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Hacia la configuración de una nación con democracia: Análisis comparativo sobre lugares de memoria

de los movimientos estudiantiles en El Salvador y México • Miguel Ángel Villela Ramos

PROIMMSE ISSN 1870-4115 • diciembre 2014-mayo 2015 • pp. 120-124 volumen 9 • número 18

RESEÑA

Martínez Luna, Jaime, 2013, Textos sobre el camino anda-


do, t. 1, , México, Coalición de Maestros y Promo-
tores Indígenas de Oaxaca A. C. (cmpio)/Centro de
Apoyo al Movimiento Popular Oaxaqueño, A. C.
(campo)/Coordinación Estatal de Escuelas de Edu-
cación Secundaria Comunitaria Indígena (ceeesci)/
Colegio Superior para la Educación Integral Inter-
cultural de Oaxaca (cseiio).

Alejandra Aquino Moreschi


alejandra.aquino@ciesas.edu.mx
CIESAS-Pacífico Sur

Textos sobre el camino andado nos ofrece la historia invisibles. Pero no se trata de cualquier teoría,
de lucha de las comunidades de la Sierra Norte ya que esta no se gestó en los espacios hegemó-
de Oaxaca por la defensa de sus bosques y por nicos de producción de conocimiento, ni res-
preservar su comunalidad ante los embates del ponde a un interés académico, es una teoría que
Estado y del sistema capitalista. Pero no se trata nace del compromiso asumido por Jaime con las
de una historia oficial contada por el teórico de problemáticas de su región y con su pueblo en
la comunalidad; tampoco es una reconstrucción lucha por una mejor vida.
de los hechos ad hoc o a posteriori, ya que la ma- El libro consta de ocho capítulos de muy di-
yoría de los textos fueron escritos entre 1978 y ferente naturaleza, los primeros seis, entre los
1985 al calor de los acontecimientos narrados. cuales se encuentra su tesis de maestría, nos
Este libro, más bien, nos presenta un racimo ofrecen la posibilidad de conocer desde aden-
de historias y acontecimientos vividos, sentidos tro las problemáticas que durante las décadas de
y reflexionados por el autor y por los pueblos 1970 y 1980 enfrentaron los pueblos de la sierra,
serranos con los que comparte su vida desde su así como sus esfuerzos organizativos. Es decir,
nacimiento. Historias, prácticas y acontecimien- nos permiten ver y sentir cómo las comunida-
tos que a través de la pluma de Jaime Martínez des hacen vivir la comunalidad en sus luchas
Luna se convirtieron en teoría, en epistemolo- cotidianas.
gía — del Sur, diría Boaventura de Sousa Santos Por ejemplo, en el primer capítulo «Aquí el
(2009)—, y como tal, en uno de los esfuerzos in- que manda es el pueblo», 1977, Jaime a través
telectuales más importantes para valorar y visibi- de la voz de un narrador, tal vez ficticio pero
lizar los conocimientos y prácticas de las comu- que podría ser cualquiera de la comunidad,
nidades zapotecas de la Sierra, hasta entonces cuenta las cosas más importantes que pasan en
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el pueblo. Como la lucha en contra de los caci- fuerzo organizativo inédito, ya que hasta ese mo-
ques y de las empresas que saquean sus recursos. mento, las luchas se habían desarrollado prin-
La lucha por la restitución de sus tierras comu- cipalmente en el ámbito comunitario, pues las
nales. Los esfuerzos de la población para contar pugnas entre comunidades —muchas de éstas
con escuelas y maestros; los cuales una vez que ligadas con problemas de linderos ocasionados
llegan se convierten en comerciantes adinera- por las propias autoridades gubernamentales—,
dos, caciques y hasta diputados, pero en algunos dificultaban su articulación. Como señala Jaime,
casos también se suman a los procesos de lucha estas experiencias son valiosas no sólo «para la
de las comunidades. Finalmente el narrador nos lucha de sobrevivencia comunitaria sino para el
cuenta la situación laboral que los habitantes de diseño mismo de una sociedad más justa, aspi-
las comunidades viven como trabajadores del ración ancestral de los sujetos activos de estas
monte y la huelga que emprendieron en con- organizaciones» (p. 81).
tra de la empresa que se había adueñado de sus
bosques. Las organizaciones en cuestión son:
En el segundo capítulo, «Pese a quien le
pese… seguiremos avanzando», 1983, Jaime La Unión de pueblos del Rincón que surge
nos comparte los detalles de la lucha de una co- en 1978 con el objetivo de gestionar la construc-
munidad que intenta crear su propia empresa ción de un camino
comunal forestal. Hasta ese momento la empre- El Comité Coordinador para la Defensa de los
sa que monopolizaba los recursos madereros Recursos Naturales, Humanos y Culturales de
y controlaba la fuerza de trabajo era Fábricas la Región Mixe (codremi) que nace a fines de
de Papel Tuxtepec (Fapatux), empresa conce- 1979 para defender la explotación de recursos
sionaria favorecida por un decreto presiden- naturales.
cial desde 1956. La experiencia de San Pablo La Organización en Defensa de los Recursos
Macuiltianguis, la comunidad en cuestión, resul- Naturales y Desarrollo Social de la Sierra Juárez
ta muy significativa, pues es uno de los primeros (odrenasij) que nace en 1980 en el Distrito de
intentos comunitarios por recuperar el control Ixtlán. Su demanda principal fue la terminación
de sus recursos forestales y así materializar la au- del decreto presidencial que concesionó los bos-
todeterminación comunitaria. En ese momento, ques a la Papelera Tuxtepec durante 25 años.
a pesar de ser los dueños indiscutibles del bos- La Asamblea de Autoridades Zapotecas nace
que, las personas se veían en la necesidad de en 1981 preocupada por el camino que les co-
comprar madera en Ixtlán o hasta en Oaxaca. munica a la Ciudad de Oaxaca
En el siguiente capítulo «Por más promoto-
res que lleguen, seguiremos resistiendo», 1980, Una de las principales reivindicaciones de estas
Jaime narra desde la voz y los conceptos de la organizaciones era la libertad para usar sus recur-
propia comunidad las ofensivas gubernamenta- sos forestales. En sus propias palabras: «Al igual
les para saquear los recursos naturales y mante- que nuestros ancestros, queremos tener indepen-
dencia y libertad para aprovechar, como nosotros
ner bajo control político y económico la región.
creamos conveniente, nuestros bosques, nuestras
Pero también nos muestra cómo con la fortaleza minas, nuestras aguas, nuestras tierras de cultivo,
de su organización de antaño, las comunidades nuestro trabajo, nuestra organización y nuestro
se oponen a los decretos y a los funcionarios que pensamiento» (p. 84). En sus planteamientos ya se
hacen todo para dividir al pueblo. vislumbra lo que una década más tarde se conver-
En los capítulos cuarto y quinto, intitulados tirá en la principal reivindicación del movimiento
«Resistencia comunitaria y cultura popular» y indígena de la década de 1990: la autonomía y la
«Movimiento campesino indígena de la Sierra libre determinación.
Norte», ambos de 1982, Jaime nos presenta la
experiencia de cuatro organizaciones regionales Además, ellos exigen que el Estado asuma sus
que se forman en diferentes parte de la Sierra obligaciones y los dote de infraestructura y ser-
hacia principios de la década de 1980. Un es- vicios básicos, como caminos, clínicas y, por su

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puesto, escuelas. Sin embargo, son contunden- En una primera definición, Jaime señala que
tes al señalar que no quieren cualquier tipo de «La comunalidad es el comportamiento político
educación sino una adecuada a las necesidades que reproduce la organización social [el cual]
de la comunidad, ya que: «La escuela oficial ha se explica como un proceso de obtención de
servido para expropiarnos la historia real de prestigio [que se obtiene] al responder a los re-
nuestros pueblos, para enjaretarnos una visión querimientos establecidos por la comunidad»
de las cosas que en nada responde a nuestras (p. 99). Además, señala que «la comunalidad
necesidades». como comportamiento político sistematizado
Otro elemento que caracterizará a estas orga- en el prestigio, está basada en tres tipos de ac-
nizaciones es que en su discurso predomina una ciones (o tres trabajos diferentes o tres institu-
identidad comunitaria-indígena, y no tanto una ciones comunitarias): los cargos, la asamblea y
identidad campesina o de clase. Como señala el tequio» (p. 100). En este planteamiento ya se
Jaime, durante el proceso organizativo «emerge encuentra en semilla lo que será su teoría sobre
un discurso con consignas que centra su aten- la comunalidad.
ción en la autodeterminación comunitaria, en Desde el momento en que escribe este trabajo
la liberación del indígena, en la lucha contra los Jaime es consciente del potencial organizativo,
caciques e incluso contra el Estado y el partido pero también epistemológico, de la comunali-
oficial» (p. 107). Sin embargo, Jaime es enfático dad como práctica y pensamiento propio de los
al señalar que este discurso no es un punto de pueblos serranos, pero que en otras latitudes
partida sino más bien la vestimenta que se le da puede ayudar a pensar alternativas sociales más
a la lucha al proyectarla hacia el exterior, pues justas y satisfactorias. Como él mismo lo señala:
«el punto de arranque son las necesidades con- «La comunalidad es la gran lección que pode-
cretas» (p. 108) de los pueblos. mos ofrecer a la sociedad» (p. 253).
Pero el elemento más novedoso de estas or- Los capítulos séptimo y octavo, escritos ya en
ganizaciones es que para organizarse retomaron las décadas de 1990 y 2000, forman parte de sus
mecanismos comunitarios, tales como el con- obras más conocidas. El capítulo siete, titulado
senso, la asamblea y el tequio. Es decir, se estruc- «¿Es la comunidad nuestra identidad?» (1995),
turaron a partir de la comunalidad. inicia con una disertación sobre el por qué las
Aunque en el libro se menciona solo muy tan- comunidades no pueden seguir calladas y «la
gencialmente, es importante señalar que los jó- importancia de hacerse oír, hacerse presente en
venes de entonces, —entre ellos Jaime Martínez la guerra de ideas y de realidades» (p. 250). Al
Luna—, jugaron un papel muy importante, respecto afirma: «Necesitamos limpiar nuestro
como apoyo a las autoridades y como dinamiza- pensamiento, no sólo para exponerlo con firme-
dores de la organización, pues eran jóvenes que za sino para no quedar presos en el presente que
además de haber tenido el aprendizaje comuni- se crea fuera de nuestros pueblos y que se nos
tario, habían pasado por la escuela o la universi- impone» (p. 250).
dad, sin por esto perder el compromiso con sus En este texto Jaime llega a la conclusión de
pueblos. que la comunalidad es lo que explica a sus pue-
En este artículo es donde primero aparece de- blos: «es nuestra esencia, es nuestra manera de
sarrollado el concepto de comunalidad, como pensar; será en función de ella que logremos
base organizativa de los pueblos de la sierra. Sin definir nuestro pensamiento o nuestro conoci-
embargo, esto será abordado con mayor profun- miento en todas las áreas o temáticas que resul-
didad en su tesis de maestría que corresponde ten necesario desarrollar y difundir» (p. 254). Y
al sexto capítulo del libro «Bosques, liberación continúa: «La comunalidad es la estructura de
y resistencia”, 1985, donde Jaime explica a la co- nuestra organización, a través de ella formare-
munidad desde adentro, desde su lógica de or- mos a los nuestros y a los demás. A sabiendas
ganización y operación, y al hacerlo exponer la de lo que somos, decimos lo que podemos apor-
riqueza de su estructuración como una propues- tar, o lo que podemos proponer para lograr un
ta social hacia el exterior. mundo más justo, descolonizado, plural, demo-

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crático y respetuoso de lo propio y lo ajeno» (p. producir conocimientos encaminados a la trans-


254). formación social y a la emancipación.
Con el planteamiento de este texto Jaime le La comunalidad, tal como la plantea Jaime y
da una cachetada a todos aquellos antropólogos se vive en las comunidades serranas, puede verse
indigenistas a quienes el Estado les dio la misión como un pensamiento y una práctica emancipa-
de caracterizar o definir al «otro», ya fuera para dora, pero entendida como Raúl Zibechi piensa
dominarlo, integrarlo, incorporarlo, asimilar- la emancipación, es decir, como «un proceso in-
lo o simplemente discriminarlo. Porque Jaime completo, que nunca llega a destino porque no
nunca asume una identidad impuesta, como sí es un objetivo sino una forma de vivir» (2006:
lo han hecho numerosos líderes comunitarios, 142). Esta manera de entender la comunalidad
al contrario, él se da a la tarea de pensar por sí nos ayuda a no perder de vista la coexistencia
mismo, en diálogo con su pueblo, quiénes son. simultánea de la comunalidad como horizonte
Su conclusión es que no es la lengua, ni el traje, y utopía, y como una forma de vida que se re-
ni la comida, ni las danzas, ni siquiera la cultura crea y cobra sentido en el día a día de la vida
lo que realmente los caracteriza. El ser de sus co- comunitaria.
munidades tiene que ver con la comunalidad, es Esta forma de vivir, nos aporta varias pistas so-
decir, con la práctica y la estructura organizativa. bre hacia dónde pueden ir algunas alternativas
Esta reflexión la profundiza todavía más en de emancipación ante las lógicas del sistema.
el último capítulo, «Comunalidad y desarrollo» Por ejemplo, ante la apuesta del Estado por un
(2003), un texto bastante teórico y complejo en multiculturalismo «ornamental y simbólico»
el que Jaime se da a la tarea de ahondar en la encubridor de nuevas formas de colonización
reflexión acerca de «quiénes somos y por qué (Rivera 2010) ellos le apuestan a la valoración
somos». de lo propio y a la autodeterminación comunita-
Aquí Jaime elabora una crítica e interpreta- ria; frente al modelo estatal de democracia par-
ción a conceptos dominantes, como los de de- tidista que se ha caracterizado por el fraude, la
sarrollo, democracia, tecnología, derecho, com- corrupción, la compra de votos, el cobro de one-
petencia, propiedad, globalización y educación. rosos salarios, ellos le apuestan a un modelo de
Por ejemplo, sobre este último, señala que tal gobierno basado en la idea de «servicio» y com-
y como ha sido planteado por occidente, «es promiso con la comunidad; frente a un mercado
un concepto que permite señalar a un hombre de trabajo precarizado en el que la mayor parte
como inteligente y a otro como ignorante. El in- de los jóvenes de las comunidades sólo podrán
teligente debe dar sabiduría y el otro tiene que incorporarse en lo más bajo, ellos proponen
aprender, Esto no es más que el resultado de la búsqueda de la autosuficiencia alimentaria;
una nueva imposición» (p. 271). Paralelamente frente al consumismo exacerbado al que invita
a la crítica que hace a estos conceptos, acuña el mercado, ellos le apuestan a valorar lo propio
nuevas categorías para pensar el mundo, tales y pensar en estilos de vida más respetuosos del
como homolatría, naturolatria, compartencia, medio ambiente; y finalmente, frente al indivi-
comunalicracia, que habrá que seguir afinando dualismo imperante le han apostado al trabajo
pero que son ya un valioso aporte al proceso de comunitario como base del bien común.
descolonización del saber (Mignolo 2002). En síntesis, estamos frente a un libro que
Sin lugar a duda Jaime es uno de los pensa- nos ofrece instrumentos analíticos y conceptua-
dores más potentes y lúcidos que ha produci- les para comprender la situación de opresión
do estas tierras, y la potencia de sus reflexiones que han vivido los pueblos de Oaxaca y al mis-
tiene que ver con que es un pensamiento vivo, mo tiempo nos aporta pistas para pensar hacia
que nace y se expresa en una práctica cotidia- dónde avanzar en la construcción de relacio-
na de las comunidades serranas. Tiene que ver nes no coloniales y alternativas al capitalismo
también con el hecho de que él no renunció a neoliberal.

• volumen 9/número 18 123 diciembre 2014-mayo 2015, pp. 120-124 • ISSN 1870-4115
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FUENTES CONSULTADAS Rivera, Silvia, 2010, Ch’ixinakax utxiwa. Una reflexión


sobre prácticas y discursos descolonizadores, Buenos
Santos, Boaventura de Sousa, 2009, Una epistemo- Aires, Tinta Limón.
logía del Sur. La reinvención del conocimiento y la Zibechi, Raúl, 2006, «La emancipación como pro-
emancipación social, México, clacso/Siglo XXI ducción de vínculos» en Esther Ceceña (ed.),
Editores. Los desafíos de las emancipaciones en un contexto
Mignolo, Walter D., 2002, «El potencial epistemoló- militarizado, Buenos Aires, clacso, pp. 123-149.
gico de la historia oral: algunas contribuciones
de Silva Rivera Cusicanqui», en Daniel Matto
(comp.), Estudios y otras prácticas intelectuales la-
tinoamericanas en cultura y poder, clacso y ceap,
faces, Caracas, Universidad de Venezuela, pp.
201-212.

• volumen 9/número 18 124 diciembre 2014-mayo 2015, pp. 120-124 • ISSN 1870-4115

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