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LA FE ES INTEGRAL: 34 35 36 37 38
Fe en la mente: Se trata de conocer las verdades
sobre Dios y sobre el hombre que fueron reveladas 39 40
para nuestra reconciliación. La fe nos posibilita
entender las cosas que Dios nos revela. Por eso 41
decidimos que la fe y la razón no son opuestas.
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Fe en el corazón: El conocimiento de DIOS y su
plan de amor, despierta en quien cree una 43
adhesión afectiva al Señor. La fe en el corazón inspira sentimientos firmes y
verdades que va más allá de los estados de ánimo. 44
Fe en la acción: La fe profesada por el entendimiento y asumida por el
corazón se concreta en las obras. La fe no se queda en el entendimiento o en
el corazón sino nos lleva a obrar. “La fe sin obras está muerta”. HORIZONTALES VERTICALES
El Catecismo de la Iglesia nos dice: 1. Síntesis de la fe 1. Fe significa
La fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. 8. Demuestran la fe 4. Número de artículos del Credo
Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la 21. Creador y Padre 6. Tercera persona trinitaria
Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus 35. Símbolo del cristiano 14. Nuestro redentor
palabras. 28. Cristo es nuestra
"Creer" entraña, pues, una doble referencia: a la persona y a la verdad; a
la verdad por confianza en la persona que la atestigua.
No debemos creer en ningún otro que no sea Dios, Padre, Hijo, y Espíritu CONOZCAMOS LAS CARACTERÍSTICAS DE LA FE
Santo. Analiza: ¿NO CREES EN DIOS?
La fe es un don sobrenatural de Dios. Para creer, el hombre necesita los Hoy en día muchos jóvenes que ya no quieren creer
auxilios interiores del Espíritu Santo. en Dios, porque lo consideran como algo superado.
"Creer" es un acto humano, consciente y libre, que corresponde a la Para ellos ser puros es algo anticuado y antinatural.
dignidad de la persona humana. Creen que después de la muerte sólo existe la
"Creer" es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede, engendra, conduce NADA.
y alimenta nuestra fe. La Iglesia es la madre de todos los creyentes. "Nadie “Pero ¿estará muerto Dios?, ¿Qué sucedería, si me
puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por madre". encuentro cara a cara con Él, yo que he construido
"Creemos todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios mi vida sobre la roca de mi incredulidad”
escrita o transmitida y son propuestas por la Iglesia... para ser creídas (NIETZSCHE).
como divinamente reveladas". Y tú, ¿acaso dudas de su existencia?. Entonces, te
La fe es necesaria para la salvación. El Señor mismo lo afirma: "El que crea respondería con Raimundo de Miguel:
y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará". - ¿Quién nivela y dirige en el vacío la legión de los astros numerosa?
- ¿Quién opone a la noche tenebrosa la luz del día y el calor al frío? La fe es necesaria para la salvación. El Señor mismo lo afirma: "El que crea
- ¿Quién las nieves engendra y el rocío? y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará".
- ¿Quién desata la fuente bulliciosa? ”La fe es un gusto anticipado del conocimiento que nos hará
- ¿Quién tiñe en el vergel la fresca rosa? bienaventurados en la vida futura".
- ¿Quién plantea a los peces en el río?
COMPROMISO: En este esquema responde:
- ¿Quién da instinto a los brutos y a las aves?
- ¿Quién modera las aguas turbulentas, que son terror a las cansadas
naves?
¿Para qué me sirve ¿Cómo podré vivir
- ¿Quién apaga la voz de las tormentas?
la fe en mi vida? a plenitud mi fe?
- ¿Quién te habla en la voz de tu conciencia?
Responde a mis preguntas, si lo sabes, y si no crees en Dios… calla y no
mientas.
Ahora bien, “creer en Dios no es simplemente creer que Dios existe, es creer
que Dios nos ama” (Joseph Bouchaud).
Por eso, te aconsejo que no te contentes con decir “yo tengo fe” o “yo creo en
Dios”. No basta tener a Dios en la cabeza, hay que tenerlo en el corazón.
Porque si tienes una fe como para mover montañas, pero no tienes amor, tu
vida estará vacía. No basta que tengas razón, debes tener corazón. Pues si
tienes el alma vacía, sin amor, serás un verdadero ateo de corazón.
Analicemos ahora el Compendio y el Catecismo:
La fe, don gratuito de Dios, accesible a cuantos la CRISTO
piden humildemente, es la virtud sobrenatural TE
necesaria para salvarse. El acto de fe es un acto NECESITA
humano, es decir un acto de la inteligencia del
hombre, el cual, bajo el impulso de la voluntad movida ESCUCHA
por Dios, asiente libremente a la verdad divina. SU
Además, la fe es cierta porque se fundamenta sobre la LLAMADO
Palabra de Dios; «actúa por medio de la caridad»; y
está en continuo crecimiento, gracias, particularmente, Y
a la escucha de la Palabra de Dios y a la oración. Ella SIGUELO
nos hace pregustar desde ahora el gozo del cielo.
La fe es una adhesión personal del hombre entero
a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la RECONOZCAMOS QUE MARÍA ES NUESTRA
voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus MADRE Y MODELO DE VIDA CRISTIANA
obras y sus palabras.
"Creer" entraña, pues, una doble referencia: a la persona y a la verdad; a EL ARQUITECTO Y MARÍA
la verdad por confianza en la persona que la atestigua.
A un prestigioso arquitecto le encargaron la construcción
No debemos creer en ningún otro que no sea Dios, Padre, Hijo, y Espíritu
de un templo para honrar a María. Todos esperaban de él
Santo.
una obra singular. Llegó el día de la inauguración y los
La fe es un don sobrenatural de Dios. Para creer, el hombre necesita los
fieles acudieron gozosos a ver a la imagen de María que
auxilios interiores del Espíritu Santo.
presidiría el centro del retablo. Cuál sería su sorpresa al
"Creer" es un acto humano, consciente y libre, que corresponde a la
no encontrar a María en el altar mayor. El retablo estaba
dignidad de la persona humana.
vacío. En el primer banco del templo, estaba sentada una
"Creer" es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede, engendra, conduce
escultura con la imagen de la Virgen María. Ante el
y alimenta nuestra fe. La Iglesia es la madre de todos los creyentes. "Nadie
asombro y la pregunta de los fieles, el arquitecto
puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por madre".
contestó: “estamos acostumbrados a encontrar a María, a
"Creemos todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios
colocarla distante de nosotros y olvidarnos, con
escrita o transmitida y son propuestas por la Iglesia... para ser creídas
frecuencia, que María es la primera cristiana. Una mujer
como divinamente reveladas".
de nuestra raza cercana a nosotros, que ha escuchado la
palabra de DIOS y ha sabido seguirla”.
El hecho o la anécdota nos pueden servir para reflexionar, intentemos a mirar d) La Constancia: “Es fácil ser coherente por un día o por algunos días, dice
en María a la mujer de nuestra raza. Tratemos de acercarnos a ella, para el Papa Juan Pablo II, es difícil ser coherente toda la vida, es fácil ser
descubrir aquellos valores y actitudes que la hicieron “la perfecta cristiana” y coherente a la ora de la exaltación, es difícil serlo a la hora de la
que es modelo perfecto para que nuestras vidas puedan seguir más fácilmente tribulación. Y se puede llamar fidelidad a una coherencia que dura a lo
el camino de Cristo. largo de toda la vida. El FIAT de María en la anunciación encuentra su
plenitud e el FIAT silencioso que repite al pie de la cruz. Ser fiel es no
Responde:
traicionar en tinieblas lo que se aceptó en público”.
¿Estas dispuesto a comenzar con constancia este proyecto de vida, teniendo
En nuestro caminar, a través de la historia, necesitamos modelos que nos
a María como modelo?
inspiren caminos para lograr nuestra vida en trascendencia. En María
----------------------------------------------------------------------------------------------------------- encontramos y reconocemos al creyente perfecto en la FE y en el AMOR, que
guía a todos los cristianos en el camino, para llegar a Dios. Ella cumple su
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misión de madre y de mujer hasta las últimas consecuencias, con FE y
----------------------------------------- confianza para aceptar la palabra de Dios con humildad y sencillez, para servir
a todos aquellos que necesitaban ayuda, siempre fiel y valiente para afrontar
¿Cuáles son tus virtudes?
las dificultades de la vida, en permanente oración y apertura a los designios de
----------------------------------------------------------------------------------------------------------- Dios.
María unida a Jesús en todo momento sufre con él al pie de la cruz, donde su
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hijo la hace madre de los miembros de la Iglesia. Desde entonces, María cuida
----------------------------------------- de nosotros que peregrinamos en la vida, caminando hacia el Padre. Este
peregrinar está lleno de dificultades y angustias, es decir, es una lucha
¿Cuáles son los valores fundamentales que descubres en María como Madre
continua contra el egoísmo que es el pecado.
de Jesús?
María acude como abogada, auxiliadora, socorro, etc. Ella es figura y modelo
----------------------------------------------------------------------------------------------------------- de los cristianos, quienes la contemplamos y tratamos de imitarle su fidelidad
a la voluntad de Dios y en su amor a la humanidad.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------- La Virgen María siempre nos conduce a Jesús, tenerle devoción es imitar en un
----------------------------------------- “SÍ” a Dios.
María no es para nosotros solo un precioso objeto que admiramos desde lejos.
Debemos conocerla dejarnos cuestionar por su ejemplo de libre y perseverante
respuesta al Señor. APRENDAMOS LOS DIVERSOS TÍTULOS QUE SE LE DA A
María vivió una adhesión al Señor a prueba de todo. Su fidelidad se resume en JESÚS
el “hágase” generoso de la anunciación-Encarnación. La fidelidad de Santa CLÍNICA DEL ALMA
María tiene cuatro dimensiones que son modelo para nosotros que han sido
descritas por el Papa Juan Pablo II, en su primer viaje a tierras americanas
(México, enero de 1979). Las dimensiones son: Para una mayor y más profunda relación con Cristo.
a) La Búsqueda: María nunca se queda satisfecha con respuestas fáciles. Médico cirujano : Jesucristo
Ella llevaba en el corazón la pregunta que todo hombre lleva dentro, Título : Hijo de Dios
“pregunta para la cual sólo Dios es la respuesta”. María busca siempre sólo Médico Auxiliar : El Espíritu Santo
al Señor cuando se trata de encontrar sentido y la orientación de su vida, Enfermera solícita : Virgen María
ella no se pierde entre las falsas promesas que ofrece el mundo, si no Campo de estudio : El corazón
busca la verdad como una actitud de constante oración. Experiencia : Infalible y Eterno
b) La Acogida: Una vez que el Señor le muestra, la Virgen María se entrega Residencia y oficina : En todas partes
con disponibilidad de quien se abre para ser habitado por algo, por alguien Su poder : ilimitado
más grande que el propio corazón. Ella responde con un generoso “FIAT”, Radioterapia : El AMOR
“hágase en mi según tu palabra”, responde con una entrega completa. Su obsequio a nosotros : La Gracia, Vida
c) La Coherencia: Ser fiel supone no desmentir con nuestras obras la Divina
adhesión que hemos hecho en el corazón. Ser plenamente consecuente Su libro de recetas : El Evangelio
con el Señor al que hemos aceptado buscar en toda nuestra vida en Enfermedades para sanar : Todas
relación a él. La coherencia es el llamado por el Santo Padre, como el Precio del tratamiento : Gratuito
núcleo más íntimo de fidelidad. Todo el ser de María refleja Garantía de la operación : Absoluta
transparentemente su adhesión a Dios. Residencia Clínica : La Iglesia
Quirófano : El Altar Es el Maestro que enseña con autoridad expresando
Dieta a cumplir : Oración y ayuno su conciencia de sí por medio del “yo os digo”. Por lo
Ejercicios de curación : Eucaristía y Penitencia tanto la enseñanza de Jesús es plenitud de la Divina
Otros ejercicios necesarios : Buenas obras y frutos Revelación.
Acuda hoy mismo : Es mejor en los primeros síntomas c) Jesucristo Sacerdote de la Nueva Alianza:
Hora de consulta : Guardia permanente Este sacerdocio de Cristo es real. Este Mesías Rey,
salvaría al pueblo por medio de sus sufrimientos.
Firmado. Esto implica que Cristo es sacerdote por su
Doctor Jesucristo. mediación, superando todo sacrificio y sacerdocio
Especialista en todas las enfermedades y dolencias antiguo por que su sacrificio es único y su sacerdocio
eterno. Porque él es la víctima que se ofrece por
LOS NOMBRES DE JESÚS: nuestra redención, nuestra salvación.
El nombre de Jesús, dado por el ángel en el momento de la Anunciación,
Elabora una oración de acción de gracias donde resaltes los
significa «Dios salva». Expresa, a la vez, su identidad y su misión, «porque él
diversos títulos de Jesús:
salvará al pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Pedro afirma que «bajo el cielo no
se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos» (Hch 4,12).
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«Cristo», en griego, y «Mesías», en hebreo, significan «ungido». Jesús es el
Cristo porque ha sido consagrado por Dios, ungido por el Espíritu Santo para la ---------------------------------------------------------------------------------------------------------
misión redentora. Él es el Mesías esperado por Israel y enviado al mundo por el
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Padre. Jesús ha aceptado el título de Mesías, precisando, sin embargo, su
sentido: «bajado del cielo» (Jn 3,13), crucificado y después resucitado, Él es el ---------------------------------------------------------------------------------------------------------
siervo sufriente «que da su vida en rescate por muchos» (Mt 20,28). Del
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nombre de Cristo nos viene el nombre de “cristianos”.
Jesús es el Hijo unigénito de Dios en un sentido único y perfecto. En el --------------------------------------------------------
momento del Bautismo y de la Transfiguración, la voz del Padre señala a Jesús
¿POR QUÉ MURIO JESUCRISTO? (3º)
como su «Hijo predilecto». Al presentarse a sí mismo como el Hijo, que
«conoce al Padre» (Mt 11,27), Jesús afirma su relación única y eterna con Dios EL CORAZÓN PERFECTO
su Padre. Él es «el Hijo unigénito de Dios» (1Jn 4,9), la segunda Persona de la Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el
Trinidad. Es el centro de la predicación apostólica: los Apóstoles han visto su corazón más hermoso de toda la comarca.
gloria, «que recibe del Padre como Hijo único» (Jn 1,14). Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su
En la Biblia, el título de «Señor» designa ordinariamente al Dios soberano. corazón era perfecto, pues no se observaban en el ni máculas ni rasguños. Sí, coincidieron
todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto. Al verse admirado el joven se sintió
Jesús se lo atribuye a sí mismo, y revela su soberanía divina mediante su poder
más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el
sobre la naturaleza, sobre los demonios, sobre el pecado y sobre la muerte, y vasto lugar. De pronto un anciano se acercó y dijo: ¿Porqué dice eso, si tu corazón no es ni
sobre todo con su Resurrección. Las primeras confesiones de fe cristiana tan, aproximadamente, tan hermoso como el mío?
proclaman que el poder, el honor y la gloria que se deben a Dios Padre se le Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía
deben también a Jesús: Dios «le ha dado el nombre sobre todo nombre» ( Flp vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y
2,9). Él es el Señor del mundo y de la historia, el único a quien el hombre debe éstos habían sido reemplazados por otros que no encastraban perfectamente en el lugar, pues
someter de modo absoluto su propia libertad personal. se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde
faltaban trozos profundos.
Además en Jesucristo podemos distinguir tres funciones: La mirada de la gente se sobrecogió - "¿Cómo puede él decir que su corazón es más
Pastoral o Real hermoso?", pensaron...
Profética o Magisterial El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír.
Sacerdotal (LG Nº13) "Debes estar bromeando," dijo. "Compara tu corazón con el mío... El mío es perfecto. En
a) Jesucristo Rey y Pastor: cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor. "Es cierto," dijo el anciano ", tu corazón
luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo... Mira, cada cicatriz representa una
Cristo comienza su predicación anunciando la venida del Reino de Dios, persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a
reino que nace y se expande en el tiempo como germen sembrado en la cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo,
historia del hombre y del mundo. que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los
b) Jesucristo Profeta y Maestro: bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos
Profeta es quien habla a los hombres la Palabra de Dios y que le fue compartido. "Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien,
encomendado personalmente, él tiene la autoridad que el mismo Padre pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos, dar
amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado
Dios lo confirma.
abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día -tal vez-
regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón." ¿Comprendes ahora lo que es
verdaderamente hermoso?" E A L E S R E T Ñ H O A R
El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, FRASE:
arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo “............................
O K N A S A U G S P E X J
colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho, y con él
tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido
idénticos los trozos, se notaban los bordes. El joven miró su corazón que ya no era perfecto, S U P A E V R Y D O O Q N ..............................
pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.
E M M I I P L T A J Y L A ..............................
PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS
Algunos jefes de Israel acusaron a Jesús de actuar contra la Ley, contra el Templo de
N H T R A S C N O P N R S ..............................
Jerusalén y, particularmente, contra la fe en el Dios único, porque se proclamaba Hijo de
Dios. Por ello lo entregaron a Pilato para que lo condenase a muerte.
O S P I R T E A U Y C T U ............................”
En la última Cena con los Apóstoles, la víspera de su Pasión, Jesús anticipa, es decir,
significa y realiza anticipadamente la oblación libre de sí mismo: «Esto es mi Cuerpo que
será entregado por vosotros», «ésta es mi sangre que será derramada...» (Lc22, 19-
20). De este modo, Jesús instituye, al mismo tiempo, la Eucaristía como «memorial»
(1Co11,25) de su sacrificio, y a sus Apóstoles como sacerdotes de la nueva Alianza.
En el huerto de Getsemaní, a pesar del horror que suponía la muerte para la humanidad
absolutamente santa de Aquél que es «el autor de la vida» (Hch3,15), la voluntad COLOCA EN CADA CASILLERO LA LETRA QUE CORRESPONDE AL NUMERO Y HALLARAS UNA
humana del Hijo de Dios se adhiere a la voluntad del Padre; para salvarnos acepta ORACION.
soportar nuestros pecados en su cuerpo, «haciéndose obediente hasta la muerte» ( Flp2, 4 8 15 19 20 5 19 1 10 22 5
8).
Al fin de reconciliar consigo a todos los hombres, destinados a la muerte a causa del 12 1 18 8 1 11 5 13 1 4 5 6 18 1 3 8 1
pecado, Dios tomó la amorosa iniciativa de enviar a su Hijo para que se entregara a la
muerte por los pecadores. Anunciada ya en el Antiguo Testamento, particularmente
20 5 13 4 18 1 19 21 13 7 8 9 15 1 10
como sacrificio del Siervo doliente, la muerte de Jesús tuvo lugar según las Escrituras.
Jesús ofreció libremente su vida en sacrificio expiatorio, es decir, ha reparado nuestras
culpas con la plena obediencia de su amor hasta la muerte. Este amor hasta el extremo 17 21 5 11 1 12 1 18 1 19 9 5 19 21 19
(cf. Jn13,1) del Hijo de Dios reconcilia a la humanidad entera con el Padre. El sacrificio
pascual de Cristo rescata, por tanto, a los hombres de modo único, perfecto y definitivo,
y les abre a la comunión con Dios. 7
Al llamar a sus discípulos a tomar su cruz y seguirle (cf. Mt16,24), Jesús quiere asociar a 1 6
1 19 5 5 13 12 8 19 5 14 15 18
su sacrificio redentor a aquellos mismos que son sus primeros beneficiarios.
LA REDENCIÓN: Son los actos con los que Cristo, lleno de amor, se ofrece y muere por
nosotros (NATURALEZA) para satisfacer la deuda debida a la justicia divina, para 20 21 16 1 10 1 2 18 1
merecernos de nuevo la gracia y derecho al cielo, y para liberarnos de la esclavitud del
pecado y demonio (EFECTOS). CLAVE:
DESCUBRE LA FRASE QUE ESTA ESCRITA DENTRO DE LOS CUADROS COLOCANDO CADA LETRA EN
UN CASILLERO. COMIENZA DONDE INDICA LA FLECHA Y SALTA UN ESPACIO.
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A B C D E G H I J L LL M N Ñ O P Q R S T U V
EL FUNDAMENTO DE NUESTRA FE
Después de su muerte, el cuerpo de Jesucristo fue sepultado, y su alma unida a su divinidad descendió a la morada de los muertos, y abrió las puertas del Cielo a los justos que le habían
precedido. Jesús descendió hasta el reino de la muerte para anunciar allí la salvación, por lo cual fue anunciada a todos los hombres de todos los tiempos y lugares, porque todos los que se
salvan lo hacen participante de la Redención de Cristo.
La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, y representa, con la Cruz, una parte esencial del Misterio pascual.
Con el Símbolo de los Apóstoles confesamos: “Al tercer día resucitó de entre los muertos”. Aunque no hubo ningún testigo ocular del momento de la Resurrección, ni ningún evangelista lo
describe, sin embargo fue un hecho real e histórico con datos probados en el Nuevo Testamento.
Además del signo esencial, que es el sepulcro vacío, la Resurrección de Jesús es atestiguada por las mujeres, las primeras que encontraron a Jesús resucitado y lo anunciaron a los Apóstoles.
Jesús después «se apareció a Cefas (Pedro) y luego a los Doce, más tarde se apareció a más de quinientos hermanos a la vez» (1 Co 15, 5-6), y aún a
otros. Los Apóstoles no pudieron inventar la Resurrección, puesto que les parecía imposible: en efecto, Jesús les echó en cara su incredulidad.
La Resurrección de Cristo es un acontecimiento trascendente porque, además de ser un evento histórico, verificado y atestiguado mediante signos y
testimonios, transciende y sobrepasa la historia como misterio de la fe, en cuanto implica la entrada de la humanidad de Cristo en la gloria de Dios. Por
este motivo, Cristo resucitado no se manifestó al mundo, sino a sus discípulos, haciendo de ellos sus testigos ante el pueblo. EL DOLOR por la Pasión y
Muerte de Jesucristo se convierte en GOZO Y ALEGRÍA porque resucitó y nos salvó.
La Resurrección de Cristo no es un retorno a la vida terrena. Su cuerpo resucitado es el mismo que fue crucificado, y lleva las huellas de su pasión, pero ahora
participa ya de la vida divina, con las propiedades de un cuerpo glorioso. Por esta razón Jesús resucitado es soberanamente libre de aparecer a sus
discípulos donde quiere y bajo diversas apariencias.
La Resurrección de Cristo es una obra trascendente de Dios. Las tres Personas divinas actúan conjuntamente, según lo que es propio de cada una: el
Padre manifiesta su poder, el Hijo «recobra la vida, porque la ha dado libremente» (Jn 10, 17), reuniendo su alma y su cuerpo, que el Espíritu Santo vivifica
y glorifica.
La Resurrección de Cristo es la culminación de la Encarnación. Es una prueba de la divinidad de Cristo, confirma cuanto hizo y enseñó y realiza todas las
promesas divinas en nuestro favor. Además, el Resucitado, vencedor del pecado y de la muerte, es el principio de nuestra justificación y de nuestra
resurrección: ya desde ahora nos procura la gracia de la adopción filial, que es real participación de su vida de Hijo unigénito; más tarde, al final de los tiempos,
Él resucitará nuestro cuerpo. Así, pues la RESURRECCIÓN DE JESÚS nos enseña:
Que JESUCRISTO es verdaderamente el HIJO DE DIOS, quien resucitó como lo había anunciado.
Que nosotros también resucitaremos a una vida nueva.
Que CRISTO sigue actuando entre nosotros a través de su espíritu, para consolidar su REINO.
COLÓCALE UN TÍTULO ADECUADO A CADA ESCENA QUE TE PRESENTAMOS. LUEGO REDACTA UNA HISTORIA SEGÚN EL CONTENIDO DE ELLAS.
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APRENDAMOS A RECONOCER QUE EL ESPÍRITU SANTO ES PRESENCIA DE DIOS (3º)
Creer en el Espíritu Santo es profesar la fe en la tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo y «que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria».
El Espíritu Santo «ha sido enviado a nuestros corazones», a fin de que recibamos la nueva vida de hijos de Dios.
La misión del Hijo y la del Espíritu son inseparables porque en la Trinidad indivisible, el Hijo y el Espíritu son distintos, pero inseparables. En efecto, desde el principio hasta el fin de los
tiempos, cuando Dios envía a su Hijo, envía también su Espíritu, que nos une a Cristo en la fe, a fin de que podamos, como hijos adoptivos, llamar a Dios «Padre». El Espíritu es invisible, pero
lo conocemos por medio de su acción, cuando nos revela el Verbo y cuando obra en la Iglesia.
«Espíritu Santo» es el nombre propio de la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Jesús lo llama también Espíritu Paráclito (Consolador, Abogado) y Espíritu de Verdad. El Nuevo
Testamento lo llama Espíritu de Cristo, del Señor, de Dios, Espíritu de la gloria y de la promesa.
Son numerosos los símbolos con los que se representa al Espíritu Santo: el agua viva, que brota del corazón traspasado de Cristo y sacia la sed de los bautizados; la unción con el óleo, que es
signo sacramental de la Confirmación; el fuego, que transforma cuanto toca; la nube oscura y luminosa, en la que se revela la gloria divina; la imposición de manos, por la cual se nos da el
Espíritu; y la paloma, que baja sobre Cristo en su bautismo y permanece en Él.
El Espíritu Santo edifica, anima y santifica a la Iglesia; como Espíritu de Amor, devuelve a los bautizados la semejanza divina, perdida a causa del pecado, y los hace vivir en Cristo la vida
misma de la Trinidad Santa. Los envía a dar testimonio de la Verdad de Cristo y los organiza en sus respectivas funciones, para que todos den «el fruto del Espíritu».
Por medio de los sacramentos, Cristo comunica su Espíritu a los miembros de su Cuerpo, y la gracia de Dios, que da frutos de vida nueva, según el Espíritu. El Espíritu Santo, finalmente, es el
Maestro de la oración.
Busca en el pupiletras algunos nombres y símbolos con los que se le nombra al espíritu santo y descubre con las letras restantes un mensaje secreto:
PALOMA P E L O E S P I R I T U
FUEGO A B O G A D O A N I M A
VIENTO L L A E F E V I E N T O
AGUA O D E U J E S U S L O S
LUZ M * * F U E R Z A L U Z
ABOGADO A A P O S T O L E S N A
UNIÓN L A * I G L E S I A I U
FUERZA C O N S O L A D O R O G
CONSOLADOR Y * N O S O T R O S N A
SOLUCIÓN:
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Reflexiona, porque se representa al Espíritu Santo con los nombres anteriores ayudados por las tarjetas siguientes:
Porque nos
Porque purifica y limpia Porque nos une a Dios a
defiende ante el
nuestro corazón del mal. todas las personas.
mundo y el mal.
Porque nos
Porque sopla acá y allá Porque nos da valentía consuela con las
está en todas partes y no para superar las tristezas y
lo vemos pero lo sentimos. dificultades y los miedos. preocupaciones
dándonos la paz.
Lee con atención el contenido de los recuadros y señala, con el número correspondiente el Don del Espíritu santo que nos comunica esa gracia:
3.-Consejo 1.-
Sabiduría
4.-Ciencia 2.-Entendimiento
6.-Piedad
7.-Temor 5.-
de Dios Fortaleza
El primero y principal sacramento para el perdón de los pecados es el Bautismo. Para los pecados cometidos después del Bautismo, Cristo instituyó el
sacramento de la Reconciliación o Penitencia, por medio del cual el bautizado se reconcilia con Dios y con la Iglesia.
La Iglesia tiene la misión y el poder de perdonar los pecados porque el mismo Cristo se lo ha dado: «Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los
pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos»
El Bautismo perdona el pecado original, todos los pecados personales y todas las penas debidas al pecado; hace participar de la vida divina trinitaria
mediante la gracia santificante, la gracia de la justificación que incorpora a Cristo y a su Iglesia; hace participar del sacerdocio de Cristo y constituye el
fundamento de la comunión con los demás cristianos; otorga las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo. El bautizado pertenece para siempre
a Cristo: en efecto, queda marcado con el sello indeleble de Cristo (carácter).
Los ministros católicos administran lícitamente la sagrada Comunión a los miembros de las Iglesias orientales que no están en plena comunión con la
Iglesia católica, siempre que éstos lo soliciten espontáneamente y tengan las debidas disposiciones.
Asimismo, los ministros católicos administran lícitamente la sagrada Comunión a los miembros de otras comunidades eclesiales que, en presencia de una
grave necesidad, la pidan espontáneamente, estén bien dispuestos y manifiesten la fe católica respecto al sacramento.
Los efectos del sacramento de la Penitencia son: la reconciliación con Dios y, por tanto, el perdón de los pecados; la reconciliación con la Iglesia; la
recuperación del estado de gracia, si se había perdido; la remisión de la pena eterna merecida a causa de los pecados mortales y, al menos en parte, de
las penas temporales que son consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de conciencia y el consuelo del espíritu; el aumento de la fuerza espiritual
para el combate cristiano.
Las indulgencias son la remisión ante Dios de la pena temporal merecida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa,
que el fiel, cumpliendo determinadas condiciones, obtiene para sí mismo o para los difuntos, mediante el ministerio de
la Iglesia, la cual, como dispensadora de la redención, distribuye el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos.
ESTABLECE UNA RELACIÓN ENTRE EL TEXTO; Lc.15,17-20 Y LOS PASOS PREVIOS PARA UNA BUENA
RECONCILIACIÓN.
REQUISITO SITUACIÓN EN LA
NOMBRE
PARÁBOLA
1. Hacemos el propósito a)___________________
de no volver a pecar. ( ) Confesión
___________________
2. Confesamos nuestros Examen de b)___________________
pecados al sacerdote. ( )
conciencia ___________________
3. Sentimos pena de Dolor de c) ___________________
haber ofendido a Dios con un
sincero arrepentimiento ( )
corazón ___________________
4. Reconocemos el Propósito
d)___________________
pecado en nuestra vida. de
( ) enmienda ___________________
La Iniciación cristiana se realiza mediante los sacramentos que ponen los fundamentos de la vida cristiana: los fieles, renacidos en el Bautismo,
se fortalecen con la Confirmación, y son alimentados en la Eucaristía.
EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
El primer sacramento de la iniciación recibe, ante todo, el nombre de Bautismo, en razón del rito central con el cual se celebra: bautizar significa
«sumergir» en el agua; quien recibe el bautismo es sumergido en la muerte de Cristo y resucita con Él «como una nueva criatura». Se llama también
«baño de regeneración y renovación en el Espíritu Santo», e «iluminación», porque el bautizado se convierte en «hijo de la luz».
Desde el día de Pentecostés, la Iglesia administra el Bautismo al que cree en Jesucristo.
El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o derramar agua sobre su cabeza, mientras se invoca el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo.
A todo aquel que va a ser bautizado se le exige la profesión de fe, expresada personalmente, en el caso del adulto, o por medio de sus padres y de la Iglesia, en el caso del niño. El padrino o
la madrina y toda la comunidad eclesial tienen también una parte de responsabilidad en la preparación al Bautismo (catecumenado), así como en el desarrollo de la fe y de la gracia bautismal.
Los ministros ordinarios del Bautismo son el obispo y el presbítero; en la Iglesia latina, también el diácono. En caso de necesidad, cualquiera puede bautizar, siempre que tenga la intención de
hacer lo que hace la Iglesia. Éste derrama agua sobre la cabeza del candidato y pronuncia la fórmula trinitaria bautismal: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo».
Puede recibir el Bautismo cualquier persona que no esté aún bautizada.
El Bautismo perdona el pecado original, todos los pecados personales y todas las penas debidas al pecado; hace participar de la vida divina trinitaria mediante la gracia santificante, la gracia
de la justificación que incorpora a Cristo y a su Iglesia; hace participar del sacerdocio de Cristo y constituye el fundamento de la comunión con los demás cristianos; otorga las virtudes
teologales y los dones del Espíritu Santo. El bautizado pertenece para siempre a Cristo: en efecto, queda marcado con el sello indeleble de Cristo (carácter).
EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
Se llama Confirmación, porque confirma y refuerza la gracia bautismal. Se llama Crismación, puesto que un rito esencial de este sacramento es la unción con el Santo Crisma (en las Iglesias
Orientales, unción con el Santo Myron).
El rito esencial de la Confirmación es la unción con el Santo Crisma (aceite de oliva mezclado con perfumes, consagrado por el obispo), que se hace con
la imposición de manos por parte del ministro, el cual pronuncia las palabras sacramentales propias del rito. En Occidente, esta unción se hace sobre
la frente del bautizado con estas palabras: «Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo». En las Iglesias Orientales de rito bizantino, la unción se
hace también en otras partes del cuerpo, con la fórmula: «Sello del don del Espíritu Santo».
El efecto de la Confirmación es la especial efusión del Espíritu Santo, tal como sucedió en Pentecostés. Esta efusión imprime en el alma un carácter
indeleble y otorga un crecimiento de la gracia bautismal; arraiga más profundamente la filiación divina; une más fuertemente con Cristo y con su
Iglesia; fortalece en el alma los dones del Espíritu Santo; concede una fuerza especial para dar testimonio de la fe cristiana.
El sacramento de la Confirmación puede y debe recibirlo, una sola vez, aquel que ya ha sido bautizado. Para recibirlo con fruto hay que estar en
gracia de Dios.
El ministro originario de la Confirmación es el Obispo: se manifiesta así el vínculo del confirmado con la Iglesia en su dimensión apostólica. Cuando
el sacramento es administrado por un presbítero, como sucede ordinariamente en Oriente y en casos particulares en Occidente, es el mismo
presbítero, colaborador del obispo, y el santo crisma, consagrado por éste, quienes expresan el vínculo del confirmado con el obispo y con la
Iglesia.
RESPONDE:
En el paréntesis escribo la letra [V] si es verdadero o [F] si es falso, según convenga:
El primer Sacramento es el de la Confirmación ( )
El Sacramento del Bautismo nos hace Hijos de Dios y nos
quita el pecado original. ( )
Jesús instituyó los Sacramentos ( )
La Confirmación es el Sacramento que nos alimenta ( )
Podemos recibir el Sacramento de la Confirmación estando
en pecado mortal. ( )
Lee tu partida de Bautismo y copia los datos necesarios para llenar esta ficha:
Me bautizaron con el nombre de: …………………………………………………………………………………….
En la Iglesia ………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………………..
Jesús ha ligado el perdón de nuestros pecados con el perdón a nuestros hermanos.
Es necesario revisar nuestras actitudes frente a saber pedir perdón como perdonar. Marca lo correcto.
“PERDÓN Y OLVIDO”
Un sacerdote estaba cansado de una señora que todos los días venía a contarle las revelaciones que Dios personalmente le hacia. Semanas tras semanas, la buena
señora entraba en comunicación directa con el cielo y recibía mensaje tras mensaje. Y el sacerdote, queriendo desenmascarar de una vez por todas las falsedades de
tales comunicaciones, dijo a la mujer.
Mira, la próxima vez que veas a Dios dile, que para que me convenza que él es quien te habla, te diga cuales son mis pecados, esos que sólo yo conozco.
Con esto, pensó el sacerdote, la señora se callará para siempre: Pero a los pocos días regreso la buena señora. El sacerdote le preguntó:
¿Hablaste con Dios?. Si, respondió la señora.
¿Y te dijo mis pecados?. La señora contestó:
Dios me dijo que no me podía decir tus pecados porque los había olvidado, pues, una vez que tú le pediste perdón, él te perdonó y los olvidó.
El sacerdote quedó sorprendido de que lo que decía la mujer era cierto, porque Dios no solo perdona los pecados de los hombres sino que, una vez perdonados, los
olvida. Es decir, los perdona del todo.
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
Las personas cometemos pecados, pero Dios es misericordioso y siempre está dispuesto al perdón. El perdón es la
acogida bondadosa que Dios hace al hombre pecador. El Apóstol San Pablo la expresa así: “Donde abundó el pecado,
sobreabundó la gracia”. Dios no pone límites a su perdón. La única condición es que el pecador esté arrepentido.
El sacramento de la reconciliación, es la celebración del perdón que Dios concede siempre a la persona que ha pecado y
se ha arrepentido. Nos invita a atender el llamado que hace Jesús para un cambio de vida.
Se le denomina sacramento de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión, la vuelta
al Padre del que el hombre se había alejado por el pecado.
Se denomina sacramento de la Penitencia porque consagra un proceso personal y eclesial de conversión, de
arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador.
Puesto que la vida nueva de la gracia, recibida en el Bautismo, no suprimió la debilidad de la naturaleza humana ni la
inclinación al pecado (esto es, la concupiscencia), Cristo instituyó este sacramento para la conversión de los bautizados
que se han alejado de Él por el pecado.
Los elementos esenciales del sacramento de la Reconciliación son dos: los actos que lleva a cabo el hombre, que se
convierte bajo la acción del Espíritu Santo, y la absolución del sacerdote, que concede el perdón en nombre de Cristo y
establece el modo de la satisfacción.
Los actos propios del penitente son los siguientes: un diligente examen de conciencia; la contrición (o arrepentimiento),
que es perfecta cuando está motivada por el amor a Dios, imperfecta cuando se
funda en otros motivos, e incluye el propósito de no volver a pecar; la confesión, que consiste en la acusación de los pecados
hecha delante del sacerdote; la satisfacción, es decir, el cumplimiento de ciertos actos de penitencia, que el propio confesor
impone al penitente para reparar el daño causado por el pecado.
Cristo confió el ministerio de la reconciliación a sus Apóstoles, a los obispos, sucesores de los Apóstoles, y a los presbíteros,
colaboradores de los obispos, los cuales se convierten, por tanto, en instrumentos de la misericordia y de la justicia de Dios. Ellos
ejercen el poder de perdonar los pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
La absolución de algunos pecados particularmente graves (como son los castigados con la excomunión) está reservada a la Sede
Apostólica o al obispo del lugar o a los presbíteros autorizados por ellos, aunque todo sacerdote puede absolver de cualquier
pecado y excomunión, al que se halla en peligro de muerte.
Dios es el único que perdona los pecados y en el sacramento de la Penitencia se sirve del sacerdote para darnos a través de él,
la certeza de su perdón. Este sacramento se administra después que el penitente arrepentido ha confesado sus pecados, el
sacerdote te absuelve con las siguientes palabras: “Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu
Santo” - Amén.
Los efectos del sacramento de la Penitencia son: la reconciliación con Dios y, por tanto, el perdón de los pecados; la reconciliación
con la Iglesia; la recuperación del estado de gracia, si se había perdido; la remisión de la pena eterna merecida a causa de los
pecados mortales y, al menos en parte, de las penas temporales que son consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de
conciencia y el consuelo del espíritu; el aumento de la fuerza espiritual para el combate cristiano.
En la Historia de la Salvación hubo hombres muy importantes uno de ellos fue Abraham, el “Padre de los Creyentes” y
Moisés el “Liberador” a quien llamó Dios para ser el Guía de su Pueblo.
Esta historia continúa y de la misma manera Cristo, reconoce a Pedro como la persona indicada para constituir en el
fundamento de su Iglesia, Cristo por este motivo le cambia el nombre de Simón por “Cefas” que quiere decir “Piedra”, que
será la piedra angular de la Iglesia.
Desde entonces los sucesores de Pedro son los Papas, que serán unos tras otros la cabeza invisible de la Iglesia.
Jesús dice a Pedro: Cristo ordena a Pedro, apacentar la Iglesia y con esto ordena obedecer, esto significa que escogemos libre y
“Apacienta mis ovejas” conscientemente, seguir a tal jefe, no porque sea siempre capaz e infalible, sino porque desempeña una función de
autoridad necesaria y porque es portador de la Promesa de Dios.
La promesa que Cristo le hace a Pedro, se hace realidad cuando después de resucitado, se aparece a los Apóstoles y
dirigiéndose a él le da la misión de “apacentar sus ovejas”.
Esta infalibilidad es porque el Papa es asistido por el Espíritu Santo, Pastor y Maestro de los cristianos, define una verdad
de fe (dogma), ya aceptada por todos los Obispos y fieles. Esto significa hablar en “Ex-Cátedra”. En este momento es
infalible, en virtud de la autoridad que el mismo Cristo le confirió (Mt.16,19).
La Iglesia como comunidad organizada, tiene al Papa como “Pastor” que guía al Pueblo de Dios. Esta misión la recibió del mismo Cristo, cuando escoge a
Pedro como “pastor de la Iglesia entera” y le asigna esa dignidad por todo el tiempo que dure ella. De esta manera, Pedro fue constituido “piedra”
fundamental de la Iglesia, a quien el Señor le promete: “las llaves del Reino” y le da la misión de “atar y desatar”, es decir, ser Vicario suyo y
representante para administrar y ejercer autoridad moral y doctrinal. La promesa que Cristo hace a Pedro, se hace realidad cuando después de
resucitado, se aparece a los Apóstoles y dirigiéndose a él le preguntó tres veces: “Simón Pedro, me amas”, ¿Más que estos?. Pedro responde
positivamente y Cristo le da tres veces la misión: “Apacienta mis ovejas”.
Este servicio, al que se da el nombre de Magisterio, asistido por el Espíritu Santo, es la garantía que el Señor ha previsto en su Iglesia para que ésta
mantenga siempre su Palabra con fidelidad.
El Vaticano II enseña:
“El oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, oral y escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en
nombre de Jesucristo”.
De acuerdo a la Red Global Católica, la formación de la palabra PAPA corresponde a cuatro palabras latinas:
"P" corresponde a Petri
"A" a Apostoli
"P" a Potestatem
"A" a Accipiens,
Que significa "El que recibe la potestad del apóstol Pedro".
En conjunto, la palabra señala al vicario de Cristo como "padre y pastor".
El Papa, Obispo de Roma y sucesor de san Pedro, es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad de la Iglesia. Es el Vicario de Cristo,
cabeza del colegio de los obispos y pastor de toda la Iglesia, sobre la que tiene, por institución divina, la
potestad plena, suprema, inmediata y universal. Desde ahora serás “Pescador de Hombres”
Las funciones principales que debe cumplir el Papa son las siguientes:
Mantener viva la fe que nos entregó Cristo a pesar de las herejías e ideología que quieren empañarla.
Conservar la unidad en el amor y servicio a todo el Pueblo de Dios.
Buscar el diálogo con la humanidad entera según los signos de los tiempos.
Los problemas graves y actuales que enfrenta el papado en los últimos tiempos son:
Avance del ateismo.
Amenaza de una tercera guerra mundial.
Odios y enfrentamientos entre los pueblos.
Ausencia del sentido de pecado.
Progreso técnico que pretende reducir al hombre a una simple máquina de producción.
Diversas teorías e ideologías inadecuadas que mutilan la dignidad del hombre como hijo de Dios.
PEDRO PABLO
La libertad es el poder dado por Dios al hombre de obrar o no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar de este modo por sí mismo acciones deliberadas. La libertad es
la característica de los actos propiamente humanos. Cuanto más se hace el bien, más libre se va haciendo también el hombre. La libertad alcanza su perfección cuando
está ordenada a Dios, Bien supremo y Bienaventuranza nuestra. La libertad implica también la posibilidad de elegir entre el bien y el mal. La elección del mal es un abuso
de la libertad, que conduce a la esclavitud del pecado.
La libertad hace al hombre responsable de sus actos, en la medida en que éstos son voluntarios; aunque tanto la imputabilidad como la responsabilidad de una acción
pueden quedar disminuidas o incluso anuladas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia soportada, el miedo, los afectos desordenados y los hábitos.
Dios no impone su plan de amor. El hombre era libre para decir “sí”, pero también “no”… Ilusionado por el diablo, creyó que podría ser feliz él solo, siguiendo sus antojos,
a espaldas de Dios.
Y respondió “¡no!...” se negó a seguir el Plan de Dios. Este fue el primer pecado, y todos nuestros pecados son los mismos (nacen de nuestro egoísmo, queremos ser
felices solos, siguiendo nuestros antojos, nuestros caprichos y nuestros gustos, desobedeciendo a Dios y olvidándonos de los demás). Traicionando el amor de Dios que
nos indica el único camino por el que podemos ser felices, pero el hombre, ya desde el comienzo, rechazó el amor de su Dios, en lugar de adorar al Dios verdadero, adoró
a los ídolos (obras de sus manos), las cosas del mundo; se adoró a sí mismo. Por eso, el hombre se desgarró interiormente. Entraron en el mundo del mal, la muerte y
violencia, el odio y el miedo. “Se destruyó la convivencia fraterna”.
Las consecuencias del pecado destruyeron las cuatro armonías que nos unían siempre con Dios, consigo mismo, con los demás y la creación, se rompieron bruscamente
con el pecado, y quedaron en cuatro guerras espantosas:
Primero en guerra con Dios, a quien despreciamos y desafiamos con nuestra rebeldía.
Segundo, en guerra con los hombres, con quienes ya no nos miramos como hermanos, sino como exploradores y explotados. Por el pecado quedamos divididos en
grupos y razas enemigas, sin poder entendernos, peleando y matándonos unos a otros. Esto es lo que la Biblia nos quiere enseñar.
Tercero, en guerra con la creación. Esta se levanta contra nosotros, porque como chóferes borrachos nos desviamos de Dios, manchándola con nuestros pecados.
Cuarto, en guerra con nosotros mismos: Todos sentimos a veces que nuestro corazón es un nido de víboras, lleno de malicia y malas inclinaciones. Nuestro organismo
se ve amenazado por las enfermedades y muerte, se debilita enferma y muere.
El pecado prolifera en nosotros pues uno lleva a otro, y su repetición genera el vicio.
Las concupiscencias son las tres fuerzas han sido conocidas entre los cristianos como concupiscencias y se identifican como mundo, demonio y carne; las cuales pueden
llamarse también tener, poder y placer respectivamente.
Las concupiscencias se hacen presentes en el hombre como consecuencia del pecado original. Son maneras desordenadas y falsas de querer saciar las necesidades
profundas del hombre, que solo lo conducen a la frustración, al “amartía” (el fracaso de la propia existencia) como decía San Pablo. Son las siguientes:
Placer.- Es el deseo desordenado por satisfacer la propia complacencia y comodidad. La búsqueda desordenada y egoísta de lo cómodo, lo fácil, sólo lo agradable
dando rienda suelta a las propias pasiones.
Tener.- Es la búsqueda desordenada de bienes materiales como fuente de felicidad y medio para satisfacer el placer. Es dejarnos “deslumbrar por el mundo” y poner
nuestra confianza en las riquezas.
Poder.- Es la inclinación desordenada para lograr el dominio sobre las demás personas y sobre la realidad en general. Se trata de afirmar una falsa seguridad,
generalmente en base a la opresión de los más débiles o del dominio por medios ilícitos, caso típico de los gobiernos dictatoriales o de padres dominantes en la
familia.
Los vicios, como contrarios a las virtudes, son hábitos perversos que oscurecen la conciencia e inclinan al mal. Los vicios pueden ser referidos a los siete pecados
llamados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. La tradición teológica los divide comúnmente en siete:
Lujuria.- Es la búsqueda desordenada del placer sexual. No se reduce sólo a lo corporal sino que ensucia y entorpece el corazón y la mente de la persona.
Gula.- Es la búsqueda desordenada e irracional de comer y beber. Invierte el orden lógico: uno come para vivir, no vive para comer.
Pereza.- Es el apego al descanso y la comodidad innecesarias. Este vicio termina paralizando a la persona en la inactividad y conduciéndola a cosas peores.
Avaricia.- Es un afán enfermizo por los propios bienes. No se trata solo de bienes materiales, sino también de capacidades y talentos.
Envidia.- Es la alegría por el mal ajeno y la tristeza por el bien del otro. Es un vicio que sumerge a la persona en la amargura. Brota de la comparación irracional con
los demás.
Ira.- es el deseo inmoderado de venganza va directamente contra el perdón y la justicia.
Soberbia.- Es el peor de los vicios capitales. Se trata de ponerse como media de todas las cosas enfrentándose al mismo Dios. Tiene una enorme gama de
manifestaciones. El soberbio piensa sólo en si, en dominar a los demás, en demostrar constantemente su superioridad.
Las estructuras de pecado son situaciones sociales o instituciones contrarias a la ley divina, expresión y efecto de los pecados personales.
Tenemos responsabilidad en los pecados de los otros cuando cooperamos culpablemente a que se comentan.
El pecado es un acto personal. Pero nosotros tenemos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros cuando cooperamos a ellos:
Participando directa y voluntariamente;
Ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos;
No revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo
Protegiendo a los que hacen el mal.
Así el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecados provocan situaciones
sociales e instituciones contrarias a la Bondad divina. Las "estructuras de pecado" son expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer a
su vez el mal. En un sentido analógico constituyen un "pecado social".
La base de la auténtica vida cristiana es la libertad sin condiciones del hombre. Ser uno mismo, no depender de nada ni e nadie.
La vida cristiana nos hace sentirnos y conocernos lo que realmente somos y valemos, cuanto más sentimos deseos incontrolados, tanto mayor fuerza tendremos para
desarrollar en nosotros la vida cristiana.
La vida cristiana es fruto de la liberación interior, que capacita para ser sensible a las necesidades de los demás.
La búsqueda de esta paz interior nos compromete:
o A dejar a un lado las ambiciones desmesuradas
o A pesar que somos seres limitados sujetos a toda clase de pruebas
o A cuidar de los valores que fomentan nuestra vida interior y nuestra fe en DIOS.
o A cuidar de nuestros semejantes como de nosotros mismos.
Señala tres actitudes que debes dejar Señala tres obras o actitudes que debes
para fortalecer tu vida cristiana adquirir para fortalecer tu vida cristiana
CONOZCAMOS LA SALVACIÓN DE DIOS: LA LEY MORAL (3º)
Lee el texto propuesto: “QUIERO ESCUCHAR A JESÚS”
¿De quién es esta voz que dentro de mí me dice?
“diviértete, goza la vida…
Mírate al espejo: tu eres lo mejor… el más
Hermoso…
Llena tu bolsillo, gana, vence…”
O esta voz que me da tristeza y desesperación:
“la vida no tiene sentido…
Con la muerte todo se acaba…”
estas voces que escuchas son peligrosísimas,
terribles… más son del diablo.
¡ESCUCHEMOS!!
La voz de JESÚS que nos dice:
“ven conmigo…”
“haz lo que te pido…”
“Yo te salvaré…”
“te haré feliz en la otra vida…”
Respondemos:
- ¿Cuál de las voces esta en ti?
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
- ¿Has escuchado alguna vez la voz del Señor en forma clara?. Explica.
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………
La Ley es una regla de conducta proclamada por la autoridad competente por el bien común. Nos mueve a dar a Dios el culto debido: lealtad,
felicidad, amor a través de la razón.
La ley natural, inscrita por el Creador en el corazón de todo hombre, consiste en una participación de la sabiduría y bondad de Dios, y expresa el
sentido moral originario, que permite al hombre discernir el bien y el mal, mediante la razón. La ley natural es universal e inmutable, y pone la base
de los deberes y derechos fundamentales de la persona, de la comunidad humana y de la misma ley civil.
A causa del pecado, no siempre ni todos son capaces de percibir en modo inmediato y con igual claridad la ley natural.
La Ley antigua constituye la primera etapa de la Ley revelada. Expresa muchas verdades naturalmente accesibles a la razón,
que se encuentran afirmadas y convalidadas en las Alianzas de la salvación. Sus prescripciones morales, recogidas en los
Mandamientos del Decálogo, ponen la base de la vocación del hombre, prohíben lo que es contrario al amor de Dios y del
prójimo y indican lo que les es esencial.
La Ley antigua permite conocer muchas verdades accesibles a la razón, señala lo que se debe o no se debe hacer, y sobre todo,
como un sabio pedagogo, prepara y dispone a la conversión y a la acogida del Evangelio. Sin embargo, aun siendo santa,
espiritual y buena, la Ley antigua es todavía imperfecta, porque no da por sí misma la fuerza y la gracia del Espíritu para observarla.
La nueva Ley o Ley evangélica, proclamada y realizada por Cristo, es la plenitud y el cumplimiento de la ley divina, natural y revelada. Se resume en el mandamiento de
amar a Dios y al prójimo, y de amarnos como Cristo nos ha amado. Es también una realidad grabada en el interior del hombre: la gracia del Espíritu Santo, que hace
posible tal amor. Es «la ley de la libertad», porque lleva a actuar espontáneamente bajo el impulso de la caridad.
La Ley nueva se encuentra en toda la vida y la predicación de Cristo y en la catequesis moral de los Apóstoles; el Sermón de la Montaña es su principal expresión.
Completa el mapa, con los efectos que produce una correcta practica de la Ley Moral:
LA LEY
MORAL: La
Salvación
CONOZCAMOS LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS: “AMARÁS AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO” (3º)
Los Mandamientos son leyes o mandatos que Dios ha dado a los hombres, son expresiones de la voluntad de Dios y lo que debemos hacer para ganar la gracia e
ir al cielo. Dios le entregó el “Decálogo” a Moisés, escultó en dos tablas de piedra, diciéndole: “Yo soy el Señor tu Dios, te doy los Mandamientos que has de
cumplir”. Cristo es nuestro Salvador, nuestro maestro; por ello vino al mundo y no quito los Mandamientos sino nos enseñó a cumplirlos de forma cabal y
sincera con su ejemplo y a la vez nos dio uno nuevo: “Amarás a Dios y al prójimo como a ti mismo”.
El Sexto Mandamiento nos prohíbe toda acción, mirada o conversación contrarias a la castidad y prohíbe la infidelidad en el Matrimonio. El modelo de castidad y
pureza a seguir es Cristo; los pecados contra la pureza son graves, si son cometidos con pleno consentimiento y conocimiento. Este Mandamiento nos prohíbe:
la masturbación, la fornicación, las relaciones pre- matrimoniales, la pornografía, el homosexualismo, el adulterio, el divorcio, la poligamia, la convivencia,
el no respeto de la dignidad sexual, las violaciones, el incesto, etc.
Los medios que tenemos para mantener la pureza son los siguientes:
Rezar especialmente cuando somos tentados.
Confesarse y comulgar frecuentemente.
Dominar nuestros instintos carnales mediante el respeto a Dios y la devoción a Cristo y María.
Evitar las malas compañías, el ocio, los espectáculos y lecturas indecentes y todo que nos lleve a pecar.
El Noveno Mandamiento nos manda que seamos puros y castos en pensamientos y deseos. Este Mandamiento completa las enseñanzas del Sexto Mandamiento.
También nos pide la “purificación del corazón” (acción, práctica de la castidad, pudor) y la “práctica de la templanza” (fuerza de voluntad frente a las tentaciones).
Pecan contra este Mandamiento los que voluntariamente se entretienen y deleitan en pensamientos y deseos impuros.
Las acciones prácticas para cumplir los Mandamientos son las Obras de Misericordia. Completa el cuadro:
OBRAS DE MISERICORDIA
ACCIONES CONCRETAS
CORPORALES Y ESPIRITUALES
Las Corporales son:
1. Dar de comer al hambriento
3. Vestir al desnudo
Existe una vocación universal a la oración, porque Dios, por medio de la creación, llama a todo ser desde la nada; e incluso después de la caída, el hombre sigue siendo
capaz de reconocer a su Creador, conservando el deseo de Aquel que le ha llamado a la existencia. Todas las religiones y, de modo particular, toda la historia de la
salvación, dan testimonio de este deseo de Dios por parte del hombre; pero es Dios quien primero e incesantemente atrae a todos al encuentro misterioso de la oración.
Las formas esenciales de oración cristiana son la bendición y la adoración, la oración de petición y de intercesión, la acción de gracias y la alabanza. La Eucaristía contiene
y expresa todas las formas de oración.
La bendición es la respuesta agradecida del hombre a los dones de Dios: nosotros bendecimos al Todopoderoso, quien primeramente nos bendice y colma con sus dones.
La adoración es la prosternación del hombre, que se reconoce criatura ante su Creador tres veces santo.
La oración de petición puede adoptar diversas formas: petición de perdón o también súplica humilde y confiada por todas nuestras necesidades
espirituales y materiales; pero la primera realidad que debemos desear es la llegada del Reino de Dios.
La intercesión consiste en pedir en favor de otro. Esta oración nos une y conforma con la oración de Jesús, que intercede ante el Padre por
todos los hombres, en particular por los pecadores. La intercesión debe extenderse también a los enemigos.
La Iglesia da gracias a Dios incesantemente, sobre todo cuando celebra la Eucaristía, en la cual Cristo hace partícipe a la Iglesia de su acción de
gracias al Padre. Todo acontecimiento se convierte para el cristiano en motivo de acción de gracias.
La alabanza es la forma de oración que, de manera más directa, reconoce que Dios es Dios; es totalmente desinteresada:
canta a Dios por sí mismo y le da gloria por lo que Él es.
El camino de nuestra oración es Cristo, porque ésta se dirige a Dios nuestro Padre pero llega a Él sólo si, al menos implícitamente, oramos en el
Nombre de Jesús. Su humanidad es, pues, la única vía por la que el Espíritu Santo nos enseña a orar a Dios nuestro Padre. Por esto las oraciones
litúrgicas concluyen con la fórmula: «Por Jesucristo nuestro Señor».
Puesto que el Espíritu Santo es el Maestro interior de la oración cristiana y «nosotros no sabemos pedir como conviene», la Iglesia nos exhorta a
invocarlo e implorarlo en toda ocasión: «¡Ven, Espíritu Santo!».
En virtud de la singular cooperación de María con la acción del Espíritu Santo, la Iglesia ama rezar a María y orar con María, la orante perfecta, para
alabar e invocar con Ella al Señor. Pues María, en efecto, nos «muestra el camino» que es su Hijo, el único Mediador.
La Iglesia reza a María, ante todo, con el Ave María, oración con la que la Iglesia pide la intercesión de la Virgen. Otras oraciones marianas son el
Rosario, el himno Acáthistos, la Paraclisis, los himnos y cánticos de las diversas tradiciones cristianas.
Todos los momentos son indicados para la oración, pero la Iglesia propone a los fieles ritmos destinados a alimentar la oración continua: oración de la
mañana y del atardecer, antes y después de las comidas, la Liturgia de la Horas, la Eucaristía dominical, el Santo Rosario, las fiestas del año litúrgico.
La dificultad habitual para la oración es la distracción, que separa de la atención a Dios, y puede incluso descubrir aquello a lo que realmente estamos
apegados. Nuestro corazón debe entonces volverse a Dios con humildad. A menudo la oración se ve dificultada por la sequedad, cuya superación
permite adherirse en la fe al Señor incluso sin consuelo sensible. La acedía es una forma de pereza espiritual, debida al relajamiento de la
vigilancia y al descuido de la custodia del corazón.
Las fuentes de la oración cristiana son: la Palabra de Dios, que nos transmite «la ciencia suprema de Cristo» (Flp 3,8); la Liturgia de la Iglesia, que anuncia,
actualiza y comunica el misterio de la salvación; las virtudes teologales; las situaciones cotidianas, porque en ellas podemos encontrar a Dios.
Meditamos: ¿Quieres comunicarte con Dios”
Cada día resulta más fácil comunicarse con los hombres; pero, ¿y con Dios?.
Aquí tienes ocho reglas para llamarle y contar con Él, cuando desees:
1) Marca el prefijo correcto. No a lo loco.
2) Una conversación telefónica con Dios no es un monólogo. No hables sin parar, escucha al que habla al otro lado.
3) Si la conversación se interrumpe, comprueba si has sido tú el causante del corte.
4) No adoptes la costumbre de llamar sólo en casos de urgencia. Eso no es trato de amigos.
5) No seas tacaño. No llames sólo a las horas de "tarifa reducida", es decir, cuando toca o en fines de semana. Una llamada breve en cualquier momento del día sería
ideal.
6) Las llamadas son gratuitas y no pagan impuestos.
7) No olvides decirle a Dios que te deje en el contestador todos los mensajes que quiera y cuando quiera.
8) Toma nota de las indicaciones que Él te diga para que no las eches en olvido.
Si a pesar del cumplimiento de estas reglas la comunicación se torna difícil, dirígete con toda confianza a las oficinas del Espíritu Santo. Él restablecerá la comunicación.
Si tu teléfono no funciona, llévalo al taller de reparación que lleva por nombre "Sacramento del Perdón". Allí todas las reparaciones son gratuitas y tienen una garantía de
por vida.
La oración es diálogo, es vivencia, salida de nuestro interior y dirigida a Dios. En el desierto de la vida acudimos con nuestras miserias a Dios, y
confiamos en Él.
Busca un lugar adecuado, para encontrarte con Dios, para ello te ofrecemos seguir los siguientes pasos:
Busca un lugar cómodo y al aire libre si es posible.
Observa con cuidado todo lo que rodea y siente el viento, el sol, las personas, disfruta lo bueno de todo lo que ves.
Luego cierra los ojos para que te puedas mirar a si mismo; observa lo grande que eres, con tu familia y amigos.
Ahora escribe con tus propias palabras, todo lo que has pensado, recordado y sentido. Esta es tu primera oración.
Elabora un acróstico con la palabra oración resaltando porque es importante para la vida del cristiano: