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UNIVERSIDAD PRIVADA

ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

ESCUELA DE PSICOLOGÍA

MÁS QUE UN .

PROFESOR... UN ALEADO

YOSHIE DEL CARMEN ZACARÍAS


PIZARRO

JUNIO. 2018

TRUJILLO - PERÚ
MÁS QUE UN PROFESOR... UN ALIADO

Hoy en día, ante un gran porcentaje de niños que fracasan en sus


estudios, surgen numerosas preguntas, como ¿por qué razón un niño es
aplicado o es desaplicado?, ¿por qué unos niños fracasan y otros no?, etc. Ante
estas interrogantes, surgen numerosas respuestas entre las que se encuentra la
expresión “Dificultades de Aprendizaje”. Dada la magnitud del problema las
investigaciones realizadas a este concepto son amplias. Sin embargo, poco es
lo que se ha escrito referente a la labor del profesor tutor ante los alumnos con
dificultades de aprendizaje. Podemos encontrar factores recurrentes y causas,
diferentes teorías y perspectivas de estas dificultades, tratamiento, etc. Todo
desde el punto de vista del especialista (psicólogo, logopeda, etc.). Pero, ¿qué
puede hacer un profesor ante un alumno con D.A. (dificultades de aprendizaje)?
pues, a pesar que su formación no esté orientada a realizar diagnósticos, el papel
que tiene dentro de las dificultades en el proceso de enseñanza – aprendizaje
será de gran importancia para el alumno que presente este problema.

Como punto de partida, para hablar del rol del profesor tutor ante este
problema, se debe tener en claro qué son las dificultades de aprendizaje, puesto
que, son muchas las definiciones que se han dado sobre estas, existiendo así
una dificultad para coincidir entre los diversos profesionales, puesto cada uno de
estos sigue una determinada teoría y concepción. Sin embargo, luego de revisar
literatura científica respecto a este tema, considero que las dificultades de
aprendizaje son un grupo heterogéneo de desórdenes que se manifiestan en
como dificultades significativas en la adquisición y empleo de las habilidades del
lenguaje, de la lectura, la escritura y las matemáticas. Cabe resaltar, que estas
pueden ocurrir concomitantemente con otras discapacidades, no obstante, no
son el resultado de dichas condiciones.

Entonces, luego de haber elaborado una definición de las D. A., hay que
tomar en cuenta que, ante la diversidad de estas, el profesor ha de adaptarse a
la individualidad. Es claro que no todos aprendemos igual, mediante los mismos
procesos de aprendizaje, ni con los mismos métodos y estrategias. Es por esto,
que es evidente el giro que ha de experimentar la concepción del profesor. Este
cambio ha de afectar desde la mentalidad de este en el aula hasta sus funciones
en la propia educación y en los procesos de enseñanza – aprendizaje.

El cambio de mentalidad que se hace, implica en primer lugar un cambio


en la misma concepción que el profesor posea de la escuela. Se ha de ir
reformando esa idea de escuela solo y exclusivamente como un lugar de
instrucción para pasar a una escuela como espacio de comunicación, donde todo
niño puede disfrutar como tal, descubriendo y comprendiendo el mundo sin
sufrimiento y respetando las diferencias que existentes entre todos. Esta nueva
concepción, en segundo lugar, implica también que el profesor debe adoptar la
idea de que su papel no es de mero instructor que enseña a los alumnos unos
conocimientos. Ha de ser un educador en un sentido más profundo. El profesor
tutor debe recuperar el verdadero sentido de ser maestro, no puro instructor, sino
un profesional capaz de adaptar y acomodar su plan de actuación a la diversidad
de sus alumnos, a las peculiaridades y características de cada uno.

Por otra parte, es preciso romper con la actitud del profesor de poner
etiquetas previas en cuanto se presenta alguna dificultad de aprendizaje en un
alumno, de maximizar el problema y, en consecuencia, dejar de lado o aislar a
este alumno porque “no es competencia suya”. Asimismo, es necesario también
cambiar las expectativas de este profesor que ante este problema realiza un falso
y poco objetivo pronóstico. Es hora ya de que el profesor deje de pensar que
estas dificultades que han aparecido en el niño es consecuencia y causa del
propio niño, de alguna limitación o déficit que posee. Es preciso que adopte una
mentalidad mucho más abierta y comprensiva, además debe ser capaz de
considerar que son muchos los factores que pueden intervenir en esta dificultad,
empezando por el propio proceso de aprendizaje. También, debe convencerse
de que una actitud positiva hacia el niño que presenta D. A., actitud de confianza
en el propio niño, de mejora de autoestima, de transmitir esta confianza hacia él
y de refuerzo ante sus éxitos pueden ser determinantes para la resolución de
dicha dificultad.

El profesor tutor al responder a estas nuevas concepciones, debe


planificar un proceso de enseñanza y aprendizaje lo más individualizado posible.
Si esto es así, no le resultará tan llamativo ni tan extraordinario el afrontar una
determinada problemática, además de que quizás, sean menos las dificultades
de aprendizaje que surjan, puesto que su programación estará adaptada a las
peculiaridades de cada sujeto. Considero que cuanto más adaptada a la
individualidad este una programación más fácil será el resolver las D.A. que
aparezcan.

Lo importante de este cambio de mentalidad es que va acompañado de


nuevas medidas de acción ante las dificultades de aprendizaje que puedan
aparecer y/o las que ya están presentes. El profesor tutor debe llevar a cabo una
labor preventiva, este debe conocer las dispedagogías más frecuentes y el
tratamiento adecuado para suprimirlas. Esto es especialmente importante en los
primeros niveles en los que se está adquiriendo el aprendizaje escolar. Puesto
que, gran parte de las dificultades de aprendizaje surgen al afrontar el proceso
lecto – escritor, debido a la gran complejidad del mismo. Lo mismo sucede con
respecto al aprendizaje del cálculo. Asimismo, el profesor en el trabajo de
prevención debe intentar desarrollar aspectos claves del desarrollo del niño
cuando este está a una edad temprana, como son: desarrollo del lenguaje,
desarrollo psicomotriz, capacidades perceptivas, desarrollo del ritmo, la
atención, etc. Para poder ejecutar este plan de acción el profesor debe poseer y
dominar todo un material, que puede elaborar él mismo, para prevenir
dificultades de aprendizaje en esta etapa.

Desafortunadamente, no todos los profesores aplican un plan preventivo


en sus salones de clase, por lo tanto, surgen con más facilidad dificultades de
aprendizaje. No obstante, en estas situaciones el profesor deberá realizar una
intervención, para afrontar los problemas que se presenten. Puede empezar por
brindar apoyo y refuerzo a ciertos alumnos en la adquisición de determinados
aprendizajes donde tiene dificultades. De igual manera, puede realizar una
aplicación de métodos específicos para la adquisición de ciertos aprendizajes. O
bien puede utilizar alguna adaptación curricular. Hay que tener en cuenta
también que puede conseguir situaciones educativas diversas utilizando dentro
del aula agrupamientos diferentes para tratar un contenido. Durante la
intervención el profesor no puede olvidar de que muchas veces las dificultades
de aprendizaje no son sino falta de interés y motivación de los alumnos hacia lo
que se está enseñando. Por lo que, debe plantearse siempre cómo motivar al
niño. Un aspecto importante es el de reforzar las realizaciones positivas del
alumno, pues... ¿A quién no le gusta que reconozcan sus logros? De este modo
el profesor contribuirá al desarrollo de un buen autoconcepto y autoestima,
evitando el deterioro de los mismos como consecuencia de repetidos fracasos.

El profesor debe recordar que ante alumnos que presentan un fracaso o


una dificultad, la primera acción que es competencia suya es plantearse las
siguientes cuestiones: ¿eran los objetivos adecuados a sus posibilidades?, ¿he
utilizado las estrategias y materiales adecuados?, ¿he sabido motivarle y
considerar sus intereses?, etc.

Hasta ahora he considerado las acciones que debe llevar a cabo el


profesor ante la presencia de dificultades de aprendizaje. Sin embargo, se
presentarán muchas situaciones en que el profesor no se sienta capacitado para
afrontar determinadas problemáticas. Es bajo estas circunstancias que la
responsabilidad del profesor es recabar el asesoramiento y ayuda oportuna de
otros profesionales. En estos casos debe existir un trabajo en equipo en donde
el profesor, junto con los especialistas pertinentes seleccionen o diseñen
estrategias o adaptaciones curriculares. Será siempre un trabajo conjunto donde
exista la cooperación.

En conclusión, ante lo mencionado anteriormente, se reafirma al profesor


como una herramienta fundamental para la resolución de muchas dificultades de
aprendizaje que se presenten en los alumnos. Este sí puede realizar diversas
acciones ante la problemática, como es desarrollar plan de prevención e
intervención donde el protagonista sea el mismo alumno. Asimismo, puede
trabajar conjuntamente con otros profesionales para brindar apoyo a cada uno
de los alumnos que presentes estas dificultades.

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