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Las plantas no necesitan compuestos complejos del tipo de las vitaminas o los aminoácidos,
esenciales en la nutrición humana, pues sintetizan todo lo que precisan; solo exigen una docena
de elementos químicos que deben presentarse en una forma que la planta pueda absorber.
Dentro de esta limitación, el nitrógeno, por ejemplo, puede administrarse con igual eficiencia en
forma de urea, nitratos, compuestos de amonio o amoníaco puro.1
La acción consistente en aportar un abono se llama fertilización. Los abonos, junto a las
enmiendas, forman parte de los productos fertilizantes.
Los abonos han sido utilizados desde la Antigüedad, cuando se añadían al suelo, de manera
empírica, los fosfatos de los huesos (calcinados o no), el nitrógeno de las deyecciones animales y
humanas o el potasio de las cenizas.
Índice
5 Producción de fertilizantes
11 Temas especiales
11.4 Amoníaco
13 Administración y capacitación
14 Monitoreo
15 Por países
15.1.1 España
16 Véase también
17 Referencias
18 Enlaces externos
Para cumplir el proceso de su vida vegetativa, las plantas tienen necesidad además del agua y
del aire, de más de 12 elementos nutritivos que encuentran bajo forma mineral en el suelo, y de
energía solar necesaria para la síntesis clorofílica.
% en la planta o g/100g
Nutrientes primarios: nitrógeno (símbolo químico N), fósforo (P), potasio (K).5 Se habla de
abonos de tipo NPK si los tres están asociados juntos. Si no se habla igualmente de fertilizantes
de N, P, K, NP, NK o PK.
El nitrógeno contribuye al desarrollo vegetativo de todas las partes aéreas de la planta. Es muy
necesario en primavera al comienzo de la vegetación, pero es necesario distribuirlo sin exceso
pues iría en detrimento del desarrollo de las flores, de los frutos o de los bulbos.
El fósforo refuerza la resistencia de las plantas y contribuye al desarrollo radicular. El fósforo se
encuentra en el polvo de huesos.
Los fertilizantes NPK constituyen la base de la mayor parte de los abonos vendidos en nuestros
días. El nitrógeno es el más importante de entre ellos, y el más controvertido dada la fuerte
solubilidad en el agua de los nitratos y su contaminación a las aguas freáticas cuando se abusa
de ellos.
Abonos orgánicos
Los abonos orgánicos son generalmente de origen animal o vegetal. Pueden ser también de
síntesis (aminoácidos, urea...).
Los primeros son típicamente desechos industriales tales como desechos de matadero (sangre
desecada, cuerno tostado, desechos de pescado, lodos de depuración de aguas). Son
interesantes por su aporte de nitrógeno de descomposición relativamente lenta, y por su acción
favorecedora de la multiplicación rápida de la microflora del suelo, pero enriquecen poco el
suelo de humus estable.
Los segundos pueden ser desechos vegetales (residuos verdes), compostados o no. Su
composición química depende del vegetal de que proceda y del momento de desarrollo de éste.
Además de sustancia orgánica contiene gran cantidad de elementos como nitrógeno, fósforo y
calcio, así como un alto porcentaje de oligoelementos. También puede utilizarse el purín pero su
preparación adecuada es costosa.
El principio de los abonos verdes retoma la práctica ancestral que consiste en enterrar las malas
hierbas. Se realiza sobre un cultivo intercalado, que es enterrado en el mismo lugar.
Abonos inorgánicos
Fertilizante-organico-natural
Los abonos inorgánicos son sustancias de origen mineral, producidas bien por la industria
química (abonos químicos -desde 1840, Justus von Liebig-), bien por la explotación de
yacimientos naturales (fosfatos, potasa)...
La industria química interviene sobre todo en la producción de abonos nitrogenados, que pasan
por la síntesis del amoníaco a partir del nitrógeno del aire. Del amoníaco se derivan la urea y el
nitrato. También interviene en la fabricación de abonos complejos. Los abonos compuestos
pueden ser simples mezclas, a veces realizadas por los distribuidores (cooperativas o
intermediarios).
Existen muchas variedades de abonos que se denominan según sus componentes. El nombre de
los abonos minerales está normalizado, en referencia a sus tres principales componentes (NPK):
Se pueden clasificar según el estado físico en el que se comercializan:
Abonos simples
Son abonos formulados con un solo nutriente. Pueden ser nitrogenados, fosfatados, potásicos....
Destacan:
urea (NH2)2CO).
- Enmiendas calizas: se recogen aquellos productos y materiales utilizados tanto para aportar
este elemento como para elevar el pH del suelo de suelos ácidos. Destaca el carbonato de calcio
de roca calcárea molida, arena calcárea, creta fosfatada, etc. El carbonato de calcio y magnesio
(dolomita), el sulfato de calcio (yeso), etc. Aunque estos últimos serían enmiendas calizas dobles
(ya que contienen 2 elemento nutricionales).
Abonos compuestos
Están formados por dos o más nutrientes principales (nitrógeno, fósforo y potasio) pudiendo
contener alguno de los tres nutrientes secundarios (calcio, magnesio, y azufre) o de los
micronutrientes (boro, cobre, hierro, manganeso, molibdeno y/o zinc) esenciales para el
crecimiento de las plantas, aunque en pequeñas cantidades si se compara con los nutrientes
principales y secundarios. Entre ellos destacan:
Abonos binarios o dobles: entre los que caben destacar los abonos NP: como el (NH4)H2PO4, el
(NH4)2HPO4; los abonos NK: como el K3PO4, K2HPO4, etc.
Abonos ternarios o triples: entre los que dominan los abonos NPK al ser los nutrientes
principales de las plantas. Las letras van generalmente seguidas de cifras, representando las
proporciones respectivas de los elementos. Los abonos químicos producidos industrialmente
contienen una cantidad mínima garantizada de elementos nutritivos, y está indicada en el saco.
Por ejemplo, la fórmula NPK (5-10-5) indica la proporción de nitrógeno (N), de fósforo (P) y de
potasio (K) presente en los abonos, siendo 5% de N, 10% de P2O5 y 5% de K2O.
Al igual que en cerámicas, pinturas, minería... Las riquezas de los diferentes elementos químicos
en las etiquetas de los fertilizantes no se suelen dar en porcentaje elemental. Así:
La riqueza de nitrógeno se garantiza en %N, ya esté en forma de nitrato NO3, de amoníaco NH4
o de urea.
Salvo el boro, los microelementos se ponen como porcentaje elemental: %Zn, %Mn, %Cu, %Fe,
%Mo, %Na, %Cl, %Co...
El boro en % B2O3 o %B dependiendo del país, aunque suela ser aportado en forma de ácido
bórico o bórax.
Producción de fertilizantes
En 1812 se fundó la fábrica de abonos y fertilizantes S.A. Mirat, en Salamanca, España.
Los fertilizantes de fosfato incluyen los siguientes: piedra de fosfato molida, escoria básica (un
subproducto de la fabricación de hierro y acero), superfosfato (que se produce al tratar la piedra
de fosfato molida con ácido sulfúrico), triple superfosfato (producido al tratar la piedra de
fosfato con ácido fosfórico), y fosfato mono y diamónico. Las materias primas básicas son: piedra
de fosfato, ácido sulfúrico (que se produce, usualmente, en el sitio con azufre elemental), y agua.
Todos los fertilizantes de potasio se fabrican con salmueras o depósitos subterráneos de potasa.
Las formulaciones principales son cloruro de potasio, sulfato de potasio y nitrato de potasio.
Hay dos formas de hacer abonos o fertilizantes minerales. La forma más fácil es a través de
minas (ejemplo, nitrato potásico, cloruro potásico). La otra forma es a través de procesos de
síntesis química en plantas químicas.
Hasta 1850 aproximadamente, el abono usado era únicamente el abono orgánico, es decir, una
mezcla de estiércol, guano compostaje con agua. Este fue el primer abono líquido empleado.
Hasta mediados del siglo XX también se usaba pescado como fertilizante. El primer abono
mineral “de síntesis química” fue el sulfato amónico (NH4)2SO4.
En este compuesto el SO2 proviene del azufre (S). Si quemamos azufre e introducimos el humo
que sale en agua obtenemos H2SO4. El amonio (NH4) provenía de las minas de carbón. Estas
minas se inundaron de agua para obtener hidróxido de amonio, es decir:
Más tarde comenzaron a aspirar el amoníaco gaseoso fuera de la mina y una vez fuera lo
mezclaban con el agua.
Hace unos 200 años se encontraron minas de nitrato sódico (NaNO3) en Chile. De este modo, el
nitrato de sodio fue el segundo abono mineral usado. En España, en 1880 una empresa comenzó
a exportar nitrato sódico
El siguiente abono mineral fue el fósforo, en forma de fosfatos, provenientes de las rocas
fosfatadas. El P es un elemento muy reactivo que no existe en la naturaleza en su forma natural.
En las minas suele estar unido al calcio, como fosfato de calcio Ca3(PO4)2. La mayoría del calcio
procede de las rocas carbónicas, en forma de carbonato de calcio (CaCO3), mientras que en las
minas de fósforo está en forma de fosfato de calcio. El fósforo unido al calcio y oxígeno es
demasiado estable para ser as, por lo que permanece mucho P en el suelo que la planta no
puede usar.
Por ello, si tomamos el fosfato cálcico con ácido sulfúrico obtenemos ácido fosfórico, que es la
forma más asimilable por la planta.
El potasio (K) apareció en Austria, en minas de cloruro de potasio KCl hace unos 150 años.
El gran salto de los abonos minerales fue en los años 1920-1930, tras la 1ª Guerra Mundial.
Durante la 1ª Guerra Mundial, en 1905, el químico alemán Fritz Haber encontró la forma de
fabricar amoníaco que se usa en la actualidad.
El ácido nítrico se obtiene quemando NH3, para pasarlo a NO2, que mezclamos con agua, según
el proceso de Ostwald:
{\displaystyle \mathrm {4\ NH_{3}(g)+\ 5\ O_{2}(g)\ {\xrightarrow {Pt,\ 1173\ K}}\ 4\ NO(g)+\ 6\
H_{2}O(g)} } {\displaystyle \mathrm {4\ NH_{3}(g)+\ 5\ O_{2}(g)\ {\xrightarrow {Pt,\ 1173\ K}}\ 4\
NO(g)+\ 6\ H_{2}O(g)} }
El mayor productor de este abono es Noruega, a partir del NO2 procedente de los rayos:
Otro es el nitrato de sodio NaNO3, que no es un buen abono, pero que se sigue empleando por
tradición:
En 1930 aparece la urea, que es actualmente el abono nitrogenado más producido en el Mundo:
Vemos como el nitrógeno puede aparecer como nitrato, amoníaco y ureico. Debido a que
durante la 1ª Guerra Mundial se crearon muchas fábricas de nitrato amónico para explosivos
NH4(NO3), al terminar la guerra muchas de estas fábricas se emplearon para la fabricación de
este nitrato como abono. Por ello, el primer abono líquido fue el “agua-amonia”, que se
incorpora al suelo porque en la superficie se evapora:
Otro abono líquido muy usado antes de la 1ª Guerra Mundial consistía en tomar amoníaco
gaseoso e inyectarlo dentro del suelo.
Un abono desarrollado antes de la 1ª Guerra Mundial, pero empleado tras ésta, fue el N32, que
procede del nitrato amónico y de la urea.
También tenemos como abono líquido el N20 , procedente del nitrato amónico y agua, que
también comenzó a usarse sobre 1950. Los fertilizantes complejos se caracterizan por su
consistencia, ya que los elementos componentes son fusionados químicamente a altas
temperaturas usando complejos procesos y aditamentos como azufre, ácido sulfúrico y otros
minerales. Si bien tienen un costo más elevado, la calidad por consistencia es considerable.
Nitrogenados: urea (46% de nitrógeno), sulfato amónico (21% N), nitrato amónico (33,5% N),
nitrato de calcio (27% N), etc
Fosfatos: superfosfato simple (18% P2O5) o superfosfato triple (46% P2O5), etc.
Potasas: cloruro de potasio (60% K2O), sulfato de potasio (50% K2O), etc.
NPK(18-46-10), NPK(20-20-10)...
Proceso de estercolado.
Generalmente los abonos son incorporados al suelo, pero pueden ser también aportados por el
agua de riego. Una técnica particular, el cultivo hidropónico, permite alimentar las plantas con o
sin sustrato. Las raíces se desarrollan gracias a una solución nutritiva – agua más abonos - que
circula en contacto con ellas. La composición y la concentración de la solución nutritiva deben
ser constantemente reajustadas.
En ciertos casos, una parte de la fertilización puede ser realizada por vía foliar, en pulverización.
En efecto, las hojas son capaces de absorber abonos, si son solubles y la superficie de la hoja
permanece húmeda bastante tiempo. Esta absorción queda siempre limitada en cantidad. Son,
pues, muchos los oligoelementos que pueden ser aportados así, teniendo en cuenta las
pequeñas cantidades necesarias a las plantas.
Evitar los excesos, pues fuera de ciertos umbrales los aportes suplementarios no solamente no
tiene ningún interés económico, sino que pueden ser tóxicos para las plantas (en particular los
oligoelementos), y de dañar el entorno.
El uso de los abonos entraña dos tipos de consecuencias que pueden comportar riesgos
sanitarios para el hombre y daños a los ecosistemas.
El riesgo sanitario más común es el relativo al consumo en la alimentación de agua con alto
contenido en nitratos.
Generalmente, las consecuencias de la utilización de los abonos, que pueden comportar riesgos
y que son criticadas, son las siguientes:
Efectos ligados al ciclo del nitrógeno y a la toxicidad de los nitratos en las aguas potables.
Efectos ligados a la degradación de los abonos inutilizados, que emiten gases de efecto
invernadero a la atmósfera.
Efectos ligados a otros elementos nutritivos (potasio, azufre, magnesio, calcio, oligoelementos).
Entre 1972 y 1992, la utilización mundial de abonos ha pasado de 73,8 a 132,7 millones de
toneladas. En Canadá, la utilización de abonos ha pasado de 1 millón de toneladas en 1960 a
cerca de 4 millones de toneladas en 1985, mientras que el porcentaje de tierras que han recibido
abonos ha pasado del 16% en 1970 a 50% en 1985
Consumo de abono
China 55.69
India 18,4
Brasil 5,9
Francia 4,8
Alemania 3,0
Pakistán 2,8
Indonesia 2,7
Canadá 2,6
España 2,3
Australia 2,3
Turquía 2,2
Vietnam 1,9
México 1,8
Temas especiales
Los impactos económicos positivos para los propietarios de esta industria son obvios: los
fertilizantes son críticos para lograr el nivel de producción agrícola necesario para alimentar la
población mundial, rápidamente creciente. Además, hay impactos negativos directos para el
medio ambiente natural.
Sin embargo, los impactos ambientales negativos de la producción de fertilizantes pueden ser
severos. Las aguas servidas constituyen un problema fundamental. Pueden ser muy ácidas o
alcalinas y, dependiendo del tipo de planta, pueden contener algunas sustancias tóxicas para los
organismos acuáticos, si las concentraciones son altas: amoníaco o los compuestos de amonio,
urea de las plantas de nitrógeno, cadmio, arsénico, y fósforo de las operaciones de fosfato, si
está presente como impureza en la piedra de fosfato. Además, es común encontrar en los
efluentes, sólidos totales suspendidos, nitrato y nitrógeno orgánico, fósforo, potasio, y (como
resultado), mucha demanda de oxígeno bioquímico (DOB5); y, con la excepción de la demanda
de oxígeno bioquímico, estos contaminantes ocurren también en las aguas lluvias que escurren
de las áreas de almacenamiento de los materiales y desechos. Es posible diseñar plantas de
fosfato de tal manera que no se produzcan descargas de aguas servidas, excepto en el caso del
rebosamiento de una piscina de evaporación durante las temporadas de excesiva lluvia, pero
esto no siempre es práctico.
Los productos de fertilizantes terminados también son posibles contaminantes del agua; su uso
excesivo e inadecuado puede contribuir a la eutrofización de las aguas superficiales o
contaminación con nitrógeno del agua freática. Además, la explotación de fosfato puede causar
efectos negativos. Estos deben ser tomados en cuenta, cuando se predicen los impactos
potenciales de proyectos que incluyan las operaciones de extracción nueva o expandida, sea que
la planta está situada cerca de la mina o no (ver la sección: "Extracción y Procesamiento de
Minerales").
La fabricación y manejo de ácido sulfúrico y nítrico representa un riesgo de trabajo y peligro para
la salud, muy grande. Los accidentes que producen fugas de amoníaco pueden poner en peligro
no solamente a los trabajadores de la planta, sino también a la gente que vive o trabaja en los
lugares aledaños. Otros posibles accidentes son las explosiones, y las lesiones de ojos, nariz,
garganta y pulmones.
Como algunos de los impactos que se han mencionado pueden ser evitados completamente, o
atenuados más exitosamente a menor costo, si se escoge el sitio con cuidado. (ver,
conjuntamente con este capítulo: "Ubicación de Plantas y Desarrollo de Parques Industriales"
Desechos sólidos
Los desechos sólidos son aquellos que están considerados como un peligro para nuestra salud y
la de nuestras familias. Algunos de estos desechos, son alimentos que se dejan tirados a la
intemperie, siendo estos orgánicos tienden a descomponerse fácilmente, por lo que se irán
acumulando y produciendo un mal olor, o bien, enfermedades.
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Es un abono orgánico sólido, el término "Bokashi” es una palabra japonesa, que significa materia
orgánica fermentada. Es producto de un proceso de fermentación (proceso anaerobio) que
acelera la degradación de la materia orgánica (animal y vegetal) y también eleva la temperatura
permitiendo la eliminación de patógenos (pasteurización). Este proceso es más acelerado que el
compostaje y permite obtener un abono entre 12 y 21 días.1
En sus inicios los japoneses preparaban este abono empleado sus propios excrementos con la
finalidad de aplicarlos a sus arrozales. La técnica se basa fundamentalmente en la activación de
las levaduras agregadas y los microorganismos que se encuentran en los materiales empleados
en la preparación del abono. La aplicación de este abono aumenta la biodiversidad
microbiológica de los suelos.
Índice
1 Materiales empleados
1.4 Melaza
1.8 Agua
3 Referencias
Materiales empleados
Los siguientes materiales hacen referencia a aquellos empleados tradicionalmente en la
fabricación del bocashi, en la actualidad existen "recetas" adaptadas a diferentes regiones y
circunstancias.
Gallinaza o estiércoles
Es la fuente principal de nitrógeno y de otros nutrientes como fósforo, potasio, calcio, magnesio,
hierro, manganeso, cobre, zinc y boro. Aporta el inoculo microbiológico y otros materiales
orgánicos que ayudan a mejorar las características biológicas del suelo.2
Cascarilla de arroz
Mejora las características físicas del suelo, facilita la aireación, retiene humedad y filtra los
nutrientes. Aporta silicio, favoreciendo la resistencia de las plantas a plagas y enfermedades.
Semi-calcinada o carbonizada aporta silicio, potasio, fósforo y trazas de otros minerales. Puede
ser sustituida por cascarilla o pulpa de café, bagazo de caña o paja, siempre que estén bien
secos.2
Carbón vegetal
Mejora la estructura del suelo (característica física), lo que favorece la distribución de las raíces,
la aireación y la absorción de calor y humedad. Es importante la uniformidad del tamaño de las
partículas del carbón vegetal, solo así se garantiza la producción de un bocashi de buena
calidad.2
Melaza
Tiene la función de darle homogeneidad al bocashi y aumenta el volumen del medio para
desarrollar la actividad microbiológica. Dependiendo de su origen pueden aportar diversos tipos
de arcilla. microorganismos y minerales. Es conveniente tamizarla para eliminar piedras y dar
uniformidad de tamaño de partículas.2
Cal agrícola
Controla la acidez durante el proceso de fermentación. Se han encontrado casos exitosos donde
se sustituye con ceniza de maderas no resinosas.2
Agua
La principal diferencia está en que el compost necesita 90 días aprox. para estar en óptimas
condiciones para su uso, mientras que el bokashi está en 14 días. Las temperaturas alcanzadas
durante el proceso (70 °C) permiten la eliminación de patógenos. Por otra parte, el bokashi
busca activar y aumentar los microorganismos benéficos en el suelo, nutre los cultivos y al
mismo tiempo suple de alimentos a los microorganismos (materia orgánica parcialmente
descompuesta). La eliminación de patógenos se realiza debido a actividad de los
microorganismos benéficos y al proceso de fermentación alcohólica con temperaturas de entre
40 - 55 °C.3
Referencias
FAO, CENTA (2011). «Elaboración y uso del bocashi». Programa especial para la seguridad
alimentaria (El Salvador).
Shintani, Masaki; Lemblac, Humberto; Tabola, Panfiro (2000). «Bokashi (Abono orgánico
fermentado)». EARTH (Guacimo, Limón, Costa Rica).
Categorías: Productos de la acción microbianaNutrición vegetal
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