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Resumen Contrato de Renta Vitalicia y Juegos de Apuesta
Resumen Contrato de Renta Vitalicia y Juegos de Apuesta
Contrato oneroso de renta vitalicia es aquel por el cual alguien, a cambio de un capital o de otra
prestación mensurable en dinero, se obliga a pagar una renta en forma periódica a otro, durante la
vida de una o más personas humanas ya existentes, designadas en el contrato.
Es bilateral. Debido a que existen obligaciones recíprocas entre los contratantes. Por una parte, un
sujeto (constituyente) se obliga a entregar el capital a otra (deudora de la renta) y esta parte en
contraprestación se compromete abonar una suma de dinero en forma periódica a título de renta, de
acuerdo a lo convenido
Es oneroso. Porque ambas partes se obligaron a cumplir con determinadas prestaciones, con
ventajas recíprocas
Es aleatorio. Porque las ventajas o pérdidas para los contratantes dependen de la vida de una o más
personas humanas existentes designadas en el contrato (cabeza de la renta), lo que es un
acontecimiento incierto
De tracto sucesivo. Porque la obligación del pago de la renta debe cumplirse periódicamente,
mientras dure la vida del cabeza de renta.
Sujetos.
Beneficiario: Es el acreedor de la renta convenida, es la persona que tiene derecho a exigir su pago.
Cabeza de renta: Es aquella persona humana cuya vida es tomada como medida para el pago de la
renta.
Sólo son partes del contrato de renta vitalicia el constituyente y el deudor de la renta.
El beneficiario puede ser el mismo constituyente, el deudor, o un tercero, que puede ser una persona
humana o jurídica.
Si el contrato es a favor de tercero, respecto de éste se rige en subsidio por las reglas de la
donación, excepto que la prestación se haya convenido en razón de otro negocio oneroso.
El crédito a favor del tercero beneficiario podrá computarse como una atribución patrimonial onerosa
o gratuita a su favor, en este último supuesto se aplicarán en subsidio las reglas de la donación, con
las consecuencias jurídicas que ello implica.
Renta. Periodicidad del pago. La renta debe pagarse en dinero. Si se prevé esta prestación en
otros bienes que no son dinero, debe pagarse por su equivalente en dinero al momento de cada
pago. El contrato debe establecer la periodicidad con que se pague la renta y el valor de cada cuota.
Si no se establece el valor de las cuotas, se considera que son de igual valor entre sí.
La renta se devenga por período vencido; sin embargo, se debe la parte proporcional por el tiempo
transcurrido desde el último vencimiento hasta el fallecimiento de la persona cuya vida se toma en
consideración para la duración del contrato.
Acción del constituyente o sus herederos. El que entrega el capital, o sus herederos, pueden
demandar la resolución del contrato por falta de pago del deudor y la restitución del capital.
En igual caso, si la renta es en beneficio de un tercero se aplica lo dispuesto en el artículo 1027.
Puede hacerlo tanto el constituyente como el deudor de la renta debido a que es un contrato
consensual, bilateral del que surgen obligaciones para ambas partes. Los herederos de las partes
también tienen la misma acción.
Como el tercero beneficiario no es parte del contrato mientras no acepte la estipulación a su favor,
no tiene derecho alguno contra el deudor de la renta.
El deudor de la renta (promitente) podrá oponer al tercero beneficiario las mismas defensas que
tiene contra el constituyente (estipulante).
Extinción de la renta. El derecho a la renta se extingue por el fallecimiento de la persona cuya vida
se toma en consideración para la duración del contrato, por cualquier causa que sea. Si son varias
las personas, por el fallecimiento de la última; hasta que ello ocurre, la renta se devenga en su
totalidad. Es nula la cláusula que autoriza a substituir dicha persona, o a incorporar otra al mismo
efecto. La prueba del fallecimiento corresponde al deudor de la renta.
Resolución por falta de garantía. Si el deudor de la renta no otorga la garantía a la que se obliga, o
si la dada disminuye, quien entrega el capital o sus herederos puede demandar la resolución del
contrato debiendo restituirse sólo el capital.
Hay contrato de juego si dos o más partes compiten en una actividad de destreza física o intelectual,
aunque sea sólo parcialmente, obligándose a pagar un bien mensurable en dinero a la que gane.
El juego en sí mismo no es un contrato sino un hecho lúdico, por lo cual para que se convierta en un
contrato debe incorporar " a ese hecho lúdico una consecuencia jurídica, que en el derecho argentino
debe ser de orden patrimonial"
Se requiere que el resultado dependa de un evento aleatorio, que puede ser de diversos grados: el
sorteo, la habilidad física, la inteligencia
a) Las partes del contrato deben participar de la actividad en que el juego consiste, teniendo una
injerencia activa en su eventual resultado;
b) Surge la obligación de pagar un bien, mensurable en dinero, al participante ganador;
c) Debe darse " la existencia de un riesgo creado artificialmente por las partes, cuya superación
depende de la habilidad o del azar
El juez puede reducir la deuda directamente originada en el juego si resulta extraordinaria respecto a
la fortuna del deudor
Una deuda excesiva, proveniente del juego, aunque se trate de un juego permitido, contiene en sí
una ilicitud intrínseca, en cuanto sobrepasa lo que normalmente es aceptable " (Moisset de
Espanés).
Juego y apuesta de puro azar. No hay acción para exigir el cumplimiento de la prestación
prometida en un juego de puro azar, esté o no prohibido por la autoridad local.
Si no está prohibido, lo pagado es irrepetible. Sin embargo, es repetible el pago hecho por persona
incapaz, o con capacidad restringida, o inhabilitada.
a) Juegos tutelados;
b) Juegos permitidos;
c) Juegos prohibidos
(Según el grado de protección que le brinda el ordenamiento jurídico, según les conceda o no acción
para exigir civilmente el cumplimiento de las deudas de juego)
La norma anotada priva de acción a aquellos juegos de puro azar, es decir donde la incertidumbre
depende totalmente de la aleatoriedad, equiparándolos en los hechos con la apuesta, con
independencia que exista o no prohibición de las normas administrativas.
Oferta pública. Las apuestas y sorteos ofrecidos al público confieren acción para su cumplimiento.
El oferente es responsable frente al apostador o participante. La publicidad debe individualizar al
oferente. Si no lo hace, quien la efectúa es responsable.
Juegos y apuestas regulados por el Estado. Los juegos, apuestas y sorteos reglamentados por el
Estado Nacional, provincial, o municipios, están excluidos de este Capítulo y regidos por las normas
que los autorizan.