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Quaderns de Psicologia | 2016, Vol.

18, No 1, 119-142 ISNN: 0211-3481

 http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1342

La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos


Academic writing: 30 usual mistakes and how to tackle them

Javier Ernesto Bassi Follari


Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Resumen
En este trabajo discuto 30 errores habituales en la escritura académica, presentes en textos
de estudiantes, tesistas y algunos/as académicos/as. A nivel teórico, distingo entre una es-
critura conscientemente refractaria a las normas lingüísticas, que opera como una declara-
ción política, y otra simplemente errónea, que expresa desconocimiento de tales normas.
Observo que dicho desconocimiento es esperable dada la virtual ausencia de la escritura
académica en la formación universitaria regular. Tanto en el caso de la declaración política
como en el del desconocimiento y desde una postura epistemológica antirrepresentacionis-
ta, sostengo que, dado que las teorías (y, por tanto, el mundo científicamente concebible y
concebido), existen en y por la escritura académica, todo esfuerzo en dirección de la co-
rrección en la expresión es positivo. Finalmente, presento y comento 30 errores habituales
extraídos de la casuística de que dispongo y de la consulta de textos normativos.
Palabras clave: Escritura académica; Escritura científica; Texto académico; Tesis

Abstract
On this paper I discuss 30 usual mistakes found in academic writing within texts written by
students, master or PhD candidates and junior academics. From a theoretical standpoint, I
tell self-consciously disobedient-to-norms writing (that can be considered a political
statement) from simply improper writing (that signals ignorance of such norms). I argue
that, given the lack of training in academic writing in the course of most college careers,
such ignorance should not come as a surprise. Both as a political statement and as a symp-
tom of ignorance of linguistic norms and from an epistemologically antirealist standpoint, I
argue that since theories (and, therefore, the world as something scientifically conceivable
and actually conceived) exist within and through academic writing, every effort towards
proper writing is valuable. Finally, I list and discuss 30 usual mistakes taken from the casu-
istry that I have gathered over the years and from books on normative talk and writing.
Keywords: Academic Writing; Scientific Writing; Academic Text; Thesis

Introducción ideas a tesis terminadas. Adicionalmente y


como todo/a académico/a, leo, comento y
He trabajado como profesor guía en el diseño evalúo la amplia gama de trabajos que va de
de proyectos de tesis y en la realización de un modesto ensayo, compuesto por un/a es-
tesis durante siete años. Por tanto, he leído tudiante en sus primeros años de carrera uni-
muchos textos en sus diferentes etapas: des- versitaria, a futuros artículos científicos en
de que son apenas un manojo informe de
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proceso de evaluación por pares, escritos cualquiera que desee mejorar su escritura
—generalmente aunque no exclusivamente— académica.
por académicos/as en diversos estadios de su
desarrollo profesional. Breve nota terminológica… y política

A través de ese incesante ejercicio de lectura Prefiero la expresión «escritura académica» a


atenta he detectado ciertos errores habitua- «escritura científica». Explico mis razones.
les. Suelo comentarlos, en el texto o en clase, En primer lugar, no todo texto académico
y muestro cómo abordarlos. Particularmente puede considerarse «científico» (al menos no
cuando los/as autores/as son estudiantes o en el sentido más conservador de «científi-
tesistas, se trata de cuestiones bastante bási- co»). Pienso en el «modesto ensayo» que
cas, más propias del uso del castellano que de mencioné antes, pero también en monogra-
la escritura académica. De todas maneras, no fías, informes de diverso tipo, reportes de
es inhabitual encontrar errores similares en prácticas, incluso actas de reuniones, etc.,
borradores de artículos científicos y aún en que son producidos como parte de la activi-
artículos o libros ya publicados, aunque, en dad académica de estudiantes y profeso-
estos casos, suele tratarse de errores menos res/as. Aunque tales trabajos no provienen de
evidentes. En efecto, es usual saber que statu una actividad canónicamente «científica», es
quo se escribe en cursiva pero no tanto que evidente que sí provienen de una actividad en
no se escribe status quo; es común ignorar la que se estimula una forma particular de
que palabras aparentemente solemnes como hablar y escribir acerca del mundo (lo que,
institución o usted no se inician con mayúscu- como veremos, Ludwig Wittgenstein llamó
la pero lo es aun más que se escribe «3 km» y juego de lenguaje). Concretamente, se pro-
no «3 kms.» o «3 kms», etc. mueve una escritura más rigurosa y técnica
Es por ello que, a medio camino entre el al- que el habla o la escritura coloquiales, al
truismo y el egoísmo, he escrito este artículo. tiempo que se sanciona su inobservancia. Este
Lo compuse, mayormente, con base en la ca- proceso —que combina la promoción de cier-
suística de errores que he ido compilando a lo tas formas y la sanción de las desviaciones—
largo de los años, pero también con base en deriva de comprender la práctica de la comu-
dos textos cuya intención (normativa) es la nidad académica como sujeta a una normati-
misma aunque, claro está, difieren sustan- vidad específica, aunque cambiante y nunca
cialmente en ambición y alcances: el Diccio- del todo acordada (Bassi, 2015), cuya pervi-
nario panhispánico de dudas (Real Academia vencia depende de su reproducción, es decir,
Española, 2005) y Hablar y escribir correcta- de la incorporación de nuevos/as integrantes
mente. Gramática normativa del español ac- que se conformen mínimamente a tal norma-
tual (Gómez Torrego, 2006/2007). tividad. Esto podría entenderse como un pro-
ceso de socialización a la subcultura académi-
Concretamente, el grueso del artículo consis- ca en los términos que proponen Berger y Lu-
te en la presentación de 30 errores habituales ckmann (1967/2008). En consecuencia, en-
en la escritura académica y en sugerencias tiendo que son textos «académicos» los que
acerca de cómo abordarlos. Sin embargo y emergen de esa práctica y observan, en ma-
dado que considero, como se verá, que es in- yor o menor grado, su normatividad asociada,
dispensable situar cualquier serie de reco- independientemente de su «cientificidad».
mendaciones en un marco de referencia teó-
rico y político que opere como su justifica- En segundo lugar, el carácter «científico» de
ción, presento en primer lugar algunas consi- un escrito es altamente discutible (por eso
deraciones acerca de la relación lenguaje- escribo la familia de palabras de ciencia entre
mundo en general y acerca de la escritura comillas). Es un tema que excede con mucho
académica y su normatividad asociada en par- las intenciones de este escrito y que he trata-
ticular. do con detalle en otra parte (Bassi, 2015), pe-
ro si se entiende la ciencia como una práctica
Antes de pasar a tales consideraciones y para social (Barnes, 1974; 1985/1987; Bloor,
cerrar esta introducción, quiero mencionar 1976/2003; Latour, 1987/1992; Latour y
que, si bien este artículo está dirigido ma- Woolgar, 1979/1986; Woolgar, 1988/1991) y,
yormente a tesistas, creo que será útil para por tanto, contingente, es difícil precisar qué
significa que un texto sea «científico» (o, me-

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jor, es tan difícil como precisar qué es la representante de un hecho (fact). En conse-
ciencia). Esto, insisto, si se comulga con la cuencia, creo justo afirmar que un artículo
idea de que la ciencia es una práctica social y publicado es científico (sin comillas) en la
no una actividad extramundana, es decir, medida en que ha «pasado todos los filtros» y
trascendente e inmutable (en cuyo caso sería ha sido socialmente legitimado como tal.
muy fácil precisar qué es un texto «científi-
Como puede observarse, en este caso la cien-
co»: bastaría con certificar que proviene de
tificidad de una afirmación o conjunto de
tal actividad). Así, debido a que juzgo pro-
afirmaciones es la resultante de un proceso
blemático establecer la «cientificidad» de un
social y no una cualidad intrínseca de tal
texto más allá de unas condiciones sociohistó-
afirmación o conjunto de afirmaciones. For-
ricas determinadas, evito el término «escritu-
mados/as en las ideas de objetividad y ver-
ra científica».
dad como norte de la tarea de investigar, es-
Por lo dicho, uso aquí el término «escritura te criterio parece poca cosa, pero creo que,
académica», aunque he conservado, como se en tanto seres humanos, no podemos acceder
puede observar más arriba, el término «ar- a otra noción de cientificidad. Es decir, nos
tículo científico». Lo hago porque considero está vedado un criterio que aluda a una cuali-
que el hecho de que un texto académico sea dad intrínseca del conocimiento (que nos
formalmente publicado supone un alto nivel permitiría establecer el límite de demarca-
de legitimación académica y social. En la lí- ción que divida claramente la ciencia de la
nea de considerar la ciencia como una prácti- no-ciencia), sino que sólo podemos juzgar la
ca social, podríamos afirmar que el carácter cientificidad atendiendo al proceso mediante
científico de una afirmación como «El tungs- el cual tal conocimiento es producido.
teno es un metal» no es precisable al margen
Para cerrar este punto, aclaro que soy perfec-
de las normas, más o menos aceptadas por
tamente consciente de lo discutible (y discu-
una comunidad científica dada, que prescri-
tido) de mis supuestos y referentes teóricos.
ben qué es válido invocar como prueba (Witt-
Por eso, aquello de «y política» en el subtítu-
genstein, 1969/2000). De este modo, se po-
lo: detrás de algo tan aparentemente inofen-
dría decir de la cientificidad de la escritura lo
sivo (técnico) como unas definiciones, se es-
mismo que William James (1907/1997, p. 55)
conde, se confiese o no, una episteme de re-
dice de la verdad: que es algo que «acontece
verberaciones epistemológicas, éticas y polí-
a una idea» y no «una propiedad inherente a
ticas.
ella». Así, quienes pretendan que eso «acon-
tezca» a su escritura, es decir, que sea tenida Las palabras y las normas
por «científica», deberán observar regulacio-
nes de todo tipo. Tales regulaciones no son Puede que los términos «errores», «normati-
universales sino que varían de un contexto a va» y «correctamente» disparen algunas
otro (el uso exigido o rechazado de la voz pa- alarmas. Los tres aluden a la existencia de
siva es un buen ejemplo de la falta de acuer- una forma correcta de escribir, aparentemen-
do), aunque eso no las hace menos poderosas te representada por la Real Academia Españo-
en su capacidad de producir una conducta la y respecto de la cual todas las demás for-
conformista. mas deben juzgarse o a la cual deben confor-
marse. No es una cuestión menor: como espe-
Retomando la expresión «artículo científico», ro que quede claro, se trata de una discusión
diría que el hecho de que un texto sea for- política —no técnica o, al menos, no sólo téc-
malmente publicado, si bien no garantiza Ob- nica— y, si me permiten, geopolítica.
jetividad ni Eternidad, constituye, en nuestra
cultura, el límite socialmente máximo de legi- En este sentido, podría legítimamente pre-
timación (al menos en el caso de publicacio- guntarse: «¿qué es un error?» y «¿quién o qué
nes rigurosas y, cuando más no sea, para una determina que lo es?». Son preguntas válidas
parte de la comunidad científica). Podría en- y sus respuestas no son en absoluto evidentes.
tenderse dicho límite como el extremo supe- De hecho, hay quienes han presentado como
rior de una escala de factualización social- difusa la frontera entre la escritura de ficción
mente percibida (Potter, 1996/2006), es de- y la reconocida como «científica» (Locke,
cir, una escala que establezca cuán cerca es- 1992/1997), haciendo así aún menos claro qué
tá una afirmación de ser considerada como significa escribir «científicamente». En efec-
to: ¿no toma, acaso, la escritura académica

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elementos —tales como un guion narrativo Así las cosas y en la línea del apartado ante-
discernible y cierta tensión dramática— de la rior, no es lícito prescribir sin más: «Esto se
escritura de ficción? Y más provocativamente: hace así». Es necesario confesar supuestos y
¿no debería tomar aún más? Alfredo González- puntos de referencia teóricos. En este caso,
Ruibal (2006) opina que sí: propone una (para mínimamente, aclarar qué función espero que
mí) insospechada «arqueología narrativa» (p. cumpla este trabajo y qué entiendo por
242) que saque a la arqueología española de «error». No hacerlo constituiría un intento, no
la completa irrelevancia social. Dice el autor por burdo poco común, de hacer pasar una
(p. 245): versión particular por la única posible.
[La arqueología] debe tratar de contar el pasado No daré rodeos: la intención de este texto es
de una forma narrativa, con todo lo que ello im-
normativa, es decir, represiva. Lo considero
plica desde un punto de vista literario. Si hace-
mos esto, será más fácil que la arqueología deje como un elemento de lo que Michel Foucault
de verse como una ciencia inútil, esotérica y llamó «micropenalidad» (1975/2005, p. 183),
apartada de la realidad. Se trata, en definitiva, es decir, de los «procedimientos sutiles» (p.
de hacer de nuestra disciplina una práctica com-
183) orientados a (re)conducir la conducta
prensible y necesaria.
(en este caso, académica) de las personas.
También hay quienes han sugerido formas ex- Por otra parte, juzgo que la autoridad legíti-
perimentales de escritura como los/as propo- ma para establecer la norma (y, consecuen-
nentes y defensores/as de la «etnografía ex- temente, qué constituye una falta) para la
perimental» (Reynoso, 2003, p. 36). El autor escritura castellana es la Real Academia Es-
comenta etnografías escritas «en términos de pañola (en adelante «RAE») por lo que un
retórica de la magia» (p. 36), «en autoría error será, a priori, cualquier forma de escri-
conjunta» (p. 36) u otras en las que el/la lec- tura que se aparte de tal norma. (Esto no es
tor/a «debe “ayudar” en el proceso de inter- del todo así, como quedará claro más adelan-
pretación» (p. 37). Otra vez, estas estrategias te al hablar de la idea de justificación, pero
dificultan un juicio categórico acerca de qué baste por el momento).
es escribir «científicamente»: me pregunto si
el texto de los informes etnográficos no po- Mi honestidad brutal esconde tres matices
dría acabar tomando forma de cola de ratón, importantes. Veamos.
como aquel famoso pasaje de Alicia en el país Ser inteligible supone, en alguna medida,
de las maravillas. ser obediente
Finalmente, hay quienes han cuestionado la Entiendo el lenguaje como un fenómeno psi-
arquitectura del discurso científico mismo: el cosocial, es decir, al mismo tiempo un ele-
movimiento feminista y el enfoque de género, mento de la estructura social (lo que Ferdi-
en relación sinérgica, han visibilizado las for- nand de Sausurre llamó lengua) y un fenó-
mas de escritura machista, desde aparentes meno individual (lo que el mismo autor llamó
detalles como utilizar la expresión «el hom- habla). Tiendo a poner el acento en lo prime-
bre» en lugar de «las mujeres y los hombres» ro —la dimensión social—, por lo que el len-
(o en lugar de «la humanidad») hasta la vir- guaje toma un carácter ligante: su transversa-
tual ausencia de mujeres en la historia y muy lidad, hasta cierto punto, «nos une» y permi-
particularmente en la historia de la ciencia te, en un sentido muy concreto, la comunica-
(Harding, 1987). Volveré a este asunto luego. ción.
Es evidente que estos esfuerzos hacen borroso No iré muy lejos por el sendero parsoniano de
el límite entre «lo correcto» y «lo incorrecto» la bondad intrínseca del consenso: sólo men-
en términos de escritura. En ocasiones defen- ciono esto para resaltar el carácter mayor-
diendo que tal o cual forma no tiene por qué mente colectivo del lenguaje. Hablar (y, se-
considerarse incorrecta (es el caso del uso de gún la propuesta de Vigotski, incluso pensar)
la voz activa en los textos académicos) o nos supone construidos por un código relati-
cuestionando las razones por las que tal o vamente común y nos inserta en un horizonte
cual forma llegó a considerarse incorrecta o de inteligibilidad (lo que Hans-Georg Gadamer
se mantiene en ese estatus (es el caso del uso llamó fusión de horizontes). Así, considero
de la expresión «el hombre» que mencioné que hablar es siempre hablar a otro/a. (Tam-
antes). bién quizás sea hablar desde otro/a). Si se
comulga con esto, escribir es escribir para

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otro/a y, tarde o temprano, deberemos preo- montajes, instalaciones y publicaciones pe-


cuparnos de aquello que tal otro/a entiende riódicas. Las reacciones fueron del lanzamien-
o, incluso, quiere. Así visto, un código lingüís- to de sillas al encarcelamiento de artistas,
tico relativamente común opera como la po- pasando por la clausura de exposiciones y
sibilidad misma de la comunicación. prohibición de algunas de tales publicaciones.
Soy, insisto, plenamente consciente del aro- No es de sorprender: el rechazo a las pro-
ma funcionalista que despide el texto en este puestas contranormativas, tanto en el arte
momento por lo que no iré más lejos. Sólo me como en la ciencia, es casi un cliché históri-
interesa destacar que, al menos, cierto co. Al respecto dice Carlos Pérez Soto
acuerdo es condición de inteligibilidad. Uno (1998/2008, p. 180):
podría, claro, cuestionar cuán amplio es o Los románticos (para el autor, «los movimientos
debería ser dicho acuerdo o, incluso, cómo se contraculturales respecto de la racionalidad cien-
llegó a tal «acuerdo». También podría cues- tífica», tales como «el manierismo», «el sturm
tionarse la bondad del acuerdo y el estatus de und drang», «el expresionismo», «el surrealismo»
o «el pop art») [… ] han sospechado de la raciona-
quienes lo quiebran. Pero es claro que si se lidad de la modernidad desde fuera de esa racio-
pretende ser inteligible, un mínimo de sumi- nalidad. Han hecho opción de ponerse frente a la
sión al acuerdo y ciertas «autoridades» comu- racionalidad científica al decir: «Nosotros elegi-
nes son inevitables. Digo «si se pretende ser mos la poesía, nosotros elegimos el heroísmo, no-
sotros elegimos la tierra, la autenticidad, el sen-
inteligible», porque, en sentido estricto, la timiento, frente a esta racionalidad cosificadora
inteligibilidad no tiene por qué ser el norte de y cuantificadora». Y hay que decir que esos ro-
los actos comunicativos. manticismos han sido arrasados, ridiculizados sis-
temáticamente por la revolución industrial, redu-
De hecho, hubo quienes se abocaron a dina- cidos a la locura, a la marginalidad, al alcoholis-
mitar las convenciones como una forma de mo. Van Gogh, que se corta una oreja, Hölderin,
que termina en el manicomio, son buenos ejem-
denuncia. Hugo Ball, miembro insigne del da-
plos del tratamiento que la modernidad ha dado a
daísmo, subía al escenario «con unos tubos de sus contraculturas.
cartón azules y resplandecientes» cubriéndole
las piernas y «un enorme sombrero cilíndrico» En cuanto a «los oscuros» veo algo diferente y
(Elger, 2004, p. 12) y daba inicio a uno de sus quizás más polémico: como he defendido en
recitales: otra parte (Bassi, 2015, p. 471) tomando pa-
labras de Charles Wright-Mills (1959/2003, pp.
Gadji beri bimba
228-229, cursiva en el original):
Glandridi lauli lonni cadori
Me parece que la falta de inteligibilidad por lo
Gadjama bim beri glassala general tiene poco o nada que ver con la comple-
jidad de la materia y nada en absoluto con la pro-
Glandradi glassla tuffm i zimbrabim fundidad del pensamiento. […] El deseo de pres-
tigio es una razón por la cual el académico cae
Blassa gelassasa tuffm i zimbrabim
tan fácilmente en la ininteligibilidad. […] Para
En el contexto académico encontramos a los superar la prosa [prose] académica tenéis que
superar primero la pose [pose] académica.
(llamados) «oscuros» (parece no haber «oscu-
ras»): autores/¿as?, cuya intención primordial Independientemente de a qué se atribuya la
al escribir no es trasmitir económica y llana- «oscuridad», resulta claro que ni dadaístas ni
mente un punto de vista sino, más bien y apa- «oscuros» escriben como lo hacen porque no
rentemente, resistirse a que nos veamos «gra- pueden escribir de otro modo. Más bien, así
tificados con algo de sentido» (Lyotard, escriben porque así quieren escribir y habrá
1986/2012, p. 11). que discutir qué anima esa voluntad más o
menos declarada y más o menos consciente:
¿Qué tenemos aquí? Yo creo que los dadaístas
una voluntad estética, una declaración políti-
intentaban dinamitar el orden burgués y com-
ca, una pose. Como fuere, no es una opción
batir el belicismo característico de los go-
por omisión sino una opción por acción.
biernos de su época (hablamos aquí de Europa
occidental entre 1916 y 1923). En su faceta Lo que estos dos casos hacen evidente es que
artística y filosófica, el dadaísmo pretendía sin un cierto —incluso mínimo— seguimiento
exponer el absurdo esencial de todo criterio de las normas lingüísticas, la comprensión re-
estético y desafiar a la intelligentsia median- sulta imposible. Después de todo Hugo Ball
te una producción a contramano: recitado si- usa letras para armar sus neologismos sin sen-
multáneo de varios poemas diferentes, foto- tido y «los oscuros», entre palabras como

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abismado o precesión usan otras como siglos o atenemos a esta última, todas las desviacio-
nulo. En definitiva y volviendo a la escritura, nes de la norma serían equivalentes en la me-
si alguien quiere escribir y ser comprendido dida que tienen un aspecto común: no obser-
deberá, en alguna medida, seguir las normas var la norma. Desde este punto de vista, sería
del lenguaje como código o como actualiza- equivalente un texto de quien no pone puntos
ción pragmática de dicho código. seguidos o aparte en tanto propuesta estética
—como hace, ¡por 13 páginas!, Daniel Ferreira
Esto no obsta, insisto, para que alguien, por
en la novela Rebelión de los oficios inútiles
las razones que sea, cuestione y no observe
(2014)— y un texto de quien no lo hace por-
dichas normas, es decir, haga «pequeñas ero-
que no es consciente de que una oración de
siones a la gramática, al uso establecido, a la
una docena de líneas y con tres sujetos resul-
norma vigente de la lengua», como escribiera
ta incomprensible. Así considerado el asunto,
Ortega y Gasset en Miseria y esplendor de la
ambos/as escriben incorrectamente.
traducción (1937, p. 434). Tampoco obsta pa-
ra reflexionar acerca de por qué y cómo dicho En efecto, una generalización masiva de ese
uso establecido es el que es. Ahora, retoman- tipo no nos permite discriminar entre el sim-
do la idea original de este apartado, quien ple error (según me interesa aquí) y la acción
pretenda escribir y ser comprendido/a deberá política (según la llevaron a cabo dadaístas y
conocer y, hasta cierto punto, seguir las nor- la llevan a cabo «los oscuros»… y Daniel Fe-
mas lingüísticas: es imposible pensar la inteli- rreira). La justificación, en cambio, alude a la
gibilidad por fuera de un código por rudimen- posibilidad de explicar, de argumentar, de ra-
tario, cambiante o pragmáticamente influen- zonar una acción (lingüística o de otro tipo) y,
ciable que fuera. en la medida que abre la conversación, nos
permite pensar que las diferentes desviacio-
Corrección versus justificación
nes no son políticamente equivalentes. De es-
En virtud de lo anterior, nada de provecho te modo no se sacraliza el orden establecido
tiene este texto para los dadaístas (o quienes (por ser orden o por ser establecido) y se abre
hoy continúen el espíritu que los animaba) y el debate, esencialmente pragmatista, de las
para «los oscuros». Sólo puedo desearles suer- intenciones y de los efectos.
te con sus afrentas. El lenguaje tiene, en ca-
Daré dos ejemplos. Quizás se haya hecho evi-
da momento histórico dado y simultáneamen-
dente ya que escribo con atención al género.
te, un carácter instituido («Así ha de hablar-
Para ello, uso la conocida fórmula «os/as»
se») y uno instituyente («Así queremos ha-
(por otra parte, sólo una de las formas suge-
blar»), es reproducido al tiempo que es desa-
ridas a este fin). Así, no he escrito «los/as
fiado (y cambiado). Negar esto es negar la
dadaístas» porque no me consta que haya ha-
historicidad de lo social. No habremos de su-
bido mujeres entre ellos, pero sí he escrito
poner, como hace Parsons, que el estado ac-
«los/as autores/as». Pues bien, la autoridad
tual del «sistema» es esencialmente bueno y
que antes he reconocido como legítima para
no ha de cuestionarse. Tampoco habremos de
zanjar la cuestión de la santidad o pecamino-
condenar, estigmatizar o patologizar a quie-
sidad de la conducta lingüística, no estaría de
nes lo desafían.
acuerdo. Un informe de 2012 llamado Sexismo
En este sentido no se trata sólo de «escribir y lingüístico y visibilidad de la mujer, «redac-
hablar correctamente», como querría Leonar- tado por Ignacio Bosque» y «suscrito por todos
do Gómez Torrego (2006/2007), sino de in- los académicos numerarios y correspondientes
sight político. Entiendo que quien opte por que asistieron al pleno de la Real Academia
hablar «incorrectamente» a ojos de la norma Española celebrado en Madrid el jueves, 1 de
debe conocer y poder explicar el «para marzo de 2012» (Real Academia Española,
quién» y el «para qué» (Ibáñez, 1986/2010, 2012, p. 18), defiende que (p. 6):
pp. 57-63) de su órdago. Es el caso de dadaís- Hay acuerdo general entre los lingüistas en que el
tas y «oscuros»: no hay escritura fortuita, hay uso no marcado (o uso genérico) del masculino
reflexión y praxis consecuente. para designar los dos sexos está firmemente asen-
tado en el sistema gramatical del español, como
Esto me pone en la pista de algo en lo que he lo está en el de otras muchas lenguas románicas y
insistido en otra parte (Bassi, 2015): la idea no románicas, y también en que no hay razón pa-
ra censurarlo.
de justificación. Propongo que la justificación
reemplace a la noción de corrección. Si nos

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Según esta (contra)propuesta, «el hombre» de la American Psychological Association


equivaldría a «el hombre y la mujer» y «los (APA, 2010), más conocidas como «normas
empleados» equivaldría a «los empleados y APA». En este sentido, en Quaderns de Psico-
las empleadas», por lo que «los académicos logia veremos referencias como ésta (Ortega
numerarios» desaconsejan cualquier fórmula y Platero, 2015, p. 29):
orientada a desestabilizar ese aspecto de la Solá, Miriam & Urko Elena (Eds.) (2014). Trans-
lengua castellana. Lo hacen, como puede feminismos. Epistemes, fricciones y flujos. Tafa-
leerse, acudiendo a la autoridad del «acuerdo lla: Txalaparta.
general entre los lingüistas» y sin más razón
La versión promovida por la APA (2006) no in-
que así debe ser… porque así es (!).
cluiría los nombres de pila:
Argumentan de este modo a pesar de, en otra Solá, M. & Urko E. (Eds.) (2014). Transfeminis-
parte (p. 16), escribir: mos. Epistemes, fricciones y flujos. Tafalla: Txa-
laparta.
La historia de cada lengua no es la historia de las
disposiciones normativas que sobre ella se hayan Asumo que la justificación en este caso sigue
dictado, sino la historia de un organismo vivo, su-
jeto a una compleja combinación de factores, en-
un camino similar al de mi justificación ante-
tre los que destacan los avatares de los cambios rior, sumándose aquí la sospecha de que ten-
sociales y las restricciones formales fijadas por el demos a reemplazar las iniciales por nombres
sistema gramatical. de hombres, como la misma RAE acepta en el
Por mi parte no le reconozco a la RAE autori- informe que mencioné antes.
dad en esta materia. De hecho, considero Claro está que estas justificaciones son discu-
reaccionario el documento, además de po- tibles y que una discusión tal no se da en una
bremente argumentado. Mi postura es que to- sociedad à la Rousseau. Típicamente, la prác-
do juego de lenguaje, en la terminología de tica académica de docencia e investigación
Wittgenstein (1952/1999), emerge de una muestra notables desigualdades: entre estu-
forma de vida cuyas características expresa. diantes y profesores/as, entre académicos/as
Así las cosas, no habría de sorprendernos un y evaluadores/as de proyectos de investiga-
lenguaje machista en Occidente. Tampoco ción, entre autores/as de artículos científicos
habría de sorprendernos una declaración de y pares evaluadores/as, etc. He tratado este
ese tenor por parte de 33 firmantes de los/as tema en detalle en otro lado (Bassi, 2015), así
cuales sólo cinco son mujeres e integrantes que no me detendré mucho, pero es evidente
todos/as de una institución guardiana de las que, además de poder justificar, quien escri-
formas o de su reconocimiento tardío y a re- be debe poder sostener fácticamente la justi-
gañadientes. Al contrario, creo que expresio- ficación. (La cursiva no es casual: tener una
nes como «el hombre» no incluyen a las muje- capacidad y poder ejercerla son dos cosas
res y, puesto a decir, tampoco creo que in- muy diferentes). En efecto, para hacer preva-
cluyan a las numerosas orientaciones de géne- lecer una justificación, no bastará con poder
ro que luchan por visibilidad e igualdad de de- formularla: habrá que lograr su aceptación
rechos en la actualidad. Expresiones como «el bajo unas condiciones concretas. Y para un/a
hombre» invisibilizan a las mujeres y esa invi- estudiante, tesista o autor/a de artículos
sibilización tiene efectos políticos de peso en científicos, eso significa que quienes evalúan
la medida que el lenguaje no sólo proviene de los escritos acepten a todo efecto la justifica-
una forma de vida sino que también la pro- ción.
mueve.
Como fuere, me parece que la idea de justifi-
Ese último párrafo es una justificación: como cación es útil para no igualar tipos muy diver-
se ve, me percato de renegar aquí de la auto- sos de esas «erosiones a la lengua» de las que
ridad que acabo de investir más allá, pero habla Ortega y Gasset y para no defender el
puedo explicar mis razones. No espero que se orden (lingüístico) por el orden mismo o como
esté de acuerdo conmigo, aunque sí espero si se tratara de un dato de la naturaleza y no
que se me escuche, entienda e, idealmente, de una producción sociohistórica. Adicional-
respete. mente, revela el carácter netamente contin-
Otro ejemplo, más breve, de desviación justi- gente de lo que, en cada momento y lugar, se
ficada es el tratamiento que Quaderns de Psi- considera como lingüísticamente correcto, en
cologia promueve de las normas de citación la medida que la respuesta a las justificacio-

Quaderns de Psicología | 2016, Vol. 18, No 1, 119-142


126 Bassi Follari, Javier Ernesto

nes no toman como único criterio la legisla- cepto de «arbitrariedad cultural» (1979/1996,
ción (abstracta) que regula cierto código sino p. 45), no hay acto educativo que no ejerza
también disquisiciones situadas de otro tipo cierta «violencia simbólica» (p. 25). De todas
(político, económico, estético o las que sean). maneras, defiendo que muchos de los errores
que aquí comentaré pueden considerarse, sin
Así las cosas, yo creo que es lícito esperar y
problemas, como políticamente insignifican-
solicitar justificaciones similares a las que he
tes (aunque sintomáticos). Tal es así que, aun
presentado en el caso de desviaciones de la
acatando una y cada una de mis recomenda-
norma y también creo que es razonable acep-
ciones, se puede escribir El manifiesto comu-
tar al menos algunas de tales justificaciones
nista.
si no se pretende, como la RAE, defender el
statu quo porque es el statu quo. Las palabras son las cosas
Los errores de escritura no son una Confesados mis supuestos y puntos de refe-
declaración política rencia teóricos, continúo.
Hasta aquí he dicho que escribir supone, aun El desconocimiento de algunas normas del
mínimamente, observar un orden normativo. castellano, bastante generalizado entre estu-
Es incluso así en el caso de que no sea obser- diantes, tesistas y algunos/as académicos/as,
vado del todo, que sea justificadamente des- no sorprende si se atiende al poco envidiable
obedecido o que se ponga bajo la lupa o en estatus de la escritura académica en la edu-
cuestión al orden normativo mismo. Ahora ar- cación universitaria: la formación específica,
gumentaré que, con todo, los problemas habi- es decir, los talleres de escritura, brillan por
tuales de escritura, particularmente los que su ausencia. Cuando existe formación, es en
observo en estudiantes, tesistas y escrito- la modalidad de curso optativo. De este mo-
res/as académicos/as noveles, no encajan en do, los/as estudiantes «aprenden» a escribir
este tipo de desobediencia razonada. Los (si cabe el término) mientras aprenden otras
problemas provienen, más bien, del descono- cosas, aparentemente más edificantes como
cimiento de la norma lingüística o de dificul- las invenciones de Louis Althusser
tades en su aplicación. Así, estamos ante un (1989/2005) respecto de la teoría marxiana o
problema más modesto: no ya la revolución las etapas del ciclo vital familiar de Jay Haley
sino el correcto seguimiento de una rutina (1980). No es de sorprender que estudiantes,
que no se pretende desbaratar. tesistas y algunos/as académicos/as escriban
En efecto, desobedecer, justificar y, más aun, como escriben.
soportar las sanciones (de todo tipo) deriva- Si dijera que es su culpa estaría traicionando
das supone un conocimiento acabado de la «la imaginación sociológica» (Wright-Mills,
norma. No puede decirse que dadaístas, «os- 1959/2003, p. 27), es decir, confundiendo
curos», defensores/as de la igualdad (lingüís- groseramente inquietudes con problemas de
tica) de género y demás resistentes ignoren la estructura social. En efecto, Wright-Mills
cómo «hablar y escribir correctamente». Lo sostiene que una inquietud es un «asunto pri-
que sucede ¡es que no quieren! El acto (polí- vado» (p. 27) y que puede explicarse en tér-
tico) mismo de escribir «Gadji beri bimba» o minos de «las áreas limitadas de vida social
«l@s compañer@s» contiene, simultáneamen- que conoce directa y personalmente» (p. 27).
te, el conocimiento de la norma y su desafío. Así, si las dificultades de escritura de un/a
No suele ser este el caso de estudiantes, te- estudiante, por ejemplo, se consideran una
sistas y escritores/as académicos/as noveles. inquietud, sus razones serán de tipo individual
Por ello, al comentario «Esto no se hace así», (como la desidia o la incapacidad). Un «pro-
la respuesta más habitual es «No lo sabía». blema de la estructura social» (p. 28), en
Así las cosas, resulta difícil ver ese (mi- cambio, es «un asunto público» que sólo pue-
cro)ejercicio de autoridad como el sofoca- de explicarse en función de «la estructura
miento de una intriga. Se trata, más bien, de más amplia de la vida social e histórica» (p.
una parte bastante intrascendente de la so- 28). Siguiendo con el ejemplo, en este caso
cialización al juego de lenguaje de la muy las razones serán de tipo estructural (como un
particular subcultura académica. Soy cons- sistema educativo mal diseñado o desigualdad
ciente de que si hemos de creer algo a Pierre en el acceso a la educación).
Bourdieu y Jean-Claude Passeron y a su con-

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La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos 127

Como fuere, se trata de un bache notable en La postura que suscribo es contraria, punto a
la formación, particularmente teniendo en punto:
cuenta que todo profesional (y no, como pa-
i) No existe un mundo con independencia de
rece creerse, sólo los/as vinculados/as a las
lo que decimos de él (la figura del mundo,
ciencias sociales) debe escribir documentos
como dijera Wittgenstein, es el mundo) y
de todo tipo, desde correos a largos informes,
como parte de sus tareas rutinarias. Así, más ii) el mundo cognoscible y conocido es pro-
que un bache, la omisión es un gran misterio: ducto de las prácticas sociales y, por tanto, lo
¿cómo puede ser que en unas instituciones tan construye (no lo refleja).
sesudas como las universidades se reproduzca
Se conoce esta doctrina como antirrepresen-
la irracionalidad según la cual es lícito exigir
tacionismo (Ibáñez, 2005, p. 164) y, a mi jui-
resultados para los cuales no se proveen me-
cio, ha sido desarrollada hasta sus últimas
dios?
consecuencias por Rorty, particularmente en
A mi juicio, la culpa es de Platón. No bromeo: La filosofía y el espejo de la naturaleza
la distinción esencia/accidente (y sus alter (1979/2001). Desde este punto de vista, cuyos
ego dualistas como mundo/lenguaje o co- detalles exceden mis intenciones para este
sa/palabra) ha sido, a mi juicio, ¡la más dañi- escrito, no existen, por continuar en la línea
na para el pensamiento occidental! Tanto foucaulteana, las palabras y las cosas: más
que, aun dicho lo dicho por Friedrich Nietzs- bien, las palabras son las cosas en la medida
che y Karl Marx y, en otro orden del pensa- que no existe una segunda vía de acceso al
miento, por el segundo Wittgenstein y por Ri- mundo, distinta a nosotros/as mismos/as
chard Rorty, todavía no podemos deshacernos (nuestras prácticas de conocimiento, nuestro
de esa enojosa armadura. lenguaje, nuestra ubicación sociohistórica,
nuestros supuestos, nuestros valores, etc.)
En efecto, si se sostiene una mirada represen-
(Ibáñez, 2005, pp. 166-167). Así, si existe un
tacionista de la realidad, no parece importan-
mundo en sí (el noúmeno kantiano) es pensa-
te ocuparse de las palabras sino de las cosas
ble pero no cognoscible: podemos pensar que
(de las cuales las palabras no son más que un
existe, pero es imposible saber cómo es ya
reflejo). La máxima sería: «No hablemos de
que, en cuanto pretendamos conocerlo, «de-
hablar, hablemos de las invenciones de Al-
jaremos nuestras huellas dactilares».
thusser y del ciclo vital familiar». ¡Lo impor-
tante es el mundo! Tanto así que hablamos de ¿Qué relevancia tiene esto para lo que aquí
ello durante toda la carrera universitaria, con importa? ¡La mayor relevancia posible! Desde
la esperanza de que hablando de las cosas un punto de vista antirrepresentacionista co-
aprenderemos (¿por propiedad transitiva?) a mo el que defiendo no existen los fenómenos
hablar. sociales y las teorías acerca de ellos, sino que
las teorías constituyen (en el sentido fuerte
Por mirada representacionista (Ibáñez, 2005,
de crean) los fenómenos sociales al hablar de
p. 162) me refiero a la doctrina epistemológi-
ellos (Arensburg, Haye, Jeanneret, Sandoval y
ca de «los dos positivismos»: el de Comte
Reyes, 2013; Íñiguez-Rueda 2013). De ese
(1844/1958) y el del Círculo de Viena y su mu-
modo, no hay dualismo: los fenómenos socia-
sa, el primer Wittgenstein (1922/2010). En la
les (y, para el caso, todo fenómeno según lle-
medida que excede los objetivos de este es-
gamos a conocerlo) existe en y por el lengua-
crito, no me detendré mucho en esta postura
je.
(el/la lector/a interesado/a puede acudir a
los textos referidos o a un escrito en que me Podría argumentarse que Althusser habla de
he ocupado del asunto con cierto detalle: la infraestructura y de la superestructura y
Bassi, 2015). El representacionismo puede re- que Haley habla de etapas que se dan en las
sumirse en dos asertos: familias. Althusser y Haley hablan del mundo
y ponen ese mundo en palabras (que no son el
i) Existe un mundo independiente y
mundo sino que lo describen). Se trata del ar-
ii) podemos conocerlo tal cual es (reflejarlo, gumento representacionista clásico y para una
según la afortunada metáfora del lenguaje respuesta acabada remito al/a la lector/a in-
como espejo de Rorty). teresado/a a los textos antes citados de Rorty
y Tomás Ibáñez. Más modestamente, yo con-
testaría: «Es un buen argumento, pero de no

Quaderns de Psicología | 2016, Vol. 18, No 1, 119-142


128 Bassi Follari, Javier Ernesto

existir el lenguaje no existirían la infraestruc- propuesta de un mundo posible, se espera


tura ni las etapas por lo que, si es que tienen mucho más que eso. Se espera claridad, rigu-
existencia independiente del lenguaje, no po- rosidad, apoyo teórico, incluso belleza. Res-
demos conocer ni la una ni las otras: existen pecto del segundo argumento: dado que el/la
para nosotros/as en virtud de que hablamos o escritor/a no estará en el hombro de cada
escribimos de ellas». lector/a para suspirarle al oído «Lo que quise
decir ahí es…», la escritura toma el carácter
Lo que sigue aplica al lenguaje en todas sus
de único disparo. Esto es así en los procesos
formas (pensamiento, habla y escritura), pero
de evaluación de proyectos de tesis, tesis y
me referiré a la escritura dada su relevancia
borradores de artículos científicos. No es que
dentro del mundo académico. Si se comulga
una escritura correcta cierre el camino a las
con el punto de vista antirrepresentacionista
interpretaciones (si así fuera, no existiría la
esquematizado antes, la escritura se vuelve
hermenéutica), pero sí contribuye a que el/la
de la mayor de importancia porque ¡el mundo
escritor/a exprese lo que quería expresar y no
existe en y por ella! Todo lo que podamos de-
otra cosa o, como muchas veces pasa, algo
cir del mundo está en la escritura y existe
desconocido ¡incluso para él/ella mismo/a!
porque podemos trasmitirlo. En la medida en
que el mundo que construimos los/as inte- En definitiva, creo que la desvalorización de
grantes de la subcultura académica existe en la escritura académica en la formación uni-
y por la escritura, ¡deberíamos ser preciosis- versitaria proviene de la visión representacio-
tas en su trato! Todo lo que las teorías cientí- nista del mundo que inauguró Platón, según la
ficas y, por tanto, el mundo según lo conta- cual el mundo y nuestras teorías sobre él son
mos los/as académicos/as y científicos/as, dos cosas diferentes (de las cuales, además,
serán es escritura. El mundo es esas palabras. sólo la primera importa). De suscribir una
postura antirrepresentacionista, la situación
Si no se está de acuerdo —sea porque se teme
es la contraria: en la academia, no hay más
perder el mundo (Rorty, 1972) o porque se
mundo que el que existe en y por la lingua
comulga con esa huida hacia delante que es el
franca de la ciencia (social o de otro tipo), es
posconstruccionismo o con contrarrevolucio-
decir, por la teoría. De ese modo, su mimo es
narios como Roy Bashkar— puede hacerse el
probablemente la tarea científica más impor-
ejercicio que propone Gregorio Klimovsky
tante: el mundo no será otra cosa que nues-
(1994/2005): pensar qué queda de la práctica
tras teorías sobre él, según quedan expresa-
académica y científica al margen del lenguaje
das (mayormente) en la escritura académica.
en general y de los textos en particular. Quí-
Así, si escribimos de forma incorrecta, crea-
tense apuntes de clase, discusiones de pasillo,
mos un mundo maltrecho.
libros, artículos, tesis, clases y presentaciones
de diapositivas, transcripciones de entrevistas 30 errores comunes y cómo abordarlos
o notas de campo, correos electrónicos, avi-
sos pegados en corchos… ¿Qué queda? ¿Qué Espero que llegados/as a este punto se en-
mundo queda? tiendan mejor las complejidades de mi decla-
ración inicial, según la cual éste es un texto
Esto es de la mayor relevancia: si las teorías de intención normativa, apuntado a destacar
se alojan en y expresan por la escritura, no y subsanar errores. Si no fuera el caso, resu-
puede escribirse de cualquier modo. Todo mo lo dicho hasta aquí antes de pasar a los
cambio en la escritura es un cambio isomorfo aspectos prácticos: en tanto elementos del
en la teoría (y, consecuentemente, en nues- orden social, pueden pensarse el lenguaje en
tra concepción del mundo). En un sentido más general y la escritura en particular como fac-
terrenal, esta postura invalida dos de los ar- tores ligantes que suponen un acto de apertu-
gumentos más habituales de estudiantes y te- ra a un/a otro/a. Para que el acto se vuelva
sistas para defenderse de los crueles comen- inteligible, deberemos conocer el orden nor-
tarios de los/as profesores/as: mativo que rige la lengua de que se trate y, al
i) «Pero se entiende la idea, ¿no?» y menos parcialmente, acatarlo. A pesar de es-
to y en la medida que tal orden social es el
ii) «Lo que yo quise decir fue…». resultado de procesos sociohistóricos, acatar
no debe ser siempre el caso. Respecto de la
Puede que la idea se entienda, pero no es su-
escritura, no hay razón para defender sólo
ficiente: de un texto académico, en tanto
una forma. De hecho, existen buenas razones

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La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos 129

(justificaciones) para hacer «erosiones al uso En la misma línea, los nombres de los/as au-
establecido de la lengua»: promueven el tores/as del trabajo, la ciudad, el año, el
cambio social y la mutación de nuestra com- nombre de/de la profesor/a guía y demás
prensión del mundo. Se obedezca o se elementos presentes en la portada, no llevan
desobedezca y en la medida en que las teo- puntos finales. Los nombres de los/as auto-
rías científicas son (mayormente) escritura, res/as tampoco los llevan cuando aparecen
ninguna precaución sobra: los cambios en la solos en un renglón, por ejemplo, al firmar el
escritura son cambios en el mundo y es claro prólogo o los agradecimientos.
que no podemos decir, sin más, una u otra co-
Siguiendo con la portada, es común encontrar
sa.
logos (de la universidad o de la institución
Pasemos, ahora sí, a los aspectos prácticos de que corresponda) desproporcionadamente
este trabajo. Como dije antes, se trata de la grandes, deformados (alargados o achatados)
presentación de una casuística de errores ha- o pixelados. Para evitar lo primero, aconsejo
bituales y de ciertas indicaciones para abor- mirar la portada completa, reduciendo el ta-
darlos. He preferido, en lugar de listar errores maño de página al 50%, y verificar que los di-
(«Esto no se hace así»), presentar cada punto versos elementos mantengan relaciones ar-
«en positivo», es decir, explicando la forma mónicas. El logo será, típicamente, pequeño.
correcta («Si crees en la RAE y/o en mí, debe- Para evitar lo segundo, aconsejo mantener las
rías hacer esto así; si no, podrías hacerlo proporciones de los logos originales, agran-
asá»). En algunos casos, proveo ejemplos to- dando o achicando la imagen desde uno de
mados de textos académicos o de ficción con sus ángulos. Finalmente, y para el problema
la intención de presentar más claramente di- de pixelación, basta con usar imágenes de al-
cha forma. No he citado esos textos porque su ta resolución.
relevancia no reside en el tema que abordan
Los títulos y subtítulos no llevan punto final
(perdón, construyen). Finalmente y en lo su-
cesivo, me apoyo, cuando es pertinente y a Los títulos y subtítulos no se consideran ora-
no ser aclaración en contrario, en el Dicciona- ciones y, por tanto, no se cierran con punto
rio panhispánico de dudas, en su versión onli- final. Veamos un par de ejemplos:
ne (RAE, 2005) y no en su edición en papel de
El positivismo lógico y el Círculo de Viena
2005, ya que la primera es más fácilmente
accesible para estudiantes y tesistas que, a 3.1. Ideas psicosociológicas en el pensamiento
diferencia de mi generación, «viven en la nu- de Karl Marx
be».
Los elementos de una lista suelen no llevar
Veamos. punto final
La primera impresión es la que cuenta Los elementos de una lista no llevan punto fi-
nal a no ser que se trate de enunciados com-
El título y subtítulo de un proyecto de tesis,
pletos. De todas maneras, lo habitual es que
de una tesis o de otro trabajo académico,
sean elementos breves (punteos) y, por tanto,
cuando se escriben en una portada, no llevan
no se cierran con punto. Así:
comillas ni se subrayan: sólo se los consigna
en una letra más grande que la del texto. La formulación del problema debe constar de:
Adicionalmente, deben estar centrados y no —La introducción
cerrarse con punto final. Así:
—La problematización
La comunidad soñada: análisis de un progra- —La pregunta de investigación
ma de reinserción social
—El objetivo general
Seminario de investigación para optar al gra-
—Los objetivos específicos
do de magíster en psicología clínica
—La relevancia
Cuando título o subtítulo constan de dos ora-
ciones, la primera se cierra con punto pero la También puede suceder que toda la lista sea
segunda no. Por ejemplo: una oración, en cuyo caso los elementos se
separan mediante puntos y comas y la lista se
Nietzsche. Entre dos milenios cierra con un punto. Hay algunos ejemplos en

Quaderns de Psicología | 2016, Vol. 18, No 1, 119-142


130 Bassi Follari, Javier Ernesto

el apartado teórico de este texto, pero de- tenemos de concebir algo. En casos como ésos
tengámonos en otro: se usa cursiva y no negrita o subrayado.
El análisis de las historias orales compartidas por La cursiva se utiliza para destacar
informantes afroamericanos de Harlem en los se-
conceptos o ideas
senta y setenta, llevó a Labov a distinguir seis
elementos como componentes de una narrativa La cursiva (e, insisto, no la negrita ni el sub-
completa:
rayado) también se usa para destacar pala-
1) Un resumen que contenga la sustancia bras o frases importantes o a las que el/la au-
del relato;
tor/a quiere que se preste especial atención.
2) orientación (en tiempo, espacio, situa- En textos académicos, suele utilizarse para
ción, participantes); destacar elementos teóricos (conceptos o
3) acciones o secuencia de eventos; ideas). El recurso se conoce cómo énfasis.
4) evaluación (que otorga el significado y
Veamos un ejemplo.
la importancia de los eventos y/o la ac- Deben hacerse mejores animales de presa, más
titud del narrador con respecto a ellos); sutiles, más inteligentes, más semejantes al
hombre: el hombre es, en efecto, el mejor ani-
5) resolución (que pasó finalmente);
mal de presa.
6) coda (una reflexión que nos trae de
vuelta al presente). En este caso, el énfasis está en «semejantes
al hombre». Es algo que hacemos todo el
En ocasiones, los elementos se separan me- tiempo al hablar, como en «No fuiste tú, fui
diante y u o (o sus alternativas e y u). De este yo quien estuvo en el hospital todas esas ho-
modo: ras». Sin el énfasis, la expresión podría en-
Se ha convenido distinguir entre: tenderse como la constatación de un hecho o
—relato de vida (life story) e
la invitación a recordar; con el énfasis se
acerca más a un reproche: así de importante
—historia de vida (life history). —en términos de significado— es enfatizar pa-
Coherencia en listas labras.
Continuando con las listas, la RAE recomienda La cursiva se usa para escribir palabras
usar la raya como señalador no lingüístico pa- extranjeras o de argots locales
ra cada elemento (como se observa en la úl- Adicionalmente, la cursiva se utiliza para se-
tima lista usada como ejemplo). Con todo, en ñalar palabras en idiomas distintos del caste-
textos académicos es muy habitual usar nú- llano o expresiones del argot local.
meros (romanos o arábigos). También apare-
cen más posibilidades: suelo encontrar ticks Ejemplos de lo primero son cassette, coup
(✓), círculos, circunferencias, estrellas, etc. d’état o collage (francés); ok, feedback o
Personalmente y en un texto académico, evi- manager (inglés); Verstehen (la única que sé
taría estas últimas alternativas. Como míni- del alemán) y op. cit., ibíd., de facto, ad ho-
mo, recomiendo huir del barroquismo y usar norem, a priori y sui generis (latín). En el ca-
un solo tipo de elemento gráfico. so de que las palabras hayan sido castellani-
zadas, se escriben como suenan y se acentúan
La cursiva se utiliza para señalar conceptos según las reglas convencionales: pádel, güis-
El uso de la palabra identidad en «Estoy con- qui, bluyín, jipismo y baipás. En ese caso y en
fundido acerca de mi identidad» no es análo- tanto ya no son, por obra y gracia de la RAE,
go a en «El concepto identidad ha sido am- palabras extranjeras, se escriben normalmen-
pliamente tratado dentro de la psicología so- te (sin cursiva).
cial». En el segundo caso no se habla de la Ejemplos de lo segundo son tení, to o ¿cachai?
identidad, sino del concepto de identidad. Es- (Chile); na, bolú o chanfleado (Argentina),
to puede ser así incluso aunque no se use la troca o pipa (Méjico) y pesao o enamorá (Es-
expresión «concepto de», como en «A menu- paña). Este caso revierte cierta complejidad
do, por identidad se ha entendido…». geopolítica, como sugerí al hablar del carác-
Es un recurso muy utilizado en textos acadé- ter no (sólo) técnico de los actos lingüísticos:
micos ya que en ellos suelen discutirse ideas, la razón última por la que estas palabras se
conceptos y teorías, es decir, las formas que escriben en cursiva es que «no existen», por
así decirlo. O, mejor, porque la RAE no las re-

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La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos 131

conoce como ha reconocido otras expresiones Sólo la palabra Estado y alguna más
«populares» (como hubieron en lugar de hu- merecen mayúsculas
bo). De este modo, la regla de escribirlas en
Quizás la batalla que con mayor valentía he
cursiva expresa cierto etnocentrismo y, en
librado sea la batalla contra la «mayusculi-
definitiva, la idea de que el castellano pres-
tis». Suelo decir que es el más común de los
crito por la RAE es el molde respecto del cual
padecimientos lingüísticos: estudiantes, tesis-
toda versión del castellano debe juzgarse. Por
tas y muchísimos académicos/as y profesiona-
ello, hay muchos/as que no usan cursiva para
les ¡ponen mayúsculas a cuanta palabra anda
estas palabras porque las consideran tan váli-
suelta! Particularmente a palabras que pare-
das como cualquier otra o porque no conside-
cen importantes, como reglamento o perfil
ran a la RAE como una legítima policía de la
de egreso, pero muchas veces a palabras tan
lengua. De hecho, de seguir esta indicación,
de andar por casa como archivo adjunto o ca-
en Argentina debería usarse cursiva para to-
lendario académico.
das las formas verbales de la segunda persona
del singular, como en «vos sabés» o «mata- La RAE presenta muchos usos para las mayús-
te». culas. No me detendré mayormente en ellos y
aconsejo revisarlos. Sólo mencionaré algunos
En la línea de lo que sostuve en el apartado
ejemplos que considero relevantes en el con-
teórico, queda claro que estos «errores» que
texto académico: Norte, Sur, Este y Oeste;
comento aquí no son tan simples de «resol-
Año Nuevo; Psicología, Sociología, Medicina,
ver» como podría parecer. Por ello, lo espe-
etc. (cuando se habla de las disciplinas), Vía
rable es que quien escriba tome una decisión
Láctea; (el) Mal; Modernidad; Nuevo Mundo;
informada al respecto y pueda justificarla,
Derechos Humanos; Oriente y Occidente; Jue-
por ejemplo, ante un/a evaluador/a de tesis
go Olímpicos; Dios, Alá y Júpiter; Primera
que pregunte: «¿Por qué no usó cursiva en
Guerra Mundial, etc.
“cachai”?». Como debe sospecharse ya, la
respuesta no será sólo técnica sino también Es evidente que el uso de algunos términos
política. La justificación puede ser algo del será más probable que el de otros. Yo diría
tenor siguiente: «Escribo así porque no quiero que, de los usos listados por la RAE, los más
reproducir el neocolonialismo mediante mi probables en textos académicos son: las leyes
escritura». promulgadas (Ley Antitabaco o Ley 14.948),
congresos y seminarios (Congreso Argentino
La cursiva se utiliza para indicar títulos de
de Epitelio) e instituciones (Organización
obras y programas
Mundial de la Salud o Ministerio de Econo-
Terminando con el uso de la cursiva, reco- mía). En este último caso, nótese que los ar-
miendo, como hace la RAE, utilizarla para tí- tículos (como el o la) y las preposiciones (co-
tulos de obras (El anticristo) o capítulos de li- mo de o del) van en minúscula.
bros (El giro lingüístico en el Manual de análi-
Finalmente, en ciencias sociales se usa cursi-
sis del discurso). Adicionalmente, algo no
va por razones teóricas (como en Otro desde
precisado por la RAE, para programas guber-
la mirada psicoanalítica) o cuando se hace
namentales (Chile crece contigo o Programa
una distinción entre dos acepciones de una
de prevención temprana para escolares).
palabra (como Universidad en tanto institu-
En estos casos, la cursiva cumple no tanto el ción y universidad en tanto una organización
rol de destacar sino de señalar que varias pa- en particular).
labras deben considerarse como una unidad
Con todo, son casos excepcionales. En textos
(El giro lingüístico) y como algo separado del
académicos, mi consejo es utilizar las mayús-
resto de palabras de la oración: la expresión
culas sólo cuando sea necesario, esto es, lo
«El giro lingüístico es un buen ejemplo» signi-
que he mencionado, algún uso más (aconsejo,
fica que el capítulo es un buen ejemplo y no
insisto, consultar el Diccionario panhispánico
que el giro lingüístico como fenómeno social
de dudas que sigo aquí)… y para Estado. Todo
es un buen ejemplo.
lo demás, todo, va con minúsculas.

Quaderns de Psicología | 2016, Vol. 18, No 1, 119-142


132 Bassi Follari, Javier Ernesto

La coma y el punto y coma no hacen tanta gan, con su marca a buril a todo lo largo y que el
pirata usaba para otear el abordaje; dos enormes
falta
revólveres Smith & Wesson, descalibrados, con su
Continuando en la línea de los excesos, apa- aro para sujetar a la cadena del chaleco y que
Sherlock Holmes usaba en la niebla, tras la mam-
rece el de puntuación, muy particularmente para del invernadero esperando implacablemente
de la coma y el punto y coma. Veamos un al asesino de Baskerville y un yatagán con tigres y
ejemplo: un barrilito de ron y el mar y las tormentas y el
farol columpiándose en la popa, y ya no pudo ir-
Partimos de la premisa, que los programas de la se.
red SENAME, despliegan una serie de repertorios
y tecnologías de control sobre una idea de mater- Mi consejo a este respecto y al igual que para
nidad normalizada, generados a propósito de un las mayúsculas, es usar los signos de puntua-
marco legal, donde confluyen las tradiciones cul-
turales del país, y las políticas públicas de las ins-
ción estrictamente necesarios para la com-
tituciones del Estado. prensión del texto. Para un mayor detalle, ver
el tratamiento de la coma y del punto y coma
En este caso (real) diría que las dos primeras en el Diccionario panhispánico de dudas.
comas son innecesarias. Explico por qué: la
RAE detalla decenas de usos, pero yo sinteti- La tilde diacrítica se usa para diferenciar
zaría lo esencial así: la coma y el punto y co- palabras
ma se utilizan para señalar pausas y, así, se- La tilde diacrítica se usa para diferenciar pa-
parar elementos dentro de una oración. A ve- labras que se escriben igual pero significan
ces para armar listas («Compré pescado, fruta cosas diferentes, como sí (adverbio: «Sí iré»)
y alimentos para mascotas») y a veces para y si (conjunción condicional, como en «Iría si
introducir incisos o aclaraciones («Mi mamá, tú fueras»; o nota musical, como en «Dame
que es experta en contar historias, tomó la un si»), aún (todavía) y aun (incluso), más
palabra»). El objetivo último es parcelar el (comparación) y mas (pero), de (preposición)
significado: se trata de una separación que, si y dé (de dar), etc. Así también mi/mí, te/té,
bien es temporal, cumple un rol semántico. porque/porqué, etc.
De no hacerlo, pueden generarse confusiones:
«Compré leche fresca verdura pan seco queso En los cambios de 2013, la RAE quitó de esta
y alimento para mascotas». A José Saramago, lista, por razones que exceden el objetivo de
como al mencionado Daniel Ferreira, le en- este escrito, a este/éste, esos/ésos, aqué-
cantan estas cosas, pero en un texto acadé- lla/aquélla y demás y a sólo/solo. Las tildes
mico son problemáticas. se utilizaban para distinguir usos diferentes
de esas palabras. No es análogo el uso de esa
Volviendo al ejemplo, vemos que las dos pri- en «No me gusta esa melena» al uso de ésa en
meras comas son innecesarias porque no hay «Siempre pensé que hablábamos de ésa»
allí nada que separar. Particularmente, la (donde «ésa» refiere a una persona mencio-
RAE desaconseja la coma tras el sujeto (en nada antes). Como fuere, la RAE sugiere no
este caso, «los programas de SENAME»). Lo usar ya tilde diacrítica en esos casos, a no ser
mismo para la última coma: la conjunción y que ambos términos puedan confundirse. Eso
ya opera como separación. sucede en muy pocos casos, como aquí: «Tra-
La diferencia entre la coma y el punto y coma baja solo los domingos» y «Trabaja sólo los
no parece del todo clara o no es muy relevan- domingos». Por mi parte, sigo usando las til-
te. La RAE sólo menciona que el punto y coma des diacríticas en todos los casos, aunque en-
suele indicar una pausa de duración interme- tiendo los argumentos de la RAE.
dia entre la coma y el punto, lo que no es Créase o no, hay un ranquin de comillas
mucho decir. De particular interés es cuando
el punto y coma se utiliza para separar blo- Las comillas que deberíamos usar los/as cas-
ques de palabras o expresiones separadas por tellanoparlantes son las latinas («X»). Así lo
comas. Veamos un ejemplo: hago en este texto. Sin embargo y debido,
primero, al uso de las máquinas de escribir de
Grandes termómetros ingleses, altos y victorianos
como su pasado, encastrados en cedro y níquel; origen anglosajón y, luego, al uso de compu-
cuchillos con sus vainas de plata repujada y su tadores del mismo origen (pero ahora hechos
óxido de leyenda; negras tallas chinas con ojos de en China), se acabaron imponiendo las comi-
piedra engarzados en dragones; mesas de laca
llas inglesas (“X”). De hecho, si uno quiere
donde Oscar Wilde tomaba el té, enloqueciendo a
las señoras con su talento; el largavistas de Mor- usar las comillas latinas debe insertarlas como

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La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos 133

símbolos o asignarlas, para que sea más có- feminista, «las/os académicas/os». También
modo, a una combinación de teclas (yo utilizo puede usarse la forma «larga»: «los académi-
Ctrl + </> para « y Alt + </> para »). cos y las académicas» o ciertas nuevas here-
jías como «lxs académicxs» o «l@s acadé-
Muy comúnmente es necesario, en textos
mic@s». Otro modo es tratar de reemplazar
académicos, poner comillas dentro de comi-
palabras que aludan al género. Por ejemplo,
llas. En ese caso el ranquin es el siguiente:
escribir «Asistan quienes lo deseen» en lugar
« “ ‘ ’ ” ». Veamos un ejemplo aclaratorio:
de «Asistan los/as que estén interesados/as».
«Encontré este pasaje: “El texto de la Enciclope-
dia decía: ‘Para uno de esos gnósticos, el visible Como es evidente, escribir con atención al
universo era una ilusión o (más precisamente) un género es más complicado y yo diría que afea
sofisma. Los espejos y la paternidad son abomi- el estilo pero, según lo veo, es esa complica-
nables porque lo multiplican y lo divulgan’”. Me
pareció muy interesante».
ción y esa fealdad… o seguir invisibilizando a
las mujeres o asumiendo que forman parte de
De todas maneras, lo habitual es encontrar los hombres.
dos «niveles» de comillas: cuando el/la au-
tor/a a quien citamos cita, a su vez, a otro/a Independientemente de la opción que se eli-
autor/a: ja, dos apuntes. Primer apunte: se debe apli-
car el mismo criterio en todo el texto. Es in-
«Los niños juegan este juego. De una caja dicen, correcto usar la forma «os/as» selectiva u
por ejemplo, que ahora es una casa; y a conti-
nuación la interpretan completamente como ca- aleatoriamente: ¡las mujeres no pueden ha-
sa. Se ha tejido en ella una ficción. “¿Y ve el niño cerse aparecer y desaparecer sin más! Es muy
la caja como casa? Se olvida por completo de que común que los textos comiencen expresando
es una caja; para él es realmente una casa”. (Pa- atención por las diferencias de género y que,
ra ello hay ciertos síntomas). ¿No sería entonces
también correcto decir que la ve como casa? Y a mitad de camino, la atención desaparezca
quien pudiera jugar así, y en una situación de- tal como vino o retorne sin causa aparente.
terminada exclamara con un tono especial “¡Aho-
ra es una casa!”, ése le daría expresión al fulgu- También es muy común aplicar el criterio
rar del aspecto». erróneamente en pasajes complejos en tér-
Si se escribe con atención al género, se minos de género. Por ejemplo, se escribe
«del/de la estudiante» y no «del/la estudian-
debe ser consistente
te», se escribe «el/la/los/las profe-
Como insinué antes, el movimiento feminista sor/a/es/as» o «los primeros y los últimos mi-
y el enfoque de género nos han hecho perca- nistros y las primeras y las últimas ministras»
tar de algo: las mujeres existen. A juzgar por y no cualquier otra cosa. En fin, si se decide
la escritura, muy particularmente la académi- escribir con atención al género debe hacerse
ca, ¡no lo parece! Filósofos, hombres de cien- de modo consistente y sin errores (¡y puede
cia, historiadores y demás prohombres y gu- ser un dolor de cabeza!).
sanos, al cantar de Joan Manuel Serrat, han
La RAE (2012, p. 11, la cursiva es mía), en el
borrado del mapa a las mujeres a fuerza de,
informe que mencioné antes, va más allá:
entre otras cosas, invisibilizarlas mediante la
escritura. Un buen paso hacia la solución del «problema de
la visibilidad» [de las mujeres] sería reconocer,
Como comenté, el argumento que ¡incluso simple y llanamente, que, si se aplicaran las di-
hoy! defienden la RAE es el siguiente: «el rectrices propuestas en estas guías [para un habla
y escritura no sexista] y en sus términos más es-
hombre» es una expresión genérica que inclu- trictos, no se podría hablar.
ye a las mujeres. El argumento se desploma si
uno pregunta por qué no usar, entonces, «la Segundo apunte: hay quien piensa que la for-
mujer» del mismo modo. Afortunadamente, ma «os/as» no es más que un síntoma intras-
ese gesto atávico y un tanto desesperado está cendente de corrección política: el patriarca-
siendo ignorado por buena parte del mundo do se muere de la risa y se queda como está
académico, yo incluido. sino cambiamos prácticas desiguales más re-
levantes, como las salariales o las vinculadas
¿Qué opciones se han propuesto para hacer vi- a la distribución de las tareas hogareñas. Tal
sibles a las mujeres en la escritura o para evi- es así que en ocasiones parece que bastaría
denciar que uno no las considera parte de los con decir «y ciudadanas» para reducir los fe-
hombres? La más común es la que empleo micidios. Por otra parte, la forma «os/as» re-
aquí: «los/as académicos/as» y su alter ego

Quaderns de Psicología | 2016, Vol. 18, No 1, 119-142


134 Bassi Follari, Javier Ernesto

produce un mundo de hombres y mujeres e bolos o asignarse a una combinación de te-


invisibiliza otras posibilidades. Si creemos al- clas. Esto último requiere ciertas habilidades
go a autoras como Judith Butler o Paul B. informáticas, pero, una vez hecha, la asigna-
Preciado, ¡son virtualmente infinitas las letras ción queda grabada y, con el tiempo, la com-
que podrían agregarse a las siglas LGBT! binación de teclas se vuelve tan automática
como Ctrl + C y Ctrl + V.
La pregunta, en este caso, es evidente: ¿cómo
habremos de escribir, entonces? Este límite Es útil referirse a las cosas siempre del
de nuestro idioma no es de sorprender si se mismo modo
comulga con una idea que presenté antes:
Una característica central de los textos aca-
que todo juego de lenguaje emerge de una
démicos (y de todo texto, diría yo) es la con-
forma de vida y, por tanto, expresa sus carac-
sistencia interna. Esta característica alude a
terísticas. ¡Sería sorprendente que Occidente
la relación armónica entre los diversos ele-
contara con un lenguaje no machista! Como
mentos del texto y no es algo que se dé sino
fuere, yo he optado por la forma «os/as», pe-
que se logra.
ro no la defendería hasta la muerte. De todas
maneras, insisto, lo importante es tomar una Una de las formas de lograr dicha consistencia
decisión informada y poder justificarla. Dicha es llamando a las cosas siempre del mismo
decisión, espero que se sepa ya, no es técni- modo. Así, el/la lector/a sabrá cómo lo nuevo
ca, es política. (lo que estoy diciendo) se relaciona con lo
viejo (lo dicho). Si no se logra, el texto puede
Se usan rayas, no guiones, para introducir
volverse incomprensible. Por ejemplo, si se
aclaraciones
presenta un programa gubernamental como
Hay varias formas de introducir aclaraciones. un dispositivo (en el sentido foucaulteano),
Ya mencioné una: la coma. También pueden no se lo debe referir luego como una «técni-
usarse paréntesis (cuando la aclaración se ca», unos «recursos» o una «estrategia»: debe
vincula menos directamente a la oración en seguirse hablando de «dispositivo» porque es
que se encuentra). Otra forma es la raya. el término que ya fue usado y que el/la lec-
tor/a reconoce. Si no, éste/a podría pensar
Veamos un ejemplo en que aparecen dos de
que es algo diferente, que el programa puede
estos recursos:
entenderse de dos o más modos o, más co-
Finalmente, creo que esta voluntad de verdad múnmente, no entenderá que se habla del
apoyada en una base y una distribución institu- mismo asunto. Análogamente, si se hace
cional, tiende a ejercer sobre los otros discursos
—hablo siempre de nuestra sociedad— una espe- mención a «dos partes» no debe hablarse lue-
cie de presión y de poder de coacción. go de «apartados» o algo similar porque el/la
lector/a no entenderá que uno se dispone a
Nótese que son rayas (—) y no guiones (-), que
detallar esas «partes». Lo mismo si uno se re-
son dos (una de apertura y una de cierre),
fiere a algo como un «proceso», un «hito» o
que van pegadas a la primera y última palabra
una «crisis»: conviene seguir usando esos
y que no hay una coma tras la segunda raya.
términos (a no ser que uno sea Cortázar y lo
Respecto de esto último: no debe haber coma
haga para lograr un efecto estético, como en
tras la segunda raya, pero puede haberla: si
el cuento Instrucciones para subir una escale-
se la habría escrito aunque el extracto entre
ra, en el que el escritor argentino usa, sin que
rayas no existiera. Un ejemplo de esto último
medie explicación, la palabra pie como pie
a continuación:
izquierdo y pie derecho).
Dejando eso al margen —lo cual es mucho dejar—,
la organización cumple mayormente con su mi- En los textos académicos de estudiantes y te-
sión declarada. sistas es muy común encontrarse con palabras
que uno no entiende a qué aluden. Por ejem-
El problema con las rayas, como con las comi-
plo, es extraño leer algo como «dicho mo-
llas latinas, es que no están inmediatamente
mento» si antes no se mencionó algún «mo-
accesibles en un teclado convencional. En al-
mento». El efecto que esto produce es de
gunos casos, la aplicación Word viene pro-
confusión o llana incomprensión. Consecuen-
gramada para introducirlas cuando se escri-
temente, el/la lector/a se verá forzado/a a
ben dos guiones seguidos (--) y se aprieta En-
adivinar, es decir, a crear su propio mundo
ter. Si no y como en el caso de las comillas
(algo que, aclaro, ya hace en mayor o menor
latinas, las rayas deben insertarse como sím-

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La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos 135

medida pero no debería poder hacer infinita- En definitiva y como dije antes, lo importante
mente). Eso constituye un riesgo enorme por- es no desorientar al/a la lector/a: si se habla
que puede afectar cuestiones teóricas de peso de «fases», conviene seguir hablando de «fa-
(aquí es, quizás, donde más claramente se ve ses» y si se quiere aludir a dichas fases, debe
aquello de que el mundo científico existe en y escribirse «éstas», «aquéllas» o, justamente,
por la escritura). «dichas fases». De ese modo, no habrá lugar a
dudas y el texto ganará en coherencia interna
La forma más común que este error toma es
y también en claridad. Cierro con un ejemplo
el reemplazo de un concepto o idea (como «el
de este texto: en el punto Si se escribe con
abandono infantil») por un referente («éste»)
atención al género, se debe ser consistente,
a fin de evitar la repetición. En esos casos, el
me referí a «dos apuntes» y luego volví a eso
referente debe aludir a algo que, en primer
diciendo «Primer apunte: […]» y luego «Se-
lugar, exista, es decir, que haya sido mencio-
gundo apunte: […]». Si hubiera escrito «se-
nado antes. En segundo lugar, debe referirlo
gundo comentario» u «otro comentario», el
aludiendo a su género y número («el aban-
truco no habría funcionado bien.
dono infantil» es masculino y singular; «éste»
es masculino y singular). Veamos un ejemplo Cuidar las deixis
más detalladamente:
Continúo con un tema cercano al anterior. Es
Cabe cuestionar entonces la real existencia de muy común que estudiantes y tesistas vincu-
una nueva generación de jóvenes que «padecen»
len oraciones con (lo que yo llamo) conecto-
este trastorno, que en última instancia es una
construcción social que se apoya sobre la base de res. En general, son deixis de discurso: ele-
la legitimidad del conocimiento producido dentro mentos lingüísticos que remiten a otro ele-
de estas disciplinas, posibilitando a través de dis- mento del mismo texto.
tintos métodos como la medicación, una activi-
dad correctiva de los/as niños/as que restringe la En la línea de lo anterior, cuando uno escribe
expresión de su verdadero ser (Benítez, 2006). «como dije antes», «allí» o «dicho factor» se
En este caso, la tesista no había hecho ningu- está refiriendo a otra cosa que está (o debe-
na mención a «disciplinas», por tanto, no se ría estar) antes en el mismo texto. Eso es una
entendía que quería decir con «estas discipli- deixis de discurso. Si eso a lo que la deixis re-
nas». «¿Qué disciplinas?», pregunté, porque lo fiere no existe, el truco no funciona. Esto pa-
habitual es que el/la lector/a asuma que esa rece un detalle pero no lo es: muestra, como
expresión refiere a algo ya mencionado. Si sostuve en la introducción teórica, que en la
ese «algo» no está, el texto se vuelve confuso escritura están contenidas las relaciones teó-
y, en términos teóricos, seguramente erró- ricas y que si «se escribe por escribir» o si se
neo. considera que la escritura es sólo «una forma
de decir» seguramente se cometerán errores
En ese caso, la cosa referida no está. Pero teóricos. Claramente, no es lo mismo que la
veamos un caso en que sí está pero no es re- palabra éste refiera a «el sindicato» que a «el
ferida de modo correcto: gobierno»
Del modelo biomédico se desprenden ciertas no-
ciones de salud y enfermedad. Ellos no incorpo-
También son deixis de discurso donde, cuan-
ran en su comprensión los factores sociales vincu- do, quien/quienes, el/la que o los/las que, lo
lados a los problemas del cuerpo. que, etc., cuando los términos se utilizan pa-
ra referir a algún otro elemento presente en
Aquí no queda claro a qué se refiere ese
el texto. Digo que se suelen utilizar como
«ellos»: no hay nada en la oración ni había
«conectores» porque los/as estudiantes y te-
antes que fuera masculino y plural (que son
sistas los usan para conectar lo que yo consi-
las condiciones que la cosa referida debería
dero que deberían ser dos o más oraciones.
reunir porque «ellos» es masculino y plural).
Los errores más habituales a este respecto
Conversando con la tesista me dijo que ese
son dos: usar un conector erróneo y abusar de
«ellos» refería a ¡«los médicos»! Claro, eso es
algo que sólo estaba en su cabeza (o en algu- ellos. Veamos.
na versión previa del texto) y que no aparecía Cada una de estas deixis se utiliza para algo
en el texto actual. Lo que aparecía era «mo- concreto. Donde refiere a un lugar que debe-
delo biomédico», expresión que habría podido ría haberse mencionado antes. Cuando a un
ser reemplazada por algo masculino y singular lapso de tiempo o época. Quien o quienes a
como «éste» o «el mismo». una persona o unas personas, al igual que el

Quaderns de Psicología | 2016, Vol. 18, No 1, 119-142


136 Bassi Follari, Javier Ernesto

que o la que y los que o las que. Lo que o que abusar de conectores de este tipo. Así las co-
refiere a una cosa, etc. De este modo, si uso sas, además de ser incorrectamente usados,
la deixis de tiempo cuando… debe haber algún son abusados. Yo llamo «prosa policial» a la
lapso de tiempo o época mencionados antes. escritura resultante, en alusión a la forma en
Lo mismo para las demás deixis. Si no, la dei- que, estereotípicamente, cierto personal de
xis está mal utilizada bien porque no refiere a policía suele escribir denuncias y en las que
nada, bien porque lo refiere de modo inco- abundan los conectores como «lo que», «don-
rrecto (como vimos en el punto anterior de» o «lo cual».
cuando hablé del uso de «ellos»). Veamos un
En el caso de detectar tal abuso, mi reco-
ejemplo.
mendación es separar en oraciones breves la
Esta respuesta trajo consigo cambios en la estruc- (habitualmente muy larga) oración compuesta
tura estatal y económica, en donde se hizo emi-
con base en conectores. Lo mismo vale para
nente remplazar la figura del Estado proteccio-
nista por un Estado subsidiario entre el mercado y el uso de otros conectores, como el gerundio
el individuo. (como siendo o estando), muy habituales en
las tesis.
En este ejemplo, «en donde» alude a un lugar
que no se ha mencionado antes: ¡no hay nin- Cierro este punto con un ejemplo que tiene
gún lugar allí! La «respuesta» o «los cambios todo tipo de conectores («donde», «contro-
en la estructura estatal y económica» no son lando», «siendo» y comas). Además, presenta
lugares, son cosas. Lo correcto habría sido un doble espacio entre «las» y «tecnologías»
(haciendo caso omiso de los otros problemas (ver más adelante) y exceso de comas. He
que el texto presenta, como el uso de la pa- marcado los conectores en cursiva para des-
labra «eminente»): «Esta respuesta trajo con- tacarlos.
sigo cambios en la estructura estatal y eco- En el caso de Chile podemos identificar las tec-
nómica, los cuales hicieron eminente rempla- nologías de género que norman la maternidad,
zar la figura del Estado proteccionista por un desde las instituciones estatales, donde la biopo-
Estado subsidiario entre el mercado y el indi- lítica implica el ejercicio del poder y control so-
cial para administrar los cuerpos, controlando los
viduo». Así, «los cuales» alude a los «cam- límites de la creación de la sociedad (Foucault,
bios». 1980), siendo esto ejemplificado en la reglamen-
tación de las normas de fertilidad implementadas
En fin, debe resultar totalmente claro a que por el Ministerio de Salud (Castro y cols., 2002), y
refiere una deixis. Típicamente, el referente de manera específica el ejercicio de la materni-
deberá encontrarse antes y habitualmente dad en el área psicosocial, encontrando su nicho
en el Servicio Nacional de Menores (SENAME), que
cerca: en mi caso, al encontrar la deixis «lo
es definido como «un organismo gubernamental
que» voy hacia atrás en el texto hasta encon- centralizado, colaborador del sistema judicial y
trar algo masculino y singular. Si no está o dependiente del Ministerio de Justicia».
hay una o más cosas masculinas y singulares,
A mi juicio, esta oración es muy confusa. Yo
no sabré a qué refiere ese «lo que». En ese
sugeriría empezar de cero. Como mínimo, de-
caso, la arquitectura teórica del texto se re-
bería transformarse en tres o más oraciones.
siente.
Sin retocar la oración de forma radical, es de-
Si este minucioso trabajo de concordancia no cir, sólo quitando y reemplazando conectores,
se hace correctamente, se corre el riesgo de la oración podría transformarse en algo como:
decir algo distinto de lo que uno quiere decir En el caso de Chile, podemos identificar tecnolo-
o, aun peor, de decir algo que… ¡uno ni si- gías de género que norman la maternidad en las
quiera sabe qué es! Por ello, como dije, no instituciones estatales, en las que la biopolítica
hay que escribir por escribir: en un texto aca- implica el ejercicio del poder y el control social
para administrar los cuerpos y, así, controlar los
démico, cada palabra cuenta y está donde es- límites de la creación de la sociedad (Foucault,
tá por alguna razón. Cuando pregunté a esa 1980). Un ejemplo de tales tecnologías de género
tesista a qué aludía la expresión «en donde» es la reglamentación de las normas de fertilidad
me contestó que no sabía. Mi respuesta no implementadas por el Ministerio de Salud (Castro
y cols., 2002). De manera más específica, tam-
fue muy cortés, aunque fue sincera: «Si no lo bién podemos identificarlas en la forma en que se
sabes tú, ¿cómo esperas que alguien lo se- gestiona la maternidad en el área psicosocial,
pa?». particularmente en el Servicio Nacional de Meno-
res (SENAME).
Adicionalmente, el segundo error más habi-
tual: los/as estudiantes y tesistas tienden a

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La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos 137

Los diálogos se introducen con rayas ra oración («El hombre pisó […]») no lleva
sangría y la segunda («El hombre echó […]»)
Los/as hablantes de un diálogo se señalan con
sí.
rayas (no con guiones):
—Quiero decir: ¿qué es un regalo de no-
Preguntas en medio de oraciones
cumpleaños?
En general, los/as estudiantes y tesistas asu-
—Un regalo que te hacen cuando no cumples men que una pregunta siempre se inicia con
años, por supuesto. mayúsculas. Por ello escriben:
Alicia lo pensó un poco. Por eso usted hablaba de la educación que us-
—Me gustan más los regalos de cumpleaños —dijo ted…, vino con el tema a la casa de alguna mane-
al fin. ra, y que usted lo hablaba en familia ese tema
¿Cómo fue eso?
—¡No sabes de qué hablas! —exclamó Humpty
Dumpty—. ¿Cuántos días hay en un año? En ocasiones, hay una coma antes del signo
—Trescientos sesenta y cinco —dijo Alicia.
de pregunta. En realidad, una pregunta no
tiene por qué empezar con mayúscula. Hay
Los diálogos citados se consignan según el dos opciones: comenzar una oración nueva
modelo : «Xxxx» (en cuyo caso la pregunta se inicia con ma-
Es muy habitual, en el uso cotidiano del len- yúscula) o poner una coma e iniciar la pregun-
guaje y un poco menos en textos académicos, ta con minúscula:
citar de forma literal expresiones ajenas o Por eso usted hablaba de la educación que us-
propias. En esos casos, el extracto de diálogo ted…, vino con el tema a la casa de alguna mane-
ra, y que usted lo hablaba en familia ese tema.
se considera una cita y, por tanto, se consigna ¿Cómo fue eso?
del mismo modo que la cita de un texto:
O:
Ella me dijo: «¿Por qué debería importarme?». Y
yo le contesté: «Porque eres su madre». Por eso usted hablaba de la educación que us-
ted…, vino con el tema a la casa de alguna mane-
Cuando, tras el diálogo, la oración continúa, ra, y que usted lo hablaba en familia ese tema,
no son necesarios los dos puntos: ¿cómo fue eso?

Cada vez que me dicen «¡No vengas!», yo me ha- Los puntos suspensivos son tres
go el desentendido y voy igual.
Los puntos suspensivos se utilizan para seña-
Tras título o subtítulo, evitar la sangría en lar palabras e ideas sin terminar y es muy ha-
la primera oración del párrafo bitual necesitarlos en transcripciones de en-
En ocasiones, no se usa sangría en la primera trevistas en la medida que provienen de len-
oración del párrafo inmediatamente posterior guaje hablado:
a un título o subtítulo. No es obligatorio ha- Usted dice que… Bah, según lo que yo entendí,
cerlo así: es sólo un canon más o menos esta- usted dice que no hay ninguna relación entre ella
blecido para los textos académicos y no aca- y usted.
démicos y que me parece elegante. Si me cen… Si me centro en todo, no doy abasto.

Veamos un ejemplo. También, y más comúnmente en textos aca-


A la deriva démicos, para dejar alguna idea «flotando»:
El hombre pisó algo blanduzco, y en seguida sin- Quizás por eso parece no haber mujeres en la his-
tió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al toria de la filosofía… Pero ése es otro tema.
volverse, con un juramento vio una yaracacusú
que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro ata-
En estos casos (y siempre), los puntos suspen-
que. sivos son tres. No dos, ni cuatro ni ningún otro
número. Tres.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie,
donde dos gotitas de sangre engrosaban dificulto- Los signos de admiración y pregunta y los
samente, y sacó el machete de su cintura. La ví-
bora vio la amenaza y hundió más la cabeza en el
puntos suspensivos operan como cierre de
centro mismo de su espiral; pero el machete cayó oración
de lomo, dislocándole las vértebras.
Tras un signo de pregunta de cierre (?), un
El criterio es no usar sangría en la primera signo de admiración de cierre (!) y punto sus-
oración tras título o subtítulo. En este caso el pensivos (…), no van punto seguido o final.
título es «A la deriva». Como se ve, la prime- Por tanto, es incorrecto escribir:

Quaderns de Psicología | 2016, Vol. 18, No 1, 119-142


138 Bassi Follari, Javier Ernesto

¿Quién tiene identificación?. lo en adelante— a la página siguiente. De este


¡No me molestes más!. modo, el bloque semántico no quedará sepa-
rado.
Me quedé pensando….

Cuidado con los dobles espacios También existen las líneas «huérfanas»: aqué-
llas que quedan solas al inicio de una página y
Un texto académico se escribe una vez ¡y se tras las cuales empieza un párrafo nuevo.
reescribe muchas! En ese eterno sobado y re- Considero que, en textos académicos, este
sobado del texto, suelen quedar dobles espa- caso no es tan grave y no veo problema en
cios entre palabras. El Word no los arregla au- mantenerlas. De hecho, para solucionar esto,
tomáticamente: la forma artesanal de solu- es probable que haya que pasar un párrafo
cionar el problema es prestando tanta aten- largo a la página siguiente (creando, en con-
ción como para encontrar a Wally: secuencia, un gran espacio en blanco en la
Una de estas expresiones, es que actualmen- página anterior).
te, se ha logrado una mayor financiación para
proyectos dedicados a la primera infancia.
En todo caso y dado que las líneas viudas y
huérfanas cambian todo el tiempo a medida
(Where is Wally?). que se retoca el texto, no conviene revisar
La forma más rápida y segura, de todas mane- esta cuestión hasta no contar con la versión
ras, es usar la función Buscar/Reemplazar del definitiva, es decir, diez segundos antes de la
Word: se «escribe» un doble espacio en Bus- fecha de entrega o, en el caso de un artículo
car, uno simple en Reemplazar y se hace clic científico o libro, en las pruebas de impre-
en Reemplazar todo. El espacio simple se sión.
«escribe» del siguiente modo: se pone el cur- Por otra parte, el Word —en el menú Forma-
sor en Buscar y se presiona una vez la barra to, submenú Párrafo— cuenta con la posibili-
espaciadora. Para el espacio doble, algo simi- dad de «controlar» las líneas viudas y huérfa-
lar: se pone el cursor en Reemplazar y se pre- nas, es decir, de evitarlas. Al igual que en el
siona dos veces la barra espaciadora. caso de los dobles espacios, usar esta función
Tras dos puntos va una minúscula permite automatizar el proceso, aunque, en
mi experiencia, no es del todo eficiente: por
Otro error, derivado de la «mayusculitis», es ejemplo, cuando la línea viuda está constitui-
empezar con mayúsculas tras dos puntos. Lo da por un título o subtítulo, en la medida que
correcto es empezar con minúscula (a no ser tras éstos habitualmente habrá un espacio y
que se trate de una cita o diálogo citado o el Word no los considerará como línea viuda).
tras «Estimado:», «Amiga mía:» o algo similar Adicionalmente, la función no es útil cuando
en el encabezado de una carta). Como ejem- se requiere un criterio más flexible (como pa-
plo, vaya el título de este documento: «La es- sar dos líneas viudas a la página siguiente por
critura académica: errores habituales». las razones que sean).
Una política para las líneas viudas y Los prefijos se unen a las palabras
huérfanas
Los prefijos se unen a las palabras. Así, se es-
No es una regla idiomática, sino una cuestión cribirá codirigir, preconcepto, antediluviano,
estética o una forma de que el/la lector/a no expresidente, virreina, supermodelo, posdic-
se pierda: si, casi al terminar una página, tadura y contraargumento. Los prefijos en
empieza un párrafo nuevo y cabe sólo una lí- esos casos son: co-, pre-, ante-, ex-, vi-, su-
nea de él, es mejor empezar ese párrafo en per-, pos- y contra-. Los prefijos no se sepa-
una nueva página. Esa línea se conoce como ran de las palabras (ex candidato) ni se usan
«viuda». Algo similar en el caso de consignar guiones (ex-marido). Esto es así incluso en ca-
una cita: si se introduce la cita diciendo: «A sos que se ven bastante extraños como co-
este respecto, la autora sostiene: […]», es construir, antirrepresentacionismo o sociohis-
mejor que la cita no quede en una página tórico.
aparte. Recomiendo pasar la oración que in-
troduce la cita a la página siguiente. Misma Se usa guion en dos excepciones: cuando la
política cuando lo que queda (casi) al final es palabra se inicia con mayúscula (pro-OTAN o
un título o subtítulo: mejor pasar el apartado mini-USB) o cuando lo que sigue al prefijo es
completo —es decir, desde el título o subtítu- un número (pre-1970 o super-8). Se separa el

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La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos 139

prefijo en una excepción: cuando se trata de vo que caracteriza particularmente la subjetiva-


ción bajo el neoliberalismo, el juicio negativo re-
una serie de palabras que opera como una so-
cae en el self».
la (ex relaciones públicas o pro pena de
muerte). Antes que nada, nótese que no hay dos pun-
tos: la oración, simplemente, sigue y uno sa-
Las citas y los elementos de una lista deben be que empieza una cita porque aparecen
seguir la forma en que son introducidos. comillas. En todo caso, lo importante es esto:
Hay dos formas de introducir citas. La más la oración citada debe ser coherente con la
común es: oración que uno escribió. En este caso, lo que
la tesista escribió es «La falta de tiempo». La
A este respecto, la autora sostiene: «La Concer-
tación no cuestionó ni alteró el modelo económi- coherencia está bien lograda al principio:
co impuesto por la dictadura» (Aguilera, 2009, p. queda bien decir «La falta de tiempo se
22). De ese modo, […]. transforma». Parece una sola oración: hay un
Si se suscriben las normas APA y la cita es de sujeto («La falta de tiempo») y un predicado
más de 40 palabras se usa otra forma: coherente («se transforma»). Pero luego apa-
rece algo que no encaja con el sujeto «la fal-
A partir de la definición dada por Garfinkel de ta de tiempo» y es «el juicio negativo recae
etnometodología podemos desarrollar algunas de
las principales ideas de este enfoque teórico: sobre el self». ¡Eso es una nueva oración! Hay
un nuevo sujeto y un nuevo verbo. Así, esa
Utilizo el término etnometodología para refe-
rirme a la investigación de las propiedades ra- parte no debería ir o, al menos, no debería ir
cionales de las expresiones indexicales y otras ahí.
acciones prácticas como partes de las continuas
realizaciones que logramos gracias a nuestra El ejercicio que se puede hacer para verificar
destreza en la organización de las prácticas de
la vida diaria (Garfinkel 1967, p. 11). si el intento salió bien es unir las diversas par-
tes para ver cómo quedan. En este caso, es
La noción de indexicalidad a la que se refiere
Garfinkel es utilizada para dar cuenta tanto de claro que no quedaría bien decir: «La falta de
las declaraciones y manifestaciones que emplea- tiempo el juicio negativo recae en el self».
mos en el curso de la conversación como de las
actividades de orden práctico que realizamos co- Este criterio de concordancia también aplica
tidianamente. a las listas: todos los elementos de una lista
deben ser coherentes con la forma en que la
(Nótese que en este último caso hay una san-
lista fue introducida. Por ejemplo, si se escri-
gría mayor para el párrafo citado y la letra es
be «Este proceso se divide en: […]», lo co-
más pequeña).
rrecto es que cada elemento de la lista sea
Hay una forma más avanzada de citar: intro- compatible con esa oración. Por ejemplo,
duciendo la cita en la oración que uno escri- «Fase de expulsión» o «Segunda etapa». No
be. En la medida en que dos textos (a veces serían correctos elementos como «No está
muy) diversos se fusionan, se debe pensar en claro si […]» o «Se ha sugerido que […]». Es
el texto que uno escribe y en la cita como en muy común encontrar este error en los últi-
un solo texto. Más concretamente esto supo- mos elementos de una lista, cuando quien es-
ne juntar dos oraciones en una y eso, claro, cribe ya olvidó cómo introdujo la lista o, aun
genera dificultades adicionales. En todo caso, peor, acerca de qué está escribiendo. Para
es algo que hacemos todo el tiempo. Nadie cerciorarse de que la lista quedó bien, es útil
diría: «Ha pasado mucho tiempo desde la úl- leer cada elemento inmediatamente tras la
tima vez que nos vimos esta mesa tiene una expresión con que fue introducido. Tomando
pata floja». ¡Hay dos oraciones ahí! Y una no el ejemplo, resultaría un poco desconcertante
tiene nada que ver con la otra. Análogamen- leer: «Este proceso se divide en: Se ha sugeri-
te, uno debe ser muy cuidadoso al juntar dos do que […]».
oraciones en un texto académico. Tanto así
Cuando una oración va completa entre
que la oración final debe poder leerse como
paréntesis, se cierra con un punto
una sola y no como un collage de dos o, peor
aún, como dos oraciones incompatibles. Vea- Durante algún tiempo y porque no tenía una
mos un texto no logrado (que he arreglado un hija de la que ocuparme, me obsesioné con
poco para volverlo más legible): saber si cuando una oración se halla completa
La falta de tiempo «se transforma en un fracaso entre paréntesis debe cerrarse con el parén-
personal de encontrar tiempo y en el giro negati- tesis o con un punto. Asumía que con el pa-

Quaderns de Psicología | 2016, Vol. 18, No 1, 119-142


140 Bassi Follari, Javier Ernesto

réntesis porque es muy común ver ese recurso Otro ranquin: paréntesis y corchetes
en la literatura de ficción, como en este pasa-
Para terminar, otro recurso muy utilizado en
je de Pierre Menard, autor del Quijote de
textos académicos: incluir aclaraciones den-
Jorge Luis Borges (1956/2005, p. 58):
tro de aclaraciones. En esos casos, se utiliza
El texto de Cervantes y el de Menard son verbal- la fórmula: (X[X]X). Un ejemplo:
mente idénticos, pero el segundo casi infinita-
mente más rico. (Más ambiguo, dirán sus detrac- El autor parece compartir la confusión que existe
tores; pero la ambigüedad es una riqueza.) a este respecto (Let It Be [1970], fue grabado an-
tes que Abbey Road [1969], aunque salió al mer-
Pues, en esto, la RAE no da a Borges la dies- cado más tarde).
tra: la oración se cierra con un punto, tal co-
Adicionalmente, los corchetes se utilizan para
mo puede observarse en el siguiente ejemplo:
señalar extractos quitados o agregados a un
¿Pero tienen también significado en este juego texto citado. Es habitual, en ese caso, quitar
nombres que nunca han sido empleados para una
partes de dicho texto porque no son pertinen-
herramienta? Supongamos que «X» fuese un tal
signo y que A le diese este signo a Β. Pues bien, tes o porque no son coherentes con la forma
podrían incluirse también tales signos en el juego en que la cita fue introducida. En la medida
de lenguaje y Β tendría quizá que responder tam- que un texto citado no puede ser alterado, es
bién a ellos con un meneo de cabeza. (Podría
necesario señalar las sustracciones y adicio-
concebirse esto como una especie de diversión de
los dos). nes. Hay buenos ejemplos de ambos casos en
el punto anterior: «[Un dispositivo es]» no se
Toda oración se cierra con punto hallaba en el texto original y «[…]» indica que
La norma que aplica en el punto anterior es algo fue quitado antes de «Feyerabend».
más general. En ocasiones y muy comúnmente Sumario y cierre
en textos académicos, se citan oraciones o
párrafos completos. Otra vez, asumí que, en Hasta aquí llega la casuística de que dispongo
tanto el punto pertenecía al texto citado, a día de hoy. Seguro irá aumentando: el len-
oraciones de este tipo se cerrarían con las guaje en general y la escritura en particular
comillas. Así: cambian como todo lo social cambia. Habrá
novedades.
[Un dispositivo es] «todo aquello que tiene, de
una manera u otra, la capacidad de capturar, Como fuere, en este trabajo he tratado 30
orientar, determinar, interceptar, modelar, con-
trolar y asegurar los gestos, las conductas, las
errores habituales en la escritura académica
opiniones y los discursos de los seres vivos.» con el fin de contribuir a hacerlos más noto-
rios y proponer formas de abordarlos. De to-
Tan convencido estaba que esta forma puede das maneras y como considero que nada cons-
hallarse profusamente en mi manual (Bassi, tituye un error per se sino que algo se consti-
2015). De hecho, el asunto implicó más de un tuye como error respecto de un orden norma-
rifirrafe con el editor. Escribí, por ejemplo tivo, he declarado mi posición respecto de la
(p. 73): relación entre el lenguaje y el mundo y, muy
[…] Feyerabend, al que no había con qué atarlo, particularmente, explicitado cuáles son los
sugería que el chamanismo o el vudú tienen el puntos de referencia teóricos (es decir, polí-
mismo estatus que la ciencia y deberían, en con-
secuencia, tener el mismo acceso a instituciones
ticos) desde los cuales entiendo una forma de
como la universidad. («Desmembrad a ese radi- escritura como error y sugiero tal o cual
cal, por favor. Gracias. Muy amables.») abordaje. De todas maneras, una declaración
así no cambia el carácter esencialmente nor-
El editor tenía razón. La forma correcta es:
mativo de este artículo y su inserción en lo
(«Desmembrad a ese radical, por favor. Gracias. que antes llamé «micropenalidad». Al respec-
Muy amables»).
to y en la línea de lo dicho antes, sólo podría
Algo análogo para el ejemplo previo: decir que se trata de un micropenalidad justi-
ficada.
[Un dispositivo es] «todo aquello que tiene, de
una manera u otra, la capacidad de capturar, Cierro con una nota menos policíaca: sé
orientar, determinar, interceptar, modelar, con-
trolar y asegurar los gestos, las conductas, las —porque lo veo en mis estudiantes y colegas y
opiniones y los discursos de los seres vivos». porque lo he vivido— lo frustrante que es ha-
cer un gran esfuerzo para escribir aceptable-
mente y recibir de vuelta unas páginas llenas

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La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos 141

de tachones y signos de pregunta o un archivo Berger, Peter & Luckmann, Thomas (1967/2008).
plagado de comentarios crueles. En mi defen- La construcción social de la realidad. Buenos Ai-
sa, puedo decir que comento honestamente lo res: Amorrortu.
que veo y que no me habita ninguna intención Bloor, David (1976/2003) Conocimiento e imagina-
distinta a ayudar a los/as estudiantes, tesistas rio social. Barcelona: Gedisa.
y autores/as de artículos científicos a mejorar
Borges, Jorge Luis (1966/2005). Ficciones. Buenos
sus escritos. Estoy seguro de que, en general, Aires: Emecé.
ése es el espíritu que anima a quienes nos
ocupamos de leer, comentar y evaluar textos. Bourdieu, Pierre & Passeron, Jean-Claude (1995).
La reproducción: elementos para una teoría del
Con todo y como dije antes, el orden (acadé- sistema de enseñanza. México: Fontamara.
mico) que habitamos y sostenemos requiere
Comte, Augusto (1844/1958). Discurso sobre el es-
socializar nuevos/as integrantes. Así, conside- píritu positivo. Buenos Aires: Aguilar.
ro esas sanciones inevitables y trato de pre-
sentarlas en positivo: esas sanciones, parte de Elger, Dietmar (2004). Dadaísmo. Madrid: Taschen.
aquella «micropenalidad», no solo tienen, si- Ferreira, Daniel (2014). Rebelión de los oficios inú-
guiendo a Foucault, un carácter represivo sino tiles. Buenos Aires: Clarín-Alfaguara.
también uno productivo: he visto textos, par-
Foucault, Michel (1975/2005). Vigilar y castigar.
ticularmente en talleres de tesis, empezar Nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI.
horriblemente, mejorar increíblemente y
acabar en el estatus de texto publicable. No Gómez Torrego, Leonardo (2006/2007). Hablar y
media milagro entre una y otra cosa (descreo escribir correctamente. Gramática del español
por completo de la inspiración y el genio). Só- actual. Madrid: Arco.
lo media trabajo arduo y constante. Así, si se González-Ruibal, Alfredo (2006). Experiencia, na-
toman esas frustrantes sanciones en su ver- rración, personas: elementos para una arqueolo-
tiente productiva y se reescribe, y se rescri- gía comprensible. Complutum, 17, 235-246.
be, y se reescribe, las recompensas suelen ser Haley, Jay (1980). Terapia no convencional. Las
grandes. Esa habilidad —acusar el golpe, revi- técnicas psiquiátricas de Milton H. Erickson.
sar y reescribir— es intransferible: la única Buenos Aires: Amorrortu.
forma de mejorar la escritura que tiene cada
Harding, Sandra (1987). Is There a Feminist Met-
uno/a es (re)escribiendo. No hay atajos. hod? En Sandra Harding (Ed.), Feminism and
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JAVIER ERNESTO BASSI FOLLARI


Javier Bassi es licenciado en psicología por la Universidad Nacional de San Luis (Argentina, 2000) y
doctor en psicología social por la Universidad Autónoma de Barcelona (2008). Trabaja en la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso y en la Universidad Andrés Bello (ambas en Chile) y sus áreas de in-
terés son el diseño de proyectos de investigación, la epistemología y la sociología de las ciencias socia-
les y la metodología cualitativa.

DIRECCIÓN DE CONTACTO
javier.e.bassi@gmail.com

FORMATO DE CITACIÓN
Bassi Follari, Javier Ernesto (2016). La escritura académica: 30 errores habituales y cómo abordarlos.
Quaderns de Psicologia, 18(1), 119-142. http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1342

HISTORIA EDITORIAL
Recibido: 02/04/2016
1a Revisión: 08/04/2016
Aceptado: 14/04/2016

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