aplicable seria el dispuesto en el inc. 3° del art. 302 CGP, que prescribe: “Las que
sean proferidas por fuera de audiencia quedan ejecutoriadas tres (3) días después de
notificadas, cuando carecen de recursos (…)”; norma que armoniza con el par. 1° del
art. 91 L. 1448/11 cuando dice que “Una vez ejecutoriada la sentencia [de restitución],
su cumplimiento se hará de inmediato.” (Resaltado, subrayado y corchetes del
despacho).

En criterio de este Tribunal, el citado término de ejecutoria para sentencias de


única instancia debe ser respetado con el fin que adquiera plena firmeza la de
restitución al menos en su contenido esencial (parte i), por lo que siempre para efectos
de una aclaración o adición, además de acreditar el requisito material que cada figura
exija, no se deberá ignorar o soslayar el lapso para su procedencia formal, pues de lo
contrario, se dilataría el cumplimiento a órdenes que contienen Salvo la revisión que es
recurso extraordinario y no produce el efecto suspensivo el reconocimiento de un derecho
protegido, cierto y claro en la parte resolutiva de la sentencia.

Por supuesto, no riñe lo anterior con la posibilidad excepcional de modificar o


modular los efectos de la parte no esencial o instrumental de la sentencia, en
cualquier tiempo, por evidente necesidad.

Así, permanece abierta la posibilidad de realizar solicitudes al Juez o Magistrado de


restitución de tierras, con el fin que se modifiquen o se modulen los efectos de las órdenes
que fueron dictadas en la parte instrumental de la sentencia, pero deberá acreditarse la
falta de idoneidad, eficacia, aptitud, imposibilidad de cumplimiento de la orden,
para que su modificación o modulación sea procedente.

En conclusión, si las peticiones se dirigen a que se decida situaciones no consideradas


en la sentencia, y por tanto, a que se profieran nuevas órdenes, se deberá hacer empleo
de la adición dentro del término de ejecutoria cuando se trata de una omisión
inherente a la resolución de la litis, de lo contrario, de no ser un asunto con tales
características, se ejerce equivocadamente dicho instrumento, se lo desnaturaliza al
tener por objeto asuntos de tratamiento pos fallo.

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