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UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA

NOMBRE LAURA TATIANA SUÁREZ BASABE


CÓDIGO 0304727

EL SEÑOR DE LA GUERRA

Poder, astucia, inteligencia, capital y un toque de frivolidad, o quizá mucho de este


último, tienen aquellos que deciden iniciar cualquier guerra sin piedad alguna
atentando con la vida de muchos inocentes directa o indirectamente. ¿Es posible
que, después de tantos años de guerra, el mundo continué en manos de locos
fanáticos por el poder y el control? O mejor, ¿Es posible que siga latente la
esclavitud, el reclutamiento de menores para la guerra o las incesantes torturas
que estos locos generan? Porque si bien respondemos nuestro primer
interrogante, el hombre siempre ha tenido la obsesión o el poder natural de
dominar a otro, de una u otra manera, alguna una más sutil que la anterior, pero
siempre controlando el comportamiento de otros. Esto nos permite dar paso al
siguiente interrogante; el hombre en su obsesión por el dominio llega a cometer
atrocidades, que “sin pena ni gloria” dan lugar a la violación de derechos que
posee el ser humano.

Estos crímenes no solo ocurren dentro de un mismo territorio, tristemente y desde


hace muchos años, el mundo entero se ha vestido de sangre y sin temor a
equivocarnos, el derecho a la vida es universal, lo cual a lo largo del tiempo, se ha
ignorado, pisoteado y dejado en la impunidad. En relación al artículo 51 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, podemos evidenciar, día tras día,
su latente permanencia, desde nuestros hogares hasta en las más grandes
guerras. Entonces, ¿Dónde queda el principio de imperatividad del ius cogens?
¿Dónde quedan aquellos tratados donde todo Estado cooperaría para actuar en
contra del uso ilegítimo de la fuerza o el genocidio?

El Señor de la Guerra, demuestra como el enceguecido poder de dominio de un


Estado a otro, produce sin más ni menos, una desobediencia al ordenamiento
internacional y un total rechazo a normas imperativas. Es preciso entonces decir,
que todas las normas que circulen dentro el torrente internacional, deberían ser
obligatorias sin limitarlas a diferentes valores o caracteres jurídicos propios de
cada nación. El ius cogens sería el factor garantizador al Derecho Internacional
Humanitario, abriendo paso a que toda la Comunidad Internacional abrace la idea
indiscutible de respetar los Derechos Humanos; claro está que para pertenecer a
este torrente, las normas deben seguir por el mismo eje de inderogables a la vez

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Artículo 5 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS: “Nadie será sometido a torturas ni a penas
ni tratos crueles inhumanos o degradantes”.
que el desacatamiento de las mismas deben tener consecuencias jurídicas y para
ello una competencia encargada al control y vigilancia de estas.

Los Estados, sin importar factores históricos, religiosos o culturales, deberían


tener el propósito de alcanzar la meta para cumplir cada norma del Ius Cogens,
tanto en su legislación interna como externa, porque hasta tanto no se les brinde
un seguimiento seguirán siendo suaves e ignoradas normas.

Es increíble que al momento de cometer genocidios, torturas o propiciar la


esclavitud, no se tenga respeto alguno por derechos que son obligatorios para la
mayoría de Estados y que se permitan, porque como señalan en el Señor de la
Guerra, “no podamos controlar lo que hacen” y para oposición total a esta idea,
cada norma que pertenezca al Ius Cogens debe resistirse a cualquier
condicionamiento establecido por los Estados. Cada uno debe infundir un respeto
por normas del torrente internacional dentro de su misma nación, preservar un
orden público interno al cumplimiento de estas y así, poder llegar a ser Estados
negociadores para adherirse junto con otros a la elaboración y aceptaciones de
tratados que respalden cada uno de los derechos contenidos en la Declaración
Universal de Derechos Humanos.
BIBLIOGRAFÍA

1. Eber Betanzos – Capitulo 8 Revista USCS – Direito – ano X - n. 17 –


jul./dez. 2009
2. Acosta Estevez José B – Normas de Ius Cogens, Efecto Erga Omnes,
Crimen Internacional y la teoría de los Círculos Concentrícos.
3. Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados – Vol 1155, I18232
4. Acosta Lopez Juana Ines, Duque Vallejo Ana María – Declaración Universal
de Derechos Humanos, ¿Norma de Ius Cogens?, 2008

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