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En mitad de un frondoso bosque, se alzaba una casita acogedora y deliciosa en la que vivían mamá
cabra con sus siete pequeños cabritos en la más completa tranquilidad y armonía.
(Mientras mamá cabra tiende la ropa, los cabritos juegan al lado de ella, pero el más pequeño se cae y todos
lo miran)
Cabrito menor: Mamá, mamá socorro mamá
Por desgracia en los alrededores había un lobo feroz hambriento que esperaba impaciente la
ocasión para devorarse a los simpáticos pequeños.
(El lobo los observa por entre los arbustos, y se pasa la lengua por los labios)
Lobo: ¡Que debilidad! Deben estar tiernos y sabrosos. Si pudiera probarlos, seguro que mi estómago
dejaría de lamentarse. (Se mira el estómago y lo frota en círculos con las manos mientras se queja: “Ay,
ay”) Mmm vamos a la obra (los observa por los arbustos)
(La mamá cabrita escucha un ruido y se preocupa mucho.)
Cabrito chaleco azul: ¿Es que sucede algo mamá?
Mamá: no nada, vamos. Entren, creo que el pastel ya está listo (Dice mientras abre la puerta de la
casa y los cabritos entran entusiasmados y hacen bulla. Ella observa alrededor angustiosa)
EN LA NOCHE…
(Todos los cabritos dormían y entra la mamá. El lobo mira por una ventana)
Mamá: Que lindos son, duermen como angelitos
(El lobo dice para si mismo)
Lobo: Esa cabra arruina mis planes, debo encontrar el modo de alejarla de los pequeños durante un
rato.
Así aquella noche, mientras todos dormían, el astuto lobo decidió hacer desaparecer sus provisiones
de la despensa.
EN LA MAÑANA…
(Entra la mamá a la despensa.)
Mamá: ¡Oh no! (Dice preocupada mientras todo está desordenado y vacío)
Al día siguiente mamá cabra advirtió que todas las reservas de comida habían desaparecido
misteriosamente.
Como no había quedado nada de nada, mamá cabra decidió dirigirse al bosque para buscar algo
para comer.
(Sale la mamá de la casa con una canasta en su mano y dice)
Mamá: Se lo advierto, estén alertos durante mi ausencia.
Mamá: Si, pero escúchenme bien hijitos. Tengan cuidado con el lobo mientras yo no esté, podría
llegar de repente.
Mamá: Si pequeños, si el lobo pudiera entrar en casa, no tendría piedad de ustedes y se los comería
de un bocado. No le abran a nadie, ¿me oyen?
Cabrito chaleco azul. Vete tranquila mamá, nosotros no tenemos miedo al lobo. (Dice valiente)
Mamá: Me gusta oírselos decir (Dice sonriendo) Pero el lobo es muy astuto y podría conseguir entrar
de todas maneras
(Los cabritos se sorprenden y se angustian)
Deben estar alerta, seguramente intentará disfrazarse para que no le reconozcan, pero tiene la voz
grave y las patas negras, aunque no pare de lavárselas. Estoy segura de que lo reconocerán,
acuérdense de no abrirle la puerta a nadie, ¿lo han entendido?
El plan del lobo de que la mama cabrita se fuera y dejara solos a sus hijos funcionó
Lobo: Misión cumplida, dentro de poco esos cabritos serán todos míos. ¡Barriga mía, alégrate,
dentro de poco por fin comeremos! (se amarra un trapo en la cabeza)
Cabrito menor: Yo, yo. ¿Puedo cantar una? Se la quiero mostrar a mamá cuando regrese
(El cabrito amarillo coloca la música y todos se sientan alrededor)
Veeen
Tengo tengo
Hola Hola
(Tocan la puerta)
Cabrito menor: ¡Es mamá! Es mamá! ¡Ha vuelto!
Lobo: Por favor abran la puerta queridos. Soy yo, soy mamá y he vuelto con muchos regalos.
Dicen todos: ¡Mamá tiene la voz más suave, tú no eres nuestra mamá, tu eres el lobo feroz, vete!
Te hemos reconocido
Lobo: ¿Que están diciendo? Caramba son bastante listos (Dice para sí mismo) De todas formas me
los comeré ya verán
Cabrito chaleco verde: ya se ha ido
Cabrito chaleco azul oscuro: ¿Todavía estas temblando? (le dice al cabrito menor) que vergüenza eres
un miedoso.
Panadero
(El panadero está batiendo la miel y dice)
Panadero: esta vez la miel tiene un perfume delicioso.
(El lobo le roba la miel de puntitas)
El lobo feroz que había sido reconocido por culpa de su grosera voz, intentó suavizarla engullendo
una gran cantidad de dulce miel.
(El lobo sentado come miel, carraspea y canta y practica su voz más suave: “oh abran pequeños soy su
mamita y se ríe) (“Soy mamá cabra” dice mientras coloca las manos en su cintura simulando ser ella)
(Lo niños de nuevo en casa jugando con los dados y llega el lobo, pero ahora con el traje y el trapo en la
cabeza)
Lobo: Se los ruego abran queridos, he vuelto soy mamá
Cabrito chaleco rosado: Ay esa es la voz de mamá ¡es ella! (Todos salen corriendo y van a abrir la
puerta excepto la de chaleco amarillo)
Cabrito chaleco amarillo: ¿Quietos! ¿Tan pronto olvidaron lo que dijo mamá? (los cabritos no abren
la puerta)
Lobo: por favor queridos abran la puerta, estoy muy cansada y tengo las manos llenas de regalos
Cabrito chaleco amarillo: antes de abrirte queremos verte las manos mamá, siempre dices que no
podemos entrar a casa con las manos sucias
Lobo: claro querido (el lobo mete sus patas por la ventana y los cabritos se dan cuenta de que es el lobo)
¿por qué no contestan queridos?
(los cabritos le pegan con un palo en la pata)
Dicen: ya sabemos que no eres nuestra mamá, tu eres el lobo feroz
En la panadería
El panadero amasa la masa
Lobo: Hola señor panadero (dice escondido)
Lobo: necesito un buen trozo de masa de pan, exactamente como este, muchas gracias (selo lleva) y
además, podría echar un poco de harina en mis manos?
(el lobo lo coge de la camisa) Lobo: ¿dice que no puede? No le importará si me lo devoro
Panadero: No por favor no me haga daño
El tiempo pasaba y los cabritos esperaban cada vez con más ansias la llegada de su madre
Lobo: ¿Bueno, bueno donde se han escondido? (se los comió uno a uno)
Y fue así como el lobo feroz se comió a los cabritos uno tras otro, pero faltaba uno
Lobo: Si no me equivoco, me he comido seis, pero creía que eran siete. Para saberlo puedo contar
el número de camitas.. 1…2….3….4….5…6… (Sonó el reloj)
Pero si ya son las tres! Es hora de tomar una siesta al lado del río
La mamá: oh ahora ya puedo volver a casa, que cara harán al ver las cosas que he encontrado.
Después de haber recogido tantas cosas buenas, mamá cabra estaba ansiosa por volver y ver a sus
pequeños y en cambio, ¡pobrecita!
La mamá tira la canasta y empieza a llorar
La casa había sido completamente destrozada y de sus adorados hijitos no había ni el más mínimo
rastro
Mamá. Oh mis pobres hijos. Si hubiese llegado a casa antes, tal vez esto no hubiera sucedido, todo
esto es culpa mía
Bien satisfecho, el lobo estaba durmiendo al lado del río. Mamá cabra y su pequeño lo encontraron
en un inmerso sueño y con la barriga hinchada como un globo
Mamá cabra cogió las tijeras de la cesta y se dispuso a abrir la panza del enorme lobo feroz y así
salía uno tras otro, sanos y salvos. El lobo los había engullido sin masticar.
Apenas se acercó al río para beber, el lobo cayó al agua por el peso de las rocas y se ahogó
Lobo- Leyther
Mamá- Dianny
Panadero- Diego
Narrador- Esteban