DE LA HABANA Montserrat Gárate Ojanguren y Juan Luis Blanco Mozo La comercialización del tabaco cubano fue, durante la primera mitad del siglo XVIII, una de las operaciones más codiciadas del trá- fico entre la Gran Antilla y la metrópoli. Durante los años 30 se establecieron varias contratas entre la Real Hacienda hispánica y particulares para el abastecimiento de este colonial a las fábricas reales de tabaco de Sevilla. Así, en 1734, por medio del ministro Patiño, José Antonio Tallapiedra conseguía el preciado asiento. En 1736, la Hacienda Real le renovaba el contrato a Tallapiedra. No obstante, dos años más tarde, el asiento iba a parar al marqués de Casa Madrid ante las mejores condiciones que ofertaba a la Hacienda hispánica. Pero, esta nueva contrata apenas duraría un año, porque en 1739 sería Martín de Aróstegui, Alguacil Mayor de la Santa Inquisición, el que se haría con la contrata. La propuesta de Martín de Aróstegui era mejor para la Hacienda que la del marqués de Casa Madrid, ya que los precios que aquélla debía satisfacer por los tabacos que llegaran a las fábricas sevillanas eran menores. Para la consecución de esta contrata, Martín de Aróstegui, que residía en La Habana, se trasladó a Madrid, en 1739. Además la propuesta que hacía Aróstegui no la hacía a título particular, ni siquiera con el único propósito del comercio del tabaco. Porque, según explicaba en Madrid, tenía “plenos poderes de las ciudades, villas y lugares” de la isla de Cuba para tratar de conseguir de la Real Hacienda la contrata de tabacos, así como de formar una compañía de comercio. Esta compañía de comercio se ocuparía de: a) la adquisición del azúcar cubano, cueros, etc., y su transporte a la metrópoli; Revista Hispano Cubana 73 b) el abastecimiento de géneros a la isla; c) la conducción de pertrechos a La Habana para la construcción de navíos para S.M., en los arsenales habaneros; d) el abastecimiento del presidio de Florida, y la conducción, también a Florida, de familias canarias; e) el establecimiento en Cuba de guardacostas para un mejor resguardo 1. En diciembre de 1740, el Rey otorgaba una Real Cédula en la que se recogían las bases para el funcionamiento de la Real Compañía de La Habana, cuya existencia se prolongaría hasta mediados del siglo XIX. En el propio documento se indicaba que el primer director sería Martín de Aróstegui, al que acompañarían otros personajes de negocios afincados en la isla. La cierta facilidad con la que Martín de Aróstegui consiguió esta Real Cédula, para la fundación de la Compañía habanera, los personajes que en la Corte apoyaron sus gestiones y el círculo de amistades en el que se movió, así como el conocimiento que demostró de las oportunidades mercantiles de la isla de Cuba, ponen de manifiesto, cuando menos, que no era un individuo cualquiera. Es por ello, por lo que resulta de interés aproximarnos al perfil biográfico de este navarro. Origen familiar y parentescos de Aróstegui. Martín de Aróstegui nació en agosto de 1698 2, en la villa de Aranaz (Navarra), “una de las cinco nobles de las montañas del Reino de Navarra”, según declaraba en su testamento 3. Sus padres y abuelos también eran de la misma villa navarra, que apenas contaba con 50 vecinos en el siglo XVII. La cercanía de Aranaz al puerto de San Sebastián parece que facilitó la inclinación de Aróstegui por los negocios coloniales y el contacto con gentes implicadas en uno de los proyectos mercantiles más importantes del XVIII, como fue la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. Esta relación, además, no sólo queda de manifiesto en la figura de Martín de Aróstegui, sino también en el matrimonio de su hermana Manuela de Aróstegui, quien Montserrat Gárate y Juan Luis Blanco Revista Hispano Cubana 74 “La cercanía de Aranaz al puerto de San Sebastián parece que facilitó la inclinación de Aróstegui por los negocios coloniales.” casó con José de Iturrigaray, metido de lleno en los intercambios de coloniales que se realizaban en la ciudad donostiarra. Fundada en San Sebastián en 1728, la Compañía Guipuzcoana de Caracas contó entre sus accionistas con Martín de Aróstegui, quien sabemos que tenía una estrecha relación con otro ilustre vascongado que también fue accionista de la misma empresa: Nicolás de Altuna, alcalde de la villa guipuzcoana de Azpeitia, Diputado General de la Provincia de Guipúzcoa, etc. Esta amistad también inclinó al propio Altuna a interesarse por un paquete de acciones de la Compañía de La Habana. Y además, la confianza de Altuna en Aróstegui queda de manifiesto en el hecho de que le otorgara su representación en las Juntas de accionistas de la habanera. La política matrimonial seguida por la familia Aróstegui es coincidente, tanto en la figura de Martín y en la de su hermana Manuela 4, como en el caso de sus hijos y nietos. Así, Martín de Aróstegui casaba en Cuba por poder dado al capitán Francisco Antonio de Basave en marzo de 1726 con Tomasa Basave, nacida en Cuba, y cuyos progenitores también estaban involucrados en los negocios de la isla y comprometidos posteriormente en la Compañía de La Habana. Martín de Aróstegui Revista Hispano Cubana 75 Martín de Aróstegui y Larrea, fundador de la Real Compañía de La Habana. FUENTE: PÉREZ BALSERA, Los Caballeros de Santiago, 1936. Familia Aróstegui-Basave FUENTE: elaboración propia a partir del testamento de Martín de Aróstegui y Larrea y documentación de la compañía de La Habana. Montserrat Gárate y Juan Luis Blanco Revista Hispano Cubana 76 Ascenso social y fundación de mayorazgos. En 1750 Martín de Aróstegui era ascendido a Caballero de la Orden de Santiago, al igual que su hermano Martín Esteban de Aróstegui y Larrea 6. Para ello contaron con los testimonios de varios vascongados residentes en la Corte, en Indias y en su villa natal de Aranaz. Entre ellos cabe citar a Juan Miguel de Arocena, natural de Legasa (Navarra), residente en la Corte, y que en La Habana había ocupado el cargo de Alférez de las tres Compañías de guarnición de la ciudad; Francisco de Ugarte, natural de Idiazábal (Guipúzcoa), capitán de fragata de la Armada de S.M., quien había residido en La Habana; Manuel de Berroeta, natural de Azpeitia (Guipúzcoa), residente en Madrid, Teniente de Dragones del Regimiento de la Reina; Nicolás de Francia, Caballero de la orden de Santiago, Tesorero General de la Cruzada y Director que fue de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, etc. Los hijos de Martín de Aróstegui y Larrea emparentaban con miembros del grupo económicamente más activo de Cuba, mediado el XVIII: comerciantes, con cargos en la Real Armada y los ejércitos de la isla, también participaron algunos en la Compañía de La Habana. En tercera generación los nietos también emparentaban con la nueva nobleza surgida en el XVIII en Cuba, y eran ascendidos a Caballeros de Calatrava, etc. Este hecho también se daba en la familia Iturrigaray-Aróstegui, en Cádiz, porque, además, José de Iturrigaray, cuñado de nuestro protagonista, fue el primer factor de la Compañía de La Habana en la cuidad gaditana. Asimismo, se puede advertir que los miembros de estas familias tenían una gran movilidad. Por ejemplo, el propio Martín de Aróstegui, si en 1726 se trasladaba a Cuba, en 1739 se hallaba en Madrid. Vuelto a La Habana al siguiente año, en 1756 otorgaba testamento en Madrid. Sus hijos mayores, Martín y Tomás de Aróstegui Basave, se hallaban por entonces en Cádiz. Otras hijas residían en La Habana, Madrid y Logroño. Años más tarde, otra de sus hijas se trasladaba a Perú, etc. También los hijos de Iturrigaray-Larrea seguían las mismas pautas. El ascenso económico y social de Aróstegui fue acompañado de la fundación de mayorazgos. De esta forma deseaba para sus hijos mayores afianzar económicamente el “status” social que él mismo había logrado. En su testamento otorgado en Madrid, creaba dos mayorazgos para sus hijos mayores con el caudal máximo que le permitía la ley. Martín de Aróstegui Revista Hispano Cubana 77 Las relaciones mercantiles de Martín de Aróstegui. Tal como indicábamos arriba, Martín de Aróstegui, antes de ser promotor de la Compañía de la Habana, era accionista de la Compañía de Caracas. Es por ello por lo que se comprende cómo el accionariado de la habanera en la metrópoli fue en gran medida el mismo que el de la de Caracas. También quienes le apoyaron en la Corte para conseguir la Cédula de fundación de la Compañía de La Habana eran personajes ligados a la Compañía de Caracas. Tal es el caso de Miguel Antonio de Zuaznábar, nacido en Hernani (Guipúzcoa), quien fue mediador entre los promotores de la caraqueña y la habanera ante la Corte. Asimismo, Francisco de Aldecoa, navarro de origen y residente en Madrid en 1739, apoyó el proyecto de Aróstegui. Ambos, Zuaznábar y Aldecoa, serían nombrados factores de la Compañía de La Habana en Madrid. E incluso, otro miembro de los Zuaznábar, Juan Bautista de Zuaznábar, ocuparía el cargo de factor de la Compañía de La Habana en el puerto de San Sebastián. Unos y otros arrastraron a numerosos paisanos que se hallaban residiendo en la Corte a interesarse por la nueva empresa mercantil. También en Cádiz Iturrigaray consiguió apoyos, tanto del factor de la Compañía de Caracas en aquel puerto, como de otros accionistas. Sorprende la actividad realizada por este navarro cuyo lugar de origen era una pequeña villa de la montaña navarra. Martín de Aróstegui representa al hombre emprendedor, universal y tenaz, porque a pesar de las dificultades que surgieron con la Compañía mercantil que él fundó, supo luchar hasta el final. Amigo de sus amigos, Aróstegui contó con la gran amistad y Montserrat Gárate y Juan Luis Blanco Revista Hispano Cubana 78 apoyo económico del grupo de navarros y guipuzcoanos que en la primera mitad del XVIII desarrollaban una importante actividad económica en la Villa y Corte (Zuaznábar, Aldecoa, e incluso Iturralde, primer Marqués de Murillo, y otros muchos que confiaron en el proyecto mercantil de Aróstegui). E incluso, en su testamento se pueden apreciar los fuertes lazos familiares y de amistad que guardaba, con su cuñado, sus yernos y sobrinos, tanto en Cádiz como en La Habana, o con sus amigos en España: Agustín de Aldecoa, Caballero de Santiago; Andrés de Otamendi, Caballero de Calatrava y Secretario del Rl. Patronato de la Corona de Aragón; Luis de Ibarra, Director General de Rentas generales y provinciales, etc., eran las personas nombradas como albaceas, signo inequívoco de su confianza y buenas relaciones que mantenía con ellos. En Cuba, los personajes que acompañaron a Martín de Aróstegui en sus negocios fueron los que a finales del XVIII, se interesaban por otras actividades, como la puesta en marcha de ingenios azucareros. Su trayectoria le valió el ascenso social y su sentido familiar le llevó a la fundación de mayorazgos para sus descendientes. Tal como indicaba en su testamento, Martín de Aróstegui fue enterrado en La Habana, en la iglesia de Santo Domingo. 1 GARATE OJANGUREN, M. (1994): Comercio Ultramarino e Ilustración. La Real Compañía de La Habana, San Sebastián, Colección Ilustración Vasca, p. 22. 2 Fue bautizado en la parroquia de Aranaz, el 16 de agosto de 1698. PÉREZ BALSERA, J. (1936): Los caballeros de Santiago, t. VII, Madrid, pp. 171-3. 3 Archivo Histórico Protocolos de Madrid, Leg. 17261, fs. 47-52. 4 GARATE OJANGUREN, M. (1994): o.c., p. 343. 5 Sabemos que Tomás de Jáuregui fue yerno de Martín de Aróstegui, y que también era un hombre con recursos económicos, residente en 1762 en la isla de Cuba. GARATE OJANGUREN, (1994): o.c. pp. 149-151. 6 PÉREZ BALSERA, J. (1936): o.c. p. 174. Martín Esteban d