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EL TEATRO MEDIEVAL

El origen litúrgico es el más defendido. El punto de partida serían los tropos (breves piezas
cantadas). Dos momentos culminantes del ceremonial católico, como son la Pascua de
Resurrección y la Navidad, dan tema a estos elementales diálogos.

Estos temas se amplían con temas navideños (siglo XII). Estos diálogos escritos en latín fueron
sustituidos por lenguas vulgares en el XII y se añadieron cantos y bailes. Este distanciamiento
progresivo de lo litúrgico hizo que las representaciones salieran del atrio (altar de la iglesia) y de
ahí a la plaza pública.

Tres géneros teatrales:


1. De carácter religioso, los misterios.
2. De carácter religioso, los milagros.
3. De carácter profano, las danzas de la muerte.

La obra más importante es El Decamerón, que empezó en 1348 y terminó en 1353. Esta colección
de cien relatos ingeniosos, alegres, se desarrolla en un marco concreto: un grupo de amigos
educados, afortunados y discretos, 7 mujeres y 3 hombres, para escapar a un brote de peste se
refugian a una villa de las afueras de Florencia. Allí se entretienen unos a otros durante un periodo
de diez días (de ahí el título) con una serie de relatos contados por cada uno de ellos por turno. El
relato de cada día termina con una canción para bailar entonado por uno de los narradores, estas
canciones representan algunas de las muestras más exquisitas de la poesía lírica de Boccaccio.

Es la primera obra plenamente Renacentista ya que se ocupa sólo de aspectos humanos y sin
hacer mención a temas religiosos y teológicos. Es notable por la riqueza y variedad de los cuentos,
que alternan entre la solemnidad y el humor, la brillantez de su escritura y por su penetrante
análisis de los personajes.

EL RENACIMIENTO
Se entiende por Renacimiento el arte del siglo XVI. Al conjunto del siglo XVI y XVII se le
llama Siglo de Oro o Edad de Oro.

El Renacimiento es el resurgir del arte y la literatura inspiradas por la antigüedad griega y


romana. Italia encabeza esta revolución y desde ella se propaga a toda Europa.
Esta etapa coincide con cambios en las estructuras sociales, políticas y económicas. Una
serie de descubrimientos (imprenta, brújula, pólvora…) y acontecimientos (descubrimiento
de América la reforma religiosa…) van a provocar que en este siglo cambien las
relaciones del hombre con el mundo.

La vuelta los clásicos y el antropocentrismo se denomina “Humanismo”. Es una compleja


manifestación del antropocentrismo. Los humanistas conocían a los clásicos y establecen
un ideal del hombre perfecto. Este ideal llegará a su exaltación en El cortesano de
Baltasar Castiglione, uniendo la fuerza y destreza corporal (práctica de las armas) con el
saber y la elegancia (cultivo de las letras).

En apariencia el Humanismo debía suponer un desplazamiento de los estudios


teológicos. No ocurre así, el Renacimiento va unido a una honda preocupación religiosa.
Frente a la tradición escolástica medieval, se propone una vuelta a la primitiva iglesia
cristiana, libre de las ceremonias y el boato. Aspiran a una religiosidad más íntima con un
retorno de Evangelios y a la imitación de la vida de Cristo.

La reforma dio pasos a numerosas manifestaciones que diferían entre sí. La más
importante es la de Erasmo de Rotterdam.

Ideas del hombre barroco

Diversos factores influyen en el desengaño del hombre:


→ Sustrato sociopolítico
Dos razones subyacen en el desengaño: las adversas condiciones, politicoeconómicas y
la voluntad política de la nobleza que impide la movilidad social. El deterioro del nivel de
vida lleva al hombre barroco al desánimo o la rebeldía.

→ Crisis de realidad
Debido al momento histórico que vive el hombre, se produce un descrédito de la realidad.
Así, las alusiones a la vida como sueño, como algo pasajero e inconsistente, es una
constante barroca. Se plantean la duda entre lo ilusorio y lo real, entre realidad y ficción,
entre el ser y parecer, el engaño y el desengaño… En muchos casos consideran que la
vida humana es apariencia, sueño, ficción teatral, frente a la irrefutable realidad de la
muerte.

Esta duda contante les lleva al solipsismo. Cada individuo sólo puede tener la certeza de
que existe él mismo en la medida en que se puede dudar de su propia existencia. La
realidad pasa a ser una fantasía imaginada por el ser pensante.

→ El orgullo intelectual
A este hombre que vive inmerso en una crisis total, sólo le queda el orgullo intelectual. El
hombre se concentra en sí mismo – individualismo – e intenta comprender lo que le
rodea.
→ El estoicismo
Al replegarse sobre sí mismo, el español de XVII va a dar con una doctrina que tendrá
una larga tradición: el estoicismo. La esencia del estoicismo viene dada por la conciencia
que tiene el hombre de no poder cambiar el mundo; en consecuencia, el orgullo intelectual
lo arrastra a creer que todo lo que hay de valiosos en la realidad está dentro de nosotros
mismos. Así, observamos como el estoicismo es una doctrina moral para la crisis.

→ Epicureísmo
Ante este desencanto, el hombre se centra en los pequeños placeres que la realidad le
puede proporcionar.

→ La aurea mediocritas
La búsqueda de la libertad, paz y quietud lleva a la exaltación de “la dorada medianía”,
lejos de la opulencia y la pobreza; es el ideal de este hombre. Este canto es de raíz
estoica y epicúrea.

LA POESÍA ÉPICA

Durante el Renacimiento, los países europeos vuelven la espalda a los cantares de gesta
medievales, salvo España, donde perviven, fragmentados en los romances. En su lugar
triunfan unos poemas épicos cultos, influenciados por los de Homero y Virgilio. Algunos
autores desarrollan en ellos temas puramente fantasiosos (Ariosto); otros relatan las
hazañas recientes de un héroe o todo un pueblo (Camoens o Ercilla).
Buscar autores de la poesía épica

Rabelais (1494-1553)

Fue un hombre de sólida formación que colgó los hábitos para disfrutar de la vida
bohemia. Eso y el ejercicio de la medicina le permitió conocer los más diversos ambientes
fantasiosos (Ariosto); otros relatan las hazañas recientes de un héroe o todo un pueblo
(Camoens o Ercilla).

Ariosto (1474-1533)
Orlando furioso, extenso poema épico en octavas reales. Su protagonista, Roldán (en
italiano, Orlando), ha dejado de encarnar el espíritu heroico de un pueblo para convertirse
en un superhombre fantástico, capaz de las más extravagantes aventuras. La acción
principal (la locura de Orlando, causada por el rechazo de Angélica, y su vuelta a la
cordura por medios mágicos) está salpicada de numerosos elementos inverosímiles:
castillos encantados, hipogrifos, hadas, arpías,, mino tauros, gigantes, etc. puro pretexto
para que ariosto despliegue sus grandes dotes de narrador, con que entretener a unos
lectores selectos, ansiosos de evasión.

Camoens (1524-1580)

Los lusitanos, una de las dos grandes epopeyas de tema moderno que produjo el
Renacimiento (la otra es La Araucana, del español Alonso de Ercilla). Fruto del
sentimiento nacionalista propio de la época, canta las glorias de Portugal y las hazañas
de sus hombres por mares nunca antes navegados.

Mantiene, aunque distanciados, los dos planos de las epopeyas clásicas: uno principal, el
relato histórico de las gestas portuguesas; otro secundario, las disputas artificiosas de los
dioses mitológicos, que toman partido en las luchas de los hombres. El acierto de
Camoens estriba en la fuerza que es capaz de imprimir a su narración, en la que se
transparentan no pocos acontecimientos de su azarosa vida: amoríos, destierros
encarcelamientos, naufragios, luchas y una vejez en la miseria.
Poesía

El paso de la lírica medieval a la renacentista se da tempranamente en Italia, con Dante y


Petrarca (siglo XIV), poetas que fueron admirados e imitados en toda Europa durante los
siglos posteriores. Garcilaso en España, Ronsard en Francia, Sa de Miranda en
Portugal… Acabaron incorporando a su poesía las novedades italianas: el petrarquismo
amoroso, la idealización de la naturaleza, los mitos clásicos, el endecasílabos, el soneto…

LA PROSA RENACENTISTA

Es fundamental el género ensayístico, por ejemplo, Erasmo y Tomás Moro que escribió la
Utopía donde expone el ideal de un país reinado por la igualdad, la tolerancia y la paz.

En este mismo género debemos destacar a Montaigne y sus ensayos que reflexionan
sobre política, filosofía, erudición, pedagogía, costumbres, etc.

En el campo de las ideas poíticas es básico Maquiavelo y El príncipe. Llega a justificar en


los gobernantes, por razones de estado, el engaño, la traición hasta el crimen.

El género pastoril es inaugurado por Sannazaro con su Arcadia. Es una autobiografía


amorosa con personajes disfrazados de pastores, al estilo de los de Virgilio, en un marco
paradisíaco. Intercala la poesía en la prosa.

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