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“Trabajando con voluntad para el Señor”

“Por lo cual, si lo hago de voluntad, premio tendré; mas si por fuerza, la dispensación me ha sido
encargada” (((1Corintios 9:17)))

Para ganar una carrera se necesita propósito y disciplina. Pablo usó esta ilustración para
explicar que la vida cristiana demanda arduo trabajo, auto negación y preparación seria. Como
cristianos, corremos a fin de obtener nuestra recompensa celestial. La disciplina esencial de la
oración, el estudio bíblico y la adoración nos equipa para correr con vigor. No observe simplemente
desde las graderías, ni tampoco trote un breve trecho cada mañana. Entrénese con diligencia, su
progreso espiritual depende de usted.
Hay oportunidades en las que debemos abstenernos de hacer algo que deseamos para hacer
lo que Dios desea. La meta individual determina la disciplina y la negación que debemos aceptar. Sin
una meta, la disciplina no es nada más que un auto castigo. Con la meta de agradar a Dios, nuestra
negación no es nada comparada con la recompensa eterna que será nuestra.

(1) El peligro de la desviación en la obra


(2Pe 2:15) Que han dejado el camino derecho, y se han extraviado, siguiendo el camino de
Balaam, hijo de Bosor, el cual amó el premio de la maldad.

(2) Trabajando con convicción


(1Co 9:24) ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos á la verdad corren, mas uno
lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.

(3) Trabajando con meta establecida


(Flp 3:14) Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús.

(4) Trabajando prevenidamente


(Col 2:18) Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto á los ángeles,
metiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado en el sentido de su propia carne,

(5) Todo el trabajo que hoy realizamos, un día obtendremos recompensa por ello
(1Co 9:17) Por lo cual, si lo hago de voluntad, premio tendré; mas si por fuerza, la
dispensación me ha sido encargada.

La meta en la vida de Pablo era glorificar a Dios y traer gente a Cristo. Por esta razón se
mantuvo libre de cualquier posición filosófica o atadura material que tendiera a apartarlo de su meta;
se impuso una disciplina estricta para lograr su objetivo. Para Pablo, tanto la libertad como la
disciplina eran herramientas importantes para usar en el servicio a Dios.
Pablo da varios principios importantes para el ministerio: (1) Encontrar puntos comunes con
las personas que nos relacionamos, (2) evitar la actitud del sabelotodo, (3) procurar que los demás
se sientan aceptados, (4) ser sensibles a sus necesidades y preocupaciones, y (5) buscar
oportunidades para hablarles de Cristo. Estos principios son tan valiosos para nosotros, así como lo
fueron para Pablo. ¡Corra, peregrino!.-

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