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SOCIEDAD BÍBLICA IBEROAMERICANA

CRONOLOGÍA BÍBLICA

(El presente estudio no considera ningún registro histórico externo a la Biblia).

1. Se hace diferencia entre el estado temporal existente en la creatio ex-nihilo de los


Cielos y la Tierra (Gn. 1.1) y el proceso de conformación del cosmos (Gn. 1.3-2.4),
después de la rebelión angélica (Gn. 1.2).

2. Se fija el año 27 d.C. como único posible para cumplir el tiempo profético de la
crucifixión y su estadía de tres días y tres noches en los infiernos. Jesús entró en
Jerusalem como el Mesías Príncipe en cumplimiento (parcial) de la profecía de Daniel
(9.24-25) cinco días antes de la Pascua (Jn. 12.1,12-15), en el Shabbat Ha-Gadol
(Ha=Él; Gadol = Más Grande, Grandioso) Este nombre ocurre dos veces en Neh. 8.6;
9.32. Al regreso del cautiverio, el sacerdote Esdras invoca a Ha-Gadol, confesando los
pecados del pueblo y sus gobernantes en un recuento de las grandes obras que el Dios
de Israel había realizado con su pueblo. Esto corresponde al 10 de Nisán del 27 d.C.

3. Según explica el cálculo de días-semanas-años (Lv. 25.8), las 69 (7+62) “semanas”


(69 x 7), establece la salida de la orden para restaurar y reedificar Jerusalem en el 456
a.C. (483-27).

4. El período inmediatamente anterior es el que corresponde al cautiverio babilónico (70


años Jer. 25.11).

5. Anterior a esto, Ezequiel (4.1-17) establece 390 años desde la división del reino hasta
la destrucción del Templo.

6. Deducidos los 120 (40 + 40 + 40) años de los reinos de Salomón, David y Saúl (1R.
11.42; 2S. 5.4; Hch.13.21),

7. los 450 años desde Samuel, los Jueces y Josué (Hch. 13.19-20)

8. y los 40 años de peregrinación en el desierto (Hch. 13.18) se obtiene el 1526 a.C.


como fecha bíblica del Éxodo.

9. La Promesa antecedió al Éxodo 430 años (Gá. 3.17), lo cual ubica el acontecimiento
en el 1956 a.C. y el nacimiento de Abram 70 años antes, en el 2026 a.C.

10. El lapso de tiempo similar de las 21 primeras generaciones (Adam-Abraham) 2016


años después de la creación de Adam, según se prefirió la lectura crítica de la LXX y el
PS.

11. El lapso anterior puede a su vez subdividirse en dos secciones: Desde Adam hasta el
Diluvio, y desde el Diluvio hasta el nacimiento de Abraham.

12. El período de 2000 años desde el primer hasta el segundo Advenimiento.


“... en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de
todo y por quien asimismo hizo el universo”
La palabra griega aionas (He.1.2; 11.3), da a entender nuestro universo como el
conjunto de sus cuatro fuerzas básicas. Esto es, la fuerza atómica; la fuerza atómica
débil; el electromagnetismo; y el tiempo.
En este sentido, el universo creado por Dios parece estar en expansión y se
desenvuelve en edades o períodos (llamados también “siglos”), los cuales incluyen la
duración del mundo.
Así utilizada, la palabra aionas define al mismo tiempo el universo físico dentro de un
período de tiempo.
Vemos entonces que, en Su Obra de Creación, el Hijo no sólo creó el universo
exnihilo. Sino que desarrolló el cosmos en seis días literales que se viene
desenvolviendo dentro de sus propios límites (Hch. 17.26) y dentro de un período de
tiempo determinado.
Con esta idea en mente, la numeración bíblica acude en nuestra ayuda para discernir
“los tiempos y sazones” y ubicar las verdades espirituales que muestran el programa
divino de las edades. Tal es el caso de nuestro encabezado: el número 2000
Siendo utilizado apropiadamente, este número arroja suficiente luz para entender la
verdad de que, así como Dios hizo el Universo en 7 días; así también han sido
establecidos siete milenios para la consumación del tiempo de este Universo.
De aquí en adelante, nos referiremos a estos 7 milenios como “la semana de Dios” en
la cual un día es como mil años (2P.3.8), período que dividiremos en cuatro partes:
2 - 4 - 6 -7
Esta clave numérica, que define el programa divino de las edades, está registrada
claramente en la Biblia:
2000 años claramente marcados desde la creación de Adán hasta el llamamiento de
Abraham.
4000 años claramente marcados desde Adán hasta Cristo.
6000 años están claramente marcados (como más adelante demostraremos) desde
Adán hasta la Segunda venida de Cristo, y
7000 años están claramente marcados desde Adán hasta el término del milenio de
Cristo y la Nueva Creación. Tal es el 2 - 4 - 6 – 7
La interpretación gramatical de la Biblia muestra que este Universo (desde la creación
de Adán) está llegando al fin de su sexto milenio. Todas las señales bíblicas están
cumplidas para que la Iglesia sea arrebatada al cielo.
El último milenio (los mil años del reino mesiánico) está claramente definido en la
Palabra de Dios y no hay necesidad de detenernos ahora para su consideración.
Gran parte de este último período es historia y una pequeña es profecía. El presente en
el cual estamos viviendo es el tiempo más difícil de identificar por cuanto todos los
aprecios bíblicos pertenecen al campo de la profecía, esto es, al futuro.
No obstante, la Biblia registra suficientes evidencias como para entender que hoy nos
encontramos en los albores del séptimo milenio. Esta afirmación está fundamentada en
los siguientes ejemplos:
1. Luego de multiplicar los panes, el Señor ordenó a sus discípulos: “Recoged los
pedazos que sobraron, para que no se pierda nada” (Mr.8.8; Jn.6.12-13) ¿Donde está
hoy ese pan sobrante? El pan de cebada (Rut 3.15-17) que sobró es símbolo de que
Jesús aún tiene un maná escondido (Ap. .17) para dar a Su pueblo Israel. En el primer
milagro, las 7 cestas hablan de la espiritualidad de la comida; y en el segundo, las 12
identifican a su destinatario, Israel. ¿Por qué Israel? Porque en ese pueblo Dios nos
hace conocer la madurez de Sus tiempos Os. 5.9
Ahora bien, ¿cuál es esa comida espiritual perfecta para Israel ? No debemos ni
siquiera esforzarnos para entender que se trata de la Palabra de Dios. Tal es el “pan” que
será repartido por los 144.000 predicadores del Apocalipsis.
Esta interpretación es ratificada por Jesús cuando anuncia que Sus discípulos no
terminarían “de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que viniera el Hijo del
Hombre” (Mt.10.23).
El pasaje mueve a perplejidad a no ser que tales palabras sean proféticas. ¡Y así es!
Jesús no se dirige a los 12 ni a los 72 sino a los 144.000 a través de 2000 años de
historia!
Así, el contenido del mensaje de estos “evangelistas” está relacionado con el
evangelio del reino. Tal evangelio* fue predicado primeramente por Juan el Bautista;
luego por el mismo Señor Jesús; después por los 12 y finalmente por los 72.
Ahora bien, bajo el encabezado del 72 ya pudimos observar la relación que este
número guarda con el 12 y el 144. Ahora, al conjugarlo con el número 144 mil, se
obtiene un resultado muy sugestivo, que muy bien pudiera expresar el lapso de tiempo
entre ambas acciones, es decir, las pasadas de los 72 y las futuras de los 144.000. ¿Y
cuál es el lapso entre ambas acciones?
144.000 / 72 = 2000
2. La narrativa de Josué 3.1-4 sugiere tipos y símbolos que una vez más relacionan al
2000 con el intervalo que marca la primera y segunda venida del Señor Jesucristo. Allí
está escrito:
“Josué se levantó muy de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y
vinieron hasta el Jordán y reposaron allí antes de pasarlo, y después de tres días los
oficiales recorrieron el campamento, y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el
arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros
saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella, a fin de que sepáis el camino por
donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este
camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os
acercaréis a ella”
La maravillosa similitud fonética entre los nombres Josué y Jesús y las experiencias
del primero como líder, jefe y capitán de la nación israelita, exhiben un tipo muy
cercano de Jesús como el Líder, Jefe y Capitán de Su Iglesia.
La expresión “Josué se levantó de mañana” es también muy significativa. ¿Intuimos un
adelanto tipológico de la resurrección de Cristo? (Jn.20.1)
¿Existirá alguna relación entre la distancia que el pueblo de Israel debía mantener con
el arca, y el lapso de tiempo existente entre la entrada de Jesús al cielo y el
arrebatamiento de Su Iglesia? Esto pudiera tener sentido, especialmente cuando:
El descanso de tres días en Abel Sitim expresa el lapso de tiempo que el creyente
pasa en este mundo desde su nuevo nacimiento hasta su partida al cielo.
La Canaán terrenal es símbolo de la Canaán celestial.
El Arca simboliza al Señor Jesucristo quien como “Precursor” entró primero al
cielo. (He. 6.20). Casi como un eco podemos oír las palabras de ambos Pactos:
“por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino...
“...no sabemos a dónde vas ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
“Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a
ella...
“... a donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después.”
La división del Jordán es también un símbolo. Sus aguas aquí abajo separaban a
Sitim de Canaán, así como las aguas “de arriba” separan al segundo cielo del tercer
cielo (Gn.1.6-8; Sal.148.4). En el encuentro con Su Iglesia “en el aire” (1Ts.4.17), el
Señor abrirá las aguas y, como el arca, se parará en medio para que Su Novia pase “en
seco” al tálamo nupcial: el Tercer Cielo. ¿Cuándo sucederá esto? ¿Acaso los codos
podrían significar años?
Veamos otros tipos:
3 En varias experiencias de su vida, la Escritura muestra a José como símbolo del
Hijo de Dios. Ambos personajes mantienen una serie de experiencias obvias: El amor
paternal (Gn.37:3; Mt.3:17) y el odio fraterno (Gn.37:4; Jn. 15:25). No reconocidos por
sus hermanos (Gn.42.8; Jn.1.11). Su misión rechazada (Gn.37:8; Jn.15:24-25).
Vendidos (Gn. 37:27; Mr. 14:1-2) y muertos por sus hermanos (José por lo menos
intencionalmente Gn. 37:20-24; Mt.25:35-37). Siendo de bendición para los gentiles y
unidos a esposas gentiles (Gn. 41:1-45; Hch. 15:14) Reconciliando y exaltando a sus
hermanos (Gn.45:1-15; Dt.30:1-10; Os. 2:14-18; Ro. 11:1. 15. 25.26).
Siendo, pues, José, un tipo de Cristo, sus experiencias son de inestimable ayuda en el
tema que nos ocupa.
Por ejemplo, en el pasaje de la resurrección de Lázaro se encuentra el versículo más
corto de la Escritura. Tiene sólo dos palabras: Jesús lloró (Jn.11.35) que han movido al
lector a través del tiempo a una profunda reflexión ¿Qué se necesita para que Dios
llore?
¡Cuán grande enigma! Este es un acto misterioso del Señor, especialmente cuando
entendemos que ciertamente Él no lloró por Lázaro al cual sabía que iba a resucitar
(11.42). Entonces... ¿por qué, o por quién lloró Jesús? José, en tipo, nos da la respuesta:
“Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su
hermano, y buscó donde llorar; y entró en su cámara y lloró allí. Y lavó su rostro y
salió, y se contuvo...”(Gn. 43.30).
Vemos así al Dios Encarnado, ante la tumba de Lázaro, viendo todas las tribulaciones
y futuras angustias de Su pueblo. Pero Él no puede revelarse aún; y así como José (por
razones aparentemente desconocidas) se dio a conocer a sus hermanos la segunda vez
(Hch.7.13), así Jesús el Mesías “aparecerá por segunda vez” (He.9.28) para salvar a Su
atribulada nación. ¿Cuando?
Un par de pequeños detalles nos ayudan: José se dio a conocer a sus hermanos a los
dos años de su primer encuentro con ellos (Gn.45.6), y…

4 El registro de la Escritura en Juan 10.31, 30-40.


Allí el evangelista nos habla del “escape” de Jesús desde Jerusalén a Betábara, donde
recibe la noticia de la enfermedad de Lázaro.
Todo el pasaje que continúa (Jn.11.1-16) sugiere un propósito mucho más
significativo que el simple hecho histórico en sí.
El registro “... cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó a propósito dos días
más en el lugar donde estaba” es enigmático. ¿Porqué demoró su retorno, bien para
sanarlo o resucitarlo?*. Mas si Lázaro se presenta como símbolo de la debilidad,
angustia y dolor de la nación israelita, entonces hallamos la solución al enigma: los 2
días de retardo ex profeso de Jesús hablan de los dos mil años del tiempo presente, en el
cual Israel “no está viendo a Dios” (Mt. 23.39).
5 Tres versículos que no necesitan comentario, se unen para reafirmar lo que
venimos hablando:
“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió y nos vendará.
Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante
de él” (Os.6.1-2).
“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y
mil años como un día” (2P.3.8).
6 Veamos otros punto a favor de nuestra propuesta: “Las fiestas de bodas” Los
evangelios abundan en menciones acerca de las fiestas de bodas donde Israel es el
principal invitado. El evangelista Juan (2.1-11) relata una fiesta de bodas a la que Jesús
fue invitado. A su inicio el pasaje dice:
“Al tercer día se hicieron unas bodas...”
Ahora bien, ¿al tercer día de qué? Por lógica debemos suponer que se trata del tercer
día después que Jesús llamó a Felipe y Natanael, (1.43-51), pero esta inferencia resulta
intrascendente, pues ¿por qué razón la Biblia habría de darnos un tiempo determinado
entre dos hechos no relacionados? Pero en la Escritura nada es intrascendente y, si no
hallamos una respuesta convincente que aclare la expresión “al tercer día”, podemos
inferir que se trata de una expresión similar al “tercer día” de Oseas.
7 Llegamos al final del encabezado 2000 con una ilustración práctica de cómo la
numeración puede ser un instrumento eficaz en la interpretación bíblica. El pasaje que
lo ejemplifica está registrado al final de los Hechos de los Apóstoles (28:30-31):
“Y permaneció dos años enteros en su propia casa alquilada, y recibía a todos los
que acudían a él, proclamando el reino de Dios y enseñando lo concerniente al Señor
Jesús, el Mesías, con toda libertad y sin impedimento.”
Ha llamado la atención de muchos comentaristas la mención del hecho que Pablo
viviese en su propia casa alquilada.
¿Por qué razón el Espíritu Santo inspiró ese detalle ? Para entenderlo, veamos algunos
detalles en la vida del Apóstol.
Primeramente, hemos de entender que Pablo es un personaje extraordinario. Su
persona y ministerio están profetizados en el Antiguo Pacto, y él mismo es presentado
como tipo profético en el Nuevo Pacto.
Leamos esto primeramente en Génesis 43.34 recordando que el 5 es el número que
expresa la gracia, esto es, la dádiva gratuita de Dios.
“Y José tomó viandas de delante de sí para ellos; más la porción de Benjamín era
cinco veces mayor que cualquiera de las de ellos Y bebieron y se alegraron con él.”
y en Romanos 11:1-2ª, 5:
“Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también
yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha
desechado Dios a su pueblo al cual desde antes conoció... Así también aun en este
tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.”
¿Percibimos el significado de la quíntuple porción de Benjamín? ¿Podemos intuir el
propósito de la Escritura, siendo Pablo uno de los dos únicos apóstoles que hace
mención de su ascendencia?
Veamos ahora Isaías (42.6-7):
“Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te
pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los
ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran
en tinieblas,”
“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los
gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra” (Hch.13.47).
Y vemos que Isaías no hace alusión exclusiva del Bendito Salvador sino ¡del
mismísimo Pablo! pues está claro que el Señor Jesús no fue “enviado sino a las ovejas
perdidas de la casa de Israel” (Mt.15.24; Jn.2.20-24). y así la profecía llegó a
cumplirse por el Espíritu de Cristo que estaba en él .
Ah, pero Pablo era judío... ¡y cuánto! Tan pronto como recibió su ministerio, presto
anunciaba en las sinagogas que Jesús era el Cristo (Hch.9.20).
Luego, en Jerusalén, con peligro de su propia vida, predicaba a los judíos helenistas
(9.26-29; 22.17-21). Por ese entonces vio al Señor Jesús quien le dijo: “Date prisa, y sal
prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de Mí.”
A los cual él respondió: “Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas
las sinagogas a los que creían en ti; y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu
testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las
ropas de los que le mataban.”
Pero Jesús le dijo: “Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.”
A través del Nuevo Pacto es posible apreciar el fortísimo sentimiento de amor de
Pablo por los que eran sus “parientes según la carne”. Podemos percibir la pasión de su
voz (Ro.9.1-5) y verlo, vez tras vez, incansablemente, anunciar el evangelio “al judío
primeramente” (Ro. 1.16), en Damasco y Jerusalén, después en Salamina (13.5) y en
Antioquía de Pisidia (13.14); en Iconio (14.1) y Tesalónica (17.1-2); en Atenas (17.16)
y en Corintio (18.4-6); en Éfeso (18.19); y finalmente en Roma (28.17); y por todas esas
10 ciudades, predicando siempre a “los que primeramente esperaban en Cristo”
(Ef.1:12) para después, solo después, volverse a los gentiles (9.44-47; 18.5-6; 28.28).
A pesar de las tribulaciones y asechanzas de su pueblo (20.18-19), Pablo fue uno de
los dos únicos hombres en la historia de la humanidad (Moisés el otro Éx. 32.31-32)
que, teniendo el conocimiento pleno de la gloria de Dios, se atrevió a renunciar a esas
riquezas a fin de que Israel pudiera alcanzar la bendición de Dios (Ro.9:1-5).
Vemos entonces cómo el corazón de Pablo jamás se alejó de sus hermanos según la
carne, y así, el ministerio que este judío honraba por medio de su evangelio (Ro.2.16;
16.25; 2Ts.2.14) a los gentiles, es, por así decirlo, un ministerio alquilado por dos mil
años hasta que entrase la plenitud de ellos (Ro.11.25). El Rey de los Judíos envió su
apóstol judío para que (su mensaje) permanezca “dos años enteros en su propia casa
alquilada”. Entonces, el evangelio será llevado a sus destinatarios iniciales “y luego
todo Israel será salvo” (Ro.11.26).

RESPALDO BÍBLICO

1. Jo. 3.1-4, 5-17 comp Jn. 13.36, 14.1-4


2. Mt. 10.16-23 ver Scofield 969. Lc.10.1-17-Ap. 7.4-8.
3. Os. 6.2
4. Jn. 2.1 (el 3º es el 5º)
5. Jn.4.40,43
6. Jn.11.6
7. Gn. 41.1 dos años exactos
8. Gn. 45.6 espacio entre 1ª y 2ª venida
9. Jer. 28.3,11
10. Hch. 9.8-10
11. Hch. 24.27 el silencio en Cesarea.
12. Hch. 28.30 la casa propia alquilada durante dos años cumplidos.

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