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El lobo y los siete cabritos o cabritillos es un cuento de hadas (n.

º 5) escrito por
los hermanos Grimm en 1812. Esta fábula infantil, popular y tradicional se ha
transmitido de generación en generación por todo el mundo, pues enseña una
gran lección sobre prudencia y cautela a los niños, además de mostrar el amor
de una madre sobre sus hijos.

Hay diferentes versiones de la famosa historieta de los 7 cabritos y el lobo,


incluso películas y dibujos animados. La versión reescrita del libro
por Adivinanzas10.com en 2023 es el cuento para niños completo, pero corto
y resumido. Genial para leer a la hora de dormir o usar en la escuela gracias a
sus fantásticas imágenes e ilustraciones.

Puedes leer el resumen del cuento clásico de los siete cabritillos de


los hermanos Grimm escrito en nuestra web, o descargar la versión para
imprimir en pdf de la historia.

El lobo y los 7 cabritos


Érase una vez, un hogar adentrado en el bosque en el que vivía felizmente una
mama cabra junto a sus siete cabritillas.

Los pequeños cabritillos vivían tranquilos, sin preocupaciones, pues su mamá


siempre los protegía y cuidaba. Un día, la mamá cabrita tuvo que salir en
búsqueda de alimento para sus siete bebes, pero antes de salir, advirtió a sus
pequeños.

“Mis pequeños siete cabritillos, me tengo que ir a hacer unos recados para
traer comida, así que os quedaréis un rato solos en casita, recordad, por
ningún motivo abráis la puerta a nadie hasta que yo vuelva. No olvidéis
que el feroz lobo vaga por el bosque y vendrá a comeros mientras yo no
esté”.

“No te preocupes, mamá, estaremos muy atentos”.- Dijeron los siete


pequeños.

Poco tiempo después de que su madre se alejara por el sendero del bosque,
mientras los siete cabritillos jugaban y se divertían dentro de su hogar,
escucharon que alguien estaba llamaba a la puerta “¡Toc Toc!”

“Pequeños míos, ha llegado mama a casita, por favor, abridme la puerta”.

Los siete cabritillos notaron extraña la voz de su madre, esa no era ella, debía
ser el lobo.

“No abriremos la puerta. Mamá sigue fuera, recolectando comida para


nosotros”.- Respondieron los pequeños.

El lobo feroz se enfadó por no conseguir entrar en la casa, así que huyo hasta su
guarida y se comió un puñado de huevos para suavizar su voz. Pasado un rato,
volvió a la casa de los siete cabritos y una vez más repitió con mucha
delicadeza:

“Pequeños míos, ha llegado mama a casita con una sorpresa, por favor,
abridme la puerta”.

En esta ocasión, la voz del feroz lobo era tan parecida a la de mamá cabra, que
los siete hermanitos decidieron observar por debajo de la puerta para ver quién
era. Los 7 cabritillos pudieron ver las oscuras y peludas patas del lobo, y
aterrorizados, nuevamente, los pequeños chillaron:

“No abriremos la puerta. ¡No eres nuestra madre, eres el lobo!”.

A pesar de esto, el feroz lobo decidió no darse por vencido y corrió de nuevo,
pero esta vez fue a un molino cercano para pintarse el pelo con harina de trigo
y conseguir blanquearse las patas como mamá cabra. Por tercera vez, el lobo
acudió a la casita de los seis cabritillos.

“Hijitos amados, ha llegado vuestra madre, abridme la puerta”.


Los pequeños volvieron a repetir todo aquello que habían hecho las otras veces,
escucharon atentos su voz y además miraron bajo la puerta para ver las patitas
de su querida madre. Esta vez, sí creyeron que era su madre y los siete cabritos
abrieron la puerta al lobo feroz.

Aterrorizados, los siete hermanos cabritillos intentaban huir por toda la


habitación, pero, por desgracia, el feroz lobo era mucho más ágil.

Primero consiguió cazar al cabrito que se había escondido en la chimenea,


seguidamente al que se ocultó debajo de la cama, después al que se enganchó
de la lámpara, al que se había escondido detrás del enorme piano y, por último,
el cabritillo que se encontraba debajo de la alfombra.

El lobo fue alimentándose uno por uno de las pequeñas cabras, sin percatarse
de que uno de los cabritillos se encontraba escondido en un armario de la
habitación.

El lobo satisfecho, consideró que era momento de huir de la casita y buscar un


buen lugar para descansar.

Unas horas más tarde, la madre de los siete cabritillos regreso a su hogar, feliz
por encontrarse de nuevo con sus hijos y traerles mucha comida. Pero,
desgraciadamente, se encontró con una horrible escena, únicamente quedaba
uno de sus hijos, al que envolvió con sus brazos mientras le contaba lo ocurrido
entre sollozos.

Velozmente, la mamá cabra decidió salir en busca del peligroso lobo, y tal como
ella imaginaba, lo encontró acostado sobre la verde hierba, a la sombra de un
árbol y roncando como nunca lo había hecho antes.

Tenía que rescatarlos, así que, con mucha valentía, la mamá volvió a casa, cogió
un cuchillo y estaba dispuesta a rajar al lobo para sacar a sus hijos, y así fue.

Una vez estaban todos fuera, la mamá ordenó a sus siente hijos que fueran a
recolectar piedras y rocas. Rellenaron la tripa con ellas, y después, cosió la
barriga con hijo y aguja.

Cuando el lobo feroz despertó, se sentía enorme y pesado, además de sentir


mucha sed, por lo que fue al río a beber agua. Descendió hasta el riachuelo y se
agachó para beber agua. Pero, debido a todo el peso que llevaba, el lobo cayó
dentro del cauce y fue arrastrado por el agua río abajo. Nunca más volvió a
aparecer por allí.

La familia de la mamá y sus siete cabritillas vivió feliz por siempre,


pero aprendieron una gran lección, deben ser prudentes y cautelosos, nada
es lo que parece, las apariencias engañan, y nunca hay que fiarse de los
extraños.

Moraleja: no hay que confiar en los desconocidos.

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