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Índice

 Presentación………………………………………………………………………3
 Introducción………………………………………………………………………..4
 Marco teórico……………………………………………………………………………
 La Guerra Fría………………………………………………………………….5
 ¿Qué fue la guerra fría? ……………………………………………………...6
 Causas de la guerra fría………………………………………………………7
 Consecuencias de la guerra fría……………………………………………..8
 Características de la guerra fría…………………………………………..…10
 Factores latentes de la guerra fría……………………………………..……11
 Fin de la guerra fría………………………………………………………………..12
 El muro de Berlín…………………………………………………………………..13
 La construcción………………………………………………………………...13
 La caída…………………………………………………………………………14
 La reunificación alemana…………………………………………………….14
 La OTAN……………………………………………………………………………...15
 La KOMINFORM……………………………………………………………………...17
 Guerra fría en la historia occidental………………………………………………19
 Plan Marshall………………………………………………………………….….21
 Antecedentes……………………………………………………………….22
 Rechazo Sovietico…………………………………………………………..23
 Aplicación…………………………………………………………………….24
 Consecuencias……………………………………………………………...26
 La guerra fría en las relaciones internacionales:…………………………...29
 Resumen………………………………………………………………….….29
 Introducción……………………………………………………………….…30
 Cambios Radicales…………………………………………………….……31
 Posición de Europa…………………………………………………………32
 Opciones de adaptación al cambio………………………………….…..33
 Armas nucleares………………………………………………………….…35
 Vaivenes de la guerra fría………………………………………………….….36
 Consideraciones finales…………………………………………………….….42
 Referencias………………………………………………………………….…...43

Presentación

La siguiente investigación nos centraremos en el análisis sobre las tres corrientes


historiográficas más relevantes durante todo el desarrollo de la Guerra Fría; El
trabajo muestra las características fundamentales de estas corrientes y sus

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diferencias interpretativas de acuerdo a sus postulados más importantes, Cada
uno revela el ascenso de una corriente de acuerdo a las condiciones históricas
que lo permitieron y el vínculo existente entre estas, de manera que se pueda
observar el desarrollo histórico y sus contribuciones en torno al tema que se
analiza. Durante cuarenta y cinco años el constante enfrentamiento de las
superpotencias surgidas de la segunda guerra mundial, Estados Unidos y la
URSS, convirtió al mundo en escenario de potenciales batallas futuras: la
denominada “Guerra Fría”, por estos años, en el campo de las relaciones
internacionales, se produjo el traspaso de un mundo multipolar a un mundo
bipolar, el cual se caracterizó por la permanente amenaza de los dos polos de
poder que constituían este “nuevo orden mundial”. En este contexto de
confrontación ideológica, se era capitalista o comunista; los diferentes países del
denominado “Tercer Mundo” se reconocían dentro de uno u otro de los bandos en
particular, pasando a ser territorios periféricos en los cuales se desarrollaba
verdaderamente esta “guerra”.

Introducción De La Guerra Fría

La Guerra Fría alude a un período de la historia mundial de casi medio siglo,


marcado por la tensión permanente entre las dos superpotencias que lideraban el
orden internacional: EEUU y la URSS. Este conflicto derivaba de razones
ideológicas: el gobierno soviético defendía un modelo comunista, que propugnaba
la desaparición de la propiedad privada, las clases sociales y del mercado.
Apostaba al control del sistema económico por parte del Estado y a un sistema
político de Partido Único. En tanto, el gobierno estadounidense apoyaba un
modelo capitalista, cuyos principios básicos eran la libertad de comercio, el
predominio del mercado en la esfera económica, la propiedad privada de los
bienes y una mínima intervención del Estado en la economía. Para EEUU y sus
aliados, la Guerra Fría era una reacción del “mundo libre” frente al expansionismo
soviético; no obstante, para la URSS y sus aliados, el conflicto derivaba de que el
capitalismo y los países que lo representaban habían iniciado una ofensiva contra
el mundo socialista. En el marco de esta rivalidad, ambas superpotencias
procuraron extender su influencia a otros Estados, valiéndose de diversos medios,
como la intervención en la política interna de estos países, el espionaje, la
propaganda o la entrega de ayuda económica a cambio del apoyo a la respectiva
potencia. Para los países del mundo, fue imposible sustraerse de este conflicto,
pues la política internacional se ordenó a partir de una lógica de bloques: o se era
partidario de la URSS o se apoyaba a EEUU. La Guerra Fría no produjo ningún
enfrentamiento directo entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Aun así, el
estado de tensión permanente hizo que las superpotencias invirtieran gran parte
de su presupuesto en la producción de armas. El armamento, especialmente el

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que incorporaba tecnología nuclear, se utilizó como un elemento de disuasión: un
ataque hacia el territorio de la potencia o sus aliados garantizaba una respuesta
inmediata e igualmente contundente hacia el rival. Esta política de destrucción
mutuamente asegurada marcó la psicología colectiva de varias generaciones que
vivieron con el temor a que las superpotencias desencadenaran una nueva guerra
mundial.

GUERRA FRÍA:

La guerra fría, que tuvo su inicio poco después de la Segunda Guerra Mundial
(1945) y la extinción de la Unión Soviética (1991) es la designación atribuida al
período histórico de disputas estratégicas y conflictos indirectos entre Estados
Unidos y la Unión Soviética, por la hegemonía política, económica y militar en el
mundo.

A pesar de que luchaban junto a los países del Eje Alemania, Italia y Japón
durante la Segunda Guerra Mundial, fueron tensas relaciones entre los Estados
Unidos y la Unión Soviética.

Los diferentes sistemas económicos y políticos adoptados por los dos países eran
antagónicos y competidores. Por un lado, el capitalismo estadounidense y su
sistema político democrático; el otro, el comunista soviético bajo el gobierno
autoritario de Stalin desde 1922.

¿QUÉ FUE LA GUERRA FRÍA?

Con el fin de la guerra aproximándose, la relación entre los dos países era cada
vez más complicada y, cuando el conflicto de hecho terminó, ya era evidente que
la colaboración entre las dos potencias también había llegado a su fin.

El enemigo común, el nazismo, fue lo que mantuvo al lado del otro y, una vez
derrotado, cada país trató de hacer frente a sus propios intereses políticos,
económicos y territoriales.

Al final de las negociaciones entre los vencedores de la Segunda Guerra Mundial,


Europa quedó dividida en dos partes. Estas correspondían al límite del avance de
tropas soviéticas y americanas durante la guerra.

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La parte oriental ocupada por los soviéticos, se convirtió en el área de influencia
de la Unión Soviética.

En poco tiempo, los partidos comunistas locales, apoyados por la URSS, pasaron
a ejercer el poder en esos países. Establecer las llamadas democracias populares
en Albania, Rumania, Bulgaria, Hungría, Polonia y Checoslovaquia.

Sólo Yugoslavia estableció un régimen socialista independiente de la Unión


Soviética.

La parte occidental, ocupado principalmente por tropas británicas y


estadounidenses, estuvo bajo la influencia de Estados Unidos. En esta área
consolidaron democracias liberales, a excepción de las dictaduras en España y
Portugal.

Las dos superpotencias buscaban ampliar sus áreas de influencia en el mundo,


interviniendo directa o indirectamente en los asuntos internos de los diferentes
países.

CAUSAS DE LA GUERRA FRIA:

 La Unión Soviética buscaba implantar el socialismo en otros países para


que pudieran expandir la igualdad social, basada en la economía
planificada, partido único (Partido Comunista), igualdad social y falta de
democracia.

 Mientras los Estados Unidos, la otra potencia mundial, defendía la


expansión del sistema capitalista, basado en la economía de mercado,
sistema democrático y propiedad privada.

 Con el fin de la Segunda Guerra Mundial el contraste entre el capitalismo y


el socialismo era predominante entre la política, ideología y sistemas
militares. A pesar de la rivalidad e intento de influir en otros países, Estados
Unidos no enfrentó a la Unión Soviética (y viceversa) con armamentos,
pues los dos países tenían en posesión gran cantidad de armamento

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nuclear, y un conflicto armado directo significaría el fin de los dos países y,
posiblemente, de la vida en nuestro planeta. Pero ambos acabaron
alimentando conflictos en otros países como, por ejemplo, en Corea y en
Vietnam.

 Alemania, por su parte, se adhirió al Plan Marshall para restablecer, lo que


hizo que la Unión Soviética bloqueara todas las rutas terrestres que daban
acceso a Berlín. De esta forma, Alemania, apoyada por Estados Unidos,
abastecía su parte de Berlín por vías aéreas provocando mayor
insatisfacción soviética y lo que provocó la división de Alemania en
Alemania Oriental y Alemania Occidental.

 En 1949, Estados Unidos junto con sus aliados crearon la OTAN


(Organización del Tratado del Atlántico Norte) que tenía como objetivo
mantener alianzas militares para que éstos pudieran protegerse en casos
de ataque. En cambio, la Unión Soviética firma con sus aliados el Pacto de
Varsovia que también tenía como objetivo la unión de las fuerzas militares
de toda Europa Oriental

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA FRIA

 gracias a la ussr quedo sumida en una crisis económica por invertir tanto
en gastos militares y dejar a un lado la producción de bienes de consumo.

 eso junto con la caída del régimen comunista en Europa hizo que se
desmoronara una de las mayores potencias mundiales en esos tiempos.

 acontecimiento más simbólico de este proceso fue la caída del muro de


Berlín en 1989

 gracias a eso los EE.UU. tomo el lugar como la única superpotencia


mundial

 los problemas entre el lado capitalista y comunista fueron factores que


contribuyeron indirectamente a que se formaran varios conflictos

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 entre ellos estuvo la guerra de corea y la guerra de Vietnam

 en 1962 tuvo lugar la crisis de los misiles cubanos en mayor enfrentamiento


en toda la guerra

 la ussr y los EE.UU. crearon enormes arsenales de armas para defenderse


e caso de un ataque

 durante el periodo de la guerra se hicieron grandes investigaciones para


desarrollar amas de lago alcance , todo con el propósito de mostrar su
superioridad sobre la nación contraria

 se le dio énfasis al armamento nuclear , la aviación y al desarrollo

 los estados unidos y la unión soviética acumularon grandes arsenales de


armas atómicas y misiles balísticos.

 se formaron los bloques militares de la OTAN y el pacto de Varsovia

 se llegó hasta los conflictos destructivos de Vietnam y corea

 la unión soviética se derrumbó debido a sus debilidades económicas

 se derribó el muro de Berlín y se desintegró el pacto de Varsovia

 los estados del báltico y algunas repúblicas ex soviéticas lograron la


independencia

 estados unidos se convirtió en la única superpotencia del mundo

 se derrumbó el comunismo

CARACTERÍSTICAS DE LA GUERRA FRÍA:

 Fue nombrada la "Guerra Fría " porque ambas partes no entran en


confrontación directa y las armas nucleares, se puede considerar una
guerra disputas estratégicas y los conflictos ideológicos.

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 La primera parte de la Guerra fue la carrera de armas, donde había un
concurso de armas entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, con el
objetivo principal de demostrar quién tenía más potencia de fuego.
 Durante el período de la Guerra, los EE.UU. y la URSS también se
involucraron en otras guerras directas.
 La guerra fría también se extendió hacia el espacio, con la llamada carrera
espacial.
 La Guerra entra Estados y la Unión Soviética fue un combate que generó
una división global entre dos lados: capitalistas y comunistas.
 Se Creó la OTAN
 El principal hito que simbolizaba la Guerra Fría fue la caída del muro de
Berlín, que durante casi 30 años dividió la capital alemana en el lado
socialista y capitalista. El Muro de Berlín fue derribado por los propios
ciudadanos alemanes el 9 de noviembre de 1989.

FACTORES LATENTES DE LA GUERRA FRÍA:

Este periodo vislumbró una guerra estratégica, política y científica. Se dio una
disconformidad entre ambas naciones tanto en la creación de nuevas tecnologías
y armamento, como en la conquista del espacio exterior. Si bien las condiciones
en los tiempos de la Guerra Fría eran otras, la división geopolítica imperante en el
mundo dependía del dominio de la extinta URSS (modelo de referencia para
futuros estados socialistas) y Estados Unidos. La actualidad muestra que dicha
atribución no está tan marcada como en aquella época, pero los hechos recientes
muestran que el fin de la beligerancia dista mucho de ser un caso cerrado. Está
claro que las diplomacias entre Rusia y Estados Unidos se encuentran en una
posición delicada, los diferentes movimientos estratégicos dan a pensar que la
guerra sigue latente, la tensión entre una nación y otra ha escalado más de la
cuenta. El caso de Edward Snowden, la situación en Siria y la crisis de
Ucrania han inducido a que las relaciones entre EE. UU. y Rusia comiencen a
recordar a los años duros de la Guerra Fría; esperando ese momento que acabe
con los años de pactos y negociaciones que han sostenido, pero sus intereses
contrastados suelen impedirlo, y eso crea tanto riesgos como oportunidades para
terceros.

FIN DE LA GUERRA FRÍA:

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La falta de democracia, el atraso económico y la crisis en las repúblicas soviéticas
acabaron por acelerar la crisis del socialismo a finales de la década de 1980.

La Guerra Fría llegó a su fin en noviembre de 1989, con las negociaciones


establecidas por Ronald Reagan y Gorbachev Mikhail, después de un período de
42 años que determinan las relaciones internacionales.

A principios de la década de 1990, el entonces presidente de la Unión Soviética


Gorbachov empezó a acelerar el fin del socialismo en aquel país y en los aliados.

Con reformas económicas, acuerdos con Estados Unidos y cambios políticos, el


sistema se ha debilitado. Era el final de un período de embates políticos,
ideológicos y militares. El capitalismo victorioso, poco a poco, iba a ser implantado
en los países socialistas.

La caída del Muro de Berlín fue un marco que simbolizó la muerte de los
regímenes socialistas en el Este europeo. En octubre de 1990 las dos Alemanias
fueron finalmente unificadas. Igualmente, la desintegración de la Unión Soviética
inauguró un nuevo período en la historia mundial.

EL MURO DE BERLÍN:

El 9 de noviembre de 1989 sucedió lo impensable en Alemania. El muro de Berlín,


que partió en dos a la actual capital germana y que se convirtió en el símbolo de la
división del pueblo alemán durante la guerra fría, cayó tras 28 años de haber sido
construido.

Solo días antes de este acontecimiento, los berlineses, tanto occidentales como
orientales, mantenían la sensación de que esta muralla de 155 kilómetros de
extensión era infranqueable e indestructible.

Sin embargo, ocurrió. El muro cayó tras una serie de hechos políticos y sociales
desencadenantes y provocó la euforia de los alemanes y de ciudadanos de otras
partes del mundo que se enteraban del suceso a través de los cables de noticias o
imágenes trasmitidas por satélite

A la mañana siguiente de la primera noche que marcó el inicio de la caída del


muro y con ello el de otros acontecimientos que devinieron en el fin de la guerra

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fría, el entonces alcalde del Berlín occidental, Walter Momper, dijo en un discurso:
"Anoche el pueblo alemán fue el pueblo más feliz del mundo".

La construcción:

Al término de la Segunda Guerra Mundial, Berlín quedó dividida en cuatro sectores


de ocupación: soviético, francés, inglés y estadounidense. Posteriormente, en
1949 el área oriental que estaba en poder de los soviéticos quedó bajo la
jurisdicción de la llamada República Democrática Alemana (RDA) y las otras tres
formaron una sola área gobernada por la República Federal Alemana (RFA).

En los años siguientes, la zona occidental empezó a prosperar mientras que el


lado soviético sufría problemas económicos. Esto, ocasionó que millones de
berlineses que vivían bajo el régimen comunista migraran al Berlìn occidental.

Es por esta razón que la noche del 12 de agosto de 1961 las autoridades de la
RDA decidieron levantar un muro provisional y cerrar 69 de los 81 puntos de
control que existían a lo largo de línea que dividía a la ciudad en dos.

Un día después, ya se había colocado una alambrada provisional de 155


kilómetros, interrumpiendo de la noche a la mañana el tránsito de vehículos y
personas, muchas de las cuales trabajaban en la otra parte de la ciudad. De
hecho, la primera persona que murió tratando de cruzar el muro, Günter Litfin, fue
abatido cuando procuraba regresar a Berlín occidental, donde vivía y trabajaba.

Con el paso de los años, el muro, que inicialmente fue construido con ladrillos,
acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura,
con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia.

La caída:

La caída del muro tuvo su origen en la apertura de las fronteras entre Austria y
Hungria en mayo de 1989. El primero de esos países pertenecía al bloque
occidental mientras que Hungría era parte del bloque conocido como la cortina de
hierro, países cuyos regímenes estaban bajo la influencia soviética.

Ante esta apertura, cada vez más alemanes orientales viajaban a Hungría para, a
través de esa ruta, pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal
Alemana. Esto molestó al gobierno de la alemania oriental y empezó a poner
restricciones. Fue entonces que miles de alemanes del este empezaron a
manifestarse en varias ciudades de la RDA exigiendo la libre circulación en la
frontera. Las protestas obligaron al gobierno a anunciar que el paso hacia el oeste
estaba permitido. Era el 9 de noviembre de 1989.
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Sin embargo, el hecho desencadenante fue la confusión de un portavoz del
gobierno en una conferencia de prensa en la que, con el afán de calmar los
ánimos de la población, daba a conocer la nueva norma que permitía salir del país
sin requisitos previos.

El miembro del Politburo de la RDA, Günter Schabowski, explicaba los


pormenores de la disposición gubernamental, cuando el periodista, Riccardo
Ehrman, de la agencia de noticias ANSA, le preguntó cuándo entraba en vigor la
medida. Schabowski, quizá un poco nervioso, buscó entre sus papeles y al no
encontrar nada escrito respondió: "de inmediato".

Reunificación alemana:

Esa misma noche, miles de personas se agolparon en los puntos de control para
cruzar a Berlín occidental. Una confundida guardia fronteriza que no tenía órdenes
precisas de cómo actuar, dejó pasar a los primeros berlineses del este, quienes
fueron recibidos al otro lado -entre abrazos y gestos efusivos de bienvenida- por
una multitud de alemanes occidentales que habían llegado al lugar enterados de la
noticia.

La euforia se prolongó durante los siguientes días. La madrugada del 10


noviembre varios miles de alemanes de ambas partes arremetieron contra el muro
con picos, cinceles y martillos. Encaramados sobre la valla de concreto o
apostados en sus bases empezaron a abrir las grietas de su caída física definitiva.
Las imágenes dieron la vuelta al mundo y alentaron revoluciones en países del eje
socialista en Europa que luego se desvincularon de la influencia soviética. Casi un
año después, el 3 de octubre de 1990, Alemania concretó su reunificación con la
fusión de la RDA y RFA en un solo Estado.

LA OTAN:

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es una organización


internacional política y militar. En inglés, se la conoce como North Atlantic Treaty
Organization o NATO.

La OTAN fue creada en 1949 por los signatarios del Tratado de


Bruselas (Bélgica, Francia, Luxemburgo, Holanda y el Reino Unido), Estados
Unidos y Canadá, junto a otros cinco países europeos que fueron invitados a
participar (Dinamarca, Italia, Islandia, Noruega y Portugal). Su objetivo fundacional
fue dedicarse a la organización europea tras la Segunda Guerra Mundial y ante la
amenaza de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Después de la constitución de la organización, se sumaron otros nueve países.


En 1952, se unieron Grecia y Turquía. Tres años más tarde, se incorporó
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la República Federal de Alemania. Recién en 1982 se sumaría España y, en 1999,
harían lo propio la República Checa, Hungría y Polonia.

La organización tiene su base en Bruselas (Bélgica), mientras que su comando


militar se encuentra en Mons (Bélgica).

En lo que respecta a la estructura interna de esta organización que nos ocupa


tenemos que subrayar que cuenta con lo que es un secretario general, que ejerce
como máximo dirigente dentro de la misma, y también con un vicesecretario. En la
actualidad el primer cargo está ocupado por el danés Anders Fogh Rasmussen
(primer ministro de su país desde 2001 hasta 2009) mientras que el segundo
puesto lo ostenta ahora el italiano Alessandro Minuto Rizzo.

De la misma forma, además la OTAN cuenta con otra serie de organismos y


departamentos fundamentales para su desarrollo y para el ejercicio de su
actividad. Así, nos encontramos con el llamado Comité Militar, el Comandante
Supremo Aliado de Transformación, el Comandante Supremo Aliado en el
Atlántico y el Comandante Supremo Aliado en Europa. Todo ello sin olvidar
tampoco la existencia de lo que son los comandos regionales.

Cabe resaltar que, después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de


2001 y de la invasión estadounidense a Afganistán, la OTAN ha llevado adelante
una misión encargada por la ONU que se denominó Fuerza Internacional de
Asistencia para la Seguridad (ISAF). La ISAF también actuó en Iraq, aunque se
limitó a entrenar a las fuerzas de seguridad del país y no se involucró en la guerra,
ya que muchos miembros de la OTAN no estaban de acuerdo con el
enfrentamiento bélico impulsado por Estados Unidos y el Reino Unido.

Además de las citadas operaciones, tenemos que subrayar que otras de las más
importantes que ha llevado a cabo la OTAN desde sus inicios son, por ejemplo, la
llamada Fuerza Deliberada durante el desarrollo de la Guerra de Bosnia o la Deny
Flight, también durante el mencionado conflicto bélico.

A todas ellas se podrían sumar las acometidas en Somalia a principios de la


década de los años 90, la intervención militar en Libia en el año 2011 o el
bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia en el año 1999. Operación Fuerza
Aliada es como también se llama a esta última actuación citada que tuvo lugar
durante las Guerra de Kosov

LA KOMINFORM:

La Kominform (acrónimo en ruso de Oficina de Información de los Partidos


Comunistas y Obreros) era una organización para el intercambio de información y

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experiencias entre los partidos comunistas. Era la sucesora de la
antigua Komintern, acrónimo ruso de "Internacional Comunista", que había sido
disuelta por Stalin durante la Segunda Guerra Mundial.

La Kominform fue creada como sustituto de la Komintern entre el 22 y el 27 de


septiembre de 1947 durante una conferencia de dirigentes de Partidos
Comunistas celebrada en Szklarska Poręba (Polonia).Oficialmente, fue creada el 5
de octubre de 1947. El impulsor de la creación de la Kominform fue el
representante soviético, Andréi Zhdánov, quien en respuesta al Plan
Marshall impulsado por el presidente de los EE. UU., Truman, en Europa
Occidental, pronunció un discurso en el que sentó las bases de la nueva política
internacional de la Unión Soviética en la que se llamó Doctrina Zhdánov. Su
creación fue la respuesta de Stalin al Plan Marshall y con ella buscaba agrupar a
los partidos comunistas de la zona bajo influencia soviética (Polonia,
Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria y Rumanía), a ella se sumaron los poderosos
partidos comunistas de Francia e Italia. El Partido del Trabajo de Albania solicitó el
ingreso en el Kominform el 26 de octubre de 1947, pero esto no se llegó a
materializar.

Una delegación del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED) visitó Moscú
en diciembre de 1948, para presentar una solicitud de ingreso en el Kominform.
Sin embargo, Stalin rechazó esta posibilidad argumentando que el partido no
estaba aún "suficientemente maduro". En aquel momento el SED operaba en
la Zona de ocupación soviética, pero tras la creación de la República Democrática
Alemana (RDA) fue finalmente admitido.

La Kominform sirvió como instrumento a las órdenes del gobierno de Moscú ante
el desafío occidental concretado en la doctrina Truman y el Plan Marshall. Sin
embargo, la Kominform asistió al primer gran cisma en el mundo comunista:la
Yugoslavia de Tito fue acusada de desviacionismo de la doctrina marxista-leninista
y expulsada el 28 de junio de 1948.El político comunista francés Charles
Tillon llegó a definir al Kominform como un una pequeña "Internacional"
camuflada, siempre dirigida desde Moscú.

Su primera sede estuvo en la ciudad de Belgrado, la capital de Yugoslavia, pero


en junio de 1948 la Kominform condena al régimen de Tito por separarse de la
ortodoxia soviética, y la sede se traslada a Bucarest, la capital de la Rumanía
socialista. En 1949, se podía hablar de un bloque socialista formado por la Unión
Soviética como líder, además de Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Polonia,
Hungría, la República Democrática Alemana y Rumania.

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En Bucarest editaba el periódico ¡Por una paz duradera, por una democracia
popular! en varios idiomas, entre ellos, el español. Con el inicio de
la desestalinización iniciada tras la muerte de Stalin en 1953 y el acercamiento
de Nikita Jrushchov a la Yugoslavia de Tito, la Kominform deja de tener relevancia,
para ser disuelta en abril de 1956.

LA GUERRA FRÍA EN LA HISTORIA OCCIDENTAL:

Hay tres períodos definidos en el estudio de la Guerra Fría en Occidente:


tradicionalista, revisionista y post-revisionista. Durante más de una década tras del
final de la Segunda Guerra Mundial, pocos historiadores estadounidenses
discutieron la interpretación "tradicionalista" acerca del comienzo de la Guerra
Fría; la que sostenía que la ruptura de las relaciones fue resultado directo de la
violación de Stalin de los acuerdos de Yalta, la imposición de gobiernos adictos a
Moscú en la devastada Europa Oriental, la intransigencia soviética y el agresivo
expansionismo soviético.

Sin embargo, posteriormente los historiadores revisionistas, especialmente William


Appleman Williams en su obra de 1959 The Tragedy of American
Diplomacy y Walter LaFeber en su obra America, Russia, and the Cold War, 1945-
1966 (1968), señalaron una preocupación pasada por alto: el interés
estadounidense en mantener una «puerta abierta» para el comercio
estadounidense en los mercados mundiales. Se ha señalado por los revisionistas
que la política de contención estadounidense expresada en la Doctrina Truman
era equivalente a un intento de culpar al otro. Se indicaba como fecha de inicio de
la Guerra Fría a las explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki, interpretando
el uso de armas nucleares por parte de los Estados Unidos como una advertencia
(o velada amenaza) dirigida a una Unión Soviética que estaba a punto de entrar
en guerra contra el ya derrotado Imperio japonés. Pronto los historiadores
perdieron interés en la pregunta sobre el responsable de la ruptura de las
relaciones soviético-estadounidenses, para señalar que el conflicto entre las
superpotencias era en cierto modo inevitable. Esta aproximación revisionista al
fenómeno de la Guerra Fría alcanzó especial auge durante la Guerra de Vietnam,

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en la que muchos observaron a los Estados Unidos y la Unión Soviética como dos
imperios moralmente comparables.

En los últimos años de la Guerra Fría se hicieron esfuerzos para llegar a una
síntesis pos-revisionista, y desde el final de la guerra fría, la escuela post-
revisionista ha llegado a ser predominante. Entre los historiadores post-
revisionistas más destacados encontramos a John Lewis Gaddis y Robert Grogin.
Más que atribuir la responsabilidad del inicio de la guerra fría a alguna de las
superpotencias de entonces, los historiadores post-revisionistas se centran en
temas como la mutua desconfianza, las mutuas falsas percepciones y
reactividades, y las responsabilidades compartidas entre las dos superpotencias.
Tomando elementos de la escuela realista de las relaciones internacionales, los
historiadores postrevisionistas aceptan la política estadounidense en Europa,
como la ayuda a Grecia en 1947 y el Plan Marshall.

De acuerdo con esta síntesis, la actividad comunista no fue el origen de las


dificultades en Europa, sino que fue una consecuencia de los destructivos efectos
de la Guerra en la estructura económica, política y social de Europa. En este
contexto, el Plan Marshall reconstruyó un sistema económico capitalista,
frustrando el llamamiento político al radicalismo izquierdista.

En Europa Occidental, la ayuda económica terminó con la escasez de divisas y


estímulo la inversión privada para la reconstrucción de postguerra. En los Estados
Unidos, el plan sacó a la economía de una crisis de superproducción, y mantuvo la
demanda por las exportaciones estadounidenses. La OTAN sirvió para integrar a
Europa Occidental en una red de pactos de mutua defensa. De este modo,
proporcionó salvaguardas contra la subversión, o al menos la neutralidad en
bloque. Rechazando la percepción del comunismo como un monolito internacional
caracterizado por agresivas alusiones al «mundo libre», la escuela post-
revisionista sostiene que la intervención de los Estados Unidos en Europa fue una
reacción contra la inestabilidad que amenazaba con alterar el equilibrio de
poder en favor de la Unión Soviética, modificando el sistema político y económico
occidental.

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Plan Marshall

El Plan Marshall —oficialmente llamado European Recovery Program, ERP— fue


una iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental, en la que los
estadounidenses dieron ayudas económicas por valor de unos 13 000 millones de
dólares de la época1 para la reconstrucción de aquellos países de Europa
devastados tras la Segunda Guerra Mundial. El plan estuvo en funcionamiento
durante cuatro años desde 1948. Los objetivos de Estados Unidos eran reconstruir
aquellas zonas destruidas por la guerra, eliminar barreras al comercio, modernizar
la industria europea y hacer próspero de nuevo al continente; todos estos objetivos
estaban destinados a evitar la propagación del comunismo, que tenía una gran y
creciente influencia en la Europa de posguerra.2 El Plan Marshall requirió de una
disminución de las barreras interestatales, una menor regulación de los negocios y
alentó un aumento de la productividad, la afiliación sindical y nuevos modelos de
negocio «modernos».3

Las ayudas del plan se dividieron entre los países receptores sobre una base más
o menos per cápita. Se dieron cantidades mayores a las grandes potencias
industriales, ya que la opinión dominante era que su reactivación sería esencial
para la prosperidad general de Europa. Aquellas naciones aliadas recibieron algo
más de ayuda per cápita que los antiguos miembros del Eje o que se habían
mantenido neutrales. El mayor receptor de dinero del Plan Marshall fue el Reino
Unido, que recibió el 26 % del total, seguido de Francia con el 18 % y la nueva
Alemania Occidental con el 11 %. En total 18 países europeos se beneficiaron del
plan. A pesar de que se le había prometido durante la guerra y se le ofreció, la
Unión Soviética se negó a participar en el programa por temor a la pérdida de
independencia económica; con su negativa también bloqueó la posible
participación de países de Europa del Este, como Alemania Oriental o Polonia. Al
plan pronto se le criticó la poca importancia dada a la recuperación de ciertos
sectores estratégicos europeos para favorecer la entrada de empresas
estadounidenses y el temor a que los países europeos se convirtieran en estados

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clientelares y dependientes de EE. UU. Estados Unidos desarrolló programas
similares en Asia, pero bajo otras denominaciones.

Antecedentes:

Edificios destruidos tras el bombardeo de Hamburgo durante la Segunda Guerra


Mundial. Tras seis años de guerra, buena parte de Europa estaba devastada y
millones de personas habían muerto o quedado lisiadas. Los combates se habían
producido prácticamente por todas partes, abarcando un área mucho más grande
que la que había sido afectada durante la Primera Guerra Mundial. A causa de los
bombardeos aéreos, la mayor parte de las ciudades estaban muy dañadas, en
especial las áreas industriales que habían sido los objetivos principales de dichos
bombardeos. Berlín y Varsovia eran montañas de escombros, y Londres y
Rotterdam habían quedado muy perjudicados. La estructura económica del
continente había quedado en nada y millones de personas se encontraban en la
indigencia. Aun cuando el episodio de hambre holandesa de 1944 se pudo
resolver, la devastación general de la agricultura provocó una oleada de hambre
en toda Europa, agravada por el duro invierno de 1946-1947 en el noreste del
continente. También estaban destruidas las infraestructuras como, por ejemplo,
las vías férreas, los puentes y las carreteras, que habían sido objetivo principal de
los bombardeos aéreos, y muchos barcos de carga habían sido hundidos. Los
municipios más pequeños no habían sufrido tanto los destrozos de la guerra, pero
la carencia de redes de transporte los había dejado prácticamente aislados tanto
física como económicamente.

Tras la Primera Guerra Mundial, la economía europea también había quedado


muy dañada, y la profunda recesión económica duró hasta bien entrados los años
1920, con la inestabilidad y la bajada generalizada de precios que esto conllevó a
la economía global. Los Estados Unidos, pese a un resurgimiento del
aislacionismo, habían procurado ayudar al crecimiento europeo, sobre todo
mediante la colaboración de los grandes bancos estadounidenses. Cuando
Alemania no pudo pagar las reparaciones de guerra, los estadounidenses también
contribuyeron ampliando los préstamos que Alemania había solicitado, una deuda

16
que a los estadounidenses todavía no les había sido resarcida cuando entraron en
la Segunda Guerra Mundial en 1941.

Rechazo soviético:

El ministro de asuntos exteriores británico, Ernest Bevin, escuchó el discurso


radiofónico e inmediatamente contactó con su homólogo francés, Georges Bidault,
para preparar una respuesta europea al ofrecimiento de Marshall. Los dos
consideraron conveniente invitar a los soviéticos a las conversaciones, puesto que
era la otra potencia vencedora. El discurso había incluido explícitamente a la
URSS, porque los estadounidenses pensaban que excluirla habría sido un signo
demasiado claro de desconfianza. Los funcionarios del Departamento de Estado
sabían que Iósif Stalin no querría participar y que cualquier plan que enviara
grandes cantidades de dinero a la URSS no sería aprobado por el Congreso de
los Estados Unidos.

Stalin estuvo cautelosamente interesado en la oferta en un primer momento. La


doctrina leninista decía que, cuando las economías capitalistas empezaran a
derrumbarse, intentarían desesperadas comerciar con los adversarios comunistas.
Así las cosas, Stalin pensaba que en estas circunstancias los soviéticos podrían
dictar los términos de la ayuda, y envió a París a su ministro de exteriores,
Viacheslav Mólotov, a conversar con Bevin y Bidault.39 Los británicos y franceses
compartían el punto de vista estadounidense sobre los soviéticos y presentaron a
Mólotov una lista de condiciones que sabían que la URSS no aceptaría. La más
importante de dichas condiciones consistía en que cualquier país que se sumase
al plan debería someter su situación económica interna al control de organismos o
personas extranjeras, un control con el que los soviéticos no estarían de acuerdo.
Bevin y Bidault también insistieron en que cualquier tipo de ayuda debería ir
acompañada por la creación de una economía europea unificada, lo cual era
enteramente incompatible con la estricta planificación económica soviética.
Mólotov, pues, rechazó la ayuda y abandonó París.

Aplicación

17
Las primeras partidas importantes de la ayuda fueron a parar a Grecia y a Turquía
en enero de 1947. Estos dos países estaban considerados la primera línea de la
lucha contra la expansión comunista, y ya se encontraban recibiendo ayuda
económica en el marco de la Doctrina Truman. Al principio, el Reino Unido
también había aportado dinero para apoyar a las facciones anticomunistas, pero
debido a su situación económica tuvo que pedir a los Estados Unidos que
continuaran solos. La ACE empezó formalmente a ayudar a los dos países en julio
de 1948.

La misión oficial de la ACE era colaborar a la mejora de la economía europea en la


producción industrial, en el apoyo a las monedas europeas y en facilitar el
comercio internacional (especialmente con los Estados Unidos, que tenía un gran
interés en la existencia de una Europa lo suficiente recuperada como para que
tuviera capacidad para importar productos estadounidenses). Hay que tener en
cuenta que las naciones europeas habían agotado también las reservas de divisas
durante la guerra, por lo que no estaban en condiciones de importar nada de otros
países. Otro objetivo oficioso de la ACE (al igual que del Plan Marshall) era la
contención de la influencia soviética en Europa, especialmente en países con
partidos comunistas fuertes como, por ejemplo, Checoslovaquia, Francia e Italia.

El dinero del Plan Marshall fue transferido a los gobiernos europeos, si bien la
administración se ejercía de forma conjunta entre el gobierno local y la ACE.
Había un comisario de la ACE en cada capital europea, generalmente un
prominente empresario estadounidense, que aconsejaría al gobierno en el
proceso. Se fomentó el gasto conjunto entre varios países y se crearon diferentes
comisiones de funcionarios, empresarios y sindicatos para examinar la economía y
determinar dónde hacía más falta la ayuda.

El Plan Marshall sirvió en gran parte para comprar productos procedentes de los
Estados Unidos. Al haber prácticamente agotado sus reservas monetarias durante
la guerra, la ayuda del Plan Marshall representaba una de sus pocas vías para
importar bienes del exterior. En un primer momento los europeos adquirieron
productos de primera necesidad, como víveres y combustible, pero lentamente

18
empezaron también a importar bienes necesarios para la reconstrucción, que era
la finalidad principal del Plan. Posteriormente, bajo la presión del Congreso y con
el inicio de la Guerra de Corea, una parte importante de la ayuda se destinó al
reforzamiento de los ejércitos. De los 13 000 millones de dólares aportados por los
Estados Unidos a mediados de 1951, 3400 se gastaron en materias primas y
productos semimanufacturados, 3.200 en comida, lienzo y fertilizantes, 1900 en
maquinaria, vehículos y equipamiento y 1600 en combustible.46

También se establecieron unos fondos contravalor que utilizaron el Plan Marshall


para establecer fondos en las monedas europeas. Según las normas de la ACE,
un 60 % de estos fondos debían ser invertidos en la industria. Esto se aplicó
especialmente en Alemania, donde los fondos se destinaron principalmente a
préstamos para empresas implicadas en la reconstrucción, ayudando
enormemente a la reindustrialización del país. En los años 1949-50, por ejemplo,
un 40 % de las inversiones en la industria del carbón provenían de los fondos
contravalor.47 Las compañías tenían la obligación de devolver los préstamos, y el
dinero se podía entonces prestar a otros grupos empresariales. El proceso todavía
continúa hoy en día. El Fondo Especial, supervisado entonces por el ministro de
economía alemán, valía 10 000 millones de marcos alemanes en 1971. En 1997
valía 23 000 millones de marcos. Mediante este sistema de préstamo-devolución-
préstamo, en 1995 el Fondo había hecho préstamos blandos a ciudadanos
alemanes por un valor de 140 000 millones de marcos.48 El 40 % sobrante se
utilizó para saldar la deuda, estabilizar la moneda o invertir en proyectos no
industriales. Francia fue quien más se benefició de los fondos contravalor,
especialmente para reducir el déficit presupuestario. Sin embargo, en Francia y en
la mayoría de los otros países, el fondo contravalor fue absorbido dentro de los
ingresos generales del gobierno, y no fue reciclado como Alemania.

Otra iniciativa de la ACE bastante más barata, pero no por ello poco efectiva, fue
el Programa de Asistencia Técnica. El programa reunía grupos de ingenieros e
industriales europeos y los llevaba a los Estados Unidos a visitar minas, fábricas y
fundiciones para que pudieran copiar los adelantos tecnológicos en Europa. Al

19
mismo tiempo, unos cuantos centenares de consejeros técnicos estadounidenses
fueron enviados a Europa.

Consecuencias Del Plan Marshall

Cartel creado para promover el Plan Marshall en Europa. En el cartel puede leerse
Cualquiera que sea el clima sólo juntos alcanzamos la prosperidad.

El Plan Marshall finalizó, tal y como estaba previsto, en 1951. Todos los esfuerzos
de prolongarlo toparon con los gastos crecientes de la Guerra de Corea y el
rearme. Además, y si bien el factor fundamental fueron los gastos de Corea, los
republicanos, más hostiles al Plan, habían incrementado su representación en las
elecciones al Congreso de 1950 y se opusieron duramente. En cualquier caso,
siguieron llegando a Europa otras formas de ayuda.

De 1948 a 1952, Europa vivió el periodo de máximo crecimiento económico de su


historia. La producción industrial se incrementó un 35 %, y la agrícola sobrepasó
fuertemente los niveles de antes de la guerra. La pobreza y el hambre de los
primeros años de posguerra desaparecieron y Europa Occidental tuvo delante de
sí dos décadas de crecimiento sin precedentes, que comportaron un aumento
espectacular del nivel de vida. Existe un importante debate entre los historiadores
sobre hasta qué punto puede atribuirse dicho crecimiento al Plan Marshall. La
mayoría rechazan la idea de que el Plan, por sí solo, resucitase milagrosamente a
Europa, ya que existen evidencias de que la recuperación económica ya había
dado algunos pasos antes. Muchos creen que el Plan Marshall sirvió para acelerar
esta recuperación, pero que no la inició.

Por otra parte, hay quien piensa que los efectos políticos del Plan Marshall podrían
ser casi tan importantes como los económicos. El Plan facilitó que las naciones
europeas flexibilizaran las medidas de austeridad y el racionamiento, reduciendo
el descontento y aportando estabilidad política. La influencia comunista en Europa
Occidental se redujo considerablemente, y a lo largo de la región los partidos
comunistas fueron gradualmente perdiendo popularidad en los años siguientes al
Plan Marshall. Las relaciones comerciales entre las dos costas atlánticas

20
favorecieron la creación de la OTAN, que incluso sobreviviría durante la Guerra
Fría. Además, la no participación de Europa del Este fue uno de los primeros
síntomas claros de que el continente ya estaba dividido en dos áreas de influencia
enfrentadas.

El Plan Marshall también contribuyó en cierta medida a la integración europea. Los


europeos, al igual que los estadounidenses, creían que una unificación del
continente era casi imprescindible para asegurar la paz y la prosperidad de
Europa. El Plan fue una herramienta interesante para establecer una primera guía
de cómo llevar a término este proceso, pero en cierto modo falló, ya que la
organización que impulsó, la OECE, no pasó nunca de ser un simple agente de
cooperación económica. Sin embargo, fue un antecedente de la llamada
Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) la que verdaderamente fundó
las bases de lo que un día sería la Unión Europea (aunque excluía al Reino
Unido,). Con todo, la OECE sirvió de modelo y campo de pruebas para las
estructuras y la burocracia que más tarde se utilizaría en la Comunidad Económica
Europea. El Plan, en cierto modo ligado a los Acuerdos de Bretton Woods,
también instauró el libre comercio entre los países de la región.

Pese a que algunos historiadores modernos sostienen que los elogios al Plan
Marshall son exagerados, en general se tiene una visión positiva y se ha
considerado que un proyecto similar podría ayudar a otras áreas en el mundo.
Tras la caída del comunismo hubo varias propuestas para crear un "Plan Marshall
para Europa del Este" que ayudase a revitalizar la región. Otros han propuesto un
Plan Marshall para África o incluso el vicepresidente de los Estados Unidos, Al
Gore, llegó a sugerir la creación de un "Global Marshall Plan" (Plan Marshall
Mundial).

El Plan Marshall se convirtió en una metáfora para hacer referencia a cualquier


programa gubernamental a gran escala diseñado para solventar un problema
social específico. A menudo se utiliza desde sectores neoliberales para hacer
llamamientos a gastos federales en los posibles fallos del sector privado.

21
En cuanto a la recuperación económica alemana, se debió en parte a la ayuda
económica que aportó el Plan Marshall, pero también se considera que uno de los
factores fundamentales fue ajeno al Plan, y consistió en la reforma monetaria
realizada en 1948 y que reemplazó el Reichsmark por el marco alemán como
moneda de curso legal, y que sirvió para detener la inflación desorbitada. Este
cambio de moneda, que sirvió para fortalecer la economía alemana, había sido
prohibido expresamente durante los dos años en los que estuvo en vigor la
directiva de ocupación JCS 1067. Esa política económica se enmarcó dentro del
conjunto de políticas implementadas por el canciller alemán Ludwig Erhard en su
programa económico de recuperación. Llevó a cabo una política liberal, basada en
la eliminación de la planificación centralizada y en la restauración de la economía
de mercado en Europa, huyendo de la planificación extrema que había imperado
durante la época nacionalsocialista. El Plan Marshall fue, por tanto, uno más de
los distintos factores que impulsaron la recuperación alemana. En cualquier caso,
en Alemania todavía sigue vivo el mito del Plan Marshall. Según la obra de Susan
Stern titulada Marshall Plan 1947–1997 A German View, muchos alemanes
todavía creen que Alemania fue la exclusiva beneficiaria de las ayudas del plan, y
que consistía en un regalo sin contraprestación de grandes sumas de dinero,
siendo el único responsable de la recuperación económica alemana en la década
de los años 50.

La Guerra Fría en el marco de las Relaciones Internacionales

Resumen

A mediados del Siglo XX se configuró un nuevo orden mundial que reformuló el


campo de las Relaciones Internacionales, produciéndose el paso de un mundo
multipolar a un mundo bipolar. Los protagonistas de este nuevo escenario eran
dos superpotencias que se definían por oposición: Estados Unidos y la Unión
Soviética. Durante un lapso de aproximadamente cuarenta y cinco años ambas
potencias mantuvieron un enfrentamiento a tal punto que tanto ellos como el resto
del mundo debían definirse como capitalistas o comunistas. Mientras existió el
conflicto, la Guerra Fría delineó el rumbo de la política internacional.

22
Introducción

Durante cuarenta y cinco años el constante enfrentamiento de las superpotencias


surgidas de la segunda guerra mundial, Estados Unidos y la URSS, convirtió al
mundo en escenario de potenciales batallas futuras: la denominada “Guerra Fría”.
[HOBSBAWM, 1998, 230]

Por estos años, en el campo de las relaciones internacionales, se produjo el


traspaso de un mundo multipolar a un mundo bipolar, el cual se caracterizó por la
permanente amenaza de los dos polos de poder que constituían este “nuevo
orden mundial”. En este contexto de confrontación ideológica, se era capitalista o
comunista; los diferentes países del denominado “Tercer Mundo” se reconocían
dentro de uno u otro de los bandos en particular, pasando a ser territorios
periféricos en los cuales se desarrollaba verdaderamente esta “guerra”. La
Argentina, como la mayoría de los países del Bloque Occidental, estaba bajo la
influencia del primero de los sistemas.

Para el común de los investigadores, salvo algunas excepciones, este


enfrentamiento bipolar tuvo lugar hasta la disolución del bloque soviético, cuando
se vivió una época de grandes cambios en el campo de las Relaciones
Internacionales. La “victoria” del capitalismo sobre el comunismo trajo aparejadas
varias consecuencias en el ámbito mundial.

Con la caída de la URSS, Estados Unidos gozó del monopolio que le confiere ser
“la única gran potencia” y se convirtió en el abanderado del capitalismo y en el
promotor de genuinas políticas de dominación global que son dignas de ser
consideradas de una ilimitada ambición. Parafraseando a Eric Hobsbawm, esta
conducta de la política norteamericana puede denominarse “la megalomanía
estadounidense”. [HOBSBAWM, 2007, 37]

¿Por qué los cambios tan radicales?:

Es prematuro anticipar opiniones, pero cabe establecer algunas hipótesis. Parece


que, en contra de algunos augures, nunca hubo segunda guerra fría, y que

23
además el proceso de cambio no ha sido tan rápido. Es muy posible que
asistamos a la emergencia de un largo período subterráneo de usura del duopolio
nuclear norteamericano-soviético, ya conocido en reducidos cenáculos políticos de
Washington y Moscú. A lo anterior viene a sumarse la crisis interna del universo
comunista, donde aparecen demandas populares de carácter democrático. En
tercer lugar, por fin parecen superarse los efectos de la II Guerra Mundial y los
planteamientos reduccionistas de la guerra fría. Todo está preparado, en
consecuencia, no sólo para una transformación del escenario mundial, sino
también para que se incorporen otros actores al reducidísimo reparto de los dos
protagonistas solitarios: la República Popular China, si consigue imponerse a la
grave crisis que la convulsiona y que en fin de cuentas también se inserta en el
proceso liberalizador que agita a los sistemas comunistas; Japón, cuya
superioridad tecnoeconómica está fuera de discusión; la Comunidad Europea,
nuevo modelo de gran potencia sobre fórmulas integracionistas, llamada a
desarrollar una importante y dinámica política exterior.

Lógicamente, esta nueva fase de las relaciones internacionales no se rige


únicamente por el factor político o por la tónica de una redistribución del poder. Lo
económico ha primado extraordinariamente. El innegable proceso democratizador
de Gorbachov es inseparable de un aumento en el consumo de bienes materiales;
Washington tiene que aliviar su déficit público, comprometido en una batalla
perdida. El desarme es también una exigencia social y económica. A la falacia de
la dialéctica Este-Oeste se imponen las exigencias del eje Norte-Sur. El
establecimiento de un nuevo orden económico internacional es requisito previo
para el desarrollo de unas relaciones internacionales armónicas, es decir, justo y
equilibrado.

Posición europea:

Como los hechos mandan, de Europa occidental, y más concretamente, de la


Comunidad Europea. Al progresar la distensión, crecen no sólo las posibilidades
económicas, sino también las capacidades de la política exterior comunitaria. Las

24
opciones son variadas. La óptica mediterránea, como flanco sur de una hipotética
guerra generalizada, debe sustituirse, con todas las cautelas que se quiera, por
otra de paz en un mar que tiene dos continentes ribereños. La Comunidad, por el
peso de sus miembros latinos, ha de estar presente en Centro y Suramérica. Pero
el gran reto comunitario se encuentra en la llamada Europa del Este,
denominación geográfica que encubre uno de los efectos más perversos de la Il
Guerra Mundial. El enemigo, aquel bloque monolítico, descubre ahora su
fragilidad, o quizá su artificiosidad. ¿Budapest está más próxima de Viena o de
Bucarest? ¿Varsovia se encuentra en las mismas coordenadas que Berlín Este?
¿Dónde están los enemigos de Gorbachov, en la República Democrática Alemana
o en la República Federal? El desafío no reside en apostar por la disgregación de
un bloque tan débil, sino en trabajar a favor de una Europa distinta, cimentada en
la cultura, en la economía, en la historia y en la paz. No se trata de innovar, sino
de aplicar y desarrollar el espíritu y la letra del Acta Final de la Conferencia de
Helsinki de 1975: la cooperación y la seguridad europeas.

Opciones de adaptación al cambio:

Es fácil entender que no se trata de una política para pocos años; las grandes
opciones, los designios superiores, tienen por fuerza que englobarse en empeños
totales en cuya consecución han de comprometerse varias generaciones de
europeos. En este plazo largo, si se quiere resolver de manera positiva, resulta
obvio que la misma Comunidad Europea se verá obligada a realizar adaptaciones
que la adecuen a las nuevas circunstancias. Al final del trayecto se alza una
Europa en paz y sin separaciones; una Europa que deberá afrontar, entre sus
grandes desafíos, la reorganización del corazón continental, con una Alemania
unida en su centro. Lógicamente, una Europa única y diversa en sus
circunstancias diferenciadoras, incluidas también sus opciones políticas concretas,
pero sin nacionalismos ni particularismos. El espacio en donde de una vez y para
siempre se demuestre sobre el terreno la indisolubilidad de la teoría y de la
práctica de los derechos humanos y la complementariedad de las libertades
formales y de las materiales.

25
Al final de estas líneas no puede faltar la mención a nuestro país. España llegó
muy tardíamente al proyecto europeo; tanto al Consejo como a la Comunidad. Lo
hizo en circunstancias exteriores poco propicias: el debate y la protesta sobre la
instalación de los euromisiles, que motivó una acerba polémica interna sobre
nuestra permanencia en la Alianza Atlántica. Los 40 años de dictadura y la
delicadeza del proceso de transición a la democracia prolongaron durante años el
diseño de una política exterior de largo alcance. Pero pese a todo, España se
incorporó a las relaciones internacionales, y en el transcurso de muy poco tiempo
lo que era desapacible en Europa se abre a perspectivas optimistas. Nuestro país
es uno de los 12 Estados sobre los que se edificará el espacio único europeo.
Afortunadamente también, por encima de entusiasmos militaristas poco
comprensibles y quizá todavía peor explicados, tendremos que participar en la
reducción de armamentos de todo tipo y de efectivos militares que nos
corresponderá como miembros de la Alianza Atlántica. Por encima de comentarios
detallistas o de oportunismos partisanos, la presidencia española del Consejo de
Ministros de la Comunidad Europea ha realzado nuestra política exterior y ha
vigorizado nuestra acción diplomática. Ha sido la ocasión para reforzar nuestra
presencia en Oriente Próximo, una constante de nuestra acción exterior, solidaria,
activa y pasivamente con el pueblo palestino. Por contra, en Centro y Suramérica
resulta sumamente laborioso el diseño de una visión de conjunto que deje atrás
viejos resabios, comprendidos fastos y conmemoraciones que, legítimamente,
pueden ser mal interpretados; hoy por hoy, y durante largo tiempo, nuestra acción
diplomática, nuestra política de Estado en la América de habla hispana sólo tiene
un nombre: cooperación; que por fin cuenta con un instrumento, la agencia
recientemente creada a este efecto; sería imperativo, no ya aconsejable, que no
falten recursos para la cooperación y que mucho menos se le recorten los ya
menguados; en América nuestra diplomacia, para ser eficaz, debe contar
imprescindiblemente con una importante dimensión social. También puede hacer
algo España, cuando le llegue su momento histórico, en la acción colectiva de
solución pacífica no sólo de conflictos, sino también de contenciosos: nuestras
relaciones con Marruecos inexorablemente deberán conocer una dimensión de

26
negociación colectiva en la que, de una o de otra forma, tendrá que estar presente
el problema gibraltareño.

Armas nucleares:

En último lugar, frente a la Europa del Este, en la dinámica del desarme y de una
seguridad nacional que jamás sea ofensiva, España debe alinearse con aquellos
países más propicios a las posturas de distensión, como últimamente ha hecho
con respecto a la República Federal de Alemania y los misiles nucleares de corto
alcance. La negativa cada vez más generalizada a las armas nucleares en Europa
debería enlazar fácilmente con nuestra opción por la desnuclearización del
territorio nacional y por nuestra firma al pie del tratado de No Proliferación. En este
plano no caben posiciones ambiguas.

Por lo demás, España, posiblemente por no tener contenciosos de ningún tipo con
los países del Este, por su no participación en los dos grandes conflictos europeos
de nuestro siglo, e incluso por determinadas afinidades culturales, puede
desempeñar un papel más libre y menos comprometido que otros Gobiernos de
Europa occidental en esta hora de la distensión. El que en Varsovia y en Budapest
se evoque la fórmula española de transición a la democracia no es factor
despreciable en una diplomacia de acercamiento. A fin de cuentas mucho se
puede ganar y nada se pierde si nuestra acción exterior apuesta por un futuro
distinto; muy idealista, si se quiere, pero más en consonancia con un mundo
interdependiente que deja en el pasado el túnel negro de la guerra fría, de la
bipolaridad rígida y de la amenaza permanente del holocausto nuclear.

Los vaivenes de la Guerra Fría y su impacto en el Tercer Mundo

• Se tomará como punto de partida la clasificación que Fred Halliday realiza sobre
la Guerra Fría. Siguiendo la misma se puede decir que este período se divide en
cuatro etapas centradas en el análisis de la relaciones Estados Unidos- URSS: 1,
la Primera Guerra Fría (1946­ 1953); 2, el período de antagonismo oscilatorio

27
(1953­1969); 3, distensión (1969­ 1979); y por último, 4, la Segunda Guerra Fría,
desde 1979 en adelante.

Las características más significativas de estas etapas son:

• Fase 1: “Primera Guerra Fría”: Durante esta etapa ni el este ni el oeste pudieron
predominar uno sobre el otro, de modo que su desenlace quedó inconcluso debido
a la paridad de fuerzas en ambos lados.

• Fase 2: “Antagonismo Oscilatorio”: A este período el autor lo sitúa entre la


Primera Guerra Fría, caracterizada por una confrontación estática y el período de
distensión, esencialmente de negociación.

• Fase 3 :“Distensión”: Durante la misma, las tensiones no revisten mayor


importancia y puede observarse un aflojamiento de la puja Este- Oeste. Esta se
reflejó en una marcada reducción de la carrera armamentista y en una tendencia a
la tolerancia del “otro” 2 orden social.

• Fase 4: “Segunda Guerra Fría”: Esta etapa estuvo signada nuevamente por un
fuerte tendencia ideológica que giraba en torno de considerar al enemigo como un
amenaza para toda la humanidad. [HALLIDAY, 1984,23

• Una clara diferencia entre la Primera y la Segunda Guerra Fría radica en que
esta última careció completamente de todo tipo de negociación y no hubo
discusión acerca del control de armamentos

• A su vez no se puede dejar de resaltar que Estados Unidos, específicamente en


la etapa de la Segunda Guerra Fría, redujo su política exterior y la de sus aliados a
la confrontación más de tipo pragmático y no tanto ideológico contra la URSS. La
amenaza ya no era el comunismo en sí, sino la Unión Soviética como tal.

• Sin embargo, uno de los contrastes más notorios entre las dos Guerras Frías lo
constituyó la nueva perspectiva que Europa tomaba en el escenario mundial:
ahora el Tercer Mundo se perfilaba como el nuevo lugar en disputa.

28
• Paul Kennedy explica esta diferencia de la siguiente manera: “la segunda
característica importante de la Guerra Fría fue su continua escalada lateral desde
Europa hacia el resto del mundo. Por consiguiente, era sumamente improbable
que las disputas de Rusia con Occidente sobre problemas europeos quedasen
geográficamente limitados a este continente, especialmente porque los principios
que se discutían eran de universal aplicación: autogobierno contra seguridad
nacional, liberalismo económico contra planificación socialista, etc. Más importante
aún, la propia guerra había causado un enorme grado de turbulencia por la
situación mundial de 1945”.

• El papel atribuido al Tercer Mundo durante la Segunda Guerra Fría, no constituye


un hecho aislado, sino más bien algo planificado de manera tácita por ambas
superpotencias. No estaba todo dicho, ambos bloques iban por más: el tercer
mundo. Nada podía quedar librado al azar.

• Buchrucker, Dawbarn, Saborido y Ferraris, consideran apropiado para el estudio


de la Guerra Fría una dimensión que puede situarse en torno a dos ejes: a)
horizontal, definido por el orden bipolar que se manifestó en el desafío competitivo
de Estados Unidos y la Unión Soviética y el control de las mismas sobre sus
respectivas áreas de influencia; b) perpendicular, definido por el proceso de
descolonización y la reubicación en el orden mundial de las nuevas naciones
emergentes. Aportan un elemento novedoso al indicar que el entrecruzamiento
entre ambos ejes da origen al conflicto norte- sur en el cual se desarrollarán los
escenarios “calientes” de la Guerra Fría.

• En cuanto al Tercer Mundo (África, Asia y América Latina), según los autores, no
pueden considerarlo como una estructura coherente debido a su heterogeneidad
sino que lo suponen como una categoría analítica con algunos rasgos compartidos
como su conflictividad interna y las pretensiones de algunas elites oligárquicas o
militares.

• Tanto Eric Hobsbawm como Paul Kennedy coinciden en que en los setenta
acontecen cambios importantes en el esquema bipolar. Si bien ambos bloques

29
mantenían sus zonas de influencia, no se gestaba un verdadero choque abierto de
sus Fuerzas Armadas que implicara una guerra, sino más bien un intento por parte
de las mismas de continuar manteniendo la hegemonía dentro de sus bloques.
“(...) y en contra de la ideología y de la retórica de Guerra Fría, habían actuado
partiendo de la premisa de que la coexistencia pacífica entre ambas era posible.”

• Ni Estados Unidos ni la URSS eran los de años atrás. Ya no conformaban dos


bloques monolíticos. Moscú sufría el desequilibrio de su poder dentro del Partido
Comunista por el pujante surgimiento de la influencia china. Esto se evidenció en
la Asamblea de Partidos Comunistas mundiales de 1960, celebrada en Moscú. Se
sumaba a esta idea de resquebrajamiento de ambos bloques, la campaña de De
Gaulle en contra de la “auto adjudicada” hegemonía norteamericana en Europa
Occidental.

• Alejandro Simonoff agrega a las conclusiones de Hobsbawm y Kennedy un


análisis interesante.

• Según el autor durante los setenta, lentamente se pasa de un esquema rígido, en


el que prácticamente en todos los conflictos mundiales las dos superpotencias
estaban involucradas a otro en el que ambos bandos van a tratar de participar en
diferentes conflictos que no necesariamente debían responder a la lógica del
esquema este- oeste. Por ejemplo, en los procesos de descolonización se observa
cómo las potencias juegan en algunos de los bandos; esto puede divisarse
claramente a partir de la década del sesenta en donde los soviéticos apoyan a los
movimientos de liberación y los norteamericanos a las antiguas potencias
coloniales

• La política exterior de Estados Unidos combinaba las doctrinas de la seguridad


nacional con la de las fronteras ideológicas; según esta teoría, si el enemigo
ideológico estaba dentro de las fronteras geográficas, se justificaba combatirlo
militarmente. Así es como en la praxis la fuerza norteamericana se hizo sentir en
los casos de la Revolución Cubana (1961) y Santo Domingo (1965). La respuesta
de América Latina no tardó en hacerse sentir; se dividió el hemisferio entre los

30
partidarios de la intervención –militar inclusive- en Cuba y los sostenedores del
principio de No Intervención en los asuntos internos de otros estados que
entendían que se trataba de un problema entre Cuba y Estados Unidos.

• Entre los primeros estaban los países del Caribe, Centro América y Colombia. Y
entre los segundos figuraban México, Brasil, Chile y la Argentina (salvo el sector
militar).

• En síntesis, podemos afirmar que los problemas hemisféricos para Estados


Unidos en esta etapa no constituían un ambiente de relaciones meramente
formales, sino que pasaba a crear un ámbito

• Más amplio en el cual se basaba su política exterior. A través del continente


podría llegar a instaurar “líneas de acción” que le sirviesen para reafirmar su
poderío dentro de su esfera de influencia.

• En los años ochenta se dan dos cuestiones de suma importancia, por un lado
comienza la paulatina integración del mundo soviético a la economía mundial, y
por otro, las propias necesidades de esa integración hacían que en la URSS se
produjeran cambios dentro de su estructura. Como lo indica Simonoff, la URSS se
beneficia con la crisis petrolera la cual le permite tener muchas ganancias por la
exportación de petróleo hacia occidente, a su vez se plantea un cambio en su
forma de producción, la economía planificada soviética era un modelo extensivo,
es decir un sistema que despilfarra recursos humanos y naturales.

• Esta forma de producción hizo que se llegara a un techo, en cuanto a un límite


de crecimiento, que no podía traspasar

• En esta situación la economía soviética se encontraba entre la espada y la pared


y fue Gorbachov quien tuvo que solucionar este dilema.

• Tenía dos opciones, seguir con la ejecución de la economía planificada bajo un


sistema extensivo lo que implicaría un descenso considerable del crecimiento o se
pasaba a un sistema intensivo incorporando tecnología y capital, a fin de seguir

31
siendo una economía competitiva para el resto del mundo. Optó porla segunda
opción y en esto consistió básicamente la Perestroika.

• Del otro lado, en el Bloque Occidental la economía norteamericana tuvo mayor


capacidad de adaptación ante los distintos sucesos del acontecer mundial.

• A partir de la crisis del petróleo flexibiliza su modelo de desarrollo y empieza a


tener una gran cooperación con el capital internacional.

• Esta situación funciona como el principal agente para la adecuación a las


exigencias del nuevo mercado mundial.

• A esto hay que sumarle el cambio de política estratégica hacia el bloque


soviético que con la asunción de Reagan toma una naturaleza más agresiva que
se representa en lo que se conoce como “la guerra de las galaxias”. Esta última
consistía en crear un escudo en el espacio con satélites para impedir que los
misiles soviéticos llegaran a Estados Unidos.

• En este contexto se conformaba una competencia de una naturaleza cada vez


mas desigual en la que los Estados Unidos iban aumentando su poderío a nivel
mundial mientras que la URSS por el contrario cada vez se iba hundiendo más,
perdiendo a sus satélites, disolviendo el Pacto de Varsovia en 1989 con la
unificación alemana y finalmente disolviéndose como Estado en 1991.

• Mientras tanto los países del Tercer Mundo trataban de integrarse en el mercado
mundial, pidiendo créditos para su modernización que les fueron muy difíciles
debido a las altas tasas de interés que impuestas por los organismos financieros
internacionales. Para el otorgamiento de estos préstamos, estos últimos van a
exigir la estabilidad monetaria, un ajuste estructural en la economía y el
crecimiento de las exportaciones como eje por el cual los Estados de los países
tercer mundistasdebían “encarrilar” sus políticas.

• En opinión de Alejandro Simonoff, en los países subdesarrollados estas


exigencias trajeron aparejado un debilitamiento del Estado- Nación, fuertes
presiones regionales y una fuerte polaridad social donde la brecha entre ricos y

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pobres se incrementaba día a día. Por un lado, se puede observar un fenómeno
de fragmentación de los espacios nacionales; por el otro, comienza una etapa en
la cual se van a crear diversas organizaciones que marcan un camino hacia la
integración regional

• Hay un consenso entre los analistas internacionales cuando señalan como


sucesos indiscutidos de las postrimerías del siglo XX a la caída del Muro de Berlín,
la desaparición del sistema socialista en la Europa Central y Oriental y la
desintegración de la Unión Soviética. Estos acontecimientos constituyeron el
basamento para poner fin a cuatro décadas de competencia intersistémica. Pero
en lo que no concuerdan es en los agentes que propiciaron el cambio ni en los
dispositivos sobre los cuales se está gestando esta reconfiguración planetaria.

• Hobsbawm y Halliday reparan en la necesidad de poner un freno a las


ambiciones hegemónicas ilimitadas que en la actualidad tiene Estados Unidos.
Hasta la caída del bloque soviético el “comunismo” era ese freno. En
concordancia con estos autores se considera que el fin de la Guerra Fría tiende a
fragmentar el proceso de toma de decisiones debido a la desaparición de lo que
fue el eje en el cual se estructuró la política exterior norteamericana: la contención
del comunismo.

• Para Alejandro Simonoff, “el mundo que heredamos de la Guerra Fría es un


mundo singular y caótico” debido a la gran cantidad de conflictos que se
suscitaron en tan corto tiempo. Entre ellos, la incierta situación de los países que
se descolonizaron al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

• Siguiendo esta cuestión que plantea Simonoff, a principal línea de investigación


que enmarcará este proyecto de Beca de iniciación, será dilucidar cual es el papel
del Tercer Mundo en el nuevo orden internacional que comenzó en 1991.

Consideraciones finales:

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•Varios autores manifiestan que el nuevo orden internacional es de naturaleza
unipolar, haciendo alusión al poderío estadounidense. Este trabajo desmitifica esta
teoría y en cambio propone pensar que hoy vivimos en un orden internacional uni-
multipolar. Estados Unidos no está solo, sino que apoya sus políticas en un
sinnúmero de organizaciones internacionales (Consejo de Seguridad, la ONU, la
OTAN, el FMI) para poder llevarlas a la práctica. Como lo indica Hobsbawm,
Estados Unidos necesita aliados aunque sea por el hecho de la existencia de
bases militares en el extranjero...

•Hasta aquí se han expuesto algunas de las principales consideraciones teóricas


de la temática a tratar. Se espera dar respuesta en el transcurso de la
investigación a todos los interrogantes anteriormente planteados.

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