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00 Kitzur Yalkut Yosef 2 PDF
00 Kitzur Yalkut Yosef 2 PDF
Dirección General:
Rab Amram Anidjar
Introducciones y prólogo
Rab Amram Anidjar
Traducción y resumen
Rab Arie Sakal Franco
Revisión:
Rab David Maleh
Rab Moshe Peretz
Corrección de estilo
Frida Maleh
Diseño y tipografía
Yehuda Goldfeder
David Rodríguez
Editorial
Shem Tov
Copyrigth © 2014
Kitzur Yalkut Yosef - Español
Este libro fué donado para
Leiluy Nishmat
de
3
4
En honor a las familias
Elmann y Cababie.
Que esta virtud los proteja sin límites. Que ameriten tener
salud constante y satisfacción, con regocijo, riquezas,
honor, muchas alegrías y todo lo bueno.
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Agradecimientos
R. Amram Anidjar.
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Q uiero agradecer a Boré ‘Olam el Zejut que tengo de poder participar
en este proyecto, cuya finalidad es la de dar acceso a nuestras
Halajot en un lenguaje fácil y práctico.
Quiera Hashem que todos los estudios de estos libros sean para enaltecer sus
almas y lleguen a estar junto con Boré ‘Olam en el Gan ‘Eden.
A ti, mamá, por seguir el camino que nos dejó mi papá y por alentarnos
siempre a seguir adelante.
Que Hashem te mande consuelo y Refuá Shelemá para que sigas al frente de
esta familia.
A mi familia: Mi esposa Rebeca, por hacerme creer que sí podía, a mis hijos
Linda, Salomón, Margot y Sofía, por ser mi inspiración y estímulo
para seguir adelante.
A mis hermanos Isaac, Liz y Rebeca, por estar siempre ahí cuando los necesito.
Gabriel Hilu
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Introducción al
8
• El Yalkut Yosef en hebreo, para quien domina el idioma y le gusta
profundizar en los Mekorot (las fuentes) de la ley que aparecen
allí, para poder no únicamente conocer la ley, sino también su
origen, las discusiones previas y las conclusiones.
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A esto se refirió D-os con: “Enseña la Torá… y ponla en su boca”. Es
decir, cuando te aproximes a la “despensa” de la Torá y la veas llena de
leyes, conceptos, explicaciones, analiza primero esas bocas que vas a
alimentar con ella y prepara todo para que sea “comestible”.
¡Qué bien nos hizo la gente que recopiló las palabras de la Torá! Sin
ellos seguramente ya se hubiera olvidado la Torá del Pueblo de Israel,
en especial las obras que se hicieron en las épocas de disminución
espiritual, debido a las persecuciones, decretos de prohibición del
estudio, emigraciones y exilios, lo cual causaba que la gente no tuviera
tiempo ni cabeza para profundizar en todos los libros de la Biblioteca
Judía, particularmente cuando la escasez y la dificultad de conseguir
libros le evitaba conocer más información. Por tanto, hay que felicitar
a todos los rabinos que se tomaron la molestia de recopilar, resumir,
escribir y difundir la milenaria sabiduría judía. Así hicieron en sus
respectivas épocas Maimónides, el Tur, el Bet Yosef, etc., y cada sabio
a quien D-os premió con el don de la lectura y la escritura, con lo que
beneficiaron al Pueblo de Israel con las palabras de Torá tan necesarias
para el día a día.
Continúa el Pele Yoetz: “Y a todos estos que hacen este tipo de obras,
les digo que no teman de quienes se burlan de ellos diciendo: ‘¿Para qué
nos sirven sus obras? No lo hacen sino únicamente para recoger más
dinero o hacerse famosos’. Que D-os perdone a esa gente, ya que no
tienen razón. Estas obras nos benefician muchísimo, pues en esta época
lo breve y lo preciso se convierte en lo más querido y agradable”.
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Finaliza el Pele Yoetz con una recomendación y una advertencia:
“Cuando expliques las leyes, no te extiendas demasiado y no saltes
de un tema a otro. Escribe las cosas de manera clara y precisa, y ten
mucho cuidado de no tergiversar las leyes al resumirlas, pues así, en
lugar de hacer un bien, causarás lo contrario, D-os libre”.
Debido a que las leyes presentadas son resumen del Yalkut Yosef
en español, se puso al final de cada ley un parentesis con los
numeros de los incisos de los cuales fue extraido el resumen.
R. Amram Anidjar
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Índice
15 Cartas
20 Prólogo
26 Capítulo 57: Decir y responder Barejú
30 Capítulo 58: El Shemá
36 Capítulo 59: Bendiciones del Shemá
44 Capítulo 60: Concentración en las Mitzvot
50 Capítulo 61: Precisión y concentración en el Shemá
53 Capítulo 62: Pronunciar correctamente el Shemá
56 Capítulo 63: Decir el Shemá sentado
60 Capítulo 64: Errores en la lectura del Shemá
61 Capítulo 65: Si entró al templo y la concurrencia estaba
diciendo el Shemá
64 Capítulo 66: Interrumpir el Shemá
66 Capítulo 67: No recuerda si dijo el Shemá
67 Capítulo 68: No interrumpir entonando cánticos
67 Capítulo 69: Se completó Minián después de rezar
69 Capítulo 70: Quién está exento de decir el Shemá
72 Capítulo 71: El Onén con relación al rezo
78 Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá
84 Capítulo 76: Pureza durante la lectura del Shemá
87 Capítulo 84: Lectura del Shemá en el lugar donde se baña
88 Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza
94 Capítulo 89: Horarios del rezo
104 Capítulo 90-a: Llegar y salir del templo
110 Capítulo 90-b: Rezar con Minián
120 Capítulo 91: Presentación al rezar
124 Capítulo 92: limpieza para rezar
128 Capítulo 93: Preparación para el rezo
132 Capítulo 94: Concentrarse en Israel
134 Capítulo 95: Posición en la Amidá
138 Capítulo 96: Evitar distracciones
139 Capítulo 97: Actitud durante el rezo
144 Capítulo 98: Concentración en el rezo
147 Capítulo 99: Rezar ebrio
147 Capítulo 100: Preparar los rezos de las fiestas
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Índice
148 Capítulo 101: Idioma y pronunciación
154 Capítulo 101b: Rezar sin pronunciar
160 Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando
166 Capítulo 104: Interrupción durante la Amidá
167 Capítulo 105: Cuando dice dos veces la Amidá
172 Capítulo 106: Quién está obligado a rezar
178 Capítulo 107: No recuerda si rezó
186 Capítulo 108: Amidá de reemplazo
191 Capítulo 109: Quién dice la Amidá con el oficiante
194 Capítulo 110: La Amidá mientras viaja
198 Capítulo 111: Juntar “Gaal Israel” a la Amidá
199 Capítulo 112: Peticiones al comienzo de la Amidá
202 Capítulo 113: Inclinarse durante la Amidá
206 Capítulo 114: Alusión a las lluvias
214 Capítulo 115: Bendición “Atá Jonén”
214 Capítulo 116: Bendiciones desde “Hashiebenu” hasta “refaenu”
216 Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”
221 Capítulo 118: Bendición de “Hashiba”
224 Capítulo 119: Peticiones personales en la Amidá
225 Capítulo 120: Bendición de “Retzé”
230 Capítulo 121: Bendición de “Modim”
232 Capítulo 122: Final de la Amidá
236 Capítulo 123: “Osé Shalom”
240 Capítulo 124: La Jazará
248 Capítulo 125: Kedushá
249 Capítulo 126: Errores en la Jazará
250 Capítulo 127: Modim Derabanán
256 Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
272 Capítulo 129: Cuando se dice Bircat Cohanim
273 Capítulo 130: “Ribonó Shel Olam” en la bendición
de los Cohanim
278 Capítulo 131: Confesión “Ana”
288 Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”
293 Capítulo 133: “Barejú” en Shabat
296 Capítulo 133b: Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircoot Hatorá
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Carta de apoyo del
18 de Jeshván, 5771
Sus palabras están muy bien cimentadas sobre bases de oro, conteniendo
ideas claras, precisas y profundas al comparar Halajá con Halajá de
una forma correcta.
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Este es el lugar y el momento para motivar a las comunidades
respetuosas de México y Latinoamérica para que se fortalezcan más en
el estudio de la Halajá, ya que lo más importante de éste es aquel que
nos lleva a la acción, tal como dijeron nuestros sabios en la Guemará
(Berajot 8:A): Dijo Rabí Jiyá Bar Amí, en nombre de ‘Ulá: “A partir de la
destrucción del Templo, no encuentra Di’s regocijo, sino sólo en lugares
en donde se estudia la Halajá”.
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Carta de apoyo del rabino Itz jak Yosef
27 de tishré, 5771
E
s mi deseo bendecir a nuestro querido hombre de acción en apoyo a la
Torá, coronado con valores, educación y bendiciones, el Sr. Gabriel Hilu
de la ciudad de México, que con su bondadoso corazón ha decidido
tomar sobre sus hombros este importante proyecto, que contiene un gran
beneficio para la multitud y la difusión de la luz de la Halajá: La traducción
de la obra “Yalkut Yosef” al idioma español, promoviendo un grupo de
Talmidé Jajamim para que editen y verifiquen la Halajá, esmerándose en
una traducción fiel a la fuente original y al mismo tiempo que no exista error
alguno, Di’s libre.
Creo oportuno este momento para señalar que desde que se inició la
edición, con la ayuda de Di’s, de la colección “Yalkut Yosef”, fijamos todas
las noches media hora con mi señor padre y maestro, Rabino y gloria de
mi cabeza, el ministro de la Torá, la belleza de nuestra generación, nuestro
Rabino ‘Ovadia Yosef Shelita. Juntos repasamos todas las Halajot de “Yalkut
Yosef”, desde las leyes del amanecer, los rezos, la lectura de la Torá, el
respeto al Templo, el Bircat Hamazón, las bendiciones, los días de Shabat,
festividades, las leyes de alegrías y Kashrut, teniendo el mérito y el honor
de que nos haya dedicado parte de su valioso tiempo para aprobar todas
las leyes que escribimos, con la ayuda de Di’s, así como las leyes que
agregamos y concluimos de manera personal, entre ellas algunas de las
que Rab ‘Ovadia Yosef no incluyó en sus libros. Todo fue realizado con su
consentimiento, de acuerdo a su opinión y apoyo.
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Prólogo
Introducción a la Halajá
Es un hecho que las leyes y las órdenes en general no son del todo agradables
para el ser humano. Por ello, nuestros sabios establecieron que al final de una
clase de Torá se diga el texto Talmúdico: “Rabí Jananiá Ben ‘Akashía solía
decir: Quiso el Todopoderoso beneficiar al pueblo de Israel. Por ello, les dio
tantas leyes”, aclarando de este modo que las leyes y las órdenes son para
beneficio de nosotros.
Otro factor que también nos detiene, es la falta de comprensión de por qué
tenemos que cumplir con determinada Halajá. En ocasiones, al no encontrar
la explicación y la lógica que se adecúe a nuestro entender, simplemente
optamos por dejarlo de lado. La realidad es que la Halajá, lejos de carecer de
lógica, está más allá de comprender la filosofía y las explicaciones simples
de nuestro entendimiento y más cuando se tratan de asuntos profundos y
cabalísticos.
Por lo anterior, la Torá nos aconseja: “Cúmplelas, y a medida que las hagas,
irás comprendiendo su significado y motivo, mas no esperes entender para
hacer, ya que podrás pasarte la vida entera sin comprenderla, por lo que
no la cumplirás jamás”. Es importante saber que, así como existen libros
de Halajá, en los que sólo se habla de lo que tenemos que hacer, también
tenemos aquellos libros que explican el porqué de lo que debemos
hacer de forma simple o profunda, como el Ta’amé Hamitzvot, el Ta’amé
Haminhaguim, etc.
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Prácticamente es éste el secreto de la frase “Na’asé Venishmá’” que
pronunciaron fielmente nuestros padres al recibir la Torá: “Primero la
haremos y después escucharemos sus explicaciones”. Este mensaje se
manifiesta en la Mitzvá de Tefilín, el cual primero se pone en la mano, para
simbolizar que primero hay que actuar.
Del mismo modo, cuando la Halajá define que “El concepto se prohíbe,
pero algunas opiniones lo permiten”, significa que lo correcto e ideal es no
hacerlo, salvo en circunstancias que lo requieran, bajo las cuales se podrá
apoyar en las opiniones que lo permiten.
R. Amram Anidjar
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Introducción 57: Únanse para alabar
Capítulo 57
Este proceder lo aprendemos del versículo que dice “Ki Shem Adonay Ekrá, Havú
Gódel Lelo-henu” (Devarim 26, 29), el cual explica Rabí Yosí (Yerushalmi Pesajim)
que se refiere a los que se reúnen en la sinagoga y dicen “Barejú” para unirse así en
la alabanza a Hashem aclamada por el oficiante.
Con el nuevo grupo que se le había unido, continuaba visitando el resto de las aldeas
contiguas y al llegar todos juntos al Templo, el enorme grupo era digno de admirarse.
Como él convocaba a la gente para acercarse a Hashem, Hashem lo premió con un
hijo para que invoque a Hashem y así Él se acerque a la gente.
Asimismo, quien lleva el cargo de oficiante para elevar el alma de algún pariente cer-
cano y consigue que la gente se una a su alabanza respondiendo Amén y “Barejú”,
lo beneficia enormemente.
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Introducción 57: Únanse para alabar
Rabí ‘Akivá se acercó a este hijo y le enseñó la Torá. Le explicó todo desde el principio y
con infinita paciencia: El Keriat Shemá’, la Tefilá, los libros sagrados, etc. y no descansó
hasta conseguir prepararlo para que ejerza como oficiante, enfocándose en su meta de
que pronunciara “Barejú Et Ado-nay Hamevoraj” y toda la congregación le respondiera.
Cuando fue un hecho, Rabí ‘Akivá soñó esa misma noche con el difunto, quien lo
bendijo y le agradeció, comentándole que por el mérito de su hijo, pudo ingresar
al Paraíso eterno.
Hace un par de años ocurrió también una impactante historia, relatada por Rab
Mordejai Gifter, el famoso Rosh Yeshivá de la ciudad de Cleveland, Ohio: Un alum-
no suyo estaba a pocos días de casarse en una ciudad lejana y le envió una invita-
ción, así como a otros ocho compañeros de su Yeshivá para que lo acompañaran
en este importante día de su vida.
El Rab y estos alumnos viajaron animados para participar en esta gran Mitzvá. Sin
embargo, en el trayecto se les avisó que debido a una tempestad, el avión no podría
llegar a su destino, por lo que se vería obligado a aterrizar en otra ciudad próxima.
El asombro del Rab y sus alumnos fue enorme, “¿El maletero, judío?”. Los alumnos
sólo esperaron respetuosamente para que Rab Mordejai diera su consentimiento.
“¿De qué hablas?”, inquirió el Rab al maletero. “Soy judío” respondió el maletero,
“y estoy muy alejado de mis raíces, pero ayer soñé con mi difunto padre. En mi
sueño me regañaba por no haber mencionado Kadish por él jamás en mi vida, ha-
ciéndome comprender lo importante y necesario que era para su alma. Me atreví
a preguntarle dónde podría conseguir un Minián para decir Kadish por él, estando
tan lejos de cualquier comunidad judía. Mi padre me respondió que él se encarga-
ría de eso. Ahora aquí están ustedes, nueve judíos, listos para completar conmigo
el Minián y responder a mi Kadish”.
Cada vez que Rab Mordejai contaba esta historia, finalizaba diciendo: “Fue el Ka-
dish más conmovedor y el Barejú más sincero que jamás escuché”.•
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Capítulo 57: Decir y responder Barejú
Capítulo 57
1. Toda persona debe procurar rezar con Minián para así poder
responder “Barejú”. (4)
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Capítulo 57: Decir y responder Barejú
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Introducción 58: Tiempo para rezar
Capítulo 58
De la misma manera se dividen también los habitantes del mundo: Israel, Leví,
Cohanim y Sumo Sacerdote. Lo mismo sucede con el tercer grupo: El tiempo. En
el calendario judío, los días tienen distintos grados de Santidad: Los día de semana
(Jol), días de Rosh Jódesh y Jol Hamo’ed, los días de festividades (Yom Tov), Shabat,
y el máximo día de espiritualidad y energía – Yom Kipur.
El objetivo es unir estos tres grupos para generar el mayor resultado positivo posi-
ble, es decir, el humano sagrado en lugar sagrado y en hora sagrada. Por ejemplo,
el evento máximo era cuando, en el día de Yom Kipur, entraba e Sumo Sacerdote,
al Kódesh Hakodashim. Era entonces cuando se unían estos tres conceptos en su
mayor intensidad: El hombre más sagrado, en el lugar más sagrado y en el día más
sagrado.
En Shabat, cuando nos purificamos (en la Tevilá el viernes), nos aseamos y vestimos
con ropa exclusiva para Shabat, nos llenamos de alegría, paz y emoción. Así con-
seguimos el primer grupo: El del hombre como persona.
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Introducción 58: Tiempo para rezar
Por su parte, la mujer se dedica a la preparación del segundo grupo: La limpieza del
hogar, cocinando los manjares exclusivos para Shabat, engalanando la mesa con
manteles largos, utensilios de primera y un ambiente especial. Con eso se habrá
conseguido el segundo grupo: El lugar.
De este modo, cuando nos sentamos en la mesa d Shabat con la familia, juntamos
los tres grupos y generamos con ello la luz Divina de Shabat.
Con esto alcanzamos el concepto lugar, para así obtener el segundo elemento.
Lo que faltaría para integrar los tres conceptos es el factor tiempo. Para ello, se des-
cribe en este capítulo el horario específico de la lectura del Shemá’, por la mañana
y por la noche, y en general el horario de los rezos, los cuales equivalen al horario
de los Sacrificios que se ofrecían en el Be Hamikdash. Al respetar dicho horario,
en el lugar sagrado y con la actitud adecuada, generamos las principales tres con-
diciones para que nuestras plegarias se eleven con fuerza y lleguen hasta el Trono
Celestial, y bajen bendiciones por estos mismos tres canales otorgándonos:
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Capítulo 58: El Shemá
Capítulo 58
El Shemá
1. Es una Mitzvá de la Torá leer el Shemá dos veces al día, una por la
mañana y otra por la noche. (1)
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Capítulo 58: El Shemá
Según el Gr”a, se calcula desde la salida del sol hasta la puesta. (3)
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Introducción 59: El ascenso del rezo
Capítulo 59
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Introducción 59: El ascenso del rezo
Así debe sentirse una persona mientras reza: A medida que avanza en
su rezo va prácticamente pasando por diversas puertas y niveles de
acercamiento a Hashem. Por tanto, la primera parte del rezo, que son
los Bircot Hashájar (Las bendiciones del amanecer) y los Corbanot
(Las menciones de las ofrendas), equivale a la primera zona del Tem-
plo, e Har Habait, y al primer mundo en orden ascendente, ‘Asiyá.
Con base en este concepto están construidos todos los textos en cada
parte de los cuatro “escalones” de la Tefilá.
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Introducción 59: El ascenso del rezo
En el tercer nivel, del cual tratan los siguientes capítulos de este li-
bro, aclaramos el amor mutuo entre Hashem y nosotros, diciendo,
por ejemplo, “Ahavat Olam Ahavtanu” “Amor eterno nos amaste”, al
cual respondemos con: “Veahavtá Et Hashem” (Nosotros también te
amamos).
Dice el Ben Ish Jai (Otzrot Jaim, página 55), basado en el Zóhar (Pe-
kudé 260b):
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Introducción 59: El ascenso del rezo
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Capítulo 59: Bendiciones del Shemá
Capítulo 59
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Capítulo 59: Bendiciones del Shemá
11. Si por error cambió el orden de las bendiciones tanto del Shemá
de Shajrit como de Arbit, debe terminar la bendición en la que se
encuentra y bendecir posteriormente la que omitió. (10)
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Capítulo 59: Bendiciones del Shemá
14. Si después del Shemá de Shajrit dijo “Veemuná Kol Zot” en vez
de “Veyatzib”, finalizando “Gaal Israel”, no debe repetir. Asimismo,
si se dio cuenta de su error en el momento que pronunció el nombre
de Hashem al finalizar la bendición, debe terminar diciendo “Gaal
Israel”. (12)
16. Quien duda si dijo las bendiciones del Shemá, no puede decirlas.
(42)
Interrumpir en el Shemá
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Capítulo 59: Bendiciones del Shemá
18. Quien reza Shajrit con Minián, no debe contestar Amén a una
bendición que escucha del oficiante o de su compañero. No obstante,
si terminó la última bendición previa al Shemá, “Shomer Et Amó Israel”
en el rezo de Arbit, puede contestar Amén a la bendición del oficiante.
(3,24,25)
39
Capítulo 59: Bendiciones del Shemá
40
Capítulo 59: Bendiciones del Shemá
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Introducción 60: Observa y actúa
Capítulo 60
Observa y actúa
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Introducción 60: Observa y actúa
Por ello dijo el gran Rabino Don Itzjak Abarbanel (en su libro Yeshu’ot
Meshijó): “Tefilá Leló Cavaná Keguf Lel Neshamá”, “Tefilá sin con-
centración, es como un cuerpo sin alma”.
43
Capítulo 60: Concentración en las Mitzvot
Capítulo 60
2. Hay quienes opinan que aquel que realiza una Mitzvá sin
concentrarse en que la está cumpliendo, aun así cumple con la
obligación, por ser evidente el motivo por el que se hace. Aunque
muchos se apoyan en esta opinión, es apropiado concentrarse en que
se hace para cumplir la Mizvá. Esto es tanto para las Mitzvot de la Torá
como para las dictadas por nuestros Sabios. (1,2,3,4)
5. Las Mitzvot que se cumplen sin hacer acto físico, sino que se
realizan pronunciando un texto, hay quienes opinan que si no se
concentró en ellas al momento de realizarlas, debe repetirlas. (8)
44
Capítulo 60: Concentración en las Mitzvot
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Introducción 61 y 62: Corrector de palabras
Capítulos 61
y 62
Corrector de palabras
46
Introducción 61 y 62: Corrector de palabras
Por tanto, al igual que al escribir las letras del Shemá’ en el perga-
mino es necesario aislarlas una de la otra — ya que de lo contrario,
cuando se pegue una letra con la otra puede llegar a invalidarse la
Mezuzá, el Tefilín o el Séfer Torá —, también al leerlas debemos pro-
curar pronunciarlas por separado, aislando una palabra de la otra.
Dálet y la remplazamos por la letra Resh (ya que son parecidas), cam-
biaríamos del significad “Hashem es Uno” al de “Otro Hashem”. Y
peor aún, si en vez de leer la palabra Le’obdó (con ‘Ain en la primera
O) y la leemos Le’obdó (con Álef), cambiaríamos el significado desde
decir “Servirle a Hashem” a “Extinguir a…”.
47
Introducción 61 y 62: Corrector de palabras
Aquí la pregunta es: ¿Estas personas tienen razón? Antes de dar una res-
puesta, analicemos una pequeña historia. Dicen de un hombre bueno
y simple, creyente e Hashem y en el poder del rezo y de las bendicio-
nes. De tal modo, cada Shabat, al regresar de la sinagoga, después de
Kidush, se acercaban a él sus hijos y el hombre los bendecía con todo
su corazón y desde el fondo de su alma. Un día, decidió este hombre
progresar y, en lugar de bendecirlos en su idioma natal, empezó a ha-
cerlo en hebreo con un versículo que extraería de la Sagrada Torá.
Y por supuesto los hijos, ignorantes del significado, con mucha emo-
ción respondían: “¡Amén!”.
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Introducción 61 y 62: Corrector de palabras
Con esto se nos aclara la respuesta. Cuando el rezo sale del corazón,
debido a su pureza e intención, Hashem acomoda y arregla las le-
tras, lo que será difícil alcanzar rezando sólo con la boca. Por tanto,
lo mejor es hacerlo con pureza de corazón, la concentración de la
mente y la perfecta pronunciación.
Pero si esta última falla debido a nuestra falta de estudio por causa de
fuerza mayor y como consecuencia de la larga estadía en la diáspora,
por el hecho de rezar con corazón dispuesto y mente concentrada,
Hashem reparará nuestras palabras incorrectas.
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Capítulo 61: Precisión y concentración en el Shemá
Capítulo 61
5.
diciendo y repetir desde el principio. (2)
50
Capítulo 61: Precisión y concentración en el Shemá
se debe percibir cada día como si la Torá fuera nueva y no sentir que
16.
nay Elohejem Emet” al finalizar. (17)
51
Capítulo 61: Precisión y concentración en el Shemá
Haelohim”, al término del rezo de Neilá, sin que se considere esto una
falta. (8)
21. Debe hacer una breve pausa entra la palabra “Baruj” y “Shem”,
y reprender a quien no lo hace. De igual manera, debe pausar antes de
Entonar el Shemá
23. Se debe entonar el Shemá con la tonada del Séfer Torá. (10)
52
Capítulo 62: Pronunciar correctamente el Shemá
“Vejará Af”. Además, hay que procurar destacar la letra Ain, sobre todo
en la palabra “Ulobdó”; y la letra Zain, principalmente en la palabra
“Uzjartem”. (11,12)
Capítulo 62
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Introducción 63: La belleza en el camino
Capítulo 63
La belleza en el camino
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Introducción 63: La belleza en el camino
Pero la pregunta es: ¿qué pasa cuando andamos por los caminos del mun-
do? Es decir, cuando nos toca viajar, llegar a lugares en los que no nos
conocen; ¿qué pasa entonces con nuestra Tefilá, nuestro rezo, el Kashrut, la
fidelidad, y todo lo demás?
La Torá relata que Abraham y Sará, al llegar a la tierra d Kená’an y ver que
sufría entonces de hambruna, decidieron bajar a Egipto. Y en la travesía del
desierto, con el sol, el sudor y el calor, voltea Abraham Avinu
y dice a su esposa Sará, después de varias décadas de estar casados, una
frase que suena muy ofensiva: “Acabo de darme cuenta de que eres bella”.
¿Cómo puede ser que nuestro querido patriarca Abraham Avinu se exprese
así? Explica el Ben Ish Jai: “Existen dos tipos de belleza; una es la que la
mujer logra por medio de maquillaje, peinados, y vestimentas, y hay otra
que es la natural. La diferencia se verá cruzando un desierto y pasando
varios días sin posibilidad de arreglarse. Al ver Abraham Avinu que, a pesar
del camino y todo lo que éste causa, la belleza de su esposa no se redujo y
seguía bella como siempre, se asombró y dijo:
Ahora sé que eres bella de por sí y no por el maquillaje”.
Esta historia insinúa el mensaje que estábamos compartiendo, pues hay per-
sonas que tienen belleza espiritual po “maquillaje social”, por compromiso
ante la gente que los rodea y por la vergüenza de cometer un pecado ante
ellos.
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Capítulo 63: Decir el Shemá sentado
Capítulo 63
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Capítulo 63: Decir el Shemá sentado
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Introducción 64: Seamos reyes
Capítulo 64
Seamos reyes
E l orden de los tres párrafos del Shemá’ es: Shemá’ Vehayá y Vayómer, y
debe haber un motivo para ello, ya que no va de acuerdo con la secuen-
cia cronológica en la cual están escritos en la Torá, ya que en ella figura
primero Vayómer, luego el Shemá’ y al final Vehayá.
En la Mishná (Berajot capítulo 2), Rabí Yehoshu’a Ben Corjá explica el motivo
básico: “Primero, debemos aceptar el reinado de Hashem reflejado en el pri-
mer párrafo del Shemá’.
Y finalizamos con Vayómer, el cual habla del cumplimiento detallado de una Mit-
zvá”.
Pero de una forma profunda, podemos encontrar otro gran mensaje reflejado en
este orden del rezo: El modo de actuar de un ser humano se divide en tres par-
tes: acción, pensamiento y sentimiento. ¿Cuál es el orden correcto de proceder?
¿Con qué se comienza, con el sentimiento, quizá la acción, o es mejor usar
primero la cabeza? Para responder, adelantaremos una pequeña introducción.
Los tres órganos vitales del ser humano: cerebro, corazón e hígado, se encargan
cada uno de otra función.
En las cosas espirituales, hay que seguir el orden de las letras. Primero la K (el
hígado-sangre-acción), es decir, cumplir las leyes, aunque no las entendamos
ni conozcamos su gran significado, y quizá ni sintamos nada por la Mitzvá.
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Introducción 64: Seamos reyes
Usemos como ejemplo el hecho de elegir una pareja para casarte con ella. Al-
gunos comienzan directamente con la acción y, después de aceptar el soborno
carnal y el placer físico, empiezan a desarrollar un sentimiento por la posible
pareja, y por el soborno y el sentimiento de amor, toman con la cabeza la de-
cisión de casarse. Esta fórmula es muy riesgosa y tiene muchas posibilidades de
terminar en fracaso.
Otros comenzarán con la ilusión y el sentimiento del amor y, cegados por ellos,
procederán a uno de los dos siguiente “canales”. Pero como el amor es ciego,
y todo ciego puede tropezar, de nuevo se corre el riesgo de fracasar.
Por eso, antes de leer el Shemá’ al acostarse, se adelantan tres palabras, donde
la segunda insinúa y encierra todo lo dicho: El Mélej Neemán, “El Hashem Rey
Fiel”, lo cual significa que no solamente Él es Rey, sino que nos pide también a
nosotros que seamos reyes de nuestro propio mundo, siguiendo la fórmula de
M.L.K. Y por eso, el título más honorable de Hashem es: Mélej Maljé Hame-
lajim, “Rey de reyes”, expresión que no se refiere a los últimos reyes que que-
daron en el planeta Tierra, sino a cada uno de nosotros, que logra ser rey de su
vida, dominando y controlando su fórmula para tomar decisiones importantes
para su vida. •
59
Capítulo 64: Errores en la lectura del Shemá
Capítulo 64
60
Capítulo 65: Si entró al Templo y la concurrencia estaba diciendo en Shemá
Capítulo 65
3.
cumplido con la Mitzvá, incluso si interrumpió hablando. (1)
5.
con ellos. (2)
61
Introducción 66: Herencia judía
Capítulo 66
Herencia judía
Pero antes quiso asegurarse de que sus doce hijos siguieran y dieran
continuidad a la cadena de los Patriarcas y la Matriarcas, y al pregun-
tarles le contestaron: Shemá’ Israel “Escucha, nuestro querido padre”
(quien se llamaba Ya’acov y también Israel); Hashem Elo-henu, es
decir, “Siempre estaremos apegados a Hashem, bien sea que se com-
porte con nosotros por el canal de Hashem, es decir, bondadoso y
misericordioso, o sea que se comporte con nosotros por el canal de
Elo-henu, con justicia estricta y pruebas duras; siempre será Hashem
Ejad, siempre lo nombraremos nuestro Rey, quien es el único que
reina en los Siete Cielos y en l Tierra, y nos envuelve desde los cuatro
puntos cardinales”.
62
Introducción 66: Herencia judía
Por eso el versículo del Shemá’ nos acompaña desde e Berit Milá,
en el cual, antes de proceder a la circuncisión, el padre pronuncia
en voz alta el Shemá’ Israel y todo el público contesta después de
él, para simbolizar así el mensaje de que: “No interrumpí la cadena
desde los Patriarcas hasta hoy, y aquí está mi hijo”, para realizarle la
Milá.
Que Hashem nos ayude a mantener esta cadena sin cortes ni pausas,
salvándonos a nosotros y a nuestros descendientes de la asimilación,
la cual justamente fue durante la historia el “corta-cadenas” y, en lu-
gar de eso, alcanzar la gran bendición reflejada en el Salmo (Tehilim
128, 6): “Uré Bani Levaneja Shalom Al Israel”, “Que veas hijos a tus
hijos con paz, y pertenecientes al Pueblo de Israel”.•
63
Capítulo 66: Interrumpir en el Shemá
Capítulo 66
Interrumpir en el Shemá
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Capítulo 66: Interrumpir en el Shemá
65
Capítulo 67: No recuerda si dijo el Shemá
14. Para cumplir como debe ser la Mitzvá de decir el Shemá, debe
decir en Shajrit “Emet Veyatzib” y en Arbit “Emet Veemuná” después
de decir el Shemá. Si no lo hizo, cumple sin esfuerzo esta Mitzvá. (12)
Capítulo 67
2. Incluso quien dice el Shemá antes del rezo para no correr el riesgo
de no decirlo a tiempo posteriormente, debe decir los tres párrafos del
Shemá. (1)
66
Capítulo 68: No interrumpir entonando cánticos
Capítulo 68
Capítulo 69
67
Capítulo 69: Se completó Minián después que rezaron
68
Capítulo 70: Quién está exento de decir el Shemá
Capítulo 70
69
Introducción 71: El Shemá del Onén
Capítulo 71
L eer el Shemá’ es un deber diario de cada Yehudí. Pero hay algunas excep-
ciones en las cuales se nos exenta o no se nos permite decir el Shemá’.
Por ejemplo, como se vio en el capítulo anterior, en el inciso 4, quien
está ocupado haciendo una gran labor de beneficio para todo el público y se
encuentra en una situación de urgencia para resolver un gran problema o para
liberar a un prisionero, etc., pero por detenerse para rezar el Shemá’ o la ‘Ami-
dá pudiera afectar o arriesgar, e incluso demorar la cuestión, se le exenta de
esta obligación a fin de que siga con su gran labor.
En este capítulo se tratará la ley del Onén, es decir, la persona que sufre el falle-
cimiento de uno de sus seres queridos cercanos y por los cuales debe guardar
luto, pero que todavía no ha sido enterrado; se le denomina Onén desde la hora
de recibir la mala noticia hasta el entierro.
Figura en el Talmud (Berajot 17b): “El Onén está exento de Keriat Shemá’, de
la Tefilá, de los Tefilín y de todas las leyes de la Torá”. Y explica Rashí que el
motivo es que su mente no está asentada, pues se halla
concentrada en el entierro.
Y en el libro Pitjé Teshuvá (Yoré De’á 341, 9) dice: “Más importó a Hashem el
honor del muerto que el suyo propio y, por tanto, nos exentó del rezo en el cual
se expresan las alabanzas y los honores a Hashem, y ordenó al Onén que ahora
se encargue de honrar al difunto”.
70
Introducción 71: El Shemá del Onén
La diferencia entre los dos motivos sería que, en el caso que el doliente tenga
quien se ocupe de todas las tareas del entierro (como sucede hoy en día, que
las comunidades cuentan con una Jevrá Kadishá (organización cuyos miem-
bros se encargan de todo, desde acompañar al agonizante hasta el entierro),
conforme al primer motivo del Yerushalmi —por honor al muerto—, el doliente
necesita guardar cierto respeto y concentración, e incluso derramar lágrimas
por su fallecido, y no salir a trabajar ni a rezar, aunque otros se ocupen de las
tareas.
Pero de acuerdo con el segundo motivo del Yerushalmi, podría llegar a enten-
derse que la exención es condicional: si tienes que ocuparte de esta Mitzvá,
te liberas del rezo; pero si otros se ocupan de llevar a cabo la Mitzvá, tú debes
rezar.
• Rashí (Berajot 17b) y el Rambam opinan que el Onén está exento de todas
las leyes. Pero si quiere cumplir una u otra ley, no se le reprocha.
• La opinión del Tosafot y del Rosh es que el Onén no debe cumplir las
leyes de ninguna forma, aunque quiera, especialmente si no hay nadie que
se ocupe del difunto más que él, y si aun así procedió a hacer una Mitzvá se
le reprocha y se le regaña, y se le obliga a dejarla y a ocuparse del entierro.
La conclusión del Shulján Aruj, después de analizar estas tres opiniones, fue:
“Al que le falleció un familiar por el cual debe guardar luto, aunque no tenga
él la responsabilidad del entierro, está exento del Shemá’ y Tefilá. Y aunque
quiera ser meticuloso sobre sí y leerla, no tiene el permiso para ello, a menos
que tenga alguien que se encargue de todo el proceso del entierro. En ese caso,
si quiso leerla no se le reprocha” (Óraj Jaim 71, 1). •
71
Capítulo 71: El Onén con ralción al rezo
Capítulo 71
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Capítulo 71: El Onén con ralción al rezo
9. En Shabat y Yom Tob no aplican las leyes de Onén, por lo que está
obligado a cumplir con todas las Mitzvot. Debe rezar como siempre,
decir Kadish, comer carne y tomar vino, decir las bendiciones antes y
después de las comidas. No obstante, tiene prohibido tener relaciones
maritales. (14)
11. Al terminar Shabat, el Onén debe rezar Arbit antes que anochezca
y hacer Habdalá sobre el vino únicamente, sin bendecir por el aroma
ni por la vela. Si no hizo Habdalá, puede comer y beber, incluso si
el entierro se hará el domingo, y deberá hacer Habdalá después del
entierro. (14)
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Capítulo 71: El Onén con ralción al rezo
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Capítulo 71: El Onén con ralción al rezo
21. Después del entierro debe decir Bircot Hashájar y Bircot Hatorá.
Sin embargo, si se acordó por la noche, después del rezo de Arbit, sólo
debe decir Bircot Hashájar. (16)
75
Introducción 75: Vestimenta de luz
Capítulo 75
Vestimenta de luz
La Torá relata que al finalizar Hashem la creación del hombre y de la mujer estaban
los dos desnudos, pero no se avergonzaban; eran como dos bebés que no ven en su
carencia de ropa algo malo. Posteriormente, fueron seducidos por la serpiente - el
ángel S’M, y después de haber pecado, se avergonzaron y con las hojas de la higuera
se cosieron una mínima cubierta. Y luego les cosió Hashem túnicas de piel.
Al profundizar en todos estos hechos y sus mensajes, veremos qué tan actuales siguen
siendo.
Dice Rabí Yehoshu’a Ben Corjá (Bereshit Rabá 18, 19): “Al estar desnudos y convivir
íntimamente, Adam y Javá despertaron la envidia, los celos de la serpiente - S’M, y
cuando se fue el hombre a descansar (tal como lo especifica Rabí Abá Bar Curiá), la
serpiente aprovechó y seduj a Javá”. Con esto aprendemos que la desnudez y la falta
de recato “activan” al instinto del mal para llevarnos a pecar.
Luego, al darse cuenta Adam y Javá de que habían fallado en cumplir la orden de Has-
hem, por primera vez empezaron a sentir vergüenza. Y si antes del pecado el versículo
dice: Lo Hitboshashu, “No tenían Bushá (vergüenza)”, ahora l Torá nos dice que ellos
empiezan a esconderse y a cubrirse con las ramas del árbol, para luego coserse una
cubierta con las grandes hojas de la higuera.
Sólo que después de ser interrogados y juzgados por Hashem ante el acto pecaminoso
que cometieron, dice la Torá que Hashem les hizo túnicas de cuero, como para decir-
les: “Al principio te veías como todos los animales del campo, desvestido como ellos.
Pero entendiste muy pronto que eres alguien diferente y, por tanto, conociste el con-
cepto de Lebush, ropa. Pero ustedes creen que basta con cubrirse la desnudez usando
estas hojas. Yo les enseño ahora que no es así. Deben llevar una túnica completa”.
76
Introducción 75: Vestimenta de luz
¿Cuál es la filosofía escondida detrás del recato y de cubrir el cuerpo tan bello y perfec-
to que la persona puede llegar a tener? La respuesta es muy trascendental.
La Guemará (Maséjet Jaguigá) comenta que la persona está compuesta de dos partes: la
primera consiste en tres cosas que tenemos en común con los animales: comer y beber,
procrear y hacer nuestras necesidades; y la segunda, en tres cosas que tenemos de los
ángeles: hablamos, pensamos y caminamos erguidos. La parte animal se refleja en el
cuerpo; la parte angelical se refleja en el alma. Y la pregunta más importante en la vida
es: ¿cuál de las dos partes gobierna a la persona? El concepto de Tzeni’ut consiste en:
“No me valores por mi cuerpo.
No te cases conmigo sólo por mi belleza externa. No me contrates para un trabajo sólo
por mi atractivo físico. Valgo mucho más. Poseo inteligencia, sabiduría, experiencia,
don de palabra, cualidades, etc.”. Para eso cubrimos el cuerpo: para exhibir el alma.
Por esta razón, en el momento de la boda, el rabino ordena al novio: “Mírala a los
ojos y dile: Haré at…, ‘Eres consagrada para mí…’”. ¿Por qué hay que verla a los ojos?
Explica el Rab Ya’acov Hilel: “Los ojos son las ventanas del alma y, por tanto, se dice
al novio: ‘No la valores sólo como un cuerpo. Conoce su
parte angelical y a ésta apégate’”.
Creo que pocas mujeres en el mundo imaginan cuánto su físico impide que las conoz-
can y las valoren por sí mismas, al igual que a un millonario se le dificulta conseguir
verdaderos amigos, porque siempre tendrá la duda: “¿Me quieren a mí o a mi dinero?”.
Y ella se preguntará: “¿Me quiere a mí o a mi cuerpo?”.
Por eso, cuando ya estaban vestidos Adam y Javá, volvieron a tener intimidad, pero
esta vez la Torá lo explica con las palabras: Vayeda’ Adam Et Javá, “Y conoció Adam a
Javá”, para enseñarnos que sólo después de cubrir el cuerpo puedes llegar a conocer
la verdadera y maravillosa identidad que posee la otra persona.
Además, el Tzeni’ut nos brinda protección, tal como vemos cuando el rey moabita
Balak contrató al malvad Bil´am, hombre que poseía dones malignos con su famoso
mal de ojo y su poder de maldición para lanzar sus flechas venenosas contra el Pueblo
de Israel. Y a pesar de estas habilidades y luego de varios intentos, no lo logró: en lugar
de maldiciones, expresó únicamente bendiciones. Y ante la pregunta de Balak: “¿Por
qué no lo logras?”, contestó Bil´am: ´Ma Tovu Ohaleja´, haciendo ver a Balak la forma
recatada con que vestía y vivía la gente de Israel, y explicándole con eso la protección
que ésta brinda, como diciendo Hashem: “Si tú te cubres, Yo te cubro”.
Por eso, sobre el versículo: “Y Hashem hizo para Adam y Javá túnicas de Or (cuero)”,
en el libro de Rabí Meir Bá’al Hanés dice: “Túnicas de ´Or´, luz”, para enseñarnos que
cuando nos cubrimos con ropa nos
envolvemos con luz protectora.
Como dice el Rey David en el libro de Tehilim (104, 5): ‘Ote Or Casalmá, “Te viste de
luz como una túnica”.
Cuidemos el valor del recato, especialmente cuando vayamos al templo a rezar y, por
supuesto, también en la vida cotidiana, a fin de no provocar al instinto del mal de que
nos cause ´Bushá´ (vergüenza). Al contrario, vestirnos con Tzeni’ut nos llenará de un
infinito resplandor de luz y alegría. •
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Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá
Capítulo 75
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Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá
11. Un ciego, tiene permitido rezar o estudiar Torá frente a una mujer
que no está cubierta adecuadamente, sin embargo, si lo puede evitar
recibirá bendición. (10)
13. Una mujer tiene permitido decir el Shemá o rezar, frente a otra
mujer que viste sin recato, ya que la prohibición es sólo para el hombre
frente a una mujer. (11)
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Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá
Si rezó frente a una mujer vestida sin recato, debe decir el Shemá sin
bendecir, y repetir la Amidá condicionando que si no estaba obligado
a repetirla que sea como “obsequio”, siendo conveniente además, que
agregue alguna petición en la bendición de “Shemá Kolenu”.
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Capítulo 75: Recato durante la lectura del Shemá
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Introducción 76: Invitar a Hashem
Capítulo 76
Invitar a Hashem
Así que las leyes de higiene y de lugares limpios en los cuales debemos
estar y vivir, y tanto más rezar, no tienen solamente la intención de imponer
reglas sanitarias sino también reglas de honor y respeto a Hashem.
Y para visualizar mejor este tipo de relación entre Hashem y nosotros, co-
menzaremos con una pregunta básica: ¿dónde está la morada de Hashem,
en el Cielo o también en la Tierra? Siguiendo el versículo del Rey David
(Salmos 115, 15), el cual dice: Hashamaim Shamaim Lashem Vehaáretz
Natán Livné Adam, “El Cielo es la morada d Hashem y la Tierra la dio para
los seres humanos”, se entiende que la Casa de Hashem es Celestial y la
nuestra es terrenal. Si es así, ¿por qué me preocupo tanto por el espacio en
que estoy rezando, si al fin y al cabo el rezo se parece a mandar un fax des-
de la Tierra hasta el Cielo? ¿Acaso al que recibe el fax le importa la suciedad
del lugar del que fue enviado? La respuesta es que esto no funciona así. Es
verdad que la morada de Hashem es el Cielo, pero nuestra misión y deber
es invitarlo a ser parte de nuestra vida. Hashem no está en todo lugar y no
con todas las personas.
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Introducción 76: Invitar a Hashem
Lo mismo pasa con el Gran Invitado a nuestra vida, nuestro querido Has-
hem. No es suficiente invitarlo y abrirle los portones de nuestra mente,
sino crear a su alrededor un ambiente limpio y respetuoso, tal como Él se
lo merece. Por eso la Halajá (y como se verá en este capítulo) nos detalla
las condiciones mínimas que debe tener el lugar en el cual realizaremos
nuestro rezo.
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Capítulo 76: Pureza durante la lectura del Shemá
Capítulo 76
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Capítulo 76: Pureza durante la lectura del Shemá
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Capítulo 76: Pureza durante la lectura del Shemá
15. Un enfermo que tiene una sonda, por lo cual su orina se desvía
a una bolsa o recipiente de vidrio, tiene permitido bendecir, decir el
Shemá y rezar, vestir el Talit y colocarse el Tefilín, si tiene sus prendas
limpias y no hay mal olor. (25)
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Capítulo 84: Lectura del Shemá en el lugar donde se baña
Capítulo 84
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Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza
Capítulo 88
88
Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza
3. Es obligación de la Torá rezar una vez al día, pues del mismo modo
que precisamos comer y beber a diario, es necesario rezar y pedir por
nuestras necesidades todos los días. Nuestros Sabios establecieron la
obligación de rezar tres veces al día. (1,5)
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Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza
8. Dijo Hashem a Israel: “No existe nada mejor que el rezo, incluso
si no es digno para que su rezo sea respondido, siendo que reza y
suplica mucho, le hago el favor” (Midrash Tanjumá Vaerá). Además,
está escrito “Hashem no rechaza el rezo de ninguna creación” (Midrash
Rabá Vaetjanán). (10)
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Capítulo 88: Lectura del Shemá en estado de impureza
f. Rezar mucho
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Introducción 89: El rezo matutino
Capítulo 89
El rezo matutino
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Introducción 89: El rezo matutino
Así lo vemos con Abraham Avinu: cuando Di’s le ordena realizar la ‘Ake-
dat Itzjak, dice el versículo: “Y madrugó Abraham por la mañana” (Bereshit
22, 3); y sobre el servicio de Aharón Hacohén en el Templo, cuando debía
encender el candelabro y poner el incienso, dice el versículo: “Y lo hará
Babóker, Babóker (por la mañana, por la mañana)” (Shemot 30, 7), donde la
repetición señala la hora muy temprana para hacerlo.
Además, dice la Guemará (Berajot 29b): “La persona no debe rezar de una
forma fija”. A estas palabras se dieron varias interpretaciones, entre ellas, que
el rezo no debe hacerse de forma fija y rutinaria, como una carga sobre uno.
Pero otra explicación, basada en un comentario de Rashí, dice: “Al rezar
cada día a la misma hora, el rezo se convierte en fijo y monótono”.
Sin embargo, al rezar con la primera luz del día, debido a que ésta cambia
día a día su horario —y ni hablar de los cambios que se presentan hoy con
el horario de verano o de invierno—, eso causa que cada día ese horario sea
diferente, y, por tanto, se rompe la rutina y se refresca la emoción.
Este cariño por Di’s, reflejado en el acto de madrugar para el servicio Divino,
nos lleva a otro concepto Halájico que se verá en este capítulo, el cual con-
siste en no saludar amablemente a nadie antes de “saludar a Di’s”, no comer
ni desayunar ni dar al cuerpo su “combustible” antes de dar a nuestra alma
sus nutrientes espirituales por medio del rezo; e incluso no sentarse a estu-
diar Torá, y mucho menos realizar trabajos para nuestro sustento al llegar el
horario del rezo, a fin de no correr el riesgo de que nos concentremos tanto
en ello que perdamos la hora de la Tefilá. Aquí debemos aplicar la regla de
“Primero es lo primero”.
Esto tiene mucha lógica, ya que antes de rezar por la mañana e invitar a Di’s
a ser parte de tu vida y de tu día, realizas todas las cosas solo, pero cuando
ya rezaste y Di’s te acompaña, todo lo que haces ya es con Su ayuda y, por
tanto, seguro saldrá mejor. •
93
Capítulo 89: Horarios del rezo
Capítulo 89
2. Quien acostumbra rezar Shajrit con la salida del sol y por algún
motivo un día no lo puede decir en ese horario, no es necesario hacer
“Hatarat Nedarim”, o sea, anular sus promesas. (19)
3. Quien rezó antes del despunte del alba debe repetir el rezo,
condicionándolo del siguiente modo: “Si debo rezar de nuevo, que
se considere como obligatorio, de lo contrario, que se considere por
iniciativa propia.” (10)
94
Capítulo 89: Horarios del rezo
9. El rezo de los empleados que deben rezar con el despunte del alba
para llegar a su trabajo debe hacerse de la siguiente manera:
95
Capítulo 89: Horarios del rezo
11. Quien tiene la posibilidad de rezar con la salida del sol o después,
no tiene permitido rezar Shajrit antes de la salida del sol, aun si lo hace
para completar Minián para los empleados. Si es que los empleados
necesitan de alguien para completar, puede juntarse con ellos para
contestar Kadish y Kedushá, pero no para rezar. (14)
13. El último horario para rezar Shajrit es, de primera instancia, hasta
la cuarta hora proporcional a la duración del día. (4)
14. Si acostumbra calcular las cuatro horas aptas para rezar Shajrit
según el Maguén Abraham, es decir, a partir del despunte del alba, y se
encuentra en un lugar donde rezan según el horario del Gr”a, es decir,
calculando las cuatro horas a partir de la salida del sol, es preferible
que rece sin Minián dentro del horario en el que este acostumbrado.
Esto siempre y cuando procure concentrarse en toda la Amidá. Si no
podrá hacerlo, podrá rezar en el horario según el Gr”a. (6)
96
Capítulo 89: Horarios del rezo
17. Si por algún motivo especial no pudo rezar Shajrit dentro de las
cuatro horas, puede rezar hasta mediodía diciendo las bendiciones de
Baruj Sheamar hasta Yishtabaj, el Shemá y Emet Veyatzib sin pronunciar
el nombre de Hashem en las bendiciones del Shemá. (5)
21. Aun quien siempre reza Shajrit con la salida del sol, si no cuenta
con Minián a esa hora no debe rezar sin Minián, a menos que pueda
concentrarse en toda la Amidá. (18)
97
Capítulo 89: Horarios del rezo
27. Después del rezo debe saludar a quien sabe que por lo general
lo saluda, quien no lo hace, es considerado por el Talmud como un
ladrón. (3)
28. Antes del horario del rezo de Shajrit, a partir del despuente del
alba, se permite comer y beber incluso si durmió toda la noche. Por lo
98
Capítulo 89: Horarios del rezo
29. Después del despuente del alba se prohíbe comer antes del
rezo de Shajrit, hay quienes también prohíben probar alguna comida.
Sin embargo, se permite beber té o café con azúcar incluso antes de
Shajrit de Shabat sin haber hecho Kidush. (17)
31. Si por error bendijo sobre una comida antes del rezo, debe
probar un poco para que no sea una bendición en vano. (25)
99
Capítulo 89: Horarios del rezo
100
Capítulo 89: Horarios del rezo
47. Antes del despunte del alba se permite estudiar Torá, sin que
sea necesario interrumpir cuando llegue el horario del rezo. (29)
101
Introducción 90-A: Agachemos la cabeza
Capítulo 90-A
Agachemos la cabeza
Es por ello que no está permitido rezar parado en un lugar elevado, como una silla o una
cama, como escribe el Talmud (Berajot 10b) en nombre de Rabí Yosí Bar Janiná: “No
se ubicará la persona sobre un lugar elevado para rezar, sino que debe buscar un lugar
bajo”, y como afirmó el Rey David (Tehilim 130, 1): “Desde las profundidades clamo a
Ti, Di’s…”.
El motivo de esta ley es, de acuerdo a la opinión del Rabino Abuhav, que al estar en un
lugar elevado la persona siente temor de caer y por ello no se concentra lo suficiente.
En la antigüedad, el Jazán bajaba unos escalones para colocarse en la Tebá y desde ahí
dirigir el rezo. Como dice el Talmud (Ta’anit 23b): “Rabí Yoná, durante las sequías, iba a
un lugar bajo y rezaba”, y en otro lugar dice que Rabí Yojanán bajaba a la Tebá.
Posteriormente se permitió que el Jazán se ubicara en un lugar elevado para que todo el
público lo escuchara, como se describe en el Talmud (Sucá 51b) respecto a la Sinagoga
de Alejandría, Egipto y, para evitar que cayera, se rodeaba con barandales.
En este capítulo veremos varias leyes cuyo factor común es rezar con humildad. Por
ejemplo, no se debe rezar en un lugar elevado o sobre escalones, para no mostrar pre-
sunción, como se mencionó.
De igual forma se recomienda que hayan ventanas en el Templo, como afirmó Rabí Jiyá
en el Talmud (Berajot 34b): “Debe procurar la persona rezar siempre en un Templo con
ventanas”. Al respecto explica Rashí que al alzar la vista y ver el cielo, el corazón se
doblega ante la Majestuocidad Divina.
Otra ley que aparece en este capítulo de la de rezar siempre en un lugar fijo. Explica el
Rashbá que el motivo es porque debemos rezar ante Di’s con mucha humildad. Y se en-
102
Introducción 90-A: Agachemos la cabeza
tiende de sus palabras que quien deambula de Templo en Templo, cada vez que se halla
entre personas nuevas intenta un poco presumir; nota que todos le observan debido a
su visita y, por tanto, le es difícil concentrarse y rezar con humildad.
Pero alguien que acude de manera fija al mismo Templo y procura sentarse siempre en
el mismo lugar, su presencia rutinaria no atrae la atención de la gente y, en consecuen-
cia, podrá concentrarse, agachar la cabeza y rezar con humildad ante su Creador.
Sin embargo, el hecho de que alguien rece siempre de manera individual o en cualquier
lugar podría prestar confusión: parecerá que esa persona “se cree tanto” que no necesi-
ta de una congregación o de un lugar sagrado para que sus rezos lleguen al Cielo. (Por
supuesto, es mejor rezar de forma individual que no hacerlo del todo).
Tal es la razón de que el Rey David, en muchos de sus Salmos, se autodenomine “po-
bre”. Y no es que le faltara dinero, pues a veces se expresaba de sí mismo como “es-
clavo”, “bebé”, etc. Todo eso era una forma de agachar la cabeza ante el Creador, para
no sentir que todas las victorias en sus batallas y todo el éxito de su reinado se habían
logrado debido a él y su fuerza, sino a Él y a Su fuerza.
De hecho, el motivo por el que siempre el rey debía cargar consigo un pequeño Séfer
Torá es porque, imaginemos al rey pasando por las calles, entrando a reuniones y, espe-
cialmente, entrando a rezar. En todas esas escenas, la gente se levantaba, se prosternaba
ante el rey, cosa que fácilmente podía causar que se enorgulleciera.
Por tanto, a fin de que no le pasara eso, y no caminara o rezara con la cabeza muy
erguida, le ponían en su brazo derecho un pequeño Séfer Torá, para que supiera que
todos esos honores que el público hacía eran por el Séfer Torá que cargaba y no por él”.
Por eso, una persona común y corriente debe inclinarse cuatro veces durante el rezo de
la ‘Amidá (dos al principio y dos al final). El sumo sacerdote, en cambio, por su jerarquía,
estaba obligado a inclinarse diesiocho veces, en todas y cada una de las bendiciones
que pronunciaba.
Pero el rey, cuyo cargo y título podían hacerle sentir soberbia, cuando empezaba la
‘Amidá y pronunciaba las palabras: “Baruj Atá…”, se inclinaba y así se quedaba hasta el
final, cuando decía: “Osé Shalom…”.
Figura en el Talmud (Julín 89a): “Los amo, dijo Di’s, porque les doy y los colmo de
bienes, y ustedes no presumen. No son como aquellos que apenas les doy algo y ya se
creen demasiado”.
De hecho, por eso eligió Di’s a Moshé, que era el hombre más humilde, para que nos
trajera la Torá de la montaña de Sinai, que fue, como cuenta el Midrash, la más sencilla;
y en un lugar desértico, un lugar humilde que no tiene de qué presumir, para indicarnos
que la Presencia Divina mora sobre aquellos que saben agachar la cabeza ante Di’s.
103
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo
Capítulo 90-A
hacía el Arízal, que ser de los primeros diez y entrar sin Talit y Tefilín. (23)
3. Aquella persona que se le hace difícil ser de los primeros diez por
la mañana, debe procurar serlo en el rezo de Minjá y Arbit. (26)
5. Cuando va entrar al Templo debe hacerlo sin correr, sino que debe
detenerse antes de entrar y continuar con temor. De igual manera, al
salir debe hacerlo sin correr y con pasos cortos. (16,17)
104
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo
8. Los que procuran entrar al Templo diez personas juntas, son dignos
de bendición. Si ya se encuentran diez personas dentro del Templo, el
que se anticipa en llegar antes es más distinguido. (24,25)
Dónde rezar
para rezar por aparte y así concentrarse mejor, o en caso de que alguno
11.
de ellos precise ser el oficiante, no se les impide hacerlo. (31)
es preferible que rece ahí a que asista a otro rezo más tarde con mayor
concurrencia, particularmente si así hace que los demás recen también
14.
con un Minián establecido. (36)
105
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo
20. Se permite rezar en un lugar alto que está bardeado por tres
permite decir la Amidá sobre éste. (1,2)
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Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo
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Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo
32. Hay que evitar tener dibujos en las ventanas o paredes del
Templo por debajo de la altura de la gente. De cualquier manera, si
ingresa a un Templo con dibujos a su altura, debe cerrar los ojos o fijar
la vista en el Sidur mientras dice la Amidá. (44)
36. Se permite abrir las puertas del Hejal que tienen escritas sobre
la ley, en la cortina o arriba del Hejal. (46)
ellas algún versículo en Shabat si sus letras se cortan de este modo, sin
108
Capítulo 90-A: Llegar y salir del Templo
41. Toda persona, hombre o mujer, que fija un lugar para decir la
Amidá, y más aún si reza en un Templo fijo, el D-os de Abraham lo
ayuda y su rezo es escuchado más fácilmente. Incluso cuando reza en
su casa, debe tener un lugar fijo para ello. (27,28,29)
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Capítulo 90-B: Rezar con Minián
Capítulo 90-B
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Capítulo 90-B: Rezar con Minián
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Capítulo 90-B: Rezar con Minián
13. Aquel que no cuenta con Talit y Tefilín cuando reza el Minián,
pero los conseguirá más tarde, si considera que podrá concentrarse
correctamente en la Amidá, debe conseguirlos para rezar, aunque lo
haga sin Minián. (12)
19. Es mejor rezar Arbit con Minián antes de la salida de las estrellas
que hacerlo solo posteriormente. En caso de decirlo antes de la salida
de las estrellas, debe repetir el Shemá en el horario correcto. (46)
112
Capítulo 90-B: Rezar con Minián
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Capítulo 90-B: Rezar con Minián
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Capítulo 90-B: Rezar con Minián
34. Si sólo hay diez personas para el rezo y uno de ellos llega
tarde, se permite que él diga la Amidá mientras el oficiante dice la
Jazará, aunque sólo ocho personas responderán a las bendiciones de
la Jazará. (20)
115
Capítulo 90-B: Rezar con Minián
El rezo en un Templo
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Capítulo 90-B: Rezar con Minián
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Introducción 91: Ropa adecuada
Capítulo 91
Ropa adecuada
Por ejemplo, si invitas a alguien a una fiesta en tu casa y llega muy mal
vestido, es como si dijera: “Es que no te considero tan importante”.
Debido a eso hay leyes sobre, por ejemplo, cómo debe uno vestirse en
Shabat. Dice la Halajá: “No vestirá la persona la ropa de semana en el
día de Shabat, sino que debe asignar ropas especiales en ese sagrado
día”. De tal modo se demuestra el respeto y el cariño que se siente por
la santidad del día de Shabat.
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Introducción 91: Ropa adecuada
Como se relata en la Guemará (Shabat 11, 1): “Rabá Bar Huná se vestía
muy bien, con ropas dignas y con un cinturón especial para ir a rezar,
citando el versículo del profeta Amós (4, 12): “Hicón Likrat Elo-heja
Israel” (“prepárate para el encuentro con tu Di’s, Pueblo de Israel”)”.
Entonces se presentó Di’s y Él mismo les cosió túnicas de piel para que
cubrieran sus cuerpos (Bereshit 3, 21).
119
Capítulo 91: Presentación al rezar
Capítulo 91
Presentación al rezar
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Capítulo 91: Presentación al rezar
121
Introducción 92: Preparación del cuerpo
Capítulo 92
De aquí aprende la Guemará (Berajot 23b) que uno no debe rezar sin
primero asearse, y eexplica el Báit Jadash que de la misma forma que
procuramos mantener limpia nuestra ropa, que es la vestimenta del
cuerpo, asimismo debemos mantener la limpieza de nuestro cuerpo,
que es la vestimenta del alma.
122
Introducción 92: Preparación del cuerpo
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Capítulo 92: Limpieza para rezar
Capítulo 92
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Capítulo 92: Limpieza para rezar
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Introducción 93: La preparación mental
Capítulo 93
La preparación mental
Por ello, comenta la Guemará (Berajot 32b): “La personas justas y teme-
rosas de Di’s se sentaban a meditar y despejar su mente durante la hora
previa a la del rezo, para poder después aproximarse a rezar”. Y más ade-
lante (31a) explica: “No se debe entrar al rezo en un estado de tristeza o
de flojera, risa, plática, etc., sino con la cabeza y mente bien asentadas”.
Esto nos indica que el método apropiado para que el rezo se reciba en
los Cielos es:
2. El diálogo, la plática personal con Di’s; sólo así se logra que el rezo...
126
Introducción 93: La preparación mental
Relata la Guemará (Sucá 28a) que Rabí Yonatán Ben ‘Uziel era uno de los
rabinos con mayor nivel y grandeza en el estudio del Talmud. Pero, de for-
ma inusual, expresa la Guemará para indicarnos justamente su grandeza,
en los siguientes términos: “Mientras él estudiaba o rezaba, se quemaba
cada pájaro que volaba sobre su cabeza”.
Es también como el rayo láser, que con pocos watts alcanza distancias
muy grandes, debido a la concentración de los rayos de luz.
Por tanto, aunque nuestros rezos sean de “bajo voltaje” debido a la difi-
cultad para entender plenamente lo que decimos, el hecho de “concen-
trar” nuestros rayos a un sólo objetivo alcanzará como un rayo láser al
Trono Celestial. •
127
Capítulo 93: Preparación para el rezo
Capítulo 93
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Capítulo 93: Preparación para el rezo
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Introducción 94: Apuntemos a Yerushalaim
Capítulo 94
Apuntemos a Yerushalaim
Cuando una persona reza, desde cualquier parte del mundo debe dirigir sus
pies hacia Israel; y si se encuentra en Israel, hacia Yerushalaim; y si se en-
cuentra en ésta, hacia el lugar del Templo. Y aquel que se encontraba en el
Templo, debía dirigir sus rezos hacia el Kódesh Hakodashim.
Por eso el Rey Salomón llamó a la colina sobre la cual construyó el templo
“Talpiyot” (Shir Hashirim 4, 4). Explica la Guemará (Berajot 30, 1) que este
nombre es una palabra compuesta de dos: Tel, “colina”, y Piyot, “bocas”, es
decir, “la colina hacia la cual se dirigen todas las bocas”.
Pero de una manera más profunda, explica el Zóhar, (Perashat Lej Lejá), que
Abraham Avinu, quien se hallaba en ese entonces en la ciudad de Ur Kasdim
(Mesopotamia), anheló conocer el sistema Celestial y encontrar el túnel que
une a la tierra con el Cielo, la dimensión física con la dimensión espiritual, a
lo que Di’s le contestó: “Lej Lejá…”, “Ve a la Tierra Santa”.
Y cuando llegó y se paró en Har Hamoriá, que fue la colina donde se cons-
truyó el Templo, lo premió Di’s con una visión espiritual: cuando alzó la vista
hacia el Cielo, vio una especie de túnel que conectaba los dos mundos.
130
Introducción 94: Apuntemos a Yerushalaim
A eso se refirió el Rey David (Tehilim 122, 3) cuando dijo: “Yerushalaim, la te-
rrenal, construida aquí, es como la ciudad que está junto a ella en los Cielos”,
indicándonos así que el borde de la santidad terrenal culmina en Yerushalaim
y el inicio de la dimensión espiritual está ubicado por encima de ésta.
Sobre el versículo que dice: “Y salió Itzjak a rezar en el campo” (Bereshit 24,
63), aclaran nuestros Sabios que fue precisamente en esa misma colina, en la
cual ocurrió también la prueba del sacrificio de Itzjak, donde al final sacrificó
Abraham al carnero que se le presentó en su lugar.
Sobre ese mismo lugar Adam Harishón realizó su primera ofrenda a Di’s y,
posteriormente, allí mismo presentaron Cáin y Hébel sus ofrendas.
Por eso, cuando Ya’acov Avinu huía de su hermano Esav y llegó al norte de
Israel, se detuvo y dijo: “¿Cómo es posible que haya pasado por el lugar don-
de rezaron mis padres y no me detuviera para rezar?”. Por tanto, regresó y,
mientras estaba acostado en Bet El, soñó con la famosa escalera que llegaba
hasta los cielos.
Por eso, al despertarse por la mañana, Ya’acov Avinu dijo: “¡Qué sagrado es
este lugar! Esta no es sino la Casa de Di’s, y este es el portón del Cielo”.
Dirijamos todos nuestros rezos hacia ese túnel, para que por medio de él su-
ban y se reciban, y para que también por medio de este túnel bajen la abun-
dancia y la bendición del Cielo, tal como se reflejó en el sueño de Ya’acov,
en el cual vio ángeles subiendo y bajando, haciendo alusión a las plegarias
que suben y a la abundancia que baja. •
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Capítulo 94: Concentrarse en Israel
Capítulo 94
Concentrarse en Israel
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Capítulo 94: Concentrarse en Israel
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Capítulo 95: Posición en la Amidá
Capítulo 95
Posición en la Amidá
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Capítulo 95: Posición en la Amidá
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Introducción 96: Quitar los “imanes”
Capítulo 96
D espués de que nos quitamos la ropa que usamos durante el día, nos ves-
timos adecuadamente para rezar, aseamos nuestro cuerpo y mente de
pensamientos vanos, y prácticamente estamos listos para iniciar nuestras
plegarias, hace falta procurar que esta plataforma que establecimos para poder con-
centrarnos no se pierda.
Por tanto, debemos dedicarnos a quitar cualquier “imán” que desvíe nuestra mente.
Este concepto se aprende del primer versículo de la bendición que nos dan los Co-
hanim: “Yevarejejá Hashem Veishmereja”, “Que te llene Di’s de bendiciones” como
manutención y bienes, “y que cuide lo que te dio”.
Es decir, hay dos etapas: una, tener o alcanzar la bendición; dos, cuidar lo obtenido.
Así ocurre también con la concentración en el rezo: nuestra primera misión es al-
canzar y tener las condiciones aptas para concentrarse, y después Veishmereja,
cuidar la concentración durante el rezo.
En este capítulo estudiaremos varios ejemplos de ciertas cosas que pueden desviar
nuestra concentración, como dice la Guemará (Berajot 23b): “No podrá la persona
rezar mientras esté sujetando en su mano un objeto valioso, como los Tefilín o un
Séfer Torá”.
Al respecto explica Rashí del siguiente modo: “Ya que su mente está siempre pre-
ocupada de que no se le caiga de la mano, y por eso puede llegar a perder la con-
centración”.
Este es el motivo de que en esta misma Guemará (Berajot 31a) diga: “La persona no
puede parase a rezar si ha dejado asuntos pendientes. Incluso si varios rabinos se
sientan para dictaminar una ley y el asunto queda inconcluso, hasta que en plena
discusión e incertidumbre quieren interrumpir la discusión para rezar, no deben
hacerlo sino sólo después de concluir el veredicto Halájico, a fin de que ese asunto
en el que están tan ocupados no les cause interrumpir su concentración mientras
rezan”.
136
Introducción 96: Quitar los “imanes”
El Jazán, Rabí Shelomó Elkábetz (compositor del “Lejá Dodí”) sabía que no podía
comenzar la repetición de la ‘Amidá sino hasta que el rabino la finalizara. Debido
a que el rabino de la sinagoga era Rabí Yosef Caro y el Arízal tardaba mucho, lo
común era que el Jazán esperara a que sólo terminara Rabí Yosef Caro su rezo y
diera inicio a la Jazará.
Ocurrió una vez que el Arízal terminó y Rabí Yosef Caro seguía de pie rezando. Rabí
Shelomó Elkábetz esperó que su rabino terminara, pero ante su sorpresa volteó el
Arízal y le dio la señal de que empezara y no esperara más.
El Jazán se sintió muy incómodo; por una parte, el gran cabalista le había dado la
orden de empezar; por otra, todos sabían que debían respetar a su rabino y esperar
a que finalizara su rezo.
El Jazán se demoró unos segundos pensando qué hacer, y en eso volteó el Arízal por
segunda vez y de forma muy notoria, ante todo el público, le ordenó tajantemente
que empezara.
Rabí Yosef Caro terminó su rezo y, cuando volteó para ver al Arízal, éste lo miró con
una sonrisa y Rabí Yosef Caro con otra, en un gesto de aceptación.
Al finalizar el rezo, dirigió el Arízal al público una breve Halajá: “Es obligatorio es-
perar a que el rabino termine su ‘Amidá para que el Jazán empiece la Jazará, pero
siempre y cuando el rabino esté rezando y no analizando una Halajá, o buscando
una respuesta a una gran pregunta que haya leído antes del rezo”.
“Todos notaron la sonrisa en el rostro de Rabí Yosef Caro, con la que afirmó y dijo:
“Es verdad. Antes de finalizar el rezo, me vino a la mente una pregunta Halájica di-
fícil y, sin darme cuenta de que estaba en el rezo y estaban esperándome, mi mente
voló y navegó”.
Ojalá que nuestras desviaciones mentales durante el rezo sean de este nivel de pu-
reza. Pero incluso si es así, no está permitido interrumpir la concentración en el rezo
ni siquiera por la Sagrada Torá, mucho menos por ideas o “imanes” que atraigan
nuestra mente.
Dice Rabí Ya’acov, el hijo del Rosh, el gran legislador de los Arba’á Turim (Tur Óraj
Jaim 98): “Si en medio del rezo viene a la mente de la persona una idea vana, debe
detener en ese instante el rezo y dedicarse a finalizar el pensamiento, anularlo, y
sólo entonces seguir”.
“Y por supuesto, si en el lugar donde va a rezar hay múltiples cosas que pueden
desviar su mente (como ruido excesivo, niños jugando, música, etc.), no debe rezar
allí, sino buscar un lugar adecuado en el que pueda alcanzar la concentración y no
perderla”. •
137
Capítulo 96: Evitar distracciones
Capítulo 96
Evitar distracciones
138
Capítulo 97: Actitud durante el rezo
Capítulo 97
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Introducción 98 a 101: El alma del rezo
Capítulo 98 a 101
Dicho de otra forma, es una plegaria sin vida, y debido a ello recla-
ma Di’s por medio del profeta Yesh’ayá (29, 13): “Este pueblo con su
boca y labios Me alabaron, pero su corazón está lejos de Mí”, como
diciendo: “Saben rezar bien, expresarse maravillosamente, cantar con
bonita voz. No me quejo de la boca, sino de que estos rezos no tienen
corazón, concentración”.
140
Introducción 98 a 101: El alma del rezo
Por eso dicen nuestros Sabios (Berajot 32b): “Dijo Rabí El’azar: Los por-
tones del rezo de quien reza con lágrimas nunca se cierran”.
Y el motivo de esto no son las gotas que salgan de los ojos, sino la co-
nexión ente los ojos y el corazón, como dijeron nuestros Sabios: “Los
conductos de las lágrimas de los ojos comienzan en el corazón”. Y si
llegamos a llorar, es señal de que lo sentimos de corazón.
Agrega sobre esto Rabí Shim’ón Jasidá (Sanhedrín 22a): “Cuando uno
reza, debe imaginarse a la Presencia Divina delante de él”, como dijo
el Rey David (Tehilim 16, 8): “Shiviti Hashem Lenegdí Tamid” (“Imagino
a Di’s ante mí”).
141
Introducción 98 a 101: El alma del rezo
Y podríamos agregar a esto las palabras de Rabí Jaim Vital, quien es-
cribió en el Sha’aré Kedushá: “Es muy bueno que la persona, mientras
está rezando o estudiando Torá, se imagine que está parada en el Pa-
raíso, ante la gran Presencia Divina, rodeada de muchas almas puras,
y Di’s escuchándole”.
Y más que eso, escriben los comentaristas (en el inciso 3): “La hora del
rezo es el momento del examen, en el cual uno puede analizarse y ver
el nivel de pureza que posee: Si logra la concentración durante todo
el rezo de la ‘Amidá sin que ocupe su mente algún pensamiento vano,
podrá saber que ha alcanzado el título de Tzadik. Pero si dice todo el
rezo ‘de dientes para afuera’, sin nada de concentración, indicaría lo
contrario. Y si en parte lo logra y en parte no, dependerádel porcentaje
para calificarse hacia un lado u otro”.
Como dijo el Rey Salomón (Mishlé 27, 21): “Veish Lefí Mahalaló” (“Cada
persona podrá auto inspeccionarse según sus rezos”).
142
Introducción 98 a 101: El alma del rezo
Y así sigue Maimónides con más consejos prácticos, cuyo factor co-
mún es ir ejercitando cada vez más el cerebro y controlándolo para
alcanzar la concentración absoluta.
Basado en cierto conpecto que escribe el libro Sha’aré Orá (pág. 119),
podríamos concluir que cuando la persona reza sin concentración, es
como un vagón que no tiene fuerza para avanzar y, por tanto, se estan-
ca en las ‘vías Celestiales’ sin poder elevarse ni llegar a Di’s.
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Capítulo 98: Concentración en el rezo
Capítulo 98
Concentración en el rezo
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Capítulo 98: Concentración en el rezo
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Capítulo 98: Concentración en el rezo
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Capítulo 99: Rezar ebrio
Capítulo 99
Rezar ebrio
Capítulo 100
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Capítulo 101: Idioma y pronunciación
Capítulo 101
Idioma y pronunciación
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Capítulo 101: Idioma y pronunciación
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Introducción 101-B: El origen del hebreo
Capítulo 101-B
Y en este idioma se dirigió Di’s al primer ser humano, Adam Harishón, como
está escrito en el libro Hacuzari (1, 26 y 2, 68): “Con este idioma habló Di’s
a Adam y a Javá, y este idioma fue con el que ellos hablaron cuando Di’s
les insufló el poder del habla. Por ello se autodenominó el primer humano
‘Adam’, porque fue hecho de la ‘Adamá’, la tierra, y a su esposa la llamó
‘Ishá,’ porque provenía del ‘Ish’, del hombre”.
“Y así ocurrió con todos los nombres que tenían los primeros seres humanos,
como Javá, que proviene de la palabra Jai; Cáin, de Caniti, Shet, de Shat;
Nóaj, de Nejamá, etc. Todos esos nombres contienen raíces de palabras en
hebreo porque fue el idioma que se hablaba”.
De aquí que se llamara ese lugar Babel (Babilonia), que proviene de la pa-
labra que significa en hebreo “mezclar”, “confundir”, ya que en ese lugar se
mezclaron y se inventaron los idiomas (Bereshit 11, 9).
150
Introducción 101-B: El origen del hebreo
Entre los únicos que conservaron el idioma original estuvo ‘Éver, descendien-
te de Shem, el hijo de Nóaj. Y como es sabido, él fue el maestro particular
de Abraham Avinu, y tanto influyó en él que luego se llamó Abraham Ha’ivrí,
por dos motivos que terminan siendo uno solo: ‘Ivrí, por su maestro ‘Éver, y
también porque ‘Éver significa “del otro lado”, haciendo alusión a que todo
el mundo hablaba idiomas convencionales y él se expresaba en el idioma
original Divino.
Por estas razones terminó este idioma llamándose hebreo, que además de ser
aprendido de ‘Éver y ser diferente, fue también un idioma del ‘Avar (“pasado”,
“el más antiguo”).
El motivo de que lo hiciera, explican nuestros Sabios, fue para que también
aquel que la estudiara en cualquier idioma se le considerara como estudio
de Torá.
151
Introducción 101-B: El origen del hebreo
Y como dice el profeta Nejemiá (13, 24), cuando expresa su gran angustia
ante la pérdida de muchos valores a causa de la Diáspora, como los matri-
monios mixtos: “Y sus hijos hablan el idioma Ashdodí, y no saben hablar el
idioma judío”.
Por supuesto, los escritos del Talmud Babilonio son una mezcla de hebreo y
arameo.
Fue en ese entonces que se estableció que incluso al leer la Perashá cada
Shabat en la sinagoga hubiera una persona que repitiera el versículo en ara-
meo. Esto se hizo por dos motivos: entender lo leído y no perder el idioma
hebreo, y poco a poco recuperarlo.
Sin embargo, Rabí Yehudá Hanasí, que vivía en Israel, escribió todas las Mi-
shnayot únicamente en hebreo.
Por otro lado, en Alemania, Francia e Italia fueron formándose otras comu-
nidades cuyo origen era las zonas aledañas a Roma o los sobrevivientes de
Israel. Así, del siglo IX en adelante se dividieron los judíos en dos grupos: el
de los Sefaradim y el de los Ashkenazim.
152
Introducción 101-B: El origen del hebreo
Por supuesto, hasta la fecha persiste la discusión de cuál era la forma correcta
de pronunciarlas en Israel antes de salir a los exilios.
Otros sostienen que, debido a los exilios y persecuciones que sufrieron los
Ashkenazim durante la Edad Media, lo más probable es que los Sefaradim
hayan logrado conservar mejor la tradición.
Para ello se organizó un comité, llamado Vá’ad Halashón, “El comité del
lenguaje”, el cual decidió que la pronunciación sería como la Sefaradí y la
escritura (cursiva) sería como la Ashkenazí.
De una forma u otra, es importante saber que cada uno debemos seguir
nuestra tradición y pronunciar los rezos con la gramática que nuestros ante-
pasados nos hayan trasmitido.
Por eso para los judíos de la Diáspora, cuyo idioma natal no es el hebreo y
que con dificultad lo entienden o lo pronuncian, resulta de mayor importan-
cia que primeramente recen en el idioma que quieran, pero que poco a poco
intenten aprender palabras en hebreo leyéndolas con la fonética correspon-
diente, con tal de que pronuncien en hebreo y entiendan en español, por
ejemplo, y que posteriormente avancen y aprendan a leer las letras hebreas,
mediante las cuales creó Di’s el mundo, para que prácticamente hablemos
con Él “en Su idioma”. •
153
Capítulo 101 B: Rezar sin pronunciar
Capítulo 101 B
154
Capítulo 101 B: Rezar sin pronunciar
155
Introducción 102: ¡No pases!
Capítulo 102
¡No pases!
Al finalizar Rav su rezo de ‘Amidá, y antes de dar los tres pasos para
decir el “‘Osé Shalom”, volteó y vio que su alumno aún no terminaba
de rezar. Por tanto, se quedó parado y esperó hasta que terminara. Sólo
entonces finalizó su rezo y se sentó en su lugar.
156
Introducción 102: ¡No pases!
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Introducción 102: ¡No pases!
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Introducción 102: ¡No pases!
Asimismo, el libro Dálet Amot Shel Tefilá (pág. 48) relata que cierta vez
Rabí Moshé Fainshtein, de bendita memoria, al finalizar su rezo recibió
una llamada telefónica urgente de Israel.
Esta ley, con sus dos motivos principales que analizamos, enfatiza la
importancia del rezo de la ‘Amidá, que al ser realizada ante la presen-
cia Divina, amerita una concentración tan grande que es nuestra obli-
gación no interferir en la concentración alcanzada por la otra persona.
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Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando
Capítulo 102
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Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando
10. No se permite pasar delante del que dice la Amidá para poder
rezar en su lugar fijo. (12)
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Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando
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Capítulo 102: No pasar frente al que está rezando
Amidá, debe empezar la Jazará sin dar los tres pasos, apoyándose en
los tres pasos que dará en Kadish Titkabal. (21)
18. Después de dar los tres pasos al terminar la Amidá, debe esperarse
un tiempo determinado para dar los tres pasos hacia adelante. Por lo
tanto, no debe apresurarse a dar los tres pasos hacia adelante con tal
de evitar que otros pasen frente a él. (22)
163
Introducción 104: ¡No interrumpas!
Capítulo 104
¡No interrumpas!
R elata la Guemará (Berajot 31a) que en cierta ocasión un Jasid estaba dicien-
do la ‘Amidá con mucha concentración a la mitad del camino. Pasó un gentil
de mucha importancia en esa nación, un ministro del rey, y lo saludó. Sin
embargo, no interrumpió su rezo y, por tanto, no devolvió el saludo.
Detuvo el ministro su caballo y esperó hasta que el Jasid terminara de rezar, y en-
tonces le dijo: “Ingenuo, ¿no sabes que en tu misma Torá dice: ‘Cuiden sus almas’?
Acabas de arriesgar tu vida por no contestar mi saludo. Pude cortarte la cabeza y
nadie me habría reclamado por ello”.
“Cuando rezo, no estoy parado delante de un rey de carne y hueso, que hoy está
aquí y mañana en la tumba, sino que me hallo delante del rey de reyes, Di’s, quien
está vivo, es eterno y reina por siempre. Con cuánta mayor razón que más no podría
interrumpir mi diálogo con Él”. El ministro sonrió y se despidió con cariño y admi-
ración del Jasid.
164
Introducción 104: ¡No interrumpas!
Pero, como dicen nuestros Sabios, cuando uno hace Teshuvá, siempre se le manda
una prueba para ver si su arrepentimiento y su promesa de no caer otra vez son
sinceros.
Por tanto, aparté de mi mente con rapidez todo ese asunto y seguí rezando con
emoción y concentración. Al finalizar mi rezo se aclararon en mi mente todas las
explicaciones del Zóhar con todo su esplendor.
El libro Pele Yo’etz comienza explicando la importancia del amor y el apego que
debe tener la persona con Di’s, y dice (letra Álef - “Ahavat Hashem”): “Hay muchas
clases de amor que debe la persona desarrollar en su vida, como el amor a ella mis-
ma, a la pareja, a los padres, a los compañeros, etc. Pero por encima de todos ellos
está el amor a Di’s”.
Sin embargo, relata el Midrash que mientras Yosef lloraba de la emoción, su padre,
Ya’acov Avinu, se dedicó en esos momentos a leer la Shemá’ y decir el: “Veahavtá
Et Hashem” (“y amarás a Di’s), como diciendo: “Incluso en este momento que estoy
abrazando a mi hijo perdido, te amo a Ti, Di’s, más que a todo. Y ni por un instante
en la vida nadie, ni siquiera mi hijo Yosef, superará el amor que te tengo”.
Ojalá logremos en nuestra vida amar tanto a Di’s que nunca interrumpamos por
nada ni por nadie esta Divina unión. Sin lugar a dudas, esto nos beneficiará median-
te el gran amor que nuestro Creador nos devolverá, y por este amor que nos tendrá
no permitirá que ningún acusador Celestial interfiera o interrumpa la abundancia
que nos mandará. •
165
Capítulo 104: Interrupción durante la Amidá
Capítulo 104
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Capítulo 105: Cuando dice dos veces la Amidá
Capítulo 105
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Introducción 106: El rezo femenino
Capítulo 106
El rezo femenino
Dado que puede llegar a pensarse que el rezo es principalmente para los
hombres y que las mujeres rezan sólo de forma secundaria, aclararemos lo
siguiente:
El Midrash Rabá (Bamidbar 27, 1) comenta: “Cuando vieron las hijas de Tze-
lofjad que corrían el riesgo de perder la herencia de la porción de tierra que
correspondía a su padre, lucharon por ella, y en un momento dado dijeron:
‘En el mundo suele la gente favorecer más a los hombres que a las mujeres.
Pero ante el Creador no es así. Él se apiada de los hombres y de las mujeres
por igual’”.
Como dijo el Rey David (Tehilim 45, 9): “Tov Hashem Lacol Verajamav ‘Al
Col Ma’asav” (“Di’s es bueno con todos y Su piedad está sobre todas sus
criaturas”).
Este Midrash coincide con otro (en Shemot Rabá 21, 4) que comenta: “Dijo
Rabí Yehudá: En el mundo, cuando un pobre pide algo o busca amistad es
rechazado, pero si es adinerado, es recibido y escuchado. Sin embargo, ante
Di’s no es así, sino que todos son iguales ante Él, mujeres y hombres, pobres
y ricos, etc.
168
Introducción 106: El rezo femenino
Como figura en la Torá que cuando el Pueblo de Israel se detuvo delante del
mar mientras Par’ó los perseguía, fueron los hebreos que acababan de salir
del estado de esclavitud a rezar a Di’s.
Por supuesto que el gran líder Moshé Rabenu también rezó. Pero a él le dijo
Di’s: “¿Para qué rezas? Ya recibí el rezo de mis queridos hijos. Sigue adelante,
camina y cruza el mar”. Es decir, no sólo el rezo de un pobre y un esclavo
puede equivaler al de un gran líder como Moshé Rabenu, sino que incluso
puede ser recibido antes.
Dice el profeta Yoel (3, 2). “Llegará el día en que derramaré mi espíritu sa-
grado sobre cada persona, y lograrán profetizar niños y niñas, ancianos y
jóvenes, esclavos y siervas…”.
Así que, en primera instancia, todos somos iguales ante Di’s. Como dijo al
final de sus días Moshé Rabenu, en la Perashá de Nitzavim: “Todos ustedes
están parados ante Di’s: Niños, mujeres, desde el aguador hasta el leñador”.
Y como afirmó Iyov (34, 19): “Lo Nicar Shú’a Vedal Lifné Hashem” (“No hay
diferencia entre el rico y el pobre ante Di’s”).
El concepto del rezo sirve para crear una comunicación entre la persona y
su Creador.
La Torá relata que al principio de la Creación, Di’s puso al primer hombre y
a su mujer en un paraíso, lugar en el que no les faltaba nada. Esa situación,
la de no necesitar de Di’s, los llevó, lamentablemente, a pecar y “descomu-
nicarse” de Él.
Por eso, después del juicio que les hizo por comer del fruto prohibido, al
hombre le dijo. “Con el sudor de tu frente comerás el pan”. En otras palabras:
“Tu mayor preocupación será la manutención, conseguir dinero y la buena
vida. Al ser ésta tarea difícil de alcanzar, te causará la necesidad de rezar, de
estar en contacto conmigo para pedir éxito y bendición”.
“Para ti, mujer, tu mayor preocupación será engendrar, traer hijos al mundo,
atenderlos y criarlos. La dificultad de esto será la que te causará rezar y estar
en contacto conmigo”.
De aquí vemos que el deseo de Di’s de nos comuniquemos con Él por medio
del rezo. Por ello, fue dado por igual al hombre y a la mujer, sólo que a cada
uno en su área.
169
Introducción 106: El rezo femenino
Asimismo, los pozos que excavó Abraham, los cuales los pastores de Avi-
mélej se los expropiaban, hecho que se repitió con Itzjak Avinu cuando
los filisteos tapaban los pozos que abría. O la problemática vida que llevó
Ya’acov Avinu con su tramposo suegro Laván, quien le cambiaba el suel-
do y no le pagaba como debía.
Por lógica, ante cada uno de estos sucesos nuestros Patriarcas se desaho-
gaban con Di’s diciéndole: “¡Ayúdame! Resuélve mi problema a fin de
tener pan para comer y ropa para vestir”.
Por el lado de las Matriarcas, vemos que su mayor dificultad fue la inferti-
lidad, ya que las cuatro eran estériles: Sará pasó aproximadamente setenta
y cinco años pidiendo tener un hijo. Rivká, comenta la Torá, que parada
una esquina y su esposo Itzjak en otra, rogaban a Di’s que les mandara
hijos y, cuando ella concibió, el embarazo le causó dificultades y falta de
claridad, como cuenta el Midrash: “Se fue a la Yeshivá de Shem y ‘Éver
para buscar a Di’s”, es decir, rezarle.
En cuanto a Leá, por su parte, comenta el versículo que sus ojos eran
“Racot”, y explican nuestros Sabios que esto significa que ya las pestañas
se le habían caído de tantas lágrimas que derramaba por sus rezos a Di’s
para pedirle que no la casaran con su primo, el malvado ‘Esav, pues de-
seaba formar un hogar digno y tener hijos educados y no delincuentes.
Pero no sólo es una relación de pedir o quejarse por falta de algo, sino
también una sana relación de agradecimiento, en la cual estamos obliga-
dos, hombres y mujeres, a agradecer.
Como vimos con las Matriarcas, que cada vez que tenían un hijo lo nom-
braban con agradecimientos a Di’s, y le daban un nombre que reflejaba
esto.
170
Introducción 106: El rezo femenino
Por ejemplo, Reubén fue llamado así porque “Raá Hashem,” “Vio Di’s
por mí”; Shim’ón, “Me escuchó Di’s”; etc. Y también sabemos todos que,
al salir el Pueblo de Israel de Egipto, por un lado tomó Moshé Rabenu a
los hombres y cantaron el haz Yashir, y su hermana Miriam, por su par-
te, congregó a todas las mujeres y con panderos y tambores cantaron y
agradecieron a Di’s.
Así que no nada más la obligación y la aceptación son por igual, para
hombres y mujeres, sino que, si seguimos indagando, veremos que mu-
chas de las leyes establecidas para el modo de rezar fueron dictadas por
los Jajamim a raíz de la forma en que rezó una mujer, Janá. Como dice en
el Pesiktá Zutrata (Vaetjanán 7a): “Todas las 18 bendiciones de la ‘Amidá
y su orden están inspirados de Vatitpalel Janá, el rezo de Janá”. Y agrega
el Talmud (Berajot 29a): “Las nueve bendiciones que se dicen en el Musaf
de Rosh Hashaná están inspiradas en las nueve menciones del Nombre
de Di’s en el rezo de Janá”. Además, dice el Yerushalmi (Berajot 4, 1): “De
Janá aprendimos que el rezo no puede ser corto, sino que la persona debe
extenderse en él, al igual que aprendimos de ella que no se debe alzar
demasiado la voz en el rezo, sino como hablando con uno mismo. Pero
tampoco puede ser de forma interior, sin ni siquiera mover los labios, ya
que Janá rezó en silencio, pero moviendo los labios”, etcétera.
1. Cuidar el recato.
Para evitarlo, no rezan juntos. Pero además de esto, hay un motivo in-
teresante por el cual la mujer no debe rezar con Minián: ella tiene una
conexión mayor con Di’s que la que tiene el hombre, como vimos en la
Creación, en la que, al crear Di’s al hombre, dijo a los ángeles: “Hagamos
al hombre”, pero cuando hizo a la mujer, dijo Di’s: “Le haré una compa-
ñera”.
Por tanto, lo que logra el hombre en una sinagoga con Minián de perso-
nas, Jazán y Séfer Torá, lo alcanza la mujer sola en su casa o ante las velas
de Shabat, en el momento que pide por su familia y la buena educación
de sus hijos. •
171
Capítulo 106: Quién está obligado a rezar
Capítulo 106
1. El Maimónides escribe que es Mitzvá rezar todos los días, sin que
la Torá establezca un tiempo definido ni una cantidad de rezos, por lo
que hombres y mujeres tienen la obligación de rezar diario. (1)
3. La mujer que desee decir los tres rezos diarios, será merecedora
de bendición, sin que se considere que bendice sin necesidad. (1)
172
Capítulo 106: Quién está obligado a rezar
173
Capítulo 106: Quién está obligado a rezar
16. Un joven que ha cumplido los trece años puede exentar a otros
de la obligación de rezar pues se considera que tiene ya los signos de
madurez. (16)
174
Capítulo 106: Quién está obligado a rezar
175
Introducción 107: Mala señal
Capítulo 107
Mala señal
S uele pensarse que los accidentes o los errores ocurren por falta
de suerte o mala coincidencia y casualidad. Pero en el judaísmo
se manejan a veces ciertos incidentes como una señal de Di’s
para la persona.
Por tanto, causa Di’s que accidentalmente se caigan los Tefilín, para
que el ser humano realice todo lo dicho anteriormente y por esta fuer-
za y energía que generen sus hechos se cancele el decreto.
Así funcionaría en caso de que, Di’s nos libre, se caiga un Séfer Torá.
En este caso no deberá ayunar nada más quien lo cargó, sino todos
los que estaban presentes en ese momento en la sinagoga, ya que el
mensaje fue mandado a la colectividad, a todos, para que juntos, con
los pasos de Teshuvá que den, eliminen el decreto negativo colectivo.
176
Introducción 107: Mala señal
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Capítulo 107: No recuerda si rezó
Capítulo 107
No recuerda si rezó
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Capítulo 107: No recuerda si rezó
un error en el rezo
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Capítulo 107: No recuerda si rezó
13. Cualquier persona que debe recitar la Amidá en Arbit dos veces,
debe decir la segunda después de responder al “Barejú” del oficiante.
(5)
Errores en la Amidá
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Capítulo 107: No recuerda si rezó
20. Si rezó Shajrit sin saber que era Rosh Jódesh, y se enteró
hasta la tarde, debe rezar Minjá, después Musaf, y finalmente repetir
la Amidá de Minjá como remplazo a la Amidá de Shajrit por no haber
dicho “Yaalé Veyabó”. Al finalizar, recita el Halel. (13)
21. Si cuando estaba por terminar el tiempo apto para decir Minjá,
se percató que no dijo Musaf, dice Minjá aunque pierda el rezo de
Musaf. (14)
181
Capítulo 107: No recuerda si rezó
• En los diez días que hay entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, se dice
“Hamélej” en “Atá Kadosh” y en “Hashiba Shofetenu”, debe terminar la
bendición “Hamélej Hakadosh” y seguir en orden “Atá Jonén”. (4,5,6)
26. En los diez días que hay entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, se
finaliza la bendición de “Ha-el Hakadosh” con “Hamélej Hakadosh”.
Si dijo “Ha-el Hakadosh” y corrigió su error antes de haber transcurrido
dos segundos, puede continuar la Amidá; si no corrigió el error dentro
de este tiempo, repite la Amidá. (17)
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Capítulo 107: No recuerda si rezó
Confusión en la Amidá
183
Introducción 108: Recuperar un rezo perdido
Capítulo 108
Respecto a los tres rezos del día, la Guemará (Berajot 26a) presenta la
posibilidad de que si una persona, por fuerza mayor, perdió uno de los
rezos, podrá recuperarlo en el siguiente rezo realizándolo dos veces.
Aunque los rezos son como los sacrificios y, si fueron fallidos y no se
sacrificó por la mañana el cordero correspondiente, ya no se podían
sacrificar dos por la tarde; pero dado que el rezo tiene también el factor
de plegaria y comunicación con Di’s, se permitió rezar dos veces para
cumplir así con los tres rezos diarios.
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Introducción 108: Recuperar un rezo perdido
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Capítulo 108: Amidá de reemplazo
Capítulo 108
Amidá de reemplazo
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Capítulo 108: Amidá de reemplazo
se tardó en decirla hasta que pasó el tiempo apto para decir Shajrit,
puede decirla hasta el mediodía. No obstante, si intencionalmente no la
8.
dijo, o si se fue a trabajar o a comer, puede decirla con condición. (14)
entre el amanecer y la salida del sol, debe decir la Amidá con condición,
teniendo precaución de decir la Amidá de Shajrit después de la salida
del sol. Si fue por error que no dijo Arbit, debe esperarse a decir la
propia. (7)
187
Capítulo 108: Amidá de reemplazo
14. Si una mujer que está acostumbrada a decir los tres rezos
diarios, no dijo una de las Amidot por un incidente, puede reponerla
En Shabat
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Capítulo 108: Amidá de reemplazo
En Rosh Jódesh
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Capítulo 108: Amidá de reemplazo
29. Si no dijo “Yaalé Veyabó” en Minjá del último día de Jol Hamoed
de Sucot, no dice dos veces la Amidá de Arbit de Sheminí Atzéret, ya
que es una fiesta independiente. No obstante, en vísperas del último
día de Jol Hamoed Pésaj, si no dijo “Yaalé Veyabó” en Minjá, dice dos
veces la Amidá de Arbit de Yom Tob, pues sigue siendo la misma fiesta.
(28)
190
Capítulo 109: Quien dice la Amidá con el o ficiante
Capítulo 109
2.
Kedushá, incluso si después volverá a decir la Kedushá en su Minián. (1)
191
Introducción 110: Rezar en el camino
Capítulo 110
Rezar en el camino
S i por alguna razón salimos de viaje, sea por negocios, placer o alguna otra
razón, debemos saber que tampoco bajo esas circunstancias podemos aban-
donar nuestra obligación de rezar. No es excusa que no gocemos de las co-
modidades comunes, como rezar en una sinagoga o contar con diez personas para
realizar el rezo con Minián.
Por otro lado, la Halajá se torna más flexible ante estas circunstancias. Por ejemplo,
nos permite decir la ‘Amidá sentados, si así se consigue concentrar debidamente;
si rezar con diez personas incomoda a los pasajeros gentiles que van en el avión o
tren, es preferible rezar individualmente, sin Minián; etcétera.
Es decir, nuestros Jajamim prefirieron “ceder” en ciertos puntos con el fin de que
recemos, ya que el rezo en el camino o en el viaje, además de ser una obligación
diaria, contiene un elemento más, como lo afirmaron nuestros Sabios en el Midrash:
“En todos los caminos hay peligro” (Kohélet Rabá 3, 3).
Por ello dice la Guemará (Berajot 29b): “Aconsejó Eliahu Hanabí a Rabí Yehudá
que cada vez que salga de viaje, no lo haga sin decir Tefilat Hadérej (“plegaria del
viajero”), para que por medio de este rezo le envíe Hashem la protección de los
ángeles, como dice el versículo: “Ki Malajav… Lishmorjá Bejol Derajeja” - “Pues Sus
ángeles... para que te protejan en todos tus caminos” (Tehilim 91, 11).
Este concepto se vio también durante los cuarenta años que deambuló el pueblo de
Israel en el desierto. Cuando terminaban de acampar en un lugar y empezaban una
nueva travesía, relata la Torá que Moshé recitaba en ese momento un rezo especial
para pedir a Hashem que los enemigos huyeran y no se aproximaran para dañarlos.
192
Introducción 110: Rezar en el camino
De todo lo anterior se refleja que al viajar, uno requiere protección extra, y puede
obtenerla por medio de un rezo con elcual pide a Hashem ser parte de su travesía,
a acompañarlo y a cuidarlo.
Por eso establecieron nuestros Sabios, además del rezo diario, común, un rezo adi-
cional, una bendición especial para los caminos, conocido como Tefilat Hadérej,
mismo que con el tiempo se editó otra similar para los que navegan en cruceros,
y posteriormente un texto modificado para los que vuelan en aviones, cuyo factor
común en todas es: “¡Hashem, cuídanos en el camino y ayúdanos a regresar sanos
y salvos!”.
Por ejemplo, la fruta pertenece al reino de la flora y es simplemente eso, una fruta.
Al tomarla con la mano derecha y decir sobre ella su respectiva bendición, se eleva
la fruta a niveles espirituales que para muchos Cabalistas del siglo XIV, significa una
forma de elevar el alma que puede estar en ella.
Asimismo, un espacio vacío de Santidad, o incluso profano, por algo que se hizo en
él en el pasado, cuando esté la persona allí y rece o estudie, de alguna forma purifica
el lugar y hace una reparación espiritual.
Explica el Bá’al Shem Tov que por eso sucede que la persona emigre, viaje y se
traslade a distintos lugares, ya que a donde llegue tendrá que hacer alguna labor
de reparación espiritual. Obviamente, los motivos por los cuales viajará a esos lu-
gares estarán “disfrazados” como asuntos de negocios, la boda un amigo, un viaje
de placer, etc. cuando en la realidad, el verdadero objetivo está más allá de lo que
imagina... la limpieza que deberealizar allí o la energía positiva espiritual que debe
dejar en ese lugar.
Al respecto añade Rabí Najmán de Breslev: “Por eso deberá la persona poner mu-
cho énfasis en sus viajes, pues aunque no sea muy meticulosa en la ciudad para
cumplir con los tres rezos diarios y las bendiciones sobre cada alimento que tome,
y menos todavía en fijarse largos lapsos de estudio de Torá, en los viajes le aconsejo
que sea más estricto en no perder el rezo durante su travesía, ya que quizá sólo para
eso viajó hasta allá...”. •
193
Capítulo 110: La Amidá mientras viaja
Capítulo 110
194
Capítulo 110: La Amidá mientras viaja
8. Quien dice Tefilat Hadérej en altavoz para que los demás cumplan
con su obligación al escucharlo, sirve si los demás lo escuchan aun sin
altavoz, contestando Amén al finalizar la bendición. (11)
195
Introducción 111: Tener fe en la salvación
Capítulo 111
Tener fe en la salvación
E l Talmud hace mucho énfasis sobre la grandeza del que empieza la ‘Amidá inmedia-
tamente después de terminar de leer el Shemá’ y los párrafos posteriores, mismos que
concluyen con la bendición de “Gaal Israel” (“Bendito eres Tú, Hashem, que salvó al
Pueblo de Israel”).
Por ejemplo, comenta el Talmud (Berajot 4b) en nombre de Rabí Yojanán “¿Quién tendrá el
mérito de tener parte en el Mundo Venidero? El que une “Gaal Israel” con la ‘Amidá”.
En otro párrafo afirma Rabí Beroná, quien era una persona muy grande, creyente y alegre en
el cumplimiento de las Mitzvot, que la vez que pudo unir las palabras “Gaal Israel” con la
Amidá no dejó de sonreír todo ese día.
Incluso el rey Jizquiyá afirmó en cierta ocasión lleno de felicidad ante Hashem diciendo:
“Siempre hice lo que está bien ante tus ojos”, y explicaron nuestros Sabios que se refirió a
que siempre juntaba el “Gaal Israel” con la ‘Amidá (Berajot 9b).
Asimismo, comenta el Zóhar que: “Cuando el Pueblo de Israel concurre a las Sinagogas a
rezar, en el momento que juntan “Gaal Israel” con la ‘Amidá, una Voz Celestial proclama: Di-
choso es este pueblo sagrado, que hace lo bueno y lo correcto ante Hashem” (Terumá 128b).
Ciertamente, todo lo anterior exige una explicación: ¿Por qué es tan importante unir estos
dos párrafos?
Al respecto, explica Rabí Yoná Gerone: “Toda la fuerza del rezo es la fe y la seguridad con
que se dirige uno a Hashem, es decir, la fe en que Él atiende su llamado y la seguridad de que
Él lo rescatará de sus sufrimientos”.
“Es por eso que se estableció leer los versículos y agradecimientos a Hashem por la salida
de Egipto y culminarlos con la bendición de “Gaal Israel” antes de comenzar la ‘Amidá, para
primeramente llenarnos de fe y seguridad en Hashem Todopoderoso, quien realizó los gran-
des milagros en Egipto y nos sacó de una esclavitud que nadie podía conseguir, gracias a las
plegarias que provenían de los corazones del pueblo esclavizado”.
“Así, con esa fe y seguridad nos preparamos para comenzar la ‘Amidá, que contiene las peti-
ciones personales para Hashem, indicándonos con esto que sólo si llegamos a la ‘Amidá con
la fe y la seguridad que conseguimos en los párrafos anteriores, ese rezo
será recibido”.
196
Introducción 111: Tener fe en la salvación
Cuando vivimos con esta fe y seguridad absoluta en Hashem, es evidente que obtendremos
el Mundo Venidero, y si lo conseguimos, es motivo para sonreír todo el día, ya que así lle-
vamos a cabo con lo bueno ante los ojos de Hashem, causando con esto que en el Mundo
Venidero, en el Cielo, los Ángeles alaben a Di’s por este pueblo especial que tiene.
Aprendemos de todo lo anterior lo importante que es rezar con la seguridad de que Hashem
puede ayudarnos. Por eso comienza la Amidá con alabanzas a la grandeza del Creador, no
para adularlo, sino para mentalizarnos de que es el Todopoderoso.
Además, la seguridad causa que los milagros ocurran, como se refleja en el libro de Melajim
con varios hechos del profeta Eliahu, donde, por ejemplo, en los años de sequía fue a la casa
de una viuda y le pidió que le preparara algo de comer.
La mujer le dijo: “Me quedaron ingredientes suficientes sólo para hacer un pequeño pan, el
cual dividiré, y una mitad la comeré yo y la otra mi hijo. Luego nos sentaremos cruzados de
brazos esperando la muerte, ya que no queda nada más alimento”.
Entonces le dijo el profeta: “Dame de comer ese pan y luego tu casa se llenará de abundan-
cia”.
Cualquiera respondería al profeta: “Si tienes ese don, hazlo primero y después te preparare-
mos el banquete que quieras”.
Pero el profeta se empeñó en comer primero lo que había y sólo después hacer el milagro.
Y así fue. Un caso parecido ocurrió al final de los tres años de sequía, donde preguntó el
profeta Eliahu a todo el pueblo reunido a los pies del Monte Carmel (después del debate con
los cuatrocientos profetas falsos): “Si tienen fe y seguridad en Hashem, hoy mismo lloverá y
vendrá la abundancia”.
Cuando todos le contestaron que sí la tenían, les ordenó que trajeran de sus casas el resto
del agua potable. Cuando la trajeron, les ordenó que la derramaran sobre el suelo y sólo
entonces empezaría a llover.
De nuevo, cada uno de nosotros le diría: “Profeta, primero que llueva y después tiraremos el
agua. ¡Imagínese si no llueve!”.
Pero el profeta insistió: “Primero derramen el agua y después lloverá”. El motivo de todo esto
es muy simple: si cocinas lo último que tienes y derramas las últimas valiosas gotas de agua
con que cuentas, demuestras tu plena seguridad en que el milagro va a ocurrir. Y esto es
justamente lo que hace que ocurra.
Esta seguridad fue la que nos sacó de Egipto y la que causó todos los milagros que se vieron
allá, pues por toda esa seguridad de que el mar iba a dividirse se lanzaron antes de que se
abriera, confiados en que Di’s cumpliría su promesa de salvarlos.
La seguridad que teníamos que aun sin comida ni agua suficientes para la travesía en el
desierto Di’s las proveería, causó que cayera el Man del cielo y que el pozo de Miriam no
dejara de proveernos agua.
Por ello, debemos juntar el “Gaal Israel”, que habla de esa seguridad que tenían nuestros
padres, para entrar con ella a nuestro rezo de ‘Amidá y nuestras peticiones personales. •
197
Capítulo 111: Juntar “Gaal Israel” a la Amidá
Capítulo 111
198
Capítulo 112: Peticiones al comienzo de la Amidá
Sin embargo, en el rezo de Minjá y Arbit, deben tener cuidado que por
esto no vayan a desconcentrarse al contestar Kadish, que se encuentra
justo antes de comenzar la Amidá. (10)
Capítulo 112
199
Introducción 113: Prosternarse ante Di’s
Capítulo 113
Lo mismo sucedía con el que hacía el incienso, que se prosternaba y salía, así
como el que limpiaba el candelabro, y otras labores en el Bet Hamikdash. To-
dos ellos se prosternaban y salían (Rambam, Leyes de Temidim, Capítulo 3).
Aunque este acto nos parezca muy simple, el Midrash Rabá (56, 2) aclara su
grandeza: “Dijo Rabí Itzjak: Abraham Avinu regresó de la ‘Akedá sin haber
matado a su hijo sólo por las reverencias que realizó al llegar; el Pueblo de
Israel salió de Egipto por las reverencias que hicieron ante Di’s; la Torá se
entregó por las reverencias que realizaron a los pies del Monte Sinai; Janá (la
madre del profeta Shemuel) sanó de su esterilidad por el mérito de que se
prosternaba ante Di’s”.
200
Introducción 113: Prosternarse ante Di’s
Así también lo vimos con Ya’akov Avinu, cuando llegó ‘Esav molesto y enoja-
do, con intenciones de asesinarlo, que se prosternó Ya’akov Avinu siete veces
y en cada una lograba disminuir el enojo de su hermano, hasta que después
de la séptima vez se abrazaron.
Por eso justamente en el rezo de la ‘Amidá nos encontramos con siete pros-
ternaciones, como dice el Zóhar: “Y debe procurar cada judío pararse a re-
zar envolviéndose en su Talit como un pobre parado en el portón del rey,
prosternándose ante Él siete veces, como dice el versículo: ‘Siete veces se
prosternará el justo’ (Mishlé 24, 16)”.
AL respecto explican los comentaristas que las siete reverencias a las que se
refirió el Zóhar son dos al inicio, dos al final y tres que se realizan al finalizar
el rezo de Osé Shalom, donde se prosterna hacia la izquierda, a la derecha
y al frente.
Por tanto, siendo que hay siete Cielos y entre uno y otro una “capa” que las
divide, al igual que el Pueblo de Israel rodeó las murallas de Yerijó sietes
veces hasta que cayeron, también con cada prosternación de la ‘Amidá rom-
pemos una muralla más y elevamos nuestros rezos un Cielo más arriba, hasta
que se ubican en el séptimo (llamado ‘Arabot), frente al Trono Celestial. •
201
Capítulo 113: Inclinarse durante la Amidá
Capítulo 113
202
Capítulo 113: Inclinarse durante la Amidá
203
Introducción 114: La lluvia Celestial
Capítulo 114
La lluvia Celestial
D ebido a que el agua potable es la fuente de la vida, pues sin ella nada
florecería y ningún animal ni ser humano podría existir, dedicamos una
parte de nuestro rezo a la petición y agradecimiento a Di’s por el agua,
desde el leve rocío hasta las fuertes lluvias.
Por eso, la petición por agua se ubica en la bendición para la manutención, ya que
hay una fuerte similitud entre ambos conceptos.
Al igual que el agua se divide en rocío (diario), lluvia (de vez en cuando) y nieve
(acumulada en la cima de las montañas para que en el verano, cuando falte agua,
el sol la derrita y la mande por canales a los lugares bajos), así es también la manu-
tención:
El rocío hace alusión al dinero que uno gana a diario, la lluvia a los negocios sólidos
que se presentan de vez en cuando y la nieve refleja el fondo ahorrado que coloca-
mos en “la cima” de los bancos, para cuando se presente la necesidad de hacer un
gasto fuerte.
Con el rezo no sólo pedimos a Di’s por el agua y la lluvia, sino que también lo ala-
bamos por su grandeza y le agradecemos por el milagro diario de la lluvia. Como
dice en el libro Hatoda’á: “Observa la gran bondad del Creador.
Mientras estamos durmiendo Di’s abre su buen tesoro y nos proporciona rocío y
lluvia, con los que riega nuestros campos y sacia toda la tierra, para que ésta pueda
sacar sus frutos, llenos de bendiciones.
204
Introducción 114: La lluvia Celestial
Sobre el versículo de Iyob (28, 25) que dice : “¿Mi Pilag Lashétev Tehalá?” (“¿Quién
separó las gotas del chorro?”), comenta la Guemará (Babá Batrá 16a) que dice Has-
hem: “Muchas gotas de agua ubiqué en las nubes y entre ellas creé un margen para
que no se junten las gotas en el aire, pues si se juntaran y cayeran juntas como un
baño de agua desde esas alturas, lo destruirían todo”.
Si observamos mientras la lluvia cae, veremos este milagro con nuestros propios
ojos, que a pesar de que las corrientes de viento mueven las gotas y la diferencia en
la velocidad con que éstas caen podrían fácilmente causar que se fueran juntando y
crearan un gran “lago de agua” en el aire que va camino a tierra firme, Di’s Todopo-
deroso se encargó de que esto no ocurra.
A veces el que recibe origina a quien da a que dé. Esto se llama It’arutá Deltata, el
despertar que vino desde abajo.
Pero a veces puede ocurrir que quien da decide, por voluntad propia, dar sin que se
le pida. Eso se llama It’arutá Del’ela.
Estos dos conceptos pueden encontrarse en muchas áreas de la vida. Por ejemplo,
entre rico y pobre, maestro y alumno, y por supuesto, Di’s y nosotros, donde los
primeros dan y los segundos reciben.
La forma apropiada de realizar las cosas es que primero haya It’arutá Deltata, y ésta
causará la gracia Celestial para que la lluvia se proporcione “de buena gana” y en
abundancia.
Por eso en la ‘Amidá, mientras empezamos a alabar a Di’s y nos preparamos para
pedir, hacemos alusión al ciclo vital del agua, que comienza con su evaporación
desde la tierra, cómo el vapor se eleva al cielo, donde se condensa y baja como
lluvia en abundancia, como dice el versículo: “Y el vapor subirá desde la tierra y
regará su faz” (Bereshit 2, 6).
Así son también nuestras plegarias: Se elevan a Di’s como un cálido vapor que
emana de nuestros corazones, el cual termina formando una nube Divina de letras,
palabras, alabanzas y peticiones, las cuales causan que Di’s vierta sobre nosotros
aguas de bendición y alegría. •
205
Capítulo 114: Alusión a las lluvias
Capítulo 114
206
Capítulo 114: Alusión a las lluvias
207
Capítulo 114: Alusión a las lluvias
10. Con decir noventa veces “Mejayé Metim Atá Rab Lehoshía
Morid Hatal”, aun en un mismo día, se considera que ya se acostumbró
a decir “Morid Hatal”. Por lo tanto, si así lo hizo y tiene duda si dijo
“Morid Hatal”, lo más probable es que dijo correctamente y no repite
la Amidá. (8)
208
Capítulo 114: Alusión a las lluvias
209
Introducción 115 a 118: La infraestructura de la “Amidá”
La infraestructura de la “Amidá”
Di’s salvó a Abraham Avinu del horno ardiente al cual lo arrojó el rey Nimrod.
Al salir del mismo, alabaron todos los ángeles a Di’s diciéndole: “Baruj Atá...
Maguén Abraham” (“Bendito eres Tú Di’s que salvó a Abraham”).
Cuando durmió Ya’akov en Bet El, soñó con la escalera, alcanzó niveles muy
elevados y santificó por la mañana ese lugar, alabaron los ángeles a Hashem
diciendo: “Atá Kadosh... Ukdoshim Bejol Yom Yehaluluja Sela” (“Tú eres San-
to... y santos te alaban por siempre”).
210
Introducción 115 a 118: La infraestructura de la “Amidá”
Cuando Yehudá ordenó ejecutar a Tamar, ella le demostró que se había equi-
vocado, y Yehdá inmediatamente aceptó su error. En ese momento se le per-
donó su pecado y en el cielo los ángeles dijeron: “Baruj Atá... Janún Hamarbé
Lislóaj” (“Bendito eres Tú Di’s, piadoso que perdona”).
Cuando Itzjak Avinu cedió y no discutió más por los pozos que le cubrieron
los filisteos, Di’s le mandó mucha abundancia monetaria, a lo que expresa-
ron los ángeles: “Baruj Atá... Mevarej Hashanim” (“Bendito eres Tú Di’s, que
bendice los años”).
Cuando viajó Ya’akov con su familia a Egipto para reunirse con su hijo Yosef,
dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Mekabetz Nidjé ‘Amó Israel” (“Bendito eres
Tú Di’s, que reúne al Pueblo de Israel”).
Cuando Hashem entregó la Torá al Pueblo de Israel y se les dieron las leyes
de juicio y justicia, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Mélej Ohev Tzedaká
Umishpat” (“Bendito eres Tú Di’s, Rey que ama la justicia y el juicio”).
Cuando los egipcios se ahogaron en el mar, dijeron los ángeles: “Baruj Atá...
Shover Oyevim Umajní’a Zedim” (“Bendito eres Tú Di’s, que doblega a los
enemigos”).
Cuando Yosef juró a su padre que cumpliría con su deseo de enterrarlo en Is-
rael, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Mish’án Umivtaj Latzadikim” (“Bendito
eres Tú Di’s, que das apoyo y seguridad a la gente justa”).
Cuando construyó el Rey Salomón el Bet Hamikdash, dijeron los ángeles: “Baruj
Atá... Boné Yerushalaim” (“Bendito eres Tú Di’s, que construye Yerushalaim”).
211
Introducción 115 a 118: La infraestructura de la “Amidá”
Cuando clamó el Pueblo de Israel en Egipto ante Di’s que los librara de la
esclavitud, y Di’s los escuchó, dijeron los ángeles: “Baruj Atá... Shome’a
Tefilá (“Bendito eres Tú Di’s, que escucha las plegarias”).
Debido a que todas estas bendiciones fueron dichas en los Cielos, nuestros
Sabios, con su grandeza, las “rescataron” y establecieron en nuestro rezo.
Sin embargo, siendo que cada una de ellas fueron dichas en épocas dife-
rentes, Rabí Shimón Hapakulí las ordenó, no en orden cronológico, sino en
orden temático, para que el rezo lleve una secuencia, que es la siguiente:
Después de alabar a Di’s en las primeras tres bendiciones, comenzamos
las trece peticiones: En la primera (“Atá Jonén”), pedimos a Di’s sabiduría,
para que nos ayude a pedir las cosas correctas y de manera correcta; luego,
en la segunda y tercera bendiciones (“Hashivenu” y “Selaj Lanu”), empe-
zamos a pedir a Di’s por las cosas espirituales: “Acércanos, Di’s, a tu Torá;
perdónanos por los pecados que cometimos”, dando así preferencia a las
peticiones espirituales.
212
Introducción 115 a 118: La infraestructura de la “Amidá”
Ante los enemigos y gente perversa, a la que molestará todo esto, decimos
en la novena bendición: “Extermina, Di’s, por favor, a todos Tus enemigos”.
Como prometen nuestros Sabios que en ese entonces, cuando todo el sufri-
miento haya terminado, cada uno de nosotros traerá un sacrificio de agradeci-
miento para decir a Di’s: “Lejá Naé Lehodot” (“A Ti, Di’s, es digno agradecer”).
213
Capítulo 115: Bendición “Atá Jonén”
Capítulo 115
Capítulo 116
hasta “Refaenu”
214
Capítulo 116: Bendiciones desde “Hashibenu” hasta “Refaenu”
215
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”
Capítulo 117
1. En Israel, se pide por las lluvias a partir del rezo de Arbit del siete de
Jeshván. Por lo tanto, se dice la bendición de “Barej Alenu” donde se
incluye la súplica por las lluvias. Esta bendición se dice hasta terminar
el rezo de Minjá de la víspera de Pésaj. (1)
216
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”
8. Quien viaja a Israel a partir del siete de Jeshván, dice “Barej Alenu”
como la costumbre del lugar. Cuando regresa a su país, debe decir
“Barejenu” hasta que comiencen a decir “Barej Alenu” en su lugar de
residencia. Sin embargo, es conveniente que en “Shemá Kolenu” diga
“Vetén Tal Umatar Librajá” mientras tanto. (17)
217
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”
218
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”
Si se trata del oficiante fijo del rezo de Shajrit y Minjá, lo anterior aplica
sólo dieciocho días desde que se empezó a decir “Barej Alenu”. (10)
219
Capítulo 117: Bendición de “Barej Alenu”
Bendición “Barejenu”
220
Capítulo 118: Bendición de “Hashiba”
Capítulo 118
Bendición de “Hashiba”
221
Introducción 119: Rezar con tus palabras
Capítulo 119
Por supuesto, por ser lo que queremos decir, nos concentramos al de-
cirlas.
222
Introducción 119: Rezar con tus palabras
Así que, ¿cuál es el modo más correcto para rezar? La respuesta es que
la combinación de los dos modos representa la perfección.
Y no sólo eso, sino que, como dice Rabí Yonatán Aibeshitz, en su libro
Ya’arot Devash (Tefilá Capítulo 1): “Procura rezar con tus palabras en
la bendición de “Shemá’ Kolenu”, ya que estas plegarias particulares
tuyas son muy queridas por Di’s, y esta es la parte principal de todo el
rezo”.
223
Capítulo 119: Peticiones personales en la Amidá
Capítulo 119
224
Capítulo 120: Bendición de “Retzé”
Capítulo 120
Bendición de “Retzé”
225
Introducción 121: ¡Gracias Di’s!
Capítulo 121
¡Gracias Di’s!
Asimismo, en cada paso que damos, desde los rezos en Bircat Hama-
zón hasta cuando salimos del baño, agradecemos a Di’s por cada uno
de ellos. E incluso el nombre del Pueblo Judío proviene de Yehudá, el
cuarto hijo de Leá, que proviene del término “agradecer”.
226
Introducción 121: ¡Gracias Di’s!
Rashí explica al respecto que: “Por profecía era sabido que Ya’akov
tendría doce hijos, quienes formarían las Doce Tribus de Israel, y de-
bido a que tenía cuatro esposas, lo supuesto era que cada una tendría
tres hijos. Por eso, cuando Leá tuvo un cuarto hijo, se dio cuenta de
que había recibido más de lo que merecía, y por ello agradeció a Di’s
nombrándolo Yehudá”.
Esto nos indica que mientras la persona cree que recibe lo que le co-
rresponde, no siente la necesidad de agradecer.
Así, cada vez que llegan las festividades de Sucot, Pésaj, Janucá, Purim,
etc., dedicamos esas fechas a agradecer a Di’s.
Por eso existe cierta ley que exige a los que atravesaron un largo ca-
mino por aire, mar o tierra, lograron salir de prisión, unsecuestro o
cautiverio, y al enfermo de gravedad que sanó, a decir la bendición de
“Hagomel” y agradecer a Di’s.
227
Introducción 121: ¡Gracias Di’s!
Además, cuando alguien nos agradece por un favor que le hicimos, ese
agradecimiento nos impulsa a ayudarle de nuevo, mientras que cuando
no nos agradecen, perdemos interés alguno por ayudarlo de nuevo.
228
Introducción 121: ¡Gracias Di’s!
Cuando salió, dijo Rabí Abahu: “Me salvé y logré salvar a todos porque
siempre seguí el ejemplo de Rab Aja de agradecer a Di’s cada vez que
salgo de ese lugar”.
Es fácil darse cuenta que durante todo el rezo nos dirigimos a Di’s en
masculino y a nosotros somos como la parte femenina, debido a que
en la Kabalá al que da se le distingue en masculino y al que recibe en
femenino.
229
Capítulo 121: Bendición de “Modim”
Capítulo 121
Bendición de “Modim”
230
Capítulo 121: Bendición de “Modim”
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Capítulo 122: Final de la Amidá
Capítulo 122
Final de la Amidá
5. Todo aquel que dice “Asé Lemaan Shemaj, Asé Lemaan Yeminaj,
Asé Lemaan Torataj, Asé Lemaan Kedushataj” amerita recibir la
Divinidad. (4)
232
Capítulo 122: Final de la Amidá
233
Introducción 123: El recipiente de la paz
Capítulo 123
El recipiente de la paz
A l finalizar la ‘Amidá, damos tres pasos atrás y citamos el “‘Osé Shalom Bimro-
mav” (“El que hace la paz en las alturas derramará su paz sobre nosotros”).
Cabe preguntar, ¿por qué se eligió el tema de la paz para finalizar con él este rezo? La
respuesta se halla en el tratado de Ukzin (3, 12): “Dijo Rabí Shimón Ben Jalafta: No
encontró Di’s mejor recipiente que contuviera las bendiciones que la paz”.
Es decir, cada bendición necesita dónde ser contenida, como el vino, que necesita una
buena copa para reposar en ella. Si dicho recipiente está agrietado, ya no importa qué
tan buen vino sea, pues todo se derramará y se perderá por esa grieta.
Así son las bendiciones: Precisan reposar en una persona de paz, en un hogar en el
que no hayan “grietas” entre el hombre y la mujer, entre padres e hijos, y en un ne-
gocio en que la paz, la armonía y la confianza entre los socios sean inquebrantables.
Por ello, en el rezo, la bendición de los Cohanim finaliza con las palabras “Veyasem
Lejá Shalom” (“Y te dé Di’s a ti paz”).
Posteriormente, el Jazán continúa el rezo con las palabras: “Sim Shalom” (“Reposa
la paz sobre el Pueblo de Israel”) y concluimos la ‘Amidá con la petición de “‘Osé
Shalom”, para indicarnos que todas estas bendiciones y abundancia Divina necesitan
del recipiente Paz.
Suena fácil cumplir con el versículo de Tehilim (34, 16) “Bakesh Shalom Verodfehu”
(“Pide paz y persíguela”). Pero en verdad no lo es, ya que el orgullo y la seguridad de
que lo que decimos y hacemos es lo correcto y que todos los demás están equivoca-
dos, nos impide alcanzarla.
Por eso la Halajá establece que antes de citar el “‘Osé Shalom”, primero debe la per-
sona agachar la cabeza, dar tres pasos hacia atrás y sólo entonces pedir la paz, indi-
cándonos con esto que si queremos paz, primero debemos agachar la cabeza con
humildad y luego retirarnos de nuestra posición para conseguirla.
234
Introducción 123: El recipiente de la paz
La Guemará (Berajot 56b) comenta: “En los sueños, un río, un pájaro o una olla son
mensajes de: Aprovecha el siguiente día, pues es un momento apto para hacer paz. Tú
sabrás con quién”.
Sólo existe una diferencia entre estos tres símbolos. El río representa: “Haz la paz
llevando un regalo, pagando, devolviendo”, pues al igual que el río transporta cosas
de un lugar a otro, tú también debes transportar y llevar algo para conseguir esta paz.
En el caso del pájaro, que pía, hace alusión a que esta paz se conseguirá por medio de
palabras que tendrás que “piar”; es decir, tendrás que pedir perdón, contentar, aclarar,
explicar...
En el caso de la olla, el tipo de paz que alude es muy interesante. Las ollas logran
“hacer la paz” entre el fuego y el agua al separarlos: El fuego arde por debajo y el agua
hierve adentro.
Esto significa que este tipo de paz se logra sólo por medio de la separación. Muchas
veces el exceso de cercanía y la convivencia constante causan infinidad de roces entre
las personas, por lo que una pequeña y breve separación hace bien a todas ellas.
Al respecto, figura en Maséjet Dérej Éretz Zuta (Capítulo 11), que cuando veía Aharón
que dos personas peleaban, iba con una y le decía: “Me encontré ayer con tu amigo.
Está muy arrepentido por lo que sucedió y no sabe cómo contentarse contigo”.
Después iba con la otra persona y le decía las mismas palabras, de modo que al día
siguiente, cuando se encontraban, se abrazaban y olvidaban lo sucedido.
En Maséjet Kalá Rabatí (Capítulo 3) comenta que “cuando falleció Aharón Hacohén, se
levantaron en las primeras filas ochenta mil jóvenes, todos llamados Aharón”.
El motivo por el que todos esos jóvenes se llamaban Aharón era porque, cuando las
parejas que los dieron a luz estuvieron a punto de divorciarse, Aharón Hacohén fue
quien los contentó y ya no se separaron.
Parece increíble: Si a las ochenta mil almas que nacieron agregamos todas las parejas
que tuvieron niñas, todas las que ya no estaban en edad de tener hijos y la paz que
logró entre amigos, socios y similares, la cantidad de gente que Aharón Hacohén logró
encontentar asciende a cantidades realmente muy elevadas.
235
Capítulo 123: “Osé Shalom”
Capítulo 123
“Osé Shalom”
3. Antes de dar los tres pasos hacia atrás, debe inclinarse hasta que
resalten todas sus vértebras, aunque no debe inclinarse en demasía al
punto que su boca toque su cinturón. (1)
236
Capítulo 123: “Osé Shalom”
237
Introducción 124: El esplendor de la Jazará
Capítulo 124
El esplendor de la Jazará
En el libro Kaf Hajaim (página 124) se narra que el Arízal decía que la
importancia de la Jazará es mayor que la de la ‘Amidá, ya que por su
intermedio la primera ‘Amidá se eleva y llega a niveles más superiores
en el Mundo Venidero.
238
Introducción 124: El esplendor de la Jazará
Por tanto, la costumbre del Arízal era que en la Jazará cerraba los ojos
y escuchaba con atención cada una de las bendiciones, respondiendo
con fervor “Baruj Hu Ubaruj Shemó” y “Amén”.
239
Capítulo 124: La Jazará
Capítulo 124
La Jazará
1. El oficiante dice por segunda vez la Amidá en voz alta para exentar
de su obligación de rezar a quienes no saben hacerlo o quienes no se
concentraron correctamente en la Amidá. Incluso en un Minián donde
todos saben rezar, debe decirse la Jazará. (1)
240
Capítulo 124: La Jazará
12. Incluso cuando dicen Minjá cerca de la puesta del sol, no deben
anular la Jazará y decir una Amidá todos juntos. Donde acostumbran
proceder de este modo, deben cambiar su costumbre. (17)
241
Capítulo 124: La Jazará
Contestar Amén
17. No se responde Amén con voz más alta que el que bendijo; a
menos que su intención sea para animar a que los demás respondan. (10)
242
Capítulo 124: La Jazará
243
Capítulo 124: La Jazará
Comportamiento en la Jazará
244
Capítulo 124: La Jazará
245
Introducción 125: Kadosh, Kadosh, Kadosh
Capítulo 125
Es decir, en este párrafo intentamos imitar las alabanzas de los ángeles, como dijo
el profeta Ishayá (6, 3): “Y tuve una visión en la cual vi el Trono Celestial, y ángeles
parados alrededor, Vekará Ze El Ze Veamar Kadosh, Kadosh, Kadosh” (“Y se dirige
uno al otro llamándolo para alabar juntos al Creador y decirle tres veces Kadosh”).
El profeta Yejezkel (3, 12) dice: “Y escuché un gran ruido en el Cielo, donde los án-
geles decían: Baruj Kevod Hashem Mimekomó” (“Bendito es el Honor de Di’s desde
el lugar donde está”).
En el libro Hejalot Rabatí figura que cierto ángel compezó a alabar junto con todas
sus legiones diciendo Kadosh, Kadosh, Kadosh.
También en la Guemará (Julín 91b) comenta Rab Jananel: “Tres grupos de ángeles
alaban a Di’s diariamente: Uno dice Kadosh, el otro repite Kadosh y el último dice
Kadosh Hashem Tzevakot”.
El Tur (Capítulo 125) alude otra cita del libro Hejalot Rabatí: “Y dijo Di’s a los ángeles
de la Mercabá Celestial: Vayan y enseñen a mis hijos el secreto de la alabanza del
Nakdishaj, para que en el momento en que digan: Kadosh, Kadosh, Kadosh, estén
sus ojos alzados al cielo y eleven su cuerpo, tal como hacen ustedes aquí en el
cielo”.
Por tanto, con base en esta información profética sobre la manera en que los ángeles
alaban a Di’s, procuramos imitarlos, incluyendo la forma en que nos mantenemos
de pie, manteniendo ambos pies tan juntos que parezcan uno solo, como el profeta
Yejezkel (1, 7) los describió: “Veraglehem Réguel Yeshará” (“Y sus pies parecían un
solo pie derecho”).
Además, debido al versículo que dice que los ángeles “Yedudún, Yedudún” (“van
saltando”), escribe el Midrash Tanjumá (Tzav 13, página 504) que por ello nosotros
saltamos al decir Kadosh, Kadosh, Kadosh.
246
Introducción 125: Kadosh, Kadosh, Kadosh
Pero en verdad no se trata de una simple imitación, sino mucho más que eso...
Como dice el versículo (Vaikrá 22, 32): “Venikdashtí Betoj Bené Israel” (“Y seré san-
tificado dentro de los hijos de Israel”).
Por eso señala el Ben Ish Jai que al decir cada uno el “Nakdishaj” debemos hacerlo
con la intención de que estamos cumpliendo con este mandamiento (el de santificar
a Hashem) y la voluntad Divina de que no sólo sea alabado en el cielo, sino también
(o especialmente) en la Tierra.
Por eso dicen nuestros Sabios que la Kedushá terrenal es superior a la Kedushá
Celestial, ya que esta última no se eleva tantoy sólo hasta que en la tierra decimos
“Kadosh, Kadosh, Kadosh” los ángeles se unen a esta alabanza terrenal con el obje-
tivo de que sus alabanzas se eleven también (Julín 91b), en base en el versículo en
Iyov (38, 7): “Con las alabanzas juntas del amanecer alabarán también los ángeles”).
Debido a todo esto se estableció el orden del “Nakdishaj”, donde al principio men-
cionamos la voluntad que tenemos de alabar a Di’s tal y como lo hacen los ángeles.
Después, pasamos a la alabanza de los Ofanim y los Jayot Hakódesh, que por estar
en un nivel inferior dicen: “Bendito es el honor de Di’s desde el lugar donde esté”
(pues debido a que no están en ese lugar, como los Serafim, se expresan así).
“Elokaij Tzión” (“Este es tu Di’s, pueblo de Israel”), palabras con las cuales titulamos
al Todopoderoso como “El Di’s del pueblo de Israel”. Es decir, no sólo es Di’s del
cielo y de toda la tierra, sino específicamente de Israel.
Así, comenzamos con las alabanzas Celestiales de los Serafim y terminamos con
nuestro “Haleluka” particular, para extender de esta manera la “Capa real” Divina
de Di’s, desde su alto Trono Celestial hasta nuestra persona, para cumplir con el
versículo arriba mencionado: “Venikdashtí Vetoj Bené Israel”. •
247
Capítulo 125: Kedushá
Capítulo 125
Kedushá
248
Capítulo 126: Errores en la Jazará
Capítulo 126
Errores en la Jazará
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Capítulo 127: Modim Derabanán
Capítulo 127
Modim Derabanán
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Capítulo 127: Modim Derabanán
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Introducción 128: La bendición diaria
Capítulo 128
La bendición diaria
Al ser destruido el Bet Hamikdash, las sinagogas quedaron como los únicos
lugares en que los Cohanim podían bendecir al pueblo.
252
Introducción 128: La bendición diaria
Por tanto, los rabinos que vivieron en esa época establecieron y fortalecieron
la costumbre de la bendición de los Cohanim.
Por ejemplo, Rabí Yojanán Ben Zakay estableció que los Cohanim se retiren
los zapatos a la hora de subir a bendecir al pueblo, tal como hacían los Co-
hanim en el Bet Hamikdash, donde debían realizar todo servicio descalzos
(Sotá 40a).
Por otro lado, a diferencia de los rezos que se realizaban en el Bet Hamik-
dash, se eliminó el Bircat Cohanim de Minjá y se mantuvieron nada más los
de Shajarit, Musaf, Ne’ilá y las de Minjá de días de ayuno, que se realizan al
fin del atardecer.
Respecto al Bircat Cohanim en el día de Yom Kipur, hubo una discusión entre
los habitantes de Babilonia y los que vivían en Israel.
Los de Israel la decían cuatro veces, tal como se hacía en el Bet Hamikdash,
mientras que en Babilonia la decían sólo tres veces, como acostumbramos
en la actualidad.
253
Introducción 128: La bendición diaria
Los motivos de esto fueron varios: Porque no decían Jazará, para apresurarse
y salir temprano, porque no habían Cohanim, porque el Cohén podría estar
peleado con alguno de los concurrentes (lo cual no le permite decir la ben-
dición de paz), etc.
Por una razón u otra, en muchos lugares se perdió la Mitzvá de Bircat Coha-
nim, principalmente los que llevan la costumbre Ashkenazí.
Sin embargo, debido al retorno de los Yehudim a Israel se retomó dicha cos-
tumbre, cosa que se reflejó en la última visita que tuvimos en América del
gran Rabino Shteinman, quien antes de llegar a México pasó por Lakewood
y, para sorpresa de todos los Ashkenazim, pidió que le buscaran un Minián
de Sefaradim.
Cuando todos sus colegas lo miraron con gran asombro, explicó: “Es que
en Israel ya acostumbramos también nosotros los Ashkenazim decir Bircat
Cohanim todos los días. Ustedes todavía mantienen la costumbre de Europa
y no lo dicen diariamente.
Por ello, quiero rezar con los Sefaradim para no perderme la bendición de los
Cohanim ni un sólo día”. Al en la estructura de la bendición, vemos que los
tres versículos que la componen se asemejan a una escalera.
Explica el Rabino Zeev Gutlieb al respecto que: “La primera bendición tra-
ta de bienes materiales y físicos, como dijeron nuestros Sabios: “Yebarejejá
Hashem” (“Que te bendiga Di’s con bienes y dinero”); “Veishmereja” (“y que
te cuide de los ladrones para que no los pierdas”).
El segundo versículo sube un escalón, el cual habla del éxito de la vida espi-
ritual y los buenos hechos en este mundo: “Yaer Hashem Panav Eleja” (“Que
te dé Di’s el mérito de que salgan de ti hijos Talmidé Jajamim que iluminen el
mundo con la luz de la Torá” (Meam Lo’ez, Nasó 6, 27)). “Vijuneka” (“Que te
dé Di’s gracia, para que encuentres gracia a los ojos de la gente”).
254
Introducción 128: La bendición diaria
Lo mismo ocurrió con Di’s: Cuando vino a entregar las primeras Tablas de la
Ley, en la boda con el Pueblo de Israel, al ser demasiado llamativa la entrega
de la Torá, el mal de ojo causó que esas tablas finalmente se rompieran.
Por eso, la segunda vez, cuando bajó Moshé con las segundas Tablas de la
Ley, fue de una forma discreta, y al hacer el espléndido Mishcán, en el cual
posaron las segundas Tablas, no quiso Di’s que el mal de ojo afectara a ese
maravilloso lugar. Por tanto, le puso un “amuleto” de protección: La bendi-
ción de los Cohanim.
Así sucedió también con el Rey Salomón, quien temía mucho del rey de los
duendes y por tanto, alrededor de su cama habían sesenta guerreros, como
lo indica el versículo (Shir Hashirim 3, 7): “He aquí la cama del Rey Shelomó,
con sesenta guerreros a su alrededor, todos con espadas en sus manos, ex-
pertos en combate y defensa, por el miedo nocturno que tenía”.
Una bendición tan eminente y con tanta protección, ¿cómo podemos perder-
la diariamente? Inclinemos nuestra cabeza ante los Cohanim y recibámosla
con amor y concentración, para que nos brinde una protección diaria. •
255
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
Capítulo 128
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Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
11. El Cohén que no es apto para decir Bircat Cohanim, como quien
se casó con una divorciada o quien nació de una relación prohibida,
no necesita salir del Templo antes que el oficiante llame a los Cohanim.
Esto es ya que el oficiante sólo llama a aquellos aptos para bendecir. Si
es el único Cohén en el Minián, es conveniente que se salga antes de
la bendición de “Retzé”. Asimismo, es apropiado que el oficiante dirija
su llamado únicamente a los Cohanim aptos para bendecir. (3)
257
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
13. Si el único Cohén del Minián tiene trece años de edad pero
se desconoce si su cuerpo ha manifestado signos de madurez, puede
decir Bircat Cohanim. (20)
Si el o ficiante es Cohén
17. Si el oficiante está dentro del año de luto por algunos de sus
padres y es el único Cohén del Minián, puede decir Bircat Cohanim
durante la Jazará. No obstante, si hay más Cohanim presentes, debido
a que la costumbre es que el oficiante no diga Bircat Cohanim, debe
evitar ser el oficiante permanente del Minián, para no anular dicha
Mitzvá. (58)
258
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
• Si está por finalizar el tiempo apto para decir el “Shemá”, debe decir
por lo menos el versículo del “Shemá” y el de “Baruj Shem” mientras
el oficiante dice “Retzé” y puede subir a decir Bircat Cohanim.
• Si el tiempo apto para rezar Shajrit está por terminar y fue llamado a
bendecir, debe hacerlo. No obstante, si no fue llamado, debe salir del
Templo antes que comiencen la bendición y rezar ahí. (16)
259
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
260
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
26. En Israel, el Cohén debe quitarse los zapatos para decir Bircat
Cohanim, tanto si sube al estrado o si se queda en el suelo, por honor
a la concurrencia. Fuera de Israel, no se reprocha a quien bendice
con zapatos a la altura de la concurrencia. Sin embargo, los Cohanim
que buscan cumplir las Mitzvot minuciosamente, se deben quitar los
zapatos antes de la bendición de los Cohanim. (31)
30. Aunque el Cohén se lavó las manos antes del rezo, debe lavarse
de nuevo antes de decir Bircat Cohanim. (21)
261
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
32. Los Cohanim pueden lavarse las manos con agua que contiene
esencia de rosas en Shabat o Yom Kipur, siempre y cuando se haya
agregado el perfume al agua antes de Shabat. (30)
34. Los Cohanim deben lavarse las manos sin bendecir vertiendo
agua hasta la muñeca de cada mano con un recipiente que contiene
al menos 81 ml de agua. Es conveniente que tengan precaución de
mantener sus manos puras durante el día, para no entrar en duda si
tiene que bendecir sobre el lavado. (22)
35. Se vierte agua hasta la muñeca de cada mano aun en Yom Kipur
y el nueve de Av. (26)
37. Un solo Leví basta para lavar las manos de los Cohanim. No
obstante, si es menor de edad, no debe hacerlo, aunque puede ayudar
a un Leví mayor. (23)
262
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
263
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
La bendición
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Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
Las manos deben estar a la altura de los hombros y según el Arí Z”L, a
la altura de la cabeza. (50)
55. Los Cohanim deben decir la bendición en voz alta, al igual que
el oficiante. No obstante, la concurrencia no debe responder Amén
en un tono más alto que el de los Cohanim, a menos que lo hagan
de vez en cuando para concentrarse o para animar a los demás que
respondan. (51)
265
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
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Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
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Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
71. Hoy en día que los Cohanim cubren su rostro y manos con el
Talit y visten calcetines cuando dicen Bircat Cohanim, está permitido
que alguien que tiene un defecto físico en su rostro, manos o pies
diga la bendición. No obstante, si perdió una mano completa no debe
bendecir. (68,69)
268
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
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Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
Después de la bendición
270
Capítulo 128: Bendición de los Cohanim
92. Está prohibido hacer uso del Cohén, por la santidad que
emana por ser Cohén. Sin embargo, si disculpa su honor y de buena
voluntad ofrece su servicio a sus invitados o a los que estudian Torá,
es aceptado. Con más razón se permite si el Cohén recibe pago por
sus servicios. Esto siempre y cuando el servicio que hace el Cohén no
sea despreciativo, por ejemplo, que el Cohén vierte agua en manos de
otros, pues es este caso queda prohibido por ser denigrante. (101)
271
Capítulo 129: Cuando se dice Bircat Cohanim
Capítulo 129
272
Capítulo 130: “Ribonó Shel Olam” en la bendición de losCohanim
Capítulo 130
273
Introducción 131: Perdónalos, Di’s
Capítulo 131
Perdónalos, Di’s
Como se insinúa en la Torá: “Aquel hombre que tenga dos mujeres, una a la
que ama y una a la que odia, y ambas le dieron hijos, si el primogénito vino
de la odiada, no podrá quitarle la herencia de primogenitura y dársela a su
primogénito de la amada”.
Es decir, cuando nos relacionamos con el Yétzer Hatov, esta relación crea
ángeles, como dice la Mishná en Pirké Avot: “Si hiciste una Mitzvá, creaste
un ángel defensor”. Lo mismo sucede cuando nos relacionamos con el Yétzer
Hará’: “Si cometiste un pecado, creaste un acusador”.
La triste realidad es que “la mujer amada” es el Yétzer Hará’, pues mucho
amamos a esta “mujer” por traernos deseados pecados y pagarnos “en efec-
tivo” todo placer que recibimos.
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Introducción 131: Perdónalos, Di’s
Los comentaristas aclaran que esta ley jamás fue aplicada, ni tampoco existi-
rá literalmente, sino que hace alusión a lo anteriormente mencionado.
Es decir, si por las relaciones con tu Yétzer Hará’ creaste ángeles malvados,
los cuales se consideran tus hijos, debes terminar con ellos, eliminarlos de tu
vida, y esto se logra sólo por medio del Viduy, el arrepentimiento sincero por
haber cometido ese pecado.
Este momento del rezo es muy importante, como lo indica la Guemará (Rosh
Hashaná 17b): “Después del grave pecado del becerro de oro, suplicó Moshé
a Di’s que perdonara al pueblo de Israel”, y al final dice el versículo (Shemot
34, 5): “Vayéred Hashem... Vaya’avor” (“Y bajó Di’s en una nube Divina y
pasó sobre Moshé, y le mencionó trece atributos”); “Hashem, Hashem, Kel
Rajún Vejanún”).
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Introducción 131: Perdónalos, Di’s
Explica Rabí Yojanán que se apareció Di’s en ese momento como un ofician-
te envuelto en su Talit blanco, y así enseñó a Moshé la forma de pedir. Le
dijo: “Cada vez que el pueblo de Israel peque, que hagan todo esto y digan
los Trece Atributos, y Yo los perdonaré”, y debido a que Moshé subió para
pedir perdónel jueves y bajó el lunes, durante esos dos días el rezo posterior
al Viduy se extiende más.
Una vez más vemos cómo el Nefilat Apaim surtió efecto y trajo la salvación.
Por tanto, también nosotros cada día primero traemos nuestro sacrificio, es
decir, nuestra Tefilá (la ‘Amidá), luego decimos el Viduy pidiendo perdón a
Di’s por todo lo malo que hemos hecho, al finalizar el Viduy, el Jazán cita los
Trece Atributos de Di’s, los cuales equivalen al “Shem Hameforash”, y por
ello todos nos agachamos e inclinamos el rostro al suelo, como símbolo de
respeto y vergüenza por los pecados que hemos cometido.
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Introducción 131: Perdónalos, Di’s
Los motivos por los que se realizara este milagro, explica Rabí ‘Ovadiá, eran
porque cuando caían sobre su rostro, lloraban y meditaban sobre los peca-
dos cometidos. Por eso, para que no se escuchara unos a los otros se abría
espacio entre ellos.
Pero con todo y eso, en nuestra época no realizamos esta forma de Viduy
en respuesta a lo escrito en el Zóhar (Bamidbar ), quien considera la Nefilat
Apaim como una representación de la muerte, pues la persona “se hace el
muerto” debido a que hay pecados muy graves por los cuales no es suficien-
te pedir perdón, sino que serán borrados sólo con la muerte.
A fin de lograr el perdón incluso por esos pecados, indica el Zóhar que: “Nos
hacemos como los muertos, e incluso mientras estamos caídos sobre nuestro
rostro pensamos que estamos dispuestos a entregar nuestra vida por Di’s en
[lo que se conoce como] Kidush Hashem”.
Y termina el Zohar aclarando que: “Aquel que lo haga sin sentirlo realmente,
se le puede revertir y en lugar de que se le perdonen sus pecados, puede,
Di’s nos libre, adelantar su muerte”.
Por eso se decidió no hacer Nefilat Apaim, sino simplemente leerlo, para no
arriesgarnos a sufrir lo que dice el Zóhar.
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Capítulo 131: Confesión “Ana”
Capítulo 131
Confesión “Ana”
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Capítulo 131: Confesión “Ana”
11. El oficiante debe decir en voz alta las faltas de la confesión, así
do, se hace daño en lugar de emendar. (8)
“Vayaabor”
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Capítulo 131: Confesión “Ana”
15. Antes de “Vayaabor”, debe hacer una pausa entre las palabras
“Beshem” y “Ado-nay”. Asimismo, se debe separar entre el primer y
segundo “Ado-nay” que menciona en el “Vayaabor”. (11)
18. Es preferible no contar cada uno de los trece atributos con los de-
dos, ya que existe una discusión sobre cuál es el conteo apropiado. (13)
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Capítulo 131: Confesión “Ana”
24. En el rezo de Shajrit del día en que se casa debe decir “Ana” y
del sol del miércoles, cubriendo así los siete días completos. (21)
“Ledavid”, aunque la boda sea antes de la puesta del sol, ya que toda-
26. Cuando se reza en casa del deudo, no se dice “Ana” los siete
rrentes deben decir “Ana”. (20)
días de luto, aun si los deudos no están presentes, pues los concurren-
tes asisten en honor al difunto. Cuando los visitantes salen de la casa,
281
Capítulo 131: Confesión “Ana”
36.
aprueba. (27)
38. A excepción del día 33 de la cuenta del Omer, día en que fa-
continuar diciéndolo hasta “Veanshé Betenu”. (39)
lleció Rabí Shimón Bar Yojay, debe decirse “Ana” en el aniversario del
fallecimiento de un Tzadik. Quienes no dicen el Viduy en ese día, están
en un error.
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Capítulo 131: Confesión “Ana”
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Introducción 132: La escalera de bajada
Capítulo 132
La escalera de bajada
E l rezo está compuesto como una escalera de tijera, con tres escalones de su-
bida, tres de bajada y uno en la cima, basado en los cuatro mundos que creó
Di’s: ‘Aziyá, Yetzirá, Beriá, y el cuarto, el cual es la morada Divina, conocido
como Atzilut.
Por eso el rezo está dividido en tres partes previas a la ‘Amidá, ubicada en Atzilut, y
el final del rezo también está dividido en tres partes, lo cual hace alusión a la parte de
la escalera que desciende: Beriá, Yetzirá y ‘Aziyá.
De este modo se parece el rezo a alguien que sube por una escalera, se ubica en la
cima, recoge o deja algo y baja por el otro lado. Así, en la Tefilá avanzamos y en la
‘Amidá depositamos nuestras alabanzas, peticiones y agradecimientos a Di’s, para re-
cibir el perdón, la bendición y la abundancia de nuestro Creador, y bajamoscon ellos
de vuelta a nuestro mundo.
• “Uvá Letzión”
El motivo de esta ubicación esta basado en lo que dijo Rabí Yonatán: “Es tan grande
la Teshuvá que sólo por medio de ella lograremos la redención”.
Por eso, al terminar de decir el Viduy y volver en Teshuvá, pedimos con mucho fervor
la redención.
Además, en ese mismo párrafo repetimos por tercera vez en Shajarit el “Kadosh, Ka-
dosh, Kadosh” (una se mencionó en Yotzery otra en la Jazará). Uno de los motivos es
porque las cosas importantes procuramos repetirlas tres veces, numero que simboliza
el concepto de Jazaká (afirmación, seguridad).
Por eso, la Tefilá, el Shemá’, el importante Salmo 145 (“Ashré Yoshevé Beteja”) y el
“Kadosh, Kadosh, Kadosh” se dicen tres veces al día.
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Introducción 132: La escalera de bajada
En esta parte de la Tefilá se intercalaraon varios versículos de los libros del profeta
con el fin de que la persona inicie su día con palabras de nuestra Sagrada Ley (por eso
en Shabat no se dice, ya que ya leímos la Torá y la Haftará, que es un párrafo de los
libros de los profetas).
Además, pedimos mucho en esta parte a Di’s para que nos ayude a estudiar la Torá y
citamos versículos como: “Y esta es mi palabra que puse ante ti, la cual no se apartará
ni de ti ni de tu descendencia”.
Y al final decimos: “Que Di’s abra nuestros corazones para el estudio de la Torá... Y
que se la voluntad de Di’s que cuidemos estos preceptos”.
Existe cierta insinuación de todo lo anterior: Si sumamos las letras iniciales del ver-
siculo de “Kadosh, Kadosh, Kadosh” que mencionamios en esta parte (485), el valor
numeridco da las letras iniciales del segundo parrafo (“Baruj Kevod”) que suma 72, y
las letras iniciales del tercer versículo (“Hashem Imloj Le’olam Va’ed”), que suma 56,
nos da un total de 613, que es el numero de Mitzvot escritas en la Torá, las cuales
debemos cumplir.
Por tanto, tambien nosotros, al terminar de presentar nuestros sacrificios (es decir,
nuestro rezo) cantamos como los Leviim el Salmo del día, y aprovechamos para cum-
plir en ese momento una Mitzvá más: La de recordar todos los días el día de Shabat.
Por eso decimos: “Este es el Salmo que los Leviim cantaban en el día tercero a partir
del sábado”. Los días de semana en el idioma hebreo no tienen nombres propios,
como en los demás idiomas que atribuyeron los días de semana a los planetas (lunes
de Luna, martes de Marte, miércoles de Mercurio, etc. o en inglés sunday de Sun,
monday de Moon, luna, etc.).
• Pitum Haketóret
El motivo por el que se decidiera comenzar el rezo con este párrafo mencionado al
inicio de la Tefilá en los Corbanot y finalizar el rezo con la repetición de esta lectura
se basa en los escritos sobre la importancia de este texto.
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Introducción 132: La escalera de bajada
Como dice el Midrash (Pesiktá Rabatí 20): “Cuando subió Moshé Rabenu al cielo para
bajar la Torá, entró en una nube, la cual lo metió a la dimensión Celestial”.
Al respecto dijo el rey David (Tehilim 68, 19) de Moshé Rabenu: “Subiste al Cielo,
trajiste un gran botín y obtuviste regalos para la gente”.
Por eso termina el Midrash afirmando que: “Después de un tiempo, al haber un fuer-
te decreto de epidemia por culpa de Kóraj y su revolución, ordenó inmediatamente
Moshé a su hermanoAharón que tomara la pala con el incienso y separara entre los
vivos y los muertos, y sólo entonces cesó la epidemia”.
Comenta el Zóhar que el incienso que se elaboraba en el Bet Hamidkash servía justa-
mente para neutralizar cualquier fuerza negativa, brujería, noticias malas y epidemias.
Además, Rabí Shimón Bar Yojai afirma que no sólo el hecho de elaborar el incienso
ayuda a detener epidemias, sino que con sólo citar y leer el proceso de la quema del
Ketóret causa un gran efecto: “Si las personas supieran lo importante que es el Ketóret
ante Di’s, tomarían cada una lde sus letras y les podrían coronas de oro”.
Luego pregunta el Zóhar con relación al versículo (Shemot 30, 1): “Y harás un altar
de sacrificio para ofrendar el incienso” que “¿Por qué se llama altar de sacrificio, si no
se sacrificaba nada encima?”, y responde que al quemar el Ketóret prácticamente se
sacrifica y eliminan las fuezas negativas.
De ahí que comencemos el rezo citando el Pitum Haketóret (en la partde los Corba-
not previos a Hodú) y finalicemos el rezo de nuevo leyendo el Ketóret, y una vez más
antes de Minjá, ya que además de fortalecer este efecto citándolo tres veces al día,
limpiamos “el momento” tanto al principio como al final para que nuestro rezo pueda
elevarse sin molestias ni interrupciones negativas.
Además, no sólo es bueno leer el Pitum Haketoret durante el rezo, sino tambien fuera
del rezo en momentos problemáticos, cuando siente que alguien le esta echando el
mal de ojo o brujería, es bueno ler este párrafo (Zóhar, parte I, página 101a): “Rabi Ajá
fue a la aldea de Tarsha. Al llegar se congregaron los habitantes y clamaron a él que
desde siete días había una fueret epidemia en al lugar. Cuando le explicaron la situa-
ción con detalle, les respondió: Irenos todos a al sinagoga para rezar juntos a Di’s.
En su camino llegaron otras persona con una mala noticia: Acaba de fallecer más y
más gente, y hay otro grupo más que está en peligro de muerte”.
“Entonces les dijo Rab Ajá: Si es así, no hay tiempo de ir hasta la sinagoga para rezasr.
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Introducción 132: La escalera de bajada
Debemos hacer urgente mente algo más poderoso. Que se presenten cuarenta perso-
na justas y temerosas de Di’s y se dividan en cuatro grupos de diez. Que se dirijan a
los cuatro puntos cardinales de la ciudad y que lean juntos el Pitum Haketóret”.
Eliahu les respondió: “Escuché a Di’s reuniendo a los ángeles encargados de describir
los pecados del pueblo del pueblo de Israel y les dijo: Cada vez que mis hijos lean
los textos de los sacrificios, pongan atención y menciónenlos para bien. Y en el mo-
mento que haya epidemia y muerte entre las personas, y se dé la orden en el cielo de
proceder, si mis hijos se congregan en las sinagogas para leer el Ketóret, detengan de
inmediato la epidemia y la muerte”.
• “‘Alenu Leshabéaj”
Otros atribuyen este rezo a Yehoshu’a Bin Nun, el cual lo compuso despues de la
guerra contra ‘Ay y la captutra del pecador ‘Aján, lo cual se insinúa en el segundo
pararfo del “‘Alenu Lesahbéaj” que comienza con las palabras “‘Al Ken Nodé”, cuyas
iniciales forman la palabra ‘Aján.
En el libro ‘Olam Hatefilot (página 199) escribe el rabino Eliahu Munch: “Lo más
probable que la raiz de este rezo es que fue elaborado por Yehoshu’a Bin Nun y pste-
rorioemente Rav lo volvió a redactar y lo complementó”.
En el libro ‘Iyún Tefilá se explica el motivo por el cua finalizamos el rezo con este ver-
sículo: “Durante el rezo fuimos diciendo versículos muy fuertes contra los enemigos
y los malvados, como hacer venganza en ellos o los ateos y los malvados no tendrán
esperanza, etc. Pero al final reconocemos y entendemos que esa no es la finalidad
ni el deso de Di’s, que tanto ama a todas sus criarturas y no qdesea ver a ninguna de
ellas sufriendo.
Por tanto, acralramos al final del rezo que no nos referimos al exterminio del malvado,
sino al exterminio de su maldad. No al extermino de los idolatras, sino de la idolatría
misma.
Por eso decimos que esperamos ver a Di’s en su belleza , que ya ano haya más idola-
tría y que toda la gente reconozac su nombre Santo. Que todos los malvados corrijan
sus caminos y todos los habitantes sirvan sólo a Hashem.
Por eso dice en el libro Harokéaj: “Cada hombre temeroso de Di’s debe leer este
parrafo de “‘Alenu Leshabeaj” con todo su corazon, ya que cada momento en que
lo citamos, se levantan todos los ángeles delabte de Di’s y dicen: Dichoso el rey de
quien éste es su pueblo”. •
287
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”
Capítulo 132
1. Antes de sacar el Séfer Totrá los días lunes y jueves, se dice medio
Kadish y después de “Ubá Letzión” se dice Kadish Titkabal. Si el
oficiante dijo Kadish Titkabal en vez de decir medio Kadish, de igual
manera después de “Ubá Letzión” debe decir Kadish Titkabal. (7,8)
288
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”
Kadish Titkabal
289
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”
16. En días que se reza Musaf, debe decirse el Mizmor del día antes
de rezar Musaf. (13)
Ketóret
17. Se dice todos los días en el rezo de Shajrit y Minjá el orden del
Ketóret, anticipando en Shajrit el párrafo de “En Keelo-henu”, mismo
que sirve para completar las cien bendiciones diarias, en caso de que
no podrá decir cien bendiciones comunes. (14)
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Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”
20. Después del Ketóret cada uno debe decir el párrafo “Tana
Debé Eliahú”, no es suficiente con que lo diga sólo el oficiante. (16)
291
Capítulo 132: “Ashré” y “Ubá Letzión”
Alenu Leshabéaj
27. Después de decir las palabras “El E-l Lo Yoshía” debe hacer una
breve pausa y al decir “Vaanajnu Mishtajabim” inclinar levemente el
cuerpo hacia adelante. (18)
292
Capítulo 133: “Barejú” en Shabat
Capítulo 133
“Barejú” en Shabat
293
Introducción 133 B: El origen de los rezos
Capítulo 133 B
L os rezos son el equivalente a los sacrificios que se realizaban en el Bet Hamikdash, que
además de sacrificar, los Cohanim realizaban un rezo en el lugar, el cual estaba com-
puesto de las bendiciones del Shemá’, la lectura de los diez mandamientos, el Bircat
Cohanim, el Emet Veyatziv, etc. (Tamid 5, 1).
Además cada persona que llevaba un ofrenda partícular, realizaba un rezo personal (sin nin-
gun texto fijo), simplemente lo que le salía del corazón.
Ya desde tiempos antiguos se estableció en el resto del pueblo de Israel decir los tres rezos
diarios, cuyo origen se halla en los tres patriarcas: Abraham establecio Shajrit, Itzjak Minjá y
Ya’akov ‘Arbit, y se mantuvo de generación en generacion, como escribió el rey David (Tehi-
lim 55, 18): “Noche, mañana y tarde te rezaré”.
Tambien así lo escribio el profeta Daniel: “Y tres veces al día rezabamos” (Daniel 6, 14). En
la época del segundo Bet Hamikdash, los miembros de la Gran Asamblea y los dirigentes de
la generación, percibieron qué cosas que estaban tan claras y obvias en el primer Bet Hami-
kdash y lo que se fue distorsionando a raíz de la destrucción y el exilio, y sintieron la nece-
sidad de establecer un texto fijo de rezo, lo que causó bastantes dicusiones en esa época: Si
los rezos debían ser largos o cortos, si ‘Arbit era obligatorio u opcional, etc.
Así se empezaron a asentar las bases del Sidur. Posteriormente, a raíz de la destrucción del
segundo Bet Hamikdash y el exilio masivo del pueblo de Israel, el Sanhedrín que se ubicó
en el ciudad de Yavne, en el cual se reuieron todos los rabinos sobrevivientes; se estableció
con más fuerza el tema del rezo, se integró la decimonovena bendicion de “Laminim” debi-
do a los delatores y ateos que ponian en peligro al judaismo; se establecieron los textos del
rezo, permitiendo abreviarlas en caso de necesidad (como en un viaje o en épocas y lugares
peligrosos); se interclaron los textos de los sacrificios y del servicio en el Bet Hamikdash para
siempre recordar su destrucción y ofrecer con palabras los sacrificios.
Posteriormente, después de época de Rabi Yojanán Ben Zakay, los rabinos de la época de
los Emoraim intercalaron más conceptos en el rezo, como versícluos de Tehilim, el “Nismat
Kol Jay”, el “Elokai, Netzor”, etc.
Otros cambios fueron ajustados más tarde, con el venir de los siglos.
Por ejemplo, aunque la Guemará (Berajot) comenta que las bendiciones de la mañana se de-
cían a medida que iba la persona amaneciendo, es decir, al despertar decia la bendición de
“Hamajazir Neshamot” (“Bendito Di’s que devuelve el alma a los muerrtos” haciendo alusion
al estado de dormidos en que estabamos, que eramos como muertos y Di’s nos devolvió el
alma para un día más de vida).
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Introducción 133 B: El origen de los rezos
Al escuchar el gallo se decía la bendicion de “Hanotén Lasejví”, al abrir los ojos la de “Pokéaj
‘Ivrim”, al vestirse la de “Malvish ‘Arumim”, etc.
Con el pasar de los años se cambió esta costumbre, de modo que ahora la persona se levanta
por la mañana, dice el “Modé Aní”, se lava las manos (“Netilat Yadaim”), se viste y cuando
termina de asearse y prepararse, dice todas las bendiciones juntas, a modo de alabanza a
Di’s, independientemente de si escuchó el gallo o no.
Este cambo no fue aceptado por el Rambam, quien insiste en que los Bircot Hashájar deben
decirse en orden como se hacía antiguamente, lo cual siguen haciendo hasta la fecha Tema-
nim (Temenitas).
También los Salmos de despues del “Ashré” fueron añadidos antes de la ‘Amidá, como figura
en la Guemará (Berajot 31a): “Primero debe la persona alabar a Di’s antes de proceder a
pedirle”.
Además, al igual que los sacrificios en el Bet Hamikdash que iban acompañados de cánticos
con instrumentos de los Leviim, también nosotros adornamos nuestros rezos con cánticos y
alabanzas a Hashem.
Y aunque en la epoca de los Tanaim estos Salmos (concocidos como Pesuké Dezimrá) era
costumbre sólo de los muy apegados a Di’s, con el tiempo se convirtieron en parte funda-
mental del rezo de todos.
Los Sefaradim lo decimos antes del “Baruj Sheamar” como parte de los Corbanot previos a la
Tefilá, y los Ashkenazim lo leen después del “Baruj Sheamar” como parte de las alabanzas.
Asi tambien se estableció el texto final de la ‘Amidá, la parte fundamental del rezo, dividida
en tres partes: En la primera se alaba, en la segunda se pide, y en la tercera se agradece.
La primera y la tercera partes son las mismas durante todo el año. La que varía es la parte
de en medio, donde es diferente en dias de semana, Shabat, festividades, Rosh Hashaná y
Yom Kipur.
Así que, finalmente, el concepto del rezo y sus textos son una recopilacion desde nuestros
patriarcas, pasando por los profetas, el rey David, y continuando con la Gran Asamblea,
Tanaim, Emoraim... que al final obtuvimos el texto definitivo que compartimos hoy.
Era de esperarse debido a la trayectoria milenaria por que el debió pasar el rezo, se prestaron
ciertas diferencias en varios textos, en la forma de pronunciarlños, el orden, modo, y demás
vatiantes. Por eso, el deber de cada uno es de conservar su costumbre,
y de eso trata este capitulo. No debemos olvidar que para Hashem todas las costumbres son
correctas, y no porque otro rece diferente o pronuncie ciertas palabras distintas, debemos
verlo como equivocado. Simplemente está cuidando su tradicion.
Y asi será hasta la pronta llegada del Mashíaj, donde se retomará el punto inicial de la hu-
manidad: Todos hablaremos un solo idioma, con una sola pronunciación, a un solo Di’s. •
295
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
Capítulo 133 B
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
10. Al decir el versículo “Baruj Shem…” debe hacer una pausa entre
“Baruj” y “Shem Kebod” y otra pausa entre “Maljutó” y “Leolam Vaed”.
Debe procurar decirlo en voz baja incluso después de “Ana Becóaj”.
(30,31)
13. En la segunda oración del “Ana Becóaj” se hacen las pausas del
siguiente modo: “Kabel Rinat Améja, Saguebenu, Taharenu Norá”. (29)
297
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
Kadish
21. En los diez días que hay entre Rosh Hashaná y Yom Kipur,
únicamente en el Kadish Titkabal después de la Jazará se dice “Osé
Hashalom”, mas no en los demás Kadishim. Quien dice “Osé Hashalom”
en el Kadish Titkabal de Arbit de Shabat, tiene en quien apoyarse. Si no
dijo “Osé Hashalom”, no debe repetirlo. (84)
298
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
Yotzer Or
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
Ahabat Olam
32. Tanto los habitantes de Israel como los que residen fuera, deben
decir “Meherá Komemiyut Leartzenu” y no “Beartzenu”, así como en
Musaf de Rosh Jódesh se dice “Shetaalenu Besimjá Leartzenu”. (49)
La Amidá
300
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
40. En “Modim” se lee “Ishenu Atá Hu, Ledor Vador Nodé Lejá”.
Además, se debe denotar la pronunciación de la letra Lámed de la
palabra “Nodé Lejá”. (67)
301
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
En Rosh Jódesh
302
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
303
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
En Arbit
Shajrit de Shabat
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
Musaf de Shabat
Minjá de Shabat
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
Yom Tob
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
70. El “Kal Nidre” debe decirse tres veces y se debe decir “Vedí
Asarna Al Nafshatana Miyom Hakipurim Sheabar, Ad Yom Hakipurim
Hazé Shebá Alenu Leshalom. Vedí Neesar Al Nafshatana Miyom
Hakipurim Hazé, Ad Yom Hakipurim Sheyabó Alenu Leshalom”. (116)
73. Cuando Yom Kipur cae entre semana, se dice “Et Musaf” y no
“Et Musfé”. (121)
9 De Av
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
Bircat Hamazón
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
Al Hamijiyá - Al Haguefen
Boré Nefashot
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
88. Cuando huele una fruta con buen aroma, bendice “Hanotén
Reaj Tob Baperot”. Otros bendicen “Asher Natán Reaj Tob Baperot”,
siendo las dos válidas. Cabe mencionar que apropiado percibir el buen
aroma de las frutas y bendecir por ello. (149)
310
Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
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Capítulo 133 B: “Texto de los rezos Bircot Hashájar y Bircot Hatorá
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