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| aula abierta | sábado 19 de septiembre de 2009 | página 2 |
Así termina la primera parte de la tragedia, la más Indudablemente, Johann Wolgang Goethe, es un
conocida, la más lógica en su desarrollo, aunque no hombre sufrido, un poeta acrisolado en la fragua de
la más importante en la mente de Goethe. la vida, un ser que viéndose en el espejo de la historia
Esta primera parte es la que puede llamarse la y del saber, se volvió inmortal a base de curiosidad
tragedia de Margarita. y asombro, características más bien típicas del
inigualable oficio de escritor, de poeta, de pensador,
de humanista.
La segunda parte es la gran tragedia de Fausto.
En resumidas cuentas, es obvio que los creadores
Resumen de la 2ª parte de Fausto literarios como Goethe se vuelven universales en
función de sus obras, y que terminan volviéndose
«Al empezar ésta, encontramos al protagonista en clásicos en función de la universalidad de dichas
una floresta. Tendido en el césped, rodeado de una obras, las que van cautivando a las nuevas
legión de espíritus etéreos que cantan al son de generaciones, con algo más que simples palabras...
melodiosas arpas, goza de los encantos de la
naturaleza, olvidado de todo. De pronto reaparecen Sin duda, Fausto es una obra singularísima,
en él la inquietud y su antiguo afán de actividad. principalmente por lo ambicioso del drama, en el
que prácticamente se resume sobre la tierra, el
Mefistófeles le lleva a una corte imperial donde misterioso tema que guardan las mágicas estrellas;
se celebran grandes festejos; Mefisto actúa como y además, porque si Goethe se populariza con
bufón y el soberano se da cuenta muy luego del poder Werther, con Fausto evidentemente se inmortaliza.
extraordinario de aquel ser en apariencia grotesco.
Por otra parte, con este nombre existe un drama,
La alegría de las fiestas se ve interrumpida por el muy parcial por cierto, del inglés Marlowe (1588),
pueblo amotinado que, hambriento, amenaza con una el cual sirvió de abono para la versión definitiva del
revolución sangrienta. El emperador no puede Fausto
alemán, también hay varias óperas, especialmente
remediar aquel estado de cosas porque su tesoro ha La condenación de Fausto, de Berlioz, y Fausto,
quedado exhausto. Mefistófeles le aconseja que dé patria: Acompañado de Mefistófeles le encontramos Ha llegado el momento de pagar a Mefistófeles opera en cinco actos, de Gounod (1859).
valor al papel moneda garantizándolo con riquezas otra vez en la corte del emperador; el pueblo que ha su deuda y Fausto muere. Mefistófeles pretende
inexistentes y renace la confianza y la alegría en los comprendido el engaño con que se intentaba arrebatarle el alma. Pero las potestades celestiales Acotación al margen
espíritus. remediar su miseria, se ha levantado en armas. interceden cerca del Altísimo para la salvación del
El emperador colma de honores a sus extraños pecador y Fausto, perdonado por la gracia divina, En 1974, vino a El Salvador una cinta musical,
huéspedes y en su ambición de dominio quiere Los dos poderosos huéspedes ayudan al alcanza por fin la gloria eterna. titulada Phantom of the paradise, (Fantasma en el
penetrar en las regiones de lo sobrenatural y pide emperador, haciéndole triunfar sobre sus enemigos. paraíso), cuyo argumento y líricas (Paul Williams),
evoquen para él a Páris y a Elena, por quienes se El soberano, agradecido, nombra a Fausto señor de Los ángeles lanzan sobre el cuerpo inanimado de se basan en la obra del poeta alemán, incluso hay
desató la sangrienta contienda de Troya. uno de sus dominios junto al mar. Goza del poder Fausto una lluvia de rosas, símbolo del amor puro y dos versiones de una canción titulada Fausto.
durante muchos años y aspira siempre al bienestar desinteresado, contra lo que Mefistófeles se revuelve
Acude Fausto a Mefistófeles para que le ayude a de sus súbditos, sin conseguirlo, crea una poderosa furioso, impotente. Esto, quiérase o no, es una clara muestra de la
satisfacer el deseo del emperador, pero el diablo le flota mercante y sus bajeles traen fabulosos tesoros inagotable influencia de este clásico de la literatura
responde que no tiene potestad sobre el paganismo; de lejanas tierras. Un coro místico cierra la tragedia con estas universal a través del tiempo y el espacio. Por
le remite a las diosas augustas que reinan en la palabras: “Lo temporal y lo perecedero no son más supuesto que el cine con todo su glamour, no tiene
soledad y para evocarlas le da una llave mágica: Tiene cuanto podría apetecer, pero ha envejecido que símbolos, no son más que fábula. Sólo lo la indiscutible gracia del detalle literario.
Fausto hace aparecer a Páris y Elena; aquel intenta de nuevo y no es ni mejor ni más feliz que antes. La Incomprensible, lo Inenarrable, lo Infinito, el Eterno
raptar de nuevo a su amada, pero Fausto, hechizado campana de una capilla vecina a su palacio le Femenino salva a nuestra alma y la conduce al
por aquella belleza sin igual, trata de impedirlo; toca desazona con la pureza de su tañido que le habla de cielo”. (Fin).
con la llave mágica a Páris y éste desaparece con goces más altos que los suyos. Decrépito, amargado
gran estruendo; Fausto tiende los brazos a Elena, de la vida, sus palabras tienen el mismo acento de ****************************************
mas la visión se esfuma ante su vista al intentar asirla. hastío que tenían años atrás en su cuarto de estudio. Nota
Rendido por la emoción, el aventurero cae al suelo
desmayado. Se acercan a él cuatro espectros en forma de Goethe invirtió aproximadamente 60 años o más
mujeres de oscura vestimenta: son la Angustia, la en la elaboración de su Fausto, tomando y retomando
Se produce un tumulto espantoso, pues todo el Duda, la Aflicción y la Necesidad, que con sus del folklore los elementos que de boca en boca y en
mundo está al tanto de que tienen que habérselas tétricas palabras inquietan aún más el espíritu del otras versiones circulaban ya de este mítico
con seres diabólicos. Mefistófeles carga a Fausto desdichado Fausto. personaje.
sobre sus hombros y desaparece exclamando
enfurecido: “¡He aquí lo que es encargarse de un Dirigiéndose a la Aflicción, exclama: “No esperes Sin embargo el Fausto de Goethe, no sólo resume
loco!”. que por grande que sea tu poder llegue a reconocerlo lo tradicional, sino que lo moldea de tal forma que
jamás”. Y la Aflicción, soplándole al rostro, le dice: pasa inmediatamente, de ser un personaje netamente
El sabio y el demonio vuelven al laboratorio de « Pues bien, experiméntalo en esta hora en que huyo europeo a convertirse en un personaje universal, por
aquél, donde encuentran a Wagner, su criado, que de ti, maldiciéndote; puesto que los hombres son cuanto lo que tiene de humanidad el desdichado
ha conseguido crear un ser humano, ente diminuto ciegos toda la vida, sélo tú al fin de ella”. Fausto, no es ajeno al hombre que vive y pervive en
que guarda en su redoma y al que da el nombre de las diferentes latitudes del orbe.
“homúnculo”. Fausto, privado de la vista, se yergue entonces con
sus últimas fuerzas: “La noche es cada vez más Pero esta obra va más allá. Si se tiene acceso a
El homúnculo lleva a Fausto y a Mefistófeles a profunda en torno a mí, pero hay en mi interior una una obra decentemente editada, se verá que es un
los campos de Farsalia, en Grecia, donde se claridad pura que me guía”, y ordena a sus hombres portento de riqueza, pues las citas a pie de página
desarrolla la Noche Clásica de Walpurgis, extraño que trabajen con más ardor que nunca para drenar bien valen para seguir una lectura aparte, coherente BIBLIOGRAFÍA
cuadro henchido de alegorías. una vasta extensión pantanosa”. ¡Vosotros, todos los por sí sola como documento de información, la que
-Alfaro Chaverri, Edgar, 2002. Fausto. Diario Co
que me servís, poneos en pie uno tras otro a fin de por supuesto, sujeta al seguimiento compenetrado Latino, Suplemento Cultural Tres Mil, Sección Aula
Fausto pasa a Esparta y llega al palacio de que en mi gloria se realice mi alta idea! ¡Vamos, de la obra misma, hacen de su lectura una verdadera Abierta, Número 31. San Salvador, El Salvador, 12 de
septiembre del 2002.
Menelao; vuelve a encontrar -esta vez hecha mujer todos a la pala, al azadón, al mazo, para que nuestro fascinación, al tiempo que una excelente forma de - Fausto y Werther, Goethe, Johann Wolfgang. 8ª
y no simple visión- a Elena de Troya. De la unión plan se ejecute, seguros de que no quedarán sin degustación literaria del incansable Goethe. Edición, Edit. Porrúa. México 1977.
- Los entrecomillados del número anterior y del
amorosa de Fausto y Elena -símbolo de la fusión de recompensa el orden y la actividad! ¡Cúmplase la presente, corresponden a la Introducción de esta
la Edad Antigua con la Edad Moderna- nace obra más colosal del mundo, ya que basta un solo En este poema, Goethe hace alarde (sin ínfulas, edición, elaborada por Francisco Montes de Oca.
- Colosos de la historia, volumen
Euforión, que reúne en sí la belleza griega y la ciencia genio para dirigir mil brazos!”. por supuesto) de investigador; nos lleva desde el Dante/ Goethe. Promociones Editoriales Mexicanas
germánica. Talmud rabínico, hasta el esoterismo, nos trae, sin S.A. de C.V. México, 1981.
- Reiteramos el agradecimiento que el editor anterior
Se inicia en el país una nueva era de progreso, y dejarnos caer, desde la mitología griega y el (Edgar Alfaro) brinda a Mme.
Niño aún, Euforión quiere volar, se lanza desde lo Fausto orgulloso de su labor, convencido de la paganismo, hasta las sagradas escrituras, en donde
alto de una roca, se estrella contra el suelo y muere. realidad de su ideal del bienestar ganado con el nos deposita con desgarradora ternura y con humilde
Elena se precipita tras su hijo y Fausto queda solo, esfuerzo cotidiano en común con otros seres, se reverencia, en el esquivo amor eterno y en el carísimo
con los velos de ella entre las manos, velos que se siente feliz por primera vez en su vida. perdón.
convierten en nubes y le llevan por los aires a su
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abierta. Indudablemente se hizo esto con el fin de una vez más. En su terror, el monstruo había abandonado
despertarme. El derrumbamiento de las restantes paredes para siempre aquellos lugares. Ya no volvería a verle
había comprimido a la víctima de mi crueldad en el yeso nunca: Mi dicha era infinita. Me inquietaba muy poco la
recientemente extendido. La cal del muro, en criminalidad de mi tenebrosa acción. Incoóse una especie
combinación con las llamas y el amoníaco del cadáver, de sumario que apuró poco las averiguaciones. También
produjo la imagen tal como yo la veía. se dispuso un reconocimiento, pero, naturalmente, nada
Aunque prontamente satisfice así a mi razón, ya que podía descubrirse. Yo daba por asegurada mi felicidad
no por completo mi conciencia, no dejó, sin embargo, futura.
de grabar en mi imaginación una huella profunda el Al cuarto día después de haberse cometido el asesinato,
sorprendente caso que acabo de dar cuenta. Durante se presentó inopinadamente en mi casa un grupo de
algunos meses no pude liberarme del fantasma del gato, agentes de Policía y procedió de nuevo a una rigurosa
y en todo este tiempo nació en mi alma una especie de investigación del local. Sin embargo, confiado en lo
sentimiento que se parecía, aunque no lo era, al impenetrable del escondite, no experimenté ninguna
remordimiento. Llegué incluso a lamentar la pérdida del turbación.
animal y a buscar en torno mío, en los miserables tugurios Los agentes quisieron que les acompañase en sus
que a la sazón frecuentaba, otro favorito de la misma pesquisas. Fue explorado hasta el último rincón. Por
especie y de facciones parecidas que pudiera sustituirle. tercera o cuarta vez bajaron por último a la cueva. No
Hallábame sentado una noche, medio aturdido, en un me altere lo más mínimo. Como el de un hombre que
bodegón infame, cuando atrajo repentinamente mi reposa en la inocencia, mi corazón latía pacíficamente.
atención un objeto negro que yacía en lo alto de uno de Recorrí el sótano de punta a punta, cruce los brazos sobre
los inmensos barriles de ginebra o ron que componían mi pecho y me paseé indiferente de un lado a otro.
el mobiliario más importante de la sala. Hacía ya algunos Plenamente satisfecha, la Policía se disponía a abandonar
momentos que miraba a lo alto del tonel, y me sorprendió la casa. Era demasiado intenso el júbilo de mi corazón
no haber advertido el objeto colocado encima. Me para que pudiera reprimirlo. Sentía la viva necesidad de
acerqué a él y lo toqué. Era un gato negro, enorme, tan decir una palabra, una palabra tan sólo a modo de triunfo,
corpulento como Plutón, al que se parecía en todo menos y hacer doblemente evidente su convicción con respecto
en un pormenor: Plutón no tenía un solo pelo blanco en Mish negro a mi inocencia.
todo el cuerpo, pero éste tenía una señal ancha y blanca —Señores—dije, por último, cuando los agentes
aunque de forma indefinida, que le cubría casi toda la acrecentado a causa de una de las fantasías más perfectas Realizado el horrible asesinato, inmediata y subían la escalera—, es para mí una gran satisfacción
región del pecho. que es posible imaginar. Mi mujer, no pocas veces, había resueltamente procuré esconder el cuerpo. Me di cuenta habrá desvanecido sus sospechas. Deseo a todos ustedes
Apenas puse en él mi mano, se levantó repentinamente, llamado mi atención con respecto al carácter de la de que no podía hacerlo desaparecer de la casa, ni de día una buena salud y un poco más de cortesía. Dicho sea
ronroneando con fuerza, se restregó contra mi mano y mancha blanca de que he hablado y que constituía la ni de noche, sin correr el riesgo de que se enteraran los de paso, señores, tienen ustedes aquí una casa
pareció contento de mi atención. Era pues, el animal única diferencia perceptible entre el animal extraño y vecinos. Asaltaron mi mente varios proyectos. Pensé por construida—apenas sabía lo que hablaba, en mi furioso
que yo buscaba. Me apresuré a proponer al dueño su aquel que había matado yo. Recordará, sin duda, el lector un instante en fragmentar el cadáver y arrojar al suelo deseo de decir algo con aire deliberado—. Puedo
adquisición, pero éste no tuvo interés alguno por el que esta señal, aunque grande, tuvo primitivamente una los pedazos. Resolví después cavar una fosa en el piso asegurar que ésta es una casa excelentemente construida.
animal. Ni le conocía ni le había visto hasta entonces. forma indefinida. Pero lenta, gradualmente, por fases de la cueva. Luego pensé arrojarlo al pozo del jardín. Estos muros...¿Se van ustedes, señores? Estos muros
Continué acariciándole, y cuando me disponía a imperceptibles y que mi razón se esforzó durante largo Cambie la idea y decidí embalarlo en un cajón, como están construidos con una gran solidez.
regresar a mi casa, el animal se mostró dispuesto a tiempo en considerar como imaginaria, había concluido una mercancía, en la forma de costumbre, y encargar a Entonces, por una fanfarronada frenética, golpeé con
seguirme. Se lo permití, e inclinándome de cuando en adquiriendo una nitidez rigurosa de contornos. un mandadero que se lo llevase de casa. Pero, por último, fuerza, con un bastón que tenía en la mano en ese
cuando, caminamos hacia mi casa acariciándole. Cuando En ese momento era la imagen de un objeto que me me detuve ante un proyecto que consideré el mas factible. momento, precisamente sobre la pared del tabique tras
llego a ella se encontró como si fuera la suya, y se hace temblar nombrarlo. Era, sobre todo, lo que me hacía Me decidí a emparedarlo en el sótano, como se dice que el cual yacía la esposa de mi corazón.
convirtió rápidamente en el mejor amigo de mi mujer. mirarle como a un monstruo de horror y repugnancia, y hacían en la Edad Media los monjes con sus víctimas. ¡Ah! Que por lo menos Dios me proteja y me libre de
Por mi parte, no tardó en formarse en mí una antipatía lo que, si me hubiera atrevido, me hubiese impulsado a La cueva parecía estar construida a propósito para las garras del archidemonios. Apenas húbose hundido
hacia él. Era, pues, precisamente, lo contrario de lo que librarme de él. Era ahora, digo, la imagen de una cosa semejante proyecto. Los muros no estaban levantados en el silencio el eco de mis golpes, me respondió una
yo había esperado. No sé cómo ni por qué sucedió esto, abominable y siniestra: la imagen ¡de la horca! ¡Oh con el cuidado de costumbre y no hacía mucho tiempo voz desde el fondo de la tumba. Era primero una queja,
pero su evidente ternura me enojaba y casi me fatigaba. lúgubre y terrible máquina, máquina de espanto y crimen, había sido cubierto en toda su extensión por una capa de velada y encontrada como el sollozo de un niño. Después,
Paulatinamente, estos sentimientos de disgusto y fastidio de muerte y agonía! yeso que no dejó endurecer la humedad. en seguida, se hinchó en un prolongado, sonoro y
acrecentaron hasta convertirse en la amargura del odio. Yo era entonces, en verdad, un miserable, más allá de Por otra parte, había un saliente en uno de los muros, continuo, completamente anormal e inhumano. Un
Yo evitaba su presencia. Una especie de vergüenza, y el la miseria posible de la Humanidad. Una bestia bruta, producido por una chimenea artificial o especie de hogar alarido, un aullido, mitad horror, mitad triunfo, como
recuerdo de mi primera crueldad, me impidieron que lo cuyo hermano fue aniquilado por mí con desprecio, una que quedó luego tapado y dispuesto de la misma forma solamente puede brotar del infierno, horrible armonía
maltratara. Durante algunas semanas me abstuve de bestia bruta engendraba en mí en mí, hombre formado que el resto del sótano. No dudé que me sería fácil quitar que surgiera al unísono de las gargantas de los
pegarle o de tratarle con violencia; pero gradual, a imagen del Altísimo, tan grande e intolerable infortunio. los ladrillos de aquel sitio, colocar el cadáver y condenados en sus torturas y de los demonios que
insensiblemente, llegué a sentir por él un horror indecible, ¡Ay! Ni de día ni de noche conocía yo la paz del descanso. emparedarlo del mismo modo, de forma que ninguna gozaban en la condenación.
y a eludir en silencio, como si huyera de la peste, su Ni un solo instante, durante el día, dejábame el animal. mirada pudiese descubrir nada sospechoso. Sería una locura expresaros mis sentimientos. Me sentí
odiosa presencia. Y de noche, a cada momento, cuando salía de mis sueños No me engañó mi cálculo. Ayudado por una palanca, desfallecer y, tambaleándome, caí contra la pared
Sin duda, lo que aumentó mi odio por el animal fue el lleno de indefinible angustia, era tan sólo para sentir el separé sin dificultad los ladrillos, y, habiendo luego opuesta. Durante un instante detuviéronse en los
descubrimiento que hice a la mañana del siguiente día aliento tibio de la cosa sobre mi rostro y su enorme peso, aplicado cuidadosamente el cuerpo contra la pared escalones los agentes. El terror los había dejado atónitos.
de haberlo llevado a casa. Como Plutón, también él había encarnación de una pesadilla que yo no podía separar de interior, lo sostuve en esta postura hasta poder establecer Un momento después, doce brazos robustos atacaron la
sido privado de uno de sus ojos. Sin embargo, esta mí y que parecía eternamente posada en mi corazón. sin gran esfuerzo toda la fábrica a su estado primitivo. pared, que cayó a tierra de un golpe. El cadáver, muy
circunstancia contribuyó a hacerle más grato a mi mujer, Bajo tales tormentos sucumbió lo poco que había de Con todas las precauciones imaginables, me preocupé desfigurado ya y cubierto de sangre coagulada, apareció,
que, como he dicho ya, poseía grandemente la ternura bueno en mí. Infames pensamientos convirtiéronse en una argamasa de cal y arena, preparé una capa que no rígido, a los ojos de los circundantes.
de sentimientos que fue en otro tiempo mi rasgo mis íntimos; los más sombríos, los más infames de todos podía distinguirse de la primitiva y cubrí Sobre su cabeza, con las rojas fauces dilatadas y
característico y el frecuente manantial de mis placeres los pensamientos. La tristeza de mi humor de costumbre escrupulosamente con ella el nuevo tabique. llameando el único ojo, se posaba el odioso animal cuya
más sencillos y puros. se acrecentó hasta hacerme aborrecer a todas las cosas y Cuando terminé, vi que todo había resultado perfecto. astucia me llevó al asesinato y cuya reveladora voz me
Sin embargo, el cariño que el gato me demostraba a la Humanidad entera. Mi mujer, sin embargo, no se La pared no presentaba la más leve señal de arreglo. entregaba al verdugo. Yo había emparedado al monstruo
parecía crecer en razón directa de mi odio hacia él. Con quejaba nunca ¡Ay! Era mi paño de lágrimas de siempre. Con el mayor cuidado barrí el suelo y recogí los en la tumba.
una tenacidad imposible de hacer comprender al lector, La mas paciente víctima de las repentinas, frecuentes e escombros, miré triunfalmente en torno mío y me dije:
seguía constantemente mis pasos. En cuanto me sentaba, indomables expansiones de una furia a la que ciertamente “Por lo menos, aquí, mi trabajo no ha sido infructuoso”.
acurrucábase bajo mi silla, o saltaba sobre mis rodillas, me abandoné desde entonces. Mi primera idea, entonces, fue buscar al animal que
cubriéndome con sus caricias espantosas. Si me Para un quehacer doméstico, me acompañó un día al fue causante de tan tremenda desgracia, porque, al fin,
levantaba para andar, metíase entre mis piernas y casi sótano de un viejo edificio en el que nos obligara a vivir había resuelto matarlo. Si en aquel momento hubiera
me derribaba, o bien, clavando sus largas y agudas garras nuestra pobreza. Por los agudos peldaños de la escalera podido encontrarle, nada hubiese evitado su destino. Pero
en mi ropa, trepaba por ellas hasta mi pecho. En esos me seguía el gato, y, habiéndome hecho tropezar la parecía que el artificioso animal, ante la violencia de mi
instantes, aun cuando hubiera querido matarle de un cabeza, me exasperó hasta la locura. Apoderándome de cólera, habíase alarmado y procuraba no presentarse ante
golpe, me lo impedía en parte el recuerdo de mi primer un hacha y olvidando en mi furor el espanto pueril que mí, desafiando mi mal humor. Imposible describir o
crimen; pero, sobre todo, me apresuro a confesarlo, el había detenido hasta entonces mi mano, dirigí un golpe imaginar la intensa, la apacible sensación de alivio que
verdadero terror del animal. al animal, que hubiera sido mortal si le hubiera alcanzado trajo a mi corazón la ausencia de la detestable criatura.
Este terror no era positivamente el de un mal físico, y, como quería. Pero la mano de mi mujer detuvo el golpe. En toda la noche se presentó, y ésta fue la primera que
no obstante, me sería muy difícil definirlo de otro modo. Una rabia más que diabólica me produjo esta gocé desde su entrada en la casa, durmiendo tranquila y
Casi me avergüenza confesarlo. Aun en esta celda de intervención. Liberé mi brazo del obstáculo que lo profundamente. Sí; dormí con el peso de aquel asesinato
malhechor, casi me avergüenza confesar que el horror y detenía y le hundí a ella el hacha en el cráneo. Mi mujer en mi alma.
el pánico que me inspiraba el animal habíanse cayó muerta instantáneamente, sin exhalar siquiera un Transcurrieron el segundo y el tercer día. Mi verdugo
gemido. no vino, sin embargo. Como un hombre libre, respiré
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Tabaquería*
Fernando Pessoa
No soy nada. Portugal (1888-1935). Hice de mí lo que no supe,
Nunca seré nada. Y lo que pude hacer de mí no lo hice.
No puedo querer ser nada. Vestí un disfraz equivocado.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo. Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí, y me
Ventanas de mi cuarto, perdí.
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe Cuando quise arrancarme la máscara,
quién es Estaba pegada a la cara.
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?), Cuando la arrojé y me vi en el espejo,
Dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente, Ya había envejecido.
A una calle inaccesible a todos los pensamientos, Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta, quitado.
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres, Arrojé la mascara y dormí en el vestidor
Con la muerte que mancha de humedad las paredes y hace Como un perro tolerado por la gerencia
blancos los cabellos de los hombres, Por ser inofensivo
Con el Destino que conduce la carroza de todo por el camino de Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
nada. Esencia musical de mis versos inútiles,
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad. quién pudiera encontrarte como cosas que yo hice,
Estoy hoy lúcido, como si estuviese por morir, Y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
Y no tuviese más hermandad con las cosas Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Que la de una despedida, tornándose esta casa a este lado de la Como un tapete con el que tropieza un borracho
calle O la esterilla que los gitanos roban y no vale nada.
La hilera de vagones de un tren, y el silbido de una partida Pero el Dueño de la Tabaquería se asomó a la puerta y se quedó
Dentro de mi cabeza, en ella.
Y una sacudida de mis nervios y un chirriar de huesos al arrancar. de una pared sin puerta, Lo miro con la incomodidad de la cabeza torcida
Estoy hoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó. Y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero, Y con la incomodidad de una alma que mal entiende.
Estoy hoy dividido entre la lealtad que debo Y escuchó la voz de Dios en un pozo cegado. Él morirá y yo moriré.
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera, ¿Creer en mí? No, ni en nada. Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro. Que me derrame la Naturaleza sobre la cabeza ardiente Y un día morirá el letrero y también mis versos.
Fallé en todo. Su sol, su lluvia, el viento que me despeina, Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada. Y lo demás que venga si viene o que tenga que venir, o que no Y la lengua en que fueron escritos los versos.
El aprendizaje que me dieron, venga. Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
Descendí por la ventana trasera de la casa. Esclavos cardíacos de las estrellas, En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como nosotros
Fui al campo con grandes propósitos. Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama; Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de las
Pero allí sólo encontré yerbas y árboles, Pero nos despertamos y él es opaco, cosas como letreros,
Y cuando había gente era igual a la otra. Nos levantamos y es ajeno, Siempre una cosa frente a otra,
Me retiro de la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de Salimos de casa y es la tierra entera, Siempre una cosa tan inútil como la otra.
pensar? Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido. Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy? (Come chocolates, niña; Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa! ¡Come chocolates! misterio de la superficie,
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de los Siempre ésta o aquella cosa o ni una ni la otra cosa.
tantos! chocolates. Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿a comprar tabaco?),
¿Genio? En este momento Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería. Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo, ¡Come, niña sucia, come! Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno, ¡Si pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con que tú Y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
No habrá sino un muladar para tantas futuras conquistas. los comes! Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
No, no creo en mí. Pero yo pienso y, al quitarles el papel plateado, que es de estaño, Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
¡En todos los manicomios hay tantos locos deschavetados con Arrojo todo al suelo, como tiré la vida.) Sigo el humo como mi camino,
tantas certezas! Pero queda al menos de la amargura de lo que nunca seré Y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto? La caligrafía rápida de estos versos, La liberación de todas las especulaciones
No, ni en mí... Pórtico hendido hacia lo Imposible. Y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de una
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo Pero al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas, indisposición.
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando? Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo Después me reclino en la silla
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas— La ropa sucia que soy, sin motivo, para el decurso de las cosas, Y sigo fumando.
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—, Y me quedo en casa sin camisa. Seguiré fumando hasta que el Destino me lo permita.
Y quién sabe si realizables, (Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas, (Si me casase con la hija de mi lavandera
¿Nunca verán la luz del sol real ni hallaran oídos de nadie? O diosa griega, concebida como estatua con vida, Tal vez sería feliz.)
El mundo es de quien nace para conquistarlo O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta, Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga O princesa de trovadores, gentilísima y colorida, El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
razón. O marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante, del pantalón?).
He soñado más que Napoleón. O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres, Ah, lo conozco: es Esteves sin metafísica.
He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que O no sé qué moderno —no concibo bien qué—, (El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Cristo. Todo eso, sea lo que fuera, lo que sea, si puede inspirar ¡qué Como por un instinto divino, Esteves se volvió y me vio.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió. inspire! Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla, Mi corazón es un balde vacío. Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Aunque no viva en ella; Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco Tabaquería sonrió.
Seré siempre el que no nació para esto, Me invoco a mí mismo y nada encuentro.
Seré siempre sólo el que tenía cualidades; Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta. *Álvaro de Campos
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan. (uno de los heterónimos del autor Fernado Pessoa)
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Versión de Miguel Ángel Flores
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como un condena al destierro,
Y todo esto es extranjero, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
En cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca hayas vivido ni estudiado ni amado ni
creído
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer
nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como un lagarto a quien cortan
la cola
Y que es cola más acá del lagarto que se retuerce.
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| aula abierta | sábado 19 de septiembre de 2009 | página 8 |
******************************* Permanencia
Ausencia.
Ahora recuerdo uno, antes recordaba otro.
Dejaré que muera en mí el deseo
de amar tus ojos dulces,
Día vendrá en que ninguno será recordado. Versos Sencillos-1891
porque nada te podré dar sino la pena
Entonces en el mismo olvido se fundirán.
de verme eternamente exhausto. XXX-EL RAYO SURCA SANGRIENTO...
Una vez más la carne unida, y las bodas
No obstante, tu presencia es algo
cumpliéndose en sí mismas, como ayer y siempre. El rayo surca, sangriento,
como la luz y la vida. El lóbrego nubarrón:
Siento que en mi gesto está tu gesto Echa el barco, ciento a ciento,
Pues eterno es el amor que une y separa, y eterno Los negros por el portón.
y en mi voz tu voz.
el fin
No quiero tenerte porque en mi ser El viento, fiero, quebraba
(ya comenzara , antes de ser), y somos eternos,
todo estará terminado. Los almácigos copudos;
frágiles, nebulosos, tartamudos, frustrados:
Sólo quiero que surjas en mí Andaba la hilera, andaba,
eternos. De los esclavos desnudos.
como la fe en los desesperados,
para que yo pueda llevar una gota de rocío El temporal sacudía
Y el olvido todavía es memoria, y lagunas de
en esta tierra maldita Los barracones henchidos:
sueño Una madre con su cría
que se quedó en mi carne
cierran en su negrura lo que amamos y fuimos Pasaba, dando alaridos.
como un estigma del pasado.
un día,
Me quedaré... tu te irás, Rojo, como en el desierto,
o nunca fuimos y que con todo arde en nosotros
apoyarás tu rostro en otro rostro, Salió el sol al horizonte:
a la manera de la llama que duerme en la leña Y alumbró a un esclavo muerto,
tus dedos enlazarán otros dedos
apilada en el galpón. Colgado a un seibo del monte.
y te desplegarás en la madrugada,
pero no sabrás que fui yo quien te logró, Un niño lo vio: tembló
CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE De pasión por los que gimen:
porque yo fui el amigo más íntimo de la noche,
(ITABIRA, 1902-RÍO DE JANEIRO, 1985) ¡Y, al pie del muerto, juró
porque apoyé mi rostro en el rostro de la noche Lavar con su vida el crimen!
y escuché tus palabras amorosas,
porque mis dedos enlazaron los dedos XXXI- PARA MODELO DE UN DIOS
en la niebla suspendidos en el espacio
Para modelo de un dios
y acerqué a mí la misteriosa esencia El pintor lo envió a pedir: -
de tu abandono desordenado. ¡Para eso no! ¡para ir,
Me quedaré solo como los veleros Patria, a servirse los dos!
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