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El Cristo

del
portón
Frente a la
urbanización
villa
condestable,
en las
casuarinas de
mala, en
plena antigua

De Mala

panamericana sur, apareció en un portón la imagen de nuestro señor Jesucristo, y fue


justamente en jueves santo, en el año 1996.

Los primeros en verlo fueron la señora Isabel cueva y su hijo Ronald, ellos,
desconcertados ante tal aparición fueron a contarlo a su familiares, el pueblo se enteró
y la noticia salió al exterior

Muchos arreglos de flores pudieron observándose fuera del portón

Aunque algunos no lograron verlo, muchos afirmaron que se le podía ver de perfil, que
la cabeza debe medir aproximadamente dos metros de alto por uno de ancho

Desde entonces para los devotos cristianos, este lugar es conocido “el Cristo del
portón”, lugar que es concurrido por fervientes creyente católicos hasta la fecha.

Se cree que esta imagen apareció en una fecha de reflexión para que maleño aumente
su profunda devoción en nuestro señor Jesucristo.

El Pacto del Diablo


En los tiempos remotos, existía en nuestro pueblo, un hombre avaro cuyo oficio era
dedicarse a la pelea de gallos, pero en cierta ocasión, agobiado por los problemas
económico pensó” si tuviera dinero, sería capaz de entregar mi alma al diablo”
Al siguiente día, caminando por la calle, se
encontró con una persona que lo llamo por su nombre
y se autoproclamo “su amigo”. Tras una larga
conversación, le dijo ser el demonio y le ofreció fortuna,
el ganaría todas las peleas de gallos y tendría mucho
dinero, pero…” a cambio vendré en dos años por tu
hijo”, le advirtió y ese fue el pacto.

El hombre disfruto de todos los lujos y escasos meses


de cumplirse el tiempo señalado. Tuvo que contarle
a su esposa.

La madre del joven, ante el temor de perderlo, luego


de llorar desconsoladamente du desgracia, indago
por todos lados una posible solución.

Hasta que la mujer tomo la decisión; minutos antes que se apareciera el hombre, se
desnudó completamente, soltó su larga cabellera que sobrepasaba la altura de su
cadera y la puso hacia adelante, tapando así su órgano genital, al llamando de la
puerta, la entreabrió e invito al individuo a pasar

-¿Qué sucede señora? Pregunto el diablo

-es que me ha salido una herida y me duele mucho.

Pero eso no es problema, yo le puedo curar? dónde está herida?

La mujer levanto su cabellera y el diablo salió espantado, huyo olvidando su promesa,


desde entonces, se cree que el diablo se espanta viendo el órgano sexual de una
persona.

Cuentan que años después, “el gallero” falleció y cuando llegaban con su ataúd al
cementerio, el cajón se puso tan liviano, que parecía que el cadáver había
desaparecido. Se cree que el demonio al no poder llevar a su hijo se lo llevo a él.

La Iglesia de Oro
Cuentan antiguos pobladores que en la faldas de los
cerros que circula a San José del Monte y La
Rinconada, perteneciente al distrito de Mala,
aparecía una hermosa iglesia de oro cuyas puertas
siempre se hallaban abiertas, en su interior se
observa todo bañado en oro, los viajeros al ver tanta
belleza se introducían, para y ni bien cruzaban los umbrales, las puertas se cerraban,
para no volverse abrir, hasta una próxima ocasión.

Muchos afirman que en realidad, esto era obra del demonio, que en busca de más
almas, se valía de artimañas para llevarse más cristianos.

Esto se cuentan hace muchísimos años, será que nunca se supo de esta existencia,
seria tal vez que pocos lo vieron, y si así fue ya no existen para contarlo.

El Anillo
Era una pareja de novios que decidieron casarse a escondidas e irse a vivir aparte ya
que la familia del muchacho no estaba de acuerdo con la relación.

Se refugiaron en una casa que había sido abandonada y el joven fue a su hogar a
retirar sus cosas y sacar víveres de la casa de sus padres. La mujer siempre llevaba
puesta su anillo de matrimonio.

Al pasar los días, las provisiones se iban agotando; así que el joven decidió ir a
escondidas a su cuarto a sacar el poco dinero que tenía, así fue que consiguió una
escalera y aprovechando la oscuridad logro ingresar a su cuarto por el techo. El padre
que había oído ruidos extraños, cogió su escopeta decidió ir ver que sucedía al cuarto
de su hijo y confundiéndolo con un ladrón le disparo perforándole el cuello matándolo.

Cuando el padre encendió la luz quedo atónito al ver que era su propio hijo a quien
había asesinado. Le hicieron una misa y velaron su cuerpo.

A la noche siguiente, el joven (que en realidad era un alma) fue llevándole dinero a la
mujer.

La esposa le dio café para que bebieran juntos y vio que el agua se vaciaba por el
agujero que tenía en su cuello. La mujer acerco la vela y se sorprendió al percatarse
que no era su esposo si no una calavera.

Desesperada, salió corriendo rumbo a la iglesia pero el alma iba detrás, gritando,:
“devuelve el anillo”; al llegar, la mujer le contó lo sucedido al sacerdote y cerraron la
iglesia ; el alma seguía gritando;”!devuelve el anillo!”, entonces el padre bendijo la
sortija y le dijo; “será mejor que se lo devuelvas, hija”, la mujer intentó en vano
sacarse el anillo, entonces tuvo que sacar el dedo por la rendija de la puerta; así el
alma se llevó el anillo son todo su dedo.

Tiempo después la mujer falleció por una fuerte infección que le dio en la mano y por el
gran susto que paso.

El Tesoro Escondido
En la época virreinal, cobraban tributos (un pago al virrey) que eran transportados por
animales de carga. Durante este transporte, había que cruzar una cueva, pero unos
bandoleros se quedaban con todo el oro y la plata que se transportaban. Así
acumularon gran riqueza.
Era un misterio donde lo guardaban. Pero
existían misteriosas cavernas que podían utilizar para
guardar sus robos y guarecerse y esconderse de los
gendarmes.

Ahora que ha pasado mucho tiempo, en una huerta


(chacra: terreno de cultivo), existen aún esos
túneles que nadie sabe dónde acaban. Unos dicen
por Cerro Azul (un distrito de Cañete), otros dicen que
llevan a un cuarto donde guardan una cruz de oro
bañada en todo tipo de piedras preciosas.

Nadie se atreve a pasar puesto que se dice q hay


un toro (buey) vigilando el túnel. Se cree que es un
demonio que vigila que nadie toque lo que él tomó por su posesión.

El cuarto de los castigos


Cuentan la tradición maleña que la
historia del cuarto de los castigos se dio
en la época colonial, cuando los
esclavos eran sometidos a trabajos
forzados por los españoles.

En la antigua desmotadora de la
Rinconada existe un túnel que
conecta con el poco conocido
“cuarto de los castigos”. Este queda
en una casona donde hay ocho
cuartos y en uno de ellos es donde los
conquistadores castigaban a los
esclavos que se rebelaban: que no querían trabajar por cansancio y aquellas que
trataban de escaparse.

En este lugar, los encerraban, los amarraban de los brazos y azotaban; si su rebeldía
persistía lo dejaban hasta los últimos días de su vida; de lo contrario, los hacían
descansar unas horas y tenían que regresar a su puesto de trabajo. Por temor a que
aquel lugar se oiga cualquier tipo de ruidos extraños, tas la muerte de muchas
personas, los propietarios del lugar han mandado bendecir esta habitación

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