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La legalidad y la libertad
Los valores pueden ser estudiados en perspectivas diferentes ya que cada concepto es
captado en diversas direcciones según el punto de vista de las personas y que ideas
tengan acerca de la legalidad y la libertad. En primer lugar hay que saber las
definiciones tanto de la legalidad y la libertad a primera vista sabemos que la legalidad
significa conformidad a la ley y la libertad es la facultad y derecho de las personas para
elegir de manera responsable su propia forma de actuar y pensar dentro de la
sociedad. La legalidad es una de las condiciones para la libertad por dejar asentado los
límites de su ejercicio permite saber que es lo lícito y lo ilícito, sin imponer un orden
determinado, busca prevenir y gestionar adecuadamente los conflictos que puedan
suscitarse no sólo entre los ciudadanos, sino que también entre éstos con las
autoridades y también entre éstas, respetando y promoviendo la dignidad humana y los
derechos fundamentales, esto es el Estado de Derecho que asegura la proyección de
una convivencia social y participación efectiva y no la imposición del que se cree
legitimado por gritar o pegar más fuerte.

“Uno de los más grandes desafíos es establecer en un momento y lugar específicos, en


un contexto histórico determinado, cuáles son las prácticas necesarias y suficientes
para hacer posible sin trabas la libertad de todos y no sólo de un puñado de
privilegiados o de quienes se creen vencedores, desesperados por aparecer como
protagonistas de alguna gesta mesiánica y heroica, como voceros de un pueblo que no
los ha elegido.”1 Estos conceptos son la trilogía del sustento necesario para vivir
tranquilamente en comunidad. Cualquier que sea el lugar y época en que nos toque
vivir, queremos que transcurra nuestra existencia en un clima en que prevalezca la paz,
la justicia y la libertad. “La legalidad es condición de libertad. Sin certeza del derecho no
puede existir libertad política”. Frente al “espantoso caos de un mundo en ruinas”, en el
terrible invierno de 1943-1944, Piero Calamandrei comprendió cómo toda esperanza de
“resurgimiento duradero” tenía que fundarse sobre el restablecimiento del principio de
legalidad como “método de gobierno”. Si el fascismo había sido el régimen de la
ilegalidad desplegada, una legalidad republicana no solo debía ser considerada
fundamento esencial de la libertad, sino que tendría que ser también “una legalidad
capaz de modificar todas las leyes menos las puestas a prioridad como condiciones
necesarias para el respeto de la libertad”.2

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Andrés Cruz Carrasco, Abogado, magíster Filosofía Moral. 2 Piero Calamandrei (Sin legalidad no hay
libertad, 2016). 3 Rafael Vargas Aceves. 4 Véase específicamente «L'avvenire dei diritti di liberta», cit.,
pág. 184; pero ver primero el breve ensayo «Abolizione del processo civile?», en Riv. dir. proc. civ.,I,
1938, págs. 336 y sigs., y en Opere giuridiche, vol. I, cit., pág. 390; «La certezza del diritto», cit., págs.
513 y 517; «Appunti sul concetto di legalitá», cit., pág. 88; «La crisi della legalita», en La nuova Europa,
1944, n. 4, y en Opere giuridiche, vol. III, cit, pág. 131. 5 «La certezza del diritto», cit., pág. 511.
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Encontramos a estos elementos indispensables e insustituibles y todos ellos en su


máxima expresión, ninguno de ellos prevalece sobre el otro, sino que son
complementarios, no es posible pensar que en uso de la libertad esta no tenga como
limite la legalidad, ya que si de alguna forma violento la legalidad o sea lo justo de una
manera irremediable, la paz social se verá perturbada. Mi conducta es causa y origen
de un estado de paz o generadora de un estado de zozobra e inseguridad, según vaya
dirigida al respeto de la justicia y de la libertad de los demás o tome otra dirección en
agravio de alguien de mi comunidad. Creo que la libertad tiene como límite el respeto
irrestricto del otro, en su forma de ser, actuar o pensar; límite que no es fácil marcar, ni
menos definir de una manera clara y absoluta, ya que siempre habrá un espacio de
confusión hasta dónde alcanza mi libertad para no caer en el libertinaje o lo que es peor
atropellar o abusar del otro.

“La justicia da a los sujetos de toda sociedad; la seguridad y la certeza de la vigencia de


sus derechos que como individuo o persona le corresponden y que le servirán para
desarrollar las aptitudes o facultades con que fue dotado. Una justicia que no es
restauradora de la paz social rota, dará como consecuencia el abuso de la libertad por
medio de la violencia y convierte a la comunidad en un sitio primitivo e inseguro.” 3 Hoy
en día nos lastima ver no solo a nuestro país sino también al mundo entero envuelto en
noticias sobre muertes que tienen como causa el narcotráfico, ejecuciones sin piedad,
la desigualdad, etc. Y posiblemente los seres que en él viven no disfrutarán de ningún
tipo de paz ni interior ni exterior. Consecuentemente no existe paz social donde no
exista la justicia ni la libertad, ni reine la legalidad, en resumen el estado de derecho.
Como decía antes, la trilogía de paz, justicia y libertad son el basamento indispensable
y absolutamente necesario para la convivencia armónica de los individuos en la
sociedad. Pero abundando hoy tenemos un mundo sin paz, donde los intereses, la
fuerza, la violencia y el dinero de los estados poderosos, se impone y arrasa a los
países más pobres, cometiendo toda clase de atropellos e injusticias, con tal de
arrebatarles sus recursos naturales, su modo de pensar y destruyendo su cultura e
idiosincrasia, destruyendo la ecología y el equilibrio que la naturaleza generosamente
nos regaló, solo en aras del egoísta interés de los poderosos. La noticia del día en
todos los medios de comunicación siempre es la misma, los enfrentamientos armados
por dondequiera en el mundo, países que ocupan otros, países que venden armas a
grupos enfrentados como hermanos en un mismo país o lo que es lo mismo no existe la
paz porque no somos justos con los otros y abusando de la libertad y usando una
fuerza desmedida, acabamos con el otro. Lo más patético de todo esto es que el
argumento de tanta violencia sea la paz y la seguridad de los estados. Antes que nada
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Andrés Cruz Carrasco, Abogado, magíster Filosofía Moral. 2 Piero Calamandrei (Sin legalidad no hay
libertad, 2016). 3 Rafael Vargas Aceves. 4 Véase específicamente «L'avvenire dei diritti di liberta», cit.,
pág. 184; pero ver primero el breve ensayo «Abolizione del processo civile?», en Riv. dir. proc. civ.,I,
1938, págs. 336 y sigs., y en Opere giuridiche, vol. I, cit., pág. 390; «La certezza del diritto», cit., págs.
513 y 517; «Appunti sul concetto di legalitá», cit., pág. 88; «La crisi della legalita», en La nuova Europa,
1944, n. 4, y en Opere giuridiche, vol. III, cit, pág. 131. 5 «La certezza del diritto», cit., pág. 511.
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en un espacio donde reina la legalidad, no cabe la impunidad; cuando ésta surja,


irremediablemente será castigada, porque esa impunidad se traduce en el rompimiento
de la tranquilidad y seguridad en la que deben vivir las personas, todos debemos
conocer, respetar y acatar las normas jurídicas que rigen las relaciones entre legalidad
y libertad que generamos día a día. Debe creer en sus autoridades y respetarlas, aún
apoyarlas sabiendo que quien ejerce el poder lo hará desde una perspectiva del bien de
la comunidad, el problema no es de leyes, sino de cumplimiento y respeto a la
legalidad, si para el futuro queremos un país de leyes donde la legalidad sea una forma
normal y natural de convivir, y es que habremos conquistado para nuestros hijos un
lugar de paz, de justicia y de libertad.

La libertad se trata exclusivamente de modo indirecto desde el punto de vista de la


legalidad formal y de la certeza del derecho que de aquella se infiere. Los tiempos no
permiten otra cosa y Calamandrei, mientras, por un lado, manifiesta en este estudio —y
lo repetirá en otros escritos— su firme oposición a (la lucha contra el derecho subjetivo)
—que considera (un despreciable atentado a la relevancia jurídica de la persona) y (una
guerra contra la misma personalidad humana) 4 —; por otro lado, parece satisfacerse por
el (tranquilizante sello de la juridicidad) que todo (metal, noble o vil) puede asumir con
tal de que sea fundido con la (forma de la ley). 5 Ante todo podemos decir que la
legalidad se basa en las leyes no a voluntad de las personas, todo ser humano tiene
derechos pero también deberes en el caso del estado está la constitución que se
encarga de garantizar el acceso a la información y a la participación en el marco de las
libertades de expresión, reunión y asociación. Para las personas, todo aquello que no
está prohibido por las leyes, está permitido más aún, no sólo es que todo ello esté
permitido sino que garantizar su libre ejercicio efectivo , La gente, las personas, no
necesitan permiso para actuar con plenitud, siempre que no interfieran en la esfera de
las libertades (o de la segurid ad) de los demás otra cosa es que resulte más fácil
deslindar una conducta prohibida que llevar a cabo la aplicación al caso concreto de
normas positivas pero relativamente indeterminadas (siempre debe haber un margen de
discrecionalidad en la aplicación de las disposiciones normativas a la realidad social)
pero esa dificultad práctica no puede suponer una errónea interpretación del paradigma.

Por último estos conceptos son muy importantes para los seres humanos ya que la
libertad es la facultad que tiene el ser humano de obrar según su criterio. No estar
prisionero. Es un valor humano, pero también es un derecho que se relaciona con
varios aspectos que pueden regir la vida del hombre como son la religión, la capacidad
de expresar sus pensamientos y la ética. La libertad es un tema complicado por todas
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Andrés Cruz Carrasco, Abogado, magíster Filosofía Moral. 2 Piero Calamandrei (Sin legalidad no hay
libertad, 2016). 3 Rafael Vargas Aceves. 4 Véase específicamente «L'avvenire dei diritti di liberta», cit.,
pág. 184; pero ver primero el breve ensayo «Abolizione del processo civile?», en Riv. dir. proc. civ.,I,
1938, págs. 336 y sigs., y en Opere giuridiche, vol. I, cit., pág. 390; «La certezza del diritto», cit., págs.
513 y 517; «Appunti sul concetto di legalitá», cit., pág. 88; «La crisi della legalita», en La nuova Europa,
1944, n. 4, y en Opere giuridiche, vol. III, cit, pág. 131. 5 «La certezza del diritto», cit., pág. 511.
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las extensiones de su dominio y complementa con la legalidad ya que a base de leyes


se pueden cumplir y respetar estos derechos y deberes, aunque se hable de la libertad
individual, realmente la convivencia nos condiciona porque de lo contrario viviríamos en
medio del desorden. En otras palabras, ser libres y tener el derecho a serlo, no es razón
ni justifica, que con nuestras acciones perjudiquemos a otros.

Muchos piensan que aunque sea posible gozar de libertad, siempre podemos ser
esclavos de la riqueza, de las apariencias, del fanatismo religioso o político, del sexo o
de los vicios y hasta de la ley. Y, es que aunque tengamos el privilegio de nacer en un
país donde se supone que podemos “escoger”, no siempre hacemos la mejor selección
porque nos esclavizan a veces hasta las propias ideas o la demagogia. Muchas veces
la libertad no es valorada como un tesoro que se posee, más bien, es valorada cuando
se pierde. Ese es el caso del preso que, habiendo estado libre de escoger o tristemente
esclavo de sus limitaciones, fue por encima de los derechos de otros o de lo que ‘dicta’
la ley y el orden. Entonces, no tener libertad se convierte en un castigo. Pero, es un
castigo también cuando, aunque fuera de los barrotes de una cárcel, se puede estar
preso del fanatismo o por tener puesta la confianza en lo que no tiene verdadero valor.
La palabra libertad y legalidad es parte de nuestra vida diaria “Conoce la Verdad y ella
te hará libre”. Jesucristo, de nuestro entorno “Ser libre no es solamente desamarrarse
las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los
demás”. Nelson Mandela, de nuestros derechos “La libertad es el derecho de hacer lo
que no perjudique a los demás”. Lacordaire, de nuestras posibilidades “La libertad es el
don más preciado que los seres humanos poseemos”. Cervantes, de nuestro
aprendizaje, “La libertad es alimento nutritivo, pero de difícil digestión. Es, por tanto,
necesario preparar a los hombres mucho tiempo antes de dárselo”. Jean-Jacques
Rousseau, y mentalmente “No hay ningún hombre absolutamente libre. Es esclavo de
la riqueza, o de la fortuna, o de las leyes, o bien el pueblo le impide obrar con arreglo a
su exclusiva voluntad”. Eurípides Al final, la libertad y la legalidad son es un tesoro que
no todos valoran ni saben administrar.

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Andrés Cruz Carrasco, Abogado, magíster Filosofía Moral. 2 Piero Calamandrei (Sin legalidad no hay
libertad, 2016). 3 Rafael Vargas Aceves. 4 Véase específicamente «L'avvenire dei diritti di liberta», cit.,
pág. 184; pero ver primero el breve ensayo «Abolizione del processo civile?», en Riv. dir. proc. civ.,I,
1938, págs. 336 y sigs., y en Opere giuridiche, vol. I, cit., pág. 390; «La certezza del diritto», cit., págs.
513 y 517; «Appunti sul concetto di legalitá», cit., pág. 88; «La crisi della legalita», en La nuova Europa,
1944, n. 4, y en Opere giuridiche, vol. III, cit, pág. 131. 5 «La certezza del diritto», cit., pág. 511.

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