Está en la página 1de 10

Reseñas 211

Germán Colmenares, Las convenciones


contra la cultura: Ensayos sobre historiografía
hispanoamericana del siglo XIX, Bogotá, Tercer
Mundo Editores, Universidad del Valle, Banco de la
República, Colciencias, 1997, 103 p.

Para abordar las consecuencias mos saber que su mérito reside en pre-
investigativas de un autor tan prolífico cisar y concretar una nueva concepción
como Germán Colmenares debemos histórica que ha sido calificada por los
obligatoriamente reconocer que el mis- más eclécticos como ecléctica y por
mo autor hizo evolucionar significativa- los más ortodoxos posmodernos como
mente su pensamiento, por tanto, más posmoderna. Lo cierto es que en este
que definirlo como un gran patriarca texto de Las convenciones contra la
de la tradición histórica podemos per- cultura…, Colmenares hizo una ruptura
cibirlo como un símbolo privilegiado al tratar de enseñarnos como muchas
de la historicidad, pues vemos como de las interpretaciones convencionales
hay un primer Germán Colmenares de la historiografía reciente tienden a
que contribuye de manera colosal a la vaciar de contenido los problemas reales
tradición historiográfica desde la ópti- y complejos de los fenómenos históri-
ca de la historia económica y social y cos, todo para evadir la teorización o
como paulatinamente emerge también formulación explícita del problema de
un segundo Germán Colmenares que se la interpretación histórica; este escape
caracterizó por reconsiderar los mismos se ha hecho por medio de la derogación
enfoques teóricos que empleó por más entusiasta y de la negación fácil de las
de dos décadas. ideologías y de los valores que intervie-
nen en la interpretación de la historia,
Para comprender a este segundo
incluyendo los valores e ideologías del
Germán Colmenares autocrítico debe-

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas
212

tiempo pasado -que nos cuestionan- deficiencia o eficacia de sus resultados o


como los del tiempo presente -que nos consecuencias, la historia no es un mero
implican. diagnóstico de dudosas patologías,
sino que lo que se debe, más allá de las
En esta obra, Colmenares estuvo frecuentes descripciones optimistas de
concentrado en comprender las razones la estructura económico-social que se
o móviles propios de los proyectos his- supone dan cuenta de la realidad his-
toriográficos de las historiografías deci- tórica, es preguntarse también por las
monónicas, para lo cual nos propuso que condiciones intelectuales o discursivas
“El estudio de las maneras de refiriese en que dicha historiografía se formó y
al pasado (...). Consiste más bien en se perfiló hacia el futuro como problema
el examen de ideologías y de valores vigente que requiere de análisis.
implícitos en un texto, y en su confron-
tación deliberada con nuestras presun- Según Colmenares, “Todas las
ciones ideológicas y la inevitabilidad objeciones mencionadas evalúan la
de nuestros valores. Por tal razón debe historiografía hispanoamericana del
resistirse a la tentación, en la que se cae siglo XIX de acuerdo con patrones
casi siempre, de derogar sumariamente contemporáneos de la producción
los resultados de la tarea historiográfica historiográfica. Pero si dicha historio-
del siglo XIX” (Prólogo). Lo cual signi- grafía debe verse en sí misma como un
fica poner en juego nuestras acepciones problema, más vale preguntarse por las
o proyecciones históricas -en la medida condiciones intelectuales específicas en
de lo posible- de un modo explícito que se produjo” (p. XV). No ayuda a la
para poder comprender claramente los comprensión reducir los problemas de
conceptos operativos de los proyectos la producción historiográfica decimonó-
decimonónicos o la “historia del pasa- nica a los simples hábitos de una élite,
do” que como historia nos concierne e ya que el problema de la ideología va
implica en el presente. mucho más allá de un grupo, la ideolo-
gía reside y se juega en toda la población
Esta perspectiva, en el caso de Col- con todas las variaciones de ésta y de
menares, trata de comprender que la aquella, pues la historiografía del siglo
historiografía del XIX no puede redu- XIX como parte esencial del proyecto
cirse a las pretensiones de dominación político de nación, aunque exprese
económica de una élite privilegiada y ciertas directrices para la gobernabi-
que la ideología no es cosa exclusiva lidad del Estado contrarias a la cultura
o un mero instrumento de un pequeño de algunas comunidades o sujetos, no
grupo, o que es bastante simplista pen- deja de buscar reconocerse en ellos y
sar que los historiadores del siglo XIX fundamentarse -por obligación y por
son sesgados por la carencia de cierto elección- en varios de sus conceptos,
profesionalismo para la escritura de la eso sí, a través del contraste tendiente
historia. Para Colmenares esta historio- más a la yuxtaposición de esquemas
grafía sí es un problema pero no por la

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas 213

valorativos convencionales y disímiles, cuencias ideológicas que caracterizaron


cuya confrontación básica deriva de su el mundo político hispanoamericano,
propio intento de legitimación política sino también formas de interpretar el
siempre bajo la consolidación de una propio mundo histórico con el fin de
retórica de la narración escrita. describirlo, explicarlo, refutarlo e in-
cluso transformarlo.
En este contexto, desde el análisis
de las formas narrativas podemos decir El debate Bello-Lastarria tiene sus
que la idea central de este texto de Col- inicios cuando varios exiliados de la
menares es que a través de este ejercicio Argentina -a causa del régimen de Juan
sobre cómo podemos interpretar mejor Manuel de Rosas- se establecen en Chile
la historiografía del siglo XIX, podamos a lo largo de la década del 40, estos exi-
también comprender adecuadamente liados en su mayoría compartían unas
la historia de este período, por lo que afinidades ideológicas de corte liberal
Colmenares tiene que abordar necesa- con personalidades políticas chilenas,
riamente los problemas de las teorías afinidades que se materializaron en Chi-
y métodos de nuestra actual historio- le a través de la Sociedad de Literatura
grafía, es decir, lo que es condición (1842) encabezada por Lastarria, quien
para el conocimiento de la historia de organizó esta asociación de intelectuales
la historiografía misma. Para esto el de modo equivalente al Salón Literario
autor concibe el problema de la historia de Buenos Aires (1837). Asimismo,
como el relato de la historia o como los contemporáneo de esta iniciativa liberal,
relatos que se dan en la historia, y cómo Andrés Bello venía trabajando en Chile
estos inciden en la particular narrativa en el campo educativo dejando su hue-
(descriptiva o analítica) de la historio- lla directa en la Universidad de Chile
grafía: “El análisis del relato histórico (1842) y en varios intelectuales de la
del siglo XIX debe incorporarse dentro historiografía hispanoamericana como
de una reflexión más general sobre las Diego Barros Arana y Bartolomé Mitre.
formas narrativas” (p. XXVIII). En este estado de cosas, las condiciones
intelectuales se prestaron desde aquellos
Ahora bien, Germán Colmenares momentos para una intensa contrasta-
nos introduce a la problemática general ción de perspectivas no solo políticas
del libro con un debate intelectual que sino también historiográficas, debido a
trata el problema de las convenciones la intensa reflexión que estos intelectua-
historiográficas decimonónicas contra les sostuvieron sobre los temas literarios
las características propias de la cultura de la escritura del pasado como forma
americana, de la realidad americana,
para esto nos habla de la discusión entre
dos grandes intelectuales hispanoame- 
Intelectuales argentinos exiliados, de los cuales
los más destacados fueron los escritores Domingo
ricanos como Andrés Bello y José Vic- Faustino Sarmiento, Vicente Fidel López, Barto-
torino Lastarria. Según Colmenares, de lomé Mitre, Juan Bautista Alberdi y Juan María
tal diálogo no solo se desprenden conse- Gutiérrez.

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas
214

de interpretación del acontecer históri- de una sociedad colonial-tradicionalista


co tanto en su manifestación presente con las instituciones democráticas inspi-
como futura. radas en un humanismo republicano. De
esta manera, el pasado y la tradición en
En este contexto, se puede decir los estudios históricos fundamentados
que se concretaron dos perspectivas de de modo consciente en una filosofía
interpretación de los fenómenos histó- de la historia sólo servían no como
ricos presididas por Bello y Lastarria, el ejemplo de conducta sino como con-
último abogaba más en sus discursos y traejemplo de la nueva línea temporal
escritos por una visión que se dedicara emergida de la ruptura independentista.
a estudiar la historia desde una posición Mostrar esta discontinuidad histórica
filosófica liberal-progresista que sirvie- constituía el giro literario del naciente
ra de tribunal a los contemporáneos para genero histórico americano, esta forma
comprender las secretas y “perversas” de relato histórico era la apología más
implicaciones del pasado en el pre- eficiente de los sobrevivientes políticos
sente, en contraposición a los estudios partidarios de una filosofía liberal del
históricos más clásicos (defendidos por presente, que se veía a sí misma como
Bello, Arana y Mitre) consistentes en derrotero de las expectativas futuras
la datación erudita de los hechos his- de los incipientes Estados-Nacionales
tóricos como momentos de la historia republicanos.
de lo acontecido en la línea del tiempo
americana. Según Colmenares, el proyecto po-
lítico de Lastarria estaba emparentado
En otras palabras, Lastarria y sus con las ideas de la Ilustración acerca
seguidores trataron de constituir una del pasado histórico, pues la clásica
filosofía de la historia para lograr una crítica de las costumbres era el modo
síntesis histórica coherente en la que más expedito de reducir los prejuicios
sus tesis sobre la nación, la cultura y del pasado y ensalzar las virtudes del
la política hispanoamericana se vieran presente, “La obstinada fijación en
como el fin supremo de realización la doctrina del progreso subordinaba
histórica de cualquier sociedad humana. toda interpretación del pasado a las
Las antítesis de este proyecto político expectativas sobre el futuro” (p. 8). La
de interpretación del pasado histórico confrontación de los seguidores de Be-
eran pues las costumbres y los hábitos llo y Lastarria retrataba las discusiones
del Antiguo Régimen americano (La historiográficas que se venían desarro-
Colonia) que habían sobrevivido a las llando en el ámbito europeo también
guerras de independencia en las masas convulsionado por las contradicciones
populares y en algunos intelectuales de entre los proyectos republicanos y los
tendencia conservadora, por tanto, se intentos restauradores de la tradición
recurría selectivamente al pasado en monárquica, sin embargo, es de este
tanto lograra mostrarse las contradiccio- contexto que el carácter literario de la
nes entre las formas sociales y políticas

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas 215

construcción del relato histórico logra Desde el punto de vista anterior,


sacar unas contribuciones conscientes aunque el relato histórico no pudiese
de carácter metodológico y teórico de estar en una posición neutra ante la
lo que se concibe como la narrativa del literatura y la política, aquí el giro li-
genero histórico o, más claramente, la terario está en que el comentario como
disciplina histórica. explicación se ve convalidado por una
crítica de fuentes, lo cual representaba
Al respecto de este asunto, Bello, una concreción de la narrativa histórica
según Colmenares, se encontraba un como género investigativo. No puede
paso adelante en los conocimientos me- decirse que la afición por la gramática
todológicos de una disciplina histórica castellana y los estudios filológicos de
con intenciones de cierta autonomía la lengua en Bello sean propiamente un
discursiva como actividad investiga- prejuicio derivado de un período oscu-
tiva, de allí que afirma que: “Resulta ro, sino que se constituyen en formas
curioso que en este debate la posición metódicas auxiliares para lograr una
de avanzada, por lo menos en lo que mejor y más completa explicación de la
respecta al método histórico, fuera la cultura hispanoamericana en su propia
defendida por Bello” (p. 12). La razón historicidad, como es sabido, la filología
es que el énfasis en el rigor erudito del romántica logra enriquecer en el mismo
tratamiento ordenado de los hechos, en proceso histórico del conocimiento
la descripción detallada y datada, no histórico sus comprensiones sobre las
significaba, como se trataba de argüir transformaciones culturales del espíritu
por los seguidores de Lastarria, de de una época.
una mera compilación cronológica de
sucesos sin sentido crítico que tendían La necesidad apologética del pre-
a expresar una simpatía monótona al sente liberal (presente ambicionado
valor político de la tradición propia del por Lastarria) servía como medio de
pasado histórico, de hecho: reproche a la tradición y se fortalecía
con la visión del pasado como contrae-
Bello, a diferencia de sus contrin-
jemplo político; el logro de este discurso
cantes, se mostraba familiarizado
con la historiografía romántica consistía en denunciar contradicciones
de la Restauración y esgrimía los reales de la vida social a través de su
argumentos de ésta contra el estilo relato histórico progresista, pero la so-
filosófico ilustrado que desdeñaba lución política a estas aporías suprimía
la narrativa en aras del comentario por superposición de convenciones
o la reflexión del filósofo. Precisa- ideológicas, muchas de las razones
mente la innovación de la historio- históricas de la cultura americana, ses-
grafía romántica había consistido gando la posibilidad de un conocimiento
en fundir dentro de la narrativa histórico de sus causas o al menos de
descripción y comentario, aspec-
sus características propias. Al contrario,
tos que la ilustración había man-
tenido separados (p. 12). “Bello matizaba mucho más su argu-

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas
216

mentación con respecto al problema incluso la opresión, pero conservando


cultural” (p. 9) como bien se muestra de modo ineludible la relación temporal
más adelante en el libro, la indepen- con España y Europa; la historia de la
dencia constituía para la historiografía lengua y sus costumbres son prueba
decimonónica la motivación literaria y de ello, las formas de saber cultural
política de la escritura de la historia, la existentes en la lengua lo confirman, la
revolución permitía trazar un antes y un misma tradición literaria que permite
después, un progreso o un retroceso, un pensar la historia es prueba de tal nexo.
pasado rico en sí mismo y progenitor de Aunque este pensar histórico sea hetero-
jubilosos legados o de un pasado que géneo, Bello comprendía esta variedad
fragmentaba y retardaba el crecimiento contradictoria por las mismas formas de
de un moderno cuerpo nacional: “Sólo aprovechamiento político e ideológico
a través de la revolución, un aconteci- que significaba narrar el tiempo históri-
miento originario en todo sentido, podía co: “Incluso proponía como problema,
reconstruirse la totalidad de la historia, no como certidumbre, la forma en que
hacia atrás y hacia delante” (p. 31). la raza había modificando la revolución
La independencia en el debate Bello- en los diferentes países” (p. 9).
Lastarria era el punto nodal tanto de la
interpretación historiográfica “liberal- En este sentido, la perspectiva filo-
progresista” como de la interpretación lógica como metodología investigativa
“filológico-culturalista”. de Bello “… resultaba moderna, y
la de Lastarria y sus seguidores, sin
Para Lastarria, la independencia era proponérselo, ingenua y arcaizante”
el hito primario (empírico) e inacabado (p. 13). Esta cuestión nos revela una
de la emancipación política (filosófica) tensión clara, el anacronismo, debido a
que debía perfeccionarse en el “ahora”, la crítica de las costumbres como sátira
su crítica iba hacia el pasado colonial y e ironía del pasado propia de los relatos
hacia la política que lo había fracturado, históricos de Lastarria y sus seguidores
pues la independencia se mostraba in- (que se muestra antihistoricista), pero a
suficiente en la extirpación del pasado, su vez hay que decir que era el mismo
aunque necesaria en su calidad de etapa anacronismo el que constituía la posibi-
histórica en el camino de la transfor- lidad filosófica de interpretar la historia
mación cultural sólo posible a través a favor de la fundamentación social de
de la ideología liberal y su filosofía de un proyecto político liberal de un Esta-
la historia como historia, como modo do Nacional-Moderno. De hecho, para
de hacer historia en lo literario y en lo no ser nosotros ahora anacrónicos con
político. Para Bello, la Independencia Lastarria y hacer honor a la compren-
constituía una competencia política sión histórica propugnada por Bello,
en el seno de una misma civilización Colmenares nos explica que la idea
cultural, que concluyó por escindirla de Lastarria de criticar los logros de la
en dos regímenes distintos, deshaciendo independencia se basa en la pretensión

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas 217

de reimpulsar la revolución como modo Este carácter de la filosofía como


de hacer visible su carácter de disconti- un elemento básico en la construcción
nuidad histórica para poder acrecentar narrativa no solo es válido para los más
la sensación de desplazamiento progre- radicales defensores -como Lastarria-
sivo de la humanidad como expresión de una filosofía de la historia que por
abstracta hacia las ideas liberales: “La fines retórico-políticos reduce el pasado
generación de Lastarria, que había visto a la simplificación apologética del pre-
congelarse la revolución en institu- sente, sino que también permea a los
ciones conservadoras, no podía hacer historiadores (como Mitre y Arana) que
justicia a la acción revolucionaria” (p. se orientan hacia la descripción erudita,
10). Al dejar este vacío de justicia en la la crítica de fuentes, la organización
marcha histórica, la “filosofía de la his- cronológica de los hechos; esto se debe
toria” debería de servir de tribunal como a que la perspectiva filológica de Bello
proveedor de los elementos de juicio no es totalmente opuesta a la perspec-
necesarios para seguir ese movimiento tiva filosófica de Lastarria, de hecho al
general de la humanidad, tal como era hacer hincapié en el estudio detallado
interpretada la acción revolucionaria. de la tradición para comprenderla me-
Bello, según Colmenares, lograba di- jor en su espíritu singular (no hay una
sociar en sus escritos el problema de humanidad abstracta sino diversas hu-
reflexión metodológica de las disputas manidades nacionales) también puede
ideológicas, lo que no significaba que cruzar su aporte netamente metodológi-
no tuviera opinión sobre lo político. La co y favorecer discursos nacionalistas,
posición erudita y detallada basada en tradicionalistas o conservadores.
fuentes para la adecuada reconstrucción
del pasado no era ajena en la época a la Colmenares nos hace visible que
pretensión filosófica de desarrollar prin- la figuración narrativa de la compleja
cipios generales como ideas dominantes realidad americana (de su intercultura-
para interpretar y disponer los hechos; lidad) se veía atravesada por una cierta
según Colmenares, Guizot (político e “antipatía étnica”, la cual tendría su
historiador francés) fue quien habló origen en el desajuste cultural de los
sobre integrar estas perspectivas de ma- grupos sociales americanos que en un
nera consciente o, al menos, eso expre- dominio político expresan prácticas
san sus preceptos, lo cual “… podía ser segregacionistas y contradictorias con el
aceptado por aquéllos que reclamaban humanismo republicano, sin embargo,
una ´filosofía` de la historia como por para Colmenares es el miedo a las masas
los que confiaban más en una cuidadosa populares, a su poder de destruir la civi-
reconstrucción narrativa” (p. 14), ambos lización por ignorancia, lo que hace que
pretendían reproducir la realidad como las figuraciones tanto las más liberales
verdad en la narrativa. como las más conservadoras traten de
resolver el problema de una manera casi
vertical, a través del binomio civiliza-

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas
218

ción y barbarie, élites contra turbas, en toriográficos profesionales.


tanto que las élites políticas tienen la
misión de ser siempre mediante la con- En este sentido, lo nuevo de este
versión (unas veces democrática y otras análisis de la figura del héroe reside en
autoritaria) instructoras de las masas en que se trata de comprender las funciones
su politización. imaginativas de la narrativa histórica
para con la misma realización social
Por esta vía de conflicto político en y política de los países americanos.
la representación de los intereses de los Para empezar, Colmenares nos explica
grupos sociales en el ámbito narrativo, como la comprensión del fenómeno
Colmenares ingresa directamente en el histórico con toda su complejidad era
asunto historiográfico del siglo XIX que algo bien difícil para el mismo historia-
más polémica ha generado en la actua- dor decimonónico; la misma variedad,
lidad. De tal polémica hemos heredado volumen y dispersión de los sucesos
la calificación peyorativa de una “his- históricos hacía que los historiadores
toria sólo de héroes” o “precientífica” tomaran como recurso de comprensión
limitada en la descripción fantástica e y organización de sus relatos otras
irreal de épocas históricas tan cruciales formas literarias ya constituidas. Tales
socialmente como la Independencia; estructuras de la narración eran las de la
estos son algunos de los reproches de tragedia y la comedia, géneros literarios
la historiografía contemporánea sobre que no sólo proveían de formas poéticas
estas formas narrativas decimonónicas. a la narración histórica sino que además
Colmenares, como lo expresó en la in- permitían sintetizar un sentido complejo
troducción de Las convenciones contra en un mensaje homogéneo y llano. La
la cultura, lo que le interesa comprender figura del héroe se legitimaba como
es la experiencia histórica de los propios tal en su capacidad genial de conciliar
historiadores del siglo XIX, para lo cual y representar los destinos colectivos,
reconoce en principio la existencia de este carácter “superhumano” nacido
unos procesos de invención del héroe de hombres de carne y hueso colocaba
en la historia latinoamericana del XIX. a los héroes en un plano ambiguo de
Esto podría parecer como algo ya dicho perfección moral y a la vez de seres
pero la diferencia está en que el denun- sensibles que compartían el mismo
ciar el carácter inventivo del héroe no drama humano propio del teatro de los
implica deslegitimar el modo como los conflictos de una época.
historiadores del siglo XIX quisieron
explicar su propia historia, de hecho La construcción de la figura retórica
como sabemos hoy, ellos mismos eran del héroe era una de las formas de la ac-
actores políticos y la idea de ayudar a ción comunicativa que la historiografía
encaminar la misma historia respondía de este tiempo empleó para tratar de dar
más a un proyecto de construcción de una imagen coherente y unificada de
nación que a una falta de criterios his- nación. Según Colmenares,

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas 219

Usualmente el héroe no debía Desde esta perspectiva, para com-


entrar en una contradicción in- prender mejor la relación héroe-pue-
conciliable con su propio mundo blo es muy fecunda la descripción de
social. Sencillamente porque él Colmenares del pensamiento de Juan
era la encarnación más pura del
Bautista Alberdi, quien “… percibía un
ser colectivo y en él reposaban las
simientes del perfeccionamiento
ascendiente popular en la invención del
social (p. 71), héroe y la necesidad de representar su
gloria como una necesidad colectiva”
por tal razón, las contradicciones (p. 67). Esta comprensión de la función
sociales trataban de ser saldadas por discursiva y política del relato histórico
la misión filantrópica y altruista del como relato literariamente construido
héroe que como ejemplo moral tenía nos muestra como los fenómenos de la
como función crear un ethos patriótico narración son constituyentes de la for-
entre las mismas masas; de hecho, si los mación de la realidad histórica, tanto es
héroes eran pocos la heroicidad era al así que un actor como Alberdi siente el
menos el fin histórico colectivo de una efecto de realidad que el discurso de sus
nación forjada en la adversidad. El mis- contemporáneos genera en el ambiente
mo escenario de la guerra a pesar de su social popular y como este mismo públi-
misma fragmentación social y política co masivo condiciona discursivamente
representaba en la narración histórica, al historiador.
la unidad de los destinos colectivos
que habían luchado por la nación, que Finalmente, debemos retomar el
ahora se historiaba a sí misma tratando llamado de Colmenares de volver a
de hallar en el tiempo el principio de la historia de la historiografía desde
liderazgo que hacía inteligible la nueva perspectivas semiológicas como las de
comunidad política. En este contexto, Roland Barthes, hermenéuticas como
la misma memoria literaria existente las de Paul Ricoeur y de análisis de las
en la tradición narrativa le sirve a los narrativas como las de Hayden White.
historiadores del siglo XIX para in- Como bien se discute en el transcurso
terpretar los cambios históricos de los del libro a través del uso de los argu-
que ellos mismos son el resultado, de mentos de las obras de estos autores,
ahí que Colmenares mencione que esta Colmenares logra sobrepasar el mero
historiografía esté emparentada con la examen formal del lenguaje para situar-
épica, pues el fenómeno tangible del se en la interpretación de los lenguajes
cual surgieron las figuras a heroizar de las obras de los historiadores, pues
emergieron de la guerra; el conflicto
bélico y su resolución marcan las pautas 
Colmenares siguiendo el modelo de análisis de
del cambio histórico. Según dice el texto los tropos en el relato histórico de Hayden White,
“La guerra era todavía en el siglo XIX caracteriza en el caso de José Manuel Restrepo su
el modelo mismo de la inteligibilidad relato como el lenguaje de las pasiones y en el de
Bartolomé Mitre como el lenguaje metafórico de
histórica” (p. 64). las ciencias naturales (pp. 87-93).

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230
Reseñas
220

“… comienza a tomar cuerpo una re-


flexión sobre el lenguaje de los trabajos
históricos. Esto hace parte de la historia
de los trabajos históricos o, para abre-
viar, de la historiografía” (p. XXV).
Santiago Pérez Zapata
Estudiante de la XI Cohorte de la
Maestría en Historia
Universidad Nacional de Colombia,
Sede Medellín

Historia y Sociedad No. 14, Medellín, Colombia, junio de 2008, pp. 175-230

También podría gustarte