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ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

Magistrada Ponente

SL1728-2018
Radicación n.º 48767
Acta 13

Bogotá, D.C, nueve (9) de mayo de dos mil dieciocho


(2018)

Resuelve la Corte el recurso de casación interpuesto


por la SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE FONDOS DE
PENSIONES Y CESANTÍAS – PORVENIR S.A., contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral de Descongestión
del Tribunal Superior de Bogotá D.C., el 30 de junio de
2010, en el proceso que instauró TIFFANY LUCÍA MILLER
PRIETO representada legalmente por MARTHA LUCÍA
PRIETO CORTÉS, en el que también hizo parte a la
RIESGOS PROFESIONALES COLMENA S.A. COMPAÑÍA
DE SEGUROS DE VIDA – ARP COLMENA integrada al
proceso como litisconsorte necesario como parte
demandada.

I. ANTECEDENTES

SCLAJPT-10 V.00
Radicado n.° 48767

Tiffany Lucía Miller Prieto Cortes, representada


legalmente por Martha Lucía Prieto Cortes, demandó a la
Sociedad Administradora de Fondos de Pensiones y
Cesantías Porvenir S.A. (en adelante Porvenir), con el fin de
que se reconociera y pagara la pensión de sobrevivientes, en
su calidad de hija menor del fallecido, «teniendo en cuenta
los promedios de los últimos diez (10) años y el último salario
que devengaba»; y, así como el pago de la indexación y de
los intereses moratorios.

La actora respaldó sus peticiones señalando que


solicitó el reconocimiento de la pensión de sobrevivientes en
su condición de hija de David John Lawerence Miller; quien
falleció el 21 de enero de 2005 por un infarto al miocardio
mientras desempeñaba su labor como profesor de inglés en
el colegio Buckingham School.

Mediante comunicación del 21 de julio de 2006 la


solicitud fue negada, bajo el argumento de que el afiliado
fue «[…] víctima de un accidente de origen profesional, ya que
los hechos relacionados con el fallecimiento del (sic)
ocurrieron “en su sitio de trabajo” […] por lo cual se debe
elevar su solicitud a la Administradora de Riesgos
Profesionales (ARP)», respecto de la cual presentó un escrito
con el fin de que Porvenir reconsiderara su decisión; no
obstante, se ratificó la negativa del reconocimiento de la
pensión de sobrevivientes, adicionando que al verificar el
cumplimiento de los requisitos exigidos en el artículo 46 de
la Ley 797 de 2003, «[…] se constató que se cumplió uno solo
de ellos […] y el segundo fidelidad al sistema […] no se

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cumplió ya que el señor LAWRENCE MILLER, debió haber


cotizado 62.46 meses entre el 11 de enero de 1979 y el 20
de enero de 2005 y tan sólo cotizó 37.4 sumando los tiempos
de Porvenir y I.S.S.».

Adujo que, en consecuencia, presentó acción de tutela


contra la demandada, en la cual el Juzgado 17 Penal
Municipal «[…] tuteló los derechos fundamentales de la
menor TIFFANY LUCÍA MILLER PRIETO y ordenó a
PORVENIR S.A., pagar, en forma transitoria, la sustitución
pensional», sentencia que quedó ejecutoriada el 27 de
octubre de 2006; y que, a su juicio, Porvenir S.A. cumplió
«de manera parcial y errónea», puesto que ordenó liquidar la
sustitución pensional del causante con el salario mínimo,
cuando el último salario fue de $6.600.000.

Al dar respuesta a la demanda, Porvenir S.A., se opuso


a las pretensiones y, en cuanto a los hechos, aceptó la
reclamación administrativa presentada por la actora
solicitando el reconocimiento de la pensión de
sobrevivientes en representación de su hija menor y el
rechazo de la misma. Indicó que el reconocimiento de la
prestación «[…] se realizó en estricto cumplimiento a lo
ordenado por el Juez de Tutela […] sin que el señor Juez
hubiese ahondado en valores de liquidación de la pensión,
sumas o cuantías a pagar, todo con el fin de evitar la
vulneración de los derechos señalados».

En su defensa, propuso las excepciones que denominó


inexistencia de la obligación de reconocer la pensión de

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sobrevivientes a la accionante, por tratarse de una


reclamación derivada de una contingencia propia de las
llamadas a ser cubierta por la administradora de riesgos
profesionales, falta de legitimación en la causa por pasiva,
inexistencia del derecho por falta de cumplimiento de
requisitos en cuanto a las semanas cotizadas, cobro de lo
no debido y prescripción.

El juzgado de conocimiento mediante auto del 19 de


septiembre de 2007 (f.°45), ordenó la integración del
litisconsorcio necesario con la sociedad de Riesgos
Profesionales Colmena S.A. Compañía de Seguros de Vida
(en adelante ARP Colmena) como parte demandada.

Al dar respuesta a la demanda, se opuso a la


prosperidad de las pretensiones. Con respecto a los hechos,
manifestó que no le constan por lo que debían ser probados
en el proceso.

En su defensa, propuso las excepciones de


inexistencia de accidente de trabajo, cobro de lo no debido,
buena fe y prescripción.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Diecisiete Laboral del Circuito de Bogotá


D.C. mediante sentencia del 1° de diciembre de 2008
resolvió:

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PRIMERO. CONDENAR a la demandada FONDO DE PENSIONES


PORVENIR, representada legalmente por Pablo Francisco Albir o
quien haga sus veces a pagarle a la señora MARTHA LUCÍA
PRIETO la pensión de sobrevivientes causada por la muerte del
señor DAVID JOHN LAWRENCE MILLER correspondiente a su
hija menor TIFFANY LUCÍA MILLER PRIETO, hasta cuando
cumplan la edad y requisitos pertinentes para gozar de la misma
y a partir del 20 de enero de 2005, en cuantía que señala la ley
100 de 1993, junto con los reajustes legales año por año y las
mesadas adicionales, más los intereses moratorios.

SEGUNDO. ABSOLVER a la Litis consorte COLMENA ARP, de


conformidad con lo expuesto en la parte motiva de la providencia.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

El Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá


D.C., Sala Laboral de Descongestión, mediante providencia
del 30 de junio de 2010, al resolver el recurso de apelación
interpuesto por Porvenir S.A., confirmó en su integridad la
sentencia proferida por el a quo.

Para el Tribunal, el problema jurídico se centró en


determinar «[…] si al otorgarle el a quo la pensión de
sobrevivientes a la menor hija del afiliado DAVID JHON (sic)
LAWRENCE, desconoció que la muerte del antes citado se
produjo por accidente de trabajo lo cual permite concluir que
la prestación corre a cargo de la entidad administradora de
riesgos profesionales».

En este sentido, estableció que no existió discusión


sobre el hecho de que el señor David Miller falleció el 21 de
enero de 2005, por lo que la norma que regulaba la materia
era el artículo 12 del Decreto 1295 de 1994. Así, luego de
transcribir la disposición mencionada concluyó:

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No se demostró en el juicio que la muerte de DAVID JHON (sic)


LAWRENCE MILLER, hubiere sido calificada como de origen
profesional, por lo que de acuerdo con lo normado por la
preceptiva legal antes citada, se considera de origen común como
acertadamente lo dedujo el a quo en el fallo de primera instancia
a efecto de dirimir el conflicto de acuerdo con la regulación
consagrada en el Libro primero de la ley 100 de 1993.

La definición expuesta, releva a la Sala del análisis de la


objeción que elevó el recurrente bajo el argumento de no cumplir
el afiliado con el requisito de semanas mínimas de cotización
previsto en el literal b.) del numeral 2 el numeral b) del artículo
46 de la ley 100 de 1993 por no cumplir el afiliado fallecido con
el 20% de fidelidad que exige la norma por muerte causada por
accidente, en el entendido que si en el caso sub judice,
corresponde considerar de origen común la muerte de DAVID
JHON (sic) LAWRENCE MILLER, en virtud de lo normado por el
artículo 12 del Decreto 1295 de 1994, no acreditada en el juicio
la calificación de la muerte como de origen profesional, se sigue
por imperativo lógico que la norma en mención no aplica a la
resolución del conflicto propuesto.

Se deduce de lo expuesto, que el a quo dirimió acertadamente el


conflicto propuesto por las partes en virtud de la regulación legal
que rige la pensión de sobrevivientes por muerte común
contenida en el Libro primero de la ley 100 de 1993.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la sociedad Porvenir S.A., concedido


por el Tribunal y admitido por la Corte, se procede a
resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que la Corte case la sentencia


del Tribunal, para que, en sede de instancia revoque la
proferida por el a quo y, en su lugar, se absuelva a Porvenir
S.A. de todas las pretensiones incoadas en su contra.

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Con tal propósito se formularon dos cargos los cuales


fueron oportunamente replicados por la ARP Colmena, y se
estudiarán conjuntamente por denunciar normas similares,
valerse de una argumentación común, perseguir idéntico fin
y tener igual solución.

VI. PRIMER CARGO

Acusó la sentencia de ser violatoria de la ley


sustancial:

Como consecuencia de los errores de hecho que más adelante se


denuncian, el fallo acusado aplicó indebidamente los artículos 12
del Decreto 1295 de 1994 y 12, numeral 2°, literal b), de la Ley
797 de 2003 (que aunque el Tribunal adujo no tenerlo en cuenta,
obviamente tuvo que hacerlo para confirmar la condena impuesta
a Porvenir pues esa era la norma que regulaba la materia al
momento de la muerte del causante, como ha sido
reiteradamente reconocido por la H. Sala) y dejó de aplicar los
artículos 1°, 11 y 12 de la Ley 776 de 2002, 1°, 2°, literal c), 7,
literal d), 8° y 9° del Decreto 1295 de 1994, 249 de la Ley 100 de
1993, 174 del Código de Procedimiento Civil, que rige en los
asuntos del trabajo en virtud de lo dispuesto por el artículo 145
del Código de Procedimiento Laboral, y 60 y 61 de esta última
codificación. (Según la enseñanza permanente de la H. Sala,
cuando un cargo se plantea por la vía indirecta, como ahora, la
falta de aplicación se equipara a la aplicación indebida).

Señaló como error evidente de hecho no dar por


demostrado, estándolo, «[…] que al proceso fueron allegadas
pruebas suficientes de que la muerte del señor David John
Lawrence Miller ocurrió mientras se encontraba en su lugar
de trabajo, dentro de su jornada laboral y a órdenes del
patrono, de manera que su fallecimiento se dio con ocasión
del trabajo» y, por tanto, «[…] era Colmena ARP y no Porvenir
la entidad responsable de sufragar la pensión de
sobrevivientes pedida».

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Enlistó como pruebas erróneamente apreciadas:

a) Demanda inicial, en particular el hecho 2° (fs. 3 a 9, en


especial f.4, c.1).
b) Contestación a la demanda inicial que formuló Porvenir, en
especial al hecho 2° y en el acápite “A las Pretensiones y
Condenas” (fs. 33 a 40, en particular fs. 33 y 34, c.1).
c) Contestación a la demanda inicial que presentó Colmena ARP,
en especial al hecho 2° y en los “Hechos y Razones de la
Defensa” (fs. 57 a 62, en particular fs. 59 y 60, c.1).
d) Documento denominado “Circunstancias del Fallecimiento”
(f.41, c.1).
e) Informe de salud ocupacional del Colegio Buckingham (fs. 64 y
65, c.1).

Adujo la recurrente que en el hecho segundo de la


demanda se afirmó que el señor David Miller falleció por un
infarto mientras se encontraba en el colegio Buckingham en
el cual se desempañaba como profesor de inglés. En este
sentido, señaló que tal hecho fue aceptado en la
contestación de la demanda, tanto por Porvenir S.A. como
por la ARP Colmena.

Así mismo, indicó que en el documento denominado


«Circunstancias del Fallecimiento» se evidencia que la
demandante constató que el causante se encontraba «en el
escritorio de trabajo» en el momento en que sufrió el infarto.
Finalmente, advirtió que, en el informe de salud
ocupacional, al que se refirió la ARP Colmena en la
contestación de la demanda, se confirmó que el señor David
Miller se encontraba en su puesto de trabajo en el momento
en que falleció.

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En consecuencia, manifestó que «[…] no cabe la menor


duda acerca de que el deceso del causante se produjo en su
sitio habitual de labores, en medio de la jornada laboral y en
cumplimiento de las órdenes del patrono». Así, luego de
transcribir apartes de la sentencia CSJ SL, 22 de febrero de
2006, radicado 25390, concluyó:

Atendiendo a los sabios predicamentos de la H. Sala expuestos


en el fallo antes transcrito, resulta indiscutible colegir que de
conformidad con el principio de responsabilidad objetiva en
materia de accidentes de trabajo, inmerso tanto en la actual
legislación colombiana como en la jurisprudencia de la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia, cuando el
siniestro ocurre dentro de la jornada de trabajo, en el sitio
habitual de laborales y en desarrollo de las órdenes del
empleador, esto es, con ocasión del trabajo, es responsabilidad
del sistema de riesgos profesionales el asumir las prestaciones
derivadas del infortunio, sin que sea indispensable el contar con
que “La calificación del origen del accidente de trabajo o de la
enfermedad profesional será calificada, en primera instancia por
la institución prestadora de servicios de salud que atiende al
afiliado” o con que “El médico o la comisión laboral de la entidad
administradora de riesgos profesionales determinará el origen,
en segunda instancia”, como se preceptúa en el artículo 12 del
Decreto 1295 de 1994, en la medida en que por no tratarse de
pruebas ad substantiam actus su comisión puede suplirse con
otras demostraciones que conduzcan a confirmar la realidad de
los hechos.

Y menos aún es posible desconocer la responsabilidad de


Colmena ARP en un caso como el que nos atañe en el que ni la
demandante, ni la demandada, ni la litisconsorte pusieron en
duda que la muerte del señor Miller se dio con ocasión del
trabajo pues, se repite hasta el cansancio, el de cujus murió en
su propia oficina, cumpliendo las órdenes del patrono y dentro de
su horario de trabajo.

Además, es palmario que la mencionada Colmena ARP jamás


aportó al proceso comprobación alguna que permitiera deducir
que el óbito del susodicho señor Miller no se produjo en
circunstancias antes descritas o, en palabras de la H. Sala,
“pruebas que desvirtúen el origen de la incapacidad o la muerte
del asegurado”.

Queda así comprobada la existencia del yerro fáctico que se


denunció contra el Tribunal en su providencia y se pone de
manifiesto la descuidada, ligera y superficial evaluación

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probatoria realizada por el fallador de segunda instancia al


haber condenado a Porvenir a pagar la prestación impetrada
cuando la única legalmente llamada a hacerlo era Colmena ARP
[…].

VII. SEGUNDO CARGO

Acusó la sentencia de ser violatoria de la ley


sustancial:

A causa de los errores de hecho que más adelante se reseñan, el


fallo acusado aplicó indebidamente los artículos 12 del Decreto
1295 de 1994, 46, numeral 2° literal a), de la Ley 100 de 1993 y
53 de la Constitución Política (dado que el Tribunal señaló que
“Se deduce de lo expuesto, que el a quo dirimió acertadamente el
conflicto propuesto por las partes en virtud de la regulación legal
que rige la pensión de sobrevivientes por muerte común
contenida en el Libro primero de la ley 100 de 1993.” . f.196, c.1
– y fue en esa disposición en la que se basó el fallo del primer
grado) y dejó de aplicar los artículos 1°, 11 y 12 de la Ley 776 de
2002 1°, 2°, literal c), 7, literal d), 8°, 9° del Decreto 1295 de
1994, 249 de la Ley 100 de1993, 174 del Código de
Procedimiento Civil, que rige en los asuntos del trabajo en virtud
de los dispuesto por el artículo 145 del Código de Procedimiento
Laboral, y el artículo 60 y 61 de esta última codificación. (Según
la enseñanza permanente de la H. Sala, cuando un cargo se
plantea por la vía indirecta, como ahora, la falta de aplicación se
equipara a la aplicación indebida).

Señaló como error evidente de hecho no dar por


demostrado, estándolo, «[…] que al expediente se adjuntaron
suficientes pruebas de que el señor David Lawrence Miller
murió mientras se encontraba en su lugar de trabajo, dentro
de su jornada laboral y a órdenes del patrono, de manera
que su fallecimiento se dio con ocasión del trabajo» y, por
tanto, «[…] era Colmena ARP y no Porvenir le (sic) entidad
responsable de asumir el pago de la prestación de
sobrevivientes solicitada».

Enlistó como pruebas erróneamente apreciadas:

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a) Demanda inicial, en particular el hecho 2° (fs. 3 a 9, en


especial f.4, c.1).
b) Contestación a la demanda inicial que formuló Porvenir, en
especial al hecho 2° y en el acápite “A las Pretensiones y
Condenas” (fs. 33 a 40, en particular fs. 33 y 34, c.1).
c) Contestación a la demanda inicial que presentó Colmena ARP,
en especial al hecho 2° y en los “Hechos y Razones de la
Defensa” (fs. 57 a 62, en particular fs. 59 y 60, c.1).
d) Documento denominado “Circunstancias del Fallecimiento”
(f.41, c.1).
e) Informe de salud ocupacional del Colegio Buckingham (fs. 64 y
65, c.1).

Los argumentos esbozados en el primer cargo sirven


de sustento a éste, por ello se omite su transcripción.

VIII. RÉPLICA

Luego de transcribir el inciso primero del artículo 12


del Decreto 1295 de 1994, sostuvo la ARP Colmena que el
Tribunal «contó con probanzas» que determinaban que el
deceso del señor David Miller ocurrió en el lugar de trabajo
y en su jornada laboral; sin embargo, no contó con pruebas
que definieran que la muerte del causante «[…] hubiese sido
clasificada o calificada como de origen profesional». Adujo
que «[…] por esta potísima razón el accidente se considera de
origen común» y, en consecuencia, no erró el juez de alzada
en la aplicación de la norma antes mencionada.

En este orden de ideas, estimó el opositor que en el


expediente no obraron pruebas «irrebatibles o irrefutables»
que desvirtuaran que el del fallecimiento fue común, pues el
hecho de ocurrir en el sitio de trabajo y en horas de trabajo
no conlleva a que el deceso hubiera ocurrido en

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consecuencia de una orden del empleador «[…] de tal forma


que se pudiera concluir que si el señor LAWRENCE MILLER
no hubiera estado en la empresa, en su horario habitual y en
su puesto de trabajo la muerte no había (sic) sobrevenido».

Manifestó que únicamente es responsable el


empleador de la muerte de un trabajador cuando ocurre por
el riesgo que él ha creado; no obstante, en el caso
controvertido no quedó demostrado que el infarto sufrido
por el causante «[…] hubiera obedecido como consecuencia
de las actuaciones del generador del empleo». En definitiva,
concluyó que el Tribunal no violó los preceptos legales
enunciados en los cargos, puesto que aplicó debidamente
los artículos del Decreto 1295 de 1994 al concluir que la
muerte del causante fue de origen común.

IX. CONSIDERACIONES

Estimó el Tribunal que «No se demostró en el juicio que


la muerte de DAVID JHON (sic) LAWRENCE MILLER, hubiere
sido calificada como de origen profesional». Por lo anterior,
determinó el ad quem que, en virtud del Decreto 1295 de
1994, el accidente sufrido por el causante no debía
considerarse de origen profesional. En consecuencia,
condenó al fondo de pensiones Porvenir S.A. al
reconocimiento y pago de la pensión de sobrevivientes a la
hija del causante, Tiffany Lucía Miller Prieto.

Por su parte, la recurrente Porvenir S.A. sostuvo que


erró el juez de alzada al no dar por demostrado estándolo

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que el deceso del causante fue de origen profesional, puesto


que ocurrió «[…] mientras se encontraba en su lugar de
trabajo, dentro de su jornada laboral y a órdenes del
patrono, de manera que su fallecimiento se dio por ocasión
del trabajo» y, por tanto, debía declararse que la ARP
Colmena era la entidad responsable de sufragar la
prestación solicitada.

Así las cosas, el problema jurídico que se plantea a la


Corte para su estudio consiste en determinar si erró el
Tribunal al establecer que el fallecimiento del señor David
John Lawrence Miller fue de origen común, o si, por el
contrario, en el caso controvertido se constituyó un
accidente de trabajo

Empieza la Sala por recordar la definición de accidente


de trabajo vigente para la fecha del deceso, es decir, la
contenida en el artículo 9 del Decreto 1295 de 1994, puesto
que el fallecimiento del causante ocurrió el 21 de enero de
2005 y tal disposición fue declarada inexequible por la
Corte Constitucional posteriormente en la sentencia CC C-
858 del 18 de octubre de 2006, a saber:

Artículo 9. Accidente de Trabajo. Es accidente de trabajo todo


suceso repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del
trabajo, y que produzca en el trabajador una lesión orgánica,
una perturbación funcional, una invalidez o la muerte.

Es también accidente de trabajo aquel que se produce durante la


ejecución de órdenes del empleador, o durante la ejecución de
una labor bajo su autoridad, aún fuera del lugar y horas de
trabajo. […]

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Frente a la norma antes transcrita, es necesario citar


el criterio jurisprudencial fijado por esta Corporación en la
sentencia CSJ SL, 19 de febrero de 2002, radicado 17429
reiterada por la sentencia CSJ SL11152-2017, la cual
expresó:

El inciso 2° del artículo 9° del decreto extraordinario 1295 de


1994 considera accidente de trabajo el suceso dañoso para el
trabajador que ocurra durante la ejecución de una orden
del empleador o en cumplimiento de una labor bajo la
autoridad de él […]

Así mismo, la sentencia CSJ SL, 12 de septiembre de


2006, radicado 27924, reiterada por la CSJ SL, 17 de
agosto de 2011, radicado 38976, señaló:

Los elementos que de acuerdo con la disposición estructuran


el accidente de trabajo y que fueron destacados también por
el Tribunal, son:

1. Que se trate de un suceso repentino; 2. Que sobrevenga


por causa o con ocasión del trabajo; y 3. Que el hecho genere
un daño al trabajador (una lesión orgánica, una perturbación
funcional, la invalidez o la muerte).

Del contenido mismo de la definición resulta evidente que


debe existir relación entre el percance repentino generador
del daño y la prestación del servicio bajo subordinación, bien
sea por causa del trabajo o con ocasión de éste.

En este orden de ideas, examinada la demanda inicial


se observa que la demandante señaló en el hecho 2º lo
siguiente: «2. El fallecimiento del señor LAWRENCE MILLER
fue ocasionado por un infarto al miocardio, y tuvo lugar en el
colegio BUCKINHAM (sic) SCHOOL, lugar donde se
desempeñaba como profesor de inglés».

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Por su parte, la demandada ARP Colmena en la


contestación de la demanda aceptó el hecho antes
transcrito e indicó: «SEGUNDO: Es cierto. De conformidad
con el acta del evento de fallecimiento, realizada por la
Coordinación de Salud Ocupacional de esta ARP, el
fallecimiento del profesor DAVID JOHN LAWRENCE MILLER
se produjo por infarto, estando en su lugar de trabajo y
desarrollando actividades administrativas habituales
(Negrillas fuera del texto).

En concordancia con lo antes expuesto, advierte la


Sala que la demandada ARP Colmena desde su primer acto
procesal, esto es, la contestación de la demanda, aceptó que
el siniestro se presentó en su lugar de trabajo y realizando
sus funciones laborales habituales; corroborado por el
informe de salud ocupacional realizado por la ARP Colmena
y el coordinador de salud del Colegio Buckingham, a saber:

1. Como (sic) cuando (sic) y donde (sic) ocurrieron los hechos, en


lo posible indicando nombre y datos para ubicación de los
testigos.

El día 20 de enero, siendo la 1:40 pm en la oficina de


Bachillerato Internacional se encontró fallecido el profesor David
Miller, estando tirado en el suelo junto a su puesto de trabajo.
Fue examinado por el médico de (sic) colegio, Andrés León, se le
realizó una maniobra de reanimación no obteniendo resultados y
concluyendo su fallecimiento.

2. Que labor específica estaba desarrollando el trabajador al


momento de ocurrir el accidente?

Se encontraba en su puesto de trabajo, realizando actividades


administrativas.

3. Desde cuando (sic) el trabajador estaba vinculado con su


empresa y como (sic) efectuaba los pagos, bajo que (sic) contrato?
(Adjuntar copia de contrato)

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Antigüedad:6años
(Ver contrato de trabajo)

4. En su actividad diaria que funciones desempeñaba el


trabajador

Docente de Inglés, Director del Departamento de inglés.


Tenía 2 cursos de primaria, bachillerato y bachillerato
internacional. Su horario habitual era de 71/4 am a 3pm […].

[…]

En un caso que, a pesar de no presentar los mismos


supuestos fácticos, pero en el que se debatió la existencia
de un accidente de trabajo, esta Corte en la sentencia CSJ
SL654-2018, al estudiar el informe de salud ocupacional
dispuso:

En lo atinente a los siguientes documentos denunciados, es claro


que el Tribunal dedujo que el accidente que sufrió Josué Medina
Arévalo, lo fue con ocasión del trabajo, y que existía una
causalidad mediata en aquel, que fue lo que lo condujo a
adscribirle responsabilidad a la Administradora de Riesgos
Profesionales.

Tal deducción, lejos de aparecer desvirtuada, está corroborada con


la documental de folio 30 y 31, allí el Decano de la Facultad de
Educación de la Universidad Surcolombiana explica a la
Coordinadora de Programa de Salud Ocupacional, que el afiliado
fallecido «a eso de las 2:30 p.m, aproximadamente regresó a su
apartamento ubicado en el edificio La Magdalena, -frente a la
Universidad, al otro lado de la avenida Pastrana- para retirar un
dinero con el cual debía legalizar un avance en la oficina de
Tesorería de esta Universidad pues tenía plazo hasta las tres de la
tarde», contrario a lo que refiere el censor, tal afirmación del directo
superior del docente, ratifica la deducción del juez plural, esto es
que el accidente ocurrió con ocasión del trabajo, en tanto existió
causalidad mediata, es decir que al hallarse en ejecución de las
órdenes de la Universidad, que debía cumplir perentoriamente, el
trabajador acudió al lugar en el que disponía del dinero y que en el
trayecto aconteció su muerte.

[…]

En suma, la calificación del origen laboral que realizó el


Tribunal, no solo se fundó en que distinguió, correctamente,

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que el accidente ocurrió con ocasión del trabajo, pues había


una conexión directa con la actividad profesional, en tanto
la lesión se produjo en ejecución de órdenes que, como se
vio, estaban demostradas en el trámite procesal, a raíz del
cual dedujo que sin ese desplazamiento con la exigencia del retorno
del anticipo para la actividad académica no hubiese existido lesión
y, posteriormente la muerte, sin que esto pueda reprocharse
jurídica o fácticamente, y como es así se torna inane el análisis del
testimonio, pues esto solo es viable cuando se halle el
quebrantamiento que aquí no ocurrió (Negrillas fuera del texto).

Los medios de prueba examinados demuestran que el


señor David John Lawerence Miller sufrió un infarto
durante su jornada laboral, en el colegio donde laboraba
como profesor de inglés mientras desempeñaba labores
administrativas inherentes a su cargo. Así las cosas, los
riesgos que se derivan de las circunstancias antes descritas
quedan comprendidos dentro de la noción de accidente de
trabajo establecida en el Decreto 1295 de 1994.

De conformidad con lo explicado, surge notorio el error


del Tribunal al estimar que la noción de accidente de
trabajo únicamente puede derivarse del contenido de la
calificación que realice la ARP y no por lo que
materialmente se encontró probado, es decir, que el
siniestro ocurrió durante la jornada laboral cuando el
trabajador se encontraba cumpliendo órdenes del
empleador, de donde se deduce que el suceso fue repentino,
que sobrevino con ocasión del trabajo y que produjo la
muerte del trabajador.

Por lo tanto, es claro que el Tribunal violó los


preceptos contenidos en el Decreto 1295, el cual define la
referida institución como «todo suceso repentino que

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sobreviene por causa o con ocasión del trabajo», pues en el


caso se acreditaron todos los presupuestos para determinar
la existencia de un accidente de trabajo.

En consecuencia, los cargos prosperan y por tal razón


se casará la sentencia impugnada.

Sin costas en casación dada la prosperidad del cargo.

X. SENTENCIA DE INSTANCIA

Como consideraciones de instancia, además de las


expuestas en casación, se debe anotar que esta Corporación
ha señalado que cuando se configuran los presupuestos de
la noción de accidente de trabajo, la entidad de riesgos
profesionales debe probar la falta de causalidad entre el
siniestro y el ámbito laboral, o de lo contrario se presume la
existencia de un accidente de trabajo. Así, en la sentencia
CSJ SL11152-2017 se expresó:

En el anterior orden de ideas, no es dable predicar error fáctico


manifiesto en el razonamiento del fallador, máxime cuando el
impugnante también se abstiene de presentar alguna
elaboración argumental tendiente a demostrar el origen común
de la muerte. No puede olvidarse que la jurisprudencia de la
Sala de la Corte tiene establecido que cuando el percance
sucede como es aquí el caso, en cumplimiento de labores
subordinadas y bajo las órdenes del empleador, se
configura accidente de trabajo, y si la entidad de riesgos
profesionales o el empleador pretenden liberarse de
responsabilidad deben probar la falta de causalidad entre
el hecho generador del daño y el ámbito laboral, lo cual se
reitera, no hace el recurrente. (Sentencias CSJ SL, 4 abr. 2006,
rad.25986 y CSJ SL, 12 sep. 2006, rad. N° 27924) (Negrillas
fuera del texto).

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En el mismo sentido se pronunció esta Sala en la


sentencia CSJ SL, 17 de agosto de 2011, radicado 38976
cuando manifestó:

En la misma providencia citó jurisprudencia, en la que se ha


dicho, que si el deceso del trabajador ocurre mientras cumple
una actividad subordinada, ha de tenerse “como sucedido con
ocasión del trabajo, y si la entidad de riesgos profesionales
pretendía liberarse de la responsabilidad debía probar la falta
de causalidad.”

Rememoró entonces lo asentado por la Sala en sentencia de 4 de


abril de 2006, radicación N° 25986, en la que se expuso, que si
el Tribunal concluyó que la muerte del trabajador ocurrió
cuando se encontraba laborando y con ocasión del mismo,
le correspondía a “la demandada ARP, (…) probar la falta
de causalidad.

Colofón a lo anterior, es que el Tribunal no pudo cometer el yerro


jurídico que le endilga la censura y por tanto el cargo no prospera
(Negrillas fuera del texto).

En ese orden, se reitera, el siniestro en el que falleció


el señor David John Lawrence Miller correspondió a un
accidente de trabajo en los términos del artículo 9 del
Decreto 1295 de 1994, puesto que así se determinó en la
demanda inicial, en las contestaciones de la demanda, en el
informe de salud ocupacional de la ARP Colmena y en el
documento de «Circunstancias de Fallecimiento», y,
adicionalmente, porque la falta de causalidad entre el hecho
generador del daño y el ámbito laboral no fue probada por
la demandada ARP Colmena.

Así las cosas, una vez determinado que el origen de la


muerte fue profesional, para el reconocimiento de la
prestación debe recordarse lo establecido en el artículo 11
de la Ley 776 de 2002, a saber:

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ARTÍCULO 11. MUERTE DEL AFILIADO O DEL PENSIONADO


POR RIESGOS PROFESIONALES. Si como consecuencia del
accidente de trabajo o de la enfermedad profesional sobreviene
la muerte del afiliado, o muere un pensionado por riesgos
profesionales, tendrán derecho a la pensión de sobrevivientes las
personas descritas en el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, y su
reglamentario.

A su vez, el artículo 47 de la Ley 100 de 1994, vigente


a la fecha indicada reza: «Beneficiarios de la Pensión de
Sobrevivientes. Son beneficiarios de la pensión de
sobrevivientes: […] b). Los hijos menores de 18 años; los
hijos mayores de 18 años y hasta los 25 años, incapacitados
para trabajar por razón de sus estudios y si dependían
económicamente del causante al momento de su muerte […]»

En virtud con lo anterior, se observa que la pensión de


sobrevivientes fue solicitada por Martha Lucía Prieto en
representación de la menor Tiffany Lucía Miller Prieto, en
su calidad de hija del causante tal y como consta en el
registro civil de nacimiento obrante a folio 146.

Por su parte, el artículo 12 de la Ley 776 de 2002,


vigente el 20 de enero de 2005, fecha del fallecimiento del
causante, regula el monto de la pensión de sobrevivientes,
así:

ARTÍCULO 12. MONTO DE LA PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES


EN EL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS PROFESIONALES. El
monto mensual de la pensión de sobrevivientes será, según sea
el caso:
a) Por muerte del afiliado el setenta y cinco por ciento
(75%) del salario base de liquidación;
b) Por muerte del pensionado por invalidez el ciento por ciento
(100%) de lo que aquel estaba recibiendo como pensión.

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Cuando el pensionado disfrutaba de la pensión reconocida con


fundamento en el literal c) del artículo 10 de la presente ley la
pensión se liquidará y pagará descontando el quince por ciento
(15%) que se le reconocía al causante (Negrillas fuera del
texto).

En definitiva, al encontrarse probada la calidad de


beneficiaria de Tiffany Lucía Miller Prieto, la pensión a
reconocer equivale al 75% del salario base de liquidación
del causante, David John Lawrence Miller.

Por lo anterior, se revocará el numeral 1° de la


sentencia del a quo en cuanto condenó a la sociedad
Porvenir S.A. a pagar a la demandante, en representación
de la menor Tiffany Lucía Miller Prieto, la pensión de
sobrevivientes a partir del 20 de enero de 2005, para en su
lugar, absolverla y condenar a la sociedad Riesgos
Profesionales Colmena S.A. Compañía de Seguros de Vida a
pagar la pensión de sobrevivientes de origen profesional a
favor de la señora Martha Lucía Prieto correspondiente a su
menor hija Tiffany Lucía Miller Prieto, a partir del 20 de
enero de 2005 y hasta cuando cumpla la edad y requisitos
para gozar de la misma, junto con los reajustes legales año
por año y las mesadas adicionales.

Acerca de los intereses moratorios, se debe precisar


que los mismos se hacen exigibles por el retardo o retraso
en el pago del beneficio pensional y frente a la fecha de
causación esta Sala ha sentado que es desde cuando la
obligación recibió la reclamación (CSJ, SL, 14 de septiembre
de 2010, radicado 36674 y CSJ SL, 15 de mayo de 2008,

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radicado 3323). Así también lo expresó la Corte en la


sentencia CSJ SL100222-2015:

Pues bien, sea lo primero señalar que tal como lo estableció el ad


quem, el art. 141 de la L. 100/1993 que reguló los intereses de
mora en materia de pensiones, éstos se causan por el retardo en
la cancelación de las mesadas pensionales, a la tasa máxima de
interés mensual moratorio vigente en el momento en que se
efectúe el pago, en consecuencia, la inteligencia que a tal
disposición le dio el Tribunal, está acorde con el genuino y cabal
sentido de la misma.

Empero, la Corte también ha sostenido que el correcto


entendimiento de la referida normativa, consiste en que los
intereses moratorios sólo corren desde que hay mora, esto
es, a partir de la fecha en que el afiliado o beneficiario
solicita, en este caso, al Instituto de Seguros Sociales, el
pago de la prestación y no antes.

En efecto, la Sala ha enfatizado que la fecha en que se hacen


exigibles los citados intereses no es otra que la del retardo o
retraso en el pago de ese beneficio pensional, por lo que se debe
precisar que sólo es dable hablar de retardo cuando los
beneficiarios que se consideran con derecho a una pensión
de sobrevivientes han elevado la respectiva solicitud de
reconocimiento, que es cuando la entidad de seguridad social
ha debido iniciar el trámite para su reconocimiento y su pago y,
además de ello, siempre y cuando se haya incumplido con el
término establecido en la ley para el reconocimiento de la
prestación; mas no desde la fecha de la causación del derecho,
porque su otorgamiento no es de oficio sino a petición de parte
[…] (Negrillas fuera del texto).

En concordancia con lo antes expuesto, y dado que de


los medios probatorios allegados al proceso no puede
desprenderse que la demandante haya realizado la
reclamación ante la ARP Colmena, no podría condenársele
al pago de los intereses moratorios.

Costas en las instancias a cargo de la parte


demandada que resultó vencida.

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XI. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala Laboral, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de la ley, CASA, en cuanto la
entidad responsable del pago de la pensión, la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior de
Medellín, el treinta (30) de junio del dos mil diez (2010), en
el proceso que instauró TIFFANY LUCÍA MILLER PRIETO
representada legalmente por MARTHA LUCÍA PRIETO
CORTÉS, contra la SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE
FONDOS DE PENSIONES Y CESANTÍAS – PORVENIR S.A.
y la sociedad RIESGOS PROFESIONALES COLMENA S.A.
COMPAÑÍA DE SEGUROS DE VIDA – ARP COLMENA
integrada al proceso como litisconsorte necesario como
demandada.

Costas como se indicó en la parte motiva.


En sede de instancia, RESUELVE:

PRIMERO: MODIFICAR la sentencia de primera


instancia y en su lugar condenar a la sociedad RIESGOS
PROFESIONALES COLMENA S.A. COMPAÑÍA DE
SEGUROS DE VIDA – ARP COLMENA a reconocer y pagar
pensión de sobrevivientes, a favor de Tiffany Lucía Miller
Prieto, en calidad de menor hija supérstite del asegurado
David John Lawrence Miller, en la cuantía señalada por el
artículo 11 de la Ley 776 del 2002, a partir del 20 de enero
de 2005, teniendo en cuenta 14 mesadas anuales, con su
respectivo retroactivo.

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SEGUNDO: En este sentido, se debe ABSOLVER a la


ADMINISTRADORA DE FONDOS DE PENSIONES Y
CESANTÍAS PORVENIR S.A. del reconocimiento y pago de la
pensión de sobrevivientes.

TERCERO: ABSOLVER a la compañía RIESGOS


PROFESIONALES COLMENA S.A. COMPAÑÍA DE
SEGUROS DE VIDA – ARP COLMENA del pago de los
intereses moratorios establecidos en el artículo 141 de la
Ley 100 de 1993.

CUARTO: Costas en instancias como se indicó en la


parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

ANA MARIA MUÑOZ SEGURA

OMAR DE JESÚS RESTREPO OCHOA

GIOVANNI FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

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