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Eduardo Galeano

Delmira, de Memoria del fuego

"En esta pieza de alquiler fue citada por el hombre que había sido
su marido; y queriendo tenerla, queriendo quedársela, él la amó y la
mató, matándose él después. Publican los diarios uruguayos la foto
del cuerpo que yace tumbado junto a la cama, Delmira abatida por dos
tiros de revólver, desnuda como sus poemas, las medias caídas, toda
desvestida de rojo: -Vamos más lejos en la noche, vamos...Delmira
Agustini escribía en trance. Había cantado a las fiebres del amor
sin pacatos disimulos, y había sido condenada por quienes castigan
en las mujeres lo que en los hombres aplauden, porque la castidad es
un deber femenino y el deseo, como la razón, un privilegio
masculino. En el Uruguay marchan las leyes por delante de la gente,
que todavía separa el alma del cuerpo como si fueran la Bella y la
Bestia. De modo que ante el cadáver de Delmira se derraman lágrimas
y frases a propósito de tan sensible pérdida de las letras
nacionales, pero en el fondo los dolientes suspiran con alivio: la
muerta, muerta está, y más vale así. Pero, ¿muerta está? ¿No serán
sombra de su voz y ecos de su cuerpo todos los amantes que en las
noches del mundo ardan? ¿No le harán un lugarcito en las noches del
mundo para que cante su boca desatada y dancen sus pies
resplandecientes? "

Eduardo Galeano
Delmira, de Memoria del fuego

"En esta pieza de alquiler fue citada por el hombre que había sido
su marido; y queriendo tenerla, queriendo quedársela, él la amó y la
mató, matándose él después. Publican los diarios uruguayos la foto
del cuerpo que yace tumbado junto a la cama, Delmira abatida por dos
tiros de revólver, desnuda como sus poemas, las medias caídas, toda
desvestida de rojo: -Vamos más lejos en la noche, vamos...Delmira
Agustini escribía en trance. Había cantado a las fiebres del amor
sin pacatos disimulos, y había sido condenada por quienes castigan
en las mujeres lo que en los hombres aplauden, porque la castidad es
un deber femenino y el deseo, como la razón, un privilegio
masculino. En el Uruguay marchan las leyes por delante de la gente,
que todavía separa el alma del cuerpo como si fueran la Bella y la
Bestia. De modo que ante el cadáver de Delmira se derraman lágrimas
y frases a propósito de tan sensible pérdida de las letras
nacionales, pero en el fondo los dolientes suspiran con alivio: la
muerta, muerta está, y más vale así. Pero, ¿muerta está? ¿No serán
sombra de su voz y ecos de su cuerpo todos los amantes que en las
noches del mundo ardan? ¿No le harán un lugarcito en las noches del
mundo para que cante su boca desatada y dancen sus pies
resplandecientes? "
DELMIRA - LARBANOIS/CARRERO

¿Cómo habrá sido mirarse


en esos, tus ojos claros?
¿Esa claridad celeste
cegadora como el rayo?
¿Cuál habrá sido la fuente
de tu ardor imaginado,
de tu lírica inquietante,
de tu erotismo profano?
Me hubiera gustado amarte,
provocar tu desenfado,
Ser la inspiración voraz
De tu ángel encarnado.
Me hubiera gustado amarte
arropada entre mis brazos,
pasar de la noche al alba
por el rojo de tus labios.
Sacerdotisa de Eros,
niña mujer de ojos claros,
volaste del fuego al agua,
del amor al desamparo.

"Cantaré más, porque me siento menos sola. El mundo me admira, dicen, pero no me acompaña. El
mundo hasta amándome, tiene para mí, en los ojos, una fatal dilatación de miedo". (Delmira Agustini)
Andes 1206
Garo Arakelián
La Tribuna Popular titula hoy
"El amor que mata"
Desde el ventanal se ve la calle Sarandí
Como un río de epitafios y paraguas
Hace más de una semana que no para de llover
Y casi un año de la Luna de miel
Jueves y domingos "días de novio"
Tardes de amantes en la pieza de alquiler
Me congelaba en la plaza
Sólo para verla pasar
Y harta de tanto volar al ras
Se abrazaba al viento y se alejaba
Andes 1206
Te esperan
No demores
Que la lluvia aturde
Y el vacío hoy reclama amores
Y el tiempo
La tarde
Te matan
Él la esperaba solo, sentado en la cama
Entre poemas, diarios, fotos y cintas rosadas
Ella entró a las cuatro y atravesó el zaguán
Él escuchó sus pasos y la vio entrar sin llamar
Enrique sobrevivió a la Smith & Wesson
Y con la cabeza abierta se murió en el hospital
A medio vestir, Delmira a los pies de la cama
La sangre congelada y yo en la plaza igual
Andes 1206
Te esperan
No demores
Que la lluvia aturde
Y el vacío hoy reclama amores
Y el tiempo
La tarde
Te matan
Andes 1206
Te esperan

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