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Empresa ramo

La búsqueda de la independencia con frecuencia exige desarrollar los oficios propios que supone el
ser empleado a la par con otras actividades de las que se espera poder desprender un beneficio
adicional, hasta el punto de hacer con el tiempo que éste sea lo suficientemente significativo como
para dejar de lado cualquier opción segura.

De igual forma Molano, ante la necesidad de generar nuevas fuentes de ingresos para no retrasarse
en el pago de la cuota que le demandaba la propiedad a la que se había hecho y poder mantener el
nivel de vida de su familia, tendría que decidirse por un oficio alterno.

Fue así como encontró en los pasteles que su madre Mercedes Olarte hacía, la forma de generar
esos ingresos extra que tanto estaba necesitando. Con el apoyo de su esposa, quien terminaría por
aprender a hacer las tortas de la suegra, Rafael iniciaría una nueva etapa en su vida que lo llevaría
de a poco a ir dando vida a un sueño hasta entonces nada fácil de concebir.

Hacia 1950 Rafael Molano empezaría a vender las tortas a sus amigos de Bavaria. Sus ganas de
comercializar el producto a través de tiendas lo llevaron a cambiar el concepto que hasta entonces
se tenía del producto.

Al estar muy asociado a los cumpleaños y resultar algo costoso para la gente, Molano debería hacer
ajustes a su oferta si es que efectivamente pretendía comercializar las tortas a través de terceros. Así
fue como se le ocurriría tajar los ponqués en 12 porciones para que los tenderos pudieran venderlas
de forma individual y a un precio menor. Volviendo las tortas un postre que se podía disfrutar en
cualquier momento, Molano lograría cambiar la concepción que hasta entonces se tenía del
producto al ampliar las ocasiones de consumo a otros momentos diferentes a los cumpleaños.

La buena aceptación que tenían las tortas, sumado a la penetración cada vez mayor que estaba
logrando a través del comercio minorista, eran la prueba inequívoca de que el negocio tenía
potencial.

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