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Título:

Kitzur Yalkut Yosef

Dirección General:
Rab Amram Anidjar

Introducciones y prólogo
Rab Amram Anidjar

Traducción y resumen
Rab Arie Sakal Franco

Revisión:
Rab David Maleh
Rab Moshe Peretz

Corrección de estilo
Frida Maleh

Diseño y tipografía
Yehuda Goldfeder
David Rodríguez

Editorial
Shem Tov

Página web de R. Amram Anidjar


www.ranidjar.com

Copyrigth © 2014
Kitzur Yalkut Yosef - Español
Este libro fué donado para

Leiluy Nishmat

de

Isaac Cababie Cababie Charles Elmann

Ben Victoria Z ”L Ben Míriam Z ”L


y y

Jacobo Cababie Daniel Alegra Arazi de Elmann


Ben Rosa Z ”L Bat Rajel Z ”L

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En honor a las familias

Elmann y Cababie.

Que Hashem los proteja.

Q uiero bendecirlos por su espléndida e inmensa


labor en beneficio público en la impresión de
los libros Yalkut Yosef en español, pues de este
modo difunden la luz de la Halajá entre la multitud.

Dichosos y próspera es su recompensa, pues son


apreciados como filántropos.

Mi bendición se extiende sobre todos sus preciados


familiares, que tengan bendición y éxito por muchos días
y años.

Continúen así cada vez más en esta labor de beneficiar al


público y de difundir la luz de la Halajá, pues los méritos
de mucha gente están de sus manos.

Que esta virtud los proteja sin límites. Que ameriten tener
salud constante y satisfacción, con regocijo, riquezas,
honor, muchas alegrías y todo lo bueno.

Con la bendición de la Torá y los que la estudian


Itzjak Yosef
Rishón Letzión Harav Harashí de Israel.

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Agradecimientos

E n primer lugar, quiero agradecer a D-os por el honor


y el Zejut que me dio para dirigir esta nueva obra, el
Kitzur Yalkut Yosef, y quisiera dedicar este esfuerzo
para Leiluy Nishmat de mi señor padre, Javiv Ben Esther,
quien falleció justamente al empezar este proyecto y, de
la manera más humilde, pido a D-os que, de la misma
forma en que yo aquí, en la tierra, me enorgullezco de ser
su hijo, de igual manera él, en el Cielo, esté orgulloso de
ser mi padre.

Asimismo, deseo dedicar esta labor para salud, vida larga


y bienestar de mi querida esposa, mi señora madre y mis
hijos.

Igualmente, es mi anhelo que esta obra sea para Berajá


y Hatzlajá de todos los múltiples donadores que siempre
me apoyaron para sacar a la luz mis libros, en particular
a la familia de Elmann y Cababie, patrocinadores de este
gran proyecto. Espero que, con la ayuda de D-os, etas
obras contribuyan al bienestar y beneficio de todo el
Pueblo de Israel.

Sea la Voluntad del Creador permitir que todos juntos lo


alegremos con este trabajo y Él a la vez nos alegre a todos
nosotros mandándonos bendiciones, salud, vida larga y,
especialmente, al Mashíaj, para que junto con él bailemos
en Yerushalaim pronto en nuestros días. Amén.

R. Amram Anidjar.

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Q uiero agradecer a Boré ‘Olam el Zejut que tengo de poder participar
en este proyecto, cuya finalidad es la de dar acceso a nuestras
Halajot en un lenguaje fácil y práctico.

Dedico esta obra a mi padre Shelomó Ben Zahíe ZLB.

Papá, fuiste un gran padre y un gran maestro. Tus enseñanzas sobre la


humildad, el respeto hacia nuestras costumbres y tradiciones, tu manera de
dar sin esperar nada a cambio, pero sobre todo la semilla de la Torá que
sembraste en mí, fueron los frutos que hicieron posible que hoy esta obra
sea una realidad.

A mi hermano Moshe Ben Linda ZLB, mi gran maestro y el que motivó el


inicio de este proyecto.

Quiera Hashem que todos los estudios de estos libros sean para enaltecer sus
almas y lleguen a estar junto con Boré ‘Olam en el Gan ‘Eden.

Agradezco a mi rabino, el Rishón Letzión Rab Itzjak Yosef por la confianza


que depositó en mí, al Rabino Amram Anidjar por creer en este proyecto y
hacerlo posible. Que esta obra eleve el alma de su padre Habib Ben Esther.

A ti, mamá, por seguir el camino que nos dejó mi papá y por alentarnos
siempre a seguir adelante.

Que Hashem te mande consuelo y Refuá Shelemá para que sigas al frente de
esta familia.

A mi familia: Mi esposa Rebeca, por hacerme creer que sí podía, a mis hijos
Linda, Salomón, Margot y Sofía, por ser mi inspiración y estímulo
para seguir adelante.

A mis hermanos Isaac, Liz y Rebeca, por estar siempre ahí cuando los necesito.

A mis cuñados y sobrinos por todo su apoyo.

Un agradecimiento especial a todo el grupo de trabajo y donadores


por su dedicación y entrega.

Y en especial, a ustedes. D-os quiera que encuentren al leer una


fuente bendita de Sabiduría.

Que tengamos el Zejut de ver esta obra culminada y la repasemos


con el Mashíaj, que se revele pronto en nuestros días. Amén.

Gabriel Hilu

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Introducción al

Kitzur Yalkut Yosef

Q uiero agradecer al Todopoderoso por darnos el zejut y el


honor de empezar esta nueva obra, titulada Kitzur Yalkut
Yosef, la cual constituye el resumen de las leyes judías. Como
ya saben, D-os nos dio el privilegio de encabezar el proyecto Yalkut
Yosef, en el cual se tradujeron todas las leyes del libro Yalkut Yosef en
hebreo, escrito por el gran Rishón LeTzión, el Rabino principal de los
sefaradim en Israel, Rabino Itzjak Yosef, Shelita, hijo del Rabino Ovadiá
Yosef, Z”TL.

En esa obra, las leyes aparecen en hebreo y en español y, prácticamente,


se tradujeron todas las leyes sin excepción y siguiendo el orden del libro
original. La presente obra es un poco diferente: se omitió el hebreo para
permitir la lectura fluida en español y se resumieron las leyes de manera
más concisa y amena, para lo cual en varias ocasiones se recopilaron
varios incisos en uno solo. Además, para mayor entendimiento y
secuencia de las leyes, a veces se alteró el orden del libro original a fin
de que aquellas se entiendan mejor, obviamente cuidando siempre la
certeza de la ley e intentando no omitir leyes importantes.

Toda esta labor se ha llevado a cabo con la intención de ofrecer al


público el fácil acceso al conocimiento de la Ley Divina. Y podemos
decir que el lector judío de habla hispana tiene ahora cuatro tipos de
obras halájicas de diferente nivel:

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• El Yalkut Yosef en hebreo, para quien domina el idioma y le gusta
profundizar en los Mekorot (las fuentes) de la ley que aparecen
allí, para poder no únicamente conocer la ley, sino también su
origen, las discusiones previas y las conclusiones.

• El Kitzur Yalkut Yosef en hebreo, en el cual resumió Rab Itzjak


Yosef, Shelita, todas las leyes del Yalkut Yosef omitiendo los
Mekorot y presentando la ley de forma corta y precisa, en una
obra de gran utilidad para el judío que entiende el hebreo, mas
no quiere profundizar en las opiniones previas a la conclusión
halájica, sino sólo la final.

• El Yalkut Yosef en español, en el cual se tradujo todo el Yalkut


Yosef presentando la ley en hebreo y en español, para quien desea
estudiar la ley y también domina un poco el hebreo, o para las
clases impartidas en los templos, donde algunos lo leerán arriba,
en el texto hebreo, y otros en español, seguido de la explicación o
ampliación del maestro o rabino.

• Y la presente obra, que se hizo en especial para los que no


dominan en absoluto el hebreo y para los que quieren tener un libro
breve, preciso y bien resumido de las leyes básicas del judaísmo a
fin de que tengan, prácticamente en cualquier momento de duda o
discusión halájicas, una colección de libros a la mano para poder
resolver con mucha certeza y saber qué hacer.

De tal forma, hemos procurado ser “puentes” por los cuales se


transporte la Palabra Divina a cada Yehudí, sin importar el nivel
que posea, tal como D-os escribió en la Torá: Velamedá et Bené
Israel simá befiem, “Y enseña esta Torá al Pueblo de Israel y ponla
en su boca” (Debarim 31:19), orden que se explica por medio del
ejemplo de una madre que, por un lado, tiene la despensa, el
refrigerador y la cocina entera llena de alimentos y toda clase de
condimentos, y por el otro tiene a sus hijos pequeños, las bocas que
debe dar de comer; pero su tarea es saber cómo llevar la comida
a esas bocas. Y para ello elige algunos alimentos, los cocina, los
condimenta y los presenta para que resulten agradables a la vista y
al paladar de los niños. Obviamente, mientras más pequeños éstos
sean, más habrá que licuar, machacar y hacer la comida fácil de
digerir.

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A esto se refirió D-os con: “Enseña la Torá… y ponla en su boca”. Es
decir, cuando te aproximes a la “despensa” de la Torá y la veas llena de
leyes, conceptos, explicaciones, analiza primero esas bocas que vas a
alimentar con ella y prepara todo para que sea “comestible”.

Sinceramente, les confieso que no sé si mediante la forma en que se


escribió este libro (igual lo digo respecto de todas mis obras anteriores)
se logró hacerse con amenidad y agrado para el ojo, y hacer ricas para el
paladar las leyes de nuestra Sagrada Torá. Pero esto se hizo con mucho
amor y cariño, y especialmente con buena intención, la cual es que
todos y cada uno de nosotros sepamos cuáles son nuestras obligaciones
como judíos, con el objetivo único de trasmitirlas y enseñarlas de la
manera más adecuada a nuestros hijos y a sus descendientes.

En generaciones anteriores hubo rabinos que se dedicaron a recopilar,


traducir, interpretar y llevar la Palabra de D-os de modo accesible
y entendible a los judíos contemporáneos. Así lo describe el rabino
Eliézer Pappo, Z”TL., en su libro Pele Yoetz:

¡Qué bien nos hizo la gente que recopiló las palabras de la Torá! Sin
ellos seguramente ya se hubiera olvidado la Torá del Pueblo de Israel,
en especial las obras que se hicieron en las épocas de disminución
espiritual, debido a las persecuciones, decretos de prohibición del
estudio, emigraciones y exilios, lo cual causaba que la gente no tuviera
tiempo ni cabeza para profundizar en todos los libros de la Biblioteca
Judía, particularmente cuando la escasez y la dificultad de conseguir
libros le evitaba conocer más información. Por tanto, hay que felicitar
a todos los rabinos que se tomaron la molestia de recopilar, resumir,
escribir y difundir la milenaria sabiduría judía. Así hicieron en sus
respectivas épocas Maimónides, el Tur, el Bet Yosef, etc., y cada sabio
a quien D-os premió con el don de la lectura y la escritura, con lo que
beneficiaron al Pueblo de Israel con las palabras de Torá tan necesarias
para el día a día.

Continúa el Pele Yoetz: “Y a todos estos que hacen este tipo de obras,
les digo que no teman de quienes se burlan de ellos diciendo: ‘¿Para qué
nos sirven sus obras? No lo hacen sino únicamente para recoger más
dinero o hacerse famosos’. Que D-os perdone a esa gente, ya que no
tienen razón. Estas obras nos benefician muchísimo, pues en esta época
lo breve y lo preciso se convierte en lo más querido y agradable”.

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Finaliza el Pele Yoetz con una recomendación y una advertencia:
“Cuando expliques las leyes, no te extiendas demasiado y no saltes
de un tema a otro. Escribe las cosas de manera clara y precisa, y ten
mucho cuidado de no tergiversar las leyes al resumirlas, pues así, en
lugar de hacer un bien, causarás lo contrario, D-os libre”.

Que sea la voluntad del Todopoderoso que no nos equivoquemos


en ninguna de las leyes, ni en su traducción o en su resumen, y que
todo lo que se ha escrito aquí se reciba con entendimiento y amor,
a fin de que poco a poco recuperemos todos los Yehudim nuestra
maravillosa tradición y demos de esta forma cabal cumplimiento
a las leyes de la Torá, haciendo así la voluntad de D-os, Quien,
estoy seguro, debido a ello cumplirá también nuestra voluntad
llenándonos de salud, bienestar, vida larga, hijos e hijas, parnasá
tová y una existencia llena de fiestas y alegría. Amén.

Debido a que las leyes presentadas son resumen del Yalkut Yosef
en español, se puso al final de cada ley un parentesis con los
numeros de los incisos de los cuales fue extraido el resumen.

R. Amram Anidjar

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Índice
15 Cartas
20 Prólogo
26 Capítulo 57: Decir y responder Barejú
30 Capítulo 58: El Shemá
36 Capítulo 59: Bendiciones del Shemá
44 Capítulo 60: Concentración en las Mitzvot
50 Capítulo 61: Precisión y concentración en el Shemá
53 Capítulo 62: Pronunciar correctamente el Shemá
56 Capítulo 63: Decir el Shemá sentado
60 Capítulo 64: Errores en la lectura del Shemá
61 Capítulo 65: Si entró al templo y la concurrencia estaba
diciendo el Shemá
64 Capítulo 66: Interrumpir el Shemá
66 Capítulo 67: No recuerda si dijo el Shemá
67 Capítulo 68: No interrumpir entonando cánticos
67 Capítulo 69: Se completó Minián después de rezar
69 Capítulo 70: Quién está exento de decir el Shemá
72 Capítulo 71: El Onén con relación al rezo
78 Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá
84 Capítulo 76: Pureza durante la lectura del Shemá
87 Capítulo 84: Lectura del Shemá en el lugar donde se baña
88 Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza
94 Capítulo 89: Horarios del rezo
104 Capítulo 90-a: Llegar y salir del templo
110 Capítulo 90-b: Rezar con Minián
120 Capítulo 91: Presentación al rezar
124 Capítulo 92: limpieza para rezar
128 Capítulo 93: Preparación para el rezo
132 Capítulo 94: Concentrarse en Israel
134 Capítulo 95: Posición en la Amidá
138 Capítulo 96: Evitar distracciones
139 Capítulo 97: Actitud durante el rezo
144 Capítulo 98: Concentración en el rezo
147 Capítulo 99: Rezar ebrio
147 Capítulo 100: Preparar los rezos de las fiestas

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Índice
148 Capítulo 101: Idioma y pronunciación
154 Capítulo 101b: Rezar sin pronunciar
160 Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando
166 Capítulo 104: Interrupción durante la Amidá
167 Capítulo 105: Cuando dice dos veces la Amidá
172 Capítulo 106: Quién está obligado a rezar
178 Capítulo 107: No recuerda si rezó
186 Capítulo 108: Amidá de reemplazo
191 Capítulo 109: Quién dice la Amidá con el oficiante
194 Capítulo 110: La Amidá mientras viaja
198 Capítulo 111: Juntar “Gaal Israel” a la Amidá
199 Capítulo 112: Peticiones al comienzo de la Amidá
202 Capítulo 113: Inclinarse durante la Amidá
206 Capítulo 114: Alusión a las lluvias
214 Capítulo 115: Bendición “Atá Jonén”
214 Capítulo 116: Bendiciones desde “Hashiebenu” hasta “refaenu”
216 Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”
221 Capítulo 118: Bendición de “Hashiba”
224 Capítulo 119: Peticiones personales en la Amidá
225 Capítulo 120: Bendición de “Retzé”
230 Capítulo 121: Bendición de “Modim”
232 Capítulo 122: Final de la Amidá
236 Capítulo 123: “Osé Shalom”
240 Capítulo 124: La Jazará
248 Capítulo 125: Kedushá
249 Capítulo 126: Errores en la Jazará
250 Capítulo 127: Modim Derabanán
256 Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
272 Capítulo 129: Cuando se dice Bircat Cohanim
273 Capítulo 130: “Ribonó Shel Olam” en la bendición
de los Cohanim
278 Capítulo 131: Confesión “Ana”
288 Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”
293 Capítulo 133: “Barejú” en Shabat
296 Capítulo 133b: Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircoot Hatorá

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Carta de apoyo del

Rabino Ovadiá Yosef Shelita

18 de Jeshván, 5771

C on el corazón lleno de orgullo y alegría, constatamos hoy la


traducción al español de la gran obra Yalkut Yosef, escrita por mi
querido hijo, el Gran Rabino, estudioso y ejemplar virtuoso de
la Tora, Rabino Itzjak Yosef Shelita, Rosh de la Yeshivá Jazón ‘Ovadiá,
quien ha seguido mis pasos en el camino recto que le he trazado con
el dictamen de las Halajot.

Sus palabras están muy bien cimentadas sobre bases de oro, conteniendo
ideas claras, precisas y profundas al comparar Halajá con Halajá de
una forma correcta.

Podremos conducirnos y guiarnos con claridad en la vida en base a


estos fundamentos, tal como ya lo hacen en muchos lugares que fijan
horas de estudio especiales de esta gran obra, Yalkut Yosef.

Que Hashem esté siempre con él y que su grandeza se incremente,


llenando de honor a sus padres. La traducción al español fue realizada
por Talmidé Jajamim importantes, quienes procuraron apegarse
fielmente a su original en hebreo, sin hacer ningún cambio.

El coordinador de toda esta obra es el Rabino ‘Amram Anidjar Shelita


de México, cuyos méritos han beneficiado a muchas personas. Dichoso
él y dichosa sea su participación en este proyecto.

Bendigo aquí al querido señor, respetuoso de Jajamim, seguidor de


Tzedaká y bondades, coronado con buenas cualidades, el Sr. Gabriel
Hilu, quien tomó sobre sí la responsabilidad de la traducción de los
libros de Yalkut Yosef con su grandiosa filantropía y generosidad. Que
Di’s le colme de éxito para lograr difundir la Torá y Halajá, beneficiando
a la multitud con la palabra Divina y que el mérito de la Torá le proteja
e ilumine a él con salud. Amén.

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Este es el lugar y el momento para motivar a las comunidades
respetuosas de México y Latinoamérica para que se fortalezcan más en
el estudio de la Halajá, ya que lo más importante de éste es aquel que
nos lleva a la acción, tal como dijeron nuestros sabios en la Guemará
(Berajot 8:A): Dijo Rabí Jiyá Bar Amí, en nombre de ‘Ulá: “A partir de la
destrucción del Templo, no encuentra Di’s regocijo, sino sólo en lugares
en donde se estudia la Halajá”.

Sin duda alguna, el estudio profundo de la Guemará es de suma


importancia y necesaria. Finalmente se requiere llegar a las conclusiones
Halájicas, tal como dijeron nuestros sabios en la Guemará (Kidushín,
40b): “La grandeza del estudio es aquella que lleva a la acción” y agrega
la Guemará (Yevamot 109): “El que no hace, no valió su estudio”.

La Guemará (Nidá 73a) dice, en nombre de Eliahu Hanabí: “Aquel que


fija diariamente un tiempo de estudio de Halajot diario, se le garantiza
su parte en el Mundo Venidero”. Aprendemos del Profeta Jabakuk que
las Halajot (Halijot) son nuestra forma de caminar por la vida.

He aquí que pongo mi bendición a todas las comunidades de habla


hispana en México, Latinoamérica y España. Que el Zejut del estudio de
la Torá los acompañe a ustedes y a vuestros familiares, proveyéndoles
de larga vida, con bienestar y regocijo. Les deseo salud e iluminación
espiritual, esperando que tengan placer y alegrías de vuestros
descendientes y que tengan el mérito de subir a Yerushalaim para la
construcción de nuestro glorioso Templo en nuestros días. Amén.

El que suscribe y firma por el honor a la Torá y por el honor de mi


querido hijo, el autor de esta obra.

Rabino ‘Ovadiá Yosef

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Carta de apoyo del rabino Itz jak Yosef

27 de tishré, 5771

E
s mi deseo bendecir a nuestro querido hombre de acción en apoyo a la
Torá, coronado con valores, educación y bendiciones, el Sr. Gabriel Hilu
de la ciudad de México, que con su bondadoso corazón ha decidido
tomar sobre sus hombros este importante proyecto, que contiene un gran
beneficio para la multitud y la difusión de la luz de la Halajá: La traducción
de la obra “Yalkut Yosef” al idioma español, promoviendo un grupo de
Talmidé Jajamim para que editen y verifiquen la Halajá, esmerándose en
una traducción fiel a la fuente original y al mismo tiempo que no exista error
alguno, Di’s libre.

Asimismo, hemos de agradecer al Rabino Amram Anidjar Shelita de la ciudad


de México, por encabezar al grupo y tomar bajo su responsabilidad dicha
traducción. Con la ayuda de Di’s, esperamos que pronto podamos bendecir
y gozar de esta obra, la cual incrementará nuestros conocimientos de Torá.
Que Hashem le de fuerza y sabiduría para conseguirlo.

Creo oportuno este momento para señalar que desde que se inició la
edición, con la ayuda de Di’s, de la colección “Yalkut Yosef”, fijamos todas
las noches media hora con mi señor padre y maestro, Rabino y gloria de
mi cabeza, el ministro de la Torá, la belleza de nuestra generación, nuestro
Rabino ‘Ovadia Yosef Shelita. Juntos repasamos todas las Halajot de “Yalkut
Yosef”, desde las leyes del amanecer, los rezos, la lectura de la Torá, el
respeto al Templo, el Bircat Hamazón, las bendiciones, los días de Shabat,
festividades, las leyes de alegrías y Kashrut, teniendo el mérito y el honor
de que nos haya dedicado parte de su valioso tiempo para aprobar todas
las leyes que escribimos, con la ayuda de Di’s, así como las leyes que
agregamos y concluimos de manera personal, entre ellas algunas de las
que Rab ‘Ovadia Yosef no incluyó en sus libros. Todo fue realizado con su
consentimiento, de acuerdo a su opinión y apoyo.

Cabe aclarar que el filántropo, el Sr. Gabriel Hilu, es el delegado de esta


obra, por lo que debo advertir que nadie tiene el derecho de copiar, imitar
o publicar cualquiera de estos libros, ni siquiera parte de ellos, sin nuestro
previo permiso.

Nuevamente bendigo a nuestro querido amigo, el Sr. Gabriel Hilu, deseándole


que tenga todo lo bueno en la vida y que la fuerza y el mérito de la Torá lo
protejan a él y a toda su familia, y que reciba todas las bendiciones escritas
en la Torá para poder continuar difundiéndola y engrandeciéndola, Amén.

19
Prólogo

Introducción a la Halajá

T odo artefacto debe incluir su propio manual de uso. La máquina más


perfecta del mundo es el ser humano y su manual se comprende en
las Mitzvot y las Halajot que éste debe cumplir para dar un buen
funcionamiento a su mecanismo como judío.

Es un hecho que las leyes y las órdenes en general no son del todo agradables
para el ser humano. Por ello, nuestros sabios establecieron que al final de una
clase de Torá se diga el texto Talmúdico: “Rabí Jananiá Ben ‘Akashía solía
decir: Quiso el Todopoderoso beneficiar al pueblo de Israel. Por ello, les dio
tantas leyes”, aclarando de este modo que las leyes y las órdenes son para
beneficio de nosotros.

Una de las cosas que nos detienen en el cumplimiento de las Mitzvot, es


que éstas irrumpen en nuestro modo de ser y en lo cotidiano de nuestra vida
diaria. Sin embargo, si supiéramos el beneficio que nos dan en este mundo y
en el venidero, lo haríamos con alegría y mayor facilidad.

Otro factor que también nos detiene, es la falta de comprensión de por qué
tenemos que cumplir con determinada Halajá. En ocasiones, al no encontrar
la explicación y la lógica que se adecúe a nuestro entender, simplemente
optamos por dejarlo de lado. La realidad es que la Halajá, lejos de carecer de
lógica, está más allá de comprender la filosofía y las explicaciones simples
de nuestro entendimiento y más cuando se tratan de asuntos profundos y
cabalísticos.

Por lo anterior, la Torá nos aconseja: “Cúmplelas, y a medida que las hagas,
irás comprendiendo su significado y motivo, mas no esperes entender para
hacer, ya que podrás pasarte la vida entera sin comprenderla, por lo que
no la cumplirás jamás”. Es importante saber que, así como existen libros
de Halajá, en los que sólo se habla de lo que tenemos que hacer, también
tenemos aquellos libros que explican el porqué de lo que debemos
hacer de forma simple o profunda, como el Ta’amé Hamitzvot, el Ta’amé
Haminhaguim, etc.

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Prácticamente es éste el secreto de la frase “Na’asé Venishmá’” que
pronunciaron fielmente nuestros padres al recibir la Torá: “Primero la
haremos y después escucharemos sus explicaciones”. Este mensaje se
manifiesta en la Mitzvá de Tefilín, el cual primero se pone en la mano, para
simbolizar que primero hay que actuar.

Después en la cabeza, cuyo mensaje es que después de actuar debemos


estudiar para comprender lo llevado a cabo. Además, la Halajá determina
que no se debe interrumpir entre la colocación del Tefilín de la mano y el de
la cabeza, enseñándonos así que después de hacer, es bueno comprender
lo que se hizo tan pronto como sea posible.

El cumplimiento de la Halajá a veces es tajante, ya que no existe discusión


ni duda alguna de cómo cumplirla. Sin embargo a veces, nos presenta
varias opciones y varios rangos, dando la opción a cada uno de elegir el
nivel de Halajá acorde a su medida.

Esto se da principalmente cuando se trata de una Halajá o una costumbre


sobre la cual hubo muchas opiniones al respecto.

Por ejemplo, si la mayoría de los Rabinos opina que determinado concepto


se permite y otros, aunque fueran minoría, aseveran que se prohíbe. En el
contexto de la Halajá podremos leer lo siguiente: “El concepto se permite,
pero según algunas opiniones, se prohíbe”, dándonos a entender de este
modo que la ley ha determinado permitirlo, pero la gente cuyo su afán por
acercarse a Hashem y Sus estatutos, pueden evitar llevarlo a cabo.

Del mismo modo, cuando la Halajá define que “El concepto se prohíbe,
pero algunas opiniones lo permiten”, significa que lo correcto e ideal es no
hacerlo, salvo en circunstancias que lo requieran, bajo las cuales se podrá
apoyar en las opiniones que lo permiten.

Este panorama da la opción a la gente de comenzar con lo básico, como la


Halajá lo exige, y de ahí ir elevándose, procurando alcanzar la perfección
del cumplimiento de la Halajá. Por otro lado, cabe aclarar que no se permite
“Jugar al permiso”, es decir, buscar en cada libro quién permite cada concepto,
de manera que, si él mismo lo prohíbe, comenzará la búsqueda por otro que
sí lo permita. Así seguiremos buscando sólo los permisos para formar un
“Shulján ‘Aruj” cómodo y accesible, y a nuestra conveniencia. Lo óptimo es
hacernos de un solo Rabino, acorde a nuestra tradición, y seguir siempre esa
línea de Halajá bajo cualquier circunstancia.

R. Amram Anidjar

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Introducción 57: Únanse para alabar

Capítulo 57

Únanse para alabar

C uatro veces al día (dos en Shajrit y dos en ‘Arvit) el oficiante invoca a la


congregación a alabar a Hashem, diciendo “Barejú Et Ado-nay Hamevo-
raj” (“Bendigan a Hashem Bendito”), y el público le responde “Baruj Ado-
nay Hamevoraj Le’olam Va’ed” (“Bendito Hashem bendito por siempre”).

Este proceder lo aprendemos del versículo que dice “Ki Shem Adonay Ekrá, Havú
Gódel Lelo-henu” (Devarim 26, 29), el cual explica Rabí Yosí (Yerushalmi Pesajim)
que se refiere a los que se reúnen en la sinagoga y dicen “Barejú” para unirse así en
la alabanza a Hashem aclamada por el oficiante.

El texto anterior, mediante el cual bendecimos a Hashem, figura en el Midrash que


explica que en el mundo Celestial los ángeles alaban a Hashem, cada uno con su
cántico propio. Uno de estos ángeles, de nombre Israel, se levanta en el centro
Celestial y dice “Barejú Et Ado-nay Hamevoraj”, y todos los demás ángeles le res-
ponden “Baruj Ado-nay Hamevoraj Le’olam Va’ed”. Por eso, en un intento de imitar
este proceder, hacemos lo mismo durante el rezo (Otzar Hamidrashim, pág. 260).
Uno de los mensajes que podemos aprender de todo esto es que, rezar y bendecir
a Hashem debe hacerse en conjunto. Invoca a los demás para compartirlo, pues la
grandeza del que invita a los demás al servicio de Hashem es inimaginable. Además,
provoca que Hashem mismo le corresponda con gran bendición. Nuestros Sabios
comentan (Taná Debé Eliahu 8) con relación a Elkaná, quien tuvo la bendición de
tener como hijo al profeta Shemuel, que la virtud que tenía para merecerlo había sido
que cuando subía al Templo ubicado en la ciudad de Shiló, no lo hacía directamente,
sino que se desviaba a las pequeñas aldeas situadas en el camino y acampaba en el
centro de cada una de ellas junto con todos sus hijos, familiares cercanos y personas
que viajaban con él, creando un bello ambiente e invitando a todos a unirse para
subir juntos a la casa de Hashem.

Con el nuevo grupo que se le había unido, continuaba visitando el resto de las aldeas
contiguas y al llegar todos juntos al Templo, el enorme grupo era digno de admirarse.
Como él convocaba a la gente para acercarse a Hashem, Hashem lo premió con un
hijo para que invoque a Hashem y así Él se acerque a la gente.

Asimismo, quien lleva el cargo de oficiante para elevar el alma de algún pariente cer-
cano y consigue que la gente se una a su alabanza respondiendo Amén y “Barejú”,
lo beneficia enormemente.

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Introducción 57: Únanse para alabar

Finalizaremos esta introducción con un par de historias: Comenta el Midrash Tan-


jumá (hace unos dos mil años), que Rabí ‘Akivá tuvo un encuentro espiritual con el
alma de cierto difunto, quien le describía el gran sufrimiento que pasaba desde que
había fallecido.

Además, se angustiaba de sobremanera ya que su único hijo no respetó debida-


mente su luto cuando murió y jamás mencionó Kadish por su alma.

Rabí ‘Akivá se acercó a este hijo y le enseñó la Torá. Le explicó todo desde el principio y
con infinita paciencia: El Keriat Shemá’, la Tefilá, los libros sagrados, etc. y no descansó
hasta conseguir prepararlo para que ejerza como oficiante, enfocándose en su meta de
que pronunciara “Barejú Et Ado-nay Hamevoraj” y toda la congregación le respondiera.
Cuando fue un hecho, Rabí ‘Akivá soñó esa misma noche con el difunto, quien lo
bendijo y le agradeció, comentándole que por el mérito de su hijo, pudo ingresar
al Paraíso eterno.

Hace un par de años ocurrió también una impactante historia, relatada por Rab
Mordejai Gifter, el famoso Rosh Yeshivá de la ciudad de Cleveland, Ohio: Un alum-
no suyo estaba a pocos días de casarse en una ciudad lejana y le envió una invita-
ción, así como a otros ocho compañeros de su Yeshivá para que lo acompañaran
en este importante día de su vida.

El Rab y estos alumnos viajaron animados para participar en esta gran Mitzvá. Sin
embargo, en el trayecto se les avisó que debido a una tempestad, el avión no podría
llegar a su destino, por lo que se vería obligado a aterrizar en otra ciudad próxima.

El Rab y los muchachos se entristecieron de no poder asistir a la boda de su compa-


ñero, pero Rab Mordejai les dijo sin vacilar: “¡Hashem sabe lo que hace!”.

Bajaron del avión, sintiéndose algo frustrados por el incidente. En el aeropuerto, se


les acercó un maletero, los observó con sorpresa, pero no dijo nada. Sólo recogió
el equipaje y lo colocó sobre un carrito, para detenerse nuevamente a observarlos.
Caminó algunos pasos y se detuvo para mirarlos. Tres pasos más, se detiene, los
cuenta y se detiene de nuevo, dejando asomar una lágrima sobre su mejilla. Des-
pués les suplicó si ellos podrían contestar a su Kadish.

El asombro del Rab y sus alumnos fue enorme, “¿El maletero, judío?”. Los alumnos
sólo esperaron respetuosamente para que Rab Mordejai diera su consentimiento.

“¿De qué hablas?”, inquirió el Rab al maletero. “Soy judío” respondió el maletero,
“y estoy muy alejado de mis raíces, pero ayer soñé con mi difunto padre. En mi
sueño me regañaba por no haber mencionado Kadish por él jamás en mi vida, ha-
ciéndome comprender lo importante y necesario que era para su alma. Me atreví
a preguntarle dónde podría conseguir un Minián para decir Kadish por él, estando
tan lejos de cualquier comunidad judía. Mi padre me respondió que él se encarga-
ría de eso. Ahora aquí están ustedes, nueve judíos, listos para completar conmigo
el Minián y responder a mi Kadish”.

Cada vez que Rab Mordejai contaba esta historia, finalizaba diciendo: “Fue el Ka-
dish más conmovedor y el Barejú más sincero que jamás escuché”.•

25
Capítulo 57: Decir y responder Barejú

Capítulo 57

Decir y responder Barejú

1. Toda persona debe procurar rezar con Minián para así poder
responder “Barejú”. (4)

2. Cuando se reza sin Minián es apropiado decir antes de Alenu


Leshabéaj el siguiente párrafo, escrito por el Jidá: “Amar Rabí Akiba,
Jayá Ajat Yesh Barakia Ushmáh Israel, Veomédet Veemtza Harakia
Veomeret: Barejú Et Ado-nay Hameboraj, Vejol Guedudé Mala Onim
Veomerim: Baruj Ado-nay Hameboraj Leolam Vaed”. (4)

3. Después del Kadish posterior a la bendición de Yishtabaj,


el oficiante dice en voz alta: “Barejú Et Ado-nay Hameboraj”, la
congregación contesta “Baruj Ado-nay Hameboraj Leolam Vaed”, y el
oficiante repite “Baruj Ado-nay Hameboraj Leolam Vaed”. (1,2)

4. No hay diferencia si el oficiante responde “Baruj Ado-nay


Hameboraj Leolam Vaed” junto con la congregación o después de
ellos. (3)

5. Debe responder Barejú con la congregación incluso si no escuchó


al oficiante decir “Barejú Et Ado-nay Hameboraj”. (5)

6. Al decir “Barejú”, el oficiante del rezo debe inclinarse un poco, y


erguirse al pronunciar el nombre de Hashem. (8)

26
Capítulo 57: Decir y responder Barejú

7. Algunos acostumbran agachar el cuerpo cuando contestan Barejú,


aunque según algunas opiniones no debe hacerse. Por lo tanto, quien
así acostumbra tiene en quien apoyarse. (9)

8. No es necesario ponerse de pie para responder Barejú. Únicamente


se acostumbra ponerse de pie para responder Barejú después del
Kadish al comienzo de Arbit de Shabat, ya que se recibe la Neshamá
Yeterá, el alma original. (6)

9. Después de Barejú, antes de las bendiciones del Shemá de Shajrit


o de Arbit, no se debe interrumpir, ni para contestar Baruj Hu Ubaruj
Shemó. No obstante, se permite contestar Amén a cualquier bendición. (7)

10. Si no alcanzó a decir el párrafo de “Vehú Rajum” en Arbit y


respondió al Barejú, deberá decirlo al finalizar la Amidá. (7)

27
Introducción 58: Tiempo para rezar

Capítulo 58

Tiempo para rezar

E n este capítulo abordaremos la importancia de respetar el horario y el tiem-


po del rezo. Como dijo el Re Salomón (Kohélet 3, 1): “Lakol Zemán Va’et”
(“Todo tiene su tiempo y momento”).

Analizaremos este concepto en base a lo escrito en el Séfer Yetzirá (libro atribuido a


Abraham Avinu): “Todo lo que creó Hashem se divide en lugar, tiempo y persona”.
Es decir, la creación está compuesta de lugares con diferente nivel d Santidad. Por
ejemplo, los distintos grados de espiritualidad que hay en el mundo como espacio,
planeta Tierra, Israel Yerushalaim, Har Habait, el Bet Hamikdash, el Kódesh y el
Kódesh Hakodashim.

De la misma manera se dividen también los habitantes del mundo: Israel, Leví,
Cohanim y Sumo Sacerdote. Lo mismo sucede con el tercer grupo: El tiempo. En
el calendario judío, los días tienen distintos grados de Santidad: Los día de semana
(Jol), días de Rosh Jódesh y Jol Hamo’ed, los días de festividades (Yom Tov), Shabat,
y el máximo día de espiritualidad y energía – Yom Kipur.

El objetivo es unir estos tres grupos para generar el mayor resultado positivo posi-
ble, es decir, el humano sagrado en lugar sagrado y en hora sagrada. Por ejemplo,
el evento máximo era cuando, en el día de Yom Kipur, entraba e Sumo Sacerdote,
al Kódesh Hakodashim. Era entonces cuando se unían estos tres conceptos en su
mayor intensidad: El hombre más sagrado, en el lugar más sagrado y en el día más
sagrado.

De hecho, nosotros repetimos dicho sistema cada semana.

En Shabat, cuando nos purificamos (en la Tevilá el viernes), nos aseamos y vestimos
con ropa exclusiva para Shabat, nos llenamos de alegría, paz y emoción. Así con-
seguimos el primer grupo: El del hombre como persona.

28
Introducción 58: Tiempo para rezar

Por su parte, la mujer se dedica a la preparación del segundo grupo: La limpieza del
hogar, cocinando los manjares exclusivos para Shabat, engalanando la mesa con
manteles largos, utensilios de primera y un ambiente especial. Con eso se habrá
conseguido el segundo grupo: El lugar.

A una hora específica, el viernes al anochecer, entra e Shabat, el cual recibimos


en su debido momento. Es el tiempo en el que Hashem concluyó su creación y
procedió a darse un “descanso”. Al respetar este horario, conseguimos el tercer
grupo: El tiempo.

De este modo, cuando nos sentamos en la mesa d Shabat con la familia, juntamos
los tres grupos y generamos con ello la luz Divina de Shabat.

Asimismo sucede cada mañana al levantarnos y decir el Shemá’, el cual tiene


(como veremos en este capítulo), un tiempo específico. Pasando por el mismo pro-
ceso mencionado arriba, nos levantamos por la mañana y hacemos Netilat Yadaim
(el lavado ritual de manos), nos aseamos y nos vestimos adecuadamente con Tze-
ni’ut (recato). Así preparamos el elemento “cuerpo”.

Después, nos dirigimos al lugar de rezo, el Be Hakenéset, el cual se cataloga como


un Mikdash Me’at (pequeño Santuario). Al igual que en el Bet Hamikdash, en cuyo
fondo se encontraba el Kódesh Hakodashim, y detrás de la cortina estaban las Lu-
jot, así nosotros en el pequeño Santuario tenemos, al frente, el Hejal, y detrás de
la Parójet, a la Sagrada Torá. Al centro se ubica la Tebá, la tarima, que hace alusión
al Altar, el cual estaba ubicado en el centro del Tabernáculo. De este modo, las
personas que rezan son como los Leviím que cantaban y tocaban en el Templo, y
el Jazán es como el Sumo Sacerdote, que dirigía el servicio.

Con esto alcanzamos el concepto lugar, para así obtener el segundo elemento.

Lo que faltaría para integrar los tres conceptos es el factor tiempo. Para ello, se des-
cribe en este capítulo el horario específico de la lectura del Shemá’, por la mañana
y por la noche, y en general el horario de los rezos, los cuales equivalen al horario
de los Sacrificios que se ofrecían en el Be Hamikdash. Al respetar dicho horario,
en el lugar sagrado y con la actitud adecuada, generamos las principales tres con-
diciones para que nuestras plegarias se eleven con fuerza y lleguen hasta el Trono
Celestial, y bajen bendiciones por estos mismos tres canales otorgándonos:

1. Salud física y mental, bienestar y alegría – al elemento cuerpo.

2. Buen sustento, paz en el hogar y abundancia – en el elemento lugar.

3. Horas buenas, llenas de felicidad, además de larga y provechosa vida – en el


elemento tiempo. •

29
Capítulo 58: El Shemá

Capítulo 58

El Shemá

1. Es una Mitzvá de la Torá leer el Shemá dos veces al día, una por la
mañana y otra por la noche. (1)

2. Antes de decir el Shemá, debe pensar en cumplir la Mitzvá de la


Torá de leer el Shemá. (7)

3. Para cumplir la Mitzvá a la perfección, debe leerse dos o tres minutos


antes de la salida del sol, para comenzar la Amidá en la salida del sol. Si
se puede hacer de esa manera, se considera una gran Mitzvá. (1)

4. En caso de haber leído el Shemá después del despunte del alba,


cumplió con su obligación. (1)

5. Aquella persona que se quedó despierta toda la noche y quiere


decir Shajrit con Minián después de la salida del sol, es correcto que
recite el Shemá alrededor de dos minutos antes de la salida del sol. (1)

6. Si no pudo leer el Shemá y las tres Perashiot que lo componen


con la salida del sol, tiene que apresurarse a leerlo lo antes posible y no
esperar hasta los últimos minutos aptos para poder decirlo. (2)

7. El tiempo apto para decir el Shemá de la mañana concluye a la


tercera hora temporal del día. Si no puede leer el Shemá dentro de este
horario, debe leerlo con sus bendiciones durante la cuarta hora; no
obstante, se anula esta Mitzvá de la Torá. Después de la cuarta hora,
se lee el Shemá sin sus bendiciones. (3,4,6)

30
Capítulo 58: El Shemá

8. Existen dos opiniones respecto al cálculo de las horas temporales.


Según el Maguén Abraham, se calcula a partir del despunte del alba,
es decir, setenta y dos minutos antes de la salida del sol, hasta la salida
de las estrellas.

Según el Gr”a, se calcula desde la salida del sol hasta la puesta. (3)

9. Por tratarse de una Mitzvá de la Torá, lo adecuado es calcular el


momento en que finaliza el tiempo apto para decir el Shemá según la
opinión del Maguén Abraham, es decir, comenzando desde el despunte
del alba. Mientras que el cálculo para decir las bendiciones del Shemá
se hace a partir de la salida del sol, según la opinión del Gra, ya que
esta es una Mitzvá establecida por nuestros Sabios. (3)

10. En caso de necesidad se permite decir el Shemá calculando


las tres horas a partir de la salida del sol. Sin embargo, en estos casos
es apropiado decir el Shemá antes de Baruj Sheamar, para cumplir la
Mitzvá según todas las opiniones. (3)

11. Si se encuentra diciendo los Mizmorim y considera que pasará


el tiempo apto para decir el Shemá según la opinión del Maguén
Abraham, se permite interrumpir para recitarlo. (3)

12. La persona puede decir el Shemá sin tener el Tefilín puesto


antes de rezar Shajrit, si supone que no llegará a recitarlo en el
horario según la opinión del Maguén Abraham. No obstante, antes de
recitarlo se debe condicionar diciendo “Si no llego a decir a tiempo
el Shemá en Shajrit, cumplo con mi obligación con el que voy a decir
ahora. Sin embargo si llego a tiempo, que éste sea como una lectura
de Torá”. (5)

13. Si no dijo el Shemá de día, no hay manera de reponer la Mitzvá. (8)

14. Se debe evitar recolectar Tzedaká en el momento en que se recita


el Shemá, la Jazará o la lectura de la Torá, para que la congregación se
concentre. (9)

15. Se permite repartir perfume o tabaco con aroma, si esto no provoca


que las personas hablen o se desconcentren, durante la Jazará. (9)

31
Introducción 59: El ascenso del rezo

Capítulo 59

El ascenso del rezo

E l rezo está dividido en varios niveles. Está construido como una


escalera de tipo tijera: En un lado hay cuatro escalones equi-
parados a los cuatro mundos en orden ascendente y comienza
en el primer nivel, asignado al mundo ‘Asiyá, pasa por el segundo
escalón, el de Beriá, para luego proceder al escalón de Yetzirá y llegar
a la cima, donde está el rezo de la ‘Amidá, equivalente al mundo de
Atzilut.

En este capítulo entramos al tercer nivel, el de Beriá, y para imagi-


narnos dónde estamos parados y el nivel al que llegamos, usaremos
la maravillosa analogía que trae el Rab Pinkus (Néfesh Shimshón,
página 36): “Cuando el Sumo Sacerdote llegaba al Templo en Yerus-
halaim, pasaba por cuatro áreas de diferente nivel de Santidad. El pri-
mer lugar era el espacio Har Habait, al cual podía ingresar cualquier
persona del mundo.

Al avanzar, pasaba por un portón y entraba a la segunda área, llama-


da ‘Azará, a la cual no podían entrar más que los judíos. Avanzan-
do más, pasaba por otro portón y entraba en el Templo propiamente
dicho, al lugar denominad Kódesh, en el cual entraban únicamente
los Cohanim. Al fondo, tras una cortina, estaba el área más sagrada,
llamada Kódesh Hakodashim, a la cual no podía entrar nadie más
que el Sumo Sacerdote”.

32
Introducción 59: El ascenso del rezo

Así debe sentirse una persona mientras reza: A medida que avanza en
su rezo va prácticamente pasando por diversas puertas y niveles de
acercamiento a Hashem. Por tanto, la primera parte del rezo, que son
los Bircot Hashájar (Las bendiciones del amanecer) y los Corbanot
(Las menciones de las ofrendas), equivale a la primera zona del Tem-
plo, e Har Habait, y al primer mundo en orden ascendente, ‘Asiyá.

Luego, desde el Baruj Sheamar hasta el final de Yishtabaj, pasamos y


nos elevamos, para encontrarnos ya en el territorio de la ‘Azará, don-
de espiritualmente nuestra plegaria entra al mundo de Yetzirá.

A partir de Yotzer, hasta la ‘Amidá, entramos al Kódesh y nuestra alma


ya está inmersa en el mundo de Beriá. Y cuando ya llegamos a la
‘Amidá, tocamos el territorio de Kódesh Hakodashim ubicando nues-
tra alma totalmente frente al Trono Celestial, en el mundo de Atzilut.

En otras palabras, empezamos el rezo como simples humanos, pa-


samos al grado de Yehudim y avanzamos al grado de Cohanim, para
culminar con el nivel d Sumos Sacerdotes.

Con base en este concepto están construidos todos los textos en cada
parte de los cuatro “escalones” de la Tefilá.

Es decir, en el primer nivel siento las bases de mi fe, reconociendo


a Hashem como mi Creador, el cual me devolvió una vez más mi
querida alma para despertar, me abrió los ojos y me dio de nuevo la
posibilidad de vivir.

En el segundo escalón, avanzo y entiendo que no sólo debo recono-


cer todo esto ante mí mismo, sino también hacer público mi agrade-
cimiento.

Por tanto, inicio una serie de alabanzas, como Halelu-yá… Halelú


Et Hashem, “Alaben a Hashem todos”. En esta parte del rezo, nos
dedicamos principalmente a contar y hacer públicas las maravillas d
Hashem en el manejo de Su mundo.

33
Introducción 59: El ascenso del rezo

En el tercer nivel, del cual tratan los siguientes capítulos de este li-
bro, aclaramos el amor mutuo entre Hashem y nosotros, diciendo,
por ejemplo, “Ahavat Olam Ahavtanu” “Amor eterno nos amaste”, al
cual respondemos con: “Veahavtá Et Hashem” (Nosotros también te
amamos).

Además, aclaramos en esta parte del rezo que no sólo agradecemos a


Hashem y contamos sus maravillas ante todos como un gran Creador,
sino que le nombramos nuestr Rey —en la parte del Shemá’, la cual
figura en esta parte del rezo—, y nos comprometemos a servirle con
lealtad “Ul´ovdó Bejol Levavjem”.

Sólo entonces podemos avanzar al siguiente nivel, que es pararnos


ante el Rey y pedirle que cubra nuestras necesidades, lo cual hace-
mos en la ‘Amidá.

Con todo esto, podemos profundizar un paso más para aclararnos


mejor el tercer nivel del rezo, el cual estamos tratando en estos capí-
tulos.

Y aunque no lo entendamos bien, por lo menos tendremos una idea


de los “planos” con los cuales se construyó el rezo.

Dice el Ben Ish Jai (Otzrot Jaim, página 55), basado en el Zóhar (Pe-
kudé 260b):

En esta parte del rezo, desde Yotzer hasta la ‘Amidá, estamos en el


mundo de Beriá, y este mismo se divide en el Cielo en siete Hejalot
[salas espirituales, en las que cada una de ellas representa un nivel
de paraíso
diferente, en el cual moran las almas meritorias de ese nivel]. Por
tanto, esta parte del rezo también está dividida en siete subniveles:

• De Yotzer a E-l Baruj, equivale al Hejal denominad Livnat Ha-


sapir.

• De aquí hasta Lae-l Baruj Ne´imot, pasamos al Heja ‘Étzem Has-


hamaim.

34
Introducción 59: El ascenso del rezo

• De allí hasta Hamejadesh Betuvó, llegamos a Hejal Noga.

• De allá hasta Ahavat Olam, alcanzamos e Hejal Hazejut.

• Los párrafos del Shemá’ están en el nivel de Hejal Haahavá.


• En el Emet Veyatziv culminamos con el Hejal Haratzón.

• Y el versículo de Hashem Sefatai Tiftaj (“Hashem, abre mis labios


para rezarte”) se halla en el nivel de la cortina que separa entre el
Kódesh y el Kódes Hakodashim, para poder proceder al siguiente
mundo, el de Atzilut.

De nuevo, aunque es difícil imaginar y entender, hemos podido dar-


nos una idea de la infraestructura del rezo y cómo nosotros, aunque
estemos sentados o parados en un solo lugar físicamente, nuestra
alma y nuestras plegarias van atravesando nivel tras nivel, mundo tras
mundo, Hejal tra Hejal, hasta llegar frente al Trono Celestial.

Sin lugar a dudas, si lo imaginamos y lo vivimos, nuestro rezo será


diferente. •

35
Capítulo 59: Bendiciones del Shemá

Capítulo 59

Bendiciones del Shemá

1. Si olvidó decir Bircot Hatorá y se acordó al terminar la bendición


de Yotzer Or, en ese momento debe bendecirlas, antes de comenzar
la bendición de Ahabat Olam, sin necesidad de decir Bircat Cohanim.
(37)

2. Si finalizó el “Vayosha” y en ese momento el oficiante comenzó


el Kadish que se menciona después de Yishtabaj, por lo que respondió
Amén y Barejú, comenzando a continuación la bendición de Yotzer Or
con la concurrencia y se percató que omitió la bendición de Yishtabaj,
debe decirla entre Yotzer Or y Ahabat Olam, entre Ahabat Olam y el
Shemá, o entre un párrafo y otro del Shemá. No obstante, si ya recitó
la Amidá, ya no podrá decirla. (38)

3. Hay ciertas bendiciones que se dicen antes y después de decir el


Shemá, si dijo el Shemá sin las bendiciones, debe repetirlo y bendecir. (15)

4. Las mujeres deben decir el Shemá sin sus bendiciones tanto en


el rezo de Shajrit como en Arbit, debido a que es una Mitzvá limitada
por el tiempo. De igual manera, dicen Baruj Sheamar e Yishtabaj sin
bendecir. (36)

5. La primera bendición del Shemá empieza en “Yotzer Or” y termina


en “Yotzer Hameorot”. Según algunas opiniones, al decir las palabras
“Yotzer Or” debe palpar el Tefilín del brazo. (1,2)

6. Se permite decir la Kedushá que se encuentra en la bendición de


Yotzer Or aun si reza sin Minián. Por lo tanto, no es necesario entonarla
debidamente, pero es conveniente hacerlo. (40)

36
Capítulo 59: Bendiciones del Shemá

7. La segunda bendición del Shemá es “Ahabat Olam”, la cual no


comienza con “Baruj”. La costumbre Sefaradí es decir “Ahabat Olam”
en Shajrit mientras que los Ahkenazim dicen “Ahabá Rabá”. Si por error
dijo “Ahabá Rabá”, no debe repetir. (8,9)

8. En el rezo de Arbit, tanto los Sefaradim como Ashkenazim bendicen


“Ahabat Olam”. (9)

9. Casi al término de la bendición de Ahabat Olam se dice “Komemiut


Leartzenu”, a nuestra tierra, y no “Beartzenu”, en nuestra tierra, aun
para los habitantes de Israel. Esto es, ya que la bendición se refiere a
los que habitan fuera de Israel, que ellos ameriten encaminarse con el
cuerpo erguido hacia Israel. (14)

Orden de las bendiciones

10. Si estaba diciendo las palabras “Hagadol Haguibor Vehanorá”


y se confundió, de tal manera que no recuerda si se encuentra en la
bendición de Yotzer Or y debe seguir “Kadosh Hú”, o en Ahabat Olam
siguiendo “Batajnu”, debe continuar diciendo “Batajnu” en Ahabat
Olam, ya que en caso de duda, no se permite bendecir. (41)

11. Si por error cambió el orden de las bendiciones tanto del Shemá
de Shajrit como de Arbit, debe terminar la bendición en la que se
encuentra y bendecir posteriormente la que omitió. (10)

12. Quien dijo el Shemá de Arbit y sus bendiciones posteriores sin


decir las bendiciones previas, no debe decirlas al finalizar la Amidá.
(10)

37
Capítulo 59: Bendiciones del Shemá

13. Si por error comenzó las bendiciones previas al Shemá diciendo


“Asher Bidbaró”, y lo corrigió inmediatamente diciendo “Yotzer Or”,
finalizando la bendición “Yotzer Hameorot”, es aceptado. De igual
manera, en la práctica, en caso de no haberla corregido o de no haber
finalizado correctamente, no debe repetir. (11)

14. Si después del Shemá de Shajrit dijo “Veemuná Kol Zot” en vez
de “Veyatzib”, finalizando “Gaal Israel”, no debe repetir. Asimismo,
si se dio cuenta de su error en el momento que pronunció el nombre
de Hashem al finalizar la bendición, debe terminar diciendo “Gaal
Israel”. (12)

15. Quien terminó de decir el Shemá y empezó la Amidá sin


haber dicho la bendición de “Emet Veyatzib”, o si comenzó a decir
“Emet Veyatzib” e interrumpió para contestar Kadish o Kedushá
y no la terminó, al finalizar la Amidá debe decirlo completo con
bendición. (32)

16. Quien duda si dijo las bendiciones del Shemá, no puede decirlas.
(42)

Interrumpir en el Shemá

17. Si el oficiante prolonga entonando la bendición de “Yotzer


Or” en Shabat, y un concurrente se adelantó hasta “Shirá Jadashá”,
tiene permitido ver sin pronunciar las Halajot escritas en su Sidur. De
cualquier manera, el que lo evita, merecerá bendición. (34)

38
Capítulo 59: Bendiciones del Shemá

18. Quien reza Shajrit con Minián, no debe contestar Amén a una
bendición que escucha del oficiante o de su compañero. No obstante,
si terminó la última bendición previa al Shemá, “Shomer Et Amó Israel”
en el rezo de Arbit, puede contestar Amén a la bendición del oficiante.
(3,24,25)

19. Se permite interrumpir tanto a mitad de las bendiciones del


Shemá como durante el Shemá para:

• Contestar únicamente los primeros cinco Amén de cualquier Kadish.


(21,26,27)

• Contestar “Yehé Shemé Rabá” hasta “Yitbaraj”. (21,27)

• Contestar “Yehé Shemé Rabá” hasta “Daamirán Bealma” si se


encuentra entre una bendición y otra. (22)

• Contestar Amén a la bendición de los Cohanim y a cada uno de los


tres versículos posteriores. (16)

• Responder a la Kedushá aun a mitad de un versículo del Shemá


únicamente “Kadosh” y “Baruj Kebod”. (23,26)

• Contestar Amén a las bendiciones de la lectura del Séfer Torá. (17)

• Leer el Séfer Torá si en el Minián no hay otra persona que lo sepa


leer. (18)

• Impedir a su compañero que trasgreda una prohibición, ya sea


insinuando o interrumpiendo. (19)

20. Incluso el oficiante debe interrumpir para contestar Kadish


o Kedushá si se encontraba diciendo las bendiciones del Shemá o
el Shemá, siempre y cuando esté seguro que podrá seguir el rezo en
donde se quedó. Esto no se considera que molesta a los concurrentes,
ya que ellos también están obligados. (30)

39
Capítulo 59: Bendiciones del Shemá

21. Si se encontraba entre un párrafo y otro del Shemá y escuchó


el sonido de un trueno o vio el arcoíris, debe interrumpir para decir la
bendición correspondiente, debido a que éstas son Mitzvot transitorias.
Cabe aclarar que no debe únicamente pensar la bendición, ya que
pensar no se considera decir. (28)

22. No se permite contestar “Baruj Hu Ubaruj Shemó” desde el


párrafo de “Shirá Jadashá” en la bendición de “Emet Veyatzib”. Así
mismo, está prohibido mencionar los versículos que se dicen cuando
se saca el Séfer Torá del Hejal. (33)

23. Si es el único Cohén presente y se encuentra diciendo las


bendiciones del Shemá, tiene permitido subir a la lectura del Séfer
Torá. (18)

24. Si dijo una bendición innecesaria del Shemá, no debe decir


versículo “Baruj Shem Kebod”. (20)

25. No debe interrumpir para contestar a la Kedushá que se


encuentra en la bendición de Yotzer Or, ni para la Kedushá de Ubá
Letzión. (40)

26. Un Sefaradí que no contaba con Talit y Tefilín, comenzó a


rezar y los consiguió al finalizar los Mizmorim, debe colocárselos con
bendición entre “Yishtabaj” y “Yotzer Or”. De igual manera, si los
consiguió mientras decía las bendiciones del Shemá, debe colocárselos
bendiciendo entre un párrafo y otro.

No obstante, si empezó el párrafo de “Vayomer” en el Shemá, debe


vestir el Talit y colocarse el Tefilín y al terminar la Amidá los palpa y
bendice por ellos. (31)

27. Si consiguió el Talit y el Tefilín después de haber dicho “Gaal


Israel” antes de comenzar la Amidá, debe colocarse el Tefilín sin
bendecir. Al finalizar la Amidá, debe bendecir por el Talit y vestirlo y
palpar el Tefilín y bendecir por él. (31)

40
Capítulo 59: Bendiciones del Shemá

28. Un Ashkenazí que consiguió el Talit y Tefilín durante la lectura


del Shemá o sus bendiciones, debe colocarse el Tefilín con bendición,
y el Talit debe vestirlo sin bendecir, haciéndolo una vez terminada la
Amidá.

Asimismo, al haber empezado el párrafo de “Vayomer”, debe bendecir


por el Tefilín y colocárselo. No obstante, entre “Gaal Israel” y la Amidá
se lo coloca sin bendecir, haciéndolo después de la Amidá. (31)

29. Quien siente desvanecimiento durante la lectura del Shemá o


durante sus bendiciones, tiene permitido bendecir “Shehakol” y comer
una porción de azúcar, sin que se considere interrupción. Si llegara
a suceder durante la Amidá, debe pensar en la bendición y comer la
porción de azúcar. (35)

30. Si el oficiante no puede continuar con el rezo, el que tome su


lugar como oficiante debe continuar donde se detuvo el primero. (39)

41
Introducción 60: Observa y actúa

Capítulo 60

Observa y actúa

E l cumplimiento de las Mitzvot se divide en dos fases: la acción y


la concentración. Cuando Hashem creó el mundo, nos dio una
fórmula y una receta para hacer las cosas bien. Que quede cla-
ro: Hashem no necesitaba dar informe alguno al hombre sobre cómo
hizo el mundo; sin embargo, lo dio sólo para trasmitirnos un ejemplo
y un modelo a seguir, como un padre que dice a su hijo: “Observa y
haz”.

Entremos en detalles. La Creación Divina se dividió en dos fases, la


celestial y la terrenal, tal como lo indica el primer versículo de la
Torá: “Bereshit Bará Elo-him E Hashamaim Veet Haáretz”, “Al princi-
pio creó
Hashem el cielo y la tierra”; en otras palabras, el mundo espiritual y
el mundo terrenal. En el segundo día “trabajó” Hashem arriba, ha-
ciendo los Siete Cielos, los ángeles, etc. El tercer día trabajó abajo,
haciendo el pasto, frutas y verduras. El cuarto día, fue de vuelta arri-
ba: galaxias, constelaciones, estrellas, sol y luna. El quinto día, de
nuevo abajo, creando peces, reptiles, aves, etcétera.

42
Introducción 60: Observa y actúa

Hasta aquí la Creación, por decirlo así, está equilibrada.

Llega el último día de la Creación y, en su punto culminante, dice


Hashem a los dos mundos, al cielo y a la tierra: Na’asé Adam, “Ha-
gamos al hombre”, y toma Hashem polvo de la tierra e insufla en él
un alma del Cielo. Con eso integra Hashem el cuerpo y el alma, e
hizo al ser vivo.

Repetimos esta misma fórmula cuando nos aproximamos a cumplir


una Mitzvá, la cual también está compuesta de una interacción física
con cosas mundanas y terrenales, como ponerse Tefilín, mencionar
palabras de rezo y de Torá, dar una moneda a un pobre, sentarse den-
tro de una Sucá, tocar el Shofar o comer Matzá. Todas estas y muchas
cosas más son acciones terrenales. A ellas debemos insuflar el alma,
es decir, hacerlo con concentración, emoción y alegría, dando así
vida a la Mitzvá.

Es importante aclarar, como veremos en este capítulo, que muchas


veces y de acuerdo con muchos comentaristas, la acción sin con-
centración no es totalmente ineficaz y sí es válida, y de algo sirve.
Pero todos nuestros Sabios concuerdan en que no hay nada mejor
que agregarle el elemento Cavaná, concentración, para cumplir así
nuestro “Na’asé Adam”.

Por ello dijo el gran Rabino Don Itzjak Abarbanel (en su libro Yeshu’ot
Meshijó): “Tefilá Leló Cavaná Keguf Lel Neshamá”, “Tefilá sin con-
centración, es como un cuerpo sin alma”.

Es difícil rezar continuamente con una buena concentración, pero


el esfuerzo vale la pena con tal de mantener siempre nuestra Tefilá
viva. •

43
Capítulo 60: Concentración en las Mitzvot

Capítulo 60

Concentración en las Mitzvot

1. Al cumplir una Mitzvá, se debe concentrar en que está cumpliendo


con la obligación de realizarla. (1)

2. Hay quienes opinan que aquel que realiza una Mitzvá sin
concentrarse en que la está cumpliendo, aun así cumple con la
obligación, por ser evidente el motivo por el que se hace. Aunque
muchos se apoyan en esta opinión, es apropiado concentrarse en que
se hace para cumplir la Mizvá. Esto es tanto para las Mitzvot de la Torá
como para las dictadas por nuestros Sabios. (1,2,3,4)

3. No es necesario decir expresamente que se cumplirá la Mitzvá,


con excepción de la escritura del Tefilín, es suficiente con pensar que
lo que hará es con la finalidad de cumplir con la Mitzvá, con mayor
razón en aquellas Mitzvot que se bendice previamente por ellas. De
cualquier manera, muchos acostumbran decir “Leshem Yijud” antes
de cumplir una Mitzvá para tener la debida concentración al llevarla a
cabo. (5)

4. En las Mitzvot que se cumplen entre una persona y su compañero,


como Tzedaká o hacer favores, y en las Mitzvot que no está obligado
hacerlas, como hacer Shejitá o extraer la Terumá, que sólo se hacen
en caso de ser consumidos, no es necesario concentrarse en cumplir
la Mitzvá. (6,7)

5. Las Mitzvot que se cumplen sin hacer acto físico, sino que se
realizan pronunciando un texto, hay quienes opinan que si no se
concentró en ellas al momento de realizarlas, debe repetirlas. (8)

44
Capítulo 60: Concentración en las Mitzvot

6. Quien al realizar una Mitzvá pensó en no cumplir con su obligación


de esta, no la habrá cumplido. (9)

7. Si bendijo “Al Ajilat Matzá” antes de comer la Matzá en la


noche de Pesaj, esta se considera una excelente concentración para
el cumplimiento de la Mitzvá. No obstante, si no dijo la bendición y
no se concentró en la Mitzvá al momento de comer la Matzá, según
algunas opiniones cumplió con la Mitzvá. Por lo tanto, quien opta por
comer de nuevo la Matzá con concentración, no deberá bendecir de
nuevo. (4)

8. Al cumplir la Mitzvá de sentarse en la Sucá, vestir el Talit o


colocarse el Tefilín, se debe pensar en el motivo por el que fuimos
obligados a cumplir con la Mitzvá para que se considere cumplida. No
obstante, según algunas opiniones esto es necesario únicamente para
cumplir la Mitzvá de una mejor manera. (10)

9. Quien va a leer la Meguilá para exentar a los demás de la Mitzvá,


deberá anunciar previamente a los concurrentes que es necesario se
concentren en cumplir con su obligación de leerla. (11)

45
Introducción 61 y 62: Corrector de palabras

Capítulos 61

y 62

Corrector de palabras

D espués de haber logrado la concentración tal como se expli-


có en el capítulo anterior y en su introducción, procedemos
ahora a perfeccionar el modo de pronunciar las letras y las
palabras del rezo de forma correcta y clara, para unir así boca y co-
razón.

El Talmud (Berajot 15b) comenta respecto a la necesidad de dar a


cada letra su espacio en la pronunciación (pausas), especialmente
cuando, por ejemplo, hay una palabra que termina con la misma letra
con que inicia la palabra siguiente.

Por ejemplo, si leemos rápido y corrido la expresión “‘A Levavjem”


(“Sobre vuestros corazones”), no se pronunciaría una de las dos eles,
convirtiendo las dos palabras en una: “‘Alevavjem”.

46
Introducción 61 y 62: Corrector de palabras

Este concepto se aprende como dice Rabí Baruj Epstein, en su libro


Baruj Sheamar: “Cuando la Torá especificó el material de las piedras
preciosas que adornarían las cuatro hileras del Joshen, en la última
hilera se observa una ‘Y’ de más. Dice la Torá que en la primera línea
del Joshen irán las piedras Ódem, Pitdá Baréket. En la segunda… y en
la última dice: “Se colocarán las piedras Tarshish ‘Y’ Shoam ‘Y’ Yas-
hfé…’, donde gramaticalmente la primera ‘Y’ está de más. Y el mo-
tivo de que se haya introducido esta letra es que la segunda piedra,
Shoam, comienza con la misma letra y pronunciación de la primera
piedra, Tarshish. Y para que no suene, al momento de ordenar las le-
tras, como Tarshishoam, se introdujo esta letra ‘Y’”.

Por tanto, al igual que al escribir las letras del Shemá’ en el perga-
mino es necesario aislarlas una de la otra — ya que de lo contrario,
cuando se pegue una letra con la otra puede llegar a invalidarse la
Mezuzá, el Tefilín o el Séfer Torá —, también al leerlas debemos pro-
curar pronunciarlas por separado, aislando una palabra de la otra.

Además, al leer el Shemá’ o cualquier otro párrafo de la Tefilá, el hecho


de omitir o agregar una letra puede cambiar el significado. Por ejem-
plo, si en lugar de pronunciar la palabra Hashem Ejad, omitimos la

Dálet y la remplazamos por la letra Resh (ya que son parecidas), cam-
biaríamos del significad “Hashem es Uno” al de “Otro Hashem”. Y
peor aún, si en vez de leer la palabra Le’obdó (con ‘Ain en la primera
O) y la leemos Le’obdó (con Álef), cambiaríamos el significado desde
decir “Servirle a Hashem” a “Extinguir a…”.

Y como ya dijimos, no sólo con el Shemá’, sino en el resto del rezo,


como en el Kadish, la omisión de una letra puede tener graves con-
secuencias. Por ejemplo, si en vez de decir Veit´alé pronunciamos
Veitalé, cambiamos de “Y se eleve el Nombre de Hashem” a “Que
se ahorque…”. Y lo peor del caso es que nosotros, como público,
¡contestamos “Amén”!

47
Introducción 61 y 62: Corrector de palabras

Sé que todo esto prácticamente desmotiva a cualquier persona a re-


zar, en especial cuando se trata de un judío que nació en la diáspora
y su idioma natal no es el hebreo, y cree que reza, aunque en realidad
sólo tartamudea intentando pronunciar correctamente las palabras. Y
siendo realistas, ya que tal persona difícilmente evitará el error y lle-
gará a pensar que es mejor no rezar, pues así “no maldije ni bendije”.

Aquí la pregunta es: ¿Estas personas tienen razón? Antes de dar una res-
puesta, analicemos una pequeña historia. Dicen de un hombre bueno
y simple, creyente e Hashem y en el poder del rezo y de las bendicio-
nes. De tal modo, cada Shabat, al regresar de la sinagoga, después de
Kidush, se acercaban a él sus hijos y el hombre los bendecía con todo
su corazón y desde el fondo de su alma. Un día, decidió este hombre
progresar y, en lugar de bendecirlos en su idioma natal, empezó a ha-
cerlo en hebreo con un versículo que extraería de la Sagrada Torá.

Para ello, se aprendió de memoria una frase que el oficiante cantaba


en la Sinagoga con una agradable melodía. Y a partir de ese Shabat,
así los bendecía.

Sólo que el versículo que seleccionó trataba de los sacrificios y sus


palabras eran Elu Vaelu Nisrafín Bevet Hadeshen “Estos y esos serán
quemados en el depósito de las cenizas”.

Y por supuesto los hijos, ignorantes del significado, con mucha emo-
ción respondían: “¡Amén!”.

Un día visitó esa aldea un Rabino, quien fue gustosamente invitado


por el hombre aquel a pasar Shabat en su casa. Y después del Kidush,
cuando el rabino se levantó para lavarse las manos, el hombre se di-
rigió a él y le dijo:

• Un minuto, Rabino. Llegó la hora de la bendición de la semana.

Imaginen la reacción del Rabino al escuchar que el hombre “quema-


ba” a sus hijos. Lo regañó, le reprochó y al explicarle el significado
del versículo, desmoralizó por completo a su anfitrión. Cabizbajo y
triste, el pobre hombre se decepcionó de sí mismo y se dio cuenta de
su gran ignorancia.

48
Introducción 61 y 62: Corrector de palabras

Contó el mismo rabino que, en la noche, tuvo un sueño muy claro,


en el cual desde el Cielo le reprochaban y lo regañaban, diciéndole:
“Nunca existió una bendición tan potente de un padre a sus hijos
como la de aquel hombre.

Y cada vez que él decía Elu Vaelu, ‘Serán quemados’, se quemaban


todos los decretos malos que los niños tenían pendientes por atrave-
sar en sus vidas”.

Con esto se nos aclara la respuesta. Cuando el rezo sale del corazón,
debido a su pureza e intención, Hashem acomoda y arregla las le-
tras, lo que será difícil alcanzar rezando sólo con la boca. Por tanto,
lo mejor es hacerlo con pureza de corazón, la concentración de la
mente y la perfecta pronunciación.

Pero si esta última falla debido a nuestra falta de estudio por causa de
fuerza mayor y como consecuencia de la larga estadía en la diáspora,
por el hecho de rezar con corazón dispuesto y mente concentrada,
Hashem reparará nuestras palabras incorrectas.

Y el mismo Hashem que cambió en bendiciones las maldiciones de


Bil´am, pese a que fueron planeadas con total mala intención, tanto
y tanto más hará Él por nosotros, que tenemos intenciones puras para
bendecirle y alabarle, al purificar y perfeccionar nuestras palabras. •

49
Capítulo 61: Precisión y concentración en el Shemá

Capítulo 61

Precisión y concentración en el Shemá

1. Se debe leer el Shemá de Shajrit con el Tefilín puesto. No obstante,


el Shemá que se lee antes de Shajrit, o en caso de fuerza mayor, por
ejemplo, que de colocarse el Tefilín pasará el tiempo apto para decir el

2. Antes de leer el Shemá, debe concentrarse en cumplir la Mitzvá de


Shemá, puede recitarlo sin el Tefilín puesto. (13,14)

unificar el nombre de Hashem, leyéndolo con temor, estremecimiento

3. Cuando lee el versículo de “Shemá Israel” debe concentrarse en


y conmoción. (1)

recibir sobre él la soberanía Divina de Hashem. Si no se concentra en


esto, no cumple con su obligación. Por lo tanto, debe esperar el tiempo

4. Si se dio cuenta que no se concentró en el primer versículo


que toma caminar aproximadamente dos metros y repetirlo. (2)

mientras recitaba otro versículo, debe terminar el versículo que está

5.
diciendo y repetir desde el principio. (2)

Se acostumbra cubrir los ojos con la mano derecha, incluso los


zurdos y ciegos, mientras se dice el primer versículo, para evitar mirar
lo que sucede a su alrededor impidiendo así una debida concentración.

6. Es apropiado concentrarse en el significado de las palabras: Ado-


No es necesario retirarse los anteojos para cubrirse los ojos. (4)

nay Elohenu- Hashem estuvo, está y estará; existe y da existencia a todo.


Elohenu- Es nuestro D-os y nuestro rey.
Ado-nay Ejad: concentrarse en la Mitzvá de unificar a Hashem. (2)
Ejad, en la Alef- Hashem es único.
Ejad, En la Jet- Hashem es único en los siete cielos y la tierra.
Ejad, en la Dalet- Hashem es único en los cuatro puntos cardinales; y
en un futuro todo el mundo reconocerá a Hashem como único. (5)

50
Capítulo 61: Precisión y concentración en el Shemá

7. En la palabra Ejad, debe extender la pronunciación de las letras Jet y


Dalet para concentrarse en lo antes mencionado. No debe extenderse más
de lo debido y debe procurar pronunciar adecuadamente cada letra. (5,6)

8. Algunos acostumbran mover la cabeza dependiendo lo que está


pensando, para estimular la concentración. (5)

9. En el primer versículo del Shemá, se debe pronunciar cada dos


palabras juntas, es decir, Shemá Israel, Ado-nay Elohenu, Ado-nay Ejad. (3)

10. Se acostumbra decir el primer versículo en voz alta, incluso el

11. Donde acostumbran decir todo el Shemá en voz alta para


oficiante del rezo, para tener más concentración. (3)

tener mayor concentración, que así procedan. Si se encuentra en una


congregación donde lo dicen en voz baja, no debe decirlo en voz alta,

12. Cuando se dicen las palabras “Asher Anojí Metzavejá Hayom”,


para evitar confundir a los demás. (3)

se debe percibir cada día como si la Torá fuera nueva y no sentir que

13. Al pronunciar el último versículo “Aní Ado-nay Elohejem”, debe


por haberla escuchado anteriormente varias veces, ya no es querida. (19)

14. El Shemá consta de doscientas cuarenta y cinco palabras y


recordar la salida de Egipto. (16)

para completar doscientas cuarenta y ocho palabras, que es la misma


cantidad de miembros del cuerpo humano, el oficiante termina diciendo
“Ado-nay Elohejem Emet”, donde cada individuo debe concentrarse en
cumplir con su obligación. Si está rezando solo o en una congregación
donde el oficiante no conoce las leyes que le conciernen como

15. Algunos Ashkenazim acostumbran decir “E-l Mélej Neemán” al


oficiante, debe finalizar diciendo esto por sí mismo.

principio del Shemá, cuando rezan individualmente, en vez de “Ado-

16.
nay Elohejem Emet” al finalizar. (17)

Las mujeres también deben decir “Ado-nay Elohejem Emet”


para finalizar. Además, es bueno que antes de leer el Shemá digan

51
Capítulo 61: Precisión y concentración en el Shemá

“E-l Mélej Neemán”, ya que cuentan con doscientos cincuenta y dos


miembros, y de este modo completarán doscientas cincuenta y dos
palabras en el Shemá. (18)

Repetir el versículo del Shemá

17. Está prohibido decir el versículo del “Shemá” dos veces


consecutivas, o repetir dos veces cada palabra. No obstante, si se está
leyendo “Shenaim Mikrá Veejad Targum”, tiene permitido hacerlo. (8)

18. Cuando dice el Shemá antes de dormir, puede repetir la Perashá

19. Acostumbramos repetir siete veces el versículo “Ado-nay Hu


completa. (8)

Haelohim”, al término del rezo de Neilá, sin que se considere esto una
falta. (8)

20. Después de decir el versículo de “Shemá Israel”, se dice en voz


baja “Baruj Shem Kebod Maljutó Leolam Vaed”. Si lo omitió y se percató
de ello después de la Amidá, no es necesario repetir el Shemá. (9)

21. Debe hacer una breve pausa entra la palabra “Baruj” y “Shem”,
y reprender a quien no lo hace. De igual manera, debe pausar antes de

22. El versículo de “Baruj” debe leerse así, Baruj, Shem Kebod


empezar el “Veahabtá”, para diferenciar entre las dos Mitzvot. (9)

Maljutó, Leolam Vaed. (9)

Entonar el Shemá

23. Se debe entonar el Shemá con la tonada del Séfer Torá. (10)

52
Capítulo 62: Pronunciar correctamente el Shemá

24. Hay que tener mucha precaución de no omitir alguna letra


en el Shemá, esto normalmente sucede cuando termina una palabra
con la misma letra que empieza la siguiente palabra, por ejemplo, “Al
Lebabjem”; o cuando se junta la siguiente palabra que comienza con

25. Al leer el párrafo de Vehayá, hay que separar un poco entre


Alef, por ejemplo, “Vesamtem Et”. (10)

“Vejará Af”. Además, hay que procurar destacar la letra Ain, sobre todo
en la palabra “Ulobdó”; y la letra Zain, principalmente en la palabra
“Uzjartem”. (11,12)

Capítulo 62

Pronunciar correctamente el Shemá

1. En primera instancia se debe pronunciar cada letra del Shemá


correctamente. Sin embargo, si lo leyó sin tomar esta precaución,
cumplió con la Mitzvá. (1)

2. Al decir el Shemá, debe hacerlo de manera que escuche lo que


dice, incluyendo el versículo de “Vejará Af”. No obstante, si lo leyó en
voz baja pero pronunció las palabras, cumplió con la Mitzvá. (2)

3. Si por causas de fuerza mayor no puede decir el Shemá, deberá


pensarlo para cumplir con la Mitzvá según la opinión del Maimónides.
Sin embargo, tan pronto tenga oportunidad debe decir el Shemá
debidamente. (3)

4. El oficiante del rezo debe decir en voz alta el versículo de “Shemá


Israel”, para que reciban todos juntos la autoridad de Hashem. (4)

5. Quien entra al Templo cuando la congregación está recitando el


versículo de Shemá, debe decirlo con ellos. En caso de no haber rezado,
es conveniente que se concentre en no cumplir con la Mitzvá de decir
el Shemá en ese momento, hasta que lo diga con sus bendiciones. (5)

53
Introducción 63: La belleza en el camino

Capítulo 63

La belleza en el camino

E l Keriat Shemá’, de preferencia, es bueno leerlo sentado para lograr


así asentar también la mente. Pero l Torá nos permitió también leer-
la mientras recorremos los caminos, tal como lo dice el versículo:
“Léela al anochecer y al despertar, sea sentado en tu casa o andando por el
camino” (Devarim 6, 7).

En la dimensión metafórica, esta ley tiene un mensaje importante: Sabemos


que la lectura del Shemá’ consiste en aceptar el reinado de Hashem y de-
sarrollar el amor por Él.

Y esto se cumple al decir el Shemá’ y pronunciar la palabra Ejad, momento


en el cual debemos pensar en el valor numérico de las tres letras y en el sig-
nificado de cada una de ellas. Al pronunciar la Álef, cuyo valor numérico es
uno, nos concentramos en ese momento en que Hashem es Uno y el Único
Rey. Y al pronunciar la Jet, cuyo valor numérico es 8, nos concentramos en
que Hashem reina sobre lo Siete Cielos y la Tierra. Y cuando finalizamos
pronunciando la Dálet, cuyo valor numérico es 4, debemos sentir qu Has-
hem nos rodea por los cuatro puntos cardinales.

Después de que nombramos a Hashem el Rey de todo, procedemos al ver-


sículo de “Vehaavtá Et Hashem”, el cual se refiere al amor que debemos
sentir por el Hashem.

Esta base de la relación entre nosotros y Hashem debe reflejarse siempre,


incluso mientras estamos sentados en nuestra casa —es decir, rodeados de
nuestra familia que nos observa, el Rabino del templo que nos monitorea y
la comunidad a la cual pertenecemos—. Esto nos da la posibilidad de llevar
una vida apegada a Hashem más fácilmente.

54
Introducción 63: La belleza en el camino

Pero la pregunta es: ¿qué pasa cuando andamos por los caminos del mun-
do? Es decir, cuando nos toca viajar, llegar a lugares en los que no nos
conocen; ¿qué pasa entonces con nuestra Tefilá, nuestro rezo, el Kashrut, la
fidelidad, y todo lo demás?

La Torá relata que Abraham y Sará, al llegar a la tierra d Kená’an y ver que
sufría entonces de hambruna, decidieron bajar a Egipto. Y en la travesía del
desierto, con el sol, el sudor y el calor, voltea Abraham Avinu
y dice a su esposa Sará, después de varias décadas de estar casados, una
frase que suena muy ofensiva: “Acabo de darme cuenta de que eres bella”.

¿Cómo puede ser que nuestro querido patriarca Abraham Avinu se exprese
así? Explica el Ben Ish Jai: “Existen dos tipos de belleza; una es la que la
mujer logra por medio de maquillaje, peinados, y vestimentas, y hay otra
que es la natural. La diferencia se verá cruzando un desierto y pasando
varios días sin posibilidad de arreglarse. Al ver Abraham Avinu que, a pesar
del camino y todo lo que éste causa, la belleza de su esposa no se redujo y
seguía bella como siempre, se asombró y dijo:
Ahora sé que eres bella de por sí y no por el maquillaje”.

Esta historia insinúa el mensaje que estábamos compartiendo, pues hay per-
sonas que tienen belleza espiritual po “maquillaje social”, por compromiso
ante la gente que los rodea y por la vergüenza de cometer un pecado ante
ellos.

Es verdad que al final lo cumplen, e incluso lo creen y lo sienten, pero es


por aquel “maquillaje”. Pero hay otros que alcanzan este bonito nivel de
por sí.

Lo cumplen y lo hacen con amor y cariño, independientemente de si los ve


alguien o no. La diferencia entre las dos clases de personas se verá en los
caminos, cuando van de viaje solos, sin el “maquillaje social”. Si en algún
lugar desértico logran mantener su belleza, los observa Hashem y les dice:
“Ahora sé que eres bello, temeroso y fiel servidor”, insinuado todo esto en
las palabras del versículo del Shemá’:

Beshivtejá Beveteja, “Sentado en tu casa”, o Uvlejtejá Badérej, “andando


por los caminos”. •

55
Capítulo 63: Decir el Shemá sentado

Capítulo 63

Decir el Shemá sentado

1. Se permite decir el Shemá sentado, parado, caminando, acostado


de lado, pero no acostado boca arriba o boca abajo. Si se trata de un
enfermo o una persona obesa que no puede recostarse de lado, es
suficiente con que incline un poco su cuerpo a un lado para poder
decirlo. (1)

2. El versículo de “Shemá” puede leerlo parado mas no caminando.


Si lo leyó caminando no deberá repetirlo. (2)

3. Si se encuentra dentro de un auto o camión, se permite leer el


Shemá mientras viaja, siempre y cuando no sea él quien se encuentra
manejando. (3)

4. Quien estaba sentado al momento de decir el Shemá de Shajrit y


se puso de pie con intención de decirlo parado, se considera una falta
grave. A pesar de esto, cumplió con la Mitzvá. (4)

5. Según la Kabalá es apropiado decir el Shemá sentado, además


que así puede decirlo con mayor tranquilidad. Si se encuentra de pie
al decir “Yotzer Or” y prefiere seguir parado durante el Shemá, tiene
permitido hacerlo. (5)

56
Capítulo 63: Decir el Shemá sentado

6. Si su compañero está dormido, es preciso despertarlo hasta que


diga por lo menos el primer versículo del Shemá bien despierto. No
obstante, si dijo dormitando el resto del Shemá, aunque no es lo
correcto, habrá cumplido con su obligación. (7)

7. Cuando se dice el primer párrafo del Shemá, debe evitar hacer


señas con las manos, ver un libro o cualquier otro movimiento ajeno,
ya que muestra que su lectura es superficial. Aun si hizo esto, habrá
cumplido con la Mitzvá. (8)

8. Según algunas opiniones, lo anterior también aplica en el segundo


párrafo del Shemá. Aunque para asuntos de Mitzvá, se permite hacer
señas en el segundo párrafo. (8)

9. Cuando un menor perturba la concentración durante el Shemá o


la Amidá, se permite hacer señas para pacificarlo, sin emitir palabras.
De ser necesario, puede gesticular con sonidos para conseguirlo. (10)

10. Si mientras dice el Shemá o la Amidá de memoria, se confundió


y no puede continuar, tiene permitido insinuar a su compañero que le
traiga un Sidur. Si se encuentra solo, puede caminar para traerlo aun en
la Amidá. (11)

57
Introducción 64: Seamos reyes

Capítulo 64

Seamos reyes

E l orden de los tres párrafos del Shemá’ es: Shemá’ Vehayá y Vayómer, y
debe haber un motivo para ello, ya que no va de acuerdo con la secuen-
cia cronológica en la cual están escritos en la Torá, ya que en ella figura
primero Vayómer, luego el Shemá’ y al final Vehayá.

En la Mishná (Berajot capítulo 2), Rabí Yehoshu’a Ben Corjá explica el motivo
básico: “Primero, debemos aceptar el reinado de Hashem reflejado en el pri-
mer párrafo del Shemá’.

Posteriormente, pasamos a la lectura de los deberes del cumplimiento general


de las Mitzvot, reflejado en el segundo párrafo, que es el Vehayá.

Y finalizamos con Vayómer, el cual habla del cumplimiento detallado de una Mit-
zvá”.

Pero de una forma profunda, podemos encontrar otro gran mensaje reflejado en
este orden del rezo: El modo de actuar de un ser humano se divide en tres par-
tes: acción, pensamiento y sentimiento. ¿Cuál es el orden correcto de proceder?
¿Con qué se comienza, con el sentimiento, quizá la acción, o es mejor usar
primero la cabeza? Para responder, adelantaremos una pequeña introducción.

Los tres órganos vitales del ser humano: cerebro, corazón e hígado, se encargan
cada uno de otra función.

En el cerebro está el pensamiento; al corazón atribuimos los sentimientos y el


hígado es la “estación” de la sangre, y esta última se encarga del movimiento
y la acción. Y las iniciales de los nombres de estos tres órganos y en este orden
forman la palabra Mélej, Rey (cerebro - Móaj; corazón - Lev; hígado - Cabed =
M.L.K., es decir, Rey). Pero en el orden alfabético de las sagradas letras aparece
el orden al revés: K.L.M., y con estos datos ya podemos pasar al mensaje.

En las cosas espirituales, hay que seguir el orden de las letras. Primero la K (el
hígado-sangre-acción), es decir, cumplir las leyes, aunque no las entendamos
ni conozcamos su gran significado, y quizá ni sintamos nada por la Mitzvá.

58
Introducción 64: Seamos reyes

Luego, poco a poco vamos adquiriendo la L (el corazón y sentimientos), la cual


causa que empecemos a sentir el amor y la emoción por la Mitzvá. Y al final,
a medida que vamos haciendo y sintiendo, comenzamos a escuchar, estudiar,
aprender el significado literal o profundo que esta misma contiene, alcanzando
así la M (el cerebroentendimiento).

Esta es la fórmula por seguir en el canal espiritual. Pero en el canal mundano,


es decir, en todas las decisiones que tendrás que llegar a tomar en tu vida res-
pecto a tu materialismo, matrimonio, etc., el orden es diferente, siguiendo la
clave de: “Sé Rey” (M.L.K.) para así poder controlar y dominar tu vida y actuar
correctamente.

Usemos como ejemplo el hecho de elegir una pareja para casarte con ella. Al-
gunos comienzan directamente con la acción y, después de aceptar el soborno
carnal y el placer físico, empiezan a desarrollar un sentimiento por la posible
pareja, y por el soborno y el sentimiento de amor, toman con la cabeza la de-
cisión de casarse. Esta fórmula es muy riesgosa y tiene muchas posibilidades de
terminar en fracaso.

Otros comenzarán con la ilusión y el sentimiento del amor y, cegados por ellos,
procederán a uno de los dos siguiente “canales”. Pero como el amor es ciego,
y todo ciego puede tropezar, de nuevo se corre el riesgo de fracasar.

El orden correcto para conducirse en la vida terrenal es: primero, asentar la


cabeza, usar la mente, pensar y analizar si es lo adecuado o apropiado para
mí, y después de que la cabeza haya decidido que sí, proceder a la activación
del corazón para desarrollar los sentimientos y el amor. Y sólo al final se abre el
camino de la acción, para convertirnos así en reyes.

Todo esto se halla insinuado en el orden del Shemá’, en el cual primero


leemos el párrafo del Shemá’ donde se hace alusión al cerebro y por eso
justamente contiene 48 palabras, que es el valor numérico de Móaj, “cere-
bro”. Luego procedemos al Vehayá, donde se repite varias veces el concepto
de: “vuestros corazones”, el cual insinúa que, después del cerebro, debemos
activar el corazón. Finalizamos con el párrafo de Vayómer, que habla especí-
ficamente de una acción (hacer y vestir el Tzitzit).

Por eso, antes de leer el Shemá’ al acostarse, se adelantan tres palabras, donde
la segunda insinúa y encierra todo lo dicho: El Mélej Neemán, “El Hashem Rey
Fiel”, lo cual significa que no solamente Él es Rey, sino que nos pide también a
nosotros que seamos reyes de nuestro propio mundo, siguiendo la fórmula de
M.L.K. Y por eso, el título más honorable de Hashem es: Mélej Maljé Hame-
lajim, “Rey de reyes”, expresión que no se refiere a los últimos reyes que que-
daron en el planeta Tierra, sino a cada uno de nosotros, que logra ser rey de su
vida, dominando y controlando su fórmula para tomar decisiones importantes
para su vida. •

59
Capítulo 64: Errores en la lectura del Shemá

Capítulo 64

Errores en la lectura del Shemá

1. Se debe leer el Shemá en orden. No obstante, si invirtió el orden de


los párrafos, no debe repetir, pero si invirtió el orden de los versículos,
no cumple con la Mitzvá de decir el Shemá y tiene que decirlo de
nuevo. (1)

2. Si comenzó cualquiera de los párrafos del Shemá con el segundo


versículo y después dijo el primero, podrá continuar con el segundo
versículo y seguir en orden. (2)

3. Quien estaba diciendo el Shemá, y se dio cuenta de que se saltó


un versículo, si sabe dónde estuvo el error, regresa a recitar desde ese
lugar en adelante. Si no, regresa al principio de párrafo. (3)

4. Si estaba diciendo el versículo “Ujtabtam” y duda si se encuentra


en el primer párrafo o en el segundo, debe continuar desde el primero.
Si puede identificar en qué parte del Shemá se encuentra escuchando
lo que dicen los demás, debe seguirlos. (4)

60
Capítulo 65: Si entró al Templo y la concurrencia estaba diciendo en Shemá

Capítulo 65

Si entró al Templo y la concurrencia estaba diciendo el Shemá

1. Si por causas de fuerza mayor, tuvo que interrumpir la lectura del


Shemá, por ejemplo, si había mal olor, debe continuar donde se quedó
y terminar, aunque la interrupción sea suficientemente larga como para

2. Quien dijo el Shemá completo pero con varias pausas, aunque


haber dicho el Shemá completo. (1)

hubiera podido decirlo todo en el tiempo que interrumpió, habrá

3.
cumplido con la Mitzvá, incluso si interrumpió hablando. (1)

La persona que dijo el Shemá, entró al Templo donde están


diciendo el Shemá, deberá cubrir sus ojos con la mano y recitar el
versículo de “Shemá” y “Baruj Shem” para evitar dar la impresión que
no quiere recibir la autoridad de Hashem con los demás. Es mejor
que lea los tres párrafos del Shemá con ellos, recibiendo pago por

4. Si mientras está rezando una parte donde no puede interrumpir,


leer Torá. (2)

por ejemplo después de recitar la bendición de Baruj Sheamar y la


congregación comienza a decir el Shemá, debe cubrirse los ojos con
su mano sin leer el Shemá, dando la impresión que lo está diciendo

5.
con ellos. (2)

Quien dijo el Shemá y el versículo de “Baruj Shem” con la


congregación y después lo escuchó en otro Minián, tiene permitido

6. La obligación de decir el Shemá con la concurrencia aplica


decir de nuevo estos dos versículos, incluso inmediatamente. (3)

únicamente cuando se dice el Shemá obligatorio. Por lo tanto, si escucha


a la concurrencia decir el Shemá de la Kedushá, no tiene obligación de
decirlo con ella. (4)

61
Introducción 66: Herencia judía

Capítulo 66

Herencia judía

A continuación analizaremos la gran importancia de no inte-


rrumpir la lectura del Shemá’, a menos que se trate de algún
caso extraordinario en el cual se permite una interrupción
con ciertos límites, tal como se detallará en este capítulo.

Este concepto de no interrumpir puede llevarse y trasladarse a un


área de la vida, o mejor dicho, a los eslabones que forman la cadena
milenaria del Pueblo Judío. Y para desarrollar la idea nos trasladare-
mos al origen del texto del Shemá’.

Figura en el Talmud (Pesajim 56, 1) que antes de fallecer Ya’acov


Avinu, reunió a todos sus hijos alrededor de su cama con la intención
de revelarles importantes profecías.

Pero antes quiso asegurarse de que sus doce hijos siguieran y dieran
continuidad a la cadena de los Patriarcas y la Matriarcas, y al pregun-
tarles le contestaron: Shemá’ Israel “Escucha, nuestro querido padre”
(quien se llamaba Ya’acov y también Israel); Hashem Elo-henu, es
decir, “Siempre estaremos apegados a Hashem, bien sea que se com-
porte con nosotros por el canal de Hashem, es decir, bondadoso y
misericordioso, o sea que se comporte con nosotros por el canal de
Elo-henu, con justicia estricta y pruebas duras; siempre será Hashem
Ejad, siempre lo nombraremos nuestro Rey, quien es el único que
reina en los Siete Cielos y en l Tierra, y nos envuelve desde los cuatro
puntos cardinales”.

62
Introducción 66: Herencia judía

Al escucharlos, respondió Ya’acov Avinu: Baruj Shem Kevod Maljutó


Le’olam Va’ed, “Bendito sea Su Nombre y que Su reinado perdure
para siempre sin interrupción”.

Desde entonces hasta la fecha, y con el favor de Hashem hasta el


final de los tiempos, procuramos seguir la tradición y la cadena judía
de padre a hijo, sin interrumpirla ni cortarla (Hashem nos libre), para
trasmitir las enseñanzas de nuestros patriarcas y matriarcas, quienes
están representados todos en las letras que componen el nombre de
nuestro pueblo:

I.S.R.A.E.L., formado por las iniciales de todos ellos. La primera letra


Yud hace alusión a Ya’acov y a Itzjak; la segunda letra, sin, alude a
Sará; la tercera, pertenece a Rivká y Rajel; la letra Álef hace alusión a
Abraham; y la lamed final es la de Leá.

Por eso el versículo del Shemá’ nos acompaña desde e Berit Milá,
en el cual, antes de proceder a la circuncisión, el padre pronuncia
en voz alta el Shemá’ Israel y todo el público contesta después de
él, para simbolizar así el mensaje de que: “No interrumpí la cadena
desde los Patriarcas hasta hoy, y aquí está mi hijo”, para realizarle la
Milá.

Y durante toda nuestra vida reiteramos este concepto día y noche al


leer el Shemá’ sin interrupción, a fin de que, al finalizar nuestra vida,
en el último suspiro decir (o que nos digan) el Shemá’ Israel, para
trasmitir con esto el mensaje: “Vine al mundo como parte de una
cadena a la cual agregué varios eslabones, terminé mi misión y ahora
me voy”.

Que Hashem nos ayude a mantener esta cadena sin cortes ni pausas,
salvándonos a nosotros y a nuestros descendientes de la asimilación,
la cual justamente fue durante la historia el “corta-cadenas” y, en lu-
gar de eso, alcanzar la gran bendición reflejada en el Salmo (Tehilim
128, 6): “Uré Bani Levaneja Shalom Al Israel”, “Que veas hijos a tus
hijos con paz, y pertenecientes al Pueblo de Israel”.•

63
Capítulo 66: Interrumpir en el Shemá

Capítulo 66

Interrumpir en el Shemá

1. Quien escucha Kadish mientras dice el Shemá, interrumpe sólo


para contestar los primeros cinco Amén del Kadish incluyendo “Yehé
Sheméh Rabá” hasta “Yitbaraj”. En caso de encontrarse entre un párrafo
y otro, puede contestar hasta “Daamirán Bealma”. (1)

2. Si escucha la Kedushá durante la lectura del Shemá, incluso a


mitad de versículo, interrumpe para contestar “Kadosh” y “Baruj
Kebod” solamente. (2)

3. No se permite interrumpir para contestar Amén a cualquier


bendición cuando dice el Shemá, con excepción de las bendiciones de
la lectura del Séfer Torá y la bendición de los Cohanim, en la cual debe
responder Amén a la bendición y a cada uno de los tres versículos. (2,5)

4. Si mientras dice el Shemá escucha un trueno o ve el arcoíris, debe


decir la bendición correspondiente entre un párrafo y otro. (2)

5. No se interrumpe cuando está diciendo el Shemá para contestar


las trece cualidades de Hashem “Vayaabor”, o para decir los versículos
que se dicen al sacar el Séfer Torá. (2)

6. Si el oficiante escucha de algún Minián próximo que dicen


Kadish o Kedushá mientras el mismo dice el Shemá, debe responder
únicamente si está seguro de que puede continuar su rezo donde lo
habrá interrumpido. (3)

64
Capítulo 66: Interrumpir en el Shemá

7. Si un Cohén está diciendo el Shemá, tiene prohibido subir a la


lectura del Séfer Torá, incluso si es el único Cohén y lo llaman por su
nombre. En caso de haber únicamente diez hombres en el rezo, debe
quedarse mientras sube un Israel en su lugar y deben anunciar que
aunque hay un Cohén presente subirá un Israel. (5)

8. Quien se encuentra diciendo el Shemá y es el único que sabe leer


el Séfer Torá, debe interrumpir para leer, sin necesidad de terminar el
Shemá para no hacer que espere la concurrencia. (5)

9. Entre el versículo del “Shemá” y “Baruj Shem” no puede interrumpe


en lo absoluto. Esto aplica únicamente cuando dice el Shemá en su
debido tiempo, por eso, en caso de decir el Shemá fuera de tiempo,
por ejemplo, si reza Arbit temprano y va a repetir el Shemá a la hora
correcta, tiene permitido interrumpir para contestar Kadish o Kedushá,
incluso a medio versículo. (6)

10. Quien ve a su padre o maestro entrar mientras recita los


Mizmorim, el Shemá, Bircat Hamazón o Al Hamijiyá, está obligado a
levantarse por respeto y honor a él, pero no debe saludarlo de palabra.
Si se encuentra entre el versículo de “Shemá” y “Baruj Shem”, no es
necesario pararse ya que cubre sus ojos con su mano y no lo ve, aun si
escucha sus pasos. Si el padre se enojará si su hijo no lo saluda como
debe de ser, puede el hijo interrumpir diciéndole Shalom. (7,9)

11. Si se encuentra diciendo el Shemá y su padre le pide un favor,


debe alzar la voz para que su padre se dé cuenta que se encuentra en
el Shemá. No obstante, al terminar de decirlo deberá cumplir la orden
que le dio. (8)

12. En el rezo de Shajrit, entre la bendición de “Gaal Israel” y la


Amidá, no se puede interrumpir en lo absoluto. Si escucha Kadish
o Kedushá, puede quedar en silencio escuchando al oficiante para
cumplir su obligación.

Sin embargo, en Shajrit de Shabat, se permite contestar Kadish, Kedushá


y Barejú entre Gaal Israel y la Amidá. (10,11)

65
Capítulo 67: No recuerda si dijo el Shemá

13. Si los concurrentes están esperando juntar diez personas para


comenzar juntos la Amidá, no deben hacerlo entre la bendición de
“Gaal Israel” y la Amidá. (10)

14. Para cumplir como debe ser la Mitzvá de decir el Shemá, debe
decir en Shajrit “Emet Veyatzib” y en Arbit “Emet Veemuná” después
de decir el Shemá. Si no lo hizo, cumple sin esfuerzo esta Mitzvá. (12)

15. Aquella persona que se olvidó de decir “Emet Veyatzib” o que


interrumpió a la mitad y no la terminó con su bendición, si se da cuenta
en la Amidá, al terminarla dice “Emet Veyatzib” con su bendición. (13)

Capítulo 67

No recuerda si dijo el Shemá

1. Si no recuerda si dijo el Shemá, repite los tres párrafos y las


bendiciones de antes y después, ya que ésta es una Mitzvá de la Torá,
aunque las bendiciones fueron establecidas por nuestros Sabios. (1)

2. Incluso quien dice el Shemá antes del rezo para no correr el riesgo
de no decirlo a tiempo posteriormente, debe decir los tres párrafos del
Shemá. (1)

66
Capítulo 68: No interrumpir entonando cánticos

Capítulo 68

No interrumpir entonando cánticos

1. En algunos lugares acostumbran entonar cánticos entre Baruj


Sheamar e Yishtabaj. Esta costumbre debe anularse ya que se originó
sin consentimiento rabínico. (1)

2. De la misma manera, se debe anular la costumbre de aquellos


lugares donde entonan cánticos durante las bendiciones del Shemá, ya
que se considera una interrupción. (1)

Capítulo 69

Se completó Minián después que rezaron

1. Si la congregación rezó sin Minián pero al terminar la Amidá llegó


más gente hasta completar diez personas, pueden decir la Jazará con
Kedushá y Cohanim, y al término decir Kadish Titkabal. (1)

67
Capítulo 69: Se completó Minián después que rezaron

2. Si va rezar Arbit solo, puede juntar otras nueve personas que


ya rezaron para recitar Kadish y Barejú, y al terminar la Amidá recitar
Kadish Titkabal. No obstante, no se considera que rezó con Minián. (2)

Exentar a otros del Shemá

3. El que no ha rezado puede exentar a otros que tampoco han


rezado, incluso si saben rezar por sí mismos. Sin embargo, no se debe
proceder así en las bendiciones del Shemá y la Amidá, ya que éstas
son largas, por lo que se corre el riesgo de no concentrarse en cada
palabra. Sólo en caso de no poder rezar por sí mismo se permite. (3)

4. El ciego también recita la bendición de “Yotzer Hameorot”, no


obstante, no dice Bircat Halebaná, la bendición de la luna. (4)

5. Se dice “Barejú” después de un Kadish cuando el Kadish se


encuentra antes de una bendición, como la de Yotzer Or. Antes de decir
Alenu Leshabéaj también se dice “Barejú” ya que éste se considera
bendición. (5)

68
Capítulo 70: Quién está exento de decir el Shemá

Capítulo 70

Quién está exento de decir el Shemá

1. La mujer está exenta de decir el Shemá, aunque es apropiado que


lo diga para aceptar la autoridad de Hashem y la responsabilidad de
cumplir las Mitzvot. De cualquier manera, no se permite que diga
las bendiciones del Shemá mencionando “Ado-nay Elohenu Mélej
Haolam”. (1)

2. Es apropiado instruir a los menores, a partir de los seis años de


edad aproximadamente, a decir el Shemá en el horario correcto. (2)

3. El novio está obligado a decir el Shemá incluso en la noche de


bodas. Asimismo, en la mañana siguiente está obligado a colocarse el
Talit y Tefilín para rezar Shajrit. (3)

4. El que se encarga de las necesidades públicas está exento de


decir el Shemá por lo que no necesita interrumpir su trabajo aunque se
pasará el tiempo correcto de decirlo. Si al terminar su ocupación pasó
ya el horario del Shemá y del rezo, deberá decir dos veces el próximo
rezo condicionando que en caso de no ser necesario haberlo hecho, se
considere éste como un “rezo de donación”. (4)

5. Aquellas personas que se dedican a juntar fondos para instituciones,


deben procurar cumplir con la obligación de rezar, ya que así tendrán
mayor éxito en su misión. (5)

69
Introducción 71: El Shemá del Onén

Capítulo 71

El Shemá’ del Onén

L eer el Shemá’ es un deber diario de cada Yehudí. Pero hay algunas excep-
ciones en las cuales se nos exenta o no se nos permite decir el Shemá’.
Por ejemplo, como se vio en el capítulo anterior, en el inciso 4, quien
está ocupado haciendo una gran labor de beneficio para todo el público y se
encuentra en una situación de urgencia para resolver un gran problema o para
liberar a un prisionero, etc., pero por detenerse para rezar el Shemá’ o la ‘Ami-
dá pudiera afectar o arriesgar, e incluso demorar la cuestión, se le exenta de
esta obligación a fin de que siga con su gran labor.

En este capítulo se tratará la ley del Onén, es decir, la persona que sufre el falle-
cimiento de uno de sus seres queridos cercanos y por los cuales debe guardar
luto, pero que todavía no ha sido enterrado; se le denomina Onén desde la hora
de recibir la mala noticia hasta el entierro.

Figura en el Talmud (Berajot 17b): “El Onén está exento de Keriat Shemá’, de
la Tefilá, de los Tefilín y de todas las leyes de la Torá”. Y explica Rashí que el
motivo es que su mente no está asentada, pues se halla
concentrada en el entierro.

Y en el libro Pitjé Teshuvá (Yoré De’á 341, 9) dice: “Más importó a Hashem el
honor del muerto que el suyo propio y, por tanto, nos exentó del rezo en el cual
se expresan las alabanzas y los honores a Hashem, y ordenó al Onén que ahora
se encargue de honrar al difunto”.

También en el Yerushalmi (Berajot cap. 3) se lee que la exención para el Onén


proviene de dos motivos principales: por honor al muerto y porque, al estar
ocupado en hacer un Mitzvá —enterrar al muerto—, está exento de realizar
otro (al igual que vimos en el caso de quien se ocupa de liberar a un prisionero).

70
Introducción 71: El Shemá del Onén

La diferencia entre los dos motivos sería que, en el caso que el doliente tenga
quien se ocupe de todas las tareas del entierro (como sucede hoy en día, que
las comunidades cuentan con una Jevrá Kadishá (organización cuyos miem-
bros se encargan de todo, desde acompañar al agonizante hasta el entierro),
conforme al primer motivo del Yerushalmi —por honor al muerto—, el doliente
necesita guardar cierto respeto y concentración, e incluso derramar lágrimas
por su fallecido, y no salir a trabajar ni a rezar, aunque otros se ocupen de las
tareas.

Pero de acuerdo con el segundo motivo del Yerushalmi, podría llegar a enten-
derse que la exención es condicional: si tienes que ocuparte de esta Mitzvá,
te liberas del rezo; pero si otros se ocupan de llevar a cabo la Mitzvá, tú debes
rezar.

Y como no quedó claro en el Yerushalmi si son dos motivos separados o com-


plementarios, esto generó la discusión Halájica en cuanto a la ley del Onén:
¿Qué pasara si la Jevrá se ocupa?, ¿Qué pasa si el doliente igual quiere rezar?,
¿Se le prohíbe o no? Al respecto, las tres opiniones básicas que se presentaron
podrían resumirse así:

• Rashí (Berajot 17b) y el Rambam opinan que el Onén está exento de todas
las leyes. Pero si quiere cumplir una u otra ley, no se le reprocha.

• La opinión del Tosafot y del Rosh es que el Onén no debe cumplir las
leyes de ninguna forma, aunque quiera, especialmente si no hay nadie que
se ocupe del difunto más que él, y si aun así procedió a hacer una Mitzvá se
le reprocha y se le regaña, y se le obliga a dejarla y a ocuparse del entierro.

• Otros legisladores Halájicos opinan que todo dependerá de si hay alguien


que se ocupe del muerto, como la Jevrá, o no. En caso negativo, no tendrá
permiso de cumplir las leyes, aunque quiera; y en caso de que alguien se
ocupe del fallecido, si quiere puede cumplir las Mitzvot.

Otros quisieron separar entre el cumplimiento general de las Mitzvot y la lec-


tura de la Tefilá, la cual requiere de concentración que el doliente, en esos
momentos, no tiene.

La conclusión del Shulján Aruj, después de analizar estas tres opiniones, fue:
“Al que le falleció un familiar por el cual debe guardar luto, aunque no tenga
él la responsabilidad del entierro, está exento del Shemá’ y Tefilá. Y aunque
quiera ser meticuloso sobre sí y leerla, no tiene el permiso para ello, a menos
que tenga alguien que se encargue de todo el proceso del entierro. En ese caso,
si quiso leerla no se le reprocha” (Óraj Jaim 71, 1). •

71
Capítulo 71: El Onén con ralción al rezo

Capítulo 71

El Onén con relación al rezo

1. Se le llama Onén a la persona que le falleció un pariente por el que


debe guardar luto y todavía no ha sido enterrado, quedando exento
de cumplir todas las Mitzvot de la Torá, incluso si la Jebrá Kadishá se
encargará del difunto.

Si el Onén quiere decir el Shemá o cualquier otra bendición, incluso las


de antes y después de comer, no se le permite. No obstante, si delegó
la labor de la sepultura a la Jebrá Kadishá, no se le debe reprender si
dijo el Shemá. (1,7)

2. Si el Onén escucha una bendición no debe responder Amén. No


obstante, si contestó, no se le debe reprender. (3)

3. Si el Onén vive cerca de un Templo donde se escucha Kadish o


Kedushá, no está obligado a retirarse, aunque no debe responder. (24)

4. Si el Onén bendijo por error, se le responde Amén. (4)

5. Lo correcto es que el Onén no escuche bendiciones del compañero


para que lo exente, ya que él no debe decirlas. (5)

6. Es preferible que el Onén no diga el Shemá que se dice antes de


dormir con su bendición. No obstante, si quiere bendecir no se le debe
reprender, siempre y cuando vaya a dormir antes de la medianoche, la
sepultura se hará al siguiente día y el difunto se encuentra en manos de
la Jebrá Kadishá. (28)

72
Capítulo 71: El Onén con ralción al rezo

7. De ser posible, es preferible avisar a los familiares del fallecimiento


de su pariente hasta que hayan dicho el Shemá y la Amidá. No obstante,
si estaba a mitad de la Amidá y le avisaron, debe terminar la Amidá. Lo
mismo aplica si le avisaron a mitad de Bircat Hamazón. (6,18,19)

8. En aquellos lugares donde no permiten hacer la sepultura antes


de tres días del fallecimiento, los familiares deben comportarse
normalmente hasta el tiempo en que van a encargarse del difunto.
Mientras tanto, están obligados a cumplir todas las Mitzot, a excepción
de colocarse el Tefilín el primer día. (8)

9. En Shabat y Yom Tob no aplican las leyes de Onén, por lo que está
obligado a cumplir con todas las Mitzvot. Debe rezar como siempre,
decir Kadish, comer carne y tomar vino, decir las bendiciones antes y
después de las comidas. No obstante, tiene prohibido tener relaciones
maritales. (14)

10. El Onén tiene permitido ir al Templo en Shabat, mas es propicio


que no sea el oficiante del rezo o lea el Séfer Torá. Sólo en caso de
ser él el oficiante fijo y en caso de no hacerlo se demostraría su duelo
notoriamente en Shabat, se permite que lo lea. (14)

11. Al terminar Shabat, el Onén debe rezar Arbit antes que anochezca
y hacer Habdalá sobre el vino únicamente, sin bendecir por el aroma
ni por la vela. Si no hizo Habdalá, puede comer y beber, incluso si
el entierro se hará el domingo, y deberá hacer Habdalá después del
entierro. (14)

12. Si el Onén escuchó Habdalá de su compañero y se concentró


en salir de su obligación, y su compañero pensó en exentarlo, no es
necesario que haga él Habdalá después del entierro. (15)

13. Un Onén no participa para completar Minián y no bendice Bircat


Cohanim, aun si es el único Cohén, aunque sí se toma en cuenta para
decir Kadish. Lo mismo aplica si en el entierro no hay diez hombres

73
Capítulo 71: El Onén con ralción al rezo

mayores sin contar al Onén, él no debe decir Kadish, a menos que


haya delegado completamente a la Jebrá Kadishá para hacer todo lo
relacionado con el entierro. (20,24,27)

14. Un Onén Cohén que subió a bendecir Bircat Cohanim, no lo


deben bajar y puede bendecir. (27)

15. En caso de rezar en casa del Onén, no deberán decir los


concurrentes Viduy, el rezo de confesión. Sin embargo, si hay un Onén
presente en Templo, debe decirse. (25)

16. Si el Onén es menor de trece años, tiene permitido decir el


Shemá, rezar, comer carne y beber vino. (13)

Después del entierro

17. Si el Onén dijo el Shemá y finalizó el periodo de ser Onén antes


de terminar el tiempo apropiado para decir el Shemá, es apropiado
decirlo de nuevo sin sus bendiciones. (9,12)

18. Mientras se acompaña al difunto a su entierro, se acostumbra


que el Onén diga Kadish, incluso si es el único que lo dirá, ya que es
para la elevación del alma del difunto. (10)

19. Si el Onén comió pan hasta sentirse satisfecho, y terminó el


entierro antes de que pasaran setenta y dos minutos desde que
terminó de comer, no debe bendecir Bircat Hamazón. No obstante, es
conveniente que al terminar la comida posterior al entierro, piense en
exentar el Bircat Hamazón de lo que comió previamente. (11)

20. Asimismo, si el Onén fue al sanitario y el difunto fue enterrado


antes de transcurrir setenta y dos minutos, no deberá bendecir “Asher
Yatzar”. (11,23)

74
Capítulo 71: El Onén con ralción al rezo

21. Después del entierro debe decir Bircot Hashájar y Bircot Hatorá.
Sin embargo, si se acordó por la noche, después del rezo de Arbit, sólo
debe decir Bircot Hashájar. (16)

22. Si un pariente cercano fue enterrado un día después de su


fallecimiento, por ejemplo, si falleció domingo y fue enterrado lunes,
es apropiado que se coloque el Tefilín disimuladamente después del
entierro, sin bendecir. (17)

23. El Abel, deudo, participa para concretar el Minián según todas


las opiniones. (20)

24. Si falleció un familiar por el que debe guardar luto al término


de Shabat, se enteró antes del rezo de Arbit y el entierro se realizará
después de mediodía del domingo, no debe decir Arbit ni Shajrit, sino
recitar solamente Minjá.

Sin embargo, si se encuentra con la suficiente estabilidad para


concentrase en su rezo, puede decir la Amidá de Minjá dos veces,
condicionando previamente la segunda Amidá como un rezo de
obsequio, es decir, pensar que si está no era necesaria, se considere
como un obsequio. (21)

25. Si el pariente cercano falleció en Rosh Jódesh y fue enterrado el


mismo día, el deudo puede decir el rezo de Musaf y el Halel después
del entierro, ya que el rezo de Musaf y el Halel pueden decirse durante
todo el día. (22,24)

26. Inmediatamente después de cerrar la fosa, es decir, al colocar


los ladrillos sobre el difunto, incluso antes de cubrirlo con tierra, el
deudo deja de ser Onén y procede a ser Abel. Por lo tanto, si todavía
hay tiempo para rezar Shajrit y decir el Shemá, deberá hacerlo.

No obstante, si transcurrieron cuatro horas después de la salida del


sol, deberá decir Bircot Hashájar, Bircot Hatorá, Baruj Sheamar hasta
Yishtabaj, el Shemá sin bendecir, y la Amidá. Después de mediodía, ya
no deberá rezar Shajrit. (26)

75
Introducción 75: Vestimenta de luz

Capítulo 75

Vestimenta de luz

E n este capítulo se tratará la importancia de rezar con vestimenta y no desnudo,


y no ante una desnudez o falta de recato. Por tanto, dedicaremos esta introduc-
ción al tema del Tzeni’ut.

Conoceremos el origen de la falta de recato en la vestimenta y de esta misma, a fin de


extraer de ello su importancia y el resultado positivo que nos proporciona.

La Torá relata que al finalizar Hashem la creación del hombre y de la mujer estaban
los dos desnudos, pero no se avergonzaban; eran como dos bebés que no ven en su
carencia de ropa algo malo. Posteriormente, fueron seducidos por la serpiente - el
ángel S’M, y después de haber pecado, se avergonzaron y con las hojas de la higuera
se cosieron una mínima cubierta. Y luego les cosió Hashem túnicas de piel.

Al profundizar en todos estos hechos y sus mensajes, veremos qué tan actuales siguen
siendo.
Dice Rabí Yehoshu’a Ben Corjá (Bereshit Rabá 18, 19): “Al estar desnudos y convivir
íntimamente, Adam y Javá despertaron la envidia, los celos de la serpiente - S’M, y
cuando se fue el hombre a descansar (tal como lo especifica Rabí Abá Bar Curiá), la
serpiente aprovechó y seduj a Javá”. Con esto aprendemos que la desnudez y la falta
de recato “activan” al instinto del mal para llevarnos a pecar.

Luego, al darse cuenta Adam y Javá de que habían fallado en cumplir la orden de Has-
hem, por primera vez empezaron a sentir vergüenza. Y si antes del pecado el versículo
dice: Lo Hitboshashu, “No tenían Bushá (vergüenza)”, ahora l Torá nos dice que ellos
empiezan a esconderse y a cubrirse con las ramas del árbol, para luego coserse una
cubierta con las grandes hojas de la higuera.

Tal es el motivo de que la vestimenta se llame en hebreo Lebush, palabra compuesta


por dos: Lo y Bosh, es decir, “Ya no tengo vergüenza”.

Sólo que después de ser interrogados y juzgados por Hashem ante el acto pecaminoso
que cometieron, dice la Torá que Hashem les hizo túnicas de cuero, como para decir-
les: “Al principio te veías como todos los animales del campo, desvestido como ellos.
Pero entendiste muy pronto que eres alguien diferente y, por tanto, conociste el con-
cepto de Lebush, ropa. Pero ustedes creen que basta con cubrirse la desnudez usando
estas hojas. Yo les enseño ahora que no es así. Deben llevar una túnica completa”.

76
Introducción 75: Vestimenta de luz

¿Cuál es la filosofía escondida detrás del recato y de cubrir el cuerpo tan bello y perfec-
to que la persona puede llegar a tener? La respuesta es muy trascendental.

La Guemará (Maséjet Jaguigá) comenta que la persona está compuesta de dos partes: la
primera consiste en tres cosas que tenemos en común con los animales: comer y beber,
procrear y hacer nuestras necesidades; y la segunda, en tres cosas que tenemos de los
ángeles: hablamos, pensamos y caminamos erguidos. La parte animal se refleja en el
cuerpo; la parte angelical se refleja en el alma. Y la pregunta más importante en la vida
es: ¿cuál de las dos partes gobierna a la persona? El concepto de Tzeni’ut consiste en:
“No me valores por mi cuerpo.

No te cases conmigo sólo por mi belleza externa. No me contrates para un trabajo sólo
por mi atractivo físico. Valgo mucho más. Poseo inteligencia, sabiduría, experiencia,
don de palabra, cualidades, etc.”. Para eso cubrimos el cuerpo: para exhibir el alma.

Por esta razón, en el momento de la boda, el rabino ordena al novio: “Mírala a los
ojos y dile: Haré at…, ‘Eres consagrada para mí…’”. ¿Por qué hay que verla a los ojos?
Explica el Rab Ya’acov Hilel: “Los ojos son las ventanas del alma y, por tanto, se dice
al novio: ‘No la valores sólo como un cuerpo. Conoce su
parte angelical y a ésta apégate’”.

Creo que pocas mujeres en el mundo imaginan cuánto su físico impide que las conoz-
can y las valoren por sí mismas, al igual que a un millonario se le dificulta conseguir
verdaderos amigos, porque siempre tendrá la duda: “¿Me quieren a mí o a mi dinero?”.
Y ella se preguntará: “¿Me quiere a mí o a mi cuerpo?”.

Por eso, cuando ya estaban vestidos Adam y Javá, volvieron a tener intimidad, pero
esta vez la Torá lo explica con las palabras: Vayeda’ Adam Et Javá, “Y conoció Adam a
Javá”, para enseñarnos que sólo después de cubrir el cuerpo puedes llegar a conocer
la verdadera y maravillosa identidad que posee la otra persona.

Además, el Tzeni’ut nos brinda protección, tal como vemos cuando el rey moabita
Balak contrató al malvad Bil´am, hombre que poseía dones malignos con su famoso
mal de ojo y su poder de maldición para lanzar sus flechas venenosas contra el Pueblo
de Israel. Y a pesar de estas habilidades y luego de varios intentos, no lo logró: en lugar
de maldiciones, expresó únicamente bendiciones. Y ante la pregunta de Balak: “¿Por
qué no lo logras?”, contestó Bil´am: ´Ma Tovu Ohaleja´, haciendo ver a Balak la forma
recatada con que vestía y vivía la gente de Israel, y explicándole con eso la protección
que ésta brinda, como diciendo Hashem: “Si tú te cubres, Yo te cubro”.

Por eso, sobre el versículo: “Y Hashem hizo para Adam y Javá túnicas de Or (cuero)”,
en el libro de Rabí Meir Bá’al Hanés dice: “Túnicas de ´Or´, luz”, para enseñarnos que
cuando nos cubrimos con ropa nos
envolvemos con luz protectora.

Como dice el Rey David en el libro de Tehilim (104, 5): ‘Ote Or Casalmá, “Te viste de
luz como una túnica”.

Cuidemos el valor del recato, especialmente cuando vayamos al templo a rezar y, por
supuesto, también en la vida cotidiana, a fin de no provocar al instinto del mal de que
nos cause ´Bushá´ (vergüenza). Al contrario, vestirnos con Tzeni’ut nos llenará de un
infinito resplandor de luz y alegría. •

77
Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá

Capítulo 75

Recato durante la lectura del Shemá

1. Está prohibido decir cualquier texto sagrado o palabras de Torá


con el cuerpo descubierto de manera que su corazón pueda “ver” su
órgano sexual, para esto, si la mujer usa vestido debe tener un cinturón
que divida en dos el cuerpo, al igual el hombre con camisa y pantalón.
Lo mismo aplica en caso de estar frente a otra persona desnuda. (1)

2. Esta prohibición aplica únicamente cuando saca de su boca


textos sagrados, aunque si sólo piensa en ellos o en palabras de Torá,
está permitido. Por lo tanto, se permite escuchar una plática de Torá
cuando se está bañando, siempre y cuando no haya inodoro. (1)

3. Se permite bendecir frente a un bebé recién nacido que está


desvestido, mas no se permite leer el Shemá. (2)

4. No se permite decir el Shemá o bendecir frente a una mujer que


tiene descubierto ocho centímetros de su cuerpo, sea en la calle, en
algún recinto o su esposa. (3)

5. Lo anterior aplica aun si ve a una mujer con ocho centímetros de


su cuerpo al descubierto en una televisión o espejo, es bueno evitar ver
también una imagen o pintura. Esto es, debido a la prohibición de tener
pensamientos indebidos e indecorosos, ya que “el ojo ve y el corazón
desea”. (6)

78
Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá

6. Está prohibido para el hombre decir el Shemá o bendecir ante su


esposa mientras amamanta con el seno descubierto. (12)

7. Se prohíbe decir el Shemá y bendecir frente a una mujer casada


con el pelo descubierto, incluso si es su esposa. (5)

8. Se permite bendecir y leer el Shemá frente a una mujer soltera con


el cabello descubierto. Asimismo, se permite decir el Shemá y bendecir
frente a una mujer casada que no habitúa cubrirse el cabello, aunque
ella esté transgrediendo una prohibición de la Torá. (5)

9. Escuchar la voz de una mujer cuando canta se considera impúdico


por lo tanto está prohibido leer el Shemá y bendecir cuando se escucha
aun siendo su esposa, ya que se considera vano. Si oye la voz de una
grabación o de la radio, es adecuado evadirlo. (17)

10. Una mujer tiene permitido escuchar la voz de un hombre


cantando, por eso se permite que las mujeres vayan al Templo y
escuchen la voz del oficiante mientras reza. (18)

11. Un ciego, tiene permitido rezar o estudiar Torá frente a una mujer
que no está cubierta adecuadamente, sin embargo, si lo puede evitar
recibirá bendición. (10)

12. Se permite rezar frente a una mujer vestida inadecuadamente


si cierra sus ojos, voltea a otro lado o lee directamente del libro. Sin
embargo, si está desvestida, entonces no servirá cerrar los ojos o
voltearse. (8,9)

13. Una mujer tiene permitido decir el Shemá o rezar, frente a otra
mujer que viste sin recato, ya que la prohibición es sólo para el hombre
frente a una mujer. (11)

14. Quien dijo el Shemá y rezó frente a otra persona desnuda,


deberá repetir el Shemá con sus bendiciones y la Amidá, ya que
traspasó una prohibición de la Torá.

79
Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá

Si rezó frente a una mujer vestida sin recato, debe decir el Shemá sin
bendecir, y repetir la Amidá condicionando que si no estaba obligado
a repetirla que sea como “obsequio”, siendo conveniente además, que
agregue alguna petición en la bendición de “Shemá Kolenu”.

Si rezó escuchando a una mujer cantar, no necesita repetir. De igual


manera, si rezó frente a una mujer casada con el cabello descubierto,
puede no repetir. (13,17)

15. Se permite bendecir y leer el Shemá frente a niñas de ocho años


de edad en adelante que no están vestidas con recato, aunque es mejor
que se voltee o cierre los ojos. (7)

16. Cabe mencionar la obligación de los padres de no vestir a sus


hijas sin recato y llevarlas así al Templo, pues debe educarlas desde
temprana edad a vestirse recatadamente. En caso de ir al templo sin
recato, debe enviarlas a la sección de mujeres. (7)

17. Quien necesita ir a un banco pero el personal no viste


recatadamente, deberá hacer su mayor esfuerzo por ir a otro banco
donde vistan con recato o acudir únicamente para asuntos esenciales y
de manera ágil y rápida, para evitar transgredir el observar lo indebido.
(14)

18. Si su padre lo envía de compras al mercado, donde las mujeres


visten sin recato, tiene permitido ir de compras a otro lugar, incluso
si el costo de la mercancía es mayor, cubriendo la diferencia de su
propio dinero. En caso de no contar con suficiente dinero para cubrir
la diferencia, puedo hacerlo con dinero de Maaser. (15)

19. Si es invitado a una boda que se celebrará con hombres y mujeres


mixtos no es necesario que asista, siendo suficiente que esté presente
en la ceremonia. (16)

20. Se debe puntualizar que el hecho de ingresar una televisión


al hogar y verla, provoca evadir el estudio de la Torá. Particularmente
si tiene hijos en casa, ésta provoca que ellos salgan del camino que
Hashem pide de nosotros. (6)

80
Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá

81
Introducción 76: Invitar a Hashem

Capítulo 76

Invitar a Hashem

E n la Torá ordenó Hashem: Vehayá Majaneja Kadosh “Procura que


siempre tu campamento esté limpio y puro” (Devarim 23, 15). Ade-
más, hay una ley referente a que todos los soldados, al salir a la gue-
rra, llevaran entre sus herramientas y armas una pala, a fin de que, cuando
acamparan y necesitaran hacer sus necesidades, la usaran para cubrir con
tierra sus desechos.

Y sigue el Pasuk 15 diciendo: “Ya que Hashem está en tu campamento para


siempre acompañarte y salvarte, por tanto tu campamento debe estar limpio
y puro”.

Así que las leyes de higiene y de lugares limpios en los cuales debemos
estar y vivir, y tanto más rezar, no tienen solamente la intención de imponer
reglas sanitarias sino también reglas de honor y respeto a Hashem.

Y para visualizar mejor este tipo de relación entre Hashem y nosotros, co-
menzaremos con una pregunta básica: ¿dónde está la morada de Hashem,
en el Cielo o también en la Tierra? Siguiendo el versículo del Rey David
(Salmos 115, 15), el cual dice: Hashamaim Shamaim Lashem Vehaáretz
Natán Livné Adam, “El Cielo es la morada d Hashem y la Tierra la dio para
los seres humanos”, se entiende que la Casa de Hashem es Celestial y la
nuestra es terrenal. Si es así, ¿por qué me preocupo tanto por el espacio en
que estoy rezando, si al fin y al cabo el rezo se parece a mandar un fax des-
de la Tierra hasta el Cielo? ¿Acaso al que recibe el fax le importa la suciedad
del lugar del que fue enviado? La respuesta es que esto no funciona así. Es
verdad que la morada de Hashem es el Cielo, pero nuestra misión y deber
es invitarlo a ser parte de nuestra vida. Hashem no está en todo lugar y no
con todas las personas.

82
Introducción 76: Invitar a Hashem

Hashem es un invitado; si lo invitas, viene, y forma parte de tu vida y es


un miembro de tu casa. Siguiendo el ejemplo del invitado, comparémonos
con un invitado terrenal. Imaginemos que invitas a tu casa a alguien hono-
rable o a un Rabino importante. Aunque le abriste la puerta de par en par
y lo recibiste con una gran sonrisa, si tu casa huele muy feo o hay incluso
restos de suciedad sobre el piso, o la comida está podrida, o no e Kasher,
y tu residencia está llena de estatuas o figuras no recatadas, o los insultos y
las groserías entre los miembros de la familia son parte de la casa, ¿cómo se
sentirá el invitado? Lo más probable es que él anticipe su partida y se retire
a la primera oportunidad.

Lo mismo pasa con el Gran Invitado a nuestra vida, nuestro querido Has-
hem. No es suficiente invitarlo y abrirle los portones de nuestra mente,
sino crear a su alrededor un ambiente limpio y respetuoso, tal como Él se
lo merece. Por eso la Halajá (y como se verá en este capítulo) nos detalla
las condiciones mínimas que debe tener el lugar en el cual realizaremos
nuestro rezo.

Esto se refleja también en el término Kidush Hashem, que de forma literal


se traduce como Santificación de Nombre de Hashem; o el contrario, Jilul
Hashem, profanación del Nombre de Hashem. Pero en el sentido profun-
do, esto se entiende de manera distinta. Jilul se deriva de la palabra hebrea
que significa “vacío”, y Kidush de la palabra que quiere decir “lleno”. Por
ejemplo, cuando algo estaba lleno de santidad y se vació de ella, se usa el
término Jilul; asimismo, al referirnos a alguien que ha profanado el sagrado
día de Shabat, se dice que hizo Jilul Shabat, ya que vació la santidad del
Shabat en ese momento. O un muerto que se denomina Jalal, igual que un
sacerdote que se casó con una mujer inadecuada para él, él y su hijo son
llamados ´Jalal´, ya que en ambos, tanto en el vivo como en el Cohén, había
una cierta santidad, pero al perderla hicieron Jilul y se convirtieron en Jalal.

Por tanto, el término Jilul Hashem cobra ahora un significado distinto, ya


que al invitar a Hashem a nuestra vida hicimos Kidush Hashem por el sim-
ple hecho de haber llenado de santidad el lugar donde rezamos y vivimos
al invocar s Presencia Divina.

Pero, al crear o estar en un ambiente sucio y negativo, provocamos que el


Gran Invitado se vaya, ocasionando así un Jilul Hashem en ese lugar. Por
eso nuestro deber es invitar a Hashem y hacer agradable su estancia, para
que con un ambiente puro y ameno escuche nuestras plegarias. •

83
Capítulo 76: Pureza durante la lectura del Shemá

Capítulo 76

Pureza durante la lectura del Shemá

1. Está escrito en la Torá “Y será tu campamento santo”, de lo cual


se aprende que está prohibido meditar en asuntos de Torá o decir
conceptos sagrados en el sanitario. Además, se debe evitar hablar
vanamente en el sanitario. (1)

2. Por lo tanto, cuando entra al sanitario es conveniente pensar en


las cuentas de su negocio o leer el periódico aun si está escrito en
hebreo, siempre y cuando no hable de asuntos de Torá, para evitar
meditar en estos. (1)

3. No se deben ingresar libros sagrados al sanitario. Si no tiene donde


dejarlos fuera, puede ingresarlos dentro de las bolsas de su ropa y de
ser posible, cubrirlo además con una bolsa de plástico. (2)

4. Se deben respetar los libros de Torá, por lo que no pueden haber


libros en un cuarto donde hay mal olor. Quien no es precavido en esto,
se considera que está despreciando la palabra de Hashem. (3)

5. Se permite introducir fotos de rabinos al sanitario. No obstante, se


deben tratar con respeto. (2)

6. Quien se encuentra a mitad de su estudio de Torá, tiene permitido


entrar al sanitario, aunque no haya llegado a la resolución final de la
Halajá que esté estudiando. (4)

84
Capítulo 76: Pureza durante la lectura del Shemá

7. No se permite leer libros de gramática en hebreo basada en la


Torá en el sanitario, ya que podría llegar a pensar en versículos de Torá.
Tampoco se permite escribir canciones en el sanitario que contengan
pasajes del Talmud, ya que llegará a pensar en temas de Torá. (5)

8. Se puede pensar en el sanitario sobre asuntos de Mitzvá, por


ejemplo, sobre caridad o los preparativos de Shabat. Incluso se permite
dar caridad en el sanitario. (6)

9. Está permitido pensar en asuntos de Torá en el sanitario para alejar


de su mente asuntos indecorosos. (15)

10. Hay quienes permiten cumplir una Mitzvá en algún lugar


desaseado bajo causas de fuerza mayor, como tocar el Shofar o tomar
el Lulab, sin bendecir por ellas. (8)

11. Mientras tenga excremento humano a su vista, se prohíbe leer el


Shemá, bendecir o pensar en Torá. Si se ubica a sus espaldas o a los
lados, debe alejarse aproximadamente dos metros, siendo lo mejor dar
la espalda. Si percibe el olor, debe alejarse hasta que no se perciba.
Incluso de noche, debe alejarse como si fuera de día.

Si recito el Shemá, debe repetirlo con sus bendiciones.

12. Un ciego debe proceder de la misma forma que un vidente


común. (7,9,10)

13. Toda persona debe tener precaución de limpiarse apropiadamente


después de hacer sus necesidades, con papel higiénico y posteriormente
agua, para poder bendecir y mencionar textos sagrados. (20)

14. Los menores de edad que no saben limpiarse bien, tienen


permitido bendecir y mencionar versículos de Torá, ya que se permite
con el propósito de poderlos educar. Además, se permite sentarse a su
lado para bendecir o decir el Shemá, siempre y cuando no haya mal
olor. (20)

85
Capítulo 76: Pureza durante la lectura del Shemá

15. Un enfermo que tiene una sonda, por lo cual su orina se desvía
a una bolsa o recipiente de vidrio, tiene permitido bendecir, decir el
Shemá y rezar, vestir el Talit y colocarse el Tefilín, si tiene sus prendas
limpias y no hay mal olor. (25)

16. Se permite decir el Shemá y bendecir ante excremento de perro.


Si existe duda si el excremento es humano o de perro, se determina
según lo común. (12)

17. Se prohíbe decir el Shemá ante orina. Si desconoce si el contenido


de un recipiente es orina u otro líquido, se permite decirlo. Esto, incluso
en caso de haber menores de edad, por lo que es probable que sea
orina. También puede cubrir el recipiente para decir el Shemá, siempre
y cuando no haya mal olor. (12,17)

18. Si se vierte ochenta y seis mililitros de agua sobre la orina, se


permite decir el Shemá ante ésta. Si no está seguro de haber vertido
esta cantidad de agua, se permite decir el Shemá frente a ella. (13)

19. Si un menor se sienta sobre su bacinica, cubriendo con sus ropas


la bacinica por completo, se permite decir textos sagrados frente a él,
siempre y cuando no haya mal olor. Asimismo, no hay prohibición de
decir textos sagrados frente a una bacinica nueva. (23)

20. Se permite decir Bircat Hamazón frente al agua que se utilizó


para lavarse los nudillos antes de bendecir. No obstante, es de devotos
quitarla de la mesa o cubrirla. (19)

21. Se permite estudiar Torá o decir el Shemá frente al agua que


se utilizó para Netilat Yadaim de la mañana, aunque es de devotos
evitarlo. Si vertió en ella ochenta y seis mililitros de agua limpia, no es
necesario evitarlo. (19)

22. Se permite rezar o decir el Shemá frente a tubos de drenaje,


aunque es bueno que los pinte o los cubra con algún material, en
especial si se encuentran dentro del Templo o la Sucá. Si éstos se
encuentran fuera de su propiedad y consigue verlos por medio de una
ventana o parecido, no hay necesidad de ocultarlos. (16)

86
Capítulo 84: Lectura del Shemá en el lugar donde se baña

23. No se considera como excremento todo lo que desprende


mal olor por naturaleza como el petróleo o chapopote, por lo tanto,
aunque no es necesario alejarse de ellos para poder rezar, es de devotos
hacerlo. (14)

24. Debido a que los botes de basura de hoy en día no absorben


la suciedad, se permite decir el Shemá y rezar frente a ellos, siempre y
cuando no despidan mal olor. (18)

25. Se prohíbe decir el Shemá o pensar en Torá frente a una granja


o gallinero, por el mal olor que desprenden esos lugares. Si rezó o dijo
el Shemá ahí mientras no había mal olor, no debe repetir. (11)

26. No se permite bendecir, decir el Shemá o rezar en presencia de


malos olores, aunque se encuentre en un lugar limpio. Lo que puede hacer
es rociar algún aroma agradable, provocando que domine al olor. (21)

27. Se permite que el Templo y el sanitario compartan una pared,


siempre y cuando ésta no dé un servicio despreciable, como ubicar en
ella el urinario; y evitar que llegue mal olor. (22)

Capítulo 84

Lectura del Shemá

en el lugar donde se baña

1. Se prohíbe hablar e incluso pensar en cosas de Torá en el lugar


donde la gente se baña con agua caliente y la mayoría se encuentra sin
ropa, también si se encuentra solo, considerándose este lugar como un
sanitario. (1)

87
Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza

2. En esta estancia no se permite saludar a su compañero diciendo


“Shalom”, ya que éste es un nombre de Hashem. Sin embargo, se
permite hablar de asuntos superficiales, aun en hebreo. (1)

3. Se prohíbe pensar en nombres santos o concentrarse en asuntos


similares mientras se sumerge en una Tebilá de agua caliente. Con
mayor razón, se prohíbe bendecir ahí.

Si el agua de la Tebilá siempre está fría, se permite bendecir ahí si no se


encuentra gente sin ropa. Si necesita bendecir y hay gente desvestida,
debe voltear a otra parte para hacerlo. (2)

4. Se permite hablar de asuntos Torá en la estancia destinada para


que la gente se cambie de ropa junto a las playas, mientras no hay
gente sin ropa frente a él. (3)

Capítulo 88

Lectura del Shemá en estado de impureza

1. Se permite decir el Shemá, rezar, bendecir y estudiar Torá cuando


se encuentra impuro por haber expulsado semen sin haber vertido 12.6
litros de agua sobre él o haberse sumergido en una Tebilá.

No obstante algunos devotos acostumbran a sumergirse en la Tebilá o


verterse en la regadera 12.6 litros de agua antes de rezar. (1)

88
Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza

2. Se le permite bendecir, rezar y estudiar Torá a la mujer que se


encuentra en estado de Nidá y no debe evitarlo. Aquella mujer que
acostumbró abstenerse de rezar o bendecir cuando se encuentra
impura, debe anular esta costumbre, sin necesidad de llevar a cabo
“Hatarat Nedarim”, anulación de sus promesas. (2)

Obligación e importancia del rezo

1. Es Mitzvá de la Torá rezar diario, como dice el versículo: “Servirán


a Hashem”, lo cual interpretaron nuestros Sabios que se refiere al rezo,
como está escrito: “Y servirlo con todo su corazón”, el servicio del
corazón es el rezo. (1)

2. Los Sabios de la gran asamblea junto con Ezrá y su juzgado,


establecieron dieciocho bendiciones, con la intención de que todos las
dominen.

Las tres primeras son alabanzas a Hashem, las intermedias son


peticiones, ya sean individuales o grupales, y las tres últimas son de
agradecimiento. (1)

3. Es obligación de la Torá rezar una vez al día, pues del mismo modo
que precisamos comer y beber a diario, es necesario rezar y pedir por
nuestras necesidades todos los días. Nuestros Sabios establecieron la
obligación de rezar tres veces al día. (1,5)

4. Aunque la obligación de rezar una vez al día es de la Torá, el


Talmud (Berajot 26a) comenta que la falta por no haber dicho el Shemá
por la noche, por la mañana, o no haber rezado por la mañana o
noche, no tiene remedio alguno. Sólo en caso de no haberlo hecho
por causas de fuerza mayor, puede remediarlo rezando dos veces el
próximo rezo. (6)

89
Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza

5. Nuestros Sabios no establecieron bendición previa a la Mitzvá de


rezar por los siguientes motivos:

a. Es una Mitzvá que no tiene un tiempo determinado.

b. No se bendice por una Mitzvá que se cumple todo el tiempo.

c. No se bendice por una Mitzvá que se lleva a cabo mediante una


bendición, como es el caso de Bircat Hamazón, Kidush o Habdalá.

d. Lo principal del rezo es la concentración en el mismo, y no se


bendice por Mitzvot donde lo principal reside en lo que uno piensa. (8)

Importancia del Rezo

6. El rezo con concentración tiene la fuerza de cambiar decretos


Divinos, ya que por medio del rezo la persona cambia y se acerca a
Hashem, se santifica y se eleva delante de Él. El fundamento del rezo
es para que quede claro en la mente de la persona que todo depende
de Hashem, para temerle y ser sumiso ante Él. (9)

7. Es propicio rezar para que Hashem nos ayude a temerle a Él y al


pecado, para que los hijos sean educados con ese temor y con el gusto
por estudiar Torá. (9,12)

8. Dijo Hashem a Israel: “No existe nada mejor que el rezo, incluso
si no es digno para que su rezo sea respondido, siendo que reza y
suplica mucho, le hago el favor” (Midrash Tanjumá Vaerá). Además,
está escrito “Hashem no rechaza el rezo de ninguna creación” (Midrash
Rabá Vaetjanán). (10)

9. El rezo es más importante que todos los sacrificios, ya que el rezo


con concentración y en su debido tiempo, perdona pecados que no se

90
Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza

perdonan con los sacrificios. Asimismo, el rezo es una de los conceptos


sobre los que el mundo se sostiene, siendo más importante que las
buenas obras. (10)

10. En el momento que el pueblo de Israel se reúne en el Templo y


contesta “Amén, Yehé Shemé Rabá Mevaraj” con concentración y con
todo su vigor, Hashem rompe decretos malignos contra el pueblo de
Israel. Aquel que reza con concentración y temor, amerita la vida en el
mundo venidero. (10)

11. Quien se esfuerza por estudiar Torá y aumenta sus rezos, se le


cumplen sus pedidos; y aquel que alarga su rezo, es respondido y se
alargan los días de su vida, aun si no es merecedor de ello. Además,
debe ser precavido de rezar en el Templo. (11)

12. Quien sobrelleva un sufrimiento mayor, es conveniente


comentarlo a las multitudes, para que ellos pidan clemencia por él.
Todo el que pide clemencia por su compañero cuando el mismo precisa
de lo que pide, será respondido primero. Asimismo, la persona debe
confiar en el favor de Hashem, mas no en sus propias acciones. (11)

13. Ciertos motivos hacen que el rezo sea recibido:


a. Apreciar a sus vecinos

b. Acercar a sus parientes

c. Prestar cualquier cantidad monetaria al pobre cuando la necesita

d. Pasar por alto lo que los demás le hacen

e. Hace a un lado sus deseos por honor a Hashem

f. Rezar mucho

g. Dar caridad (11)

14. Se debe tener precaución y cuidar su boca para no hablar mal


de los demás, mentir y no hablar indecorosamente, de este modo su
rezo será recibido. (11)

91
Introducción 89: El rezo matutino

Capítulo 89

El rezo matutino

L os Patriarcas establecieron el concepto de tres rezos al día, lo cual,


como vimos, también realizaban el Rey David y el profeta Daniel. Pero
nuestros Sabios establecieron el horario de cada uno de los rezos para
poner límites a cada uno, es decir, desde y hasta cuándo rezar. Ellos se ba-
saron en el horario de los sacrificios para marcar el horario de los rezos
correspondientes.

En el caso del rezo de la mañana, Shajrit, comienza desde el amanecer, y su


rezo de ‘Amidá desde Netz Hajamá, “desde que despunta el sol”. En muchos
escritos se habla de la importancia de rezar a esa hora. Como dice la Gue-
mará (Berajot 9b), en nombre de Rabí Yojanán, la gente humilde y amante
del cumplimiento de las Mitzvot se programaba cada mañana para finalizar
la lectura del Shemá y comenzar la ‘Amidá a esta misma hora temprana.

Aunque no se estableció como obligación, sino como una excelente costum-


bre que tiene muchos beneficios, de las palabras de Maimónides (Halajot
Keriat Shemá, 1, 11) se entiende que el rezo de la mañana se estableció para
esa hora; y sólo en caso de que uno pierda este horario, está permitido de-
cirlo después.

Los motivos de este horario matutino se basan en el concepto de Zerizim


Makdimim Lamitzvot, “La gente ágil y respetuosa de Di’s, cuando se le pre-
senta la ocasión de realizar una Mitzvá, procura llevarla a cabo desde el
primer momento posible” (Pesajim 4a), demostrando con ello el apego y el
cariño, y por supuesto la disposición para cumplir el servicio Divino.

92
Introducción 89: El rezo matutino

Así lo vemos con Abraham Avinu: cuando Di’s le ordena realizar la ‘Ake-
dat Itzjak, dice el versículo: “Y madrugó Abraham por la mañana” (Bereshit
22, 3); y sobre el servicio de Aharón Hacohén en el Templo, cuando debía
encender el candelabro y poner el incienso, dice el versículo: “Y lo hará
Babóker, Babóker (por la mañana, por la mañana)” (Shemot 30, 7), donde la
repetición señala la hora muy temprana para hacerlo.

Además, debido a que los rezos remplazaron a los sacrificios, antiguamente


se llevaba un cordero u otra especie de ofrenda, lo que implicaba un sacri-
ficio monetario. Pero levantarse temprano para el servicio a Di’s implica un
sacrificio físico, ya que uno renuncia a algunas horas de sueño o deporte, o
de madrugar para hacer dinero, etc., con tal de servir al Creador, Quien co-
rresponde con salud, abundancia y bienestar.

Además, dice la Guemará (Berajot 29b): “La persona no debe rezar de una
forma fija”. A estas palabras se dieron varias interpretaciones, entre ellas, que
el rezo no debe hacerse de forma fija y rutinaria, como una carga sobre uno.
Pero otra explicación, basada en un comentario de Rashí, dice: “Al rezar
cada día a la misma hora, el rezo se convierte en fijo y monótono”.

Sin embargo, al rezar con la primera luz del día, debido a que ésta cambia
día a día su horario —y ni hablar de los cambios que se presentan hoy con
el horario de verano o de invierno—, eso causa que cada día ese horario sea
diferente, y, por tanto, se rompe la rutina y se refresca la emoción.

Este cariño por Di’s, reflejado en el acto de madrugar para el servicio Divino,
nos lleva a otro concepto Halájico que se verá en este capítulo, el cual con-
siste en no saludar amablemente a nadie antes de “saludar a Di’s”, no comer
ni desayunar ni dar al cuerpo su “combustible” antes de dar a nuestra alma
sus nutrientes espirituales por medio del rezo; e incluso no sentarse a estu-
diar Torá, y mucho menos realizar trabajos para nuestro sustento al llegar el
horario del rezo, a fin de no correr el riesgo de que nos concentremos tanto
en ello que perdamos la hora de la Tefilá. Aquí debemos aplicar la regla de
“Primero es lo primero”.

Esto tiene mucha lógica, ya que antes de rezar por la mañana e invitar a Di’s
a ser parte de tu vida y de tu día, realizas todas las cosas solo, pero cuando
ya rezaste y Di’s te acompaña, todo lo que haces ya es con Su ayuda y, por
tanto, seguro saldrá mejor. •

93
Capítulo 89: Horarios del rezo

Capítulo 89

Horarios del rezo

1. El momento preferente para rezar la Amidá de Shajrit es en la salida


del sol. Aunque no es obligatorio decirla en ese momento, es conocida
la importancia de hacerlo así, como escribe el Yaarot Debash, que
quien lo hace de esta manera, no pecará durante todo el día, y como
consecuencia no tendrá daño. (1)

2. Quien acostumbra rezar Shajrit con la salida del sol y por algún
motivo un día no lo puede decir en ese horario, no es necesario hacer
“Hatarat Nedarim”, o sea, anular sus promesas. (19)

3. Quien rezó antes del despunte del alba debe repetir el rezo,
condicionándolo del siguiente modo: “Si debo rezar de nuevo, que
se considere como obligatorio, de lo contrario, que se considere por
iniciativa propia.” (10)

4. El despunte del alba es setenta y dos minutos temporarios antes


de la salida del sol. (12)

5. Si por error o por causa de fuerza mayor dijo la Amidá antes de


la salida del sol después del despunte del alba, aunque no es correcto
hacerlo, cumplió con su obligación. (1)

6. El momento adecuado para comenzar la Amidá al salir el sol


se puede saber por medio de un calendario que lo determina y con
un reloj con la hora ajustada. No es correcto determinar el momento
adecuado observando el horizonte. (3)

94
Capítulo 89: Horarios del rezo

7. Se le llama salida del sol al momento en que se vislumbra alguna


parte del sol, sin ser necesario que se vea por completo. (3)

8. Los empleados que deben trabajar temprano, pueden empezar la


Amidá con el despunte del alba. Asimismo, después de la desvelada
de Shabuot se debe procurar esperar hasta la salida del sol. Si la
concurrencia tiene dificultad para esperar, y de hacerlo la gente se irá,
tienen permitido rezar con el despunte del alba. (11)

9. El rezo de los empleados que deben rezar con el despunte del alba
para llegar a su trabajo debe hacerse de la siguiente manera:

• Dicen Bircot Hashájar, Bircot Hatorá y los sacrificios antes del


despunte del alba.

• Posteriormente dicen Baruj Sheamar hasta Yishtabaj después del


despunte del alba.

• Visten el Talit y se colocan el Tefilín.

• El oficiante dice Kadish y Barejú, diciendo en voz baja antes del


Kadish los tres versículos de “Ado-nay Tzebaot Imanu etc.”

• Dicen las bendiciones del Shemá.

• El oficiante dice las tres primeras bendiciones de la Amidá en voz


alta con la Kedushá, sin ser necesario que digan posteriormente la
Jazará. No dice toda la Amidá en voz alta para decir la bendición de
los Cohanim.

• Si tienen más tiempo dicen Viduy, los Trece Atributos de Misericordia,


medio Kadish, Ashré, Ubá Letzión y Kadish Titkabal. Los días lunes y
jueves se da prioridad a la lectura de la Torá que al Viduy.

• Deben completar lo que omitieron del rezo en camino a su trabajo.


(11,13)

95
Capítulo 89: Horarios del rezo

10. En los días de Shabat y Yom Tob es también Mitzvá especial


decir la Amidá con la salida del sol, y lo conveniente es decir la Amidá
en la misma hora que lo hace en los días de semana.

Aunque algunos acostumbran levantarse más tarde de lo que


normalmente hacen en esos días, deben tener precaución de que no
vaya a pasar el tiempo apto para decir el Shemá. (2)

11. Quien tiene la posibilidad de rezar con la salida del sol o después,
no tiene permitido rezar Shajrit antes de la salida del sol, aun si lo hace
para completar Minián para los empleados. Si es que los empleados
necesitan de alguien para completar, puede juntarse con ellos para
contestar Kadish y Kedushá, pero no para rezar. (14)

12. Si donde se encuentra no encuentra un Minián después de la


salida del sol, es preferible rezar sin Minián en su debido horario. (14)

13. El último horario para rezar Shajrit es, de primera instancia, hasta
la cuarta hora proporcional a la duración del día. (4)

14. Si acostumbra calcular las cuatro horas aptas para rezar Shajrit
según el Maguén Abraham, es decir, a partir del despunte del alba, y se
encuentra en un lugar donde rezan según el horario del Gr”a, es decir,
calculando las cuatro horas a partir de la salida del sol, es preferible
que rece sin Minián dentro del horario en el que este acostumbrado.
Esto siempre y cuando procure concentrarse en toda la Amidá. Si no
podrá hacerlo, podrá rezar en el horario según el Gr”a. (6)

15. Si su padre que reza según el horario dictaminado por el Maguén


Abraham se encuentra dormido y de no despertarlo pasará el horario
para decir el Shemá, está obligado a despertarlo. No obstante, si el
papá no se angustia de decir el Shemá dentro del horario del Gr”a, no
debe despertarlo. (7)

16. Quien se encuentra en un Minián donde alargan el rezo y recitan


la Amidá después de su debido tiempo, debe adelantar su rezo y decir
la Amidá a tiempo, y posteriormente contestar con los demás la Jazará
y escuchar la lectura del Séfer Torá. (9)

96
Capítulo 89: Horarios del rezo

17. Si por algún motivo especial no pudo rezar Shajrit dentro de las
cuatro horas, puede rezar hasta mediodía diciendo las bendiciones de
Baruj Sheamar hasta Yishtabaj, el Shemá y Emet Veyatzib sin pronunciar
el nombre de Hashem en las bendiciones del Shemá. (5)

18. Cuando intencionalmente no dijo Shajrit dentro de las cuatro


horas, debe decir Shajrit hasta mediodía en forma condicionada
diciendo previamente: “Si debo de rezar, que se considere como mi
obligatorio, de lo contrario, que sea considerado por iniciativa propia”.
(5)

19. Quien reza Shajrit después de mediodía, estará bendiciendo en


vano. (8)

El rezo con Minián o solo

20. Quien siente la necesidad de ir al sanitario antes del rezo, aún


si puede esperarse setenta y dos minutos, debe ir al sanitario y rezar
con su cuerpo limpio, aunque con ello perderá el rezo con Minián.
No obstante, si puede esperar setenta y dos minutos y en caso de ir al
sanitario, se pasará el tiempo del rezo, debe primero rezar. (17)

21. Aun quien siempre reza Shajrit con la salida del sol, si no cuenta
con Minián a esa hora no debe rezar sin Minián, a menos que pueda
concentrarse en toda la Amidá. (18)

22. Aunque el horario preferente para el rezo de Minjá es a partir


de dos horas y media antes de la puesta del sol, llamado Minjá Ketaná,
es preferible decir Minjá con Minián dentro del horario de Minjá
Guedolá, el primer horario apto para rezar Minjá, que rezar sin Minián
en el horario de Minjá Ketaná. (15)

97
Capítulo 89: Horarios del rezo

23. De igual manera, es mejor rezar con Minián después de la


puesta del sol durante el crepúsculo, que sin Minián antes de la puesta
del sol. (16)

Saludar antes del rezo

24. A partir del despunte del alba, si no ha rezado Shajrit todavía,


se prohíbe saludar diciendo “Shalom” o “Buenos días” si no ha rezado
Shajrit todavía, incluso si se trata de su padre o su maestro. Sin embargo,
si se encontró por su camino a algún conocido, se permite saludarlo
diciendo “Shalom” aunque es preferible decirle sólo “Buenos días”. Se
permite besar la mano de su padre o maestro antes de rezar. (1,2)

25. Se permite llamar a su compañero de nombre Shalom antes del


rezo. (2)

26. Se permite ir al aeropuerto antes del rezo a acompañar a su


padre o compañero que van a salir de viaje diciendo “Buen viaje”, pero
no saludar diciendo “Shalom”. No obstante, se prohíbe ir a su casa
antes del rezo para despedirlo. (4,5)

27. Después del rezo debe saludar a quien sabe que por lo general
lo saluda, quien no lo hace, es considerado por el Talmud como un
ladrón. (3)

Comer o beber antes del rezo

28. Antes del horario del rezo de Shajrit, a partir del despuente del
alba, se permite comer y beber incluso si durmió toda la noche. Por lo

98
Capítulo 89: Horarios del rezo

tanto, aquellos que se levantan para entonar Bakashot, recitar Selijot, o


antes de un ayuno tienen permitido comer y beber antes del despunte
del alba.

No obstante, los devotos se abstienen de comer para respetar la opinión


del Zóhar. De cualquier manera, el Zóhar permite beber té o café con
azúcar. (24)

29. Después del despuente del alba se prohíbe comer antes del
rezo de Shajrit, hay quienes también prohíben probar alguna comida.
Sin embargo, se permite beber té o café con azúcar incluso antes de
Shajrit de Shabat sin haber hecho Kidush. (17)

30. Si empezó a comer antes del despunte del alba, deberá


interrumpir su alimento cuando despunte el alba. (27)

31. Si por error bendijo sobre una comida antes del rezo, debe
probar un poco para que no sea una bendición en vano. (25)

32. Si un Yehudí laico quiere comprar algo de comer, aunque el


dueño de la tienda sabe que éste va a comer antes de rezar, se permite
venderle, sin que se le considere que está ayudando al pecador. (26)

33. Se le permite beber café con leche a gente débil. Es apropiado


que antes bendiga Bircot Hashájar, Bircot Hatorá, recite la porción
de la Torá del sacrificio de Itzjak y algunos de los sacrificios que se
mencionan antes de Shajrit. (18)

34. Se permite comer y beber antes del rezo si se encuentra muy


hambriento o sediento imposibilitando su concentración en el rezo.
(19)

35. Se permite ingerir alimentos y bebidas con fines curativos,


incluso si no es considerado enfermo. (19)

36. Si se le dificulta caminar al Templo a rezar, a menos que coma


algo antes de salir, es preferible que rece en su casa sin Minián que
comer antes de rezar. (19)

99
Capítulo 89: Horarios del rezo

37. Un menor de trece años tiene permitido comer pastel y leche


antes del rezo, incluso en el día de Shabat. (21)

38. Si falleció un pariente cercano, convirtiéndose en Onén, y el


pariente fue enterrado después del mediodía, puede comer su primer
alimento antes de Minjá. (23)

Trabajos antes del rezo

39. Está prohibido ocuparse de sus quehaceres antes de rezar


Shajrit. Por lo tanto, no se permite viajar de una ciudad a otra, a menos
que sea para ir a rezar. (10,16)

40. Antes del rezo queda prohibido:

• Ir a casa de su compañero para darle un regalo. No obstante, si llegó


a su casa de viaje y sus hijos le insisten para que les dé los regalos que
les trajo, puede entregárselos. (6)

• Cortarse el pelo o rasurarse antes de rezar Shajrit. No obstante,


aquellos que acostumbran rasurarse diario tan pronto despiertan,
considerándolo como preparativo para el rezo, tienen en quien
apoyarse. (13)

41. Antes del rezo se permite:


• Bañarse si aún no ha comenzado el tiempo apto para rezar. Después
de que comenzó el tiempo apto, se permite bañarse únicamente si esto
le permitirá rezar con mayor concentración por sentirse aseado. En este
caso, debe bañarse sin prolongar su baño enjabonándose. (11)

100
Capítulo 89: Horarios del rezo

• Sumergirse en la Tebilá, ya que se hace para purificar el cuerpo antes


del rezo. Esto siempre y cuando no pierda por ello el rezo con Minián.
(12)

• Ocuparse en Mitzvot antes de rezar. Por lo tanto, no existe problema


de ocuparse de sus hijos u honrar a sus padres antes de rezar. (15)

• Arreglar y tender su cama no se considera trabajo, sino buenos


modales. Por lo tanto, se permite hacerlo antes del rezo. (14)

• Impartir clases de Torá antes del rezo, pues el mérito de favorecer a


los demás es mayor, y si no estudian ahora no lo harán después. (28)

44. Si la persona que lee el Séfer Torá aún no ha rezado Shajrit, es


apropiado que otra persona diga el “Misheberaj” en su lugar. (8)

47. Antes del despunte del alba se permite estudiar Torá, sin que
sea necesario interrumpir cuando llegue el horario del rezo. (29)

48. Al llegar el tiempo de Shajrit, no se permite comenzar a estudiar


Torá, ya que puede llegar a prolongar su estudio más allá del tiempo
apto para rezar. Esto aplica quien estudia y reza en el Bet Midrash, pero
si va a rezar al Templo, se permite estudiar antes del rezo. (28)

49. Es preferible rezar Arbit sin Minián antes de medianoche, que


con Minián después de medianoche. (16)

50. Quien tiene prisa por llegar a su trabajo y el Minián comienza


tarde, debe rezar sin Minián antes de retirarse a trabajar, y si tiene la
oportunidad más tarde, debe ir al Templo a contestar Kadish y Kedushá.
No obstante, si rezar con Minián le proporciona mayor tranquilidad
mental en su rezo, se permite que viaje incluso fuera de la ciudad para
trabajar y rezar ahí. (16)

101
Introducción 90-A: Agachemos la cabeza

Capítulo 90-A

Agachemos la cabeza

C uando la persona se levanta temprano para rezar, es importante que el lugar


donde lo hará sea adecuado para propiciar la concentración.

Es por ello que no está permitido rezar parado en un lugar elevado, como una silla o una
cama, como escribe el Talmud (Berajot 10b) en nombre de Rabí Yosí Bar Janiná: “No
se ubicará la persona sobre un lugar elevado para rezar, sino que debe buscar un lugar
bajo”, y como afirmó el Rey David (Tehilim 130, 1): “Desde las profundidades clamo a
Ti, Di’s…”.

El motivo de esta ley es, de acuerdo a la opinión del Rabino Abuhav, que al estar en un
lugar elevado la persona siente temor de caer y por ello no se concentra lo suficiente.

Pero conforme a otros comentaristas, el motivo es porque puede parecer orgullo, y lo


que más debe demostrarse mientras se reza es la humildad con que debe presentarse
ante Di’s. Como decimos en el rezo (Nishmat Col Jay): “Vejol Komá Lefaneja Tishtajavé”
(“Y cada grandeza ante ti se prosternará”).

En la antigüedad, el Jazán bajaba unos escalones para colocarse en la Tebá y desde ahí
dirigir el rezo. Como dice el Talmud (Ta’anit 23b): “Rabí Yoná, durante las sequías, iba a
un lugar bajo y rezaba”, y en otro lugar dice que Rabí Yojanán bajaba a la Tebá.

Posteriormente se permitió que el Jazán se ubicara en un lugar elevado para que todo el
público lo escuchara, como se describe en el Talmud (Sucá 51b) respecto a la Sinagoga
de Alejandría, Egipto y, para evitar que cayera, se rodeaba con barandales.

En este capítulo veremos varias leyes cuyo factor común es rezar con humildad. Por
ejemplo, no se debe rezar en un lugar elevado o sobre escalones, para no mostrar pre-
sunción, como se mencionó.

De igual forma se recomienda que hayan ventanas en el Templo, como afirmó Rabí Jiyá
en el Talmud (Berajot 34b): “Debe procurar la persona rezar siempre en un Templo con
ventanas”. Al respecto explica Rashí que al alzar la vista y ver el cielo, el corazón se
doblega ante la Majestuocidad Divina.

Otra ley que aparece en este capítulo de la de rezar siempre en un lugar fijo. Explica el
Rashbá que el motivo es porque debemos rezar ante Di’s con mucha humildad. Y se en-

102
Introducción 90-A: Agachemos la cabeza

tiende de sus palabras que quien deambula de Templo en Templo, cada vez que se halla
entre personas nuevas intenta un poco presumir; nota que todos le observan debido a
su visita y, por tanto, le es difícil concentrarse y rezar con humildad.

Pero alguien que acude de manera fija al mismo Templo y procura sentarse siempre en
el mismo lugar, su presencia rutinaria no atrae la atención de la gente y, en consecuen-
cia, podrá concentrarse, agachar la cabeza y rezar con humildad ante su Creador.

En este capítulo se comenta que se debe procurar rezar siempre en el Templo y no en


cualquier lugar. Al respecto explica el Tzelaj que también esta ley tiene que ver con la
humildad, ya que ir a la Sinagoga para rezar es como decir: “No tengo suficientes mé-
ritos como para que mis plegarias se reciban. Pero si rezo en un lugar sagrado, por el
mérito de ese lugar y del público que me acompaña, mis plegarias se recibirán”.

Sin embargo, el hecho de que alguien rece siempre de manera individual o en cualquier
lugar podría prestar confusión: parecerá que esa persona “se cree tanto” que no necesi-
ta de una congregación o de un lugar sagrado para que sus rezos lleguen al Cielo. (Por
supuesto, es mejor rezar de forma individual que no hacerlo del todo).

Tal es la razón de que el Rey David, en muchos de sus Salmos, se autodenomine “po-
bre”. Y no es que le faltara dinero, pues a veces se expresaba de sí mismo como “es-
clavo”, “bebé”, etc. Todo eso era una forma de agachar la cabeza ante el Creador, para
no sentir que todas las victorias en sus batallas y todo el éxito de su reinado se habían
logrado debido a él y su fuerza, sino a Él y a Su fuerza.

De hecho, el motivo por el que siempre el rey debía cargar consigo un pequeño Séfer
Torá es porque, imaginemos al rey pasando por las calles, entrando a reuniones y, espe-
cialmente, entrando a rezar. En todas esas escenas, la gente se levantaba, se prosternaba
ante el rey, cosa que fácilmente podía causar que se enorgulleciera.

Por tanto, a fin de que no le pasara eso, y no caminara o rezara con la cabeza muy
erguida, le ponían en su brazo derecho un pequeño Séfer Torá, para que supiera que
todos esos honores que el público hacía eran por el Séfer Torá que cargaba y no por él”.

Por eso, una persona común y corriente debe inclinarse cuatro veces durante el rezo de
la ‘Amidá (dos al principio y dos al final). El sumo sacerdote, en cambio, por su jerarquía,
estaba obligado a inclinarse diesiocho veces, en todas y cada una de las bendiciones
que pronunciaba.

Pero el rey, cuyo cargo y título podían hacerle sentir soberbia, cuando empezaba la
‘Amidá y pronunciaba las palabras: “Baruj Atá…”, se inclinaba y así se quedaba hasta el
final, cuando decía: “Osé Shalom…”.

Figura en el Talmud (Julín 89a): “Los amo, dijo Di’s, porque les doy y los colmo de
bienes, y ustedes no presumen. No son como aquellos que apenas les doy algo y ya se
creen demasiado”.

De hecho, por eso eligió Di’s a Moshé, que era el hombre más humilde, para que nos
trajera la Torá de la montaña de Sinai, que fue, como cuenta el Midrash, la más sencilla;
y en un lugar desértico, un lugar humilde que no tiene de qué presumir, para indicarnos
que la Presencia Divina mora sobre aquellos que saben agachar la cabeza ante Di’s.

Y al igual que agachamos la cabeza para recibir la bendición de un padre o de los


Cohanim, así en el rezo debemos bajar la cabeza para recibir la bendición de Di’s. •

103
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo

Capítulo 90-A

Llegar y salir del Templo

1. Se debe levantar lo suficientemente temprano para ser de los


primeros diez en llegar al Templo. Si ya rezó, no es necesario procurar
ser de los primeros diez en llegar. Sin embargo, si sabe que por ser de
los primeros diez, platicará sobre temas vanos, es preferible que se

2. Es preferible llegar al Templo vestido con Talit y Tefilín como lo


abstenga de llegar primero. (22)

hacía el Arízal, que ser de los primeros diez y entrar sin Talit y Tefilín. (23)

3. Aquella persona que se le hace difícil ser de los primeros diez por
la mañana, debe procurar serlo en el rezo de Minjá y Arbit. (26)

4. Es Mitzvá correr cuando se dirige a cumplir cualquier Mitzvá


como ir al Templo, inclusive en el día de Shabat, cuando se prohíbe
dar pasos largos. (15)

5. Cuando va entrar al Templo debe hacerlo sin correr, sino que debe
detenerse antes de entrar y continuar con temor. De igual manera, al
salir debe hacerlo sin correr y con pasos cortos. (16,17)

6. Si sale del Templo con intención de regresar o de ir a un Bet


Midrash, es Mitzvá correr para que pueda llegar o regresar lo más
pronto posible, aunque los demás no sepan su intención. (18,19)

7. Según algunas opiniones, no se cumple la Mitzvá de correr


al Templo mientras se viaja en auto. Por lo tanto, es conveniente
estacionarse cerca del Templo y de ahí correr para entrar. No obstante,
si va a estudiar Torá y por hacerlo perderá tiempo de su estudio, no
deberá hacerlo. (20,33)

104
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo

8. Los que procuran entrar al Templo diez personas juntas, son dignos
de bendición. Si ya se encuentran diez personas dentro del Templo, el
que se anticipa en llegar antes es más distinguido. (24,25)

Dónde rezar

9. Es mayor la Mitzvá cuando se reza en un Templo donde asiste


mayor cantidad de gente. Únicamente si en el otro Minián hay un
mejor oficiante o los que asisten rezan con mayor concentración, es
preferible rezar con ellos, aunque sean menos concurrentes, ya que “El

10. Si asistieron muchos concurrentes y algunos deciden separarse


hombre no reza sino donde anhela hacerlo”. (31)

para rezar por aparte y así concentrarse mejor, o en caso de que alguno

11.
de ellos precise ser el oficiante, no se les impide hacerlo. (31)

Si tiene un Templo cerca con poca concurrencia y otro más


lejos al que asiste más gente, puede ir al que se encuentra más lejos,
teniendo pago por cada paso que da, sin que se considere que pasa
por alto las Mitzvot. No obstante, si dedica su tiempo al estudio de
Torá, es apropiado que rece en el Templo más cercano, para evitar

12. Si le solicitan que complete Minián, es preferible hacerlo que


perder tiempo de su estudio. (32,35)

13. Si donde trabaja existe un Minián exacto para el rezo de Shajrit,


cumplir la Mitzvá de ir a rezar a un Templo donde asiste mucha gente. (34)

es preferible que rece ahí a que asista a otro rezo más tarde con mayor
concurrencia, particularmente si así hace que los demás recen también

14.
con un Minián establecido. (36)

Si existe un Minián exacto que reza en el horario de Minjá


Gedolá, no está obligado a rezar con ellos, tiene permitido esperarse
para rezar más tarde dentro del horario de Minjá Ketaná. Sin embargo,
debe unirse al Minián para que ellos puedan decir Kadish sin que él
mismo rece. (36)

105
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo

Honor y respeto al lugar

15. No se debe besar a los niños en el Templo para que así se


enseñe que no hay más amor que el amor a Hashem. No obstante, se
permite besar la mano de su padre o maestro por honor. (51)

16. Se permite hacer una boda dentro de un Templo, siempre y


cuando los asistentes vestirán con recato y se respetará la separación
completa entre hombres y mujeres. (52)

17. Se permite realizar la Seudá Shelishit dentro del Templo,


especialmente si se dirán ahí palabras de Torá. (53)

18. Por respeto y honor a su padre y su maestro, no se permite


decir la Amidá a su lado, adelante o detrás, debe alejarse dos metros
aproximadamente. Si su padre o maestro reza sobre una tarima, puede
rezar incluso próximo a él. (54)

Lugares apropiados para rezar

19. No puede levantarse sobre un objeto alto, como una silla o


cama, pare decir la Amidá, si ya lo hizo, no debe repetir el rezo. Si el
lugar tiene 77.5 cm de alto y 1. 92 m de ancho aproximadamente, se

20. Se permite rezar en un lugar alto que está bardeado por tres
permite decir la Amidá sobre éste. (1,2)

lados y tiene una puerta en el cuarto lado. (4)

21. El anciano o enfermo, tiene permitido decir la Amidá sobre una


silla o cama. (2)

106
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo

22. Se permite que el oficiante se pare en un lugar elevado para


que su voz se escuche bien. (3)

23. En primera instancia, se debe evitar rezar sobre cojines o


cobijas, aunque su altura sea menor a 23 cm. Se permite rezar sobre
un tapete aunque no esté adherido al piso. (1)

24. Es conveniente que el Templo tenga doce ventanas cerradas


en dirección al este, a Yerushalaim, así la persona mira al Cielo y eleva
su concentración en la Amidá. Aunque es preferible que las ventanas
se encuentren en esta dirección, no se debe provocar discusiones para
conseguirlo. Incluso el ciego debe intentar rezar en una estancia con
ventanas. (6,7,8,9,10)

25. Aunque no se debe rezar en lugares abiertos, como en un


campo, si lo hizo cumplió con su obligación. Esto es debido a que en
lugares recatados se percibe más el temor a Hashem y el corazón se
doblega. (11)

26. Si se encuentra a medio camino, puede rezar en el campo. Si


hay árboles, es preferible rezar entre los árboles y no estar donde la
gente transita, para que no interrumpan su rezo. (13)

27. Se permite rezar en el patio de un Templo, así como junto


al Kotel, Mearat Hamajpelá o parecidos, aunque se perciban como
lugares abiertos. (12)

28. Debe evitar tener alguna interrupción entre su cuerpo y la pared


mientras dice la Amidá para tener mayor concentración cuando reza.
No obstante, un objeto fijo, como la Tebá o el Arón, no se considera
interrupción.

Sin embargo, si no encuentra lugar frente a la pared para rezar, no debe


abstenerse de hacerlo por haber objetos entre él y la pared. (37, 38)

107
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo

29. Los seres vivos no se consideran interrupción, aunque de ser

30. Está prohibido rezar frente a un espejo, mientras que se permite


posible es conveniente evitar rezar detrás de otra persona. (40)

hacerlo frente a un mármol reflejante o frente a una ventana, incluso


de noche, aunque es preferible que cierre la cortina de ser posible.
De igual manera, se permite rezar frente a cuadros con versículos
escritos que están protegidos con cristal. (41,42)

31. No deben haber fotografías de Rabinos en las paredes del


Templo para evitar perder la concentración mientras se reza. En caso
de no poder evitarlo, deben colocarse detrás de los que rezan y no
frente a ellos. (43)

32. Hay que evitar tener dibujos en las ventanas o paredes del
Templo por debajo de la altura de la gente. De cualquier manera, si
ingresa a un Templo con dibujos a su altura, debe cerrar los ojos o fijar
la vista en el Sidur mientras dice la Amidá. (44)

33. No se debe colgar una cortina sobre el Hejal con dibujos de


leones. Asimismo, está prohibido colocar figuras de leones encima del
Hejal, sin importar el material. Si fueron donados, se deben remover
con sabiduría para no provocar discusiones. (45)

34. Si fue donada una cortina para el Hejal en memoria de alguien


y se escribió la dedicatoria sobre esta, se permite colocarlo. Se debe
mencionar que los que rezan frente a la cortina deben concentrarse en

35. Se permite ubicar el símbolo del Maguén David o las Tablas de


el rezo, siendo conveniente fijar su vista en el Sidur. (48)

36. Se permite abrir las puertas del Hejal que tienen escritas sobre
la ley, en la cortina o arriba del Hejal. (46)

ellas algún versículo en Shabat si sus letras se cortan de este modo, sin

37. No se debe hacer discusión en Templos donde acostumbran


considerarse que está borrando, rompiendo o separando. (46)

poner la bandera del país junto al Hejal. (47)

108
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo

38. Hay que advertir a los concurrentes que antes de entrar al


Templo a rezar deben apagar los teléfonos celulares, incluso si se
encuentran en modo vibrar, ya que estos quitan la concentración
durante el rezo. (49)

39. Se debe advertir a los fotógrafos que asisten al Templo con


motivo de una fiesta que no afecten el orden del rezo ni a los que
rezan. (50)

40. Si mientras decía la Amidá un menor orinó dentro del Templo


se puede hacer alguna de las siguientes opciones:
• Esperar a que lo limpien o viertan agua sobre la orina, siempre y
cuando no pase el tiempo que le tomaría haber dicho toda la Amidá.
Si se esperó más de ese tiempo, se debe repetir la Amidá desde el
principio.
• Alejarse de la orina dos metros aproximadamente.
• Salir del Templo y terminar de decir la Amidá afuera. (55)

Lugar para el rezo

41. Toda persona, hombre o mujer, que fija un lugar para decir la
Amidá, y más aún si reza en un Templo fijo, el D-os de Abraham lo
ayuda y su rezo es escuchado más fácilmente. Incluso cuando reza en
su casa, debe tener un lugar fijo para ello. (27,28,29)

42. Si reza dentro de 1.92 metros de su lugar fijo, se considera que


se encuentra dentro de este. Por lo tanto, si alguien se sentó en el lugar
donde acostumbra rezar, no debe discutir con él. (30)

43. No debe cambiar su lugar a menos que haya alguna necesidad


de Mitzvá o si hay gente sentada a su alrededor que pudieran
desconcentrarlo mientras reza. (28)

109
Capítulo 90-B: Rezar con Minián

Capítulo 90-B

Rezar con Minián

1. La persona debe esforzarse para rezar con Minián, diez adultos


varones, salvo en caso de fuerza mayor. Según algunas opiniones es
obligatorio, incluso si va por el camino y no cuenta con Minián, debe
caminar cuatro kilómetros aproximadamente para conseguirlo. (1)

2. Si a un preso le permiten salir únicamente un día de la cárcel,


aunque pudiera escoger Shabat, Yom Kipur o cualquier otro día
importante, debe elegir salir de inmediato y rezar con Minián, ya que
“una Mitzvá que llega a tu mano, no la debes dejar pasar”. (22)

3. Si el médico le prohíbe al enfermo estar fuera de su casa por más


de media hora, debe salir para rezar la Amidá con Minián y no esperar
a la lectura del Séfer Torá. (23)

4. Los trabajadores o empleados que están lejos de algún Templo,


deben esforzarse por rezar Minjá y Arbit con Minián y no hacerlo
solos, ya que hoy en día que es difícil concentrarse en el rezo, la única
alternativa es rezar con Minián, como afirmaron nuestros Sabios, que
Hashem no desprecia el rezo del grupo. (1)

5. Cuando debe repetir la Amidá por haber cometido un error la


primera vez que la dijo, como en caso de haber olvidado Yaalé Veyabó
en la Amidá de Rosh Jódesh, no es necesario buscar un Minián para
decirla, aunque si le es fácil encontrarlo sin perder tiempo de su estudio
de Torá, es correcto hacerlo y será merecedor de bendición. (36)

110
Capítulo 90-B: Rezar con Minián

6. Quien debe decir la Amidá por segunda vez por compensar un


rezo que no dijo en su tiempo, por ejemplo, en caso de no haber
rezado Minjá y tener que decir la Amidá de Arbit dos veces, debe
decirla inmediatamente después de terminar la primer Amidá, sin
necesidad de decirla con Minián, ya que se considera continuación de
la primera. (36)

7. Incluso quien se dedica todo el día al estudio de la Torá, debe


rezar con Minián, aún si se encuentra en un Bet Midrash y puede
concentrarse si rezara solo. (40)

8. Si por causa de fuerza mayor no puede rezar con Minián, debe


decir la Amidá al mismo tiempo en que el Minián lo hace, siendo su
rezo aceptado con voluntad y recibirá pago por ello. Sin embargo, no
se conceden sus peticiones de manera absoluta. (1,3,40)

9. Lo anterior aplica sólo en caso de encontrarse en la misma ciudad


que el Minián. Además, es preferible rezar solo en su casa al mismo
tiempo que el Minián, que rezar solo en el Templo más tarde. (3)

10. Si reza Musaf mientras el Minián reza Shajrit, no se considera


que rezó junto con ellos. Algunas opiniones dicen que esto sólo aplica
en Musaf de Rosh Hashaná. (5)

11. Cuando se reza con Minián no puede adelantarse, a menos


que el tiempo apto para rezar esté por terminar. Esto debido a que al
separarse del Minián denota desprecio a los otros, además, el rezo en
conjunto es más aceptado. (9,44)

12. Si la congregación comenzó tarde el rezo de Shajrit y pasará


el tiempo apto para decir la Amidá, debe rezar solo sin necesidad de
esperarse para rezar con Minián. No obstante, si solamente pasará el
tiempo apto para decir el Shemá, debe decirlo antes de rezar y rezar
con el Minián. Además, si ese día debe decirse Musaf, que lo haga con
el Minián. (7,44)

111
Capítulo 90-B: Rezar con Minián

13. Aquel que no cuenta con Talit y Tefilín cuando reza el Minián,
pero los conseguirá más tarde, si considera que podrá concentrarse
correctamente en la Amidá, debe conseguirlos para rezar, aunque lo
haga sin Minián. (12)

14. Si se encuentra en un Minián donde tiene conflictos con


los asistentes, según algunas opiniones puede rezar solo si con eso
podrá concentrarse durante la Amidá, siempre y cuando no lo haga
frecuentemente. (8)

15. El que prolonga la Amidá por concentrarse debidamente y el


oficiante comienza la Jazará mientras él sigue diciendo la Amidá, puede
adelantar un poco su rezo para poder terminar la Amidá a tiempo y
contestar a la Kedushá. No obstante, en el rezo de Minjá esto no se
permite, ya que el Kadish previo a la Amidá es más importante que la
Kedushá de la Jazará. (43)

16. Quien llega tarde al rezo mientras la congregación está recitando


Kadish, y por contestar Kadish no podrá empezar la Amidá con el
Minián, es preferible decir la Amidá con ellos que contestar Kadish.
Además, según algunas opiniones, si debe omitir el Shemá para poder
decir la Amidá con el Minián, puede hacerlo en caso de haberlo dicho
antes de empezar ya que temió que se le pasara el tiempo apto. (15,42)

17. Si llega tarde al rezo y por decirlo completo no tendrá tiempo de


decir la Amidá con los demás, es preferible saltear algunos Mizmorim y
empezar la Amidá con el Minián, o al menos al tiempo que el oficiante
dice la Jazará. (42)

18. En víspera de Shabat de Janucá, es apropiado rezar Minjá


temprano para poder así encender las Janukiá después de haber rezado.
Sin embargo, si no cuenta con Minián para rezar temprano, no debe
rezar solo para cumplir este orden. (47)

19. Es mejor rezar Arbit con Minián antes de la salida de las estrellas
que hacerlo solo posteriormente. En caso de decirlo antes de la salida
de las estrellas, debe repetir el Shemá en el horario correcto. (46)

112
Capítulo 90-B: Rezar con Minián

20. No se debe establecer un Minián para decir Arbit después de


la medianoche. Si no rezó Arbit y no consigue Minián hasta después de
medianoche, debe decir el Shemá antes de medianoche y rezar Arbit
con ese Minián. (45)

21. Si un Mohel perderá el rezo con Minián por ir a cumplir la


Mitzvá de la Milá, y no hay otro Mohel que lo supla, debe rezar solo
para no anular la Mitzvá de la Milá. (48)

22. Es Mitzvá que la mujer se esmere para rezar con Minián. No


obstante, si su estancia en el Templo provoca pláticas y molestias al
rezo que se lleva ahí a cabo, debe evitar ir al Templo todos los días
del año. Además, si por ir al Templo provoca incomodidades en los
quehaceres de su hogar para su esposo o sus hijos, es preferible que no
vaya al Templo y los tienda. (28)

Qué se considera rezar con Minián

23. Se le llama rezar con Minián cuando diez adultos varones


comienzan juntos la Amidá. Si una persona no comienza con ellos pero
termina la Amidá antes que la congregación, según algunas opiniones
se considera que rezó con Minián. (17)

24. Quien empieza la Amidá al tiempo que el oficiante comienza


la Jazará, se considera que rezó con Minián. En este caso no contesta
Amén a las bendiciones del oficiante, aunque dice la Kedushá
completa. En Modim dice el de la Amidá y no el de Rabanán que dicen
los asistentes, mientras que en Bircat Cohanim debe poner atención y
contestar Amén a sus bendiciones. (16,18,19)

25. Si dijo la Amidá sin Minián pensando que no llegaría gente y


posteriormente se completó el Minián, debe esperarse para continuar
con ellos después de la Amidá. (4)

113
Capítulo 90-B: Rezar con Minián

26. Si reza en un cuarto anexo a donde se encuentra el Minián, pero


puede ver a la congregación y puede ser visto por ellos, se considera
que rezó con Minián. (29)

El Minián en un mismo lugar

27. Los diez concurrentes que forman el Minián deben estar en un


mismo cuarto. Si están divididos en dos habitaciones, no se considera
que hay Minián, incluso si pueden verse. (29)

28. Si nueve hombres se encuentran en el Templo y el décimo


se encuentra en Ezrat Nashim, sección para las mujeres, pudiendo
asomarse para que los demás lo vean, puede completar Minián. De
cualquier manera, es preferible que vaya con los demás en caso de ser
posible.

Si es Cohén, no puede decir Bircat Cohanim desde Ezrat Nashim. (30)

29. Cuando rezan diez hombres en un lugar abierto, por ejemplo,


un campo o la calle, se considera que están juntos para completar
Minián, siempre y cuando se vean unos a los otros y escuchen la voz
del oficiante. Si hay una calle entre ellos o se encuentran repartidos en
dos banquetas, no se considera que se encuentran todos en un mismo
lugar para completar Minián. (31,32)

30. Si el oficiante se encuentra sobre una tarima de 77.5 cm de alto


por 1.92 metros cuadrados se cuenta para Minián. (33)

31. Si el Templo se encuentra dividido en dos con una división de


77.5 centímetros de alto, pero es posible verse unos a otros, si completan
para Minián. (34)

114
Capítulo 90-B: Rezar con Minián

32. Cuando se juntan para rezar dentro de un avión o tren,


deben hacerlo donde no molesten a los demás pasajeros y donde su
concentración no se vea afectada por la demás gente. De lo contrario,
es preferible que cada uno rece solo. (35)

33. Los que rezan dentro de un avión o tren deben hacerlo en


dirección a Yerushalaim. Para lograrlo puede calcular el punto de
salida y llegada, este será correcto en la mayor parte del trayecto. De
cualquier manera, debe concentrarse en Hashem, que es a quien dirige
su rezo. (35)

Un Minián exacto de diez personas

34. Si sólo hay diez personas para el rezo y uno de ellos llega
tarde, se permite que él diga la Amidá mientras el oficiante dice la
Jazará, aunque sólo ocho personas responderán a las bendiciones de
la Jazará. (20)

35. Si va en camino a estudiar Torá y le piden que complete Minián,


debe ir con ellos y estudiar mientras ellos rezan. Sin embargo, si va a
dar una clase de Torá, no debe anular el estudio de muchos, por lo
tanto, debe explicar debidamente para evitar dar la impresión que no
valora el rezo con Minián. (11)

36. Si de las diez personas que completan el Minián la mayoría


no ha rezado, se considera que rezan con Minián, por lo que tienen
permitido decir la Jazará, Kadish, Kedushá y Bircat Cohanim. (14)

37. Si sólo hay diez personas en el Minián y uno de ellos es Cohén, y


en la casa donde se encuentran hay un difunto, el Cohén debe retirarse
aunque deje de haber Minián. (21)

115
Capítulo 90-B: Rezar con Minián

Quién completa para Minián

38. Sólo en caso de necesidad mayor se permite que quien no se


coloca el Tefilín y quien profana el Shabat públicamente, se unan para
completar Minián. (24,25)

39. Se permite que un bastardo, así como cualquier otro hombre


que la Halajá impida que alguien se case con él por su ascendencia,
complete Minián. (27)

El rezo en un Templo

40. El Templo es un lugar especial y santificado para rezar. Está


escrito que “El rezo de la persona no es escuchado sino en el Templo”,
por lo tanto, si se sale del Templo para rezar, no procede debidamente.
(9,13)

41. Todo el que asiste al Templo por la mañana y por la noche


amerita larga vida. Por el otro lado, el que cuenta con un Templo en su
ciudad y no asiste rezar, se considera “un mal vecino”. (13)

42. Si junta Minián en su casa constantemente, se considera éste


un lugar para rezar con la misma santidad que distingue a un Templo.
No obstante, si el Minián no es constante, no tiene la misma categoría
que un Templo. (13,38)

116
Capítulo 90-B: Rezar con Minián

43. Quien puede concentrarse cuando reza con Minián en el


Templo, debe rezar ahí aunque en su casa sin Minián pueda concentrarse
mejor. (37)

44. Es preferible reunirse en casa de alguien que no puede asistir


al Templo, como un enfermo o un anciano, para completarle Minián,
que asistir al Templo a rezar. (38)

117
Introducción 91: Ropa adecuada

Capítulo 91

Ropa adecuada

L a Torá y nuestros Sabios no definen la ropa sólo como una cu-


bierta para el cuerpo, sino que ésta también representa mucho de
la personalidad interna, ya que muchas veces uno manifiesta sus
ideas y especialmente su respeto por medio de la forma en que se viste.

Por ejemplo, si invitas a alguien a una fiesta en tu casa y llega muy mal
vestido, es como si dijera: “Es que no te considero tan importante”.

Sin embargo, cuando esa persona se esmera y se esfuerza por acudir


con ropas elegantes, demuestra la importancia que da a la ocasión.

Debido a eso hay leyes sobre, por ejemplo, cómo debe uno vestirse en
Shabat. Dice la Halajá: “No vestirá la persona la ropa de semana en el
día de Shabat, sino que debe asignar ropas especiales en ese sagrado
día”. De tal modo se demuestra el respeto y el cariño que se siente por
la santidad del día de Shabat.

Tal es el motivo de que la Torá dedique toda una Perashá, la de Tet-


zavé, a fin de indicar los detalles de la ropa que los sacerdotes debían
usar cuando entraban al Templo para realizar el servicio, desde el to-
cado sobre la cabeza hasta el cinturón, y por supuesto, los pantalones,
la camisa, etc. Con esto nos indicó Di’s la importancia de la vestimenta
al momento de rezar.

118
Introducción 91: Ropa adecuada

Como se relata en la Guemará (Shabat 11, 1): “Rabá Bar Huná se vestía
muy bien, con ropas dignas y con un cinturón especial para ir a rezar,
citando el versículo del profeta Amós (4, 12): “Hicón Likrat Elo-heja
Israel” (“prepárate para el encuentro con tu Di’s, Pueblo de Israel”)”.

De ahí aprendemos que parte de la preparación adecuada para el rezo


es la vestimenta.

Escribe Maimónides (Leyes de la Tefilá 5, 5): “Antes del rezo debe la


persona vestirse bien. Como dice el versículo: ‘Preséntense ante Di’s
con respeto’. Por tanto, no podrá la persona rezar en ropa interior o
con las piernas descubiertas. Prácticamente se parará ante Di’s como
quien se para ante gente importante”.

Esto se encuentra insinuado en la Creación: cuando Di’s creó a la pri-


mera pareja, estaban desnudos, como los bebés que salen del vientre
de su madre. Y relata la Torá que posteriormente ellos tomaron las ho-
jas de la higuera y se cosieron una vestimenta diminuta que sólo cubría
su desnudez, pensando que con eso era suficiente para presentarse
ante el Creador.

Entonces se presentó Di’s y Él mismo les cosió túnicas de piel para que
cubrieran sus cuerpos (Bereshit 3, 21).

Al respecto comenta el Midrash que en el cuaderno de Rabí Meir Baal


Hanés decía “túnicas de luz” (Bereshit Rabá 20, 12), ya que en hebreo
la palabra Or puede traducirse como “piel” y suena también como
“luz”, para indicarnos que nuestra vestimenta es nuestra luz, y que ves-
tidos dignamente nos “llenamos” con la luz Divina. •

119
Capítulo 91: Presentación al rezar

Capítulo 91

Presentación al rezar

1. Se debe ceñir la cintura para obstruir entre el corazón y bajo la


cintura en el momento de la Amidá sin necesidad de hacerlo para decir
cualquier otra bendición. Aunque es conveniente vestir cinturón, es
suficiente con llevar alguna ropa ajustada a la cintura. (1)

2. No debe rezar con guantes, esto denota orgullo y desprecio, y


no es común presentarse así frente a gente distinguida, con más razón
delante de Hashem. Si está vendado, no denota desprecio por tratarse
de causa de fuerza mayor. (2)

3. Es apropiado que un militar esconda u oculte su arma antes de


entrar al Templo. Si no le es posible, tiene permitido rezar cargando su
arma. (3)

4. No es apropiado rezar con pijama, a menos que sea por causa


mayor como en el caso de un enfermo, siempre y cuando tenga
cubiertos los brazos. (4)

5. La Amidá no debe decirse descalzo, especialmente si no viste


calcetines. Si le es difícil usar zapatos, puede usar pantuflas, como se
permite en Kipur o el nueve de Av. (6)

6. Está prohibido mencionar el nombre de Hashem con la cabeza


descubierta, con mayor razón se prohíbe decir la Amidá. No obstante,
se permite saludar al compañero diciendo “Shalom”, aunque es también
uno de los nombres de Hashem. (9)

120
Capítulo 91: Presentación al rezar

7. Si debe permanecer con la cabeza descubierta, por ejemplo, si


se encuentra en un tribunal de gentiles, se permite contestar Amén o
pensar en Torá de este modo. (10)

8. Se permite rezar con la cabeza descubierta si no tiene manera de


taparse y se pasará el horario apto para rezar. (7)

9. Si terminó la Amidá y no se dio cuenta que se le había caído la


Kipá, no es necesario repetirla. (9)

10. La cabeza debe estar cubierta en todo momento, incluso cuando


no camina, ya que la Kipá demuestra que respeta la Torá y las Mitzvot.
Ésta debe cubrir la mayoría de la cabeza cuando dice el Shemá y la
Amidá, sin que esto sea necesario durante el resto del día. (7,9)

11. Las mujeres casadas tienen la obligación de tapar su cabeza,


por lo tanto, no pueden rezar ni pronunciar alguna bendición con la
cabeza descubierta. (8)

121
Introducción 92: Preparación del cuerpo

Capítulo 92

Preparación del cuerpo

D espués de prepararnos externamente con la ropa adecuada,


debemos prepararnos también internamente. Como dice el
Rey Salomón (Kohélet 4, 17): “Cuida tus pies cuando vayas a
Casa de Di’s”.

De aquí aprende la Guemará (Berajot 23b) que uno no debe rezar sin
primero asearse, y eexplica el Báit Jadash que de la misma forma que
procuramos mantener limpia nuestra ropa, que es la vestimenta del
cuerpo, asimismo debemos mantener la limpieza de nuestro cuerpo,
que es la vestimenta del alma.

Además de este motivo, explica en el Séfer Jasidim (inciso 821): “Debes


prepararte para el encuentro con Di’s y madrugar para asear tu cuerpo,
de lo contrario, mientras estés rezando deberás interrumpir para ir al
baño, cosa que podrá causarte perder parte del rezo, un Kadish, etcé-
tera”.

Por otra parte, el rezo requiere de gran concentración y el hecho de


sentir ganas de evacuar, dificulta mucho concentrarse.

Obviamente, rezar con ropa digna y limpia, y con el cuerpo limpio y


libre de desechos, permite que las plegarias con pureza se eleven de
mejor forma ante Di’s. •

122
Introducción 92: Preparación del cuerpo

123
Capítulo 92: Limpieza para rezar

Capítulo 92

Limpieza para rezar

1. Se debe tener precaución de tener el cuerpo limpio para rezar,


por lo tanto, si necesita hacer sus necesidades, debe ir antes de rezar,
aunque pueda aguantarse por un lapso de setenta y dos minutos. (1)

2. Quien reza teniendo la necesidad de evacuar, no debe repetir la


Amidá si considera que podría haber resistido durante setenta y dos
minutos. No obstante, si no hubiera podido, debe repetir la Amidá ya
que su rezo se considera una abominación. (1)

3. Los setenta y dos minutos que se mencionaron con relación a


poder resistir sin hacer sus necesidades, aplica incluso si cree que
podría resistir solamente sentado. (3)

4. Si el tiempo apto para rezar pasará en caso de ir al sanitario,


puede decir la Amidá si cree que podrá aguantar setenta y dos minutos.
No obstante, si únicamente va a perder el rezo con Minián por ir al
sanitario, debe acudir al mismo. (1,2)

5. Quien dijo la Amidá sintiendo la necesidad de orinar, aunque


no podría aguantar setenta y dos minutos, no es necesario repetir la
Amidá. (1)

6. Es preciso limpiarse la nariz y la boca antes de rezar, ya que podría


perturbarlo durante el rezo. (7)

124
Capítulo 92: Limpieza para rezar

7. Si el oficiante siente la necesidad de ir al sanitario entre la Amidá


y la Jazará, puede continuar la Jazará si puede resistir setenta y dos
minutos. De igual manera, si fue llamado a la lectura de la Torá y siente
la necesidad de hacer sus necesidades, puede subir a la lectura de la
Torá. (4)

8. Antes de rezar debe lavarse las manos, si no fue cuidadoso de


tenerlas puras, para quitarse cualquier impureza, haber tocado alguna
parte oculta del cuerpo. Si se encuentra diciendo la Amidá y se acordó
que sus manos no se encuentran aseadas, basta con frotarlas con
cualquier elemento que sirve para limpiarlas. (5,8)

9. Es bueno dar Tzedaká antes del rezo, nuestra costumbre es darla


durante el párrafo de “Vaibárej David” cuando pronuncia las palabras
“Veatá Moshel Bakol”. Por el contrario, no se debe recolectar Tzedaká
en el momento del Shemá o la lectura de la Torá, ya que afecta a la
concentración. (6)

125
Introducción 93: La preparación mental

Capítulo 93

La preparación mental

D espués de preparar la vestimenta externa y procurar la limpieza


interna del cuerpo, debemos limpiar la mente, la cual, por lo
regular, llega al rezo cargada de preocupaciones, diligencias por
realizar, pensamientos, planes, o simplemente “navegación” infinita. Con-
ceptos que, por supuesto, interfieren la “línea directa” de comunicación
con Di’s.

Por ello, comenta la Guemará (Berajot 32b): “La personas justas y teme-
rosas de Di’s se sentaban a meditar y despejar su mente durante la hora
previa a la del rezo, para poder después aproximarse a rezar”. Y más ade-
lante (31a) explica: “No se debe entrar al rezo en un estado de tristeza o
de flojera, risa, plática, etc., sino con la cabeza y mente bien asentadas”.

Este concepto se encuentra en la clave de los tres rezos que establecieron


nuestros Patriarcas, pues el versículo, para indicar que Abraham fue a re-
zar, usa el término ‘Amad, es decir, “pararse”, “freno”, “detención”. En el
versículo que indica el rezo de Itzjak, usa la Torá el término Sijá, es decir,
“conversación”, “plática”, “diálogo”. Y en el rezo que estableció Ya’acov, el
de ‘Arvit, se usó el terminó Pegui’á, que significa “dar en el blanco”, “dar
en el punto”, “alcanzar la meta”.

Esto nos indica que el método apropiado para que el rezo se reciba en
los Cielos es:

1. Parar, detener, frenar los pensamientos, desconectarse y alejar los


múltiples pensamientos, para poder concentrarse en...

2. El diálogo, la plática personal con Di’s; sólo así se logra que el rezo...

3. Dé en el blanco y llegue hasta el Trono Celestial.

126
Introducción 93: La preparación mental

Relata la Guemará (Sucá 28a) que Rabí Yonatán Ben ‘Uziel era uno de los
rabinos con mayor nivel y grandeza en el estudio del Talmud. Pero, de for-
ma inusual, expresa la Guemará para indicarnos justamente su grandeza,
en los siguientes términos: “Mientras él estudiaba o rezaba, se quemaba
cada pájaro que volaba sobre su cabeza”.

La traducción literal es un poco difícil de imaginar, pues ¿Qué culpa te-


nían esas aves de volar encima de su cabeza? ¿Acaso matar animales ino-
centes es señal de grandeza? Es evidente que la Guemará pretende decir
algo más profundo.

Una de las explicaciones a esta Guemará es la siguiente: Cuando afirma-


mos que alguien “Tiene muchos pajaritos en la cabeza” indica a pensa-
mientos vanos, profanos, fantasiosos e innecesarios.

Ahora podemos entender la frase de la Guemará respecto a que, mientras


uno reza o estudia, es constantemente interrumpido por “pajaritos” de
ideas vanas. Este tipo de “pajaritos” eran los que se “quemaban”, es decir,
se anulaban mientras Rabí Yonatán ben Uziel estudiaba, ya que no permi-
tía que ningún pensamiento vano lo interrumpiera”.

No es fácil despejar la mente, pero parte de la preparación para el en-


cuentro con Di’s es agudizar la concentración y aplicar “la regla de la
lupa”: cuando uno pone una hoja de papel ante el sol, ésta nunca se que-
mará, pero cuando ponemos en medio una lupa, la cual concentra todos
los rayos en un solo punto, esto causará una gran llama en el papel.

Así es la mente: mientras estemos pensando en múltiples ideas durante el


rezo, los “rayos” mentales no causarán ningún efecto; pero al apuntarlos
en una sola dirección, hacia Él, la llama iluminará nuestros rezos y los
elevará al Cielo.

Es también como el rayo láser, que con pocos watts alcanza distancias
muy grandes, debido a la concentración de los rayos de luz.

Por tanto, aunque nuestros rezos sean de “bajo voltaje” debido a la difi-
cultad para entender plenamente lo que decimos, el hecho de “concen-
trar” nuestros rayos a un sólo objetivo alcanzará como un rayo láser al
Trono Celestial. •

127
Capítulo 93: Preparación para el rezo

Capítulo 93

Preparación para el rezo

1. Se debe llegar unos minutos antes de rezar para poder concentrarse


sin presión, y no salir inmediatamente después de la Amidá para no
aparentar que para él rezo para él es un pesar.

Esto se cumple hoy en día al decir algunos Mizmorim o capítulos de


Mishná que forman parte del rezo de Shajrit antes y después de la
Amidá. (1)

2. La mejor manera de cumplir la Mitzvá de rezar es cuando lo


hace con temor, sumisión y alegría. Si no puede conseguirlo, que evite
hacerlo con enojo o en estado de burla. (2)

3. No debe rezar después de un debate de Halajá que quedó sin


resolver para evitar que continúe perturbado durante el rezo. Sin
embargo, si el Minián comenzó a rezar, debe rezar con ellos. (3)

4. Si estaba ocupándose de algún asunto para la comunidad, no


debe interrumpir para decir el Shemá o la Amidá, aunque se pase el
tiempo apto para decirlo. Si pasó el tiempo, dice en el siguiente rezo
una segunda Amidá condicionada: “Si debo decir la Amidá, que sea
como obligación; de lo contrario que se considere como iniciativa
propia”. (4,5)

5. Los encargados de recolectar fondos para las instituciones deben


procurar no perder el rezo ni el Shemá, y con esto tendrán mayor éxito
en sus labores. (5)

128
Capítulo 93: Preparación para el rezo

129
Introducción 94: Apuntemos a Yerushalaim

Capítulo 94

Apuntemos a Yerushalaim

L a Mishná de Kelim (1, 6) dice: “Diez lugares de santidad hay en el mun-


do, y son, en orden ascendente, la Diáspora, Israel, Yerushalaim, dentro
de las murallas…, Har Habáit…, la ‘Azará…, el Templo, el Kódesh y el
Kódesh Hakodashim”.

Cuando una persona reza, desde cualquier parte del mundo debe dirigir sus
pies hacia Israel; y si se encuentra en Israel, hacia Yerushalaim; y si se en-
cuentra en ésta, hacia el lugar del Templo. Y aquel que se encontraba en el
Templo, debía dirigir sus rezos hacia el Kódesh Hakodashim.

Por eso el Rey Salomón llamó a la colina sobre la cual construyó el templo
“Talpiyot” (Shir Hashirim 4, 4). Explica la Guemará (Berajot 30, 1) que este
nombre es una palabra compuesta de dos: Tel, “colina”, y Piyot, “bocas”, es
decir, “la colina hacia la cual se dirigen todas las bocas”.

El motivo de esto se divide en dos: metafóricamente, al apuntar nuestros pies


hacia esa dirección demostramos que anhelamos llegar allá y alcanzar el
nivel de santidad que Yerushalaim posee.

Pero de una manera más profunda, explica el Zóhar, (Perashat Lej Lejá), que
Abraham Avinu, quien se hallaba en ese entonces en la ciudad de Ur Kasdim
(Mesopotamia), anheló conocer el sistema Celestial y encontrar el túnel que
une a la tierra con el Cielo, la dimensión física con la dimensión espiritual, a
lo que Di’s le contestó: “Lej Lejá…”, “Ve a la Tierra Santa”.

Y cuando llegó y se paró en Har Hamoriá, que fue la colina donde se cons-
truyó el Templo, lo premió Di’s con una visión espiritual: cuando alzó la vista
hacia el Cielo, vio una especie de túnel que conectaba los dos mundos.

130
Introducción 94: Apuntemos a Yerushalaim

A eso se refirió el Rey David (Tehilim 122, 3) cuando dijo: “Yerushalaim, la te-
rrenal, construida aquí, es como la ciudad que está junto a ella en los Cielos”,
indicándonos así que el borde de la santidad terrenal culmina en Yerushalaim
y el inicio de la dimensión espiritual está ubicado por encima de ésta.

Este lugar sagrado siempre permaneció en el corazón de Abraham Avinu y


trasmitió ese amor a su hijo Itzjak.

Sobre el versículo que dice: “Y salió Itzjak a rezar en el campo” (Bereshit 24,
63), aclaran nuestros Sabios que fue precisamente en esa misma colina, en la
cual ocurrió también la prueba del sacrificio de Itzjak, donde al final sacrificó
Abraham al carnero que se le presentó en su lugar.

Sobre ese mismo lugar Adam Harishón realizó su primera ofrenda a Di’s y,
posteriormente, allí mismo presentaron Cáin y Hébel sus ofrendas.

Por eso, cuando Ya’acov Avinu huía de su hermano Esav y llegó al norte de
Israel, se detuvo y dijo: “¿Cómo es posible que haya pasado por el lugar don-
de rezaron mis padres y no me detuviera para rezar?”. Por tanto, regresó y,
mientras estaba acostado en Bet El, soñó con la famosa escalera que llegaba
hasta los cielos.

Aclaran nuestros Sabios que la parte inferior de la escalera estaba en la tierra,


como ubicada en la ciudad de Beer Sheva, y su parte superior estaba en el
cielo, a la altura de la ciudad de Bet El, cuya traducción del hebreo es “La
Casa Celestial”. Además, la parte media de la escalera estaba ubicada sobre
Yerushalaim, haciendo alusión a que el rezo es como la escalera (curiosa-
mente, el valor numérico de la palabra “escalera” en hebreo es 136, el mismo
de la palabra Col, “voz”), cuya parte inferior está en la tierra, pero termina
llegando a la Casa de Di’s por medio de Yerushalaim.

Por eso, al despertarse por la mañana, Ya’acov Avinu dijo: “¡Qué sagrado es
este lugar! Esta no es sino la Casa de Di’s, y este es el portón del Cielo”.

Analizando este versículo podremos darnos cuenta de que está dividido en


dos: una parte hace alusión al Bet El, “la Casa Celestial”, Divina, sobre la cual
dijo Ya’acov: “!Qué sagrado es este lugar! Esta no es sino la Casa de Di’s”; y
la segunda parte habla de Yerushalaim, sobre la cual dijo: “Y este es el Portón
del Cielo”.

Dirijamos todos nuestros rezos hacia ese túnel, para que por medio de él su-
ban y se reciban, y para que también por medio de este túnel bajen la abun-
dancia y la bendición del Cielo, tal como se reflejó en el sueño de Ya’acov,
en el cual vio ángeles subiendo y bajando, haciendo alusión a las plegarias
que suben y a la abundancia que baja. •

131
Capítulo 94: Concentrarse en Israel

Capítulo 94

Concentrarse en Israel

1. Antes de empezar la Amidá debe posicionarse de la siguiente


manera:

a. Si se encuentra fuera de Israel, debe ubicarse en dirección a Israel,


concentrándose en Yerushalaim, el Bet Hamikdash y el Kódesh
Hakodashim.

b. En Israel debe ubicarse en dirección a Yerushalaim, concentrándose


en el Bet Hamikdash y Kódesh Hakodashim.

c. En Yerushalaim debe ubicarse en dirección al Bet Hamikdash y


concentrarse en el Kódesh Hakodashim.

d. Si está detrás del Kódesh Hakodashim, deberá dirigirse hacia el


Kódesh Hakodashim. (1)

2. Quien no puede ubicar la dirección correcta, debe concentrarse


en dirigir sus rezos hacia Hashem. De igual manera, si no rezó en la
dirección correcta, no es necesario repetir la Amidá. (1)

3. Si empezó la Amidá en una dirección incorrecta:


a. Si está dirigido hacia el Norte o Sur, únicamente voltea su rostro
al Este.

b. Si está dirigido hacia el Oeste, debe volverse hacia el Este. (3)

132
Capítulo 94: Concentrarse en Israel

4. Si ve a su compañero rezando hacia el Oeste, es necesario


interrumpirlo para que se reubique. (3)

5. Lo apropiado es ubicar el lugar del rabino al lado derecho del


Hejal. (4)

6. El invidente debe decir la Amidá en la dirección correcta como


todas las personas. Sin embargo, si no la dice en dirección correcta
mientras reza en un Minián, deben corregirlo. Si está rezando en casa:

a. Si está mirando al Norte o Sur y con facilidad se puede reubicarlo,


así se procede.

b. Si está mirando al Oeste, no se debe interrumpirlo. (5)

7. Si mientras viajaba en camión o tren se percató que la hora de Minjá


está por terminar y de rezar ahí no podrá concentrarse adecuadamente,
puede decir la Amidá de Arbit dos veces una vez que llegue a su
destino, si normalmente se concentra por lo menos en la primera tres
bendición. Sin embargo, si normalmente no se concentra debidamente
en la primera bendición, debe decir la Amidá en el camión o tren.

No hay diferencia si abordó a tiempo o poco antes que se termine el


horario de Minjá. (6)

8. Es preferible rezar sentado concentrándose en lo que dice, que


rezar de pie sin concentración. Además, no debe omitir el rezo de
Minjá sentado, para poder rezar posteriormente Arbit de pie. (6)

9. Mientras dice la Amidá de pie no debe recargarse en nada, ni


reclinar el cuerpo hacia algún lado. Asimismo, cuando la dice sentado,
no puede estirar los pies o apoyar uno sobre otro, ya que denota
presunción. (7)

133
Capítulo 95: Posición en la Amidá

Capítulo 95

Posición en la Amidá

1. Al ponerse de pie para decir la Amidá, los pies deben de estar


juntos para que den la impresión de ser uno solo, sin ser suficiente unir
únicamente los talones. Sin embargo, si dijo la Amidá sin juntar los pies
no es necesario repetirla. (1)

2. Si se le dificulta mucho mantener los pies juntos, tienen permitido


decir la Amidá con los pies separados. Además, es preferible que diga
la Amidá de pie con los pies separados que sentado con los pies juntos.
(1)

3. Es bueno colocar la palma de la mano derecha sobre el dorso de


la izquierda y sentir temor y miedo como un esclavo frente a su amo
mientras dice la Amidá. De cualquier manera, no todos acostumbran
posicionar sus manos de esta manera, más aun cuando sujetan el Sidur.
(2)

4. No debe tener las manos cruzadas detrás del cuerpo ni sobre su


abdomen, ya que denota presunción. (2)

5. Aunque algunos acostumbran dar tres pasos hacia atrás y regresar


hacia adelante para empezar la Amidá, no es obligatorio hacerlo. (3)

6. Es preciso agachar la cabeza para que la vista quede en dirección


al suelo, pensando que está en el Bet Hamikdash, concentrándose en
lo alto de los cielos. (4)

134
Capítulo 95: Posición en la Amidá

135
Introducción 96: Quitar los “imanes”

Capítulo 96

Quitar los “imanes”

D espués de que nos quitamos la ropa que usamos durante el día, nos ves-
timos adecuadamente para rezar, aseamos nuestro cuerpo y mente de
pensamientos vanos, y prácticamente estamos listos para iniciar nuestras
plegarias, hace falta procurar que esta plataforma que establecimos para poder con-
centrarnos no se pierda.

Por tanto, debemos dedicarnos a quitar cualquier “imán” que desvíe nuestra mente.

Este concepto se aprende del primer versículo de la bendición que nos dan los Co-
hanim: “Yevarejejá Hashem Veishmereja”, “Que te llene Di’s de bendiciones” como
manutención y bienes, “y que cuide lo que te dio”.

Es decir, hay dos etapas: una, tener o alcanzar la bendición; dos, cuidar lo obtenido.

Así ocurre también con la concentración en el rezo: nuestra primera misión es al-
canzar y tener las condiciones aptas para concentrarse, y después Veishmereja,
cuidar la concentración durante el rezo.

En este capítulo estudiaremos varios ejemplos de ciertas cosas que pueden desviar
nuestra concentración, como dice la Guemará (Berajot 23b): “No podrá la persona
rezar mientras esté sujetando en su mano un objeto valioso, como los Tefilín o un
Séfer Torá”.

Al respecto explica Rashí del siguiente modo: “Ya que su mente está siempre pre-
ocupada de que no se le caiga de la mano, y por eso puede llegar a perder la con-
centración”.

Este es el motivo de que en esta misma Guemará (Berajot 31a) diga: “La persona no
puede parase a rezar si ha dejado asuntos pendientes. Incluso si varios rabinos se
sientan para dictaminar una ley y el asunto queda inconcluso, hasta que en plena
discusión e incertidumbre quieren interrumpir la discusión para rezar, no deben
hacerlo sino sólo después de concluir el veredicto Halájico, a fin de que ese asunto
en el que están tan ocupados no les cause interrumpir su concentración mientras
rezan”.

136
Introducción 96: Quitar los “imanes”

Cuentan que en la ciudad de Safed, en la época del gran legislador de la Halajá,


Rabí Yosef Caro (autor del libro Shulján ‘Aruj) y del gran cabalista, el Arízal, además
de compartir la misma época y ciudad, de forma muy regular rezaban ambos en la
misma sinagoga.

El Jazán, Rabí Shelomó Elkábetz (compositor del “Lejá Dodí”) sabía que no podía
comenzar la repetición de la ‘Amidá sino hasta que el rabino la finalizara. Debido
a que el rabino de la sinagoga era Rabí Yosef Caro y el Arízal tardaba mucho, lo
común era que el Jazán esperara a que sólo terminara Rabí Yosef Caro su rezo y
diera inicio a la Jazará.

Ocurrió una vez que el Arízal terminó y Rabí Yosef Caro seguía de pie rezando. Rabí
Shelomó Elkábetz esperó que su rabino terminara, pero ante su sorpresa volteó el
Arízal y le dio la señal de que empezara y no esperara más.

El Jazán se sintió muy incómodo; por una parte, el gran cabalista le había dado la
orden de empezar; por otra, todos sabían que debían respetar a su rabino y esperar
a que finalizara su rezo.

El Jazán se demoró unos segundos pensando qué hacer, y en eso volteó el Arízal por
segunda vez y de forma muy notoria, ante todo el público, le ordenó tajantemente
que empezara.

El Jazán no tuvo alternativa. Empezó la Jazará y, mientras la realizaba, el público


intercambiaba miradas de asombro, como diciendo: “Qué raro. ¿Qué está pasando?”.

Rabí Yosef Caro terminó su rezo y, cuando volteó para ver al Arízal, éste lo miró con
una sonrisa y Rabí Yosef Caro con otra, en un gesto de aceptación.

Al finalizar el rezo, dirigió el Arízal al público una breve Halajá: “Es obligatorio es-
perar a que el rabino termine su ‘Amidá para que el Jazán empiece la Jazará, pero
siempre y cuando el rabino esté rezando y no analizando una Halajá, o buscando
una respuesta a una gran pregunta que haya leído antes del rezo”.

“Todos notaron la sonrisa en el rostro de Rabí Yosef Caro, con la que afirmó y dijo:
“Es verdad. Antes de finalizar el rezo, me vino a la mente una pregunta Halájica di-
fícil y, sin darme cuenta de que estaba en el rezo y estaban esperándome, mi mente
voló y navegó”.

Ojalá que nuestras desviaciones mentales durante el rezo sean de este nivel de pu-
reza. Pero incluso si es así, no está permitido interrumpir la concentración en el rezo
ni siquiera por la Sagrada Torá, mucho menos por ideas o “imanes” que atraigan
nuestra mente.

Dice Rabí Ya’acov, el hijo del Rosh, el gran legislador de los Arba’á Turim (Tur Óraj
Jaim 98): “Si en medio del rezo viene a la mente de la persona una idea vana, debe
detener en ese instante el rezo y dedicarse a finalizar el pensamiento, anularlo, y
sólo entonces seguir”.

“Y por supuesto, si en el lugar donde va a rezar hay múltiples cosas que pueden
desviar su mente (como ruido excesivo, niños jugando, música, etc.), no debe rezar
allí, sino buscar un lugar adecuado en el que pueda alcanzar la concentración y no
perderla”. •

137
Capítulo 96: Evitar distracciones

Capítulo 96

Evitar distracciones

1. Cuando dice el Shemá o la Amidá, no debe tener en sus manos un


Tefilín o libros de Torá, ya que estará preocupado de que no se caigan.
No obstante, si rezó así, no es necesario repetir el rezo. (1)

2. Se permite sujetar un Sidur, Majzor o aparato electrónico donde


pueda leer el rezo completo, ya que los necesita para concentrarse.
(4,5)

3. Quien necesita tener en su mano objetos que teme le roben, por


ejemplo en caso de estar viajando, puede tenerlos en su mano durante
el rezo. Asimismo, si sentado tendrá más concentración, puede rezar
de esta manera. (2)

4. Es un buen hábito traer a los niños al Templo para que recen.


Sin embargo, no puede rezar cargando a un menor en sus brazos.
Además, no hay que llevar niños muy pequeños que podrían molestar
o interrumpir el rezo de los demás. (3)

5. Si ve un libro de Torá en el piso y por lo tanto no puede concentrarse,


tiene permitido moverse de su lugar, incluso durante la Amidá para
levantarlo. Asimismo, si ve un Tefilín que está por caer, puede moverlo
de lugar si esto le impide concentrarse, aunque se debe cuidar de no
hablar. (6)

6. Si estaba diciendo la Amidá de memoria, se confundió y necesita


un Sidur para seguir su rezo, o si necesita unos lentes para poder leer,
puede moverse de su lugar para buscarlos. (7)

138
Capítulo 97: Actitud durante el rezo

Capítulo 97

Actitud durante el rezo

1. Quien siente la necesidad de estornudar, bostezar o eructar mientras


reza, debe cubrir su boca con su mano. (1)

2. Puede ajustar el Talit durante la Amidá si se le deslizó. Asimismo,


si se le cayó, sólo puede recogerlo si no consigue concentrarse y vestirlo
entre una bendición y otra. (2)

3. Se permite sujetar sus lentes o sombrero en la Amidá si tiene


miedo que en el momento de inclinarse se caigan. (3)

4. Se permite asearse la nariz mientras dice la Amidá, si siente la


necesidad de hacerlo. (4)

5. Si por medio de mover el cuerpo en la Amidá se concentrará


mejor, puede hacerlo. (6)

139
Introducción 98 a 101: El alma del rezo

Capítulo 98 a 101

El alma del rezo

R abenu Bejaye, en su libro Jovat Halevavot, dice: “Las palabras


del rezo son como el cuerpo, y la concentración es como el
alma. Las palabras salen de la boca y la concentración del co-
razón. Por tanto, cuando uno emite el rezo por la boca nada más, sin
corazón, equivale a un cuerpo sin alma”.

Dicho de otra forma, es una plegaria sin vida, y debido a ello recla-
ma Di’s por medio del profeta Yesh’ayá (29, 13): “Este pueblo con su
boca y labios Me alabaron, pero su corazón está lejos de Mí”, como
diciendo: “Saben rezar bien, expresarse maravillosamente, cantar con
bonita voz. No me quejo de la boca, sino de que estos rezos no tienen
corazón, concentración”.

“Observa y mira qué es lo que pedimos al final de la ‘Amidá: Ihyú Le-


ratzón Imré fi… Di’s, por favor, recibe con voluntad las palabras de mi
boca y la concentración de mi corazón...”.

¿Y cómo dirá esto la persona, si su corazón y su mente están ocupados


en cosas vanas y profanas? ¿Acaso eso quiere que Di’s reciba?

Por ello el rezo, en el lenguaje de la Torá, se denomina “Ul’obdó Be-


jol Levavjem”, “Sirvan a Di’s con todo el corazón”. No dice con toda
la boca, porque el sentimiento, las ganas y la concentración con los
cuales uno reza son el pilar principal, y las palabras relativamente son
secundarias.

140
Introducción 98 a 101: El alma del rezo

De ahí que en el libro Néfesh Hajaim, de Rabí Jaim de Voloshin, esté


escrito: “El versículo dijo: Sirvan a Di’s con todo el corazón. Es decir,
todo el corazón debe estar lleno de concentración y no dejar en él es-
pacios vacíos para pensamientos extraños, ya que, de ser así, ya no se
considera con todo el corazón”.

Comenta la Guemará (Berajot 31a): “Al aproximarse la persona a rezar,


debe preparar su corazón y dirigirlo hacia Di’s, como dice el versículo:
‘Prepara el corazón y escucha con tus oídos’ (Tehilim 10, 17)”.

Al respecto explica Rashí: “Cuando uno prepara su corazón para rezar,


entonces Di’s escucha sus plegarias”.

Por eso dicen nuestros Sabios (Berajot 32b): “Dijo Rabí El’azar: Los por-
tones del rezo de quien reza con lágrimas nunca se cierran”.

Y el motivo de esto no son las gotas que salgan de los ojos, sino la co-
nexión ente los ojos y el corazón, como dijeron nuestros Sabios: “Los
conductos de las lágrimas de los ojos comienzan en el corazón”. Y si
llegamos a llorar, es señal de que lo sentimos de corazón.

Sólo así nuestros rezos y plegarias son recibidos en el Cielo, y no hay


puerta que se cierre ante esto.

Para lograr la concentración absoluta, lo primero que debemos tener


en mente es saber delante de Quién estamos parados.

Cuenta la Guemará (Berajot 28b): “Antes de fallecer Rabí Eli’ézer, entra-


ron sus alumnos para despedirse de él y le dijeron: ‘Rab, antes de que
te despidas de este mundo, danos un buen consejo para la vida’, a lo
cual él contestó: ‘Cuando recen, deben saber delante de Quién están
parados’”.

Agrega sobre esto Rabí Shim’ón Jasidá (Sanhedrín 22a): “Cuando uno
reza, debe imaginarse a la Presencia Divina delante de él”, como dijo
el Rey David (Tehilim 16, 8): “Shiviti Hashem Lenegdí Tamid” (“Imagino
a Di’s ante mí”).

Tal es la razón de que escribiera Maimónides (Leyes de la Tefilá, cap.


4): “¿Cómo logrará la persona la concentración en el rezo? Primero,

141
Introducción 98 a 101: El alma del rezo

que quite de su mente todos los pensamientos vanos, y después que


se imagine que está parado delante de la Presencia Divina, como si
estuviera parado en el Cielo”.

Y podríamos agregar a esto las palabras de Rabí Jaim Vital, quien es-
cribió en el Sha’aré Kedushá: “Es muy bueno que la persona, mientras
está rezando o estudiando Torá, se imagine que está parada en el Pa-
raíso, ante la gran Presencia Divina, rodeada de muchas almas puras,
y Di’s escuchándole”.

Y más que eso, escriben los comentaristas (en el inciso 3): “La hora del
rezo es el momento del examen, en el cual uno puede analizarse y ver
el nivel de pureza que posee: Si logra la concentración durante todo
el rezo de la ‘Amidá sin que ocupe su mente algún pensamiento vano,
podrá saber que ha alcanzado el título de Tzadik. Pero si dice todo el
rezo ‘de dientes para afuera’, sin nada de concentración, indicaría lo
contrario. Y si en parte lo logra y en parte no, dependerádel porcentaje
para calificarse hacia un lado u otro”.

Como dijo el Rey Salomón (Mishlé 27, 21): “Veish Lefí Mahalaló” (“Cada
persona podrá auto inspeccionarse según sus rezos”).

Obviamente, cuando hablamos de concentrarnos, no se trata de en-


tender las profundidades y los grandes secretos del rezo, ya que difí-
cilmente podrá un ser humano lograrlo, como está escrito en el libro
Néfesh Hajaim (2, 13): “No hay entre nosotros alguien que alcance a
comprender la profundidad de los secretos del texto del rezo. Y todo lo
que se nos reveló, desde los Gueonim hasta el último cabalista de alto
nivel, el Arízal, no es sino como una gota del océano, ya que no hay
humano sobre la tierra que llegue a entender los secretos que poseían
los ciento veinte sabios y profetas que lo compusieron”.

Pero el mínimo de concentración, por lo menos saber el significado de


las palabras, o el tema de lo que se está diciendo, y especialmente ante
Quién se está diciendo, eso sí debe la persona alcanzar.

Y aunque sea difícil, debemos seguir el consejo de Maimónides en su


libro Moré Nevujim (3, 51): “Aunque la meta es difícil, te daré la clave
para que la utilices hasta alcanzar la meta: Primero, vacía tu mente de
cualquier cosa para concentrarte por lo menos en el primer versículo

142
Introducción 98 a 101: El alma del rezo

de la Shemá y en la primera bendición de la ‘Amidá (aunque esto re-


quiera sólo una concentración de varios segundos, con eso se empie-
za)”.

“Después de un tiempo, cuando lo logres de forma fija, pasa al siguien-


te ejercicio: Cada vez que escuches o leas una clase de Torá, ejercita
tu mente para que se concentre en lo que escuchas o lees, y sólo en
esto…”.

Y así sigue Maimónides con más consejos prácticos, cuyo factor co-
mún es ir ejercitando cada vez más el cerebro y controlándolo para
alcanzar la concentración absoluta.

Basado en cierto conpecto que escribe el libro Sha’aré Orá (pág. 119),
podríamos concluir que cuando la persona reza sin concentración, es
como un vagón que no tiene fuerza para avanzar y, por tanto, se estan-
ca en las ‘vías Celestiales’ sin poder elevarse ni llegar a Di’s.

Pero cuando la persona consigue realizar un rezo lleno de concentra-


ción, se convierte en una locomotora que toma los vagones estancados
y los arrastra hacia arriba. Y dependiendo de la fuerza del motor de
esta locomotora, del que depende del poder de la concentración, po-
drá arrastrar más vagones estancados.

Así es en los rezos: al rezar con mucha energía y concentración, to-


das las plegarias “estancadas” que se dijeron en algún momento sin
mucha concentración y por tanto no alcanzaron a llegar al Cielo, son
arrastradas y elevadas, de tal forma que no sólo este rezo alcanzó la
meta, sino que llevó con él muchas más plegarias que ahora serán
recibidas. •

143
Capítulo 98: Concentración en el rezo

Capítulo 98

Concentración en el rezo

1. El rezo substituye a los sacrificios que se ofrecían en los tiempos del


Bet Hamikdash. Así como un sacrificio ofrendado sin la concentración
correcta quedaba nulo, un rezo sin concentración no tiene valor.
Por eso, debe tener precaución de rezar con la concentración pura,
quitando todos los pensamientos ajenos al rezo antes de comenzar a
rezar. (1)

2. Debe tener concentración en todas las bendiciones de la Amidá;


si no puede, por lo menos en la primera bendición. Si no se concentró
si quiera en la primera bendición, no es necesario repetir la Amidá.
(1,3)

3. Antes de empezar la Amidá debe sentirse preparado pare rezar


frente a Hashem, Rey de los reyes, y mientras reza debe concentrarse
en el significado de lo que dice. (1,3)

4. Quien por lo general se concentra en la Amidá o por lo menos


en la primera bendición, y una vez no se concentró, puede repetir la
Amidá con concentración, sin aumentar algo en su rezo. De cualquier
manera, es preferible que condicione su rezo así: “Si debo rezar de
nuevo, que se considere mi rezo como obligatorio. De lo contrario, que
se considere por iniciativa propia.” (2)

144
Capítulo 98: Concentración en el rezo

5. Si en la primera bendición se acordó que no se concentró:

• Si fue antes de terminar la bendición, repite desde “Elo-henu Veelo-


hé Abotenu”.

• Si ya bendijo “Maguén Abraham” y no ha seguido, es bueno que


piense el significado de la primera bendición antes de continuar.

• Si siguió la Amidá, debe esforzarse en concentrarse en cada bendición


de la Amidá.

• Cuando llega a “Modim” debe concentrarse, para reparar el que no


se haya concentrado en la primera bendición. (4)

6. Incluso si sabe que no podrá concentrarse en ninguna de las


bendiciones de la Amidá, no puede excusarse de rezar. Por eso, debe
hacer su mayor esfuerzo para concentrarse por lo menos en la primera
bendición o en la bendición de Modim. (13,14)

7. Se permite leer del Sidur o decir la Amidá de memoria, dependiendo


de cómo se concentre mejor. (5)

8. Hay varios principios que ayudan a concentrase en la Amidá,


algunos de ellos son:

• Pararse a lado de aquellos que ponen mucha concentración en la


Amidá.

• No pararse en un lugar donde la gente pasa cerca de él.

• Innovar peticiones o pensamientos sobre lo que reza.

• Estudiar Torá, ya que por medio de esto consigue tener temor a


Hashem. (6)

145
Capítulo 98: Concentración en el rezo

9. Si en el Templo la gente reza rápido y le resulta difícil concentrarse,


pero tiene la opción de ir a otro Templo donde rezan más despacio
pero tendría que salirse antes de terminar, debe ir donde el rezo es más
despacio. (7)

10. Si alarga su rezo para concentrarse mejor y no alcanza a terminar


al tiempo que se recita la Kedushá, puede empezar un poco antes la
Amidá de Shajrit para terminar a tiempo. No obstante, en la Amidá de
Minjá esto no se permite. (9)

11. Se debe rezar rogando, como un pobre pidiendo en la puerta,


además debe hacerlo despacio para evitar aparentar que el rezo es una
carga. (11)

12. Aquella persona que apresura su rezo para alcanzar a contestar


Kadish o Kedushá, debe tener precaución de no omitir palabras o
letras. (10)

13. Después de haber rezado con concentración, no debe sentirse


confiado que por ello Hashem concederá sus pedidos, ya que estos
pensamientos provocan que sus pecados sean recordados. Por eso,
debe pensar que Hashem escucha sus rezos por su gran piedad y favor
que hace con nosotros. (12)

14. No puede perder constantemente el rezo con Minián si


al rezar solo se concentra mejor. No obstante, se permite hacerlo
ocasionalmente. (15)

15. Es apropiado vestir prendas agradables y limpias para el rezo. Por


eso algunas personas visten saco y sombrero mientras rezan, siendo
una costumbre importante. (16)

146
Capítulo 99: Rezar ebrio

Capítulo 99

Rezar ebrio

1. Quien se encuentra en estado de ebriedad, no puede decir la


Amidá hasta que se le pase el efecto de la bebida, aun si el tiempo
apto para rezar está por terminar. Esto se debe a que su rezo en ese
estado es aborrecido. Por lo tanto, si pasó el horario apto pare rezar,
debe reponer la Amidá en el siguiente rezo. Cabe mencionar que tiene
permitido decir otras bendiciones. (1)

2. Si tomó bebidas embriagantes y no se siente en estado impropio,


puede rezar. (1)

3. Un ebrio puede completar Minián aunque no pueda rezar.


Únicamente si no está consciente de lo que hace, no tiene permitido
completar Minián y está exento de cumplir Mitzvot. (2)

Capítulo 100

Preparar los rezos de las fiestas

1. Actualmente ya no es necesario leer los rezos de las fiestas


previamente para familiarizarse con ellos, ya que contamos con
Majzorim y rezamos de estos. (1)

2. Es propicio leer el “Al Hanisim” que se agrega en la Amidá de


Januká y Purim del Sidur, para no confundirse al recitarlo, por lo menos
en el primer rezo de la festividad. (2)

147
Capítulo 101: Idioma y pronunciación

Capítulo 101

Idioma y pronunciación

1. Quien escucha el rezo de su compañero y se concentra en cumplir


con su obligación, se considera como si él mismo lo dice, siempre y
cuando comprenda lo que escucha. (1)

2. Quien recita la Amidá o el Bircat Hamazón en hebreo, aunque


sólo tenga una idea general de lo que dice, cumple con su obligación.
(1)

3. Se debe rezar en hebreo aunque no comprenda el idioma. Por lo


tanto, es Mitzvá imprimir Sidurim que muestren de un lado el rezo en
hebreo y del otro la traducción, para que así puedan comprender su
significado los que no dominan el idioma. (2)

4. Aquellos que no saben leer en hebreo pueden leer en fonética,


aunque la pronunciación exacta sea ligeramente diferente. Incluso se
puede recitar Kadish de esta manera. (2,3)

5. El oficiante del rezo debe pronunciar correctamente todas las


palabras del rezo. (2)

6. Para la pronunciación correcta del nombre de Hashem, ver Tomo


1, Capítulo 5, incisos 8 y 9; y Capítulo 53 inciso 13.

7. El texto correcto del rezo, también según la Kabalá, es según la


costumbre Sefaradí. Por lo tanto, si un Ashkenazí quiere cambiar su
costumbre y rezar con la pronunciación Sefaradí, puede hacerlo sin
considerarse que está traspasando la prohibición de no apartarse de la
enseñanza de su madre. (7)

148
Capítulo 101: Idioma y pronunciación

8. Si un Ashkenazí estudió con Sefaradim y se acostumbró a pronunciar


como los Sefaradim, no es necesario que vuelva a la costumbre de
los Ashkenazim e incluso puede ser oficiante del rezo en un Minián
Sefaradí pronunciando como ellos. (12)

9. Si un Ashkenazí regresó al camino de la Torá con ayuda y guía de


Torá y Halajá de un rabino Sefaradí, puede continuar actuando según
la costumbre Sefaradí. (13)

10. Si un Sefaradí rezó con el texto de Ashkenazí estilo Sefarad o


Ashkenaz, no tiene que repetir el rezo. (7)

11. Es bueno que los alumnos Sefaradim que estudian en escuelas


de Ashkenazim formalicen un Minián Sefaradí en los días de Rosh
Hashaná y Yom Kipur. Si no pueden, deben rezar con sus padres según
el texto Sefaradí. (8)

12. Un Sefaradí que está rezando en un Minián Ashkenazí no


debe cambiar el texto de la Kedushá como los Ashkenazim, debe
decir “Nakdishaj” en Shajrit y “Kéter” en Musaf. Esto se debe a que lo
fundamental es responder “Kadosh”, “Baruj Kebod” y según algunas
opiniones también “Yimloj Ado-nay”. (10)

13. Si un Sefaradí está dentro de los doce meses de luto y se


encuentra en un Minián de Ashkenazim, si la concurrencia acepta que
él sea el oficiante y pronuncie todo el rezo como los Sefaradim, puede
ser oficiante. En caso contrario es preferible que no sea oficiante del
rezo. (11)

14. El texto unificado conocido como “Nusaj Ajid” y el texto “Nusaj


Sefarad” no pertenecen al rito Sefaradí, por lo que un Sefaradí no tiene
permitido rezarlos. Se debe saber que todos los conceptos del rezo,
tales como el contexto y orden en que está escrito, fue establecido en
base a Celestiales y extraordinarios secretos. (9)

149
Introducción 101-B: El origen del hebreo

Capítulo 101-B

El origen del hebreo

E n este capítulo veremos la importancia de rezar y pronunciar las pa-


labras en hebreo, conocido como Lashón Hakódesh, “el lenguaje sa-
grado”.

La importancia de este idioma, de acuerdo con nuestra tradición, radica en


que con él creó Di’s el mundo, como decimos en el rezo Baruj Sheamar:
“Bendito el que dijo y con Su palabra creó el mundo”.

Y en este idioma se dirigió Di’s al primer ser humano, Adam Harishón, como
está escrito en el libro Hacuzari (1, 26 y 2, 68): “Con este idioma habló Di’s
a Adam y a Javá, y este idioma fue con el que ellos hablaron cuando Di’s
les insufló el poder del habla. Por ello se autodenominó el primer humano
‘Adam’, porque fue hecho de la ‘Adamá’, la tierra, y a su esposa la llamó
‘Ishá,’ porque provenía del ‘Ish’, del hombre”.

“Y así ocurrió con todos los nombres que tenían los primeros seres humanos,
como Javá, que proviene de la palabra Jai; Cáin, de Caniti, Shet, de Shat;
Nóaj, de Nejamá, etc. Todos esos nombres contienen raíces de palabras en
hebreo porque fue el idioma que se hablaba”.

Este idioma permaneció como lengua universal hasta la época de la Torre


de Babel, como dice el versículo: “Hasta entonces todos hablaban un solo
idioma…” (Bereshit 11, 1). Y después del hecho de la Torre de Babel fueron
castigados y esparcidos por todo el planeta, entregando a cada grupo la sa-
biduría de inventar un nuevo idioma.

De aquí que se llamara ese lugar Babel (Babilonia), que proviene de la pa-
labra que significa en hebreo “mezclar”, “confundir”, ya que en ese lugar se
mezclaron y se inventaron los idiomas (Bereshit 11, 9).

150
Introducción 101-B: El origen del hebreo

Entre los únicos que conservaron el idioma original estuvo ‘Éver, descendien-
te de Shem, el hijo de Nóaj. Y como es sabido, él fue el maestro particular
de Abraham Avinu, y tanto influyó en él que luego se llamó Abraham Ha’ivrí,
por dos motivos que terminan siendo uno solo: ‘Ivrí, por su maestro ‘Éver, y
también porque ‘Éver significa “del otro lado”, haciendo alusión a que todo
el mundo hablaba idiomas convencionales y él se expresaba en el idioma
original Divino.

Por estas razones terminó este idioma llamándose hebreo, que además de ser
aprendido de ‘Éver y ser diferente, fue también un idioma del ‘Avar (“pasado”,
“el más antiguo”).

Además, Abraham registró parte de lo que estudió en la Yeshivá de ‘Éver en


el libro Séfer Hayetzirá, en el cual se evidencia la profundidad y la magnifi-
cencia de este idioma.

Posteriormente, cuando el Pueblo de Israel bajó a Egipto, aclaran nuestros Sa-


bios que una de las virtudes que tenían fue que no cambiaron sus nombres,
su vestimenta, ni su idioma.

Por tanto, al salir de Egipto recibieron la Torá en hebreo y en este idioma


Moshé dio todas sus clases al pueblo. Y dice la Torá que en cierto momento
durante esos cuarenta años en el desierto, “Beer Moshé Et Hatorá” (“Tradujo
Moshé la Torá a los demás idiomas”) (Devarim 1, 5).

El motivo de que lo hiciera, explican nuestros Sabios, fue para que también
aquel que la estudiara en cualquier idioma se le considerara como estudio
de Torá.

Así continuó la historia y la trasmisión de padre a hijo de esta lengua, y todos


los profetas recibían los mansajes de Di’s en este idioma y los trasmitían con
él.

Se puede notar especialmente el nivel tan elevado de la gramática hebrea en


el libro de Tehilim, escrito por el Rey David, y en los consejos que nos legó
su hijo, el Rey Salomón, en sus libros Mishlé y Kohélet.

El primer “terremoto conceptual” que sufrió el idioma hebreo ocurrió des-


pués de la destrucción del Primer Templo y el exilio de la mayoría de los
hebreos a Babilonia. Allá se encontraron con un idioma hermano, muy pa-
recido: el arameo.

151
Introducción 101-B: El origen del hebreo

Poco a poco empezaron a dejar de lado el idioma hebreo y a hablar más


esta última lengua, a tal punto que el profeta Daniel, quien vivió en Babilo-
nia durante esa época, escribió capítulos enteros de su libro de profecías en
arameo.

Y como dice el profeta Nejemiá (13, 24), cuando expresa su gran angustia
ante la pérdida de muchos valores a causa de la Diáspora, como los matri-
monios mixtos: “Y sus hijos hablan el idioma Ashdodí, y no saben hablar el
idioma judío”.

Por supuesto, los escritos del Talmud Babilonio son una mezcla de hebreo y
arameo.

Fue en ese entonces que se estableció que incluso al leer la Perashá cada
Shabat en la sinagoga hubiera una persona que repitiera el versículo en ara-
meo. Esto se hizo por dos motivos: entender lo leído y no perder el idioma
hebreo, y poco a poco recuperarlo.

Sin embargo, Rabí Yehudá Hanasí, que vivía en Israel, escribió todas las Mi-
shnayot únicamente en hebreo.

Luego de él todos estudiaron la Torá en hebreo, pero escribían sus comen-


tarios, conclusiones o leyes dependiendo del país a donde el segundo exilio
los hubiera arrojado. Maimónides, por ejemplo, escribió muchos de sus li-
bros en árabe; el libro Tzena Urena fue escrito en yiddish; el Me’am Lo’ez,
en ladino, etc. Pero siempre cuidaban el idioma original y sólo para que el
público donde vivían pudiera escribirlo o entenderlo, hablaban o escribían
en el idioma local.

El segundo “terremoto conceptual” ocurrió en el siglo VIII de la era común,


cuando los judíos que vivían en Babilonia, al ser conquistada por los árabes,
empezaron a expandirse por todo este nuevo imperio y llegaron al norte de
África, así como a España. Allá fueron formando grandes comunidades, con
presencia muy notoria en Portugal y Marruecos.

Por otro lado, en Alemania, Francia e Italia fueron formándose otras comu-
nidades cuyo origen era las zonas aledañas a Roma o los sobrevivientes de
Israel. Así, del siglo IX en adelante se dividieron los judíos en dos grupos: el
de los Sefaradim y el de los Ashkenazim.

Aunque todos respetaban la misma Torá y las principales leyes de nuestros


Jajamim, hubo algunas variaciones y diferencias en ciertas costumbres.

152
Introducción 101-B: El origen del hebreo

Especialmente se notó, y se nota hasta la fecha, una diferencia gramatical en


la forma de pronunciar las vocales, donde los Sefaradim tienen cinco vocales
y los Ashkenazim siete (por ejemplo, la vocal Kamatz, el Sefaradí la pronun-
cia como “a” y el Ashkenazí como “o”).

Por supuesto, hasta la fecha persiste la discusión de cuál era la forma correcta
de pronunciarlas en Israel antes de salir a los exilios.

Algunos historiadores, como Asher Láufer, sostienen que esta diferencia se


dio en el Pueblo de Israel incluso antes del exilio, y los Ashkenazim pronun-
cian esas letras como los habitantes de la ciudad de Tiberia y los Sefaradim
como la usanza del resto de los habitantes de Israel.

Otros sostienen que, debido a los exilios y persecuciones que sufrieron los
Ashkenazim durante la Edad Media, lo más probable es que los Sefaradim
hayan logrado conservar mejor la tradición.

En el siglo XIX, cuando estaba ideándose el nuevo Estado de Israel y comen-


zó el retorno de judíos de diferentes países, tuvo que decidirse cuál criterio
adoptar en asuntos como el idioma oficial del Estado de Israel.

Para ello se organizó un comité, llamado Vá’ad Halashón, “El comité del
lenguaje”, el cual decidió que la pronunciación sería como la Sefaradí y la
escritura (cursiva) sería como la Ashkenazí.

De una forma u otra, es importante saber que cada uno debemos seguir
nuestra tradición y pronunciar los rezos con la gramática que nuestros ante-
pasados nos hayan trasmitido.

Di’s entiende a uno y a otro, pero es importante rezar en el idioma original.

Por eso para los judíos de la Diáspora, cuyo idioma natal no es el hebreo y
que con dificultad lo entienden o lo pronuncian, resulta de mayor importan-
cia que primeramente recen en el idioma que quieran, pero que poco a poco
intenten aprender palabras en hebreo leyéndolas con la fonética correspon-
diente, con tal de que pronuncien en hebreo y entiendan en español, por
ejemplo, y que posteriormente avancen y aprendan a leer las letras hebreas,
mediante las cuales creó Di’s el mundo, para que prácticamente hablemos
con Él “en Su idioma”. •

153
Capítulo 101 B: Rezar sin pronunciar

Capítulo 101 B

Rezar sin pronunciar

1. Al rezar se debe pronunciar lo que dice, no basta con sólo pensarlo.


Si rezó con el puro pensamiento no cumplió con su obligación y debe
repetir la Amidá, es preferible que condicione la Amidá, es decir que
diga que si la debe decir de nuevo, que se considere su rezo como
obligatorio, en caso contrario que se considere por iniciativa propia.
(1,5)

2. La persona debe rezar la Amidá en voz baja, escuchándose


únicamente él mismo. (1)

3. Si la única manera de poder concentrarse en la Amidá es rezando


en voz alta, lo podrá hacer únicamente cuando reza solo. (1)

4. Si escucha las bendiciones de la Amidá de su compañero, debe


contestar Amén a éstas, aun si se encuentra recitando los Mizmorim
de antes de Yishtabaj. Sin embargo, es preferible alejarse hasta no
escuchar lo que dice y así no interrumpir su rezo. (3)

5. Si reza en su casa diciendo la Amidá en voz alta para enseñar a


su familia, los demás deben contestar Amén a sus bendiciones. Cabe
mencionar que está permitido conducirse de esta manera, siendo su
rezo escuchada por Hashem. (4)

154
Capítulo 101 B: Rezar sin pronunciar

6. Quien únicamente pensó en la bendición de antes de comer un


alimento, dice “Baruj Shem Kebod Maljutó Leolam Vaed” y bendice en
voz audible. Por el otro lado, si pensó en la bendición posterior a los
alimentos sin pronunciarla, no debe decirla de nuevo. (5)

7. No se deben repetir palabras del rezo, debe instruir especialmente


a los oficiantes del rezo a no hacerlo para que armonice la melodía que
entona. Además, no deben repetir la misma palabra dos o más veces,
siquiera el resto de la congregación. (6)

155
Introducción 102: ¡No pases!

Capítulo 102

¡No pases!

R elata la Guemará (Berajot 27a) que una vez el rabino llamado


Rav rezó ‘Arvit de Shabat a una hora temprana, antes de que
entrara el sagrado día, mientras su alumno, el rabino Irmiyá Bar
Abá, rezaba detrás de él.

Al finalizar Rav su rezo de ‘Amidá, y antes de dar los tres pasos para
decir el “‘Osé Shalom”, volteó y vio que su alumno aún no terminaba
de rezar. Por tanto, se quedó parado y esperó hasta que terminara. Sólo
entonces finalizó su rezo y se sentó en su lugar.

Concluye la Guemará que de este hecho podemos aprender tres leyes:

1. Se permite rezar ‘Arvit de Shabat incluso antes de que se oculte el


sol.
2. Está permitido que el alumno rece detrás de su rabino.
3. No se permite pasar frente al que todavía está diciendo la ‘Amidá.

Con relación a la tercera conclusión, cuestiona la Guemará ¿por qué


los rabinos Rab ‘Amí y Rab Así sí pasaban uno frente al otro mientras
estaban rezando? y responde que había una distancia mayor de cuatro
Amot entre la persona que pasaba y quien
estaba rezando.

Un caso parecido figura en el Talmud Yerushalmi (Rosh Hashaná 2, 5):


“Rabí Jiyá Bar Abá, ya de avanzada edad, estaba rezando en la sina-
goga. Entonces Rab Cahaná se levantó detrás de él y empezó a rezar.

156
Introducción 102: ¡No pases!

Este último alargó su rezo con profunda concentración, de manera


que cuando finalizó Rabí Jiyá de decir la ‘Amidá volteó, y al ver que
Rab Cahaná no terminaba, se quedó parado.

Cuando al fin terminó, Rabí Jiyá se dirigió a él reprochándole: “¿Así


acostumbran ustedes aquí, a molestar a los ancianos?”.

Rab Cahaná agachó la vista y con una disculpa le explicó: “Provengo


de la familia del Sumo Sacerdote Elí, el cual recibió la maldición del
profeta Shemuel de que su descendencia no tendría larga vida. Sabe-
mos que nuestra única salvación para que no nos afecte esa maldi-
ción es rezar y pedir a Di’s de todo corazón y alma que nos perdone
y nos dé larga vida. Es por eso demoré tanto”.

De nuevo, de este pasaje en la Guemará aprendemos que no sólo


en el Talmud de Babilonia, sino también en el Yerushalmi (escrito en
Israel), se registra el precepto de respetar el espacio del que está re-
zando y no pasar delante de él.

Esta ley fue escrita también en el Zóhar, en la Perashá de Jayé Sará,


sólo que el Zóhar amplía la prohibición y señala una distancia mayor
de cuatro Amot.

Los motivos de esta prohibición son varios: De acuerdo con el Shi-


bolé Haléket (Cap. 25) es porque la presencia Divina está delante de
quien reza, como dice la frase escrita en muchas ocasiones sobre del
Hejal o bordada sobre la Parójet: “Da’ Lifné Mi Atá ‘Omed” (debes
saber que cuando rezas estás parado delante de la presencia Divina),
y por eso no se debe interferir entre la presencia Divina y quien reza.

Conforme al Meirí, el motivo es distinto, como escribe: “Aquel que


reza hace mucho esfuerzo para concentrarse. Por tanto, no se debe
pasar delante de él para no atraer su atención e interrumpir su con-
centración”.

La diferencia entre estas dos opiniones sería, por ejemplo, el caso de


un ciego o de una persona que cubre su rostro completamente con el
Talit, de tal forma que no ve ni percibe si alguien está pasando delan-
te suyo. Por tanto, no molestará a su concentración: Según la opinión

157
Introducción 102: ¡No pases!

del Meirí, se permite pasar delante de estas personas, mientras que


según el parecer del Shibolé Haléket, que la cuestión es la interferen-
cia con la presencia Divina, no importa si lo ven o no.

Otra diferencia sería el caso de decir el Keriat Shemá’, en el que tam-


bién existe la obligación de concentrarse, por lo menos al principio,
pero la presencia Divina no se ubica delante suyo, como sucede en
la ‘Amidá: Conforme al Meirí, la prohibición se extendería también al
caso de la Shemá’, mientras que de acuerdo con el Shibolé Haléket,
esta ley se aplica sólo para el caso de la ‘Amidá.

Por supuesto, existen más opiniones del motivo de esta prohibición


y otras diferencias prácticas entre cada motivo. Sin embargo, con lo
dicho hasta aquí tenemos una idea de los fundamentos básicos.

En los comentaristas se amplía este caso a una prohibición que puede


llegar a transgredir el que dice la ‘Amidá en un lugar por el que todos
pasan, como la puerta de entrada a la sinagoga, ocasionando que la
gente que no conoce la ley, o los que andan apurados para entrar o
salir, la transgredan pasando delante suyo.

En este caso, la responsabilidad recae sobre el que dice la ‘Amidá,


bajo la ley que afirma: “Velifné ‘Iver Lo Titén Mijshol” (“No pondrás
tropiezo ante el ciego”), que en sentido figurado se explica como “no
causarás que el inocente o ignorantede la ley
cometa un pecado”.

Según el Aji’ézer (tomo II, 57), también el que no procura decir la


‘Amidá en un lugar apropiado para poder alargarse en su rezo evi-
tando que la demás gente pase delante suyo, como por ejemplo, en-
frente de una pared o lugares similares, transgrede la prohibición de
“Velifné ‘Iver Lo Titén Mijshol”.

El libro que relata diversos hechos que ocurrieron con el Staipeler, de


bendita memoria (pág. 18), comenta que en cierta ocasión un mucha-
cho se extendió mucho en su rezo de la ‘Amidá y causó que el rabino
no pudiera salir de la Yeshivá a su casa, ya que había una distancia
menor a cuatro Amot entre el muchacho y el
pasillo de salida.

158
Introducción 102: ¡No pases!

Cuando el joven terminó, el rabino, con tono de amonestación, le dijo:


“¿Por qué haces daño a la gente? Si quieres concentrarte, párate frente
a la pared”.

Asimismo, el libro Dálet Amot Shel Tefilá (pág. 48) relata que cierta vez
Rabí Moshé Fainshtein, de bendita memoria, al finalizar su rezo recibió
una llamada telefónica urgente de Israel.

Varios de sus alumnos corrieron para avisarle y él se dirigió a la salida


del Bet Hamidrash para atender la llamada, pero se dio cuenta que jus-
to al borde de la puerta de salida, estaba una persona todavía rezando,
inmersa en su concentración.

Rabí Moshé Fainshtein se quedó parado y no pasó delante de esa per-


sona, y cuando los alumnos le insistieron varias veces que el caso qui-
zá representaba una excepción a esta ley, él les dijo: “¿Cómo quieren
que pase? Hay aquí una ‘pared’ que no puedo atravesar”, refiriéndose
al que continuaba rezando y a la ley que prohíbe pasar delante suyo.

Esta ley, con sus dos motivos principales que analizamos, enfatiza la
importancia del rezo de la ‘Amidá, que al ser realizada ante la presen-
cia Divina, amerita una concentración tan grande que es nuestra obli-
gación no interferir en la concentración alcanzada por la otra persona.

La traducción de la palabra Tefilá proviene justamente de la palabra


“Petil” (mecha que une), es decir, la mecha que une a la cera y la llama,
y en nuestro caso, entre la persona y la luz Divina. •

159
Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando

Capítulo 102

No pasar frente al que está rezando

1. No se permite sentarse a una distancia menor a 1.92 metros de


que dice la Amidá, ya sea frente a él o a los lados, ya que puede
desconcentrar. (1,2)

2. Si hay un mueble de 77.5 cm de alto frente al que reza, de igual


manera no debe pasar frente a él. (24)

3. Aunque la prohibición es únicamente sentarse dentro de 1.92


metros de quien dice la Amidá, quien evita sentarse frente al que reza
hasta donde su vista puede percibir; recibirá bendición, siempre y
cuando por hacerlo no provoque una falta en su estudio de Torá. (1)

4. Quien apoya su cuerpo en algún mueble estando de pie,


igualmente se considera que está sentado, por lo que algunos prohíben
apoyarse de esta manera frente al que dice la Amidá. Sin embargo, en
caso de ser necesario, se permite. (2)

5. Si estaba sentado estudiando Torá o diciendo Tefilá y alguien se


levantó detrás suyo a decir la Amidá, no debe levantarse. (1,3)

6. Si se encuentra en su lugar de pie, y ve que su compañero se


acerca a decir la Amidá cerca de él, puede sentarse antes de que su
compañero empiece, siempre y cuando no se perciba que lo hace con
esa intención. (4)

160
Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando

7. Según algunas opiniones lo anterior aplica si está en su casa, pero


en un lugar designado para rezar o si el que está diciendo la Amidá
lo hace en su lugar designado, debe levantarse. No obstante, si está
estudiando Torá no debe levantarse ya que esto le provocaría dejar de
estudiar.

Si se trata de un aciano, un enfermo o quien está débil, puede quedarse


sentado delante de quien dice la Amidá. (1,3,25)

Pasar frente al que está rezando

8. No se permite pasar delante del que dice la Amidá a una distancia


menor a 1.92 metros, tanto si la que reza es mujer, o si el que reza tiene
cubierta la cara con el Talit. (7,14)

9. Se permite pasar a los costados o por detrás de quien reza la


Amidá. Aunque el que evita pasar por los costados, como es la opinión
del Zóhar, será digno de bendición. (6)

10. No se permite pasar delante del que dice la Amidá para poder
rezar en su lugar fijo. (12)

11. Un vidrio no sirve como división entre quien dice la Amidá y


quien va a pasar frente a él. (5)

12. Un Cohén que debe pasar delante de quien dice la Amidá


para lavarse las manos antes de la bendición de los Cohanim, debe
respaldarse con el lavado de manos que hizo en la mañana para no
pasar delante de él, siempre y cuando haya cuidado sus manos de
suciedad o impurezas. Si la distancia para pasar es mayor a 1.92 metros,
debe ir a lavarse aunque no respete la opinión del Zóhar, que prohíbe
pasar hasta donde su vista lo pueda percibir. (8)

161
Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando

13. Se permite pasar frente a quien dice la Amidá:


• Si lo están esperando varias personas para que imparta una clase de
Torá. (9)

• Para llamar a una persona que complete Minián y empezar la Jazará


o Kadish. (10)

• Si siente urgencia por ir al sanitario, aunque no se permite regresar a


continuar la Amidá en caso de haberla interrumpido. (11)

• Si es un niño quien dice la Amidá aunque es bueno evitarlo. (13)

• Si el que reza se encuentra en el pasillo, y quiere encontrar un lugar


estable para rezar o para estudiar y no tiene otra opción. Además, es
conveniente decir capítulos de Tehilim mientras pasa. (15)

• Si terminó la Amidá pero se encuentra diciendo los pedidos que se


exponen al final de la Amidá, sólo en caso de necesidad mayor. (19)

14. Si terminó de decir la Amidá y otra persona se encuentra detrás


suyo que aún no ha terminado, debe esperarse para dar los tres pasos
hacia atrás si se encuentra a una distancia menor a 1.92 metros. No
obstante, se permite si al dar los tres pasos estará al constado de quien
está en la Amidá. (6)

15. Incluso si se encuentra delante de alguien que alarga mucho la


Amidá o que apenas empezó la Amidá, no puede pasar frente a él ni
dar los tres pasos hacia atrás al finalizar la Amidá. Sin embargo, algunas
opiniones permiten dar los tres pasos hacia los costados del que dice la
Amidá, en especial si se siente débil. (16,17)

16. Se permite pasar delante de quien ya terminó la Amidá, aunque


no haya dado los tres pasos hacia atrás. (20)

17. Si el oficiante debe empezar la Jazará, pero no ha dado los tres


pasos hacia atrás porque quien está detrás de él no ha terminado la

162
Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando

Amidá, debe empezar la Jazará sin dar los tres pasos, apoyándose en
los tres pasos que dará en Kadish Titkabal. (21)

18. Después de dar los tres pasos al terminar la Amidá, debe esperarse
un tiempo determinado para dar los tres pasos hacia adelante. Por lo
tanto, no debe apresurarse a dar los tres pasos hacia adelante con tal
de evitar que otros pasen frente a él. (22)

19. Si después de dar los tres pasos hacia atrás empezaron la


Kedushá, puede regresar inmediatamente a su lugar para decirla. (23)

163
Introducción 104: ¡No interrumpas!

Capítulo 104

¡No interrumpas!

R elata la Guemará (Berajot 31a) que en cierta ocasión un Jasid estaba dicien-
do la ‘Amidá con mucha concentración a la mitad del camino. Pasó un gentil
de mucha importancia en esa nación, un ministro del rey, y lo saludó. Sin
embargo, no interrumpió su rezo y, por tanto, no devolvió el saludo.

Detuvo el ministro su caballo y esperó hasta que el Jasid terminara de rezar, y en-
tonces le dijo: “Ingenuo, ¿no sabes que en tu misma Torá dice: ‘Cuiden sus almas’?
Acabas de arriesgar tu vida por no contestar mi saludo. Pude cortarte la cabeza y
nadie me habría reclamado por ello”.

Volteó el Jasid y contestó: “Por favor, no te molestes. Permíteme sólo explicarte. Si


estuvieras parado delante de tu rey y un amigo tuyo te saluda al pasar, ¿interrumpi-
rías tu conversación con el rey para responderle el saludo? Y si así lo hicieras, ¿cuál
crees que sería la reacción del rey?”.

“Cuando rezo, no estoy parado delante de un rey de carne y hueso, que hoy está
aquí y mañana en la tumba, sino que me hallo delante del rey de reyes, Di’s, quien
está vivo, es eterno y reina por siempre. Con cuánta mayor razón que más no podría
interrumpir mi diálogo con Él”. El ministro sonrió y se despidió con cariño y admi-
ración del Jasid.

En este capítulo veremos la importancia de no interrumpir el rezo para saludar a otra


persona, o siquiera para contestar “Amén” en el Kadish o la Kedushá.

Asimismo, debemos procurar no interrumpir el rezo para pensar incluso en Torá,


como relata Rabí Jaim de Voloshin (en su introducción al comentario del Gaón de
Vilna al libro Sifrá Ditzni’uta), en cierto caso que contó su maestro, el Gaón de Vilna:

En una ocasión, se me dificultó mucho entender un párrafo en el Zóhar, y en medio


de la ‘Amidá de Shajrit de Rosh Jódesh, de pronto me llegó a la mente la explicación
correcta.

164
Introducción 104: ¡No interrumpas!

Decidí interrumpir el rezo para asentar en mi mente la explicación, asimilarla per-


fectamente con las palabras del Zóhar y sólo entonces continuar la ‘Amidá, cosa en
la que no me tardé más de unos segundos. Pero cuando terminé de rezar, intenté
acordarme de todo, pero lo había olvidado por completo... Supe que lo había perdi-
do por interrumpir el rezo. Y aunque en la Halajá pueda encontrarse algún permiso
para proceder así, comprendo que sigue siendo inadecuado, porque todo tiene su
tiempo. Hay tiempo para rezar y tiempo para estudiar.

Después de arrepentirme de lo ocurrido y prometer no interrumpir más mis rezos,


ni siquiera para estudiar, me aproximé a rezar ese mismo Rosh Jódesh la ‘Amidá de
Musaf y, de nuevo, a la mitad de ésta, me vino el párrafo del Zóhar a la mente con
sus preguntas, y empecé a recordar la maravillosa respuesta.

Pero, como dicen nuestros Sabios, cuando uno hace Teshuvá, siempre se le manda
una prueba para ver si su arrepentimiento y su promesa de no caer otra vez son
sinceros.

Por tanto, aparté de mi mente con rapidez todo ese asunto y seguí rezando con
emoción y concentración. Al finalizar mi rezo se aclararon en mi mente todas las
explicaciones del Zóhar con todo su esplendor.

Esto nos demuestra la importancia de no interrumpir la concentración en la ‘Amidá,


pues si pensar en asuntos de Torá difícilmente se permite aunque sigamos conec-
tados con Di’s por medio de su Torá, y con todo y eso no es lo mejor, tanto menos
podemos admitir pensamientos vanos, planes, diligencias por hacer, y ni hablar de
cuestiones prohibidas.

El libro Pele Yo’etz comienza explicando la importancia del amor y el apego que
debe tener la persona con Di’s, y dice (letra Álef - “Ahavat Hashem”): “Hay muchas
clases de amor que debe la persona desarrollar en su vida, como el amor a ella mis-
ma, a la pareja, a los padres, a los compañeros, etc. Pero por encima de todos ellos
está el amor a Di’s”.

Encontramos un ejemplo de este concepto en el encuentro de Ya’acov Avinu con su


hijo Yosef. Después de veintidos años pensando que su hijo estaba muerto, llegó la
buena noticia de que no sólo estaba vivo, sino que era el virrey de Egipto. Imagine-
mos la emoción del momento en que se encontraron: Las lágrimas y palabras que
ambos se dijeron entre muchos abrazos.

Sin embargo, relata el Midrash que mientras Yosef lloraba de la emoción, su padre,
Ya’acov Avinu, se dedicó en esos momentos a leer la Shemá’ y decir el: “Veahavtá
Et Hashem” (“y amarás a Di’s), como diciendo: “Incluso en este momento que estoy
abrazando a mi hijo perdido, te amo a Ti, Di’s, más que a todo. Y ni por un instante
en la vida nadie, ni siquiera mi hijo Yosef, superará el amor que te tengo”.

Ojalá logremos en nuestra vida amar tanto a Di’s que nunca interrumpamos por
nada ni por nadie esta Divina unión. Sin lugar a dudas, esto nos beneficiará median-
te el gran amor que nuestro Creador nos devolverá, y por este amor que nos tendrá
no permitirá que ningún acusador Celestial interfiera o interrumpa la abundancia
que nos mandará. •

165
Capítulo 104: Interrupción durante la Amidá

Capítulo 104

Interrupción durante la Amidá

1. Está prohibido saludar o hablar durante la Amidá, incluso contestar


Kadish o Kedushá. Únicamente se puede hablar en caso de peligro de
vida. (1,4)

2. El oficiante debe tener la intención de que aquellos que todavía


dicen la Amidá cumplan con la obligación de responder Kadish,
Kedushá y Barejú. Por lo tanto, debe alzar su voz más alta que los
concurrentes; si no puede, debe esperar a que los demás terminen de
contestar, y luego repetirlo en voz alta para que sea escuchado. (2)

3. Quien se encuentra en la Amidá y escucha Kadish o Kedushá,


debe permanecer en silencio y concentrarse en lo que dice el oficiante,
cumpliendo de este modo la Mitzvá de responder, sin que se considere
interrupción. Asimismo, no debe de despegar sus pies durante la
Kedushá. (2)

4. Si el oficiante no se concentra en exentar a los demás o si su voz


no es escuchada, no debe guardar silencio para escucharlo mientras
dice la Amidá. No se cumple con la Mitzvá de responder Kadish o
Kedushá escuchándola de alguno de los presentes, ya que él no tiene
la intención de exentarlo de esta obligación. (2)

5. Los que agregan sus pedidos en la Amidá, deben hacerlo con la


completa intención de servir a Hashem y no sólo por intereses propios.
(4)

6. No se permite ir por un libro durante la Amidá si necesita consultar


alguna cuestión relativa a la Amidá, por ejemplo, si dijo “Morid Hatal”
en vez de “Mashib Harúaj” y no sabe cómo proceder. No obstante, si

166
Capítulo 105: Cuando dice dos veces la Amidá

lo hace en caso de no tener otra alternativa, tiene en quien apoyarse.


De cualquier manera, no se permite interrumpir preguntando para
resolver su duda. (5)

7. Si mientras decía la Amidá guardó silencio por un lapso de tiempo


suficiente como para haber dicho toda la Amidá, debe repetirla. Si
continúa la Amidá, no sirve de nada y tiene que repetirla de cualquier
manera. Es conveniente que cuando rece de nuevo lo haga con
condición. (6)

8. Si acostumbran esperar a que el rabino del Minián termine la


Amidá para empezar la Jazará y éste se tarda, el rabino puede hacer
señas para que empiecen si esto que la concurrencia lo esté esperando
lo desconcentra. (8)

9. Si algún ruido temporario le impide concentrarse, como el timbre


del teléfono o el llanto de un menor, debe interrumpir hasta que cese el
ruido. Si no para, puede dirigirse en silencio hasta donde está el ruido y
silenciarlo, como desconectar el teléfono o calmar al niño. (10,11)

10. Se permite a mitad de la Amidá abrir el Sidur y mostrarle a un


niño dónde rezar, si éste insiste demasiado en ello, para que pueda
seguir la Amidá con concentración. No obstante, lo conveniente es
hacerlo antes de comenzar la Amidá. (12)

Capítulo 105

Cuando dice dos veces la Amidá

1. Si va a decir dos veces la Amidá, no debe hacerlo de inmediato.


Debe dar tres pasos hacia atrás, decir “Osé Shalom”, esperar un
segundo y medio, regresar a su lugar, y comenzar de nuevo la Amidá.
Se debe proceder del mismo modo si debe repetir la Amidá por haber
cometido algún error cuando la dijo. (2)

167
Introducción 106: El rezo femenino

Capítulo 106

El rezo femenino

E scribe Maimónides (Halajot Tefilá 1, 5): “Siendo que el rezo es un pre-


cepto de la Torá y no tiene un tiempo fijo, también las mujeres están
obligadas a realizarlo” . Y como veremos en las Halajot de este capítu-
lo, el deber de las mujeres es de realizar por lo menos un rezo al día. Asimis-
mo, analizaremos la fuerza que emana el rezo de la mujer.

Dado que puede llegar a pensarse que el rezo es principalmente para los
hombres y que las mujeres rezan sólo de forma secundaria, aclararemos lo
siguiente:

El Midrash Rabá (Bamidbar 27, 1) comenta: “Cuando vieron las hijas de Tze-
lofjad que corrían el riesgo de perder la herencia de la porción de tierra que
correspondía a su padre, lucharon por ella, y en un momento dado dijeron:
‘En el mundo suele la gente favorecer más a los hombres que a las mujeres.
Pero ante el Creador no es así. Él se apiada de los hombres y de las mujeres
por igual’”.

Como dijo el Rey David (Tehilim 45, 9): “Tov Hashem Lacol Verajamav ‘Al
Col Ma’asav” (“Di’s es bueno con todos y Su piedad está sobre todas sus
criaturas”).

Este Midrash coincide con otro (en Shemot Rabá 21, 4) que comenta: “Dijo
Rabí Yehudá: En el mundo, cuando un pobre pide algo o busca amistad es
rechazado, pero si es adinerado, es recibido y escuchado. Sin embargo, ante
Di’s no es así, sino que todos son iguales ante Él, mujeres y hombres, pobres
y ricos, etc.

Y la prueba está en que Moshé Rabenu, el maestro de todos los profetas,


aquel que subió al Cielo y bajó la Sagrada Torá, su rezo y el rezo de un pobre
tienen el mismo valor”.

168
Introducción 106: El rezo femenino

Como lo afirma el versículo: “Tefilá Lemoshé”, y en otra parte dice “Tefilá


Le’aní”. Y no solamente eso, sino que el rezo del pobre puede ser recibido
antes que el rezo de Moshé.

Como figura en la Torá que cuando el Pueblo de Israel se detuvo delante del
mar mientras Par’ó los perseguía, fueron los hebreos que acababan de salir
del estado de esclavitud a rezar a Di’s.

Por supuesto que el gran líder Moshé Rabenu también rezó. Pero a él le dijo
Di’s: “¿Para qué rezas? Ya recibí el rezo de mis queridos hijos. Sigue adelante,
camina y cruza el mar”. Es decir, no sólo el rezo de un pobre y un esclavo
puede equivaler al de un gran líder como Moshé Rabenu, sino que incluso
puede ser recibido antes.

Dice el profeta Yoel (3, 2). “Llegará el día en que derramaré mi espíritu sa-
grado sobre cada persona, y lograrán profetizar niños y niñas, ancianos y
jóvenes, esclavos y siervas…”.
Así que, en primera instancia, todos somos iguales ante Di’s. Como dijo al
final de sus días Moshé Rabenu, en la Perashá de Nitzavim: “Todos ustedes
están parados ante Di’s: Niños, mujeres, desde el aguador hasta el leñador”.

Y como afirmó Iyov (34, 19): “Lo Nicar Shú’a Vedal Lifné Hashem” (“No hay
diferencia entre el rico y el pobre ante Di’s”).

El concepto del rezo sirve para crear una comunicación entre la persona y
su Creador.
La Torá relata que al principio de la Creación, Di’s puso al primer hombre y
a su mujer en un paraíso, lugar en el que no les faltaba nada. Esa situación,
la de no necesitar de Di’s, los llevó, lamentablemente, a pecar y “descomu-
nicarse” de Él.

Por eso, después del juicio que les hizo por comer del fruto prohibido, al
hombre le dijo. “Con el sudor de tu frente comerás el pan”. En otras palabras:
“Tu mayor preocupación será la manutención, conseguir dinero y la buena
vida. Al ser ésta tarea difícil de alcanzar, te causará la necesidad de rezar, de
estar en contacto conmigo para pedir éxito y bendición”.

“Para ti, mujer, tu mayor preocupación será engendrar, traer hijos al mundo,
atenderlos y criarlos. La dificultad de esto será la que te causará rezar y estar
en contacto conmigo”.

De aquí vemos que el deseo de Di’s de nos comuniquemos con Él por medio
del rezo. Por ello, fue dado por igual al hombre y a la mujer, sólo que a cada
uno en su área.

169
Introducción 106: El rezo femenino

Si analizamos la historia, veremos que los Patriarcas tuvieron ciertas di-


ficultades respecto a la manutención; por ejemplo, la hambruna que en-
frentó Abraham Avinu al llegar a Israel, y por lo cual fue a Egipto a buscar
comida. Después, Itzjak Avinu, que por la falta de alimento se mudó a
Guerar. Finalmente, Ya’acov Avinu, quien debió bajar por el mismo moti-
vo de nuevo a Egipto.

Asimismo, los pozos que excavó Abraham, los cuales los pastores de Avi-
mélej se los expropiaban, hecho que se repitió con Itzjak Avinu cuando
los filisteos tapaban los pozos que abría. O la problemática vida que llevó
Ya’acov Avinu con su tramposo suegro Laván, quien le cambiaba el suel-
do y no le pagaba como debía.

Por lógica, ante cada uno de estos sucesos nuestros Patriarcas se desaho-
gaban con Di’s diciéndole: “¡Ayúdame! Resuélve mi problema a fin de
tener pan para comer y ropa para vestir”.

Por el lado de las Matriarcas, vemos que su mayor dificultad fue la inferti-
lidad, ya que las cuatro eran estériles: Sará pasó aproximadamente setenta
y cinco años pidiendo tener un hijo. Rivká, comenta la Torá, que parada
una esquina y su esposo Itzjak en otra, rogaban a Di’s que les mandara
hijos y, cuando ella concibió, el embarazo le causó dificultades y falta de
claridad, como cuenta el Midrash: “Se fue a la Yeshivá de Shem y ‘Éver
para buscar a Di’s”, es decir, rezarle.

En cuanto a Leá, por su parte, comenta el versículo que sus ojos eran
“Racot”, y explican nuestros Sabios que esto significa que ya las pestañas
se le habían caído de tantas lágrimas que derramaba por sus rezos a Di’s
para pedirle que no la casaran con su primo, el malvado ‘Esav, pues de-
seaba formar un hogar digno y tener hijos educados y no delincuentes.

Y por supuesto, Rajel Imenu, la cual tardó en tener hijos y no paraba de


pedir a Di’s que le diera parte en las Doce Tribus de Israel.

Así que podemos percibir cómo, a consecuencia de lo sucedido en el


paraíso con Adam y Javá, se dividieron quizá los roles entre el hombre
y la mujer, pero el factor común de ambos es la comunicación con Di’s.

Pero no sólo es una relación de pedir o quejarse por falta de algo, sino
también una sana relación de agradecimiento, en la cual estamos obliga-
dos, hombres y mujeres, a agradecer.

Como vimos con las Matriarcas, que cada vez que tenían un hijo lo nom-
braban con agradecimientos a Di’s, y le daban un nombre que reflejaba
esto.

170
Introducción 106: El rezo femenino

Por ejemplo, Reubén fue llamado así porque “Raá Hashem,” “Vio Di’s
por mí”; Shim’ón, “Me escuchó Di’s”; etc. Y también sabemos todos que,
al salir el Pueblo de Israel de Egipto, por un lado tomó Moshé Rabenu a
los hombres y cantaron el haz Yashir, y su hermana Miriam, por su par-
te, congregó a todas las mujeres y con panderos y tambores cantaron y
agradecieron a Di’s.

Así que no nada más la obligación y la aceptación son por igual, para
hombres y mujeres, sino que, si seguimos indagando, veremos que mu-
chas de las leyes establecidas para el modo de rezar fueron dictadas por
los Jajamim a raíz de la forma en que rezó una mujer, Janá. Como dice en
el Pesiktá Zutrata (Vaetjanán 7a): “Todas las 18 bendiciones de la ‘Amidá
y su orden están inspirados de Vatitpalel Janá, el rezo de Janá”. Y agrega
el Talmud (Berajot 29a): “Las nueve bendiciones que se dicen en el Musaf
de Rosh Hashaná están inspiradas en las nueve menciones del Nombre
de Di’s en el rezo de Janá”. Además, dice el Yerushalmi (Berajot 4, 1): “De
Janá aprendimos que el rezo no puede ser corto, sino que la persona debe
extenderse en él, al igual que aprendimos de ella que no se debe alzar
demasiado la voz en el rezo, sino como hablando con uno mismo. Pero
tampoco puede ser de forma interior, sin ni siquiera mover los labios, ya
que Janá rezó en silencio, pero moviendo los labios”, etcétera.

Pero es verdad: a pesar de que sean las mujeres parte fundamental y


compañeras del hombre en su conexión con Di’s, no pueden participar
en el Minián, ya que siempre en la historia las mujeres rezaban en forma
individual, o de manera grupal, como en el caso de Miriam, pero sólo en-
tre ellas, nunca mezcladas con los hombres. Y esto tiene varios motivos:

1. Cuidar el recato.

2. El rezo requiere de mucha concentración, y una de las atracciones


mentales que puede tener el hombre es la femenina.

Para evitarlo, no rezan juntos. Pero además de esto, hay un motivo in-
teresante por el cual la mujer no debe rezar con Minián: ella tiene una
conexión mayor con Di’s que la que tiene el hombre, como vimos en la
Creación, en la que, al crear Di’s al hombre, dijo a los ángeles: “Hagamos
al hombre”, pero cuando hizo a la mujer, dijo Di’s: “Le haré una compa-
ñera”.

Por tanto, lo que logra el hombre en una sinagoga con Minián de perso-
nas, Jazán y Séfer Torá, lo alcanza la mujer sola en su casa o ante las velas
de Shabat, en el momento que pide por su familia y la buena educación
de sus hijos. •

171
Capítulo 106: Quién está obligado a rezar

Capítulo 106

Quién está obligado a rezar

1. El Maimónides escribe que es Mitzvá rezar todos los días, sin que
la Torá establezca un tiempo definido ni una cantidad de rezos, por lo
que hombres y mujeres tienen la obligación de rezar diario. (1)

2. Las mujeres están obligadas a rezar sólo una vez al día. Lo


conveniente es que recen Shajrit, diciendo primero Bircot Hashájar y
Bircot Hatorá, el versículo de “Shemá Israel” y posteriormente la Amidá.
Se debe instruir también a las niñas a rezar diariamente. (1,11)

3. La mujer que desee decir los tres rezos diarios, será merecedora
de bendición, sin que se considere que bendice sin necesidad. (1)

4. La mayoría de las mujeres Ashkenaziot rezan Shajrit y Minjá. (2)

5. Las mujeres no están obligadas a rezar Musaf, aunque no se debe


reprender a las mujeres que lo hacen. Lo mejor es que escuche el rezo
Musaf del oficiante. (4)

6. Según algunas opiniones, las mujeres están obligadas a rezar


Musaf de Rosh Hashaná, Yom Kipur, y el rezo de Neilá. (4)

172
Capítulo 106: Quién está obligado a rezar

7. Si en el día de Rosh Jódesh no dijo “Yaalé Veyabó” en la Amidá,


debe repetirla. Si se dio cuenta que lo omitió incluso mientras decía
“Elo-hay, Netzor”, debe regresar a la bendición de “Retzé”, terminando
la Amidá en orden. Esto también aplica para la mujer, sin embargo,
una mujer que rezó Shajrit, y en Minjá olvidó decir “Yaalé Veyabó”, es
conveniente que repita la Amidá con condición. (5)

8. En cualquier caso en que el hombre debe repetir la Amidá, la mujer


también debe hacerlo. Ya sea si olvido decir “Hamélej Hakadosh” en
los días entre Rosh Hashaná y Yom Kipur; si confundió “Barejenu” en
lugar de “Barej Alenu”, etc. (5)

9. Aunque la mujer no está obligada a rezar con Minián, si va al


templo y responde a Kadish, Kedushá y Amén a las bendiciones,
recibirá gratificación.

Sin embargo, no debe descuidar sus obligaciones del hogar, su esposo


y sus hijos por ir al Templo, siendo que no está obligada a hacerlo. (3)

Instruir a los menores de edad a rezar

10. El padre está obligado a instruir a sus hijos, desde la edad


adecuada, a decir los tres rezos diarios. Educarlos a recitar el rezo
completo sin saltear, desde Bircot Hashájar en adelante. Además, es
apropiado llevar tanto a sus hijos como a sus hijas al Templo para que
recen con Minián y aprendan a respetar la santidad del lugar como es
debido. (5,6,8)

173
Capítulo 106: Quién está obligado a rezar

11. Si el menor perturba el rezo de los concurrentes, no debe asistir


al Templo; incluso es preferible rezar sin Minián que llevarlo. (6)

12. No se permite que menores de trece años realicen su propio


“Minián” para que practiquen decir Kadish y Kedushá. Por el otro lado,
es bueno que en las escuelas permitan que entren a un Minián para
que respondan al oficiante. (7)

13. Si un menor que se encuentra en edad de aprender no rezó, es


apropiado enseñarlo a decir dos veces el próximo rezo para compensar
el que no dijo. (15)

14. La Mitzvá de instruir a los hijos aplica también en Mitzvot


establecidas por nuestros Sabios, como decir Halel y Musaf. (10)

15. Es apropiado que los maestros instruyan a los menores a


pronunciar debidamente el rezo, puesto que si no se les enseña desde
pequeños, les será difícil corregirlo en un futuro. (12)

16. Un joven que ha cumplido los trece años puede exentar a otros
de la obligación de rezar pues se considera que tiene ya los signos de
madurez. (16)

174
Capítulo 106: Quién está obligado a rezar

175
Introducción 107: Mala señal

Capítulo 107

Mala señal

S uele pensarse que los accidentes o los errores ocurren por falta
de suerte o mala coincidencia y casualidad. Pero en el judaísmo
se manejan a veces ciertos incidentes como una señal de Di’s
para la persona.

Por ejemplo, si a una persona se le caen los Tefilín por la mañana, se


le recomienda que ayune ese día y lo dedique al estudio y a la lectura
de Tehilim. Podría pensarse que el motivo de esto es para perdonar la
humillación involuntaria que causamos a los
Tefilín, pero la verdad es lo contrario: si en el Cielo hay un posible
decreto negativo, sólo haciendo Teshuvá, ayuno, Tzedaká y rezando
podrá lograrse que sea cancelado.

Por tanto, causa Di’s que accidentalmente se caigan los Tefilín, para
que el ser humano realice todo lo dicho anteriormente y por esta fuer-
za y energía que generen sus hechos se cancele el decreto.

Así funcionaría en caso de que, Di’s nos libre, se caiga un Séfer Torá.
En este caso no deberá ayunar nada más quien lo cargó, sino todos
los que estaban presentes en ese momento en la sinagoga, ya que el
mensaje fue mandado a la colectividad, a todos, para que juntos, con
los pasos de Teshuvá que den, eliminen el decreto negativo colectivo.

176
Introducción 107: Mala señal

Bajo estos términos ve la Guemará el hecho de que alguien se equivo-


que en el rezo, como dice la Mishná (Berajot 5, 5): “Aquel que rezó y se
equivocó, no es buena señal para él, y en caso de que el Jazán se equi-
voque, no es buena señal para la congregación, a la que representa”.
De nuevo, vemos que la coincidencia y el error son un modo de adver-
tencia, un mensaje no negativo ni malo, sino sólo un aviso de: “Mejora
tu rezo. Concéntrate mejor, porque se necesitan en el Cielo argumen-
tos para decretarte cosas buenas”.

Por eso escribe el Shelá Hakadosh (193a): “Aquel que se equivocó en


los rezos de Shabat y los confundió con los rezos de días de semana,
no es buena señal para él y, por tanto, se le recomendaría que exami-
ne sus acciones, que investigue si hizo algo indebido y, por supuesto,
cuando lo encuentre, que medite y piense en el arrepentimiento”.

Cuenta la Mishná (Berajot 5, 5) que cuando a Rabí Janiná Ben Dosá le


pedían rezar sobre un enfermo, al finalizar el rezo sabía él si había sido
bien recibido en el Cielo o no. Y su fórmula era: “Si el rezo salió con
fluidez de mi boca, sé que fue bien recibido.

Pero cuando se me atoran las palabras o las confundo, sé que no lle-


gó, lo cual es una indicación para seguir rezando más, y con mayor
concentración y fervor”. Aclara el Midrash Yalkut Shim’oní Yeshayahu
que todo esto se aprende del versículo que dice: “Boré Niv Sefataim
Shalom Shalom Larajok Velacarov Amar Hashem Urfativ”, “Cuando se
crea claridad en la expresión de los labios, ésta trae paz al lejano y al
cercano, y Di’s ordena la Refuá, la sanación”.

Obvio, somos humanos; muchas veces podemos cometer errores por


falta de costumbre, o mejor dicho, por rutina y costumbre al llegar otro
rezo, como el de Shabat y Rosh Jódesh, ocasiones en que podemos
confundirnos, aunque no es necesario alarmarse.

Pero, por supuesto, la buena concentración evitará errores. Y si a


pesar de ella ocurrieron, podrá recibirlos la persona como un buen
aviso celestial, como si le dijeran: “Mándanos muchas letras y pala-
bras iluminadoras, para que con letras doradas escribamos buenos
decretos”.•

177
Capítulo 107: No recuerda si rezó

Capítulo 107

No recuerda si rezó

1. Quien está en duda si rezó, deberá volver a rezar con condición,


es decir, antes de repetir la Amidá dice: “Si debo de rezar, que mi rezo
sea considerado como obligatorio, de lo contrario que se considere por
iniciativa propia”. (1)

2. Lo anterior aplica también para el rezo de Arbit. Sin embargo,


esto no puede hacerse en los rezos de Shabat y Yom Tob, porque no
hay rezos por iniciativa propia en Shabat ni en Yom Tob. (1)

3. Si no recuerda si dijo “Yaalé Veyabó” en el rezo de Shajrit o Minjá


de Rosh Jódesh, debe repetir la Amidá. En Shabat únicamente piensa
en la condición sin mencionarla. (2)

4. En los días de verano se dice en la Amidá “Morid Hatal” en vez


de “Mashib Harúaj” y Barejenu” en vez de “Barej Alenu”.

Si no recuerda si dijo correctamente, en caso de estar ya acostumbrado


a decir como el cambio, no debe repetir. No obstante, si no se ha
acostumbrado, aun después de haber pasado treinta días desde que se
hicieron los cambios, debe repetir con condición. En Shabat, no debe
repetir la Amidá. (3,4)

5. Si cometió un error en la Amidá por el cual existen opiniones sobre


si debe repetir o no, debe rezar de nuevo condicionando previamente.
Si esto sucedió en Shabat, no debe repetir, a menos que sea un error
que el Shulján Aruj establece que se debe repetir condicionando
previamente. (5)

178
Capítulo 107: No recuerda si rezó

6. Quien cometió un error en el rezo de Shajrit y se acordó después


que pasó el tiempo apto para rezar Shajrit, puede decir Minjá dos
veces, condicionando antes de la segunda Amidá y convenientemente
agregando un pedido nuevo. (6)

7. Si a mitad de la Amidá de Shajrit o Minjá se acordó que ya había


rezado, debe interrumpir incluso a mitad de la bendición, diciendo
“Baruj Shem Kebod Maljutó Leolam Vaed”. Si le sucedió en el rezo
de Arbit, debe terminar la Amidá pensando que lo hace por iniciativa
propia. No obstante, si es el oficiante del rezo, debe terminar la Jazará.
(7,8)

Un o ficiante que cometió

un error en el rezo

8. Si el oficiante no rezó Arbit, puede reponerlo concentrándose en


la Jazará del rezo de Shajrit del otro día. (6)

9. El oficiante que cometió un error en la Amidá por el cual debe


repetirla, no debe decir la Amidá de nuevo, sino cumple con su
obligación de rezar por medio de la Jazará.

Si se percató de su error durante la Jazará justo antes del lugar donde


lo cometió, debe concentrarse en ese momento en cumplir con su
obligación y no es necesario repetir la Amidá. (1,3)

10. Si lo anterior le sucedió en Arbit de Shabat, podrá cumplir con


su obligación con la bendición que se dice posteriormente a la Amidá,
conocida como “Meén Sheba”.
Asimismo, un concurrente que debe repetir la Amidá de Arbit de
Shabat, puede pedir al oficiante que lo exente con la bendición de
“Meén Sheba” que dirá. (1)

179
Capítulo 107: No recuerda si rezó

11. Si no dijo “Yaalé Veyabó” en Arbit de Jol Hamoed o cometió


un error por el cual debe repetir la Amidá, lo hace después de “Alenu
Leshabéaj”, ya que en Arbit no hay Jazará. (1,5)

12. Si no dijo “Yaalé Veyabó” en la Jazará de Shajrit:


• Si se acordó después de finalizar la bendición de “Hamajazir Shejinató
Letzión” y no ha dicho la palabra “Modim”, dice ahí mismo “Yaalé
Veyabó” seguido de “Modim”.

• Si se acordó en “Modim” o posteriormente, repite desde “Retzé”.

• Si terminó la Jazará, no repite la Amidá, ya que en Musaf hará alusión


a Rosh Jódesh. (2)

13. Cualquier persona que debe recitar la Amidá en Arbit dos veces,
debe decir la segunda después de responder al “Barejú” del oficiante.
(5)

Errores en la Amidá

14. Quien no cuenta con un Sidur y no sabe todas las bendiciones


de memoria, tiene prohibido decir aquellas bendiciones que sabe, ya
que todas las bendiciones de la Amidá están ligadas y deben decirse
todas y en orden. (9)

15. Si olvidó decir Yaalé Veyabó en la Amidá de Arbit de Rosh


Jódesh, no debe repetir la Amidá. Incluso si se acordó en “Modim”, no
debe regresar a “Retzé” para decirlo. Con mayor razón si se dio cuenta
después de decir el nombre de Hashem en la bendición, no puede
terminarla con “Lamedeni Jukeja”. (16)

180
Capítulo 107: No recuerda si rezó

16. Si olvidó decir “Yaalé Veyabó” en Shajrit o Minjá:


• Si se encuentra después de “Baruj Atá Ado-nay” en la bendición de
“Retzé” dice “Lamedeni Jukeja” y continuar desde “Retzé” en orden.

• Si se encuentra después de la bendición, antes de decir la palabra


“Modim”, dice ahí mismo “Yaalé Veyabó” y continuar con “Modim”.

• Si ya dijo “Modim” en adelante, repite desde “Retzé”.

• Si ya dijo el segundo “Yihyú Leratzón”, debe repetir la Amidá desde


el principio. (16)

17. Quien olvidó decir “Yaalé Veyabó”, se percató de ello en


“Modim” y lo dijo en donde se dice el párrafo de “Al Hanisim”, repite
toda la Amidá. (21)

18. Si no dijo “Yaalé Veyabó” en Shajrit de Rosh Jódesh, incluso si


está rezando solo, debe repetir la Amidá antes de Musaf. Si ya dijo
Musaf, aunque en Musaf se hace referencia a Rosh Jódesh, repite la
Amidá, de preferencia con el Tefilín puesto. Si ya pasó el tiempo apto
para decir Shajrit, dice dos veces la Amidá de Minjá. (10,11,12)

19. Si debe repetir la Amidá pero le es difícil hacerlo, puede escuchar


palabra por palabra la Jazará del oficiante, siempre y cuando éste sepa
exentarlo adecuadamente de su obligación, contestando únicamente
Amén a cada bendición y diciendo la Kedushá. Si hay Cohanim, debe
concentrarse en la bendición y contestar Amén. Al finalizar la Amidá,
debe hacer los tres pasos diciendo “Osé Shalom” (15)

20. Si rezó Shajrit sin saber que era Rosh Jódesh, y se enteró
hasta la tarde, debe rezar Minjá, después Musaf, y finalmente repetir
la Amidá de Minjá como remplazo a la Amidá de Shajrit por no haber
dicho “Yaalé Veyabó”. Al finalizar, recita el Halel. (13)

21. Si cuando estaba por terminar el tiempo apto para decir Minjá,
se percató que no dijo Musaf, dice Minjá aunque pierda el rezo de
Musaf. (14)

181
Capítulo 107: No recuerda si rezó

22. Quien cometió un error en la Amidá por el cual no es necesario


repetirla, por ejemplo, si no dijo “Al Hanisim” en Januká o en Purim,
no puede volver a decirla por iniciativa propia. Si se percató de su
error mientras decía el nombre de Hashem en la bendición, no puede
terminar la bendición diciendo “Lamedeni Jukeja” para poder decir “Al
Hanisim”. En estos casos, puede decir “Al Hanisim” o “Yaalé Veyabó”
después de “Elo-hay Netzor”. (1,16,18)

23. Si mientras decía la Amida se confundió o se durmió y no sabe


en qué bendición se encontraba, debe repetir desde la última bendición
que está seguro que ya dijo, sin que se considere que bendice en vano.
(3)

24. Si dijo unas palabras que se encuentran más de una vez en la


Amidá y no recuerda en cual se encuentra, debe terminar la bendición
como si estuviera en la primera de ellas. Por ejemplo:

• “Bimherá Beyamenu” de la bendición de “Laminim” y en la de


“Tishkón”, debe finalizar la bendición de “Laminim” y seguir en orden
“Al Hatzadikim”.

• En los diez días que hay entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, se dice
“Hamélej” en “Atá Kadosh” y en “Hashiba Shofetenu”, debe terminar la
bendición “Hamélej Hakadosh” y seguir en orden “Atá Jonén”. (4,5,6)

25. Si omitió una bendición completa de la Amidá, regresa a esa


bendición y sigue la Amidá en orden. (7)

26. En los diez días que hay entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, se
finaliza la bendición de “Ha-el Hakadosh” con “Hamélej Hakadosh”.
Si dijo “Ha-el Hakadosh” y corrigió su error antes de haber transcurrido
dos segundos, puede continuar la Amidá; si no corrigió el error dentro
de este tiempo, repite la Amidá. (17)

27. Asimismo, en estos diez días se finaliza la bendición de


“Hashiba” con “Hamélej Hamishpat”. Si en vez dijo “Mélej Oheb
Tzedaká Umishpat”:

182
Capítulo 107: No recuerda si rezó

• Si la corrigió antes de que pasen dos segundos, sigue la Amidá.

• Si se dio cuenta después, incluso en “Sim Shalom”, regresa a la


bendición de “Hashiba” y continúa la Amidá en orden.

• Si se percató después del segundo “Yihyú Leratzón”, aunque no ha


despegado los pies de su lugar, repite la Amidá, siendo conveniente
que sea con condición. (8

Confusión en la Amidá

28. Si dijo en Shabat la Amidá que no corresponde a ese rezo, por


ejemplo, la Amidá de Shajrit en Minjá, no debe repetirla.

La excepción a esta regla es en caso de haber dicho la Amidá de Shajrit


en Musaf, si se dio cuenta antes de empezar “Retzé”, debe corregir su
error diciendo desde “Tikanta Shabat” hasta terminar la Amidá. Si ya
había terminado la Amidá, debe pedirle al oficiante que lo exente de la
Amidá en la Jazará contestando Amén a las bendiciones. (19)

29. Si en Shabat o Jol Hamoed dijo la Amidá de Yom Tob, haciendo


mención a Shabat, no debe repetirla. (22)

30. Si en Rosh Jódesh dijo la Amidá de Musaf y recordó que no


había rezado Shajrit, debe pedir al oficiante que lo exente de decir la
Amidá con la Jazará o repetir la Amidá con condición. Lo mismo aplica
si por error dijo la Amidá de Shajrit en Musaf. (20)

31. Si tenía en mente rezar la Amidá de Shajrit en Rosh Jódesh y dijo


la de Musaf, debe repetirla. (20)

183
Introducción 108: Recuperar un rezo perdido

Capítulo 108

Recuperar un rezo perdido

H ay ciertas Mitzvot que, si el tiempo pasó y la persona no las


realizó, habrá perdido la oportunidad. Por ejemplo, si no cui-
dó Shabat, no podrá cuidar el domingo para recuperarlo.

Pero otras Mitzvot sí son, de alguna forma, recuperables. Por ejemplo,


una persona que por causas de impureza no pudo ofrecer el sacrificio
de Pésaj, permitió la Torá que lo recupere un mes después, el quince
de Iyar, ofreciendo entonces su sacrificio de
Pésaj.

Otro ejemplo: Las personas que subieron al Bet Hamikdashen Yerus-


halaim en la festividad de Shavu’ot y no tuvieron la oportunidad de
realizar los sacrificios en ese día, tendrán seis días más para poder rea-
lizarlos y recuperar la Mitzvá de presentar el
sacrificio como ofrenda para la festividad.

Respecto a los tres rezos del día, la Guemará (Berajot 26a) presenta la
posibilidad de que si una persona, por fuerza mayor, perdió uno de los
rezos, podrá recuperarlo en el siguiente rezo realizándolo dos veces.
Aunque los rezos son como los sacrificios y, si fueron fallidos y no se
sacrificó por la mañana el cordero correspondiente, ya no se podían
sacrificar dos por la tarde; pero dado que el rezo tiene también el factor
de plegaria y comunicación con Di’s, se permitió rezar dos veces para
cumplir así con los tres rezos diarios.

184
Introducción 108: Recuperar un rezo perdido

Cabe aclarar que aun cuando se logre la recuperación, nunca será


igual, ya que hay dos conceptos en el rezo: uno es el rezo en sí, y el
otro es rezar en su momento debido, en su horario correcto, lo cual le
da mucha más fuerza.

Para quien recupera el rezo perdido, el primer rezo corresponde al


obligatorio para ese momento, y la repetición de la ‘Amidá correspon-
derá al rezo anterior perdido, debido a lo cual cumplirá con su deber
de rezar, pero no es un rezo en su tiempo, y la energía que emana la
Tefilá de Shajrit por la mañana no será igual a la hora de Minjá, al igual
que la energía de Minjá no se alcanzará en la noche, y así sucesiva-
mente.

Pero algo es algo. Y sólo en caso de emergencia y de fuerza mayor, se


recuperará por lo menos el concepto del rezo y así se complementará
al final del día, o de la semana, el número correcto de rezos que deben
realizarse. •

185
Capítulo 108: Amidá de reemplazo

Capítulo 108

Amidá de reemplazo

1. Si por error o por causa de fuerza mayor no dijo Shajrit, debe


decir dos veces la Amidá de Minjá, la primera por Minjá y la segunda
como reemplazo de Shajrit, esperando dos segundos para empezar la
segunda.

Si dijo las dos sin un fin definido, cumplió su obligación. No obstante,


si recitó la primera pensando en cumplir con la Amidá Shajrit, debe
repetir la Amidá por Shajrit, siendo conveniente que la condicione del
siguiente modo: “Si debo rezar de nuevo, que se considere mi rezo
como obligatorio. De lo contrario, que se considere por iniciativa

2. Si no dijo Minjá, dice la Amidá de Arbit dos veces, diciendo


propia.” (1,14)

la segunda como reemplazo por Minjá después del último Kadish de


Arbit. No debe decir “Ashré” de noche. (2)

3. Si no dijo Arbit, dice la Amidá de Shajrit dos veces siendo la


segunda por Arbit, agregando “Ashré” entre una Amidá y otra. No es
necesario retirarse el Tefilín para decir la segunda Amidá. (2)

4. Quien debe decir dos veces la Amidá de Shajrit, una como


reemplazo por Arbit, según algunas opiniones puede solicitarle
al oficiante que lo exente durante la Jazará por la Amidá de Arbit,
contestando a la Kedushá y Amén a las bendiciones sin decir “Baruj Hu
Ubaruj Shemó”. En este caso es preferible que él ejerza como oficiante
de Shajrit y cubra así su obligación de repetir la Amidá con la Jazará o

5. El rezo de Musaf de todo el año y el de Neilá de Yom Kipur no


que diga él la Amidá dos veces. (6)

tienen reemplazo. (3,4)

186
Capítulo 108: Amidá de reemplazo

6. Si desea reemplazar alguna Amidá que perdió, sólo tiene


permitido hacerlo en el rezo siguiente al omitido. Por ejemplo, si no
dijo Minjá y no la repuso en Arbit, no puede decir la Amidá de Shajrit
dos veces siendo la segunda por Minjá. De cualquier manera, puede
repetir la Amidá las veces que la haya omitido condicionándola como
se mencionó anteriormente, además, agregando alguna petición que

7. Si tenía que reponer la Amidá de Arbit en Shajrit y por algún incidente


no haya dicho en los rezos anteriores. (14,15)

se tardó en decirla hasta que pasó el tiempo apto para decir Shajrit,
puede decirla hasta el mediodía. No obstante, si intencionalmente no la

8.
dijo, o si se fue a trabajar o a comer, puede decirla con condición. (14)

Si no dijo inmediatamente después de la primera Amidá la que


tenía que reponer porque estaba ocupado en terminar el rezo o en
peticiones, puede reponerla al terminar, aunque es preferible hacerlo
inmediatamente. (14)

9. Si tiene que reponer una Amidá y empezó a comer, es apropiado


interrumpir su comida para decir la Amidá de reemplazo lo más

10. Quien no dijo por causa mayor el rezo de Arbit y se encuentra


próximo posible a la primera. (15)

entre el amanecer y la salida del sol, debe decir la Amidá con condición,
teniendo precaución de decir la Amidá de Shajrit después de la salida
del sol. Si fue por error que no dijo Arbit, debe esperarse a decir la

11. Si intencionalmente no rezó, no puede reemplazar ni por iniciativa


Amidá de Shajrit dos veces. (5)

propia. (7)

12. Si estaba ocupado y pensó rezar más tarde y lo olvidó o si


estaba ebrio, se considera incidencia y no se considera que no rezó
intencionalmente. Por lo tanto, puede reemplazar esa Amidá siendo
conveniente que lo haga con condición. (8,10)

13. Si estaba ocupado tratando de evitar pérdidas monetarias y se


pasó el tiempo apto para rezar, puede reemplazar la Amidá, aunque
debe evitar este tipo de incidentes. (9)

187
Capítulo 108: Amidá de reemplazo

14. Si una mujer que está acostumbrada a decir los tres rezos
diarios, no dijo una de las Amidot por un incidente, puede reponerla

15. Se debe instruir a los niños menores de trece años a reponer el


en el siguiente rezo, de la misma manera que un hombre. (12)

rezo que omitieron por algún incidente. (13)

En Shabat

16. Si no dijo Minjá de vísperas de Shabat, debe decir la Amidá de


Arbit de Shabat dos veces, la segunda por el rezo de Minjá que perdió.
Si es oficiante del rezo de Arbit, puede concentrarse en la bendición
que se dice posterior a la Amidá. Si no es el oficiante del rezo, es
preferible que diga la segunda Amidá y no exentarse con la bendición
que dirá el oficiante después de la Amidá. No obstante, si se concentró
en exentarse con la bendición y el oficiante se concentró en exentarlo,
cumplió con su obligación. (16)

17. Si no dijo Arbit de Shabat, debe decir dos veces la Amidá de


Shajrit con el texto de Shajrit. Asimismo, si no rezó Shajrit, debe decir
dos veces la Amidá de Minjá. En cualquier caso, la segunda Amidá es
por la que perdió.

En los rezos de Shabat, quien intercambió el texto de una Amidá por


otra, cumple con su obligación. Por lo tanto, si en una de las dos Amidot
intercambió el texto, por ejemplo, dijo “Yismaj Moshé” y en la segunda

18. Si no dijo Minjá de Shabat, dice Arbit de Motzaé Shabat dos


dijo “Atá Kidashta”, cumplió con su obligación y no repite. (17)

veces, agregando el párrafo de “Atá Jonantanu” sólo en la primera de


ellas. Si lo dijo en las dos o en ambas no lo dijo, cumplió con su
obligación.

No obstante, si dijo “Atá Jonantanu” solamente en la segunda Amidá,


debe decirla por tercera vez, esto porque se ve claramente que la
primera que rezó es por Minjá que perdió. Si se concentró en que
la primera Amidá era de Arbit y la segunda por Minjá, en ese caso
cumplió con su obligación. (18)

188
Capítulo 108: Amidá de reemplazo

19. Quien por error dijo en Minjá de Shabat la Amidá de entresemana,

20. Si no rezó Arbit en la salida de Shabat, dice la Amidá de Shajrit


debe decir dos veces la Amidá de Arbit, la segunda con condición. (24)

dos veces, sin decir en la segunda “Atá Jonantanu” si es que hizo


“Habdalá” con vino al término de Shabat. Si no hizo “Habdalá”, dice

21. Aquella persona que no dijo “Atá Jonantanu” en la Amidá de


“Atá Jonantanu” en la segunda Amidá. (20)

Arbit al término de Shabat, no hizo “Habdalá” con vino, y comió o


bebió algo, repite la Amidá de Arbit diciendo “Atá Jonantanu” con
condición. (19)

En Rosh Jódesh

22. Si en vísperas de Rosh Jódesh no rezó Minjá, dice la Amidá


de Arbit de Rosh Jódesh dos veces, diciendo ambas veces “Yaalé
Veyabó”. Si dijo en las dos o únicamente en la primera, cumplió con su
obligación. No obstante, si dijo “Yaalé Veyabó” en la segunda Amidá y
no en la primera, debe repetirla con condición, ya que se nota que la
primera la dijo por la que debía de Minjá. (21)

23. Si no dijo Arbit en Rosh Jódesh, dice dos veces la Amidá de


Shajrit; si no recordó en la segunda “Yaalé Veyabó”, es conveniente

24. Si aconteció Rosh Jódesh por dos días y omitió el rezo de


que repita la Amidá con condición. (22)

Minjá, dice dos veces la Amidá de Arbit. Si no dijo en ellas “Yaalé


Veyabó”, no repite. (22,25)

Tuvo un error en la Amidá

25. Si olvidó decir “Yaalé Veyabó” en Minjá de Rosh Jódesh, dice la


Amidá de Arbit dos veces, pero la segunda con condición. (24)

189
Capítulo 108: Amidá de reemplazo

26. Si Rosh Jódesh fue viernes y no dijo “Yaalé Veyabó” en Minjá,


no dice dos veces la Amidá de Arbit de Shabat, únicamente debe
concentrarse en la bendición que dice el oficiante después de la
Amidá. (26)

27. Si dijo dos veces la Amidá una como reemplazo y se dio


cuenta que en la primera tuvo un error por el cual debe repetirla, no es
necesario decir otra vez las dos, sino solamente la que se equivocó. No
obstante, es bueno que diga también la segunda con condición. (23)

28. En el caso anterior, si sucede en el rezo de Minjá en vísperas


de Shabat, no dice la Amidá de Arbit de Shabat dos veces, sino se
concentra en la bendición que dirá el oficiante después de la Amidá.
(27)

29. Si no dijo “Yaalé Veyabó” en Minjá del último día de Jol Hamoed
de Sucot, no dice dos veces la Amidá de Arbit de Sheminí Atzéret, ya
que es una fiesta independiente. No obstante, en vísperas del último
día de Jol Hamoed Pésaj, si no dijo “Yaalé Veyabó” en Minjá, dice dos
veces la Amidá de Arbit de Yom Tob, pues sigue siendo la misma fiesta.
(28)

30. Quien agregó en la Amidá un párrafo alusivo a algún


acontecimiento que no era su momento, por ejemplo, dijo “Yaalé
Veyabó” y no era Rosh Jódesh, debe terminar la Amidá y preferiblemente
que la diga de nuevo con condición. Si ya terminó la Amidá, debe
decir la Amidá de nuevo con condición. Sin embargo, si cometió el
error en una Amidá que dijo como reemplazo, no debe repetirla aun
con condición. (29)

31. Quien agregó un párrafo de un acontecimiento de ese día, pero


en otra bendición, por ejemplo, si dijo el párrafo de “Al Hanisim”
antes de “Modim”, no debe repetir. Si se percató de su error durante
la bendición de “Modim”, deberá decir de nuevo “Al Hanisim” donde
corresponde. Si dijo “Yaalé Veyabó” después de “Modim”, regresa a
“Retzé” y ahí dice “Yaalé Veyabó”, continuando la Amidá en orden
hasta el final. (30)

190
Capítulo 109: Quien dice la Amidá con el o ficiante

Capítulo 109

Quien dice la Amidá con el o ficiante

1. Si está diciendo la Amidá junto con la Jazará, dice la Kedushá completa


junto con el oficiante. Lo mismo aplica si se encuentra justo después de
la bendición de “Atá Gibor” de la Amidá y escucha de otro Minián la

2.
Kedushá, incluso si después volverá a decir la Kedushá en su Minián. (1)

Si se encuentra en la Amidá de Shajrit y escucha la Kedushá


de Musaf de otro Minián, no responde, sino permanece en silencio
concentrándose en la Kedushá del oficiante.
No se interrumpe en la Amidá para responder Kedushá de “Yotzer Or”

3. Quien está diciendo la Amidá de Arbit en el horario de Minjá, y


ni la de “Ubá Letzión”. (2)

escucha la Kedushá cuando terminó la bendición de “Atá Gibor”, no


dice la Kedushá con ellos, únicamente se concentra en la Kedushá del

4. Si llegó tarde al Templo y la congregación está en la Amidá,


oficiante. (3)

y piensa que podrá empezar la Amidá en ese momento terminando


a tiempo para contestar la Kedushá, así procede. De lo contrario, se
espera a contestar la Kedushá y luego comienza la Amidá, siempre y

5. No es correcto alargar la Amidá de manera fija de tal forma que


cuando no esté por finalizar el tiempo apto para rezar. (4)

no alcanza a contestar Kedushá, aunque lo hace para concentrarse en

6. No se permite omitir o acortar párrafos de la Amidá como “Al


lo que dice. (4)

Hanisim” o “Yaalé Veyabó” para terminar la Amidá a tiempo y poder

7. Debe acostumbrarse a leer fluido sin perder concentración, para


responder Kedushá o Kadish. (5)

poder terminarla a tiempo y decir la Kedushá, contestar Kadish o decir


“Bircat Halebaná” con la concurrencia. (4,6)

191
Introducción 110: Rezar en el camino

Capítulo 110

Rezar en el camino

S i por alguna razón salimos de viaje, sea por negocios, placer o alguna otra
razón, debemos saber que tampoco bajo esas circunstancias podemos aban-
donar nuestra obligación de rezar. No es excusa que no gocemos de las co-
modidades comunes, como rezar en una sinagoga o contar con diez personas para
realizar el rezo con Minián.

Es nuestra responsabilidad ingeniárnoslas para no perder ningún rezo, jamás.

Por otro lado, la Halajá se torna más flexible ante estas circunstancias. Por ejemplo,
nos permite decir la ‘Amidá sentados, si así se consigue concentrar debidamente;
si rezar con diez personas incomoda a los pasajeros gentiles que van en el avión o
tren, es preferible rezar individualmente, sin Minián; etcétera.

Es decir, nuestros Jajamim prefirieron “ceder” en ciertos puntos con el fin de que
recemos, ya que el rezo en el camino o en el viaje, además de ser una obligación
diaria, contiene un elemento más, como lo afirmaron nuestros Sabios en el Midrash:
“En todos los caminos hay peligro” (Kohélet Rabá 3, 3).

El Shelá Hakadosh explica al respecto que, a diferencia de la ciudad y la comodidad


del hogar, donde la persona está bajo el concepto de Ya’akov Avinu, sobre quien
dice el versículo “YoshevOhalim” - “sentado (con seguridad) en su morada”, cuando
se sale al camino se adentra en el concepto del malvado ‘Esav, que denomina el
versículo como”Ish Sadé” - “hombre de campo”.

Por ello dice la Guemará (Berajot 29b): “Aconsejó Eliahu Hanabí a Rabí Yehudá
que cada vez que salga de viaje, no lo haga sin decir Tefilat Hadérej (“plegaria del
viajero”), para que por medio de este rezo le envíe Hashem la protección de los
ángeles, como dice el versículo: “Ki Malajav… Lishmorjá Bejol Derajeja” - “Pues Sus
ángeles... para que te protejan en todos tus caminos” (Tehilim 91, 11).

Este concepto se vio también durante los cuarenta años que deambuló el pueblo de
Israel en el desierto. Cuando terminaban de acampar en un lugar y empezaban una
nueva travesía, relata la Torá que Moshé recitaba en ese momento un rezo especial
para pedir a Hashem que los enemigos huyeran y no se aproximaran para dañarlos.

192
Introducción 110: Rezar en el camino

Y sólo cuando acampaban y volvían a sentir seguridad, se expresaba con alivio:


“Vuelve Hashem a morar sobre todo el pueblo de Israel” (Bamidbar 10, 35).
Del mismo modo sucedió con Ya’akov Avinu, que mucho temía a los caminos,
como lo expresó cuando se llevaron a Binyamín: “En el camino desde Jarán a Israel
falleció mi querida esposa Rajel, y cuando mandé a Yosef al camino para buscar a
sus hermanos que pastoreaban lejos de casa, le pasó lo que pasó. ¿Ahora quieren
llevarse a mi pequeño Binyamín en una travesía larga hasta Egipto? Me asusta que le
sucesa una desgracia...” (Bereshit 42, 38).

De todo lo anterior se refleja que al viajar, uno requiere protección extra, y puede
obtenerla por medio de un rezo con elcual pide a Hashem ser parte de su travesía,
a acompañarlo y a cuidarlo.

Por eso establecieron nuestros Sabios, además del rezo diario, común, un rezo adi-
cional, una bendición especial para los caminos, conocido como Tefilat Hadérej,
mismo que con el tiempo se editó otra similar para los que navegan en cruceros,
y posteriormente un texto modificado para los que vuelan en aviones, cuyo factor
común en todas es: “¡Hashem, cuídanos en el camino y ayúdanos a regresar sanos
y salvos!”.

En los libros de la rama Jasídica se explica el siguiente mensaje: La persona tiene el


don de elevar espiritualmente los elementos por medio de lo que hace, así como
dar Santidad a todo lugar mediante su estudio de Torá o el rezo que realiza en esos
espacios.

Por ejemplo, la fruta pertenece al reino de la flora y es simplemente eso, una fruta.
Al tomarla con la mano derecha y decir sobre ella su respectiva bendición, se eleva
la fruta a niveles espirituales que para muchos Cabalistas del siglo XIV, significa una
forma de elevar el alma que puede estar en ella.

Asimismo, un espacio vacío de Santidad, o incluso profano, por algo que se hizo en
él en el pasado, cuando esté la persona allí y rece o estudie, de alguna forma purifica
el lugar y hace una reparación espiritual.

Explica el Bá’al Shem Tov que por eso sucede que la persona emigre, viaje y se
traslade a distintos lugares, ya que a donde llegue tendrá que hacer alguna labor
de reparación espiritual. Obviamente, los motivos por los cuales viajará a esos lu-
gares estarán “disfrazados” como asuntos de negocios, la boda un amigo, un viaje
de placer, etc. cuando en la realidad, el verdadero objetivo está más allá de lo que
imagina... la limpieza que deberealizar allí o la energía positiva espiritual que debe
dejar en ese lugar.

Al respecto añade Rabí Najmán de Breslev: “Por eso deberá la persona poner mu-
cho énfasis en sus viajes, pues aunque no sea muy meticulosa en la ciudad para
cumplir con los tres rezos diarios y las bendiciones sobre cada alimento que tome,
y menos todavía en fijarse largos lapsos de estudio de Torá, en los viajes le aconsejo
que sea más estricto en no perder el rezo durante su travesía, ya que quizá sólo para
eso viajó hasta allá...”. •

193
Capítulo 110: La Amidá mientras viaja

Capítulo 110

La Amidá mientras viaja

1. Si llega el momento de rezar mientras viaja en tren o avión, es


preferible que diga la Amidá sentado con concentración que de pie
sin concentrarse. Cabe mencionar que no se debe formar un Minián
dentro del avión a menos que cuente con el permiso de los demás
pasajeros, para no provocar incomodidades. (1)

2. Tefilat Hadérej es un rezo especial que se dice cuando uno viaja.


El texto se pronuncia en plural y es de carácter obligatorio. Éste se dice
cuando inicia el viaje, al salir de la ciudad. (2,3,9)

3. No se cumple con la obligación de decir Tefilat Hadérej


escuchándolo de una grabación, ni se contesta Amén, aunque la
grabación es útil para repetir palabra por palabra. (10)

4. Dentro de lo posible debe dejar de caminar para decir Tefilat


Hadérej, aunque no es necesario detener el auto o camión. (4)

5. Para poder mencionar el nombre de Hashem en la bendición de


Tefilat Hadérej, debe viajar de una ciudad a otra, viajando al menos
setenta y dos minutos, sin importar si hay poblados a mitad del camino.
(2,12)

6. Si los setenta y dos minutos de camino serán entre ida y vuelta


el mismo día, dice el nombre de Hashem en la bendición de Tefilat
Hadérej, una sola vez por todo el viaje.

194
Capítulo 110: La Amidá mientras viaja

Por otro lado, si comienza su viaje de noche, pasando la noche en otra


ciudad continuando su viaje por la mañana, no se considera que viajó
setenta y dos minutos el mismo día, por lo que deberá volver a recitar
Tefilat Hadérej. (2,7,12)

7. Es apropiado estudiar Torá mientras viaja, teniendo precaución


si está conduciendo, de no profundizar demasiado en el tema y no
distraerse poniendo en peligro su vida. (5)

8. Quien dice Tefilat Hadérej en altavoz para que los demás cumplan
con su obligación al escucharlo, sirve si los demás lo escuchan aun sin
altavoz, contestando Amén al finalizar la bendición. (11)

9. Si ya bendijo Tefilat Hadérej, no puede volver a bendecir para


exentar a su compañero. (13)

10. Al regresar de un viaje que duró setenta y dos minutos o más,


debe decir la bendición de “Hagomel” cuando sube a la lectura del
Séfer Torá. Asimismo, quien cayó enfermo y se recuperó y quien salió
de la cárcel, bendicen “Hagomel” una sola vez. (14)

11. Al ingresar al Bet Midrash, es bueno decir el rezo “Yehí Ratzón


Milefaneja, Ado-nay Elo-henu Velo-hé Abotenu, Sheló Ekashel Bidbar
Halajá etc.” Asimismo, al salir dice: “Modé Aní Lefaneja, Ado-nay Elo-
hay Shesamta Jelkí etc.” Estos rezos pueden decirse tanto sentado como
parado. (16)

195
Introducción 111: Tener fe en la salvación

Capítulo 111

Tener fe en la salvación

E l Talmud hace mucho énfasis sobre la grandeza del que empieza la ‘Amidá inmedia-
tamente después de terminar de leer el Shemá’ y los párrafos posteriores, mismos que
concluyen con la bendición de “Gaal Israel” (“Bendito eres Tú, Hashem, que salvó al
Pueblo de Israel”).

Por ejemplo, comenta el Talmud (Berajot 4b) en nombre de Rabí Yojanán “¿Quién tendrá el
mérito de tener parte en el Mundo Venidero? El que une “Gaal Israel” con la ‘Amidá”.

En otro párrafo afirma Rabí Beroná, quien era una persona muy grande, creyente y alegre en
el cumplimiento de las Mitzvot, que la vez que pudo unir las palabras “Gaal Israel” con la
Amidá no dejó de sonreír todo ese día.

Incluso el rey Jizquiyá afirmó en cierta ocasión lleno de felicidad ante Hashem diciendo:
“Siempre hice lo que está bien ante tus ojos”, y explicaron nuestros Sabios que se refirió a
que siempre juntaba el “Gaal Israel” con la ‘Amidá (Berajot 9b).
Asimismo, comenta el Zóhar que: “Cuando el Pueblo de Israel concurre a las Sinagogas a
rezar, en el momento que juntan “Gaal Israel” con la ‘Amidá, una Voz Celestial proclama: Di-
choso es este pueblo sagrado, que hace lo bueno y lo correcto ante Hashem” (Terumá 128b).

Ciertamente, todo lo anterior exige una explicación: ¿Por qué es tan importante unir estos
dos párrafos?

Al respecto, explica Rabí Yoná Gerone: “Toda la fuerza del rezo es la fe y la seguridad con
que se dirige uno a Hashem, es decir, la fe en que Él atiende su llamado y la seguridad de que
Él lo rescatará de sus sufrimientos”.

“Es por eso que se estableció leer los versículos y agradecimientos a Hashem por la salida
de Egipto y culminarlos con la bendición de “Gaal Israel” antes de comenzar la ‘Amidá, para
primeramente llenarnos de fe y seguridad en Hashem Todopoderoso, quien realizó los gran-
des milagros en Egipto y nos sacó de una esclavitud que nadie podía conseguir, gracias a las
plegarias que provenían de los corazones del pueblo esclavizado”.

“Así, con esa fe y seguridad nos preparamos para comenzar la ‘Amidá, que contiene las peti-
ciones personales para Hashem, indicándonos con esto que sólo si llegamos a la ‘Amidá con
la fe y la seguridad que conseguimos en los párrafos anteriores, ese rezo
será recibido”.

196
Introducción 111: Tener fe en la salvación

Ahora podemos entender todo lo que mencionamos anteriormente.

Cuando vivimos con esta fe y seguridad absoluta en Hashem, es evidente que obtendremos
el Mundo Venidero, y si lo conseguimos, es motivo para sonreír todo el día, ya que así lle-
vamos a cabo con lo bueno ante los ojos de Hashem, causando con esto que en el Mundo
Venidero, en el Cielo, los Ángeles alaben a Di’s por este pueblo especial que tiene.

Aprendemos de todo lo anterior lo importante que es rezar con la seguridad de que Hashem
puede ayudarnos. Por eso comienza la Amidá con alabanzas a la grandeza del Creador, no
para adularlo, sino para mentalizarnos de que es el Todopoderoso.

Además, la seguridad causa que los milagros ocurran, como se refleja en el libro de Melajim
con varios hechos del profeta Eliahu, donde, por ejemplo, en los años de sequía fue a la casa
de una viuda y le pidió que le preparara algo de comer.

La mujer le dijo: “Me quedaron ingredientes suficientes sólo para hacer un pequeño pan, el
cual dividiré, y una mitad la comeré yo y la otra mi hijo. Luego nos sentaremos cruzados de
brazos esperando la muerte, ya que no queda nada más alimento”.

Entonces le dijo el profeta: “Dame de comer ese pan y luego tu casa se llenará de abundan-
cia”.

Cualquiera respondería al profeta: “Si tienes ese don, hazlo primero y después te preparare-
mos el banquete que quieras”.

Pero el profeta se empeñó en comer primero lo que había y sólo después hacer el milagro.
Y así fue. Un caso parecido ocurrió al final de los tres años de sequía, donde preguntó el
profeta Eliahu a todo el pueblo reunido a los pies del Monte Carmel (después del debate con
los cuatrocientos profetas falsos): “Si tienen fe y seguridad en Hashem, hoy mismo lloverá y
vendrá la abundancia”.

Cuando todos le contestaron que sí la tenían, les ordenó que trajeran de sus casas el resto
del agua potable. Cuando la trajeron, les ordenó que la derramaran sobre el suelo y sólo
entonces empezaría a llover.

De nuevo, cada uno de nosotros le diría: “Profeta, primero que llueva y después tiraremos el
agua. ¡Imagínese si no llueve!”.

Pero el profeta insistió: “Primero derramen el agua y después lloverá”. El motivo de todo esto
es muy simple: si cocinas lo último que tienes y derramas las últimas valiosas gotas de agua
con que cuentas, demuestras tu plena seguridad en que el milagro va a ocurrir. Y esto es
justamente lo que hace que ocurra.

Esta seguridad fue la que nos sacó de Egipto y la que causó todos los milagros que se vieron
allá, pues por toda esa seguridad de que el mar iba a dividirse se lanzaron antes de que se
abriera, confiados en que Di’s cumpliría su promesa de salvarlos.

La seguridad que teníamos que aun sin comida ni agua suficientes para la travesía en el
desierto Di’s las proveería, causó que cayera el Man del cielo y que el pozo de Miriam no
dejara de proveernos agua.

Por ello, debemos juntar el “Gaal Israel”, que habla de esa seguridad que tenían nuestros
padres, para entrar con ella a nuestro rezo de ‘Amidá y nuestras peticiones personales. •

197
Capítulo 111: Juntar “Gaal Israel” a la Amidá

Capítulo 111

Juntar “Gaal Israel” a la Amidá

1. Se debe empezar inmediatamente la Amidá de Shajrit al terminar


la bendición de “Gaal Israel”. Quien no lo hace se compara al amigo
del rey que golpea a su puerta, el rey sale a verlo y no lo encuentra por
haberse retirado, de manera que el rey mismo también se retira. Por lo
que aun en silencio no interrumpe. (1)

2. Si la congregación está esperando a que sean diez personas para


empezar la Amidá, esperan antes de decir la bendición de “Gaal Israel”. (1)

3. Quien escucha Kadish o Kedushá entre “Gaal Israel” y la Amidá,


no contesta, sino únicamente escucha del oficiante para cumplir con
su obligación de responder. Solamente en Shajrit de Shabat se permite
contestar Kadish, Kedushá y Barejú. (2,5)

4. Para los Sefaradim, no se contesta Amén a la bendición de “Gaal


Israel” que escucha del oficiante. Los Ashkenazim que sí permiten
contestar, el oficiante acostumbra terminar la bendición de “Gaal
Israel” en voz baja. (3)

5. Si no tenía Talit y consiguió entre “Gaal Israel” y la Amidá, no lo


viste incluso sin bendición, sino después de la Amidá. (8)

6. Algunos acostumbran a besar el Tefilín de la cabeza antes de


comenzar la Amidá, sin que se considere interrupción. (4)

7. Antes de empezar la Amidá, algunos Sefaradim acostumbran a


voltear a sus lados y mover las manos en dirección a sus compañeros
que se ubican a su alrededor. Esto para aceptar la soberanía de Hashem
en conjunto, dándose permiso de empezar la Amidá, demostrando
unión y hermandad, entre otros motivos.

198
Capítulo 112: Peticiones al comienzo de la Amidá

Sin embargo, en el rezo de Minjá y Arbit, deben tener cuidado que por
esto no vayan a desconcentrarse al contestar Kadish, que se encuentra
justo antes de comenzar la Amidá. (10)

8. Aunque se debe juntar “Gaal Israel” con la Amidá, en el rezo de


Arbit se dice Medio Kadish, sin considerarse interrupción. (9)

Rezo de Shajrit en Shabat

9. Si llegó tarde al rezo de Shajrit en Shabat y no comenzará la Amidá


con el Minián a menos que se salte el Shemá y sus bendiciones, no
tiene permitido hacerlo, sino reza en orden aunque pierda el privilegio
de rezar con Minián. (6)

10. Quien se encuentra en un Minián que empieza tarde el rezo


de Shajrit y dirán el Shemá después de su horario, debe apresurarse a
decir el Shemá con sus bendiciones a tiempo y esperar a comenzar la
Amidá junto con la congregación. (7)

Capítulo 112

Peticiones al comienzo de la Amidá

1. No se permite agregar peticiones personales en las primeras y


últimas tres bendiciones de la Amidá. No obstante, se permite hacer
peticiones generales, como en los días entre Rosh Hashaná y Yom
Kipur, donde se aumentan dos peticiones. (1)

2. No se permite hacer peticiones personales en Shabat. No obstante,


se permite decir el “Yehí Ratzón” destinado para enaltecer las almas,
o cualquier rezo que figura en el Sidur, aunque incluya peticiones
personales. (1)

199
Introducción 113: Prosternarse ante Di’s

Capítulo 113

Prosternarse ante Di’s

E l concepto de que durante la ‘Amidá debemos prosternarnos varias ve-


ces se aplica desde la época del Bet Hamikash, como dice el versículo:
“Cuando lleves la canasta de los Bikurim al Templo, la pondrás allá, te
prosternarás ante Di’s y te alegrarás con todo lo que te dio” (Debarim 26, 11).

También los sacerdotes, mientras realizaban los rituales en el Bet Hamikdash


debían, de vez en cuando, hacer las reverencias, como cuando terminaban
de retirar el Deshen (brasas) del altar interno, que se prosternaban y salían.

Lo mismo sucedía con el que hacía el incienso, que se prosternaba y salía, así
como el que limpiaba el candelabro, y otras labores en el Bet Hamikdash. To-
dos ellos se prosternaban y salían (Rambam, Leyes de Temidim, Capítulo 3).

También en la ‘Azará, lugar donde estaban los sacerdotes y el pueblo, cada


mañana al cantar los Leviim el Salmo correspondiente al día, tocaban los ins-
trumentos y todo el pueblo se prosternaba (Leyes de Temidim 6, 7).

Sólo que en el Bet Hamikdash la forma de prosternarse era completamente


acostado sobre el suelo, con las manos y los pies extendidos, lo que se pro-
hibió hacer afuera del Templo.

Aunque este acto nos parezca muy simple, el Midrash Rabá (56, 2) aclara su
grandeza: “Dijo Rabí Itzjak: Abraham Avinu regresó de la ‘Akedá sin haber
matado a su hijo sólo por las reverencias que realizó al llegar; el Pueblo de
Israel salió de Egipto por las reverencias que hicieron ante Di’s; la Torá se
entregó por las reverencias que realizaron a los pies del Monte Sinai; Janá (la
madre del profeta Shemuel) sanó de su esterilidad por el mérito de que se
prosternaba ante Di’s”.

200
Introducción 113: Prosternarse ante Di’s

Y continúa explicando el Midrash: “En el futuro no lograremos la redención


final sino por el mérito de las reverencias, lo que también originará la cons-
trucción del Tercer Bet Hamikdash” (sobre cada frase de lo dicho anterior-
mente, el Midrash trae un versículo que lo demuestra).

El secreto de las reverencias consiste en el hecho de agachar la cabeza ante


el Creador, para convertirle a Él en un rey y a la persona en su fiel súbdito.

En el mundo terrenal, cuando uno se prosterna ante un rey de carne y hueso,


suaviza su enojo y gana su favor, como sucedió con la reina Esther cuando
se prosternó ante el rey Ajashverosh para encontrar gracia ante él y entonces
pedirle que anulara los malos decretos, como realmente sucedió.

Así también lo vimos con Ya’akov Avinu, cuando llegó ‘Esav molesto y enoja-
do, con intenciones de asesinarlo, que se prosternó Ya’akov Avinu siete veces
y en cada una lograba disminuir el enojo de su hermano, hasta que después
de la séptima vez se abrazaron.

En base en este concepto, nos prosternamos ante Di’s pidiendo a nuestro


Rey que emane de su misericordia sobre su súbdito, que siempre agacha la
cabeza ante su grandeza.

Por eso justamente en el rezo de la ‘Amidá nos encontramos con siete pros-
ternaciones, como dice el Zóhar: “Y debe procurar cada judío pararse a re-
zar envolviéndose en su Talit como un pobre parado en el portón del rey,
prosternándose ante Él siete veces, como dice el versículo: ‘Siete veces se
prosternará el justo’ (Mishlé 24, 16)”.

AL respecto explican los comentaristas que las siete reverencias a las que se
refirió el Zóhar son dos al inicio, dos al final y tres que se realizan al finalizar
el rezo de Osé Shalom, donde se prosterna hacia la izquierda, a la derecha
y al frente.

En cada una de estas prosternaciones se rompen las murallas que interfieren


entre cada uno y el Creador.

Por tanto, siendo que hay siete Cielos y entre uno y otro una “capa” que las
divide, al igual que el Pueblo de Israel rodeó las murallas de Yerijó sietes
veces hasta que cayeron, también con cada prosternación de la ‘Amidá rom-
pemos una muralla más y elevamos nuestros rezos un Cielo más arriba, hasta
que se ubican en el séptimo (llamado ‘Arabot), frente al Trono Celestial. •

201
Capítulo 113: Inclinarse durante la Amidá

Capítulo 113

Inclinarse durante la Amidá

1. Únicamente está permitido inclinarse durante la Amidá donde


nuestros Sabios lo establecieron, es decir, al principio y al final de la
primera bendición y al principio y al final de la bendición de Modim.
(1)

2. Está permitido inclinarse a mitad de una bendición o una petición,


pero no en la bendición misma. Por ejemplo, si está a mitad de “Al
Hatzadikim” y el oficiante dice Modim, es propicio inclinarse como
todos. (1,2)

3. Es despreciativo inclinarse cuando dice “Lefaneja Tishtajave” o


“Anajnu Modim” durante el rezo de Shabat o Yom Tob así como en los
agradecimientos de Halel. (3)

4. Aunque no se debe inclinar al decir o responder “Barejú”, aquellos


que acostumbran a inclinar sólo la cabeza, tienen en quien apoyarse.
(4)

5. Se acostumbra a inclinarse cuando se dice las palabras “Desaguidna


Kamé” en el Berij Sheméh al sacar el Séfer Torá, y en “Vaanajnu
Mishtajavim” en el Alenu Leshabéaj. Esto se debe a que si no lo hace,
aparenta que está hablando mentiras. (5)

6. La manera de inclinarse es de tal forma que resalte cada vértebra


de su columna espinal, agachando también la cabeza. Por el otro lado,
no debe hacerlo al punto que su boca alcance su cinturón. (6,8)

202
Capítulo 113: Inclinarse durante la Amidá

7. Es suficiente que el anciano o enfermo agachen la cabeza


únicamente, demostrando así su intención de inclinarse. (7)

8. Cuando se inclina debe hacerlo con agilidad, pero al levantarse


debe ser lentamente, primero la cabeza y luego el cuerpo. (9)

9. Se inclina al pronunciar “Baruj”, y se endereza cuando menciona


el nombre de Hashem. (10)

10. Cuando la concurrencia se inclina en Alenu Leshabéaj es


propicio que todo el que se encuentra presente incline levemente la
cabeza. (11)

11. Cuando dice la Amidá, no se permite aumentar elogios a


Hashem. Sin embargo, se permite hacerlo en otros rezos o en peticiones
personales. (12)

203
Introducción 114: La lluvia Celestial

Capítulo 114

La lluvia Celestial

D ebido a que el agua potable es la fuente de la vida, pues sin ella nada
florecería y ningún animal ni ser humano podría existir, dedicamos una
parte de nuestro rezo a la petición y agradecimiento a Di’s por el agua,
desde el leve rocío hasta las fuertes lluvias.

Por eso, la petición por agua se ubica en la bendición para la manutención, ya que
hay una fuerte similitud entre ambos conceptos.

Al igual que el agua se divide en rocío (diario), lluvia (de vez en cuando) y nieve
(acumulada en la cima de las montañas para que en el verano, cuando falte agua,
el sol la derrita y la mande por canales a los lugares bajos), así es también la manu-
tención:

El rocío hace alusión al dinero que uno gana a diario, la lluvia a los negocios sólidos
que se presentan de vez en cuando y la nieve refleja el fondo ahorrado que coloca-
mos en “la cima” de los bancos, para cuando se presente la necesidad de hacer un
gasto fuerte.

Con el rezo no sólo pedimos a Di’s por el agua y la lluvia, sino que también lo ala-
bamos por su grandeza y le agradecemos por el milagro diario de la lluvia. Como
dice en el libro Hatoda’á: “Observa la gran bondad del Creador.

Mientras estamos durmiendo Di’s abre su buen tesoro y nos proporciona rocío y
lluvia, con los que riega nuestros campos y sacia toda la tierra, para que ésta pueda
sacar sus frutos, llenos de bendiciones.

De eso se encarga Di’s personalmente, como dijeron nuestros Sabios en la Gue-


mará (Ta’anit 2a): “Son tres llaves la que tiene Di’s y no encarga a ningún emisario:
La llave de la lluvia, la del parto y la de la resurrección de los muertos, como dice
el versículo: “Y te abrirá Di’s Mismo su buen tesoro para darte lluvia en su tiempo”
(Devarim 28, 12)”.

204
Introducción 114: La lluvia Celestial

Sobre el versículo de Iyob (28, 25) que dice : “¿Mi Pilag Lashétev Tehalá?” (“¿Quién
separó las gotas del chorro?”), comenta la Guemará (Babá Batrá 16a) que dice Has-
hem: “Muchas gotas de agua ubiqué en las nubes y entre ellas creé un margen para
que no se junten las gotas en el aire, pues si se juntaran y cayeran juntas como un
baño de agua desde esas alturas, lo destruirían todo”.

Si observamos mientras la lluvia cae, veremos este milagro con nuestros propios
ojos, que a pesar de que las corrientes de viento mueven las gotas y la diferencia en
la velocidad con que éstas caen podrían fácilmente causar que se fueran juntando y
crearan un gran “lago de agua” en el aire que va camino a tierra firme, Di’s Todopo-
deroso se encargó de que esto no ocurra.

Este es otro de los motivos por los que lo alabamos y le agradecemos.

Además, el concepto de la lluvia nos da una profunda explicación de cómo exacta-


mente funcionan los rezos: Nuestros Sabios hablan de dos conceptos. El primero se
llama “It’arutá Deltata” (“el despertar desde abajo”) y el segundo se llama “It’arutá
Del’elá” (“el despertar desde arriba”). Es otras palabras, el mundo está dividido el
que da y el que recibe.

A veces el que recibe origina a quien da a que dé. Esto se llama It’arutá Deltata, el
despertar que vino desde abajo.

Pero a veces puede ocurrir que quien da decide, por voluntad propia, dar sin que se
le pida. Eso se llama It’arutá Del’ela.

Estos dos conceptos pueden encontrarse en muchas áreas de la vida. Por ejemplo,
entre rico y pobre, maestro y alumno, y por supuesto, Di’s y nosotros, donde los
primeros dan y los segundos reciben.

La forma apropiada de realizar las cosas es que primero haya It’arutá Deltata, y ésta
causará la gracia Celestial para que la lluvia se proporcione “de buena gana” y en
abundancia.

Por eso en la ‘Amidá, mientras empezamos a alabar a Di’s y nos preparamos para
pedir, hacemos alusión al ciclo vital del agua, que comienza con su evaporación
desde la tierra, cómo el vapor se eleva al cielo, donde se condensa y baja como
lluvia en abundancia, como dice el versículo: “Y el vapor subirá desde la tierra y
regará su faz” (Bereshit 2, 6).

Así son también nuestras plegarias: Se elevan a Di’s como un cálido vapor que
emana de nuestros corazones, el cual termina formando una nube Divina de letras,
palabras, alabanzas y peticiones, las cuales causan que Di’s vierta sobre nosotros
aguas de bendición y alegría. •

205
Capítulo 114: Alusión a las lluvias

Capítulo 114

Alusión a las lluvias

1. Se dice “Mashib Harúaj Umorid Haguéshem” desde el rezo de


Musaf de Simjat Torá hasta después del rezo Shajrit del primer día de
Pésaj. (1)

2. No se permite decir la Amidá de Musaf de Simjat Torá hasta que


el oficiante haga mención a “Mashib Harúaj”. Por lo tanto, si no pudo
rezar en el Templo, debe tener precaución de no rezar Musaf hasta no
estar seguro que el oficiante ya lo hizo. (1)

3. Si dijo “Morid Hatal” en vez de “Mashib Harúaj” en época de


lluvias:

• Si no ha dicho el nombre de Hashem de la bendición de “Mejayé


Hametim” regresa a “Mashib Harúaj”.

• Si ya dijo el nombre de Hashem, no puede terminar la bendición


diciendo “Lamedeni Jukeja”, sino continúa la Amidá en orden. (2)

4. Si no acostumbra decir “Morid Hatal” en verano, sino simplemente


“Rab Lehoshía, Mejalkel Jaim”, en caso de omitir “Mashib Harúaj”:

• Si no ha dicho el nombre de Hashem de la bendición, regresa a


“Mashib Harúaj”.

• Si ya dijo el nombre de Hashem, termina la bendición diciendo


“Lamedeni Jukeja”, y regresa a “Atá Guibor”.

206
Capítulo 114: Alusión a las lluvias

• Si terminó la bendición de “Mejayé Hametim”, dice ahí “Mashib


Harúaj” y sigue “Atá Kadosh”.

• Si terminó “Mejayé Hametim” y comenzó la siguiente bendición,


regresa al principio de la Amidá. (2)

5. La Kedushá de la Jazará es el comienzo de la bendición de “Atá


Kadosh” para el oficiante. Por lo tanto, si el oficiante omitió “Mashib
Harúaj” y no dijo “Morid Hatal”, regresa al principio de la Amidá. (3)

6. Se empieza a decir “Morid Hatal” desde el rezo de Musaf del


primer día de Pésaj hasta terminar el rezo de Shajrit de Simjat Torá.

7. Si dijo “Mashib Harúaj” en vez de “ Morid Hatal”, aun después de


transcurridos treinta días desde Pésaj:

• Si corrigió inmediatamente, continúa con la Amidá.

• Si no ha dicho el nombre de Hashem de la bendición, regresa a “Atá


Guibor”.

• Si ya dijo el nombre de Hashem, termina la bendición diciendo


“Lamedeni Jukeja” y regresa a Atá Guibor.

• Si terminó la bendición de “Mejayé Hametim”, aunque no haya


empezado “Atá Kadosh”, regresa al principio de la Amidá. Esto aplica
aun en lugares donde necesitan lluvias en verano. (4,5,6,11)

8. Se habitúa decir en voz alta “Mashib Harúaj Umorid Haguéshem”


los primeros treinta días desde Sheminí Atzéret, para recordar a la
concurrencia. Lo mismo aplica en Rosh Jódesh o Jol Hamoed, donde
debe decirse en voz alta “Yaalé Veyabó”. (7)

9. Quien tiene duda si dijo lo que correspondía, dentro de los


primeros treinta días desde que terminó la fiesta, ya sea “Morid Hatal”
o “Mashib Harúaj”, como lo más probable es que haya dicho lo que
está acostumbrado a decir, repite la Amidá. Esto es incluso si asevera
que está acostumbrado a decir lo que corresponde. (8,9,10)

207
Capítulo 114: Alusión a las lluvias

10. Con decir noventa veces “Mejayé Metim Atá Rab Lehoshía
Morid Hatal”, aun en un mismo día, se considera que ya se acostumbró
a decir “Morid Hatal”. Por lo tanto, si así lo hizo y tiene duda si dijo
“Morid Hatal”, lo más probable es que dijo correctamente y no repite
la Amidá. (8)

11. Después de transcurridos treinta días desde la fiesta adquiera la


atribución de haberse acostumbrado a decir lo que corresponde. Por lo
tanto, si después de treinta días de que terminó Pésaj, se equivocó una
vez y dijo “Mashib Harúaj”, no repiter la Amidá. Lo mismo aplica en el
cambio de “Morid Hatal” a “Mashib Harúaj”. (10,11)

12. Lo anterior aplica también cuando se cambia a decir “Barej


Alenu”. Si pasaron treinta días desde el cambio, aunque no ha dicho
noventa veces “Barej Alenu” debido a que en Shabat no se dice, se
considera que ya se acostumbró a decirlo. (10)

13. El que es oficiante permanente, después de dieciocho días de


que terminó la fiesta, se considera que ya se acostumbró a decir lo que
corresponde. (10)

14. Se permite repetir la bendición cuando se cometió alguna


equivocación, únicamente en caso de haber sido por error. Si
intencionalmente lo hizo, debe repetir la Amidá desde el comienzo.
(12)

15. Si habló a mitad de una bendición de la Amidá, aunque haya


sido intencionalmente, si no interrumpió el tiempo que toma decir toda
la Amidá, regresa al principio de esa bendición. (13)

16. Cuando tiene que repetir la Amidá, comienza desde el primer


versículo, “Ado-nay, Sefatay Tiftaj”. (14)

208
Capítulo 114: Alusión a las lluvias

209
Introducción 115 a 118: La infraestructura de la “Amidá”

Capítulos 115 a 118

La infraestructura de la “Amidá”

E n estos capítulos se tratan las leyes pertinentes a las peticiones que


hacemos en la ‘Amidá.

La ¿Amidá se compone de tres bendiciones al principio y tres al final, que no


varían durante todo el año, y entre estas bendiciones, los días de semana pro-
nunciamos trece bendiciones con peticiones particulares y generales, como
se verá más adelante.
La raíz de todas estas bendiciones es, como dice el Midrash: “Rabí Shim’ón
Hapakulí ordenó las diesiocho bendiciones delante del gran legislador de la
asamblea en Yavne, Rabán Gamliel”.

Ante la expresión de las palabras “ordenó las bendiciones”, comenta el Mi-


drash que dichas bendiciones, ya existían, por lo que Rabí Shim’ón sólo las
ordenó.

Di’s salvó a Abraham Avinu del horno ardiente al cual lo arrojó el rey Nimrod.
Al salir del mismo, alabaron todos los ángeles a Di’s diciéndole: “Baruj Atá...
Maguén Abraham” (“Bendito eres Tú Di’s que salvó a Abraham”).

Cuando realizó Abraham Avinu la ‘Akedá de Itzjak, donde estuvo a punto de


degollar a su hijo Itzjak y al final Di’s lo evitó, dijeron los ángeles: “Baruj Atá...
Mejayé Hametim” (“Bendito eres Tú Di’s que revive a los muertos”).

Cuando durmió Ya’akov en Bet El, soñó con la escalera, alcanzó niveles muy
elevados y santificó por la mañana ese lugar, alabaron los ángeles a Hashem
diciendo: “Atá Kadosh... Ukdoshim Bejol Yom Yehaluluja Sela” (“Tú eres San-
to... y santos te alaban por siempre”).

Cuando el ángel enseñó los setenta idiomas a Yosef Hatzadik en la cárcel en


Egipto, antes de que se presentara ante el Faraón para interpretar sus sueños,
dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Jonén Hadá’at” (“Bendito eres Tú Di’s, que
da la sabiduría”).

210
Introducción 115 a 118: La infraestructura de la “Amidá”

Cuando Reuvén cometió la falta resepcto a Bilhá, por la cual se le decretó


en el Cielo su muerte y volvió en arrepintimiento, lo cual Di’s recibió, dijeron
los ángeles: “Baruj Atá... Harotzé Bishuvá” (“Bendito eres Tú Di’s, que acepta
el arrepentimiento”).

Cuando Yehudá ordenó ejecutar a Tamar, ella le demostró que se había equi-
vocado, y Yehdá inmediatamente aceptó su error. En ese momento se le per-
donó su pecado y en el cielo los ángeles dijeron: “Baruj Atá... Janún Hamarbé
Lislóaj” (“Bendito eres Tú Di’s, piadoso que perdona”).

Cuando esclavizaron los egipcios a nuestros padres y Di’s dio la orden de


la salvación, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Goel Israel”) (“Bendito eres Tú
Di’s, redentor del Pueblo de Israel”).

Cuando Abraham Avinu se hizo la circuncisión a muy avanzada edad y el


ángel Refael lo visitó para curarlo, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Rofé Jolé”
(“Bendito eres Tú Di’s, que cura a los enfermos”).

Cuando Itzjak Avinu cedió y no discutió más por los pozos que le cubrieron
los filisteos, Di’s le mandó mucha abundancia monetaria, a lo que expresa-
ron los ángeles: “Baruj Atá... Mevarej Hashanim” (“Bendito eres Tú Di’s, que
bendice los años”).

Cuando viajó Ya’akov con su familia a Egipto para reunirse con su hijo Yosef,
dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Mekabetz Nidjé ‘Amó Israel” (“Bendito eres
Tú Di’s, que reúne al Pueblo de Israel”).

Cuando Hashem entregó la Torá al Pueblo de Israel y se les dieron las leyes
de juicio y justicia, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Mélej Ohev Tzedaká
Umishpat” (“Bendito eres Tú Di’s, Rey que ama la justicia y el juicio”).

Cuando los egipcios se ahogaron en el mar, dijeron los ángeles: “Baruj Atá...
Shover Oyevim Umajní’a Zedim” (“Bendito eres Tú Di’s, que doblega a los
enemigos”).

Cuando Yosef juró a su padre que cumpliría con su deseo de enterrarlo en Is-
rael, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Mish’án Umivtaj Latzadikim” (“Bendito
eres Tú Di’s, que das apoyo y seguridad a la gente justa”).

Cuando construyó el Rey Salomón el Bet Hamikdash, dijeron los ángeles: “Baruj
Atá... Boné Yerushalaim” (“Bendito eres Tú Di’s, que construye Yerushalaim”).

Cuando el Pueblo de Israel terminó de cruzar el mar y se salvaron de los


egipcios, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Matzmíaj Keren Yeshu’á” (“Bendito
eres Tú Di’s, que origina la salvación”).

211
Introducción 115 a 118: La infraestructura de la “Amidá”

Cuando clamó el Pueblo de Israel en Egipto ante Di’s que los librara de la
esclavitud, y Di’s los escuchó, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Shome’a
Tefilá (“Bendito eres Tú Di’s, que escucha las plegarias”).

Cuando el Pueblo de Israel hizo el Mishcán en el desierto (Tabernáculo) y


bajó la Presencia Divina a morar entre los dos Kerubim, dijeron los ángeles:
“Baruj Atá... Hamajazir Shejinató Letzión” (“Bendito eres Tú Di’s, que de-
volvió su Presencia Divina
a Yerushalaim”).

Cuando el Rey Salomón ingresó el Arón Hakódesh al Bet Hamikdash y


agradeció a Di’s por permitirle construir el Santuario y mantener un gobier-
no de paz y tranquilidad, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Hatov Shimjá
Uljá Naé Lehodot” (“Bendito eres Tú Di’s, que bueno es tu nombre y a Ti
es propio agradecer”).

Cuando entró el pueblo a Israel después de la travesía de cuarenta años,


conquistaron la tierra y por fin se asentaron con paz y tranquilidad en
ella, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Hamevarej Et ‘Amó Israel Bashalom”
(“Bendito eres Tú Di’s, que bendice al Pueblo de Israel con la paz”).

Debido a que todas estas bendiciones fueron dichas en los Cielos, nuestros
Sabios, con su grandeza, las “rescataron” y establecieron en nuestro rezo.

Sin embargo, siendo que cada una de ellas fueron dichas en épocas dife-
rentes, Rabí Shimón Hapakulí las ordenó, no en orden cronológico, sino en
orden temático, para que el rezo lleve una secuencia, que es la siguiente:
Después de alabar a Di’s en las primeras tres bendiciones, comenzamos
las trece peticiones: En la primera (“Atá Jonén”), pedimos a Di’s sabiduría,
para que nos ayude a pedir las cosas correctas y de manera correcta; luego,
en la segunda y tercera bendiciones (“Hashivenu” y “Selaj Lanu”), empe-
zamos a pedir a Di’s por las cosas espirituales: “Acércanos, Di’s, a tu Torá;
perdónanos por los pecados que cometimos”, dando así preferencia a las
peticiones espirituales.

Posteriormente, en la cuarta, quinta y sexta bendiciones pedimos a Di’s co-


sas físicas y materiales, como la salvación particular de cualquier problema
que estemos atravesando, salud y buena manutención. Después de esta
serie de peticiones particulares, comenzamos con las peticiones generales
para todo el Pueblo de Israel.

Es interesante, además, cómo este orden de bendiciones escrito hace apro-


ximadamente dos mil años, refleja los acontecimientos de la Gueulá (la re-
dención final), como lo indica el Zóhar, donde se describe que la Gueulá y

212
Introducción 115 a 118: La infraestructura de la “Amidá”

el retorno de los judíos desde la diáspora hacia la Tierra de Israel, la cual no


será de una sola vez con la llegada del Mashíaj, sino paulatinamente: Primero
regresará parte del Pueblo de Israel y establecerá un gobierno, pero este paso
causará problemas con los Ishma’elitas que estén compartiendo la tierra (el
nombre de Ishma’el proviene de los muchos problemas que nos dará, por los
cuales clamaremos, hasta que nos escuche Di’s: “Ishmá’ El”, “Escuchará Di’s
nuestras plegarias” y salvará al pueblo justo.)

Posteriormente se reconstruirá Yerushalaim con la llegada del Mashíaj. Por


eso, en la serie de bendiciones de la ‘Amidá el orden figura así: Ante todo, en
la séptima bendición, pedimos a Di’s : “Reúne y congrega a todos los judíos
de la diáspora, para que volvamos a reunirnos en la Tierra de Israel”.

Ante el gobierno que se formará ahí, pedimos en la octava bendición: “Di’s,


ayúdanos a que nuestros jueces y legisladores retomen el mando religioso
como lo hubo al principio, antes de sel exiliados”.

Ante los enemigos y gente perversa, a la que molestará todo esto, decimos
en la novena bendición: “Extermina, Di’s, por favor, a todos Tus enemigos”.

En la décima bendición, le pedimos que beneficie a toda la gente justa y que


sea misericordioso con todos nosotros que confiamos en él: “Bendito Di’s
que siempre es el sostén y la seguridad de los justos”.

Desde la undécima bendición pedimos la Gueulá final con la construcción


del Tercer Templo en Yerushalaim, con el Mashíaj Ben David mencionado en
la duodécima bendición, y todo eso logrado porque Di’s escuchó nuestras
plegarias (hechas en la decimotercera bendición).

De ahí hasta el final del rezo, ya representa el agradecimiento a Di’s que le


daremos apropiadamente al permitirnos volver a servirle desde el Templo de
Yerushalaim, en el cual volvió a morar.

Como prometen nuestros Sabios que en ese entonces, cuando todo el sufri-
miento haya terminado, cada uno de nosotros traerá un sacrificio de agradeci-
miento para decir a Di’s: “Lejá Naé Lehodot” (“A Ti, Di’s, es digno agradecer”).

Y sólo entonces se cumplirá la gran profecía: “Y no habrá más guerras, todas


las espadas se convertirán en azadones, vivirá el lobo con el cordero, y el
león y la cabra pastarán juntos” (Yeshayá 11, 6).

Sobre esa época es que finalizamos con la bendición de la paz. •

213
Capítulo 115: Bendición “Atá Jonén”

Capítulo 115

Bendición “Atá Jonén”

1. Nuestros sabios establecieron como primera bendición de la Amidá


“Atá Jonén”, ya que si no hay capacidad de razonar, no es posible rezar.
Además, la razón es lo que distingue a la persona del animal. (1)

2. Se permite hacer peticiones personales en la Amidá, por lo que


aquella persona que se le olvida lo que estudia, puede pedir por ello
en la bendición de “Atá Jonén”, antes de decir las palabras “Vejonenu
Meitejá”. (3)

Capítulo 116

Bendiciones desde “Hashibenu”

hasta “Refaenu”

1. Únicamente se menciona el término “Abinu” en las bendiciones de


“Hashibenu” y “Selaj Lanu”. (1)

214
Capítulo 116: Bendiciones desde “Hashibenu” hasta “Refaenu”

2. Quien quiere pedir por su compañero para que regrese al camino


de la Torá y las Mitzvot, lo hace en la bendición de Hashibenu, antes
de bendecir “Baruj Atá”. (2)

3. En la bendición de Selaj Lanu se pide a Hashem que nos perdone


por nuestros pecados sin necesidad de sufrimientos, para así poder
continuar cumpliendo las Mitzvot y estudiando Torá. (3)

4. En el texto de la bendición de Refaenu, dice “Refaenu Hashem


Venerafé” sin agregar “Elo-henu”. Esta bendición se pronuncia en plural,
finalizándo “Rofé Jolé Amó Israel”. (5)

5. Quien quiere aumentar una petición en la bendición de Refaenu


lo hace antes de las palabras “Ki E-l Rofé Rajmán”. Si pide por su
compañero, menciona su nombre y el de su madre, es decir, Fulano
hijo de Fulana; en caso de no saber el nombre de su madre, dice el de
su padre. Si el enfermo se encuentra presente, no hace falta mencionar
su nombre. De cualquier manera, es más apropiado pedir por su
compañero en la bendición de “Shemá Kolenu”. (6,7,8,13)

6. Quien pide por su padre o madre en esta bendición, no agrega


antes de su nombre términos de honor, sino dice: “Tu siervo, mi padre,
Fulano hijo de Fulana”. Lo mismo aplica si pide por su maestro, deberá
decir “Tu siervo, el maestro Fulano hijo de Fulana”. (9)

7. Quien pide por un enfermo, al mencionar el nombre de su madre,


deberá hacerlo con el nombre que lleva actualmente. Es decir, si a la
madre le aumentaron un nombre, deberá también ser mencionado.
(10)

8. Quienes aumentan versículos en la bendición de “Shemá Kolenu”,


pueden decirlos en singular aunque originalmente estén en plural. (12)

9. Cuando dice el Mizmor “Yaanjá Ado-nay Beyom Tzará” por una


enferma, no se pueden cambiar las palabras de masculino a femenino.
(11)

215
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”

Capítulo 117

Bendición de “Barej Alenu”

1. En Israel, se pide por las lluvias a partir del rezo de Arbit del siete de
Jeshván. Por lo tanto, se dice la bendición de “Barej Alenu” donde se
incluye la súplica por las lluvias. Esta bendición se dice hasta terminar
el rezo de Minjá de la víspera de Pésaj. (1)

2. Los Sefaradim dicen “Barejenu” en verano, y “Barej Alenu” en


invierno. Los Ashkenazim costumbre Sefarad, todo el año dicen “Barej
Alenu”, solo que en invierno aumentan las palabras “Vetén Tal Umatar
Librajá” por las lluvias. (2)

3. En el resto del mundo, se empieza a pedir lluvias con la bendición


de “Barej Alenu” sesenta días a partir del comienzo del otoño, en el
rezo de Arbit. El primer día de otoño se cuenta como el primero de los
sesenta días. (4)

4. Cabe recalcar que la fecha para comenzar a pedir lluvias no


depende de la santidad de la tierra de Israel, sino del lugar donde se
encuentra. Si se encuentra en un país con el clima muy similar al de
Israel, comienza a pedir lluvias desde el siete de Jeshván. (4)

5. Un residente de Israel que viajó al extranjero antes del siete de


Jeshván, si su intención es regresar dentro del año de lluvias o si su
familia se quedó en Israel, debe decir “Barejenu” como en el lugar
donde se encuentra y en la bendición de “Shemá Kolenu” aumentar las
palabras “Vetén Tal Umatar Librajá”. (15)

216
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”

6. Si un residente de Israel viajó al extranjero después del siete de


Jeshván, dice “Barej Alenu”, a menos que sea oficiante del rezo, en
cuyo caso debe decir “Barejenu”, y en “Shemá Kolenu” aumentar en
voz baja “Vetén Tal Umatar Librajá”. (16)

7. Un habitante de Israel que viaja después del siete de Jeshván al


extranjero con la intención de residir ahí, debe decir “Barejenu” como
en el lugar donde residirá. (16)

8. Quien viaja a Israel a partir del siete de Jeshván, dice “Barej Alenu”
como la costumbre del lugar. Cuando regresa a su país, debe decir
“Barejenu” hasta que comiencen a decir “Barej Alenu” en su lugar de
residencia. Sin embargo, es conveniente que en “Shemá Kolenu” diga
“Vetén Tal Umatar Librajá” mientras tanto. (17)

Dijo “Barejenu” en vez de “Barej Alenu”

9. En Israel, si desde Sucot hasta el siete de Jeshván se equivocó y


dijo “Barej Alenu” en vez de “Barejenu”, cumplió con la obligación y
no es necesario regresar a “Barejenu” incluso si no había terminado la
Amidá.

En el resto del mundo, si desde el siete de Jeshván hasta sesenta días


desde otoño dijo “Barej Alenu”, no repite la Amidá.

Sin embargo, si quiere repetir la Amidá, puede hacerlo condicionándola.


(3,5)

10. Quien dijo “Barejenu” en vez de “Barej Alenu”, incluso la Amidá


de Arbit, tanto hombres como mujeres:

217
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”

• Si se encuentra todavía en la bendición, repite desde “Vetén Tal


Umatar”.

• Si terminó la bendición, antes de empezar “Teká Beshofar” dice


“Vetén Tal Umatar Librajá” y continúa con la bendición de “Teká
Beshofar”.

• Si empezó “Teká Beshofar”, dice en la bendición de “Shemá Kolenu”


“Vetén Tal Umatar Librajá” antes de decir las palabras “Ki Atá Shomea
Tefilat”. Si es un día de ayuno, primero se dice “Vetén Tal” y luego
“Anenu”.

• Cuando está en la bendición de “Shemá Kolenu” y se acordó


después de decir el nombre de Hashem de la bendición, debe terminar
la bendición “Lamedeni Jukeja”, decir “Vetén Tal Umatar Librajá” y
finalizar “Ki Atá Shomea Tefilat Kol Pe”.

• Al término de la bendición de Shemá Kolenu, dice “Vetén Tal Umatar


Librajá” antes de comenzar “Retzé”.

• Si comenzó la bendición de “Retzé” o se encuentra en cualquiera de


las bendiciones posteriores, incluso en “Elo-hay, Netzor”, regresa a la
bendición de “Barej Alenu” y continúa con la Amidá en orden.

• Si se dio cuenta después de decir el segundo “Yihyú Leratzón”, repite


la Amidá, aun si no ha movido los pies de su lugar. (6,7,8,9)

11. Cuando se encuentra en “Elo-hay, Netzor” antes del segundo


“Yihyú Leratzón” y escucha Kadish o Kedushá, no debe responder, ya
que si lo hace demuestra que terminó la Amidá y tendrá que repetirla
desde el comienzo. (11)

12. Si debe repetir la Amidá, puede concentrarse en la Jazará del


oficiante para salir de su obligación, siempre y cuando el oficiante sea
experto en su labor, se concentre en exentarlo de su obligación. Además,
debe ser precavido de no contestar “Baruj Hu Ubaruj Shemó” a las

218
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”

bendiciones ni Modim Derabanán; contestar Amén a las bendiciones


de los Cohanim y dar tres pasos hacia atrás al finalizar diciendo “Osé
Shalom” al final del rezo.

De cualquier manera, lo ideal es que él mismo repita la Amidá. (13)

13. Quien tiene duda si dijo “Barej Alenu” en la Amidá, dice en


“Shemá Kolenu” “Vetén Tal Umatar Librajá”. Si se encuentra después
de “Retzé”:

• Dentro de los primeros treinta días que se empezó a decir “Barej


Alenu”, debe regresar a “Barej Alenu”.

• Después de los treinta días, debe terminar la Amidá normal.

Si se trata del oficiante fijo del rezo de Shajrit y Minjá, lo anterior aplica
sólo dieciocho días desde que se empezó a decir “Barej Alenu”. (10)

14. Si comenzó la Amidá de Shabat con la bendición que se dice


entresemana “Atá Jonen”, termina la bendición en la que se encuentra
y luego sigue con las bendiciones de Shabat.

Si se dio cuenta mientras decía “Barejenu” cuando se dice Barej Alenu,


dice “Vetén Tal Umatar Librajá” y no termina la bendición, sino sigue
la de Shabat.

No obstante, si se percató después de haber finalizado la bendición de


“Barejenu”, interrumpe a mitad de la bendición en la que se encuentra,
y sigue la Amidá de Shabat. (12)

219
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”

Bendición “Barejenu”

15. Desde el diez y seis de Nisán en el rezo de Arbit hasta el siete de


Jeshván, se dice “Barejenu” en vez de “Barej Alenu” en la Amidá. (18)

16. Si dijo “Barej Alenu” en vez de “Barejenu”:


• Si se dio cuenta en la misma bendición, debe empezar desde el
principio “Barejenu”.

• Si dijo “Baruj Atá Ado-nay” finaliza la bendición “Lamedeni Jukeja”


y empieza desde el principio de “Barejenu”.

• Si se acordó en cualquier bendición posterior a “Teká Beshofar”,


interrumpe en ese momento y regresa a “Barejenu”, terminando la
Amidá en orden.

• Si se acordó después de decir el segundo “Yihyú Leratzón”, debe


repetir la Amidá. (18)

17. Quienes necesitan lluvias desde Pésaj hasta Sucot, no pueden


decir “Barej Alenu” en vez de “Barejenu”, pero pueden agregar su
petición en la bendición de “Shemá Kolenu”. Si se equivocó y dijo
“Barej Alenu” en vez de “Barejenu”, no repite la Amidá, aunque es
mejor que lo haga con condición. No obstante, si dijo “Mashib Harúaj”
en vez de “Morid Hatal”, debe repetirla. (18)

18. En los países donde es verano desde Sucot hasta Pésaj y su


invierno comienza en Pésaj y termina en Sucot, deben decir “Morid
Hatal” todo el año, aunque durante el invierno de Israel deben decir
“Barej Alenu”, como todos los que residen en la diáspora. (20)

220
Capítulo 118: Bendición de “Hashiba”

Capítulo 118

Bendición de “Hashiba”

1. La bendición de “Hashiba Shofetenu” finaliza con las palabras


“Mélej Oheb Tzedaká Umishpat”, mientras que en los días entre Rosh
Hashaná y Yom Kipur, finaliza “Hamélej Hamishpat”. (1)

2. Si en lugar de decir “Hamélej Hamishpat” dijo “Mélej Oheb


Tzedaká Umishpat” en los diez días que hay entre Rosh Hashaná y
Yom Kipur y se acordó de inmediato, puede continuar la Amidá
normalmente. Si se acordó después de haber transcurrido tres
segundos o en alguna bendición posterior, debe regresar al comienzo
de “Hashiba” y continuar la Amidá en orden. No obstante, si se percató
de su error después de haber dicho el segundo “Yihyú Leratzón”, repite
la Amidá desde el principio. (1)

221
Introducción 119: Rezar con tus palabras

Capítulo 119

Rezar con tus palabras

E n este capítulo veremos que la persona puede pedir cosas perso-


nales con sus propias palabras en la ‘Amidá.

Analicemos qué es mejor: ¿Decir el rezo escrito por nuestros Sabios o


expresarnos libremente con nuestras palabras? En verdad, cada una de
estas opciones tiene sus beneficios y perjuicios.

Por una parte, el rezo escrito siempre es el mismo y la rutina hace lo


suyo. Por ello, muchas veces lo decimos y no lo sentimos, porque no
son palabras que salen de nosotros, sino que son las que nos indicaron
decir.

Sin embargo, son palabras mayores que establecieron grandes profetas


y sabios, con la forma correcta de expresarse y un perfecto orden para
pedir.

Por otro lado, el rezo particular tiene la ventaja de componerse de pa-


labras que salen del corazón y decimos con emoción.

Por supuesto, por ser lo que queremos decir, nos concentramos al de-
cirlas.

222
Introducción 119: Rezar con tus palabras

Sin embargo, quizá no las expresamos correctamente o no nos dirigi-


mos con el respeto apropiado a Di’s.

Así que, ¿cuál es el modo más correcto para rezar? La respuesta es que
la combinación de los dos modos representa la perfección.

Por eso, en la ‘Amidá seguimos “el manual” de nuestros Sabios agre-


gando, especialmente en la bendición de “Shemá’ Kolenu”, nuestras
peticiones particulares, para presentar así un rezo perfecto.

Podemos equivocadamente pensar que sólo debemos “molestar” a


Hashem para problemas graves, asuntos grandes, pero por un insignifi-
cante dolor de muelas, un malentendido con nuestro socio y similares,
no es necesario acudir al Creador de todo el mundo, que de seguro
está “ocupado” con Sus incontables labores.

El Yehudí no piensa así, sino al contrario: Cuanto más pidamos a Di’s


en los asuntos pequeños de nuestra vida, demostramos que Él y sólo Él
se encarga hasta de estas “insignificantes” cuestiones.

Y no sólo eso, sino que, como dice Rabí Yonatán Aibeshitz, en su libro
Ya’arot Devash (Tefilá Capítulo 1): “Procura rezar con tus palabras en
la bendición de “Shemá’ Kolenu”, ya que estas plegarias particulares
tuyas son muy queridas por Di’s, y esta es la parte principal de todo el
rezo”.

Asimismo, el Jazón Ish (Kóvetz Iguerot primera parte) comenta: “Si


quiere la persona que todo su rezo se reciba, que se exprese con sus
palabras en la bendición de “Shemá’ Kolenu”. Esta petición particular
que emana desde el corazón causará que todo el rezo se reciba”. •

223
Capítulo 119: Peticiones personales en la Amidá

Capítulo 119

Peticiones personales en la Amidá

1. Se permite agregar peticiones en las bendiciones intermedias de la


Amidá que coincidan con el tema a pedir. Por ejemplo, se puede pedir
por la recuperación de los enfermos en la bendición de “Refaenu”.
Aunque se permite aumentar peticiones, esto debe hacerse de vez en
cuando y no de manera permanente. (1,2)

2. Siempre lo más indicado es agregar sus peticiones personales


únicamente en la bendición de “Shemá Kolenu” después de decir las
palabras “Ki Atá Shomea Tefilat Kol Pe”. (1)

3. No solamente está permitido confesar durante el rezo y pedir por


el sustento, sino es Mitzvá hacerlo, incluso de manera permanente, tal
como figura en el Zóhar. Sin embargo, debe tener precaución de no
perder la oportunidad de responder Kadish o Kedushá por aumentar
sus peticiones. (2)

4. Las peticiones se agregan al final de la bendición y deben ser


claras y concretas. (1,4)

5. En primera instancia debe mencionar las peticiones en hebreo. En


caso de no dominar el hebreo, puede hacerlo en su idioma. (1)

6. Por un enfermo grave que se encuentra en estado vegetal, aunque


es evidente que se prohíbe desconectarlo de los aparatos que le
permiten continuar en vida, se debe consultar una autoridad rabínica
que determine si es permitido rezar por su fallecimiento. (3)

224
Capítulo 120: Bendición de “Retzé”

7. Si en día de ayuno se equivocó en la bendición de Shomea Tefilá


y finalizó “Anenu” diciendo “Haoné Leamó Israel Beet Tzará”, siendo
esto lo que dice el oficiante en la Jazará, en vez de “Shoméa Tefilá”,
no repite la Amidá. Sin embargo, es conveniente que lo haga con
condición. (5)

Capítulo 120

Bendición de “Retzé”

1. La bendición de “Retzé” comienza en todos los rezos con la palabra


“Retzé”, no como los que la omiten en el rezo de Minjá empezando
desde “Veishé Israel”. Quien omitió las palabras “Retzé” y terminó la
Amidá, deberá repetirla con condición. (1,2)

2. En esta bendición pedimos a Hashem que reciba nuestros rezos


en lugar de los sacrificios ofrecidos en el Bet Hamikdash, recordando el
mérito de nuestros ancestros para que el rezo llegue cerca de Hashem,
ya que debido a nuestros pecados se alejó de nosotros. (1)

3. Se debe pedir a Hashem que “retorne la corona a su lugar”. Cabe


mencionar lo que dice el Midrash, que todos los miles de hombres
que cayeron en tiempos del rey David, fue porque no pidieron que se
restablezca el Bet Hamikdash. (1)

225
Introducción 121: ¡Gracias Di’s!

Capítulo 121

¡Gracias Di’s!

C asi al finalizar la ‘Amidá, después de terminar de decir todas


nuestras peticiones, procedemos a agradecer a Di’s por todo
lo bueno que nos da, en el párrafo del “Modim Anajnu Laj”,
dondeinclinamos la cabeza y decimos: “¡Hashem, te agradecemos por
todo!”.

El agradecimiento es parte fundamental de la vida de todo Yehudí,


cuyas primeras palabras al comenzar el día son: “Modé Aní” (“Te agra-
dezco”).

Asimismo, en cada paso que damos, desde los rezos en Bircat Hama-
zón hasta cuando salimos del baño, agradecemos a Di’s por cada uno
de ellos. E incluso el nombre del Pueblo Judío proviene de Yehudá, el
cuarto hijo de Leá, que proviene del término “agradecer”.

Se eligió este nombre para denominar así al Pueblo de Israel, llamán-


donos Yehudim, porque la razón de Leá para llamar a su hijo con dicho
nombre refleja la esencia que debemos tener cada uno de nosotros.

De hecho, la Guemará (Berajot 7b) explica: “Dijo Rabí Yojanán en


nombre de Rabí Shimón Bar Yojay: Desde el día en que Creó Di’s el
mundo, nadie le había agradecido a Di’s hasta que Leá lo hizo, quien
al tener a su cuarto hijo, exclamó: ¡Esta vez agradeceré a Di’s! y por
tanto lo llamó Yehudá”.

226
Introducción 121: ¡Gracias Di’s!

Rashí explica al respecto que: “Por profecía era sabido que Ya’akov
tendría doce hijos, quienes formarían las Doce Tribus de Israel, y de-
bido a que tenía cuatro esposas, lo supuesto era que cada una tendría
tres hijos. Por eso, cuando Leá tuvo un cuarto hijo, se dio cuenta de
que había recibido más de lo que merecía, y por ello agradeció a Di’s
nombrándolo Yehudá”.

Esto nos indica que mientras la persona cree que recibe lo que le co-
rresponde, no siente la necesidad de agradecer.

Sin embargo, cuando comprendemos que todo lo que nos da Di’s es


más de lo que merecemos, decimos “¡Gracias!”, y así debe sentirse
cada Yehudí que agradece a Di’s día y noche, y no se olvida de todos
los favores y milagros que le hizo Di’s a lo largo de la historia.

Así, cada vez que llegan las festividades de Sucot, Pésaj, Janucá, Purim,
etc., dedicamos esas fechas a agradecer a Di’s.

Por eso las festividades en hebreo se llaman “Mo’adim”, palabra com-


puesta por los términos “Modim” y “‘Edim” (“agradecimiento” y “Tes-
tigos”), ya que, al conmemorarlas año con año y trasmitirlas de padres
a hijos, mantenemos el testimonio de que esas historias realmente ocu-
rrieron, y junto con las nuevas generaciones agradecemos a Di’s por el
pasado.

En hebreo, las palabras “reconocer” y “agradecer” se dicen de la misma


forma (Modé). En un juicio, por ejemplo, el acusado dirá: “Aní Modé”
(“Yo reconozco”), y del mismo modo el que se siente agradecido dirá:
“Modé Aní” (“Agradezco yo”).

El motivo de que ambas palabras provengan de la misma raíz es que


sólo el que reconoce que su victoria, salud, éxito, manutención, etc.,
provienen de Di’s, le agradecerá.

Por eso existe cierta ley que exige a los que atravesaron un largo ca-
mino por aire, mar o tierra, lograron salir de prisión, unsecuestro o
cautiverio, y al enfermo de gravedad que sanó, a decir la bendición de
“Hagomel” y agradecer a Di’s.

227
Introducción 121: ¡Gracias Di’s!

Es interesante que según algunos legisladores de la Halajá, dicha ben-


dición no se deberá decir en caso de sobrevivir a un atentado, un te-
rremoto o cualquier otro catástrofe natural.

Esto se basa en la idea de que siempre debemos estar conscientes de


Quién es el que nos ayudó y nos salvó, y debido a que la persona,
normalmente, cuando sana agradece al doctor, al hospital y al buen
medicamento que tomó. Al igual que el viajero atribuye el éxito del
viaje al piloto, al conductor o la compañía de transporte, y quien es
liberado de la cárcel lo atribuirá al buen Abogado y al amable juez de
turno, olvidándose de Di’s.

Para que esto no suceda, se estableció la bendición de “Hagomel” a


fin de que estas personas suban al Séfer Torá y agradezcan a Hashem,
y no sólo al piloto, al doctor o al abogado.

Por eso, siendo que quien se salva de un atentado o terremoto, lo pri-


mero que hace es alzar los ojos al cielo y decir: “¡Gracias Di’s!” Reco-
nociendo a Hashem como su único salvador, no es necesario que diga
la bendición de “Hagomel”.

Además, cuando alguien nos agradece por un favor que le hicimos, ese
agradecimiento nos impulsa a ayudarle de nuevo, mientras que cuando
no nos agradecen, perdemos interés alguno por ayudarlo de nuevo.

Del mismo modo sucede con Di’s: Nuestro agradecimiento causa un


placer tal que lo “incita” a querer darnos más, sólo porque sabemos
decir: “¡Gracias!”.

La Guemará (Berajot 60a) comenta que debido a que antiguamente los


baños públicos (a los que acudía la gente para bañarse con agua calien-
te) no eran seguros, Rab Aja estableció un rezo al salir de esos lugares:
“Di’s, te agradezco que me hayassalvado del fuego y de cualquier cosa
mala que pudiera haberme ocurrido en este lugar’”.

Quizá para muchos, lo anterior podría sonar un tanto exagerado. Por


ello, la Guemará relata que Rabí Abahu entró a uno de estos baños
públicos, el cual estaba colmado de gente.

228
Introducción 121: ¡Gracias Di’s!

De pronto, se rompió uno de los maderos que servía de columna para


sostener el piso, también de de madera, ubicado justamente sobre el
pozo de agua hirviendo. De una forma milagrosa, no cayó toda esa
gente al agua, lo que les habría causado graves quemaduras, o la muer-
te.

Cuando salió, dijo Rabí Abahu: “Me salvé y logré salvar a todos porque
siempre seguí el ejemplo de Rab Aja de agradecer a Di’s cada vez que
salgo de ese lugar”.

Tal vez esta narración no tenga vigencia hoy, pero si la aplicamos al


manejar en carretera, caminar por calles peligrosas o ir de vacaciones
a lugares remotos, agradeciendo a Di’s no sólo con textos escritos, sino
con plegarias propias, como lo hizo Rab Aja, eso dará a Di’s mayor
disposición de salvarnos de cualquier cosa mala, como le sucedió a
Rabí Abahu. La importancia de la bendición de “Modim Anajnu Laj”
es muy especial.

Es fácil darse cuenta que durante todo el rezo nos dirigimos a Di’s en
masculino y a nosotros somos como la parte femenina, debido a que
en la Kabalá al que da se le distingue en masculino y al que recibe en
femenino.

Lo curiosos es que en la bendición de “Modim” las cosas se invierten,


ya que la expresión “Laj” de “Modim Anajnu Laj” significa “a Ti”, en
femenino.

En esta parte de la ‘Amidá nos denominamos en masculino y Di’s como


a la parte femenina, pues lo único que puedes dar a Di’s es el placer y
el regocijo al agradecerle.

Ahí eres tú el que le da a Él, siendo tu agradecimiento lo único que pue-


des darle. Por tanto, no evitemos ese gran regocijo al Creador. Agradez-
cámosle de todo corazón y alma, agachando la cabeza y diciéndole:
“¡Gracias, Di’s, por todo!”. •

229
Capítulo 121: Bendición de “Modim”

Capítulo 121

Bendición de “Modim”

1. En la bendición de “Modim” está prohibido repetir la palabra


“Modim”, ya sea que reza solo o con Minián; y se debe reprimir a
quien lo hace. (2)

2. Se debe inclinar el cuerpo hacia adelante al comienzo de la


bendición de “Modim” y al final cuando dice “Baruj Atá Ado-nay”.
Deben resaltar todas sus vértebras, concentrarse, temer y sentir pavor
delante de Hashem; aceptar su dominio y control, como el sirviente
que se inclina ante su patrón. Debe levantar su cuerpo cuando dice el
nombre de Hashem, demostrando confianza en Él. (1,3)

3. En Modim Derabanán, el cual se dice en la Jazará, debe inclinarse


levemente, siendo suficiente con agachar la cabeza. (3)

4. Si se encuentra diciendo la Amidá y el oficiante llegó a la bendición


de “Modim” en la Jazará, debe inclinarse al tiempo que los demás lo
hacen sin decir “Modim” con ellos, para no demostrar que reniega el
que la concurrencia se incline. (4)

5. El rey Shelomó estableció decir la bendición de los Cohanim en


la Jazará. No obstante, los que dicen la Amidá sin Minián, no puede
decirla. (7)

230
Capítulo 121: Bendición de “Modim”

Bendición de “Sim Shalom”

6. En la bendición de “Sim Shalom” pedimos a Hashem que haya


paz entre nosotros, pues la paz lo incluye todo. (5)

7. En el texto debe decir:


• “Kulanu Keejad” y no “Keejat”.

• “Ki Beor Paneja” y no “Mimeor Paneja”.

• “Vetob Beeneja” y no “Vetob Yihyé Beeneja” (6)

231
Capítulo 122: Final de la Amidá

Capítulo 122

Final de la Amidá

1. Antes de decir el primer “Yihyú Leratzón” no puede hacerse


interrupción alguna. Después del segundo “Yihyú Leratzón” puede
contestar Kadish, Kedushá e incluso “Baruj Hu Ubaruj Shemó”, aun si
no se ha movido de su lugar. (1)

2. Después de decir el primer “Yihyú Leratzón” puede contestar en


la Kedushá los versículos de “Kadosh” y “Baruj Kebod”, y contestar los
primeros cinco Amén del Kadish, incluyendo “Yehé Shemé Rabá” hasta
“Yitbaraj”. No obstante, no puede interrumpir para contestar “Amén” a
alguna otra bendición. (1)

3. Quien se encuentra entre el primer “Yihyú Leratzón” y el segundo,


y se percató que debe repetir la Amidá desde cierta bendición, como en
el caso de haber omitido “Yaalé Veyabó”, no puede contestar Kadish ni
Kedushá, ya que si lo hace se considera que terminó la Amidá y deberá
repetirla desde el principio. Por lo tanto, debe permanecer en silencio
y concentrarse en lo que dice el oficiante. (2)

4. Si quiere aumentar peticiones, debe hacerlo después de decir


el párrafo de “Elo-hay Netzor”, siendo permitido decir una vez más
“Yihyú Leratzón” al finalizar sus peticiones. (3)

5. Todo aquel que dice “Asé Lemaan Shemaj, Asé Lemaan Yeminaj,
Asé Lemaan Torataj, Asé Lemaan Kedushataj” amerita recibir la
Divinidad. (4)

232
Capítulo 122: Final de la Amidá

6. Antes del segundo “Yihyú Leratzón” se acostumbra decir un


versículo que comience y termine con la primera y última letra de su
nombre. (5)

7. Algunos acostumbran decir el Mizmor “Shir Lamaalot, Esá Enay”


antes de decir “Elo-hay Netzor” para ser amado en los Cielos y bien
aceptado en la Tierra. Sin embargo, si lo están esperando para comenzar
la Jazará, lo puede decir antes de decir “Osé Shalom”.

Cabe mencionar que si la mayoría del Minián terminó la Amidá, se


puede empezar la Jazará sin esperar que sean diez hombres los que
hayan terminado. (7)

233
Introducción 123: El recipiente de la paz

Capítulo 123

El recipiente de la paz

A l finalizar la ‘Amidá, damos tres pasos atrás y citamos el “‘Osé Shalom Bimro-
mav” (“El que hace la paz en las alturas derramará su paz sobre nosotros”).

Cabe preguntar, ¿por qué se eligió el tema de la paz para finalizar con él este rezo? La
respuesta se halla en el tratado de Ukzin (3, 12): “Dijo Rabí Shimón Ben Jalafta: No
encontró Di’s mejor recipiente que contuviera las bendiciones que la paz”.

Es decir, cada bendición necesita dónde ser contenida, como el vino, que necesita una
buena copa para reposar en ella. Si dicho recipiente está agrietado, ya no importa qué
tan buen vino sea, pues todo se derramará y se perderá por esa grieta.

Así son las bendiciones: Precisan reposar en una persona de paz, en un hogar en el
que no hayan “grietas” entre el hombre y la mujer, entre padres e hijos, y en un ne-
gocio en que la paz, la armonía y la confianza entre los socios sean inquebrantables.

De lo contrario, sin importar quién te bendiga, todo se derrama y se pierde.

Por ello, en el rezo, la bendición de los Cohanim finaliza con las palabras “Veyasem
Lejá Shalom” (“Y te dé Di’s a ti paz”).

Posteriormente, el Jazán continúa el rezo con las palabras: “Sim Shalom” (“Reposa
la paz sobre el Pueblo de Israel”) y concluimos la ‘Amidá con la petición de “‘Osé
Shalom”, para indicarnos que todas estas bendiciones y abundancia Divina necesitan
del recipiente Paz.

Suena fácil cumplir con el versículo de Tehilim (34, 16) “Bakesh Shalom Verodfehu”
(“Pide paz y persíguela”). Pero en verdad no lo es, ya que el orgullo y la seguridad de
que lo que decimos y hacemos es lo correcto y que todos los demás están equivoca-
dos, nos impide alcanzarla.

No nos damos cuenta de cómo, por culpa de insignificantes peleas, perdemos un


sinfín de bendiciones.

Por eso la Halajá establece que antes de citar el “‘Osé Shalom”, primero debe la per-
sona agachar la cabeza, dar tres pasos hacia atrás y sólo entonces pedir la paz, indi-
cándonos con esto que si queremos paz, primero debemos agachar la cabeza con
humildad y luego retirarnos de nuestra posición para conseguirla.

234
Introducción 123: El recipiente de la paz

De lo contrario, al erguir la cabeza con soberbia y persistir neciamente en su posición,


no conseguirá nada sino sólo abrir una grieta más por el que se derramará el vino de
las bendiciones.

La Guemará (Berajot 56b) comenta: “En los sueños, un río, un pájaro o una olla son
mensajes de: Aprovecha el siguiente día, pues es un momento apto para hacer paz. Tú
sabrás con quién”.

Sólo existe una diferencia entre estos tres símbolos. El río representa: “Haz la paz
llevando un regalo, pagando, devolviendo”, pues al igual que el río transporta cosas
de un lugar a otro, tú también debes transportar y llevar algo para conseguir esta paz.

En el caso del pájaro, que pía, hace alusión a que esta paz se conseguirá por medio de
palabras que tendrás que “piar”; es decir, tendrás que pedir perdón, contentar, aclarar,
explicar...

En el caso de la olla, el tipo de paz que alude es muy interesante. Las ollas logran
“hacer la paz” entre el fuego y el agua al separarlos: El fuego arde por debajo y el agua
hierve adentro.

Esto significa que este tipo de paz se logra sólo por medio de la separación. Muchas
veces el exceso de cercanía y la convivencia constante causan infinidad de roces entre
las personas, por lo que una pequeña y breve separación hace bien a todas ellas.

En resumen: Debemos ingeniárnoslas para conseguir la paz y descubrir qué métodos


resultan más eficaces para alcanzarla y lograr que perdure. Por eso dijo Hilel (Pirké Abot
1, 12): “Sé de los alumnos de Aharón Hacohén, el cual amaba la paz y la perseguía”.

Al respecto, figura en Maséjet Dérej Éretz Zuta (Capítulo 11), que cuando veía Aharón
que dos personas peleaban, iba con una y le decía: “Me encontré ayer con tu amigo.
Está muy arrepentido por lo que sucedió y no sabe cómo contentarse contigo”.

Después iba con la otra persona y le decía las mismas palabras, de modo que al día
siguiente, cuando se encontraban, se abrazaban y olvidaban lo sucedido.

En Maséjet Kalá Rabatí (Capítulo 3) comenta que “cuando falleció Aharón Hacohén, se
levantaron en las primeras filas ochenta mil jóvenes, todos llamados Aharón”.

El motivo por el que todos esos jóvenes se llamaban Aharón era porque, cuando las
parejas que los dieron a luz estuvieron a punto de divorciarse, Aharón Hacohén fue
quien los contentó y ya no se separaron.

Al nacer su hijo, se cuestionaban: “¿Cómo le llamaremos?”, y ambos acordaban que de


no haber sido por el mérito y la intervención de Aharón, este niño no hubiera nacido.
Por tanto, lo llamaban Aharón en su nombre.

Parece increíble: Si a las ochenta mil almas que nacieron agregamos todas las parejas
que tuvieron niñas, todas las que ya no estaban en edad de tener hijos y la paz que
logró entre amigos, socios y similares, la cantidad de gente que Aharón Hacohén logró
encontentar asciende a cantidades realmente muy elevadas.

Sólo podemos concluir que Aharón salvó de la separación a innumerables parejas y


que por eso se le dio el poder de la bendición de Bircat Cohanim, la cual finaliza con
las palabras “Veyasem Lejá Shalom”. •

235
Capítulo 123: “Osé Shalom”

Capítulo 123

“Osé Shalom”

1. La costumbre Sefaradí es que también el oficiante diga el versículo


de “Yihyú Leratzón” al finalizar la Jazará. Sin embargo, los Ashkenazim
no acostumbran decirlo. (8)

2. El motivo por el cual damos tres pasos hacia atrás al finalizar la


Amidá, es para contrarrestar los tres pasos que dio Nebujadnetzar al
enviar la carta de Ródaj al rey Jizkiyahu, y con esto le cedieron el poder
de destruir el Bet Hamikdash. Es por eso que al terminar “Osé Shalom”
se dice un rezo pidiendo por su reconstrucción. (9)

3. Antes de dar los tres pasos hacia atrás, debe inclinarse hasta que
resalten todas sus vértebras, aunque no debe inclinarse en demasía al
punto que su boca toque su cinturón. (1)

4. Estando inclinado se dan tres pasos hacia atrás empezando con


el pie izquierdo, quedando el pulgar a la altura del talón de su pie
derecho. Luego retrocede con el derecho hasta que el pulgar llegue
a la altura del talón de su pie izquierdo. Por último, empareja el pie
izquierdo con el derecho.
No se debe dar pasos más largos que lo escrito anteriormente, ni
retroceder más de tres pasos. (2)

5. Estando todavía inclinado, gira su rostro hacia su izquierda y dice


“Osé Shalom Bimromav”, gira a su derecha y dice “Hu Berajamav
Yaasé Shalom Alenu”, por último se inclina hacia el frente y dice “Veal
Kol Amó Israel Veimrú Amén”. (3)

236
Capítulo 123: “Osé Shalom”

6. Después de haber dado los tres pasos, debe quedarse en su lugar,


por lo menos hasta que el oficiante comience la Jazará, sin voltear a los
lados o mirar a los demás. Cerca de empezar la Kedushá, debe regresar
al lugar donde dijo la Amidá y después de que el oficiante finalice
“Hae-l Hakadosh”, puede moverse de su lugar y sentarse.

Si en el momento en que dio los tres pasos empezaron la Kedushá,


puede regresar al lugar donde dijo la Amidá de inmediato. (4,5)

7. Si se siente débil, los ancianos y enfermos, pueden sentarse donde


terminaron los tres pasos hasta que comience la Kedushá. (4)

8. En el rezo de Arbit no debe regresar al lugar donde dijo la Amidá


de inmediato. Es apropiado esperar a que el oficiante empiece Kadish
Titkabal. (6)

9. El oficiante no debe dar tres pasos hacia atrás al final de la Jazará,


sino después de decir Kadish Titkabal. No obstante, si no pudo dar los
tres pasos hacia atrás cuando terminó la Amidá ya que había alguien
rezando detrás de él, debe hacerlo terminando la Jazará. (2,7)

10. No se permite hablar ni decir versículos mientras esperan el


comienzo de la Jazará, ni si quiera el oficiante. Por el otro lado, es
apropiado hojear algún libro de Torá para no permanecer sin hacer
nada. (10)

11. En la Jazará no se permite ver libros de Torá, debe estar


concentrado en las bendiciones para responder “Baruj Hu Ubaruj
Shemó” y “Amén”. (10)

237
Introducción 124: El esplendor de la Jazará

Capítulo 124

El esplendor de la Jazará

A l finalizar la ‘Amidá se procede a decir lo que se conoce como


la Jazará, que es la repetición de la ‘Amidá realizada por el
oficiante, en la cual el público debe estar atento y escuchando,
sólo respondiendo “Baruj Hu Ubaruj Shemó” y “Amén”.

Lo anterior se aprende de la Guemará (Rosh Hashaná 34b), en la dis-


cusión entre Rabán Gamliel y Jajamim: “Aunque originalmente se esta-
bleció la Jazará para aquellos que no saben rezar, finalmente terminó
siendo la Jazará una parte fundamental del rezo para todos, incluso
para los que rezaron perfectamente del Sidur”.

Además, el Rambam en una respuesta que mandó a Rabí Saadia (Igue-


rot Harambam, Tomo II, página 565), escribe que si es necesario esco-
ger entre las dos ‘Amidot (la silenciosa y la repetida en voz alta), deberá
elegirse la segunda, ya que la silenciosa se considera Tefilat Yajid (“rezo
particular”) y la segunda se considera Tefilat Tzibur (“rezo público” o
“grupal”), el cual, como es sabido, se recibe con mayor eficacia.

En el libro Kaf Hajaim (página 124) se narra que el Arízal decía que la
importancia de la Jazará es mayor que la de la ‘Amidá, ya que por su
intermedio la primera ‘Amidá se eleva y llega a niveles más superiores
en el Mundo Venidero.

238
Introducción 124: El esplendor de la Jazará

Por tanto, la costumbre del Arízal era que en la Jazará cerraba los ojos
y escuchaba con atención cada una de las bendiciones, respondiendo
con fervor “Baruj Hu Ubaruj Shemó” y “Amén”.

Lamentablemente, hoy nos damos cuenta de que la Jazará es justa-


mente la parte del rezo en que resulta más difícil mantener el silencio
y la concentración, y el motivo es evidente: Donde mayor grandeza y
santidad hay, más Yétzer Hará’ e interferencias se encuentran.

Es penoso saber que debido a que la gente habla durante la Jazará, en


muchas comunidades se prefirió dejar de decirla, en lugar de hacer un
esfuerzo mayor por eliminar esas conversaciones y perseverar en la
costumbre de la Jazará con todo su esplendor! •

239
Capítulo 124: La Jazará

Capítulo 124

La Jazará

1. El oficiante dice por segunda vez la Amidá en voz alta para exentar
de su obligación de rezar a quienes no saben hacerlo o quienes no se
concentraron correctamente en la Amidá. Incluso en un Minián donde
todos saben rezar, debe decirse la Jazará. (1)

2. El oficiante debe saber su gran responsabilidad para saber


exentar a la concurrencia de la obligación de decir la Amidá. Aquellos
que no saben decirla, deben escuchar la Jazará palabra por palabra,
concentrándose en cumplir con su obligación, mientras el oficiante se
concentra en exentarlos. (1,4)

3. Por la gran responsabilidad, se debe tener precaución de elegir


un oficiante temeroso de Hashem y que se concentre en lo que reza,
especialmente en la primera bendición de la Amidá y en “Modim”, y
no sólo preocuparse porque tenga una voz agradable. (1)

4. Se permite sentarse en la Jazará después de la bendición de “Atá


Kadosh”, teniendo precaución de no sentarse dentro de 1.92 metros del
oficiante, a excepción de una anciano o enfermo.

Cuando comienza el oficiante la bendición de “Modim”, deben ponerse


de pie hasta terminarla. Quien permanece de pie durante toda la Jazará,
es digno de bendición. (12)

240
Capítulo 124: La Jazará

5. Quien permanece de pie durante toda la Jazará, no puede dar tres


pasos hacia atrás al término de ésta, ya que denota presunción. (12)

6. El oficiante debe esperarse por lo menos cuatro segundos antes de


regresar los tres pasos para comenzar la Jazará. (2)

7. La Jazará se empieza también con el versículo: “Ado-nay,


Sefatay…”. Los Sefaradim acostumbran decirlo en voz alta, mientas que
los Ashkenazim lo hacen en voz baja. (2)

8. Toda la Jazará se debe decir en voz alta, incluyendo el versículo


“Yihyú Leratzón” que se encuentra al final de ésta. (21)

9. Si dijo la Amidá sin Minián y llegó al Templo entre la Amidá y la


Jazará, puede ser el oficiante de la Jazará, sin ser esto lo más correcto,
aunque haya pasado mucho tiempo entre su Amidá y la Jazará. El
oficiante que no dijo la Amidá, al término de la Jazará después de
“Yihyú Leratzón”, debe dar los tres pasos hacia atrás y decir “Osé
Shalom”, ya que en este caso no es posible apoyarse en los tres pasos
que dará después de Kadish Titkabal. (3,19,20)

10. Cuando no hay tiempo para decir la Amidá y la Jazará, deben


comenzar todos juntos la Amidá junto con el oficiante palabra por
palabra hasta la bendición de “Atá Kadosh” y la Kedushá completa,
posteriormente terminan de decir lo demás en voz baja. Es más correcto
proceder así que comenzar la Amidá después de que el oficiante
termine la bendición de “Atá Kadosh”, como algunos acostumbran. (5)

11. El comportamiento anterior de la concurrencia es preferible, a


que escuchen del oficiante las bendiciones hasta finalizar “Atá Kadosh”
para contestar Amén a ellas, y luego empezar su Amidá. (5)

12. Incluso cuando dicen Minjá cerca de la puesta del sol, no deben
anular la Jazará y decir una Amidá todos juntos. Donde acostumbran
proceder de este modo, deben cambiar su costumbre. (17)

241
Capítulo 124: La Jazará

Baruj Hú Ubaruj Shemó

13. El oficiante debe hacer una breve pausa después de pronunciar


el nombre de Hashem en las bendiciones para que la concurrencia
conteste “Baruj Hú Ubaruj Shemó” y al finalizar la bendición, para que
respondan Amén.

Sin embargo, si el oficiante no hace pausa y por responder “Baruj Hú


Ubaruj Shemó” no escuchará el final de la bendición y no contestará
Amén, debe responder Amén únicamente, ya que contestar “Baruj Hú
Ubaruj Shemó” es una buena costumbre mientras que contestar Amén
es de carácter obligatorio. (6)

14. No se responde “Baruj Hú Ubaruj Shemó” a las bendiciones


que escucha con la intención de cumplir con su obligación, como en
Kidush o Habdalá. (6)

15. Si se encuentra diciendo los Mizmorim, el Shemá o sus


bendiciones, no debe contestar “Baruj Hú Ubaruj Shemó” a ninguna
bendición que escuche. Asimismo, se prohíbe contestar Amén a
cualquier bendición mientras dice el Shemá y sus bendiciones. (7)

Contestar Amén

16. Si empezó el versículo “Ado-nay, Sefatay…” antes de comenzar


la Amidá y escucha Kadish o Kedushá, debe responder y decir el
versículo de nuevo para comenzar la Amidá. (28)

17. No se responde Amén con voz más alta que el que bendijo; a
menos que su intención sea para animar a que los demás respondan. (10)

242
Capítulo 124: La Jazará

18. Se prohíbe contestar Amén a una bendición que no escuchó,


aunque sepa qué bendición se dijo. Este Amén se conoce como “Amén
Yetomá”, Amén huérfano. (8)

19. Quien escucha sólo el final de una bendición, sabiendo de qué


bendición trata, contesta Amén. (8)

20. Si el oficiante no esperó al término de una bendición


empezando inmediatamente la siguiente, la bendición anterior se
considera como “pasada” por lo que no se debe contestar Amén, ya
que sería considerado “Amén Yetomá”. (9)

21. Algunos acostumbran responder Amén a mitad de la bendición


de “Barej Alenu” cuando el oficiante dice “Mikol Dabar Ra…”, en
“Yaalé Beyabó” cuando el oficiante dice “Zojrenu Bo Letobá…” o
cuando dicen “Misheberaj” después de la lectura del Séfer Torá. Se
permite hacer esto sin que se considere “Amén Yetomá”.

No obstante, debido que no es obligatorio responder Amén en estos


espacios, no debe responder si se encuentra diciendo los Mizmorim de
Shajrit. (13)

22. En aquellos casos donde existe duda si se debe bendecir y el


Shulján Aruj estableció no bendecir, no se debe responder Amén. Por
ejemplo, si un Ashkenazí bendice para decir Halel en Rosh Jódesh o
para colocarse el Tefilín de la cabeza, o una mujer que bendice para
cumplir una Mitzvá limitada por el tiempo.

Únicamente en caso de escuchar un Ashkenazí bendiciendo “Boré


Nefashot” después de tomar una bebida caliente, se permite contestar
Amén ya que existe una doble duda al respecto. (11)

23. Si mientras escucha la Jazará, escucha Kadish de otro lugar,


debe responder “Amén, Yehé Sheméh Rabá…”. (29)

243
Capítulo 124: La Jazará

Comportamiento en la Jazará

24. Debe haber nueve personas que contesten Amén a las


bendiciones del oficiante. Si alguno de los diez concurrentes llegó tarde
o alargó la Amidá y no puede contestar Amén, se permite empezar la
Jazará. No obstante, de ser posible y en caso de no causar molestia a
la concurrencia, es conveniente esperarlo.

Lo mismo aplica si tres o cuatro personas no han terminado la Amidá,


pueden recitar Kadish. (16)

25. La concurrencia debe guardar silencio y prestar atención a cada


bendición de la Jazará, respondiendo Amén. (14)

26. Según algunas opiniones, es probable que si no hay al menos


nueve concurrentes prestando atención, sus bendiciones sean en vano.
Por lo tanto, es conveniente que el oficiante piense antes de comenzar
la Jazará, que si no hay nueve personas atentas al rezo, se considere
que lo dice por iniciativa propia. (18)

27. No se debe estudiar Torá durante la Jazará. Quienes lo hacen,


no es con el consentimiento de nuestros Sabios, por lo que se les debe
reprender de manera pacífica sin avergonzarlos. (14)

28. Si se cree que no habrá nueve personas que se concentren en


la Jazará porque hay quienes normalmente se distraen, es preferible
que se diga una sola Amidá todos juntos, tanto en Shajrit como en
Minjá, anulando la Jazará para evitar que las bendiciones se digan en
vano. (17)

29. Si hay diez hombres exactos en un Minián, está prohibido


retirarse. No obstante, si en su ausencia quedará Minián, se permite.
(26)

244
Capítulo 124: La Jazará

30. Si al comenzar la Jazará había diez hombres y algunos de ellos


se salieron, mientras que la mayor parte esté presente, debe continuar
con la Jazará, aunque no deben decir Kadish Titkabal. (26)

31. Se debe evitar recolectar Tzedaká o repartir tabaco aromatizado


a la hora de decir el Shemá, la Jazará o durante la lectura de la Torá
para que los concurrentes puedan concentrarse debidamente. (16)

Comportamiento del o ficiante en la Jazará

32. Si el oficiante siente la necesidad de ir al sanitario entre la


Amidá y la Jazará, puede comenzarla para no deshonrarse ante el
público, siempre y cuando considere que podría resistir setenta y dos
minutos sin hacerlo. Lo mismo aplica si fue invitado a la lectura de la
Torá y precisa ingresar al sanitario. (22)

33. Si percibe un olor desagradable durante la Jazará, debe interrumpir


hasta que desaparezca dicho olor. Si el olor no desaparece, puede
insinuar a algún concurrente que encienda un papel para que el olor a
quemado predomine y pueda continuar la Jazará. El olor a petróleo o
similares no afecta, por lo que no debe interrumpir la Jazará. (23)

34. El oficiante no puede recargarse en algún mueble que de


quitarlo se caería al piso, ya que no se considera que se encuentra de
pie. (24)

35. Si la Tebá cuenta con un vidrio frente al oficiante, puede rezar


ahí incluso si ve su reflejo cuando se inclina. (25)

36. Si por error dijo en la Amidá “Modim Derabanán” en vez del


texto de Modim que debe decirse, no debe repetirla. Incluso si le
sucediera al oficiante durante la Jazará. (27)

245
Introducción 125: Kadosh, Kadosh, Kadosh

Capítulo 125

Kadosh, Kadosh, Kadosh

L o principal de la Jazará y de casi toda la Tefilá es la Kedushá que se dice al


principio ésta, en la cual decimos a Di’s: “Nakdishaj Vena’aritzaj” (“Te santifi-
caremos y te alabaremos, al igual que te alaban los ángeles, quienes te triplican
la Kedushá”).

Es decir, en este párrafo intentamos imitar las alabanzas de los ángeles, como dijo
el profeta Ishayá (6, 3): “Y tuve una visión en la cual vi el Trono Celestial, y ángeles
parados alrededor, Vekará Ze El Ze Veamar Kadosh, Kadosh, Kadosh” (“Y se dirige
uno al otro llamándolo para alabar juntos al Creador y decirle tres veces Kadosh”).

El profeta Yejezkel (3, 12) dice: “Y escuché un gran ruido en el Cielo, donde los án-
geles decían: Baruj Kevod Hashem Mimekomó” (“Bendito es el Honor de Di’s desde
el lugar donde está”).

En el libro Hejalot Rabatí figura que cierto ángel compezó a alabar junto con todas
sus legiones diciendo Kadosh, Kadosh, Kadosh.

También en la Guemará (Julín 91b) comenta Rab Jananel: “Tres grupos de ángeles
alaban a Di’s diariamente: Uno dice Kadosh, el otro repite Kadosh y el último dice
Kadosh Hashem Tzevakot”.

El Tur (Capítulo 125) alude otra cita del libro Hejalot Rabatí: “Y dijo Di’s a los ángeles
de la Mercabá Celestial: Vayan y enseñen a mis hijos el secreto de la alabanza del
Nakdishaj, para que en el momento en que digan: Kadosh, Kadosh, Kadosh, estén
sus ojos alzados al cielo y eleven su cuerpo, tal como hacen ustedes aquí en el
cielo”.

Por tanto, con base en esta información profética sobre la manera en que los ángeles
alaban a Di’s, procuramos imitarlos, incluyendo la forma en que nos mantenemos
de pie, manteniendo ambos pies tan juntos que parezcan uno solo, como el profeta
Yejezkel (1, 7) los describió: “Veraglehem Réguel Yeshará” (“Y sus pies parecían un
solo pie derecho”).

Además, debido al versículo que dice que los ángeles “Yedudún, Yedudún” (“van
saltando”), escribe el Midrash Tanjumá (Tzav 13, página 504) que por ello nosotros
saltamos al decir Kadosh, Kadosh, Kadosh.

246
Introducción 125: Kadosh, Kadosh, Kadosh

Pero en verdad no se trata de una simple imitación, sino mucho más que eso...

Se trata de cumplir con la voluntad de Di’s, la cual es que se santifique su nombre


en la tierra y no sólo en el cielo.

Como dice el versículo (Vaikrá 22, 32): “Venikdashtí Betoj Bené Israel” (“Y seré san-
tificado dentro de los hijos de Israel”).

Por eso señala el Ben Ish Jai que al decir cada uno el “Nakdishaj” debemos hacerlo
con la intención de que estamos cumpliendo con este mandamiento (el de santificar
a Hashem) y la voluntad Divina de que no sólo sea alabado en el cielo, sino también
(o especialmente) en la Tierra.

Por eso dicen nuestros Sabios que la Kedushá terrenal es superior a la Kedushá
Celestial, ya que esta última no se eleva tantoy sólo hasta que en la tierra decimos
“Kadosh, Kadosh, Kadosh” los ángeles se unen a esta alabanza terrenal con el obje-
tivo de que sus alabanzas se eleven también (Julín 91b), en base en el versículo en
Iyov (38, 7): “Con las alabanzas juntas del amanecer alabarán también los ángeles”).

Debido a todo esto se estableció el orden del “Nakdishaj”, donde al principio men-
cionamos la voluntad que tenemos de alabar a Di’s tal y como lo hacen los ángeles.

Posteriormente pasamos a las dos alabanzas angelicales: La primera (“Kadosh, Ka-


dosh, Kadosh”) corresponde a los Serafim de mayor jerarquía, los cuales están alre-
dedor del Trono Celestial.

Después, pasamos a la alabanza de los Ofanim y los Jayot Hakódesh, que por estar
en un nivel inferior dicen: “Bendito es el honor de Di’s desde el lugar donde esté”
(pues debido a que no están en ese lugar, como los Serafim, se expresan así).

Luego mencionamos el versículo de Tehilim (146, 10), en el que aludimos varios


conceptos: “Yimloj Hashem Le’olam” (“Que reine Di’s por siempre, en el cielo y en
la tierra”).

“Elokaij Tzión” (“Este es tu Di’s, pueblo de Israel”), palabras con las cuales titulamos
al Todopoderoso como “El Di’s del pueblo de Israel”. Es decir, no sólo es Di’s del
cielo y de toda la tierra, sino específicamente de Israel.

“Ledor Vador” (“de generación en generación”), expresión con la que “actualiza-


mos” el reinado de Di’s también en nuestra generación).

“Haleluka” (“Alabemos a Di’s”), término que constituye la alabanza particular de


todos y cada uno de nosotros.

Así, comenzamos con las alabanzas Celestiales de los Serafim y terminamos con
nuestro “Haleluka” particular, para extender de esta manera la “Capa real” Divina
de Di’s, desde su alto Trono Celestial hasta nuestra persona, para cumplir con el
versículo arriba mencionado: “Venikdashtí Vetoj Bené Israel”. •

247
Capítulo 125: Kedushá

Capítulo 125

Kedushá

1. Antes de comenzar la Kedushá, es conveniente pensar que cumple


la Mitzvá de la Torá de santificar el nombre de Hashem. (1)

2. Cuando se dice Kedushá, es apropiado cerrar los ojos y levantar


la cabeza. Es apropiado juntar los pies como si fueran uno solo,
procurando no separarlos hasta que el oficiante termine la bendición
de “Atá Kadosh”. (4,5)

3. Al decir Kedushá se acostumbra elevar el cuerpo levemente, no


brincando ni elevándose demasiado, únicamente despegar los talones
del suelo cada vez que dice la palabra “Kadosh”, y en los versículos
“Baruj” e “Yimloj”. (6)

4. Se habitúa decir la Kedushá en voz alta y entonando. Es una


costumbre bien fundada que se hace en todas partes. (2)

5. El oficiante debe concentrarse en exentar a quienes no han


terminado la Amidá de cumplir con su obligación de decir la Kedushá.
Esto es ya que ellos no pueden responder a la Kedushá, solamente
deben permanecer en silencio y prestar atención a lo que dice el
oficiante. (3,9)

6. Si todos terminaron la Amidá, el oficiante debe decir “Kadosh,


Kadosh, Kadosh” junto con la concurrencia. Si algunos no han
terminado, debe decirlo en voz alta, para que toda la concurrencia
pueda percibir su voz. (3,9)

248
Capítulo 126: Errores en la Jazará

7. Si no ha terminado la Amidá y el oficiante no es fijo, por lo que


probablemente no se concentra en exentar a los demás de la Kedushá,
puede seguir la Amidá sin necesidad de concentrarse en lo que dice el
oficiante. (9)

8. Si el oficiante tiene voz débil, debe esperarse a que la concurrencia


termine de responder para continuar. Se permite utilizar un altavoz,
siempre y cuando la voz del oficiante se perciba sin éste. (3)

9. Cuando la concurrencia responde “Baruj” e “Yimloj”, deben hacerlo


después de que el oficiante haya terminado de decir “Leumatam…” y
“Ubdibré”. El responder antes de que el oficiante termine, es similar a
“Amén Yetomá”, Amén huérfano. (7)

Capítulo 126

Errores en la Jazará

1. Cuando un oficiante no puede continuar la Jazará, por ejemplo,


si se quedó ronco o se desmayó, otra persona debe reemplazarlo. Si
sucedió en las bendiciones posteriores a la Kedushá, debe continuar
desde el comienzo de la bendición donde interrumpió el oficiante. Si
sucedió durante la primera o segunda bendición, debe repetir la Jazará
desde el principio. En caso de haber sucedido en alguna de las últimas
tres bendiciones, debe comenzar desde la bendición de “Retzé”. (1)

249
Capítulo 127: Modim Derabanán

2. Si el oficiante omitió la Kedushá, y se percató:


• Antes de terminar la bendición de “Atá Kadosh”, debe decirla en ese
momento y continuar desde el comienzo de “Atá Kadosh”.

• Al terminar “Atá Kadosh” antes de empezar “Atá Jonén”, debe decir


ahí la Kedushá.

• Al empezar “Atá Jonén”, debe repetir la Jazará desde el comienzo. (2)

3. Si el oficiante omitió la bendición de “Atá Kadosh” y terminó la


bendición de “Atá Jonén”, debe regresar a “Atá Kadosh” y continuar
desde ese punto. Lo mismo aplica si en Shajrit de Shabat siguió con la
bendición de “Yismaj Moshé”. (3)

4. En los días entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, si el oficiante dijo


en la Jazará “Ha-el Hakadosh” en vez de “Hamélej Hakadosh”, debe
regresar a “Atá Kadosh”, aunque hayan pasado tres segundos desde
que se percató de su error. (4)

Capítulo 127

Modim Derabanán

1. Cuando el oficiante dice la bendición de “Modim”, la concurrencia


debe decir “Modim Derabanán”. Esta se dice de pie y debe inclinarse
cuando dice la palabra “Modim” al principio, siendo suficiente con que
agache únicamente la cabeza. (1)

250
Capítulo 127: Modim Derabanán

2. “Modim Derabanán” no termina con el nombre de Hashem, se


dice solamente “Baruj E-l Hahodaot”. (1)

Cuando no hay Cohanim

3. De no haber Cohanim en el Minián, el oficiante dice en vez de la


bendición: “Elo-henu Veelo-hé Abotenu, Barejenu… Vaaní Avarejem”.
Si lo omitió, debe continuar normalmente. (2)

4. La costumbre es que el oficiante debe terminar la petición que se


dice cuando no hay Cohanim presentes diciendo el versículo: “Vesamú
Et Shemí…” (3)

5. La concurrencia no debe responder Amén a Bircat Cohanim que


dice el oficiante cuando no hay Cohanim presentes, solamente decir
“Ken Yehí Ratzón” después de cada versículo. (4)

251
Introducción 128: La bendición diaria

Capítulo 128

La bendición diaria

E l día en que se inauguró el Mishcán (Tabernáculo) y todo el pueblo se


alegró con el acontecimiento de tener una casa para Di’s, con los sa-
cerdotes y rituales correspondientes, salió el Sumo Sacerdote, Aharón
Hacohén, extendió sus manos ante el pueblo y bendijo a todos con el Bircat
Cohanim.

A partir de entonces, en el Bet Hamikdash, parte del servicios para todo el


pueblo que se encontrara ese día allí era la bendición de los sacerdotes, la
cual se realizaba durante los sacrificios Tamid de la mañana y de la tarde.

En ocasiones, la bendición se repetía tres veces durante un día; por ejemplo,


los días en que se sacrificaba el Musaf, como sábados y festividades.

En el día de Kipur se realizaba cuatro veces, también a la hora de Ne’ilá.

En la Toseftá (Sotá 7, 8) figura que ya desde la época del Bet Hamikdash se


acostumbraba realizar el Bircat Cohanim también en las sinagogas de toda la
nación, pero con algunas diferencias.

Por ejemplo, en el Bet Hamidash las tres bendiciones se mencionaban como


una, sin interrupción, mientras que en las sinagogas se mencionaban como
tres bendiciones y al terminar cada una se contestaba “Amén”.

En el Bet Hamikdash se mencionaba el nombre de Di’s literalmente y en las


sinagogas no.

En el Bet Hamikdash extendían los Cohanim sus manos sobre la cabeza, y


en las sinagogas las extendían a la altura de los hombros. Y como éstas había
más variantes.

Al ser destruido el Bet Hamikdash, las sinagogas quedaron como los únicos
lugares en que los Cohanim podían bendecir al pueblo.

252
Introducción 128: La bendición diaria

Por tanto, los rabinos que vivieron en esa época establecieron y fortalecieron
la costumbre de la bendición de los Cohanim.

Por ejemplo, Rabí Yojanán Ben Zakay estableció que los Cohanim se retiren
los zapatos a la hora de subir a bendecir al pueblo, tal como hacían los Co-
hanim en el Bet Hamikdash, donde debían realizar todo servicio descalzos
(Sotá 40a).

Rabí Yehoshú’a Ben Leví estableció el lavado de manos previo a la bendi-


ción, como lo hacían los Cohanim en el Bet Hamikdash (Sotá 39a).

Rabí El’azar Ben Shamu’a estableció el texto de la bendición previa al Bircat


Cohanim: “Baruj... Asher Kideshanu Bemitzvotav, Vetzivanu Lebarej Et ‘Amó
Israel Beahavá” (Meguilá 27b).

Rabí ‘Akivá agregó la prohibición al público de observar a los Cohanim al


momento de bendecir. Por eso posteriormente se acostumbró que se cubran
los Cohanim con su Talit. Rab Jisdá agregó una petición y plegaria a los Coha-
nim al finalizar la bendición: “Di’s del mundo, hicimos lo que nos ordenaste.

Haz lo que nos prometiste. Obsérvanos desde tu morada sagrada, desde el


cielo, y bendice a este pueblo” (Sotá 39b).

Por otro lado, a diferencia de los rezos que se realizaban en el Bet Hamik-
dash, se eliminó el Bircat Cohanim de Minjá y se mantuvieron nada más los
de Shajarit, Musaf, Ne’ilá y las de Minjá de días de ayuno, que se realizan al
fin del atardecer.

Respecto al Bircat Cohanim en el día de Yom Kipur, hubo una discusión entre
los habitantes de Babilonia y los que vivían en Israel.

Los de Israel la decían cuatro veces, tal como se hacía en el Bet Hamikdash,
mientras que en Babilonia la decían sólo tres veces, como acostumbramos
en la actualidad.

La costumbre de la bendición de los Cohanim de forma diaria con el trans-


curso de los años se mantuvo nada más en ciertos países de los Sefaraditas,
y en Israel, especialmente en Yerushalaim.

Pero en Europa, los Ashkenazim dejaron de decirla diariamente y la recitaban


sólo los sábados y días de festividad. En otros lugares se llegó a acostumbrar
realizarla sólo en las festividades, y también en ellas, sólo en Musaf.

253
Introducción 128: La bendición diaria

Los motivos de esto fueron varios: Porque no decían Jazará, para apresurarse
y salir temprano, porque no habían Cohanim, porque el Cohén podría estar
peleado con alguno de los concurrentes (lo cual no le permite decir la ben-
dición de paz), etc.

Por una razón u otra, en muchos lugares se perdió la Mitzvá de Bircat Coha-
nim, principalmente los que llevan la costumbre Ashkenazí.

Sin embargo, debido al retorno de los Yehudim a Israel se retomó dicha cos-
tumbre, cosa que se reflejó en la última visita que tuvimos en América del
gran Rabino Shteinman, quien antes de llegar a México pasó por Lakewood
y, para sorpresa de todos los Ashkenazim, pidió que le buscaran un Minián
de Sefaradim.

Cuando todos sus colegas lo miraron con gran asombro, explicó: “Es que
en Israel ya acostumbramos también nosotros los Ashkenazim decir Bircat
Cohanim todos los días. Ustedes todavía mantienen la costumbre de Europa
y no lo dicen diariamente.

Por ello, quiero rezar con los Sefaradim para no perderme la bendición de los
Cohanim ni un sólo día”. Al en la estructura de la bendición, vemos que los
tres versículos que la componen se asemejan a una escalera.

En el número de palabras y letras se refleja la escalonada simétrica, donde


el primer versículo tiene tres palabras, el siguiente cinco y el tercero siete. El
primero contiene quince letras, el segundo 20 y el tercero 25.

Explica el Rabino Zeev Gutlieb al respecto que: “La primera bendición tra-
ta de bienes materiales y físicos, como dijeron nuestros Sabios: “Yebarejejá
Hashem” (“Que te bendiga Di’s con bienes y dinero”); “Veishmereja” (“y que
te cuide de los ladrones para que no los pierdas”).

El segundo versículo sube un escalón, el cual habla del éxito de la vida espi-
ritual y los buenos hechos en este mundo: “Yaer Hashem Panav Eleja” (“Que
te dé Di’s el mérito de que salgan de ti hijos Talmidé Jajamim que iluminen el
mundo con la luz de la Torá” (Meam Lo’ez, Nasó 6, 27)). “Vijuneka” (“Que te
dé Di’s gracia, para que encuentres gracia a los ojos de la gente”).

Y el tercer versículo de la bendición se eleva otro escalón más, pues trata


de cómo Di’s nos recibirá en el Mundo Venidero: “Isá Hashem Panav Eleja”
(“Alzará Di’s su rostro hacia ti”), recibiéndote (metafóricamente hablando)
con una sonrisa, igual que un buen anfitrión recibe a su invitado: “Veyasem
Lejá Shalom” (“Y te dará paz y tranquilidad en el paraíso”).

254
Introducción 128: La bendición diaria

Además, explica el Midrash Hagadá (Bamidbar 7) que: “Elmotivo por el que


se dio por primera vez esta bendición de los Cohanim fue el día de la inau-
guración del Mishcán, es porque posee una protección contra cualquier cosa
mala, como una maldición o el mal de ojo, y la inauguración del Mishcán se
equipara al rey que vino a casar a su hija con una ceremonia llamativa, pero
lamentablemente al finalizar la boda falleció ella por mal de ojo.

Cuando vino a casar a su segunda hija, le puso un amuleto como protección


contra el mal de ojo”.

Lo mismo ocurrió con Di’s: Cuando vino a entregar las primeras Tablas de la
Ley, en la boda con el Pueblo de Israel, al ser demasiado llamativa la entrega
de la Torá, el mal de ojo causó que esas tablas finalmente se rompieran.

Por eso, la segunda vez, cuando bajó Moshé con las segundas Tablas de la
Ley, fue de una forma discreta, y al hacer el espléndido Mishcán, en el cual
posaron las segundas Tablas, no quiso Di’s que el mal de ojo afectara a ese
maravilloso lugar. Por tanto, le puso un “amuleto” de protección: La bendi-
ción de los Cohanim.

Así sucedió también con el Rey Salomón, quien temía mucho del rey de los
duendes y por tanto, alrededor de su cama habían sesenta guerreros, como
lo indica el versículo (Shir Hashirim 3, 7): “He aquí la cama del Rey Shelomó,
con sesenta guerreros a su alrededor, todos con espadas en sus manos, ex-
pertos en combate y defensa, por el miedo nocturno que tenía”.

Al respecto preguntan los comentaristas: “¡Qué incómodo es dormir con se-


senta guerreros a su alrededor! Además, si se presenta el rey de los duendes,
¿qué harían los sesenta guerreros?”, a lo que responden: “No se trataba sino
de un escrito de la bendición de los Cohanim alrededor de su cama, que
debido a sus sesenta letras brindaba una protección contra cualquier cosa
mala”.

Una bendición tan eminente y con tanta protección, ¿cómo podemos perder-
la diariamente? Inclinemos nuestra cabeza ante los Cohanim y recibámosla
con amor y concentración, para que nos brinde una protección diaria. •

255
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

Capítulo 128

Bendición de los Cohanim

1. Es Mitzvá de la Torá, aun en nuestros tiempos que no hay Bet


Hamikdash, que los Cohanim bendigan al pueblo de Israel mediante
Bircat Cohanim. (1,4)

2. Aquel Cohén que dice la bendición de los Cohanim, se le considera


que cumplió tres Mitzvot de la Torá, siendo también él bendecido.
Asimismo, el Cohén que se abstiene de bendecir, transgrede tres
Mitzvot. (1)

3. Esta Mitzvá es sólo para el Cohén, incluso si es soltero. Si un


Israel bendice con la intención de cumplir esta Mitzvá, transgrede una
Mitzvá de la Torá. (13,19)

4. Cuando los padres de familia bendicen a sus hijos, o el maestro a su


alumno mencionando dicha bendición, tienen permitido apoyar ambas
manos sobre su cabeza, sin transgredir la Mitzvá que se mencionó.
Esto es porque la prohibición aplica solamente si la intención del que
bendice es para cumplir la Mitzvá de los Cohanim. (13)

5. Quien rezó sin Minián pero puede ir a un Minián a escuchar o bien


la lectura de la Torá o la bendición de los Cohanim, es preferible ir a
escuchar la bendición de lo Cohanim. (6)

6. Si en el Minián en el que reza no hay Cohanim, puede retirarse y


continuar su rezo en otro Minián en el que hayan Cohanim. No obstante,
si es el oficiante, acostumbra decir palabras de Torá o similares en el
Minián en el que reza, debe ceder a esta preciada Mitzvá para asistir a
la congregación, incluso de manera permanente. (7)

256
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

7. El Cohén que se sale del Templo para no bendecir o que no atiende


al llamado del oficiante a bendecir, no es bendecido.

No obstante, si no estaba presente cuando el oficiante dijo “Cohanim”,


no aplica lo anterior. Por eso, si está débil y no podrá decir la bendición,
deberá salir antes que los llamen y entrar después de la bendición, para
que no se crea que no es apto para decir esta bendición. (2)

8. La obligación es decir una vez por día Bircat Cohanim, por lo


que si el Cohén ya lo hizo y no vuelve a decirlo aunque le hayan
pedido, no traspasa ninguna prohibición. No obstante, se permite decir
la bendición de nuevo varias veces en diferentes lugares, incluso si hay
otros Cohanim, cumpliendo así más veces esta Mitzvá. (14,15)

9. Para poder decir la bendición de los Cohanim, debe haber como


mínimo diez hombres presentes, incluyendo a los Cohanim. Niños
menores de trece años no son aptos para completar Minián. (8)

10. Si había diez hombres al comienzo de la Jazará y durante ésta


se salieron algunos, no deben decir Bircat Cohanim. No obstante, si al
principio de la bendición había Minián y posteriormente se disminuyó,
deben continuar con la bendición. (9,10)

Quiénes dicen la bendición

11. El Cohén que no es apto para decir Bircat Cohanim, como quien
se casó con una divorciada o quien nació de una relación prohibida,
no necesita salir del Templo antes que el oficiante llame a los Cohanim.
Esto es ya que el oficiante sólo llama a aquellos aptos para bendecir. Si
es el único Cohén en el Minián, es conveniente que se salga antes de
la bendición de “Retzé”. Asimismo, es apropiado que el oficiante dirija
su llamado únicamente a los Cohanim aptos para bendecir. (3)

257
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

12. Se debe instruir a los menores de edad a que digan la bendición


de los Cohanim. Si el único Cohén del Minián es menor de trece años,
no se dice Bircat Cohanim. (18)

13. Si el único Cohén del Minián tiene trece años de edad pero
se desconoce si su cuerpo ha manifestado signos de madurez, puede
decir Bircat Cohanim. (20)

14. Si es posible decir la bendición de los Cohanim sobre un estrado,


se cumplirá de este modo la Mitzvá de la mejor manera. (11)

Si el o ficiante es Cohén

15. Si el oficiante es Cohén, no se permite que diga Bircat Cohanim.


Solamente se permite si es el único Cohén del Minián. Sin embargo,
si se encuentra en lugares como asilos, donde la voz de los ancianos
no es escuchada, puede el oficiante decir Bircat Cohanim con ellos,
aunque haya más Cohanim, para que su voz sea escuchada. (56)

16. Si el oficiante es el único Cohén del Minián, es conveniente que


antes de la Jazará se lave las manos, aunque no es imprescindible. (12)

17. Si el oficiante está dentro del año de luto por algunos de sus
padres y es el único Cohén del Minián, puede decir Bircat Cohanim
durante la Jazará. No obstante, si hay más Cohanim presentes, debido
a que la costumbre es que el oficiante no diga Bircat Cohanim, debe
evitar ser el oficiante permanente del Minián, para no anular dicha
Mitzvá. (58)

258
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

18. Si el oficiante es el único Cohén del Minián y la Tebá se


encuentra al centro del Templo, de manera que si bendice ahí parte
de la concurrencia se encontraría a sus espaldas, debe dirigirse al Hejal
para bendecir. Esto es siempre y cuando pueda continuar con la Jazará
después de bendecir sin inconvenientes. No obstante, si al ir al Hejal
podría confundirse para poder continuar la Jazará, deberá decir la
Bendición de los Cohanim en su lugar. (12,56)

19. Si un Cohén que no ha rezado, llegó tarde al Templo cuando el


oficiante iba a comenzar la bendición de “Retzé” de la Jazará:

• Si no ha dicho Bircot Hatorá, es correcto que lo diga mientras el


oficiante dice las bendiciones de “Retzé” y “Modim”, aunque si no cree
que le dé tiempo, de igual manera puede decir Bircat Cohanim.

• Si está por finalizar el tiempo apto para decir el “Shemá”, debe decir
por lo menos el versículo del “Shemá” y el de “Baruj Shem” mientras
el oficiante dice “Retzé” y puede subir a decir Bircat Cohanim.

• Si el tiempo apto para rezar Shajrit está por terminar y fue llamado a
bendecir, debe hacerlo. No obstante, si no fue llamado, debe salir del
Templo antes que comiencen la bendición y rezar ahí. (16)

20. Cuando un Cohén no ha terminado la Amidá, no debe


interrumpir para decir Bircat Cohanim, incluso si es el único Cohén en
el Minián.

No obstante, si está diciendo la Amidá al tiempo que el oficiante dice


la Jazará, cuando llegue a la bendición de “Retzé” debe mover un poco
sus pies de su lugar y después de la bendición de “Modim” se dirige
al estrado para decir Bircat Cohanim. Al terminar, debe regresar a su
lugar para terminar la Amidá. Esto aplica incluso si hay más Cohanim
presentes. (57)

259
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

Cuando no hay Cohén en el Minián

21. Si no hay Cohanim en el Minián en el momento de decir Bircat


Cohanim, el oficiante debe decir el párrafo de “Elo-henu Velo-hé
Abotenu”. Mientas tanto la concurrencia debe permanecer de pie y
contestando “Ken Yehí Ratzón” después de cada versículo en lugar de
Amén. (94,95)

22. Si el oficiante dice la bendición cuando no hay Cohanim,


también debe decir el versículo “Vesamú Et Shemí…” al finalizar. No
obstante, los Ashkenazim no acostumbran decirlo. (97)

Días que se bendice

23. La costumbre en Israel es decir la Bendición de los Cohanim


todos los días tanto entre semana como en Shabat y Yom Tob. Algunos
Ashkenazim no acostumbran decirla en días de semana. (17)

24. Si un Cohén acostumbra decir Bircat Cohanim entre semana y


asistió a un Minián donde no lo dicen, no es necesario que se salga del
Templo en el momento en que debería decirse. Además, si un Cohén
se ubicó en el Hejal para bendecir, no se le debe retirar. (17)

25. Si un Minián que no acostumbra decir Bircat Cohanim los


días de la semana quiere cambiar su costumbre, tiene permitido
hacerlo. (17)

260
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

Retirarse el calzado para bendecir

26. En Israel, el Cohén debe quitarse los zapatos para decir Bircat
Cohanim, tanto si sube al estrado o si se queda en el suelo, por honor
a la concurrencia. Fuera de Israel, no se reprocha a quien bendice
con zapatos a la altura de la concurrencia. Sin embargo, los Cohanim
que buscan cumplir las Mitzvot minuciosamente, se deben quitar los
zapatos antes de la bendición de los Cohanim. (31)

27. Aunque en Yom Kipur y el 9 de Av no se usan zapatos de


cuero, los Cohanim deben quitarse los zapatos para la bendición. Si
está agripado o si se le dificulta ir descalzo, pueden bendecir con dicho
tipo de calzado. (32)

28. En la actualidad se acostumbra quitarse los zapatos después


del lavado de manos, dejándolos debajo del estrado o debajo de algún
mueble. (33)

29. Es apropiado decir la bendición vistiendo calcetines. (34)

Lavado de manos para la bendición

30. Aunque el Cohén se lavó las manos antes del rezo, debe lavarse
de nuevo antes de decir Bircat Cohanim. (21)

261
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

31. Si el Cohén se lavó las manos para la bendición de los Cohanim


de Shajrit y se cuidó de no tocar partes ocultas de su cuerpo, no es
necesario volver a lavarse para decir Bircat Cohanim en Musaf. No
obstante, si lo hace, merecerá bendición. (29)

32. Los Cohanim pueden lavarse las manos con agua que contiene
esencia de rosas en Shabat o Yom Kipur, siempre y cuando se haya
agregado el perfume al agua antes de Shabat. (30)

33. Si hay diez personas exactas en el Minián y si sale el Cohén


a lavarse las manos quedarán nueve, no debe salirse siendo suficiente
con que se haya lavado las manos por la mañana. Esto se permite
siempre y cuando haya mantenido sus manos puras y no haya tocado
su calzado. (21,28)

34. Los Cohanim deben lavarse las manos sin bendecir vertiendo
agua hasta la muñeca de cada mano con un recipiente que contiene
al menos 81 ml de agua. Es conveniente que tengan precaución de
mantener sus manos puras durante el día, para no entrar en duda si
tiene que bendecir sobre el lavado. (22)

35. Se vierte agua hasta la muñeca de cada mano aun en Yom Kipur
y el nueve de Av. (26)

36. Es Mitzvá para el Leví lavarle las manos al Cohén, aunque si


por algún motivo no le es posible hacerlo, no es imprescindible. Por
lo tanto, si por esperar al Leví, el Cohén perderá la Mitzvá, él mismo
puede lavar sus manos. (23)

37. Un solo Leví basta para lavar las manos de los Cohanim. No
obstante, si es menor de edad, no debe hacerlo, aunque puede ayudar
a un Leví mayor. (23)

38. Si no hay Leviim, es preferible que los Cohanim se laven las


manos por sí solos que por medio de un primogénito Israel. (24)

262
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

39. Un Leví Talmid Jajam no debe lavar las manos de un Cohén


ignorante. Se considera Talmid Jajam, aquel que sabe responder
preguntas de Halajá, es piadoso con la gente, no circulan malos rumores
sobre él, tuvo una juventud libre de mala fama y teme a Hashem. (25)

40. Debe cuidarse de no hablar y no esperar mucho tiempo entre


el lavado de manos y la bendición de los Cohanim. (27)

Orden para la bendición de los Cohanim

41. La costumbre es que el Cohén se retira del dedo la Retzuá del


Tefilín para lavarse las manos antes de decir Bircat Cohanim y no se la
coloca hasta después de bendecir. (47)

42. Cuando el oficiante comienza la bendición de “Retzé”, el


Cohén debe dirigirse al estrado y preparase para recitar Bircat Cohanim,
aun si llega al estrado después de que termine el oficiante la bendición.
No obstante, si el oficiante comenzó la bendición de “Modim”, ya no
podrá el Cohén dirigirse al estrado. (12,46,56)

43. Ya que la mayoría de las opiniones sostienen que es necesario


concentrarse en cumplir una Mitzvá cuando la hace, es conveniente
que los Cohanim se concentren en cumplir la Mitzvá de bendecir al
pueblo de Israel cuando se dirigen al estrado. No obstante, si no lo
hacen, de todos modos cumplen con la Mitzvá. (48)

44. Para que un Cohén pueda bendecir es indispensable que lo


diga en hebreo y se encuentre de pie y levantando los brazos. Por lo
tanto, si no puede decirlo en hebreo, es conveniente que salga del
Templo antes de que el oficiante empiece la bendición de “Retzé”. (54)

263
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

45. Si un Cohén no puede bendecir porque está ronco, puede


subir al estrado y pedir a otro Cohén que lo exente, escuchándolo y
concentrándose en cumplir con su obligación. (55)

La bendición

46. Si hay dos o más Cohanim en el Templo, el oficiante deberá


llamarlos diciendo “Cohanim” para que comiencen la bendición de
“Levarej Et Amó Israel Beahabá”. Sin embargo, esto no es imprescindible,
por lo que si los Cohanim empezaron a bendecir sin ser llamados,
no es necesario que repitan la bendición después de ser llamados. Si
únicamente hay un Cohén, no se le debe llamar y debe comenzar la
bendición por sí solo. (35,36,37)

47. Los Cohanim no deben bendecir apresuradamente, deben


hacerlo con amor y con concentración. (98)

48. Los Cohanim no pueden comenzar a bendecir antes que el


oficiante haya terminado de decir “Cohanim”. Asimismo, el oficiante
no puede comenzar a decir “Yebarejejá” antes de que la concurrencia
termine de responder Amén ni dictar cualquier palabra hasta que los
Cohanim hayan terminado de decir la palabra anterior. (39,40)

49. Se debe dictar a los Cohanim leyendo de un Sidur y no hacerlo


de memoria. Además, se debe reprender a quien lo hace de memoria.
(41)

50. Es conveniente y apropiado que el oficiante también dicte la


primera palabra “Yebarejejá” y no como los que acostumbran que
los Cohanim dicen esta palabra solos, aunque se debe hacer con
consentimiento de los concurrentes. (42)

264
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

51. Quienes acostumbran a llamar a alguien de la concurrencia a que


dicte Bircat Cohanim en Shabat, tienen en quien apoyarse, siendo ésta
una costumbre de hace muchos años. Quien lo dicte debe procurar
hacerlo leyéndolo de un Sidur. (43)

52. Los Cohanim se ubican sobre el estrado viendo hacia el Hejal


cubriendo su rostro con el Talit. Giran en dirección a la concurrencia al
tiempo que dicen la última palabra de la bendición. (49)

53. Si no tiene Talit, no debe subir al estrado a bendecir. Además,


no se permite que dos Cohanim se encuentren bajo un solo Talit. (100)

54. Los Cohanim deben alzar las manos, elevando la derecha un


poco más que la izquierda y separando sus dedos haciendo en total
cinco espacios entre las dos manos. Si no puede hacerlo, aun así puede
bendecir.

Las manos deben estar a la altura de los hombros y según el Arí Z”L, a
la altura de la cabeza. (50)

55. Los Cohanim deben decir la bendición en voz alta, al igual que
el oficiante. No obstante, la concurrencia no debe responder Amén
en un tono más alto que el de los Cohanim, a menos que lo hagan
de vez en cuando para concentrarse o para animar a los demás que
respondan. (51)

56. Cuando los Cohanim dicen las palabras Yebarejejá, Veishmereja,


Eleja, Vijuneka, Eleja, Lejá y Shalom deben dirigir su rostro hacia el sur
y el norte para que su bendición se expanda a la concurrencia. (53)

57. Se debe entonar el Bircat Cohanim en una sola melodía, para no


llegar a confundirse. Además, se debe tener precaución de no dividir
las palabras con el fin de armonizar con la melodía. (45,52)

58. No se permite agregar ningún versículo a los que fueron


establecidos para esta bendición. (91)

265
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

Errores en la bendición de los Cohanim

59. Si el oficiante omitió Bircat Cohanim en la Jazará, debe regresar


si no ha finalizado la bendición de “Sim Shalom”. Si ya terminaron de
decir “Sim Shalom”, no se dice Bircat Cohanim, si quiera después de la
Jazará. (59)

60. Si el oficiante se confundió y dijo “Eleja Veyasem Lejá Shalom”,


siendo éste el tercer versículo, en vez del segundo versículo, “Eleja
Vijuneka” y los Cohanim no se percataron del error:

• Si se dieron cuenta a mitad de la bendición de “Sim Shalom”


los Cohanim dicen ahí los tres versículos de Bircat Cohanim, sin la
bendición previa y repiten “Sim Shalom”.

• Si fue después de la bendición de “Sim Shalom” que se percataron


del error, dicen ahí los tres versículos de Bircat Cohanim, sin decir la
bendición previa y sin repetir la bendición de “Sim Shalom”. (60)

61. Si el oficiante olvidó decir “Yaalé Veyabó” en el rezo de Shajrit y


se dio cuenta en la bendición de “Sim Shalom”, debe regresar a “Retzé”,
pero los Cohanim no deben bendecir de nuevo. (85)

Comportamiento en la bendición de los Cohanim

62. La concurrencia debe de estar de pie, con temor y mesura al


momento que los Cohanim bendicen. Además, deben dirigir su mirada
hacia el piso con el cuerpo en dirección a los Cohanim. No se permite
observar a los Cohanim para no desconcentrarse de la bendición.

266
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

No obstante, los enfermos y débiles pueden permanecer sentados


durante la bendición. (61,62)

63. La concurrencia debe ubicarse frente a los Cohanim o a los


lados, pero no detrás de ellos, para que sean incluidos en su bendición.
(63)

64. Se debe responder Amén a la bendición previa que dicen y


al finalizar cada versículo. Además se acostumbra decir “Baruj Hu
Ubaruj Shemó” después de escuchar el nombre de Hashem, aunque
es preferible hacerlo en voz baja para no desconcentrar al que dicta la
bendición, sin reprender a quien lo hace en voz alta. (66)

65. La persona que dicta el Bircat Cohanim, no debe responder


Amén a la bendición previa ni después de cada versículo. Únicamente
debe responder al último versículo de la bendición. (90)

66. Quien dice la Amidá al tiempo que el oficiante dice la Jazará,


en el momento de Bircat Cohanim debe poner atención y contestar
Amén a la bendición y después de cada versículo. (90)

67. Si se encuentra diciendo la Amidá y escucha que en otro Minián


están diciendo Bircat Cohanim, no es necesario que guarde silencio
para escuchar la bendición, aunque si prefiere hacerlo, procede entre
una bendición y otra. No obstante, si se encuentra diciendo el Shemá
o sus bendiciones, es apropiado que guarde silencio entre un párrafo y
otro para escuchar Bircat Cohanim y así recibirá bendición. (89)

68. No es propicio decir versículos al momento que los Cohanim


bendicen. (62)

69. Si entra a un Minián mientras los Cohanim están bendiciendo


a la concurrencia, debe esperar de pie prestando atención y no salir
del Templo hasta que finalicen la bendición. Lo mismo aplica si está
estudiando Torá en el Templo y el Minián comienza Bircat Cohanim.
(64,65)

267
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

Impedimentos para decir

la bendición de los Cohanim

70. Un Cohén que no puede emitir las letras correctamente, se


permite que diga Bircat Cohanim. (67)

71. Hoy en día que los Cohanim cubren su rostro y manos con el
Talit y visten calcetines cuando dicen Bircat Cohanim, está permitido
que alguien que tiene un defecto físico en su rostro, manos o pies
diga la bendición. No obstante, si perdió una mano completa no debe
bendecir. (68,69)

72. Si un ciego de ambos ojos sube al estrado para decir Bircat


Cohanim, no se le debe bajar. (70)

73. Si un Cohén tiene vendada la mano hasta la muñeca o tiene


un tatuaje en la mano, puede bendecir si cubre su mano con el Talit.
(71,72)

74. Está permitido que un Cohén diga Bircat Cohanim incluso si


no cumple las Mitzvot y la gente comenta que es un pecador formal,
aunque no haya hecho Teshubá. (73)

75. Si un Cohén profana Shabat intencionalmente y públicamente,


no tiene permitido decir Bircat Cohanim, pero si subió al estrado a
bendecir, no se le debe bajar. Si es el único Cohén del Minián, es
conveniente convencerlo de que salga del Minián y no diga la bendición.

Si subió al estrado a bendecir, se contesta Amén a su bendición. (74)

268
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

76. Un Cohén que asesinó a un Yehudí, incluso involuntariamente,


no puede decir Bircat Cohanim. Si subió ya al estrado, debe bajarse sin
bendecir. Esto es aun si hizo Teshubá por el acto, si el asesino había
sido estipulado medicamente que no viviría más de doce meses y aun
si fue eximido de toda culpa por el jurado. No obstante, un Cohén
Ashkenazí que asesinó e hizo Teshubá, puede bendecir. (75,77).

77. Si un Cohén atropelló a un anciano o enfermo y el herido


falleció después de cierto tiempo, si hizo Teshubá, según algunas
opiniones puede decir Bircat Cohanim. Por el otro lado, si atropelló
accidentalmente a alguien, por ejemplo, si conducía con precaución
y un menor cruzó la calle delante de él precipitadamente, falleciendo
atropellado, si hizo Teshubá bajo orientación Rabínica por el perjuicio
provocado por su intermedio, puede decir Bircat Cohanim, ya que todo
fue producto de un percance. (76,77)

78. Un Cohén que es Mohel o doctor y causó la muerte de un bebé


o paciente, si hizo Teshubá puede decir Bircat Cohanim, ya que su
intención en ambos casos fue cumplir una Mitzvá. (79)

79. Un Cohén que termina con la vida de un no Yehudí, es apto


para decir Bircat Cohanim. (78)

80. Un Cohén que se casó con una mujer divorciada, se considera


que deja de ser Cohén, incluso si esa mujer ya no vive. Por lo tanto, no
puede bendecir ni subir a la lectura de la Torá como Cohén, hasta que
prometa formalmente que nunca más se casará con mujeres prohibidas
para él. (80,81)

81. La descendencia de un Cohén con una mujer prohibida para él,


dejan de ser Cohanim para siempre incluido el transgresor. (82)

82. El Cohén que no es posible determinar su género o que es


intersexual, no debe decir Bircat Cohanim, incluso si es el único Cohén
del Minián. (82)

269
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

83. Si un Cohén se impurificó intencionalmente tocando a un muerto


que no sea de los siete parientes directos, deja de tener privilegios
como Cohén hasta que haga Teshubá y asuma no volver a hacerlo. (83)

84. Si la esposa de un Cohén se encuentra en estado de Nidá,


impureza, el Cohén no debe abstenerse de bendecir. (87)

85. El Cohén que lleva consigo un catéter y no siente cuando la orina


sale de su cuerpo, si sus ropas exteriores están limpias y no desprende
mal olor, puede decir Bircat Cohanim e incluso decir la bendición
previa. (84)

86. Si hay gentiles en el Templo al momento de decir Bircat Cohanim


y de retirarlos podría causar odio, se permite decir la bendición
normalmente. (86)

87. Si un Cohén siente odio hacia alguno de los concurrentes, no


puede decir Bircat Cohanim, ya que en la bendición dice “Bendecir al
pueblo de Israel con amor”. No obstante, si la persona que detesta no
se encuentra en el Minián, puede bendecir. Asimismo, si al que odia
también es Cohén, se permite bendecir. (98)

88. Un Cohén que se encuentra dentro de los siete días de luto y


está en el Templo, debe salir del Minián y no decir Bircat Cohanim,
hasta después de los siete días. Si es Shabat y es el único Cohén en el
Minián, puede bendecir. (99)

Después de la bendición

89. Después de que terminaron los Cohanim de bendecir, el oficiante


continúa con la bendición de “Sim Shalom”, mientas que los Cohanim se
voltean al estrado y dicen la plegaria de: “Ribón Haolamim”. (92)

270
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim

90. Los Cohanim no deben doblar sus dedos ni voltear hacia el


Hejal hasta que el oficiante comience la bendición de “Sim Shalom”.
Además, no pueden retirarse de su lugar hasta que la concurrencia
conteste Amén a la bendición de “Sim Shalom” del oficiante. (93)

91. Los que acostumbran a decir a los Cohanim “Jazak Ubaruj” o


“Yasher Cojajem” al terminar de bendecir, tienen en quien apoyarse.
(88)

Honrar a los Cohanim

92. Está prohibido hacer uso del Cohén, por la santidad que
emana por ser Cohén. Sin embargo, si disculpa su honor y de buena
voluntad ofrece su servicio a sus invitados o a los que estudian Torá,
es aceptado. Con más razón se permite si el Cohén recibe pago por
sus servicios. Esto siempre y cuando el servicio que hace el Cohén no
sea despreciativo, por ejemplo, que el Cohén vierte agua en manos de
otros, pues es este caso queda prohibido por ser denigrante. (101)

93. Un Talmid Jajam tiene permitido emplear a un Cohén que es


su alumno, por la gran Mitzvá que es servir a su maestro Si es un gran
Talmid Jajam, aun si no es su maestro directo, es considerado maestro
de cualquiera con relación a lo anterior. (102)

271
Capítulo 129: Cuando se dice Bircat Cohanim

Capítulo 129

Cuando se dice Bircat Cohanim

1. No se dice la bendición de los Cohanim de noche. (1)

2. En todos los rezos de Shajrit, los Cohanim dicen Bircat Cohanim.


En el rezo de Minjá en día de ayuno, los Cohanim deben bendecir. No
obstante, si se extendió el rezo de Minjá o de Neilá hasta la noche, los
Cohanim no deben bendecir. (2)

3. Dentro de los trece minutos posteriores a la puesta del sol, se


permite decir Bircat Cohanim con su bendición previa. (1)

4. Únicamente se permite decir Bircat Cohanim en el rezo de Minjá


cuando se reza después de setenta y cinco minutos antes de la salida de
las estrellas. Asimismo, el oficiante no debe decir el rezo de “Elohenu
Veelohé Abotenu” antes de este tiempo. Por este motivo no se dice
la bendición en Minjá de Yom Kipur. Si Minjá en un día de ayuno se
dice más temprano de ese tiempo, los Cohanim no deben bendecir, no
obstante, si un Cohén se dirigió al estrado, no se le impide bendecir. (2)

5. En días de ayuno público, el Cohén que no esté ayunando debe


salir del Minián y no bendecir. (3)

6. En ayunos optativos, como el 7 de Adar, no se dice Bircat Cohanim,


aun si hay diez personas que estén ayunando en el Minián. Si un Cohén
subió al estrado, puede bendecir. (4)

7. En casa del deudo debe decirse Bircat Cohanim. No obstante, el


deudo no debe decirlo, debe salir del Minián. Si no salió y llamaron a
los Cohanim a bendecir, según algunas opiniones debe bendecir. (5)

272
Capítulo 130: “Ribonó Shel Olam” en la bendición de losCohanim

Capítulo 130

“Ribonó Shel Olam” en

la bendición de los Cohanim

1. Si tuvo un sueño y no puede determinar si es benéfico o no,


provocándole mucha perturbación, durante Bircat Cohanim que diga
en voz baja la plegaria “Ribonó Shel Olam…”, haciendo coincidir el
final de dicha plegaria con el final de la bendición de los Cohanim. Esto
para que el Amén que responde la concurrencia a la bendición recaiga
también sobre su petición. (1)

2. Aquella persona que reza por un sueño, debe hacerlo con el


corazón roto y humildemente, pues así es como se logra revocar un
decreto desfavorable. (2)

273
Introducción 131: Perdónalos, Di’s

Capítulo 131

Perdónalos, Di’s

A l finalizar la ‘Amidá y la Jazará procedemos a pedir perdón por los


pecados que cometimos en la plegaria conocida como el Viduy
(“Confesión”).

Además de ser un regalo de Di’s, en el mandamiento en que nos ordenó: “Y


traerás el sacrificio y pedirás perdón por los pecados que cometiste para que
se borren”, el Viduy nos hace reflexionar diariamente por nuestros hechos,
reconocer errores, pedir perdón por ellos y prometer (o al menos procurar)
no repetirlos.

Como sabemos, toda persona tiene la posibilidad de crear ángeles negativos


por medio de las malas acciones que realiza, y ángeles positivos mediante las
buenas acciones que lleva a cabo.

Como se insinúa en la Torá: “Aquel hombre que tenga dos mujeres, una a la
que ama y una a la que odia, y ambas le dieron hijos, si el primogénito vino
de la odiada, no podrá quitarle la herencia de primogenitura y dársela a su
primogénito de la amada”.

Explican nuestros Sabios en la dimensión del Rémez (estudio basado en insi-


nuaciones ocultas en los versículos), que lo anterior hace alusión a que cada
hombre tiene dos “mujeres”: Su Yétzer Hatov y su Yétzer Hará’, y que ambas
pueden darle “hijos”.

Es decir, cuando nos relacionamos con el Yétzer Hatov, esta relación crea
ángeles, como dice la Mishná en Pirké Avot: “Si hiciste una Mitzvá, creaste
un ángel defensor”. Lo mismo sucede cuando nos relacionamos con el Yétzer
Hará’: “Si cometiste un pecado, creaste un acusador”.

La triste realidad es que “la mujer amada” es el Yétzer Hará’, pues mucho
amamos a esta “mujer” por traernos deseados pecados y pagarnos “en efec-
tivo” todo placer que recibimos.

274
Introducción 131: Perdónalos, Di’s

El Yétzer Hatov, por el contario, es “la esposa odiada”, porque constantemen-


te hace que nos remuerda la conciencia con expresiones como: “No puedes
comer esto. Tienes prohibido escuchar aquello. Allá no puedes ir”, etc. y
cuando le preguntamos: “¿Y mi retribución?”, responde: “Algún día. Allá arri-
ba. Después de ciento veinte años...”.

Debemos saber que “la primogenitura” corresponde únicamente al hijo de la


“esposa” que consideramos odiada.

El único objetivo del Yétzer Hatov es que, como un primogénito, heredemos


el doble: En este mundo y en el venidero. En ese mismo párrafo, la Torá con-
tinúa con esta ley: “Aquel que tenga un hijo malvado deberá entregarlo al Bet
Dín para que sea ejecutado”.

Los comentaristas aclaran que esta ley jamás fue aplicada, ni tampoco existi-
rá literalmente, sino que hace alusión a lo anteriormente mencionado.

Es decir, si por las relaciones con tu Yétzer Hará’ creaste ángeles malvados,
los cuales se consideran tus hijos, debes terminar con ellos, eliminarlos de tu
vida, y esto se logra sólo por medio del Viduy, el arrepentimiento sincero por
haber cometido ese pecado.

Por eso, cada mañana, al inclinar nuestra cabeza y golpearnos el corazón


con la mano derecha, vamos eliminando esos “hijos malos”, los acusadores
negativos, listos para atestiguar en nuestra contra en el Juicio Final.

Nos golpeamos con la mano derecha para originar la misericordia y la bon-


dad Divina, y con este acto trasmitimos la siguiente petición: “Por favor, Di’s,
ten misericordia y piedad de nosotros, y ayúdanos a despertar nuestros cora-
zones para que te amen a Ti y sólo a Ti”.

Todo esto se realiza al finalizar la ‘Amidá y se aprende del versículo (Melajim


1, 8) donde se habla del rezo que realizó el Rey Shelomó en la inauguración
del Templo: “Y fue cuando finalizó el Rey Shelomó su rezo y su solicitud de
perdón”.

Al resepecto explica el Rokéaj (capítulo 324) que primero se debe decir la


‘Amidá y sólo después procedemos a decir el Viduy, y el Nefilat Apaim (aga-
char la cabeza para suplicar el perdón de Di’s).

Este momento del rezo es muy importante, como lo indica la Guemará (Rosh
Hashaná 17b): “Después del grave pecado del becerro de oro, suplicó Moshé
a Di’s que perdonara al pueblo de Israel”, y al final dice el versículo (Shemot
34, 5): “Vayéred Hashem... Vaya’avor” (“Y bajó Di’s en una nube Divina y
pasó sobre Moshé, y le mencionó trece atributos”); “Hashem, Hashem, Kel
Rajún Vejanún”).

275
Introducción 131: Perdónalos, Di’s

Explica Rabí Yojanán que se apareció Di’s en ese momento como un ofician-
te envuelto en su Talit blanco, y así enseñó a Moshé la forma de pedir. Le
dijo: “Cada vez que el pueblo de Israel peque, que hagan todo esto y digan
los Trece Atributos, y Yo los perdonaré”, y debido a que Moshé subió para
pedir perdónel jueves y bajó el lunes, durante esos dos días el rezo posterior
al Viduy se extiende más.

Cuando se levantó Kóraj contra Moshé e incitó al pueblo a una revolución,


ocasionó un gran enojo Divino y un decreto de exterminio, como dice el
versículo (Debarim 16, 21): “Apártense de esta congregación, dijo Di’s a Mos-
hé y Aharón, y los exterminaré en un instante”, entonces “cayeron Moshé y
Aharón sobre sus rostros y rezaron a Di’s para que no lo hiciera”, y por el
mérito de esa Nefilat Apaim se anuló el decreto.

Asimismo, figura en el Tanaj sobre el alumno de Moshé Rabenu, Yehoshú’a


Bin Nun, que cuando la guerra con la ciudad de ‘Ay no fue victoriosa, com-
prendió que seguramente se debía a un pecado que alguien del pueblo había
cometido, el cual causó la ira de Di’s (Yehoshúa 7, 6): “Y cayó sobre su rostro
hasta el suelo, delante del Arca y rezó a Di’s hasta que el Todopoderoso
le dijo: Levántate. Hubo un pecado grave. Repáralo y salgan de nuevo a la
batalla”.

Una vez más vemos cómo el Nefilat Apaim surtió efecto y trajo la salvación.

Cuando se construyó el Bet Hamikdash, el modo de decir Viduy y Nefilat


Apaim se realizaba allí mismo, como explica la Guemará (Yomá 66a) que
“cuando traían el chivo expiatorio, el Cohén colocaba sus manos sobre el
animal y decía el Viduy, pidiendo a Di’s perdón por los pecados cometidos”.

Luego pronunciaba el Nombre de Di’s, conocido como el “Shem Hamefo-


rash” y todos los Cohanim y el pueblo presente, al escuchar el Nombre de
Di’s, se prosternaban y caían sobre sus rostros respondiendo: Baruj, Shem
Kevod Maljutó Le’olam Va’ed”.

Aprendemos de lo anterior varias cosas:

• Primero se trae el sacrificio.


• Sobre él se dice el Viduy.
• Se pronuncia el Nombre de Di’s.
• Finalmente nos prosternamos y agachamos el rostro.

Por tanto, también nosotros cada día primero traemos nuestro sacrificio, es
decir, nuestra Tefilá (la ‘Amidá), luego decimos el Viduy pidiendo perdón a
Di’s por todo lo malo que hemos hecho, al finalizar el Viduy, el Jazán cita los
Trece Atributos de Di’s, los cuales equivalen al “Shem Hameforash”, y por
ello todos nos agachamos e inclinamos el rostro al suelo, como símbolo de
respeto y vergüenza por los pecados que hemos cometido.

276
Introducción 131: Perdónalos, Di’s

Antiguamente se acostumbraba que la persona hiciera la Nefilat Apaim to-


talmente extendida sobre el suelo y, mientras estaba acostada sobre la tierra,
lloraba y se lamentaba por los pecados que hubiera cometido, como dice
Rabí ‘Ovadiá de Bartenura sobre la Mishná en Pirké Avot (5, 5): “Diez mila-
gros visibles ocurrían cada día en el Bet Hamikdash... Cuando se ponían de
pie, estaban apretados, pero cuando se prosternaban (en el Nefilat Apaim),
parecía que la tierra se extendía y había mucho espacio entre uno y otro”.

Los motivos por los que se realizara este milagro, explica Rabí ‘Ovadiá, eran
porque cuando caían sobre su rostro, lloraban y meditaban sobre los peca-
dos cometidos. Por eso, para que no se escuchara unos a los otros se abría
espacio entre ellos.

Aunque así era la costumbre en el Bet Hamikdash, posteriormente el Nefilat


Apaim ya no se realizaba con una prosternación hasta el suelo, sino sólo con
una reverencia en la cual la gente sólo colocaba el rostro sobre el antebrazo.

En la actualidad, incluso esa costumbre en muchas comunidades se ha anula-


do, a pesar de que siempre seguimos fielmente las órdenes rabínicas de Rabí
Yosef Caro en el Shulján Aruj, quien en este caso dice claramente que esta
costumbre debe seguirse.

Pero con todo y eso, en nuestra época no realizamos esta forma de Viduy
en respuesta a lo escrito en el Zóhar (Bamidbar ), quien considera la Nefilat
Apaim como una representación de la muerte, pues la persona “se hace el
muerto” debido a que hay pecados muy graves por los cuales no es suficien-
te pedir perdón, sino que serán borrados sólo con la muerte.

A fin de lograr el perdón incluso por esos pecados, indica el Zóhar que: “Nos
hacemos como los muertos, e incluso mientras estamos caídos sobre nuestro
rostro pensamos que estamos dispuestos a entregar nuestra vida por Di’s en
[lo que se conoce como] Kidush Hashem”.

Y termina el Zohar aclarando que: “Aquel que lo haga sin sentirlo realmente,
se le puede revertir y en lugar de que se le perdonen sus pecados, puede,
Di’s nos libre, adelantar su muerte”.

Por eso se decidió no hacer Nefilat Apaim, sino simplemente leerlo, para no
arriesgarnos a sufrir lo que dice el Zóhar.

Sin embargo, por lo menos debemos concentrarnos en el hecho de que es-


tamos pidiendo perdón por nuestros pecados. Así el Creador, al ver nuestra
sinceridad, nos perdonará mientras decimos: “Di’s, no sabemos cómo ha-
cerlo exactamente y no queremos correr ningún riesgo. Sólo te pedimos que
seas misericordioso con nosotros, que canceles cualquier decreto negativo
que esté sobre nosotros y que nos decretes sólo cosas buenas”. •

277
Capítulo 131: Confesión “Ana”

Capítulo 131

Confesión “Ana”

1. No se dice “Ana”, “Vayaabor” ni “Ledavid” por la noche. No obs-


tante, si el rezo de Minjá se postergó hasta después de la puesta del
sol, puede decirse hasta trece minutos después de la puesta del sol.
Sin embargo, si la concurrencia prefiere no decirlo, no por ello se debe
crear discusiones. (19)

2. Inmediatamente terminando la Jazará, se confiesa diciendo el pá-


rrafo de “Ana”, tanto si reza con Minián como si reza solo. (1)

3. Las mujeres tienen permitido decir el Viduy, “Ana”, pero si deben


atender a su esposo o hijos, ellos son su prioridad. (1)

4. No se debe hablar entre la Amidá y el Viduy, aun estudiando


Torá. Según la Kabalá, no debe interrumpir ni si quiera con silencio.
Si por algún motivo interrumpió, aun así debe decir el Viduy. No obs-
tante, su rezo no será tan aceptado como si no hubiera hablado. (2)

5. Se permite decir la Amidá en un lugar y cambiarse a otro para de-


cir el Viduy, sin interrumpir entre ellos. (2)

6. Después de terminar la Amidá y antes de comenzar “Ana”, se


permite responder al Kadish, Kedushá, Barejú y Amén de cualquier
bendición. (3)

7. Se debe decir el texto completo de la confesión, aunque sabe que


no traspasó todas las faltas que en éste se mencionan, sin considerarse
que está mintiendo. (4,6)

278
Capítulo 131: Confesión “Ana”

8. La confesión y los párrafos que se aumentan los lunes y jueves


se dicen de pie juntando los pies como en la Amidá, sin apoyarse en
nada, a menos que sea un anciano o una persona enferma. Quien no
lo dice de pie, se considera una falta. Además, estos párrafos deben

9. Aunque haya rezado debe estar de pie en el momento que el


decirse en voz alta. (5,6)

Minián dice el Viduy. Con mayor razón durante la confesión de Yom

10. Mientras se dice el Viduy, se debe reclinar el cuerpo ligeramen-


Kipur debe estar de pie y confesar junto con el oficiante. (7)

te, decirlo despacio y golpear ligeramente con el puño derecho sobre


su corazón en cada falta que confiesa.

Quien dice la confesión apresuradamente sin comprender el significa-

11. El oficiante debe decir en voz alta las faltas de la confesión, así
do, se hace daño en lugar de emendar. (8)

la concurrencia puede hacerlo al mismo tiempo para decir juntos el


“Vayaabor”. Sin embargo, en algunos lugares no se acostumbra pro-
ceder de este modo y no es necesario prestarse a discusiones por este

12. La confesión del rezo se dice en plural “Ashamnu, Bagadnu…”. (40)


asunto. (9)

“Vayaabor”

13. Después de confesar se dice “Vayaabor”, los trece atributos de


misericordia. Si está rezando sin Minián, debe decirlo con la entona-
ción que se utiliza cuando se lee en el Séfer Torá. Por lo tanto, si se
atrasó y la concurrencia ya dijo el “Vayaabor”, debe decirlo entonán-
dolo. (1,14)

14. Aun quien dice el “Vayaabor” sin Minián, puede terminarlo en


la palabra “Venaké” y no hasta el final del versículo. (17)

279
Capítulo 131: Confesión “Ana”

15. Antes de “Vayaabor”, debe hacer una pausa entre las palabras
“Beshem” y “Ado-nay”. Asimismo, se debe separar entre el primer y
segundo “Ado-nay” que menciona en el “Vayaabor”. (11)

16. Se acostumbra que el oficiante diga las primeras cinco palabras


del “Vayaabor” en voz alta, mientras la concurrencia las dice en voz
baja, y luego continúan en voz alta junto con el oficiante. (10)

17. Cuando dice la palabra “Vayaabor” debe inclinar su cuerpo lige-


ramente y erguirse cuando dice “Vaikrá”. Nuevamente debe inclinarse
cuando dice “Ado-nay, Ado-nay”. (12)

18. Es preferible no contar cada uno de los trece atributos con los de-
dos, ya que existe una discusión sobre cuál es el conteo apropiado. (13)

19. Quien escucha “Vayaabor” mientras se encuentra en una parte


del rezo donde se permite interrumpir, debe ponerse de pie y decirlo
con ellos, ya que el “Vayaabor” se considera una santificación. (18)

20. No se debe confesar diciendo el Viduy dos veces seguidas. No


obstante, si dijeron Viduy en Selijot e inmediatamente rezaron Shajrit o
Minjá, puede decirse de nuevo. (18)

21. Después de “Vayaabor” se dice el Mizmor “Ledavid” y Abinu


Malkenu sentado, debe leerlos como cualquier capítulo de Tehilim. La
costumbre Sefaradí es no agachar la cabeza en lo absoluto mientras los
dice. (15,16)

Ocasiones que no se dice “Ana”

22. Un recién casado no dice “Ana” durante los primeros siete


días de casado. Si se encuentra rezando en un Minián, no dicen el Vi-
duy todos los concurrentes en honor a él. (20)

280
Capítulo 131: Confesión “Ana”

23. Si la boda se realizó, por ejemplo, un miércoles antes de la


puesta del sol, los siete días de fiesta terminan el próximo martes en la
puesta del sol. Sin embargo, no dice “Ana” hasta después de la puesta

24. En el rezo de Shajrit del día en que se casa debe decir “Ana” y
del sol del miércoles, cubriendo así los siete días completos. (21)

“Ledavid”, aunque la boda sea antes de la puesta del sol, ya que toda-

25. En el rezo de Minjá próximo a la boda, si el novio se encuentra


vía no se considera casado. (20)

en el Minián rezando con ellos, no debe decirse “Ana”, si no se en-


cuentra, aunque la novia se encuentre en “Ezrat Nashim”, los concu-

26. Cuando se reza en casa del deudo, no se dice “Ana” los siete
rrentes deben decir “Ana”. (20)

días de luto, aun si los deudos no están presentes, pues los concurren-
tes asisten en honor al difunto. Cuando los visitantes salen de la casa,

27. Si el deudo asistió al Templo en la semana de luto por no haber


no es preciso reponer el “Ana”. (22)

Minián en su casa y poder decir Kadish y escuchar Kedushá y Barejú,


no debe decir “Ana” mientras que la concurrencia debe hacerlo. No
obstante, si el deudo asiste al Templo en el séptimo día de luto cuando
también se escuchan palabras de Torá y condolencias en honor al di-

28. En un Minián donde se encuentra un joven que cumple ese día


funto, no debe decirse “Ana”. (23)

29. No se dice el Viduy en el Templo donde se llevará a cabo un


trece años, no se dice “Ana”, comparándolo con un recién casado. (24)

Berit Milá en ese día, en ninguno de los Minianim que se formalicen


en él. Aun si el Berit Milá será por la mañana, no debe decirse “Ana”
tampoco en Minjá. (25,28)

30. Si el padre del niño a circuncidar, el Sandak o el Mohel se


encuentran en el Minián, no debe decirse “Ana”, incluso después de
llevarse a cabo el Berit Milá.

Algunos Ashkenazim acostumbran decir “Ana” si el Berit Milá se hace


por la tarde y el rezo de Minjá será más tarde. (26,29)

281
Capítulo 131: Confesión “Ana”

31. Si el padre del niño a circuncidar no podrá participar en el Berit


Milá, no deberá decir “Ana” en ese día, aunque el resto de la congre-

32. La circuncisión consta de tres etapas: el corte, la Periá, des-


gación debe hacerlo. (31)

garre y la Metzitá, succión de la sangre. Si una persona hará el corte


y otro la Periá, cualquiera de los dos que se encuentre en el Minián,
exenta a todos los concurrentes de decir “Ana”. Si un tercero hace la
Metzitá, su presencia no exenta al Minián de decir el Viduy, aunque si

33. Si en el rezo de Minjá de Shabat se encuentra entre la concu-


lo omiten, tienen en quien apoyarse. (32)

rrencia alguna persona que en su presencia no debe decirse “Ana”,


se dice “Tzidkatejá” y no “Yehí Shem”. Lo mismo aplica cuando cae
el nueve de Av en domingo, se dice “Tzidkatejá” en Minjá del Shabat
previo. (41)

34. Algunos acostumbran a decir los trece atributos de misericor-


dia inmediatamente después de la circuncisión en tiempos difíciles. Si
es Shabat o Yom Tob, se dice únicamente en momentos de guerra o
sufrimiento. (26)

35. Los lugares que no dicen “Ana” en todos los Minianim de la


ciudad si hay un Berit Milá, no se les debe reprender. No obstante, si
no se tiene esa costumbre, no deben hacerlo, ya que la Halajá no lo

36.
aprueba. (27)

Si habrá un Pidión Habén, debe decirse “Ana” en el Minián


donde reza el padre del niño. Solamente en caso de hacer el banquete
en honor del Pidión Habén en el mismo lugar donde rezan, pueden no
decir “Ana”. (30)

37. Es apropiado hacerle saber al oficiante antes de comenzar el


rezo que no se dirá “Ana” por alguno de los motivos mencionados an-
teriormente, para que diga Kadish inmediatamente después de la Jaza-
rá. En el caso anterior, si la concurrencia comenzó a decir “Ana”, deben

38. A excepción del día 33 de la cuenta del Omer, día en que fa-
continuar diciéndolo hasta “Veanshé Betenu”. (39)

lleció Rabí Shimón Bar Yojay, debe decirse “Ana” en el aniversario del
fallecimiento de un Tzadik. Quienes no dicen el Viduy en ese día, están
en un error.

282
Capítulo 131: Confesión “Ana”

Por lo tanto, quien se encuentra en un Minián donde no dicen “Ana” y


no puede reprenderlos, debe decir “Ana” aunque nadie más lo diga, sin
que se considere presunción o que se aparta del grupo. (33)

39. Quienes acostumbran no decir “Ana” cuando se ingresa un Sé-


fer Torá al Templo, tienen en quien apoyarse. (34)

40. Si rezan Minjá antes de celebrarse un Siyum Maséjet, finaliza-


ción de un tratado del Talmud, los que la terminaron y los invitados no
deben decir “Ana”, porque se considera para ellos como un día de Yom
Tob. Con mayor razón si el estudio se realizó con un grupo grande de
participantes. (35)

Días que no se dice “Ana”

41. No se dice “Ana” en el rezo de Shajrit ni de Minjá, así como en


el rezo de Minjá de las vísperas, en las siguientes fechas a excepción de
las vísperas de Rosh Hashaná y Kipur:

• Todos los días de Rosh Jódesh, principio de mes


• Todo el mes de Nisán
• 14 de Iyar, Pésaj Shení
• Día 33 de la cuenta del Omer
• Desde el principio del mes de Siván, hasta el día 12
• 9 y 15 de Av
• Víspera de Rosh Hashaná y Yom Kipur
• Del 11 de Tishré hasta el 2 de Jeshván
• Los 8 días de Januká
• 15 de Shebat
• 15 de Adar 1, 15 de Adar 2 (36,38)

42. Nuestra costumbre es decir “Ana” en el rezo de Shajrit en

43. Cuando las vísperas de algún día en el que no se debe decir


vísperas de Januká. (38)

el Viduy cae en Shabat, en el rezo de Minjá de Shabat se dice “Yehí


Shem” en vez de “Tzidkatejá”. (38,41)

283
Introducción 132: La escalera de bajada

Capítulo 132

La escalera de bajada

E l rezo está compuesto como una escalera de tijera, con tres escalones de su-
bida, tres de bajada y uno en la cima, basado en los cuatro mundos que creó
Di’s: ‘Aziyá, Yetzirá, Beriá, y el cuarto, el cual es la morada Divina, conocido
como Atzilut.

Por eso el rezo está dividido en tres partes previas a la ‘Amidá, ubicada en Atzilut, y
el final del rezo también está dividido en tres partes, lo cual hace alusión a la parte de
la escalera que desciende: Beriá, Yetzirá y ‘Aziyá.

De este modo se parece el rezo a alguien que sube por una escalera, se ubica en la
cima, recoge o deja algo y baja por el otro lado. Así, en la Tefilá avanzamos y en la
‘Amidá depositamos nuestras alabanzas, peticiones y agradecimientos a Di’s, para re-
cibir el perdón, la bendición y la abundancia de nuestro Creador, y bajamoscon ellos
de vuelta a nuestro mundo.

En este capítulo se mencionan las leyes correspondientes al final de la ‘Amidá, abor-


dando varios tremas.

• “Uvá Letzión”

Despues de pedir perdón en el Viduy y Nefilat Apaim, leemos el “Ashré” y poste-


riormente el “Uvá Letzión”, parrafo que habla del redentor que pronto que llegará a
Yerushalaim.

El motivo de esta ubicación esta basado en lo que dijo Rabí Yonatán: “Es tan grande
la Teshuvá que sólo por medio de ella lograremos la redención”.

Por eso, al terminar de decir el Viduy y volver en Teshuvá, pedimos con mucho fervor
la redención.

Además, en ese mismo párrafo repetimos por tercera vez en Shajarit el “Kadosh, Ka-
dosh, Kadosh” (una se mencionó en Yotzery otra en la Jazará). Uno de los motivos es
porque las cosas importantes procuramos repetirlas tres veces, numero que simboliza
el concepto de Jazaká (afirmación, seguridad).

Por eso, la Tefilá, el Shemá’, el importante Salmo 145 (“Ashré Yoshevé Beteja”) y el
“Kadosh, Kadosh, Kadosh” se dicen tres veces al día.

284
Introducción 132: La escalera de bajada

En esta parte de la Tefilá se intercalaraon varios versículos de los libros del profeta
con el fin de que la persona inicie su día con palabras de nuestra Sagrada Ley (por eso
en Shabat no se dice, ya que ya leímos la Torá y la Haftará, que es un párrafo de los
libros de los profetas).

Además, pedimos mucho en esta parte a Di’s para que nos ayude a estudiar la Torá y
citamos versículos como: “Y esta es mi palabra que puse ante ti, la cual no se apartará
ni de ti ni de tu descendencia”.

Y al final decimos: “Que Di’s abra nuestros corazones para el estudio de la Torá... Y
que se la voluntad de Di’s que cuidemos estos preceptos”.

Existe cierta insinuación de todo lo anterior: Si sumamos las letras iniciales del ver-
siculo de “Kadosh, Kadosh, Kadosh” que mencionamios en esta parte (485), el valor
numeridco da las letras iniciales del segundo parrafo (“Baruj Kevod”) que suma 72, y
las letras iniciales del tercer versículo (“Hashem Imloj Le’olam Va’ed”), que suma 56,
nos da un total de 613, que es el numero de Mitzvot escritas en la Torá, las cuales
debemos cumplir.

• Salmo del día

Posteriormente decimos el salmo correspondiente al día, ya que al finalizar el sacrifi-


cio de Tamid en el Bet Hamikdash, los Leviim cantaban el Salmo del día que estable-
ció el rey David, como dice el versículo (Divré Hayamim I, 15, 1 y 16, 37): “Y dijo el
rey David a los Leviim que cantaban, que se paren junto con sus hermanos (los demás
Leviim) con instrumenetos musicales y levanten su voz con alegría, y que esto se lleve
a cabo día tras día”.

Por tanto, tambien nosotros, al terminar de presentar nuestros sacrificios (es decir,
nuestro rezo) cantamos como los Leviim el Salmo del día, y aprovechamos para cum-
plir en ese momento una Mitzvá más: La de recordar todos los días el día de Shabat.

Por eso decimos: “Este es el Salmo que los Leviim cantaban en el día tercero a partir
del sábado”. Los días de semana en el idioma hebreo no tienen nombres propios,
como en los demás idiomas que atribuyeron los días de semana a los planetas (lunes
de Luna, martes de Marte, miércoles de Mercurio, etc. o en inglés sunday de Sun,
monday de Moon, luna, etc.).

En hebreo, los días de la semana están numerdados: El domingo es Rishón (“prime-


ro”); el lunes es Shení (“segundo”), y así sucesivamente, para siempre atribuir los dias
de la semana al día principal, que es Shabat, como diciendo “el día primero a partir
de Shabat, el día segundo a parir de Shabat, etc.

• Pitum Haketóret

Luego pasamos a leer el Pitum Haketóret, que es el nombre de la forma en que se


hacía el incienso.

El motivo por el que se decidiera comenzar el rezo con este párrafo mencionado al
inicio de la Tefilá en los Corbanot y finalizar el rezo con la repetición de esta lectura
se basa en los escritos sobre la importancia de este texto.

285
Introducción 132: La escalera de bajada

Como dice el Midrash (Pesiktá Rabatí 20): “Cuando subió Moshé Rabenu al cielo para
bajar la Torá, entró en una nube, la cual lo metió a la dimensión Celestial”.

En su camino se encontraba Moshé con ángeles muy grandes y atemorizantes. El


Midrash cita el ecnuentro con todos ellos y los procesos que atravesaba al pasar con
cada uno de los niveles, y el factor común fue que al ver todos los angeles la grandeza
de Moshé y la voluntad Divina de entregarle el tesoro Celestial, la Torá, cada uno de
ellos tambien le dio un regalo, los cuales eran secretos angelicales.

Incluso, comenta el Midrash, que tambien el Ángel de la Muerte le reveló un secreto:


“En momentos de epidemia o malos momentos, cuando elaboren el incienso con sus
once especies, el efecto Celestial será tan fuerte que incluso me neutralizaría a mí
mismo”.

Al respecto dijo el rey David (Tehilim 68, 19) de Moshé Rabenu: “Subiste al Cielo,
trajiste un gran botín y obtuviste regalos para la gente”.

Por eso termina el Midrash afirmando que: “Después de un tiempo, al haber un fuer-
te decreto de epidemia por culpa de Kóraj y su revolución, ordenó inmediatamente
Moshé a su hermanoAharón que tomara la pala con el incienso y separara entre los
vivos y los muertos, y sólo entonces cesó la epidemia”.

Comenta el Zóhar que el incienso que se elaboraba en el Bet Hamidkash servía justa-
mente para neutralizar cualquier fuerza negativa, brujería, noticias malas y epidemias.

Además, Rabí Shimón Bar Yojai afirma que no sólo el hecho de elaborar el incienso
ayuda a detener epidemias, sino que con sólo citar y leer el proceso de la quema del
Ketóret causa un gran efecto: “Si las personas supieran lo importante que es el Ketóret
ante Di’s, tomarían cada una lde sus letras y les podrían coronas de oro”.

Luego pregunta el Zóhar con relación al versículo (Shemot 30, 1): “Y harás un altar
de sacrificio para ofrendar el incienso” que “¿Por qué se llama altar de sacrificio, si no
se sacrificaba nada encima?”, y responde que al quemar el Ketóret prácticamente se
sacrifica y eliminan las fuezas negativas.

De ahí que comencemos el rezo citando el Pitum Haketóret (en la partde los Corba-
not previos a Hodú) y finalicemos el rezo de nuevo leyendo el Ketóret, y una vez más
antes de Minjá, ya que además de fortalecer este efecto citándolo tres veces al día,
limpiamos “el momento” tanto al principio como al final para que nuestro rezo pueda
elevarse sin molestias ni interrupciones negativas.

Además, no sólo es bueno leer el Pitum Haketoret durante el rezo, sino tambien fuera
del rezo en momentos problemáticos, cuando siente que alguien le esta echando el
mal de ojo o brujería, es bueno ler este párrafo (Zóhar, parte I, página 101a): “Rabi Ajá
fue a la aldea de Tarsha. Al llegar se congregaron los habitantes y clamaron a él que
desde siete días había una fueret epidemia en al lugar. Cuando le explicaron la situa-
ción con detalle, les respondió: Irenos todos a al sinagoga para rezar juntos a Di’s.

En su camino llegaron otras persona con una mala noticia: Acaba de fallecer más y
más gente, y hay otro grupo más que está en peligro de muerte”.

“Entonces les dijo Rab Ajá: Si es así, no hay tiempo de ir hasta la sinagoga para rezasr.

286
Introducción 132: La escalera de bajada

Debemos hacer urgente mente algo más poderoso. Que se presenten cuarenta perso-
na justas y temerosas de Di’s y se dividan en cuatro grupos de diez. Que se dirijan a
los cuatro puntos cardinales de la ciudad y que lean juntos el Pitum Haketóret”.

Al realizarlo, cesó inmdediatamente la epidemia en Tarsha. En el Zóhar (Vayerá pgína


100b) está escrito que Rabí Pinjás (al parecer se trata del suegro de Rabi Shim’ón Bar
Yojai, Rabí Pinjás Ben Yair) y sus alumnos iban por el camino y se encontraron con
Eliahu Hanaví y le pidieron que les comente algo que sea muy útil para toda la gente.

Eliahu les respondió: “Escuché a Di’s reuniendo a los ángeles encargados de describir
los pecados del pueblo del pueblo de Israel y les dijo: Cada vez que mis hijos lean
los textos de los sacrificios, pongan atención y menciónenlos para bien. Y en el mo-
mento que haya epidemia y muerte entre las personas, y se dé la orden en el cielo de
proceder, si mis hijos se congregan en las sinagogas para leer el Ketóret, detengan de
inmediato la epidemia y la muerte”.

• “‘Alenu Leshabéaj”

Cerramos el rezo con el párrafo de “‘Alenu Leshabéaj”. Según algunos comentaristas,


esta parte del rezo fue redactada por el Emorá Rav, en el año 220 del siglo III de la
era común.

Otros atribuyen este rezo a Yehoshu’a Bin Nun, el cual lo compuso despues de la
guerra contra ‘Ay y la captutra del pecador ‘Aján, lo cual se insinúa en el segundo
pararfo del “‘Alenu Lesahbéaj” que comienza con las palabras “‘Al Ken Nodé”, cuyas
iniciales forman la palabra ‘Aján.

En el libro ‘Olam Hatefilot (página 199) escribe el rabino Eliahu Munch: “Lo más
probable que la raiz de este rezo es que fue elaborado por Yehoshu’a Bin Nun y pste-
rorioemente Rav lo volvió a redactar y lo complementó”.

En el libro ‘Iyún Tefilá se explica el motivo por el cua finalizamos el rezo con este ver-
sículo: “Durante el rezo fuimos diciendo versículos muy fuertes contra los enemigos
y los malvados, como hacer venganza en ellos o los ateos y los malvados no tendrán
esperanza, etc. Pero al final reconocemos y entendemos que esa no es la finalidad
ni el deso de Di’s, que tanto ama a todas sus criarturas y no qdesea ver a ninguna de
ellas sufriendo.

Por tanto, acralramos al final del rezo que no nos referimos al exterminio del malvado,
sino al exterminio de su maldad. No al extermino de los idolatras, sino de la idolatría
misma.

Por eso decimos que esperamos ver a Di’s en su belleza , que ya ano haya más idola-
tría y que toda la gente reconozac su nombre Santo. Que todos los malvados corrijan
sus caminos y todos los habitantes sirvan sólo a Hashem.

Por eso dice en el libro Harokéaj: “Cada hombre temeroso de Di’s debe leer este
parrafo de “‘Alenu Leshabeaj” con todo su corazon, ya que cada momento en que
lo citamos, se levantan todos los ángeles delabte de Di’s y dicen: Dichoso el rey de
quien éste es su pueblo”. •

287
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”

Capítulo 132

“Ashré” y “Ubá Letzión”

1. Antes de sacar el Séfer Totrá los días lunes y jueves, se dice medio
Kadish y después de “Ubá Letzión” se dice Kadish Titkabal. Si el
oficiante dijo Kadish Titkabal en vez de decir medio Kadish, de igual
manera después de “Ubá Letzión” debe decir Kadish Titkabal. (7,8)

2. En días que se reza Musaf, se dice Kadish Titkabal después de la


Jazará, antes de sacar el Séfer Torá. (7)

3. Entre el “Ashré” y “Ubá Letzión” se dice el Mizmor “Yaanjá Ado-


nay Beyom Tzará”. En los días que no se dice “Ana”, debe omitirse. De
igual manera, debe omitirse “Tefilá Ledavid” que se encuentra después
de “Ubá Letzión”. (1)

4. Se debe decir la Kedushá de “Ubá Letzión” con mucha


concentración. Además, su traducción al arameo, se acostumbra
decirla en voz baja. (2)

5. Se permite decir la Kedushá de “Ubá Letzión” aún si no hay diez


personas en el Minián. No obstante, si está rezando sin Minián, es
preferible que lo diga con entonación. (4)

6. Nuestra costumbre es decir sentado la Kedushá de “Ubá Letzión”


de Shajrit y de Minjá de Shabat, así como la que se dice al final de
Shabat. (5)

288
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”

7. Es apropiado no salir del Minián antes de haber dicho la Kedushá


de “Ubá Letzión”. Aunque en primera instancia, no debe salir del
Templo antes de que el rezo termine. (6)

8. Es costumbre no retirarse el Tefilín antes de la Kedushá de “Ubá


Letzión”, aunque se permite hacerlo si es para colocarse el Tefilín de
Rabenu Tam. (6)

Kadish Titkabal

9. Si había diez personas en la Jazará y algunos de ellos se salieron


del Minián, se permite terminar la Jazará e incluso decir la Kedushá,
pero no Kadish Titkabal. (12)

10. El oficiante que dice la Jazará es quien debe decir Kadish


Titkabal. No obstante, en lugares donde acostumbran que otra persona
lo diga, no se les debe reprender.

En los lugares donde acostumbran dividir la Tefilá entre dos oficiantes,


de manera que el segundo comienza “Ashré” después de la Jazará, el
primero es quien debe decir Kadish Titkabal. (9)

11. Si el oficiante que dijo la Jazará no puede continuar con el rezo


por algún motivo, por lo que no dirá Kadish Titkabal, deberá dar los
tres pasos hacia atrás al término de la Jazará. (10)

12. Nuestra costumbre es decir “Titkabal Tzelotana Ubaotana Im


Tzelotehón Ubaotehón Dejol Bet Israel”. Quienes omiten las palabras
“Tzelotana Ubaotana Im”, tienen en quien apoyarse. (11)

289
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”

13. Es correcto decir “Abuna Debishmayá” y omitir la palabra


“Veará”. (11)

Mizmor del día

14. Diariamente se dice el Mizmor correspondiente al día de la


semana. Algunos acostumbran decir previamente “Hayom Yom…
Beshabat Kódesh”, mientras que otros omiten la palabra “Kódesh”. (13)

15. En días especiales, como Rosh Jódesh o Januká algunos


acostumbran decir solamente el Mizmor específico de ese día especial,
mientras que otros dicen los dos Mizmorim, siendo este proceder el
correcto. En ese caso, primero debe decir el Mizmor del día, omitiendo
las palabras “Hashir Shehayú Halviim…” y luego el Mizmor de ese día
específico. (13)

16. En días que se reza Musaf, debe decirse el Mizmor del día antes
de rezar Musaf. (13)

Ketóret

17. Se dice todos los días en el rezo de Shajrit y Minjá el orden del
Ketóret, anticipando en Shajrit el párrafo de “En Keelo-henu”, mismo
que sirve para completar las cien bendiciones diarias, en caso de que
no podrá decir cien bendiciones comunes. (14)

18. Es correcto decir el Ketóret de un escrito y no de memoria. Sin


embargo, si lo dijo de memoria, también es válido. (14)

290
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”

19. Algunos acostumbran leer el Ketóret de un pergamino escrito


con el tipo de letra que se escribe el Séfer Torá, ya que favorece en
la obtención del sustento. No obstante, en primera instancia no es
apropiado escribir el Ketóret en pergamino, aunque si ya lo hizo, se
permite leerlo. (15)

20. Después del Ketóret cada uno debe decir el párrafo “Tana
Debé Eliahú”, no es suficiente con que lo diga sólo el oficiante. (16)

Kadish Yatom, Al Israel

21. La costumbre Sefaradí es decir Kadish Al Israel, después del


párrafo “Tana debé Eliahu”, antes de Alenu Leshabéaj. Quienes
acostumbran decirlo después de Alenu Leshabéaj, continúan con su
costumbre. (23)

22. Este Kadish lo dicen los huérfanos en honor a sus padres, si


no hay quien diga Kadish, uno de los concurrentes debe decirlo con el
consentimiento de sus padres. Si nadie quiere decirlo, el oficiante dice
el “Barejú” posterior. (24)

23. Si el hijo quiere decir Kadish por su madre y su padre no le


permite hacerlo por temor a morir como consecuencia, no deberá
decirlo si esta es la costumbre del lugar, procurando estudiar Torá para
enaltecer el alma de su madre. No obstante, si el padre se opone a que
el hijo diga Kadish por odio a su madre, debe decirlo. (24)

24. Si el hijo quiere decir Kadish por su padre y su madre no se lo


permite, aun si esto es por temor a morir por consecuencia de recitar el
Kadish, el hijo debe decirlo y hacer caso omiso a la orden de su madre,
ya que el honor del padre prevalece ante la voluntad de la madre. (24)

291
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”

Alenu Leshabéaj

25. Después de “Barejú” se dice Alenu Leshabéaj al término del


rezo, de pie y con concentración. (17)

26. Aunque los Ashkenazim dicen Alenu Leshabéaj después de la


Jazará, si un Sefaradí está rezando en un Minián Ashkenazí, no deberá
decir Alenu Leshabéaj junto con la concurrencia. Debe seguir el orden
del rezo según su costumbre, y debe ponerse de pie junto con los
demás. (20)

27. Después de decir las palabras “El E-l Lo Yoshía” debe hacer una
breve pausa y al decir “Vaanajnu Mishtajabim” inclinar levemente el
cuerpo hacia adelante. (18)

28. Si escucha Kadish o una bendición mientras dice las palabras


“El E-l Lo Yehoshía”, deberá contestar Amén, sin que se considere que
está contestando Amén a la idolatría que menciona con estas palabras.
Sin embargo, debe procurar no llegar a esta situación.(21)

29. Es apropiado que todo el que se encuentra en el Templo cuando


la concurrencia dice Alenu Leshabéaj, se recline ligeramente junto con
ellos cuando dicen “Vaanaju Mishtajavim”, aunque no es obligatorio.
(20)

30. Nuestra costumbre es decir “Al Ken Nekavé” y no “Veal Ken”.


(19)

292
Capítulo 133: “Barejú” en Shabat

Capítulo 133

“Barejú” en Shabat

1. Nuestra costumbre es decir “Barejú” antes de Alenu Leshabéaj


también en el día de Shabat y Yom Tob. (1)

2. Quien rezó Shajrit de Shabat sin Minián, no puede decir Barejú


después del Kadish que se encuentra antes de Alenu Leshabéaj en el
rezo de Minjá. (2)

293
Introducción 133 B: El origen de los rezos

Capítulo 133 B

El origen de los rezos

L os rezos son el equivalente a los sacrificios que se realizaban en el Bet Hamikdash, que
además de sacrificar, los Cohanim realizaban un rezo en el lugar, el cual estaba com-
puesto de las bendiciones del Shemá’, la lectura de los diez mandamientos, el Bircat
Cohanim, el Emet Veyatziv, etc. (Tamid 5, 1).

Además cada persona que llevaba un ofrenda partícular, realizaba un rezo personal (sin nin-
gun texto fijo), simplemente lo que le salía del corazón.

Ya desde tiempos antiguos se estableció en el resto del pueblo de Israel decir los tres rezos
diarios, cuyo origen se halla en los tres patriarcas: Abraham establecio Shajrit, Itzjak Minjá y
Ya’akov ‘Arbit, y se mantuvo de generación en generacion, como escribió el rey David (Tehi-
lim 55, 18): “Noche, mañana y tarde te rezaré”.

Tambien así lo escribio el profeta Daniel: “Y tres veces al día rezabamos” (Daniel 6, 14). En
la época del segundo Bet Hamikdash, los miembros de la Gran Asamblea y los dirigentes de
la generación, percibieron qué cosas que estaban tan claras y obvias en el primer Bet Hami-
kdash y lo que se fue distorsionando a raíz de la destrucción y el exilio, y sintieron la nece-
sidad de establecer un texto fijo de rezo, lo que causó bastantes dicusiones en esa época: Si
los rezos debían ser largos o cortos, si ‘Arbit era obligatorio u opcional, etc.

Así se empezaron a asentar las bases del Sidur. Posteriormente, a raíz de la destrucción del
segundo Bet Hamikdash y el exilio masivo del pueblo de Israel, el Sanhedrín que se ubicó
en el ciudad de Yavne, en el cual se reuieron todos los rabinos sobrevivientes; se estableció
con más fuerza el tema del rezo, se integró la decimonovena bendicion de “Laminim” debi-
do a los delatores y ateos que ponian en peligro al judaismo; se establecieron los textos del
rezo, permitiendo abreviarlas en caso de necesidad (como en un viaje o en épocas y lugares
peligrosos); se interclaron los textos de los sacrificios y del servicio en el Bet Hamikdash para
siempre recordar su destrucción y ofrecer con palabras los sacrificios.

Posteriormente, después de época de Rabi Yojanán Ben Zakay, los rabinos de la época de
los Emoraim intercalaron más conceptos en el rezo, como versícluos de Tehilim, el “Nismat
Kol Jay”, el “Elokai, Netzor”, etc.

Otros cambios fueron ajustados más tarde, con el venir de los siglos.

Por ejemplo, aunque la Guemará (Berajot) comenta que las bendiciones de la mañana se de-
cían a medida que iba la persona amaneciendo, es decir, al despertar decia la bendición de
“Hamajazir Neshamot” (“Bendito Di’s que devuelve el alma a los muerrtos” haciendo alusion
al estado de dormidos en que estabamos, que eramos como muertos y Di’s nos devolvió el
alma para un día más de vida).

294
Introducción 133 B: El origen de los rezos

Al escuchar el gallo se decía la bendicion de “Hanotén Lasejví”, al abrir los ojos la de “Pokéaj
‘Ivrim”, al vestirse la de “Malvish ‘Arumim”, etc.

Con el pasar de los años se cambió esta costumbre, de modo que ahora la persona se levanta
por la mañana, dice el “Modé Aní”, se lava las manos (“Netilat Yadaim”), se viste y cuando
termina de asearse y prepararse, dice todas las bendiciones juntas, a modo de alabanza a
Di’s, independientemente de si escuchó el gallo o no.

Este cambo no fue aceptado por el Rambam, quien insiste en que los Bircot Hashájar deben
decirse en orden como se hacía antiguamente, lo cual siguen haciendo hasta la fecha Tema-
nim (Temenitas).

También los Salmos de despues del “Ashré” fueron añadidos antes de la ‘Amidá, como figura
en la Guemará (Berajot 31a): “Primero debe la persona alabar a Di’s antes de proceder a
pedirle”.

Además, al igual que los sacrificios en el Bet Hamikdash que iban acompañados de cánticos
con instrumentos de los Leviim, también nosotros adornamos nuestros rezos con cánticos y
alabanzas a Hashem.

Y aunque en la epoca de los Tanaim estos Salmos (concocidos como Pesuké Dezimrá) era
costumbre sólo de los muy apegados a Di’s, con el tiempo se convirtieron en parte funda-
mental del rezo de todos.

En al época de los Saboraím (aproximadamente por el siglo XI), se intercaló el párrafo de


“Hodú” al principio del rezo, como cantó el rey David cuando logró traer el Arón Hakódesh
a Yerushalaim, y posteriormente cuando se cosntruyó el Bet Hamikdash cantaban los Leviim
la mitad de este Salmo durante el sacrificio de la mañana y la otra mitad con el sacrificio de
la tarde.

Los Sefaradim lo decimos antes del “Baruj Sheamar” como parte de los Corbanot previos a la
Tefilá, y los Ashkenazim lo leen después del “Baruj Sheamar” como parte de las alabanzas.

Asi tambien se estableció el texto final de la ‘Amidá, la parte fundamental del rezo, dividida
en tres partes: En la primera se alaba, en la segunda se pide, y en la tercera se agradece.

La primera y la tercera partes son las mismas durante todo el año. La que varía es la parte
de en medio, donde es diferente en dias de semana, Shabat, festividades, Rosh Hashaná y
Yom Kipur.

Así que, finalmente, el concepto del rezo y sus textos son una recopilacion desde nuestros
patriarcas, pasando por los profetas, el rey David, y continuando con la Gran Asamblea,
Tanaim, Emoraim... que al final obtuvimos el texto definitivo que compartimos hoy.

Era de esperarse debido a la trayectoria milenaria por que el debió pasar el rezo, se prestaron
ciertas diferencias en varios textos, en la forma de pronunciarlños, el orden, modo, y demás
vatiantes. Por eso, el deber de cada uno es de conservar su costumbre,
y de eso trata este capitulo. No debemos olvidar que para Hashem todas las costumbres son
correctas, y no porque otro rece diferente o pronuncie ciertas palabras distintas, debemos
verlo como equivocado. Simplemente está cuidando su tradicion.

Y asi será hasta la pronta llegada del Mashíaj, donde se retomará el punto inicial de la hu-
manidad: Todos hablaremos un solo idioma, con una sola pronunciación, a un solo Di’s. •

295
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

Capítulo 133 B

Texto de los rezos

Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

1. No es apropiado alterar la pronunciación de los textos. Por lo que


las palabras que terminan con Jaf Sofit, se pronuncia la Jaf sin vocal. Por
ejemplo, Nakdishaj, Venaaritzaj, Mitubaj, Shemaj en vez de pronunciar
Nakdisheja, Venaaritzeja, Mitubeja, Shemeja. (1)

2. Donde existen costumbres sobre la pronunciación de las palabras,


deben permanecer sin ser alteradas. (1)

3. Un Sefaradí que rezó con pronunciación Ashkenazí o Jasidí,


cumplió con su obligación y viceversa, sin considerarse que alteró el
texto establecido por nuestros Sabios. (2)

4. Nuestra costumbre es decir el “Modé Aní”, las mujeres “Modá


Aní”, como figura en los Sidurim, sin aumentar las palabras “Adir
Venaor” después de “Mélej Jay Vekayam”. Además, debe hacerse una
breve pausa entre las palabras “Bejemlá” y “Rabá”. (3)

5. Para la pronunciación correcta de la bendición de “Asher Yatzar”,


ver capítulo 6 incisos 11 y 12. (4)

296
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

6. La pronunciación correcta de Bircot Hashájar, ver capítulo 46a


inciso del 5 al 10. (8).

7. La pronunciación de la bendición “Sheló Asani Ábed” es “Ábed”


y no “Ébed”. (15)

8. Para las leyes de Bircot Hashájar para la mujer y el converso, ver


capítulo 46a inciso del 17 al 21. (16,17)

9. Para conocer la pronunciación correcta de Bircot Hatorá ver


capítulo 46a incisos 65,66 y 67. (20)

Texto de los sacri ficios

10. Al decir el versículo “Baruj Shem…” debe hacer una pausa entre
“Baruj” y “Shem Kebod” y otra pausa entre “Maljutó” y “Leolam Vaed”.
Debe procurar decirlo en voz baja incluso después de “Ana Becóaj”.
(30,31)

11. En el Ketóret se dice “Umajazirán Lamajtéshet” y no “Umajazirán


Lemajtéshet”. Además, se dice “Kost Shenem Asar” y no “Kosht”. Quien
dice “Kosht” tiene en quien apoyarse. (26,27)

12. En el párrafo de “Abayé” es bueno hacer una pausa entre


“Abayé” y “Havá”. Algunos omiten la palabra “Havá”. (28)

13. En la segunda oración del “Ana Becóaj” se hacen las pausas del
siguiente modo: “Kabel Rinat Améja, Saguebenu, Taharenu Norá”. (29)

297
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

14. En el párrafo “Rabí Ishmael Omer” se pronuncia “Veján Shené


Ketubim” y no “Vején Shené”. (32)

Kadish

15. En el Kadish se dice “Kiruté”. Quienes dicen “Jiruté” tienen en


quien apoyarse. (33)

16. En “Yehé Sheméh Rabá” se pronuncia “Mebaraj” y no “Meboraj”,


“Tishbejatá” y no “Tushbejatá”. (34)

17. Además, se dice “Lealam Ulalmé” y no “Lealam Lealmé”. Esto


es tanto para el Kadish, la Kedushá de Ubá Letzión, y el Vayoshá. (35)

18. Se pronuncia “Leela Min Kol Birjatá” y no “Mikol Birjatá”. (37)

19. En Kadish Titkabal, el texto correcto es “Titkabal Tzelotana


Ubaotana Im Tzelotehón Ubahotehón Dejol Bet Israel, Kodam Abuna
Debishmayá, Veimrú Amén”, omitiendo la palabra “Veará”. Si el
oficiante no la omite, no debe provocarse discusión por ello, sólo
explicarle que es conveniente omitirla. No obstante, en el Kadish Al
Isarel, sí se dice “Maré Shemayá Veará”. (82,83)

20. En Kadish Al Israel, algunos dicen “Yehé Lana Uljón Ulhón”, y


otros “Ulhón Uljón”, siendo los dos válidos. (85)

21. En los diez días que hay entre Rosh Hashaná y Yom Kipur,
únicamente en el Kadish Titkabal después de la Jazará se dice “Osé
Hashalom”, mas no en los demás Kadishim. Quien dice “Osé Hashalom”
en el Kadish Titkabal de Arbit de Shabat, tiene en quien apoyarse. Si no
dijo “Osé Hashalom”, no debe repetirlo. (84)

298
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

De Baruj Sheamar a Yishtabaj

22. Nuestra costumbre es decir “Hamehulal Befé Amó” y no “Befí


Amó”, además, decimos “Yajid Jay Haolamim” (38,39)

23. Según algunas opiniones, en el canto de Vayosha debe hacerse


una pausa entre “Bemáim” y “Adirim”. Sin embargo, si no hace la pausa
no importa. (40)

24. Se debe denotar la pronunciación de la letra Guímel en la


palabra “Gaá”, y en “Am Zu Gáalta”. (41)

Yotzer Or

25. Nuestra costumbre es decir “Ubtuvó Mejadesh Bejol Yom” y


no “Betuvó”, siendo así la manera correcta. (42)

26. Se dice “Mitnaseim Leumat Haserafim, Leumatam


Meshabejim…” y no “Mitnaseim Leumatam, Meshabejim…”. (43)

27. Debe decirse “Retzón Konehem” y no “Retzón Konam”. Lo


mismo aplica cuando se dice la bendición sobre la luna. (44)

28. Se debe decir “Besafá Berurá Ubinimá, Kedushá”, separando


entre la palabra “Binimá” y “Kedushá”. (45)

29. Se dice “Lae-l Baruj” y no “Lee-l Baruj”. Asimismo, se dice


“Lamélej E-l Jay” y no “Lemélej E-l Jay”. (46)

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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

Ahabat Olam

30. En el rezo de Shajrit la costumbre Sefaradí es decir “Ahabat


Olam”, aunque si un Sefaradí dijo “Ahabá Rabá” como la costumbre
Ashkenazí, cumplió con su obligación. (47)

31. Se dice “Veló Nebosh Veló Nikalem”; además, dice “Mearbá


Kanfot Haáretz” y no “Kol Haáretz”. (48)

32. Tanto los habitantes de Israel como los que residen fuera, deben
decir “Meherá Komemiyut Leartzenu” y no “Beartzenu”, así como en
Musaf de Rosh Jódesh se dice “Shetaalenu Besimjá Leartzenu”. (49)

La Amidá

33. Debe decirse “Umorid Haguéshem” y no “Hagáshem”. En el


texto de Tikún Hatal, es conveniente omitir las palabras “Lej Leshalom
Guéshem Ubó Beshalom Tal” y en el párrafo previo acostumbramos
decir “Leshoní Conanta” en vez de “Bonanta”. (50)

34. El texto correcto en la bendición de Atá Jonén es “Jojmá


Biná Vadáat”. Además, nuestra costumbre es decir “Leadam Daat” y
no “Laadam Daat, decir “Vejonenu Meitejá” y no “Jonenu Meitejá”.
Esto es tanto para los rezos diarios como para Arbit al finalizar Shabat.
(51,52,53)

35. La costumbre Sefaradí es decir en verano “Barejenu” y en


invierno “Barej Alenu”. Los Ashkenazim dicen todo el año “Barej
Alenu” agregando en invierno “Vetén Tal Umatar” (54)

300
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

36. En la bendición de “Laminim” hay que tener precaución de


no aumentar más de estos cuatro términos: “Teaker Utshaber Utjalem
Vetajniem”. La finalización correcta de la bendición es “Umajnía
Zedim”. (55,56)

37. En la bendición de “Al Hatzadikim”, no se debe omitir las


palabras “Veal Ziknehem”, los Ashkenazim deben decir “Veal Zikné
Amejá Bet Israel”. (57)

38. Es correcto aumentar la palabra “Kivinu Vetzipinu Kol Hayom”


en la bendición de “Et Tzémaj”. Sin embargo, se puede decir “Kivinu
Kol Hayom”. (58)

39. En la bendición de “Shemá Kolenu” es correcto no empezar


la bendición con “Ab Harajamán”. Sin embargo, no es preciso poner
especial atención a esto. (59)

40. En “Modim” se lee “Ishenu Atá Hu, Ledor Vador Nodé Lejá”.
Además, se debe denotar la pronunciación de la letra Lámed de la
palabra “Nodé Lejá”. (67)

41. Cuando no hay Cohanim y el oficiante dice el párrafo de


“Elohenu Velohe Abotenu”, lo más correcto es decir “Barejenu Baberajá
Hameshuléshet Batorá”. (74)

42. En la bendición de “Sim Shalom”, debe decir “Jen Vajésed


Tzedaká Verajamim”, como figura en los Sidurim de antaño. Además,
se dice “Kulanu Keejad” y no “Keajat”, dice “Ki Beor Paneja” y no
“Mimeor Paneja” y “Vetob Beeneja Lebarejenu” y no “Vetob Yihyé
Beeneja Lebarejenu”. (76,77,78)

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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

Al Hanisim de Januká y Purim

43. Cuando se aumenta en la Amidá “Al Hanisim” en Januká y


Purim, se dice “Veal Hanisim” y no “Al Hanisim”. (68)

44. En “Al Hanisim” de Januká, se dice “Jashmonai” y no


“Jashmonaí”. Sin embargo, si dice “Jashmonaí” no se le debe reprender.
Además, se dice “Leshakejam Torataj” y no “Torateja”. (69,70,71)

45. En “Al Hanisim” de Purim, se debe terminar el párrafo “Imahem


Nisim Veniflaot” y no “Nes Vafele”. (73)

En Rosh Jódesh

46. En Yaalé Veyabó es más correcto decir “Beyom Rosh Hajódesh”


y no “Rosh Jódesh”. Asimismo, debe decir “Lején Uljésed Ulrajamim” y
no “Lején Lejésed Lerajamim”. (60,62)

47. En la bendición de Halel la costumbre Sefaradí es decir “Ligmor


Et Hahalel”, mientras que los Ashkenazim dicen “Likró Et Hahalel”. Si
un Sefaradí bendijo “Likró”, si no alcanzó a corregir su error antes de
que pasen dos segundos, no es necesario volver a bendecir. (62)

48. En la Amidá de Musaf se dice “Zikarón Lekulam Yihyé”, quienes


dicen “Yihyú” tienen en quien apoyarse. (106)

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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

49. Cuando cae Rosh Jódesh en día de semana, en la Amidá de


Musaf acostumbramos decir “Et Musaf Yom Rosh Jódesh Hazé“, y si
cae en Shabat decimos “Et Musfé”.

Hay quienes acostumbran a decir “Ki Beamejá Israel Bajarta Vejuké


Rashé Jodashim”. Mientras que otros no lo pronuncian de esta manera.
Siendo que en la práctica, no se altera la costumbre habituada.
(63,64,65)

50. Cuando hay Adar II, se aumenta en la Amidá de Musaf de Rosh


Jódesh “Uljaparat Pesha” desde el mes de Tishré hasta terminar Adar
II. (66)

Bendiciones de la lectura de la Torá

51. La costumbre Sefaradí es bendecir después de la lectura de la


Torá “Asher Natán Lanu Torató Torat Emet” y los Ashkenazim dice
“Lanu Torat Emet”. (81)

52. En la bendición de después de leer la Haftará en Shabat de Jol


Hamoed, se alude sólo a Shabat “Mekadesh Hashabat” sin mencionar
la fiesta. (81)

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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

En Arbit

53. Al término de la segunda bendición en el rezo de Arbit, se dice


“Veahabatejá Lo Tasur” y no “Veahabatejá Vejemlatejá”, porque si fuera
así, tendría que finalizar la bendición “Lo Yasuru Mimenu Leolamim”.
(87)

54. La segunda bendición de Arbit se finaliza “Oheb Et Amó Israel”.


En los Sidurim de los Ashkenazim no figura la palabra “Et”. (88)

55. En la bendición posterior al Shemá “Veemuná”, algunos dicen


“Haosé Lanu Nisim Unkamá” y otros “Lanu Nekamá”, siendo los dos
válidos. (89)

56. En la bendición de “Hashkibenu” debe finalizar diciendo “Shomer


Et Amó Israel Laad, Amén”, y no como aquellos que aumentan “Israel
Mikol Dabar Ra Laad, Amén”. Sin embargo, no hay que reprochar a
quienes lo dicen así. (91,92)

57. La costumbre Sefaradí es contestar Amén después de finalizar su


propia bendición de Hashkibenu. Se acostumbra proceder de la misma
forma al terminar las bendiciones de la Haftará. (93)

Shajrit de Shabat

58. En el párrafo de Nishmat Ko Jay, se dice “Vishabejú Vifaarú”


omitiendo la palabra “Voshorerú”. Además, debe decirse “Vejol Ain
Lejá Tetzapé” y no “Titzpé”. (97,98)

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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

59. En el párrafo de Semejim, algunos dicen “Serafim Vejayot


Veofané Hakódesh”, mientras que otros dicen “Serafim Veofanim
Vejayot Hakódesh”, siendo los dos válidos. (99)

Musaf de Shabat

60. En el texto de la Kedushá de Musaf, se debe decir “Im Amejá


Israel”, y en el de Rosh Jódesh se dice “Veamejá Israel”. (101)

61. En la Amidá, algunos dicen “Vegam Haohabim Debareha”,


mientras que otros dicen “Vegam Ohabé Debareha”, siendo los dos
válidos. (102)

62. Al final del párrafo de “Tikanta” en la Amidá, no se debe


aumentar el párrafo “Vatetzavenu Lehakrib Bah Korbán Musaf Shabat
Karauy”. (103)

Minjá de Shabat

63. En la Amidá de Minjá de Shabat se debe decir “Veyanuju Bo”,


quienes dicen “Shabatot Kodsheja Veyanuju Bam”, no se les debe
reprender ni corregir. (105)

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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

Yom Tob

64. En la Amidá de Yom Tob, se debe finalizar el párrafo de “Vatiten


Lanu” diciendo “Beahabá Mikrá Kódesh”, aunque sea día de semana.
(120)

65. Si cae Yom Tob en Shabat, algunos acostumbran empezar la


bendición de “Atá Bejartanu” en la Amidá diciendo “Elo-henu Veelo-
hé Abotenu”, teniendo en quién apoyarse. No obstante, si cae entre
semana se debe empezar desde “Kadeshenu Bemitzvoteja”. (122)

En Rosh Hashaná y Yom Kipur

66. En el texto de la Amidá se debe decir “Shehashiltón Lefaneja” y


no “Shehasholtán Lefaneja”. (112)

67. En la Amidá de Musaf se dice “Hayom Lezaró Tizkor” y no


“Lezera Yaacob Tizkor”. (113)

68. Cuando cae Rosh Hashaná en Shabat, dice también en Musaf


“Ki Shoméa Kol Shofar Ata”, y finaliza la bendición “Shomea Kol Teruat
Amó Israel Berajamim” en vez de “Hayom Berajamim”. (114)

69. Cuando cae Rosh Hashaná en Motzaé Shabat, se aumenta en la


Amidá el párrafo de “Vatodienu”, haciendo una pausa entre la palabra
“Kidashta” y la palabra “Vehibdalta”. Esta pausa también se hace en el
Kidush de la noche. (115)

306
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

70. El “Kal Nidre” debe decirse tres veces y se debe decir “Vedí
Asarna Al Nafshatana Miyom Hakipurim Sheabar, Ad Yom Hakipurim
Hazé Shebá Alenu Leshalom. Vedí Neesar Al Nafshatana Miyom
Hakipurim Hazé, Ad Yom Hakipurim Sheyabó Alenu Leshalom”. (116)

71. En la confesión de Rabenu Nissim que se dice en Yom Kipur, es


correcto decir “Abal Aní Báar Veló Yodea… Kerashá Veló Tzadik” (118)

72. En la confesión de Yom Kipur debe omitirse “Lo Aninu Baruj


Hu Ubaruj Shemó”. (117)

73. Cuando Yom Kipur cae entre semana, se dice “Et Musaf” y no
“Et Musfé”. (121)

74. Si cae Yom Kipur en Shabat, no se empieza el párrafo de la Amidá


con “Elo-henu Veelo-hé Abotenu”, se empieza desde “Kadeshenu
Bemitzvoteja”, a menos que así sea la costumbre del Minián. Si un
oficiante lo omitió en un Templo donde habitúan decirlo, no se le debe
reprender. No obstante, en la bendición de Arbit después de la Amidá,
el oficiante debe decir “Elo-henu…” (119)

9 De Av

75. Se dice el párrafo de “Najem” en la Amidá en los tres rezos del


día 9 de Av, sin modificar su texto, ya que en la actualidad el grado de
espiritualidad de Yerushalaim sigue bajo. (126)

307
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

Bircat Hamazón

76. Para hacer Zimún antes de Bircat Hamazón, el Mezamén


dice “Hab Lan Venibrij Lemalká Ilaá Kadishá”, los demás responden
“Shamaim”, el Mezamén dice “Birshut Lemalká Ilaá Kadishá”,
aumentando en Shabat “Ubirshut Shabat Malketá”, “Ubirshut Moray
Verabotay, Nebarej Sheajalnu Misheló”, los demás responden “Baruj
Sheajalnu Misheló Ubtubó Jayinu” y el Mezamén repite “Baruj
Sheajalnu…”. (152)

77. Si hay diez comensales, se aumenta la palabra “Elo-henu”


diciendo “Nebarej Elo-henu Sheajalnu Misheló”. Si dice “Lelo-henu” es
un error, por lo que deben explicarle la forma correcta de decirlo. (152)

78. En la primera bendición se dice “Umbarejim Otaj”. Algunos


dicen “Umbarejim Et Shemaj”, siendo los dos válidos. (128)

79. Nuestra costumbre es decir en la segunda bendición “Veal


Hakol”. Quienes dicen “Al Hakol” tienen en quien apoyarse. (127)

80. Si en Shabat olvidó decir “Retzé Vehajalitzenu” en la primera o


segunda comida, debe agregar la bendición de “Asher Natán Shabatot”
antes de “Boné Yerushalaim”. Quienes dicen “Shenatán” en vez de
“Asher Natán”, cumplen con su obligación. (130)

81. Si está comiendo en casa del deudo, debe finalizar la tercera


bendición diciendo “Menajem Tzión Bebinián Yerushalaim”. Quienes
dicen “Menajem Abelim Bebinián Yerushalaim” no se les debe
reprender. No obstante, en Shabat, si está comiendo con más personas,
no deberá finalizar la bendición de este modo, porque no se demuestra
luto en Shabat, aunque la recite en voz baja. (139)

308
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

82. En la cuarta bendición es correcto decir “Laad Hae-l Abinu”.


Además, en los “Harajamán” la costumbre es decir “Beheter Veló
Beisur”. (131,132)

Al Hamijiyá - Al Haguefen

83. En la bendición de Meén Shalosh, bendición posterior a la


comida Mezonot, vino y fruta, debe decirse antes de finalizar “Venodé
Lejá Al Haáretz”. Quienes acostumbran a decir “Venodé Lejá Ado-nay
Elo-henu Al Hamijiyá Veal Hakalkalá”, pueden seguir su costumbre.
(134)

84. Se finaliza la bendición diciendo “Al Haáretz Veal Hamijiyá”,


sin pronunciar “Veal Hakalkalá”. Quien acostumbra decirlo, debe dejar
de hacerlo. (135)

85. Si está diciendo la bendición de Meén Shalosh por haber tomado


vino, debe finalizarla diciendo “Al Haguefen” y no “Al Hagafen”. (142)

Boré Nefashot

86. En la bendición de Boré Nefashot se debe decir “Vejesronán” y


no “Vejesronam”, decir “Al Kol Ma Shebarata” y no “Shebará”. Además,
se debe finalizar diciendo “Baruj Jay Haolamim”, sin pronunciar el
nombre de Hashem. (141)

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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

Texto de distintas bendiciones

87. En la bendición “Haguefen” antes tomar vino, debe decir “Perí


Haguefen” y no “Ferí”. (143)

88. Cuando huele una fruta con buen aroma, bendice “Hanotén
Reaj Tob Baperot”. Otros bendicen “Asher Natán Reaj Tob Baperot”,
siendo las dos válidas. Cabe mencionar que apropiado percibir el buen
aroma de las frutas y bendecir por ello. (149)

89. En el texto de la bendición sobre la luna se dice “Simán Tov Tehí


Lanu Uljol Israel”. Además se debe decir “Baruj Yotzrej, Osej, Konej,
Borej” en vez de “Borij, Konij…”. Se dice “Ilmalé Zajú Bené Israel”, y
no “Ilmalé Lo Zajú”. (107,108,109)

90. Si no conoce la bendición sobre la luna, no debe decirla


en síntesis: “Baruj Atá Ado-nay Elohenu Mélej Haolam, Mejadesh
Jodashim”. Quien bendijo así, no es necesario que repita la bendición.
(111)

91. La bendición del sol es “Baruj Atá Ado-nay Elohenu Mélej


Haolam, Osé Maasé Bereshit”. (154)

92. La bendición previa al encendido de velas de Janucá debe ser


“Lehadlik Ner Janucá” y no “Shel Januká”. Esto es aun en el caso que
otra persona prenderá por él. (123)

93. En la bendición de “Sheasá Nisim” dice “Bazemán Hazé” y


no “Ubazemán Hazé”, sin necesidad de reprender a quien así lo dice.
(124)

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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

94. En la bendición al término de la lectura de la Meguilá se


dice “Hanifrá Leamó Israel…”. Quienes dicen “Hae-l Hanifrá Leamó
Israel…”, tienen en quien apoyarse, sin necesidad de reprenderlos,
aunque lo correcto es la primera forma. (125)

95. Cuando se busca el Jametz en la víspera de Pésaj, se bendice


“Al Biur Jametz”. Si dijo “Lebaer Jametz”, no debe repetir la bendición.
El texto del Bitul Jametz empieza “Kal Jamirá Vajamirá” y no dice
“Vajamia”. Además, es bueno agregar las palabras “Velehevé Hefker
Keafrá Deará” en una de las tres veces que se repite. (157)

96. En la bendición del Erub debe decir “Asher Kideshanu


Bemitzvotav Vetzivanu Al Mitzvat Erub”. Si va a hacer a la vez Erub
para cocinar y Erub para poder cargar, en la bendición dice “Al Mitzvat
Erubim”. Si dijo “Al Mitzvat Erub”, servirá para ambos. (138)

97. En el “Leshem Yijud” que se dice antes de la bendición de Sefirat


Haómer, se dice “Lekayem Mitzvat Sefirat Haómer” en vez de “Lekayem
Mitzvat Asé”. Esto es porque según la mayoría de las opiniones, esta
Mitzvá en la actualidad es de los Jajamim y no de la Torá. Además, en
la cuenta del día debe decir “Laomer” y no “Baomer”. (136,137)

98. La bendición por los árboles se “Sheló Jiser Beolamó Kelum,


Ubará Bo Beriot Tobot Veilanot Tobot, Lehanot Bahem Bené Adam”.
(140)

99. En un Berit Milá, cuando el padre del niño es quien hará la


circuncisión, dice en la bendición “Al Hamilá”. Si dijo “Lamul Et Habén”,
cumplió con su obligación. (145)

100. En la bendición de después de la circuncisión se acostumbra


decir “Asher Kidesh Yedid Mibeten… E-l Jay Jelkenu Tzurenu, Tzavé
Lehatzil Yedidut Sheerenu Mishájat…”. (146)

101. Antes de separar la Jalá de la masa se bendice “Asher Kideshanu


Bemitzvotav Vetzivanu Lehafrish Jalá Terumá”. (147)

311
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá

102. Antes de fijar una o varias Mezuzot se bendice “Asher


Kideshanu Bemitzvotav Vetzivanu Likboa Mezuzá” y no “Mezuzot”
en plural. Si bendijo “Al Mitzvat Mezuzá”, cumplió con su obligación.
(148)

103. Si el dueño de la casa le da el honor a otra persona a fijar la


Mezuzá, el que la coloca bendice “Al Kebiat Mezuzá”. (148)

104. Si va a colocar una barda en su azotea, debe bendecir “Asher


Kideshanu… Laasot Maaké”. Asimismo, si otro es quien va a colocarla,
el que la coloca debe bendecir “Al Asiat Maaké”. (148)

105. El texto de la bendición de Hagomel es “Hagomel Lejayabim


Tobot Sheguemalani Kol Tub”, y no dice “Tob”.
Asimismo, la concurrencia responde a la bendición diciendo “Hae-l
Sheguemaljá Kol Tub, Hu Igmoljá Kol Tub Sela”. Algunos responden
“Mi Sheguemaljá Kol Tub, Hu Igmaleja Kol Tub Sela”, siendo los dos
válidos. (150,151)

106. Antes de sumergir un utensilio en la Tebilá, debe decir “Al


Tebilat Keli”, si son dos o más utensilios debe decir “Al Tebilat Kelim”.
Tanto si dijo “Keli” cuando eran más de un utensilio como si dijo
“Kelim” cuando era sólo uno, no debe repetir la bendición. (155)

107. Cuando ve a un gran Rabino, dice “Baruj Atá Ado-nay Elo-


henu Mélej Haolam, Shejalak Mejojmató Lireav”; mientras que otros
dicen “Shenatán Mejojmató Lireav”, siendo las dos válidas.

108. Hoy en día no se bendice la bendición de “Jajam Harazim”,


bendición que se recita al ver más de 600,000 judíos reunidos. (156)

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