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Jairo Vladimir Sandoval Mota Grupo: 31

No. De Reporte: 7

Filosofía del siglo XVII: Gassendi y Hobbes

 Introducción

En este apartado Romero nos introduce de manera concisa al pensamiento de


dos grandes personajes del siglo XVII contemporáneos de Descartes, con lo
cual es posible vislumbrar cómo el cartesianismo, a pesar de ser la piedra
angular de este periodo y de lo que posteriormente se conocería como
modernidad, no es, no obstante, la única filosofía que se desarrolla, sino que
existen aportes importantes que contribuyen de igual forma a la constitución
del pensamiento moderno, tal es el caso de Gassendi y de Hobbes, que a pesar
de todo, no divergen totalmente del espíritu cartesiano, si bien no comulgan
con éste totalmente, es el caso de Gassendi que mantiene cierta oposición al
cartesianismo pero sin adoptar una postura escolástica, con lo que se hace
manifiesto el espíritu moderno que anima la época.

 Desarrollo

Gassendi recupera la doctrina del materialismo atómico de autores de la


antigüedad como Epicuro, Demócrito y Lucrecio, aunque imprimiendo cierta
renovación que hacía al materialismo compatible con la ciencia moderna que
recién se estaba gestando. Así por ejemplo, Romero nos dice que: “establece
la continuidad entre las concepciones atomísticas griegas y las que se suceden
en la filosofía y la ciencia de la Edad Moderna, hasta desembocar en el
atomismo de nuestros días (…)” (p. 107). Gassendi es claro espíritu de su
época, por lo cual lo vemos también dentro de un esquema de sistematización
de su pensamiento, el cual queda abarcado en su principal obra Syntagma la
cual se divide en tres partes: una lógica, una física y una ética. Cabe resaltar

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que en el desarrollo de su pensamiento se opone al aristotelismo clásico y a


Descartes, sobre todo al negar la existencia de ideas innatas, dando mayor
peso a la experiencia como punto de partida para el conocimiento, no obstante,
no se desprende de la razón al afirmar que ésta es de gran importancia al
momento de la interpretación de los hechos experimentados, vemos entonces
una conciliación entre la experiencia y el pensamiento abstracto.

Hobbes por su parte se ubica también en el terreno del racionalismo pero sin
reducir todo a una interpretación racional, esto es explicable quizá por la
influencia que tiene de la física galileana y del método matemático, además de
concebir un monismo materialista (aquí también encontramos cierta oposición
al dualismo de Descartes). También niega la posibilidad de un conocimiento a
priori, es decir fruto de la sola razón, excepto para aquello que “depende de la
voluntad del hombre”, que es la geometría, la política y la ética. Por otra parte
desarrolla una teoría política de gran peso aún para nuestros días, la cual se
halla en conformidad con su racionalismo y su naturalismo al adoptar la
postura iusnaturalista y contractual como explicación para el surgimiento de la
sociedad civil y del Estado; en toda esta formulación política cabe destacar
dos aspectos de una visión antropológica: el individuo en la conformación del
Estado ha de ser guiado racionalmente, y hay una interpretación pesimista del
hombre, pues en el subyace por naturaleza un instinto de lucha y depredación.
Por último cabe destacar su concepción de la filosofía y de la ciencia, la cual
podemos decir que es utilitarista o pragmática, puesto que el fin de ambas se
halla en lograr lo conveniente para la vida humana, lo que queda determinado
de alguna manera en empoderar al hombre.

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 Conclusiones

Podemos concluir reafirmando la idea de que el desarrollo filosófico del siglo


XVII va claramente marcado por un espíritu propiamente moderno, y que no
se limita al seguimiento de una doctrina como tal, pues, como en el caso de los
pensadores aquí revisados, hay una libre oposición a las demás ideas de la
época, en este caso al pensamiento cartesiano, pero sin que ello limite la
principal característica de la época: el ejercicio reflexivo, filosófico y
científico desde la razón, constituido en pensamiento sistematizado.

 Bibliografía: Romero, Francisco. Historia de la filosofía Moderna.


F.C.E.: México, 1981, pp. 105-116

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