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La Escuela Como Espacio de Utopía PDF
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…la educación es el punto en el que decidimos si amamos
el mundo lo bastante como para asumir una
responsabilidad por él y así salvarlo de la ruina que, de no
ser por la renovación, de no ser por la llegada de los
nuevos y los jóvenes, sería inevitable. También por la
educación decidimos si amamos a nuestros hijos lo
bastante como para no arrojarlos de nuestro mundo y
librarlos a sus propios recursos, ni quitarles de las manos
la oportunidad de emprender algo nuevo, algo que
nosotros no imaginamos, lo bastante como para
prepararlos con tiempo para la tarea de renovar un mundo
común.
HANNAH ARENDT.
Dedico con amor este libro a todos los que acaban de llegar: para Emiliano, Amaité, Keirin,
Amaya y Maitane. Sean bienvenidos a esta tarea de renovación del mundo que les
heredamos.
Esta publicación fue realizada gracias al apoyo del proyecto PAPIIT IN 401215
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Índice
Introducción ................................................................................................................................... 5
2. José Antonio Emmanuel. Fragmento de La anarquía explicada a los niños (1931) ............ 27
1. Ayuda ............................................................................................................................................... 27
2. Apoya ............................................................................................................................................... 27
4. Labora .............................................................................................................................................. 28
5. Estudia ............................................................................................................................................. 28
6. Ama.................................................................................................................................................. 29
7. Protege ............................................................................................................................................. 29
8. Cultiva.............................................................................................................................................. 29
Lo importante....................................................................................................................................... 40
Nueva moral......................................................................................................................................... 40
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III. ¿Qué significa enseñar? Algunos fundamentos de la pedagogía libertaria ..................... 44
4
Introducción1
Rafael Mondragón
Decidimos comenzar este libro con un epígrafe de Hannah Arendt porque estamos
desde un lugar distinto al de las teorías psicológicas del aprendizaje, tan comunes el día de
hoy, cuya hegemonía en las últimas décadas a veces ha colaborado en la tecnificación del
saber pedagógico. En efecto, es frecuente que hoy ese saber se piense a sí mismo como un
incorporación de contenidos en la mente de los educandos: hay que hacer que la gente
aprenda; que no deje de aprender a lo largo de su vida; que pueda aprender más cosas en
menos tiempo… Y sin embargo, como bien sabían los pedagogos anarquistas, la relación
gran pensadora judía en el epígrafe que elegimos para iniciar este libro, el acto educativo
auténtico tiene que ver con el amor al mundo. Es un esfuerzo en el que se decide heredar un
mundo amado que se intuye en peligro. La “ruina inevitable” podrá conjurarse sólo si
hacemos un acuerdo con los que vendrán y les enseñamos a amar ese mundo que les
1
El presente trabajo forma parte de un conjunto de textos escritos en 2015 que abordan diferentes aspectos de
la literatura infantil anarquista: se complementa con el texto “Infancia y anarquía. Textos sobre y para los
niños”, que aparecerá próximamente en el volumen Rumbos de la investigación sobre literatura infantil
coordinado por Lilian Álvarez, y el ensayo “La escuela como espacio de utopía. Algunas escenas mexicanas”,
Horizontal, 22 de octubre de 2015, <http://horizontal.mx/la-escuela-como-espacio-de-utopia-algunas-escenas-
mexicanas/>, que adelanta algunas de las hipótesis de la presente introducción y profundiza en algunas
propuestas educativas anarquistas de México que no pudieron ser incluidas aquí. El epígrafe de Hannah
Arendt con el que inicia el presente libro es analizado con cuidado en el primero de los textos mencionados.
2
Utilizo la palabra “misterio” en el sentido que le ha dado Gabriel Marcel. Véase su Posición y
aproximaciones concretas al misterio ontológico, traducción y prólogo de Luis Villoro, México, FFyL-
UNAM, 1955.
5
quedará en herencia; si les pedimos que tomen la responsabilidad de renovar ese mundo al
que amamos y que sabemos en peligro. En ese sentido profundo, la educación tiene que ver
con la transmisión. Gracias a la educación es posible una misteriosa solidaridad que une a
los muertos con los vivos. Frente a un mundo que corre hacia la ruina inevitable, el milagro
Nuestros pedagogos anarquistas sabían muchas cosas de este tema. Por eso hicimos
esta antología, que es una invitación para que los maestros de hoy se encuentren con los
maestros del pasado y se descubran menos solos en ese proceso extraordinario que es la
encuentro necesario hoy, que se ha vuelto cada vez más común asociar la palabra
“anarquista” con otras palabras, como “joven”, “vándalo” y “violento”. Todos los que
vivimos en México sabemos que desde diciembre de 2012 se hizo común escuchar en los
medios masivos de comunicación alarmantes notas sobre los “anarquistas” que participaban
fundamental del discurso del miedo que tiene atrapada a buena parte de la población.
En la construcción de ese nuevo sentido común no sólo se está creando una imagen
particularmente nociva de lo que son nuestros jóvenes, esos jóvenes que hoy están en las
calles y a los que se nos ha enseñado a temer por su presunta asociación con el
abiertos y propositivos con una parte de nuestro pasado, pues el anarquismo de España y
6
América Latina es una de las corrientes más imaginativas, profundas e interesantes de la
historia de nuestras ideas y nuestra literatura. Se trata, también, de una corriente que tiene
mucho que decirle al presente, si la aprendemos a escuchar. Estas páginas son una
algunos rasgos. A diferencia del primer marxismo, que en nuestro continente fue, ante todo,
políticos de las capas medias y altas, el anarquismo logró penetrar en sectores importantes
del mundo popular en el área andina, México, Brasil y el Río de la Plata. El anarquismo se
aculturó en las regiones con alto grado de población indígena, e integró con espontaneidad
creó una forma única de combinar el trabajo cultural con la lucha política cuya influencia
llega hasta el día de hoy: ellos protagonizaron las primeras manifestaciones callejeras de
público que hoy sigue teniendo relevancia. En sus filas aparecieron algunas de las primeras
mujeres que eran, al mismo tiempo, líderes públicas (muchas de ellas se convirtieron en
3
El primer trazado panorámico integral de la historia de nuestro anarquismo es obra del filólogo Ángel
Cappeletti, El anarquismo en América Latina, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1990. Las intuiciones
sembradas en el trabajo pionero de David Viñas, Anarquistas en América Latina, México, Katún, 1983,
fueron fundamentales para el descubrimiento de esta problemática. Una buena herramienta de trabajo que
complementa la panorámica de Cappeletti es Alejandro de la Torre, “Una bibliografía del anarquismo en
Hispanoamérica de la Comuna de París hasta la Primera Guerra Mundial”, Historias, núm. 73, 2009, pp. 87-
93.
7
intelectuales de tiempo completo y organizadoras de genio). Sus ideólogos estuvieron entre
los más acérrimos defensores de los derechos de las mujeres y pusieron sobre la mesa
temas como el amor libre, los derechos de los niños y la organización de la familia. Habría
que recordar, además, que la obra y la acción de Ricardo Flores Magón es un ingrediente
latinoamericanas.
Pero, ante todo, la herencia del anarquismo está en una cierta forma de concebir la
social y político a través de la creación de un modelo cultural alternativo que abarca todos
los aspectos de la vida concreta (educación, salud, diversión, vida familiar…). El fin de este
los prejuicios impuestos por el medio social y la dinámica del trabajo alienado, y reforzados
cultural construido colectivamente por los asociados, en donde los integrantes crean medios
4
Nuestras afirmaciones sobre el primer marxismo siguen lo apuntado por José Aricó, “Marxismo
latinoamericano”, en Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, Diccionario de política,
México, Siglo XXI, 1982, pp. 975 ss. Véase además su libro clásico Marx y América Latina, 2ª. ed., México,
Alianza, 1982. Sobre la relación entre nuestro anarquismo y el mundo indígena, véase Wilfredo Kapsoli
Escudero, Ayllus del sol. Anarquismo y utopía andina, Lima, Asamblea Nacional de Rectores, 2010, así como
Benjamín Maldonado Alvarado, La utopía magonista. Revolución, anarquía y comunalidad india, Oaxaca,
Colegio de Investigadores en Educación de Oaxaca, 2004.
8
para la solución de las necesidades de bienestar presentes en el grupo: servicios de salud,
bibliotecas confortables, actividades para los trabajadores, sus esposas y sus hijos…5
de libros y folletos. Conforme se agudiza el nivel de la lucha política, los círculos aumentan
hacia finales del siglo XIX, los círculos se convierten en centros culturales y políticos con
repertorios de la tradición popular; los paseos por el campo, y las formas más complejas de
la fiesta libertaria. El fin de esta rica actividad es la construcción autónoma, por parte de los
trabajo. En estas formas, a decir de Suriano, late un fuerte componente utópico: se trata de
vivir, en el espacio restringido del día de hoy, un anticipo de lo que podría ser la sociedad
liberada en el futuro.6 En este sentido, el anarquismo radicaliza una concepción del llamado
socialismo utópico, que fue caracterizada por Martin Buber en términos de “continuidad
5
Véase la obra clásica de Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires. 1890-
1910, Buenos Aires, Manantial, 2001. En España, Javier Navarro ha producido dos obras notables sobre la
región valenciana que se han convertido en modelos de investigación: Ateneos y grupos ácratas. Vida y
actividad cultural de las asociaciones anarquistas valencianas durante la Segunda República y la Guerra
Civil, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2002, y A la revolución por la cultura. Prácticas culturales y
sociabilidades libertarias en el País Valenciano, 1931-1939, Valencia, Universitat de València, 2004.
6
J. Suriano, op. cit., pp. 40-41.
9
radical con el pasado, sino que será la profundización de una forma de organizar la
escuela es además entendida como un espacio de cuidado, pues en él los niños se ejercitan
colectivamente para construir la capacidad de cuidar su propia vida, cuidar la vida del
mundo y cuidar también la de los demás. Los niños, son, al mismo tiempo, personas
frágiles y personas de enormes capacidades: como dijo Hannah Arendt en el epígrafe con
que comienza este libro, están llamados a hacer “algo nuevo, algo que nosotros no
imaginamos”. Guardan dentro suyo una posibilidad misteriosa, que el maestro no puede
necesarias para que esa posibilidad madure y se manifieste a sí misma. En ello consiste la
Elisée Reclus sintetizará este tema en una frase que encontraremos citada y reproducida en
7
Véase Martin Buber, Caminos de utopía, México, FCE, 1955, p. 25.
8
Eliseo Reclus, “Educación”, en El hombre y la tierra, traducción de Anselmo Lorenzo bajo la revisión de
Odón de Buen, Barcelona, Centro Enciclopédico de Cultura, s.f., t. VI, p. 304. En la presente antología se
incluye un fragmento de ese texto, que fue seleccionado por Francisco Ferrer para su inclusión en el Boletín
de la Escuela Moderna.
10
La escuela como espacio de utopía: inicios de una tradición
Los maestros que se acerquen a esta antología quizá se sorprendan cuando observen la
cantidad de prácticas, técnicas y preocupaciones que hoy asociamos con las llamadas
“escuelas activas”, a donde asisten niños de clases medias y altas, y comprueben que
muchas de ellas fueron inventadas por pobres organizados que, a finales del siglo XIX y
principios del siglo XX, decidieron crear un espacio propio para la educación de sus hijos.
los grupos subalternos para pensar, crear y hacer. Esos grupos no sólo han sido los
receptores de ideas elaboradas en otro lado. De vez en cuando han logrado construir
Habría que comenzar diciendo que a los anarquistas les importaba mucho la
infancia. Ya desde principios del siglo XIX, Robert Owen había elaborado algunos
experimentos educativos entre los jóvenes integrantes de sus cooperativas. Otro llamado
subversivo de la curiosidad, el juego y el placer, sobre todo en relación a los niños, que
9
A los anarquistas les interesará ante todo la reflexión de Fourier sobre el “mariposeo”, una de las doce
pasiones que, a su manera de ver, estructuran el carácter humano, y que es necesario aprender a cultivar
colectivamente si es que se quiere desarrollar personas plenas y fuertes. El mariposeo es la pasión por cambiar
de tarea y compañero, y llevó a Fourier a imaginar un sistema de trabajo colectivo en donde una misma
persona, a lo largo del día, podría trabajar en muchas cosas distintas. También es una pasión fuerte en los
niños. La reflexión fourierista sobre el mariposeo fue recuperada explícitamente por Paul Robin, y a través de
él llegará a Ferrer y otros anarquistas.
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distintas regiones de América, y sus experimentos marcan el inicio indudable de la
Pero es hasta finales del siglo XIX que experimentos de ese tipo comienzan a ser
que era un sitio privilegiado para la libre discusión de ideas. Algunos de esos
internacionalistas habían comenzado a trabar amistad con un pensador francés que se había
puesto del lado de Bakunin en sus tempestuosas luchas contra Marx. Dicho pensador
infancia y la posibilidad de una educación diferente. Su nombre era Paul Robin, y en los
fundaría uno de los primeros centros para la educación sexual en Europa y uno de los
10
Una introducción accesible a estos autores, acompañada por una antología, es Susana Quintanilla, La
educación en la utopía moderna. Siglo XIX, México, SEP-El Caballito, 1985, que aún puede conseguirse en
librerías de viejo. Sobre Simón Rodríguez puede leerse Adriana Puiggrós, De Simón Rodríguez a Paulo
Freire. Educación para la integración iberoamericana, Bogotá, Convenio Andrés Bello, 2005 y León
Rozitchner, Filosofía y emancipación. Simón Rodríguez: el triunfo de un fracaso ejemplar, Buenos Aires,
Biblioteca Nacional, 2014.
11
La historia del encuentro que vamos a contar aquí fue relatada por primera vez por el gran filólogo
anarquista Max Nettlau en un libro clásico que, desafortunadamente, es hoy muy difícil de conseguir: Eliseo
Reclús. La vida de un sabio justo y rebelde, trad. V. Orobón Fernández, Buenos Aires, Editorial La Protesta,
1929, tomo II, cap. XV, esp. pp. 44-47 y 49. Hay en esas páginas importantes testimonios documentales de la
relación entre Reclús, Kropotkin y Robin.
12
Paul Robin pertenecía a la corriente neo-malthusiana que fue dominante en el mundo radical de finales del
siglo XIX. Dicha corriente tomaba las ideas de Thomas Malthus sobre la sobrepoblación y la necesidad de
controlar la natalidad para, a partir de ellas, reivindicar el derecho de las mujeres pobres al sexo por placer, así
como a la decisión libre e informada de si querían tener hijos. Es importante aclarar esto porque en nuestra
época las ideas neo-malthusianas han servido más bien para justificar las políticas de control poblacional
sobre los habitantes del Tercer Mundo. Sobre Paul Robin puede leerse Christiane Demeulenaere-Douyère,
Paul Robin (1837-1912). Un militant de la liberté et du bonheur, París, Publisud, 1994. Sobre su obra
educativa es importante Nathalie Brémand, Cempuis, une experience d’éducation libertaire, París, Éditions
du Monde Libertaire, 1992.
12
Como decíamos arriba, parece que fue Robin quien interesó a los internacionalistas
de Vevey le preguntan a sus lectores cuáles son las obras de educación que se podrían
del 4 de marzo de 1877, que hace la reseña de algunas obras históricas que podrían ser de
Por aquellas fechas pasaba por Vevey un amigo de Paul Robin. Se trataba del
príncipe ruso Piotr Kropotkin. Ese hombre calvo y de lentes, de barba gigantesca, había
familiar. Kropotkin no era sólo un militante anarquista, sino un hombre de ciencia, que
había comenzado sus investigaciones en Siberia, cuando lo enviaron a dicha región como
oficial del ejército tras haber terminado sus estudios universitarios. Con los años, sus
13
M. Nettlau, op. cit., pp. 44-45.
14
Frente a los sucesores de Darwin, que habían convertido la teoría de la evolución como resultado de la
“lucha por la supervivencia” en un pálido reflejo, que reducía esa lucha a la mera “afirmación del más fuerte”,
Kropotkin fue el primero en mostrar que esa lucha muchas veces asumía la forma de la construcción de
relaciones de solidaridad, cooperación e interdependencia, que inician entre los miembros de una misma
especie ligados por lazos consanguíneos, y luego puede expandirse para formar relaciones a nivel regional,
alcanzando a veces a toda una especie, y proyectándose a veces de forma excepcional para alcanzar a especies
diferentes entre sí. Kropotkin es el padre de muchas teorías que los ecologistas del siglo XX han refinado.
Para el pensador ruso, los pobres que se organizaban, así, en realidad estaban siguiendo una tendencia que es
propia de todas las formas de vida. La mejor biografía sobre Kropotkin es la de George Woodcock e Iván
Avakumovic, El príncipe anarquista, Madrid, Júcar, 1971. Una buena revisión sobre el valor científico de sus
teorías puede leerse en Lee Alan Dugatkin, The Prince of Evolution: Peter Kropotkin’s Adventures in Science
13
En una carta del 11 de febrero de 1877, Kropotkin le cuenta a Paul Robin, gran
amigo suyo, que, a su paso por Vevey, conoció personalmente a un científico y luchador
social del que tenía mucha curiosidad. Se trataba de Elisée Reclus, un hombre de carácter
gentil que había estudiado geografía con Carl Ritter y se asumía heredero de las
geógrafo a salir del país. Así la vida lo convirtió, casi sin querer, en un gran viajero: dejó
páginas hermosas sobre los Estados Unidos y la situación de los negros en Nueva Orleans;
proyectos fallidos de fundar una comunidad utópica en la Sierra Nevada de Santa Marta…
Reclus viajó por el mundo muchas veces a lo largo de su vida. Escribió libros que contaban
de los océanos, que luego fueron leídas por los niños. Fundó una disciplina que hoy
con los seres humanos. De hecho, en el prefacio a su obra maestra, El hombre y la tierra,
Reclus explica que quiere contar la historia física y natural del planeta al mismo tiempo que
la historia de la humanidad, pues en realidad ambas son la misma historia y el ser humano
and Politics, s.l., Create Spaces, 2011; véase, del mismo autor, Qué es el altruismo. La búsqueda científica
del origen de la generosidad, Buenos Aires, Katz, 2007.
15
El libro clásico sobre Eliseo Reclús es la obra de Max Nettlau que hemos citado en la nota 11 del presente
trabajo. En las últimas décadas, la obra de Reclus ha sido recuperada por una constelación perteneciente a la
llamada “geografía radical” (entre ellos puede contarse a Simon Springer y Federico Ferretti). Entre las
revisiones producidas en México destaca Daniel Hiernaux-Nicolas, La geografía como metáfora de la
libertad. Textos de Eliseo Reclús, México, Plaza y Valdés, 1999. Véase mi texto “Geografías libertarias y
cuidado de la naturaleza. Eliseo Reclus rodeado de algunos amigos”, en Silvana Rabinovich y Rafael
Mondragón, (eds.), Heteronomías de la justicia. De exilios y utopías, México, IIFL-UNAM, en prensa.
14
La amistad entre Piotr Kropotkin y Elisée Reclus comenzó en aquel viaje de 1877
en donde los dos se reunieron a conversar sobre la infancia. Ya dede 1867 Reclus había
para niños, y se había ofrecido a traducir la Child History of England de Charles Dickens.16
En la reunión acaecida diez años después, los dos sabios anarquistas comenzarían a trabajar
amigo Paul Robin; era necesario comenzar a escribir para los niños. Pronto, además,
comenzarían a escribir sobre ellos. Ese mismo año, la Internacional publicó un calendario
llamado La Commune. Almanach socialiste pour 1877, que incluía textos de varios
pensadores radicales. Entre ellos estaba uno de Reclus que quizá estuvo inspirado en la
petición de Paul Robin: El porvenir de nuestros hijos. Sus primeras palabras son elocuentes
¡Cuán egoístas somos! En nuestros anhelos de revolución, raro es que pensemos más que en nosotros
mismos. Exponemos las quejas de las clases trabajadoras, sobre todo las de los hombres, que son los
más fuertes; reivindicamos para ellos el derecho a los instrumentos de trabajo y al producto íntegro
de su labor; exigimos que se haga justicia. Comenzando a saber que somos el número y la
Mas, por encima del hombre hecho, por desgraciado que sea, está el niño.
Ese ser débil no tiene derechos y depende del capricho, benévolo o cruel.
Nada le protegerá contra la necedad, la indiferencia o la perversidad de los que son sus amos.
16
Véase el estudio modélico de Federico Ferretti, Élisée Reclus. Pour une géographie nouvelle, París,
Éditions du CTHS, 2014, p. 78.
15
Desde Jacob no se ha encontrado nada mejor; la sociedad no es otra cosa que una serie de escalones
que bajan de Dios al esclavo y continúan hasta los infiernos […]. Y entre esos débiles figuran los
mostrar cómo a los niños, “grandes burros de carga”, se les ha construido para que sean
símbolos sociales de la incapacidad: seres que viven en la parte más baja de esa enorme
escalera que liga a amos y esclavos en la pirámide social. Frente a esta concepción
socialmente construida que liga infancia e incapacidad, Reclus llama a pensar a los niños
como sujetos de derechos, es decir, como seres dignos y capaces, cuyos problemas y
reflexiones deben ser tomados en cuenta por cualquier anhelo de transformación del
mundo.
A partir de aquel momento, los dos amigos que se conocieron en Vevey comenzarán
a escribir sobre los niños y los jóvenes: en el capítulo de El hombre y la tierra dedicado al
problema de la educación, Reclus explicará que la figura del maestro en las escuelas
tradicionales está modelada sobre la forma en que el Antiguo Régimen caracterizó la figura
del padre: un hombre que tiene derecho de dominio sobre el niño, como si fuera pertenencia
suya; y la figura del maestro está calcada sobre la del padre, quien delega su derecho de
dominio en el maestro y le permite que haga con su hijo lo que estime conveniente. Sin
embargo, continúa Reclus, el descubrimiento fundamental de aquella época es que los niños
maestros están allí sólo para ayudar a que el misterio que guarda cada niño desarrolle su
17
E. Reclus, El porvenir de nuestros hijos, Barcelona, Editorial Atlante, s.f., pp. 5-6.
16
potencialidad. Ese tema comenzará a ser desarrollado en las décadas siguientes, cuando los
sociedad moderna había naturalizado la idea de que trabajar con las manos y trabajar con la
cabeza son dos cosas distintas, y que esa distinción había incluso llegado a la creación de
dos formas distintas de educación: la educación teórica y humanística para los niños de las
clases altas, y la educación técnica para los niños proletarios. Era necesario crear una
“educación integral”, en donde se partiera del hacer para construir el saber, y se trabajara,
al mismo tiempo, con las manos y la cabeza. Sólo así sería posible una preparación que
teórico que fundamentarán las experiencias prácticas de las utopías escolares del
anarquismo. De ella arranca una amplia tradición de ensayismo pedagógico radical (entre
aquella reunión en Vevey. En 1880, Paul Robin ganó un concurso que lo pondría a cargo
de un orfanato en Francia. Robin se hizo cargo de ese espacio hasta 1894, cuando se verá
18
Véase Piotr Kropotkin, “Trabajo cerebral y manual”, Anthropos. Boletín de información y documentación,
núm. 14 (monográfico “Tecnología, Ciencia, Naturaleza y Sociedad: Antología de autores y textos”), 1989,
pp. 156-167. Dicho texto sería integrado después como capítulo VIII del libro Campos, fábricas y talleres,
cuya primera traducción a nuestro idioma estuvo a cargo de Fermín Salvoechea (Madrid, La España Moderna,
ca. 1898).
17
los niños, la presencia de niños y niñas en los mismos salones, la ausencia de educación
patriótica y de cursos de moral. Sin embargo, los catorce años que Robin estuvo frente al
el mundo radical. Casi todas las técnicas y procedimientos de lo que hoy llamamos “escuela
activa” fueron ensayadas allí: la coeducación entre niños y niñas, y la idea de que la escuela
debe ser una comunidad con derechos y obligaciones; la idea de que el niño debe estar
consciente de por qué hace lo que hace, que se le debe preguntar su opinión respecto de lo
que está viviendo, y en suma, de que debe ser sujeto de su proceso; la introducción de
talleres escolares donde los niños aprendían diversos oficios, yendo del hacer al saber,
imprentas escolares para que los niños hicieran pequeñas publicaciones que luego
distribuían entre sí… Los niños además tenían laboratorios de física, química y fotografía,
un taller de costura, otro de trabajo en metales, uno más de escultura, un telescopio y una
piscina construida por ellos mismos, en donde niños y niñas aprendían a nadar.19
pedagógica de Robin junto a niños y niñas pobres de Francia. A pesar de que esa
soportar los rumores malintencionados diseminados sobre él, la herencia de Cempuis fue
19
Luis Miguel Lázaro, Jordi Monés y Pere Solà han recordado la admiración de Ferrière, fundador del
movimiento de la Escuela Nueva, hacia el orfanato dirigido por Robin (véase la “Introducción” de los tres a
Francisco Ferrer Guardia, La escuela moderna, Madrid, Biblioteca Nueva, 2010, esp. pp. 37-41).
Célestin Freinet recordaba con gusto sus deudas hacia las propuestas de Robin, y sus escritos muestran una
marcada admiración hacia otras propuestas de la tradición pedagógica anarquista, como las de Fauré y Ferrer.
Véase sobre este asunto Henry Peyrone, Célestin Freinet. Pedagogía y emancipación, México, Siglo XXI,
2001, pp. 30-31.
18
pedagógicas en distintos lugares del mundo radical. Algunas de ellas tienen un claro tinte
libertario, como es el caso de la famosa experiencia de la Colmena (la Ruche) dirigida por
Sebastian Fauré. Otras vienen de tendencias diferentes, pero serán observadas con simpatía
por los pedagogos anarquistas latinoamericanos, quienes las estudiarán para aprender de
ellas: así pasó, por ejemplo, con la escuela de Yasnaya Poliana de León Tólstoi, que inspiró
escuelas de orientación similar en Chile y otros lugares.20 Pero los anarquistas también
fijaron la mirada en experiencias que hoy son menos conocidas, como la escuela de
dejó una herencia fecunda en todo el continente americano: se trata de la Escuela Moderna
fundada por Francisco Ferrer i Guarda. Este maestro catalán tuvo la enorme suerte de
quedar como heredero de una cuantiosa fortuna dejada por una antigua alumna suya,
Ernestina Meunier. Con esa herencia, y alimentado por las conversaciones con Paul Robin,
Jean Grave, Anselmo Lorenzo y otros amigos que había conocido a lo largo de sus viajes
por Europa, Ferrer decidió fundar en Barcelona la Escuela Moderna, que era al mismo
tiempo una escuela para niños, una editorial y un centro de formación de profesores.22
20
Sobre las escuelas tolstoianas en este país, véase Manuel Lagos Mieres, Experiencias educativas y prácticas
culturales anarquistas en Chile (1890-1927), Santiago, Centro de Estudios Sociales “Inocencio Pellegrini
Lombardozzi”-Quimantú, 2013, cap. II.
21
En la revista argentina Humanidad, de la que hemos extractado un texto para la presente antología, se
pueden leer textos pedagógicos de autores como Rabindranath Tagore, María Montessori, Célestin Freinet y
Bertrand Russell, que dan fe de la curiosidad amplia de los maestros anarquistas. En la presente antología
ofrecemos además un texto de Herminia Brumana sobre la pedagogía de Bakule, un autor que hoy es poco
conocido.
22
El excelente número monográfico de Educació i Història : Revista d'Història de l'Educació, vol. XVI,
julio-diciembre de 2010, dedicado al centenario de Ferrer i Guardia, es el mejor material de conjunto que
conozco para introducirse en el estudio de su obra. El número incluye contribuciones de Jordi Riba, Pascual
Velázquez y Antonio Viñao, Pere Alzina, Anna Ribera Carbó, Josep Lluis Rodríguez i Bosch y Pere Solà,
quien fue el editor de dicho número. En él además se incluye la edición crítica de los apuntes filosóficos
19
La Escuela Moderna existió de 1901 a 1908 y tuvo un éxito tremendo, a pesar de la
para comunicar a los maestros entre sí, tradujo muchos de los textos que veremos utilizados
y reflexionados en las décadas que siguen. Los libros de texto publicados en su editorial
infantil del Boletín de la Escuela Moderna, y luego fueron reimpresas en otros países, como
fue el caso de Sembrando flores…, la exitosa novela de Federico Urales cuya circulación en
militante con características propias respecto de lo que se daba a leer a otros niños en la
época. En los libros editados por estos anarquistas hay una preocupación constante por
develar la maravilla cotidiana del mundo, que se traduce en una línea de divulgación
científica inspirada en los trabajos de Reclus. Otros textos, como Las aventuras de Nono de
Jean Grave, cuentan vastas alegorías en que los niños ejercitan su capacidad de indignación
historias de aventuras en donde los protagonistas son niños, como el ya citado Sembrando
flores… o como Tierra libre, escrito expresamente por Jean Grave para la escuela de
inéditos de Ferrer, que complementan de modo decisivo el material ofrecido en su libro póstumo La escuela
moderna, y permiten que los investigadores de la presente generación por fin tengamos acceso al pensamiento
de este autor.
20
Ferrer: en ellas, los lectores son invitados a trabajar sobre el deseo de vivir cosas nuevas y
La presente antología
Aunque Ferrer haya sido fusilado tras un juicio amañado en el que se le acusó de querer
asesinar al rey; aunque Sebastián Fauré y Jean Grave afrontaran juicios similares, en donde
se les acusaba de terroristas e instigadores de la violencia; aunque Paul Robin haya cedido a
la tristeza y se diera muerte a sí mismo, y decenas de maestros anarquistas hayan tenido que
esos años sobrevivió, llegando incluso a influir las discusiones mexicanas sobre el texto del
artículo tercero de nuestra Constitución.24 Las ideas de Ferrer animaron el periódico ¡Luz!,
que es, junto a Regeneración de los Flores Magón y Ariete de la Casa del Obrero Mundial,
todo el continente americano, y el tema de la escuela fue reflexionado por todos los grandes
23
En la presente antología incluimos una muestra de esa tradición de literatura infantil y juvenil: el capítulo
final del folleto La anarquía explicada a los niños escrito por el pedagogo español José Emmanuel, quien fue
discípulo de Ferrer. Además, el texto es una especie de declaratoria de los deberes de los niños, que
complementa los derechos de los niños promulgados en un texto argentino que incluimos también en el
presente libro. No podemos dejar de mencionar los esfuerzos de Raúl Ruano, responsable de la recuperación
del texto de Emmanuel. Una visión más acabada de la literatura infantil anarquista puede consultarse en mi
texto “Infancia y anarquía: textos sobre y para los niños” citado en la nota 1 del presente trabajo.
24
Véase Carlos Martínez Assad, Los lunes rojos. La educación racionalista en México, México, SEP/ El
Caballito, 1986.
21
Bajo la forma de escuelas alternativas, universidades populares, ateneos, y también
en las escuelas tradicionales, las ideas y prácticas del anarquismo ejercieron su influencia
por largo tiempo. Muchas de ellas tienen relevancia el día de hoy, en que maestros y
maestras comprometidos con la renovación del mundo se enfrentan con espacios de aula
maestro deja de ver al niño”, decía Herminia Brumana a principios de siglo veinte…). Por
ello, hoy las entregamos a los maestros de hoy. El maestro que se acerque a este libro se
encontrará con una variedad de tonos, registros y países: narraciones, manifiestos, ensayos,
textos para niños…; voces alegres, irónicas e indignadas, y textos que, sobre todo,
La presente obra es breve, pues la colección Xoc-Na ha sido planeada para que sus
libros sean baratos y puedan circular fácilmente. Hemos combinado textos “clásicos” con
otros menos conocidos. Los nombres de autores se han transcrito tal y como los anarquistas
adecuación de la puntuación y la ortografía a los criterios actuales, pues nos parece que los
textos de principios de siglo XX aún pueden entenderse el día de hoy sin necesidad de
alteraciones por parte del editor. Por ello conservamos el uso de guión largo (“—”) para
indicar pausas de respiración y cambios de tono, usual en la literatura del siglo XIX y
buena parte del siglo XX. Nos parece que éste y otros signos tienen valor estilístico, y que
serán entendidos sin grandes esfuerzos por parte del lector actual.
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Hemos restringido al mínimo nuestras notas al texto. Cuando nos pareció
indispensable añadir una, las hemos firmado con la sigla “n. del e.”, para distinguirlas de
Nos habría encantado traducir algunos textos de Robin y Fauré; ofrecer en versión
introducción; seleccionar algunas páginas del maestro de matemáticas José de la Luz Mena,
que desarrolló su importante labor en México; añadir algunos cuentos de Barrett sobre la
vida de los maestros, así como fragmentos de la escritura de los niños; mostrar las
Russell y otros autores… Pero la presente es sólo una invitación: su objeto es emocionar,
tender puentes entre el pasado y el futuro y señalar la existencia de un legado. Ojalá ella
ayude a sentir acompañados a aquellos maestros que, movidos por el amor y el deseo de la
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I. ¿Qué es un niño?
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1. Pedro B. Franco. Los derechos del niño (1928)
I. Todo niño tiene derecho a ser “niño”, a que se le respete en sus intereses, sus necesidades
II. Todo niño tiene derecho a una nueva educación que siga el progreso social,
III. Todo niño tiene derecho a “hacer” para saber, a ser descubridor y creador.
IV. Todo niño tiene derecho al trabajo escolar colectivo, que permite la auto-
V. Todo niño tiene derecho al aire libre, para hacer sus trabajos y para practicar
juegos, ejercicios naturales (marchar, correr, saltar, trepar, lanzar pesos, cultivar la tierra,
nadar, etc.), y movimientos respiratorios que constituyen la mejor educación física a la que
VI. Todo niño tiene derecho a saber que ha nacido en el cuerpo de su madre, a mirar
vergüenza.
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VII. Todo niño tiene derecho a ser miembro de una comunidad escolar en donde,
con la autonomía que se merezca, goce de sus derechos y cumpla con sus deberes como
elemento activo, útil y eficaz, que pone su voluntad y su conciencia al servicio del bienestar
común.
VIII. Todo niño tiene derecho a contar con maestros de vocación, de carácter, llenos
de bondad: hombres elegidos, ilustrados; bien retribuidos; que no tomen su cargo como
simple medio de vida; que crean en los ideales más difíciles de alcanzar; que sientan la
responsabilidad que les incumbe en la realización de la justicia social; que no olviden que
IX. Todo niño tiene derecho a locales escolares sencillos, atrayentes, alegres e
que colaboren juntos el pueblo y la escuela, que son las dos palancas que mueven al mundo
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2. José Antonio Emmanuel. Fragmento de La anarquía explicada a los niños (1931)
Para que os identifiquéis con la Anarquía, para que dignifiquéis vuestra vida, debéis
1. Ayuda
No te desentiendas jamás de los que luchan como tú, de los que sufren como tú. Son
hermanos tuyos. En la escuela los tuviste a tu lado. Ahora, los tienes en el taller, en la
Dondequiera que veas un hermano tuyo, ayúdalo. Por encima de las fronteras
alzadas por los privilegios, tiende tu mano a todo el que es víctima de la sociedad actual
burguesa.
2. Apoya
Al que vacile, infúndele alientos; al que se desespere por ver lejano el triunfo, dale ánimos.
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3. Copia lo bello
No imites lo perecedero, lo efímero. Todos los males, ahuyéntalos y aléjalos de ti: son aún
la herencia de la imperfección humana a que estamos encadenados. Por encima de este caos
4. Labora
5. Estudia
Que el libro sea tu mejor amigo, tu consejero, tu guía. Nunca sabremos bastante. Quien
añade ciencia, añade anarquía. Investiga por ti mismo, aclara los misterios que te rodean.
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6. Ama
nosotros. Por alejados que estén, por distanciados que se hallen, cada ser es un amado
nuestro.
7. Protege
Quien mucho ama, mucho ayuda. Al ser débil, protégelo. Al anciano, al inválido, al
enfermo, nos une mucho más amor porque son débiles. Ese pobre anciano que ves, fue
fuerte como tú, valeroso como tú; ese doliente inválido también fue como tú. Piensa que
puedes ser como ellos; piensa que el trabajo burgués te envejecerá y te enfermará.
¡Protégelos!
Piensa en los que no están con nosotros: en los presos; por luchar, por defendernos,
8. Cultiva
recogeremos si los cultivamos. No dejes ninguna tierra estéril. Da a la tierra el cuidado que
necesita para que te alimente y te haga vivir. En el mundo ideal, siembra ideas, esparce
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pensamientos, escribe y acciona. En el mundo real, que la semilla caiga en toda la tierra
9. No tengas esclavos
Aspira a ser libre y que las ansias de tu libertad abrase a todos. No esclavices a nadie. Ni
pájaros, ni ningún ser viviente puedes encerrarlos impunemente. Abre las puertas de todas
las jaulas, lima las rejas de todas las cárceles, donde –como el pájaro enjaulado– seres
Sé libre y haz libres, contigo, a los demás. Abre las puertas de tu corazón para que
salgan de él todos los vicios, todos los defectos que lograron filtrarse. Sé libre y sé puro: ni
10. Trabaja
Deja los rezos, deja las oraciones. Sólo hay una oración que no debes olvidar nunca:
la del trabajo. Trabaja por el bien de la Humanidad, para que cesen los dolores, para que
terminen los sufrimientos, para que la amargura se aleje para siempre. Sé feliz en una
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Esto es la Anarquía, queridos niños. ¡Bienaventurados, vosotros, si la comprendéis y
la practicáis!
Empiece, pues, para vosotros la visión de una vida nueva de purezas y bondades.
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II. ¿Por qué debemos transformar la escuela?
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3. Herminia Brumana. Selección de Tizas de colores (1932)
El ahorro en la escuela
El despilfarrador
Entraba a la escuela con una maestra. De pronto, siento que ella me oprime el brazo.
con dulce y la empezaba, no diré a comer, sino a saborear, y este término no da aún exacta
—Pero ¿le parece bien? Se ha gastado diez centavos en la torta, y hace tres días que
viene sin lapicera porque no puede comprarla. Es inútil; los pobres son los peores, gastan
en golosinas en lugar de comprar lo que hace falta. Después, quién les pide para ahorro si
—Yo no sé…
remedio, como todas las cosas que se hacen por obligación, peleándole al tiempo el último
minuto, el más insignificante cuarto de minuto, con la íntima esperanza de que en ese
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pequeñísimo espacio de tiempo llegue una contraorden, sobrevenga un accidente, una
Porque las maestras debemos llevar cuenta, centavo por centavo, del dinero
Una estadística minuciosa y prolija, con casilleros, números de orden, edad, estado,
clases, recaudación… Una anotación prolija y detallada que hace perder un montón de
a fuerza de secarlo con la plancha, y debajo, trapitos, miserables trapitos… Sobre todo esto,
una carita delgada, paliducha, y dos ojazos demasiado grandes, demasiado tristes,
demasiado brillantes…
lógico, lo único concebible, y sobre todo lo humano —¡lo humano! —, es que esta
miserable criatura, con esos diez centavos que ganó acaso con un mandado, haya comprado
esa torta, cuyo dulce le ha dibujado en los labios esa adorable y extraña sonrisa de dicha.
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—¿De manera que en su grado no ahorran?
—¡Cómo no! Los hábitos —buenos y malos— los traen de grados inferiores y, a
veces, de su casa. Figúrese que ayer he preguntado: “Fulanito, ¿cuánto tienes de ahorro? Y
Fulanito, que lleva las zapatillas mojadas hace dos días y que no me trajo el deber porque
—¡Criatura de Dios! ¡Ochenta y cinco centavos que representan para usted el precio
de tres secciones en el cine del barrio, y donde Harold Lloyd, Carlitos o Tom Mix lo hacen
reír a carcajadas hasta hacerle olvidar la paliza brutal que le propinó su padre borracho o su
madre neurasténica! Ochenta y cinco centavos, y le sobraba todavía para cuatro tortas, de
esas de dos por cinco que vende la “masitera”, un poco crudas y otro poco duras…, pero
¡con un sabor tan exquisito!... Y hasta le alcanzaba para comprar esa revista tan linda que
todos los jugadores argentinos. ¡Qué bien estaba Cherro riéndose, y… Mas… en el
“¡Criatura de Dios! Con esos ochenta y cinco centavos, ¡cuántas alegrías pudo
tener! ¡Criatura de Dios, miserable y escuálida, que no tiene presente y que ya le hacen
preocuparse de su futuro! Que viene con las zapatillas mojadas y con la camisetita rota, y le
hacen guardar monedas, miserables monedas, y que son una ironía, una tristísima y trágica
satisfacciones, un infinito cúmulo de goces, en la única edad en que las pequeñas, las
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miserables alegrías no tienen precio porque dan, no la ilusión, sino la realidad de la perfecta
Enseño a gastar
jubilarse, me ha mirado con los ojos más grandes que tuvo en su vida… Prolija, ordenada,
vida, y no ha de ser un fin. Las monedas son estériles y las ideas que pueden obtenerse
invirtiendo esas monedas pueden rendir un espléndido beneficio. Yo les evoco la época de
Licurgo, quien en Esparta creó una moneda pesada, grande, inmanejable, fea de aspecto y
con el mínimo valor. Con ello consiguió que sus conciudadanos no guardasen —pues les
—De mis treinta alumnos, puedo asegurarle que veintisiete son hijos de hogares
humildes, donde el padre y a veces la madre salen a la calle a ganarse el bíblico pan de cada
día. Si uno de estos chicos ahorra, se suprime, por voluntad, el gusto de la golosina, del
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—Esas son cosas superfluas.
—Está en un error. ¿Es cosa superflua, o necesaria como el pan, la inocente dicha de
mirar un paisaje amable? ¿Son cosas superfluas todas esas ilusiones logradas, esos
ensueños realizados, ese deseo satisfecho? ¿Acaso tiene utilidad solamente el pan que
comemos y el abrigo que llevamos? ¡Desgraciado el hombre que, mirando hacia atrás, no
recuerda una infancia con golosinas, la pequeña alegría de la excursión, la dicha del libro
de cuentos, el hurto del dulce a la mamá, la travesura que arrugó el entrecejo del padre!
enormes, esas represiones inútiles y dolorosas, porque quien no fue niño del todo en su
“Yo enseño a gastar. Les obligo —¿no es obligarles hacerles una inteligente y
cariñosa insinuación? — a que traigan todos los meses cinco o diez centavos cada uno para
suscribir el grado a un diario de la mañana que ellos leen en clase para enterarse de lo que
pasa en los otros países que llevan a su casa uno por día; les sugiero la utilidad de comprar
revistas, de asociarse a bibliotecas para que les pierdan el miedo a esos lugares; juntan para
poder ir a las excursiones, a los museos; les doy noticias para que vayan a ver las cintas
históricas o interesantes que les conviene… ¡Ya ve si tienen en qué gastar las pobres
moneditas de provecho inmediato! Y si aún les queda, me gusta que contribuyan para
comprar una pelota de ejercicios físicos y que tampoco se olviden del barniz para arreglar
sus bancos, de alguna lámina agradable con que adornar el salón: todo lo que sirve en su
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—¿Quedarse sin padre, por ejemplo? ¿Qué pueden remediar a esa familia los cinco
o seis pesos juntados en tres o cuatro años? Ni cien, ni mil. En cambio, yo le pongo el caso
de los dos muchachitos de trece años, uno ahorrando cincuenta centavos semanales,
que el segundo está más capacitado para trabajar, para luchar, para vencer en la labor que
elija a fin de ganarse el pan. Y no se olvide usted que hablamos de los que guardan a costa
de sus satisfacciones, porque el que además de darse todos los gustos, puede guardar el
dinero, ése no ahorra: acumula. Ese amontona lo que a él le sobra y a otro le falta porque el
hombre viene a la tierra a disfrutar de todos sus encantos y no a amontonar una cosa inútil
como el metal… Por eso creo que una maestra tiene obligación de orientar, a enseñar a
gastar inteligentemente.
—Y el mío el último… Pero, en cambio, puedo asegurarle que mis chicos salen del
grado sabiendo dar vuelta las hojas de un libro, sintiendo afán por conocer tierras extrañas y
lejanas, la dicha de las excursiones de estudio y placer, el encanto del aula alegre, donde si
no se guarda el frío y silencioso metal, se oyen frecuentemente las carcajadas que provocan
—¡Por favor, mi distinguida maestra! Los niños deben vivir como los pájaros, sin el
ahorros, con mil requisitos de oficina, con el horroroso interés del tanto por ciento que les
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Probable error de transcripción en la edición original. El sentido debería ser ‘quien ríe al último, ríe mejor’
(n. del e.).
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enseña el sistema de gastar sin exponer capital ni energía ni inteligencia, es hacerles temer
porvenir misterioso y espantoso a la vez, que hace temblar de miedo al tímido y que
ahorro.
escandalizada de mis ideas, y hablaba con las demás compañeras del inspector —¡el
Justicia
Antes que fomentar el ahorro —un ridículo y absurdo ahorro de moneditas, un escaso y
esforzado ahorro de “chirolitas” —, el gobierno y los hombres que orientan al pueblo deben
consolidar la justicia.
comprensión del alma humana estrecha los corazones hasta nivelarlos en el anhelo de un
mejoramiento común, el ahorro no tendrá necesidad de ser, porque el porvenir no será una
amenaza oscura e incierta, sino una segura realidad, fruto de cada honesta vida de labor.
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Lo importante
La maestra me explica:
—¿Cuáles? —pregunto.
asombrada de mi ignorancia.
materias”.
Pero parece imposible que en estos tiempos, después de las visitas y conferencias de
tantos pedagogos y de haberse escrito tanto sobre la nueva educación, las maestras hablen
Ella no me responde nada, ni falta que hace: ya sé bien lo que piensa de mí al darle
esa indicación.
Pero piense lo que quiera, yo creo que “en la escuela hay que adquirir el hábito de
no mentir y de atender a las molestias y a los sufrimientos del prójimo. Hay que salir de ella
Nueva moral
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(Me tomaron significa me robaron).
Las maestras no quieren que los niños digan: robaron, y les enseñan entonces una
palabra que, significando lo mismo, sea menos áspera: ¡me tomaron la goma!
nada porque cuido las cosas que quiero. De manera que al que se le pierde algo es porque
(Naturalmente, como nadie quiere ser tonto, ya no vienen más con el cuento: “me
Otra
En pleno recreo:
Un chiquilín me cuenta:
—Si hasta ahora en las escuelas se ha enseñado que se debe presentar la mejilla
conseguido otra cosa que esos mismos niños, de grandes, desencadenaran la más terrible de
las guerras, como la pasada guerra mundial, me he dicho: ¿No será mejor enseñarles a los
chicos a devolver —espontáneamente— golpe por golpe? Puede ser que así, cansados de
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golpearse de chicos, sin ninguna consecuencia, sean de grandes más buenos los unos con
los otros…
Orientación artística
Como había oído una magnífica conferencia sobre orientación artística escolar, me propuse
—Es necesario —les expliqué a las maestras haciendo míos los términos del
los niños para hacerles oír durante diez minutos música selecta.
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Vacila en contestar. Por último, medio dicha, medio dejándola adivinar, tengo la
respuesta:
“Sí —medito viendo tomar ávidamente la taza de leche que han traído a esta criatura
hambrienta—, no sólo de pan vive el hombre, pero para que viva hay que darle pan ante
todo”.
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III. ¿Qué significa enseñar?
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4. Eliseo Reclus. La educación (1908)
El arte de la educación, como todas las demás artes, es de invención prehumana. En todas
las conquistas del ingenio, el hombre ha sido precedido por los animales, y ha seguido falsa
vía siempre que se ha separado del ejemplo recibido. La educación, tal como se comprende
por nuestros “hermanos inferiores”, ha conservado su carácter normal, eficaz, en tanto que
proporcionarse el sustento; después, gorjeando le recita lo que podríamos llamar los “aires
distancias cada vez mayores de su cuna natural, y cuando ya nada puede enseñar a su
zorro, el perro y el gato, dirigen sus crías ejercitándolas en saltos y en juegos de fuerza y
Pero esa excedencia de energía se emplea siempre de la manera más seria, aunque
con todas las demostraciones de la alegría, porque los juegos tienen por objeto, consciente
entre los padres, aunque inconsciente entre los hijos, acomodarlos a todas las obras y a la
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conducta de la vida que se va a comenzar pronto con todo el séquito de trágicos peligros.
observación de los movimientos que diferencian las especies diversas, la caza a la presa
actitudes y de las acciones de los adultos, que para la especie humana se refleja
principalmente en los cuidados que se aplican a la muñeca como símbolo del futuro:
Así es la educación entre los primitivos. Los niños permanecen cerca de los padres,
de quienes imitan el lenguaje, los ademanes y las acciones, haciéndose hombres sobre el
modelo del padre, mujeres sobre el de la madre, pero siempre en plena naturaleza, en el
mismo círculo de trabajos que habrán de ocupar cuando los viejos ya no existan. Todo
que han de utilizar para la conquista del bienestar. La escuela es para ellos lo que fue para
los helenos libres, la hora del recreo y reposo para los padres, el descanso de la tarea diaria,
del paseo en que se hace exposición de las ideas. Pero en aquella época de la civilización
las exigencias rompían ya la unidad primitiva de las familias y obligaban a colocar los hijos
que presentaba el tratamiento de los escolares en los diferentes países indica qué naciones
se hallaban en un periodo de progreso y qué otras en una vía regresiva. Las esculturas y los
cánticos representan a los niños griego jugando, danzando, coronándose de flores, mirando
gravemente a las mujeres y a los ancianos, en tanto que los documentos egipcios muestran
con insistencia el palo que el maestro hacía resonar sobre las costillas del alumno. También
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usaba mucho el vergajo el educador hebrero, y de él, por mediación de los libros “santos”,
nos viene el dicho tan funesto para tantas generaciones de niños: “quien bien ama, bien
castiga”.
Durante el periodo histórico actual, tan notable por la amplitud del teatro en que se
debaten los problemas vitales de la humanidad, se emplean a la vez todos los métodos de
educación. La mayor parte ha admitido el punto de partida que el maestro reemplaza a los
padres, especialmente al padre, que le delega todos sus poderes como director, maestro y
representada según la lucha de los partidos, sea por la Iglesia, sea por el Estado laico, se
considera también como propietaria del alumno y manda que se le enseñe según el uso a
que se le destine en el curso de su vida ulterior. Al fin, apoyada sobre las reivindicaciones
espontáneas de los mismos niños, comienza a vislumbrarse la idea de que son seres iguales
voluntad del padre, ni a las exigencias de la Iglesia o del Estado, sino a las necesidades y a
las conveniencias de su desarrollo personal. Débiles y pequeños, los niños son por eso
mismo sagrados para las personas que los aman y los protegen. Las escuelas, escasas aún,
fructífero estudio, merced a esa “reverencia extrema” a que el niño tiene derecho y le
que en la vida activa del exterior los hombres se desprenden de las opresiones antiguas, los
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niños, relativamente sacrificados, como las mujeres, en razón de su debilidad, han de sufrir
por más tiempo la rutina de las prácticas antiguas. El tipo de nuestros manuales de
educación existe desde hace ya miles de años, y se repiten aún casi en los mismos términos
única moral predicada en un libro del príncipe Phalh-Hotep, redactado, quizá solamente
reproducido, al fin de la quinta dinastía, es decir, hace más de cincuenta siglos, conservado
en la Biblioteca Nacional de París. En obedecer, para ser recompensado por una larga vida
y por la benevolencia de los que mandan, consiste toda la sabiduría, de lo que el mismo
recorrido ciento diez años de vida con el favor del rey y la aprobación de los ancianos,
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados sobre la Tierra que el
afectuosas de la familia con los supuestos deberes de severidad de una parte y de estricta
escuelas. Si la libertad ha de ser completa para cada hombre en particular, parece que los
padres son perfectamente libres de dar a sus hijos la educación tradicional de castración y
hijo.
En sus relaciones sociales con sus semejantes, los hombres libres no pueden admitir
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Pablo y desde los Padres de la Iglesia a los Padres de la Constitución americana, se
consideraba al amo como poseedor natural del esclavo. Los confesores de la moral nueva
han de reconocer al individuo libre hasta en el recién nacido, y le defienden en sus derechos
contra todos, y ante todo contra el padre. No hay duda que esta solidaridad colectiva del
hombre de justicia contra el niño oprimido es cosa muy delicada, pero no por eso deja de
ser un deber social, porque no hay término medio: o se es campeón del derecho o cómplice
del crimen. En esta materia, como en todos los asuntos morales, se plantea el problema de
historia universal, ni el arte pueden todavía interesarle; sólo puede comprender esas cosas
bajo una forma concreta: la feliz elección de las formas y de las palabras, las relaciones y
las descripciones, los cuentos, las imágenes. Poco a poco lo visto y lo oído le suscitará el
deseo de una comprensión de conjunto, de una clasificación lógica, y entonces será tiempo
niños, la infancia ha de recorrer la carrera normal representada por la gimnasia, los oficios,
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la observación, los primeros experimentos. Las generalizaciones vienen después. De lo
contrario, es de temer que se desflore la imaginación de los niños, que se gasten antes de
tiempo sus facultades mentales, y que se les haga escépticos y estragados, que es el mayor
de los males.
siempre que el niño conserve el pleno dominio de sus facultades, y no se disminuya por el
exceso de trabajo.
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5. Francisco Ferrer Guardia. Ni premio ni castigo (1912)
continuidad.
expuestas.
la incapacidad de nadie. Cuando se enseña una ciencia, un arte, una industria, una
especialidad cualquiera que necesite condiciones especiales, dado que los individuos
puedan sentir una vocación o tener, por distintas causas, tales o cuales aptitudes, podrá ser
útil el examen, y quizá un diploma académico aprobatorio lo mismo que una triste nota
51
enseñanzas de conveniencia más urgente encaminadas a ponerse en comunión intelectual
con el mundo; lo culminante de aquella escuela, lo que la distinguía de todas, aun de las
que pretendían pasar como modelos progresivos, era que en ella se desarrollaban
profesores, y cada alumno salía de allí para entrar en la actividad social con la aptitud
de imponer castigos, y en aquella escuela nadie hubiera pensado en tan dañosas prácticas si
no hubiera venido la solicitud del exterior. Allí venían padres que profesaban este rancio
aforismo: la letra con sangre entra, y me pedían para su hijo un régimen de crueldad; otros,
preocupación de los padres. Al que sobresalía por bondad, por aplicación, por indolencia o
por desorden se le hacía observar la concordancia o discordancia que pudiera haber con el
bien o con el mal propio o el de la generalidad, y servían de asunto para una disertación a
propósito del profesor correspondiente, sin más consecuencias; y los padres fueron
conformándose, poco a poco, con el sistema, habiendo de sufrir no pocas veces que sus
obligado a repetir mis razonamientos, sobre todo con los padres de los nuevos alumnos que
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Por qué la Escuela Moderna no celebra examenes
Los exámenes clásicos, aquellos que estamos habituados a ver a la terminación del año
escolar y a los que nuestros padres tenían en gran predicamento, no dan resultado alguno, y
solamente para satisfacer el amor propio enfermizo de los padres, la supina vanidad y el
interés egoísta de muchos maestros y para causar sendas torturas a los niños antes del
Cada padre desea que su hijo se presente en público como uno de los tantos
sobresalientes del colegio, haciendo gala de ser un sabio en miniatura. No le empece que
para ello su hijo, por espacio de quince días o un mes, sea víctima de exquisitos tormentos.
Como se juzga por el exterior, se viene a la consideración que los dichos tormentos no son
tales, porque no dejan como señal el más pequeño rasguño ni la más insignificante cicatriz
en la piel...
intelectuales, sobre todo en la esfera de la memoria, impide a los padres ver que un rato de
satisfacción de amor propio, puede ser la causa, como ha sucedido muchas veces, de
inoculadores mecánicos, más que padres morales del educando, lo que les interesa en los
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exámenes es su propia personalidad y su estado económico; su objeto es hacer ver a los
padres y demás concurrentes a los exámenes, que el alumno, bajo su égida, sabe
muchísimo, que sus conocimientos en extensión y calidad exceden a lo que se podía esperar
de sus cortos años y al poco tiempo que hace ha estado en el colegio de tan peritísimo
profesor.
Además de esa miserable vanidad, satisfecha a costa de la vida moral y física del alumno,
se esfuerzan esos determinados maestros, en arrancar plácemes del vulgo, de los padres y
demás concurrentes ignaros de lo que pasa en la realidad de las cosas, como un reclamo
todo tiene que ser efectuado en beneficio del estudiante. Todo acto que no consiga ese fin
debe ser rechazado como antitético a la naturaleza de una positiva enseñanza. De los
exámenes no saca nada bueno y recibe, por el contrario, gérmenes de mucho malo el
alumno. A más de las enfermedades físicas susodichas, sobre todo las del sistema nervioso
y acaso de una muerte temprana, los elementos morales que inicia en la conciencia del niño
ese acto inmoral calificado de examen son: la vanidad enloquecedora de los altamente
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Exámenes y concursos
Al finalizar el año escolar hemos oído, como los años anteriores, hablar de concursos, de
volúmenes rojos, adornados con follajes verdes y dorados; hemos pasado revista a la
temibles pruebas del examen, donde han de comparecer ante un tribunal inflexible a sufrir
tremendo interrogatorio, circunstancias que dan al acto cierta desdichada analogía con los
clasificaciones en una época del año, ni en una edad de la vida, sino durante todos nuestros
Comienza la cosa desde que cumplimos cinco o seis años, cuando se nos enseña a
leer, ya en tan tierna edad, se nos obliga a preocuparnos, no tanto de las “historias” que ese
nuevo ejercicio nos permite conocer, ni el dibujo más o menos interesante de las letras,
como del premio de la lectura que hemos de disputar; y lo peor es que se nos hace enrojecer
que estábamos rodeados de rivales que combatir, de superiores que admirar o de inferiores
que despreciar. ¿Con qué objeto trabajamos?, se nos ocurría preguntar alguna vez, y se nos
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contestaba que ya obtendríamos el beneficio de nuestros esfuerzos o soportaríamos las
consecuencias de nuestra pereza; y todas las excitaciones y todos los actos nos inspiraban la
convicción de que si alcanzásemos el primer puesto, si lográsemos ser más que los otros,
nuestros padres, parientes y amigos, el profesor mismo, nos darían distinguidas muestras de
premio, al éxito. De ese modo no se desarrollaba en nuestro ser moral más que la vanidad y
el egoísmo.
vida. El bachillerato es poco peligroso; se reduce a poco más de una formalidad, pero abre
derecho a la existencia. Hasta entonces no comprende el joven que trabaja para sí, que
necesita asegurarse por sí mismo su porvenir, y se convencerá cada vez más que para ello
necesita “vencer” a los otros, ser más fuerte o más astuto. De semejante concepción se
que no hubieran dado un paso ni hecho el menor esfuerzo si no hubieran tenido la íntima
convicción de que todos sus méritos les serían contados y pagados íntegramente un día.
ciudadanos por las recompensas, avances, distinciones y condecoraciones que otorgan. Eso
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Hay algo más anormal que el trabajo de preparación de los programas: el exceso de
trabajo moral y físico que tiene por efecto deformar las inteligencias, desarrollando hasta el
exceso ciertas facultades en detrimento de otras que quedan atrofiadas. El menor reproche
que se les pueda dirigir consiste en que son una pérdida de tiempo, y frecuentemente llegan
hasta romper las vidas, hasta prohibir toda otra preocupación personal, familiar o social.
Los candidatos serios no deben aceptar las distracciones artísticas, ni pensar en el amor, ni
¿Y qué diremos de las pruebas mismas de los concursos, que no sea universalmente
ejemplos; basta que la injusticia sea esencial a la base del sistema. Una nota o una
cambiasen; por ejemplo, si el jurado fuese otro, si el ánimo del juez, por cualquier
circunstancia, hubiese variado. En este asunto la casualidad reina como señora absoluta, y
la casualidad es ciega.
sobre todo de comparar entre si los valores individuales, necesitarían aún estos jueces
establecer su veredicto sobre bases sólidas. En lugar de esto, se reducen al mínimum los
minutos, y con esto basta para declarar si un hombre es más capaz que otro de desempeñar
que de ellos resultan gozan de un prestigio y de una autoridad universales, que se imponen,
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no sólo a los individuos, sino también a sus esfuerzos y a sus trabajos. La misma ciencia se
halla diplomada: hay una ciencia escogida alrededor de la cual no hay sino medianía;
vivir.
Denunciamos con complacencia los vicios de este sistema, porque en él vemos una
herencia del pasado tiránico. Siempre la misma centralización, la misma investidura oficial.
Séanos permitido idear, sin ser tachados de utopistas, una sociedad en que todos los
que quieran trabajar puedan hacerlo, en que la jerarquía no exista, y en que se trabaje por el
los pedagogos a inspirar el amor al trabajo sin sanciones arbitrarias, ya que hay sanciones
naturales e inevitables que bastará poner en evidencia. Sobre todo evitemos dar a los niños
la noción de comparación y de medida entre los individuos, porque para que los hombres
comprendan y aprecien la diversidad infinita que hay entre los caracteres y las inteligencias
es necesario evitar a los escolares la concepción inmutable de buen alumno a la que cada
uno debe tender, pero de la cual se aproxima más o menos con mayor o menor mérito.
Suprimamos, pues, en las escuelas las clasificaciones, los exámenes, las distribuciones de
Emilia Boivin.
58
No más castigos
republicanas, quejándose de algunos profesores, que castigan a los niños en sus escuelas.
escasas excursiones, pruebas materiales del hecho que motiva la queja, viendo niños de
rechaza en absoluto.
para ejercer la profesión en las escuelas similares, han de renunciar a todo castigo material
impaciencia, la ira rayan a veces hasta la sevicia han debido desaparecer con el antiguo
Creemos que este aviso bastará para desterrar en lo sucesivo tales prácticas,
impropias de personas que han de tener por único ideal la formación de una generación apta
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6. Herminia Brumana. Una obra de amor (1932)
Publico en este libro, donde he reunido notas de la vida escolar, esta conversación que
hice por radiotelefonía. Es, más que un comentario, casi una traducción de un libro
francés donde trataban más ampliamente la obra de Bakulé. La transcribo aquí para dar a
conocer, a las maestras que no leyeron este libro: Trois pionners de l’éducation nouvelle,
más. Su título, tan pequeño, tan insignificante que no dice nada. Apenas si una manera de
ganarse la vida… Escasamente. En las esferas sociales un dedo más arriba que el obrero
manual, pero cien metros más abajo que cualquier industrial rico o cualquier “estrella” de
cine…
entendida? ¿Cómo ha llegado hasta nosotros y hoy, a tantas millas de distancia de donde
reside, una argentina, modesta también, distrae la atención de alguna gente comentando la
Es que Francisco Bakulé ha realizado una obra de amor. Y si una obra de amor es
en todos los tiempos algo digno de mención, en nuestra época, un poco achatada y vacía, es
digna de los más calurosos elogios. Hablar de ella, de esa obra y de su animador el hombre,
es traer un poco de aire fresco, puro, vivificador, al ambiente sofocante, malsano, a veces
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Este maestro de quien no tengo la menor referencia de cómo es en persona
físicamente, mas a quien imagino con ojos tristes porque ha visto mucho dolor, pero con
una boca sonriente porque quiere mitigarlo, se plantó en la vida con su diploma de maestro
tampoco la naturaleza: algo que se obtiene con voluntad y comprensión: tenía la alegría del
oficio. Amaba su oficio de maestro: le parecía que él podía ser útil y así fue. En los
primeros años de empleo, viviendo con los niños y amándolos, los comprendió. No en
faltan los brazos, otros no caminan por impedírselo la parálisis, otros son contrahechos, de
grandes cabezas y miembros débiles y, para que no falte nada en este cuadro miserable, hay
Y a estos niños había que darles instrucción en primer término, según la orden del
consejo escolar. Y lo primero que se le exigió a Bakulé fue el programa de estudios que iba
a desarrollar con ellos. El primer día, en seguida, sin esperar a que el maestro se orientara,
Era el primer instituto de esa especie que se creaba en Bohemia y quizá en el mundo
estas cosas —en todos los países las autoridades son… autoridades—, y exigieron el
programa; y Bakulé lo mandó para que lo dejaran en paz. Mandó cualquier cosa, y después,
Digo naturalmente, porque todas las grandes cosas tienen su origen en la desobediencia. Y
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la desobediencia consistió en esto: a él lo emplearon para que instruyera a esos niños, para
enseñarles a leer, escribir, hacer cuentas, geografía y gramática. Pero él pensó que esto no
era lo urgente, ni lo imperioso. A ese montón de desgraciados había que enseñarles a vivir.
¡A vivir! Pero a vivir plenamente, que no es el vivir animal de comer y dormir o del común
de las gentes que leen, escriben y hacen cuentas como máquinas, sino a vivir amando la
¡Dura tarea! ¿Cómo podrían amar la vida quienes desde pequeños habían sido tan
duramente castigados por ella misma? ¿Cómo adorar a la Naturaleza que sólo habíales
ofrecido deformidades, y a la belleza quienes eran una irónica muestra de fealdad? ¡Dura
tarea! ¿Y cómo hablarles de deberes para con sus semejantes a quienes no les habían dado
sin descanso el medio de que los miembros de esa comunidad “salgan de las llamas y las
tinieblas de su infierno espiritual para ser conducidos a su lugar”. “Ellos no deben ser
parásitos que se toleran por piedad, sino elementos productivos capaces de procurarse ellos
mismos lo que necesitan para vivir”. ¿Cómo? Por la vida misma, ya que no hay mejor
maestra que ella. Abre Bakulé de par en par las puertas de la vida para que llegue hasta sus
niños y la vean de cerca con sus claro-oscuros, con sus altos y bajos. Sin estatutos ni
presidente, funda una sociedad entre ellos, con obligaciones. Una de ellas, la primera, es el
cuidado del cuerpo. Esos cuerpos enclenques, esos miembros mutilados han de ser
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Bien pronto los inválidos adquieren una noción justa de la vida. Bakulé les enseña
lo primero que debe saber todo ser: a no esperar nada de nadie. Ni los milagros del buen
Dios ni la piedad de los hombres les procurarán lo que necesitan. Nadie. Lo que se da
puede quitarse un día. Lo que se recibe por favor no tiene sabor a nada. Ellos aprenden que
lo único que sabe bien es lo logrado por esfuerzo propio con trabajo. Conocen entonces el
valor del trabajo y la alegría que da. Para Bakulé y sus alumnos, el trabajo no es una
maldición, como dice la Biblia, sino una bendición, una alegría: no el pavoroso dicho
“ganarás el pan con el sudor de tu frente”, sino esto: “eres hombre, tienes derecho al
trabajo, que es con el amor y la belleza, lo más grato de la vida”. Trabajando iban a olvidar
sus miserias. Trabajando —dice Bakulé en sus memorias—, Juan no pensaba en sus piernas
paralíticas, que no le servían para nada, y Francisco, el que no tenía brazos, saltaba de
alegría sobre las mesas al terminar con los pies ¡su primer trabajo!
La divisa de la comunidad fue: trabajar. Nada de leer en los libros y repetir como
loros las lecciones. ¡Trabajar!, pero no en el taller obligado, sino de acuerdo con la
artesano. Él no había aprendido más que el oficio de maestro de escuela. Y cuando se trató
de hacer un armario, tallar una caja, encuadernar un libro, tuvo que aprender. Fue a los
talleres, observó a los obreros, vio cómo y corrió a su escuela. Después los llevó a ellos
mismos, cuando alguna dificultad surgía. Los bancos de la sala de clases fueron desterrados
las horas de ocio, él les leía trozos de literatura selecta y accesible a sus espíritus o, con el
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estudios de expresión entre ellos mismos, observando los cambios de los rasgos
Así pasó casi el primer año, olvidados los chicos y el maestro del programa, cuando
las autoridades escolares le devolvieron aquél que él había mandado, diciéndole que tenía
Bakulé no se inquietó. Pensó que si habían tardado ocho meses para revisarlo, él
si les enseñaba a sus alumnos lectura, escritura y cuentas, él podía conformarlos diciendo:
“sí, les enseñaré más tarde…”, ya al último la paciencia de los inspectores se acababa y
Pero también llegó la hora en que los mismos niños sintieron la necesidad de
—Y, escríbeles… —dice Bakulé, apenas si levantando la vista del libro que leía.
La voz se corre. Otros chicos y otros más quieren también escribir cartas. Ponen
empeño. La mano acostumbrada a manejar útiles de labor y a dibujar cosas no puede ser
torpe para dibujar letras. Hay memoria y hay interés por aprender. A los quince días son
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capaces de escribir una cartita. A los dos meses leen y escriben de corrido. ¡He aquí un
fantástico resultado!
para heridos de la guerra. Bakulé debe ahora atender a hombres pero no por eso se aleja de
sus alumnos. Al contrario, deja a éstos que alternen con los heridos y que saquen
conclusiones humanas. Bakulé no descuida detalle para hacer de sus niños hombres de paz.
Y la vista cerca de los horrores de la guerra producirá en esos corazones sensibles más
amor a la paz.
Terminada la guerra, los espíritus, aún trastornados por las derrotas, quieren
apresurarse a poner orden. Las autoridades escolares observan a Bakulé como maestro. No
lo encuentran suficiente patriota, ya que pone muy a menudo en los labios y en el corazón
puesto.
a Bakulé. Se van con él. ¿Adónde? A ganarse la vida, bien o mal, pero al lado de su
maestro. Con el grupo de niños va también una muchachita, una criatura raquítica, con giba
ricos que muchos ricos de la tierra, porque tienen fe en sus fuerzas y alegría de vivir.
En una callejuela apartada alquilan una casa de tres piezas, las cuales de día son
taller y de noche dormitorio. No hay dinero para comprar camas al principio; no importa:
las cajas de herramientas servirán de almohadas y no serán del todo duras para estas
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El maestro da conferencias, cobrando entradas para reunir fondos, y los chicos dan
¿Qué misteriosa atracción fluye de esta comunidad estropeada? Lo cierto es que los
niños sanos de Praga, muchachos de la calle sin oficio, sanos de cuerpo, pero acaso ya
principio, un sentimiento de curiosidad. Vienen a ver cómo trabajan estos inválidos. Les
asombra ver que el jefe del taller, el más hábil y el más entusiasmado, es Francisco, el
cariño por esos lisiados que los invitan a entrar, que les ofrecen enseñarles a trabajar como
ellos. Entran, forman parte del taller, aprenden los mismos cantos, oyen los mismos relatos,
ríen con la misma risa sana del trabajo feliz, y forman ahora sanos y enfermos la
comunidad.
Los lisiados hablan a su maestro: hay que trabajar mucho, dicen; vamos a trabajar
fuerte, así ampliamos el taller y la casa, para que puedan venir a nuestra escuela los otros
niños.
Los otros. ¡Los otros son los sanos! ¡Ellos, los inválidos, trabajarán para los sanos!
Yo no he podido leer eso sin sentir la honda emoción de las lágrimas… Porque este rasgo
Más tarde, cada día más floreciente el instituto, una muchacha norteamericana,
miembro de una Cruz Roja, se entera de la obra que realiza esta escuela. Se hace amiga y
logra llevar a Norteamérica a Bakulé y sus niños. Ellos no van a enseñar lo que saben; van
con sus canciones admirables de ingenuidad y armonía, van con diseños, con sus plásticas,
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pero sobre todo con su corazón puro y alegre. Se hacen amar amando, y realizan con su
visita una obra de fraternidad que salva las fronteras que no podrá morir.
ciudad de Alemania, Bakulé se presenta con sus 40 niños. ellos intervienen en la apertura
del congreso con un concierto vocal que asombra al auditorio. Los críticos musicales dicen
que se trata de un coro insuperable. Canciones populares, heroicas, poesía, gracia, y fuerza,
duelo, melancolía, desgarramiento y júbilo, todo lo interpreta este coro maravilloso, la cara
de cuyos componentes se ilumina, irradia mientras cantan. Llevan también una exposición
materiales cincelados.
Y, a todo esto, Bakulé, sin saber dibujar, ni plasmar, ni cantar. ¡Pero sabe amar!
Amar con inteligencia. Y ese amor realiza el milagro de sacarlo todo de la nada.
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IV. ¿Cómo enseñar?
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7. Eliseo Reclus. La enseñanza de la geografía (1903)
puede resumirse en una palabra: “vuelta a la naturaleza”. Para aprender, tratemos antes de
comprender. En vez de raciocinar sobre lo inconcebible, comencemos por ver, por observar
experimentación.
terrestre, conviene proceder por la vista, por la observación directa de esta Tierra que nos
ha hecho nacer y que nos da el pan que nos alimenta; pero la enseñanza de la geografía,
como viene continuándose aún en nuestras escuelas, lleva la marca de los tiempos
cuyo sentido no domina; recita de corrido los nombres de los “cinco ríos de Francia, de tres
cabos, de dos golfos y de un estrecho”, sin referir esos nombres a ninguna realidad precisa.
¿Cómo podría hacerlo, si el maestro jamás le presenta ninguna de las cosas de que habla y
que se hallan, no obstante, en la misma calle, ante la puerta de la escuela, en los arroyos y
Si tuviese la dicha de ser profesor de geografía para niños, sin verme encerrado en
mapas en manos de mis infantiles compañeros; quizá ni pronunciaría ante ellos la palabra
griega “geografía”, pero sí les invitaría a largos paseos comunes, feliz de aprender en su
compañía.
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Siendo profesor, pero profesor sin título, cuidaría mucho de proceder con método en
esos paseos y en las conversaciones suscitadas por la vista de los objetos y de los paisajes.
Es evidente que el primer estudio debe variar en sus detalles según la comarca que se
habite: nuestras pláticas no tendrían el mismo aspecto en un país llano que en otro
montañoso, en las regiones graníticas que en las calcáreas, en una playa o a la orilla de un
río que en un páramo; en Bélgica no hablaría lo mismo que en los Pirineos o en los Alpes.
Nuestro lenguaje en ninguna parte sería absolutamente idéntico, porque en todas hay rasgos
particulares e individuales que señalar, observaciones preciosas que recoger que nos
vestidura de tierras más recientemente depositadas; por todas partes observaríamos cierta
y calcáreas; podríamos seguir el margen de un arroyo o de un río, ver una corriente que se
pierde, un remolino que se desarrolla, un reflujo que devuelve las aguas, el juego de las
arrugas que se forma en la arena, la marcha de las erosiones que despojan parte de una
ribera y de los aluviones que se depositan sobre los bajíos. Si nuestra comarca fuese tan
menos habría alguna vez aguaceros que nos suministrarían arroyos temporales con sus
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descubren las estrellas; las nieves y las nubes que reemplazan al cielo azul, y luego los
por una matemática inicial, ya que todos los astros siguen un camino trazado de antemano y
que les vemos pasar sucesivamente por el meridiano, dándonos así la ocasión de precisar
podrían añadir largas excursiones, verdaderos viajes, dirigidos con método, porque no se
trata de correr al azar, como aquellos americanos que dan su “vuelta al Mundo Antiguo”, y
personas en sus cerebros, confundiéndose todo en sus recuerdos: los bailes de París, la
revista de la guardia de Potsdam, las visitas al papa y al sultán, la subida a las pirámides y
la adoración al Santo Sepulcro. Tales viajes son de lo más funesto que pueda imaginarse,
que su conocimiento, y acaban por estragarle de modo que llega a despreciar toda belleza.
muy instruido, muy desdeñoso, y tan tonto como sabio, decir perezosamente acerca del
viajes con el mismo cuidado del método que en el estudio ordinario para la enseñanza; pero
es preciso evitar también todo pedantismo en la dirección de los viajes, porque ante todo el
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en el cerebro para grabarse en él para siempre. Preparado de ese modo, el niño se encuentra
Tarde o temprano, siempre demasiado pronto, llega el tiempo en que la cárcel de la escuela
encierra al niño entre sus cuatro paredes; y digo cárcel, porque el establecimiento de
educación lo es casi siempre, ya que la palabra escuela perdió hace mucho tiempo su
primera significación griega de recreo o de fiesta. Aparecen los libros y con ellos la
primera lección oficial de geografía que pronuncia el profesor ante sus alumnos; ha llegado
el momento de someterse a la rutina y de poner en las manos del niño un atlas sellado por el
Consejo de Instrucción Pública. Por mi parte me guardaré de tocarle; ante todo deseo ser
redonda, que es una bola que rueda en el espacio como el sol y la luna, no había de
presentar su imagen en forma de una hoja de papel cuadrangular con figuras que
representan Europa, Asia, África, Australia, ¡las dos mitades del Nuevo Mundo!
¿Cómo salir de esta contradicción flagrante? Habré de imitar a los antiguos magos
pidiendo que se me crea bajo la fe de mi palabra, o me veré obligado a intentar que los
bien la asociación de estas dos palabras, esfera plana; pero la explicación quedará
forzosamente coja, porque sólo es posible por medio de las altas matemáticas, no accesibles
aún a los niños. Es preciso que el profesor, en el umbral de su clase, no atente al perfecto
72
compañerismo de inteligencia que debe existir entre los alumnos y él para la comprensión
de las cosas.
desiguales, harán tanto daño a mis alumnos como el que causaron a mí mismo, y el que sin
duda habrán causado al lector; porque nadie logra borrar completamente las impresiones
contradictorias que recibió por esos diversos mapas, ya que según las proyecciones
que hemos visto sucesivamente, las formas geográficas han tomado un aspecto
flotante e indeciso, y las proporciones entre las diferentes comarcas no se presentan con
limpieza a nuestra consideración, porque las hemos percibido en los atlas de toda clase con
obtenerla.
Para evitar esa indiferencia que impide la sinceridad y el ardor en el estudio, es,
pues, necesario, indispensable, proceder a la fijación de las formas y de los puntos mayores
de la geografía por el empleo de globos escolares, respecto del cual el profesor debe
¿Cuál es el globo mejor como objeto escolar? En mi concepto, una simple bola
sostenida sobre un aparato de madera al lado del maestro, quien la toma, la mueve y la
confía a sus alumnos. Las líneas que trace en ella han de ser sencillas: dos achatamientos
indican los polos; una línea negra sobre el vientre marca el ecuador; después, cuando llega
el caso de hablar del vaivén de las estaciones, se añade el trazado de la eclíptica de una
73
parte y de otra del ecuador: nada de meridianos ni paralelos de latitud; eso vendrá después;
otra población de la superficie de la Tierra; además, puede trazarse de polo a polo sobre ese
primer punto el meridiano inicial. Tal ha de ser el primer globo, que estará impregnado de
barniz graso que se pueda dibujar con yeso y borrar, lo que permitirá al maestro hacer sus
Después utilizarán los alumnos otros globos con ventaja, sobre todo si los han
manejado ellos mismos y han trazado con propia mano los continentes, los mares y todo
cuanto se les enseñó en la escuela. En esto consiste el verdadero método: ver, crear de
No cabe dudarlo: por la vista directa del globo, reproducción proporcional y exacta
de la Tierra misma, ha de procederse a la primera educación geográfica del niño; pero esta
manejar, sobre todo por niños, y la dificultad crece en proporción geométrica con las
con dos metros de circunferencia, se necesita suspenderle del techo para moverle con el
mayores dimensiones, bajo la forma ordinaria, se hace de tal manera incómodo que no se
sabe donde guardarle, acabando por quedar olvidado en el depósito de los trastos inútiles.
Así acabaron los grandes globos de Olearius y de Coronelli, que, por otra parte, carecerían
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Pero si las esferas de esas dimensiones considerables estorban demasiado para que
se les coloque en las salas de nuestras escuelas y de nuestras bibliotecas y en las naves de
nuestros institutos, no por eso se les debe descuidar en la enseñanza; al contrario, conviene
constituyendo una nueva rama del arte moderno, como parece empieza a comprenderse ya,
a pesar de que los resultado hasta ahora obtenidos no pasan de medianos. Los grandes
significación desde el punto de vista de la geografía precisa, y su único mérito, que no era
las diversas comarcas. La obra del porvenir impondrá a cada gran ciudad la construcción de
época en que la ejecución puede comenzar con toda seguridad. Los astrónomos,
enseñanza del público adulto; pero aquí hablamos de las lecciones dedicadas a los alumnos
de nuestras escuelas, donde no caben los globos de gran diámetro. No importa: si hay
demasiado grande, se pueden hacer cortes de todas dimensiones. ¡He aquí un segmento a la
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10 millonésima! ¡otro a la 5 millonésima! ¡Hasta la cien milésima, la Suiza de Person parte
discos de todas las escalas en la proporción conveniente, y, nótese bien, no se trata sólo de
hemos tenido sirviéndonos de los discos convexos. Los errores de los mapas planos son los
mismos para vosotros que para nosotros; puedo, pues, en toda confianza contar con
Hablamos del progreso, pero considerado desde cierto punto de vista, nos hallamos
edades babilónicas. Los recuerdos más lejanos de la antigüedad nos presentan la Caldea,
aquel país donde en cada población sobresalía una “Torre de Estrellas”. Sobre las
legendaria Semíramis poetizaban con su frondosa vegetación y con el canto de sus pájaros
la alta torre superior desde la que los astrónomos interrogaban los espacios celestes. No
Una leyenda harto conocida refiere que los hombres, unidos en un solo pueblo y
trabajando a la erección de uno de esos edificios del saber, la torre de Babel, se encontraron
repentinamente afectos de ignorancia mutua los unos por los otros, y no comprendiéndose,
76
partieron cada uno por su lado y quedaron convertidos en extranjeros y enemigos.
Actualmente hablamos de nuevo una lengua común, la del estudio científico; nada nos
impide unirnos aún más estrechamente que nunca; ya hemos llegado al tiempo en que in
próximo cada población construirá su nueva “Torre de Estrellas” donde los ciudadanos
acudan a observar cómodamente los fenómenos del Cielo e instruirse en las maravillas de la
petición ha sido contestada por el insigne geógrafo Reclus con la siguiente carta:
las escuelas primarias. No conozco uno solo que no esté inficionado del veneno
Por otra parte, cuando los niños tienen la dicha, que seguramente tendrán en
26
Lo que sigue en cursivas es una nota añadida por Francisco Ferrer en su edición del texto (n. del ed.).
77
dada por el que sabe a los que comprenden, es la mejor. Después de haber recogido
obstante, puede admitirse que, hasta para los profesores, la literatura geográfica se
ciencia.
¿Quiere V. que me dirija para ello a N……, persona que me parece capaz de
Eliseo Reclus.
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8. Federico Urales. Fragmentos de Sembrando flores (1906)
El ayudante paróse en medio del patio y sacando letras sueltas de madera que llevaba en
—Pues bien, yo ocultaré las letras todas del abecedario en varios sitios del patio y
—Ya está.
Los niños rodearon entonces al ayudante esperando que les dijera la letra que habían
de traer.
79
Los niños empezaron a recorrer el patio registrando ventanas, bancos y cuantas
cosas y sitios podían ocultar las letras que buscaban. Al fin se presentaron trayendo entre
—¡Falta una! —exclamó el ayudante al ver que sólo habían encontrado once.
—Así —le contestó el ayudante, enseñándole las once os que los demás niños
habían encontrado.
Floreal salió corriendo, levantó un diario que había debajo de un banco, cogió una
—¿Es esta? —preguntó Floreal al reunirse con el ayudante y los demás niños.
—Por ser el primer día que Floreal concurre a la escuela, no ha estado mal,
afecto de sus discípulos —ahora traedme las is y de paso mostradle a Floreal cómo son
ellas.
Los niños salieron otra vez tomando diferentes direcciones y dándose de nuevo a la
80
Así, por este tenor, jugaron aquel día hasta la hora de salir de clase los alumnos del
A un extremo del patio, que era muy grande, había una pared semejante a la del
juego de pelota y en esta pared un mapa de España pintado al fresco, dividido en regiones y
en provincias, cada una de las cuales llevaban marcado su nombre de manera visible, así
El profesor colocaba a sus alumnos delante de ese mapa, divididos en tres grupos y
cada uno ocupaba sitio distinto según lo adelantados que estaban en el juego. Primero los
más pequeños o los últimos que habían ingresado a la clase, al centro los que estaban un
poco más adelantados y detrás los mayorcitos. A todos se les daba una pelota y, uno
después del otro, a la voz del maestro, tiraban la pelota a la región o a la provincia que el
Como Floreal formaba parte del grupo más cercano al mapa, por haber ingresado
aquel día en la sección, veía perfectamente donde decía “Castilla la Nueva”, y no le fue
81
—¿Está usted seguro, Floreal, que ha dado usted en la región de Castilla la Nueva?
—Sí, señor.
—¿Por qué?
Así fue Floreal recorriendo todas las regiones con la pelota y luego las provincias,
afinando el pulso, ejercitando el brazo y aprendiendo el mapa, y así recorrió los dos grupos
restantes, porque del sitio donde estaba situado el último grupo no se leían las letras que
Cuando Floreal, pasados algunos días, conoció perfectamente la situación que cada
mapa y le dijo:
Floreal las fue diciendo, empezando por Gerona y acabando por Cádiz-
—Perfectamente. Vocea las del litoral del Océano Atlántico y las del mar
Cantábrico.
27
Advertimos a nuestros lectores, niños u hombres, que, siendo éste un libro de lectura, omitimos los nombres
de las provincias, porque de otro modo el libro se haría interminable, como el lector comprenderá. En este
libro no nos proponemos más que dar una idea de la clase de enseñanza que recibió Floreal.
—
N.
del
A.
82
—¿Cuántas provincias abarca la cordillera de montañas que se conoce con el
nombre de Carpetovetónica?
Floreal contestó esta, como otras veces, con singular aplomo, y así fue aprendiendo
poco a poco el territorio español, lo mismo que si se tratase de las habitaciones que
un papel cartulina, tomando por modelo el que servía para el estudio; luego repitió la copia
mirando el mapa que él había dibujado, y, por último, reprodujo el mapa de memoria.
En tal situación, el maestro hizo viajar por España a Floreal de la manera que se
Tal como hemos visto aprender a Floreal el mapa de España, aprendió el de Europa y luego
el de los de las demás partes en que los geógrafos han dividido la tierra.
Esos mapas de las cinco partes del mundo estaban estampados en grandes lienzos
semejantes a las alfombras que sirven para cubrir las tablas de los teatros. Ahora los
alumnos no tiran la pelota por encima de la nación o de la región de Europa que el maestro
designa, sino que ponen en ella la planta de los pies, recorriendo el gran lienzo como si
recorrieran la superficie de la tierra. Así, por ejemplo, cuando Floreal hubo aprendido los
mapas de Europa, Asia, África, América y Oceanía, su profesor le puso delante del
83
—Floreal:
—¿Dónde estamos?
—En Barcelona.
y Barcelona.
—Perfectamente. Ahora usted dará la vuelta al mundo sin pisar tierra, si puede ser.
—Sí puede ser, con tal de que no se me obligue a ir por el camino más recto.
28
Aquí Floreal podría visitar los monumentos y museos dignos de ser visitados y describir lo mejor de ellos;
pero el procedimiento nos llevaría muy lejos, porque sería menester hacer lo mismo en todas la capitales del
mundo, y la reseña no cabría en uno ni dos volúmenes. —N.
del
A.
84
Estrecho de Gibraltar, paso por delante de Tánger, me inclino hacia la izquierda la penetrar
—Cuidado, maestro, que la mar está enfurecida y no puede pararse mucho tiempo
—Sólo es necesario para que me explique usted por qué toma la vía de África en
—He tomado la vía de África para dar la vuelta al mundo en el menor tiempo
posible. Usted, señor maestro, me ha dicho que diera la vuelta al mundo sin pisar tierra, y
yo he contestado que podía dar la vuelta al mundo sin pisar tierra, con tal de que no se me
ordenara recorrer la línea más directa. Por la línea más directa es preciso pisar tierra
necesariamente; pero por mar hay también una vía más corta que otras, que es la que
recorro.
—Andando, pues.
—Paso por delante de Sahara —prosiguió Floreal —; y después por las costas de
Senegambia; acabo de entrar en las calmas del Ecuador; cruzo la corriente del Golfo de
Guinea; dejo las aguas africanas para meterme en las americanas; estoy ya en las corrientes
ecuatoriales del Hemisferio Sur; sufro un calor horrible; por la derecha se ve tierra, son las
costas del Brasil; me acerco a ellas para refrescarme un poco, desde el puerto veo a
Pernambuco; paso por delante de Río de Janeiro; luego por delante de Montevideo y
Buenos Aires; continúo el viaje siguiendo las costas de la Patagonia; doblo la América del
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Sur por el Estrecho de Magallanes; penetro en el Océano Pacífico; dejo las aguas
americanas para internarme en las de Oceanía; cruzo la región de los vientos oeste, por
detrás de los hielos flotantes del antártico; me remonto hasta las islas que componen la
Polinesia y la Nueva Zelanda, navegando entre ambos grupos; cruzo el estrecho que
penetro en aguas de Asia por el Mar de las Indias; otra vez sufro un calor sofocante, es que
cruzo el Ecuador por el mar que primero vio Vasco de Gama; dejo atrás las islas Maldives
y el Mar de Omán para entrar en el Mar Rojo; paso por entre África y Asia, teniendo a mi
Estrecho de Suez; estoy en Europa de nuevo; a la derecha dejo las célebres islas de Chipre
para acercarme a las costas de la inmortal Grecia; paso por entre Túnez y la Sicilia y me
—Sí, señor —contestó Floreal—; he sufrido mucho calor, mucho frío, terribles
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—Esto ya es otra cosa. ¡Vaya un viajecito!
—Por Oriente.
Adriático por la parte norte también; recorro el Mediodía de Rusia; sigo el litoral del Mar
me dirijo a Corea, recorriendo el litoral del Mar del Japón hasta Vladivostok; penetro en la
parte oriental de la Siberia; doy la vuelta al Mar de Ornotsk; llego al Estrecho de Behring
que cruzo en una barca de balleneros alaskianos; penetro en la América del Norte por el
Cabo del príncipe de Gales; voy descendiendo hacia el Sud por la parte norte de los Estados
Unidos del Canadá; cruzo la República Norteamericana, penetrando en ella por el sud de
Oregón y en Nueva York me embarco para la Coruña, de donde llego ahora por la línea del
—Bueno del todo, a pesar del calor y del frío que he sufrido, de las ampollas que
—El último no, señor; el último espero emprenderlo dentro de cien años si la
naturaleza me ayuda; mas el último viaje por encima de estos lienzos puedo emprenderlo
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—Si tuviera usted que emprender ese viaje que ahora ha hecho por mar y por tierra
en el menos tiempo posible, pudiendo echar mano de buques y de ferrocarriles, ¿por dónde
pasaría usted?
después el Océano Pacífico, el Mar de las Indias, el Mar Rojo y el Mediterráneo, desde el
Istmo de Suez.
—El camino más corto es de aquí a Nueva York, de Nueva York a San Francisco de
—¡Está bien, está bien! otra pregunta. ¿Por dónde se iba a la India antes de abrirse
el Canal de Suez?
—¡Vaya un rodeo!
tierra, creyó que, siendo ésta esférica, se podía llegar antes a las Indias yendo por Occidente
que por Oriente, toda vez que por Oriente era preciso dar la vuelta al continente africano,
—¡Ah, va! Y Colón dijo: por Occidente no habrá necesidad de dar rodeos, y se
—Esto es.
88
—Pues a comer, que el día ha sido aprovechado, —dijo el Maestro, y los alumnos
89
9. Aristide Pratelle. La educación por el ambiente (1908)
educación por el ambiente (nature study) tiene por objeto desarrollar en el niño el interés
innato que siente hacia sí mismo y hacia lo que le rodea. El mejor método de educación
respecto de los niños consiste, ante todo, en guiar sus sentimientos personales, virtualidades
nuestros diligentes esfuerzos para reprimir el entusiasmo innato del niño. En su acto de
calles y plazas públicas, se pondrá en contacto con el mundo, sin elección, con una avidez
bien comprensible. El chicuelo quiere vivir su vida, perseguir las mariposas, merodear con
las abejas, frecuentarse con vecinos y vecinas, mientras en el interior del establecimiento
sus compañeros languidecen con los brazos cruzados, momificados, sin moverse ni hablar,
o se forman en filas por orden de estatura en el triste patio de árboles enfermizos, o son
carácter general y común. Antes de la hora en que haya necesidad de definir y clasificar,
dejemos al niño todo el tiempo y toda la latitud necesarios para conocer y observar. Definir
90
ciencia en píldoras. se atesta al niño de drogas en lugar de nutrirle. La educación racional es
ante todo la vida, no las definiciones ni las clasificaciones, que son cosas secas y muertas.
Con el tiempo seguramente, cuando el entendimiento del joven humano se haya abierto
adquirida, una fórmula cómoda que cada cual podrá retocar a su gusto, según su personal
manera de ver.
del hombre por ese mismo ambiente, en darle de él una comprensión amplia y positiva,
cosa que apenas se hace en nuestro siglo en que reina el Vellocino de Oro. Hoy se
comienza por dividir la fauna y la flora en animales y plantas útiles o perjudiciales al homo
sapiens; como si todo eso hubiera sido creado y puesto en el mundo para nuestro uso. En
considerándola como una mina explotable o a veces como un espectáculo a propósito para
suscitarnos sensaciones agradables. “Después de mí, el fin del mundo”, piensan nuestros
amos modernos, productos dignos de una educación para uso de los capitalistas.
natural del hombre por su medio, provocar el conocimiento de ese mismo medio, de un
modo algo semejante a la manera cándida con que el primitivo mira lo que le rodea. Claro
madurez no han de ser desechados; pero ¿a qué apresurarse? ¿No tiene el hombre de
mañana toda la vida para especular sobre su medio? En Oriente, el hábito de la meditación
apoyado en las costumbres, es quizá más precoz que en Europa; pero nosotros somos
91
occidentales, indígenas de una zona templada, y, como tales, predispuestos a vivir una vida
La educación por el ambiente será, pues, una reacción saludable contra el método y
el formalismo de nuestras pedagogías; será una eficaz revolución contra el uso prematuro
efigies fundidas en el mismo molde, en otras tantas medianías tiradas a miles de ejemplares.
abre sobre el mundo, y sobre todo germina en él la flor bellísima del sentimiento poético.
Con tal sistema la escuela deja de ser una reunión de clases discordantes, para
Ante las miradas del niño se desarrolla todo el panorama del mundo como una
unidad inmensa ante su variedad multiforme: el aire libre le da la salud; el astro del día
cesa la escuela de ser esa institución ilógica y bárbara que conocemos, convirtiéndose en la
primera célula de un organismo social racional, basado sobre el estudio científico, sobre la
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Así, la educación por el ambiente se ocupará de lo visible y de lo actual, de lo
son cosas que razonablemente podamos exigir a un niño que todavía no conoce nada del
veremos: si un día siente avidez por instruirse, siempre tendrá a mano libros para calmar su
escuela actual. El niño, hecho ya el hombre renovado, lo llevará consigo en la vida y sabrá
aplicarlo en todas las situaciones posibles; mirará el panorama del mundo con el candor de
facultades innatas.
La educación por el ambiente viene a ser en cierto modo el lazo de unión entre la
escuela, por una parte, y la vida real y la actividad social, por otra; prepara naturalmente al
alumno para todo género de trabajos, escolares o no escolares, rurales o urbanos, terrestres
o marítimos, hasta puede decirse que será la base de la ciencia misma, porque permitirá en
lo sucesivo reunir cada una de las partes más ínfimas de ella a la vida universal. Si todos los
naturaleza íntima del substratum material son ya muy suficientes para satisfacer nuestra
de seguir para machar hacia ese conocimiento integral del mundo y de la vida. ¿No es ya un
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curioso y bien sintomático espectáculo de nuestra época transitoria en soldadura inesperada
¡Cuán incomparablemente más sabios que nosotros serán nuestros hijos! Siempre
jóvenes, en toda edad de su vida, sabrán fraternizar con plantas y animales, piedras y
elementos, amar los paisajes, querer a todos los hombres, unidades diversas de una misma
social metamorfoseada; será parte integrante de ella, y hacia horizontes más extensos y
elevados se dirigirán las miradas conscientes del ser humano normalmente desarrollado por
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Sobre los autores de este libro
PEDRO B. FRANCO (n. 1894) fue un normalista argentino cercano a círculos anarquistas y
socialistas. Es uno de los autores menos conocidos de la presente antología. Sabemos que
junto a Cesáreo Rodríguez publicó dos libros de texto que merecieron amplio número de
reediciones: Elevación. Quinto año (1928), y Plenitud. Sexto año (1931), además de dos
hispanoamericana: Cancionero del árbol (1929) y Cancionero del agua (1939). Con el
seudónimo de Celso Tíndaro publicó una gran cantidad de opúsculos, así como libros de
mayor calado como las antologías Ideario de Joaquín V. González (1938) e Ideario de Juan
B. Justo (1939). Existen noticias de que adaptó al teatro las Noches blancas de
secretario de redacción de la revista El Lápiz Azul (1925-1926), dirigida por su amigo Emín
Arslán, antiguo cónsul general del Imperio Otomano caído en desgracia por sus críticas a la
Francisco Ferrer. Son muy pocos los datos que tenemos de él. Según Francico Javier
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Escuelas Racionalistas que coordinaría las escuelas de ese tipo a lo largo del país. Por
Internacional (B. A. I.), con sede en Barcelona. En ella publicó varios folletos, hoy muy
difíciles de conseguir (tengo noticia de los siguientes: Lo que debe saber todo anarquista,
HERMINIA BRUMANA (1897-1954) fue normalista, y una de las escritoras anarquistas más
importantes de América Latina. Nació en Pigüe, provincia de Buenos Aires, en donde inició
su carrera docente y publicó su primer libro, Palabritas (1918), destinado a la lectura en los
grados superiores. Tras mudarse a Buenos Aires comenzó a ganar un nombre como
libro, Cabezas de mujeres (1923), con el que iniciaría una reflexión sobre el problema
femenino continuada en Cartas a las mujeres argentinas (1936). Visitó Estados Unidos por
invitación de la New School for Social Research, y aprovechó el viaje para conocer
México. Sus reflexiones sobre la vida escolar están recogidas en Tizas de colores (1932).
Publicó los libros de cuentos Mosaico (1929), La grúa (1931) y Me llamo Niebla (1946).
histórica en A Buenos Aires le falta una calle (1953). Hizo una amplia labor como
centros populares.
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ELISEO RECLUS (1830-1905) fue, junto a Kropotkin, el mayor teórico del movimiento
anarquista. También fue, probablemente, el escritor anarquista más leído en los países
social”, y proyectaron una visión inédita de la especie humana en sus relaciones con el
medio físico y natural que le circunda. Reclus viajó por todo el mundo varias veces y dejó
escritas sus impresiones por medio de cartas, relatos de viaje y estudios científicos. Es autor
de dos libros fundamentales para los niños de las escuelas anarquistas: El arroyo (1869) y
La montaña (1880). Sus obras mayores son La Tierra (1867-1868), en dos volúmenes,
estudio del planeta que culmina con una reflexión sobre la participación de los seres
enciclopedia geográfica en diecinueve volúmenes que se cuenta entre los textos científicos
FRANCISCO FERRER GUARDIA (1859-1909) fue uno de los pedagogos más importantes del
movimiento libertario. La Escuela Moderna, proyecto fundado por Ferrer en 1901, fue el
dicha escuela emanó un boletín, una universidad popular y una editorial que produjo
Ferrer fue acusado de haber sido autor intelectual de la llamada Semana Trágica. Tras un
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colaboradores recogieron su pensamiento pedagógico en el libro La escuela moderna.
FEDERICO URALES (1864-1942) es el seudónimo del obrero catalán Juan Montseny, escritor
autodidacta de enorme fama y responsable de los proyectos editoriales más ambiciosos del
anarquismo hispánico. Entre dichos proyectos editoriales están La Revista Blanca, el diario
Tierra y Libertad y las colecciones “La Novela Ideal” y “La Novela Libre”, cuyos títulos se
editaban semanalmente y llegaron a tirar hasta 50,000 ejemplares. Urales escribió doce
novelas de extensión y alrededor de 108 novelas breves. De entre ellas destaca Sembrando
convirtió en una de las obras para niños más leídas en el mundo libertario. Federico Urales
editoriales de su padre.
mujer en ser admitida a una sociedad científica en dicho país (con el seudónimo de Albert
Milice, Pratelle le dedicó el libro Clémence Royer et sa doctrine de la vie, 1926). Pratelle
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política de China, Rusia y la India. Tradujo a autores como Jack London y Upton Sinclair.
Mantuvo estrecha relación con Ferrer. Fue miembro del equipo editorial de Les Temps
Noveaux dirigido por Jean Grave. En su calidad de corresponsal de dicho semanario, viajo a
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Nota editorial
El rescate de nuestra literatura anarquista es una tarea necesaria y urgente: los papeles
utilizados en el siglo XIX tenían un alto nivel de acidez y ello vuelve a dichas
publicaciones especialmente frágiles. Por ello, el presente libro es, a la vez, una obra de
comenzado en 2011. Algunos de los textos que hemos editado aquí reaparecen por primera
vez desde su fecha de impresión original. Otros han sido tomados de las pocas ediciones
1. “Los derechos del niño” de Pedro B. Franco fue tomado de Humanidad. Revista
mensual libertaria, Buenos Aires, año I, núm. 6, marzo de 1928, p. 10. Consulté
como-espacio-de-utopia-algunas-escenas-mexicanas/>.
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3. Los fragmentos de “Tizas de colores” han sido tomados de las Obras completas de
Pratelle fueron publicados como parte de los apéndices que acompañaban la primera
Lázaro, Jordi Monés y Pere Solà, Madrid, Biblioteca Nueva, 2010, pp. 249-253 y
restituir los apéndices eliminados de las otras. En el caso de Reclus, además hemos
confrontado el texto antologado con el capítulo original, cuya versión completa fue
Odón de Buen, Barcelona, Centro Enciclopédico de Cultura, s.f., tomo VI, capítulo
tomado de la edición citada de Luis Miguel Lázaro, Jordi Monés y Pere Solà, pp.
137-143.
6. “Una obra de amor” fue tomado de la edición citada de las Obras completas de
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7. “La enseñanza de la geografía” de Eliseo Reclus fue tomado del Boletín de la
Escuela Moderna, año II, núm. 6, Barcelona, 31 de marzo de 1903, pp. 65-68, que
Barcelona.
Escuela Moderna, 1906, pp. 13-15, 18-20 y 21-26, que pudimos consultar gracias a
es nuestro. Los demás títulos reproducen el del capítulo de donde fue tomado cada
fragmento.
Para la redacción de la nota biográfica sobre Pedro B. Franco utilicé algunos materiales
pp. Agradezco a Román Luján, quien fotografió para mí el ejemplar que se encuentra
Para las demás notas he aprovechado los títulos indicados en la introducción al presente
libro.
La poca atención que, en general, ha merecido la prensa anarquista por parte de los
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nuestro continente: la Biblioteca Social Reconstruir, de la ciudad de México, o el
archivo de la Federación de Obreros Panaderos Estrella del Perú, son ejemplos de estos
espacios que guardan con orgullo y dificultades materiales los tesoros de bibliotecas
obreras y artesanales de los siglos XIX y XX. También debe mencionarse la labor
Ámsterdam, construida sobre la base de la colección personal de Max Nettlau, que hoy
resguarda la memoria de los movimientos sociales del mundo. De todos esos espacios
he tomado materiales que sirvieron en la confección del presente libro. A todos ellos les
expreso mi agradecimiento.
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