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Introducción

García T., Herrera R. y Hernández B. (2006, citado en Montes A. y Castro G.


2005) mencionan que un niño con Necesidades Educativas Especiales (N.E.E)
es aquel que presenta un desempeño significativamente distinto (inferior o
superior) al de la mayoría de los niños, por lo que requiere de apoyos extra o
diferentes de los que se tiene con respecto de los otros.

Debido a sus características, en muchas ocasiones los niños con N.E.E. con o
sin discapacidad, se ven limitados y no se les da acceso a una gran variedad de
experiencias acordes con sus potencialidades, que pueden ser enriquecedoras
para el desarrollo de sus inteligencias múltiples. El concepto de N.E.E contribuye
a una nueva percepción de la educación de los alumnos con dificultades de
distinto tipo en su proceso de aprendizaje: en vez de considerarlos sólo a partir
de su deficiencia, se les considera a partir de sus posibilidades. El apoyo para
estos niños varía de acuerdo a las adecuaciones de acceso, ósea las
modificaciones en los espacios, instalaciones, provisión de recursos especiales
como materiales que faciliten que los y las niñas con N.E.E puedan desarrollarse
óptimamente en un lugar adecuado. (Montes A. y Castro G. 2005).

Una manera de adecuar el aprendizaje del niño con NEE es através del juego ya
que como Pacurucu (2002) describe, el juego cumple con una serie de funciones
que permiten al niño relacionarse con el mundo, descubrir su funcionamiento y
resolver sus conflictos.

Así mismo jugando, los niños toman las riendas, se transforman en


protagonistas activos de sus experiencias, llevándolas a un marco donde
pueden elaborarlas y hasta introducir modificaciones, de allí que jugar sea en la
infancia cosa bien seria, y que al disociar el juego del aprendizaje no hacemos
más que separar al niño de su herramienta innata para conquistar el
conocimiento de sí mismo y del mundo que lo rodea, con sus leyes y
particularidades.

El juego es aprendizaje de cómo vivir en sociedad realizado de una manera


gratificante así mismo supone un descanso para los niveles superiores, por
actuar en situaciones que permiten mayor relajación.
Por el juego cada paciente expresa su propia personalidad sin inhibiciones ni
interferencias, construyendo una actividad completamente libre y voluntaria.
(Fundación Integrar, 2009)

Es indispensable para el equilibrio afectivo e intelectual del niño, se debe


disponer de un sector de actividad cuya motivación no sea adaptación a lo real.
El juego es esencialmente asimilación, ya que transforma la realidad según las
necesidades del yo, crea una asimilación asegurada, por unos gestos
significantes, por un lenguaje simbólico construido por el propio niño.

Por tales motivos la ludo terapia es de suma importancia en niños con


necesidades especiales ya que mientras los niños viven situaciones de placer y
diversión, desarrollan su personalidad, aprenden a relacionarse con el entorno,
despliegan su creatividad y habilidades explorando sus posibilidades y
limitaciones.

Como terapéutica activa, puede ser útil, liberando cargas agresivas que no
serían toleradas por los demás y para obtener gratificaciones que le estimulen a
participar, estableciendo relaciones interpersonales a un plano de tolerancia y
aprendiendo a aceptar las reglas sociales de la convivencia. (Rodriguez, J.
1972).

De acuerdo con Clark Moustakas (1997), la terapia de juego grupal es una forma
única de “estar en, para y con” los niños. Esta modalidad no puede clasificarse
como una técnica específica o como un modelo teórico en particular, sino que es
el reconocimiento del medio de comunicación de los niños (el juego), en
combinación con el beneficio neutral de la conexión humana con otros menores,
por mediación de un adulto preparado y comprensivo. En el desarrollo y proceso
de los grupos que forman la terapia de juego, se emplean varias teorías y
técnicas (Schaefer, 2005).

Schaefer (2005) cita a Landreth (2002), mencionando que la descripción de


terapia de juego grupal se adaptó de una definición clásica de la terapia de
juego: es una relación interpersonal dinámica entre un niño y un terapeuta
formando tanto en procedimientos de terapia de juego como de terapia grupal,
que proporciona materiales de juego selectos y facilita el desarrollo de una
relación segura de los niños para que se expresen y exploren completamente a
sí mismos y a los demás (lo que incluye sentimientos, pensamientos,
experiencias y comportamientos) a través del medio de comunicación natural de
los niños… el juego.

En la terapia de juego grupal, el niño aprende sobre sí mismo y sobre los demás:
aprende por qué se le permite comunicarse a través del juego y, también al oír y
observar las percepciones que el terapeuta y los otros niños tienen sobre él. En
el grupo se valora la cooperación y, por tanto, se fomenta. La obediencia sólo se
espera cuando es indispensable establecer límites o al instrumentar actividades
estructuradas. En cambio, la creatividad y la originalidad se reconocen en todo
momento (Schaefer, 2005).

REFERENCIAS

Fundación Integrar. (2009). “El potencial oculto del juego: Los juguetes y el
desarrollo de los niños con discapacidad”. Disponible en:
http://fundacionintegrar.blogspot.com/2009/02/el-potencial-oculto-del-
juego-los.html

Montes A. y Castro G. (2005). Juegos para niños con necesidades educativas


especiales. Ed: Pax México. México
Pacurucu P. (2002). El juego y la resolución de conflictos a través del Macarthur
story stem battery: estudio comparativo entre niños normales y con
dificultades en el desarrollo de 4 a 6 años. Disponible en:
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/5429/alpp1de1.pdf;jsessionid=
60A6DC369756BEE9028E581058210CB8.tdx2?sequence=1

Rodríguez J (1972) Terapia Ocupacional y la Labor Terapia en las Enfermedades


Mentales Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica Madrid.

Schaefer, C. (2005). Fundamentos de terapia de juego. Editorial El Manual


Moderno: México.

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