Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿qué no daría uno por un amigo fiel? ¡No tiene precio!. Un amigo fiel es como un
remedio que te salva; los que temen al Señor lo hallarán. El que teme al Señor
encontrará al amigo verdadero, pues así como es él, así será su
amigo.”Eclesiástico (Sirácides) 6,14-17
La amistad no siempre es fácil de encontrar pero encontrarla es algo tan valioso que
vale la penar tener de por vida.
“Los que en Él confían recuperaran fuerzas y les crecen alas como de águilas.
Correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse” Isaías 40;31
Confiar es tener fe, la fe nos motiva, la motivación nos da fuerza y la fuerza nos hace
seguir.
El llamado que Dios nos hace no siempre es fácil, pero Él tiene fe en nosotros,
seamos valientes al llamado que la grandeza de Dios se va a mostrar estemos o no
estemos, pero Él decide hacerlo con nosotros.
“No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu
Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he
sostenido.” Isaías 41,10
Confía en tu Dios que te protege y lucha por ti, es agradable saber que eres
importante para alguien y que ese alguien se esfuerza en protegerte y mas si es Dios
mismo.
A veces las palabras hieren más que el pecado, Dios es misericordioso y nos invita a
no seguir pecando, sino a seguir amando.
“Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entrare en
su casa, comeré con él y él conmigo”. Apocalipsis 3, 20
Esta oración nos permite saber que también alguien sufrió y clamo a Dios en un
momento de dificultad, sepamos pedir fortaleza y sabiduría para actuar.
“El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de
los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.»” Mateo 25, 40
A veces pensamos que hacemos muy poco en el servicio, pero no hay como saber
que lo mucho o poco que hagamos a nuestro prójimo es a Dios mismo, esto nos
permite servir con calidad en mínimo o en lo máximo, sabiendo que es a Él a quien
tanto queremos regresar algo de lo tanto que nos ha dado.
El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su Cruz y que me siga”
Mateo 16,24
Jesús en repetidas ocasiones nos habla de su cruz y como también a nosotros sus seguidores,
nos toca cargar con nuestra cruz.
La cruz es en verdad el signo del cristiano, pero ¿qué hacer cuando esta cruz se hace muy
pesada? ¿Cuándo sentimos que sobrepasa nuestras fuerzas para poder llevarla?
A menudo al pensar en el evangelio hacemos énfasis en la cruz y el dolor que fue esto para
Jesús.
Ciertamente no es para menos, pero en ocasiones creemos que ser católicos es estar siendo
crucificado constantemente, y en parte esto es cierto pero no de una mala manera.
Cuando la cruz pese demasiado, ya sabemos a quién recurrir, Él nos hará descansar.
Además nos dice, carguen con mi yugo porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
Mi yugo es suave
El yugo es un instrumento formado por una viga de madera que suele ir sobre dos bueyes, los
cuales tiran de él y que sujeta normalmente un arado.
Este yugo no está hecho para cargarse solo, el yugo está hecho para cargarse
por dos.
¡Que pesado seria intentar cargar este yugo solo con mis fuerzas!
Por eso Jesús se presenta para ayudarnos a cargar este yugo, a la hora de
llevar nuestra cruz no estamos solos, El Señor quiere darnos descanso y
hacernos más llevadero el yugo sobre nuestros hombros. Él está contigo para
llevar esta cruz.
Es posible que vayas con Jesús a tu lado al llevar tu cruz, pero quizá hemos
puesto mucho peso sobre nuestros hombros de este yugo.
Reajustando la Carga
¡Es tiempo de reajustar la carga!
Reajustar la carga significa darle más peso a Cristo que quiere ayudarnos a
cargar nuestro yugo.
De modo que cuando carguemos nuestra cruz junto con Jesús, debemos
confiar en Él y literalmente apoyarnos en Él. Si alguien sabe cómo cargar con
una cruz pesadísima es Jesús.
Confiemos en Él y así no se vuelve una carga tan pesada para nosotros, sino
que se vuelve una participación alegre en su amor por nosotros.
Cuando tu cruz se vuelva pesada, cuando sientas que ya no puedes llevar más
ese pesado yugo, recuerda recurrir a nuestro Buen Pastor, Él es quien nos
dice: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, venga a mí que los
haré descansar, mi yugo es fácil y mi carga ligera, déjame ayudarte a llevar
esta cruz.
En tu oración muéstrale a Cristo tu confianza en Él y tu intención de seguir
hasta el final, pídele que te ayude y estoy seguro que verás a Jesús actuar en
tu vida, y más al recordar que no todo termina en la cruz, sino que la cruz nos
conduce a la gloria.
Recuerda que los santos se alegraban incluso al llevar sus cruces, también
nosotros carguemos nuestra cruz con alegría, más ahora que sabemos que
Cristo está con nosotros para cargar el yugo juntos.