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MARTÍN DE ARÓSTEGUI (1698-1756),

FUNDADOR DE LA REAL COMPAÑÍA


DE LA HABANA
Montserrat Gárate Ojanguren y
Juan Luis Blanco Mozo
La comercialización del tabaco cubano fue, durante la primera
mitad del siglo XVIII, una de las operaciones más codiciadas del trá-
fico entre la Gran Antilla y la metrópoli. Durante los años 30 se establecieron varias
contratas entre la Real Hacienda hispánica y particulares para el abastecimiento de
este colonial a las fábricas reales
de tabaco de Sevilla. Así, en 1734, por medio del ministro Patiño,
José Antonio Tallapiedra conseguía el preciado asiento. En 1736, la
Hacienda Real le renovaba el contrato a Tallapiedra. No obstante,
dos años más tarde, el asiento iba a parar al marqués de Casa Madrid
ante las mejores condiciones que ofertaba a la Hacienda hispánica.
Pero, esta nueva contrata apenas duraría un año, porque en 1739 sería Martín de
Aróstegui, Alguacil Mayor de la Santa Inquisición, el
que se haría con la contrata. La propuesta de Martín de Aróstegui
era mejor para la Hacienda que la del marqués de Casa Madrid, ya
que los precios que aquélla debía satisfacer por los tabacos que llegaran a las fábricas
sevillanas eran menores.
Para la consecución de esta contrata, Martín de Aróstegui,
que residía en La Habana, se trasladó a Madrid, en 1739. Además
la propuesta que hacía Aróstegui no la hacía a título particular, ni
siquiera con el único propósito del comercio del tabaco. Porque,
según explicaba en Madrid, tenía “plenos poderes de las ciudades,
villas y lugares” de la isla de Cuba para tratar de conseguir de la
Real Hacienda la contrata de tabacos, así como de formar una
compañía de comercio. Esta compañía de comercio se ocuparía de:
a) la adquisición del azúcar cubano, cueros, etc., y su transporte a la metrópoli;
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b) el abastecimiento de géneros a la isla;
c) la conducción de pertrechos a La Habana para la construcción de navíos para S.M.,
en los arsenales habaneros;
d) el abastecimiento del presidio de Florida, y la conducción, también a Florida, de
familias canarias;
e) el establecimiento en Cuba de guardacostas para un mejor resguardo 1.
En diciembre de 1740, el Rey otorgaba una Real Cédula en la
que se recogían las bases para el funcionamiento de la Real
Compañía de La Habana, cuya existencia se prolongaría hasta mediados del siglo XIX.
En el propio documento se indicaba que el primer director sería Martín de Aróstegui,
al que
acompañarían otros personajes de negocios
afincados en la isla.
La cierta facilidad con la que Martín de
Aróstegui consiguió esta Real Cédula, para
la fundación de la Compañía habanera, los
personajes que en la Corte apoyaron sus gestiones y el círculo de amistades en el que
se
movió, así como el conocimiento que demostró de las oportunidades mercantiles de
la isla de Cuba, ponen de manifiesto, cuando menos, que no era un individuo
cualquiera. Es por ello, por lo que resulta de interés aproximarnos al perfil biográfico
de este navarro.
Origen familiar y parentescos de Aróstegui.
Martín de Aróstegui nació en agosto de 1698 2, en la villa
de Aranaz (Navarra), “una de las cinco nobles de las montañas
del Reino de Navarra”, según declaraba en su testamento 3. Sus
padres y abuelos también eran de la misma villa navarra, que apenas contaba con 50
vecinos en el siglo XVII.
La cercanía de Aranaz al puerto de San Sebastián parece que
facilitó la inclinación de Aróstegui por los negocios coloniales y
el contacto con gentes implicadas en uno de los proyectos mercantiles más
importantes del XVIII, como fue la Real Compañía
Guipuzcoana de Caracas. Esta relación, además, no sólo queda
de manifiesto en la figura de Martín de Aróstegui, sino también
en el matrimonio de su hermana Manuela de Aróstegui, quien
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“La cercanía de
Aranaz al puerto
de San Sebastián
parece que facilitó
la inclinación de
Aróstegui por los
negocios
coloniales.”
casó con José de Iturrigaray, metido de lleno en los intercambios
de coloniales que se realizaban en la ciudad donostiarra.
Fundada en San Sebastián en 1728, la Compañía
Guipuzcoana de Caracas contó entre sus accionistas con Martín
de Aróstegui, quien sabemos que tenía una estrecha relación con
otro ilustre vascongado que también fue accionista de la misma
empresa: Nicolás de Altuna, alcalde de la villa guipuzcoana de
Azpeitia, Diputado General de la Provincia de Guipúzcoa, etc.
Esta amistad también inclinó al propio Altuna a interesarse por
un paquete de acciones de la Compañía de La Habana. Y además, la confianza de
Altuna en Aróstegui queda de manifiesto en
el hecho de que le otorgara su representación en las Juntas de accionistas de la
habanera.
La política matrimonial seguida por la familia Aróstegui es
coincidente, tanto en la figura de Martín y en la de su hermana
Manuela 4, como en el caso de sus hijos y nietos.
Así, Martín de Aróstegui casaba en Cuba por poder dado al
capitán Francisco Antonio de Basave en marzo de 1726 con
Tomasa Basave, nacida en Cuba, y cuyos progenitores también
estaban involucrados en los negocios de la isla y comprometidos
posteriormente en la Compañía de La Habana.
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Martín de Aróstegui y Larrea,
fundador de la Real Compañía de La Habana.
FUENTE: PÉREZ BALSERA, Los Caballeros de Santiago, 1936.
Familia Aróstegui-Basave
FUENTE: elaboración propia a partir del testamento de Martín de Aróstegui y Larrea y documentación de la
compañía de La Habana.
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Ascenso social y fundación de mayorazgos.
En 1750 Martín de Aróstegui era ascendido a Caballero de la
Orden de Santiago, al igual que su hermano Martín Esteban de
Aróstegui y Larrea 6. Para ello contaron con los testimonios de varios
vascongados residentes en la Corte, en Indias y en su villa natal de
Aranaz. Entre ellos cabe citar a Juan Miguel de Arocena, natural de
Legasa (Navarra), residente en la Corte, y que en La Habana había ocupado el cargo de
Alférez de las tres Compañías de guarnición de la ciudad; Francisco de Ugarte, natural
de Idiazábal (Guipúzcoa), capitán de
fragata de la Armada de S.M., quien había residido en La Habana;
Manuel de Berroeta, natural de Azpeitia (Guipúzcoa), residente en
Madrid, Teniente de Dragones del Regimiento de la Reina; Nicolás de
Francia, Caballero de la orden de Santiago, Tesorero General de la
Cruzada y Director que fue de la Real Compañía Guipuzcoana de
Caracas, etc.
Los hijos de Martín de Aróstegui y Larrea emparentaban con
miembros del grupo económicamente más activo de Cuba, mediado el
XVIII: comerciantes, con cargos en la Real Armada y los ejércitos de la
isla, también participaron algunos en la Compañía de La Habana. En
tercera generación los nietos también emparentaban con la nueva nobleza surgida en
el XVIII en Cuba, y eran ascendidos a Caballeros de
Calatrava, etc.
Este hecho también se daba en la familia Iturrigaray-Aróstegui, en
Cádiz, porque, además, José de Iturrigaray, cuñado de nuestro protagonista, fue el
primer factor de la Compañía de La Habana en la cuidad
gaditana.
Asimismo, se puede advertir que los miembros de estas familias tenían una gran
movilidad. Por ejemplo, el propio Martín de Aróstegui,
si en 1726 se trasladaba a Cuba, en 1739 se hallaba en Madrid. Vuelto
a La Habana al siguiente año, en 1756 otorgaba testamento en Madrid.
Sus hijos mayores, Martín y Tomás de Aróstegui Basave, se hallaban por
entonces en Cádiz. Otras hijas residían en La Habana, Madrid y
Logroño. Años más tarde, otra de sus hijas se trasladaba a Perú, etc.
También los hijos de Iturrigaray-Larrea seguían las mismas pautas.
El ascenso económico y social de Aróstegui fue acompañado de la
fundación de mayorazgos. De esta forma deseaba para sus hijos mayores afianzar
económicamente el “status” social que él mismo había logrado. En su testamento
otorgado en Madrid, creaba dos mayorazgos
para sus hijos mayores con el caudal máximo que le permitía la ley.
Martín de Aróstegui
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Las relaciones mercantiles de
Martín de Aróstegui.
Tal como indicábamos arriba, Martín de Aróstegui, antes
de ser promotor de la
Compañía de la Habana, era
accionista de la Compañía de
Caracas. Es por ello por lo que
se comprende cómo el accionariado de la habanera en la
metrópoli fue en gran medida
el mismo que el de la de
Caracas. También quienes le
apoyaron en la Corte para
conseguir la Cédula de fundación de la Compañía de La
Habana eran personajes ligados a la Compañía de Caracas.
Tal es el caso de Miguel
Antonio de Zuaznábar, nacido
en Hernani (Guipúzcoa),
quien fue mediador entre los
promotores de la caraqueña y
la habanera ante la Corte. Asimismo, Francisco de Aldecoa, navarro de
origen y residente en Madrid en 1739, apoyó el proyecto de Aróstegui.
Ambos, Zuaznábar y Aldecoa, serían nombrados factores de la
Compañía de La Habana en Madrid. E incluso, otro miembro de los
Zuaznábar, Juan Bautista de Zuaznábar, ocuparía el cargo de factor de
la Compañía de La Habana en el puerto de San Sebastián. Unos y otros
arrastraron a numerosos paisanos que se hallaban residiendo en la Corte
a interesarse por la nueva empresa mercantil. También en Cádiz
Iturrigaray consiguió apoyos, tanto del factor de la Compañía de
Caracas en aquel puerto, como de otros accionistas.
Sorprende la actividad realizada por este navarro cuyo lugar de
origen era una pequeña villa de la montaña navarra. Martín de
Aróstegui representa al hombre emprendedor, universal y tenaz,
porque a pesar de las dificultades que surgieron con la Compañía
mercantil que él fundó, supo luchar hasta el final.
Amigo de sus amigos, Aróstegui contó con la gran amistad y
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apoyo económico del grupo de navarros y guipuzcoanos que en la
primera mitad del XVIII desarrollaban una importante actividad
económica en la Villa y Corte (Zuaznábar, Aldecoa, e incluso
Iturralde, primer Marqués de Murillo, y otros muchos que confiaron en el proyecto
mercantil de Aróstegui). E
incluso, en su testamento se pueden apreciar
los fuertes lazos familiares y de amistad que
guardaba, con su cuñado, sus yernos y sobrinos, tanto en Cádiz como en La Habana, o
con sus amigos en España: Agustín de
Aldecoa, Caballero de Santiago; Andrés de
Otamendi, Caballero de Calatrava y
Secretario del Rl. Patronato de la Corona de
Aragón; Luis de Ibarra, Director General de
Rentas generales y provinciales, etc., eran las
personas nombradas como albaceas, signo inequívoco de su confianza y buenas
relaciones
que mantenía con ellos.
En Cuba, los personajes que acompañaron a Martín de Aróstegui en sus negocios
fueron los que a finales del XVIII, se interesaban
por otras actividades, como la puesta en marcha de ingenios azucareros.
Su trayectoria le valió el ascenso social y
su sentido familiar le llevó a la fundación de mayorazgos para sus
descendientes.
Tal como indicaba en su testamento, Martín de Aróstegui fue
enterrado en La Habana, en la iglesia de Santo Domingo.
1 GARATE OJANGUREN, M. (1994): Comercio Ultramarino e Ilustración. La Real Compañía de
La Habana, San Sebastián, Colección Ilustración Vasca, p. 22.
2 Fue bautizado en la parroquia de Aranaz, el 16 de agosto de 1698. PÉREZ BALSERA, J. (1936):
Los caballeros de Santiago, t. VII, Madrid, pp. 171-3.
3 Archivo Histórico Protocolos de Madrid, Leg. 17261, fs. 47-52.
4 GARATE OJANGUREN, M. (1994): o.c., p. 343.
5 Sabemos que Tomás de Jáuregui fue yerno de Martín de Aróstegui, y que también era un hombre
con recursos económicos, residente en 1762 en la isla de Cuba. GARATE OJANGUREN,
(1994): o.c. pp. 149-151.
6 PÉREZ BALSERA, J. (1936): o.c. p. 174. Martín Esteban d

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