Huesos en El Desierto - Carlos Monsivais PDF

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Carlos Monsiváis

Huesos en el desierto: el fondo lo que estas tipas quieren


escuchar con los ojos a es ser violadas”, ha sido hasta fe-
chas muy recientes el dogma en-
las muertas
trañable de agentes del Ministerio
Nunca me dijeron que el dolor Público, policías y jueces que
fuese tan parecido al miedo.
responsabilizan a las mujeres de
C. S. LEWIS los delitos en su contra, tal y como
lo hizo en el año 2000, el cardenal
de Guadalajara Juan Sandoval
Íñiguez, al culpabilizar de las vio-
laciones a las que, en su opinión,
Contra delito, exculpación salen a la calle con ropa provoca-
dora y movimientos sensuales.

L a misoginia jactanciosa y vio-


lenta ha sido el más perdura-
ble de los regímenes feudales. La
Sólo le faltó decir: “Si no quieren
que les pase nada, salgan sin cuer-
po”.
violencia aísla, deshumaniza, frena Año con año, persisten las cifras
el desarrollo civilizatorio, le pone mundiales de la violencia intrafa-
sitio militar a las libertades, mutila miliar, y no cesan tampoco los aten-
física y anímicamente, eleva el te- tados contra las mujeres a las que
mor a las alturas de lo inexpugna- se golpea, tortura, mutila, estrangu-
ble, es en síntesis la distopía la, acuchilla, asfixia o destaza en
perfecta. El peso del patriarcado y cuartos de hotel, callejones y lotes
las resignaciones aledañas igualan baldíos. Este legado del horror re-
la violencia ejercida sobre un géne- corre el siglo XX y, sin embargo, no
ro con la negación de la democra- nos preparó para la explosión ho-
cia, y desde los gobiernos y las leyes micida más terrible que se ha co-
y los criterios sociales no reconocer- nocido, la desatada en Ciudad
lo o admitirlo ambiguamente es Juárez desde 1993 contra mujeres
señal inequívoca del atraso. jóvenes.
El límite de las libertades feme-
ninas y, para el caso, masculinas,
aunque con énfasis y proyección Reparto de Huesos
muy distintos, es el monopolio ile- en el desierto
gal de la violencia. Así, la viola-
ción, ese Jus Prima Nocti del n En el periodo 1993-2002 se victi-
machismo, se ha considerado “na- maron en Ciudad Juárez 297 mu-
tural” por “el razonamiento” ad- jeres con garantía de impunidad
junto al derecho de pernada. “En para los culpables.
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lecturas

„ Los procesos desvencijados y „ La ciudad interviene como ce-


tramposos se multiplican con res- menterio al aire libre y campo de
ponsables de uno o dos asesinatos batalla donde se dirimen los plei-
a los que se les quiere adjudicar la tos entre las organizaciones del
totalidad. narcotráfico.
„ Los gobernadores de Chihua- „ Las organizaciones no guber-

hua se muestran “ajenos al conflic- namentales dedicadas al asunto, y


to” (porque un gobernante sólo los grupos feministas que las
tiene tiempo para inauguraciones acompañan no cejan en sus propó-
y viajes a la capital), y sirven úni- sitos, no obstante la escasez de re-
camente para emitir lugares comu- cursos.
nes sobre la justicia, “Procederemos „ Hay escritores, reporteros y vi-

HSUC (Hasta Sus Últimas Conse- deastas obstinados en trabajos pa-


cuencias). norámicos. Ejemplos: Lourdes
„ Los procuradores de justicia de Portillo y Sergio González Rodrí-
Chihuahua se indignan (ritual- guez.
mente) con los medios informati-
vos porque “deforman las noticias
y no dan a conocer los avances en Si no hay resistencia
la investigación”, y obstaculizan no hay castigo
las investigaciones rigurosas (casi
ninguna). El trabajo de Sergio González Ro-
„ La fiscala especial del fenóme- dríguez, Huesos en el desierto, es un
no criminal se distingue por mo- acercamiento inteligente y valero-
ralizar a muertas y desaparecidas. so al fenómeno. Muy bien estruc-
„ No escasean los personajes sin- turado, es un análisis a fondo de
gulares como el egipcio acusado de los vínculos entre el poder judicial
varios asesinatos, empecinado en y el delito, es un viaje por las de-
proclamar su inocencia y desven- vastaciones de la aplicación de la
cijado mentalmente por los años justicia, es el trazo de una pesadi-
de cárcel. lla inacabable. En última instancia,
„ Las madres y las hermanas de el examen de estos crímenes se de-
las muertas insisten en su exigen- senvuelve entre dos polos, lo im-
cia de justicia, no obstante las ame- pune y lo inerme, y la impunidad,
nazas y los malos tratos de las esa garantía de no ser castigado
autoridades. que es el mayor estímulo racional
„ Los jefes policíacos encargados del delito, desafía el ya poderoso
de las investigaciones resultan so- agravio nacional y en buena me-
cios frecuentes del narco. dida internacional.
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Lo digo con rapidez: en este movimientos de una comunidad, y


caso, no han fracasado las admi- el ritmo de las tradiciones del abu-
nistraciones panistas o priístas, y so físico, la posesión de armas y la
esto es así porque nada han inten- misoginia criminal.
tado con seriedad. Su estrategia no ¿Por qué ha sido tan lenta y tan
varía: investigaciones torpísimas, tristemente insuficiente la acción
ocultamiento y destrucción de de los gobiernos y de la sociedad
pruebas, regaños moralistas a los entera en el caso de los asesinatos
cadáveres (“se la buscaron”), ex- de Ciudad Juárez? Al respecto, ex-
hibición triunfalista (por lo común pongo mis hipótesis, persuadido
falsa) de casos resueltos, fabrica- de lo evidente: esta cacería de jó-
ción regular de culpables totales. venes indefensas es un Acteal por
Convencidos de su técnica —que acumulación.
el olvido redima los expedientes—
, las autoridades ansían el tono bí-
blico, donde la paga del pecado (el El sustento de los crímenes
ligue, la condición femenina) es
muerte, y quien no se conforme a) Las condiciones urbanas. Si,
con la explicación oficial se atiene como señala el investigador Alfre-
a las consecuencias o se consume do Limas Hernández, la industria
en la frustración maquiladora “maquila” toda Ciu-
¿Cuál es el fondo de las muertes dad Juárez, auténtica reserva y
de Ciudad Juárez? ¿Se trata de un maquila del parque humano, tam-
grupo o de una epidemia de serial bién la inseguridad se agrava por
killers? ¿Se contagia el afán de ex- la propiedad privada del espacio
terminio? González Rodríguez público, y por la ausencia de vigi-
opta por la austeridad adjetival y lancia en ese laberinto de lotes bal-
el relato llano, y al combinar la in- díos, polvo, calles mal o nulamente
formación muy vasta con interpre- iluminadas, carencia de transporte
taciones sobrias logra que las público eficiente, cabarets, bares y
sensaciones indignadas y dolidas hoteles de paso que perjudican el
del lector eliminen el sensacionalis- buen nombre de la pobreza. Allí se
mo. Sorprenden las deficiencias de distribuyen de antemano las esce-
los policías y de las fiscalías espe- nografías del crimen.
ciales, perturba el miedo entre las b) La condición fronteriza de
trabajadoras de la maquila, las otras Ciudad Juárez impregna el imagi-
jóvenes de la ciudad y sus familias. nario colectivo con imágenes sella-
Como a trasluz, aparecen el páni- das por la ausencia de la ley. A lo
co, la cancelación de la libertad de largo del siglo XX, y esto es obvio,
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lecturas

en la Frontera Norte los delitos chivo o lo que haga falta, desem-


ocurren en mucho menor escala boca en la obligación de asesinar.
que en la Ciudad de México, pero Ya existía, y nutridamente, la tra-
el prejuicio —la Frontera es Tie- dición de barbarie, faltaba la reno-
rra sin ley— acrecienta la insegu- vación tecnológica.
ridad. Con y sin bases, y crucen o d) Las abstracciones tienden a
no la frontera, se cree en la existen- banalizar los delitos. Un muerto
cia de comunidades siempre pro- puede ser un acontecimiento tre-
visionales, y la mentalidad fílmica mendo, pero los centenares de víc-
y televisiva convierte las zonas timas femeninas afantasman la
fronterizas en emporios si ya no del matanza en la perspectiva de las
mal sí del fatalismo delincuencial. autoridades federales (las autori-
Esta fantasía primaria, en sí misma dades locales y regionales, como
deleznable, complementa las opre- explica bien González Rodríguez,
siones misóginas. obedecen a otra lógica). Ya se sabe,
c) No es posible precisar con las estadísticas de la sociedad de
exactitud el papel del narcotráfico masas tienden a disolver la mag-
y de los narcos en esta tragedia nitud de cualquier suceso. Seis mil
colectiva, pero además de las ac- millones de habitantes del plane-
ciones específicas de narcos, en el ta lo minimizan todo. No es, como
proceso influye sin medida el he- insisten tan farisaicamente los tra-
cho que impulsa al narcotráfico: el dicionalistas, la relativización de
escasísimo valor concedido a la los valores a cargo de la educación
vida humana. Es fácil morir de laica que, por el contrario, resulta
muerte violenta, y es aún más fá- la primera garantía de enfrenta-
cil matar, y el culto a las armas y la miento a la barbarie. No, el relati-
tecnología armamentista va de vismo ético, ya presente en la
la liquidación de las especies (la tradición tan idealizada y tan des-
estupidez salvaje de la cacería) a deñosa de la vida humana, se nu-
la conversión de las personas en tre de las leyes del capitalismo
objetivos del tiro al blanco. Y son salvaje y la demografía. Para cap-
muchísimos los impregnados por tar una tragedia se requiere de la
las tácticas del narcotráfico. Éstas dimensión humana y, por eso, los
serían las premisas: “Si me han de epitafios de la generalización: “los
matar mañana, mato a muchos de perredistas asesinados en el sexe-
una vez/ Si tengo las armas, debo nio de Salinas/ las muertas de
usarlas”. El despliegue armamen- Juárez”, disuelven el vínculo de las
tístico, la rapidez con que se con- personas con las tragedias, los se-
siguen revólveres o cuernos de res ultrajados, sus esperanzas, su
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trayectoria, su familia. Siempre se conjunto. Y al certificarse lo vul-


requiere el acercamiento a las víc- nerable del poder judicial, la noti-
timas, lo que por ejemplo otorgan cia se divulga pródigamente: el
el documental de Lourdes Portillo delito es una acción tarifada, y el
y el libro de González Rodríguez. dinero y las redes de intereses ab-
e) Hasta cierto momento, los suelven por anticipado.
medios sitúan los crímenes en la En el caso de las muertas de
nota roja y no, como corresponde, Juárez, más que la suma de psico-
en la primera plana, y al hacerlo patías individuales se percibe un
subrayan la culpabilidad de las víc- fenómeno orgánico: la impunidad
timas, ya incapaces de un alegato es la madre de las psicopatías, y
rectificador y con cierta frecuencia un poder judicial ansioso de no in-
candidatas a la fosa común. A esto vestigar (por distintas razones,
se opone la denuncia constante de ninguna admisible) precipita la
las ONG y de videastas, escritores y avalancha de los serial killers.
reporteros aislados. Al sexismo se añade el clasismo.
f) Para González Rodríguez, la Las desaparecidas y las aparecidas
clave de la “incompetencia” es la entre malezas son, en elevadísima
alianza entre los gobernantes, los proporción, trabajadoras de la ma-
inquilinos del poder judicial, las quila, de familias de escasos recur-
policías y los empresarios y los te- sos. Apenas figuran en los planes
rratenientes de Ciudad Juárez y El electorales, se las califica de “alta-
Paso, Texas. Esta alianza (no tan) mente manipulables”, y si son ma-
en las sombras se inicia con el des- dres solteras el clero y la derecha las
pojo de tierras comunales, con los juzgan de “pecaminosas” contabili-
fraudes sin castigo y con las técni- zables. ¿Cuántas veces, en los rega-
cas de intimidación y compra del ños clericales y panistas, se le niega
narcotráfico, que exhibe la dispo- el estatus de familia a la formada
nibilidad de jueces, jefes policíacos por madres solteras o separadas?
(de distintos niveles), agentes del Por eso, lo de Ciudad Juárez obliga
Ministerio Público, muy altos fun- a imprimirle visibilidad y conceder-
cionarios, empresarios, comercian- le respeto a las mujeres de los ám-
tes, militares, clérigos. El destino bitos de la pobreza.
ineluctable de los narcos incluye Los crímenes de odio: “La maté
la cárcel o la muerte luego de las porque se lo merecía, y tan se lo
torturas atroces, pero esto no los merecía que está muerta”.
disuade porque cada uno se con- ¿Por qué no se han descrito los
sidera la excepción y a cada uno asesinatos de Ciudad Juárez como
lo ampara el poder de compra del “crímenes de odio”, los hate crimes
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lecturas

cuyo reconocimiento condujo al odio porque los asesinos proceden


presidente Clinton a crear una co- impulsados por razones despren-
misión gubernamental específica, a didas de ese placer último que es
la luz de los asesinatos homofóbi- el poder de vida y muerte. Lo más
cos del joven Matthew Shepard y degradado y sórdido del machis-
la joven Brandon Teena? mo se vierte contra las mujeres
Los crímenes de odio se dirigen cuya culpa principalísima es su
contra una persona y lo que sim- condición de víctimas históricas.
boliza, representa y encarna, y son Así de reiterativo es el procedi-
en este sentido acciones de furia miento: se elimina a quienes, a los
contra la especie. Los victimarios ojos del asesino, son orgánica,
no conocen previamente a la vícti- constitutivamente seres desecha-
ma y al liquidarla se sienten en bles. El odio es la construcción so-
posesión de ese poder sin límite, cial que se abate una y otra vez
el exterminio del mal (en el voca- contra quienes no pueden evitar
bulario homicida el mal es el com- sus efectos.
portamiento detestado y es la
debilidad física y social de la vícti-
ma). Los crímenes de odio más co- “Contra la nada, perdurará
nocidos son los enderezados contra el destino”
los gays, y este agravio histórico
cobra cada año en México decenas En cada uno de los asesinatos de
de víctimas. Pero nada supera en mujeres desconocidas por comple-
número y en continuidad a los ase- to horas antes, intervienen la opor-
sinatos de mujeres solas, en espe- tunidad y el deseo, pero la raíz de
cial jóvenes. Se las mata porque no los hechos es la misma: la indefen-
consiguen protegerse, y porque su sión de las asesinadas, sus deudos
muerte, que concede el placer del y las organizaciones que deman-
orgasmo y el goce auditivo del es- dan justicia. González Rodríguez
tertor, suele pasar inadvertida. (La describe la conjura desde los só-
inmensa mayoría de los crímenes tanos y las alturas del poder y exa-
de odio queda sin resolver.) mina diversas trayectorias. La
Los asesinos no sólo se sienten conclusión parece inevitable: la
muy superiores a los seres quebra- serie sangrienta de Ciudad Juárez
dizos incapaces de resistir; tam- es asunto de estado, porque se
bién se burlan de las leyes y de la nutre de la impunidad, el gran ba-
sociedad que tibia o vanamente las luarte de los gobiernos.
enarbola. En stricto sensu, los de Huesos en el desierto no sólo es un
Ciudad Juárez son crímenes de gran reportaje y un acto de valor
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crítico. Es también uno de los me- como suyas a las mujeres asesina-
jores paisajes que conozco del po- das en Ciudad Juárez, es también
der sin trabas. Y el final es muy en definitiva la gran víctima pro-
elocuente: piciatoria. Concentrar la energía
Por lo mismo, recuerda, me dije. Ya eres judicial, política, social, ética de la
parte de los muertos y de las muertas. nación y sus instituciones en el es-
Te inclinas antes ellos y ellas. clarecimiento de este fenómeno es
Recuerda, sí. Por ahora, sólo re- asunto de justicia y de reconstruc-
cuerda, aunque en estos tiempos ción social. Uno de los grandes
parezca excesivo y hasta impropio apoyos de la violencia es la pro-
recordar. Que otros sepan lo que testa ocasional, rutinaria, que no
recuerdas. Y puedan leer lo anota- espera consecuencias. Esto, como
do con tinta roja para entender lo lo demuestra Sergio González Ro-
escrito con color negro. dríguez, ya no puede ni debe su-
Tengo una certeza: contra la ceder.
nada, perdurará el destino. O la me-
moria. Al fin y al cabo, la vida de Carlos Monsiváis
cada quien es un desafío misterio-
so en aquello que nos sobrevivirá. Sergio González Rodríguez:
Una sociedad inmovilizada Huesos en el desierto, Anagrama,
ante la matanza, que no reconoce México, 2002

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