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LEBECS
SEMESTRE VIII
PROYECTO 1
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GEOGRAFIA EN LA LITERATURA
MARCO TEORICO
Esta labor del escritor llega a complejizarse de maneras insospechadas; recrea los
espacios sociales, los dramas personales de sus personajes, todo su actuar o donde se
desarrollan sus acciones y los hechos que quien escribe quiera resaltar. En el fondo lo
que la geografía puede esperar de la literatura es la forma de llegar a estos lugares y
actores por medio de las subjetividades que se retratan como símbolos en el espacio.
Sus representaciones serán esos significados impresos en el espacio.
Es así que, por medio de una concepción más personal del mundo, el lenguaje simbólico
de la literatura parece llevar al hombre a estar directamente relacionado con lo que
significa ese acercarse al paisaje, a la geografía del paisaje a través de las partes que
dominan el medio que lo rodea.
Este dialogo parece ser muy amplio dentro de los límites del género literario de la
novela, y presta al geógrafo elementos a la hora de hacer oír su propia voz, su propia
visión del paisaje. Cabría resaltar así también el papel del escritor, como un observador
atento de las transformaciones del paisaje, de los modos de vida, y por esto mismo, de
sus grandes aportes a las labores sociales del geógrafo moderno. A sí mismo, ese
sentido contemplativo de la realidad física en la que tienen cabida las experiencias
humanas es un punto en común entre los literatos y geógrafos, ambos inmersos en el
entendimiento de los lugares que han producido los seres humanos hasta ahora y que al
ser expresados literariamente pueden complementar el sentido de la vida.
Ahora bien, para poder comprender ese puente que se tiende entre la literatura y la
geografía es necesario ahondar mas en el concepto de paisaje, este nos dará un rumbo, y
si se quiere una ubicación, respecto de qué forma podríamos materializar un significado
verdaderamente vital del entorno que nos rodea, mucho más allá de una simple
observación o descripción con fines académicos o disciplinares. Dardel (2013) afirma:
En este sentido, serian también muy determinantes los elementos que el geógrafo puede
ofrecer por medio de la imaginación y la sensibilidad, (estas unidas a sus evocaciones
terrestres) concediéndole a la experiencia humana cierta espontaneidad geográfica,
simple pero profunda, en la que invitaría al hombre a sí mismo a prestar también a sus
realidades geográficas la animación que reviva su experiencia más humana. Besse,
(2010) afirma:
Lo anterior nos habla más aun de esa vida afectiva que abarca cualquier pliegue interno
del individuo. Sin importar que tan dormida o escondida pueda estar, situaciones y
sentimientos extremos o profundos pueden tráela a la luz, evidenciando ese conflicto
surgido desde lo geográfico como interioridad.
3. Geografía y literatura.
Para interpretarla, el novelista insinúa factores que en sí mismos son poco conocidos:
atributos congénitos (temperamento) o imprevistos de la vida (azar). Los escritores
crean personalidades ficticias; voces que se elevan por encima del discurso estándar de
su grupo social. La gente tiene actitudes características frente a la vida: el discurso es
prosaico y lo aceptamos sin problemas. Pero los escritores consiguen expresar opiniones
del mundo que son sutilmente diferentes. (p.69)
La geografía podría resultar así, dentro del texto, muy reveladora; esta denota el
enfoque y la tendencia particular que mueve los intereses del autor en un plan
prefigurado, estos pueden convertirse en los móviles de un momento especifico del
lugar narrado, cierta recurrencia a los lugares comunes o privados ayudara a la
comprensión por ejemplo de un espacio urbano, de igual manera que el desarrollo de
elementos de la geografía física, pueden servir a la hora de expresar los rasgos
específicos que nos acercan a un relieve en particular dentro de las necesidades propias
que puede tener la configuración de una novela en la trama regional de una invención
literaria.
Este tipo de rumbos marcan las posibilidades de analizar una geografía que no solo
surge desde las condiciones de un espacio fijo sino también desde las condiciones que
por naturaleza constructiva se han ido configurando desde la simple movilidad dentro de
un espacio definido, de allí también resulta que aspectos tan básicos como las acciones
de los personajes y el efecto que estas producen, generando ambientes, despertando
sensaciones, comprendiendo el significado que su vivencia les transmite, sean
determinantes en la función geográfica que se les ha pretendido atribuir en el presente
enfoque académico.
De lo anterior resulta que aspectos como la historia o emotividad que despiertan, por
ejemplo, algunos ríos cielos o montañas, sea bellamente presentada a través de
metáforas emocionales o espirituales cuya impresión puede llegar a ser recibida de
manera personal o incluso colectiva, siendo la voz del literato claro está, la que se
encarga de expresarla en la geografía de una novela. De esta forma un espacio se
configura en la mente de un pueblo, de una región, y a veces hasta de un país, logrando
conectar la vastedad e imponencia de sus grandes parajes con la contemplación
admirada (y precisa) que cobra vida en la voz del autor.
Es por esto que sería en este campo, en este ejercicio de la lectura y de la escritura como
algo indisoluble (refiriéndome a la labor del escritor) que se confirmara esa visión
geográfica que se va armando allí donde el paisaje es expresado literariamente. Pero esa
mirada geográfica de lo literario ha de hacerse de manera subyacente o de subfondo,
aunque buena parte de lo que se registre ha de hacerse necesariamente de primera mano
y frente al objeto mismo de la contemplación. “Los adeptos de la geopoética y de la
literatura parten del mundo como origen y como discurso. Ellos hablan de un mundo
fragmentado. Entonces, la identificación de las partes permite al geógrafo dialogar
mejor con la literatura para entender en el poema lo que el lenguaje construye como
figura pertinente. Y, también, para reconocer lo que la novela propone como geografías
simbólicas” (De Almeida, 2015, p.108) Podría decirse que la novela como creación
literaria abre todo un mundo de asociaciones dentro de las cuales cabe todo encuentro,
significa esto que es válido emparentar tanto personajes como ambientes diversos y no
necesariamente conectados dentro de espacios fijos. Habría que hablar de
transformación más que de información en la presentación de cualquier pasaje.
Percepción y lenguaje sientan las bases de una jerarquía duradera que sin embargo
deben estar por necesidad, receptadas desde lo fugaz e indistinto.
Bibliografía
Bassols, M. (2017) Geografía de una novela, Sociedad y Ambiente, núm. 12, noviembre
de 2016-febrero de 2017, (p.31-59)
De Almeida M. (2015) América lírica y poética de Jack Kérouac. On the road. (En el
camino) Cultura y representaciones sociales. 10 (19), 102-127.
Bassols, M. (2017) Geografía de una novela, Sociedad y Ambiente, núm. 12, noviembre
de 2016-febrero de 2017, (p.31-59)