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El anhelo de mi corazón por mis familiares:

“Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es


para salvación”
(((Romanos 10:1)))

Algunas interrogantes para reflexionar:


 ¿Qué aprendemos del anhelo de Pablo por su familia y vecinos israelitas?
 ¿Cuál fue la razón por la cual Pablo se sentía triste por su pueblo?
 ¿Qué actitud estaban teniendo los judíos hacia el Evangelio de la gracia de Dios?
 ¿Qué estaban agregando los israelitas a su maletín de doctrinas fuera de la gracia de Dios?
 ¿Qué piensa de sus familiares que no conocen a Dios todavía?
 ¿Se ha puesto a pensar cómo traerlos a los pies del Señor Jesús o piensa dejarlos a la deriva de
su confusión y dureza de corazón?
 ¿El individualismo viaje por su mente, con que yo estoy bien que me importa mis familiares?
 ¿Se ha preocupado alguna vez por sus familiares que no han aceptado al Señor todavía o está
feliz por usted nada más?
 ¿Cuál es el anhelo de su corazón por sus familiares, que sean partícipes de la salvación o de la
condenación eterna?
 ¿Cuánto cuesta pensar en los otros, para que acepten al Señor?

Mientras tenga la oportunidad, insista una y otra vez para que sus familiares y amigos para que
puedan aceptar y conocer al Salvador de sus almas. No dejemos que otros se pierdan. No puedo
estar feliz por el perdón de mis pecados, cuando veo que mis amigos y familiares se hunden en el
fango del pecado, del fracaso, de la desdicha y de la muerte eterna. Solo disfrutaré de mi comunión
con el Altísimo Dios cuando pueda colaborar con mis amigos y familiares para que se acerquen a la
fuente del perdón y de la salvación.

¿Cómo puedo estar feliz, cuando mis familiares están en el camino de la confusión? Mis amigos y
familiares merecen la salvación, pero en gran medida dependerá en cierta medida de mi esfuerzo a
empeñar en la predicación del evangelio del Reino de Dios a ellos. Después de predicarles, si aún así
no creen y aceptan al Señor no tendré culpabilidad de su perdición. Manos a la obra, a predicar a
nuestros familiares. El ejemplo más alto es lo que el Apóstol Pablo hizo y sintió por su pueblo, su
nación, EL PUEBLO DE ISRAEL. ¡TODOS MERECEN PARTICIPAR DE LA HERENCIA ENTRE LOS
SANTIFICADOS.

Paz al pueblo de Dios en cualquier parte de donde nos siguen. Un abrazo en el Señor.

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