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JOSE MAP.

IA PARRAMON

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@ Copyrisht 1959

IECCIÓN N.o It. - ,,LA cABEzA HUMANA, (u}


Anatomía arlística
Anatomía y espresión 1,
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Edad y ssxo
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por Joró M.a Pa¡¡amón rí
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ANATO]IIIÍA
ARTÍSTTCN

¿Anatomía? ¿...es realmente necesaria?

-¿...?
que, verá usted, señor profesor; alguien me dijo que puesto
ante-Es
un modelo y aun cuando uno no supiera ni pizca de eso de los
huesos y los músculos, pues...que uno podía dibujar y pintar como si
tal cosa; y que..-
-Perdón; ¿quiere leer aquí, en este libro, en el comienzo de esta
página.
"Acago ae resisla lu estómago
pasando la noche en compañía
de muertos, de huesos y carne
humana, abiertos y en pedazos..."
-¡ ¡Oiga!! ¿Qu¿ es esto?
un párrafo de la obra "Tratado de la Pinturar, escrita en el
siglo-Es
xv por el genial Leonardo de Vinci, pintor, poeta, músico, arqui-
tecto, inventor, y... también, el hombre más fino y elegante de la Flo-
rencia del Renacimiento. según cuenta vasari, artista y crítico de aquella
época, Leonardo de Vinci escribió este capítulo ndespués de haber es-
tado deshollando cadáveres, sufriendo espantables náuseas y vómitos,
por causa de querer descubrir los secretos que gobiernan los miembros
del cuerpo humano".
En la misma Florencia y en aquel mismo entonces, otro de los gran-
des genios universales del Arte, Miguel Angel Buonarroti, fue acusado
y tratado como un vil profanador de cadáveres... «por haber osado abrir
en canal, por mejor aprender su arte, el cuerpo muerto de uno de los
corsini, los cuales movieron por ello gran escándalo y reclamaron juicio
ante Piero Sonderini, a la sazón Confaloniero de Justicia,.
--

Sí, amigo; sorprende y admira saber que aquellos grandes hombres


considerados ya entonces como genios del Arte universal, ricos en fama,
dinero y honores, tenían que comprar y sobornar a criados ¡' servidores
de hospitales disección de cadáveres, aun con ñnes cientÍficos, es-
taba prohibida-lay era perseguida con pena de cárcel- para pstudiar, me-
jor dicho, descubrir las primeras normas sobre anatomía artistica. Uno
los imagina, por ejemplo, en el depósito del Hospital del Espiritu Santo,
en la Florencia de entonces, trabajando de noche, a la luz de un candil,
a escondidas, mirando a todas partes asustados, sobrecogidos dc terror...
y uno piensa: realmente debió serles muv necesario el conc¡cimientc,
de la anatomÍa, para que se sintieran obligados a realizar tan arries-
gada, tétrica y hasta repugnante tarea. ¿Comprende? ¿Si ellos, maestros
de maestros, estudiaron e hicieron de la anatomía una asignatura im-
prescindible, cómo vamos nosotros a pasarla por alto, porque alguien
diga por ahí que Buede dibujar figr-rra sin haber aprendido anatomÍa
jamás?
estoy dispuesto ; dígame : ¿qué debo aprender sobre
-Comprendo;
Anatomía Artística?

-Esto:
(La serie de conocimientos que usted necesita conocer sobre Ana-
tomía Artística, irán apareciendo en ésta y sucesivas. lecciones, a me-
dida que el método avance en el estudio práctico de la figura humana.
De momento, en esta lección, estudiaremos solamente la Anatomía de
la cabeza humana, relacionando este estudio con el arte de dibujar las
diferentes expresiones que puede ofrecer el rostro humano.)
Hablando en términos generales, la Anatomía Artística puede divi
dirse en dos partes esenciales: la que se refiere al conocimiento de la
anatomía ósea, irrcluyendo en ella el estudio de las articulaciones; y la
referente ala anatomía tnttscttlar, tratando, dentro de ella, la morfolo-
gía o aspecto externo del cuerpo humano' De estas dos partes, la que
mayormente interesa al artista es Ia segunda, la anatomía muscular, ya
que ella determina en la mayoría de los casos, la forma del cuerpo hu-
mano. Por ello le dedicaremos más espacio, deteniéndonos, incluso, lle-
gado el momento, en algunos principios generales aplicables a esta y
suoesivas lecciones.
Empezaremos, sin embargo, por estudiar la parte ósea, conociendo,
primero, la estructura que sostiene el cuerpo humano, el esqueleto, para
ieguir, después, con lo que cubre esta estructura: los músculos, la piel,
etcétera.
ANATOMIA OSEA DE LA CABEZA HUMANA
Para que este estudio sea más provechoso, le ruego que haga lo
siguiente: usted lee, primero, la explicación dada por el te\to; comprue-
ba y estudia este texto, observando atentamente las ilustraciones co'
rrespondientes, y por último, estudia y analiza en usted mismo, en su
p.opia cabeza, lo explicado en cada caso. Se trata, simplemente, de que
io.á]i." en su cara, tocándolo o palpándolo con los dedos, el hueso o
huesos correspondientes, comprobando en cada caso su situación, su for-
ma y su dimensión.
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I
I
II supuesto que va a hacerlo con la-' mejor
----r-- voluntad de aprender, he
uquí el estudio de

t"s HUESos per cruiNpo


I
I qomo usted sabe, el cráneo,está formado,,básicamente, por los hue-
siguientes: frontal, occipital, parietales, temporales, eirioides y es_
J :.s
f:noides-
J _De éstos, el único que ofrece cierto intirés en Anatomía ártís-
tj"a es el llamado temporal. Nos interesa estudiar, en efecto, la situación
I d." este hues-o, ya que la c_onfiguración del mismo, al prolongarse en forma
I d" cresta. (ll^amada apófisis cigomática del temporit) aesA" el pómulo
I
i hucia atrás, forma el arco cigomático.
i Observe en el esqueleto visto de frente la situación de cada uno de

PARIETAT

OCCIPITAI.

FIG. 1

arco cigomático.,' fíjese en que este último sobresale notablemente


I +:nte
prano. correspondiente.ar hueso temporar, comprendierdo
J 1", Jigera depresión o hundimiento der t:empoiar, pr;á;;-"['¿"- "riár".,
[ ::''" 9sa
rostros
I ::llTig..r enjutos_,
-rostros una diferencia
de viejos, principalmente-, _secos, delgados, huesudos, en ca_
I Tut de niveí caract"¡rii.u ."-
en que se encuentra la oreja y er plano correspondiente a
II ll"_"_l^,ll.ro
la patilla y final de la mandíbula.
Estudie, por otra
l . ¡raqte, en el mismo temporal, junto a la cavida"d
it. esa especie de hundimiento súbito, lla*ado anatómicaÁente
?.brtaria,
losa temporal. .Copp*"!e que ahí, en el borde de la fosa ,"*p..ái
' !u4o y,encima de latavidad orbitari", "f
visible, la arista
indicada en las figuras I y 2 con la letra "p"r".é
A. "ricanto
¿visto, verdad? Pues, bien, recuerde ra situación y forma, tanto de
la fosa-temporal como de la arista A mencionada, tJniendo
que ambas formas serán visibles en rostros de constitución ", ".r"rriá
ósea o del_
gada, en los que la forma del esqueleto se .Á*-;;r
ausencia de
grasas.
Y esto es todo por lo que se refiere a huesos der cráneo. veamos
ahora los principales huesos de la_ cara.
r

Er, rrupso MALAR o póuuro


Con decir «pómulo, está dicho todo. Vea, sin embargo, en las fi-
guras I y 2,la situación exacta de este par de importantes huesos. Ob-
serve que el malar o pómulo, se halla debajo mismo de la cavidad orbi-
taria, sobresaliendo de la quijada o maxilar inferior; fíjese en ese hueco
o espacio vacío que queda debajo del pómulo; estudie, asimismo, la for-
ma que adopta el hueso malar al dirigirse hacia atrás, formando esa
arista de que hablábamos antes, ese hueso alargado llamado arco cigo-
mático. Bien, póngale ahora carne encima; imagine la forma que adop-
tará la piel de la cara, cubriendo todo el hueso malar y, arco
cigomático incluido-; cubriendo, también, ese hueco
-pómulo
correspondiente
a la mejilla... Piense que en una cara regordeta, de mejillas mofletudas,
ese hueóo quedará relleno, destacando tan sólo la prominencia huesuda
del pómulo, más o menos visible según la grasa que 1o cubra; que, por
el cóntrario, en un rostro delgado, se apreciará perfectamente la forma
y dimensión de todo el hueso malar, se producirá esa otra mejilla hun-
dida, rechupada...
Estudie estos importantes factores en su propio rostro, viéndolo
ante un espejo; trate de imaginar el hueso debajo de la piel; su situa-
ción exacta, su recorrido y dimensión, etc.
Los uursos NASALES

Básicamente son dos pequeños huesos de idéntica forma, unidos so-


bre la línea media o centro simétrico del rostro, formando, en conjunto,
el llamado puente de Ia nariZ. La parte inferior, a partir de ese puente,
está constituída por cartílagos, especie de tejido duro y elástico que
mantiene rígida la punta de la nariz, permitiendo, sin embargo, ciertos
movimientoi. Lo importante para nuestros efectos, es recordar que el
extremo inferior de los huesos nasales (punto B), es perfectamente lo-
calizable al dibujar la nariz, conformando, además, el que ésta sea recta,
remangada, aguileña, etc,
El r¡ueso MAXTLAR sUPERIoR

Forma la parte superior del seno maxilar o morro, alojando los


dientes en su 6orde inferior, en forma de herradura. Interesa recordar
esa forma de herradura, así como el hecho de que el maxilar superior
forma parte del cráneo, estd unido al cráneo sin ninguna articulación
que le permita moverse independientemente.
El rrurso MAXILAR TNFERToR o MANDÍBULA
Su importancia anatómico-artística, la necesidad de ser estudiado
con atención y las dificultades que nacen de este estudio, obedece a una
razón primordial:
La mandíbula es un hueso móvil
Es el único hueso de la cabeza que tiene movimiento; sube y baja,
mediante la acción de determinados músculos, al abrir y cerrar la boca,
para reír, gritar, gemir, llorar.
La -"éá.ri.u que determina este movimiento es muy sencilla: en la
parte extrema anterior de la mandíbula (punto C, en el esqueleto visto
I

de perñl), combinado con el hueso temporal, existe un cóndilo, colo.


cado transversalmente, como si hubiera, ahí, en ese punto C, un agujero
y un clavo que actuando a la vez como eje y bisagra, sostuviera lá man-
díbula y permitiera abrirla y cerrarla.
Vea y estudie la simplificación de esta mecánica en las ilustracio
nes adjuntas. En los dibujos indicados con la letra D, he imaginado y
übujado dos pequeñas formas cilíndricas y esféricas, representativas del
seno maxilar o morro, correspondiendo el corte transversal de enmedio
a los bordes alveolares o lugar donde se alojan los dientes. En la ilus-
i
tración siguiente (E) he montado sendos pares de listoncitos, uno recto
y otro curvado en ángulo recto, uniéndolos en el punto ¿' mediante un
eje representativo del cóndilo mencionado anteriormente. Después sólo
ha sido cuestión de imaginar que ese pequeño artefacto se abría y ce-
rraba, calculando y estudiando la posición que adoptarían en cada caso
i
iir,
los "maxilares» superior e inferior (F). Estudie usted ahora estos movi-
fl mientos y posiciones; fíjese, sobre todo, en la forma que adoptan los
t
supuestos bordes de los dientes (b' y c'), en la particular manera de
separarse y unirse, al abrir y cerrar la boca, relacionando esta función
con la situación del eje o bisagra a'.
r

FIG.3
6rrVZ
F,o.4
^/
,p.
/1,-/--:\-

:=

En fin, aplicando la esquematización de este movimiento (fig. 4), al


esqueleto, primero, y a la configuración externa de la boca, después, po-
dremos decir que está todo dicho y visto.
...Pero no hecho. Convendría que cogiera lápiz y papel estudiando
sobre el terreno, de una manera práctica, este importante punto. Le
aconsejo que dedique un rato a este estudio; primero dibujando ese pe-
queño artefacto, representativo del juego de ambos maxilares, dibuján-
dolo cerrado, semi abierto, abierto del todo, visto desde arriba, desde
abajo, etc. Después todavía de estas ilustraciones-, dibuje
esos mismos apuntes -copiando
del esqueleto y de la boca; por último, imagine
usted por su cuenta otras posiciones y puntos de vista, dibujando de
memoria o del natural, sirviendo usted mismo como modelo, puesto ante
el espejo. Hágalo y verá como más adelante, cuando dibuje una cabeza,
vendrán en su ayuda estos conocimientos y prácticas.
ANATOMIA MUSCULAR

uCuando un perro mueve el rabo, un niño intenta ponerse de pie,


o usted mismo se rasca la nariz, se producen una serie de procesos tan
sumamente complicados que, a su lado, el mecanismo de la bomba de
hidrógeno resulta insignificante.» Esto dice el médico americano Dr. J.
D. Ratcliff, en un artículo sobre «La misteriosa actividad de los múscu-
los», tratando de dar a entender el fabuloso y complicado mecanismo
que determina nuestros movimientos.
Afortunadamente, no es misión nuestra entrar en la complejidad
científica de este mecanismo, ya que nuestro interés ha de centrarse en
conocer la situación y forma de los músculos, analizando, al propio tiem-
po, la función que desarrollan bajo un punto de vista exclusivamente
artístico. A través de éSte e§tudio, usted sabrá, por ejemplo, la aparien-
cia externa de un brazo, condicionando su forma al relieve producido
por la musculatura y ajustando su posición que esté levantado, en-
cogido o estirado- a los movimientos -el
posibilitados por los músculos
en combinación con los huesos y sus articulaciones. En resumen: apren-
derá a dibujar el cuerpo humano, gracias a haber estudiado su torma
y su movimiento.
Recordemos, en primer lugar, los siguientes principios generales apli-
cables a todo el sistema muscular:

PRINCIPIOS GENERATES DE ANATOMÍA MUSCUIAR


l.-Los músculos son los órganos activos del movimiento en el
cuerpo humano, gracias a su propiedad de contraerse y rela-
jarse, como si fueran de goma.
2. Los músculos se dividen en:
- a) Lisos, de contracción lenta e involuntaria, como los que
actúan en el intestino durante la digestión.
b) Estriados, de contracción rápida y voluntaria, siendo és-
tos los que movemos conscientemente al andar, levan-
tar el brazo, abrir la boca, etc. Estos son los que hemos
de estudiar bajo un punto de vista artístico.
3. En general los músculos están constituidos por haces de fi-
- bras musculares, rematadas en sus extremos por uno o varios
tendones que unen los músculos a los huesos.
4._La forma de los músculos varÍa de acuerdo con la función o
movimiento que desarrollan, clasificándose en :
a) Circulares, en forma de anillo, para cerrar conductos.
b) Orbiculare.s, en forma de ojal, como los que cierran los
ojos y la boca.
c) Planos y anchos, como el de la frente.
d) En'forma de abanico, como los temporales que mueven
la mandíbula.
e) Fusiformes, abultados en el centro y adelgazados en los
extremos, como los que mueven los brazos.
5. Los músculos fusilormes son los que más abundan en el
- cuerpo humano. Como ejemplo más conocido de músculo
fusiforme, puede citarse el bíceps del brazo (ese mismo que
los chavales ponen en evidencia, al doblar el brazo, presu-
miendo de hombres fuertes).
Ya sabemos que el músculo es un órgano motor
mente motor de los huesos- y nos falta recordar tan sólo -general-
cómo
funciona el músculo y cómo se mueve el hueso, para dar por ter-
minada la revisión de estos principios generales.
Pues bien; la mayoría de movimientos que tienen lugar en los
huesos móviles del esqueleto, se rigen por el principio físico de
la palanca. Como usted sabe, este principio se basa, mecánicamen-
te, en un punto fijo o punto de apoyo, sobre el que actúan dos
fuerzas distintas: una llamada potencia y otra resistencia.
Como ejemplo de este principio de la palanca, en las figuras
adjuntas, números 5 y 6, ilustramos el movimiento del brazo. Fí-
jese en los nombres de los huesos y músculos que interviénen en
este movimiento: tenemos, en el brazo, el hueso llani.,:lo húmero,
y en el antebrazo, los huesos radio y cúbito,' en el mismo braz.o
los músculos bíceps y tríceps, situados,
respectivamente, delante
y detrás del húmero. El punto de apoyo halla en el codo, en la
se
conjunción de los tres huesos mencionados. Observe'el lugar por
donde se unen a los huesos los tendones inferiores de los dos
músculos... y casi no hace falta decir más para comprender cómo
se produce el movimiento. En efecto, en la primera de estas ilus-
traciones (fig. 5), el brazo está doblado hacia arriba, como si sos-
tuviera un peso; el bíceps se contrae, tirando del hueso radio,
haciéndolo subir, mientras el músculo tríceps se relaja, descan-
sando y dejando hacer al otro. En la figura siguiente el movi-
mientci es inverso; el brazo desciende hacia abajo, relajándose
entonces el bíceps, mientras el tríceps se contrae, tira del cúbito
hacia arriba, haciendo palanca para que baie el brazo. ¿Compren-
de, verdad?

F¡G.5
PRINCIPALES MUSCULOS DE LA CABEZA HUMANA

Se dividen en dos clases: los músculos de la masticación, que in-


cluyen el temporal y el masetero; y los llamados mímicos o músculos
de la expresión: el frontal, superciliar, orbiculares de los oios y de tos
labios, elevador del labio superior, bucinador, triangular de los labios,
depresor del labio inferior, los cigomdticos menor y mayor y el risorio
(fie. 7).
Los músculos de la masticación, como indica su nombre, desarro-
Ilan principalmente la acción de masticar. Los de la expresión o mími-
cos, promueven los movimientos faciales, los pliegues o arrugas de la
preocupación, de la pena, del dolor, de la risa, etc., dándose la circuns-
tancia de que algunos de ellos se hallan insertos en la piel o entrelaza-
dos con otros músculos, es decir, sin estar sujetos a un hueso deter-
mh.lado.
Vamos a estudiarlos uno por uno, con cierto detenimiento, ya que
de ello depende en gran parte el que usted sea capaz de dibujar per-
fectamente Ia expresión del rostro humano.
(Los músculos mencionados son todos ellos pares y simétricos; tei-
nemos dos temporales, dos maseteros, etc. En las definiclones siguien-
tes, sin embargo, hablaré en singular, refiriéndome a uno solo de'los dos
músculos, sobientendiéndose, en cada caso, que me refiero al juego o
par correspondiente.)

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.,;,,i

1r

T;
TEMPORA[:
Si usted cierra ahora mismo la boca, apretando
fuertemente los dientes (hágalo delanie del es-
pejo, por favor), notará en la sien, tocándolo
con los dedos y viéndolo en el espejo, el acu-
sado volumen de este irnportanle- músculo.
Usted recuerda, claro está, en qué ocasiones
cierra la mandíbula con fuerza: al masticar...
y, también, cuando Ie sacan a usted de tino,
le ofenden y no puede reprimir su cólera; siem-
pre que expresa violencia. Para nosotros los
artistas es esto: un músculo que ayuda a expre-
-sar
violelcia, ira, odio, étc. El temporal cubre el
hueso del mismo nombre, tiene fórma de aba-
nico, y está unido, por abajo, pasando por de-
bajo del hueso malar, con una de las crestas
del maxilar inferior. Al contraerse, tira de esta
c,resta hacia arriba y cierra la boca, elevando
el maxilar inferior hásta chocar con superior.
Desarrolla una fuerza extraordinaria."i

MASETERO:
Este podrá localizarlo en el ángulo inferior de
la mandíbula, también cerrando la boca y apre-
tando los dientes con firmeza. Como el ante-
rior, nos servimos de él para masticar, contra-
yéndose y relajándose simultáneamente con el
mencionado temporal. Está inserto, por arriba,
en la prolongación del hueso malar y, por
abajo, en el borde inferior de la mandíbula.
fgualmente es apreciable en expiesiones vio-
lentas, con la boca cerrada.

FRONTAL:
Seguimos con los once músculos restantes,
llamados mímicos o músculos de la expresión.
El músculo de la sorpresa, el espanto, el terror
y, t'ambién, colaboridor en lás expresiones
alegres, al reirnos, carcajear, etc. Es un múscu-
lo delgado, pláno, que cubre la frente, promo-
viendo, al contraerse, los característicos plie-
gues transversales o arrugas de la frente. Le-
vanta, también, las cejas y el párpado superior,
al expresar los sentimientos mencionados.
SUPERCILIARES:
He aquí los mírsculos de la preocupación y de
todos aquellos estados en que fruncimos el
cejo, llevando las cejas hacia dentro y hacia
arriba o hacia abajo. AI preocuparnos, al enfa-

t2

J
darnos, al reflexionar; cuand.p sufrimos o pe-
namos por algo, lloramos, etc. Los superciliares
son dos pequeños haces musc¡rlares, situados
precisamente en el lugar de las cejas. Al con-
traerse .tiran, de ell'as hacia el centro, provo-
cando entonces arrugas verticales en. el entre-
cejo y en la frente. ¿Quiere mirarse al espejo
con aire de pocas bromas?... Visto, ¿no?

ORBICUTAR DE tOS OJOS:


Un músculo que, aparte abrir y cerrar los pár-
pados, cosa que hace continuamente y de ma-
nera instintiva, interviene en casi todas las
expresiones del rostro humano. Está situado
alfededor de los ojos formando un anillo que
cubre los párpados, rebasando los límites de
éstos. Se contrae, principalmente en expresio-
nes dolorosas, entornando los ojos y acentuan-
do los surcos y arrugas conocidos como «patas
de gallo"; promueve las mismas o parecidas
arrugas, más distendidas, sin embargo, en ex-
presiones alegres, al reír o soltar la carcajada.
.§&%
"-eb .{:}
ü: BUGINADOR:
§
Nos servimos de él para soplar. Cuando llena-

*ry* mos la boca de aire se relaja, como si se hin-


chara; luego, al contraerse, reduce el espacio
bucal, comprimiendo y expulsando el aire. Lo
utilizamos para silbar, tocar un instrumento
de viento... o simplemente soplar la sopa que
está caliente. Está situado en los carrillos, ini-
ciándose más arriba de las encías de los dientes
molares y terminando en los músculos que
rodean la boca.

ORBICUTAR DE tOS LABIOS:


Sin él no podría usted besar, ni tomarse un
coca cola con paja, chupando. Pero aparte esa
misión especial de fruncir los labios, be-
sar, al succionar, etc.-, en lo que más-aldestaca
el orbicular de los labios es en abrir y cerrar
los mismos. Puede hacerlo sin mover el hueso
maxilar, incluso, es decir, con los dientes uni-
dos. Interviene, por tanto el orbicular
de los oios- en casi todas -como
las formas de ex-
presión. Circunda la boca, formando un anillo
a su alrededor.

l6
ETEVADOR DEt TABIO SUPERIOR:
Se le llama el músculo de la pena, porque tiene
un papel muy principal en las expresiones aflic-
tivas, en el dolor y el llanto. Por sí solo expre-
sa perfectamente el desdén, el desprecio y, con
muy poquita ayuda, la repugnancia. Al con-
traerse tira hacia arriba del labio superior,
dilatando v subiendo, también, al propio tiem-
po, las aletas de la nariz. (En realidad estos
movimientos son causados por el músculo que
describimos y otros que no menciono para no
alargar la lista.) Se halla inserto en los huesos
nasales, por arriba, mientras por abajo, divi
diéndose en dos haces, se inserta en las aletas
de la nariz y en la piel del labio superior.

TRIANGUTAR DE LOS IABIOS:


Ayuda al anterior en las expresiones de pena,
dolor, llanto, aflicción, tomando parte, tam-
bién, en muchas otras expresiones tales como
el hastío, repugnancia, miedo, cólera, etc. Se
encuentra en ambos lados de la boca y tiene
forma de triángulo, cuyo vértice superior se
inicia casi en las comisuras de los labios. Al
contraerse, tira hacia abajo de dichas comisu-
ras.

BORTA DEt MENTÓN:


¡El músculo de la ira, de la rabia, del cólera,
de todas las expresiones agresivas ! Actúa con
los demás músculos que rodean los labios
-in-
cluyendo uno llamado <<cuadrado de la barba",
que pasamos por alto a fin de abreviar- ele-
vando el mentón y con él el labio inferior que
dobla, al propio tiempo, hacia fuera, en esa
dramática expresión de rabia agresiva. Es pe-
queño y se halla en el mentón, inserto, arriba,
en el maxilar inferior y abajo en la piel de la
barbilla y mentón.
CIGOMÁT¡CO MENOR:
(Ilustración en la página siguiente.) Este es el
llorón de la familia. Cuando se contrae lleva
hacia arriba y hacia afuera la'parte media del
labio superior, alterando la curva de éste para
expresar sentimientos aflictivos o dolorosos.
Está constituído por un pequeño ltaz muscular,
que cruza la mejilla, desde el pómulo, en el que
se halla inserto, hasta la piel del labio supe-
rior.

t4
CIGOMÁTICO MAYOR:
Y ahora ríase conmigo porque éste es el sim-
pático y alegre músculo de la risa. Su acción
es decisiva en la sonrisa, la risa y la carcajada.
Y es que baja desde el pómulo hasta la comi-
sura de los labios, en diagonal, de forma que
al contraerse tira hacia arriba y hacia afuera
de las comisuras, ensancha la boca, elevando
sus ángulos, hincha las mejillas e incluso, con
todo este juego, acentúa las arrugas o patas
de gallo debajo y en los extremos de los ojos.
¡ Bendito sea !

RISORIO:
Es de risa, también, porque ayuda al anterior,
tirando hacia atrás de las comisuras de los la-
bios... y porque es muy pequeñito. Claro, io
hemos dejado para el final, como el Benjamín
de la familia. Fíjese en que arranca de la me-
jilla y termina, horizontalmente, junto a las
comisuras de los labios, que lleva hacia afuera
al entrar en acción.
Y esto es todo; lo suficiente, me parece, para
que tenga usted una idea concreta sobre los
músculos de la cara y su función principal y
accesoria en cada caso. Le recomiendo que lea
estas breves definiciones varias veces, con-
sultando las ilustraciones correspondientes, a
fin de familiarizarse con }os nombres, la si-
tuación, forma y dimensión de cada músculo.
Esto nos permitirá pasar con mejor conoci-
miento de causa a la parte siguiente, donde
estudiará diferentes expresiones del rostro hu-
mano, analizando en cada caso los músculos
que se contraen o retrajan para producirlas.
Porque, claro está, un rnúsculo; por sí solo,
casi nunca es capaz de expresar un sentirniento
o pasión perfectamente. Cuando acciona este
último, por ejemplo, el risorio, con exclusión
de los demás, se produce la sonrisa y la risa...,
pero una risa forzada de todas mane-
ras también es una forma -...que
particular de expre-
sión-, debido a que para producir la risa
sincera, han de intervenir simultáneamente el
orbicular de los labios, los dos cigomáticos,
el risorio, el frontal que levanta las cejas y arru-
ga la frente, creando optimismo, etc., etc. Esta
combinación de unos músculos con otros, crean-
do en cada caso úna expresión distinta, es Io
que vamos a estudiar seguidamente.

t5
Le aconsejo que avise a los
de su casa o que se cierre
con llave, antes de
empezar el estudio de esta
parte dedicada a anatomía
-
y expresión. Sí, porque
hemos de estudiai ante el
espejo, viéndose usted mismo,
aprendiendo qué
músculos se contraen en
determinadas expresiones;
ANATO]TTiA Y EXPRESTÓN
y ha de verse usted mismo
riendo, sufriendo,
dudando, etc. Y repito lo de que
avise a los de su casa,
porque... Bueno, mi
mujer está ya acostumbrada
a verme ante el espejo,
dibujando, poniendo cara de
tonto o cara de listo.
El otro día, sin embargo,
dibujando precisamente
una de las caras que ilustran
esta lección, entró en mi estudio y al verme despeinado y desencajado,
parodiando una expresión terrorífica, me dijó un pocá asustada: «De-
berías cerrarte con llave; si entra el .riRo y i" u" uií, ," va a morir del
susto».
Y otra cosa: interesa no sólo que imite y vea en el espejo sus pro-
pias expresiones, sino, también, que tome aigún apunte áe "ellas; q,r"
dibuje, por ejemplo, su propia risá, su boca e-*presando dolor, su'fren-
t-e,-sus cejas y sus ojos,mientras pone cara de preocupado, de sorpren_
dido, etc. Aparte el hecho de que lo pasará rn,ry bi"r'-verá qué áiver-
tido y distraído resulta eso-, aprenderá más y mejor con este sistema.

LA SONRISA, LA RISA, LA CARCAJADA


E¡t rn soNRISA

Los únicos músculos que realizan una contracción visible son el ci-
gomático mayor y el risorio. Los dos cuidan de separar ligeramente los
labios, llevando las comisuras un poco hacia arriba y haciilos laclos. Es
muy importante comprender que, por este efecto, en las comisuras de
los labios se forma una suave curva ascendente, determinándose una
pequeña hendidura, nacida, también, del ligero abultamiento de la piel
situada en sus extremos. La sonrisa promueve, al propio tiempo, en el
resto del rostro, un ligero cambio de actitud en el qr,ré intervienen casi
todos los músculos de la cara, aunque de manera casi imperceptible.
Los orbiculares de los ojos, por ejemplo, en su parte inferio., ré co.r-
traen un poco, subiendo la piel del párpado inferior, maicando un suave
pliegue o arruga debajo de los ojos; los superciliares y el frontal pueden

t6
o no mover las cejas y la frente, promoviendo en aquéllas una casi im-
perceptible elevación y en la frente suaves armgas o, por el contrario,
pueden relajarse desapareciendo o suavizando las arrugas que son pe-
culiares al estado de atención o preocupación.

EN ra RrsA...

Mucha atención con lo que ocurre en nuestra cara al reírnos fran-


camente. La risa es una de las expresiones que más veces dibuja el ar-
tista, particularmente si se dedica al arte comercial y publicitario; re-
cuerde, en efecto, que los rostros risueños están a la orden del día en
anuncios, folletos, carteles, etc.
Observe en la ilustración adjunta (fig. 2l) los efectos producidos
en la forma de la boca por la contracción del cigomático mayor y del
risorio, sobre todo del primero; tome nota de que, por esta misma
contracción, aparecen a ambos lados de la boca los pliegues caracte-
risticos de la risa; observe, además, cómo esta contracción hincha los
carrillos, encogiendo y replegando la piel hasta producir arrugas debajo
de los ojos. Fíjese en esos ojos ligeramente entornados, alegres, risue-
ños, colaborando a la expresión de la risa, acentuando las patas de
gallo o arrugas de los lados exteriores. Mírese usted mismo en el es-
pejo, riendo, y estudie el movimiento de frente y cejas, comprendiendo
que según sea la clase de risa algo estática, o risa activa, acer-
-risa
cándose a la carcajada-, se contraen o no los músculos de las cejas
y de la frente.
I

I
l7
I
- -Pero
lo que más nos interesa analizar para comprender y aprender §
a dibujar caras sonrientes, es la forma de la ú;;í;l;rma de los la-
bios y de las comisuras de los labios, la situación y forma de los plie-
gues situados a ambos lados, la manera de ir
dibujar ios dientes, etc.
Tratemos de analizar una risa standard ada a cualquier
-generaliz
rostro-. Fijémonos en la exacta situación y acción del músculo cigómá-
tico m,ayor, el principal actor de estos movimientos; imagine qué tira
de é1, hacia arriba y hacia los lados, ensanchando la boca, mientras el
hueso maxilar y demás músculos cuidan de abrirla. He aquí entonces
lo que deberá recordar:
1.-Debido a la acción del cigomático
mayor y del risorio, las comisuras
de los labios, at reír, tienen tenden-
cia a formar una pequeña curva en
l,*))
sus uctremos, en lugar de terminar
en dngulo.
2.- El labio superior, elevado y estira-
do por el músculo mencionado, se
desplala hacia arriba, situdndose
en posición horizontal. Por el con-
trario, el labio inferior aparece
curvado.
3.- Este desplazamiento hacia arriba
de ambos labios, hace que sólo sea
visible la hilera de dientes supe-
riores. I
4.-Los pliegues característicos de la \
risa, a ambos lados de la boca, son \
determinados principalmente por
la contracción del cigomá.tico ma-
yor. Debido a ello el vértice de
estos pliegues coincide con eI lu-
gar en que se halla inserto dicho
músculo.
Estudie la forma de estos pliegues imaginando debajo el músculo
que los promueve. Su situación y su forma es decisiva pa.a qr.re la risa
sea natural. observe que se inician a cierta distancia dá las éomisuras,
formándose el vértice mencionado un poco más arriba de los extremoi
de las mismas.
Al reír los labios se adelgazan y estiran, fíjese, quedando la piel
de los mismos tensa, sin esos pequeños surcos estudiaáos en la lecclión
anterior.
Hablemos, por último, de un detalle importante, cuyo desconoci-
miento denota la total inexperiencia del dibuiante. Me refiero a la ma-
nera de representar y dibujar los dientes. Lo propio, en el aficionado
que empieza, es dibujar los dientes exactamente tal como cree verlos,
con cada diente perfilado, trazando las separaciones, la forma curvada
de las encías, etc. He aquí entonces que, por muy bien que trate de ha-
cerlo, la dentadura dibujada con este criterio parece la de un enfermo,
es del todo irreal, llama la atención y produce mal efecto. ¡No lo haga
usted así, por favor ! Recuerde esta norma:

l8
L¡ dentadura debe dibuiarse rim-
plificando su torma, sin línea¡
que indiquen la separación en-
lre diente y diente. Por lo gene.
ral, su forma deberá lraducirse
en una simple lrania blanca.
observe que el truco consiste en reservar una sencilla franja blan-
ca, insinuando en s? parte inferior la forma de los dientes. cab; la ;;
sibilidad, además, de dibujar-a ambos lados, .o, t.árá, casi imperclp
tibles, la separación o forma de los dientes iaterales.
como final de este estudio de la risa, observe la forma de la boca
los labios, de los dientes, de los pliegues de la sonrisa, etc- vién-
-de en
dola diferentes posiciones, de frenfe, Je tres de p"rfil, e1c.
(figura 23). "rr*ior,

t9
:.J'
,:+":. f ' ,¡::

Le c¿,nce¡a»¡.. Intervienen en ella los músculos mencionados en la


risa, contrayéndose con más fuerza, incluyendo los de las cejas y de
la frente que se contraen sin reservas, elevando las cejas y arrugando la
frente. Es de notar, además, cierta inclinación de la cabeza hacia atrás,
así como la mayor abertura de la boca que tiende a formar un círculo,
promoviendo otros pliegues, aparte el característico de la risa.
Observe lo que ocurre con los dientes, en la carcajada; fíjese que
es posible ver las dos hileras, la de arriba y la de abajo, ésta mucho me-
nos que aquélla, creando en conjunto un notable problema de construc-
ción y perspectiva, cuya solución debe hallarse en lo estudiado anterior-
mente sobre la mecánica que rige el movimiento de los dos maxilares
(figura anterior n.o 3).

TRISTEZA, LLANTO, DOLOR


Le rnrsrpza, anatómicamente hablando, supone en principio una es-
pecie de abandono muscular, un relajamiento general, en el que los úni-
cos músculos que mantienen cierta tensión son los de las cejas y los que I
elevan el labio superior. Imagine los músculos de la risa completamente
relajados, dejando caer las comisura de los labios, mientras los múscu- I
los que cierran la mandíbula se abandonan, también, apareciendo, en
conjunto, toda la mejilla estirada. Igualmente los párpados aparecen

20
más cerrados que de costumbre, ofrecien-
do esa mirada apagada, característica de
ir:
li; la tristeza. El superciliar de las cejas, en
t cambio, se contrae ligeramente, tirando
hacia adentro y frunciendo ligeramente
el ceño.
Eu Br LIANTo, el labio superior es ele-
vado con más énfasis, al tiempo que los
triangulares de los labios tiran hacia aba-
jo de las comisuras. En la barbilla puede
producirse un ligero temblor, por la con-
tracción espasmódica del músculo borla
del mentón, eü€ empuja hacia arriba y
echa algo hacia afuera el labio inferior.
En la nariz, con la contracción del eleva-
dor del labio superior, se produce, al pro-
pio tiempo el característico .,aleteo, de
las ventanas laterales, que se ensanchan y
se estrechan al compás de la agitada res-

21
piración producida por los sollozos. Arriba, en las cejas, los superciliares
se contraen, uniendo y
_elevando las cejas hacia el Centro, prómoviendo
en la frente pequeños pliegues o u.ruga! verticales.
EN pr DoLoR físico', la boca aparece rigeramente abierta o firmemente
cerrada.-E.n cualqgier caso, sin embargo, lo" labios se separan, dejando
al descubierto ambas hileras de dientás. En la posición j, fo.rnu áe lás
labios formando arco, coúro en ras iípi.u, caretas que sim-
bolizan-abiertos,
la tragedia- en esa posición, repito, intervienen todos loi múscu-
los que rodean la boca, destacando lá contracción del músculo de la
pena
1l -cisgTático menor- que tira hacia arriba y hacia afuera de
la mitad del labio superior. Esta fuerte contracción promueve sendós
pliegues a ambos lados de la boca, determinando, asimismo, ú-;lu-
boración de los orbiculares-de los_oj9s, *u."udu, u...rgu, "o, debajo y a
los lados de los mismos. observe la- forma que adoptai lo. o¡á, [""
expresan dolor: semi cerrados o entornado., pero neiviosamente entor-
nados, poniendo de_relieve gran cantidad de ár.rga. arriba, abajo y en
los lados. Fíjese, además, en el importante papel desempeiado "poi to.
superciliares, frunciendo todo el plano de la-frinte, entrécruzandt estas
arrugas con las producidas por el músculo frontal. Tenga presente, en
fin, que al -expresar dolor, instintivamente la cabeza ti"áa" a elevárse,
echándose hacia atrás.

PREOCUPACION, ENVIDIA, SUFICIENCIA

La pReocupecróN se expresa normalmente frunciendo el ceño y unien-


do y llevando hacia abajo el centro de las cejas. La boca permanece

22
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:§"É.
5',¡ :... .'

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.-J;-. .*.- ."-:j+*.--

,H.
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rígida y horizontal, destacando, en según


que casos, el relieve del masetero que man-
tiene cerrada la"mandíbula. Cuando ésta
pe[nanece firmemente cerrada el rostro .
expresa enfado.
fi Eu la ENvrDrA, el recelo, la inquietud
1. o la desconfianza, el orbicular de los la-
ír bios tiende a replegar los mismos, afi.nan-
do su perfil, mientras las aletas de la na-
l

riz se mantienen tensas, más abiertas que


de costumbre y los ojos, con los párpa-
dos algo caídos, miran un poco de soslayo.
La surrcrcNcra, el desprecio, desdén,
orgullo, etc., se caracterizan por esa ex-
presión popular que define al engreído
como alguien «que mira por encima del
hombror, lo cual se traduce gráficamente
en la elevación de las cejas veces una
más que otra-, caída de -a los párpados
superiores, ligera elevación de la cabeza,
échándose un poco hacia atrás, acompa-
ñado todo ello por el rictus de la boca,
el del desdén u orgullo, producido princi-
palmente por la contracción de los trian-
gulares que tiran de ambas comisuras ha-
cia abajo,r mientras el elevador del labio

26
.tr

superior, por un lado, y la borla del mentón, por otro, elevan el centro $
de los labios hacia arriba. §

i
...MIEDO, TERROR

MrEDo, lo que es igual a abrir los ojos más de lo normal, elevando


al propio tiempo las cejas, mientras la boca parece disponerse a excla-
mar «iOh!". Cejas y ojos son fáciles de dibujar: hay que arquear las
cejas hacia arriba, frunciéndolas ligeramente en el centro, denotando
con ello la preocupación que acompaña el miedo; dibujar los párpados
más abiertos que de costumbre, dejando ver «el blanco de los ojosr, con
el iris y la pupila destacados en el centro. El miedo abre la boca de
una manera estática, actuando para ello el orbicular y los dos triangu-
lares que tienden a redondear y bajar las comisuras de los labios.
¡Tennox!, miedo exagerado, casi siempre subrayado por un grito.
Ha de verse el blanco de los ojos, desorbitados, abiertos en grado sumo
por la contracción violenta de los orbiculares y del frontal, que tiran
hacia arriba de párpados y cejas, levantando éstas y formando profun-
dos pliegues en la frente. En la boca actúan todos los músculos, particu-
larmente los de la parte inferior que ponen al descubierto los dientes.
Las aletas de la nariz se dilatan nerviosamente, naciendo de ellas sendos
pliegues que recuerdan los de la risa.

ODIO, IRA, EXASPERACION

Er o»ro es, generalmente, una pasión contenida, de puertas para


adentro, que puede traslucirse, sin embargo, en la expresión del rostro.
Tratando de dibujar esta expresión, habrá que pensar en el cierre her-
mético de la mandíbula acentuando el relieve de los músculos maseteros;
la boca también cerrada, formando una línea horizontal; labios finos,
comisuras ligeramente contraídas hacia abajo; y arriba, en los ojos, una
mirada llameante ligeramente más abiertos de lo norm¿l- «s¡-
sombrecida» por la-ojos
rigidez horizontal de las cejas, lo más bajas posible,
ligeramente fruncidas en el entrecejo.
Le ¡Ra. A1 expresar ira, cólera o cualquier otra forma de violencia,
la mandíbula avanza ligeramente hacia afuera, adelantándose la parte
inferior del seno maxilar. El labio inferior, al propio tiempo, se dobla
hacia afuera contraído por el músculo de la ira borla del mentón y
los cuadrados de la barba-; simultáneamente los -latriangulares, a ambos
lados de las comisuras, tiran hacia abaio con fuerza..., mientras en el
labio superior l<¡s cigomáticos menores elevan dicho labio ayudados por
los elevadores insertos en la nariz. En este estado de cosas, con los ma-
xilares cerrados o casi cerrados, el modelo «enseña los dientesr, como si
tuviera especial interés, además, en mostrarnos los caninos o colmillos.
Las aletas de la nariz se dilatan extraordinariamente en cualquier estado
de violencia. A propósito de este efecto, el Dr. Sir Carlos Bell demostró
que en ciertos estados y pasiones respiramos por la nariz, determinando
con ello, de forma automática., la elevación y dilatación de las aletas de
dichr¡ organo. Siguiendo con los movimientos musculares, vemos que los

24
profundos pliegues a ambos lados de ra
boca promueven arrugas debajo
de los ojos. Estos, sin embargo, se mantieneri más abiertos que
de cos-
tum.bre, dejándonos ver la reáondeada y fulgurr"tr i;.;" aet y ta
-ei iris
nunila. Las cejas, en fin, se contraen y f_*rrón hacia centro y hácia
abajo, en una contracción_ violenta quJ afecta ui."gá lu rr"rrt", ár-""n"
y hasta el mismo puente de la nariz. v
La ExasppnAcróN, o explosión de ira y cólera contenidos, viene deter-
minada, por los mismos movimientos, en un estado subsiguiente o más
avanzado. Así, en los ojos, los párpados se abren hasta deórbitarlos, co-
mo-suele decirse; las cejas se eleván, frunciendo el entrecejo y arrugando
la frente; la boca se abre, manteniéndose la característicá de la rñandi
bula adelantada, mientras todos los músculos que rodean los labios se
contraen con extraordinaria violencia.

cerramos aquí el capítulo sobre Anatomía y Expresión, esperandó


que
_usted-sea capaz de determinar y representar, a partir de elstas ex-
presiones básicas, otros sentimientos, estados o pasiónes de caracterís-
ticas parecidas a éstos. Yo he terminado, pero usted no. Recuerde la
necesidad de practicar estas enseñanzas, dibu¡ándose usted mismo, ante
el espejo, tomando apuntes de bocas y ojos eñ actitudes distintas. Estas
prácticas son imprescindibles si usted piensa dedicarse al arte comercial
y publicitario; e igualmente .or, ,"c"ürias dentro del campo artístico,
para el dibujo de retratos, ya que la apariencia de un rostrá, aun dibu-
jándolo en estado pasivo, refleja siempre la actitud habitual del retra-
tado, el hecho de que sea propenso al optimismo o al pesimismo, a la
extroversión o a la timidez, etc.

25
f

LA EDAD Y EL SEXO
EN E[ DIBUJO DE I.A
CABEZA HUMANA

EDAD, CRECIMIENTO Y PROPORCIONES


DE LA CABEZA HUMANA

Empecemos por preguntarnos por qué el recién nacido, comparado


con el hombre ya hecho, tiene la cabeza grande, el cráneo proporcional-
mente mayor, los ojos grandes y al parecer más separados, y la nariz, la
boca y la barbilla relativamente pequeñas. La respuesta es sencilla: en
el recién nacido, las partes vitales de la cabeza, como el cerebro, la vista,
los oídos, etc., han de cumplir, desde los primeros años, las mismas o
parecidas funciones que en el hombre mayor. La vista, por ejemplo. A los
dos años el niño ve con sus ojos de ver, necesif¿ ys¡- con tanta
claridad y perfección como usted -ha y yo. Luego, lógicamente, los ojos de
un niño de dos años han de estar ya desarrollados, son grandes. Lo mis-
mo podemos decir de órganos internos como el cerebro y los oídos. A la
misma edad, en cambio, el niño no necesita masticar con la maña y la
fuerza con que lo hacemos nosotros los mayores. ¿Para qué si hasta en-
tonces ha estado viviendo de chupete y rechupete con mamadas, bibero-
nes, papillas, sopitas...? No tiene todavía esos potentes músculos masti-
cadores y esa fuerte dentadura, capaz, en el hombre, de romper todo lo
que se le ponga por delante con tal de que sea comestible. Como conse-
cuencia de ello la mandíbula del niño no está todavía desarrollada
necesita estar desarrollada- y es pequeña y esquimizada, como pequeña -no
es su boca y su nariz.
Analizada y comprendida la causa, estudiemos ahora los efectos, las
variaciones producidas en la forma del rostro por esta sabia ordenación
fisiológica.

A LOS DOS AÑOS...

Quedémonos en esa edad, característica de la primera infancia, cuan-


do más se acusan las diferencias morfológicas, comparando la cabeza del
niño con la del hombre.

1.o La cABEzA oer- Nrño ES GRANDE


-
Mayor, proporcionalmente, que la del hombre, comparando ambas
cabezas con sus respectivos cuerpos. En efecto, si usted pone a un hom-
bre de veinticinco años de pie, junto a un niño de dos años, comprobará
que el tamaño real de la cabeza del hombre es casi el doble de la del
niño; mientras que el tamaño proporcional relación con
cuerpos- de la cabeza del niño es casi el doble-ende grande que ambos
la del i
hombre. t'

r
ll
2.o El Nrño rrENE er- cRÁNeo voluMrNoso
-
...desproporcionado, comparándolo con las dimensiones de su pre
pia cara, Ya hemos dicho el porqué: a esa edad precisa de un cerebro
que ha de regir los sentidos, la vista. el oído, el tacto... Menos multiplicar
por doce y escribir a ese pariente de América, {race casi lo mismo que
usted y que yo.
3.o- Los o¡os »el Nrño soN GRANDES
Huelgan las razones. Mas detengámonos en este punto para estudiar
ciertos aspectos característicos. Fíjese en la forma y dimensiones de los
ojos del niño : no son tan rasgados, tan alargados como los nuestros;
sus párpados, abiertos, recuerdan la forma de una circunferencia... hasta
el punto de quedar redondeados los lados, de no dejarnos ver, casi, el
granito ese de color rosado quq forma parte del lacrimal.-Tenga presente
esto:
EI TECTOR «OJOS GRANDES», EN EL NIÑO, VIENE DETERMINADO
POR EL TEN{AÑO DEL IRIS Y LA PUPILA
...del globo ocular, en conjunto; claro, porque lo que el niño tiene
realmente desarrollado es el órgano de la vista, y éste está .ahí, en el
globo ocular, en el iris y la pupila, no en la abertura de los pdrpados...
que no están todavía tan desarrollados y por eso han de esforzarse, por
decirlo así, abriéndose más de la cuenta, resultando menos rasgados, etc.
Por las mismas razones vemos también que:
Los o¡os onl Nrño ArARECEN l,r,A.s sepaneoos,
PROPORCIONALMENTE, QUE LOS OJOS DEL HOMBRE

Usted recuerda aquella dimensión «entre ojo y ojo existe la distan-


cia de otro ojo», ¿verdad? (Lección General N.o 10, pág.9, fig;7). Pues
bien, en el niño esa distancia es mayor, hay <<más de un ojo, entre uno
y otro. Téngalo en cuerita; es una norma básica en el dibujo de la cabeza
de un niño.
NrRrz ES pEeuEñA y
- L¡
4.o RESpTNGoNA

A pequeños pulmones, reducidas vías respiratorias y pequeña nariz,


con pequeños agujeros. ¿Por qué respingada? Porque los huesos nasales
no están todavía desarrollados como en el hombre.
5.o-Los MAXTLARES No ESTÁN DESARRoLLADos

El maxilar inferior, sobre todo el que condiciona la altura de la


barba y el mentón, no es más que «un huesecillo, comparado con la po-
tente quijada del hombre. El niño, además, tiene dientes pequeños, lo
cual reduce aún más la distancia que media entre la parte inferior de la
nariz y el límite inferior de la barbilla. Por este mismo motivo, los ca-
rrillos del niño resultan ábultados y el perfil de la mandíbula es del todo
curvado.
Vistas las caractprísticas anteriores, pregúntese ahora usted mismo:
¿En una cabeza como la acabada de describir, en la que el cráneo es
grande y la carita pequeña, a qué nivel pueden quedar los ojos? ¿En el
centro de la altura de la cabeza, como vimos en la cabeza del hombre?

28
Y-
I

¿Más arriba del centro? ¿Más abajo? La contestación es fácil... y muy


importante en el momento de dibujar la cabeza de un niño:
EN tA CABEZA}DEI NIÑO LOS OJOS SE HAttAN
MAS ABAJO DET CENTRO EXACTO DE SU ALTURA
De modo que dibujando una esfera algo achatada por los lados, si-
trRndo los ojos más abajo del centro, unos ojos grandes y separados, y
dibujando una carita redonda y chiquitina... tenemos la cabeza del niño.
(Vea en la página 33, figura 39, de esta misma lección varios ejemplos
sobre cabezas de niño, corroborando esta definición de sus característi-
cas faciales.)
Nos queda tan sólo por ver; primero, la situación de cada elemento
dentro todavía de esa cabeza de dos años y, después, las variaciones que
van produciéndose durante el desarrollo y crecimiento de la cabeza.

CANON DE LA CABEZA HUMANA EN DIFERENTES EDADES


A los Dos Años:
Dibujamos esta cabeza con un canon especial,. distinto al de la ca-
beza del hombre. La proporción general de la cabeza vista de frente
respondé, como puede ver, a un rectángulo que mide tres unidades de
ancho por cuatro de alto. La unidad de medida fundamentalmente
módulo- viene dada, en este caso, por la altura que media entre la parte -el
inferior de la nariz y el final de la §arbilla. La situación de los ojos pue.
de determinarse con una línea auxiliar (A), dividiendo la unidad o mo-
dulo en que se hallan los mismos
De pérfil, el canon de la cabeza del niño es igual a una caja en forma
de cuadrado.
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FlG. 32
FlG. 33

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Crecimiento de la cabeza humana
6 qños FlG.3s .

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i4, Nr \ ¿) \ /-
\
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N \- ¿'/ I
Estudie, en esta cabe4a de dos años, las siguientes características
faciales, comparadas con las ofrecidas por la cabeza del hombre:
a) La frente es alta, despejada, con escaso cabello arriba y a los
lados.
b) Las ceias, no los ojos, se hallan en el centro de Ia altura de la
cabeza.
c) Entre oio y oio existe una distancia mayor que la de un mis-
mo oio.
d) Las orejas son proporcionalmente mayores y se hallan situadas
mds abaio.
e) Aparecen nuis tisibles los orificios de la nariz.
f) La barba es redonda,'t'ormando una curva poco pronunciada en
el centro.
A los snrs eños:
Podemos servirnos del canon anterior, aun cuando las medidas del
mismo no nos permiten establecer de una manera tan exacta las dimen-
siones y proporciones, la situación, en suma, de los elementos del rostro.
Estas han de situarse un poco a ojo, siguiendo esta pauta, observando
y teniendo en cuenta las siguientes modificaciones dadas por el creci-
miento de la cabeza:
a) El cabello ha creciáo mucho, hasta el punto de invadir parte de
lafrente y de las sienes.
b) La ruandíbula estti ya mris desarrollada y, como consecuencia de
ello, la cara resulta más'alargada que a€ts dos años. Por lo
mismo...
c) Los ojos y las cejas, estas últimas más pobladas, se han despla'
zado hacia arríba.

ó0
FlG. 37

25 oños )
2 añrcig FlG. 3ó

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d) Naril, y oreias se hallan, también, situadas más arriba'
boca ¡

e) Sigue, sin embargo, la forma curvada de la mandíbula' E


F
i,
A los ooce años: I E

La forma cle la cabeza se aproxima cada vez más a la del hombre,


pudiendo dibujarla con el misáo canpn, aproximándonos a sus dimen-
y proporciones.
siones
a) El cabello sigue con lo misma abundancia de los siete años, sin
promunciarsá todavía las entradas en las sienes, características
-en
el hombre"
b) Oios y ceias no han llegado aún al centro de h altura de la
1

cabeza.
c) Las orejas mds baias- ofrecen ya un desaffollo com- ii,!
-todavíamds.
pleto. No crecerdn
d) Empieza a definirse el relieve óseo del maxilar inlerior. La man-
dibita no es'ya tan redondeada o curvada'
A ros vErNTrcrNco aÑos:
Sin comentarios respecto al canon, de sobras conocido por usted.
ei:es" tun-;¿b ; las caiacterísticas anatómicas del rostro, comparando
ésie con los anterigres: en los ojos, más oblicuos, más
juntos (observe
;;;;i ,ri¡o d" i! años todavíá persiste esa separación característica
á"- r. i"ru"cia); en la nariz, los pómulos, la mandíbula, condicionado
t"ao u fu forma de los huesos, resultando un conjunto menos anguloso
en el niño que en el hombre. No cabe confundirse, ¿verdad?

{
¡1 ü
,f1
il,
]',:
1
...Y e Los ocHENre años...
Lo corriente es que, al llegar a esta edad avanzada, la grasa desapa-
rezca y la piel se haya consumido, y como consecuencia áe ello
-iin
entrar en más detalles-, la forma del rostro esté del todo condicionada
por la forma del esqueleto. Esta nos da, en lÍneas generales, la apariencia
siguiente:

a) Propensión a la calvicie; "frente despeiada,de configuración ósea.


b) Relieve de la cresta temporal, aprecidndose en ella la arteria del
mismo nombre.
c) Hundimiento del globo ocular, del ojo en general, sobresaliendo
las crestas óseas de las cavidades orbitariqs.
d) Bolsas y arrugas en los ojos.
e) Relieve acentuado de los pómulos y mejilta caída o hundida.
f) Relieve de los huesos nasales.
g) Adelgazamiento de los labios.
h) Bolsas y piel fldcida debajo de la barba y en el cuello.

Existe, además, un factor importante que puede modificar sensible-


mente la altura que media entre el bigote y la barbilla, haciendo que ésta
se retire hacia adentro, elevándose, al propio tiempo, ligeramente, adop-
tando el aspecto del ncascanueces». El factor en cuestión es la falta de
dientes. Claro que usted puede decir: «¿Y si esa persona lleva dientes
postizos?» En tal caso, la estructura de la cara no ofrecerá diferencia
apreciable con la de una persona más joven. Aunque, con dientes o sin
dientes, la mandíbula del anciano tendrá siempre tendencia a endere-
zarse hacia afuera, elevando algo el mentón, debido, tal vez, a los cientos
de miles de veces que ha cerrado y apretado un maxilar contra otro.

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t
Iil
i:
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FlG. as

66
Y HE AQUI, POR ULTIMO, LA CABEZA DE LA MUJER
Sea cual sea la rama del arte a.la que piense usted dedicarse el día
de mañana, es casi seguro que dibujará y pintará muchas más'veces la
cabeza de la mujer que la del hombre. Lo cual parece contradecirse con
el hecht-¡ de haberla dejado para el final, dedicándole menos de un diez
por ciento del contenido de esta lección y la anterior. Existe, sin embar-
go, una razón fundamental para haber seguido este criterio :
Esencialmenle, las dimensiones y proporcio-
nesde la cabeza y roslro de lamuierrsonlas
misma¡ que las estudiada¡ para el hombre.
Las diferencias son mínimas si analizamos ambas cabezas en su for-
ma original, es decir, dejando a un lado en la mujer el maquillaje con
que se adorna.su cara, sus ojos, sus labios, sus mejillas, su peinado.
Estas mínimas diferencias, sin embargo, existen, y deben tenerse en
cuenta. Son debidas, principalmente, a la constitución orgánica de la
mujer, traducida, físicamente, en la presencia de una mayor cantidad de
adiposidad superficial, que abunda especialmente en el pecho, nalgas, en
las caderas y en los muslos, reflejándose, también, en la cara, aunque en
menor proporción; y son debidas, secundariamente, a la nlayor actividad
física desarrollada por el hombre juegos, trabajo-, que ne-
cesariamente desarrollan en él una-ejercicios,
mayor fuerza y virilidad en su cons-
titución ósea y muscular. Así se explica, por ejemplo, que la nariz del
hombre sea, en general, más ancha y gruesa que la de la mujer, de acuer-
do con una mayor actividad respiratoria de correr más,
'saltar más, etc.-, que tiende a ensanchar -consecuencia
los órganos y conductos respi-
ratorios, Ia caja torácica, por.ejemplo.
Concretando esas ligeras diferencias, podemos ver en la mujer las
siguientes características :

1.. CARA TIGERAMENTE MAS PEOUEÑA


,.. OJOS UN POCO MAS GRANDES
3.- CEJAS TIGERAMENTE MAS ETEVADAS Y AROUEADAS
4.- NARIZ Y BOCA MAS PEOUEÑA
5.- MANDIBUTA REDONDEADA
Y como resumen de estos cinco puntos, como matiz esenclal que el
artista ha de recordar y saber ver..., aunque el modelo diga lo contrario,
esta norma final que ilustra mejor que ninguna la diferencia entre ambas
cabezas:
LA CABEZA Y LA CARA DE tA MUJER ESTA
HECHA DE TINEAS SUAVES Y DORMAS CURVADAS
Porque el ángulo es signo de masculinidad y la curva, la suavidad y
la redondez se asocian fundamentalmente con la femineidad.r
Así es Ia mujer anatómicamente. ¡Ah, pero... ! ¡Vaya usted a saber
cómo es realmente, al salir de un instituto de belleza !
UN racrox vARTABLE

Anatómicamente, la cavidad bucal de la mujer es ligeramente más


pequeña que la del hombre; los labios son más gruesos, pero la dimen-

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II
,I

FlG.40 H(i.4t
FlG.41

sión total de los mismos es más reducida en el sexo débil que en el


fuerte. Usted'sabe, sin embargo, que, desde hace ya bastantes años, está
de moda en las mujeres pintarse los labios con tendencia a sobrepasar
el límite natural'de los mismos. Allá por el año 1930, la moda aconsejaba
todo lo contrario: privaban entonces los labios finos, la boquita de pi-
ñón. ¿Recuerda usted, por otra parte, el estilo de cejas que se llevaba
entonces? Finas, finísimas, hasta el extremo de depilarlas totalmente y
dibujar en su lugar una línea concreta hecha con el lápiz... de eso, de
cejas. Y no hablemos del cabello, del peinado, que cambia de forma
veces radicalmente- cada tres o cuatro años.
-a
Desde luego hay que contar con ese factor variable, acomodándose
a é1, estando al día. El artista, en general, ha de tener un conocimiento
lo más exacto posible de la moda y las tendencias que imperan en el
rostro de la mujer. No digamos si la obra va destinada al arte comercial
y publicitario, en el que el aspecto "actualidad» es algo absolutamente
básico y esencial.
Vea, en fi.n, en Ia página siguiente, algunos dibujos de cabezas de
mujeres, comprendiendo, a través de estas imágenes, que el problery1
de áncajar y dibujar el rostro de una mujer es igual al de dibujar el del
hombre.
Termina con estas líneas y estos dibujos el estudio de la cabeza hu-
mana, de esa cabeza ids¿l «Que no pertenece a ninguna persona en con-
creto y es, al propio tiempo, un modelo representativo de todas las

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67
Quiero suponer ahora que han pasado ya tres o cuatro meses, du-
rante los cuales usted no ha dejado de estudiar y practicar los conoci-
mientos de ésta y la lección anterior; que es capaz, en una palabra, de
dibujar perfectamente, en cualquier posición, una de esas cábezas
hombre, de mujer, de niño o de niña- construidas bajo canon. -de
He aquí entonces el paso siguiente:

¡IMAGINE UNA CABEZA CON CARACTER Y DIBUJELA


DE MEMORIA !
¡Fuera reglas, normas, cánones y módulos hechos a medida ! Suelte
ahora su imaglnación y dibuje cabezas con carácter, distintas, personal-
mente distintas a esa cabeza ideal que hemos estado estudiando'
De memoria, sin modelo.
¿Se atreve? ¡Oh, sí, es fácil, muy fácil ! (Lea lo que sigue despacio,
por favor.) No tiene más que imaginar la cabeza de alguien, VERLA...
én ru mente... asl de alta, así de ancha, con esa nariz y esa boca... EN-
CAJARLA EN UN CANON PROPIO, adaptado a esas dimensiones que ha
imaginado ¡ y ya está !
¿Sabe? El dibujo resulta mejor si piensa e imagina un rostro con-
creto, la cabeza de alguien conocido de usted, cuyas facciones ofrezcan
rasgos característicos. Vamos, piense un poco: ¿quién hay, conocido su-
yo, que tenga una cabeza y una cara fácilmente identificable; que tenga
Lru firorromi"... un poco óaricaturesca, de rasgos algo exagerados, fácil-
mente recordables? ilo ha encontrado ya? ¡Va, dibuje esa cabeza!

¡ Qué magnífico placer, el placer de dibujar !

ó8

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