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La aventura
de ser maestro
José M. Esteve*

identidad profesional, historias de aula, profesor

Tras veinticinco años de recorrido una alta valoración de mi trabajo, la alegría por
profesional, el autor afirma que haber escapado a la rutina convirtiendo cada clase
se aprende a ser profesor por ensayo en una aventura y en un reto intelectual.
y por error. En el camino deben Pensar y sentir
sortearse distintas dificultades, El camino y la meta me los marcó Unamuno en
como elaborar tu propia identidad una necrológica de Giner de los Ríos, leída por
profesional, dominar las técnicas azar en el Boletín de la Institución Libre de En-
básicas para ser un buen interlocutor, señanza: «Era tan hombre y tan maestro, y tan po-
resolver el problema de la disciplina y co profesor —el que profesa algo—, que su pen-
samiento estaba en continua y constante marcha,
adaptar los contenidos al nivel mejor aún, conocimiento... y es que no escribía
de conocimiento del alumnado. lo ya pensado, sino que pensaba escribiendo co-
mo pensaba hablando, pensaba viviendo, que era
su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir».
a enseñanza es una profesión ambivalen- «Era su vida pensar y sentir y hacer pensar y

L te. En ella te puedes aburrir soberana-


mente, y vivir cada clase con una pro-
funda ansiedad; pero también puedes estar a
gusto, rozar cada día el cielo con las manos, y
sentir»... Miguel de Unamuno y su preocupación
por enlazar pensamiento y sentimiento... Nunca
encontré una mejor definición del magisterio:
dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer
vivir con pasión el descubrimiento que, en cada pensar y sentir; ambas cosas juntas. Casi todos los
clase, hacen tus alumnos. colegas que escriben a continuación coinciden en
Como casi todo el mundo, yo me inicié en la este punto. Mari Carmen Díez expresa así su visión
enseñanza con altas dosis de ansiedad; quizás por- actual de la enseñanza: «Ahora entiendo la escue-
que, como he escrito en otra parte, nadie nos en- la como un sitio adonde vamos a aprender, don-
seña a ser profesores y tenemos que aprenderlo de compartimos el tiempo, el espacio y el afecto
nosotros mismos por ensayo y error. Aún me con los demás; donde siempre habrá alguien para
acuerdo de mi primer día de clase; toda mi segu- sorprenderte, para emocionarte, para decirte al
ridad superficial se fue abajo al oír una voz feme- oído algún secreto magnífico». Fernando Corbalán,
nina a mi espalda: «¡Qué cara de crío! ¡A éste nos tras hablarnos de que en clase tenemos que divertir-
lo comemos!». Aún me acuerdo de mi miedo a nos, buscar el ansia de saber y propiciar una atmós-
que se me acabara la materia que había preparado fera de investigación, concluye: «Y no se piense que
para cada clase, a que un alumno me hiciera pre- sólo se abre la mente a los alumnos. También la del
guntas comprometidas, a perder un folio de mis profesor se expande y se llena de nuevos matices y
apuntes y no poder seguir la clase... Aún me acuer- perspectivas más amplias, y funciona la relación en-
do de la tensión diaria para aparentar un serio aca- riquecedora con los dos sentidos. Mi experiencia, al
demicismo, para aparentar que todo estaba bajo menos, me dice que algunos de los juegos y proble-
control, para aparentar una sabiduría que estaba mas con los que he disfrutado, y que sigo utilizan-
lejos de poseer... do, han tenido su origen en la dinámica de la cla-
Luego, con el paso del tiempo, corrigiendo erro- se... Y cuando se crea esa atmósfera mágica en
res y apuntalando lo positivo, pude abandonar las clase, con los fluidos intelectuales en movimien-
apariencias y me gané la libertad de ser profesor: la to, pocas actividades hay más placenteras».
libertad de estar en clase con seguridad en mí mis- Hace tiempo, descubrí que el objetivo es ser
mo, con un buen conocimiento de lo que se pue- maestro de humanidad. Lo único que de verdad
de y lo que no se puede hacer en clase; la libertad importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos
de decir lo que pienso, de ensayar nuevas técnicas y a entender el mundo que les rodea. Para ello,
para explicar un tema, de cambiar formas y modi- no hay más camino que rescatar, en cada una de
ficar contenidos. Y con la libertad llegó la alegría: nuestras lecciones, el valor humano del conoci-
la alegría de sentirme útil a los demás, la alegría de miento. Todas las ciencias tienen en su origen a

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JUAN CARLOS TRIGO.


JESÚS ESPÍN.

DOMINGO MORENO.

CARLOS GÁLVEZ.
un hombre o una mujer preocupados por desen- preguntarme qué sentido tiene el que yo me pon- El
trañar la estructura de la realidad. Alguien, alguna ga ante un grupo de alumnos para hablar de esos aprendizaje
vez, elaboró los conocimientos del tema que ex- contenidos, qué les voy a aportar, qué espero con- debe
plicas, como respuesta a una preocupación vital. seguir. Y luego, cómo conectar lo que ellos saben, construirse
Alguien, sumido en la duda, inquieto por una lo que han vivido, lo que les puede preocupar, con
en una
nueva pregunta, elaboró los conocimientos del te- los nuevos contenidos que voy a introducir. Por úl-
ma que mañana te toca explicar. Y ahora, para ha- timo me lanzo un reto: me tengo que divertir ex- atmósfera de
cer que tus alumnos aprendan la respuesta, no tie- plicándolo, y esto es imposible si cada año repito la cordialidad.
nes otro camino más que rescatar la pregunta ori- explicación del tema como una salmodia, con la
ginal. No tiene sentido dar respuestas a quienes misma gracia en el mismo sitio y los mismos ejem-
no se han planteado la pregunta; por eso, la tarea plos. Llevo veinticinco años oyéndome explicar los
del docente es recuperar las preguntas, las inquie- temas, en algunas ocasiones, repitiéndolos dos o
tudes, el proceso de búsqueda de los hombres y tres veces en distintos grupos; he calculado que me
las mujeres que elaboraron los conocimientos que jubilo el año 2021 y estoy seguro de que moriré
ahora figuran en nuestros libros. La primera tarea de aburrimiento si me oigo año tras año repitien-
es crear inquietud, descubrir el valor de lo que va- do lo mismo, con mis papeles cada vez más ama-
mos a aprender, recrear el estado de curiosidad en rillos y los rebordes carcomidos. La renovación
el que se elaboraron las respuestas. Para ello hay pedagógica, para mí, es una forma de egoísmo:
que abandonar las profesiones de fe en las respues- con independencia del deseo de mejorar el apren-
tas ordenadas de los libros, hay que volver las mira- dizaje de mis alumnos, la necesito como una for-
das de nuestros alumnos hacia el mundo que nos ma de encontrarme vivo en la enseñanza, como
rodea y rescatar las preguntas iniciales obligándoles un desafío personal para investigar nuevas formas
a pensar. de comunicación, nuevos caminos para hacer
Cada día, antes de explicar un tema, necesito pensar a mis alumnos... «Pensaba hablando, pen-

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saba viviendo, que era su vida pensar y sentir y ha- evitar»; pero nadie les ha explicado, desde el pun-
cer pensar y sentir»... Desde esta perspectiva, la to de vista práctico, cómo actuar, cómo enfocar los
enseñanza recupera cada día el sentido de una problemas de forma positiva y cómo eludir las difi-
aventura que te rescata del tedio y del aburri- cultades más comunes. Han aprendido contenidos
miento, y entonces encuentras la libertad de ex- de enseñanza, pero no saben cómo organizar una
presar en clase algo que te es muy querido. Inme- clase, ni cómo ganarse el derecho a hacerse oír. Así,
diatamente recibes la respuesta: cien alumnos pican se les ha repetido hasta la saciedad la importancia
el anzuelo de tu palabra y ya puedes dejar correr el de la motivación para el aprendizaje significativo
sedal, modulas el ritmo de tu explicación a la fre- —«el buen profesor debe motivar a sus alum-
cuencia que ellos emiten con sus gestos y sus pre- nos»—, pero nadie se ha preocupado de que apren-
guntas, y la hora se pasa en un suspiro —también dieran de forma práctica diez técnicas específicas de
para ellos—. Y entonces descubres la alegría: ese motivación. Pese a que una de las principales tareas
momento de magia te recompensa las horas de es- que desarrollar en su trabajo será la enseñanza de la
tudio y te hace sentirte útil en la enseñanza. lectura y la escritura, muy pocas diplomaturas de
No hay mejor regalo de los dioses que encon- maestro incluyen un curso de lectoescritura, mien-
trar un maestro. A veces tenemos la fortuna de tras que es frecuente que se dediquen cursos ente-
encontrar a alguien cuya palabra nos abre hori- ros al aprendizaje de la fonética.
zontes antes insospechados, nos enfrenta con no- Por estos caminos, al llegar al trabajo práctico
sotros mismos rompiendo las barreras de nuestras en la enseñanza, el profesor novato se encuentra
limitaciones; su discurso rescata pensamientos pre- con que tiene claro el modelo de profesor ideal,
sentidos que no nos atreveríamos a formular, e pero no sabe cómo hacerlo realidad. Tiene claro
inquietudes latentes que estallan con una nueva lo que debería hacer en clase, pero no sabe cómo
luz. Y, curiosamente, no nos sentimos humilla- hacerlo. El choque con la realidad dura dos o tres
dos por seguir el curso de un pensamiento ajeno; años; en ellos el profesor novato tiene que solu-
por el contrario, su discurso nos libera y nos en- cionar los problemas prácticos que implica entrar
sancha creando en nosotros un juicio paralelo con en una clase, cerrar la puerta y quedarse a solas con
el que reestructuramos nuestra forma de ver la rea- un grupo de alumnos.
lidad; y luego, extinguida la palabra, aún encon- En este aprendizaje por ensayo y error, uno de
tramos los ecos que rebotan en nuestro interior los peores caminos es el de querer responder al re-
obligándonos a ir más allá, a pensar por nuestra trato robot del «profesor ideal»; quienes lo inten-
cuenta, a extraer nuevas conclusiones que no es- tan descubren la ansiedad de comparar, cada día,
taban en el discurso original. Éste es el objetivo: las limitaciones de una persona de carne y hueso
ser maestros de humanidad... a través de las mate- con el fantasma etéreo de un estereotipo ideal.
rias que enseñamos, o quizás, a pesar de las materias Desde esta perspectiva, si las cosas salen mal es
que enseñamos; recuperar y transmitir el sentido porque yo no valgo, porque yo no soy capaz de
de la sabiduría; rescatar para nuestros alumnos, de dominar la clase; y, de esta forma, los profesores
entre la maraña de la ciencia y la cultura, el senti- novatos se cuestionan a sí mismos y, a veces, cor-
do de lo fundamental permitiéndoles entenderse tan los canales de comunicación con los compañe-
a sí mismos y explicar el mundo que les rodea. ros que podrían ayudarles: ¿Cómo reconocer ante
otros que yo tengo problemas en la enseñanza, si el
Las dificultades «buen profesor» no «debe» tener problemas en cla-
He hablado de mis precarios inicios en la enseñan- se? Como señala el artículo de Fernández Cruz, la
za, y de mi visión actual tras veinticinco años de re- identidad profesional se alcanza tras consolidar un
corrido profesional; pero, para ayudar a otros a repertorio pedagógico y tras un período de especia-
recorrer el mismo camino, tengo ahora que hablar lización, en el que el profesor novato tiene que vol-
del proceso intermedio e, inevitablemente, de las ver a estudiar temas y estrategias de clase, ahora des-
dificultades que hay que sortear. de el punto de vista del profesor práctico y no del
estudiante de magisterio.
Identidad profesional Entre los profesores de Secundaria, el proble-
El primer problema consiste en elaborar tu propia ma de la identidad profesional es mucho más gra-
identidad profesional. Esto implica cambiar tu men- ve. Como señalaba Fernando Corbalán: «La in-
talidad, desde la posición del alumno que siempre mensa mayoría de los profesores de Secundaria
has sido hasta descubrir en qué consiste ser profe- nunca tuvimos una vocación clara de enseñantes...
sor. Y aquí aparecen los primeros problemas, por- Estudiamos una carrera para otra cosa (matemático
que hay enseñantes que no aceptan el trabajo de ser profesional, químico, físico...)». En efecto, nuestros
profesor. Las dificultades de los profesores de Pri- profesores de Secundaria se forman en unas faculta-
maria suelen ser distintas a las de los profesores de des universitarias de Ciencias y Letras que, ni por
Secundaria. asomo, pretenden formar profesores. En ellas pre-
Entre los de Primaria el peor problema es la idea- domina el modelo del investigador especialista.
lización: la formación inicial que han recibido sue- Como resultado de este modelo, el profesor que
le repetir con insistencia lo que el buen profesor llega al instituto para explicar geografía e historia,
«debe hacer», lo que «debe pensar» y lo que «debe y, con un poco de mala suerte un curso suelto de

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ética, se identifica a sí mismo como «medievalis- colgados. Y además, hasta el fin de sus días, vivirán
ta», ya que, durante los últimos cinco años de su la enseñanza rumiando la afrenta de que la socie-
vida, la Universidad le ha insistido en la necesidad dad les obligue a abandonar el Olimpo de su in-
de estudiar paleografía, epigrafía y numismática, vestigación para mantener contacto con un grupo
latín y árabe para acceder a los documentos me- de adolescentes.
dievales, y le ha iniciado en el trabajo de archivo, Por contra, algunos profesores consiguen estar a
centrándole en una época histórica muy determi- gusto en su trabajo, y descubren que esto requiere,
nada y permitiéndole olvidar el resto de la histo- necesariamente, una actitud de servicio hacia los
ria. Al parecer, nadie se ha puesto a pensar en el alumnos, el reconocimiento de la ignorancia como
problema de identidad que sobreviene a nuestro el estado inicial previsible, aceptar que la primera
medievalista cuando se enfrenta a una clase bulli- tarea es encender el deseo de saber, aceptar que el
ciosa de treinta adolescentes en una zona rural o trabajo consiste en reconvertir lo que sabes para
en un barrio conflictivo. El sentimiento de error hacerlo accesible a un grupo de adolescentes... Un
y de autoconmiseración se apodera de nuestro viejo maestro me decía que enseñar al que no sa-
nuevo profesor. Él es un investigador, un medie- be está catalogado, oficialmente, entre las obras de
valista, ha pasado dos veranos en el archivo de Si- misericordia; y, en efecto, hace falta un cierto sen-
mancas preparando su tesina entre documentos tido de la humildad para aceptar que tu trabajo con-
originales que él es capaz de descifrar... ¿Por qué siste en estar a su servicio, en responder a sus pre-
le obligan ahora a enseñar historia general, que no guntas sin humillarlos, en esperar algunas horas
es lo suyo, y de paso geografía y ética? Y, además, en tu despacho por si alguno quiere una explica-
descubre horrorizado que los alumnos no tienen ción extra, en buscar materiales que les hagan ase-
el menor interés por la historia, y que temas cla- quible lo esencial, y en recuperar lagunas de años
ve de su especialidad —como el apasionante tema anteriores para permitirles acceder a los nuevos co-
de su tesina— se despachan con dos párrafos en el nocimientos. Lo único verdaderamente importan-
libro de texto. te son los alumnos. Esa enorme empresa que es la
Para colmo, nuestro futuro profesor de Secun- enseñanza no tiene como fin nuestro lucimiento
daria se da cuenta de que no sabe cómo organi- personal; nosotros estamos allí para transmitir la
zar una clase, cómo lograr un mínimo orden que ciencia y la cultura a las nuevas generaciones, para
permita el trabajo y cómo ganarse la atención de transmitir los valores y las certezas que la humani-
los alumnos. Aquí, el problema de perfilar una dad ha ido recopilando con el paso del tiempo, y
identidad profesional estable requiere un autén- advertir a las nuevas generaciones del alcance de
tico proceso de reconversión, en el que el ele- nuestros grandes fracasos colectivos. Ésa es la tarea
mento central consiste en comprender que la con la que hemos de llegar a identificarnos.
esencia del trabajo del profesor es estar al servicio
del aprendizaje de los alumnos. ¡Qué duro le re- Comunicación e interacción
sulta a la mayor parte de nuestros profesores de El segundo problema por solucionar para ganarse
Secundaria y de Universidad comprender esto! la libertad de estar a gusto en clase hace referencia
Ellos son investigadores, especialistas, químicos a nuestro papel de interlocutor. Un profesor es un
inorgánicos o físicos nucleares, medievalistas o comunicador, es un intermediario entre la ciencia
arqueólogos... ¿Por qué van ellos a rebajar sus ni- y los alumnos, que necesita dominar las técnicas
veles?, gritan exaltados, y ello significa, en la prác- básicas de la comunicación. Además, en la mayor
tica, que dan clases para dos o tres privilegiados, parte de los casos, las situaciones de enseñanza se
mientras el resto de los alumnos van quedando des- desarrollan en un ámbito grupal, por lo que exigen

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de los profesores un dominio de las técnicas de su negación más radical. Entonces, el profesor
comunicación grupal. Por tanto, ese proceso de descubre que debe atender otras tareas distintas a
aprendizaje inicial, que ahora se hace por ensayo y las de enseñar: tiene que definir funciones, deli-
error, implica entender que una clase funciona co- mitar responsabilidades, discutir y negociar los
mo un sistema de comunicación e interacción. sistemas de trabajo y de evaluación hasta conse-
Una buena parte de las ansiedades y los proble- guir que el grupo trabaje como tal. Y esto requie-
mas de los profesores debutantes se centran en ese re una atención especial, a la que también hay que
ámbito formal de lo que se puede y lo que no se dedicar un cierto tiempo. El razonamiento y el
puede decir o hacer en una clase. El profesor nova- diálogo son las mejores armas, junto con el con-
to descubre enseguida que, además de los conteni- vencimiento de que los alumnos no son enemigos
dos de enseñanza, necesita encontrar unas formas de quienes te tienes que defender. Mi experiencia
adecuadas de expresión, en las que los silencios me dice que los alumnos son seres esencialmente
son tan importantes como las palabras, en las que razonables; es posible que, si te dejas, intenten lle-
el uso de una expresión castiza puede ser simpáti- varte al huerto y bajar algo tus niveles de exigen-
ca o hundirnos en el más espantoso de los ridículos. cia, pero si la razón te asiste y en ella fundas tu
El problema no consiste sólo en presentar correcta- propia seguridad, los alumnos saben descubrir
mente nuestros contenidos, sino también en saber muy bien cuáles son los límites.
escuchar, en saber preguntar y en distinguir clara-
mente el momento en que debemos abandonar la Contenidos y niveles
escena. Para ello hay que dominar los códigos y los Por último, nos queda el problema de adaptar los
canales de comunicación, verbales, gestuales y au- contenidos de enseñanza al nivel de conocimientos
diovisuales; hay que saber distinguir los distintos de los alumnos. El profesor novato tiene que en-
climas que crean en el grupo de clase los distin- tender que ha dejado la Universidad, tiene que des-
tos tonos de voz, etc. prenderse de los estilos académicos del investiga-
Los profesores experimentados saben qué lugar dor especialista, y adecuar su enfoque de los co-
físico deben ocupar en una clase, dependiendo de nocimientos para hacerlos accesibles a su grupo
lo que ocurra en ella; saben interpretar las señales de clase. Yo también protesto por el bajo nivel
gestuales que emiten los alumnos para regular el con el que me llegan mis alumnos, pero protestar
ritmo de clase, y el dominio de éstas y otras habi- no sirve de nada; tienes los alumnos que tienes, y
lidades de comunicación requiere entrenamien- con ellos no hay más que una alternativa: o los en-
to, reflexión y una constante actitud de autocríti- ganchas en el deseo de saber, o los vas dejando ti-
ca para depurar nuestro propio estilo docente. Al rados conforme avanzas en tus explicaciones. Hay
final, conseguimos ser dueños de nuestra forma de quien, en salvaguarda del nivel de enseñanza, adop-
estar en clase, conseguimos comunicar lo que exac- ta la segunda opción; pero a mí siempre me ha pa-
tamente queremos decir, y logramos mantener una recido el reconocimiento implícito de un fracaso;
corriente de empatía con nuestros alumnos. quizás porque, como dije antes, hace tiempo que
descubrí que, en cualquier asignatura, lo único im-
Disciplina portante es ser maestro de humanidad.
Otro obstáculo serio por superar, quizás el que
genera en los novatos la mayor ansiedad, es el El orgullo de ser profesor
problema de la disciplina. En realidad, es un pro- Y ahora, ya, el tiempo corre en mi contra. No es-
blema muy unido a nuestros sentimientos de se- pero nada nuevo del futuro: he hecho lo que quería
guridad y a nuestra propia identidad como profe- hacer, y estoy donde quería estar. Es posible que
sores. En este tema he visto de todo: desde colegas mucha gente piense que ser profesor no es algo
que entran el primer día en clase pisando fuerte, socialmente relevante, pues nuestra sociedad sólo
con aires de matón de barrio, porque alguien les ha valora el poder y el dinero; pero a mí me queda el
dado el viejo consejo de que no pueden sonreír has- desafío del saber y la pasión por comunicarlo. Me
ta Navidad, hasta colegas desprotegidos e indefen- siento heredero de treinta siglos de cultura, y res-
sos incapaces de soportar el más mínimo conflicto ponsable de que mis alumnos asimilen nuestros
personal. Entre esos dos extremos que van desde la mejores logros y extraigan consecuencias de nues-
indefensión hasta las respuestas agresivas, el profesor tros peores fracasos. Y, junto a mí, veo a un nutri-
tiene que encontrar una forma de organizar a la cla- do grupo de colegas, en las zonas rurales más apar-
se para que trabaje con un orden productivo. Y, en tadas y en los barrios más conflictivos, orgullosos de
cuanto comienza a hacerlo, descubre que esto tam- ser profesores, trabajando día a día por mantener en
poco se lo han enseñado. Se supone que el «buen nuestra sociedad los valores de la cultura y el pro-
profesor» debe saber organizar la clase, pero en po- greso... Entre ellos hay valiosos maestros de huma-
cas ocasiones se le ha contado al futuro profesor nidad: hombres y mujeres empeñados en enseñar a
dónde está la clave para que el grupo funcione sin sus alumnos a enfrentarse consigo mismos desde la
conflictos. Educación Infantil hasta la Universidad. w
El viejo supuesto según el cual «para enseñar
una asignatura lo único realmente importante es * José M. Esteve es catedrático de Teoría de la Educación,
de la Universidad de Málaga.
dominar su contenido» encuentra en este campo

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