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LEGISLACION MERCANTIL
UNIDAD I
Resulta imposible delimitar la materia mercantil en los sistemas jurídicos de la Antigüedad, toda vez que
estos carecieron de normas que regularan en forma especial al comercio y los comerciantes.
Los sistemas vigentes regularon cuando menos en embrión muchas de las instituciones o actos que hoy
consideramos como de comercio; pero también lo es que las condiciones políticas, económicas y culturales
de la época no hicieron sentir la necesidad de la existencia de una rama especial para regularlos, de tal
manera que tales actos constituían una especie indiferenciada en la totalidad de los actos jurídico.
Las normas reguladoras de los actos considerados ahora como de comercio carecían de autonomía y se
encontraban dentro del ámbito de las normas jurídicas generales o, cuando más dentro del Derecho
Privado.
Edad Antigua.
El comercio, como fenómeno económico y social, se presentas en todas las épocas y lugares. Por ello aún
en los pueblos más antiguos pueden encontrarse normas aplicables al comercio, o más bien, a algunas de
las relaciones e instituciones a que aquella actividad da origen. Así sucede en los sistemas jurídicos de
Babilonia, Egipto, Grecia, Fenicia, Cartago, etc. Sin embargo, en esos sistemas jurídicos no existió un
Derecho especial o autónomo, propio de la materia mercantil. Es decir, no existió un Derecho Mercantil
como hoy lo entendemos, sino tan sólo normas aisladas relativas a determinados actos o relaciones
comerciales.
Entre esas normas los autores hacen especial mención de las llamadas “Leyes rodias” (de la isla de Rodas),
que en realidad constituyeron una recopilación de un conjunto de usos sobre el comercio marítimo. Esas
“leyes” han alcanzado fama a través de su incorporación al derecho romano.
Derecho Romano.
Edad Media.
El Derecho Mercantil como Derecho especial y distinto del común, nace en la Edad Media, y es de origen
consuetudinario.
El auge del comercio en esa época, el gran desarrollo del cambio y del crédito, fueron entre otras las causas
que originaron la multiplicación de las relaciones mercantiles, que el Derecho común era incapaz de regular
en las condiciones exigidas por las nuevas situaciones y necesidades del comercio.
El nacimiento del Derecho Mercantil como tal, está ligado íntimamente a la actividad de los gremios o
corporaciones de mercaderes que se organizan en las ciudades comerciales medievales para la mejor
defensa de los intereses comunes de la clase. Las corporaciones perfectamente organizadas, no solo
estaban regidas por sus estatutos escritos, que en su mayor parte recogían practicas mercantiles, sino que
además instituyeron tribunales de mercaderes (jurisdicción consular), que resolvían las cuestiones surgidas
entre los asociados, administrando justicia según usos o costumbres del comercio.
Es así que, en el seno de los gremios y corporaciones, principalmente en las florecientes ciudades
medievales italianas, va creándose un conjunto de normas sobre el comercio y los comerciantes, tendientes
a dirimir las controversias mercantiles, normas de origen consuetudinario, que son aplicadas por los
cónsules, órganos de decisión de aquellos gremios o corporaciones.
Estas normas consuetudinarias, y las decisiones mismas de los tribunales consulares, fueron recopiladas en
forma más o menos sistemática, llegando a constituir verdaderos ordenamientos mercantiles de la época.
Época Moderna.
Fue en Francia donde propiamente se comenzó no solo a comprender y sentir la necesidad reclamada por la
actividad del comercio, sino también se satisfizo cumplidamente, asentando la piedra angular sobre que se
ha levantado el edificio del moderno Derecho Mercantil, el que desde entonces, emancipándose
completamente del Derecho Romano, del Derecho común y de los Derechos forales, no solamente ha
adquirido una verdadera autonomía jurídica, sino que tiende a obtener un carácter de universalidad
internacional, llegando su influencia, como es natural, hasta modificar los preceptos del Derecho Civil de
cada pueblo, pues el cotejo de los diversos códigos mercantiles, su estudio comparativo por los
jurisconsultos y su perfeccionamiento constante, conducen inflexiblemente a correcciones del Derecho Civil,
que de todas maneras tiene que estar en armonía con el Derecho Mercantil de cada Estado.
Fue así que partiendo de obras como el Code Merchant francés de 1673 un gran número de Estados
redactaron legislaciones similares para regular la materia que nos compete. Este gran movimiento legislativo
de todas las naciones trajo consigo un gran movimiento científico en la esfera de la literatura jurídica del
derecho mercantil, cuyas obras de estudio forman hoy una riquísima biblioteca. Sobre todo la materia de la
legislación comparada adquirió, como era de esperarse, un gran desarrollo, pues siendo el comercio
cosmopolita por su naturaleza y por el grande impulso que en los tiempos modernos le comunican las
pacíficas relaciones internacionales, los tratados, las vías de comunicación marítimas y terrestres, es natural
que el Derecho Mercantil, reflejo de las necesidades del comercio, tienda a buscar esa unidad de preceptos
y doctrinas, esa universalidad de principios que exige el cosmopolitismo del tráfico en sus diversas
manifestaciones. Entre los varios ramos de la legislación mercantil hay algunos en que más se ha acentuado
la necesidad de uniformar el Derecho de las distintas naciones, como sucede en lo relativo a las letras de
cambio entre muchos otros aspectos.
Con motivo de la necesidad de uniformar por lo menos ciertos aspectos del Derecho Mercantil entre las
diversas naciones se comenzaron a celebrar congresos y conferencias entre estas para llegar a acuerdos y
tratados. Siendo la primera de ellas la reunión en Berna en 1878, a la cual le han seguido innumerables
intentos a través del tiempo con el fin de lograr la tan deseada obtención de acuerdos que produzcan la
uniformidad tan necesaria en materias mercantiles.
En 1842 se presentan los dos primeros libros del código de comercio y en año siguiente los dos últimos
libros, que en 1843, re agrupan para publicar el Primer Código de Comercio, que fue reformado en 1862,
con escasas diferencias al que ya estaba vigente, en cuanto se introduce la “quiebra por alzamiento” y se
introduce un quinto libro, el “de la administración judicial en materia de comercio”.
El 20/2/1873 se promulga un nuevo código, tomando alguna influencia del código chileno, referidas ala
cuenta corriente recíproca, el contrato de cambio y la letra de cambio. El código de 1873, fue reformado el
20/1/1904 y puesto en vigencia el 19/4/1904.
En 1919 se produce una reforma donde se modifican disposiciones sobre las sociedades de comercio,
sociedades cooperativas, sociedades en constituidas en el extranjero, aspectos sobre la letra de cambio
conforme al Proyecto de la Haya, la quiebra y su procedimiento y la cuenta corriente bancaria.
La ley es la principal fuente formal del Derecho Mercantil, por ley mercantil no solamente las normas
emanadas del Poder Legislativo Nacional, sino también otras que dictó el Ejecutivo por delegación y en uso
de las facultades extraordinarias que recibió del Legislativo; las que contienen los tratados internacionales
celebrados por el mismo Ejecutivo con aprobación del Senado; así como aquellas dictadas por el Ejecutivo
en ejercicio de sus funciones, para proveer al exacto cumplimiento de todas las anteriores normas. En
consecuencia entendemos por norma mercantil, toda aquella disposición obligatoria de carácter general y
abstracto emanada del Estado Federal y provista de una sanción soberana que regulan la materia delimitada
como mercantil.
Ahora bien, nuestra legislación mercantil se encuentra sumamente dispersa, toda vez que, por una parte,
muchas de las materia que originalmente se encontraban reglamentadas en el Código de Comercio, se han
segregado de él en virtud que se han expedido múltiples ordenamientos que han venido a regular materias
no comprendidas antes en dicho Código, de aquí que pueda decirse que nuestra legislación mercantil se
encuentra integrada por el Código de Comercio y por las leyes complementarias de él.
La ley mercantil de carácter general, es el Código de Comercio, el cual integra los aspectos generales del
Derecho Mercantil, pues es dentro de su mismo cuerpo, Derecho sustantivo y adjetivo, pero además se
encuentra apoyado por una serie de leyes y reglamentos que regulan materias específicas a las cuales
llamamos "Leyes Especiales del Derecho Mercantil".
La Costumbre.
Sin lugar a dudas y según se ha asentado, en los sistemas de Derecho escrito, la costumbre ocupa un papel
secundario o limitado en cuanto a la productividad de normas jurídicas, en relación con la ley, aunque le
reconocemos a aquélla el carácter de fuente formal autónoma e independiente de ésta.
Ahora bien, en forma tradicional y unánime se reconoce que son dos los elementos constitutivos de la
costumbre, de los cuales uno es materia u objetivo (inveterata consuetudo) y el otro psicológico (opinio iuris
atque necessitatis), y se define como la repetición constante y generalizada de un hecho, con la convicción
de que ese actuar es jurídicamente obligatorio.
Nuestra legislación para el efecto de colmar algunas lagunas o en prevención de ellas, con alguna frecuencia
remite a la costumbre y a los usos (de ahí que convenga determinar si se trata de conceptos iguales o
diversos).
La costumbre, per se, tiene fuerza para crear normas jurídicas mientras que el uso desempeña una función
más modesta, que consiste en suministrar contenido a las normas legales que lo invocan, además la
costumbre, en cuanto que constituye una norma jurídica, no está sujeta a prueba, mientras que el uso, por
integrar solamente un elemento de hecho, precisa probanza.
Es decir, por una parte, la costumbre constituye una fuente de Derecho paralela a la ley (aunque de menor
importancia) y por la otra que es frecuente que la ley, ante la presencia de lagunas o en prevención de
ellas, haga referencia a elementos del hecho que vienen a desempeñar una función integradora o
supletoria, es decir, haga referencia a los usos.
La primera de estas especies, o sea la consuetudo secundum legem, no da origen a problemas, toda vez
que, por tratarse de una costumbre conforme a la ley, su aplicación y validez queda fuera de toda duda.
Con respecto a la consuetudo praeter legem, o sea, la costumbre que complementa a la ley colmando
lagunas, precisa el sentido de ella en los casos dudosos, o regula instituciones desconocidas, consideramos
que su aplicación tampoco presenta problemas, pues hemos atribuido a la costumbre el carácter de fuente
formal y autónoma del Derecho, de tal manera que la norma consuetudinaria nace al lado de la ley y con
igual jerarquía que ésta.
Por el contrario, la consuetudo contra legem implica problemas de extrema delicadeza, tanto si se trata de
una costumbre visiblemente contraria a las disposiciones de Derecho escrito y tienda a derogarlas
(consuetudo abrogatoria), como cuando se trata de anular una disposición por desuso (desuetudo).
La legislación de nuestro país nos dice que una consuetudinaria solo puede formarse, si el comportamiento
destinado regular está constituido por actos lícitos o conformes al orden público, de tal manera que toda
práctica en desacuerdo con una norma escrita constituye un ilícito y no puede, por ende, dar lugar a la
formación de una costumbre. En virtud del principio según el cual "contra la observancia de la ley no se
admite desuso, costumbre o práctica en contrario".
En resumen y en aplicación de lo dicho al Derecho Mercantil, afirmaremos que, aunque históricamente gran
parte de las normas comerciales encuentran su origen en la costumbre, en la actualidad la importancia de
esta fuente ha disminuido sensiblemente, dada la cada día más frecuente intervención del legislador en
materia de comercio y la posibilidad de dictar normas que se ajusten en forma eficaz y rápida a las
circunstancias siempre cambiantes del comercio. Sin embargo, esto no quiere decir que no existan algunas
costumbres comerciales que regulen casos imprevistos por el legislador y otros de costumbres contrarias a
disposiciones taxativas (o sea, aquéllas que obligan a los particulares en todos los casos
independientemente de su voluntad) escritas, que traen como consecuencia su derogación.
De este artículo se desprenden varias observaciones que deben ser tomas en cuenta:
No todo comportamiento colectivo es suficiente para calificarlo de costumbre, ya que los hechos
que las constituyen deben ser uniformes y públicos, no contradictorios, que no induzcan a
conclusiones distintas, y que sean del conocimiento de todos los pertenecientes a la comunidad
donde se ha formado.
Los hechos constitutivos de la costumbre pueden ser realizados en el ámbito nacional (uso general)
o en una entidad federal (uso local); pero siendo siempre los hechos generales,
independientemente del punto geográfico donde sucedan.
Los hechos que constituyen la Costumbre, deben ser aquellos que son realizados en forma
constante, no esporádicos, que hagan desvanecer el comportamiento o la conducta asumida en un
momento determinado, ejecutados dichos hechos durante un largo espacio de tiempo, suficiente
para crear conciencia en los comerciantes de que tal modo de actuar constituye una norma de
conducta de obligatoria observancia por parte de todos ellos y que su inobservancia se considera
un desacato a las ley;
La aplicación de la Costumbre corresponde al Juez, para que sea quien aprecie prudencialmente
tales hechos y puede determinar si los mismos son suficientes para configurar la existencia de una
costumbre.
Para interpretar y aplicar la costumbre, se sigue el mismo método previsto para la interpretación y
la aplicación de la ley en general.
Su sistema probatorio es distinto al seguido para probar los hechos que sirven para demostrar una
obligación determinada distinto, por cuanto el uso como costumbre no es un hecho al cual se le va a aplicar
una norma jurídica, sino que es todo lo contrario, es un hecho que sirve para fijar el contenido de una
norma que se va a aplicar a un determinado caso.
Por los juicios y sentencias precedentes, recopiladas por determinadas organismos oficiales,
Por la opinión de autores que estudiando la materia comercial lo hayan señalado, pos cuanto
pueden considerarse dichas opiniones, órganos vivientes de la conciencia jurídica nacional.
Por los dictámenes de las Cámaras de Comercio, los cuales están obligados a suministrar a la
autoridad judicial cuando así se lo requieran.
PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO: Son aquellos que recogen las nociones comunes que
representante ideas fundamentales de un sistema jurídico, en una época determinada, y algunos de ellos
pueden considerarse de aplicación universal dentro de un grupo de países de la misma civilización.
En este sentido, se sostiene que cuando existe una laguna en la ley el Juez acude tradicionalmente a los
principios generales del derecho, aplicando un derecho que no tiene como fuente ni la ley ni la costumbre.
Por esta razón, se afirma que los principios generales del derecho constituyen fuente para un derecho en
particular porque tienen que aplicarse para darle solución al caso planteado. Se crea en esa forma el
derecho.
El Derecho común es un calificativo que se le da al Derecho Civil, por ser un derecho general, ya que es
considerado el tronco común de las disciplinas correspondientes al Derecho Privado.De ahí surge el que sus
principios y reglas se apliquen otras disciplinas, solo cuando existan lagunas que se colmen con dichos
principios civiles.
El Derecho Común, en todo caso, no debe ser considerado como fuente del Derecho Mercantil; solamente
es un Derecho de aplicación supletoria, es decir, solo debe aplicarse a falta de disposición expresa de la
legislación mercantil.
Y por ello estimamos que el Derecho Mercantil es un Derecho especial, es decir, un Derecho, nacido por
circunstancias históricas, que se refiere a cierta categoría de personas, cosas y relaciones; y precisamente
por su especialidad es posible su integración por analogía. Si después de haber recorrido a las reglas
anteriores, no es posible encontrar una norma aplicable al caso, la integración se hará recurriendo a los
principios generales del Derecho.
Diversas Definiciones de la Materia Mercantil: A continuación, con el fin de desarrollar una noción
más certera acerca del Derecho Mercantil, analizaremos los conceptos y definiciones que algunos autores
nos proporcionan sobre la materia:
"El Derecho Mercantil es una rama del Derecho Privado que tiene por objeto regular las relaciones entre los
comerciantes y entre aquellas personas que sin ser comerciantes ejecutan actos de comercio",
"El Derecho Mercantil es aquel que regula los actos de comercio pertenecientes a la explotación de las
industrias mercantiles organizadas (actos de comercio propios) y los realizados ocasionalmente por
comerciantes y no comerciantes (actos de comercio impropios), que el legislador considera mercantiles, así
como el estatuto del comerciante o empresario mercantil individual y social y los estados de anormalidad en
el cumplimiento de sus obligaciones"
"El Derecho Mercantil, puede definirse como el conjunto de normas jurídicas que se aplican a los actos de
comercio legalmente calificados como tales y a los comerciantes en el ejercicio de su profesión".
"Diremos que el Derecho Mercantil es la rama que regula las relaciones nacidas del comercio y de los actos
que históricamente se le han asimilado, así como las obligaciones impuestas a las personas que considera
comerciantes".
"Se llama Derecho Público Mercantil el conjunto de leyes que reglamentan la libertad de comercio y sus
instituciones, no en relación con los derechos privados de los individuos , resultantes de las operaciones
mercantiles que practiquen, pues esto pertenece al dominio del Derecho Mercantil, civil o privado, sino en
sus relaciones con el Estado y con los intereses o derechos de la sociedad en su generalidad o conjunto"
"Derecho Mercantil es aquel que regula especialmente las relaciones que atañen a las personas, los lugares,
los contratos y los actos del comercio terrestre y marítimo",
"Aquella parte del Derecho Privado que tiene principalmente por objeto regular las relaciones jurídicas que
surgen del ejercicio del comercio".
El comercio es el conjunto de actividades que efectúan la circulación de los bienes entre productores y
consumidores. Es decir, es una negociación que se lleva a cabo al vender, compra o permutar servicios o
mercancías.
El Derecho de manera general (y tradicional) se divide en público y privado, y el Derecho privado está
formado a su vez por otras disciplinas entre las que destacan la materia civil y la materia mercantil, y solo
para clarificar las cosas decimos que formas parte del Derecho Privado ya que ambos disciplinan relaciones
entre particulares, es decir, entre personas desprovistas del ius imperi.
El Derecho Mercantil, inicialmente concebido como una ciencia que estudia la materia comercial, la cual a
su vez esta integrada por un conjunto de relaciones, contratos y demás Instituciones, es objeto de un
desmembramiento y ramificaciones de algunas de sus instituciones en la medida en que éstas han ido
evolucionando a la par de la economía y del comercio de cada país.
Es difícil resumir en pocos principios, todas las características del Derecho Mercantil. Sólo es posible
destacar ciertos hechos que son comunes a todas las actividades comerciales y que se corresponden a su
misma naturaleza.
Es Universal, porque las actividades comerciales tienen un carácter universal, por cuanto el tráfico
comercial es un fenómeno universal. La Universalidad conlleva que sea también internacional. Se
refleja esta característica en los tratados y acuerdos internacionales dirigidos a uniformar algunos
principios e instituciones comerciales.
Es equitativo, por que la buena fe es considerada como un elemento decisivo en las actividades
comerciales, y como tal es amparada y recogida jurídicamente por el derecho mercantil. Es este
sentido, la palabra comprometida tiene en el comercio una extraordinaria importancia; por eso el
compromiso, el pacto celebrado entre comerciantes sobre un negocio determinado está protegido
por la ley, porque es así como las actividades comerciales se pueden desarrollar sin mayores
complicaciones. Se precisa entonces, un comportamiento equitativo, digno, justo, que dignifique el
comercio, evitando transitar por los peligrosos caminos denominado mercado negro.
Es rápido, porque las operaciones mercantiles generalmente tiene menos formalidades o requisitos
que cumplir con respeto a la parsimonia que caracteriza a las civiles. Exigen tales operaciones, la
liberación de esos formulismos para poderlas llevar a cabo, pues de lo contrario se tornarían lentas
y contrarias a la rapidez implícita en su naturaleza, Este carácter es recogido por la ley, y hacen que
se tomen las soluciones prácticas que se adapten a la realidad; por ejemplo, en la celebración de
contratos y su ejecución, como es el caso de la venta , del transporte, cuya formalización se hace
con el simple consentimiento manifestado sin cubrir ninguna formalidad, el cobro de un cheque,
etc.
Es un derecho individualista; al ser una parte del derecho privado regula las relaciones entre
particulares y por lo tanto deja de lado aquellas relaciones jurídicas en las cuales intervienen los
poderes públicos.
Es un derecho progresivo, al mismo tiempo que evolucionan las condiciones sociales y económicas
el derecho mercantil ha de ir actualizándose.
El acto de comercio, no es otra cosa que un acto jurídico con características económicas y
jurídicas similares, es la exteriorización de la voluntad para producir consecuencias de derecho
estando presente el ser humano para producirlas. De lo anterior, se concluye que el acto de
comercio no es otra cosa que un acto jurídico enfocado en el ámbito mercantil, citando a Felipe
de J. Tena (1977) quien define el acto de comercio como:
"El acto de comercio serán los actos que pertenecen a dicha y habrán de consistir en operaciones
de interposición o mediación, por las que se adquiere de una persona para transmitirlo a otra, un
bien en donde se ve que el de interposición son dos operaciones diversas: una inicial de
adquisición y otra final de enajenación, siendo tan comercial la una como la otra, puesto que
ambas se hayan ligadas entre sí por un vínculo lógico, estrechísimo por la unidad del propio
intento económico. Se infiere que el acto de comercio es ante todo un acto jurídico, ya que para
adquirir y enajenar necesita el comerciante entrar con otras personas en relaciones de derecho".
Nuestro código, al igual que los que rigen en la mayoría de las naciones europeas y americanas,
no ha definido la naturaleza de los actos de comercio o mercantiles, sino que se han limitado a
forjar una enumeración taxativa de ellas, que, aunque a veces resulta incompleta, lo que en la
práctica, ha traído como consecuencia, que los jueces y funcionarios públicos, deciden de manera
subjetiva (en Venezuela aun ocurre así) y de forma discrecionalmente, el carácter mercantil o no,
de una determinada actividad, que no estuviera comprendida dentro de la enumeración creada
por el legislador.
De la lectura de ésta enumeración, no se alcanza descubrir los motivos que llevaron al legislador
a considerar esas conductas como de naturaleza mercantil o comercial, ni se percibe tampoco
una razón que explique satisfactoriamente la índole mercantil atribuida por la ley a algunos de
ellos.
Conceptualizar el acto de comercio ha motivado criterios dispares, ya que es una materia un tanto
voluble, que no permite estructurar fácilmente un concepto compendioso de su naturaleza, por lo
que se hace necesario, tomar en cuenta varios criterios para intentar conceptualizar o definir los
actos de comercio.
Sobre este mismo carácter, se dice también que como quiera que el comercio en la búsqueda de
beneficios mediante la producción, distribución o transmisión de bienes, o los actos que se realice
con el propósito de obtener lucro, es un acto de comercio.
Partiendo del objeto del acto o de su forma instrumental, se afirma que acto de comercio es aquel
desprovisto de formalidad (cumplimiento requisitos o pasos de un proceso), que está reservada
para los actos civiles.
Según este concepto, acto de comercio es aquel que supone la realización en serie de actos que
tienen características jurídicas y económicas similares.
Son muy pocas las legislaciones que definen el acto de comercio (el código de comercio de
Portugal, de Guatemala, etc.), en cambio, la mayoría se ha limitado a enunciar los actos que se
deben considerar comerciales, ya que no es posible elaborar un concepto unitario de acto de
comercio. De allí que deben ser considerados actos de comercio a los que el legislador les da tal
carácter comercial. Este es el criterio que acogió el legislador venezolano cuando se creó el
artículo 2 de Código de Comercio.
ELEMENTOS IDENTIFICATORIOS DE LA ACTIVIDAD DE COMERCIO EN VENEZUELA
ELEMENTO OBJETIVO: Los actos realizados por los comerciantes en ejercicio de esta actividad
mercantil, no atienden a criterio subjetivo o intencional de comercialidad, son objetivo porque son
conductas que general lucro o enriquecimiento a quienes los realizan, en este sentido, el
elemento objetivo esta referido a que la actividad realizada genere para quien lo realiza un lucro
de naturaleza mercantil.
Así mismo, este elemento hace referencia, a los requisitos de hecho que un acto de comercio
debe de tener para que sea tal. Por ejemplo, la constitución de una sociedad anónima es un acto
de comercio, con independencia de quién sea el que la constituye; o una compraventa puede
definirse como mercantil si se hace con la intención de revender lo comprado, teniendo ánimo de
lucro en ello.
ELEMENTO SUBJETIVO: pretende condicionar el acto de comercio a que una o más de las
personas que lo realizan sean comerciantes o empresarios y que efectivamente la actividad
realizada genere un lucro mercantil o enriquecimiento de naturaleza lícita en ejercicio de una
actividad que puede ser eventualmente calificada como de comercio
Por tanto, tendiendo a lo expuesto, se puede decir que acto de comercio es aquél realizado
mediante la interposición o la producción en el cambio de bienes y servicios, lo que determina la
circulación de la riqueza y produce generalmente una especulación con dicha actividad, y así
mismo, aquellos que dicha actividad se origina.
Del contexto del artículo 2º del código de comercio, en el cual nuestro legislador venezolano,
acogiéndose al criterio de la calificación legal (1965) se distinguen dos categorías de acto de
comercio: ABSOLUTOS Y RELATIVOS.
ACTO DE COMERCIO ABSOLUTO: Son aquellos cuya naturaleza comercial está implícita en el
acto mismo, se destaca atendiendo a la naturaleza intrínsecamente comercial del acto en sí.
La empresa es un mecanismo jurídico idóneo para explotar una actividad comercial, integrada por
personas y cosas, predispuesta todas ellas en un orden tal, que permitan obtener el propósito
económico preconcebido.
Esa conjunción de personas y cosas, hacen surgir la idea de un orden dirigido por una persona a
quien se le denomina empresario, que situado en un plan de colaboración ejercita a través de la
misma, una actividad comercial demarcada por la intermediación, circulación de bienes o servicio
con fines de obtener un lucro, una ganancia o un beneficio.
*ORDINAL 6º: de las empresas de manufactura, almacenes, bazares, tiendas, fondas, cafés y
otros establecimientos semejantes.
* ORDINAL 7º: las empresas para el aprovechamiento de las fuerzas de la naturaleza, tales como
la de producción y utilización de las fuerzas de la naturaleza.
* ORDINAL 8º: las empresas editoras (mediante el cual el editor realiza un acto de comercio en
el momento en que se convierte en intermediario entre el autor y el público), tipografías (cuya
actividad consiste en imprimir una obra determinada), de librería (que presupone la organización
sistemática de la venta y difusión de obras y no la compra y venta de libros, pues en este caso lo
que existe es un simple establecimiento comercial y no propiamente una empresa de librería.
* ORDINAL 9º: El transporte de personas o cosas por tierra, ríos y canales navegables.
* ORDINAL 11: las empresas de espectáculos públicos: constituye una organización que tiene por
objeto presentar en público una obra o actividad, la cual forma en sí un acto de comercio, y por
tanto la simple presentación personal en público del artista o de una obra, no es un acto de
comercio, ya que el artista en sí no es un comerciante.
* ORDINAL 12: los seguros terrestres, mutuos o a primas contra la pérdida y sobre la vida:
constituye un acto de comercio en todo momento, para el asegurado (art. 6º del Código de
Comercio), y aun cuando el numeral no se refiere expresamente a las empresas, esta deficiencia
la suple la Ley de Seguro y Reaseguro, en la cual se señala el procedimiento a cumplirse para su
legal constitución. El carácter comercial del contrato de seguro radica fundamentalmente en la
especulación que realiza la empresa aseguradora con la prima que se obliga a pagar el
asegurado, la cual se calcula con fundamento científico, determinado por la ley de los grandes
números, la regla proporcional y el cálculo de las probabilidades.
EL CHEQUE: es un título librado a la vista sobre una cuenta corriente abierta en un instituto
bancario que ha autorizado expresamente o tácitamente a su emisión.
EL PAGARE: es un título que contiene la promesa de pagar a una persona o a su orden, sin
contraprestación, cierta cantidad de dinero, a un vencimiento en él fijado o a su presentación.
Dentro de esta categoría se consideran los actos señalados en los ordinales 1º y 2º del Código de
Comercio, es decir, la compra, permuta o arrendamiento de cosas muebles, hechas con el ánimo
de revenderlas, permutarlas, arrendarlas o subarrendarlas en la misma forma o en otra distinta; y
la reventa, permuta o arrendamiento de estas mismas cosas; y la compra y permuta de títulos de
la deuda pública u otros títulos de crédito que circulen en el comercio, hechas con el ánimo de
revenderlas o permutarlos; y la reventa o permuta de los mismos títulos.
Sin embargo, al respecto conviene advertir, que la venta en sí de cosas muebles, no constituye
ningún acto de comercio, sino va acompañado con algo subjetivo y particular que es la intención
de uno de los contratantes de la reventa que precede dicha intención al negocio propiamente
dicho. Es entonces la facultad anímica del sujeto o sujetos contratantes, el elemento determinante
de la comercialidad de la venta. Por lo cual, una venta de cosas muebles hecha sin ánimos de
revenderla, no es una venta comercial y por lo tanto no es un acto de comercio, en cuanto no está
presente la predisposición de la ganancia o el lucro obtenido como consecuencia de la
interposición que se produce en el cambio de dichos bienes y que contribuye de esa manera a la
circulación de la riqueza.
Con respecto, a los Títulos de la Deuda Pública que son emitidos por el estado de Conformidad
con la Ley del Crédito Público constituye en sí un título, que doctrinariamente se considera “un
documento que contiene una declaración, la cual puede ser de diverso contenido, pero que
cumple contemporáneamente una doble función: a) la de constituir un medio necesario y
suficiente para ejercicio del derecho en él incorporado; b) la de ser un medio de circulación de
derecho en él mencionado.
Luego, las operaciones o negocios que se realicen precedidos del ánimo de revender, permutar
dichos títulos, constituyen un acto de comercio.
De tal manera, que lo importante a destacar en el estudio de estos dos ordinales, es el aspecto
intencional, que ha de preceder el acto de venta, para saber ciertamente si dicho acto es o no de
comercio.
Así la comisión y el mandato son actos de comercio cuando se celebran para ejecutar una
actividad comercial, independientemente de la comisión jurídica de los sujetos que intervengan en
su formación.
El mandato es el contrato por el cual una persona se obliga gratuitamente, o mediante salario, a
ejecutar uno o más negocios por cuenta de otra que le ha encargado de ello (art. 1684 código
civil) o bien, es el contrato en virtud del cual una persona denominada mandatario se obliga a
realizar un negocio comercial en nombre y representación de otra, denominada mandante quien
queda obligada dentro de los términos establecidos en el contrato celebrado por su mandatario.
El depósito: es una acto por el cual una persona recibe la cosa ajena con obligación de guardarla
y restituirla (art.1749 C. civil). Constituye un acto de comercio cuando se produce por un asunto
mercantil, en conclusión, surge el depósito mercantil en el momento en que se celebra para una
finalidad comercial, como es el caso del depósito de cosas que son objeto de una relación laboral
entre él y su mandante.
* ORDINAL 10: El depósito por causa de comercio; las empresas de provisiones o suministros
(aquellas que se obligan a hacer prestaciones sucesivas o verídicas en época convenida, ya en
propiedad o en uso de una cosa, o prestaciones de servicios mediante un precio establecido en el
contrato, siendo el contrato convención mediante la cual el suministrante se obliga a entregar al
suministrado a cambio de un precio establecido, mediante prestaciones sucesivas, una cosa o un
servicio , sin que la figura de empresa sea determinante para contratar), las agencias de negocios
(son aquellas oficinas que se ocupan especialmente de contribuir a la formación y celebración de
contratos de diversas clases: venta arrendamiento, viajes, colocación de empleo, de artistas,
turismo, etc., las cuales obtienen por dicha gestión una remuneración)y las empresas de
almonedas (son aquellas que venden en acto público, al mejor postor bienes de toda especie, los
cuales está presididos por personas denominadas venduteros, con quienes el comitente o dueño
de la mercancía celebra un contrato de venta de dicha mercancía.
El corretaje que es la mediación que dispensan los corredores de comercio o los comerciantes
para facilitarles la conclusión de sus contratos, es acto de comercio cuando se presta para facilitar
un negocio de naturaleza comercial, ya que si es para asuntos civiles ya entonces el corretaje de
ser comercial pasa constituirse es un acto civil.
En tal virtud, se debe analizar con toda precisión la naturaleza del contrato celebrado, ya que en
principio se presume que todo contrato celebrado entre el comerciante y sus factores o
dependientes y así mismo, entre el comerciante y terceras personas, son de naturaleza
comercial, tal carácter puede ser desvirtuado en el momento en que se pruebe lo contrario, o que
tales actos sean de naturaleza esencialmente civil.
EL COMERCIANTE
CONCEPTO DE COMERCIANTE:
Son comerciantes las personas que teniendo capacidad legal para ejercer el comercio hacen de el su
ocupación ordinaria, Art. 10 del Código de Comercio.
No pueden ser comerciantes, las Cajas de Ahorros y las Entidades de Ahorro y Préstamos, porque a pesar
de comportarse como verdaderos comerciantes, no pueden serlo, porque su objeto es el de contribuir al
mejoramiento socio-económico de sus asociados, presidido por la causa de la utilidad pública sin ánimo de
lucro.
NIÑOS Y ADOLESCENTE:
Es entendido que la capacidad jurídica es la actitud de toda persona física para tener derechos y contraer
obligaciones; y capacidad de obrar, es la actitud o la posibilidad de adquirir o ejercitar por sí los derechos y
de asumir y cumplir por sí las obligaciones; capacidad que se adquiere a los 18 años (Art. 18 de Código
Civil).
El menor de edad, por tanto, la persona que no ha cumplido los 18 años, y sólo tiene la capacidad de goce
y no la de ejercicio, y no puede en tal virtud ejercer actividades comerciales.
Sin embargo, este principio o regla general, tiene su excepción en caso del menor emancipado que si puede
ser autorizado para comerciar, dicha autorización esta concebida en el artículo 11 del Código de Comercio.
La razón por la cual se utiliza la vía civil y no la comercial para el procedimiento de habilitación de un menor
enmancipado para comerciar, es porque se trata de un caso sobre el estado y capacidad de las personas, y
porque al mismo tiempo, los menores autorizados para comerciar se reputan mayores en el uso de que
hagan de esa autorización, y pueden además comparecer en el juicio por sí y enajenar bienes inmuebles
(Art. 12 Código de Comercio.
PERSONAS INHÁBILES:
Las personas inhábiles para comercial son aquellas jurídicamente incapaces para realizar actos comerciales.
Es decir, esta categoría de personas no pueden ejercer el comercio, pero si no ejercieran atendiendo a que
su incapacidad no es notoria, o si la ocultaren con actos de falsedad quedan obligadas por sus actos
mercantiles, a menos que probaren mala fe en el otro contratante. Art. 15 del código de Comercio.
SOCIEDADES DE PERSONAS.
El elemento personal que las compone (la persona del socio) es pieza esencial, porque significa una
participación en la firma social, con la consiguiente aportación del crédito social, por la responsabilidad del
patrimonio personal y por la colaboración en la gestión.
Sociedades de Capitales.
En efecto el artículo 201 del código de Comercio, establece como especie de postulado, que las compañías
constituyen persona jurídicas distintas de las de los socios, sin precisar si se trata de sociedades regulares o
irregulares. Ahora bien, el Código Civil y el de Comercio en sus artículos 1.651 y 219, respectivamente
establecen: “ que si las sociedades mercantiles, adquieren personalidad jurídica y tendrán efecto contra
terceros, cumpliendo las formalidades exigidas por el Código de Comercio” y éste señala en distintas
disposiciones (211, 212, 213, 214 y 215), esas formalidades, y cuando no se cumplan, la compañía no se
tendrá por legalmente constituida , y todo aquel que haya obrado en nombre de la misma, quedará
personal y solidariamente responsable por cuanto aun no se le ha recocido su personalidad jurídica, hasta
que no se de cumplimiento a los requisitos previsto en la ley.
1. Es un ente diferente al de los socios que la integran, y subsiste independientemente de la vida de ellos.
2. Adquiere un nombre, el cual le va a servir de elemento de identificación en sus relaciones socio-
económicas.
3. Tiene su propio domicilio, el cual estará en el lugar que determine el documento constitutivo y a falta de
designación, en el lugar de su establecimiento principal. (Art. 203. C. Comercio).
4. Tiene su propio patrimonio o capital social, independientemente del de los socios que la constituyen,
cuya intangibilidad con respecto a los acreedores de éstos se mantiene durante su existencia (Art. 205
C. comercio.)
5. Puede ser sujeto activo o pasivo de relaciones procesales, pudiendo en tal sentido, ser demandado y
demandar.
6. Tiene su propia nacionalidad, y por tanto, está sujeta a la orientación política y económica del Estado.
7. Tiene capacidad civil, ya que puede adquirir bienes de toda especie y clase a cualquier título, oneroso o
gratuito, y así mismo enajenarlos.
REPRESENTACIÓN JUDICIAL: De acuerdo con nuestro Código de Comercio en concordancia con el Civil,
la representación legal de las Sociedades Mercantiles la ejercen quienes sean designados en el documento
constitutivo de la sociedad y constituye el órgano representantito y ejecutor de la Sociedad.
Esta representación jurídica le permite convertirse al mimo tiempo en representante judicial o legal de la
compañía ante cualquier asunto de ésta índole. Es entonces ejercida la representación judicial por los que
tienen al mismo tiempo la representación jurídica de la sociedad.
SOCIEDAD IRREGULAR: Para que las sociedades mercantiles pueden constituirse legalmente en un
sujeto de derecho, deben cumplir los extremos legales previstos en el código de comercio, en tal sentido, de
no cumplirse con las previsiones del código de comercio, estaremos frente a una sociedad irregular, en
efecto el artículo 1651 del código civil establece que “si las sociedades revisten una de las formas
establecidas para las sociedades mercantiles, adquieren personalidad jurídica y tendrán efectos contra
terceros, cumpliendo con las formalidades del Código de Comercio, y estas formalidades se encuentran
consagradas en los artículos 211,212,213,214 y 215 y mientras no se cumplan la compañía no se tendrá por
legalmente constituida , y todo aquel que halla obrado en nombre de ella quedará personal y solidariamente
obligado (Art. 219) y ciertamente esa responsabilidad es personal y solidaria por cuanto todavía la ley no le
ha reconocido su personalidad jurídica, convirtiéndose así, en una sociedad irregular.
La irregularidad de las sociedades mercantiles puede derivar en el incumplimiento de mandato legal que
exige que la constitución legal de las mismas se haga constar en escritura pública o del hecho de que, aun
constando en esa forma, la escritura no haya sido debidamente inscrita en el Registro de Comercio. Las
sociedades mercantiles con esos defectos se conocen con el nombre de Sociedades Irregulares.
La irregularidad puede ser inicial o sobrevenida: Será inicial cuando no se han cumplido alguno de los
requisitos señalados para su constitución (Ej. Cuando no se cumplen los aportes ha capital por los socios, o
falta alguno de los requisitos que debe contener el Documento Constitutivo), y es sobrevenida cuando una
vez constituida legalmente la sociedad, surge posteriormente un hecho durante su vida jurídica que amerite
su registro y publicación, y no se cumpla con el mismo, conforme lo establece expresamente el Código de
Comercio en sus artículos 217 y 221, (Ej. El no registro de un aumento de capital o un cambio de domicilio
no registrado).
Sentencia Nº 201 de Sala de Casación Civil, Expediente Nº 99-419 de fecha 14/06/2000 Materia : Derecho
Mercantil Sociedad irregular Asunto
Sociedad irregular. Existencia de una sociedad irregular La existencia o no de una sociedad irregular es una
cuestión de fondo que debe denunciarse haciendo uso de las disposiciones pertinentes del Código de
Comercio y utilizando como fundamento el ordinal 2º del art. 313 del Código de Procedimiento Civil.
SOCIEDAD DE HECHO: La que surge de un simple acuerdo contractual, manifestado para la realización de
una determinada actividad económica común, sin estar establecido dicho acuerdo en ningún documento.
Estas sociedades de hecho, en nuestro ordenamiento jurídico deben ser equiparadas a las irregulares
propiamente dichas, ya que si bien es cierto que, según el artículo 211 del Código de Comercio el contrato
de sociedad se otorgará por documento público o privado y el artículo 126 establece que “cuando la Ley
Mercantil requiere como necesidad de forma el contrato que conste por escrito, ninguna otra prueba de él
es admisible, y a falta de escritura, el contrato no se tiene como celebrado, sin embargo el artículo 1652 del
Código Civil establece que “ la sociedad comienza desde el momento mismo de la celebración del contrato,
sino se ha pactado otra cosa, y no precisa si el contrato debe otorgarse por documento alguno, por lo que
el contrato celebrado verbalmente existirá jurídicamente, independientemente de su naturaleza civil o
comercial y sin tener una forma definida, sólo que a los distintos contratos que a propósito de dicha
sociedad celebren los socios, se les aplicará las normas del código de comercio o del civil, según la
naturaleza de los negocios celebrados.
De tal manera que las sociedades irregulares o de hecho, son términos casi sinónimos aunque
doctrinariamente no son lo mismo, ambas sociedades son irregulares, en tanto que en ambas sus
constituyentes o miembros no han cumplido con los requisitos legales para su formal constitución.
Sentencia Nº 201 de Sala de Casación Civil, Expediente Nº 99-419 de fecha 14/06/2000 Materia: Derecho
Mercantil Tema: Formalidades del registro y publicación de una compañía Asunto Formalidades del registro
y publicación de una sociedad (Se ratifica doctrina) La doctrina nacional, salvo aisladas voces discrepantes,
ha puntualizado que la sociedad no nace por el hecho de su registro y publicación, pues como su existencia
se deriva de un contrato, nace junto con el contrato mismo. Las formalidades del registro y publicación no
tienen entre nosotros carácter constitutivo sino simplemente declarativo, a los fines de publicidad frente a
terceros, de modo que el incumplimiento de dichas formalidades no entrañan la inexistencia de la sociedad,
puesto que la sanción que la ley establece no es la inexistencia ni la nulidad, sino la de que la sociedad no
se debe considerar entonces como legalmente constituida. Es pues una sociedad irregular, pero de todos
modos sujeto de derechos y obligaciones, dado que "su objetividad jurídica nace sustancialmente del
contrato que es el que crea el ente...".
CLASES DE SOCIEDAD MERCANTILES: En nuestro Código de Comercio, artículo 201 se prevén cinco (5)
clases de sociedades, ellas son: en nombre colectivo, en comandita simple, en comandita por acciones,
compañía anónima y responsabilidad limitada. Por su parte la Ley del Mercado de Capitales recoge nueva
modalidades de Sociedades Anónimas, que son: Sociedad Anónima de Capital Autorizado y la de las
Sociedades inscritas de Capital Abierto; Sociedades de Fondos Mutuales de Inversión y la Sociedad
Administradora de Fondos Mutuales.
UNIVERSIDAD JOSE ANTONIO PAEZ
DERECHO MERCANTIL
UNIDAD IV
SOCIEDADES MERCANTILES
DISPOSICIONES GENERALES:
6.- Pautas del Contrato de Sociedad o Actas Constitutivas: * CA: 213, SRL: 214 CC
9.- Sanción por incumplimiento de formalidades en la constitución de las sociedades mercantiles: Art. 219
DE LA CONTABILIDAD MERCANTIL:
FONDO DE COMERCIO: Conjunto de bienes y mercancías que son la parte fundamental de cualquier
negocio abierto al público, no está formado por bienes concretos y determinados, mercancías o dinero, sino
por el conjunto de todo ello, incluye si es preciso el letrero que figura a la puerta del local.