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luis antonio restrepo a.

LA EPOCA DE MOZART

FERNANDO ZAMBRANO IN MEMORIAM


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La obra de arte tiene condiciones de existencia ditor, con Diderot de la más significativa empresa
esoecíficas; cuando se pretende explicar un cuadio colectiva de la intelectualidad ilustrada, La Enciclo­
o una novela por el entorno social y cultural en que pedia (1751-1772). Decía D'Alembert en 1758:
fue pintado o escrita se cae frecuentemente en un
reducc:onismo que empobrece la creación artística. "En cuanto observemos atentamente el siglo en
Sin embargo es importante ubicar la obra de arte que vivimos, en cuanto nos hagamos presentes
en su contexto socio-cultural, pues dicho contexto los acontecimientos que se desarrollan ante
la ilumina y al mismo tiempo ayuda a profundizar nuestros ojos , las costumbres que perseguimos,
el conoc imiento de la época. Ciertamente, el caso las obras que producimos y hasta las conversa­
de la música es el más difícil, dado su carácter ciones que mantenemos, no será difícil que nos
abstracto y form81 y sólo allí donde la música se demos cuenta que ha tenido lugar un cambiO
encuentra con el drama, como en el oratorio y la notable en todas nuestras ideas, cambio que,
ópera, se hace posible el contacto entre el mundo debido a su rapidez, promete todavía otro ma­
de la expresión musical y el de las representacion es yor para el futuro. Sólo con el tiempo será po­
mentales . Así es en Mozar!, cuyas grandes óperas sible determinar exactamente el objeto de e~~e
logran fundir en una síntesis perfecta la palabra y cambio y señalar su naturaleza y sus límites, y
el son:do. Por eso el análisis de sus óperas ha sido la posteridad podrá reconocer sus defectos y
el terreno privilegiado para los estudios sobre la sus excelencias mejor que nosotros. Nuestra
significación de estas creaciones para una historia época gusta de llamarse la época de la filosoíia.
soc :al y cultural. En estas notas sobre la época de De hecho, si examinamos sin perju :cio alguno
Mozart, que no sobre la música de Mozar\, se tie­ la situación actual de nuestros conocimientOS,
nen en cuenta desde el punto de vista argumental no podremos negar que la filosofía ha realizado
pero en lo fundamental este trabajo se limita él entre nosotros grandes progresos. La ciencia de
bosquejar el marco social e ideológico en el cual la naturaleza adquere día por día nuevas ri­
vivió y compuso Wolfgang Amadeus Mozar!, la Eu­ quezas; la geometría ensancha sus fronteras y
ropa de la segunda mitad del s:glo XVIII, el ocaso lleva su antorcha a los dominios de la frslca,
de ia época de la Ilustración, la irrupción del Pro­ que le son más cercanos; se conoce , por fin,
torromanticismo; en lo político la crisis casi imper­ el verdadero sistema del mundo, desarrollado y
cept;ble del Antiguo Régimen que habría de de­ perfeccionado. La ciencia de la naturaleza am­
sembocar, en el nivel de los acontecimientos, en la plía su visión desde la tierra a Saturno, desde
Revolución Francesa de 1789. Si el período se pre­ la hstoria de los cielos hasta la de los insect0s.
sentaba políticamente con unas solidez y tranquili­ Y, con ella, todas las demás ciencias cobran
dad aparentes, en el ámbito de lo ideológico se una nueva forma. El estudio de la naturaleza,
manifestaba una profunda ir.quietud, un cuestiona­ considerado en sí mismo, parece un estudiO
miento de las trad iciones, la irrupción de suef"los frío y tranquilo, poco adecuado para eXCI[ar las
utópcos de los que son testimonios privilegiados pasiones y la satisfacción que nos proporciolla
obras como Don Giovanni y La Flauta Mágica de se compagina más bien con un consentimiento
Mozart, la plástica y sobre todo la poética de Wi­ reposado, constante y uniforme, pero el descu­
lIiam Blake, la pintura y los grabados de Goya . brimiento y el uso de un nuevo método de fi:o­
sofar despierta, sin embargo, a través del entu­
El mundo cultural que se hundía, había surgido
siasmo que acompaña a todos los grandes des­
de lo que Paul Hazard llamó "la crisis de la con­
cubri mientos , un incremento general de ideas.
c;encia europea" ocurrida a finales del siglo XVii
Todas estas causas han colaborado en la pro­
y comienzos del XVIII; esta época que en castellanc
ducción de una viva efervescencia de los espí­
llamamos Ilustración, se definió a sí misma con la
ritus. Esta efervescencia que se extiende por
metáfora de la luz, Philosophie des Lumieres, En­
lightenment, Aufklarung, II/umnismo, mundo solar todas partes, ataca' con violencia a todo lo que
que se enfrentaba a la oscuridad y que tiene clara se pone por delante, como una corriente que
resonancia en la oposición de Sarastro y la Reina rompe sus diques. Todo ha sdo discutido, ana­
de la Noche en La Flauta Mágica (1791). Pero seis lizado, removido, desde los principios de las
años después Novalis comenzaba a escribir los ciencias hasta los fundamentos de la religión
"Himnos a la Noche". La época de Mozart es, pues, revelada. Desde los problemas de la metafíSica
una época de transición, en la que los valores de hasta los del gusto, desde la mús ica hasta la
la Ilustración siguen , en parte, vigentes, pero están moral, desde las cuestiones teológicas hasta las
siendo cuestionados. Esta crisis de la Ilustración se de la economía y el comercio, desde la política
había encarnado en un nombre, Rousseau, cuyél hasta el derecho de gentes y el civil. Fruto de
obra se abría hacia el futuro. Nadie definió mejor esta efervescencia general de los espíritus una
ese Siglo de las Luces que uno de sus más grandes nueva luz se vierte sobre muchos objetos y nue­
protagonistas, D'Alembert, científico, filósofo y coe­ vas oscuridades los cubren, como el flujo y el
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reflujo de la marea depositan en la orilla cosas y sin embargo tampoco lo cita nunca en su corres­
inesperadas y arrastran otras". pondencia.

Echemos ahora una mirada a la Europa del An ­


Espléndida síntesis del tono espiritual de una
tiguo Régimen, la que habitó Mozart entre 1756 y
época, entusiasta , sin duda, mas no simplista, pues­
1791 . La Europa del Absolutismo y de su variante
to que para D'Alembert no sólo hay luz sino tambén
el Despotismo Ilustrado, con sus representantes
"nuevas oscuridades". Pero lo más importante aqui
más característicos: Catalina de Rusia, Federico el
es destacar cómo D'Alembert capta el sentimiento
Grande de Prusia, Carlos 111 de España, pero sobre
fundamenta l de la Ilustración, la " viva efervescencia
todo aquel que es considerado por muchos his to­
de los espíritus", ese entusiasmo en discut:r, ana­
riadores como el déspota ilustrado arquetípico, José
li zar y remover los principios tradicionales . Esta
11 quien desde Viena "la italiana ", intentó reformas
conmoc!ón se encarna en una actitud oscilante,
a profundidad , que finalmente fueron condenadas
relativista, que se percibe, transmutada en obra de
al fracaso, tales como el Edicto de ToleranCia, la
arte en Las Bodas de Fígaro, Cosi tan tulle y en
abolición de las torturas y la liberación de los cam­
forma suprema, atravesada ya por el fantasma del
pesinos. Sólo Inglaterra , que había sufrido las con­
Slurm und Orang en Don Giovanni. Otro protago ­
mocones revoluc ion arias en la segunda mitad del
nista de la Ilustración, pero portador al m:smo t;e m­
siglo XVII, comenzaba la Revolución Industrial y
po de sín tomas de crisis, Diderot, nos muestra la
avanzaba hacia el dominio del mundo bajo una
indecisión , el análisis de lo re latvo de la vida, los
Monarquía Constitucional .
sentimientos y las creencias, no sólo en sus obras
filosóficas sino y sobre todo en sus grandes novelas Los grandes focos de la Europa ilustrada, Fran­
El Sobrino de Rameau y Jacques el Fatalista. Aún
cia, Inglaterra, Alemania y Holanda, a pesar de sus
más, Diderot pone de manifiesto la eclosión del diferencias políticas se caracterizaban no sólo por
sentimiento que pugna por exigir sus derechos en un a mejora general del nivel de vida sino por el
el mundo de la razón ilustrada . Recuérdese aqueila avance de la alfabetización y, dentro de sus élites
frase en una de sus obras sobre estética: inte lectuales, por una creciente consolidación de la
"Si el gusto es un a cosa de capricho, si no huY matematizac!ón de l conocimiento de la naturaleza,
una regla de lo bello, ¿de qué provienen esas cuyas bases habían sido puestas en el siglo an'.e­
emociones deliciosas que ta n súbita, involunta­ rior . También, con la alfabetización crecía la trans­
ria Y tumultuosamente se elevan desde el fondo mis ió n de las ideas a través de los libros . Pero esta
de nuestras almas, dilatándolas u oprimiéndo­ Europa no era aún la Europa burguesa. Las cortes
las, arrancando a nuestros ojos lágrimas de ale ­ lacas y eclesiásticas y en el mundo alemán las
gría, de dolor, de admiración , ya al ver un gran ciudades imperiales como la Augsburgo de Leo ­
fenómeno físico, ya al oir algún rasgo de belleza poldo Mozart , seguían siendo los centros culturales
mora l? j Calla, sofista! Jamás convencerás a mi y artísticos por excelencia. El artista seguía bajo la
corazón de que hace mal en conmoverse, de dependencia férrea de la demanda de obras de la
que no tiene motivos para agitarse ". corte y la ciudad. En una palabra, el reino del me­
cenazgo con sus servidumbres seguía v:gente y
Pero fue Rousseau quien conmocionó defnitiva ­ Mozart hubo de sufrirlo. Nico lás Boileau , el repre­
mente el mundo de la Ilustrac ión, él , el hosco com­ sentante ofic ial del clasicismo francés de la época
pañero de ruta de los "filósofos", moldeó con sus del Rey Sol, había aconsejado en su Arte Poética
obras un nuevo mundo; piénsese en la difusión e publcada en 1674: "Estudiad la corte y conoced la
influencia de sus obras que fueron leídas en toda c'udad, una y otra son modelos fértiles". Cassirer
Europa , de Londres a Varsovia, de Madrid a San señaló cómo para la concepción clásica del arte,
Petersburgo y en las dos Américas . El pensamiento el " decoro" se desliza bajo el concepto de natura­
de Rousseau, complejo y hasta paradójico habría leza y la "cor rec ción" bajo el concepto de verdad.
de ser interpretado en forma diferente por Le ssing, Por su parte, Norbert Elías muestra cómo todas las
Kant, Herder y Goethe y ¿por qué no también por manifestac iones de la sociedad cortesana están re­
Mozart? Va le la pena anotar que si como dec ia gidas por la etiqueta y el ceremon ial , manifestac 0 ­
Marc Bloch en el siglo XVII se podía ser cartes ia no nes exteriores del ideal del autocontrol del cor­
aun sin leer a Descartes, en la segunda mitad del tesan o. Aun, dice Elías, el llamado romanticismo
siglo XVIII se era roussonano aun sin leer a Rous­ aristocrático se mantuvo en los límites del conven­
seau . Erich Valentin señala que del hecho de que cionalismo: " Los cabal:eros de las novelas de Ama­
Mozart no cite nunca en sus cartas a Rousseau no dís de Gaula o, poco más tarde los pastores y
se puede deducir que nunca lo leyera, pues Mozart pastoras en :os que :os miembros de la nobleza
no da cuenta, casi nunca de sus lecturas; se sabe sueñan cuando aumenta el acortesamien to, son f­
que leyó por lo menos poesías de Goethe y es muy guras ideales de hombres actuales vestidos de ma­
improbable que no asistiera a sus obras de teatro nera algo dist inta". Si un gran artista como RacJne
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es capaz de producir belleza en el marco del siste­ han convertido en momentos y los días en
ma normativo clásico que su potencia artística re­ horas, pero también por el contrario, horas con­
basa, los epígonos no llegan muy lejos aun cuando vertidas en días, y veladas en años? ¿No has
tienen talento como un Pietro Metastasio, autor de vivido situaciones en las que, por una vez, tu
los mejores libretos de uno de los productos más alma tuvo su morada completamente fuera de
característicos del sistema normativo cortesano: la ti: ora en ese cuarto romántico de tu amada,
ópera seria. Diderot y Rousseau habían comenzado
ora bajo aquel rígido cadáver, ora en la opre­
la critica de :a estétca cortesana y Lessing en
sión de la humillante necesidad exterior, volan­
Alemania en su Drama/urgia de Hamburgo dijo en
do, una vez más, por encima del mundo y e:
forma magistralmente contundente: "Cuando la
pompa y la etiqueta convierten a los hombres en tiempo, saltando sobre espacios y regiones del
máquinas, obía será del poeta hacer de estas má­ mundo, olvidándose de todo en derredor suyo y
quinas otra vez hombres". Lessing fue seguido y quedándote tú en el cielo , en el alma, en el
profundzado por los hombres del S/urm und Drang. corazón, de aquel cuya existencia estás s.ntien­
Goethe en el prólogo a su traducción de El Sobrino do ahora?".

de Rameau decía: "El francés no se arredra de Mozart con su maravillosa alqu;mia musical y
hablar de docoro cuando trata de enjuiciar creacio­ su genio dramático fue capaz de trabajar creadora­
nes del espíritu; una palabra que sólo puede valer mente la ópera seria con libretos de Metastasio y
para las conveniencias sociales". Y su amigo Her­ lo que es más sorprendente con libretos de epígo­
der en el más característico estilo S/urm und Drang
nos de Metastasio. El libreto de Idomeneo, Re di
se enfrenta a la doctrina clásica de las tres uni­
ere/a, fue escrito por el abate G. B. Varesco, del
dades:
que dice E. J. Dent: "Sin duda, Varesco había leído
"¿Es posible que alguien necesite que se le a Metastasio pero debe haberlo leído con los ojos
demuestre que en realidad espacio y tiempo no
de un escritor de sermones y no con los de un
son nada en sí mismo, que no son más que las
dramaturgo. Metastasio entendía mejor que nadie
cosas que tienen mayor relación con la existen­
cia, la acción, la pasión, el razonamiento y la que un libreto de ópera aun grandioso, debe ser
medida de la atención dentro o fuera del alma? conciso y directo. Varesco es verboso y sentencio­
¿Acaso nunca has pasado tú, cándido relojero so, no parece haber imaginado nunca, ni por
del drama, tiempo en los cuales las horas se te un momento, cuál sería el efecto de sus versos una
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vez puestos en música y presentados en escena" . a los iniciados. .. El libreto de Schkaneder es
Mozart transfiguró el libreto de Varesco en esa es­ en efecto lo suficientemente animado como pa­
pléndida ópera seria. Sin embargo , Mozart deseaba ra fascinar a un auditorio ingenuo, sin dejar de
unos libretos más afines con su concepción de la ser una alegoría compleja que acepta amplia ­
ópera, de ahí ia sgnificación de su encuentro con mente ser iluminada (aunque queden residuos
Lorenzo Da Ponte. Desde 1783 y como producto de enigma), si se le descifra según la clave
de esa colaboración , en la que Mozart también m­ ofrec :da por el sistema de dogmas y ritos ma­
tervenía en la elaboración final de los libretos , creó sónicos; más allá del sentido literal y de la
tres de sus grandes obras: Las Bodas de Figaro, significación alegórica, la música de Mozart
Don Giovanni y Cosi Fan Tutte. Obsérvese cómo de confiere a la ópera una dimens 'ón suplementa­
todas maneras Mozart prefirió, para poder expandr ria de misterio y de sentido hecho para escapar
a todo discurso interpretativo, pero también pa­
su genio con más libertad la ópera bufa a la ópera
ra provocarlo inagotablemente".
seria. Pero lo más misterioso es la forma como
Mozart fue capaz de convertir el libreto de E. Schi­ A través de las cartas de Mozart podemos volver
kaneder, ciertamente hombre de teatro , conocedor sobre la situación social del artista durante la fase

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de Shakespeare, Goethe y Schller , pero al cual no final del Antiguo Régimen . En ellas vemos al joven
se le puede imputar el resultado final, La Flauta Mozart haciendo antesala en los palacios de los
Mágica , la ópera perfecta para muchos analistas , príncipes y de los nobles , esperando un encargo
pero en todo caso una obra musical absoluta. A o buscando un puesto, en Viena, Munich, Mann­
pesar de que se ha dicho que la música de Mozart heim, París. Desde esta última ciudad Mozart es­
merecía un mejor libreto, La Flauta Mágica tal como cribe una carta a su padre que parece salida de
la conocemos ha seguido maravillando a las gentes las páginas de La Sociedad Cortesana de Norbert
después de dosc:entos años de haber sido com­ Elías, particuiarmente cuando éste describe a los
puesta. Jean Starobinsl(i ha planteado adecuada­ lacayos ateridos de fríe, esperando a sus amos en
mente el problema: los zaguanes de los palacios . W. J. Turner cita esta
carta de Wolfgang a su padre , que es del primero
"No faltan prec isamente comentarios sobre La
de mayo de 1778:
Flauta Mágica. Goethe decra que podía prestar­
se a lecturas múlt iples , procurando un placer " Esperé allí más de media hora , en una ampl ia
simple a la masa y reve lando tesoros secretos estancia sin estufa, inhóspita y fría. Por último
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llegó la Duquesa, quien , co n toda cortesía , me laría tocar en uno distinto y en otra oportunidad.
pidió la disculpase por no tener un clave en Pero ella no hizo comentario alguno, y tuve que
buenas condic;ones. Le dije que con gusto to­ esperar aira media hora hasta que llegó su es ­
caría algo , pero que en aque l momento me era po so. Este se sentó junto a mí y me escuchó
imposible, pues a causa del frío no tenía sensi­ atentamen ie y yo me olvidé del dolor de cabeza
bilidad en los dedos, y le pedí si no podría y del frío y toqué sin preocuparme el desvenci­
llevarme a un cuarto donde hubiera una estufa. jado clave como puedo tocar en las mejores
Oh, ouí. monsieur, vous avez raison , fu e todo lo circunstancias. Dadme el mejor clave de Euro­
que me d;jo. Acto seguido se sentó, y durante pa, pero con un auditorio que no quiera o no
más de una hora estuvo pintand o en compañía pueda escuchar y cesará toda mi simpatía y
de otros caballeros sentados en torno a una perderé todo gusto por la ejecución. Se lo dije
todo al sefior Grimm " .
mesa . Tuve el honor de esperar allí una hora
larga. Puertas y ventan as estaban abiertas. No Las relaciones del artista con el poder estaban
sólo ten ía las manos frías sino los pies y todo regidas por la arbi trariedad. La biog rafía de Mozarl

el cuerpo, y empezaba a dolerme la cabeza . nos mues tra al ejecutante prodigioso de seis años
Nad ie me dijo nada y entre el frío , la jaqueca y de visita en el palacio imperial saltando al regazo
la irritac ión, ya no sab ía qué hacer. De no haber de María Teresa y estampándole un beso , también
sido por el señor Grimm , me habría ma rc hade:' es cierto que la Emperatrz ordenó dos hermosos
trajes de ceremonia para el niño prodigio y su her­
"Para abreviar, al fin toqué en un malísimo cla­ mana, pero cuando el Archiduque Fernando de
ve . Lo más irritante es que ni la señora ni los Austria le sol icitó consejo a su madre sobre la even­
caballeros suspendieron un momento lo que tual vincul ac ión del joven Mazar! a su corte, María
estaban hacie ndo , de modo que toqué para las Teres a le responde: " Me preguntas acerca de to­
paredes, mesas y sillas . En esta situación perdí mar a tu servcio al joven de Salzburgo. Yo no pien­
la paciencia . Comencé las variaciones de Fisher, so como tú, porque no creo que necesites compo­
toqué hasta la mitad y luego hice alto. A esto sitores o personas inútiles. Si te gusta, no quiero
siguieron interminables elogios pero dije lo que impedírtelo . Lo que te digo es que no debes cargar
debía decir: que no podía hacerme just icia a mí con personas inúti les" . Turner, después de transcri­
mismo en un clave como aquél, y que me gus­ br esta carla comenta que de toda s maneras otros
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muslcos como Haydn y posteriormente Beethoven cera de la mesa y yo tengo el honor, nada menos,
tuvieron mejor suerte que Mozart pues hallaron me­ que de quedar al frente de dos cocineros mayores" .
cenas permanentes. (El paréntesis es mío). Como se ve Mozart sabía
que pertenecia a la servidumbre superior de la
El sino de Mozart merece un análisis más d8l a­ corte arzobispal, pero también tenía conc:encia de
liado pues fue objeto de la mit ificación romántica . que no era un simp le lacayo . En la carta en que le
En la época de Mozart el púb l:co capaz de ser re­ expli ca al atribu lado Leopoldo la ruptura con Co­
ceptivo a la obra artística se había ampl iado, pro­ lloredo, Wolfgan g dice : " Yo no sabía que fuera un
liferan los salones, las exposiciones , los teatros , camarero y esto es lo que me ha perdido. Hubiera
pero en el fondo , como ya se dijo, sigu en siendo debido ir cada mañana a pasar un par de horas en
las cortes laicas y eclesiásticas y el segmen to su ­ la antecámara. Realmente , muchas veces, me han
perior de una burguesía aristocratizante la única dicho que debera dejarme ver, pero yo no pud e
fuente de demanda artística; recuérdese que el nunca acordarme de que éste fuera mi deber y sólo
altivo e Independiente Rousseau necesitó de la iba con puntualidad cuando el Arzobispo me hacía
corte, su ópera El Adivino de la ALdea fue estrenada llamar" . (Carta del 12 de mayo de 1781). En verdad

en el palacio real de Fontainebleau con la presencia esta carta desconcierta a quien conozca así sea
del rey ; y no debe olvidarse tampoco la dependen­ someramente las costumbres de la sociedad corte­
cia de varios de los fi lósofos de las cortes de los sana, en la cua l el ritual de la antecámara , ocupaba
déspotas ilustrados de Berlín y San Petersburgo. parte del d ía de los cortesan os, ya fuera en Versa­
Diderot y Catalina, Voltaire y Federico. Mozart vivía Iles o en la más pequeña de sus imitac iones pro­
en este mundo , sabía muy bien lo que implicaba , vincianas. En esta carta y en la antes citada de
como se puede ver por una carta a Leopoldo en la París se percibe un Mozart altivo e independiente
que le cuenta sobre la vida cotidiana en la corte para las costumbres en uso. Frente a estas cartas
del Arzobispo Colloredo instalada provisionalmente es imposible no pensar en algunas escenas de la
en Viena : "A las doce del mediodía , lo cual para novela de Goethe, Las cuitas del joven Werther. Sin
mí es demasiado temprano, vamos ya a la mesa en embargo la leyenda romántica que hizo de la rup­
la que comen las varias personas que integran la tura de Mozart con Colloredo el momento en el
casa y servidumbre del señor Arzobispo. Ceccarelli , que nace el artista independiente es, a la luz de las
Brunetti (dos músicos) y mi poquedad . Los dos investigaciones contemporáneas , parcialmente in­
familiares del señor arzobispo se sientan a la cabe- correcta . En esa ruptura que culminó con la célebre
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patada en el trasero que le propinó el conde Arco las expectativas en relación con los centros de po­
a continuación del altercado entre Colloredo y Wolf­ der, Mozart vivió como profesor de música, c,)mo
gang en 1781, no existe directamente una manifes­ concertista de los azarosos conciertos de abDno,
tación de rebelión de Mozart ante la aristocracia, como compositor y en particular como composlor
sino que domina un elemento subjetivo, Mozart se de ópera , de ¡as cuales Don Giovanni fue estrena ·
rebelaba contra los rasgos personales de Colloredo, da en Praga y La Flauta Mágica en un teatro popuiar
su avaricia y su carácter agrio e insoportable. Mo­ de las afueras de Viena , el Freihaustheater auf der
zart no era tan ingenuo , sabía que su ruptura con Weiden, bajo ia dirección de Mozar!. Sin negar las
Colloredo no implicaba una ruptura con la aristo ­ dificultades que enfrentaba un músico en una época
cracia pues en una carta a Leopoldo , después del en la que no se reconocían los derechos de autor
incidente, le cuenta que al emperador José 1I tam­ y eran los editores los que lograban la mejor tajada,
poco le gustaba personalmente Colloredo. Además, sin ignorar tampoco que Mozart era captado por la
Mozart siguió buscando la protección de la corte , inmensa mayoría como un músico entre otros, nue­
aunque hubo de esperar hasta 1787 para ser nom­ vas investigaciones han señalado cómo Mozart tu­
brado por el emperador compositor de cámara el1 vo ingresos superiores al promedio, pues por El

r' , t.
110, .. . . .. .'"

....

reemplazo de Gluck, que había muerto . Pero mien­ Rapto del Serrallo se le pagaron 450 gulden, suma
tras que a ésle se le habían pagado 2.000 gulden, normal por una ópera, por Casi Fan Tutte y La
el sueldo de Mozart fue tasado en 800 gulden, el CI9mencia de Tito se le pagaron 900 gulden y en
comentario de MGzart es amargo: "Demasiado por Praga 1.000 gulden por Don Giovanni, mientras que,
los servicios que preslo, demasiado poco por los dice A. Witeschnik, el salario anual de un médico
que podría prestar" . José II fue un patrón inestable jefe del Hospital General de Viena ascendía a 800
pero para evitar injusticias debe recordarse que Jo­ gulden . Según esto las penurias económ icas de
sé le había proporcionado a un Mozart de doce Mozart se debían a su desorden y excesos de gas­
años su primer encargo operístico, La Finta Sem­ tos y tampoco tiene sentido seguir responsabilizan­
plice, estuvo cerca del encargo de la Misa del Or­ do de esto a su esposa Constanze, la cual , de 18
fanato, encargó El Rapto del Serrallo y Der Schaus­ años al momento de su matrimonio en 1782, se
pieldirektor, finalmente dispuso el estreno en Viena limitó a seguir el despreocupado estilo de vida de
Wolfgang.
de Don Giovanni y antes de morir en 1790 encargó
Cosi Fan Tuf/e , para el Burgtheater. Sin embargo Si en algún punto se encuentran Mozart y su
también es cierto que desde 1781, sin abandonar época es en el terreno de la ópera . El siglo XVII
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fue el siglo del esplendor del teatro, Shakespeare, gimen. Mozart fue consciente de esta liturgia laica
Lope de Vega, Calderón, Racine, Corneille y Mo­ al poner en escena, en Don Giovanni, la aristoc'acia
liere, para citar los más grandes. El siglo XVIII fue representada en el minué, la burguesía en la con­
el de la decadenc;a del teatro y el triunfo de la tradanza y el pueblo en el vals. La ópera en tanto
ópera. Se ha dicho con razón que los teatros de que representación no sólo implicaba la música, la
ópera son las catedrales de la época de la Ilustra­ voz y la danza sino también la pintura, la arquitec­
ción . La ópera había nacido en Italia, como espec· tura, la mecánica y la acús!ca. El terreno había
táculo cortesano, en el marco cultural y social del sido preparado por la escena de ilusión barroca
Renacimiento tardío. Jacopo Peri compuso Euridice. que tenía su precedente en la ilusión óptica pers­
que fue representada en Florencia en 1600, pero la peclivística de la arquitectura de Sebastiano Ser lio
ópera en sentido estr:cto nace con el Orfeo de un '{ en el Palladio del Teatro Olímpico de Vicenza.
músico inmenso y revolucionario , Claudia Monle­ Fue particularmente importante la aparición, sn
verdi (1567-1643); fue presentada en 1607 en 18 1637 de un I;bro La práctica de fabricar escenas y
corte del duque de Mantua. En Orteo Monteverdi máquinas de ieatro, del arquitecto italiano Nicolás
combinó los recursos de las voces y los instrumen­ Sabattini. Cuando en el siglo XVIII el impel io de la

tos de tal manera que dio nac:miento a la ópera ópera exigió la construcción de teatros de respeta­
como gran forma artística. H. C. Calles aflota que bles dimensiones, donde el problema acústico era
el tratamiento de los instrumentos en el Orfeo pon p insoslayable, desde Italia se plantearon soluciones
además, las bases para ei nacimiento de IR orques­ concibiendo el edifico como una caja de resonan­
ta moderna. La óp8ra como espectáculo público cia y así el arte maravilloso de los constructores
aparece en San Cassiano, en Venecia, en 1637. Se italianos de instrumentos de cuerdas vino en auxilio
trataba de un espectáculo muy costoso, que no era de los arquitectos.
accesible a los sectores populares de la ciudad.
Este espectáculo se difunde rápidamente por 18 Paui Hazard ha señalado cómo la ópera tuvo
Europa de la Ilustración y se amplía su público. Lá sus enemigos, no sólo en la cartesiana FranCia sino
ópera reina en Roma, Nápoles, Venecia, Milán, Tu· también en Italia . Para esos espíritus sensatos y
rín y luego en París, Londres, Viena , Dresde , Mu racionales la ópera merecía el peor calificativo de
nich, Hamburgo, etc. La ópera es algo así como la época, era irracional. Para un representante de
una :iturgia social que plantea la copartic:pacló0 la Edad de la Razón Saint-Evremont la ópera "es
de las tres clases fundamentales del Antiguo Ré­ una tontería cargada de música, de danzas, de
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máquinas, de decoraciones, es una tonte ría mag­ pre sostuvo que el recitativo secco era propiedad
nífica , pero siempre una tontería". Pero la ópera de la lengua ital iana y no podía transferirse a la
triunfó en Europa, ante todo la ópera ita liana . Al lengua alemana, de ahí que La Flauta Mágica , ob~a
principio fue la ópera seria, esa sucesión, a veces en alemán, tenga una gran parte de diálogos ha­
casi interminable, de arias y recitativos, de poco blados.
interés dramático, donde se trataba ante todo de
que los cantantes y las cantantes lucieran su vir­ Mozart es tributar io de la revolución de la or­
tuosismo . Pero con Alessandro Scarlatti (1660-1725) questa llevada a cabo en Mannheim por Johann
creció la importancia de la orquesta como medio Stamitz (1717-1757). Durante su visi ta a esta ciudad
para sugerir la profundidad de las emociones que Mozar! quedó encan tado con la orquesta del prín ­
la voz no alcanzaba a expresar. Scarlatti aprendió cipe Karl Theodor, en ese momento dirigida por
mucho de Arcangelo Corelli , el primer gran violi ­ Christian Cannabich, sucesor de Stamitz. En una
nista de la historia . Luego vino el desarrollo del carta del 4 de noviembre de 1777 le describe a su
recitativo , esencial para potenciar el desarrollo dra­ padre la orqu esta en estos términos: "La orquesta
mático de la ópera. Rameau llevó la ópera francesa , es muy buena y numerosa; a cada lado diez u once
La Tragédie Lyrique, a su máxima expresión y de­ violines, cuatro violas, dos oboes, dos fl autas y dos
fendió el clasicsmo ante la corriente italiana, re ­ clarinetes, dos cornos, cuatro violoncelo s, cuatro
presentada por Rousse au durante la célebre "Que­ fagotes, cuatro contrabajos, trompetas y timbales ".
rella de los Bufones", desatada por la presentación C.F.o . Schubart, citado por Turner, se refi ere a la
en París, 1752 , de la obra de Pergo :ese La Serva orquesta de Mannheim en estos términos: " Ninguna
Padrona. Gluck (1714- 1787) formado en Viena, es orquesta en el mundo ha superado en ejeCUCión a
decir, en un ambiente mu sica l italiano reforzó el la de Mannheim . Su torte, es un trueno; sus cres­
cendos, una catarata, su diminuendo un arroyuelo
carácter dramático del reci tativo , en el recitativo
de cristal cuyo murmullo se pierde en la distancia;
con acompañamiento orquestal. Con sus grandes
su piano la suave brisa de una temprana primave ­
óperas Gluck domina la escena europea y se puede
ra". Por su lado, Erich Valentin llama la atención
decir que introduce en la ópera los valores del neo ­
sobre otro aporte de Stamitz, el desarrollo de la
clasicismo que se estaban man ifestando en las
sinfonia de cuatro movimientos, sin bajo continuo .
artes plásticas; con él la preocupación por el drama Mozart fue seducido en particular por el c larinete,
y la búsqueda de líneas nobles y simples pasan a en 1791 creó la obra maestra para este instrumento ,
un primer lugar; es imposible no pensar en el equi­ el Quinteto para Clarinete KV 622. Así mismo , Mo­
valente teórico de Gluck. Winckelmann (17 17-1766). zart educado en la interpretación del clavicémbalO ,
descubrió en Augsburgo los pianos fabricados por
Al lado de la ópera seria va surgiendo la ópera Stein, dándose cuenta inmediatamente de las posi­
bufa italiana . Inicialmente una representación de bilidades de expresión de este instrumento inven­
ópera seria estaba constituida por tres actos cor­ tado en Italia, a comienzos del siglo XVIII, por
tados por dos intermezzi, escritos por oscuros au­ Bartolomeo Cristofori y perfeccionado por Stein.
tores. En Nápoies, a partir de la c ommedia del/'arte
comienza la ópera bufa que alcanzará su plenitud Todos los desarrollos de las formas musicales
con La Serva Padrona de Pergolese (1710-1736), realizados en Europa, particularmente en Italia, Ale­
representada en 1733, aunque previamente, en mania y Francia confluyen en la obra de Mozar\,
1718, Alessandro Scarlatti había producido el mo ­ una obra perfecta; pero donde esta labor creadora
delo, I! Triunfo del/'onore . Es interesante observar se conecta más directamente con las representa­
que mientras las óperas serias de A. Scarlatti son ciones mentales de su época, es en la ópera. Goe­
una sucesión de espléndidas canciones unidas en­ the, hombre de teatro, captó, como se vio más atrás,
tre sí por recitativos, en sus óperas cómicas logra la grandeza inagotable de La Flauta Mágica y fue el
escribir brillantes diálogos musicales. La ópera bu­ primero en darse cuenta de la significación dramá­
fa abrió el camino para el refinamiento del carácter tico-musical de Don Giovanni. En una carta a su
dramático de la ópera que alcanzará su culminación amigo Schiller, del 30 de diciembre de 1797, le
en las grandes obras de Mozart. dice: "Tus esperanzas respecto a la ópera están
realizadas en Don Giovanni, pero la obra ha que­
Mozart con su genial capacidad sintética apro­ dado sola y la muerte de Mozart impide que su
vechó los hallazgos de la ópera ital iana y france ­ ejemplo se lleve adelante". Recuérdese que Goethe
sa, pero también se interesó por el Singspiel ale­ siempre sostuvo que Mozart era el único que podía
mán. Este género estaba compuesto por canciones poner música él su Fausto, personaje, dice Goethe,
y diálogos hablados que permitían construir la tra­ tan cercano del Don Giovanni. Sea éste el momento
ma argumental. A los 12 años Mozart compuso de anotar que Mozart fue un músico importante en
Bastián y Bastiana y en 1782 logró realizar un Sings­ su época, pero su car ácter de genio absoluto no
piel modélico en El Rapto del Serral/o . Mozart siem­ fue asimilado fácilmente. Entre los músícos se des­
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taca la comprensión que tuvo Joseph Haydn, quien cantata masónica y La Flauta Mágica, esta última
en 1785 le dijo a Leopoldo Mozart: "Como hombre quizás la más grande de sus obras.
honrado y ante Dios le digo: su hijo es el mayor
compositor que conozco en persona o de nombre". La masonería no fue un fenómeno marginal en
Después de la muerte de Mozart, Beethoven y sobre el Siglo de las Luces; E. Hobsbawm ha puesto de
todo Wagner percibieron el genio absoluto de Mo­ presente la importancia de las logias masónicas
zart. Para Wagner, Mazar! era el consumador de la para la difus ión de la ideología que desembocó en
escuela italiana de la ópera y simultáneamente el el 1789, señalando en particular el carácter de obra
fundador de la ópera alemana. Wagner se quejaba propagandístiC8 de La Flauta Mágica. Es cierto, La
amargamente del desgreño en la interpretación de Flauta Mágica es una obra de arte política, sin
las obras de Mozart que reinaba en su época ; fue desmerecer por esto en su calidad de obra dramá­
necesario esperar a que Gustav Mahler a fines del tico-musical absoluta ; cosa no muy frecuente pero
siglo pasado y comienzos del presente pusiera en posible, piénsese en el Guernica de Picasso o en
escena a Don Giovanni y Las Bodas de Fígaro para los grandes dramas de Brecht.
que se fundamentara una nueva interpretación de
Mozart. La concepción romántica de Mozart, su Dejando a un lado sus antecedentes históricos,
carácter demoníaco, comenzó con el escrito sobre la francmasonería surgió de la reunión de las cuatro
Don Giovanni, en 1812, del escritor y músico E. T. logias de Londres en 1717 que formaron la gran
A. HOffmann, para éste lo más grandioso de la obra logia inglesa. Se difundió rápidamente por el conti­
de Mozart, donde veía realizadas las características nente, sobre todo entre las élites, tanto burguesas
románticas, era el Don Giovanni. El filósofo danés como aristocráticas. En el mundo ilustrado, no ateo
Soren Kierkegaard publicó en 1843 Los estadios eró­ sino predominantemente deísta, la masonería tenia
ticos inmediatos o lo erótico musical, análisis de Don que ser atrayente para aquellas personas cansadas
Giovanni hecho desde el punto de vista filosófiCO del oscurantismo católico y de las luchas religiosas
más que musical como el mismo Kierkegaard lo se­ heredadas del pasado . Esta minoría encontraba en
ñala al comienzo de su libro. En los primeros años la masonería, que declaraba " Sea cual fuere la re­
del presente siglo Wilhelm Dilthey en su excelente ligión o el modo de adoración de un hombre, no
estud io titulado La gran música alemana del sig lo está excluido de la orden siempre que crea en el
XVIII, dedica un capítulo a Mozart . Para Dilthey, glorioso arquitecto del cielo y practique los sagra­
Mozart es el más grande genio dramático del siglo dos deberes de la moral" , un espacio de sociabi­
XVIII, su drama musical con "la atmósfera pura de lidad para poder expresar su sentimiento reilgioso
los sonidos" logra ir más allá que el drama poético y sus aspiraciones altruistas en el ámbito filosófico­
en la lfigenia de Goethe o en el Wallestein de Schi­ filantrópico de las ideas de la Ilustración. La maso­
lIer. En el drama musical es posible hacer que nería en Alemania se definía a sí misma en estos
hablen varios personajes al mismo tiempo, como términos: "Es la actividad de hombres estrecha­
en la primera escena de Don Giovanni donde se mente unidos que empleando formas simbólicas
contrastan todos los sentimientos humanos en la tomadas principalmente del of icio de albañil y de
simu ltaneidad musical. El misterio de Mozart, dice la arquitectura, trabajan para el bienestar de la hu­
Dilthey, radica en su capacidad musical para po­ manidad , luchando moralmente para ennoblecerse
tenciar al máximo el texto, aun textos triviales. En a sí mismos y a los demás, consigu iendo por ese
esto Mozart, sigue diciendo Dilthey, se diferencia medio la unión universal de la humanidad, unión
de Gluck y Wagner y se parece más a Juan Sebas­ que aspiran exhibir ahora en pequeña escala". En
tián Bach. Más allá de los géneros constituidos, la Inglaterra o en Prusia los masones no tenían pro ­
clave de las grandes óperas de Mozart radica en blema, es más, Federico el Grande era masón. Pero
el choque de lo cómico y lo trágico, pertectamenie en los países católicos la Iglesia y el Estado per­
logrado en Don Giovanni. seguían las logias. En 1743 la Emperatriz María
Teresa , presionada por los jesuitas, los más for­
Para terminar es necesario hacer referencia a midables enemigos de la masonería, hizo allanar la
un aspecto de la biografía de Mozart que ha sido logia de la cual era miembro su esposo Francsco
objeto de incomprensión histórica : la adscripción Esteban . Pero la masonería era poderosa, Maria
de Mozart a la masonería, a parLr de 1785. Fre­ Teresa había sido también sometida a presiones
cuentemente los autores católicos, incómodos con del otro lado y se había abstenido de publicar en
este episodio de la vida de Mozart, tienden a m;­ Viena la Bula Papal contra la masonería, promul­
nimizarlo. Esto no es correcto, Mozart, hombre de gada por el Papa Clemente VIII en 1738. Sólo en
la Ilustración fue sinceramente masón, sin que esto 1764 suprimió las logias, aunque éstas continuaron
implicara que dejara de ser católico y si en el existiendo en secreto bajo la protección de su hij o
último año de su vida compuso dos piezas religio­ José 11. Muchos grandes hombres fueron masones
sas católicas, el Ave Verum y el inconcluso Ré­ en Alemania , Goethe, Herder, Lessing, Wieland y
qU;'9m, también es cierto que escribió la Pequeña Haydn, sin embargo no se deben ideal :zar las logias
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pues frecuentemente tenían bajo nivel intelectual y 1787, es decir, dos años después de haber entrado
para sus miembros se trataba más de una moda Mozart a la masonería. Esta carta ha sido objeto
que de una convicción, así Casanova, masón desde de diversas interpretaciones, una de las cuales su­
1750, dice que todo joven debería convertirse en giere que Mozart había abandonado la creencia en
masón aunque sólo fuera por razones sociales. Pe­ la inmortalidad del alma . E. Valentin anota que la
ro tampoco debe olvidarse que la época de la ilus­ frase de la carta a Leopoldo, que se acaba de citar,
tración es también la época de Mesmer y su mag­ fue tomada por Mozart casi literalmente del libro
netismo animal y Lavater y su fisiognómica , sin de Moses Mendelssohn , Phaedon o acerca de la
hablar de una fuerte atracción por las concepciones inmortalidad 091 alma (1767) uno de cuyos ejem­
ocultistas, particularmente en los medios aristocrá­ plares figura entre los bienes relictos de Mozart. No
ticos. Mozar! tuvo la fortuna de estar bajo la in­ es descabellado pensar que Mozart hubiera aban­
fluencia de un masón sincero y de extraordinaria donado la creencia en la escatología católica, con
cultura , el científico Ignaz von Born (1743-1791) su cielo, su purgatorio y su infierno y se sintiera ,
fundador de la logia "la concordia verdadera", ar­ como hombre de la Ilustración y como masón más
quetipo del Sarastro de la Flauta Mágica y en cuyo cerca de la concepción filosófica sobre la inmorta­
honor había compuesto Mozart la cantata El gozo lidad de Mendelssohn.
del masón KV 471, en 1785. Se sigue discutiendo
sobre la actitud de Mozart masón frente al catoli­ Sin embargo, lo más importante es no olvidar
cismo. En una carta a su padre Mozart le dice: "Ya que Mozar! vivió íntegramente en la música y es
que la muerte es el verdadero fin y objeto de nues­ en ella donde resuena su más profunda y auténtica
tra vida, en estos dos últimos años he hecho tanta fe , la fe en la música. En el acto segundo de La
amistad con este amigo verdadero de la humanidad Flauta Mágica se escucha:
que no solamente la idea ya no me aterra más, sino
que se ha convertido en tranquilizadora y reconfor­ " Emprendamos nuestra marcha
tante". Esta carta, la última de su hijo que Leopoldo gracias al poder de la música
leyó, pues habría de morir un mes después, es de felices a través de la oscura noche de la muerte".

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