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TRAVESÍAS EN

ANTROPOLOGÍA FÍSICA
Homenaje a Carlos Serrano por 50 años
de actividad científica y docente
TRAVESÍAS EN
ANTROPOLOGÍA FÍSICA
Homenaje a Carlos Serrano por 50 años
de actividad científica y docente

José Luis Fernández Torres


Fernando Ruiz Velasco Muñoz
Gabriel González Loyola
editores

Universidad Nacional Autónoma de México


Instituto de Investigaciones Antropológicas
2022
Catalogación en la publicación UNAM. Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digi-
tales de Información

Nombres: Fernández Torres, José Luis, editor. | Ruiz Velasco Muñoz, Fernando, editor. |
González-Loyola, Gabriel, editor.
Título: Travesías en antropología física : homenaje a Carlos Serrano por 50 años de
actividad científica y docente / José Luis Fernández Torres, Fernando Ruiz Velasco
Muñoz, Gabriel González Loyola, editores.
Otros títulos: Homenaje a Carlos Serrano por 50 años de actividad científica y docente.
Descripción: Primera edición. | Ciudad de México : Universidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2022.
Identificadores: LIBRUNAM 2168101 | ISBN. 978-607-30-7034-8
Temas: Serrano Sánchez, Carlos, 1942- -- Entrevistas. | Antropólogos -- México -- Entrevistas.
| Antropología física -- Investigación.

Clasificación: LCC GN21.S477.T73 2022 | DDC 301.092—dc23

Primera edición: 2022


Término de la edición: Noviembre 2022

D.R. © 2022 Universidad Nacional Autónoma de México


Ciudad Universitaria, Coyoacán, Ciudad de México, 04510
Instituto de investigaciones antropológicas
www.iia.unam.mx

ISBN: 978-607-30-7034-8

Portada: fotografías de Carlos Serrano y diseño de Arantza Castillo

Todos los manuscritos presentados para su publicación en el Instituto de Investigaciones Antro-


pológicas de la UNAM, son sometidos a un riguroso proceso de dictaminación bajo el principio
de doble ciego y de acuerdo al Reglamento del Comité Editorial: http://www.iia.unam.mx/
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Derechos reservados conforme a la ley


Impreso y hecho en México/Printed and made in Mexico
Índice

Presentación.............................................................................................13

Parte I
L a antropología física: ciencia y contexto
del proyecto de vida de C arlos Serrano

Motivación, periplo y entorno académico. De moneda


16 a Ciudad Universitaria con escala en París..................................19
José Luis Fernández Torres, Fernando Ruiz Velasco Muñoz
y Gabriel González Loyola

Un viejo caso de manejo administrativo


amañado en el sureste mexicano.........................................................41
Florencia Peña Saint Martin

A nálisis bibliométrico de la obra de C arlos Serrano. .................. 65


Carlos Alberto Mondragón Colín

Parte II
L a antropología física con C arlos Serrano

Primatología

A ntropología y primatología.............................................................. 89
Carlos Serrano Sánchez

A lgunos aspectos del desarrollo de la investigación


paleoprimatológica. .............................................................................. 99
José Luis Fernández Torres
¿Qué hay en tu mochila de campo?:
A ntropología y primatología.............................................................115
Diana Platas Neri

C aminando con Ardi hacia la humanidad........................................131


Abigail Martínez Pérez

Evolución humana

El proceso de hominización:
un tema básico de antropología física. ............................................149
Carlos Serrano Sánchez

El proceso de hominización.................................................................157
Jorge Alfredo Gómez-Valdés

El modelo panafricano del origen


de Homo sapiens necesita “más Á frica”................................................183
Alejandro Terrazas Mata

L a sinaptogénesis, factor de la antropogénesis.............................199


Gabriel González Loyola

Prehistoria de México

Paleopatología de los primeros pobladores de México................221


Carlos Serrano Sánchez

L a etapa cazadora en el norte del estado de Veracruz.


Un enfoque multidisciplinario...........................................................237
Margarita Meza Manzanilla, Gianfranco Cassiano Verde,
Ana María Álvarez Palma y Serafín Sánchez Pérez

Variación en la morfología craneofacial de los primeros


grupos humanos en M éxico. Un aporte a la prehistoria
mesoamericana. ......................................................................................301
Rocío Hernández Flores
Enfoques históricos de la antropología
física en M éxico

L a ciencia decimonónica y los albores


de la antropología física en M éxico.................................................327
Carlos Serrano Sánchez

L a anomalía como uno de los ejes reflexivos


de la historia de la antropología física mexicana........................341
José Luis Vera Cortés

R eseña histórica de la antropología física en Puebla. ................353


Zaid Lagunas Rodríguez

M esoamérica en las investigaciones


bioantropológicas de M éxico

Pertinencia del concepto de M esoamérica en las


investigaciones bioantropológicas de M éxico. ..............................377
Carlos Serrano Sánchez

A portes de la historia a la antropología física: el caso


del matlazahuatl de 1736 en la Nueva España................................. 385
Sandra Elena Guevara Flores

El caso de los decapitados en Teopancazco, Teotihuacán......... 407


Luis Adrián Alvarado Viñas

Paleodemografía mesoamericana

L a población prehispánica de Cholula:


tipo físico y aspectos paleodemográficos.........................................419
Carlos Serrano Sánchez

L a paleodemografía en la antropología física. ............................ 425


Lourdes Márquez Morfín, Patricia Olga Hernández Espinoza
y Geraldine Granados Vázquez
Crecimiento y desarrollo

El crecimiento infantil en algunas


comunidades mayas de Quintana Roo................................................455
Carlos Serrano Sánchez

Actividades sedentarias, salud y aptitud física


en adolescentes de la Ciudad de M éxico. ........................................471
Ma. Eugenia Peña Reyes, Citlali González Álvarez y Oscar García Gómez

El crecimiento humano: miradas recientes


desde la antropología física.............................................................. 485
Martha Beatriz Cahuich Campos

A spectos antropológicos de la población mexicana


contemporánea

H acia una perspectiva bioantropológica


de la sociedad mexicana.......................................................................501
Carlos Serrano Sánchez

L as poblaciones contemporáneas: nuevas miradas


en las tesis de antropología física de la escuela
nacional de antropología e historia................................................ 517
Anabella Barragán Solís

El estudio de los dermatoglifos en el campo


antropológico. Un acercamiento desde
la antropología física..........................................................................531
Miriam García-Cuevas y Bernardo Robles Aguirre

Diferencias en el envejecimiento de la población


indígena y afrodescendiente mexicana en contextos
rurales y semirrurales.........................................................................557
José Luis Castrejón Caballero y Rosa Estela García Chanes
Continuidad y cambio en la población maya

Unidad y diversidad de los pueblos mayas. .......................................595


Carlos Serrano Sánchez

Patrones actuales de la reproducción biológica de


los mayas en localidades urbanas y rurales de M éxico............... 603
Allan Ortega Muñoz y Angélica González Oliver

Estudios de modificaciones dentales:


el área maya. ...........................................................................................627
Fernando Ruiz Velasco Muñoz

A ntropología física forense

Un sistema automatizado de identificación de rasgos


faciales (retrato hablado) para la población mexicana. ........... 649
Carlos Serrano Sánchez

Identificación facial humana. ............................................................661


María Villanueva Sagrado y Arodi Farrera

L a cara oculta del mexicano...............................................................673


Lilia Escorcia Hernández

Delimitación conceptual de la población humana

Prolegómenos a “El concepto de población”


de C arlos Serrano. .............................................................................. 695
José Luis Fernández Torres, Fernando Ruiz Velasco Muñoz
y Gabriel González Loyola

El concepto de población................................................................... 699


Carlos Serrano Sánchez

Colaboradores. .....................................................................................707
Variación en la morfología craneofacial
de los primeros grupos humanos en México.
Un aporte a la prehistoria mesoamericana
Rocío Hernández Flores

Introducción

En México, el hallazgo de restos humanos prehistóricos ha sido hasta


cier­to punto escaso. A más de un siglo, se han recuperado alrededor de
sesenta restos esqueléticos de los primeros pobladores del país. Si bien
en limitado número, su estudio y análisis han sido fundamentales para
tratar de entender la dinámica poblacional y el impacto que ha tenido
sobre los rasgos fenotípicos de la población que ha habitado el área de
Mesoamérica.
A la fecha han sido varias las obras que intentan resolver preguntas
sobre el origen y continuidad de las poblaciones mesoamericanas y, en
menor número, los estudios que abarcan desde tiempos prehistóricos. No
obstante, a pesar de que hasta hace un par de décadas este tema se en-
contraba poco explorado, uno de los trabajos que destacan por su sentido
diacrónico sobre la morfología craneal desde los primeros grupos humanos
hasta los prehispánicos de esta región, es el artículo Pertinencia del concepto de
Mesoamérica en las investigaciones bioantropológicas en México del doctor Carlos
Serrano Sánchez, publicado en 1990.
En dicho trabajo se describen los principales rasgos fenotípicos que
caracterizaban, hasta ese momento, los restos de los antiguos po­bla­do­
res de México, respecto a los grupos tardíos de la época prehispánica.
Además de una descripción de la morfología craneal de las poblaciones
antiguas, el autor conjetura sobre los posibles fenómenos que debieron
influir en el proceso de cambio. De esta manera, sugiere que la transición
de la caza-recolección hacia la agricultura no sólo tuvo un impacto en la
economía y las relaciones sociales al hacerse éstas más complejas, sino
también en el desarrollo de un nuevo perfil morfológico: el acortamiento
302 Rocío H ernández F lores

del cráneo (en sentido anteroposterior).1 En este sentido, no descarta


la influencia de factores microevolutivos en la diferenciación biológica.
Ahora bien, con la aparición de nuevos hallazgos prehistóricos, parte
del conocimiento que se tenía hasta hace poco más de 10 años en torno a
la morfología craneofacial se ha transformado. Como se verá en este texto,
son varios los restos humanos que no comparten los rasgos fenotípicos que
tiempo atrás se describieron para los más antiguos habitantes, no sólo de
México, sino de todo el continente.
De esta manera, en el presente artículo se exponen datos de lo que
hasta hoy en día se conoce sobre la variación de la morfología craneofacial
de los primeros pobladores de México. Se iniciará con una breve conside-
ración sobre el concepto de prehistoria y el uso de algunos otros concep-
tos culturales que caracterizan, en términos cronológicos, los hallazgos
antiguos. Enseguida se discuten los vestigios esqueléticos recuperados, su
antigüedad y los estudios realizados en ellos.

Concepto de prehistoria

Hace referencia a una etapa cultural en la cual se carece de documenta-


ción escrita, crónicas históricas o leyendas que ayuden de manera directa
o indirecta a reconstruir el pasado de las poblaciones (Aveleyra 1950).
Hasta hace algunos años se usaban dos eventos como límite para diferen-
ciar entre prehistoria e historia: la agricultura y el uso de barro cocido
para la elaboración de cerámica. Sin embargo, se trata de dos sucesos
plenamente culturales y que no se dieron de manera simultánea en todo
el continente. Esto ha llevado a cuestionar en los últimos años algunos de
los conceptos referentes a la prehistoria en México, como son los términos
“precerámico”, “arcaico” o “temprano”, puesto que han llevado a generalizar
todos los hallazgos antiguos como parte de un solo periodo cronológico
bastante extenso, cuando en realidad existen hallazgos que, si bien son
prehistóricos, no todos corresponden al mismo periodo cronológico y de

Hecho que no sólo está registrado en América. En el Viejo Mundo, los cambios ocu-
1

rridos en la forma del cráneo también se han asociado con la transformación de las
estrategias socioeconómicas; al pasar de ser sociedades cazadoras-recolectoras a producir
sus propios alimentos a través de la domesticación de plantas y animales (Olivier 1965;
Lahr 1992; van Vark, Kuizenga y Williams 2003).
Variación en la morfología craneofacial de los primeros… 303

manera errónea se les ha considerado como “tempranos”. De acuerdo con


Ardelean y Macías (2016),2 es más conveniente utilizar conceptos geológicos
como Pleistoceno tardío/terminal, Holoceno temprano, medio y tardío,
que conceptos culturales.

Vestigios de la presencia humana antigua en México

El territorio mexicano es una región clave para el estudio de los procesos


de poblamiento temprano en Centroamérica y Sudamérica. La posición
geográfica que ocupa favoreció el cruce natural de los primeros grupos
humanos que ingresaron al continente en búsqueda, quizá, de tierras con
mayor disponibilidad de alimentos.
En nuestro país existen numerosas evidencias arqueológicas que dan
prueba de la ocupación de este vasto territorio, como son los restos de cultura
material, de arte rupestre, restos de hogares, osamentas de fauna pleisto-
cénica con herramientas humanas asociadas, huellas humanas impresas
en sedimento, hasta el hallazgo de restos esqueléticos humanos (Aveleyra
1967; Lorenzo y Mirambell 1986; Aveleyra y Maldonado-Koerdell 1953).
Los primeros descubrimientos de osamentas humanas ocurrieron
durante la segunda mitad del siglo xix, y a pesar que ha transcurrido más
de un siglo desde la aparición del primero de ellos, siguen siendo escasos.
Como se muestra en la figura 1, en su mayoría han sucedido principalmen-
te en el centro del país (Ciudad de México y estados de México, Puebla e
Hidalgo). No obstante, desde hace más de 10 años también se han encon-
trado en lo que hoy son cuevas sumergidas en la península de Yucatán.
La cuenca de México ha sido escenario geográfico importante para
el hallazgo de restos prehistóricos. Los descubrimientos de este tipo de
patrimonio biológico son fortuitos en su mayoría, a excepción del famoso
esqueleto de Tepexpan, el cual fue producto de una excavación sistemática.
El primer hallazgo ocurrió en el año de 1884, con la aparición del
actualmente conocido como Hombre del Peñón I. Tal suceso se dio mien-
tras se realizaban excavaciones con el uso de dinamita en el cerro Peñón

El Pleistoceno tardío/terminal correspondería al intervalo entre el último glacial


2

máximo y final de la inversión climática Younger Dryas (11 500 años), mientras que el
Holoceno temprano culminaría hace aproximadamente 8 200 años, para dar inicio
al Holoceno medio (Ardelean y Macías 2016: 99).
304 Rocío H ernández F lores

Figura 1. Estados de la república mexicana donde se han localizado


restos esqueléticos humanos prehistóricos.

de los Baños, en la Ciudad de México (Bárcena y del Castillo 1887). Años


más tarde, en 1893, apareció la mandíbula humana de un infante (ahora
extraviada), que se encontraba a poca distancia del cráneo de un caballo
fósil, en la cantera de un sitio cercano al poblado de Xico, en el Estado de
México (Herrera 1893; Romano 1970).
Iniciando el siglo xx, la investigación en torno a este tema quedó
olvidada por decenios. Fue hasta la década de 1940, con los estudios
realizados sobre estratigrafía geológica de México, cuando los trabajos
sobre prehistoria se reactivaron, de manera particular con el hallazgo del
Hombre de Tepexpan, el cual marcó un parteaguas en las investigaciones
sobre este tema en nuestro país, y los descubrimientos de restos de mamut
en asociación directa con herramientas, como los de los poblados de Santa
Isabel Iztapan, los Reyes Acozac y San Bartolo Atepehuacan, en el Estado
de México (Aveleyra 1967).
Una década más adelante fueron descubiertos, accidentalmente, tres
esqueletos humanos, en el poblado de Santa María Aztahuacan, Ciudad de
México (Romano 1955). Junto a estos restos se hallaron también algunos
elementos culturales como lascas de obsidiana y basalto (Romano 1955).
Variación en la morfología craneofacial de los primeros… 305

De la misma forma, se recuperaron los restos de los Hombres de San Vi-


cente Chicoloapan (Romano 1963), Peñón II (Jiménez et al. 2010; Jiménez
et al. 2014) y la Mujer del Peñón III (Jiménez et al. 2006), esta última la de
mayor antigüedad en el centro de México.
Como se muestra en la figura 2, con el transcurrir de los años fueron
apareciendo cada vez más restos en otros sitios del país, como los de la
Cueva del Tecolote, en Hidalgo (Monterroso 2004), Tehuacán y Texcal en
Puebla (McNeish et al. 1967; García Moll 1977; Jiménez y Hernández 2011)
y más recientemente los de la península de Yucatán (González et al. 2006;
González et al. 2008, 2013; Terrazas y Benavente 2006).

Figura 2. Se puede observar que el primer descubrimiento se da a finales del siglo xix,
mientras que el mayor número de restos óseos recuperados en el centro del país
ocurrió entre las décadas de 1940 y 1980. En los últimos 10 años del siglo
pasado no hay un solo registro, no obstante en la primera década de este siglo
se hallaron los primeros esqueletos correspondientes a los antiguos habitantes
de la península de Yucatán (el número entre paréntesis indica los individuos
localizados en el mismo sitio).
306 Rocío H ernández F lores

Datos cronológicos

Asignar la antigüedad a este tipo de especímenes no ha sido fácil. Aunque


las técnicas de fechamiento no son las mismas que hace algunos años, en
varios casos las condiciones químicas del hueso, como puede ser el alto
grado de mineralización o la contaminación, han impedido conocer la
antigüedad de muchos de ellos. Sin embargo, algunos se han fechado de
manera indirecta, lo cual también proporciona una aproximación a su
antigüedad.3 Como se puede observar en el cuadro 1, tanto en el centro
de México como en la península de Yucatán se han encontrado restos hu-
manos que corresponden al Pleistoceno tardío; los de mayor antigüedad
son los de esta última región.

Estudios de la morfología craneofacial en restos prehistóricos de México

El hallazgo de restos esqueléticos en nuestro país, como se ha dicho, no


es abundante, a diferencia de lo sucedido en Sudamérica. Los pocos es-
queletos que tenemos generalmente se encuentran en mal estado, lo que
limita en gran medida los estudios sobre su morfología.
Los análisis realizados a los restos más tempranos de México han
sido principalmente morfométricos (Romano 1974; Anderson 1967; Salas
et al. 1988; Pompa y Serrano Carreto 2001; Jiménez et al. 2003; Bautista
y Pijoan 2003; Pompa 1988; Jiménez et al. 2006; López y Ramírez 2004;
Morett 2004; Morett et al. 2004; Terrazas y Benavente 2006; Jiménez et al.
2009; Jiménez y Hernández 2011; Hernández 2013) o bien, se refieren a
reportes preliminares del hallazgo de los mismos (Bárcena y del Castillo
op. cit.; De Terra 1947a, b, c; Romano 1955; Romano 1963; García Moll
1977; Mirambell op. cit.; González et al. 2006). La mayoría de ellos son
intragrupales, pocos hacen referencia a un solo individuo y poquísimos
han o realizado comparaciones con poblaciones de otras regiones del
continente de cronología similar (González et al. 2005; Hubbe, Harvati y
Neves op. cit.).

En restos esqueléticos localizados de manera fortuita y sin contexto arqueológico es


3

difícil de cumplirlo, puesto que en muchos casos el material no cuenta con las condi-
ciones fisicoquímicas que permitan conocer su cronología y no resta más que hacer
uso de fechamientos indirectos.
Variación en la morfología craneofacial de los primeros… 307

Cuadro 1. Esqueletos humanos localizados en México, correspondientes al


Pleistoceno tardío, y al Holoceno temprano y medio (fechamientos sin calibrar)

Área
Periodo Esqueleto Fechamiento Referencia
geográfica

Peñón III 10 755 + 75 AP

Balderas González S. et al. 2003


10 500 AP
Chimalhuacán

Cuenca de Astahuacán I
PLEISTOCENO TARDÍO

México Astahuacán II 10 300 + 600 AP Berger y Reiner 1989

Astahuacán III

Tlapacoya I 10 200 + 200 AP González S et al. 2003

Tlapacoya II 9 920 + 250 AP Mirambell 1986

Texcoco 10 000–6 000 AP Morett 2004

Naharon 11 670 + 60 AP González et al. 2008.


Península
El Pit I 11 332 + 64 AP
de Yucatán González et al. 2013
Chan hol I 9 589 + 49 AP

Hoyo Negro 10 970 + 30 AP Chatters et al. 2014

Cueva del
9 000–7 000 AP Lorenzo 1967
HOLOCENO TEMPRANO

Tecolote
Cuenca de Tláhuac 8 330 + 40 AP Serrano et al. 2016
México
Tepexpan 4 700 + 200 AP Lamb et al. 2009

Chicoloapan 4 410 + 50 AP González S. et al. 2003

Península Muknal 8 890 + 100 AP González A. et al. 2013


de Yucatán Las Palmas 8 050 + 130 AP González A. et al. 2008
HOLOCENO

Peñón I 3 852 + 34 AP
MEDIO

Cuenca de
Peñón V 4 965 + 30 AP Jiménez et al..2016
México
Peñón Márquez 4 247 + 29 AP
308 Rocío H ernández F lores

Cuadro 1 (continuación). Esqueletos humanos localizados en México, correspondientes


al Pleistoceno tardío, y al Holoceno temprano y medio (fechamientos sin calibrar)

Área
Periodo Esqueleto Fechamiento Referencia
geográfica

Texcal 3 mult. 7 480 + 55 AP González S. et al. 2003

Jiménez y Hernández
Texcal I 7 233 + 36 AP
2011

Ent. 4 TC272

Ent. 2 TC50
HOLOCENO

Valle de
MEDIO

Ent. 3 TC50
Puebla-
6 513 + 186 AP
Tlaxcala Ent. 4 TC50 Johnson y MacNeish

Ent. 5 TC50 1972

Ent. 6 TC50

Ent. 2 TC272
4 121 + 96 AP
Ent. 3 TC272

Un estudio pionero, desde una perspectiva métrica, fue el realizado


al Hombre de Tepexpan (De Terra, Romero y Stewart 1949), uno de los
primeros esqueletos antiguos localizados y, sobre todo, en condiciones de
ser medido. En este trabajo, Romero menciona que existen ciertas simili-
tudes morfológicas entre dicho espécimen y los entierros localizados por
Vaillant, de cronología más reciente (Preclásico). Mientras que Stewart,
al comparar este esqueleto con algunos otros especímenes tempranos de
América, sugiere que las características físicas que presenta el Hombre
de Tepexpan son de aspecto moderno.
Posteriormente, conforme fueron dándose nuevos hallazgos, se
describieron o analizaron individualmente, como los restos humanos
localizados en Santa María Aztahuacán y en San Vicente Chicoloapan
(Romano 1963; 1970).
A inicios de la década de 1970 Romano (1970) por primera vez realizó
un recuento histórico del hallazgo de cada espécimen antiguo localizado
Variación en la morfología craneofacial de los primeros… 309

en México hasta ese momento, una descripción general de algunos y el


cálculo de algunos índices craneales.
En 1974 Romano registró la presencia de un mayor número de cráneos
dolicoides y mencionó que la presencia de este rasgo morfológico confir-
maba lo que otros autores venían sosteniendo: que los primeros individuos
que ingresaron a América tenían cabezas largas y angostas (Martínez del
Río 1936).
En 1988 Salas, Pijoan y García Moll, en un estudio sobre la misma
muestra, partieron de la idea de que los restos esqueléticos que correspon-
den a la misma edad cronológica presentaban mayores similitudes, lo cual,
efectivamente ocurrió. En su análisis se definieron dos conjuntos: uno que
agrupó los cráneos con antigüedades de más de 9 000 años y además, en
términos fenotípicos, presentaron mayor longitud en sentido anteropos-
terior del cráneo y, en el otro grupo, los de longitud media y corta, con
cronologías de menos de 8 000 años. En ese mismo año, Pompa (1988), a
través de un análisis descriptivo y métrico, reportó el hallazgo del Hombre
de Chimalhuacán; resaltó la presencia de la forma alargada del cráneo y,
a diferencia de los trabajos previos, examinó los rasgos dentales,4 a partir
de los cuales el autor clasificó a este espécimen en el patrón morfológico
asiático.
Años más tarde, Bautista y Pijoan (2003) en un estudio comparativo
entre algunos de los cráneos prehistóricos y una muestra de individuos
masculinos de inicios del siglo xx, reportaron que los cráneos correspon-
dientes a la colección moderna presentaban un mayor parecido con los
sujetos femeninos de finales del Pleistoceno-Holoceno medio. Las autoras
concluyeron que al menos durante los últimos 10 000 años, el cráneo de
los primeros pobladores de México se volvió grácil, principalmente la
región del neurocráneo.
Por otra parte, González-José et al. (2005), compararon una muestra
de cinco especímenes mexicanos (Peñón III, Balderas, Cueva del Tecolote,
Chimalhuacán y Tlapacoya) con 31 cráneos paleoamericanos y de pobla-
ciones modernas de América, África, Australia, Polinesia, Melanesia, entre
otras. Se trata del primer trabajo en el que los restos esqueléticos de los

Incisivos centrales en forma de pala, primeros molares inferiores con dos raíces, entre
4

otros rasgos.
310 Rocío H ernández F lores

primeros pobladores de nuestro país se analizaron de manera conjunta


con poblaciones no mexicanas.
Los autores encontraron que los cráneos prehistóricos mexicanos no
presentan parecido con la población amerindia ni asiática moderna, por
el contrario, se separan de ellas. Por ello proponen que el grupo paleoa-
mericano formó parte de una primera dispersión de los grupos humanos
modernos que inicialmente salieron de África (Mirazon-Lahr 1995; Neves
et al. 2003; Neves et al. 2007).
En el trabajo realizado por Hubbe et al. (2011), se hace un análisis
comparativo del cráneo de especímenes de distintas regiones del mundo y
de diferentes periodos cronológicos, en el que incluyeron algunos cráneos
paleoamericanos de México. En dicho estudio se buscó encontrar datos
que apoyaran la hipótesis que sustenta el modelo de “dos componentes”
(figura 3). Esta propuesta establece la existencia de dos patrones morfo-
lógicos diferenciados; el primero de ellos, los paleoamericanos, con una
morfología craneal definida por una serie de caracteres ancestrales como
son: cráneos largos, bóvedas craneales más bajas y caras estrechas y altas.
Son rasgos que los relacionan más con poblaciones africanas y austra-
lomelanesas, que con la morfología que prevalece actualmente en Asia
oriental y en los nativos americanos. Consideran que fueron los primeros
pobladores del continente, con un ingreso estimado en 14 000 años AP. El
segundo componente, con un ingreso más tardío, habrían sido quienes
dieron origen a la mayoría de la población amerindia, con rasgos morfoló-
gicos característicos del norte de Asia y estimaron su ingreso al continente
en alrededor de 8 000 años AP (Neves y Pucciarelli 1989, 1991; Pucciarelli
2004, 2009; Neves et al. 1999, 2003, 2004, 2005, 2007).
Así, durante mucho tiempo se ha pensado que los primeros grupos
humanos que poblaron el continente americano poseían una morfología
craneal específica de rasgos generalizados, que reflejan el carácter ances-
tral de los primeros Homo sapiens modernos que salieron de África y que
se mantuvieron indiferenciados en el Viejo Mundo, hasta hace poco más
de 10 000 años (Lahr 1992; Neves et al. 2003; Powell 2005) y quizá algunos
miles de años después en América.
En el caso específico de México, esto era muy claro hasta hace poco
tiempo, al menos en el centro del país. Como se ha descrito, estudios rea-
lizados a especímenes mexicanos daban muestra de ello. En la figura 14-4
se ejemplifica esta idea; se puede apreciar que los cráneos más antiguos
eran de forma alargada y con el transcurrir del tiempo aparecen los de
Variación en la morfología craneofacial de los primeros… 311

longitud media, hasta que en fechas más tardías comienzan a figurar los
cráneos cortos (Romano 1974; Anderson 1967; Salas et al. 1988; Jiménez
et al. 2003; Bautista y Pijoan 2003; Pompa 1988, 2006; Jiménez et al. 2006;
Jiménez et al. 2009; Jiménez y Hernández 2011).

11 kyr

14 kyr

20 kyr

60 kyr
70 kyr

50 kyr

Figura 3. Modelo de “dos componentes”. La línea negra representa el componente


biológico no mongoloide y la línea blanca el componente del noreste asiático
(tomado de Neves et al. 2003).

Figura 4. Cráneos del centro de México. A la izquierda Mujer del Peñón III, en el centro
Mujer de Texcal y a la derecha Hombre del Peñón de los Baños V (fechas sin calibrar).
312 Rocío H ernández F lores

Sin embargo, en los hallazgos de las últimas decádas, como los de las
cuevas sumergidas en Quintana Roo y los de la Ciudad de México (Tláhuac)
y sus alrededores, llama la atención que esqueletos tan antiguos como la
Mujer de Las Palmas (8 587 a 9 306 cal. AP), Hoyo Negro (12 718 a 1 930
cal. AP), Muknal 9 668 a 10 232 cal. AP), o bien, la Mujer de Tláhuac (9 465
a 9 260 cal. AP), no tienen los rasgos ancestrales que caracterizan a los res-
tos humanos de las primeras poblaciones del continente (figura 5). Por el
contrario, muestran una tendencia hacia el acortamiento y gracilización del
cráneo, rasgos fenotípicos que definieron posteriormente a las poblaciones
mesoamericanas.
Hasta antes del hallazgo del esqueleto de la Mujer de Tláhuac, loca­
lizada al sur de la Ciudad de México en 2013,5 los restos prehistóricos

Figura 5. Cráneos femeninos del Altiplano Central de México (arriba) y de la


Península de Yucatán (abajo) que reflejan elevados niveles de variación morfológica
(fechamientos sin calibrar).

Si bien fue localizada en la década de 1960, se tuvo noticia sobre su hallazgo hasta 2013.
5
Variación en la morfología craneofacial de los primeros… 313

hallados en el Altiplano Central de México contrastaban notoriamente


con los de la región de la península de Yucatán, lo que hacía pensar que
la forma del cráneo y, en general, la gracilidad registrada en el material
de Quintana Roo respecto al del centro del país, muy probablemente res-
pondía a procesos adaptativos de su entorno. No obstante, con el reciente
descubrimiento del espécimen de Tláhuac, de una antigüedad de 9 465
a 9 260 cal. AP, se produce un giro en lo que se había pensado, ya que,
hasta la publicación de este trabajo, se trata del cráneo con la longitud
más corta de todos los especímenes prehistóricos disponibles en México
y, se podría decir, en todo el continente.
Esta información ha llevado a replantear el conocimiento generado
durante décadas. Ahora se sabe que la variación de la morfología craneo-
facial en los primeros pobladores de México es mucho más diversa. Con-
trario a lo propuesto por el modelo de “dos componentes”, existen altos
niveles de variación morfológica, lo que lleva a considerar que el uso de
distinciones categóricas como cráneos largos, medios o cortos, durante
la transición Pleistoceno tardío-Holoceno temprano, ha perdido validez
como un fenómeno general.

Consideraciones finales

En el transcurso de los últimos años han surgido nuevos hallazgos y, con


ellos, nuevas preguntas de investigación que hacen necesario replantear
los resultados de investigaciones previas sobre la variación morfológica
de los primeros pobladores del actual territorio mexicano. Esto no excluye
otros aspectos sociales y culturales que desempeñan un papel importante
en la dinámica poblacional.
El hecho de contar actualmente con más restos humanos de cronolo-
gías que superan los 8 000 años AP ha permitido saber que los habitantes
que ocuparon tempranamente el país no eran tan homogéneos como se
pensó. Por el contrario, ahora se sabe que eran una población fenotípica-
mente diversa y que la presencia de cráneos alargados o cortos sólo forma
parte de los extremos dentro de esa amplia variabilidad, observación
compatible con lo constatado por estudios recientes sobre los primeros
pobladores del continente, donde, si bien es notable la dolicocefalia en
el final del Pleistoceno, se manifiesta también un fenómeno temprano
de variabilidad craneofacial (González-José et al. 2008).
314 Rocío H ernández F lores

Por último, es importante resaltar que el trabajo mencionado del


doctor Carlos Serrano forma parte de la construcción teórica de este gran
tema: la prehistoria de México. Si bien algunos datos de su publicación
deben examinarse en un nuevo escenario, otros más, con los avances
científicos y tecnológicos, continúan siendo parte de la discusión actual
de los primeros pobladores del país.

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